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EXÉGESIS DEL AT II: ECLESIASTES

¡No comprendes!
Eclesiastés 11.3-6

OCTUBRE, 2014
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ............................................................................................................ 1

CAPÍTULO I RELEVANCIA DEL TEXTO DENTRO DE LA TRADICIÓN

SAPIENCIAL/BÍBLICA .................................................................................................. 2

CAPÍTULO II UBICACIÓN DEL TEXTO DENTRO DE LA ESTRUCTURA DEL

LIBRO ............................................................................................................................... 4

CAPÍTULO III DESARROLLO DEL TEXTO: PALABRAS Y FRASES CLAVE ....... 5

CAPÍTULO IV RELEVANCIA DEL TEXTO/TEMA PARA SU CONTEXTO............ 9

CAPÍTULO V La teología de Qohélet en relación a la tradición teológica de la época de

Qohélet. ........................................................................................................................... 11

CAPÍTULO VI Relevancia/importancia del texto/tema el contexto actual .................... 12

CONCLUSIÓN ............................................................................................................... 16

BIBLIOGRAFÍA............................................................................................................. 17

ii
INTRODUCCIÓN

Introducción

En el presente trabajo se procederá a analizar el texto 11.3-6 del libro de

Eclesiastés. Se buscará la relevancia del texto dentro de la tradición sapiencial

bíblica, la ubicación del texto dentro del libro de Eclesiastés. Para una mejor

comprensión del texto se hará un estudio de frases o palabras y luego se analizará

la relevancia para el contexto de Eclesiastés, y también cómo se presentaba la

teología de Eclesiastés con respecto a la teología de la época. Y por último una

aplicación práctica. Se tratará de sacar el mayor provecho para la vida del

cristiano.

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CAPÍTULO I

RELEVANCIA DEL TEXTO DENTRO DE LA TRADICIÓN

SAPIENCIAL/BÍBLICA

Los libros sapienciales a diferencia de otros libros del AT donde los

imperativos como “Haced”, “Creed” resaltan claramente, la manera de acercar al

hombre hacia Dios, pero de una forma imperativa de obedecer sin preguntar, sino

desde una óptica de hacer pensar a la persona. Los imperativos de los escritos

sapienciales se encuentran bajo palabras como escucha, mira, piensa, reflexiona.

El fin es el mismo que los demás libros, que la persona viva una vida piadosa lo

que lo acerca más a Dios, lo que termina reflejando una vida que actúa con

sabiduría. (Scott Duvall & Hays, 2008, págs. 547-548) El texto de análisis reluce

estas características mencionadas de los libros sapienciales. El autor no da

imperativos a obedecerse, sino que utiliza la reflexión para hacer pensar al hombre

sobre algo que él puede creer que hace actuando con sabiduría (interpretar el

clima para su provecho), pero el Qohélet le hace pensar al que piensa que es sabio,

aclarándole que no siempre puede conocer y prevenir todo, no siempre puede

basar todo en su sabiduría, sino que debe depender de la suerte también.

Proverbios por un lado puede explicar la vida racionalmente y que la

persona puede entender la vida, porque según como obra, según resultados.

Entonces es previsible lo que acontecerá. Pero desde el punto de vista de Job, esto

no se cumple, no es así. El justo no recibe según obra, incluso sufre. Eclesiastés,

al igual que proverbios, resalta la sabiduría como mejor que la necedad, y resalta

que el fin último debe ser el temor a Dios. Pero a la vez concuerda con Job, en que

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no se puede predecir lo que pasará. Se necesita depender de la fe en Dios (Scott

Duvall & Hays, 2008, pág. 149). El texto en análisis resalta la importancia de que

aunque el hombre tenga sabiduría para interpretar el clima, esto no le garantiza

éxito, tendrá que arriesgar y cuando arriesga ya nada es seguro, predecible. Le

queda confiar en Dios, para que este lo ayude.

Stephan De Jong (1992) también explica la relación del libro de

Eclesiastés con los demás textos sapienciales de la Biblia:

El rechazo del Eclesiastés a la idea de las posibilidades ilimitadas del


ser humano no era una invención nueva dentro de la tradición judía.
En textos anteriores al Eclesiastés ya encontramos la idea de la
limitación del… humano (‘trabajo’, ‘afán’; un concepto clave en las
observaciones del Eclesiastés). El Sal. 90 describe al hombre como
perecedero, viviendo setenta o quizás ochenta años: ‘... Job 3 destaca
el azar trágico del hombre que trabaja (10 y 20) en vano. En la época
helenística los judíos ortodoxos estimaban la necesidad de trabajar
como maldición... Más en general la idea de la limitación del ser
humano, sobre todo frente a Dios, es muy conocida en el Antiguo
Testamento. También la idea de la limitación de la sabiduría humana
se encuentra en varias partes del Antiguo Testamento, especialmente
en el libro de Job, pero también, por ejemplo, en Prov. 16,1; 19,21;
21,30-31; 30,2-4 30.
… el tema central del libro del Eclesiastés no era nuevo en el
pensamiento judío y que el Eclesiastés estaba en la línea de la
tradición judía. Nuestra impresión es reforzada por el consejo del
Eclesiastés de respetar a Dios (4,17-5,6).

Refiriéndose al pasaje de estudio, Ravasi explica que “Qohélet,

moviéndose en el horizonte sapiencial tradicional, ha manifestado en estas líneas

un optimismo mayor al ordinario”. Haciendo un referencia a todo el libro, Qohélet

no tuvo la intención de tirar abajo la fe hebrea, sino que su intención fue la de

purificarla. (Manggioni, 1993, pág. 92)

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CAPÍTULO II

UBICACIÓN DEL TEXTO DENTRO DE LA ESTRUCTURA DEL LIBRO

Eclesiastés pareciera no tener estructura alguna. “El libro no sigue las

normas modernas de presentar los tópicos siguiendo una jerarquía pero

cuidadosamente se puede ver un grupo de temas”. (Dockery, 2005, págs. 244-245)

“Parece ser más una colección de pensamientos aislados que un argumento

unificado que se siga sistemáticamente desde el principio hasta el fin”. (Lasor,

Hubbard, & Bush, 1995, pág. 577) Gianfranco Ravasi (1991, pág. 209) unifica al

texto en estudio dentro de una serie de versos con el título de “Los proverbios de

Qohélet”. La misma abarca desde Eclesiastés 9.13 hasta 11.6. Es una sección

donde se destacan “aforismos breves y lapidarios, construidos según las reglas del

paralelismo clásico, antitético y sinonímico”. Gordon Fee y Douglas Stuart

(2005, págs. 165-169) realizaron la siguiente estructura del libro de Eclesiastés:

1.1-11 - Introducción al tema

1.12-2.26 - Varias maneras de obtener ganancia del trabajo

3.1-22 - Un tiempo para todo

4.1-16 - Éxito, opresión y soledad

5.1-7 - Sobre acercarse a Dios

5.8-6.12 - Riquezas y opresión

7.1-29 - La ventaja de la sabiduría

8.1-17 - Sobre enfrentar un mundo injusto

9.1-12 - Sobre vivir frente a la realidad de la muerte

9.13-10.20 - El camino de la sabiduría

11.1-8 - Sobre no comprender los caminos de Dios

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11.9-12.8 - Una palabra final a los jóvenes

12.9-14 - Epílogo: El Qohélet, un hombre sabio

CAPÍTULO III

DESARROLLO DEL TEXTO: PALABRAS Y FRASES CLAVE

A continuación se analizarán algunas frases claves que se encuentran

dentro del texto en estudio:

V. 5, 6: “No sabes”: Es una frase predominante en esta sección,

incluyendo el versículo 2, donde también se encuentra. El hecho de no saber algo

debe llevar a uno a actuar con más cuidado, pero no al punto de quedar

paralizados por el temor. Se podría decir que si o si habrá situaciones, que por más

sabio que alguien pueda ser, no puede tener todo claro. Eso lo debe llevar a tomar

recaudos, pero no a permanecer pasivos por temor a lo que pasará (Wiersbe, 2001,

pág. 115).

V. 3: “Si las nubes están llenas de agua, sobre la tierra la derramarán”:

“El producto de la tierra depende de la lluvia,… y la lluvia depende de que las

nubes lleven agua, pero no está en nuestro poder detenerlo o acelerarlo”. (Henry,

199, pág. 718) El hombre puede interpretar el clima y sospechar va a llover o no,

pero lo que si no puede hacer es controlar al clima, no depende de él, sino de un

ser superior (Bartler, Martínez, & Zorzoli, 1999, pág. 645).

V. 3: “… si el árbol cae hacia el sur, o hacia el norte”: A diferencia de la

primera parte del versículo, esto es algo que no se puede prevenir. Si el viento

sopla fuerte ocurren cosas que no están previstas, pero que no se pueden volver

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atrás, al hombre no le queda más que aceptar la realidad, su realidad (Henry, 199,

pág. 718).

V. 3: “…en el lugar donde el árbol caiga, allí quedará.”: Ravasi (1991,

pág. 225) en forma poética dice al respecto: “El viento irrumpe con violencia

contra un bosque y el árbol golpeado donde cae queda inmóvil… ‘yace en el

fondo y allí está’”. “Aunque el mundo de Qohélet está lleno de incertidumbre, hay

ciertas pistas que los humanos pueden discernir para orientarse en la práctica

cotidiana”. (Tamez, 1998, pág. 203) William MacDonald (2004, págs. 871-872)

agrega una reflexión de John Ray:

“Como el árbol cae, así se ha de quedar, /Como vive el hombre, así


debe morir, /Como muere el hombre, así debe quedar,/Por todos las
edades de la eternidad”.

Unificando las frases del versículo 3, Silva (1990, pág. 203) explica la

analogía de Qohélet diciendo que muchas cosas que pasan en la vida son

resultados de la fe. Se ven las nubes cargadas y se sabe que lloverá, pero se sabe

cuándo será. Sabemos que el árbol, cuando se seca, al tiempo puede caer y no

podrá moverse por sí mismo, allí quedará. Se sabe que pasará, pero no cuándo.

Warren Wiersbe explica que “El pasado (el árbol) no puede cambiar, pero el

presente (las nueves) está disponible para nosotros, y debemos aprovechar cada

oportunidad”. (Wiersbe, 2001, pág. 116) Se desea agregar que si bien el presente y

el futuro se puede cambiar, pero se resalta que a pesar de todo, no depende

exclusivamente del hombre completamente. Ciertas cosas no tiene la potestad para

hacerlo.

V. 4: “El que al viento observa, no sembrará, y el que a las nubes mira,

no segará”. Está bien actuar con discernimiento, con cautela, pero tampoco se

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debe exagerar, porque nunca se darán las condiciones perfectas, tanto para la

siembre como para la cosecha. Siempre habrá algún factor climático que pueda

echarnos a perder todo lo invertido, si se va a esperar el tiempo perfecto nunca

llegará y nunca habrá ni siembra ni cosecha (MacDonald, 2004, pág. 872). “El

tiempo ideal para la acción es siempre incierto, pero se tiene que actuar en algún

momento si se tiene que llevar trabajo a cabo”. (Pfeiffer, 1993, pág. 585) “Quien

teme una u otra cosa, ni sembrará ni segará, pero este temor es, a veces, el

argumento de holgazán”, (Carro, Poe, & Zorzoli, 1995, pág. 279) quien era

tildado de necio. En cambio el sabio confiado en su sabiduría podría manejar

diferentes valores y moverse con libertad asegurando el éxito, pero Qohélet

demuestra que a pesar de la sabiduría existe “la incertidumbre, la oscuridad, el

riesgo” (Ravasi, 1991, pág. 225). Para concluir el comentario, se desea citar una

frase de Warren Wiersbe (2001, pág. 116): “La vida es una aventura y a menudo

debemos lanzarnos por fe, incluso cuando las circunstancias parecen adversas”.

Silva (1990, pág. 203) agrega: “… hay momentos en la vida cuando el observar

no hace ningún bien. El accionar es la manera de ejercitar la fe”.

V. 5: “Así como tú no sabes… así también ignoras la obra de Dios”: Esta

experiencia del hombre con respecto a la obra que Dios hace no es la primera vez

que lo menciona Qohélet, ya lo había hecho antes (8.17). Todo lo que el sabio

hace, por más sabiduría que posea, no puede comprender todo lo que pasa en esta

vida, de alguna forma está obligado a confiar en que Dios es el que hace la obra

que él no puede hacer, y no solo que no la puede hacer, sino que tampoco la puede

entender siquiera. “Lo que se es, y lo que se hace, están bajo la soberanía de Dios

y nada puede hacerse sin su beneplácito. En más de un sentido es cierto que no

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depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia”

(Carro, Poe, & Zorzoli, 1995, pág. 275). Esto está acorde con lo que dice

Romanos 9.16: “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de

Dios que tiene misericordia”.

La pregunta que se hacen Rizzante Gallazzi & Gallazzi reflexxionando

sobre lo que Qohélet dice es: “¿De qué vale, entonces, tanta sabiduría? Aun

sabiendo que es mejor ser sabios que necios (2, 13s; 4, 13; 7, 5; 10, 12-15), la

sabiduría no ayuda en las cosas decisivas de la vida”. Continuan señalando que

ante tantos acontencimientos que suceden en la vida, ahí se encuentra el sabio,

encerrado en su propia sabiduría sin poder explicar nada, ni siquiera puede saber

lo más importante “Dios, ¿me ama o me odia?”. Concluyen diciendo que “La

búsqueda de la sabiduría es la opresión que Dios dio a los hijos del hombre para

oprimirlos con eso”.

V. 6: “Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tus

manos; pues no sabes qué es lo mejor”: Qohélet vuelve a mostrar que en ciertas

cosas la sabiduría no siempre alcanza. Como comenta Gianfranco Ravasi (1991,

pág. 226), “ignoras si las semillas crecerán, cómo crecerán, cuándo crecerán”.

Pareciera decir: ‘no puedes tener el control de todo, pero haz tu parte que del resto

se encarga Dios’. “Al no conocer qué actitud tendrá éxito hay que mostrarse

diligente en todo momento, pero confiando en Dios. Es como el refrán castellano:

‘A Dios orando y con el mazo dando’”. (Carro, Poe, & Zorzoli, 1995, pág. 280)

Resumiendo un poco el texto lo que Qohélet hace es un llamado a

replantear la actitud con la que actuamos. Dejar el engreimiento a un lado, porque

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nuestra sabiduría es limitada y nuestra capacidad de actuar es limitada también,

pero en el sentido que cierta parte le corresponde al hombre actuar, pero por más

que se esfuerce no podrá provocar la lluvia ni saber con seguridad cuándo caerá.

Promueve a que el hombre haga el esfuerzo de actuar con diligencia, sabiendo que

pueden venir tiempos desfavorables.

CAPÍTULO IV

RELEVANCIA DEL TEXTO/TEMA PARA SU CONTEXTO

Dentro de su contexto, el texto analizado, muestra que el sabio en realidad

a pesar de ser sabio, también ignora o desconoce cosas. Muestra tal vez el lado

vulnerable de un sabio, por un lado porque con esto se demuestra que no sabe o

conoce todo, y por otro, que su sabiduría no le trae seguridad, sobre todo

económica. Porque, para el contexto agricultor hebreo, el hecho de obtener una

buena cosecha, dependía de poder entender el tiempo ideal, tanto para sembrar,

como para cosechar. Por lo tanto, Qohélet deja ver al hombre que este pende de un

hilo de incertidumbre, a pesar de eso cuenta con puntos a favor. Cuando muchos

se apoyaban en su propia sabiduría, Qohélet les refuta mostrando que en esta

matemática 2+2 no siempre resulta 4. (Ravasi, 1991, pág. 223)

Con respecto a la idea del hombre de estar orgulloso en su propia

sabiduría, Derek Kidner refleja el orgullo del sabio y desauciada situación cuando

se da cuenta de los hechos: “El hombre bien organizado puede felicitarse a sí

mismo por su propia eficiencia, pero Qohélet ve más allá. Ese triunfo aparente no

deja de ser mero auto-engaño… (todo) puede acabar asimismo en fracaso, y verse

el hombre al final sin nada”. (Atkinson & Kidner, 2010, pág. 254)

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Les mueve el piso haciéndoles ver que no tienen el control de todo, y que a

pesar de su sabiduría necesitan depender. Cuando el sabio se siente importante y

con dominio, delante de Dios su pomposidad no es nada. Por lo tanto, lo que le

queda al sabio, al hombre es esforzarse para hacer su parte y tener fe en Dios, de

que Él enviará su bendición, con su lluvia temprana y tardía (Ravasi, 1991, pág.

223).

Pero la idea es que dentro del contexto, de la tradición sapiencial de saber

y conocer todo, acá Eclesiastés dice que por más sabio se alguien sea no puede

conocer todo, mucho menos el obrar de Dios. Esto puede ser una cachetada para

los que querían conocer todo. Además es una muestra de lo limitado que son

aquellos ricos que para ser más poderosos no les importa nada y pueden comprar a

quien quieran para obtener lo que desean, pero se enfrentan a ciertas

circunstancias que no pueden controlar, como la lluvia. No la pueden comprar y

no pueden estar seguros cuándo lloverá.

Por otro lado, Qohélet trae un poco de justicia social en su contexto, en el

sentido de que algunos, aunque eran confiaban en Dios, pero no tenían el target de

un sabio (para lo que en ese momento se entendía como sabio). Ante esta

desigualdad, Qohélet empareja un poco la cancha y pone tanto al pobre a la par

del sabio y deja en claro que el sabio no es tan sabio como parece ser y él, al igual

que el pobre, depende de Dios al final para poder tener éxito en su vida.

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CAPÍTULO V

LA TEOLOGÍA DE QOHÉLET EN RELACIÓN A LA TRADICIÓN

TEOLÓGICA DE LA ÉPOCA DE QOHÉLET.

La teología de Qohélet se diferenciaba de la teología de la época, donde se

veía al hombre sabio como alguien independiente y soberano. Stephan De Jong

(1992) da un resumen de la tendencia que predominaba en la época:

Eclesiastés nos ofrece información indirecta sobre las ideas contra


las cuales dirigía sus palabras. Porque el tema central del libro es
destacar las limitaciones del ser humano y su quehacer, podemos
suponer que el Eclesiastés principalmente se dirigía contra la fe en
las posibilidades ilimitadas del hombre, especialmente la fe en la
capacidad del hombre de alcanzar la felicidad y su capacidad de
escudriñar la existencia.
Del mismo modo, interpretando los aspectos que el Eclesiastés
elaboraba en sus observaciones, podemos esbozar un perfil más
preciso de esta fe contra la cual se dirigía. Descubrimos que
rechazaba las ideas de que el ser humano:
- puede realizar algo nuevo;
- puede conocer los misterios de la existencia;
- vive en un mundo donde existe un orden justo, donde todos reciben
lo que les merece;
- puede disfrutar de los resultados de su trabajo;
- puede trabajar solo;
- puede lograr la felicidad por sus esfuerzos;
- puede disfrutar si quiere.

Es de suponerse que la tarea de Eclesiastés no era sencilla, tener que

romper con toda una tradición de un pensamiento no centrado tanto en Dios, sino

en el hombre mismo. Por eso en el texto tratado Qohélet podía tentar al hombre de

que su sabiduría, lo valioso y preciado por el hombre, no era nada ante

acontecimientos que no podían explicar, y que encima, eran acontecimientos de

los cuales dependían para poder obtener mayores ganancias y ser poderosos.

Qohélet cierra la puerta al egoísmo de vivir y obtener la felicidad teniendo a Dios

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a un lado, necesita de Él para que lo bendiga en su trabajo. Y sobre todo,

necesitaba de Dios para poder disfrutar de su trabajo y de la ganancia del mismo.

Porque aunque ganara dinero no era su elección el poder disfrutarlo, dependía de

Dios. Por eso, Qohélet no es que rechaza el trabajo, incluso lo anima a llevar a

cabo, pero siempre haciéndolo confiando en Dios y no en sus propios recursos.

CAPÍTULO VI

RELEVANCIA/IMPORTANCIA DEL TEXTO/TEMA EL CONTEXTO

ACTUAL

La relevancia para nuestro contexto puede ser aplicable a varias circunstancias:

- Aplicándolo al trabajo eclesiástico se puede decir que muchas

veces el hombre comete el error de querer confiar en sus propias fuerzas e

inconscientemente deja de lado a Dios. Con la boca dice que pone a Dios

en primer lugar, pero en los hechos lo hace sentar en una silla. A veces el

trabajo en la iglesia se vuelve eso, mucho trabajo, pero humano. Pero llega

el momento en que Dios, al igual que a la iglesia de Éfeso, nos dice: “Pero

tengo contra ti que has dejado tu primer amor” (Apoc. 2.4).

- Cuando se organiza una campaña o evento evangelístico, los

organizadores quieren que el lugar esté lleno. Que no lo esté es mala

reputación para el pastor o la iglesia que organiza. El día del evento los

organizadores están ansiosos por saber cuánta gente va a venir. El lugar

tiene que estar lleno, sino pelada. Pero como el dolo como el ejemplo de

Qohélet, como humanos no podemos tener el control de la gente que va a

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venir, eso no depende de nosotros, solo de Dios. Pero lo que si depende de

nosotros, es que se hagan publicidad y se hagan las invitaciones

correspondientes, preparar un lugar presentable para tal evento, pero

después, que la gente venga o que las personas levanten sus manos para

aceptar a Cristo, no depende ya del hombre, depende de Dios. El hombre

no debe confiar en su capacidad para persuadir, en su elocuencia, etc.

Añadiendo la actitud de Pablo a este trabajo, cuando le tocó predicar: “y ni

mi palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de humana

sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder” (1 Cor. 2.4).

- Una aplicación que se puede hacer es la de animar en el trabajo

eclesiástico, o en el andar diario cristiano, a no desanimar de hacer el bien,

de esforzarnos y hacer lo que nuestra fuerza nos permita, pero si no se

logra todo la cuestión es no desanimarse, sino saber que es Dios quien

tiene el control de todo. A su tiempo traerá la “cosecha” esperada. Él es

quien, en lo secreto, sin que se pueda ver, está permitiendo que las cosas se

lleven a cabo para traer bendición.

- En el actuar diario, tanto personal como dentro de la iglesia, se

espera que se den las condiciones perfectas para comenzar a hacer algo:

Queremos encontrar la iglesia perfecta para empezar a congregarnos, el

ministerio o cargo perfecto para comenzar a servir, tener todas las cosas

para empezar a accionar en algo. Llevándolo a un plano personal, esperar

el tiempo perfecto para comenzar con nuestra vida devocional, comenzar

un grupo de oración, invitar a alguien a la iglesia. Nunca llegará ese

tiempo perfecto, solo llegará el tiempo.

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- Aunque no queramos reconocerlo muchas veces actuamos también

como los sabios de la época de Qohélet y aceptar que no entendemos los

caminos de Dios. Exigimos a Dios que nos explique porqué permite los

tragos amargos en nuestras vidas. Nos sentimos que estamos en condición

de exigir el comportamiento que pensamos que Dios debe tener para con

nosotros, en lugar de aceptar que no podemos entender siempre el obrar de

Dios. Y cuando no lo entendemos, la actitud de debe ser el orgullo, sino la

humildad, confiar en Dios sabiendo que aunque no sepamos el porqué, Él

tiene después de todo el control.

- En lo laboral, sobre todo aquellos que tienen animales o se dedican

a la agricultura se dice que ‘miran con un ojo el campo y con otro ojo el

cielo’. Miran el pronóstico del tiempo en los noticieros, en internet con

actualizaciones cada 10 minutos. A diferencia de la época de Qohelet,

estas personas me parece más desesperadas. Porque en los tiempos

bíblicos no contaban con toda la tecnología para poder premeditar el

clima, pero hoy en día se cuenta con toda la tecnología y no mejora nada,

siguen más ansiosos pareciera por saber cuándo va a llover y cuánto. La

misma situación que miles de años atrás, pero peor, porque no se aprendió

del error ajeno y encima tienen más ventajas, pero eso tampoco les trae

paz. Es que la esperanza no debe estar puesta en pronóstico de la mejor

pronosticadora, sino que en Dios. Si Qohélet aparecería, diría las mismas

palabras: “No sabes”.

- En un plano universitario, una aplicación es la de cuidarnos de

confiar en el conocimiento adquirido. No confiar que nuestra sabiduría o

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conocimiento lograremos exponer el mensaje de la Palabra de Dios de una

forma brillante, sino que necesitamos a Dios, para que ese mensaje sea

efectivo.

- Quisiera terminar con las siguiente palabras: “El pensamiento

racional y lógico no es malo, pero no es el camino para encontrar el

sentido de la vida” (Scott Duvall & Hays, 2008, pág. 569)

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CONCLUSIÓN

Habiendo concluido el trabajo, se puede decir que el pasaje analizado no

era un texto fácil de entender hacia dónde quería ir el autor. Es difícil evitar hacer

una interpretación personal de lo que el autor quería decir, pero gracias al análisis

exegético pude descubrir el propósito del texto y extraer una enseñanza para la

aplicación práctica.

Qohélet hace un llamado a vivir reconociendo a Dios en todo, sabiendo

que Él tiene el control de todo. Por más que se quiera modificar las situaciones en

la vida, nada podemos hacer por cambiar algo. Por eso, actuar con sabiduría no es

buscar entender a Dios, sino que es aprender a confiar en Él, porque “…la

verdadera fe es actuar, hacer, depender y aceptar”. (Silva, 1990, pág. 203)

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BIBLIOGRAFÍA

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