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Horacio Flaco, Quinto (0065-0008 a. J. C.) Un ciprés: y ¿qué sirve?

Si el que viene
"Arte poética" o "Epístola a los Pisones”, >*<
Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, A darte su dinero, te previene
Madrid : Biblioteca Nacional, 2008, Reproducción Le pintes un marítimo fracaso
digital a partir de la edición de Colección de Obras en En que él sobre una tabla destrozada,
verso y prosa de D. Tomás de Yriarte. Tomo IV, Sin esperanza de la vida, nada.
Madrid, en la Imp. Real, 1805, pp. LXV, 1-124. Si hacer una tinaja era tu intento,
Localización: Biblioteca Nacional (España), sig. ¿Por qué, dando a la rueda movimiento,
1/23238. Te ha de salir al fin un pucherillo?
Epístola a los Pisones. Cualquier asunto, pues, o pensamiento
Si por capricho uniera un dibujante Debe siempre ser único y sencillo.
A un humano semblante A todos, o a los más, una apariencia
Un cuello de caballo, y repartiera Del buen gusto deslumbra con frecuencia,
Del cuerpo en el restante (O tú, Padre Pison, Pisones Hijos
Miembros de varios brutos, que adornara Dignos de Padre tal.) Cuando procuro
De diferentes plumas, de manera Que no pequen mis versos de prolijos,
Que el monstruo cuya cara Tan breve quiero ser, que soy oscuro:
De una mujer copiaba la hermosura, Otro su estilo tanto pule y lima,
En pez feo y feo rematara; >*<
>*< Que le quita el vigor, le desanima:
Al mirar tal figura, Quiere aquél ser sublime, y es hinchado:
¿Dejaraís de reiros, o Pisones? Este que acobardado
Pues, amigos, creed que a esta pintura Teme la tempestad, y no alza el vuelo,
En todo semejantes Siempre humilde se arrastra por el suelo:
Son las composiciones Y el que intenta, de un modo extraordinario,
Cuyas vanas ideas se parecen El asunto más simple hacer muy vario,
A los sueños de enfermos delirantes, Surcando el mar a un jabalí figura,
Sin que sean los pies ni la cabeza Y a un delfín penetrando la espesura;
Partes que a un mismo cuerpo pertenecen. Pues, sin el arte, quien un vicio evita,
Pero dirán con igual franqueza En vicio no menor se precipita.
Siempre pudieron atreverse a todo En la tienda más próxima a la escuela
Pintores y poetas. Lo sabemos: En que a esgrimir enseña Emilio, habita
Y cuando esta licencia concedemos, Un escultor que con primor cincela
Pedimos nos la den del mismo modo; Las uñas de una estatua, y aún imita
Mas no será razón que valga este fuero En bronce el pelo suave;
>*< Pero el conjunto de la estatua entera
Para mezclar con lo áspero lo suave, >*<
Con la serpiente el ave, Le sale mal, porque ajustar no sabe
O con tigre feroz manso cordero. Las partes al total, como debiera.
A veces a un principio altisonante Si acaso a este hombre copio,
Que grandes cosas entra prometiendo, Cuando de componer me da la idea,
Suele alguno zurcir tal cual remiendo Es contra mi intención; porque es lo propio
De púrpura brillante; Que si yo presumiera de ojos bellos
Como cuando describe, por ejemplo, Y de negros cabellos,
Ya el bosque de Diana, ya su templo; Y una nariz tuviera tosca y fea.
O el arroyuelo que la fértil vega Tome el que escribe, asunto que no sea
Acelerado y tortuoso riega; Superior a sus fuerzas: reflexione
O bien el caudaloso Cual es la carga que en sus hombros pone,
Curso del Rin, o el Iris lluvioso. Y si pueden con ella, o los abruma:
Pero allí nada de esto era del caso. Piénselo bien; y en suma,
Sabrás pintar acaso Quien elige argumento

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Adecuado a su genio y talento, De la inmortalidad; aunque se emprenda
Hallará sin violencia Abrir el Puerto Julio, en que defienda
Método perceptible y elocuencia. Neptuno de los fríos
>*< Vientos septentrionales los navíos,
O me engaña mi propio entendimiento, (Obra digna de un Rey;) o se pretenda
O no es la menor gracia y excelencia Convertir un sembrado
Que este método mismo en sí contiene, >*<
Que de las cosas que decir conviene, La Laguna Pontina,
Algunas desde luego se refieran, Que el remo antes surcó, y hoy el arado,
Y otras a mejor tiempo se difieran. Dando ya grano a la región vecina;
El que un poema escriba O sea que se intente
Que al lector ponga en justa expectativa, Refrenar la corriente
Algunos pensamientos aproveche, Del Río que a las mieses fue dañino,
Y otros con sabia crítica deseche. Y enseñarle a seguir el mejor camino.
El inventar palabras pide tiento, Mas si a este modo es fuerza que perezca
Delicadeza pide y miramiento. Toda mortal hechura,
Hablarás elegante, si reúnes ¿Quién hará que la gracia y hermosura
Diestramente dos términos comunes, De los idiomas viva y permanezca
Y una voz nueva de los dos resulta. Muchas voces veremos renovadas
Cuando a explicar te vieras obligado Que el tiempo destructor borrado había;
Una cosa moderna, extraña, oculta, Y al contrario, olvidadas
>*< Otras muchas que privan en el día;
Será lícito invente Pues nada puede haber que no se altere,
Vocablos que jamás hayan llegado Cuando el Uso lo quiere,
A oídos de tus rancios Ascendientes; >*<
Como tengas prudencia Que es de las lenguas dueño, juez y guía.
Para usar con templanza esta licencia. El que enseñó primero
Una dicción formada nuevamente En qué especie de verso convenía
Será bien admitida, Contar guerras fatales,
Si su orígen dimana Y hazañas de los fuertes Generales
De alguna Griega fuente, Y de los Reyes, fue el antiguo Homero.
Y con leve inflexión viene traída; Sólo eran el algún tiempo la Elegía,
Pues la severa crítica Romana Con versos desiguales,
No ha de negar a Vario y a Virgilio Propia de quien se queja y de quien llora;
Lo que concede a Plauto y a Cecilio. Pero también con ella suele ahora
¿Habrá algún envidioso que me impida Pintar su dicha el que algún bien consigue.
Aumentar ciertas voces a mi idioma, Sobre quien fue su Autor gran competencia
Después que Enio y Catón enriquecieron Ahí entre los Gramáticos; y aún sigue
El leguaje de Roma, El pleito sin que nadie de sentencia
>*< La rabiosa impaciencia
Y nuevos nombres a las cosas dieron? Dictó al Poeta Arquiloco sus yambos.
Siempre se pudo, y es razón se pueda El sublime coturno de la Tragedia,
Farbricar algún término reciente >*<
Con el sello corriente Y el zueco en la Comedia
Del día, a imitación de la moneda. Esta clase de metro usaron ambos,
Bien así como el bosque se despoja, Que imita bien el familiar discurso;
Al declinar el año, de la hoja Que, aplacando el bullicio del concurso,
Y otra fresca se viste, así perecen Llama las atenciones;
Los vocablos añejos, Y cuadra a las dramáticas acciones.
Y otros, que brotan, medran y florecen. Caliope misma inspira
Están los hombres y sus obras lejos Para que se celebren con la lira

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Los Dioses, o los Héroes, o el Atleta De la fortuna: infúndeles la ira;
En luchas triunfante O júbilo les causa; o les inspira
O el caballo arrogante Melancólico humor que los abate;
Que en la carrera vence, o los amores Y hace que, fiel interprete, relate
De juventud inquieta, La lengua los afectos interiore.
O ya del libre Baco los loores. Cuando a la situación de los Actores
¿Por qué razón me han de llamar Poeta, No vienen las palabras apropiadas,
Si no se distinguir estos colores, >*<
Ni dar a cada estilo su decoro? La Nobleza y la Plebe
>*< Se burlaran a carcajadas.
¡Qué! ¿Tendré por afrenta, o menosprecio Diferenciarse en gran manera debe
Aprender lo que ignoro, Lo que habla un Dios de lo que un Héroe dice;
Antes que ser toda mi vida un necio? Lo que expresa un Anciano
Nunca el asunto cómico permite A quien la madurez caracterice,
Trágicos versos, ni el atroz convite De lo que un Mozo intrépido y liviano;
De Thiestes vulgares expresiones, Lo que una gran Matrona representa,
Como narración cómica, tolera. De lo que su afectuosa Confidenta;
Ninguna de estas dos composiciones Lo que habla un Mercader que ansioso viaja,
Se aparte de sus límites y esfera. De lo que un Aldeano
Con todo hay ocasiones Que su heredad fructífera trabaja.
En que, elevando el tono la Comedia, Ni el Asirio se explique
Declama airado Crémes en leguaje Como en nacido en Cólcos; ni se aplique
Adecuado a más alto personaje; De Argos al ciudadano
Con el humilde y popular estilo. El estilo que es propio del Tebano.
Así, queriendo Télefo y Peléo, >*<
Pobres y desterrados sin asilo, Si pintas, o Escritos, los caracteres,
A lástima incitar los circunstantes, O bien sigue la fama de la Historia,
La afectación excusan y el rodeo O haz que no tengan los que tu fingieres
De términos pomposos, retumbantes. Circunstancia ni acción contradictoria.
No basta a los poemas que elegantes Si a al escena sacar de nuevo quieres
A los preceptos del primor se ajustan, Al afamado Aquiles, hazle activo,
Si dulcemente el ánimo no mueven. Arrebatado, inexorable, altivo,
Es menester que lleven No reconozca ley, ni guarde fuero,
Tras sí los corazones donde gusten. Y todo se lo apropie con su acero.
Como en el hombre es natural reírse Sea inflexible y bárbara Médea;
Siempre que oye reír, lo es igualmente, Y no llore en acento lastimero;
Siempre que ve afligidos, afligirse; Io vagante sea;
Y si contigo quieres me lamente, Osténtese Ixion traidor, malvado,
Tu mismo debes antes lamentarte: Y Orestes de las Furias agitado.
Sólo así en tu dolor me cabrá parte. Cuando un carácter expresar dispones
Cualquiera de los dos que sin destreza, No usado en algún drama,
>*< >*<
(¡Oh Télefo! ¡Oh Peléo!) represente O un Héroe nuevo en el teatro expones,
Su papel, ha de darme risa, o sueño. Obre desde el principio de la trama
Debe el triste explicarse con tristeza, Hasta el fin de ella igual y consiguiente.
El enojado, amenazar con ceño, Difícil es pintar exactamente
Decir jocosos chistes el risueño, Los caracteres que podemos todos
Y el serio, conservar grave entereza; Fingir con libertad de varios modos.
Pues la Naturaleza Harás mejor si alguna acción imitas
Desde luego formó los corazones Sacada de la Iliada de Homero,
Propensos a sentir las variaciones Que no en ser el primero

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Que represente historias inauditas Ya de antemano impuestos
De esta suerte el asunto En los diversos lances anteriores
Que para todos es un campo abierto, Que a su poema sirven de supuestos,
Será ya tuyo propio; mas te advierto Los arrebata al punto,
No sigas (que esto es fácil) el conjunto, Y los pone en el medio de su asunto
La serie toda, el giro y digresiones Dejando siempre aparte
Que usa el original que te propones; Toda aquella porción de su argumento
>*< Que no puede, aún limado por el arte,
Ni a la letra le robes y traduzcas >*<
Como Intérprete fiel que nada inventa; Adquirir brillantez y lucimiento.
Ni seas tan servil, que te reduzcas, Su ficción es tan grata, y de tal modo
Por copiar muy puntual aquel dechado, Mezcla con ella la verdad, que en todo
A algún temible estrecho Con el principio el miedo allí concuerda,
Del cual salir no puedes sin afrenta, Y con el medio el fin nunca discuerda.
Cual fuera si te vieses obligado Ahora, pues, Autor, oye y aprende
A describir un hecho Lo que de ti deseo,
Que no se acomodase Y lo que todo el Público pretende.
A la ley de un poema de otra clase. Si quieres atraer al coliseo
Ni has de empezar diciendo Oyentes que sentados se mantengan
Como el otro Poeta adocenado: Hasta que bajen el telón, y vengan
Cantar del celebrado A pedir el aplauso acostumbrado,
Príamo la fortuna y guerra emprendo. Las diversas costumbres especiales
¿Qué saldrá, al fin, de esta arrogante oferta De cada edad observa con cuidado,
Pregonada con tanta boca abierta? Distinguiendo las prendas naturales
>*< Que a los mudables años pertenecen,
De parto estaba todo un monte; y luego Y que en las varias índoles se ofrecen.
¿Qué vino a dar a luz? Un ratoncillo. >*<
¡Oh! ¡Cuanto más juicioso, más sencillo La tierna criatura,
Es el principio del Poeta Griego! Que lo oye refiere,
Dime, o Musa, el Varón que aniquilada Y ya en andar se suelta y asegura,
Dejó Troya la Ciudad sagrada; Sólo jugar con sus iguales quiere;
Y tanta muchedumbre Su causa muestra ceño, o alegría;
Vio de extrañas costumbres y naciones. Y cada hora condición varía.
Su intento es dar, después del humo, lumbre; Ya libre de Ayo el Mozo
No lumbre, y después humo, Que aún no empieza a trocar en barba el bozo,
Hasta llegar por grados a lo sumo Caballos y lebreles apetece,
Del primor en bellas descripciones Y del campo de Marte el ejercicio.
De Caribdis, de Scila, del Gigante Blando es, cual cera, a la impresión del vicio;
Polifemo, y del Rey de Lestrigones. A quien le da consejos aborrece;
No así aqule Escritor extravagante Piensa tarde en lo útil; del dinero
Que cantó de Diomédes el regreso, Usa con desperdicio;
>*< Es vano y altanero;
Y el poema empezó desde el instante Codicia cuanto ve; y al punto olvida
En que llevó la muerte Lo que antes fue la cosa más querida.
A Meléagro: de la misma suerte >*<
Que el otro que escribir todo el suceso En las inclinaciones diferente,
De la guerra Troyana se propuso La varonil edad busca riqueza;
Desde que Leda los dos huevos puso. Busca también amigos; y ya empieza
Homero velozmente se adelanta A mirar por su honor; evita y siente
Al fin e intento de la acción que canta; Cometer algún yerro, o bastardía
Y como si estuvieran sus Lectores De que se afrente, o se desdiga un día.

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Una tropa de afanes importuna Las personas que ocupen el teatro.
Al hombre anciano asalta, Haga las veces de un Actor el coro;
Ya por que junta bienes de fortuna, Y entre los actos sea lo que entone
Y por ruindad mezquina Tan conforme al propósito y decoro
Para usar de ellos ánimo le falta, De la acción, que con ella se eslabone.
Ya porque en él domina Al hombre honrado aliente y patrocine;
La fría timidez y la tardanza. Unase al buen Amigo;
Con su irresolución nada termina; Aplaque al irritado; y apadrine
Difícilmente admite esperanza; Al que de la maldad es enemigo;
Tiene a la vida un inmortal cariño; Aplauda la inocencia y la delicia
Siempre gruñe, o se queja; De la mesa en que reina la templanza;
>*< La debida alabanza
De la boca no deja Tribute a la benéfica justicia;
Los elogios del tiempo en que era Niño; Cante las leyes, y el estado quieto
Y aburre con sermones y regaños >*<
A todos los que tienen menos años. De aquel Pueblo feliz en que las puertas
Si creciendo la edad, mil bienes trae, Con libertad segura estén abiertas;
Se los lleva tras sí cuando decae: Sea fiel al secreto;
Y porque nunca ha vulto [vuelto] Y a las Deidades ruegue
Papel de Anciano al Mozo se adjudique, Que la fortuna a los soberbios niegue
Ni al Niño que el de un Adulto, El logro de sus gustos,
Conviene que se aplique Y atienda a las miserias de los justos.
El Autor a estudiar las propiedades La flauta a los principios como ahora,
Que inseparables son de las edades. Con cercos de latón no se adornaba,
Cualquier lance en la escena se reduce Y no era del clarín competidora.
O a representación, o a narrativa. Con sencillez al Coro acompañaba,
Cierto es que hace impresión menos activa Siendo corta y de pocos agujeros.
Lo que por los oídos se introduce Del soplo a los impulsos más ligeros
Que lo que por los ojos se aprehende, En todos los asientos bien se oía,
>*< Los cuales todavía
Y el mismo Espectador por sí lo entiende. No eran, como hoy, estrechos y apiñados.
Más tal vez no conduce Allí un escaso número asistía
Que algún hecho en las tablas se practique; >*<
Si no que al Pueblo explique De vecinos contados,
Una fiel narración lo que no véa. Tan píos y modestos como honrados.
Ni sus hijos a vista de la gente Pero más adelante,
Despedace Medéa; Cuando el Pueblo Latino
Ni cueza las entrañas Se vio con más haciendas triunfante,
De sus sobrinos el malvado Atréo; Extendiendo sus muros, y en las fiestas
Ni ave se vuelva Progne, ni serpiente Impunemente se entregaba al vino,
Cadmo; pues maravillas tan extrañas, Y al pasatiempo en público y de día;
Cuando me las pintáis tan neciamente. Música y Poesía
Repugnantes me son, y no las creo. Mas libres fueron ya, mas descompuestas.
Para que un drama al público entretenga, ¿Y qué otra cosa producir podía
Y éste le pida siempre con deseo, La ignorancia del rústico Aldeano
Ni mas ni menos de cinco actos tenga. Que al fin de su labor se hallaba ocioso,
Conducido en tramoya un Dios no venga Unido con el culto Ciudadano
>*< Y la mezcla del bueno y el vicioso?
Que el final desenredo facilite, Así después del arte primitivo
Cuando el enredo un Dios no necesite. Movimiento más vivo
Ni en cada escena llegaran a cuatro http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/124827342
29136070754846/ima0070.htm
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