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Valores y principios éticos

en acción.

Aterrizando en la práctica
de la educación inclusiva.
El index for inclusion

Marta Sandoval y Gerardo Echeíta | Educación Inclusiva | octubre de 2014


Marta Sandoval y Gerardo Echeíta

Valores y Principios Éticos en acción.


Aterrizando en la práctica de la Educación Inclusiva. 2

El index for Inclusion

Objetivos

1. Comprender que la idea de una educación más inclusiva forma parte


de la tarea de avanzar hacia sociedades más justas para todos los
niños y jóvenes en cumplimiento del derecho que les asiste a todos
ellos e independientemente de las condiciones personales, sociales,
familiares, de origen o cualquier otra que, en parte, les definen.

2. Contribuir a reforzar valores de respeto, tolerancia, responsabilidad y


ética profesional hacia las diferencias, así como promover el
pensamiento reflexivo.

3. Ser conscientes de la obligación ética vinculada a la individualización


para atender, responsablemente, a la diversidad del alumnado
especialmente en las instituciones sociales y escolares.
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1. Desarrollando un marco de valores

Una de las formas más importantes de entender la inclusión es verla como


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el proceso sistemático de llevar determinados valores a la acción. Se trata
de un compromiso con valores particulares que representan el deseo de
superar la exclusión que sufren millones de niños en todo el mundo. La
llamada inclusión educativa (definida en anteriores módulos), si no está
relacionada con valores profundamente arraigados puede representar
simplemente la conformidad con una “nueva moda educativa” o la
complacencia superficial con las instrucciones que emanan de la
administración de turno.

Los valores son guías fundamentales y promueven la acción; nos impulsan


hacia adelante, y nos dan un sentido de dirección, definiendo un destino.
No sabemos si estamos haciendo, o si hemos hecho lo correcto, sin
entender la relación entre nuestras acciones y nuestros valores. Todas las
acciones que afectan a los demás se basan en valores. Cada acción se
convierte en un argumento moral, seamos o no conscientes de ello. Es una
forma de decir ¨esto es lo que hay que hacer, es lo correcto¨. Cuando
explicitamos y desarrollamos un marco de valores establecemos cómo
queremos vivir y educarnos, ahora y en el futuro…

Ser claro acerca de la relación entre valores y acciones es el paso más


práctico que se puede tomar en la educación. Los valores nos guían para
saber lo que debemos hacer, y para comprender las acciones de otros. En
nuestras instituciones sociales y especialmente en los centros escolares a
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los que inevitablemente nos debemos referir, esto significa vincular los
valores a los diferentes “sistemas de prácticas” 1 como por ejemplo, las
relaciones con las familias, las relaciones de los estudiantes en el patio, las
diferentes formas de enseñar, etc.
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El marco de valores que vamos a presentar, que procede de la obra de Tony


Booth y Mel Ainscow (2011), y que en su conjunto apoyan el desarrollo
inclusivo de la educación, está formado por una cuidadosa unión de piezas,
relativas a temas relacionados con la igualdad, los derechos, la
participación de la comunidad, el respeto a la diversidad, la sostenibilidad,
la no violencia, la confianza, la compasión, la honestidad, la valentía, la
alegría, el amor, la esperanza el optimismo y la belleza.

Cada una de estas palabras representa un valor, que sólo puede ser
entendido a través de la descripción más detallada de su significado que
damos a continuación. Cada valor resume un área de acción amplia y la
aspiración a una educación y una sociedad más justa.

Todos los valores son necesarios para el desarrollo educativo inclusivo pero,
como nos señalan sus autores, cinco de ellos -igualdad, participación,
comunidad, respeto a la diversidad y sostenibilidad - pueden contribuir más
que los demás a establecer estructuras, procedimientos y actividades
inclusivas. Los derechos surgen de la valoración de la igualdad, pero se
incluyen por separado. Esto es debido a la importancia estratégica del
concepto de derechos en la promoción del reconocimiento de la igual

1Puig Rovira, J.M.; Doménech, I.; Gijón. M.; Martín. X.; Rubio. L. y Trilla, J. Cultura
moral y Educación. (2012) Barcelona: Graó
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dignidad de las personas y en la lucha contra la discriminación. El resto de


los valores se han añadido para completar un marco, que nos hace pensar
acerca de las formas de vida que deseamos promover para nosotros y para
nuestros hijos e hijas. Si usted duda de la contribución de un determinado
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valor, trate de quitarlo de la educación. ¿Qué sería de la educación sin
confianza, honestidad, coraje, compasión? ¿Sin alegría, amor, esperanza o
belleza?

Como han señalado Booth y Ainscow (2011), no hay una lista cerrada de
valores inclusivos y es posible, además, que su relevancia sea diferente
según qué circunstancias, pero la experiencia investigadora que sustenta
esta propuesta resalta la importancia de algunos de ellos en particular,
como la igualdad, el derecho, la participación, etc.

Sin duda alguna, estos valores no son independientes, sino entrelazados e


interdependientes, razón por la cual muchas veces se usa la expresión
“marco de referencia” para enfatizar la interrelación entre ellos. Por otra
parte, resulta un tanto didáctico organizarlos (ver Cuadro nº 1), desde el
punto de vista de que unos nos dicen más de la calidad de las “estructuras”,
otros tienen más relación con el “carácter y la cualidad de las relaciones” y
un tercer grupo que apunta hacia valores que nutren y sostienen “el
espíritu”.

A continuación se presenta el cuadro nº 1, Valores inclusivos (Booth y


Ainscow, 2011, p. 22)
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Cuadro
EN RELACIÓN EN RELACIÓN EN RELACIÓN CON EL
CON LAS CON LAS ESPIRITU
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ESTRUCTURAS RELACIONES
Igualdad Respeto por la Alegría
diversidad
VALORES Derechos No violencia Amor
INCLUSIVOS Participación Confianza Esperanza/optimismo
Comunidad Compasión
Sostenibilidad Honestidad Belleza
Coraje

Comenzaremos a explicar los valores en relación con las estructuras:

1 Igualdad
La igualdad y las nociones relacionadas con ella: la equidad, la
imparcialidad y la justicia, son centrales en el marco de valores inclusivos.
La desigualdad, la inequidad, la parcialidad y la injusticia son formas de
exclusión. La igualdad no significa que todos sean lo mismo o que sean
tratados de la misma manera, sino que todo el mundo sea tratado “como
de igual valor”.

Esto tiene implicaciones en como los adultos y los estudiantes se comportan


el uno hacia el otro en los centros escolares. Afecta a la forma en que los
estudiantes se agrupan entre y dentro de los centros escolares y las clases,
evitando las jerarquías de valor. Se trata, también, sobre la forma en que
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se administra el centro escolar. Una visión inclusiva de la igualdad no es


"igualdad de oportunidades" para situaciones de desigualdad, riqueza y
condiciones de vida, sino de la reducción de tales desigualdades.
Reflexionar sobre la aceptación de la gente con desigualdades a nivel
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nacional y mundial, en las condiciones de riqueza o de vida, revela
profundos desacuerdos sobre la inclusión. A menudo, las personas no se
comportan como si "cada vida y cada muerte fuesen de igual valor”, no solo
porque naturalmente estén más preocupados por los más cercanos a ellos,
sino porque no piensan que el sufrimiento de otras personas fuera de sus
propias familias, barrios o país deba impulsar ninguna acción para reducirlo.

2 Derechos
Un enfoque de derechos se basa en una preocupación por la igualdad. Es
una forma de expresar el igual valor de las personas, ya que tienen los
mismos derechos. Para invocar los derechos se debe decir que todo el
mundo tiene el mismo derecho a la libertad de querer y la libertad para
actuar. Así todos tienen el mismo derecho a la alimentación, refugio,
protección y cuidado y a la participación como ciudadanos. Donde las
acciones lleven a la desigualdad, entonces no puede implicar un derecho.
Por ello, se debe reconsiderar la idea de aceptar como un valor absoluto
el derecho a elegir o de elección a la propiedad de bienes, si con ello se
agrava la desigualdad para que otros puedan ejercer sus derechos. Los
estudiantes y jóvenes tienen derecho a una educación gratuita y pública
(que el Estado debe proveer) de alta calidad en su localidad. La promoción
de los derechos humanos en la educación fomenta el desarrollo de la
reciprocidad y el cuidado en las relaciones con los otros. La gente a veces
desea vincular derechos y responsabilidades, pero esto es un error si se
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entiende como que la concesión de derechos está condicionada a un


determinado comportamiento o forma de ser. Los derechos son
incondicionales. Sin embargo, los derechos pueden entrar en conflicto y
esto puede significar, por ejemplo, que el derecho a la seguridad de una
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persona puede implicar restricciones a la libertad de otros. Es evidente que
como la igualdad, el resto de los derechos también queda restringido en la
práctica, a pesar de un aparente compromiso de cumplir con su expresión
en los Documentos de las Naciones Unidas. Esto es evidente y se pone en
evidencia a partir de la indiferencia generalizada en todo el mundo hacia el
cumplimiento de ciertos derechos y la falta de intentos serios para hacer
frente a las violaciones y vulneraciones de los mismos. La consideración de
los derechos humanos puede también conducir a preguntas sobre el
tratamiento de los no-humanos y la idea de extender los derechos a todas
las formas de vida e incluso a la integridad del planeta.

3 Participación
La participación en educación para el personal, los jóvenes y sus familias,
tampoco se busca con frecuencia. La participación va más allá, pero
comienza simplemente con estar ahí, estar donde otros pueden hacerlo
sin restricciones. La participación implica dos elementos: la acción
participativa o actividad y la participación en sí misma. Una persona
participa no sólo cuando está involucrada en actividades conjuntas, sino
también cuando se siente implicada y aceptada. La participación es estar y
colaborar con otros. Se trata de igual modo de involucrarse activamente en
el aprendizaje. Hace mención a la tarea de participar en las decisiones sobre
la propia vida, incluida la educación y enlaza con las ideas de democracia y
libertad. Implica también la importancia de reconocer el derecho “a no
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participar”, de afirmar la autonomía contra el grupo diciendo “no”. Esto


implica coraje. Cuando somos conscientes de la fuente y naturaleza de
nuestros actos, intenciones y sentimientos, esto puede ayudar a participar
activamente. La participación involucra el diálogo con otros basado en la
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igualdad y requiere reflexionar deliberadamente acerca de las diferencias
de estatus y de poder. La participación se incrementa cuando al
involucrarse con otros refuerza el sentido de identidad, cuando somos
aceptados y valorados por quienes somos.

4 Comunidad
La preocupación por construir comunidad implica un reconocimiento de
que vivimos en relación con los demás y que las amistades son
fundamentales para nuestro bienestar. Construimos comunidad a través de
culturas que fomentan la colaboración. Una visión inclusiva de la
comunidad se extiende más allá de la obligación de la familia y las
amistades, a un sentimiento de solidaridad más amplio. Está vinculada a un
sentido de responsabilidad hacia los demás y con las ideas de servicio
público, ciudadanía, ciudadanía global y reconocimiento de la
interdependencia global. La comunidad de una escuela inclusiva ofrece un
modelo de lo que significa responsabilizarse, activando los derechos de los
ciudadanos respetados fuera del centro escolar. Las comunidades
inclusivas están siempre abiertas, y se enriquecen con nuevos miembros
que contribuyen a su transformación. En la educación, la inclusión implica
el desarrollo mutuo de relaciones sostenibles entre los centros escolares y
las comunidades del entorno. Preocuparse por la comunidad es actuar
colaborativamente, colegiada y solidariamente; conduce a una
comprensión de cómo el progreso en el cambio de las instituciones puede
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ser mejor cuando las personas se unen en acciones conjuntas y


colaborativas.

5 Sostenibilidad
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Un objetivo fundamental de la educación es preparar a los estudiantes y a
los jóvenes para modos de vida sostenibles, dentro de comunidades y
entornos sostenibles de manera local y global. El compromiso con los
valores inclusivos implica un compromiso con el bienestar de las
generaciones futuras. El debate sobre la inclusión siempre contiene la
pregunta “¿inclusión en qué?”. Los centros escolares que se desarrollan
inclusivamente son lugares que fomentan un desarrollo sostenible a través
del aprendizaje y la participación de todos y la reducción de la exclusión y
la discriminación.

Se actúa de manera sostenible cuando se evita llevar a cabo cambios no


consensuados a corto plazo, así como cuando se evita la puesta en marcha
de proyectos y programas que no puedan mantener sus compromisos a
largo plazo. Es fundamental para la inclusión la sostenibilidad
medioambiental en un tiempo en el que la degradación, la deforestación y
el calentamiento global están amenazando la calidad de vida de todos
nosotros y además minando la vida de millones de personas en el mundo.

El compromiso ecológico es algo que debe nacer de la comprensión y el


respeto por la naturaleza, no del miedo a la catástrofe. Para ser sostenible,
los cambios deben integrarse en las culturas y a través de ellas avanzar en
la medida que somos capaces de identificar y eliminar barreras que limitan
el acceso, el aprendizaje y participación de nuestros niños y jóvenes.
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A continuación, presentaremos los valores respecto a las relaciones.

1 Respeto a la diversidad
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Respetar la diversidad significa valorar a otros y tratarlos bien, reconocer
las contribuciones que hacen a la comunidad desde su individualidad así
como a través de sus acciones positivas. Implica reconocer lo que nos hace
semejantes en dignidad y derechos y lo que nos diferencia como individuos.
La diversidad tiene que ver con todos, sin eufemismos. No es un “todos” que
significa “la mayoría” o “casi todos”. La diversidad no es lo que son “los
otros”, los “raros” o los “especiales”, mientras que “nosotros” nos
consideramos ilusoriamente “normales”.

El respecto a la diversidad está íntimamente ligado a la “igualdad de


reconocimiento”, o visibilidad, que en las últimas décadas se ha añadido a
las otras formad de igualdad defendidas, hasta el punto de que para algunos,
como Honneth (1997; 2010):

“el reconocimiento de la dignidad de personas o grupos constituye el


elemento esencial de nuestro concepto de justicia… Hay formas de
trato socialmente injustas en las que lo que está en juego no es la
distribución de bienes o derechos, sino la ausencia de afectos y
cuidado o de estima social, que hurtan la dignidad o el honor.”
Honneth (2010,pp.14-15)

2 No violencia
La no-violencia requiere saber escuchar y comprender el punto de vista de
los otros y hacer valer, a través de un diálogo igualitario, el peso y
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coherencia de los argumentos racionales, incluidos los propios. Ello pasa


por oponerse con racionalidad a la simple imposición de ideas o criterios
por argumentos de poder, estatus o tradición. Requiere el desarrollo de
competencias para la negociación, la mediación y la resolución de conflictos
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entre niños, jóvenes o adultos. Requiere, en todo caso, que los adultos sean
modelos de no-violencia en su propio proceder y comportamiento. La no-
violencia es la quintaesencia de las comunidades educativas que han sabido
construir un estilo de convivencia y modelos de disciplina positivos y no
punitivos (Torrego y Moreno, 2003)

3 Confianza
La confianza apoya y sostiene la participación y el desarrollo de relaciones
e identidades seguras. También requiere del diálogo y del respeto mutuo.
Los niños y jóvenes tienen que aprender a confiar en otros distintos a su
familia, lo que implica enseñarles a analizar la naturaleza de lo que pueden
y deben ser encuentros seguros y no seguros con otros. Esto puede ser
especialmente importante para aquellos que se sienten vulnerables en casa,
o que han sido objeto de maltrato o discriminación frecuente. La confianza
es necesaria para el desarrollo de una identidad segura y de una sociedad
confiable. Cuando menos se confía en las personas, menos confiable resulta
uno mismo. Confiar que otros te escucharan y responderán de modo justo,
es imprescindible para enfrentarse a situaciones educativas delicadas que
deban ser descubiertas y enfrentadas. Las personas están dispuestas a
abrirse cuando confían que pueden entablar un diálogo respetuoso con
otros sin buscar una situación de ventaja.
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4 Compasión
La compasión supone comprender y ser empático con el sufrimiento de
otros, así como el deseo de aliviarlo. Requiere de un esfuerzo deliberado
para comprender la discriminación y el sufrimiento, tanto en un plano local
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como global, así como una disposición firme para tomar en consideración
los puntos de vista y los sentimientos de los demás. La compasión pone en
juego el hecho de considerar que el bienestar personal está limitado por las
necesidades de bienestar de todo el mundo. Abrazar la compasión significa
reemplazar los enfoques punitivos en el incumplimiento de las normas por
parte de algunos estudiantes, por la responsabilidad de brindar apoyos para
el desarrollo de aquellas competencias que permitan a esos mismos niños
o jóvenes continuar aprendiendo y participando. Una educación compasiva
es aquella que reconoce los errores, independientemente del estatus de la
persona implicada en ellos, es aquella que acepta las disculpas, y donde la
restitución y el perdón son posibles.

5 Honestidad
La honestidad no es la simple expresión de confianza. La deshonestidad
suele tener mucho más que ver con la omisión de información que con la
mentira. Ocultar información o hacerla equívoca para otros impide su
participación. Por otra parte, la honestidad conlleva evitar la hipocresía,
actuando de acuerdo con los propios valores y principios. Supone mantener
las promesas y está ligada a la integridad y la sinceridad, pero también a
valores como la confianza y el coraje. La honestidad entre los educadores
supone compartir conocimientos con los estudiantes sobre las realidades
locales y globales, animándoles a interesarse por lo que está pasando en el
mundo, de modo que puedan tomar decisiones informadas importantes
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para su presente y su futuro. Finalmente, la honestidad facilita que se hagan


preguntas difíciles y que se admita la limitación del propio conocimiento.

6 Coraje
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Se requiere coraje para oponerse, cuando es preciso, al peso de las


convenciones, del poder, de la autoridad o a los puntos de vista y a la cultura
del grupo al que se pertenece. Pensar por uno mismo y expresarse
conforme a las propias ideas requiere de un gran coraje. Éste es necesario
para “plantarse” por uno mismo o por otros o cuando no hay una cultura
de apoyo mutuo o se dan situaciones de discriminación o trato injusto. Hay
que tener coraje para oponerse a un mal entendido sentido de la lealtad
institucional, cuando ésta encubre situaciones negativas que afectan a los
más vulnerables.

Por último, expondremos los valores en relación con el espíritu.

1 Alegría
Los valores inclusivos tienen que ver con el desarrollo de la persona en su
totalidad, incluidos sus sentimientos y emociones, con el enaltecimiento de
su espíritu humano. Con la alegría de la implicación en las relaciones de
enseñanza y aprendizaje. Los valores inclusivos están relacionados con los
lugares y las acciones escolares como espacios donde tan importante es
“ser” como “llegar a ser”. Una educación que promueve y mantiene la
alegría, potencia el aprendizaje a través del juego y el humor compartido.
Anima y celebra la satisfacción por adquirir nuevos intereses,
conocimientos y habilidades y por ser capaz de mantenerlos. La alegría,
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como emoción positiva, es un componente imprescindible en las escuelas


eficaces, donde el profesorado y los miembros de la comunidad cuidan y
valoran las oportunidades para disfrutar y reírse juntos como un factor de
protección ante dificultades y desafíos.
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2 Amor
La compasión está estrechamente ligada con el valor del amor y el cuidado
del otro. La profunda actitud de cuidar al otro, sin esperar nada a cambio,
está en el corazón de muchos educadores y educadoras y en la base de lo
que da sentido a su vocación. Supone apoyar a otros para que sean y lleguen
a tener el reconocimiento que la gente alcanza cuando es valorada. Esto
refuerza el sentido de identidad y pertenencia y promueve la participación.
En las comunidades activas y vivas, subyace la disposición a cuidar a los
otros, y la de dejarse cuidar cuando uno lo necesita.

3 Esperanza/optimismo
El valor de la esperanza y el optimismo son un deber profesional para los
educadores al igual que es un deber personal para los progenitores.
Debemos convenir que es necesario enfrentarse a las dificultades locales,
nacionales o globales con el convencimiento de que pueden ser aliviadas.
La esperanza no es la disposición meliflua a mirar solamente “el lado
brillante de la realidad”. Implica no dejarse llevar por el desaliento en las
situaciones difíciles y buscar apoyos y ayudas para enfrentarse
colaborativamente a las mismas, mostrando cómo la gente puede hacer
que su vida y la de otros, cercanos o lejanos, sea diferente. Como dijo Edgar
Morin, “La esperanza sabe que no es certeza. Esperanza no en el mejor de
los mundos sino en un mundo mejor”.
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4 Belleza
Es cierto que la llamada a crear belleza puede ser vista como un asunto
polémico, desde el momento que la belleza está en los ojos y en la mente
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de quien la ve o concibe. Es evidente, por otro lado, lo opresivo y excluyente
que resulta para muchas personas la forma mercantilizada que se nos
ofrece de la belleza a través, por ejemplo, de la publicidad. La belleza está
ahí cuando alguien ama o disfruta con algo que otra persona ha creado, sea
en el ámbito de las artes o en otras esferas. La belleza está en los actos de
gratitud y amabilidad, en esas preciosas ocasiones donde la comunicación
ha transcendido el interés individual, en las acciones colectivas de apoyo
para demandar el cumplimiento de derechos, o cuando la gente usa su voz
para ser reconocido. Finalmente, una belleza inclusiva supone ir más allá de
los estereotipos en la diversidad de las personas y en la diversidad de la
naturaleza.

2.- Una herramienta para poner los valores en acción: El index


for inclusión

El Index for inclusion (Booth y Ainscow, 2000,2002,2011) se presenta


“como un conjunto de materiales diseñados para apoyar a los centros
educativos en el proceso de avance hacia instituciones inclusivas, teniendo
en cuenta los puntos de vista de la comunidad” (p.15)

Es un material que ha sido traducido en más de 60 idiomas (ver


http://www.indexforinclusion.org/) En castellano ha sido traducido como
Guía para la evaluación y mejora de la educación inclusiva por el consorcio
en educación inclusiva (http://www.consorcio-educacion-inclusiva.es/)
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Aunque la utilidad más directa de los materiales que a continuación se


presentan se ciñe al ámbito escolar, esta herramienta puede llegar a
constituirse en un marco de apoyo valiosísimo para promover la reflexión y
el desarrollo de prácticas inclusivas a través de un proceso de
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autoevaluación metódico a través de tres dimensiones interrelacionadas en
muchos contextos: cultura, política y práctica.

La dimensión Cultura está orientada hacia la reflexión sobre la necesidad


de la creación de una comunidad educativa segura, acogedora y
colaboradora. Pretende ayudar a analizar hasta qué punto existen valores
inclusivos, compartidos por todo el profesorado, el alumnado, las familias u
otros miembros de la comunidad.

La dimensión Políticas ayuda a analizar los planes generales y las medidas


de organización y funcionamiento que condicionan las actuaciones de
mejora del aprendizaje y de la participación de todo el alumnado.

Por último, la tercera dimensión, Prácticas, se centra en explorar si las


actividades específicas que se desarrollan alientan el acceso, el aprendizaje
y la participación de todos.

A continuación se presenta un gráfico con un círculo en tono rojizo en el centro que dice:
INCLUSIÓN. Detrás del círculo, aparecen tres nuevos círculos que se tocan y superponen.
Uno, en color rojo, dice APRENDIZAJE; otro, en color amarillo, dice PARTICIPACIÓN, y
otro de color lila dice PRESENCIA.
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Figura 1Tres pilares de la inclusión

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Las tres dimensiones se desarrollan a través de 6 secciones, dos por


dimensión y cada una de ellas se despliega en indicadores. Nos
encontramos con 45 indicadores cuyo significado se esclarece a través de
500 preguntas, aproximadamente 10 a 12 por indicador. Como nos indican
Booth y Ainscow (2011, pag.15) “los indicadores representan una
formalización de aspiraciones con las que se compara la situación existente
en la organización, para poder establecer determinadas prioridades de
mejora”.

Por tanto, de forma conjunta, las dimensiones, secciones, indicadores y


preguntas proporcionan un mapa cada vez más detallado que permite
trazar las posibilidades de un futuro más inclusivo.
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Dimensión A: Crear CULTURAS inclusivas


1. Construir comunidad
2. Establecer valores inclusivos

Dimensión B: Elaborar POLÍTICAS inclusivas


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1. Desarrollar una escuela para todos
2. Organizar la atención a la diversidad

Dimensión C: Desarrollar PRÁCTICAS inclusivas


1. Orquestar el proceso de aprendizaje
2. Movilizar recursos

A continuación se mostrará un ejemplo de los indicadores y de las


preguntas:

INDICADOR: C.1 ORQUESTAR EL PROCESO DE APRENDIZAJE

C.1.1. Las unidades didácticas responden a la diversidad de los alumnos.


C.1.2. Las unidades didácticas se hacen accesibles a todos los estudiantes.

C.1.3. Las unidades didácticas contribuyen a una mayor comprensión de la


diferencia.
C.1.4. Se implica activamente a los estudiantes en su propio aprendizaje.
C.1.5. Los estudiantes aprenden de manera colaboradora.
C.1.6. La evaluación motiva los logros de todos los estudiantes.
C.1.7. La disciplina de la clase se basa en el respeto mutuo.
C.1.8. Los docentes planifican, revisan y enseñan en colaboración.
C.1.9. Los docentes se preocupan de apoyar el aprendizaje y la participación
de todos los estudiantes
C.1.10. El profesorado de apoyo se preocupa de facilitar el aprendizaje y la
participación de todos los estudiantes
C.1.11. Los “deberes para casa” contribuyen al aprendizaje de todos.
C.1.12. Todos los estudiantes participan en las actividades complementarias
y extraescolares
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Ejemplo de preguntas propuestas en el indicador C 1.2

INDICADOR C.1.2. Las unidades didácticas se hacen accesibles a todos los


estudiantes.
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i. ¿Se presta atención específica a la adecuación del lenguaje oral y escrito?


ii. ¿Se preparan las clases teniendo en cuenta el lenguaje que los alumnos
encuentran fuera del centro educativo?
iii. ¿Se explica y se practica con el vocabulario técnico que aparecerá en la
unidad didáctica?
iv. ¿Reflejan los materiales curriculares los contextos y las experiencias de
todos los alumnos?
v. ¿Se hacen las clases igualmente accesibles para todos los niños y todas
las niñas, al incluir en ellas actividades variadas que reflejan la diversidad
de intereses de los dos géneros?
vi. ¿Hay oportunidades para los estudiantes que están aprendiendo
castellanoi como una segunda lengua para que hablen y escriban en su
lengua materna?
vii. ¿Se motiva a los estudiantes que están aprendiendo castellano como
segunda lengua a que desarrollen habilidades de traducción de la lengua
materna al castellano?
viii. ¿Pueden los estudiantes participar en todas las áreas curriculares,
por ejemplo, en ciencias y en educación física, en la ropa apropiada
según sus creencias religiosas?
ix. ¿Se hacen adaptaciones al currículo, por ejemplo en arte, o en música,
para los estudiantes que tienen reservas en participar en ellas debido a
sus creencias religiosas?
x. ¿Reconoce el profesorado el esfuerzo físico que algunos estudiantes con
discapacidad o enfermedades crónicas emplean para completar las
tareas, y el cansancio que ello puede causarles?
xi. ¿Reconoce el profesorado el esfuerzo mental que emplean algunos
estudiantes, por ejemplo, porque tienen que leer en los labios o utilizar
ayudas visuales?
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xii. ¿Reconoce el profesorado el tiempo suplementario que necesitan y


emplean algunos estudiantes con discapacidad para utilizar los
instrumentos en el trabajo práctico?
xiii. ¿Proporciona el profesorado modalidades alternativas de acceso a la
experiencia o a la comprensión para estudiantes que no pueden
participar en actividades específicas, por ejemplo, utilizando 21
instrumentos alternativos en ciencias o planteando algunos ejercicios
diferentes en educación física?

Referencias bibliográficas

 Booth, T. y Ainscow. M. (2011). Index for inclusión. Developing


leaning and participation in schools (3ªed). Manchester: CSIE

 Honneth, A. (1997). La lucha por el reconocimiento: por una


gramática moral de los conflictos sociales. Barcelona: Crítica.

 Honneth, A. (2010). Reconocimiento y menosprecio. Sobre


la fundamentación normativa de una teoría social. Madrid: Katz
Editores.

 Torrego, J.C. y Moreno, J.M. (2003): Convivencia y Disciplina en la


escuela. El aprendizaje de la democracia. Madrid: Alianza Ensayo

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