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Irene Herrero Benito La estructura y dinámica del conflicto de

Lederach
Paula Fregenal Melgosa

La estructura y dinamica del


conflicto propuesta por Lederach
(1989)
John Paul Lederach es un sociólogo referente en el campo de la Educación para la Paz.
Ha trabajado en el campo docente formando a profesionales (profesorado, agentes
sociales, etc) para guiarlos en su tarea de la mediación. Asimismo, es escritor de diferentes
publicaciones sobre educación para la paz, presentando una visión de la transformación
del conflicto. Además, actualmente es mediador directo en diferentes conflictos bélicos
internacionales, lo que le ha proporcionado una visión amplia, multinacional y
multicultural sobre este tema.

Entre sus aportaciones más importantes encontramos su propuesta sobre la estructura y


dinámica del conflicto las cuales cree importantes para la comprensión y para la
regulación del mismo. Lederach considera que el conflicto está compuesto por la
interacción de tres elementos: 1) Las personas, 2) El proceso y 3) El problema. Estos tres
componentes deben ser tomados en cuenta para el análisis del conflicto ya que cada uno
de ellos puede ser el causante del mismo, así como su interacción.

Las personas
Es indispensable que se determine que personas o grupos están involucrados
directamente y quienes aunque no estén implicados directamente en el conflicto pueden
influir en el desarrollo y resolución del mismo. Esta determinación es importante para
comprender cuál es la magnitud del problema. De este modo, debemos hacernos una serie
de preguntas que permitan conocer a los implicados: “¿Quienes están involucrados y qué
papel tienen en el conflicto?, ¿Cómo pueden influir sobre el mismo?”.

No podemos obviar el hecho de que cada persona adquiere una posición determinada en
función de una serie de valores, intereses, necesidades y percepciones sobre el problema,
los cuales motivan sus acciones y comportamientos. No obstante, es importante tener en
cuenta que las perspectivas de las partes involucradas en el conflicto están condicionadas
por emociones intensas que dominan su razonamiento. Asimismo, la percepción propia
de carácter limitado sesga la concepción global que supone el conflicto.

Todo conflicto a cualquier nivel se arraiga en dos fenómenos; el poder y la estima propia.
El poder hace referencia a la influencia mutua y en dicho concepto existen diferentes
bases, como por ejemplo el nivel económico, el social o la capacidad de manipulación o
control. Respecto a la estima propia, se centra en la oposición con los deseos del otro
que supone una la valoración personal del conflicto, y esto hace que solo se conciban dos
posibles resultados: perder o ganar.

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Lederach
Paula Fregenal Melgosa

El proceso
El proceso es el modo en el que el conflicto se desarrolla y la forma en que la gente trata
de resolverlo, ya sea para bien o para mal. En este aspecto, tiene gran importancia la
comunicación. La comunicación suele deteriorarse a medida que existen acusaciones de
tipo personal que nada tienen que ver con el problema esencial. A este fenómeno se le
añade la generalización del problema que repercute en la proliferación de los conflictos.
De este modo, el asunto conflictivo se convierte en una serie de diferencias mezcladas y
confundidas hasta el punto que no pueden marcarse los límites. En consecuencia, en lugar
de centrarse en el desarrollo futuro de la relación, se hacen notables las recriminaciones
inculpatorias a la otra parte con el fin de infringirle daño y demostrar su falta. En tercer
lugar, las personas en conflicto acuden a un tercero para buscar apoyo en lugar de acudir
a resolver el conflicto con aquella persona implicada en el mismo. De esta manera, suele
perpetuarse la mala información, los estereotipos y la formación de coaliciones
innecesarias.

El problema
El conflicto forma un todo que es la dinámica y la estructura del problema. Así se pueden
distinguir conflictos innecesarios y conflictos genuinos en función de la percepción que
se tiene del mismo. El conflicto genuino es aquel en el que existen diferencias esenciales,
o sea, puntos concretos que separan a las personas y que generan, por tanto, cierta
incompatibilidad. Esta incompatibilidad viene dada por los intereses, las necesidades y
los deseos diferentes de cada uno, las diferencias de opinión sobre el procedimiento a
seguir, el criterio a seguir para tomar una decisión, a quién corresponde qué, a la hora de
repartir recursos, o bienes materiales, las diferencias de valores y las cuestiones concretas
de dinero, tiempo, tierra, derechos, compensaciones, etc. Sin embargo, el conflicto
innecesario se caracteriza por una mala comunicación, la formación de estereotipos, la
desinformación o el mal entendimiento.

Para facilitar la comprensión del conflicto, y así posteriormente resolverlo, es necesario


que se separen los diferentes aspectos. Debemos separar las áreas de incompatibilidad y
discrepancia y los intereses que tienen las personas implicadas en él. Los intereses están
directamente relacionados con la posición, pero ésta primera hace hincapié en por qué
cada uno de los asuntos importa a la persona, mientras que la posición hace referencia a
la postura que se adopta frente al conflicto. Lo realmente importante para resolver el
conflicto es conocer la base del problema a partir de los intereses que tiene cada una de
las partes por lo que a partir de las posturas se irá penetrando cada vez más en los intereses
pertinentes.

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A partir de esta teoría nos centraremos en cada uno de los componentes explicando
aquellas pautas que faciliten el análisis y resolución de conflictos.

Respecto a las personas, para resolver el conflicto es necesario:


1. Promover en todo momento la comprensión y la elicitación de las emociones que
pueden surgir durante el proceso.
2. También es relevante facilitar el reconocimiento de las necesidades humanas;
tanto las propias como las ajenas.
3. Importante tomarse el tiempo necesario para escuchar mostrando respeto por la
dignidad de las personas.
4. Se debe apoyar y no amenazar la autoestima.
5. Relevante profundizar en las percepciones y conceptualizaciones de la situación
y de los otros.
6. Se debe ayudar a identificar cómo el comportamiento de los otros y la situación
en general, les ha afectado.

En relación al proceso, se deberán analizar los siguientes aspectos o puntos del conflicto:

1. La dinámica del conflicto


a. Como comenzó.
b. Qué otros problemas se añadieron.
c. Grado de polarización.
d. Actividades que han aumentado el conflicto.
e. Influencias moderadoras.

2. La comunicación:
a. De qué forma se comunican las partes implicadas.
b. Quién habla, cuándo, cuánto y por qué.
c. Observar la existencia de alteraciones: estereotipos, rumores, mala
información, etc.
d. Proponer cómo podría mejorarse la comunicación.

Y será importante para la resolución del conflicto el poner de manifiesto los patrones de
comunicación existentes y descubrir los sentimientos de la gente en relación al modo de
tomar decisiones. Así como, entender el equilibrio o desequilibrio de poder en la relación
y desarrollar un proceso que parezca justo.

Finalmente, en lo referente al problema se hace necesario distinguir entre asuntos,


intereses, necesidades y posiciones. Para analizarlo, por lo tanto, será de ayuda:
1. Descubrir el meollo del conflicto:
a. Intereses, necesidades y valores de cada una de las partes implicadas.
b. Conocer lo que le preocupa a cada uno, observar que proponen para
resolverlo.
c. Conocer por qué les interesa esa solución.
d. Saber cuáles son los intereses de cada uno.
e. Saber cuáles son las necesidades humanas que motivan a cada uno
(seguridad, autoestima, comida, trabajo…).

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f. Tener en cuenta qué necesidades se deberían cubrir para que ambas partes
estén satisfechas.
g. Conocer la diferencia de valores existentes y saber qué papel juegan en el
conflicto.
2. Realizar un listado de los puntos concretos para resolver.
3. Analizar los recursos existentes:
a. Limitaciones y posturas extremistas.
b. Personas que puedan tener un papel constructivo en el conflicto.
c. Los objetivos alcanzables que pueden aceptar ambas partes.
d. Intereses y necesidades comunes.
e. Propuestas que está dispuesta a cumplir por ambas partes.

Para resolver el conflicto deberemos ayudar a identificar cuáles son las necesidades e
intereses subyacentes y evitar centrarnos en la posiciones de cada una de las partes. Por
ello deberemos clarificar áreas de interés y problemas específicos separando las personas
de los problemas, así como descubrir las necesidades e intereses básicos subyacentes a
los problemas e identificar los principios y valores comunes.

R EFERENCIAS BIBLIOGRÁ FICAS

Lederach, J. P (1989). Elementos para la resolución de conflictos. En Cuadernos de No-


violencia (vol. 1, pp. 25-26) México: SERPAJ.

Lederach, J. P. (1992). Enredos, pleitos y problemas: una guía práctica para ayudar a
resolver conflictos. Guatemala: Semilla.

Lederach, J. P. (2000). El abecé de la paz y los conflictos: Educar para la paz (Vol. 104).
Madrid: Los libros de La Catarata.

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