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«La arqueología hoy es una herramienta imprescindible en el

estudio de la Biblia».
Entrevista al profesor de arqueología bíblica de SOBICAIN que dirige el curso online bajo el
título “El mundo de la Biblia”.

Juanjo Alváez

Hablamos hoy con Jorge de Juan Fernández. Es sacerdote desde noviembre de 2016 y ejerce su
ministerio en la Diócesis de León (España), como párroco “in solidum” en la Agrupación
parroquial “San José”, una experiencia pastoral de salida, en la línea de la nueva
evangelización, en la que junto con otros compañeros (dos sacerdotes y un diácono) atienden
seis parroquias integrando el trabajo sectorial (liturgia, catequesis y caridad) en equipo. Al
mismo tiempo es Profesor en la Universidad de León y también Delegado Episcopal de Pastoral
de Juventud y Universidad. Su formación le ha sido dada en el Centro Superior de Estudios
Teológicos de León y en la Universidad Pontificia de Salamanca. Su amor por la arqueología
bíblica despertó en una estancia de investigación en el Instituto Bíblico y Arqueológico de
España en Jerusalén y en un curso que realizó con la Universidad Hebrea de dicho lugar. Esto le
ha conducido a formar parte del cuerpo de docentes de la Sociedad Bíblica Católica
Internacional, como profesor de arqueología bíblica.

También, es presidente del Ateneo Leonés desde 2014 y director del Instituto de Investigación
y Estudios Leoneses “González de Lama”, instituciones consagradas al estudio de las
tradiciones, historia, arte, etc. de la provincia de León. Para dar difusión a estos estudios en
2014 fundó la revista ‘Ateneo Leonés’ que está a punto de sacar su quinto número y se ha
convertido en una publicación imprescindible en las bibliotecas de León. Hoy son varias las
universidades y catálogos que la reciben y la tienen indexada.

En su labor de investigación cuenta con varias publicaciones, libros y artículos científicos y de


divulgación, relacionados eminentemente con temas teológicos y bíblicos.

¿Cómo valoras el uso que en las últimas décadas se está haciendo de la arqueología para el
estudio de la Biblia?

Como un gran avance cuyo uso resulta imprescindible. La arqueología nos ofrece, por un lado,
una corroboración general del contexto histórico y cultural de la Biblia; por otro, nos brinda
una confirmación particular de elementos específicos narrados en la Biblia.

El propósito principal de la arqueología que nosotros apellidamos ‘bíblica’ no es ni demostrar,


ni probar, ni defender a la Biblia y sus enseñanzas, sino entenderla mejor. El aporte que esta
disciplina hace al estudio del texto sagrado es que arroja luz sobre el escenario histórico y
cultural en los que tienen lugar distintos sucesos que muestran la intervención de Dios en el
mundo para llevar a cabo la redención del género humano.

¿En qué nos ayuda la arqueología bíblica?

Durante mucho tiempo la Biblia fue leída de forma literal, y por ello considerada como un libro
de historia. Esto propiciaba ir desde el texto bíblico hacia la excavación arqueológica. Hoy el
camino es inverso. Este cambio nos ha abierto los ojos para interpretar teológicamente
muchos datos que no son verídicos desde nuestra concepción actual de historia. El resultado
ha supuesto un tremendo golpe para la credibilidad de las Escrituras a los ojos de mucha
gente. Sin embargo, hay que decir que en ningún caso la Biblia está mintiendo, sino que es
portadora de una verdad que nos exige utilizar otros métodos (hermenéutica) para poder
llegar a ella.

La arqueología nos ha dado, ante todo, un fuerte sentido de la realidad histórica de los sucesos
y los personajes de la Biblia y con ello nos ayuda a colocar los relatos de la historia del pueblo
de Dios, en los distintos contextos históricos a los que pertenecen.

¿Podrías citarnos dos arqueólogos que consideres importantes para el estudio de la Biblia
por sus hallazgos y también el descubrimiento arqueológico más relevante de las últimas
décadas que hayan supuesto un hito en la lectura del texto bíblico?

Claro. Respecto a la primera petición citaré en primer lugar a Alan de Vaux, un fraile dominico
nacido en Francia, quien dirigió en equipo que inicialmente investigó los Rollos del Mar muerto
desde la École Biblique et Archéologique Française de Jérusalem. El segundo autor que deseo
citar también procede de esta casa y es el dominico Jerome Murphy-O’Connor, una autoridad
en la arqueología de Tierra Santa. Falleció en 2013, pero nos dejó un gran legado, entre el que
destaco su famosa guía Tierra Santa. Una guía arqueológica desde los orígenes hasta 1700,
reeditada recientemente en Sal terrae.

Respecto a la segunda petición, sin titubear afirmo que el hallazgo más relevante en los
últimos tiempos en la arqueología bíblica ha sido el descubrimiento de Qumrán. En 1947 un
pastor beduino penetró en una cueva en busca de una cabra perdida y descubrió antiguos
rollos encerrados en vasijas, se desató una de las historias más fascinantes de la historia. Allí
encontró diversas vasijas que contenían rollos con extractos o pasajes enteros de los libros de
la Biblia. Pronto surgieron teorías curiosas sobre su contenido: que esos textos daban echaban
por tierra a a los Textos Sagrados, los cuales habían sido deformados a lo largo de los siglos por
la historiografía cristiana. Otros, añadieron que la Iglesia los mantenía ocultos porque ofrecían
datos de Jesús contrarios a lo que hasta entonces se conocía. Los hubo que dijeron que era el
mejor testimonio del Nuevo Testamento, y hasta que Jesús formó parte de aquella comunidad
que escribió y guardó esos textos: los enigmáticos esenios. Nada de eso es verdad.

Los textos hallados a orillas del Mar muerto son fragmentos procedentes de unos 800
manuscritos que, en su origen, se presentaron en forma de rollos. Muchos de esos
manuscritos son copias de copias, pues en la antigüedad, el papiro era la forma más popular
de transmitir el saber.

Los textos son públicos desde 1991, cuando las autoridades arqueológicas de Israel lo
permitieron. Desde esa fecha, se han ido fotografiando, y desde hace pocos años, se pueden
consultar digitalizados en internet.

Los textos son importantes por dos motivos. En primer lugar porque hasta su descubrimiento
los manuscritos en hebreo más antiguos que poseíamos eran de los siglos IX-X d.C. por lo que
cabía sospechar que en ellos hubiera añadidos, mutilaciones, etc. Con los nuevos hallazgos se
ha comprobado que los textos encontrados coinciden con los medievales, aunque son casi mil
años anteriores, y que las pocas variantes que presentan coinciden en gran parte con algunas

El Profesor Jorge de Juan en Jericó


ya atestiguadas por la versión griega llamada de los LXX o por el Pentateuco samaritano. En
segundo lugar estos manuscritos son importantes porque nos han permitido conocer el modo
de vida de esa comunidad, identificada tradicionalmente como “los esenios”, aunque sobre
esto actualmente existen otras posturas muy interesantes que nos daría pie a otra entrevista.

Respecto a la arqueología bíblica como disciplina, ¿consideras que se le está dando la


suficiente importancia?

Considero importante y loable el protagonismo que ha ido adquiriendo en los últimos


decenios, si bien no suficiente. Los cursos de arqueología bíblica que se ofertan cada vez son
más numerosos y bajo varias modalidades, como el que se imparte desde SOBICAIN. Sin
embargo, en los estudios institucionales del Grado en Teología que se imparten en las diversas
facultades teológicas todavía no tienen la consideración que, a mi juicio, reviste tal disciplina.
En la mayoría de las ocasiones tan sólo se imparte como asignatura en los bienios de Teología
bíblica y, a veces, de forma tímida.

La arqueología bíblica permite un conocimiento científico de los pueblos que habitaron las
llamadas tierras bíblicas, su historia, su cultura, su identidad y sus desplazamientos, por ello
viene a ocupar un puesto central dentro del corpus de asignaturas de los estudios teológicos,
pues los temas abordados complementan los que desde las demás asignaturas se estudian.

Muchas gracias por tu atención y amabilidad.

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