Sei sulla pagina 1di 15

VI

PROBLEMAS DE 10RFOLOGIA URBA A

En los eSlUdios desarrollados en los capítulos prece-


dentes sobre la formaei6n del concepto de tipología edi-
ficatoria hemos constatado, por ulla parte, c6mo su mis-
ma conceptualización -ell su acepción moderna- ha
tendido a definirse de modo independiente con respecto
a la morfología urbana y, por Olra parle, c6mo esta in-
dependencia ha permitido que las tipologías edificato-
rias concretas hayan adquirido caractcriSlicas de aplica-
ci6n válida en tod s los casos en que se preguntasen
causas con una estructura general semejante (es decir, en
todos los casos en que se registrase un desarrollo urbano
mctropolílano, sobre la base de una economía capita-
lista). Estos estudios han confirmado, igualmente, c6mo
esta validez de las tipologías COncretas ha influido, a su
vez, en la morfología urbana, que en l11uchos casos ha
dejado de presentarse C0l110 elemento determinante para
aparecer COI11O un fenómeno determinado por tipologías
edificatorias «independientes» de la misma morfología.
En resumen, se ha comprobado, de fOTma suficiente,
c6mo se han modificado, de un modo radical, las rela-
ciones entre ambos términos.
Resulta imporrante, sin embargo, examinar con ma-
yor atenei6n el desarrollo de los problemas relacionados

163
can la forma urbana, con el fin de poner de maniriesto sUlstlca (relaciones con el tráfico, las zonas verdes, la
las transformaciones reales y las posibles contradiccio- residcncia, las industrias. etc.) y repetibles, por tantO. en
nes internas de estas rclaciones. En efecto, si bien es sus lineas globales. Debe sellalarse. sin embargo. que al·
cierto que determinados «caracteres» generalcs pueden gunos de estos modclos responden a un proceso de obser-
scr analizados al margen dc su conformación histórica vación de fenómenos rcales (hasta llegar. por ejemplo, a
(respecto a un país concreto) o de su localización gcográ- la banaJizaci6n del tema de la «mancha de aceite». como
fica (respecto a una detcrminada ciudad). estableciendo pérdida de toda formalización) mielllras que otros consti-
referencias restringidas en una fase concreta del desarro- tuyen «creaciones~> que pretenden ser aplicadas posterior-
llo urbano entendido en términos cuantitativos (como, mente al desarrollo urbano conCretO, a pesar de que tales
por ejemplo, las relaciones calle-patio en un bloque típi- aplicaciones no hayan alcanzado resultados plenamente
co de la edificación espcculativa, o las relaciones estación satisfactorios en ningún caso (véase, por cjemplo, el es-
ferroviaria·ccntro urbano en una ciudad media), resulta qucma de ,dos cinco dedos» del plan de Copenhague).
cierto igualmente quc la edificación de «calidad» y las El período Cn que emerge esta tcndencia coincide,
mismas realizacioncs derivadas de la aplicación tipoló· aproximadamente. con el final del siglo XIX y principios
gica de los equipamientos colcctivos se localizan dc un del xx, es decir. con la fase histórica en que las metró-
modo diferente en cada ciudacl, scgún un programa refe- polis han alcanzado un grado de desarrollo tan elevado
rible generalmente a un csquema de crecimielllo de la que ha invalidado el conjunto de instrumentos parciales
estructura urbana global. Incluso en los C~lSOS en que de control y prcvisión precedentemente adoptados. Este
un «tipo» ha alcanzado un elevado grado de precisión es el período en que -como subraya correctamente Piz-
distributiva y volumétrica --como podría ser, por ejem- zoma 1 - se inviertcn los mecanismos de concentración
plo, el raseaeielos deslinado a ofieinas- será su locali· urbana respecto a la estructuración social. como conse-
zación la que determinará su modificación, aun afec- cuencia de las nuevas formas dc división dcl trabajo; es
tando sólo a sus «márgenes» y en una proporción redu- decir, el período en que se pasa de una época caractc-
cida y siempre diferenciada (basta citar, como ejemplos,
rizada por la concentración de las nucvas implantacioncs
las «plazas» situadas al pie de muchos rascacielos de
lleva York, los cnlaces con el sistema viario de las dos productivas (y de las zonas de vivienda relacionadas con
tOrres de Marina City en Chicago, la ordenación en ellas) en los bordes de la ciudad exislenle a olra época
planta baja de la Torre Velasca o del rascacielos Pirelli caracterizada por la descentralización (aunque sin ten-
en Milán. ele.). dcncias y formas explícitas) tanto de \(IS fábricas como
La explicit3ción de la inversión registrada en las rela- de las viviendas.
ciones entre tipología y morfología y la ampliación de En esta fase de descentralizHci6n adquiere gran rele-
la mctodología concerniente a la definición de los tipos vanciH un factor marginal, hasta cntonces, en la codifi-
cdificatorios scgt'in exigencias funcionales ~11 campo de cación de la forma urbana: la salubridad, cntendida eomo
amllisis dclimitado por la problemática dc la forma urba- garantía mínima de las concliciones dc vida higiénica-
na. permiten constatar quc, a partir dc un cierto período, mente posibles. Así, en el conjunto de propuestas carac-
emcrgc una tcndcncia a hacer depender las formas genera-
les de crecimiento urbano de modelos --considerados I Alessandro Pizzorno. SlIiluppo ecotlomico e urbonizza:iolle.
como «tipos»)- aplicables dentro de una determinada ca- en Quaderni di sociolo8ia, n. 1, 1962.

164 165
tcnsllcas de esta fase, las zonas verdes aparecen defini- Bruselas, asegurando una «presencia urbana» a lo largo
das, progresivamente. como unos elementos compositi- de los grandes itinerarios comerciales 3, Aunque el pro-
vos semejantes a los sectores de viviendas, las zonas co- yecto de Soria y Mata no considera cl problema de la
merciales y administrativas o los equipamicnlos públicos tipología edificatoria (al pral' ner una ordenación exten-
(debe seiialarsc que el «verde» se presenta, en estas pro- sa. con viviendas aisladas), no incluye ninguna previo
puestas, C0l110 un término abstracto, valarable en cuan- ~i 11 de relaciones con las zonas de trabajo y fracasa,
tificaciones y porcentajes); al contrario, los núcleos in- 1I1c1uso. en su aplicación en Madrid, el esquema de 01'-
dustriales se encuentran casi siempre localizados res- ga~ización lineal influenciará algunas propuestas pos-
pondiendo exclusivamente a criterios de diferenciación, tenores, debido, en cspecial, a las siguientes caracte-
es decir, a su «separación» respeclO a los barrios resi· rísticas:
denciales (sólo en algunos casos serán considerados como
faclores esenciales para el crecimiento de las melrópolis. 1. Su rechazo de todo condicionamiento procedente
a pesar del reconocimiento generalizado de la incidencia de la ciudad existente, que ofrece la posibilidad de es-
delerminantc que posee la difusión y Illuhiplicación de quematizar las nuevas relaciones urbanas de forma libre,
las fuentes de trabajo en el mismo desarrollo metropoli· aunque elemental. a través de una diferenciación fun-
tano). Si bien es cierlo quc «las grandes dudade se cional (zonas de tráfico. residenciales, verdes. industria·
asemejan en tantos aspeclOs quc puedc hablarsc incluso les), proponiendo al mismo tiempo como hipótesis su
de una fisonomía internacional característica de estas repetición' fj el te itorio, atendiendo sólo
urbes», COmo señala Hilbersheimer 2, puede afirmarse 511011taclones u obstáculos natura ---
igualmelllc que a partir de cstos aspeclOs comunes se - , -Su ~ d noci <cent alidad» tal
han registrado varios intentos de ordenación de los como ésta se ha configurado, o largo de siglo XIX que
grandes centros urbanos que responden, sumariamente, permite establecer relaciones equivalentes entre la vivien-
a cuatrO esquemas: la ciudad lineal, la concéntrica, la da, el trabajo y los equipamientos en cada sección trans-
radial y las ciudades satélilcS (esquemas que cxamina· versal del esquema, mientras que en sentido longitudinal •
mos a continuación). se considera que las grandes líneas de tráfico (calIe y
E,,-~1882, Arturo ria y Mata cxpone en El Progreso tranvía, en el esqucm. e Soria y a a, errocarril y río
su f'CO'mi" de la c:iudac lineal. considerada cama la pro- navegable, en las propuestas de Miljutin) COI 'tuyen por
puesta más a ccuac a para absorber los fenómenos de sí s.o~as 1I)1 «sistema», c~ decir, aparecen como e emelltos
urbanización, al margen de las ciudades existcntcs ..,.Es.U1 suf~clenlt; ~ < gt.1t.alJas rcladOI1,cs cQtre las aglome-
!!:oría define, cama esquema cercano a la perfección, !3!EJ. e ls~ntes (las grandes ciudades) y linos asen-
una ordenación urba a e tendida a-I"Z.largo de una única tamientos completamente diferentes (las -citruaaes Ji-
vía de rMico impoLl,antc, con lIna extensión de edifica· Íleales),
CI n a un lado y otro" inferior a los 500 melros (diSlan· Su difercnciaeión entre la escala humana (circu-
cia estimada como óptima, en relación al tráfico cen- lación peatonal) y la escala de los medios de transpone
tral). La ciudad lineal podría extenderse, si fuera nece- (circulación rodada), que supone una confirmación de la
sario, desde Cádiz a San Petersburgo, desde, Pekín a supresión de la «calle» (carHcterizada por la coexisten.

'1 L. '-lilbcrscimcr. Groszstadt Architektur, cit. 3 Arturo Soria y MaUl, La citta lineare, Milano. 1968.

t66 t67
-
g ¡
2.
e
.....
'.Fue"",,,,' L'
'.'. ••••••
.
Hortaleza}

I

c;OEHFIL THANS\'t:nSAI.
~~
~'UEVo OE LA CALLE rruNcD'AL fN lA
I1A' De 1.11 CIUDAD LlNEAL
~ Y SUCESIVAS Di\RRJA·

~ ..
Unoo lrarrvl8S l" ': ...
de cirCUlW8loo60 de Madrid /J. : Canillas

\./ ....
/
"-Alf'Jb\&~
.....r;:e w-

Figs. 48-49 (arriba y a la 'derecha) Arturo Soria y Mata: el pro- Figs. 50-51 (página siguiente). El sistem8 concéntrico y el siste-
yecto de ciudad lineal aplicado a Madrid. Planimetría general y ma radial aplicados por Eberstadt :J los casos de Viena (1904) y
un detalle de la parcelaci 'no Berlín (1910).

168 169
cia y correlación entre ambas medidas) y el estableci-
miento de unas nuevas relaciones entre las infraestruc-
turas y el espacio edificado, a pesar de la ambigüedad
que supone su definición «continua» (continuidad que se
refiere sobre todo al diseño global y al paisaje, ya que
el medio de transporte previsto, tranvía o tren, no tiene
posibilidades continuas de subida y bajada, al concen-
trarse estas operaciones en puntos precisos) 4.

En 1904 aparece la primera codificación de la forma


urbana concéntrica en la propuesta «Wald und Wiesen-
gürtels der Stadt Wien» que proyecta, en todo a los ani-
llos residenciales y productivos que circundan el «cen-
tro» de Viena, un cinturón de bosques y zonas verdes
como garantía de una dimensión definida de la ciudad.
atto Wagner supera, en 1911, esta limitación de la
forma urbana, al demostrar -en su propuesta de orde-
nación de una gran ciudad, aplicada concretamente a
Viena 5 _ la inconveniencia de establecer cualquier limi-
tación previa en un sistema concéntrico (incluso en los
casos en que estos límites coincidieran con zonas ver-
des), definiendo, al contrario, para estos sistemas 1a po-
sibilidad de alcanzar unas dimensiones teóricamente in-
finitas. Su proyecto «Wien unbegrenzet» puede con ide-
rarse, en efecto, como el instrumento más adecuado par,a
asegurar las máximas posibilidades de un crecimiento
continuo de la ciudad, una vez admitida la exi tencia
de un núcleo central con funciones económico-adminis-
trativas extremadamente concentradas. La validez del es-
quema se encuentra garantizada por la gran red viaria
y por la presencia, en los distintos sectores que lo com-
ponen, de focos adecuados para asegurar la reyresen-

4 Sobre la influencia de A. Soría y Mata, cfr. G. R. Collins,


The linear City, en The Pedestrian in the City, «Architects Year
Boob, Londres, 1965.
5 atto Wagner, Grosstadt: eine Studie iiber diese, Viena,
1911, incluido en'el trabajo de Heinz Geretsegger y Max Peint-
ner, atto Wagner, Salzburgo, 1964.

171
tación y el consumo social. tal como estos fenómenos han en los casos de Londres o Moscú). En estos casos, asu-
sido configurados históricamcnte. miendo la hipótesis de la aurosuficicncia para determi-
En 1910, Eberstadt, Miirhing y Petersen definen un n<-Jda~ actividadcs (vivienda-trabajo), se intenta modifi-
esquema de ordenación radial, aplicado a la eiudad de car parcialmente el mismo sistema, mediante yuxtaposi-
Berlín 6. Estc csquema, aun admiticndo un núcleo cen- ciones que no gravitcn sobrc roda la estructura metr(}-
tral único (10 que constituye una característica común politana. sino sólo sobre algunos elcmentos, como las
al sistema concéntrico) se distinguc de aquel sistcma lín~as dc transporte rápido, determinadas actividades
por la disposición de las zonas edifica bies dc expansión cllllllrales y comerciales, el ccntro político, cte.
urbana y de los consiguientes «espacios librcs» en forma @Tanto el sistema concéntrico C~)IllO el radial confirman
de cuñas, de sectorcs, evitando la organización en anillos; las hipótesis indica~precedentemente acerca dcl des-
esta ordenación cn cuñas permile, como en el esqucma arrollo de la ciudad contcmporánea, al accptar una ló-
anterior, prever un desarrollo casi ilimitado de la ciu- gica de crecimicnro basada en un único centro político-
dad (al menos, desde un punto de vista teórico), al ga- administrativo (aunque éste pueda extenderse concéntri-
rantizar, gracias a las infraestructuras viarias circulares camentc según la forma general de la ciudad), ccntro
que unen entre sí las distintas cuñas, una equivalencia en que llega a determinar incluso, en muchos casos, la for-
las relaciones entre zonas edificables y libres. Sin cm- ma o las formas de las ampliaciones periféricas. Desde
bargo, como señala Hilbersheimer: un punto de vista morfológico debe señalarse que si se
admite la permanencia de un centro (centro existente en
(. ..) ni siquiera esta solución puede considernrse como defini- casi todas las ciudades, conformado tanto por el des-
tiva. sino sólo como una medida parcia\, sobre todo cuando arrollo histórico como por las transformaciones recien-
la ciudad cuyo dcsarrollo pretende regulnrsc ha alcanzado ya tes) el esquem radiocéll1rico es'lel que corresponde más
dimensiones relevunles: en estos casos. esle lipo de ordenación
del crecimiento no representa ya una mejora suslnnciai. sino
adecuadament, Omo «efccto», a las «causas» econó·
sólo un intento parcinl. dentro de una lógica ¡cndente a alcan- micas y políticas que han determinado el crecimiento de
zar soluciones intermedias. las grandes ciudades; en lo que respecta a la renta del
suelo, permite. en efecto, la 10eHlización más fácil y
En efecto, cl esquema radial se presenta, frecuente- adecuada tan lO dc las operaciones productivas y comer-
mente, en las fases de desarrollo más recientes de orde- cialcs como de las intervenciones de expulsión-sustitu-
naciones de caráctcr concéntrico (Copenhague, Amster- ción residencial. generando los típicos mecanismos cs-
dam), peculativos de carácter «pendular» (basados en la ex-
Podcmos señalar, además, que el sistema de las ciu- pansión a lo largo de las principales direclrices de trá-
dades satélites se superpone cn muchas ocasiones a es- fico y en el sucesivo completamienlo de las zonas inter-
quemas radiales, cuando éstos alcanzan una dimensión meclias). Para una estructura económica basada en el
crtiicH (sobre lodo, en lo que respecla a las relaciones entrelazamiento entre renta y beneficio el esquema rll-
centro-periferia, a nivel de tráfico, servicios, etc., como diocéntrico resulta, por lo tanto, el más ~~adecuado)) para
la previsión del desarrollo urbano (compuesto fundamen-
talmente por asentamicntos residenciales): en efecto, es-
6 Cfr. Roland Ruiner. Stiic/reblwliche Prosa, Innsbruck. 1948.
y Giorgio Piccinnto. La costru=iotJe de11'urballistica (Germania. tos lluevas sccrores pueden ser consideraclos, en este es-
1871-1914), Romn, t974, quema, como piezas «añadidas» a un sislcma que funcio-

172 173
na ya desde épocas históricas anteriores (y, por tanto, con trO y periferia al estructurarse mediante «funciones», en
unos costes -y, sobre todo, con unos beneficios- so- una conformación que admite, sin embargo, un relativo
bradamenle comprobados) como es el siSlema de la ciu- desarrollo; una city para los negocios, una zona residen-
dad compacla. cial dotada de los equipamientos ncccsarios, una zona
6' El esquema radiocénlrico permile, además, una fácil para la industria manufacturera y otra para la industria
clasificación lipológica, ya quc la significación funcio- pesada. En suma, una solución formal de carácter uni·
-~-
nal (vivienda, administración y comercio, industria) ca- versal (con un esquema que será aplicado, suprimiendo
racterística de este sistema puede hacerse coincidir con la zona reservada a la industria pesada y con densida·
determinados niveles económicos, en raz n de las loca- des menores, a la ciudad de Chandigarh) cuyos contc-
lizaciones adoptadas dentro del esquema (centro, zonas nidos temáticos y morfología urbana distinta de la confi·
intermediarias, periferia, extrema periferia). Así, puede gurada históricamente a lo larg del pas<ldo siglo, «dc·
afirmarse que este esquema se presenta, en realidad, mostrando» -a través del abstracto rigor de la solución
como una visualización O una expresión de los precios propuesta- que la forma urbana sólo puede realizarse
del suelo, de los flujos hacia los espacios de trabajo cen- cuando constituye una resultante de la organización de
Irales y de las densidades de edificación, fenómenos que los lipos edificalorios.
podrían ser asumidos, en última instancia, como los Las propueslas conlcnidas en la obra Trois élab/isse-
auténticos esquemas ordenadores de una ciudad cdifi- mel1ts hU11lains 11 adquieren características más complejas,
"'lble ex novo, de no existir obSláculos (desde los rela- aunque las relaciones entre morfología y tipología SO{l
tivos a la evolución histórica a los derivados de la es- aún identificadas de manera esquemática: en efecto, las
tructura económica) a las actuales leyes económicas de propue tas morfológicas se reorganizan en un sistema
formación de los grandes centros metropolitanos. «cerrado» (aunque repetible). capaz de proporcionar una
Los modelos alternativos no son abundantes; exami- definición completa a los esquemas de reorganización te-
naremos brevemente lres de ellos, por la influencia que rritorial de los ascntamier,tos (cuya ordenación corre el
allll ejercen en la cultura arquitectónica. riesgo de presentar sus posibles y necesarias relaciones
En ¡ 925 Le Corbusier acabó de elaborar su pro- recíprocas como un fenómeno «indefinido», en el caso
puesta para una nueva ciudad, denominada, con claras de considerar cada asentamiento de forma independien·
connotaciones optimistas, La ville radieuse '. El origen te). Así, «la ciudad radiocéntrica de la administración
de esla propuesta se encuentra en la reelaboración de las y el comercio», «la ciudad lineal industrial» y «la ciu-
respuestas dadas a un cuestionario sobre el futuro des- dad de producción agrícola» encuentran las razones de
arrollo de Moscú, convirliéndose en un proyecto genera- su diferenciación precisamente en sus relaciones recípro-
lizable para la ciudad contemporánea. cas, como elementos de una estrucllIra urbana de ca-
Las características de esta propuesta son sobradamen- rácter territorial. Y si bien esta coincidencia entre
le conocidas: una ciudad concentrada, con densidades una determinada forma urbana y una función produc-
casi cuatro veces superiores a los de los centros metro- tiva precisa puede ser vista como una fácil escapatoria
politanos actuale_s; una ciudad sin calles tradicionales, anle problemas metodológicos más complejos, debe se-
con una ordenación que suprime la distinción entre cen-

7 Le Corbusier. La vi/le radicuse, de 8 Le Corbusier. Les (rois élablisscmellts IUltlUli/ls. París, 1945.
+
174 175
iialarse. sin embargo, que esta propuesta explicita, por
primera vez, la imposibilidad de resolver el conjunto de
problemas que presenta cl dcsarrollo dc un centra me-
tropolitano mediantc la definición dc un único sistema
morfológico; en efecto, esta estructura territorial se basa
en distintas formas de asentamientos, de los cuales sólo
la ciudad radiocéntrica posee un carácter específicamen-
te urbano (esquenHI cuyas posibles transformaciones no
han sido analizadas a fondo posteriormente por Le Cor-
busier). Sin embargo. debe seiialarse que la ciudad ra-

J~llll
diocéntrica es aceptada, en realidad, como «ciudad exis-
tente~~, sin identificar las modificaciones que deberá regis-
trar, nccesariamentc, una vez inscrita en el sistema
«cerrado» de los trois établissements.
Hilbershcimer, en contraposición a las propuestas de
Le Corbusier (que considera como la última ordenación
~~horizontal» de la ciudad) define, en 1927, un sistema
de organización «vertical» para las grandes ciudades:
ti ·th g "~
Se trata, en cierta medida. de dos ciudades superpuestas: a ~
nivel superior, 13 ciudad resi encla. con trMlOO peatonal:
nivel inferior;la ciudad comcrcial y administrativa. con tráfico
a
,lLt::::llIJ .
rodado (el ferrocarril utilizado para trayectos de largo recorrid9.
'Tij"=¡"¡i'l
y el metro se disponen cn el subsuelo) (... ). Al situa";. la zona
11
residencial sobre la zona comercial y administrativa. todos ~
drían vivir encima dc su lugar dc trabajo (... ). ~'1cdinnte estas
1
superposiciones. las circulaciones entre arnbns zonns ya no se
desarrollarán horizontalmente. sino vcrticalmente e. incluso. den· I Ml>bll~rU"'I·Utl.""tn

i~
tro dc un mismo edificio. sin tener quc deambular por las
calles (. .. ). Desapnrccc así lo vivienda individual. que había
transformado la gran ciudad cn un caos incxtricable. siendo
sustituida por la vivicndu colcctiva. organizada en cdificios que
ocupnn loda uno mUI1Z8nll (detcrminados por In distunciu entre
dos estaciones de mctro) y que comprenden no sólo los nloja-
mientos. los espacios administrativos. comerciales y cl conjunto
de zonas dc trabajo. sino también todo el restO de actividades
necesarias para el dcsarrollo dc una vida normal 9.

Fig. 52. Ludwig I-lilbershcimcr: demostración de las ventajas


9 Ludwig Hilbershcimer, Groszstadl Architektur. cil. de la ciudad vCrlical respccto a 13 edificaci n corriente.

176 177
IJ)Se define así, por primera vez, una posible forma de o dc la supresión de un centra urbano único, con tenden-
ciudad alternativa que ya no parle de la distinción entre cia a ser SUSlilUido por relaciones de lipa productivo,
zonas funcionales, sino quc élrticula cl conjunro de fun- tanlo de carácter activo (Irabajo) como pasivo (reposo);
ciones «ciudadanas» resuhantes de las transformacio- este esquema permilc, además, en una ciudad comple-
nes metropolitanas en una tipología cdificatoria que, su- lamcntc nueva, la implantación sucesiva de nuevos equi-
perando la metodología analítica que había servicio de pamientos colectivos capaces de constituir el primer ejem-
base a la conformación de cdificaciones monofunciona- plo de dislintos «espacios centrales» diferentes al cenlro
les, se caracteriza por una notable complejidad estructu- tradicional de las ciudades. Sin embargo, la morfología
ral (si bien sólo se prevé un único tipo de «Irabajo)}: el del esquema de ciudad lineal, por su repetición de rela-
lerciario). Y si bien cs cicrto que la «repclición» de un ciones cualitalivas y cuantitativas casi idénticas, impide la
mismo bloque pone de manifiesto las limilaciones inhe- emergencia dc aquellas cualidades urbanas específicas
rente a esla propuesta (en lo que eoncicrne a las posi- que vienen determinadas precisamente por la «ambigüe-
bles relaciones urbanas). anulando de hecho todo pro- dach> adquirida por cierlas edificaciones frente al predo-
blema morfológico que no se encuenlre presente en la minio de asignacioncs dc uso complclamenle funcionales.
misma definici6n del lipa edificatorio, puede afinnarse La ciudad lineal, por su estructura elementalmente «igua-
igualmente que esta estrechél inlerdependcncia entre zona litaria)} -determinada por su capacidad de repelición
de trabajo, vivienda y comunicaciones liende a prefigu- indefinida, sin superposiciones ni conformación de espa-
rar un sislema espacial capaz de superar los «tipos}} (y cios más complejos- se presenta, en realidad, más como
la consiguienle yuxtaposición de edificios en una deter- una ordenación agrícola-industrial inscrita dentro de un
minada zonificación) y de inducir una nueva ordenaci6n sistema ya desarrollado que como una estructura urbana
urbana, enlendida como proyecto arquilectónico de una completa.
parte de la ciudad. Los ejemplos cilados muestran, sobradamente, que la
Los proyectos de ciudades elaborados por Miljutin relación existente entre tipología edificaloria y morfo-
para Stalingrado y Magnilogorsk rctoman en su esquema logía urbanél, en su identificación concreta cn fenómenos
general la propuesta de oria y Mata, desarrollándola especfficos, no puede ser reducida, de modo esquemá-
según las exigencias de una ordenación urbana adecuada tico, a una sola de sus componemes (división de la pro-
para ciudades altamelHe industrializadas y, por tanto, piedad, ordenanzas de edificación, nivel de desarrollo
conformadas por linos «secl res lineales» mucho más tecnológico, etc.), sino que debe er definida en cada
complejos (parque, viviendas, zonas verdes, vía de gran ocasión, examinando las distinlas causas que contribuyen
circulación. industrias, ferrocarril), él pesar de confir- al establecimiento y la modificación de la misma rela-
mar la simplicidad de diseño y realización que caracte- ción. En resumen, las tres rOQ.!:!estas «funcionalistas»,
rizaba el primcr esquema lineal l0. a pesar de adoptar,a forma de hipótesis esquemáticas
Debe señalarse que es en esta ocasión -yen relación con el fin de subrayar su «diferenciación» rcspecto a la
al conlcnido de la nueva sociedad socialista- cuando se realidad urbana existente, aceptan no sólo el manteni~
plantea, por primera vez, el problema de la superación miento, sino también la <<Ilecesidad» de In gran ciudad,
considerada implícitamente como el fenómeno cualita-
10 N. A. Miljulin. Socgorocl. il problema dell'edi/icaziotle tivamente más válido de los asentamientos humanos, en
e/elle citta sodaliste, Milano, 197t. raZÓn de su misma complejidad.

178 179
ZONA INDUSTRIAl

ESCUELA SUPERIOR
QI,g.~pp~

ZONA LAGO
INDUSTRIAL
ONA RESIDENCIAL-
_ _ _"':"¡¡;;;;;¡~~...r---..r-~~
ZONA VERDE

V1A FERROViARIA ZONA RESIDENCIAL

VIA FERROVIARIA

ZONA
INDUSTRIAl

ZONA RESIDENCIAl

o RIO URAl

I ig. 53. ~l(lgnilogorsk: csqucllla dc planificación presentrldo


al concurso (arriba}; esquema propuesto por la OSA (abaioJ.
c!>quema propueslo por el Slrojkom de la RSFR (a /a derecha
(arriba); esquemrl propuesto por Miljutin ~cgún el sistema de la ...
«cadcna~ de monlaje» (a /a derecha abelio).
Sus autores intentan sustituir «el caos y la anarquía» trictas de una autosuficiencia económica. pero comple·
de la ciudad especulativa por un orden racional, basado tamente nccesarios desde una perspectiva que considera
en un reexamen crítico de las distintas funciones, enten- las complejas relaciones presentes en una sociedad que
didas como relaciones entre actividades y asignaciones pretenda organizarse según una diferenciación no estric-
de liSO, con el fin de poner de manifiesto la diversidad tamente productiva.
de relaciones físicas que pueden y deben establecerse En los casos en que aquel «reexamell» de las funcio-
en el momento en que tales relaciones logran ser aisladas nes se concreta en un proyecto arquitectónico, éste se
de las superposiciones y entrelazamientos característicos convierte en la premisa necesaria y suficicnte de cual-
de las ciudades existentes, tal como se han configurado quier desarrollo posible de una nueva estructura urbana;
a lo largo de los dos (¡himos siglos. Esta «diferencia- sin embargo, todo nuevo desarrollo comporta una valo-
ción» no logra, sin embargo, recomponer lino de los ración de la ciudHd existcnte, es decir, una transforma-
aspectos más representativos de las grandes ciudades, ción de su forma gencral mediante la elección de nuevos
como resuhados físico~ (edificatorios) de asentamicn- parámetros de referencia, que no pueden reducirse a la
tos notablemente complejos: me refiero, COncretamen- definición de seclOres «añadidos» (la periferia). En este
te, a ese amplio margen de «superfluidad)) que. con sentido, ¿resulta posible, Y en qué medida, alcanzar una
características diversas en cada sociedad y en cada mo- «ordenación racional>. aplicable a los grandes centros
mento histórico, ha caracterizado siempre la ciudad; as- metropoliuH1os?; y en lo que respecta al tema tratado en
pecto que, en última instancia, podemos referir a nu- estas páginas. ¿es posible seguir hablando 31111 de forma
merosas construcciones que carecen de otro uso espe- urbana?, y, en caso de respuesta afirmativa, ¿dentro de
cífico que no sea el propiamente simbólico, «urbano). qué límitcs?
(este aspecto encuentra, sin embargo, su significado más Sin duda alguna. la mayoría dc los autores de las hi-
profundo al considerar que las construcciones necesarias pótesis urbanas alternativas a que nos hemos referido
para el desarrollo de las relaciones urbanas pueden ser fueron conscientes de la importancia del problema, como
incluso tres o cuatro veces más numerosas que las estric- demuestran los proyectos de Hilbersheimer) para el cen·
tamente necesarias para el sustento o la reproducción de Ira de Berlín, las distintas propuestas de Lc Corbusier
la población, COl110 puede observarse en algunos ejem- para el ccntro de París o los planes de May y Mayer
plos). pam Moscll; sin embargo, estas propuestas consistían en
En efecto, al analizar las formas de vida agrícola se realidad, en ilplicaciones «demostrativas» cuyo contenido
observa que las actividades desarrolladas dentro de es- no sufría """:"a pesar de su referencia a situaciones con-
pacios construidos represcntan sólo una pequeña parte cretas- deformaciones morfológicas relevantes respecto
de la vida cotidiana; por el contrario. en las ciudades el los proyectos de «ciudades nuevas», definidas ínte-
(Y. sobre todo, en centros de carácter metropolitano) gramente, que acompañaban las hipótesis teóricas ela-
casi todas las actividades se inscriben en el interior de boradas por aquellos proyeclistas. Como cs sabido, eslas
edificacioncs (no s610 las rclacionadas con el su tcnlo «aplicaciones demostrativas» no han llegado a adquirr;:-:--
y la reproducción, sino también las concernientes al ocio, una efectividad práctica. por motivos históricos y cul-
la cultura, la sanidad, etc.). En este sentido, la ciudad se turales alln no examinados suficientemente, y tanto los
caracteriza por la existencia de un «margen>. de edificios
superfluos desde el punto de visla de las neccsidades es-
análisis como las previsiones funcionales aplicadas a
dislintos hcchos urbanos sc han reducido, de hecho, a I
182 183
/ examinar s610 partes bastante reducidas de los complejos tura. En la actualidad, dentro de los nuevos asentamien-
fenómenos de crecimiento y transformación de la ciudad tos han desaparecido ya los angostos palios interiores,
(por otra parte, los escasos fenómenos que llegar n a ser se han reducido los índices de edificabilidad y den-
analizados sólo fueron interpretados y resueltos cama sidad, etc" y, sin embargo, las parles de Ic:l ciudad se
fenómenos aislados, reduciendo y simplificando notable- relacionan aún con un lodo no muy diverso en su orga.
mente sus relaciones recíprocas, como en los casos de nización general, en bastan les casos, al conjunto urbano
la vivienda, la circulación, los equipamiel1los, etc.). Y si precedente.
bien cste enfoque constituyó, en un principio, una tran-
sición necesaria, hoy puede afirmarse, sin duda alguna,
su tOlal insuficiencia.
En efecto, gran parte de la temática que pretendía
resolver los problemas de la vivienda de carácter cco-
nómico (entendida COmo fenómeno urbano determinante
de las transformaciones morfológicas) ha ignorado la fi-
nalidad de una racionalización integral del alojamiento.
al eXlraer aquella temática de los problemas derivados
de la estructura física de la ciudad capitalista-burguesa:
así, no existen términos de confrontación, dejando sin
respuesta la cuestión decisiva de esta problemática: ¿qué
valores urbanos pueden definir la propuesta de alcanzar
una vivienda más sana, mejor organizada, más allá de
las primeras orientaciones proporcionadas por una justa
e inmediata confrontación con los edificios de carácter
especulativo?
'L', Para la definición de una llueva forma de ciudad no
l-ha sido suficiente, por tanto, una confrontación analítica
que se ha limitado, en la práctica, a contrastar las nue-
vas propuestas con las edificaciones especulativas. las
viviendas cuartelarias que caractcrizaron la ciudad
del XIX o las ordenanzas de edificación que permitían
construir incluso sobre un 85 por 100 de la superficie
de parcela. En efecto, estos edificios no constituían la
resultante de una lógica arquitectónica independiente,
sino que mantenían ulla estrecha rclaci n con un deter-
minado proceso de crecimiento de la ciudad, constitu-
yendo el principal factor de transformación hacia una
estructura urbana diversa, hasta representar, en realidad,
una premisa para la disgregación de esta misma estruc-

184 185
INDICE

Prólogo a la cdición cspañola. A. Fernálldez Alba 7

Introducción 17

~ 1. El significado dc las ciudadcs 21


fT. Las relaciones entre los servicios y los equi-
pamientos 47
111. Los cquipamientos y sus relaciones con la
ciudad 73
IV. La formación del concepto de tipología edi-
ficatoria 95
V, La, aportaciones del movimiento funciana·
lista 123
VI. Problemas de morfología urbana 16
e VII. La arquitectura como fenómeno urbano 187
VIII. Relaciones urbanas y modalid,1des de uso de
la arquitectura 217
1X. Tres ejemplos: Roma, Edimburgo y Londres 245_
X. Parte de ciudad y dimensión arquitectónica 295
XI. Proyecto arquitectónico y formación de la
ciudad 323
• XII. La «ciudad socialista>>: límites y validez del
término 339

Indice de nombres 361

Potrebbero piacerti anche