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T.”Sostengo yo que la justicia no es otra cosa que lo que conviene al más fuerte. ...
¿No sabes tú que algunas ciudades se rigen por la tiranía, otras por la democracia y
otras por la aristocracia?
S. Naturalmente, lo sé.
T. ¿Y no es el gobierno el que tiene la fuerza en cada ciudad?
S. Sin duda.
T. ¿Y no dicta el gobierno las leyes que le conviene? ¿El democrático las
democráticas, el tiránico, las tiránicas, y así los demás? Establecidas las leyes, los
gobernantes demuestran que para los gobernados es justo lo que a ellos les
conviene. ¿No castigan a quienes violan esas leyes como culpables de una acción
injusta? Tal es, querido amigo, mi pensamiento: en todas las ciudades, la justicia no
es sino la conveniencia del gobierno establecido. Y éste, de una u otra manera, es el
que tiene poder. De modo que para todo hombre que razones sensatamente, lo justo
es lo mismo en todas partes: lo que conviene al más fuerte”. (Rep., I, 338 c-e)
2. Opinión de Glaucón:
3. Opinión de Calicles:
“En mi opinión, son los hombres débiles y la masa los que establecen las leyes. Para
sí mismos, para su propia utilidad, implantan leyes [… ] quieren atemorizar a los que
son más fuertes que ellos, a los que están capacitados para tener más, y, para evitar
esto, dicen que es feo e injusto poseer más y que la injusticia consiste en tratar de
conseguir más cosas que los demás. Pues en mi opinión, consideran una felicidad el
tener lo mismo, siendo inferiores.
Ahí tienes la razón por la cual se dice, apoyándose en la ley, que procurar poseer más
que la mayoría es injusto y feo, y a eso dan el nombre de injusticia. Pero a mi
entender la misma naturaleza demuestra que es justo que el que vale más tenga más
que su inferior, y el más capaz que el más incapaz […].
Pero bien sé que cuando surge un hombre de natural poderoso, de una sacudida
derriba todo eso, lo hace pedazos, lo esquiva y, tras pisotear nuestras trampas,
nuestras mentiras […] y todas las leyes contrarias a la naturaleza, se levanta y
aparece como señor nuestro el que era esclavo, y es entonces cuando resplandece la
justicia de la naturaleza” (Gorgias, 482 b-485 c).
4. Sócrates: