Sei sulla pagina 1di 23

Asociación Española Revista de Psicopatología y Psicología Clínica Vol. 16, N.º 3, pp.

223-245, 2011
de Psicología Clínica ISSN 1136-5420/11
y Psicopatología

ACERCA DEL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN


DE LA PSICOLOGÍA CLÍNICA EN ESPAÑA
COMO ESPECIALIDAD SANITARIA

BEGOÑA OLABARRÍA1 Y MIGUEL ANXO-GARCÍA2


1
Ayuntamiento de Madrid, España
2
Hospital Clínico Universtario de Santiago de Compostela, La Coruña, España

Resumen: La constitución de la psicología clínica como especialidad sanitaria en España sólo es


comprensible en el marco del proceso modernizador que vivió la sociedad española después de la
restauración de la democracia. El desarrollo y profunda transformación de la sanidad española, el
proceso de reforma de la atención sanitaria a la salud mental (la reforma psiquiátrica) y la creación
y consolidación del sistema de formación MIR (médicos internos residentes) para la capacitación
de facultativos especialistas, fueron los factores que posibilitaron que el colectivo profesional de la
psicología, con la importante contribución de sectores académicos, iniciara el proceso de construc-
ción de la psicología clínica como especialidad sanitaria.
Palabras clave: Especialidades sanitarias, psicología clínica, sanidad pública española, proceso de
construcción.

On the construction of clinical psychology in Spain as a health specialty


Abstract: The constitution of clinical psychology as a health speciality in Spain is only understable
within the framework of the modernization process that took place in Spanish society after the
restoration of democracy. Spanish public health system`s development and deep transformation,
the process of reform of health assistance in mental health (with the psychiatry reform), and the
creation and consolidation of the psychological intern residents training system for the capacitating
of specialists were the factors that allowed the collective of psychology professionals, with an im-
portant contribution from academics sectors, to start the process of constructing clinical psycholo-
gy as a health speciality.
Keywords: Health specialties, clinical psychology, Spanish public health system, process of cons-
truction.

PRESENTACIÓN intenciones y objetivos concretos relativos a


macrocambios sociales buscados que alcanza-
El proceso de construcción de la especiali- ban a los servicios sanitarios públicos, a su
dad de Psicología Clínica como especialidad concepción, a su modelo y con ello también a
sanitaria de la Psicología, ha estado mediada las ideas que sustentan la formación, a los cues-
por valores, metas, por procesos ligados al con- tionamientos de algunas seguridades estableci-
texto de su surgimiento, por discursos profesio- das previamente con su carga de prejuicios y
nales e ideológicos implícitos y explícitos, de- tendencias.
bates, experiencias colectivas desarrolladas, Estos esfuerzos se llevaron a cabo en situa-
ciones difíciles y con gran escasez de medios.
Recibido: 14 diciembre 2010; aceptado 15 enero 2011 De esto queremos aquí dar cuenta, porque la
Correspondencia: Begoña Olabarría González. Francisco consistencia de lo aquí escrito no está —lo
de Diego, 3-1.º A 28040 Madrid. Correro-e: beolagoera@ sabemos— sólo en la descripción explicativa
gmail.com del proceso de construcción de nuestra especia-
224 Begoña Olabarría y Miguel Anxo-García

lidad, de los pasos dados. Para nosotros está duda una adquisición colectiva para el SNS, sus
también y significativamente en la presentación profesionales, el desarrollo del conocimiento
del marco al que respondía y al que buscó con- especializado, ciudadanos, etc. fueron puestos
tribuir desde su especificidad. Y a los discursos en cuestión, así como muchas de las actuaciones
y posiciones que lo sustentaron y las líneas necesarias para su implementación, para poder
colectivas en las que se integraba y a las que andar el camino de la atención integral a la
aportaba. salud y para lograr la formación de sus especia-
Con frecuencia ciertos academicismos olvi- listas. Todavía hay restos, flecos activos de esas
dan el carácter vivo del texto desconociendo la actuaciones, que como rescoldos suponen a
posible fecundidad que, uniéndonos con el pa- nuestro juicio un riesgo que, paradójicamente,
sado del que partimos y en el presente desde el ha sido generado desde dentro de nuestro propio
que hablamos, nos prepara en cierto sentido colectivo de la Psicología.
para la tarea de comprender, de valorar el dise- Ese lamentable empeño cuenta con sus pro-
ño de la acción futura. El lector también cuenta pias organizaciones «profesionales y científi-
con sus propios contextos referenciales desde cas»; en él participan esas «eminencias» que
los que hace la lectura y el diálogo. propugnan la modalidad de quienes explícita o
Por su carácter vivo queremos reconocer una implícitamente formulan sin más que moderni-
intención explícita: el específico compromiso dad, progreso, ciencia, especialidad, formación,
con la especialidad sanitaria de la psicología conocimiento y campo de intervención son no-
clínica y de sus prestaciones en el campo de ciones que se dan la mano y son equivalentes a
intervención, con el Sistema Nacional de Salud la simple desaparición de trabas a la satisfac-
(SNS) y con el modelo de formación PIR (psi- ción sin límites de sus intereses en un mercado
cólogos internos residentes). cuyas grandes líneas de expansión buscan con-
También buscamos favorecer, contribuir, a trolar.
que el desconocimiento y/o la ignorancia y el Finalmente, la tendencia a la parcelación
olvido activos referidos a este proceso, estable- propia del especialismo aislacionista, la pene-
cidos a nuestro juicio al servicio de intereses tración creciente de distintos intereses econó-
espurios puedan ser desvelados y abordados, y micos en el SNS, el papel de la industria farma-
en su caso interpelados. El conocimiento de céutica en el proceso formativo de los
cada uno sobre lo acaecido que nos afecta es especialistas y en la formación continuada y sus
reducido, y frecuentemente lo más global lo tendencias fragmentadoras en la aplicación de
percibimos a través de un lenguaje que llega a conocimientos, la desatención a las nuevas ne-
nosotros codificado por instituciones y organi- cesidades y demandas de una población afecta-
zaciones que administran nuestro saber del sa- da por importantes cambios demográficos, so-
ber. En lo que se refiere a muchos de los pasos ciales, étnicos, económicos, y culturales, las
dados en el proceso de construcción de esta necesidades surgidas de las concepciones pro-
especialidad y esta formación de especialistas venientes de la atención sanitaria realizada en
en psicología clínica, se han producido por al- sistemas complejos y en su articulación con
gunas organizaciones de la psicología acciones otras redes de servicios y prestaciones (Servi-
(muchas veces después negadas) que han esta- cios Sociales, Justicia, Educación, etc.) obliga
do a punto de generar daños estrepitosos y cu- en el campo de intervención a reflexionar, de-
yos efectos aún siguen estando pendientes de batir y elegir entre opciones de desarrollo e
valorar suficientemente. Han enfrentado la es- implementación de necesarias e insuficiente-
pecialidad con irresponsables actos organizati- mente desarrolladas prestaciones de la psicolo-
vos y campañas, dilapidando a nuestro juicio gía clínica en el SNS y fuera del mismo.
los recursos de todos. Hemos de expresar un convencimiento: el
Algunos colegas, estudiantes, compañeros de que la formación de los especialistas sanita-
de otras profesiones, políticos, administradores, rios y específicamente la de los especialistas en
etc. quedaron con ello confundidos. La especia- Psicología Clínica no puede concebirse separa-
lidad de Psicología Clínica que suponía sin da de los contextos de la asistencia en nuestro

Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
El proceso de construcción de la psicología clínica en España 225

país, que cuenta desde 1986 con un Sistema palmente Gran Bretaña y Suecia, cuyos mode-
Nacional de Salud que cubre a toda la población los socialdemócratas de servicios nacionales de
en los tres niveles de atención sanitaria. Este salud eran admirados. Era evidente que la sani-
hecho de salud pública condiciona el carácter dad pública española, entonces Previsión So-
de la formación de los especialistas sanitarios cial, ni en términos de cobertura, ni de gasto
en el SNS en relación al que supone una apor- público, ni de áreas de intervención era acepta-
tación a su vez. ble (González Catalá y Vicente Merino, 1985).
Vamos a procurar dar resumida cuenta tanto La necesidad de la introducción de cambios
del proceso de construcción de la Psicología sustanciales en esta materia era un hecho incon-
Clínica como especialidad sanitaria en nuestro trovertible. Los profesionales, los partidos po-
país como del soporte de valores y opciones que líticos, la ciudadanía, reclamaban transforma-
lo ha venido sustentando y alumbrando cami- ciones. Los debates con la participación de muy
nos. Para hacerlo de manera consistente es ne- diversos sectores se sucedían con intensidad,
cesario a nuestro juicio conocer cómo llegamos desorden y riqueza. Este gran debate sanitario
hasta aquí, cómo llegamos a tener establecida estableció bases con cierto grado de consenso
por ley la especialidad sanitaria de la Psicología para el desarrollo posterior de la necesaria re-
que es la Psicología Clínica. Ello tal vez favo- forma sanitaria.
rezca tener específica perspectiva de conoci- El retraso en la Previsión Social española
miento y análisis de lo existente, sin entrar en queda puesta de manifiesto en términos econó-
los cortocircuitos de la resignación realista o la micos: En 1975 el gasto público era del 24,7 del
frustración utópica. producto interior bruto, mientras que la media
de los países de la Organización para la Coope-
ración y Desarrollo Económicos (OCDE) era
LA PSICOLOGÍA CLÍNICA EN ESPAÑA del 40,2% (Tanzi, 1988). En 1975 las transfe-
EN LA TRANSICIÓN rencias económicas del Estado a la Seguridad
Social en España eran 28 veces menos que la
El sistema sanitario español en la Transición media de los países de la OCDE (González
Catalá y Vicente Merino, 1985).
La etapa de la Transición (tomaremos como En la Legislatura Constituyente de 1977 se
fecha de referencia del inicio de esa etapa la crea un Ministerio de Sanidad y Seguridad So-
muerte de Franco en noviembre de 1975), en lo cial por primera vez independiente del Minis-
que a la Psicología Clínica se refiere, introduce terio de Trabajo, pero que no gestionó el Insti-
objetivos y primeros desarrollos que hoy nos tuto Nacional de la Salud. En poco tiempo se
parecen «naturales». Hoy consideramos natural deroga esta creación. Tras diversos avatares
que los avances de nuestro que-hacer teórico/ queda adscrito al Instituto Nacional de la Salud.
técnico se entretejieran en y con los servicios Las medidas específicas desarrolladas en el
sanitarios públicos. Un entretejido que hace a campo sanitario durante la Transición en apli-
lo técnico, a lo teórico, a lo conceptual, también cación y desarrollo de la Constitución Españo-
a lo ideológico y sociopolítico, que se fragua la (BOE 311 de 29/12/1978, pp. 29313-29424)
principalmente durante los años 70 y que tiene fueron escasas, ocasionales y sin lógica interna,
su presentación o expresión en los importantes pero cabe destacar la liquidación del Instituto
cambios que transformaron el país en tantos Nacional de Previsión y la creación, mientras
aspectos y, entre ellos, el sanitario. Dicha etapa se debatía y elaboraba la Constitución, de cua-
perdura, de forma aproximada, hasta la primera tro institutos dedicados cada uno a una parcela
mitad de los 80. de la política social pública: El Instituto Nacio-
El inicio de la Transición abre en lo sanitario nal de la Salud (INSALUD), para la atención
el debate y la expresión de demandas que tam- sanitaria; el Instituto Nacional de la Seguridad
bién caracterizan a otros ámbitos (Educación, Social (INSS), para la gestión de las pensiones;
Justicia, etc). El referente para el cambio era la el Instituto Nacional de Servicios Sociales
sanidad pública de los países europeos, princi- (INSERSO), para las prestaciones a la tercera

© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245
226 Begoña Olabarría y Miguel Anxo-García

edad y los disminuidos físicos y psíquicos; el incluso en la Constitución, no generó cambios.


Instituto Nacional de Empleo (INEM), para la Antes al contrario, los principios regidores,
gestión del desempleo. Así mismo se creó la organizativos, el modelo de financiación, el
Tesorería General de la Seguridad Social, que modelo de atención, etc. se caracterizaron por
mejoró la gestión económica del sistema, si la continuidad con la etapa anterior a la Transi-
bien aumentó la rigidez administrativa (Gonza- ción.
lo González, 1985). En 1981 el Ministerio de Los resultados de las encuestas a la pobla-
Sanidad y Consumo queda adscrito al Instituto ción y a los médicos del sistema mostraban el
Nacional de la Salud. descrédito de la Seguridad Social ante la pobla-
Además de la falta de modelo sanitario para ción, la falta de confianza de los ciudadanos en
impulsar la construcción de la necesaria nueva los médicos y la prestación recibida, y la opi-
estructura y organización sanitarias, la impor- nión mayoritaria y generalizada entre los médi-
tante crisis económica que coincide con la Tran- cos de la necesidad de reforma. Pese a lo ante-
sición y que arroja al desempleo a millones de rior existía un consenso acerca de importantes
trabajadores, dificultaba una expansión del im- vacíos de la cobertura sanitaria española:
prescindible gasto público. Se produce una im-
portante incapacidad entre 1975 y 1982 para (1) La cobertura sanitaria de la población
modificar el statu quo sanitario con arreglo a no era un derecho constitucional efectivo del
los cambios que se estaban manifestando ace- ciudadano, sino que seguía un modelo mutual,
leradamente en lo socioeconómico, ideológico es decir, que dependía de la condición de recibir
y político en el Estado. una nómina (y aún con ello había sectores de
En resumen, con contradicciones, confusión, producción excluidos).
inseguridad, y temor en el desarrollo de los (2) La población cubierta recibía diferen-
cambios imprescindibles en lo sanitario, los tes prestaciones de servicios en función del
poderes públicos se circunscribieron básica e régimen al que estuviese adscrita.
insuficientemente a la expansión de la pobla- (3) Los trabajadores autónomos en muchas
ción cubierta, siguiendo un modelo mutual, no ocasiones no realizaban contribuciones, con lo
de cobertura universal como derecho ciudadano que quedaban al margen del sistema de presta-
constitucional. En 1982 todavía el 14,4% de la ciones sanitarias, como también quienes no ha-
población no contaba con ningún procedimien- bían trabajado nunca y no estaban casados con
to público de Seguridad Social (Fundación alguien que sí contase con contrato laboral fijo.
Foessa, 1983). (4) La atención primaria era muy deficien-
Durante la Transición, la producción de in- te (los médicos contaban con horarios muy res-
formación para la mejora de la planificación tringidos y cupos de población muy altos, no se
sanitaria, así como su calidad, es escasa. Datos abrían historias clínicas, etc.).
tan básicos para diseñar y planificar cambios (5) El número de camas hospitalarias era
como el número de personas con cobertura el más bajo de Europa y las urgencias estaban
sanitaria y su evolución temporal desde la crea- saturadas.
ción del seguro obligatorio de enfermedad, eran (6) La organización y gestión del sistema
desconocidos, manejándose cifras aproximati- estaba fragmentada entre diversas instituciones
vas con diferencias entre sí de varios millones. con falta de coordinación entre ellas.
Lo mismo ocurría con los recursos humanos y (7) Se contaba con un modelo de atención
materiales y su distribución en el territorio del asistencialista, rígida y estereotipadamente me-
Estado (De Miguel, 1978, 1979,1983). Por eso dicalizado y una visión biologicista y parciali-
se realizan importantes estudios y propuestas zada del sujeto.
(informes, libros blancos, pactos, etc.), pero no (8) El estado calamitoso de la asistencia
generan cambios en el ámbito sanitario. De psiquiátrica era denunciado y reconocido (Fra-
hecho la existencia de una amplia coincidencia ga, 1976; García, Espino y Lara, 1998; Gonzá-
acerca de la necesidad apremiante de cambiar lez de Chávez, 1980; Montoya, 1978;): satura-
sustancialmente el sistema sanitario, recogida ción manicomial, enfermos institucionalizados,

Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
El proceso de construcción de la psicología clínica en España 227

deshumanización de la atención, estado calami- tidad y se vinculaba a cambios e innovaciones


toso de los centros, etc. La hospitalización psi- profundas en: (a) la cobertura asistencial públi-
quiátrica era la prestación más establecida y ca y única, establecida como derecho ciudada-
definida (a través de la Ley de Bases de la Se- no; (b) la organización de un SNS; (c) la mo-
guridad Social). Ante la situación de la asisten- dernización de la gestión; (d) la financiación
cia psiquiátrica, mayoritariamente de carácter pública; (e) la defensa de la atención primaria
manicomial y, en tantas ocasiones, terrible, en tanto organizativa como conceptualmente; (f)
1976 y como única consecuencia del Informe la defensa de la salud como un todo integral de
de la Comisión Ministerial para la Reforma abordaje interdisciplinar; (g) la defensa de mo-
Sanitaria (1975) se asignaron fondos para la delos comunitarios; (h) la promoción de la par-
asistencia psiquiátrica, que no sólo resultaron ticipación; (i) la concepción de la atención a las
muy insuficientes, sino que quedaba definida salud como derecho ciudadano democrático; (j)
como prestación social, no sanitaria. Se aumen- la defensa de la integración de los recursos
tó así su marginalidad. sanitarios dispersos; (k) la promoción del prin-
(9) La crisis del «síndrome tóxico» produ- cipio organizativo y conceptual de la territoria-
cida en 1981 puso sobre el tapete la exigencia lización, de los equipos interdisciplinarios, de
y la urgencia de abordar una reforma. la prevención y la promoción de la salud; (l) la
defensa de la imprescindible reforma psiquiá-
Por todo lo expuesto, parece preciso estable- trica y la creación y organización de servicios
cer alguna hipótesis explicativa del por qué de de salud mental alternativos a la atención hos-
esa continuidad, de la falta de introducción de pitalaria y manicomial.
cambios relevantes en lo sanitario durante la Durante esta etapa surgen paralelamente a
Transición. Hemos de considerar que la Seguri- los procesos relativos a la Seguridad Social,
dad Social, con todos sus defectos, era una enor- algunos cambios institucionales de interés para
me organización que realizaba como principal la Psicología Clínica, como la apertura a los
organización sanitaria pública del Estado presta- psicólogos y otros profesionales de la Asocia-
ciones a muy importantes sectores sociales. Ade- ción Española de Neuropsiquiatría (AEN), que
más no existían procedimientos adecuados de había sido en 1973 «tomada» por jóvenes psi-
información sanitaria producidos por el sistema. quiatras líderes de los movimientos psiquiátri-
Posiblemente todo ello conllevó la apertura cos que veremos más adelante; la creación del
de escenarios para el debate y el consenso, que Colegio Oficial de Psicólogos (COP) en 1979
generaron procesos y tiempos complejos. Lo con fuertes componentes entonces de contribu-
que se produce con un carácter singular en la ción a los procesos de cambio democráticos; el
etapa de la Transición es la participación de desarrollo de los títulos universitarios (licencia-
múltiples actores en múltiples escenarios (y su tura y doctorado) específicos de psicología y el
importante interrelación) en el gran debate so- inicio de la incorporación de algunos psicólogos
bre las reformas imprescindibles, entre ellas la a tareas sanitarias en servicios sanitarios peri-
sanitaria. Aparecen múltiples publicaciones féricos a la Seguridad Social, como los del Sín-
incitadoras de tomas de decisión y de posición. drome Tóxico o en dispositivos creados por los
Grupos de profesionales (en el campo de la ayuntamientos y las comunidades autónomas
salud mental, la AEN, y en organización corpo- con carácter ejemplarizante que no podían cu-
rativa la Sección de Psicología del Colegio brir la asistencia del conjunto de la población.
Oficial de Doctores y Licenciados, que desapa-
rece a partir de la creación del COP en 1979)
apostaron por reformas profundas en los mode- Movimientos y debates sanitarios relevantes
los de atención. También colaboraron activa- para la Psicología Clínica durante
mente los diferentes partidos políticos y los la Transición
sindicatos recientemente legalizados.
De este modo, durante la Transición la idea La conciencia pública en torno a la necesi-
de un cambio en lo sanitario tenía fuerte iden- dad de la reforma sanitaria se había iniciado

© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245
228 Begoña Olabarría y Miguel Anxo-García

antes de la Transición, desde el inicio de los mente en prestaciones sanitarias públicas am-
setenta a través de la conflictividad protagoni- bulatorias de salud mental, atención primaria
zada por profesionales sanitarios en torno prin- integral, salud sexual y reproductiva. Sin em-
cipalmente a la asistencia y específicamente a bargo estos nuevos servicios mayoritariamen-
la formación de los especialistas. Reclamaban te quedaban situados fuera de la estructura del
reformas laborales, cambios en la atención sa- INSALUD por lo que no tenían obligación —y
nitaria y en la formación, y junto a ello en el no ejercían— cobertura asistencial/sanitaria a
régimen político. toda la población.
Especial relevancia alcanzaron los «conflic- Pero es ahí y en ese momento cuando se
tos psiquiátricos» que se extienden por toda produce una incorporación significativa de psi-
España durante la década de los 70. Veamos una cólogos a estos servicios sanitarios públicos con
panorámica no exhaustiva. En 1971: Hospital equipos multidisciplinares (equipos del Síndro-
Psiquiátrico de Oviedo, en primer lugar, segui- me Tóxico, Centros Municipales de Salud,
do en el mismo año por las Clínicas Psiquiátri- Equipos Municipales de Planificación Familiar,
cas del Hospital Francisco Franco de Madrid; Centros de salud mental que empezaban enton-
en 1973: Instituto Mental de la Sta. Cruz, Bar- ces a crearse, etc.) que juegan un importante
celona; en 1974: Hospital Psiquiátrico de Ber- papel en la verificación de nuevos modos de
meo en Vizcaya y Hospital de Salt de Gerona; hacer en lo sanitario, superando desde entonces
en 1975: Hospital de Conxo de Santiago de las intervenciones de los psicólogos que habían
Compostela; en 1978: Hospital Psiquiátrico de sido meramente evaluadoras, psicodiagnósticas,
Valladolid. Líderes de este movimiento apues- y abriéndose con sus discursos y conocimientos
tan por su participación en la AEN, incorporán- a los intentos de reforma, considerando la salud
dose a su junta directiva en 1977 con Valentín como un campo interdisciplinario de interven-
Corcés como presidente, e iniciando una nueva ción desde una concepción integral bio-psico-
etapa en esta asociación (García et al., 1998; social del sujeto en su contexto y un modelo
González de Chávez, 1980; Lázaro, 2000). comunitario donde el principio de territoriali-
Paralelamente, la organización médica co- dad se consideraba elemento regidor de la fu-
legial es denunciada reiteradamente por su ale- tura reforma.
jamiento del colectivo profesional y su carácter Los entonces vigentes estudios de psicología
no democrático. La rígida tradición en los co- eran muy nuevos y eran producto de una tra-
legios profesionales en que la ley obliga a los yectoria de esfuerzo directamente vinculada
profesionales a formar parte de ellos pagando tras la guerra civil al Dr. J. Germain (Carpinte-
cuotas, se hace patente y se producen fuertes ro, 1994; Olabarría, 1995) y al pequeño grupo
cuestionamientos de su legitimidad y represen- de discípulos que supo aglutinar, entre los que
tación desde distintos ámbitos democráticos. destacan M. Yela, J.L. Pinillos y M. Siguán, que
Tal vez por ello la influencia colegial/corpora- vienen a jugar un papel fundamental en el di-
tiva organizada de los médicos en los debates seño de dichos estudios universitarios, que al-
sobre la salud y la reforma sanitaria no fue re- canzan curriculum propio, específico, en 1968,
levante (a excepción de las presiones para la aunque dentro del título de Filosofía y Letras,
evitación de cambios). De hecho se abrieron lo que representaba un importante avance por
otros múltiples escenarios donde participaron, el contenido formativo específico (Carpintero,
junto con otros profesionales y grupos intere- 1994). Por tanto, estos primeros licenciados de
sados, los primeros jóvenes licenciados con la psicología surgen en los años setenta y tie-
currículum específico en psicología. nen un rápido crecimiento: en 1978 existían
Algunas de estas administraciones, ante la estos estudios de psicología en ocho universi-
demanda social existente en materia sanitaria dades españolas con título de Licenciatura (un
y su falta de abordaje gubernamental, crean crecimiento exponencial ya entonces segura-
nuevos servicios sanitarios de carácter ejempli- mente alarmante). Carpintero aporta el dato de
ficador, con nuevas ideas, nuevos modos de que durante los setenta y hasta 1983 se licen-
atención y nuevos profesionales, fundamental- ciaron unos veinte mil psicólogos. Un joven

Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
El proceso de construcción de la psicología clínica en España 229

colectivo profesional que tuvo que abrir los que podía (en el mejor de los casos), sin perfil
campos de intervención profesional de la psi- formativo ni profesional. No contábamos con
cología, hasta entonces prácticamente inexis- lugares donde ejercer en servicios sanitarios
tentes. públicos, en muchas ocasiones y desde visiones
Pronto algunos de los primeros licenciados, corporativistas del ejercicio más conservador
hasta diciembre de 1979, se agrupan y crean las de la Medicina, se pretendía una reducción de
secciones de psicólogos de los Colegios de Doc- nuestro ejercicio al de meros evaluadores/tes-
tores y Licenciados, que, a diferencia de los tólogos al servicio de una estrecha Psiquiatría
colegios de médicos, buscan jugar un papel más que del ciudadano o de la mejora del siste-
democrático. Los Cuadernos de Psicología 3 ma sanitario, de sus modos de hacer y de su
y el Boletín de la Sección de Psicología del modelo de atención.
Colegio de Doctores y Licenciados, dan cuenta Los mismos psicólogos debatíamos inten-
ya de las primeras experiencias profesionales samente los contenidos de la Psicología Clí-
en que se rompía con la idea profesional del nica. No existía una definición específica,
psicólogo/testólogo. Surgen también revistas de consensuada y legal de la Psicología Clínica
psicología y/o abiertas a ella que inician la y mucho menos una estrategia de acción diri-
diversificación del escenario de publicaciones gida a configurar la especialidad sanitaria. No
(Tortosa, 1989). era sólo que la Ley de Especialidades entonces
La participación de los profesionales de la vigente, proveniente de 1955, estuviera refe-
joven psicología española durante la Transición rida a las especialidades médicas, ni tampoco
en los múltiples escenarios de debates (sanita- que fuera casi impensable entonces para los
rios, educativos, universitarios, sindicales, po- sectores dominantes en lo sanitario la incor-
líticos, etc) en defensa de la interdisciplinarie- poración de la psicología clínica como nueva
dad, de nuevos modelos de atención (García y especialidad sanitaria, no sólo con nivel de
Olabarría, 1993; Leal, 1997), de la apertura de investigación y conocimiento que justificase
los ámbitos de intervención (configurados has- su acceso a dicha condición, sino también con
ta entonces de maneras patrimonialistas y ce- contenidos relevantes para la atención inte-
rradas), de la promoción de la salud, de lo co- gral. Fue también que la juventud e inexpe-
munitario, de la salud integral, de la atención riencia de los primeros psicólogos en la Tran-
primaria, de la desinstitucionalización psiquiá- sición, la definición de prioridades urgentes
trica y otras (horfanatos, etc.), permitió a nues- en lo social, unido al desconocimiento pro-
tro juicio una visión social de estos profesiona- vocado por la «exclusión» casi total de la Psi-
les como dinamizadores de cambio con cología de los servicios sanitarios públicos y
aportaciones de conocimientos nuevos en el todo lo que en torno a ella se establecía, dila-
que-hacer sanitario (Escudero y Olabarría, tó para nosotros mismos una adecuada consi-
2000). deración de muchos extremos importantes,
La apertura de la AEN a los psicólogos, y la también el de la búsqueda de un adecuado
penetración de estos primeros profesionales de reconocimiento oficial de este ejercicio como
la Psicología en equipos multidisciplinares con saber especializado.
el diseño y ejecución de nuevos modos de hacer En la Transición se dio curso a un importan-
en salud y en salud mental, y la creación del te debate iniciado unos años antes en torno a la
COP en 1979 marcó un punto de inflexión que deficiente modalidad de formación de los espe-
configura un nuevo escenario junto a las facul- cialistas en Medicina en España, que se reali-
tades de psicología. Los psicólogos autodeno- zaba hasta ese momento fundamentalmente
minados «clínicos», no obstante, sufríamos vinculada al ámbito académico (escuelas uni-
muchas carencias: no existía una especializa- versitarias, cátedras ligadas a hospitales clíni-
ción clínica propiamente dicha tras la licencia- cos, en el mejor de los casos) y básicamente al
tura, nuestra propia denominación como psicó- margen del ejercicio en servicios sanitarios
logos clínicos era «voluntarista». Cada cual acreditados a tal fin. Esta situación es abordada
buscaba con sus propios medios la formación por el Real Decreto 2015/1978, de 15 de junio,

© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245
230 Begoña Olabarría y Miguel Anxo-García

por el que se regula la obtención del título de fluencia en los servicios sanitarios públicos de
médico. Este Real Decreto suscitó potentes la AEN (Olabarría, 2003).
críticas por cuanto no satisfacía las necesidades Por otra parte el objetivo de un colegio pro-
de reforma en la formación de médicos espe- fesional propio, buscado en su creación tal vez
cialistas. Se trató de una norma que mantenía con ingenuidad como democrático, no corpo-
vigente el modelo fijado por la Ley de 1955 con rativista, vertebrador de la profesión, defensor
base en las escuelas profesionales y las cátedras de la interdisciplinariedad, promotor de la ac-
de Medicina y declaraba subsistentes, de mane- tualización rigurosa acorde con las necesidades
ra transitoria, los poco rigurosos sistemas para- y nuevas demandas de la población, hacia el
lelos al MIR (médicos internos residentes) para aumento de la calidad de vida de la ciudadanía,
concesión de títulos de especialistas vigentes consumió importantes energías colectivas. Su
en ese momento. Con todo, este Real Decreto consecución en diciembre de 1979 (Decano:
da unos vacilantes primeros pasos hacia el es- Carlos Camarero; Secretario General: Adolfo
tablecimiento del sistema MIR como vía para Hernández) favoreció, junto al desarrollo de lo
la obtención de una especialidad, lo que fue su anterior, la participación de los psicólogos en
principal novedad, pues definió otros lugares y los diversos escenarios de debate con una nue-
modo de realizar la formación especializada. Se va entidad e identidad y, con ello seguramente,
produce, así, por primera vez, aunque de mane- una entrada profesional en distintos campos de
ra ambigua, una confluencia entre normas ge- intervención, entre ellos el sanitario. Entrada
nerales de formación y las sectoriales de la que se produce significativamente al iniciarse
Seguridad Social. los años ochenta, en el marco de las transfor-
Pero lo que seguramente cabe destacar de maciones impulsadas desde las corporaciones
este real decreto de 1978 respecto a lo que nos municipales y autonómicas, como antes ha que-
ocupa, es que los psicólogos colectivamente dado reseñado (Olabarría,1998).
estuvimos al margen completamente de todo Es en 1979 cuando se crean facultades de
ese proceso, más que por ninguna exclusión del Psicología independientes. Pero en los años de
mismo, por ausencia plena de posibilidad, in- la Transición muy pocos profesionales de la
cluso ausencia de conciencia de la misma. Au- Psicología encontraban marco institucionaliza-
sencia que no sólo provenía de fuera, estaba do en servicios sanitarios públicos para su ejer-
también en nosotros mismos. El rápido creci- cicio profesional. En 1976 seis psicólogos tra-
miento del ámbito académico de la Psicología bajaban en todo el Estado y ello en hospitales
que parecía absorber todos los esfuerzos en psiquiátricos o en servicios de psiquiatría hos-
materia de formación, y la manera de estable- pitalarios realizando exclusivamente evaluación
cerse éste, al margen de los campos de aplica- psicológica y psicodiagnóstico al servicio y
ción, junto a la ausencia de psicólogos en el como instrumento del que-hacer psiquiátrico y
medio sanitario público, posiblemente justifi- su modelo predominante de atención, hospita-
quen esta falta de participación colectiva de la lario y manicomial.
Psicología en este debate que sólo a partir de De manera densa, cargada de energía, de em-
la segunda mitad de los años ochenta alcanza a puje, de altas tasas de desempleo y también de
establecerse vinculándose a los procesos de contradicciones, en la Transición a nuestro juicio
reforma sanitaria y especialmente de Salud se produce en torno a la Psicología Clínica:
Mental (Olabarría, 1998).
La AEN, que lideró los «conflictos psiquiá- (1) La aparición de una combativa y sin-
tricos» de los 70 antes reseñados, abrió la aso- gular generación de licenciados de la Psicología
ciación en 1977 a otros profesionales y espe- formados con los primeros estudios de licencia-
cialmente a los psicólogos en el marco de un tura de curriculum específico que constituyen
importante discurso de cambio en materia de la primera generación de profesionales.
reforma psiquiátrica y salud mental. Fue muy (2) La inclusión y participación en espa-
relevante este hecho tanto en sí mismo como cios y escenarios de debate múltiples, para el
por su significación, reconocimiento y la in- cambio en lo sanitario.

Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
El proceso de construcción de la psicología clínica en España 231

(3) La incorporación de psicólogos a la dinadora de residentes durante los años 70.


AEN y a sus debates y propuestas de cambio en Entre otras muchas innovaciones que introduce
la Salud Mental. este real decreto, cabe destacar:
(4) La creación del COP, como colegio
profesional democrático, entonces enfrentado (1) Establece la necesidad de seguir un
a los modelos del corporativismo. programa formativo establecido como médico
(5) La primera incorporación significativa residente durante su ejercicio profesional en
de psicólogos a servicios sanitarios públicos en servicios sanitarios especializados y acreditados
el marco de las transformaciones emprendidas para la formación especializada que han de
por las administraciones locales. reunir requisitos previamente definidos por los
(6) La aparición de facultades de Psicolo- ministerios implicados (Sanidad y Educación).
gía generadoras de perfiles curriculares y títu- (2) Clasifica a las especialidades según
lo específicos. requieran o no formación hospitalaria.
(7) Un salto cuantitativo y cualitativo en (3) Crea el Consejo Nacional de Especia-
la investigación. lidades Médicas y las Comisiones Nacionales
de cada especialidad como estructura de aseso-
Dicho de otra manera, se estableció cierto ría de ambos ministerios, dotándolas de amplias
corpus teórico/técnico y la masa crítica sufi- competencias y funciones en el marco de la
ciente para el afianzamiento y nuevos desarro- formación de especialistas. Esta estructura
llos para la Psicología Clínica que se materia- cuenta hoy con un consolidado prestigio cien-
lizan tras esta etapa de la Transición. tífico.
(4) Establece las directrices que presidirán
los requisitos mínimos que han de cubrir los
EL MARCO NORMATIVO DE LAS servicios sanitarios para alcanzar entidad de
ESPECIALIDADES SANITARIAS Y LA Unidades Docentes .
CONDICIÓN PERIFÉRICA DE LA (5) Instaura un sistema objetivo e iguali-
PSICOLOGÍA CLÍNICA tario para el acceso desde la licenciatura a estas
plazas de formación en el que todos los candi-
El objetivo de constituir la Psicología Clíni- datos tienen las mismas oportunidades.
ca como especialidad sanitaria de la Psicología
y con ello la formación de sus especialistas, se El modelo del sistema MIR supuso una rup-
configura al final de la Transición, no en el tura con un enfoque academicista de la forma-
marco de los debates acerca de los nuevos mo- ción de especialistas y un empuje hacia la con-
dos en la regulación de las especialidades mé- sideración de que en lo sanitario el aprendizaje
dicas, cuyo exponente mayor en esa época es el especializado era un aprendizaje profesional en
Real Decreto 2015/1978, origen de lo que sólo servicios públicos acreditados a tal fin de acuer-
llega a perfilarse y definirse claramente en 1984 do a un programa de cada especialidad, creándo-
con el Real Decreto 127/1984, de 11 de enero, se las Comisiones Nacionales de cada Especia-
por el que se regula la formación especializada lidad como órganos asesores de la Administración
y la obtención del título de médico especialista. en esta materia. Así pues lo que oficialmente se
El Real Decreto de 1984 (Ministerio de la había iniciado tímidamente en 1978, se finaliza
Presidencia, 1984) acaba con la ambigüedad en esencialmente en 1984, a través de dicho real
cuanto al modelo de formación de especialistas decreto, con una mayor y mejor regulación de
médicos, deroga expresamente la Ley de 1955, la normativa de formación de especialistas que
rebajada a rango reglamentario por la Ley Ge- define un modelo y termina con las contradic-
neral de Educación de 1970 y el Real Decreto ciones y ambigüedades. El sistema MIR duran-
2015/78. Establece el sistema MIR como mo- te estos años ha demostrado una gran eficacia
delo para la formación de médicos especialistas y ha permitido dotar a la sanidad española de
recogiendo normativamente las propuestas, profesionales excelentemente formados, com-
discurso, y experiencias sostenidas por la coor- parables con los mejores de los países de Euro-

© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245
232 Begoña Olabarría y Miguel Anxo-García

pa y América. Sin embargo, cuando en 1984 se EL PROCESO HACIA LA


regula el sistema MIR para la formación de los INSTITUCIONALIZACIÓN Y LA
especialistas se establece con carácter específi- FORMACIÓN ESPECIALIZADA EN
co y exclusivo para los médicos. PSICOLOGÍA CLÍNICA
La comunidad científico/profesional de la
Psicología se encontraba situada periférica- Es precisamente al finalizar la Transición,
mente, cuando no al margen del sistema sani- en 1982, cuando se producen los pasos más
tario público, y por tanto también periférica- significativos hacia la institucionalización ofi-
mente a la norma que se establecía para las cial de la Psicología Clínica como especialidad
especialidades. De esta manera, los primeros sanitaria. Pasos indisolublemente unidos a los
pasos para el establecimiento de la Psicología cambios sanitarios y reformas tanto estructura-
Clínica como Especialidad Sanitaria de la Psi- les como de pensamiento y modos de hacer en
cología, se establecen estratégicamente desde los servicios sanitarios públicos, que se prolon-
la consideración de la necesidad de establecer gan hasta la segunda mitad de los noventa.
un perfil profesional de psicólogo clínico, con- En los años 80 el empuje para la puesta en
sensuado, riguroso y acorde con las necesidades práctica de cambios en lo sanitario se hace no-
sanitarias detectadas y los proyectos de reforma tar extraordinariamente. En el ámbito sanitario
a desarrollar. público las tensiones inmovilistas son evidentes
Así, es 1983 el año en que el ministro E. y los procesos de reforma se ven condicionados
Lluch apuesta por la constitución de la Comi- pero no frenados. A comienzos de esta década
sión Ministerial para la Reforma Psiquiátrica, muchos gobiernos de comunidades autónomas
cuyo Informe (1985) tanta incidencia tuvo en impulsan cambios significativos en y con los
los procesos de transformación y reforma y recursos sanitarios que gestionan. Los psiquia-
que recogía la necesidad de la formación de tras que habían participado en el movimiento
especialistas para la Psicología (García et al., por el cambio del modelo en la formación de
1998), año en que se pone en marcha la pri- los especialistas, siguiendo las posiciones que
mera experiencia del programa de formación aportaba la Comisión Ministerial creada en
PIR (psicólogos internos residentes) en la 1983, impulsan esta reforma en el ámbito de la
Comunidad Autónoma de Asturias (Conseje- Salud Mental, la cual adquiere importante sig-
ría de Sanidad de Asturias, 1983), experiencia nificación y alcanza relevancia más allá de su
seguida después por otras cuatro comunidades ámbito específico. Así, los primeros programas
(Olabarría, 2003), año en que se inicia el pro- de formación postgraduada para psicólogos en
ceso hacia la institucionalización de la psico- servicios sanitarios públicos de acuerdo a un
logía clínica como especialidad sanitaria de programa específico (PIR) se crean en comuni-
la psicología, que se produce en 1998 (Minis- dades autónomas que destacan por sus avances
terio de la Presidencia, 1998), con los apoyos en procesos de reforma sanitaria y psiquiátrica
de la AEN, el COP, la Asociación Española de (Olabarría, 1998).
Psicología Clínica y Psicopatología (AEPCP), El programa PIR de formación especializa-
y otras instancias y organizaciones de la Psi- da para psicólogos se establece, además de As-
cología (COP, 1989) y fuera de la misma turias (pionera en 1983), por Andalucía (1986),
(Olabarría, 1998, 2003). Desarrollos muy im- Navarra (1988), Madrid (1989) y Galicia
portantes que se realizaban mientras se elabo- (1990), sin refrendo de los dos ministerios im-
raba la Ley General de Sanidad de 1986, que plicados en la aprobación de especialidades
recogía la atención sanitaria como un derecho sanitarias y en los programas de formación: el
ciudadano y una obligación del Estado, crea- Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Edu-
ba por primera vez en España el Sistema Na- cación. Fijémonos que todo esto se produce
cional de Salud (SNS) e incorporaba la aten- después de 1982, es decir, cuando la concepción
ción a la Salud Mental como prestación social mayoritaria es que van a iniciarse muchos
imprescindible y normalizada del SNS a los de los cambios fraguados durante la Transición,
ciudadanos. pero que estaban pendientes. Fue un esfuerzo

Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
El proceso de construcción de la psicología clínica en España 233

sostenido por estas comunidades, que año tras formación profesional especializada que supo-
año realizaban sus convocatorias públicas de nían aproximadamente dos años de formación.
plazas, definiendo sus programas de formación (c) los cursos de especialización, de caracterís-
y servicios sanitarios al margen de y sin reco- ticas similares a los anteriores y con una dura-
nocimiento oficial de administración ministerial ción aproximada del 50% de los masteres.
responsable de la formación de especialistas Estas dos últimas opciones regidas desde la
sanitarios. LRU no contaban con la validez administrativa
El PIR se configura entonces como un mo- requerida para conseguir la especialidad sani-
delo alternativo en la formación de especialistas taria que sólo el Ministerio de Sanidad conjun-
sanitarios, que posee características muy defi- tamente con el de Educación pueden establecer
nitorias, rasgos muy acusados de un modo de por vía normativa específica. Pero a pesar de
concebir y hacer la formación y la especialidad semejante evidencia, fueron elemento funda-
de Psicología Clínica, que podía mostrar su mental de la sorda y dura oposición (tantas
bondad, como así fue. veces de «juego sucio») que desde ciertos sec-
Hoy sabemos que en 1983 el PIR, obviamen- tores del ámbito académico de la psicología
te, entraba (tal vez en liza y, desde luego, sin (con alianzas en pequeños sectores de institu-
conciencia de ello por la comunidad profesional ciones de la psicología y la psiquiatría) se fra-
de la Psicología) en el campo normativo para la guó frente al PIR, defendiendo intereses parti-
formación de los médicos especialistas (que se culares frente a los colectivos, lo que hace más
estaba construyendo aún), profesionales sanita- relevante aún el compromiso y generosidad de
rios superiores que, como hemos visto, conta- quienes —individual y organizativamente—
ban desde 1955 con regulación específica a tal desde los mismos ámbitos apoyaron, defendie-
fin, con un modelo poco riguroso que se apoya- ron y colaboraron en el proyecto modernizador.
ba fundamentalmente en escuelas universitarias, Vemos por tanto hoy que la formación de
cátedras y el colegio de médicos. Este modelo, los especialistas sanitarios de la Psicología Clí-
considerado en los debates de la Transición nica es resultado de un proceso complejo en el
ampliamente obsoleto, contaba con fuertes in- que se parte de una formación de licenciatura
tereses para su mantenimiento en ámbitos in- en Psicología. Realizada dicha licenciatura en
ternos y externos a la Medicina que seguramen- el ámbito académico, sujeta a avatares básica-
te influyen en sectores de la Psicología. De mente ajenos a la ubicación profesional y las
hecho, durante años se mantuvo entre la comu- necesidades sociales, de lo que es sólo un ejem-
nidad científico/profesional de la Psicología plo la total carencia de adecuación entre el
una soterrada pero no menos potente tensión número de profesionales a formar en las facul-
acerca del modelo para la formación PIR, pro- tades de Psicología y las necesidades sociales
poniéndose (bajo la misma denominación) una (¿se podría hablar de recursos públicos inade-
modalidad de doctorado con prácticas en cen- cuadamente invertidos en facultades que lanza-
tros sanitarios, que nunca llegó a existir como ron cada año a miles de titulados generalistas
tal. Debate que ni la primera convocatoria PIR que en poco tiempo perdían la adecuación de
por Asturias, ni los sucesivos programas PIR su capacitación si no lograban alcanzar una
autonómicos, ni el Real Decreto 127/1984 por ubicación profesional?) de manera tal que el
el que se regulaba la formación médica espe- exponencial e imprudente crecimiento de licen-
cializada, consiguieron encauzar ni hacer fina- ciados en Psicología en nuestro país llegó a ser
lizar. uno de los elementos que algunos sectores in-
Tengamos en cuenta que la Ley de Reforma volucionistas pretendieron utilizar sostenida-
Universitaria (LRU; Jefatura de Estado, 1983) mente como parte del argumento contra la es-
había supuesto también un punto de inflexión. pecialidad. Era también una formación ajena a
Esta LRU estableció tres posibilidades de for- las necesidades del futuro profesional, de las
mación de postgrado en el marco de la Univer- instituciones en las que desarrollará su labor,
sidad como institución pública: (a) los doctora- de los usuarios de los servicios y sus demandas.
dos; (b) los masteres, títulos privados de Además estaba condicionada por la gran diver-

© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245
234 Begoña Olabarría y Miguel Anxo-García

sidad en los programas de formación de licen- Ministerios de Sanidad y Educación, integrán-


ciatura en las numerosas facultades de Psicolo- dose los futuros especialistas en los equipos de
gía del país, lo que tiene el efecto de que esta profesionales de dichos servicios o unidades
licenciatura en Psicología carecía de bases docentes acreditadas.
comunes de formación en todo el Estado y por El modelo de residencia para la formación
tanto de un perfil homogéneo, lo que ha tenido de especialistas en Psicología Clínica, también
el efecto progresivo de producir un perfil pro- con sus dificultades, es un proceso estructura-
fesional tal vez algo difuso. No obstante, sin do acorde con un modelo sanitario y sus de-
duda los estudios universitarios de Psicología mandas y necesidades, adecuadamente norma-
globalmente considerados aportaron curricula tivizado y muy positivamente valorado tanto
formativos diversos, sí, pero con peso, rigor y fuera como dentro de nuestras fronteras por sus
coherencia internos que han dotado de cualifi- excelentes resultados en cuanto a la capacita-
cación científica y profesional reconocible a los ción de los especialistas sanitarios. Su calidad
licenciados. y eficacia obliga a la consideración progresiva
El modelo PIR desarrollado e implantado de nuevos desarrollos en los que trabaja la
progresivamente desde 1983 por y en las comu- Comisión Nacional de la Especialidad de Psi-
nidades autónomas antes reseñadas con el apo- cología Clínica.
yo de la AEN y el COP, supuso que tras la li- Consideramos importante destacar la signi-
cenciatura y tras la superación de un examen de ficación que en torno al proceso del PIR tuvo el
acceso a la formación especializada en Psico- Informe de la Comisión Ministerial para la Re-
logía Clínica, ésta se realizara desde el ejercicio forma Psiquiátrica (1985) por cuanto desde una
profesional tutorizado, con progresivas cotas de óptica de continuidad de cuidados propugnó:
responsabilidad asistencial, en base a un pro- (a) El paso de un modelo de atención con refe-
grama único realizado en servicios sanitarios rente central de intervención en el hospital psi-
especializados que deben alcanzar parámetros quiátrico, a una red de servicios diversificados
de calidad definidos y configurar una red de de salud mental, sobre un territorio definido e
prestaciones (Olabarría, Escudero y García, integrado en el sistema nacional de salud como
1993) siguiendo un programa formativo espe- servicios especializados de segundo y tercer
cífico de la Especialidad. nivel de atención. (b) La especial atención a la
Podemos ver por tanto que este modelo coordinación y cobertura a la Atención Prima-
(PIR) de formación de especialistas en Psico- ria. (c) El establecimiento de un modelo de
logía Clínica está muy alejado, no se superpo- prestaciones basadas en una concepción inter-
ne ni es equivalente, a un programa de forma- disciplinaria y comunitaria de las prestaciones.
ción de postgrado con prácticas supervisadas. (d) Una especial atención a la necesaria «regu-
Durante el PIR el futuro especialista está inmer- lación de la formación postgraduada de los
so como profesional en formación -no como psicólogos»... acorde con las necesidades que
alumno- en el SNS en servicios sanitarios es- se desprenden del modelo propuesto y vincula-
pecializados, el medio primordial de interven- da a la red pública de servicios.
ción clínica de la especialidad, acreditados para En realidad, las bases del PIR de Asturias
la formación de especialistas, alcanzando cotas (en 1985 todavía el único existente) contenían
progresivas de responsabilidad clínico-asisten- ya en 1983 dichos principios rectores, los cuales
cial de manera tutorizada y en un abanico de se mantuvieron más tarde en todo el proceso de
servicios, prestaciones diversificadas y de los creación de los programas PIR autonómicos y
tres niveles de atención sanitaria, así como di- finalmente en el programa estatal de 1993 y
rigidas a los diferentes tramos de edad de la hasta el real decreto de creación de la especia-
población que consulta en los mismos. En di- lidad de psicología clínica en 1998. En 1986 se
chos servicios se desarrolla la formación de publica la Ley General de Sanidad (Jefatura del
acuerdo al Programa de la Especialidad, dise- Estado, 1986) creándose el Sistema Nacional
ñado por la Comisión Nacional de la Especia- de Salud (SNS), desarrollando con ello el prin-
lidad de Psicología Clínica y aprobado por los cipio constitucionalmente establecido de con-

Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
El proceso de construcción de la psicología clínica en España 235

siderar la protección de la salud como derecho programas aplicados en distintas comunidades


para el 100% de los ciudadanos, y al Estado autónomas. (c) Facilitar a las instancias minis-
como responsable de establecer los instrumen- teriales competentes un programa seriamente
tos para ello e iniciándose la reforma sanitaria elaborado y contrastado por la experiencia que
global. Y con ello un marco aún más sólido agilizase y favoreciese la inclusión de la espe-
donde la psicología había de ubicarse. cialidad de Psicología Clínica a través de un
El SNS introduce en el nuevo eje organiza- sistema PIR en el marco de un futuro decreto
tivo a las comunidades autónomas al producir regulador de las especialidades en Ciencias de
las primeras transferencias sanitarias del Esta- la Salud. (d) Equiparar la formación especiali-
do a las mismas, y contribuye a favorecer no zada del psicólogo que trabaja en el campo de
sólo reformas estructurales y de financiación la salud a la que reciben otros profesionales con
sino también nuevos modos de atención tanto ejercicio en el mismo campo, favoreciendo a la
en la Atención Primaria como en la especiali- vez una mayor identidad e interdisciplinariedad
zada con un carácter más integral y por tanto profesional.
favorecedor de la apertura de servicios especia- Al tiempo, comprometía a las comunidades
lizados a la Psicología además de los de Salud autónomas que lo suscribían y que no contaban
Mental. aún con programa PIR, a su inmediata puesta
En esta situación de cambio, tuvimos la en marcha, lo que así ocurrió con Madrid y
oportunidad de definir desde la responsabilidad Galicia, aunque no con Castilla-León que se
de cargo en la nueva Junta de Gobierno del COP «descolgó» del proceso. Esta convergencia de
la elaboración en 1987 del Documento-Base distintas instituciones en torno a objetivos y
para el PIR (COP, 1990) que logra su aproba- modelo consensuados sobre el «cómo» del PIR
ción en los órganos de gobierno de la organi- y el «hacia dónde», favoreció una mayor verte-
zación colegial. Se trató de un documento am- bración del mundo científico-profesional de la
pliamente consensuado y que permitió aglutinar psicología clínica, aún no oficializada (COP,
en su derredor iniciativas y voluntades múltiples 1989), de los apoyos de otros profesionales
no exentas de oposición jugada más o menos colindantes (la Comisión Nacional de Psiquia-
abiertamente. Sólo un año después se establece tría desde finales de 1988 mayoritariamente
un acuerdo entre el COP y la AEN que se plas- expresó su apoyo al PIR en distintas ocasiones)
ma en el Documento base acerca de la forma- y de algunas comunidades autónomas cuyo li-
ción de Especialistas en Psicología Clínica a derazgo en los procesos de reforma en Salud
través de un sistema PIR (COP y AEN, 1990). Mental en el Estado era un hecho. Ya en el Do-
Y en 1990 el COP y seis comunidades autóno- cumento Base acerca del PIR y en su Introduc-
mas (Asturias, Andalucía, Castilla-León, Gali- ción se expresaba en torno a éste del siguiente
cia, Madrid y Navarra) elaboran conjuntamen- modo (pág. 59):
te el Documento marco sobre la formación
postgraduada en Psicología Clínica a través de (1) Está directamente vinculado a los
un sistema PIR (COP, 1990). servicios especializados de la red sanitaria, lo
Si los dos primeros documentos establecían que permite el establecimiento de un equilibrio
el modelo formativo del PIR acorde con el mo- entre la investigación básica y la investigación
delo sanitario a impulsar, el tercero no solamen- aplicada, en relación todo ello a las necesidades
te lo suscribía básicamente sino que también que la demanda social en los servicios públicos
enunciaba nuevos propósitos: (a) Estimular el plantea. Ello habrá de permitir además una me-
desarrollo de nuevos programas de formación jor y/o mayor adecuación de los instrumentos
postgraduada en Psicología Clínica siguiendo del psicólogo al campo de intervención.
un modelo PIR. (b) Favorecer unas bases comu- (2) Vincula la formación postgraduada al
nes a todos ellos, de manera que al tiempo die- ejercicio profesional y ello no sólo porque apa-
sen cabida a las especificidades propias de los recen profesionales vinculados a funciones do-
lugares de aplicación; dicho de otra manera, centes, sino también porque al estudiante de la
favorecer una homologación entre los distintos especialidad se le reconocerá el ejercicio pro-

© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245
236 Begoña Olabarría y Miguel Anxo-García

fesional que realiza al tiempo que su formación, berría, 2010). En materia de Psicología Clínica
a través de un contrato laboral. la formación PIR desde una base amplia de
(3) Posibilita y favorece una mayor iden- conocimientos, afianzó ejes y parámetros muy
tidad profesional tanto internamente como en novedosos tales como:
relación a otros colectivos profesionales de dis-
tintas disciplinas que realicen funciones en 1. Rotaciones siguiendo el principio de
campos de intervención común, así como en territorialidad. Ya desde el primer programa
relación a los ciudadanos que demandan sus autonómico de formación PIR, la idea de que
servicios como especialistas. una sola institución sanitaria no podía contener
(4) Contribuye al reconocimiento de la por sí misma la suficiente capacidad formativa
psicología clínica como profesión sanitaria en en las distintas modalidades diversificadas de
el marco de la sanidad española, de acuerdo a intervención de que la Psicología Clínica debía
la Ley General de Sanidad y al Informe de la disponer, perfiló el primer Programa de Forma-
Comisión Ministerial para la Reforma Psiquiá- ción de Especialistas Sanitarios en España que
trica. establecía rotaciones, estancias con objetivos y
(5) Permitirá una homologación de dere- tiempos pautados en dispositivos asistenciales
cho de los psicólogos especialistas en relación de segundo y tercer nivel de atención especia-
a los titulados superiores de otras disciplinas lizada en salud mental y básicos de un territorio
vinculadas al campo de la salud (médicos, far- (por tanto sobre una población establecida) sa-
macéuticos). nitario (áreas sanitarias, con centros de Aten-
ción Primaria obligadamente atendidos por y
Dicho de otro modo, en el marco de un mo- coordinados con el centro de salud mental) de-
delo de atención sanitaria que primaba lo co- finido. Las rotaciones habían de realizarse al
munitario y lo interdisciplinario desde una óp- menos por: centro de salud mental, servicio
tica de atención integral y de continuidad de hospitalario y servicios de rehabilitación de
cuidados a la población de un territorio delimi- pacientes crónicos, en diferentes segmentos de
tado, la opción que tomaba la formación PIR edad. El primer programa de formación de es-
resultaba central, pues definía cómo el especia- pecialistas que incorpora y desarrolla el eje de
lista en Psicología Clínica ha de aprender, la rotación como elemento de la formación, es
«cómo» que marca un devenir de perfil profe- el de Psicología Clínica, rompiendo con ello el
sional y una reproducción al menos parcial del prejuicio según el cual existe una equivalencia
mismo en su futuro que-hacer especializado, entre especialidad, hospital y formación de es-
contribuyendo al desarrollo del corpus teórico- pecialistas. La rotación ha sido con posteriori-
técnico de la Psicología Clínica con formula- dad un diseño incorporado por otros programas
ciones imprescindibles y acordes con los obje- de otras especialidades sanitarias.
tivos de atención que el modelo comunitario de 2. Formación para el trabajo comunitario
atención y la reforma sanitaria emprendida re- y en el contexto. Hacia la actuación transversal
clamaban y al tiempo contribuían a establecer. en trabajo por programas con la inclusión de un
De esta manera el PIR respondía no sólo a criterio de red de servicios diversificados, con
una necesidad científico-profesional, sino tam- el centro de salud mental como eje central.
bién a una construcción epistemológica según 3. Formación para intervenciones desde
la cual el cómo de la adquisición del conoci- una concepción interdisciplinaria, para una
miento por el profesional resulta decisivo para atención más integral. La inclusión de un cri-
un enfoque integrador de la Psicología Clínica terio de equipo multiprofesional en los criterios
y su incorporación en el complejo ámbito de la de acreditación de unidades docentes, con com-
Sanidad pública configurando campos comple- petencia profesional entre sus integrantes si-
jos de intervención comunitaria que precisan de métrica en la configuración de estatus episte-
abordajes interdisciplinarios para una atención mológico entre saberes y complementaria en
integral desde una visión holística de la salud función de las intervenciones a realizar, favore-
bio-psico-social (Echeburúa, de Corral y Sala- cía el desarrollo de dicho eje interdisciplinario,

Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
El proceso de construcción de la psicología clínica en España 237

que conlleva la dimensión de complejidad de la implantación del modelo de residencia para la


atención biopsicosocial. Se buscaba que la es- formación de los especialistas, supuso el esta-
pecialización en psicología clínica afrontase blecimiento de parámetros asistenciales y do-
durante el proceso del PIR el riesgo del aisla- centes de calidad para la acreditación de servi-
cionismo especialista. Hoy las unidades docen- cios sanitarios a tal fin.
tes multiprofesionales acreditadas en los servi- En 1993 el Ministerio de Sanidad realiza la
cios sanitarios públicos especializados, son una primera convocatoria de plazas de formación
realidad para muchas especialidades. especializada para psicólogos siguiendo el mo-
4. Tutoría. Progresiva asunción de respon- delo PIR ya establecido y rodado por aquellas
sabilidad clínica por el PIR en un proceso tuto- comunidades autónomas. Naturalmente la con-
rizado por los psicólogos (clínicos) de los servi- vocatoria era estatal, si bien es de destacar que
cios sanitarios acreditados para esta función. De se trató de un compromiso y una apuesta que se
hecho, también el primer programa de forma- ejercía a través da la convocatoria exclusiva del
ción de especialistas que contempla y desarro- Ministerio de Sanidad. Ello daba cuenta de
lla desde los primeros programas autonómicos cómo el Ministerio de Educación aún no había
de formación la figura del tutor, es en España aceptado la necesidad de especialistas sanitarios
el PIR. Su relevancia quedó reconocida por los de la Psicología Clínica y del PIR, por eso no
ministerios de Sanidad y Educación, de manera participó en ella, porque representaba de facto
que los programas de todas las especialidades asumir pública y oficialmente una próxima
sanitarias incorporaron posteriormente esta fi- creación oficial de la especialidad sanitaria de
gura y función del tutor. Psicología Clínica. En 1994 se lleva a cabo la
5. Definición de un perfil formativo. Espe- segunda convocatoria (BOE 178 de 27/07/1994,
cializado, con objetivos específicos en línea y Orden de 21/07/1994), efectuada ahora por el
contextualizado en y con los objetivos asisten- Ministerio de la Presidencia porque ya se trata-
ciales de los servicios acreditados, dentro de ba de convocatoria conjunta de los ministerios
una modalidad de ejercicio profesional tutori- de Sanidad y Educación y Ciencia, lo que su-
zado con progresivas cotas de responsabilidad ponía la aceptación por este último de la impor-
asistencial, y con un marcado carácter de au- tancia e interés, la necesidad, de avanzar hacia
toimplicación y autoformación responsable en la regulación oficial de la Especialidad. La ter-
un marco asistencial de calidad. cera mantiene el modelo de ésta y, a partir de
ella, desaparecen los programas previos que
Es decir, en los años ochenta se producen las convocaban las mencionadas comunidades au-
condiciones (académicas, profesionales, de re- tónomas; el modelo se mantiene hasta el mo-
forma sanitaria y cambios en modelos de aten- mento actual, siendo convocadas anualmente
ción) para abordar la institucionalización de la de forma ininterrumpida. Esto supuso el cierre
Psicología Clínica como especialidad sanitaria definitivo de la etapa PIR autonómica y el co-
en el marco de un proceso de transformaciones mienzo de la nueva etapa con un modelo y pro-
múltiples. Pero era un marco inestable, también grama de formación PIR para toda España,
para la Psicología Clínica: la Administración dirigido a la formación de psicólogos especia-
pública competente en materia de creación de listas de psicología clínica por la administración
especialidades y en la formación de especialis- central competente en materia de especialidades
tas, los ministerios de Sanidad y de Educación, sanitarias. Pero aún la especialidad no se crea
aún no intervienen. A lo largo de estos años y oficialmente.
hasta 1993 las cinco comunidades autónomas Como ya hemos indicado en otro lugar (Gar-
de Asturias, Andalucía, Navarra, Madrid y Ga- cía y Olabarría, 1993), la incorporación de psi-
licia mantienen el esfuerzo de sus convocatorias cólogos clínicos a los servicios sanitarios pú-
PIR con el respaldo y apoyo múltiple y conti- blicos en el marco de la reforma potenció para
nuado del COP, de la AEN y progresivamente la psicología clínica el desarrollo de las técni-
de diferentes sectores y organizaciones de la cas, la incorporación de nuevos enfoques teóri-
psicología, como AEPCP desde su creación. La co-técnicos, los modelos comunitarios con de-

© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245
238 Begoña Olabarría y Miguel Anxo-García

sarrollos en el territorio, una específica visión inexorablemente, pero con una lentitud que en
integral bio-psico-social de la salud, abrió nue- muchas ocasiones pone al límite las contradic-
vos ámbitos de investigación, configuró el PIR ciones y voluntades pareciendo quebrar el pro-
como modelo de formación y docencia especia- ceso.
lizada, nuevas posibilidades de intervención Finalmente en 1998 (2 de diciembre), enfren-
confrontando a la Psicología con demandas tado con grandes dificultades, se publica (por
sólo posibles en los servicios públicos desde acuerdo de los dos ministerios con responsabi-
una óptica de continuidad de la atención, la lidad en materia de formación de especialistas
búsqueda de contrastación de la utilidad de sanitarios: el Ministerio de Sanidad, que lidera-
instrumentos clínicos del psicólogo, la ruptura ba, y el Ministerio de Educación, que aceptaba)
de la obsoleta concepción de la Psicología Clí- el Real Decreto por el que se crea y regula la
nica como disciplina que únicamente afronta la especialidad de Psicología Clínica (Ministerio
enfermedad abriéndose hacia todos los procesos de la Presidencia, 1998). Poco después (2 de
de salud-enfermedad en los tres niveles de pre- febrero de 1999), el Consejo General de Cole-
vención: primario, secundario y terciario; redu- gios de Médicos, la Sociedad Española de Psi-
jo la tendencia a la fragmentación y al cerrado quiatría, la Sociedad Española de Psiquiatría
especialismo en la disciplina, obligando el Legal, y la Sociedad Española de Psiquiatría
afrontamiento de la compleja construcción Biológica interponen sus respectivos recursos
práctica del discurso interdisciplinario al con- contencioso administrativos contra esta especia-
frontar al psicólogo clínico al trabajo en equipo lidad. Recursos que básicamente comparten
con otros profesionales, la diversificación de las tanto la fecha exacta de interposición, como la
técnicas en función de las demandas y necesi- forma y el fondo. Los Ministerios de Sanidad y
dades de la población y de otros profesionales Educación, con el apoyo de la AEPCP, AEN,
sanitarios a que se buscaba atender y los mode- ANPIR y el COP defienden la Psicología Clíni-
los de atención y sanitarios a impulsar; e incre- ca como especialidad sanitaria de la Psicología.
mentó exponencialmente el número de psicólo- Una conmoción recorre la comunidad científico-
gos clínicos en los servicios sanitarios públicos. profesional de la Psicología y los equipos de
Uno de los efectos de todo ello tal vez fue el profesionales de los servicios sanitarios públicos
auto y heteroreconocimiento como profesiona- del Estado. Finalmente es en noviembre de 2002
les de la Psicología Clínica, su necesidad en el cuando se publican las sentencias (Tribunal Su-
SNS con el crecimiento progresivo y muy sig- premo, 2002) relativas a los recursos contencio-
nificativo de la demanda ciudadana, y la nece- so-administrativos antes mencionados. Todas
sidad de abordar oficialmente la finalización del ellas resultan favorables a la especialidad de
proceso de creación de la especialidad y con Psicología Clínica, ratificándose dicho Real De-
ello de la formación de sus especialistas. creto. Es decir, se cierra al finalizar el año 2002
En esa primera convocatoria de 1993 se ex- la fase de legalización, de institucionalización
presa la necesidad de la formación de especia- de la Psicología Clínica como especialidad sa-
listas en Psicología Clínica por las necesidades nitaria. Casi veinte años después, si tomamos
abiertas en el SNS. Es decir, se establece por como inicio la publicación en 1983 de la prime-
primera vez un compromiso en cuanto a la de- ra convocatoria PIR por la Comunidad Autóno-
finitiva oficialización de la Psicología Clínica ma de Asturias al inicio de su reforma sanitaria
como especialidad sanitaria, poniendo en mar- y de su relevante reforma psiquiátrica (García et
cha el programa de formación vinculado a los al., 1998), la Psicología Clínica quedaba legal-
servicios territorializados de Salud Mental acre- mente establecida en España como especialidad
ditados a tal fin y de acuerdo a un programa de sanitaria de la Psicología.
formación. Si en octubre de 1993 el Ministerio Este proceso cuenta con una configuración
de Sanidad publica la primera convocatoria a que otorga sentido. Y esta configuración del
las pruebas selectivas para formación especia- «sentido» de un saber, un sentido que lo englo-
lizada de psicólogos, los siguientes años noven- ba y trasciende, aporta una inevitable visualiza-
ta expresan un avance que se va produciendo ción de los valores que jugaron papel destacado

Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
El proceso de construcción de la psicología clínica en España 239

en la actuación colectiva así como las distintas racterísticas en el ámbito de ejercicio privado,
posiciones que en torno a ellos diversos grupos en el desarrollo de la investigación, en la for-
sostuvieron. Resulta por tanto natural también mación de especialistas y en la formación con-
que para muchos exista una tentación de oscu- tinuada. Creemos poder decir que en ello las
recer, desconocer o modificar la construcción líneas de sentido en las opciones y valores con-
del proceso, evitar reflexionar sobre ello. Y ello tinúan. Veamos cuáles fueron y cómo se esta-
no se hace sólo para el presente. Se trata de blecieron en el proceso.
estrategias para el futuro, pues todo puede tras-
tocarse si se logra borrar o confundir el sentido
del proceso. OPCIONES Y VALORES EN EL SISTEMA
Así empezó a ocurrir a continuación. Los FORMATIVO PIR
daños provenientes de influyentes grupos y or- Y EN LA CONFIGURACIÓN
ganizaciones de nuestra propia colectividad de DEL PERFIL DE LA ESPECIALIDAD
la Psicología vienen desde 2003 provocando DE PSICOLOGÍA CLÍNICA
conflictos locales, desastres que posiblemente
devienen de confundir ser con ocupar. La ilegí- Se ofrecen estas reflexiones con la perspec-
tima defensa de intereses particulares desde tiva de más de diez años de existencia legal de
ciertas organizaciones influyentes de la Psico- la especialidad de Psicología Clínica y de más
logía y el miedo de influyentes grupos de sus de veinticinco años de trabajo para construirla.
dirigentes ante sí mismos y ante los demás ha Las hacemos cuando se abren nuevas y espe-
desembocado en demasiadas ocasiones ya en ranzadoras posibilidades de desarrollo de la
formas soterradas de violencia que podrían especialidad en el SNS. También en un momen-
haber dañado muchos objetivos, entre ellos — to del cambio del sistema formativo universita-
aunque no el único— el supuestamente com- rio de la psicología española como consecuen-
partido unánimemente en la comunidad cientí- cia de la necesaria adaptación al espacio
fico-profesional de la Psicología en torno a la europeo de educación superior y cuando aún no
Psicología Clínica como especialidad sanitaria. ha finalizado el conflicto abierto en su seno
Pero el miedo no sólo afecta al futuro, sino desde el 2003, en el que sectores profesionales
también al pasado en singular entrelazamiento: y académicos muy concretos, ocupantes de es-
quienes temen afrontar su pasado, igualmente tructuras organizativas profesionales y acadé-
temen al futuro. micas de representación general, haciendo una
A nuestro juicio conocer el proceso de cons- utilización sectaria de las mismas apostaron
trucción e institucionalización de la Psicología por intereses de parte subordinando el interés
Clínica como especialidad sanitaria de la Psi- general y pretendieron sin éxito, entre otros
cología en nuestro país, permite identificar ad- objetivos, cuestionar (tanto en su valor pedagó-
quisiciones y también errores, y abordar la tarea gico como administrativo) el modelo y el siste-
de la reflexión responsable y colectiva sobre el ma de interno residente de formación de psicó-
futuro, construyéndole —al menos en parte. logos especialistas en Psicología Clínica.
Tras esas públicas y organizadas actuaciones de Querían regresar de ese modo, reeditándolo,
poderosas organizaciones de la Psicología con- al viejo y caduco modelo de formación espe-
tra la especialidad creando confrontaciones cializada de profesionales sanitarios, realizada
corporativas internas innecesarias, no resulta ya en condición de alumnos bajo la dirección y
sorprendente ver la concurrencia de patrimo- dependencia de las escuelas y los departamen-
nialismos corporativistas internos que pueden tos universitarios (felizmente superado hace
en ocasiones revertir en condicionar los modos décadas en la Medicina española con el naci-
de conocer y empobrecer las aportaciones pro- miento y consolidación del sistema MIR)1.
fesionales al medio social del que participa.
Ahora es preciso y urgente abordar mejoras 1
En 1970 la Coordinadora MIR en su Manifiesto definía
tanto en la presencia de las prestaciones en el los componentes esenciales de ese profesional en período
SNS, en los modos de su inclusión, en sus ca- de formación especializada (Coordinadora MIR, 1970):

© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245
240 Begoña Olabarría y Miguel Anxo-García

El Programa de formación especializada en la sanidad española. La vía universitaria era en


Psicología Clínica mediante el sistema forma- aquel entonces débil e inconcreta, ya que la
tivo interno residente (i.e., el PIR) fue una op- Universidad poco podía ofrecer a quienes recién
ción entre otras que quizás pudieran haber sido egresados se enfrentaban a las exigencias del
posibles. Acostumbrados a un orden adminis- ejercicio profesional en la práctica sanitaria.
trativo de las cosas que parece casi «natural» La «vía profesional» será la que se irá esta-
(realidad que ya está impuesta en el imaginario bleciendo como opción más adecuada para la
de nuestros estudiantes universitarios cuando formación especializada en psicología clínica.
se proyectan a un futuro profesional como psi- ¿Por qué ese modelo, el interno residente, y no
cólogos clínicos e imaginan el recorrido que otro? Varias y diversas son las razones. La pri-
han de seguir, y del que forma parte inevitable mera está formulada en negativo pero a nadie
el PIR), debemos saber, para valorarlo con jus- se le escapa su importancia: porque el otro mo-
ticia, que el PIR como opción tiene tras de sí delo con aspiraciones, la vía universitaria, ade-
motivos, concepciones, formas de trabajo y más de ir contra el progreso histórico2 (Segovia
alianzas, también personas concretas, a favor y de Arana, 1971), no alcanza ni a formularse
protagonizando su construcción; y otras en con- coherentemente como consecuencia del limita-
tra de la misma. do grado de desarrollo, recursos, experiencia y
Ya desde sus inicios en la primera mitad de capacidad formativa de la mayor parte de los
la década de los 80 se explicitaron dos vías departamentos de las facultades de psicología.
posibles para la realización de la formación Pero, ya en positivo, los motivos principales tras
especializada en Psicología Clínica. Una vía esa opción eran:
universitaria en la que se prolongaba con nuevos
contenidos de conocimiento el modelo forma- (1) La vivencia y consciencia de la nece-
tivo de la licenciatura y que carecía de proyecto sidad de la formación especializada en psicolo-
estratégico de desarrollo profesional para la
Psicología, y otra vía profesional que buscaba 2
En 1971, en el marco del histórico Seminario de hos-
la capacitación en Psicología Clínica mediante pitales con programas de graduados, Segovia de Arana
el ejercicio profesional del licenciado/a en psi- (1971) afirmaban en defensa de la propuesta del sistema
cología en condiciones formativas, e integraba de formación especializada interno residente para médi-
ésta en la Sanidad Pública y el proceso de ins- cos (MIR): «Otra modalidad para la formación de espe-
titucionalización del desarrollo profesional, cialistas es la que ahora existe y se desarrolla en los
Centros o Institutos o Escuelas de especialización, ads-
creando condiciones para la definición legal critos a las cátedras de la Facultad de Medicina y en tres
futura de un nuevo facultativo sanitario y un o cuatro centros extrauniversitarios, que funcionan de la
espacio específico para la Psicología Clínica en misma forma. Estas escuelas de especialidad son prolon-
gación posgraduada de la cátedra y funcionan de manera
independiente y autosuficiente, es decir, sin conexión con
«Médico interno y residente (M.I.R.) de Hospital es un otros servicios del propio hospital. El Director de la es-
licenciado en Medicina que ejerce su profesión en un cuela es el catedrático de la asignatura, que establece el
medio hospitalario, durante un tiempo limitado, en con- programa de estudios, que, en ningún caso de los hasta
diciones de responsabilidad progresiva, programada y ahora publicados, es de una duración superior a dos años.
supervisada para completar su formación básica y adqui- El médico no tiene dedicación completa y no es remune-
rir así el grado de especialización y conocimientos que el rado, sino que, por el contrario, paga derechos de inscrip-
moderno ejercicio de la medicina, condicionado por las ción de matrícula.» También definían el profesional MIR:
necesidades de la sociedad, exigen… Esta caracterización «Los médicos residentes dedican toda su actividad al
de M.I.R., hoy vigente, plenamente comprobada en la hospital en régimen de plena dedicación, con lo que se
mayoría de los países desarrollados, puede resumirse de acelera su capacitación profesional en la especialidad
cara a un reconocimiento jurídico en 2 puntos fundamen- elegida y adquieren responsabilidad progresiva; reciben
tales: 1.- Prestación de asistencia sanitaria que exige la remuneración y no pagan derechos de matrícula o inscrip-
desaparición del concepto de becario y la remuneración ción». Y se oponían radicalmente al desarrollo de la
basada en dicha asistencia. 2.- Adquisición de unos co- formación especializada en el marco de la institución
nocimientos a través de este ejercicio supervisado median- universitaria: «Debería prohibirse en nuestras Facultades
te una estructura docente que es el hospital reconocido la iniciación precoz de cualquier especialidad durante la
para tal función.» carrera».

Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
El proceso de construcción de la psicología clínica en España 241

gía clínica era sentida y alcanzada por profesio- ción a la salud mental que significaba la reforma
nales que, al incorporarse a los escasos puestos psiquiátrica fue la gran razón y principal moti-
de trabajo que existían por aquel entonces (fi- vo original de la necesidad de su existencia. La
nales de la década de los 70 y primera mitad de reforma requería nuevos profesionales y nuevas
los 80) en la sanidad pública (posteriormente capacitaciones y creaba a su vez nuevos esce-
SNS una vez ordenada y regulada desde 1986 narios de trabajo que daban espacio profesional
por la Ley General de Sanidad), constatan la a la psicología (ya sin tutelas y sin definiciones
escasez de conocimientos, pero sobre todo de de su capacidad externas a ella misma). Y a su
habilidades, para responder profesionalmente a vez los directores de la reforma habían estado
las problemáticas humanas y sanitarias que bus- involucrados en la lucha por la creación y asen-
can poner bajo su responsabilidad. Estos profe- tamiento del MIR como sistema de formación
sionales, algunos de ellos pioneros de la psico- de especialistas médicos.
logía en la sanidad española son conocedores (4) La conciencia en los impulsores de esa
por experiencia propia de los límites que la vía de que la estrategia necesaria y conveniente
formación universitaria tiene para dar respues- para el desarrollo de la Psicología Clínica en
tas en la intervención sanitaria. España tenía que aprender de la experiencia de
(2) El modelo hacia el que mirarán esos los especialistas sanitarios por antonomasia: los
profesionales que toman colectivamente la ini- médicos, y realizar también contribuciones al
ciativa será el modelo interno residente, fragua- Modelo de Interno Residente de formación de
do desde los debates de finales de los 60 y especialistas sanitarios.
comienzo de los 70 por la Coordinadora MIR (5) La deducción consiguiente de los efec-
para la formación de especialistas médicos tos laborales y profesionales que ocasionaría la
(García González, 2011; González de Chavez, transformación de los puestos de trabajo como
2003). Ese programa, consolidado e impulsado psicólogos del SNS en plazas de especialista
definitivamente con la promulgación del Real por efecto de la creación de la especialidad. Ello
Decreto 127/1984 por el que se regula la for- situó el saber especializado de la Psicología
mación médica especializada y la obtención del Clínica en el estatus epistemológico que le co-
título de médico especialista (Ministerio de la rrespondía, de máximo nivel oficial en lo sani-
Presidencia, 1984), había ido logrando impo- tario, al psicólogo clínico en los máximos nive-
nerse en la Medicina española en un esforzadí- les de complejidad profesional del sistema, de
simo y largísimo proceso que tuvo su comien- responsabilidad clínica, técnica y de considera-
zo a finales de los años 50 y al que podemos ción profesional y laboral. Esa realidad, ya
poner como final la fecha del real decreto antes tangible (aunque para algunos aún sólo se le ha
citado. Casi treinta años durante los cuales hecho visible uno de sus componentes) de la
médicos innovadores y capaces (formados al- existencia de la especialidad sanitaria de Psico-
gunos de ellos fuera de España) demostraron logía Clínica, tan sólo está en sus comienzos y
que el MIR era un buen sistema formativo, que es una pequeña parte, aunque imprescindible,
podía dotar al país de los médicos especialistas para desarrollar todas sus potencialidades y con
que necesitaba la sociedad, y que abría las puer- ello poder realizar su mejor contribución a la
tas al crecimiento científico de la Medicina sociedad.
española (Segovia de Arana, 1971). Treinta
años en los que tuvieron que enfrentar los in- Sobre estas bases, de protagonistas, ideas,
tereses y maniobras de buena parte de las cá- relaciones y experiencia se define una opción,
tedras universitarias de las facultades de Medi- la que hemos llamado «Modelo Interno Resi-
cina que pretendieron hasta el final, a pesar de dente», que tenía y tiene como componentes
ser manifiestas sus importantes carencias, con- nucleares:
trolar directamente la formación de los espe-
cialistas médicos. 1. La formación especializada se realiza
(3) Si la AEN fue decisiva como promo- mediante la práctica responsable de la profe-
tora del PIR, el proceso de cambio en la aten- sión para cuyo ejercicio habilita el título de

© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245
242 Begoña Olabarría y Miguel Anxo-García

licenciado. Es decir: es un profesional ejercien- cialistas sobre el papel sino transformando la


te (por lo tanto contratado, remunerado, y con realidad de la que forman parte. El contexto
los derechos laborales correspondientes reco- formativo no es otro que el sistema sanitario
nocidos) quien trabajando se está formando español (público por lo tanto, ya que los servi-
como especialista. No está de más recordar que cios sanitarios privados en nuestro país no
a ese profesional se le ha de suponer y se le constituyen en rigor sistema sanitario), con sus
reclama su trabajo profesional y la capacitación excelencias y sus insuficiencias, con sus opor-
básica suficiente para el ejercicio profesional tunidades formativas y sus carencias docentes.
autónomo. Sobre esa conciencia de sí mismo y La demanda asistencial real es la que llega a
ese estatus en la organización sanitaria, profe- nuestro sistema sanitario público, sectorizado
sional en formación especializada, se hace po- geográfica y poblacionalmente, abundante en
sible pedagógicamente un proceso formativo posibilidades formativas ya que no hace selec-
único que creará un especialista. ción de la demanda en función de criterios
2. La formación se realiza a lo largo de pronósticos, económicos o sociales de cual-
un proceso de responsabilización creciente en quier tipo (bien puede decirse que en su periplo
el cual el residente progresa en el grado de formativo el residente de cualquier especiali-
autonomía sobre decisiones y acciones clíni- dad sanitaria se encontrará en el SNS español
cas. Pareciera invitar este señalamiento sobre con toda la diversidad propia de su objeto
uno de los componentes nucleares del modelo científico-profesional). Y a esa demanda debe-
interno residente a una mirada paternalista rá responder de forma realista dando cuenta y
(pedagógicamente anticuada si se quiere) so- probando la aplicabilidad de lo aprendido has-
bre el proceso de aprendizaje en realización ta entonces, desechando lo menos válido entre
por el futuro especialista. Nada más equivoca- sus conocimientos, aprendiendo a diferenciar
do que la concepción subyacente a esa forma la teoría de la aplicación, soportando la angus-
de ver las cosas. Esa progresión constituye tia de tener que participar rigurosamente de la
antes que nada un elemento de garantía sanita- búsqueda para crear respuestas nuevas (a pro-
ria y se debe al derecho principal del paciente/ blemas nunca descritos suficientemente en la
usuario a la mejor asistencia posible (conforme bibliografía) que con cierta frecuencia consta-
a los recursos disponibles y conocimientos tará que requieren un sólido desarrollo profe-
existentes), pero es también condición didác- sional para formularlas. O lo que es lo mismo:
tica para garantizar el progreso formativo me- en la dialéctica teoría-práctica, el especialista
diante confrontaciones con la complejidad del deberá revisar la teoría y su relación con ella
trabajo especializado con posibilidades de re- desde las exigencias de la práctica y desde la
solución exitosa por el residente, de tal forma comprobación de la capacidad transformadora
que pueda generarse en él/ella la autoconfian- de la realidad que su teoría dice conocer y
za necesaria para la autodirección de su apren- explicar.
dizaje y para la intervención solitaria cuando 4. El proceso formativo se produce en el
ésta deba ocurrir, siendo todo el proceso tuto- marco de relaciones con figuras tutoriales que
rizado. si en lo más visible realizan la supervisión de
3. La formación se realiza en un contexto la práctica y orientan y satisfacen los compo-
real, respondiendo real y de forma realista a nentes formales de la ejecución del programa,
las demandas asistenciales reales de la pobla- en lo que es probablemente más decisivo ofre-
ción de un territorio definido y que es atendida cen modelos y provocan dinámicas de identifi-
en función de un derecho constitucional, por cación/contraidentificación que enmarcan la
tanto en los servicios donde se atiende todo construcción de la identidad del profesional
tipo de demanda, necesidades asistenciales y como especialista.
población. No existe el especialista en abstrac- 5. La formación especializada se produce
to, como no existe el problema de salud o sa- en el marco de estructuras docentes acredita-
nitario sin un contexto que cuando menos lo das. Es la totalidad de la Institución la que for-
nombre y defina como tal. No se forman espe- ma y la red que configuran las rotaciones. Es

Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
El proceso de construcción de la psicología clínica en España 243

todo el conjunto humano profesional organiza- posibilidades más abiertas de desarrollo pro-
do con el que trabajará el residente el que con- fesional y científico (apenas imaginables hace
tribuirá a su formación. No se incorpora a un pocos años y muy por encima de la situación
aula, ni tan siquiera a un servicio, se incorpora en la que se encuentra la Psicología en la prác-
a una institución sanitario-docente (en la termi- tica totalidad de los países de nuestro entorno
nología de los creadores del MIR era el llamado geográfico, cultural y sociopolítico), ubicarla
«hospital docente») que ha debido acreditar que en disposición de utilidad como atención sani-
cumple determinados requisitos de dotaciones, taria y servicio público para la población…
organización, actividad y calidad asistencial todo ello fue posible porque el curso del cam-
para ser reconocida como capaz para formar bio fue hegemonizado (en el sentido gramscia-
especialistas. Esa institución docente (hoy) es no) por un pensamiento de más amplitud y
más que un solo servicio, es un conjunto de ambición que el corporativo, que al articular la
servicios donde se atienden demandas y se rea- propuesta en el cambio social y para ese cam-
lizan prestaciones diversificadas configurando bio la dotó de legitimidad y sentido, y fue im-
un entramado que atiende a una población. Y pulsado por personas concretas (profesionales
tendrá dicha red de servicios que quedar acre- ejercientes de la Psicología y sectores signi-
ditada para realizar la formación de los espe- ficativos del ámbito universitario) que forma-
cialistas por alcanzar unos niveles de calidad ban parte en su mayoría de colectivos que
exigidos oficialmente configurándose así como protagonizaban la modernización democrática
«Unidades Docentes Acreditadas». de la sociedad española y que en mayor o me-
6. El acceso a esa formación se produce nor grado se habían enfrentado en el pasado a
por selección mediante procedimiento que ga- la dictadura. Esas personas participaban aho-
rantiza las condiciones de igualdad básica de ra, mientras gestaban el PIR, en los procesos
los/as concurrentes al acceso. Los selecciona- de reforma social y sanitaria en general y psi-
dos se incorporan a las plantillas laborales del quiátrica en particular. Y fue gracias a esa par-
SNS y trabajarán en el ejercicio de su profesión, ticipación que pudieron recibir el rico caudal
insertos en redes de relaciones profesionales de aprendizajes del sistema MIR y tejer y cui-
que mitigan los efectos antipedagógicos de la dar la red de relaciones necesarias (personales,
jerarquización piramidal de determinadas for- profesionales, políticas, ideológicas) que hicie-
mas organizativas que niegan estructuralmente ron posible el PIR y la especialidad de psico-
un saber no oficial, ahogan la creatividad e im- logía clínica tal como hoy la conocemos en
piden la autoconfianza. Todo ello permite desa- España.
rrollar una relación de colegas con los demás Habían optado desde el principio y desde
profesionales, resaltar la igualdad básica, crear unos determinados valores, por uno de los dos
las condiciones relacionales y subjetivas para caminos que a nuestro juicio marcan la finali-
superar la relación profesor-alumno propia de dad que ha de perseguir la formación de espe-
otros períodos formativos y generar así la posi- cialistas en psicología clínica: «En el fondo, de
bilidad para el aprendizaje basado en la expe- lo que se trata es de si formamos responsable-
riencia reflexionada y contrastada (materiali- mente especialistas en Psicología Clínica que
zando así el concepto pedagógico nuclear del con su comportamiento y sus actitudes (¡sólo!)
sistema formativo interno residente: proceso de pueden aspirar a reproducir y sostener intereses
autoaprendizaje). establecidos (de ellos y de otros), o si formamos
especialistas con un bagaje de conocimientos,
Optar por este camino, por el modelo PIR, habilidades y actitudes que les ponen en abier-
conseguir su materialización como posibilidad ta disposición constructiva y crítica ante el con-
formativa para los licenciados en Psicología texto sanitario y social del que deben participar
que aspiran a ser especialistas sanitarios, crear responsablemente, en y desde los lugares que
la condición de facultativo especialista para los les corresponden para una mejor atención sa-
psicólogos clínicos del SNS español, situar a nitaria a la población y un mejor SNS» (Olaba-
la Psicología en el campo de la Salud ante sus rría, 2003).

© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245
244 Begoña Olabarría y Miguel Anxo-García

REFERENCIAS García, M.A., y Olabarría, B. (1993). Desarrollos y nece-


sidades de la psicología clínica: Aplicaciones en la
Carpintero, H. (1994). Historia de la psicología en Espa- sanidad pública española. Apuntes de Psicología, 38-
ña. Madrid: Eudema 39, 37-57.
Colegio Oficial de Psicólogos (COP) (1989). La psicología González Catalá, V., y Vicente Merino, A. (1985). Análisis
clínica en España como área científica y profesional: económico-financiero del sistema español de Seguri-
Realidad actual y perspectivas. Conclusiones Jornada de dad Social. Madrid: Ministerio de Trabajo y Seguridad
Trabajo, Navas del Marqués. Papeles del Psicólogo, 43. Social.
Colegio Oficial de Psicólogos (COP) (1990). Documento González de Chávez, M. (1980) (Ed.). La transformación
base acerca de la formación postgraduada en psicología de la asistencia psiquiátrica en España. Madrid: AEN.
clínica a través de un sistema PIR. Papeles del Psicó- González de Chávez, M. (2003). La generación de la de-
logo, 43, 43-48. mocracia: De la Coordinadora Psiquiátrica a la Aso-
Colegio Oficial de Psicólogos (COP) (1990). Documento ciación Española de Neuropsiquiatría (AEN). Frenia.
Revista de Historia de la Psiquiatría, 3, 1.
marco sobre formación post-graduada en psicología
Gonzalo González, B. (1985). Evolución y tendencias de
clínica a través de un sistema PIR. Papeles del Psicó-
la Seguridad Social durante la crisis económica. Ma-
logo, 43, 53-59.
drid: Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Colegio Oficial de Psicólogos (COP) y Asociación Espa-
Jefatura del Estado (1983). Ley de Reforma Universitaria.
ñola de Neuropsiquiatría (AEN) (1990). Documento
BOE número 209 de 1/9/1983, págs. 24.034 a 24.042
base acerca de la formación de especialistas en psico-
Jefatura del Estado (1986). Ley General de Sanidad. BOE
logía clínica a través de un Sistema PIR. Papeles del
núm. 102 de 29/4/1986, págs. 15.207 a 15.224.
Psicólogo, 43, 49-52.
Lázaro, J. (2000). Historia de la Asociación Española de
Comisión Ministerial para la Reforma Psiquiátrica (1985).
Neuropsiquiatría. Madrid: AEN.
Informe. Madrid: Ministerio de Sanidad
Leal, J. (1997). Aportaciones de la psicología clínica en
Comisión Ministerial para la Reforma Sanitaria (1975).
los modelos de atención. En B. Olabarría (Ed.), La
Informe al Gobierno. Madrid: Imprenta BOE.
psicología clínica en los servicios públicos. Madrid:
Consejería de Sanidad de Asturias (1983). Proceso selec-
AEN.
tivo de becas para psicólogos en formación. Resolución Ministerio de la Presidencia (1984). Real Decreto
de fecha 22 de junio de 1983. Consejería de Sanidad 127/1984, de 11 de enero por el que se regula la for-
del Principado de Asturias. Oviedo: Autor. mación especializada y la obtención del título de Mé-
Coordinadora MIR (1970). Manifiesto. Madrid: Edición dico Especialista. BOE n.º 26 de 31 de enero. Madrid:
facsimil descatalogada. BOE.
De Miguel, J.M. (1978). Sociología de la medicina: Una Ministerio de la Presidencia (1998). Real Decreto
introducción crítica. Barcelona:Vicens Vives. 2490/1998, de 20 de noviembre por el que se crea y
De Miguel, J.M. (1979). La sociedad enferma: Las bases regula el título oficial de Psicólogo Especialista en
sociales de la política sanitaria española. Madrid: Akal. Psicología Clínica. BOE n.º 288 de 2 de diciembre.
De Miguel, J.M. (1983). Estructura del sector sanitario. Madrid: BOE.
Madrid: Tecnos. Ministerio de Sanidad y Consumo (1993). Orden de 8 de
Echeburúa, E., de Corral, P., y Salaberría, K. (2010). octubre por la que se convocan pruebas selectivas para
Efectividad de las terapias psicológicas: Un análisis de el acceso en 1994 a plazas de formación sanitaria es-
la realidad actual. Revista de Psicopatología y Psico- pecializada de Psicología Clínica y Radiofísicos Hos-
logía Clínica, 15, 85-89. pitalarios. BOE n.º 254. de 23 de octubre. Madrid: BOE.
Escudero, C., y Olabarría, B. (2000). La psicología clíni- Montoya, J.L. (1978). Las instituciones psiquiátricas es-
ca en el marco de la AEN. En J. Lázaro (Ed.), Historia pañolas en crisis: apuntes para una reforma. En J.M.
de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. Ma- de Miguel (Ed.), Planificación y reforma sanitaria.
drid: AEN. Madrid: CIS.
Fraga, M. (1976). La sanidad española a consulta. Jano, Olabarría, B. (1995). José Germain y los avatares de la
217, 13-16. primera institucionalización de la Psicología en Espa-
Fundación Foessa (1983). Informe sociológico sobre el ña. Clínica y Salud, 4, 78-99.
cambio social en españa 1975-1982. IV Informe FOES- Olabarría, B. (1998). La formación especializada en psi-
SA. Madrid: Euroamérica. cología clínica: El PIR. En J. García, A. Espino y L.
García González, J. (2011). La implantación del hospital Lara (Eds.), La psiquiatría en la España de fin de siglo.
moderno en España. Oviedo: Nobel. Madrid: Díaz de Santos.
García, J., Espino, A., y Lara, L. (1998) (Eds.). La psiquia- Olabarría, B. (1998). Para una historia del PIR o la psico-
tría en la España de fin de siglo. Madrid: Díaz de Santos. logía clínica como especialidad sanitaria: El proceso

Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245 © Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología
El proceso de construcción de la psicología clínica en España 245

de una institucionalización. Revista de Psicopatología Tanzi,V. (1988). Tendencias generales del gasto público
y Psicología Clínica, 3, 55-72. en los países industriales. Papeles de Economía Espa-
Olabarría, B. (2003). Introducción. En A. Espino y B. ñola, 37, 100-116.
Olabarría (Eds.), La formación de los profesionales de Tortosa, F. (1989). La psicología en España a través de
la salud mental en España. Madrid: AEN. algunas de sus revistas. Papeles del Psicólogo, 36-37,
Olabarría, B. (2003). La Psicología Clínica como especiali- 79-82.
dad sanitaria de la psicología: Antecedentes, proceso de Tribunal Supremo (2002). Sentencia sobre el Recurso
institucionalización, formación especializada y formación contencioso administrativo 48/1999, interpuesto por
continuada. Valoración, reflexiones y propuestas. En A. la Sociedad Española de Psiquiatría, la Sociedad Es-
Espino y B. Olabarría (Eds.), La formación de los profe- pañola de Psiquiatría Legal y la Sociedad Española
sionales de la salud mental en España. Madrid: AEN. de Psiquiatría Biológica contra el Real Decreto
Olabarría, B., Escudero, C., y García, M.A. (1993) .La 2490/98. Sala de lo Contencioso-administrativo, Sec-
evaluación de los programas PIR: Un paso estratégico ción Cuarta, (7 de octubre). Madrid: Autor.
para el reconocimiento de la psicología clínica como Tribunal Supremo (2002). Sentencia sobre el Recurso
especialidad sanitaria. En V. Aparicio (Ed.), Evaluación contencioso administrativo 49/1999, interpuesto por
de servicios de salud mental. Madrid: AEN. el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos
Segovia de Arana, J.M. (1971) Seminario de hospitales contra el Real Decreto 2490/98. Sala de lo Contencio-
con programas de graduados. Madrid: Edición facsimil so-administrativo, Sección Cuarta, (10 de octubre).
descatalogada. Madrid: Autor.

© Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 2011, Vol. 16 (3), 223-245

Potrebbero piacerti anche