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SD 97360 - Expte. nº: 27.

435/07 - "Bettatis, Jorge Valentin c/ Trenes de Buenos Aires


S.A. s/ despido" - CNTRAB - SALA II - 06/11/2009

VISTOS Y CONSIDERANDO:

En la Ciudad de Buenos Aires, el 6/11/09, reunidos los integrantes de la Sala II a fin de


considerar los recursos deducidos en autos y para dictar sentencia definitiva en estas
actuaciones, practicado el sorteo pertinente, proceden a expedirse en el orden de votación
y de acuerdo con los fundamentos que se exponen a continuación:
El Dr. Miguel Ángel Maza dijo:
I. Contra la sentencia de primera instancia que hizo lugar a la demanda interpuesta en lo
principal (fs. 158/163)), se alza la parte demandada a mérito del memorial obrante a fs.
168/170, replicado a fs. 174/175.//-
A su turno, el perito contador apela los honorarios que le fueran regulados por
considerarlos bajos.-
La recurrente encuentra materia de agravios en el progreso del reclamo inicial y al
respecto sostiene que ello deviene de un incorrecto análisis de la causa efectuado por el
Sr. Juez a quo.-
II. Adelanto que los agravios de la demandada - de aceptarse mi propuesta- no serán
receptados.-
Para así decidir conviene memorar que el sentenciante de grado consideró - en líneas
generales - que la demandada no () logró demostrar la pérdida de confianza invocada para
justificar el despido de Bettatis puesto que los testigos aportados por la accionada
resultaron insuficientes a los fines de acreditar una justa causa de despido habida cuenta
que aquél fue despedido por las irregularidades detectadas en la auditoría del día 22-8-
2005 (irregularidad determinada en los boletos numerados como 2968, 3027, 2942, 2944,
2988, 2947, 3031, 2951 y 3001 del punto de venta 5059, los cuales presentaban una gran
diferencia en el monto del pasaje original entregado a los pasajeros y el monto que figura
en los duplicados utilizados para efectuar la rendición de la venta ante la empresa).-
Asimismo, el Dr. Zuretti sostuvo que, aún de tener por demostrado que el actor incurrió
en dicha irregularidad, la antigüedad del trabajador en la empresa, la falta de antecedentes
disciplinarios, la apreciación cualitativa de dicho incumplimiento y las razones de buena
fe, exigían que previo a esa decisión patronal, hubiesen mediado otras sanciones menos
severas, en tanto el distracto es una medida extrema para excluir al trabajador de la
comunidad laborativa.-
Contra dicha decisión se alza la demandada sosteniendo que el Sr. Juez a quo, en su afán
de proteger al trabajador exige a la declaración testimonial de las personas propuestas por
su parte una rigurosidad incompatible con las reglas de la sana crítica.-
Por otra parte, la apelante sostiene que el sentenciante de grado ensayó una razón más
para hacer lugar a la demanda consistente en que con anterioridad al distracto al actor no
se le aplicaron sanciones menores, pretendiendo de esta forma que los dependientes que
cumplen sus tareas pero roban a la patronal no pueden ser despedidos, resultando
totalmente absurdo.-
Dice que el Sr. Juez a quo no tuvo en cuenta que la fuente de ingresos de la demandada
es la venta de boletos al público usuario y la deslealtad cometida por el accionante de
quedarse con el producido de esa venta no puede ser pasada por alto.-
Agrega además que en el parte disciplinario confeccionado para que el trabajador
efectuara su descargo (el que fuera expresamente reconocido por el actor) éste realizó un
rechazo genérico de los hechos imputados y que lo allí dicho no constituyó una
explicación de los hechos imputados.-
Finalmente, explica que el sentenciante de grado debió evaluar el obrar desleal del
accionante quien impidió a la demandada mantener la confianza y el respeto que son el
sustento mismo del contrato de trabajo y que, pese a lo decidido en la instancia
precedente, actuó razonablemente al decidir el despido del actor por la pérdida de
confianza producida, dado que a su entender es mayor el deber de obrar con prudencia
cuando se trabaja en forma directa con dinero ajeno, según lo establecido en el art. 902
del CC.-
No soslayo que cuando se invoca "pérdida de confianza" se hace alusión a un
sentimiento subjetivo cuya legitimidad no es susceptible de cuestionamiento racional.
Pero en la medida que - como en el caso- aquélla se atribuya a situaciones que reflejan un
incumplimiento de los deberes del trabajador o la inobservancia de obligaciones
contractuales que hayan causado algún perjuicio a la empresa, es claro que la decisión
rescisoria de la empleadora debe lucir suficientemente fundada.-
Sin embargo, y a pesar de disentir con el Dr. Zuretti en la apreciación de las
declaraciones testimoniales rendidas en la causa, considero que no le asiste razón a la
recurrente. Me explico:
A fs. 97/101 obra la declaración testimonial de Mentaberry, jefe de la línea Mitre de la
demandada quien dijo que el actor fue desvinculado de la empresa porque en una
auditoría que se le realizó al tren que tenía a su cargo se encontraron una serie de faltas
(irregularidades en los boletos), auditoría en la cual participó el testigo y que la misma se
efectuó sobre el tren y después, a la llegada a destino, se recolectaron todos los boletos de
los pasajeros a través del personal de control de evasión. Explicó que una vez que se
juntan todos los boletos son entregados a la jefatura para el análisis con los que tiene en
su poder el guarda, quien es el único que vende boletos sobre la formación.-
Declaró que las ventas de boletos del tren Rosario-Buenos Aires son sobre ventanilla en
cabecera, que este tren venía desde Santa Fe, que en Rosario no hay ventanilla y los
pasajeros adquirían los boletos a través del guarda siendo éste el único sobre la formación
que confeccionaba los pasajes. Aclaró que el sistema de boletos es manual, tiene un
talonario que contiene 50 boletos en forma de duplicados, con numeración, tiene un
número de punto de venta;; en la parte de arriba dice el origen y destino, el nombre de las
estaciones donde el guarda va marcando dónde sube el pasajero o dónde dijo que subió;
abajo figuran los valores y debe colocar el valor en forma manual. Señaló que al pasajero
se le da el boleto de color celeste y en el talonario queda el talón color verde.-
Dijo que al llegar a cabecera, el guarda rinde la recaudación en Retiro debiendo
confeccionar una planilla de rendición de ventas sobre el tren donde debe marcar todos
los boletos vendidos, importes y de acuerdo a ello colocar el dinero en un bolsín y
depositarlo en una caja fuerte que contiene los valores.-
El deponente explicó que al hacer una auditoría deben presentarse al guarda como
personal superior quien sube al tren y queda a cargo del mismo; que en el presente caso
se solicitó a los pasajeros la entrega de los boletos para chequear si estaban bien
confeccionados y se verificaron irregularidades en algunos boletos, solicitando que una
vez que llegara el tren a Buenos Aires se le retiraran los boletos a los pasajeros, aclarando
que el pedido de retiro de boletos es al azar, en cualquier día y cualquier momento.
Especificó que las irregularidades que se constataron era que había "demasiados boletos"
que para el testigo eran considerados "boleto seguro" (solamente para niños menores de
tres años) y lo poseía una persona mayor, irregularidad porque al boleto le ponen el
destino y debería haber cobrado $17 y a esa persona mayor le cobró sólo $2. Luego dijo
que creía que se constataron alrededor de diez o doce boletos con esa irregularidad y
otras de ellas fue que no trabajaba el boleto con el carbónico y en el talón de abajo ponía
otro valor, lo que vio "al palpar" los boletos, al solicitar el boleto al pasajero y después al
cotejarlo. Dijo que también se dieron cuenta por saber cuánto vale un boleto y al ver la
tarifa cobrada, diferencia que en algunos de esos boletos era de $15, $7 u $8. Aclaró que
la única persona que confecciona dichos boletos es el guarda, en este caso el Sr. Bettatis,
quien no realizó la tarea como correspondía.-
Giorgetti (fs. 102/105), jefe de recaudaciones y boletería dijo no conocer al actor y que
en el mes de agosto de 2005 tenía el análisis de las ventas, resúmenes de empleados que
realizan ventas de pasajes; agregó que el actor era guarda del tren "el rosarino" y hacía
venta de pasajes sobre el tren. Mencionó que recordaba la auditoría realizada a un tren a
cargo del accionante y que tomó conocimiento de la auditoría efectuada porque se
encargaba del informe de ingresos de la compañía es decir, un control de ventas para
saber cuántos pasajeros y cuánto dinero obtenía por corredor, controlando el déficit o
suba. Manifestó que en el caso particular de Bettatis, éste vendió "muchísimos boletos
con un precio al pasajero y le había dado a la empresa otro precio", además, se detectó
que en el resumen de ventas que hizo, en el detalle de los boletos que abrochó a su
resumen, no coincidían el precio del mismo boleto en los boletos controlados en la
estación de Retiro, y que esto último se lo informó al dicente el sector de ventas,
mostrándole en ese momento el resumen y los boletos respectivos. Exhibidos que le
fueron los boletos obrantes en el sobre de fs. 16 manifestó que se trata de los boletos que
comentó en su declaración, y que en ellos consta el original y duplicado con distintos
precios. Finalmente, refirió que el actor no rendía el importe que figuraba en los boletos
originales porque el guarda lo que rendía era el importe que constaba en los duplicados y
que en el boleto verde ponía $1 o $2 (precio del boleto para los chicos menores de tres
años) pero en el original consignaba el valor real que cobraba, todo lo que aseveró sin dar
las razones de sus dichos.-
Matamalas (fs. 107/110), responsable de la base Suárez, explicó que la venta de pasajes
en el servicio Retiro - Santa Fe se efectuaba dándole al guarda un talonario de boletos, los
cuales estaban numerados (original y duplicado) y eran completados por el propio
guarda; el boleto tenía expresado origen, destino del pasajero, el valor y la fecha que eran
agregados por el guarda. Refirió que era normal que la empresa realizara auditorías sobre
la formación y que no tenía horarios ni días ya que era decidido por el jefe de línea, cargo
que en el año 2005 ocupaba el Sr. Mentaberry. Dijo saber que a la formación a cargo del
actor le hicieron una auditoría de pasajes porque entre agosto y setiembre de 2005 el
testigo recibió la orden de hacerse presente en Retiro al momento de llegada del tren para
retirar los boletos a los pasajeros, boletos que el dicente entregó a Coordinación de
boleterías.-
Refirió que en la auditoría surgieron problemas por la diferencia de valores entre el
boleto original (cobrado al pasajero) y el duplicado que debía rendir el guarda, en el cual
se consignó un valor inferior al cobrado, todo lo cual dijo saberlo porque en coordinación
le hicieron ver al testigo las diferencias que existían entre un valor y otro. Al exhibírsele
los boletos del sobre de fs. 16 dijo que son los boletos que se utilizan para el
"Santafecino", que constan los "boletos iguales en número", tienen su fecha y constan
diferencias en los valores. Finalmente, aclaró que quien vende y completa el formulario
del boleto es únicamente el guarda.-
A fs. 113/116 declaró Orlando quien en el año 2005 era el coordinador de boleterías
(relacionado con boletería y recaudación, guardas y expendio de boletos) y dijo que el
actor era guarda, hacía ventas de boletos sobre el tren, que tenía asignado un diagrama
del corredor Retiro - Santa Fe. Refirió que al guarda se le da una chequera con cincuenta
boletos con original y duplicado con el mismo número. Que el boleto, en la parte superior
tiene casilleros con cada uno de los nombres de las clases para tildar, más abajo tiene
todos los nombres de origen y destino también para marcar y abajo todos los precios
posibles de acuerdo a las distintas combinaciones de origen y destino para que el guarda
marque el precio, y que solamente se llena el original porque con el carbónico también se
marca el duplicado. Agregó que los usuarios pagan pasaje a partir de los tres años
cumplidos, y si son menores se les da boleto de seguro de viaje.-
Declaró que el control de los boletos se hace al azar, que las auditorías podían hacerse
arriba de las formaciones del tren y que en el caso del ferrocarril que vuelve a Buenos
Aires siempre es a la salida de los pasajeros solicitándoles los boletos. Siguió diciendo
que se cruza esa información con los boletos originales que el guarda entregó a los
pasajeros con las copias que retiene el trabajador, los que debe entregar a Administración
de ventas en la boletería de Retiro. Expresó que tuvo conocimiento de la auditoría
efectuada al tren del actor en agosto de 2005 en la cual se habían detectado
irregularidades en la venta de pasajes consistentes en la diferencia de precios entre los
boletos originales y duplicados, lo que dijo saber porque se lo informó el Sr. Mentaberry,
jefe de base de José León Suárez. Afirmó que no participó ni estuvo presente al momento
de la auditoría.-
Agregó que la única persona que puede expender boletos y completarlos sobre la
formación es el guarda.-
Resalto que la circunstancia de que todos los testigos que declararon en autos sean
dependientes de la demandada no los descarta de plano sino que obliga a analizarlos con
mayor estrictez a la par que cotejarlos con las demás probanzas que en el caso de autos
no se produjeron. Otro dato a tener en cuenta es que ninguna de las declaraciones
testimoniales fueron observadas ni impugnadas por la parte actora.-
De las testimoniales de Giorgetti y Orlando surge que ninguno de ellos tomó contacto
directo con el hecho que le imputaron al trabajador sino a través de terceros, ya que
claramente manifestaron no haber intervenido en la auditoría donde se detectaron las
supuestas irregularidades en el expendio de boletos del tren cuya formación estaba a
cargo del actor.-
Matamalas, por su parte, dijo no saber cómo se hizo la auditoría en este caso puntual
porque no intervino en ella directamente dado que, según su propio testimonio, sólo se le
pidió que se presentara en Retiro cuando llegara el tren para pedir los boletos a los
pasajeros.-
Pero tanto Giorgetti como Matamalas señalaron que el tren sobre el que se realizó la
auditoría estaba a cargo del actor e intervinieron en distintas etapas (solicitud de boletos a
los pasajeros - Matamalas y análisis de las ventas - Giorgetti). Asimismo, todos los
deponentes fueron contestes en afirmar que la única persona que puede expender boletos
y completarlos sobre la formación es el guarda.-
A ello se suma la declaración de Mentaberry quien efectivamente fue el único que
presenció los hechos que dieron lugar al despido del actor.-
Al respecto cabe recordar que la tradicional regla del derecho romano antiguo "testis
unnus, testis nullus" ha sido superada por el moderno derecho procesal. Empero, la
doctrina y jurisprudencia coinciden en que el testimonio único, para poder ser la fuente
de convicción que de sustento exclusivo a una decisión judicial condenatoria, dentro del
sistema evaluación según las reglas de la sana crítica, debe poseer ciertas características
particulares.-
Debe exhibir un conocimiento directo y personal de los hechos; expresar lo que sabe con
precisión, claridad y detalles; fundamentar sus aseveraciones; explicar claramente las
razones que permitan evaluar que su conocimiento y sus expresiones son veraces; y
exhibir absoluta objetividad y sinceridad. Amén de ello, por otra parte, los dichos de
quien así declare no deben aparecer contradichos por ningún elemento de juicio en la
causa que lleven al judicante a dudar.-
Cabe destacar que la declaración de Mentaberry cumple con dichas premisas dado que el
testigo participó de la auditoría en la que se detectaron las irregularidades en la venta de
boletos del tren en el que el actor estaba como guarda y fue lo suficientemente precisa
para otorgarle fuerza probatoria y poder convictivo respecto de los hechos denunciados y
que constituyeron el motivo del distracto. (arts. 90 "in fine" LO y 386 CPCCN).-
En definitiva, a diferencia de lo sostenido por el Sr. Juez a quo considero que se
encuentra suficientemente acreditado que el actor, el día 22-8-05 vendió boletos
consignando diferentes montos en el original entregado al usuario y el que se encuentra
en los duplicados.-
III. Sentado lo anterior, cabe analizar si esa conducta configura injuria suficiente como
para finalizar con el vínculo laboral habido y en este sentido, anticipo que comparto lo
decidido en la sede de grado.-
La demandada sostuvo al momento de despedir al actor y durante el trámite de la causa,
que la "grave irregularidad e inconducta que fuera detectada" derivó en la falta de
confianza de la empresa y, consecuentemente se lo despidió. Contrariamente a ello, es la
misma quejosa quien en el último párrafo de fs. 170 dijo que "si bien es exacto que el
monto robado por el actor puede parecer insignificante"...y, no obstante, pretende que se
evalúe el obrar desleal de Bettatis, ya que, a su entender, dicha actitud le impidió a la
demandada mantener la confianza y el respeto que debe sustentarse en el contrato de
trabajo.-
En mi opinión, y aún considerando que Bettatis no tuviera ningún antecedente
desfavorable -ya que no existe elemento probatorio alguno que lo determine- considero
que la gravedad de la injuria que se requiere para dar por justificado el despido - cuando
existe un único incumplimiento- debe tener entidad suficiente para imposibilitar por sí
mismo la continuación del vínculo.-
Es decir que para que se encuentre habilitada la facultad de rescindir el contrato de
trabajo con causa, el agravio dirigido de una parte hacia la otra debe ser de una total
gravedad que destruya los fundamentos de la relación obrero- patronales y resulte
incompatible con su carácter. Se trata de un obrar contrario a derecho o incumplimientos
que asuman una magnitud suficiente como para desplazar el principio de conservación
del contrato, regido por el art. 10 de la LCT.-
Desde esta perspectiva y frente a las circunstancias del caso concreto, estimo que el
incumplimiento endilgado al actor en el colacionado rescisorio del 29-9-2005 no
resultaba ser de una gravedad tal para aplicar la máxima sanción adoptada por la patronal,
dado que no resulta proporcional a la supuesta falta cometida por el trabajador.-
Todo lo expuesto, no me conduce más que a proponer la confirmatoria del fallo apelado
en lo principal que decide.-
IV. Resta analizar la apelación del perito contador (fs. 164) en tanto cuestiona los
estipendios regulados a su favor.-
En atención a la extensión y calidad de la tarea realizada, el valor económico del litigio y
los mínimos arancelarios vigentes, estimo que aquéllos lucen equitativos y ajustados a
derecho, por lo que sugiero confirmarlos (cfr. arts. 38 L.O., 6, 7, 9, 19, 37 y 39 de la ley
21.839 y decreto ley 16.638/57).-
V. Para concluir, voto por imponer las costas de Alzada a cargo de la demandada vencida
(conf. art. 68 del CPCCN) a cuyo fin sugiero regular los honorarios de la representación y
patrocinio letrado de la actora y de la parte demandada, por las labores cumplidas ante
esta instancia, en el 25% y 25%, respectivamente, de lo que a cada una le corresponda
percibir por su desempeño en origen (art. 14 ley 21.839).-
Miguel Ángel Pirolo dijo:
Respetuosamente, me permito disentir con la conclusión a la que se arribó en el voto que
antecede por las razones que seguidamente he de explicar:
De la prueba convenientemente analizada por mi distinguido colega Dr. Maza y tal como
él concluye -aspecto éste de su voto con el cual, obviamente, coincido -, está plenamente
acreditado que en época inmediatamente anterior al distracto, el actor vendió boletos
consignando diferentes montos en el original entregado al usuario y en los duplicados. El
análisis de la prueba testimonial efectuado por mi distinguido colega y,
fundamentalmente, las manifestaciones de Mentaberry (fs. 97/101) demuestran que el
actor incurrió en dicha irregularidad en la emisión de alrededor de 10 o 12 boletos lo
cual, a mi entender, deja en claro que no se trató de un simple error material o
equivocación justificable. Por otra parte, creo evidente que, asentar un importe en el
original que se entrega al usuario y otro menor en el duplicado en reiteradas ocasiones,
denota la intencionalidad de dicho proceder y que no se trató de un mero descuido.-
Los deberes que imponen los arts. 62 y 63 de la L.C.T. y, en especial, el deber de
fidelidad cuyo cumplimiento exige el art. 85 L.C.T. tienen un contenido ético y
patrimonial. Con relación al primer aspecto, la ruptura por pérdida de confianza debe
derivar de un hecho que conculque las expectativas acerca de una conducta leal y acorde
con dichos deberes creadas con el devenir del vínculo, frustrado a raíz de uno o más
sucesos que llevan a la convicción de que el trabajador ya no es confiable, pues cabe
esperar la reiteración de conductas similares; y estimo que, en el caso, la conducta del
actor no se patentiza acorde al cumplimiento de dicho deberes. Por lo demás, no puede
soslayarse que la decisión resolutoria adoptada por la accionada no se basa en la
imputación lisa y llana de la comisión de un delito sino, simplemente, en la pérdida de
confianza que deriva del estado de sospecha que generó la emisión de boletos en las
condiciones descriptas. Valoradas las circunstancias analizadas en el marco de las
obligaciones que emanan de un contrato de trabajo, estimo que la irregularidad en la que
aparece involucrado el accionante, es razonablemente configurativa de una situación
objetiva de pérdida de confianza. Si se tiene en cuenta que la función cumplida por el
actor estaba directamente vinculada a la recaudación correspondiente a los boletos
vendidos en los trenes, no se tarda en advertir que tal pérdida de confianza constituía una
valla insuperable para el mantenimiento de la relación y, por lo tanto, una injuria que no
admitía el mantenimiento del vínculo (art. 242 LCT), por lo que dejo propiciada la
revocación de la decisión adoptada en la instancia anterior y que la demanda sea
rechazada en todo sus partes ( conf. art. 499 Código Civil) -ya que en la demanda sólo se
reclamaron las indemnizaciones correspondientes a un supuesto despido incausado-.-
En virtud de las argumentaciones expuestas y con arreglo a lo establecido por el art. 279
del CPCCN, corresponde adecuar la imposición de costas y los honorarios al resultado
del pleito que se ha dejado propuesto para resolver la apelación; cuestión que torna
abstracto el tratamiento del planteo en torno de los honorarios. En orden a ello y, de
acuerdo con el principio objetivo de la derrota que emana del art.68 del CPCCN, estimo
que las costas de ambas instancias deben quedar a cargo de la parte actora.-
En atención al mérito y extensión de la labor desarrollada por los profesionales que
actuaron en estos autos y al nuevo resultado del pleito que he dejado propuesto, de
acuerdo con las pautas que emergen del art.6 y subs. de la ley 21.839, de la ley 24.432,
del art. 38 de la L.O. y del dec. 16.638/57, estimo que, por las tareas llevadas a cabo en
primera instancia, corresponde regular los honorarios de la representación y patrocinio
letrado de la parte actora en el 11%; los de la representación y patrocinio de la parte
demandada en el 15%; y los del perito contador en el 5%; porcentajes éstos que, en la
oportunidad prevista en el art.132 de la LO, deben aplicarse sobre el capital reclamado en
la demanda - sin intereses- pues entiendo que dicho importe refleja razonablemente el
valor discutido en el pleito.-
A su vez y con arreglo a lo establecido en el art. 14 de la ley 21.839, habida cuenta del
mérito y extensión de labor desarrollada en esta instancia por la representación y
patrocinio letrado de la parte actora y de la asistencia letrada de la parte demandada,
propongo que se regulen los honorarios por esas actuaciones en el 30% y 35%,
respectivamente, de lo que corresponde a cada uno de ellos por la totalidad de lo actuado
en la instancia anterior.-
La Dra. Graciela A. González dijo:
Coinciden mis distinguidos colegas en lo que se refiere a la evaluación de las probanzas
aportadas a las actuaciones que los llevara a concluir que, surgen fehacientemente
acreditados los incumplimientos que se imputan al trabajador, configurativos de la
irregularidad que se le adjudica al dependiente, es decir que el día 22 de agosto de 2005,
en su calidad de guarda, encargado de la venta de boletos, vendió boletos, consignando
diferentes montos en el original entregado al usuario y el que se encuentra en los
duplicados rendidos a la empresa, en un número de 10 a 12 boletos.-
No obstante discrepan en la valoración del incumplimiento acreditado y en especial si el
mismo reúne la magnitud suficiente para justificar la aplicación de la máxima sanción
impuesta, ponderados los hechos en el marco prudencial que impone el art. 242 de la
LCT.-
Reiteradamente he sostenido que los principios de buena fe, que deben primar en todo
contrato de trabajo, y que configuran una obligación legal regulada por el art. 63 de la
LCT y el deber de fidelidad previsto en el art. 85 del citado cuerpo legal, imponen a las
partes el cumplimiento de ciertas obligaciones sustanciales, y que son no incurrir en actos
que puedan perjudicar a la principal, en el desempeño de la labor encomendada, bajo la
posibilidad de configurar dichos incumplimientos razones suficientes para justificar la
alegada pérdida de confianza, que si bien constituye una valoración subjetiva, debe
basarse en hechos concretos e incumplimientos que justifiquen su invocación.-
Analizadas las actuaciones en el marco de los principios precedentemente expuestos,
considero que la violación en que incurriera el trabajador, en orden a sus obligaciones
debidas, resulta suficientemente configurativa de injuria de tal gravedad para justificar la
disolución del contrato de trabajo, aún ponderando la falta de antecedentes disciplinarios
y la antigüedad del actor. En tal contexto, coincido con la evaluación que de las
constancias probatorias acreditadas en la causa formula mi colega el Dr. Miguel Ángel
Pirolo, en tanto comparto en su totalidad los fundamentos que brinda, respecto de la
valoración que mereciera la conducta del trabajador, en el caso.-
En mérito a lo que llevo expuesto, emito mi voto en el sentido de que adhiero en su
totalidad a los fundamentos y conclusiones expuestas por el Dr. Miguel Ángel Pirolo.-
Por lo que resulta del acuerdo que antecede (art. 125, segunda parte, ley 18.345), el
TRIBUNAL RESUELVE: 1) Revocar la sentencia de grado y rechazar la demanda en
todas sus partes; 2) Dejar sin efecto la imposición de costas y regulaciones de honorarios
practicadas en primera instancia y proceder a su determinación en forma originaria; 3)
Declarar las costas en ambas instancias a cargo de la parte actora;; 4) Regular los
honorarios de la representación y patrocinio letrado de la partes actora y demandada y al
perito contador en el 11%, 15% y 5% respectivamente, a calcular sobre el capital
reclamado en la demandada -sin intereses- 5) Regular los honorarios de la representación
letrada de las partes actora y demandada por las tareas de la Alzada en el 30% y 35% ,
respectivamente, de las sumas que en definitiva les corresponda percibir a cada una de
ellas por la totalidad de lo actuado en la instancia anterior.-
Regístrese, notifíquese y devuélvase.//-
Fdo.: Miguel Ángel Maza - Miguel Ángel Pirolo - Graciela A. González

Citar: elDial AA5AE0


Publicado el: 13/01/2010
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Autónoma de Buenos Aires - Argentina

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