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Conclusiones

A partir del siglo XV las sociedades europeas iniciaron un lento proceso de


recuperación producto de la crisis del siglo XIV. Las mejoras en la producción
agrícola permitieron la recuperación demográfica y el surgimiento de nuevas
relaciones sociales y económicas, generadas por el crecimiento que
experimentaron lentamente las ciudades. Este creciente a su vez favoreció l
aumento de poder por parte de la burguesía como nuevo grupo social que, a
diferencia de la economía feudal de abastecimiento, ya no dependían de la
producción de la tierra, sino que se dedicaban a la elaboración y comercialización
de manufacturas.
De esta manera, a medida que crecieron las ciudades, aumentó el poder de la
burguesía y con ello se potenció el desarrollo de una economía mercantil que
poco a poco debilitó el antiguo sistema feudal propio del medioevo y dio lugar a
los comienzos del capitalismo característico del mundo moderno.
A diferencia de las relaciones feudales entre señores y campesinos, donde estos
últimos explotaban las tierras en la reserva señorial a cambio del pago de cargas
y tributos, los capitalistas comenzaron a invertir las riquezas acumuladas a través
del comercio para obtener nuevas ganancias. La sociedad europea moderna
mantuvo muchas de las características propias del mundo medieval, pero a su
vez, surgieron cambios vinculados a las trasformaciones económicas y el
resurgimiento de la vida urbana. La vida en la ciudad en general ofrecía mayor
libertad y mejores condiciones de vida, debido a que en éstas los campesinos ya
no estaban bajo el control de los señores feudales (con el empleo de nuevas
técnicas agrícolas se necesitaron menos campesinos y muchos de ellos tuvieron
que emigrar hacia las ciudades en busca de trabajo).
Así, las ciudades y sus habitantes se convirtieron progresivamente en símbolo
de los cambios económicos y sociales que caracterizaron el comienzo de los
tiempos modernos. Los burgueses, como nueva clase social, constituían un
grupo muy heterogéneo compuesto principalmente por comerciales, maestros
artesanos y mercaderes vinculados fuertemente al desarrollo y expansión de las
actividades mercantiles y manufactureras. A diferencia de la vida rural y cotidiana
de un campesino donde las condiciones de vida se encontraban condicionadas
por el nacimiento como condición determinante de la posición social de un
individuo, las ciudades ofrecieron otras posibilidades y la aparición de sectores
sociales cuyo estatus social ya no estaba marcado por el origen de la persona
sino por su riqueza y poder económico.
Finalmente, las ciudades ofrecían oportunidades laborales mas modestas y
hacía de estos centros urbanos un atractivo para aquellos que, por distintas
razones, abandonaban la vida rural.

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