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VIDA Y OBRA DEL INSIGNE CAPITÁN GENERAL

GERARDO BARRIOS, IMPULSOR DE LA SIEMBRA DEL


CAFÉ EN EL SALVADOR.

“La existencia vegetativa no tiene biografía: en la Historia de la


sociedad solamente vive aquel que deja rastros indelebles en las
cosas y en los espíritus. La vida, pues, vale por el uso digno que de
ella hagamos, por las obras trascendentales que realizamos...”
JOSÉ INGENIEROS1.
Cnel. Inf. DEM Adalberto Ernesto García Rivera

1.- EXORDIO.
Llenos de auténtico patriotismo y entre crespones negros que
rememoran la abominable tragedia, ocurrida hace 139 años, en el
doloroso y triste 29 de agosto de 1865, los que creemos firme,
sincera y conscientemente, en la verdadera y justa superación de
nuestra amada Patria, nos damos cita inexcusable con motivo de
conmemorar tan doloroso suceso, para rememorar la vida y obra del
más conspicuo de los gobernantes de El Salvador, y una de las
figuras políticas más ilustres y nobles de Centro América: ¡Señores!
¡No puede tratarse de otro que no sea nuestro gran Capitán General
GERARDO BARRIOS!
Vamos pues, por unos cuantos minutos, a estar en el ágora 2 de
la dignidad nacional y del patriotismo, que él creó y sigue tutelando
inalienablemente, para hablar de ese hombre grandioso que ha tenido
Centro América; honra y gloria de El Salvador, en cuya personalidad
se conjugó inequívocamente, la esencia de los espíritus más sabios
de los griegos, y la bravura y coraje de los grandes generales de la
Roma Imperial… materializando magistralmente en Gerardo Barrios,
esa dualidad sublime y trascendental de la grandeza material y

1
José Ingenieros. Escritor y sociólogo argentino. (1877-1925). Exponente del
Positivismo en América Latina.
2
Ágora: Plaza pública de las ciudades griegas, en las que hablaban los grandes
oradores populares.

1
espiritual, que pocas veces se da entre los hombres, pero, que al
lograrlo, hace de ellos ídolos que como tales no mueren jamás.
El 29 de agosto de 1865, constituye para el pueblo consciente y
patriota de Centro América en general, y de El Salvador en especial,
la afrenta más grotesca llena de cinismo y mezquindad, como cínicos
y mezquinos, fueron y seguirán siendo, ante las conciencias limpias
de los buenos salvadoreños, aquellos cerebros maquiavélicos que la
concibieron y ejecutaron, en cuya vanguardia vergonzosa se ubicaron
el Obispo de San Salvador, Tomás Miguel Pineda y Saldaña, y el Atila
contemporáneo, Rafael Carrera, Presidente de Guatemala por 30
años. Época oscura y reaccionaria, que tuvo acciones nefastas, como
aquella en que, las descargas asesinas de fusilería, que desgarraron
el pecho generoso y la noble gallardía del héroe salvadoreño, aún se
escuchan en la inmensidad de la noche constituyendo viriles reclamos
de la Patria consternada, por la muerte injusta, de su esclarecido
hijo.
Aquel binomio infame (Pineda Saldaña, y Carrera), genuinos
representantes del Partido Conservador, y reaccionarios por
excelencia, rompieron los valores sublimes de la nacionalidad por la
que tanto luchó Gerardo Barrios y nuestros próceres, hundiendo a
Centro América en el separatismo más odioso que, a la postre, frenó
como era natural, el progreso, y la prosperidad de El Salvador, con
que siempre soñó el insigne Capitán General, y para lo cual –como lo
demuestra abundante y categóricamente su preciosa existencia- no
dio descanso jamás a su espíritu inquieto y visionario, irrumpiendo
con decisión muy propia y con acierto indiscutible, en cualquier
aspecto de la administración pública, que acusara deficiencia y
ameritara su atención de hombre de acción y progreso. Barrios, como
dice don Alberto Masferrer, “fue un crisol, que irradió progreso,
justicia y grandeza en todas direcciones, por ello, los enemigos de la
luz y la verdad, tejieron las redes de perfidia que lo conducirían a su
muerte gloriosa de mártir y héroe”.

2
II.- INFANCIA Y JUVENTUD DE BARRIOS.
Gerardo Barrios nació en la campiña salvadoreña, entre flores
silvestres, y tiernos cánticos de pajarillos multicolores, que
innegablemente, allá en su hacienda “El Espíritu Santo”, fueron el
basamento fecundo de su gran sensibilidad humana, por las causas
nobles que abrazó con entusiasmo y fervor insólitos. Aire puro y sol
vivificante, fortalecieron la tierna materia de aquel niño fuerte y
hermoso, que con el tiempo, sería el ariete 3 implacable contra toda
injusticia y contra toda forma de opresión.
Fueron sus padres, don José María Barrios y doña Petronila
Espinoza; bautizado en Sesori por el Cura Francisco Paniagua, el 24
de octubre del año de su nacimiento: 1813. Nótese que Gerardo
Barrios nació y vivió próspero, hasta que llegó a la Presidencia de la
República, en que comenzó a empobrecerse; tal hecho se comprueba
más, en la siguiente trascripción de una parte del ordinal 5º. de su
testamento, escrito pocas horas antes de llevarlo al patíbulo:
“Declaro que, cuando vine al servicio de la Presidencia de la
República, tenía un capital considerable, adquirido con mi propio
trabajo, que lo he perdido cuasienteramente por haberle prestado mi
crédito particular al Gobierno…” ¡Uno de tantos bellos ejemplos de
Gerardo Barrios, que no han querido imitar aquellos que –a través del
tiempo y el espacio, en esta Patria amada- le han sucedido en la
primera magistratura de la Nación! Barrios llegó rico a la Presidencia
de la República y salió pobre. Muy joven, lleno de actitudes y
cualidades especiales que le distinguían, abrazó con vehemencia
inescrutable, la causa de la Unión Centroamericana, a cuyo líder
indiscutible, Francisco Morazán, acompañó en todas sus heroicas y
patrióticas hazañas en la consecución del sublime ideal unionista,
hoy, más cercano que antes…

3
Ariete: Máquina militar antigua, que se utilizaba para derribar murallas o puertas
pesadas. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado.

3
III.- EL HOMBRE ÍNTEGRO Y CIUDADANO INTACHABLE.
Barrios fue grande en todo momento; en el triunfo, supo
perdonar a sus enemigos y en la adversidad se mantuvo sereno,
impávido y con muestras de una renunciación a toda prueba; jamás
pondremos en tela de duda el valor espartano del ídolo mimado de
los valientes calvareños de la capital. Cuando estudiamos a fondo y
detenidamente, la vida y obra de este adalid glorioso e insigne, nos
gozamos en las hermosas piezas literarias escritas por muchos
hombres de especial formación cultural y académica, concluyendo
satisfechos, que no exageramos ni nos equivocamos, al otorgarle
calificativos gloriosos y enaltecedores a este titán de la nacionalidad,
del progreso y de la auténtica dignidad del pueblo salvadoreño, y por
ende, de Centro América, cuya unidad, fue su eterno sueño.
Sólo un hombre de virtudes y convicciones elevadas, podía
expresarse, con tanta propiedad en diferentes ocasiones, y asimismo
con tanta hidalguía y nobleza, cada vez que hacía uso de la palabra o
al tener que abordar cualquiera de los múltiples problemas que
afrontó, con serenidad y amplitud de criterio.
Reiteradamente manifestó, con la honestidad y seriedad que
fue sello distintivo de su incomparable personalidad que, si su
presencia en el Gobierno de El Salvador, era obstáculo para lograr la
cristalización del supremo ideal: la unión de Centroamérica, él,
Gerardo Barrios, dejaría su alta investidura gustosamente. Estamos
seguros que lo decía con absoluta sinceridad…
Por otra parte, es suficiente el estudio y análisis sereno de los
dos testamentos conocidos del glorioso Capitán General Gerardo
Barrios, así como de muchos documentos valiosos que existen
suscritos por él, para concluir sin dudas ni equívocos de ninguna
clase, que su espíritu, su alma y su corazón, fueron una trinidad de
pureza y bondad, pero al mismo tiempo, aparejado de energía,
legalidad y justicia. Cabe aquí expresar el siguiente pensamiento de

4
Pascal4, que identifica la inconfundible personalidad de nuestro
inolvidable héroe: “La fuerza sin justicia, es tiránica; la justicia sin
fuerza es débil; solo conjugando razonablemente tales valores,
lograremos, que la fuerza sea justa y que la justicia sea fuerte”.
Barrios tuvo el raro atributo de llevar como divisa, la verdad y la
justicia, y como sello inconfundible: el bienestar del pueblo y la
grandeza y dignidad de la Patria. No conoció la farsa, el engaño ni la
demagogia que en la actualidad prevalece en algunas sociedades.

IV.- EL CULTIVO DEL CAFÉ.


Desde la época del Gobierno que presidió el culto
sonsonateco don Rafael Campo (1856-1858), se tuvo la visión de
introducir al país el cultivo del cafeto; esta planta que requiere cinco
años para dar fruto, fue introducida en Centro América por el Estado
de Costa Rica en esos años, como un sustituto de las tradicionales
siembras de granos de subsistencia, con el fin de modernizar la
agricultura, así como de obtener recursos por una posible exportación
de aquel grano, que era muy apetecido en los mercados
internacionales, ya que producía una exquisita bebida estimulante.
Sin embargo, no fue sino hasta en la administración del Cap.
Gral. Gerardo Barrios (1860-1863), que se hizo un esfuerzo muy
grande para que la siembra del café fuera masiva. Este énfasis en el
cultivo del café, produjo cambios estructurales en la tenencia de la
tierra, que sin embargo, capacitaron al país para salir a flote con
productos de exportación de gran demanda en el mercado
internacional, lo cual se convirtió en fuente de ingresos para la
economía nacional.
En un discurso oficial del Cap. Gral. Gerardo Barrios ante el
Congreso Nacional, el 29 de enero de 1862, entre otras cosas
expresó: “…La agricultura y el comercio se extienden rápidamente

4
Blas Pascal: matemático, físico, fecundo filósofo y escritor francés, nacido en 1623
y fallecido en 1662.

5
siéndome muy satisfactorio informaros que son mayores los valores
exportados de frutos del país, que los importados del extranjero para

nuestro consumo. El Gobierno deseando impulsar y proteger

el cultivo del café y del azúcar ha decretado ciertas


franquicias, y dictado medidas para aquel fin. En tal
concepto no vacilo en aseguraros que de aquí a dos años
producirá El Salvador más café y azúcar, que cualquiera
otra comarca de Centro América”5.
Barrios procuró durante su gestión administrativa eximir al café
de impuestos de exportación, prohibió la importación del producto
(de Guatemala) para proteger la cosecha interna y libró de
gravámenes la entrada de implementos destinados a la caficultora.
Razón tenía Barrios al asegurar en su informe presidencial que los
ingresos por café, serían abundantes. Durante el año 1860, año del
impulso definitivo a este nuevo grano, había en El Salvador más de
diez y medio millones de árboles en producción; arriba de tres
millones en plantillas y cerca de siete y medio millones en
almacigueras6. Aunque el rendimiento total no era óptimo, con el
correr de los años, constituiría el principal patrimonio de los
salvadoreños.
En particular, después del acceso al poder de Barrios, que tenía
una experiencia de primera mano de los cambios económicos y
agrícolas que los plantadores de café habían producido en Guatemala,
el gobierno estaba impaciente por reformar lo que se estimaba como
un sistema arcaico e ineficaz del uso de la tierra, para alcanzar
rápidamente la situación que se consideraba mucho mejor, la de ver
todo nuestro campo transformado en propiedades agrícolas que

5
GERARDO BARRIOS Y SU TIEMPO. TOMO SEGUNDO. Ítalo López Vallecillos.
Dirección General de Publicaciones. ME. San Salvador. Certamen Nacional de
Cultura, 1965. Págs. 216-217.
6
Ídem.

6
produjeran los valiosos frutos del azúcar, café, cacao y añil así como
abundancia de cereales.

V.- EL HIJO DE MARTE.


Surge como Hijo predilecto de Marte, en los fragores del
combate, allá en la Hacienda “El Espíritu Santo”, y se alista como
Soldado, siendo aún adolescente, en las filas del Ejército de Francisco
Morazán, combatiendo fiera y valientemente en Gualcho, Las
Charcas, San Miguelito, la Toma de Guatemala, San Pedro Perulapán
y otros tantos combates que rememoran sus hazañas viriles de gran
Soldado al servicio de la Libertad y la Justicia, que tanto obsesionaron
su agitada existencia.
En abril de 1857, participó en la Guerra Centroamérica contra
William Walker al frente de las fuerzas aliadas de El Salvador. Tuvo la
distinción de ser cuatro veces presidente de El Salvador. En la
primera de éstas, realizó la primera organización permanente del
Ejército, hizo comprar uniformes y armamento y echó a andar por
primera vez, aunque en efímera existencia, la Academia Militar, para
lo cual gozó de la colaboración del ex presidente colombiano, Gral.
José María Melo. Con su dirección visionaria le dio organización
profesional a la carrera de las armas.
El 13 de febrero de 1863, como Gobernante y con motivo de la
Batalla de Coatepeque, nuestro héroe inmortal, arengó así a sus
aguerridos soldados: “Si yo no estuviera entre vosotros para ir a
defender nuestra Patria, me consideraría el hombre más
desventurado de la tierra. Habéis tomado las armas para defender los
sacrosantos derechos de El Salvador, al que debemos nuestras vidas
y toda nuestra sangre. Sois los defensores de la civilización, contra
los ataques del salvajismo; sois el baluarte de las libertades públicas
y las instituciones que nos legaron nuestros padres. Vais a defender
la honra de las familias y de las propiedades de nuestros
compatriotas. ¡Compañeros!: Juremos a nuestra Patria, por las

7
cenizas de nuestros padres, que nuestra preciosa República no será
presa del vandalismo: que preferimos 100 veces la muerte, que
someternos a la ignominia de ver talar nuestros campos e incendiar
nuestras poblaciones y quedar, a merced de los bandidos, el honor de
las familias. El triunfo será nuestro, porque el Ejército Salvadoreño
lleva en su Bandera, inscritos los eternos derechos de la justicia que
Dios, hace reinar en el cielo como en la tierra. En esta lucha estaré
siempre a vuestro lado, inspirándoos el amor y la gloria a una
Bandera tan gloriosa como es la nuestra”.
¡Coatepeque, fue la más famosa de las batallas de nuestro
Capitán General, en donde doblegó la vanidad y el orgullo del
analfabeto, General Rafael Carrera, al derrotarlo totalmente, motivo
por lo que nunca perdonó a Barrios, semejante humillación!.
La arenga citada, que bien podemos aplicarla en estos días a
nuestros aguerridos y gloriosos soldados y en especial, a nuestros
Caballeros Cadetes de la Escuela Militar, Centro Educativo Castrense
que lleva honrosa y meritoriamente su glorioso y legendario nombre,
llenó de patriotismo y valor a las tropas de Barrios que, después de
dos días de combates contra un Ejército notoriamente superior en
número, pero no en calidad, derrotaron a las hordas salvajes del
gobernante guatemalteco Rafael Carrera, quién huyó en desbandada
dejando en los campos de batalla, muchos muertos, heridos y
material de guerra. Barrios con su innegable nobleza e hidalguía,
proporcionó dinero a los soldados que cayeron prisioneros para que
regresaran a Guatemala.

VI.- EN EL TEMPLO DE MINERVA.


Barrios se agiganta en el tiempo y el espacio y como todo ser
privilegiado y predestinado, tiene luces propias para iluminar allí
donde hay tinieblas; suficiente fortaleza para dar entusiasmo allí
donde hay desolación, y, sobrada capacidad espiritual y material,
para llevar abundancia y progreso, allí donde hay atraso y miseria.

8
Con visionaria actitud y comprendiendo a cabalidad aquel
pensamiento que no nos cansaremos de repetir por su real y patético
contenido, hasta lograr que fructifique en cada uno de los
salvadoreños y en especial, en el quehacer de los funcionarios
públicos del Ramo de Educación a quienes atañe con mayor
obligación: “Después del pan, la Educación es la primera necesidad
del pueblo”; el Capitán general Gerardo Barrios, consecuente con su
ideario, funda las primeras Escuelas Normales para Maestros, que
tendrían la delicada y trascendental misión, de educar a nuestros
hijos, para que, con el correr del tiempo, fueran hombres y mujeres
productivos y buenos ciudadanos, tan necesarios para el
engrandecimiento pleno de la República, en aquel entonces como en
el presente.
Barrios, el Soldado Maestro –como muchos le han llamado con
acierto- tuvo permanente preocupación por la educación del pueblo,
emprendiendo así una hermosa y efectiva cruzada por la cultura.
Restauró la Universidad y el Colegio Nacional, después de la ruina de
1854; hizo venir una delegación francesa para atender las clases
universitarias, asistía a los actos escolares y asimismo, pidió del
extranjero muchos libros de instrucción general.

VII.- EN LOS CAMPOS FLORIDOS DE CERES7.


El visionario Presidente Capitán General Gerardo Barrios, como
en todo, dio especial importancia al renglón agrícola del país,
estableciendo nuevos cultivos y mejorando los ya existentes. Nadie,
ni sus más crueles enemigos, podrían negar los dotes de vidente y el
sentido de futuro y previsión, de aquel hombre que tantos bienes hizo
a su pueblo. En Barrios pues, no se agotó la personalidad genial que
ostentaba en lo militar y cultural; tuvo además de tantas acciones
generosas, de tantos hechos valientes y nobles gestos, la obra
previsora en lo que concierne al progreso de la agricultura y a la

7
Ceres: Diosa de la Agricultura en la mitología romana y Deméter en la griega.

9
protección, defensa y conservación de nuestros recursos naturales.
Con fe en el futuro, firma un decreto que obliga el cultivo del grano
de oro, que habría de traer al país, mucha bonanza y progreso.
Así como los hombres conscientes rendimos homenaje
meritísimo al padre tutelar de nuestra dignidad nacional, así
igualmente la madre naturaleza, agradecida de aquel esclarecido
varón que amó tanto la tierra y la campiña en donde corrieron sus
primeros años, le rinde pleitesía año con año en sus cerros y
volcanes, vistiéndolos con sus mejores galas: cafetales en flor, que
cual altares sutiles de pureza infinita, semejan a la novia adorada,
que espera a su amado Capitán General, que desciende a la cita
inefable e inolvidable, cada 29 de agosto, del Empíreo 8, cuna de los
inmortales…

VIII.- EL JUSTINIANO9 SALVADOREÑO.


El foro nacional está en deuda con el Capitán General Gerardo
Barrios desde hace muchos años. La justicia fue uno de los grandes
objetivos de Gerardo Barrios y si analizamos todos los hechos y actos
de su extraordinaria existencia, veremos con claridad meridiana que,
en cada uno de ellos, está presente ese afán e ideal sublime, sobre el
cual no transige y que, a la postre, lo condujo a su caída.
Así como Justiniano, el Emperador noble y bondadoso, amante
de las leyes y la justicia en su legendario imperio romano,
encomienda a Triboniano y a otros connotados juristas de la
antigüedad la recopilación de todas las leyes del imperio que dio
origen al Digesto Justiniano, así el héroe de Coatepeque, concibió,
planificó y estableció un nuevo orden en el ramo judicial, decretando
el 23 de agosto de 1859, el Código Civil, que sentó las bases de la

8
Empíreo: Parte más elevada de los cielos, habitación de los Dioses de la Mitología
griega y romana. Se dice así también del Firmamento.
9
Justiniano: Emperador del Imperio Romano de Oriente en 527. Hizo compilar el
Digesto, las Institutas (o Instituciones) y los Códigos.. Considerado el prototipo de
un apasionado por la Justicia, al ordenar la recopilación de los Códigos existentes
en su época, dando inicio a un estado de Derecho primigenio.

10
legislación actual. Además ordenó realizar la compilación de los
Códigos Penal y de Procedimientos, creando tribunales de justicia en
todas las poblaciones de la República.

IX.- EL UNIONISTA.
Basta leer algunos escritos de Gerardo Barrios, para tener una
clara y concreta concepción de la recia trascendencia de este
auténtico patriota, que llevó “tan adentro el ideal morazánico”. En
cierta oportunidad, plasmó con las siguientes palabras su inmensa

devoción unionista: “Por la unión de Centro América, romperé

en 100 pedazos el bastón de mando de El Salvador, y la


seguiré a costa de mis intereses y de mi vida, si preciso
fuere. Quiero morir envuelto en el hermoso pabellón que
nos legaron nuestros antepasados y no en el triste pañal
que cubre la miseria de las cinco secciones
centroamericanas”.
Barrios abre totalmente su corazón y su espíritu dilectos, en
estas lapidarias expresiones que no dejan duda de su amor infinito
por la reconstrucción de la “Patria Grande” que, el egoísmo, la
vanagloria y todas las bajas pasiones de los hombres mezquinos que
desgraciadamente han abundado en Centro América, se empecinan
torpemente en poner trabas infames y arteras.

X.- LA ESCUELA DEL PATRIOTISMO.


Quienes aman las sombras y las tinieblas, no pueden soportar
ni resistir la luz; así el sol radiante que Barrios simboliza, no lo
resisten los timoratos ni los espíritus rastreros que se debaten, en su
misma pestilencia.
Estos jamás estarán en la escuela del patriotismo, de donde es
Rector nuestro gran Capitán General, quien con su ejemplo y sus
ejecutorias saturadas de integridad y pureza, propias de su calidad de

11
hombre noble, elevado, poseído de fuerzas y cualidades
extraordinarias, se proyecta como el guía incomparable y como el
preceptor insustituible del templo de las supremas virtudes, que él,
encarnó con tanta propiedad y precisión. Los máximos honores en la
escuela del patriotismo sólo se concederán a aquellos que saturen su
espíritu, su mente y su vida plena, de los principios, anhelos e ideales
que fueron la razón de la existencia del egregio Capitán General.
La vida y obra del Gerardo Barrios, es el texto obligatorio en la
escuela del patriotismo y que nuestros jóvenes especialmente, deben
conocer e imitar, porque nuestro meritísimo personaje es la norma
material y sustantiva de la dignidad nacional.

XI.- EPÍLOGO.
La Historia y la posteridad han juzgado ya, con juicio sereno y
desapasionado, la vida pública de nuestro insigne Capitán General
Gerardo Barrios, la cual, muy a pesar de la ingratitud con que la
quisieron opacar sus sicarios, a 139 años de distancia de aquel
crimen político sin precedentes, su vida surge inmaculada como
siempre lo fue: radiante, altiva y limpia, como puros y limpios fueron
los sentimientos que la animaron para conducir al país por la senda
gloriosa del engrandecimiento y de la superación auténtica.
Sus enemigos temieron, por lo que trazaron redes de perfidia,
ante aquel espíritu superior; porque es principio irrefutable que los
perversos sacrifiquen a los liberadores, para que las doctrinas de
éstos sean inmortalizadas por el drama y la tragedia.
Esto se cumple plenamente en Gerardo Barrios: los serviles que
lo asesinaron cobardemente, por su grandeza indiscutible, lo elevaron
a la inmortalidad de donde ahora desciende encarnándose en el
pueblo salvadoreño y su Fuerza Armada, altivo y radiante, como se
presentó siempre en todos los escenarios en que la vida probó su
recia y polifacética personalidad.

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A 139 años de distancia, los patriotas de todos los estratos
sociales, los niños y las asociaciones, atraídos por el magnetismo
maravilloso de aquel hombre, le recuerdan con hosannas e himnos de
patriotismo, coronas de laurel y siemprevivas, tremolando banderas,
escenificando así, una fiesta cívica en que se ha dado cita el cariño, la
amistad y la devoción para rendir tributo a su egregio benefactor,
fuente viva de inspiración y digna de imitarse por y para las
juventudes.
Todo ese fervor y entusiasmo tienen razón de ser: porque
Gerardo Barrios, encarnó con suma propiedad, el sentimiento, la
aspiración, la idiosincrasia y el ideal del pueblo salvadoreño en toda
su grandeza y plenitud. Como dijera el Dr. Rubén Rivera en una
ocasión como ésta: “Gerardo Barrios ha encarnado las virtudes y la
impetuosidad del pueblo cuzcatleco; su espíritu y su obra han sido
como las reverberaciones del espíritu de su raza. Como Benito Juárez
en México y Jorge Washington en Norte América, Gerardo Barrios fue
la manifestación más perfecta del alma de su pueblo”.
No hay duda: la grandeza de Barrios lo condujo injusta y
arbitrariamente a una muerte prematura. ¡Para Barrios las coronas de
luz y de laureles que la posteridad otorga a los elegidos e inmortales;
para sus sicarios, el rechazo eterno de la humanidad escarnecida!
¡Señoras y señores! Gerardo Barrios no ha muerto. Asistimos
hoy, una vez más, a su gloriosa resurrección. Viene como vicario de
la Democracia a predicar, en el Templo Sacrosanto de la Patria, el
Evangelio de la Dignidad, la Libertad y la Justicia, trinidad augusta
que fue el sello distintivo del quehacer del único gran Capitán General
de los salvadoreños.
Ahora, que rememoramos aquellas virtudes que el héroe irradió
de manera fecunda, debe ser nuestra tarea impostergable, inculcarlas
a las generaciones jóvenes, a base de las sabias y ejemplarizantes
enseñanzas del paladín de la dignidad nacional.

13
Capitán Gral. Gerardo Barrios, tu pueblo añora tu presencia y
sigue siendo, como dijera el recordado poeta Oswaldo Escobar
Velado: “un pueblo excepcional, que ama la Libertad…”

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