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CAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN AL PAPEL DE LOS FACTORES
DEL ESTILO DE VIDA EN MEDICINA
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Sinopsis
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“La vida es una enfermedad de transmisión sexual con una mortalidad del 100% y una
morbilidad intermitente inevitable” R.D. Laing
En la primera edición de este libro definimos la medicina del estilo de vida como “la
aplicación de principios ambientales, conductuales, médicos y motivacionales para el
tratamiento de problemas de salud asociados al estilo de vida en un entorno clínico”. A esta
definición le podemos añadir ahora “… incluyendo el cuidado y el tratamiento personal” para
tener en cuenta el enorme énfasis reciente sobre el autocuidado, considerado actualmente
como un elemento necesario para el tratamiento adecuado de las enfermedades crónicas.
En este libro resumimos los distintos aspectos de la medicina del estilo de vida,
examinando los determinantes (las “causas” son un concepto difícil en la enfermedad crónica),
cuantificando y tratando el amplio abanico de problemas sanitarios modernos con etiologías
basadas principalmente en el estilo de vida. En esta tercera edición hemos incluido 6 nuevos
capítulos, lo cual es indicativo de la rapidez con la que se está produciendo cambios en el
tratamiento de las enfermedades crónicas y en el reconocimiento de los factores del estilo de
vida que las provocan. La necesidad de un planteamiento de este tipo tiene sus raíces en la
celeridad de los avances económicos, que han modificado el entorno en el que vive la raza
humana (tanto desde el punto de vista “macroscópico” como del “microscópico”), así como el
estilo de vida y los comportamientos asociados a dichos entornos. Actualmente parece que
hasta un 70% de las consultas médicas tienen una etiología basada fundamentalmente en el
estilo de vida (Australian Institute of Health and Welfare [AIHW], 2014), de ahí la necesidad de
elaborar un enfoque novedoso para solucionar dichos problemas. Como veremos más adelante,
una respuesta adecuada conduce a la convergencia de una gama de aspectos diferentes a los
que se enfrenta la humanidad en el tercer milenio, desde la salud personal y poblacional y la
autogestión hasta la polución, pasando por el cambio climático, la igualdad social, la
estabilización de la población y la globalización. Nos centramos, sobre todo en lo que puede
aportar directamente el médico como individuo y finalizamos con la descripción de esquemas
de emisiones de CO2 y de reformas económicas como una posible forma de planteamiento
“distal” que englobe la salud y el entorno.
La medicina del estilo de vida, si bien constituye una disciplina clínica, tiende un puente
entre la salud pública y la promoción de la salud, definiéndose esta última como “la combinación
de apoyos educativos y ambientales para actuaciones y condiciones de vida que contribuyan a
la salud” (Green y Kreuter, 1991)
Trasfondo histórico
Alrededor del año 500 a.C., Hipócrates, filósofo griego y fundador de la medicina
moderna, fue el primero en referirse a la idea de la medicina del estilo de vida al sugerir que
para mantenerse bien bastaría sencillamente con “evitar comer demasiado o trabajar
demasiado poco”. En los 2 500 años siguientes los seres humanos no hallaron excesivas
dificultades para cumplir las recomendaciones de Hipócrates acerca del estilo de vida. De hecho,
el problema radicaba en conseguir la suficiente comida y en trabajar mucho para intentar
sobrevivir a las vicisitudes y tribulaciones de la evolución humana. Sus problemas, más bien,
eran los estragos provocados por las infecciones.
La Revolución Industrial de finales del siglo XIX trajo consigo varios cambios. Las
máquinas empezaron a sustituir al hombre, con lo que se redujeron los esfuerzos físicos para
recolectar alimentos, además de aumentar la disponibilidad, y la densidad de energía, de estos.
El tiempo de ocio pasó a ser una compensación, aumentaron la población y el estrés laboral,
proliferaron las sustancias digeribles y que alteraban la mente y se modificaron las estructuras
sociales y comunitaria.
Las intervenciones del estilo de vida constan de diferentes tácticas preventivas. Pueden
combinar cambios de conducta o en el entorno con tratamientos médicos habituales y, a otro
nivel, hacerlo en ausencia de una intervención médica convencional.
Las enfermedades agudas sin aquellas que, por lo general, tienen un período
prodrómico breve y ocasionan síntomas debilitantes, pero que en pacientes por lo demás sanos
se resuelven por completo y con relativa rapidez sin dejar secuelas. Suelen deberse a
microorganismos infecciosos y abarcan enfermedades como la rubéola, el sarampión o la gripe.
Las enfermedades crónicas suelen tener períodos prodrómicos largos y requieren un
tratamiento mantenido durante un tiempo prolongado, a veces de por vida.
La medicina del estilo de vida difiere de las prácticas clínicas no médicas en que puede
incluir medicación (p. ej. para dejar de fumar o para controlar el apetito) e incluso cirugía en los
casos convenientes (p. ej. Para controlar el peso), y difiere de los planteamientos estrictamente
conductuales porque examina la posibilidad de etiologías ambientales y comportamientos
individuales.
Hasta hace poco, la mayoría de los aspectos de la salud asociados al estilo de vida eran
considerados en una escala “lineal”, como por ejemplo:
Un ejemplo clásico sería el peso corporal, que durante años se ha considerado una
noción de tipo “físico” que se produce fuera del cuerpo humano, como por ejemplo:
𝑃𝑒𝑠𝑜 = 𝐼𝑛𝑔𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑒𝑛𝑒𝑟𝑔é𝑡𝑖𝑐𝑎 (𝑎𝑙𝑖𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠, 𝑏𝑒𝑏𝑖𝑑𝑎𝑠) − 𝐶𝑜𝑛𝑠𝑢𝑚𝑜 𝑒𝑛𝑒𝑟𝑔é𝑡𝑖𝑐𝑜 (𝑒𝑗𝑒𝑟𝑐𝑖𝑐𝑖𝑜, 𝑚𝑒𝑡𝑎𝑏𝑜𝑙𝑖𝑠𝑚𝑜, 𝑡𝑒𝑟𝑚𝑜𝑔é𝑛𝑒𝑠𝑖𝑠)
El ejercicio y la nutrición son la “penicilina” de las intervenciones del estilo de vida; por
este motivo los primeros capítulos están dedicados, aunque sea de forma modesta, a estos dos
aspectos, ya que ambas intervenciones se tratan con mayor detalle en otros textos. La psicología
es la “cirugía” mediante la cual se restablece la homeostasis en las enfermedades crónicas
basadas en el estilo de vida; por esta razón en el libro abundan las referencias a los procesos
psicológicos. Junto con otros enfoques terapéuticos más concretos, todo ello constituye el
grueso de la medicina del estilo de vida.
¿Quién está más capacitado para poner en práctica intervenciones sobre el estilo de vida?
Desde nuestro punto de vista, en la actualidad no hay una única disciplina dotada para
poner en práctica cambios preventivos o terapéuticos sobre el estilo de vida (CTEV). Los
profesionales médicos cuentan con la formación necesaria para diagnosticar y tratar las
enfermedades, pero disponen de poco tiempo para supervisar y motivar a sus pacientes para
que realicen cambios complejos en su estilo de vida. El personal de enfermería está dotado para
el tratamiento y cuidado continuo de los pacientes, pero a menudo carece de conocimientos
concretos sobre cambios en la nutrición, el ejercicio o el comportamiento.
Los dietistas pueden asesorar gracias a sus conocimientos nutricionales, si bien la tierra
se mueve constantemente bajo sus pies y a menudo sus fundamentos sobre cambios de
ejercicios y de conducta son endebles. Los fisiólogos especializados en el ejercicio cuentan con
fundamentos sobre los requisitos de actividad física necesarios para problemas concretos,
aunque sus conocimientos sobre nutrición y psicología son menos completos. Los psicólogos y
los profesionales de la medicina complementaria tienen sus propios puntos fuertes, pero no está
capacitados para prescribir, y en ocasiones carecen de los fundamentos fisiológicos de los
médicos y de otras disciplinas tradicionales.
Base científica
En la medida de lo posible usamos información con una base científica con el fin de
formular las recomendaciones pertinentes. Sin embargo, como las intervenciones del estilo de
vida en medicina son un área de conocimiento, todavía queda mucho por aprender y gran parte
de su contenido es difícil de objetivar. Esto resulta evidente al hablar de la prescripción de
ejercicio para diversas dolencias o al aprender psicología positiva para combatir trastornos del
estado de ánimo. En la actualidad están surgiendo prescripciones específicas para diferentes
dolencias basadas en el estilo de vida, pero no ha sido hasta hace poco cuando se ha apreciado
la importancia general del estilo de vida en problemas que, de lo contrario, se considerarían
puramente médicos. Este es el motivo por el que la prescripción de base científica aún no está
disponible en varios campos. En estos casos hemos intentado compensarlo proporcionando
recomendaciones basadas en los datos disponibles y en el razonamiento meticuloso de nuestros
colaboradores más experimentados.
Dado que las intervenciones estructuradas sobre el estilo de vida en medicina están en
sus primeras etapas, aún queda mucho trabajo por hacer, que estará determinado por su estado
evolutivo, las normas y las aspiraciones de la población y la retroalimentación constante. En este
libro se intenta capturar lo mejor de un campo en sus primeras etapas de formación, aceptando
que solamente representa el comienzo de un proceso en desarrollo Hemos adoptado y
adaptado las iniciativas existentes para ajustarlas a la medida de estas condiciones cambiantes.
Por ejemplo, los cinco elementos iniciales para la prescripción del estilo de vida (Anamnesis,
Valoración, Asesoramiento, Ayuda y Planificación) se han reducido a tres (Valoración, Ayuda y
Planificación) para poder recordarlos mejor se comentan al final de la mayoría de capítulos en
el apartado “Consejos Prácticos”, donde, además, se han resumido las aplicaciones prácitcas
para los profesionales de la medicina y para el personal de enfermería. En el capítulo 4 también
nos detenemos en el desarrollo de habilidades para la medicina del estilo de vida, como las
reuniones grupales con un “paciente experto” que da apoyo a personas con las mismas
dolencias. Aunque algunos sistemas sanitarios todavía no están organizados para afrontar los
costes que esto conlleva, será preciso desarrollar sistemas nuevos para responder a lo que, en
esencia, es una forma más m lógica de afrontar las enfermedades crónicas en atención primaria.
Otros procesos y herramientas están perfeccionándose a medida que la medicina del estilo de
vida desarrolla una estructura y una pedagogía para abordar los problemas más cotidianos. Para
ilustrar esto y la velocidad a la que está desarrollándose una disciplina nueva se han añadido
varios capítulos adicionales a esta tercera edición del texto. No hay la menor duda de que en la
próxima edición (y en las siguientes) se añadirán nuevos capítulos a los ya existentes.
Resumen
La medicina del estilo de vida representa un enfoque distinto para enfrentarse a un gran grupo
de pacientes con dolencias causadas principalmente por el estilo de vida y los factores
ambientales que dan lugar a ese estilo de vida, y que en la actualidad acuden a los médicos de
atención primaria. El tratamiento de dichos problemas en lugar de centrarse en las terapias
convencionales, hace hincapié en otras modalidades terapéuticas en las que se necesita la
implicación del paciente en su propio cuidado, y para ello es preciso que el médico cuente con
conocimientos considerables sobre motivación y habilidades motivacionales y que el profesional
sanitario ponga en marcha un enfoque diferente para ayudar a los pacientes a controlar sus
problemas de salud crónicos. El aumento de recursos y de financiación sanitaria, al menos en
Australia y en algunos países europeos, junto con la implicación de profesionales sanitarios
aliados como parte del equipo sanitario, no sólo ha permitido su ejecución desde el punto de
vista económico, sino que también ha sido necesario para afrontar los cambios en las etiologías
de las enfermedades asociadas a nuestra forma de vida moderna.
Consejos prácticos
Aunque en 2016 aún no se han rubricado unánimemente una serie de normas para la práctica
de la medicina del estilo de vida, la Sociedad Australiana para la Medicina del Estilo de Vida
(ASLM) formuló un borrador con una serie de principios prácticos. Estos principios pueden variar
con el tiempo. Sin embargo, ofrecen un punto de partida para la práctica diaria y consisten en
lo siguiente:
1. Considerar las influencias del estilo de vida sobre las enfermedades crónicas.
2. Considerar que la obesidad (y otros factores de riesgo conocidos) requiere una
investigación adicional para valorar el riesgo de enfermedades crónicas (pero sin
descuidar la ausencia de sobrepeso).
3. Involucrar a los individuos con enfermedades crónicas en un cierto nivel de cuidado
personal.
4. Adoptar un estilo de asesoramiento orientado al paciente, en formato individual o en
grupo, centrado en la mejora de la motivación, en la eficacia de la salud y en la cultura
de la salud.
5. Proporcionar un entorno práctico fácil de entender, con la implicación del equipo
asistencial e información sanitaria comprensible.
6. Considerar como ejes para la medicina del estilo de vida: la nutrición, el ejercicio y el
tratamiento del estrés.
7. No ignorar los factores sociales, económicos y ambientales subyacentes en las
enfermedades crónicas.
8. Considerar la aplicación de medidas de estilo de vida junto con terapuas farmacológicas
o quirúrgicas en pacientes con enfermedades secundarias al estilo de vida en sus etapas
finales.
Recursos profesionales
1 = Nunca
2 = Raramente
3 = A veces
4 = A menudo
5 = Con bastante frecuencia
Bibliografía
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chronic desease. Cat. No. PHE 157. Canberra, Autralia: AIHW
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