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12 COPIAS

La Formación Docente como acción política


Vilma Pruzzo1

Resumen Summary

Las políticas de formación docente de la Teacher education policies in the 1990s


década del noventa han estado fuerte- have strongly focused centered on the
mente concentradas en las decisiones de decisions of experts, disregarding
expertos y a espaldas de la investigación educational research. The current work
educativa. He organizado mi exposición discusses the roles of the state and
alrededor del rol del estado y el rol de los experts and proposes a political turn to
intelectuales para proponer un giro polí- replace state experts’ «prescriptive
tico que permita superar las «políticas policies» with research and scholars’
de prescripción» de los expertos estata- reactionary behavior with «justified
les reemplazándolas por la «indagación» anticipation». In both cases, research
y el «comportamientos por reacción» de acquires a decisive role, so that changes
los especialistas universitarios, por la involve actions of moral responsibility with
«anticipación fundada». En ambos casos, the new generations and avoid
la investigación retoma un rol decisivo transforming the country in an arbitrary
para que las transformaciones impliquen centre of educational experimentation. In
acciones de responsabilidad moral con this regard, we understand teacher
las nuevas generaciones y eviten trans- education as a political action that furthers
formar el país en un centro arbitrario de the development of favorable conditions for
experimentación educativa. En este sen- the learning of participation, so that the
tido, entendemos la formación docente «the young» can exercise their social
(FD) como una acción de carácter políti- responsibility in the preservation of life and
co que alienta la conformación de un es- simultaneously, renew it, to make it fairer
pacio abierto al aprendizaje de la partici- and equalitarian. It refers to a form of
pación para que los «nuevos» puedan ejer- political education in Arendt’s (1997)
cer su responsabilidad social en la pre- conception of the term, as it means being

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Revista de Educación

servación del mundo de la vida y, a la vez, together, one and the other in diversity,
renovarlo para hacerlo más justo e iguali- and originates in the in-between space,
tario. Es una formación política en el sen- establishing itself as a relationship. This
tido que le da Arendt (1997) a esta pala- implies a new teacher education,
bra, en cuanto significa estar juntos, y established and followed from educational
los unos con los otros de lo diverso; así, research, so that plural instances of
surge en el entre, estableciéndose como collaboration are facilitated, creating a
relación. Eso implica una nueva FD, ins- culture of communality and incorporating
talada y seguida desde la investigación the political dimension to life in the
para que habilite instancias plurales de classroom.
colaboración, creando una cultura de la
comunalidad e incorporando lo político a
la vida cotidiana de las aulas.

Palabras clave: formación docente - Key Words: teacher education - political


acción política - investigación - respon- action - research - social responsibility -
sabilidad social - cambio. change.

Fecha de recepción: 05/10/09


Fecha de aceptación: 27/11/09

Año 1 Nº1|2010
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La Formación Docente como acción política

La formación docente como acción le acerca a los «nuevos» el mundo de bie-


política nes lingüísticos y simbólicos, las herra-
mientas de la cultura con las que pueden
Hoy quisiera que cerráramos este en- incidir en la construcción de una socie-
cuentro con el íntimo compromiso de dad más justa y solidaria. En este senti-
continuar con el reto que ha significado do, entendemos la formación docente
reunirnos para ocuparnos y preocuparnos (FD) como una acción de carácter políti-
por la formación del profesorado, que es co que alienta la conformación de un es-
nada más y nada menos que enfocar la pacio abierto al aprendizaje de la partici-
educación en su más amplio espectro. pación, la cooperación, la discusión pú-
Si nos preguntáramos para qué formamos blica. Si los profesores se piensan como
docentes podríamos responder con pa- intelectuales transformativos, según la
labras de Arendt (1996): para introducir a visión de Giroux (1990), deben ser forma-
los «nuevos» en este mundo viejo, pre- dos en instancias plurales donde las per-
existente, construido por los vivos y por sonas se asocien libremente motivadas
los muertos, pero que se renueva sin ce- por su cuidado de lo común: el mundo de
sar a través de los nacimientos: la vida. Así, se le da a «la noción de lo
político un giro más igualitario y demo-
La educación es el punto en crático (es decir menos elitista) al insistir
que decidimos si amamos el mun- en la urgencia de crear una cultura de la
do lo bastante como para asumir comunalidad e incorporando lo político en
una responsabilidad por él y así la vida cotidiana de las personas.» (Mar-
salvarlo de la ruina que, de no ser chart, 2009: 62).
por la renovación, de no ser por la En este marco, se hace necesario
llegada de los nuevos, sería inevi- desocultar, asimismo, las limitaciones
table. También mediante la educa- políticas a nuestro accionar pedagógico.
ción decidimos si amamos a nues- Por eso, mi exposición abordará la pro-
tros hijos lo suficiente como para blemática de la formación del profesora-
no arrojarlos de nuestro mundo y do como acción política, alrededor de dos
librarlos a sus propios recursos, ni ejes: el rol del Estado y el rol de los inte-
quitarles de las manos la oportuni- lectuales, para argumentar la necesidad
dad de emprender algo nuevo (...), de un giro político que no cercene el
como para prepararlos con tiempo compromiso moral con las nuevas gene-
para la tarea de renovar un mundo raciones a fin de contrarrestar los proce-
común (Arendt, 1996: 208). sos de exclusión social que comienzan
generándose en las instituciones educa-
Un mundo común… más humano, tivas.
más justo, más digno. Y nos incluimos
de este modo en el ámbito de la respon-
sabilidad moral en un contexto político que

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El giro político: el Estado ante la for- rricular. Ambos procesos –el de la déca-
mación docente (FD) da del 90 y el actual-, a pesar de sus di-
ferencias tienen en común haber sido
La política educativa del estado argen- elaborados minuciosamente desde el ni-
tino ha puesto marcado énfasis, desde la vel central y los incluyo en el polo de la
gestión menemista de los noventa y has- prescripción porque son líneas políticas
ta el presente, en procesos de transfor- que han prescindido de la investigación,
mación educativa en los que la FD ha reemplazándola por teorías de expertos
ocupado un lugar de privilegio. Con mar- de las que se derivan las prescripciones.
cadas diferencias entre las distintas ges- Esta tendencia implica que se continúa
tiones de gobierno han mantenido en co- sin establecer un sistema nacional de
mún el enfoque tecnoburocrático propio investigación educativa que recoja datos
de los especialistas técnicos que desde empíricos en los que se funden las polí-
puestos públicos burocráticos o desde el ticas educativas y que sirvan, a la vez,
lugar que ellos delegan a otros expertos, como parámetros para la evaluación lon-
sin investigación previa, proponen, dise- gitudinal de las propuestas curriculares.
ñan y ejecutan las transformaciones edu- Además, la tendencia a la prescripción
cativas. Las condiciones de estas trans- prioriza ideas de especialistas que no
formaciones las he traducido en un bino- mantienen ningún tipo de estabilidad po-
mio que refiere a dos posturas antitéti- lítica y varían según los gobiernos de tur-
cas: Prescripción- Indagación. no, por lo que no asumen ninguna res-
Ubico la política neoliberal de los últi- ponsabilidad sobre las prescripciones re-
mos años en el polo de la prescripción comendadas. Las políticas de la prescrip-
por el carácter de las líneas de acción ción han instituido un sistema de accio-
sobre la Formación Docente que analiza- nes irresponsables ante la sociedad ya
ré en dos ámbitos específicos: los dise- que ningún «especialista de la reforma»
ños curriculares y el desarrollo profesio- asume responsabilidad alguna sobre di-
nal. chas prescripciones. De esta manera, se
En la década del noventa asistimos a transforma todo el sistema educativo na-
la primera etapa de cambios en los dise- cional en un campo experimental de teo-
ños curriculares de la Formación Docen- rías casuales. Por otra parte, demuestra
te promovida por el Estado Nacional, y, a la vigencia de las perspectivas curricula-
menos de ocho años desde su concre- res técnicas criticadas ya hace medio
ción, vuelve a insistirse en un nuevo cam- siglo por Schwab (1974) cuando afirmaba
bio y se da por tierra con las teorías de que las teorías curriculares estaban mo-
los expertos de los ‘90 (la tecnoburocra- ribundas por su inveterada confianza en
cia de entonces) que presentaron esa re- las teorías y en los teóricos que, de es-
forma como garantía de calidad en la for- paldas a la realidad del aula, no indagan
mación del profesorado. Sus teorías han pero recomiendan e imponen cambios.
sido desmentidas por el hecho contun-
dente de la cancelación del proyecto cu-

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En la actualidad, se han presentado Entiéndase que no estamos valorando si


los Lineamientos Curriculares Nacionales están bien o mal las prescripciones. Es-
para la Formación Docente Inicial tamos denunciando una política de pres-
(CFCyE. Res.24/07. Anexo I), un nuevo cripción basada en teorías de los técni-
proyecto curricular para la FD con una cos de la burocracia estatal y universita-
estructura ya prescripta presentada como ria. Y esta situación es la que condena-
marco regulatorio y anticipatorio de los mos: porque la prescripción da por sen-
diseños curriculares jurisdiccionales que tado que se ha construido un saber pre-
alcanzan a los ISFD y a las Universida- vio. Por ejemplo, «saber» lo que funcionó
des (MECyT, 2007: ítem 14). Las políti- mal del anterior sistema, saber de sen-
cas actuales sobre la FD han prescrip- tido común que aparece como verdad
to con carácter de obligatoriedad: a.- tres incuestionable y no necesita abrevar en
campos básicos de conocimiento para la investigación científica. Un grupo de
todos los planes del estudio de los profe- técnicos se arroga la verdad de su cono-
sorados (Campo de la Formación Gene- cimiento y la verdad de ese grupo se pres-
ral, de la Formación Específica, y de la cribe para todo el país: campo experimen-
en la Práctica Profesional); b.- el retorno tal de la tecnoburocracia. Hasta que un
a la organización por materias, que re- nuevo grupo político, decida tener otra
emplazará las anteriores áreas de cono- verdad y prescriba nuevos diseños curri-
cimiento (Ciencias Sociales, Ciencias culares, a los que luego todos convalida-
Naturales, etc.), para las que no tenía- remos para conservarnos en el circuito de
mos profesores formados; c.- las mate- los grupos privilegiados que poseen la
rias que se deberán enseñar a los futuros verdad.
docentes (con un aumento desmedido y Vuelvo a insistir, no se critica la pres-
enciclopedista de materias de la Forma- cripción porque otras ciencias del hom-
ción General); d.- las horas que obligato- bre también las necesitan. Se prescriben
riamente se destinarán a las Prácticas; medicamentos, por ejemplo, porque pre-
e.-la carga horaria total de la FD, etc. A viamente se han investigado rigurosamen-
las comunidades educativas de Nivel Su- te las causas de una enfermedad. Pare-
perior no les ha quedado nada para dis- ciera que sólo en educación, donde el
cutir, pero las apariencias de participa- futuro de generaciones enteras está en
ción democrática quedaron pretendida- peligro, el Estado no necesita basarse en
mente salvadas en reuniones masivas investigación científica. Por eso la pres-
organizadas por el Estado en una encu- cripción, en este caso, se basa en una
bierta participación simbólica. Estas re- verdad construida por la tecnoburocracia
uniones multitudinarias insumieron cuan- (expertos que producen teoría o copian
tiosos fondos que el Estado luego niega teorías externas para elaborar propues-
para salarios docentes o para la tarea tas que los docentes debemos aplicar en
educativa de nuestras aulas desnudas o el aula). Pero no se investiga en el aula,
vestidas de fotocopias. Pero es un buen en la realidad concreta donde no se apren-
sistema para acallar voces disidentes. de, se sufre violencia de todo tipo, se

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discrimina, en fin, el aula donde se ex- cripción teórica es el del desarrollo profe-
cluye a niños y jóvenes del sistema y de sional continuo, en manos de la tecnobu-
la vida digna. La prescripción de la tecno- rocracia. Sobre la base de que toda trans-
burocracia cierra las puertas a la proble- formación requiere la capacitación de los
matización y al conocimiento científico. docentes ante los nuevos roles pensados
Por eso es endeble y cae con cada políti- por los expertos, se deciden capacitacio-
co que termina una gestión habilitando a nes en las que se invierten fuertes apor-
otro político que se rodea nuevamente por tes presupuestarios para el pago de ser-
el saber blindado de otros expertos. Y aquí vicios a los expertos encargados de la
habría que formular la diferencia que rea- capacitación. Si bien algunos de ellos han
lizara Arendt (2003) entre la política polí- construido sus propuestas a partir de la
ticamente auténtica y la política política- investigación, no es el caso de la mayo-
mente pervertida (Marchart, 2009). Es la ría de los capacitadores que se multipli-
paradoja política también planteada por can a lo largo y lo ancho de nuestro país.
Ricoeur (2003); por un lado, la política Y vuelven los expertos con sus teorías,
actualiza relaciones humanas propias del sin respaldo investigativo a prescribir prin-
vivir juntos, de la concordia racional ba- cipios de acción y de prohibición para las
sada en la discusión y, por otro, desarro- aulas: lo que se debe hacer y lo que no
lla males específicos que podemos lla- se debe hacer. Imponen métodos rígidos
mar males políticos, males del poder po- aunque los llamen estrategias, modelos
lítico. o técnicas, con lo que creen escapar del
Mientras la prescripción parte de un mecanicismo de lo metodológico, que
saber construido por expertos, que no es critican. Nadie investiga si esas prescrip-
problemático ni problematiza, la investi- ciones están permitiendo que nuestros
gación interroga la realidad, la plantea niños y jóvenes aprendan; los expertos
problemática y la indaga con rigurosidad del desarrollo profesional continuo sólo
científica para comprenderla y transfor- controlan que los docentes estén hacien-
marla. Necesitamos la investigación edu- do lo que los especialistas prescriben. No
cativa situada y especialmente responsa- hay responsabilidad alguna sobre el
ble para guiar las transformaciones. Y aprendizaje. Y en medio de esta confu-
responsable, adquiere todo el peso mo- sión que imponen las políticas neolibera-
ral que implica no experimentar con todo les del cambio, nuestros futuros profeso-
el país, y hacerse cargo no sólo del pro- res se «forman» en los esquemas más
ceso sino de los resultados. Porque toda rígidos del empirismo: mucha teoría de
transformación puede alterar el aprendi- «verdades» hechas y veinticinco días de
zaje de nuestros niños y jóvenes al punto práctica en la dura realidad que conocen
de dejarlos desprotegidos ante la mani- sólo por los discursos docentes. Retóri-
pulación del mundo adulto que no se res- ca, en lugar de intercambios con la reali-
ponsabiliza de los resultados. dad del aula, la única forma de habilitar
Otro de los ámbitos en que se pone para la FD una perspectiva hermenéutica
de manifiesto la supremacía de la pres-

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abierta a la comprensión de la práctica tica al modelo impuesto y actúa por reac-


cotidiana de enseñar. ción una vez que ya se han aprobado las
Esta opción política del Estado en medidas tomadas desde nivel central en
materia de FD resta protagonismo a los el ámbito legal habilitado por la Ley de
sujetos pedagógicos, enajenados en la Educación Nacional, es decir, el Conse-
vorágine de inestabilidad generada por jo Federal de Cultura y Educación en el
cambios que impactan hasta en sus op- que tiene su propia representación. Los
ciones laborales. No se ha entendido, Lineamientos Curriculares Nacionales
después de tanto fracaso, que no se cam- para la Formación Docente Inicial han
bia la educación desde normas legales o sido aprobados por Resolución N°24- 07
prescripciones que pretenden dirigir las del CFE cumpliéndose los requisitos le-
acciones de los docentes. Ya decía Sten- gales existentes y los universitarios res-
house (1990) que serán los profesores los pondieron por reacción, después de con-
que transformen sus prácticas, compren- sumado el acto legal. Sin embargo, su
diéndolas. Y se las comprende desde la rol los habilita para que, por sus conoci-
investigación compartida en comunidades mientos sobre el pasado y el presente,
críticas. logren articular propuestas anticipatorias.
Necesitamos el giro político que prio- El ámbito de su saber especializado -que
rice la investigación a la prescripción téc- les permite la anticipación proyectual- se
nica y garantice las posibilidades de la amalgama con el compromiso social y
investigación longitudinal y continua para ético de hacerse responsable de la edu-
que comencemos a generar la informa- cación de los nuevos. La anticipación re-
ción y los datos que hagan más racional quiere conocimientos construidos desde
las transformaciones educativas. la investigación situada, conocimiento,
por ejemplo sobre las limitaciones de la
actual Formación Docente con lo que se
El rol de los intelectuales en épocas puede generar anticipaciones fundadas.
neoliberales Y en este sentido, se espera de la uni-
versidad el giro político para activar la in-
Mientras el Estado genera prescrip- vestigación educativa situada, que hoy ni
ciones que impone indiscriminadamente siquiera figura entre las líneas prioritarias
sobre Institutos de Formación Docente de de investigación. Si queremos comenzar
su dependencia y sobre la Universidad a construir la anticipación es necesario
autónoma, los intelectuales aparecen esclarecer nuestro rol docente en la for-
expectantes ante el avance de las políti- mación del profesorado dentro de los
cas de la prescripción, en un comporta- esquemas neoliberales.
miento que refiere a posturas antitéticas Nuestra tarea de formadores se orien-
y que he traducido en el binomio Reac- tará, más que a la inclusión de los estu-
ción - Anticipación. diantes en el utópico mercado de un futu-
La Universidad argentina parece no ro desconocido, a su desempeño cívico
poder cohesionarse en una respuesta crí- en una sociedad en la que tendrán que

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ejercer y defender sus derechos, en mar- ancianos, o la angustia y sufrimiento de


cos plurales. Y por eso la principal tarea los sin tierra, sin trabajo o sin hogar, con-
que le corresponde a la educación es denados a la pobreza y marginalidad.
política: la tarea de brindar una formación Porque nuestros estudiantes deberán
que les permita participar en los asuntos enfrentar los más diversos contextos es-
de la comunidad y comprender que mu- colares y necesitarán ayudar para desa-
chos de los miedos y angustias que afron- fiar al sexismo, el clasismo, el machis-
tan los jóvenes derivan de las condicio- mo y las homofobias que hoy imperan en
nes de vida que afectan a los grupos hu- las relaciones sociales e interpersonales
manos a los que ellos mismos pertene- (Torres Santomé, 2001).
cen. Por eso, la manera de hacerles fren- Tal vez nuestra tarea más preciada en
te no depende de reacciones individuales esta formación política sea la de evitar
sino de aprender a pensar y actuar cola- que la realidad en la que los involucre-
borativamente con los otros que son di- mos se torne agobiante y los sumerja en
versos. Es una formación política en el el escepticismo social y en el nihilismo
sentido que le da Arendt (1997) a esta intelectual con los cuales es imposible
palabra: «…la política trata del estar jun- avizorar la mínima posibilidad de enfren-
tos y los unos con los otros de los diver- tar la injusticia social que derivan de for-
sos… La política surge en el entre y se mas de organización y distribución de
establece como relación»(Arendt, 1997: oportunidades y recursos. Por eso aquí
45-46). De allí la necesidad de alentar las debemos recurrir a la historia y a un cu-
relaciones de reciprocidad adentro del aula rrículum optimista (Torres Santomé, 2000
universitaria, pero también la necesidad y 2001) que recupere las luchas de los
de que salgamos al afuera, al ámbito don- sectores más desfavorecidos en sus con-
de ellos ejercerán su profesión, para quistas progresivas. Porque más allá de
aprender la forma de relacionarse con lo las miserias, han estado las reivindica-
diverso. Si provocamos las capacidades ciones y en sus narrativas podremos
de controversia con uno mismo -a las que mostrar a los «nuevos» la posibilidad y la
denominamos pensar- y de controversia esperanza: cómo ha podido la cohesión
con los otros, a lo que denominamos de las fuerzas oprimidas desbaratar el
debate (Marchart, 2009) pero siempre poder de los poderosos. Y en este currí-
asistidos por la comprensión de teorías culum optimista pero también crítico, se
y contextos, estaremos vinculando la for- deberá abandonar la retórica discursiva
mación académica con la formación pro- técnica, para privilegiar la historia de los
fesional. Y esta formación tiene que po- pedagogos de la resistencia. La narrativa
sibilitar la inserción de los alumnos en la biográfica de un Tolstoi, de un Freire, de
realidad social para que puedan compren- un Makarenko, por ejemplo, en sus lu-
der y hacer frente a los problemas e in- chas ancladas en la injusticia de la po-
justicias de la vida diaria; interpretar y breza, de la exclusión social, del aban-
combatir cuestiones como la violencia dono, permitirá a los «nuevos» edificar una
que toleran colectivos de mujeres, niños, Pedagogía de la experiencia, del acom-

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pañamiento inclaudicable a los desposeí- tas analíticas, la visión moral, el


dos. Y concebir, junto a las fuertes limi- tiempo y la dedicación necesarias
taciones que nos enfrentamos, la espe- para que las universidad vuelva a
ranza en la potencia transformativa de la hacerse cargo de su tarea más im-
educación. Porque cada uno de esos pe- portante: la formación de ciudada-
dagogos, acompañando niños y jóvenes nos capaces de ejercer el poder
desamparados consiguieron –al decir de sobre sus propias vidas y sobre las
Pennac (2007) arrancar a muchos de condiciones de adquisición de co-
ellos de un futuro anticipado de mise- nocimiento. Resulta fundamental
rias, como a él mismo le sucedió. Por- para la realización de esta tarea el
que con estas «historias reales» despla- reconocimiento de que la de-
zando al discurso retórico de la pedago- mocracia no es un conjunto de
gía técnica, habilitamos la posibilidad de reglas formales de participa-
no caer en la resignación y el inmovilis- ción, sino la experiencia de
mo que paraliza la esperanza y la hace adquisición de poder por parte
estéril e improductiva. de la vasta mayoría. Más aún, el
¿Qué somos en esta profesión si no reclamo de una universidad como
podemos proteger los sueños para el fu- ámbito público y democrático no
turo? ¿Qué somos, si cansados de las debería limitarse a exigir autono-
luchas nos sentamos, sin pensar que la mía para los intelectuales, ni igual-
desesperanza es esperanza que perdió dad de acceso o de oportunidades,
su rumbo? ni cualquier otra reivindicación de-
Por eso nos parecen esclarecedoras finida en términos de igualdad. Si
las reflexiones de Giroux (1995) acerca bien la autonomía y la igualdad
de nuestra profesionalidad docente: constituyen elementos cruciales
para democratizar la educación, el
La visión conservadora genera el reclamo central debería articular-
riesgo de que el discurso de la ob- se en torno a la práctica de adqui-
jetividad y la metodología reempla- sición de poder por parte de la vas-
ce a un discurso ético referido a la ta mayoría de estudiantes de este
responsabilidad política de los pro- país, que necesitan ser educados
fesores universitarios o a la forma en el espíritu de una democracia
en que podrían ayudar a sus alum- crítica…» (Giroux, 1995: 5).
nos a identificar y transformar las
relaciones de poder que generan A modo de síntesis
las condiciones materiales de ra-
cismo, el sexismo, la pobreza y Necesitamos instalar una perspectiva
otras formas de opresión … En tan- política de la Formación Docente que
to intelectuales públicos, los do- permita preparar con tiempo a los «nue-
centes universitarios deben llevar vos» para que puedan ejercer su respon-
a las aulas el coraje, las herramien- sabilidad social en la preservación del

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mundo de la vida y, a la vez, renovarlo ción para que los «nuevos» puedan ejer-
para hacerlo más justo e igualitario. Y eso cer su responsabilidad social en la pre-
implica, formarlos en instancias plurales, servación del mundo de la vida y a la vez,
creando una cultura de la comunalidad e renovarlo para hacerlo más justo e iguali-
incorporando lo político a la vida cotidia- tario. Y eso implica, una nueva FD, insta-
na de las personas. lada y seguida desde la investigación para
Sin embargo, esta posibilidad sólo que habilite instancias plurales de cola-
podría ser concretada si se logra un giro, boración, creando una cultura de la co-
tanto en la política educativa como en la munalidad e incorporando lo político a la
acción política de los universitarios. Para vida cotidiana de las aulas.
ello, la comunidad universitaria tiene que
enfrentar las políticas de la prescripción
haciendo su propio giro hacia la investi-
gación educativa. Nada se cambia si no
se produce conocimiento a través de la
investigación. A la vez, la misma investi-
gación permitirá a los universitarios,
abandonar el rol de intelectuales de la
reacción por el de intelectuales de la an-
ticipación, capaces de proponer alterna-
tivas fundadas ante la imposición arbitra-
ria de los expertos.
Y lo que es más importante, les per-
mitiría asumir una formación docente de
perspectiva política en la que se enseñe
a observar para comprender, a interac-
tuar para cooperar, a reflexionar para
actuar y a co-pensar para intervenir.
Competencias todas que no se aprenden
de los libros, sino de la teoría que se hace
fértil al iluminar la práctica. Los proble-
mas del mundo de la vida nunca dejarán
de rozarnos en nuestra profesión, aunque
siempre quede la posibilidad de silenciar-
los y convencernos de que sólo forma-
mos historiadores, geógrafos, matemáti-
cos o lingüistas y no profesores. En este
sentido, entendemos la formación docen-
te (FD) como acción de carácter político
que alienta la conformación de un espa-
cio abierto al aprendizaje de la participa-

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Notas

1
Dra. en Ciencias de la Educación (UNLP). Profesora Titular de la cátedra Didáctica.
Facultad de Ciencias Humanas. Profesora Consulta de la Universidad Nacional de La
Pampa. Investigadora Categoría. Directora del Instituto de Ciencias de la Educación
para la Investigación Interdisciplinaria (Universidad Nacional de La Pampa). Email:
vilma@cpenet.com.ar

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do. Madrid, Morata.

Cómo citar este artículo: Pruzzo, V. (2010). “La formación


docente como acción política”. Revista de Educación [en línea], 1
[citado AAAA-MM-DD]. Disponible en Internet:
http://200.16.240.69/ojs/index.php/r_educ/article/view/5. ISSN
1853–1326.

Año 1 Nº1|2010
54 pp. 43-54

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