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223-245, 2011
de Psicología Clínica ISSN 1136-5420/11
y Psicopatología
lidad, de los pasos dados. Para nosotros está duda una adquisición colectiva para el SNS, sus
también y significativamente en la presentación profesionales, el desarrollo del conocimiento
del marco al que respondía y al que buscó con- especializado, ciudadanos, etc. fueron puestos
tribuir desde su especificidad. Y a los discursos en cuestión, así como muchas de las actuaciones
y posiciones que lo sustentaron y las líneas necesarias para su implementación, para poder
colectivas en las que se integraba y a las que andar el camino de la atención integral a la
aportaba. salud y para lograr la formación de sus especia-
Con frecuencia ciertos academicismos olvi- listas. Todavía hay restos, flecos activos de esas
dan el carácter vivo del texto desconociendo la actuaciones, que como rescoldos suponen a
posible fecundidad que, uniéndonos con el pa- nuestro juicio un riesgo que, paradójicamente,
sado del que partimos y en el presente desde el ha sido generado desde dentro de nuestro propio
que hablamos, nos prepara en cierto sentido colectivo de la Psicología.
para la tarea de comprender, de valorar el dise- Ese lamentable empeño cuenta con sus pro-
ño de la acción futura. El lector también cuenta pias organizaciones «profesionales y científi-
con sus propios contextos referenciales desde cas»; en él participan esas «eminencias» que
los que hace la lectura y el diálogo. propugnan la modalidad de quienes explícita o
Por su carácter vivo queremos reconocer una implícitamente formulan sin más que moderni-
intención explícita: el específico compromiso dad, progreso, ciencia, especialidad, formación,
con la especialidad sanitaria de la psicología conocimiento y campo de intervención son no-
clínica y de sus prestaciones en el campo de ciones que se dan la mano y son equivalentes a
intervención, con el Sistema Nacional de Salud la simple desaparición de trabas a la satisfac-
(SNS) y con el modelo de formación PIR (psi- ción sin límites de sus intereses en un mercado
cólogos internos residentes). cuyas grandes líneas de expansión buscan con-
También buscamos favorecer, contribuir, a trolar.
que el desconocimiento y/o la ignorancia y el Finalmente, la tendencia a la parcelación
olvido activos referidos a este proceso, estable- propia del especialismo aislacionista, la pene-
cidos a nuestro juicio al servicio de intereses tración creciente de distintos intereses econó-
espurios puedan ser desvelados y abordados, y micos en el SNS, el papel de la industria farma-
en su caso interpelados. El conocimiento de céutica en el proceso formativo de los
cada uno sobre lo acaecido que nos afecta es especialistas y en la formación continuada y sus
reducido, y frecuentemente lo más global lo tendencias fragmentadoras en la aplicación de
percibimos a través de un lenguaje que llega a conocimientos, la desatención a las nuevas ne-
nosotros codificado por instituciones y organi- cesidades y demandas de una población afecta-
zaciones que administran nuestro saber del sa- da por importantes cambios demográficos, so-
ber. En lo que se refiere a muchos de los pasos ciales, étnicos, económicos, y culturales, las
dados en el proceso de construcción de esta necesidades surgidas de las concepciones pro-
especialidad y esta formación de especialistas venientes de la atención sanitaria realizada en
en psicología clínica, se han producido por al- sistemas complejos y en su articulación con
gunas organizaciones de la psicología acciones otras redes de servicios y prestaciones (Servi-
(muchas veces después negadas) que han esta- cios Sociales, Justicia, Educación, etc.) obliga
do a punto de generar daños estrepitosos y cu- en el campo de intervención a reflexionar, de-
yos efectos aún siguen estando pendientes de batir y elegir entre opciones de desarrollo e
valorar suficientemente. Han enfrentado la es- implementación de necesarias e insuficiente-
pecialidad con irresponsables actos organizati- mente desarrolladas prestaciones de la psicolo-
vos y campañas, dilapidando a nuestro juicio gía clínica en el SNS y fuera del mismo.
los recursos de todos. Hemos de expresar un convencimiento: el
Algunos colegas, estudiantes, compañeros de que la formación de los especialistas sanita-
de otras profesiones, políticos, administradores, rios y específicamente la de los especialistas en
etc. quedaron con ello confundidos. La especia- Psicología Clínica no puede concebirse separa-
lidad de Psicología Clínica que suponía sin da de los contextos de la asistencia en nuestro
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país, que cuenta desde 1986 con un Sistema palmente Gran Bretaña y Suecia, cuyos mode-
Nacional de Salud que cubre a toda la población los socialdemócratas de servicios nacionales de
en los tres niveles de atención sanitaria. Este salud eran admirados. Era evidente que la sani-
hecho de salud pública condiciona el carácter dad pública española, entonces Previsión So-
de la formación de los especialistas sanitarios cial, ni en términos de cobertura, ni de gasto
en el SNS en relación al que supone una apor- público, ni de áreas de intervención era acepta-
tación a su vez. ble (González Catalá y Vicente Merino, 1985).
Vamos a procurar dar resumida cuenta tanto La necesidad de la introducción de cambios
del proceso de construcción de la Psicología sustanciales en esta materia era un hecho incon-
Clínica como especialidad sanitaria en nuestro trovertible. Los profesionales, los partidos po-
país como del soporte de valores y opciones que líticos, la ciudadanía, reclamaban transforma-
lo ha venido sustentando y alumbrando cami- ciones. Los debates con la participación de muy
nos. Para hacerlo de manera consistente es ne- diversos sectores se sucedían con intensidad,
cesario a nuestro juicio conocer cómo llegamos desorden y riqueza. Este gran debate sanitario
hasta aquí, cómo llegamos a tener establecida estableció bases con cierto grado de consenso
por ley la especialidad sanitaria de la Psicología para el desarrollo posterior de la necesaria re-
que es la Psicología Clínica. Ello tal vez favo- forma sanitaria.
rezca tener específica perspectiva de conoci- El retraso en la Previsión Social española
miento y análisis de lo existente, sin entrar en queda puesta de manifiesto en términos econó-
los cortocircuitos de la resignación realista o la micos: En 1975 el gasto público era del 24,7 del
frustración utópica. producto interior bruto, mientras que la media
de los países de la Organización para la Coope-
ración y Desarrollo Económicos (OCDE) era
LA PSICOLOGÍA CLÍNICA EN ESPAÑA del 40,2% (Tanzi, 1988). En 1975 las transfe-
EN LA TRANSICIÓN rencias económicas del Estado a la Seguridad
Social en España eran 28 veces menos que la
El sistema sanitario español en la Transición media de los países de la OCDE (González
Catalá y Vicente Merino, 1985).
La etapa de la Transición (tomaremos como En la Legislatura Constituyente de 1977 se
fecha de referencia del inicio de esa etapa la crea un Ministerio de Sanidad y Seguridad So-
muerte de Franco en noviembre de 1975), en lo cial por primera vez independiente del Minis-
que a la Psicología Clínica se refiere, introduce terio de Trabajo, pero que no gestionó el Insti-
objetivos y primeros desarrollos que hoy nos tuto Nacional de la Salud. En poco tiempo se
parecen «naturales». Hoy consideramos natural deroga esta creación. Tras diversos avatares
que los avances de nuestro que-hacer teórico/ queda adscrito al Instituto Nacional de la Salud.
técnico se entretejieran en y con los servicios Las medidas específicas desarrolladas en el
sanitarios públicos. Un entretejido que hace a campo sanitario durante la Transición en apli-
lo técnico, a lo teórico, a lo conceptual, también cación y desarrollo de la Constitución Españo-
a lo ideológico y sociopolítico, que se fragua la (BOE 311 de 29/12/1978, pp. 29313-29424)
principalmente durante los años 70 y que tiene fueron escasas, ocasionales y sin lógica interna,
su presentación o expresión en los importantes pero cabe destacar la liquidación del Instituto
cambios que transformaron el país en tantos Nacional de Previsión y la creación, mientras
aspectos y, entre ellos, el sanitario. Dicha etapa se debatía y elaboraba la Constitución, de cua-
perdura, de forma aproximada, hasta la primera tro institutos dedicados cada uno a una parcela
mitad de los 80. de la política social pública: El Instituto Nacio-
El inicio de la Transición abre en lo sanitario nal de la Salud (INSALUD), para la atención
el debate y la expresión de demandas que tam- sanitaria; el Instituto Nacional de la Seguridad
bién caracterizan a otros ámbitos (Educación, Social (INSS), para la gestión de las pensiones;
Justicia, etc). El referente para el cambio era la el Instituto Nacional de Servicios Sociales
sanidad pública de los países europeos, princi- (INSERSO), para las prestaciones a la tercera
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antes de la Transición, desde el inicio de los mente en prestaciones sanitarias públicas am-
setenta a través de la conflictividad protagoni- bulatorias de salud mental, atención primaria
zada por profesionales sanitarios en torno prin- integral, salud sexual y reproductiva. Sin em-
cipalmente a la asistencia y específicamente a bargo estos nuevos servicios mayoritariamen-
la formación de los especialistas. Reclamaban te quedaban situados fuera de la estructura del
reformas laborales, cambios en la atención sa- INSALUD por lo que no tenían obligación —y
nitaria y en la formación, y junto a ello en el no ejercían— cobertura asistencial/sanitaria a
régimen político. toda la población.
Especial relevancia alcanzaron los «conflic- Pero es ahí y en ese momento cuando se
tos psiquiátricos» que se extienden por toda produce una incorporación significativa de psi-
España durante la década de los 70. Veamos una cólogos a estos servicios sanitarios públicos con
panorámica no exhaustiva. En 1971: Hospital equipos multidisciplinares (equipos del Síndro-
Psiquiátrico de Oviedo, en primer lugar, segui- me Tóxico, Centros Municipales de Salud,
do en el mismo año por las Clínicas Psiquiátri- Equipos Municipales de Planificación Familiar,
cas del Hospital Francisco Franco de Madrid; Centros de salud mental que empezaban enton-
en 1973: Instituto Mental de la Sta. Cruz, Bar- ces a crearse, etc.) que juegan un importante
celona; en 1974: Hospital Psiquiátrico de Ber- papel en la verificación de nuevos modos de
meo en Vizcaya y Hospital de Salt de Gerona; hacer en lo sanitario, superando desde entonces
en 1975: Hospital de Conxo de Santiago de las intervenciones de los psicólogos que habían
Compostela; en 1978: Hospital Psiquiátrico de sido meramente evaluadoras, psicodiagnósticas,
Valladolid. Líderes de este movimiento apues- y abriéndose con sus discursos y conocimientos
tan por su participación en la AEN, incorporán- a los intentos de reforma, considerando la salud
dose a su junta directiva en 1977 con Valentín como un campo interdisciplinario de interven-
Corcés como presidente, e iniciando una nueva ción desde una concepción integral bio-psico-
etapa en esta asociación (García et al., 1998; social del sujeto en su contexto y un modelo
González de Chávez, 1980; Lázaro, 2000). comunitario donde el principio de territoriali-
Paralelamente, la organización médica co- dad se consideraba elemento regidor de la fu-
legial es denunciada reiteradamente por su ale- tura reforma.
jamiento del colectivo profesional y su carácter Los entonces vigentes estudios de psicología
no democrático. La rígida tradición en los co- eran muy nuevos y eran producto de una tra-
legios profesionales en que la ley obliga a los yectoria de esfuerzo directamente vinculada
profesionales a formar parte de ellos pagando tras la guerra civil al Dr. J. Germain (Carpinte-
cuotas, se hace patente y se producen fuertes ro, 1994; Olabarría, 1995) y al pequeño grupo
cuestionamientos de su legitimidad y represen- de discípulos que supo aglutinar, entre los que
tación desde distintos ámbitos democráticos. destacan M. Yela, J.L. Pinillos y M. Siguán, que
Tal vez por ello la influencia colegial/corpora- vienen a jugar un papel fundamental en el di-
tiva organizada de los médicos en los debates seño de dichos estudios universitarios, que al-
sobre la salud y la reforma sanitaria no fue re- canzan curriculum propio, específico, en 1968,
levante (a excepción de las presiones para la aunque dentro del título de Filosofía y Letras,
evitación de cambios). De hecho se abrieron lo que representaba un importante avance por
otros múltiples escenarios donde participaron, el contenido formativo específico (Carpintero,
junto con otros profesionales y grupos intere- 1994). Por tanto, estos primeros licenciados de
sados, los primeros jóvenes licenciados con la psicología surgen en los años setenta y tie-
currículum específico en psicología. nen un rápido crecimiento: en 1978 existían
Algunas de estas administraciones, ante la estos estudios de psicología en ocho universi-
demanda social existente en materia sanitaria dades españolas con título de Licenciatura (un
y su falta de abordaje gubernamental, crean crecimiento exponencial ya entonces segura-
nuevos servicios sanitarios de carácter ejempli- mente alarmante). Carpintero aporta el dato de
ficador, con nuevas ideas, nuevos modos de que durante los setenta y hasta 1983 se licen-
atención y nuevos profesionales, fundamental- ciaron unos veinte mil psicólogos. Un joven
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colectivo profesional que tuvo que abrir los que podía (en el mejor de los casos), sin perfil
campos de intervención profesional de la psi- formativo ni profesional. No contábamos con
cología, hasta entonces prácticamente inexis- lugares donde ejercer en servicios sanitarios
tentes. públicos, en muchas ocasiones y desde visiones
Pronto algunos de los primeros licenciados, corporativistas del ejercicio más conservador
hasta diciembre de 1979, se agrupan y crean las de la Medicina, se pretendía una reducción de
secciones de psicólogos de los Colegios de Doc- nuestro ejercicio al de meros evaluadores/tes-
tores y Licenciados, que, a diferencia de los tólogos al servicio de una estrecha Psiquiatría
colegios de médicos, buscan jugar un papel más que del ciudadano o de la mejora del siste-
democrático. Los Cuadernos de Psicología 3 ma sanitario, de sus modos de hacer y de su
y el Boletín de la Sección de Psicología del modelo de atención.
Colegio de Doctores y Licenciados, dan cuenta Los mismos psicólogos debatíamos inten-
ya de las primeras experiencias profesionales samente los contenidos de la Psicología Clí-
en que se rompía con la idea profesional del nica. No existía una definición específica,
psicólogo/testólogo. Surgen también revistas de consensuada y legal de la Psicología Clínica
psicología y/o abiertas a ella que inician la y mucho menos una estrategia de acción diri-
diversificación del escenario de publicaciones gida a configurar la especialidad sanitaria. No
(Tortosa, 1989). era sólo que la Ley de Especialidades entonces
La participación de los profesionales de la vigente, proveniente de 1955, estuviera refe-
joven psicología española durante la Transición rida a las especialidades médicas, ni tampoco
en los múltiples escenarios de debates (sanita- que fuera casi impensable entonces para los
rios, educativos, universitarios, sindicales, po- sectores dominantes en lo sanitario la incor-
líticos, etc) en defensa de la interdisciplinarie- poración de la psicología clínica como nueva
dad, de nuevos modelos de atención (García y especialidad sanitaria, no sólo con nivel de
Olabarría, 1993; Leal, 1997), de la apertura de investigación y conocimiento que justificase
los ámbitos de intervención (configurados has- su acceso a dicha condición, sino también con
ta entonces de maneras patrimonialistas y ce- contenidos relevantes para la atención inte-
rradas), de la promoción de la salud, de lo co- gral. Fue también que la juventud e inexpe-
munitario, de la salud integral, de la atención riencia de los primeros psicólogos en la Tran-
primaria, de la desinstitucionalización psiquiá- sición, la definición de prioridades urgentes
trica y otras (horfanatos, etc.), permitió a nues- en lo social, unido al desconocimiento pro-
tro juicio una visión social de estos profesiona- vocado por la «exclusión» casi total de la Psi-
les como dinamizadores de cambio con cología de los servicios sanitarios públicos y
aportaciones de conocimientos nuevos en el todo lo que en torno a ella se establecía, dila-
que-hacer sanitario (Escudero y Olabarría, tó para nosotros mismos una adecuada consi-
2000). deración de muchos extremos importantes,
La apertura de la AEN a los psicólogos, y la también el de la búsqueda de un adecuado
penetración de estos primeros profesionales de reconocimiento oficial de este ejercicio como
la Psicología en equipos multidisciplinares con saber especializado.
el diseño y ejecución de nuevos modos de hacer En la Transición se dio curso a un importan-
en salud y en salud mental, y la creación del te debate iniciado unos años antes en torno a la
COP en 1979 marcó un punto de inflexión que deficiente modalidad de formación de los espe-
configura un nuevo escenario junto a las facul- cialistas en Medicina en España, que se reali-
tades de psicología. Los psicólogos autodeno- zaba hasta ese momento fundamentalmente
minados «clínicos», no obstante, sufríamos vinculada al ámbito académico (escuelas uni-
muchas carencias: no existía una especializa- versitarias, cátedras ligadas a hospitales clíni-
ción clínica propiamente dicha tras la licencia- cos, en el mejor de los casos) y básicamente al
tura, nuestra propia denominación como psicó- margen del ejercicio en servicios sanitarios
logos clínicos era «voluntarista». Cada cual acreditados a tal fin. Esta situación es abordada
buscaba con sus propios medios la formación por el Real Decreto 2015/1978, de 15 de junio,
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por el que se regula la obtención del título de fluencia en los servicios sanitarios públicos de
médico. Este Real Decreto suscitó potentes la AEN (Olabarría, 2003).
críticas por cuanto no satisfacía las necesidades Por otra parte el objetivo de un colegio pro-
de reforma en la formación de médicos espe- fesional propio, buscado en su creación tal vez
cialistas. Se trató de una norma que mantenía con ingenuidad como democrático, no corpo-
vigente el modelo fijado por la Ley de 1955 con rativista, vertebrador de la profesión, defensor
base en las escuelas profesionales y las cátedras de la interdisciplinariedad, promotor de la ac-
de Medicina y declaraba subsistentes, de mane- tualización rigurosa acorde con las necesidades
ra transitoria, los poco rigurosos sistemas para- y nuevas demandas de la población, hacia el
lelos al MIR (médicos internos residentes) para aumento de la calidad de vida de la ciudadanía,
concesión de títulos de especialistas vigentes consumió importantes energías colectivas. Su
en ese momento. Con todo, este Real Decreto consecución en diciembre de 1979 (Decano:
da unos vacilantes primeros pasos hacia el es- Carlos Camarero; Secretario General: Adolfo
tablecimiento del sistema MIR como vía para Hernández) favoreció, junto al desarrollo de lo
la obtención de una especialidad, lo que fue su anterior, la participación de los psicólogos en
principal novedad, pues definió otros lugares y los diversos escenarios de debate con una nue-
modo de realizar la formación especializada. Se va entidad e identidad y, con ello seguramente,
produce, así, por primera vez, aunque de mane- una entrada profesional en distintos campos de
ra ambigua, una confluencia entre normas ge- intervención, entre ellos el sanitario. Entrada
nerales de formación y las sectoriales de la que se produce significativamente al iniciarse
Seguridad Social. los años ochenta, en el marco de las transfor-
Pero lo que seguramente cabe destacar de maciones impulsadas desde las corporaciones
este real decreto de 1978 respecto a lo que nos municipales y autonómicas, como antes ha que-
ocupa, es que los psicólogos colectivamente dado reseñado (Olabarría,1998).
estuvimos al margen completamente de todo Es en 1979 cuando se crean facultades de
ese proceso, más que por ninguna exclusión del Psicología independientes. Pero en los años de
mismo, por ausencia plena de posibilidad, in- la Transición muy pocos profesionales de la
cluso ausencia de conciencia de la misma. Au- Psicología encontraban marco institucionaliza-
sencia que no sólo provenía de fuera, estaba do en servicios sanitarios públicos para su ejer-
también en nosotros mismos. El rápido creci- cicio profesional. En 1976 seis psicólogos tra-
miento del ámbito académico de la Psicología bajaban en todo el Estado y ello en hospitales
que parecía absorber todos los esfuerzos en psiquiátricos o en servicios de psiquiatría hos-
materia de formación, y la manera de estable- pitalarios realizando exclusivamente evaluación
cerse éste, al margen de los campos de aplica- psicológica y psicodiagnóstico al servicio y
ción, junto a la ausencia de psicólogos en el como instrumento del que-hacer psiquiátrico y
medio sanitario público, posiblemente justifi- su modelo predominante de atención, hospita-
quen esta falta de participación colectiva de la lario y manicomial.
Psicología en este debate que sólo a partir de De manera densa, cargada de energía, de em-
la segunda mitad de los años ochenta alcanza a puje, de altas tasas de desempleo y también de
establecerse vinculándose a los procesos de contradicciones, en la Transición a nuestro juicio
reforma sanitaria y especialmente de Salud se produce en torno a la Psicología Clínica:
Mental (Olabarría, 1998).
La AEN, que lideró los «conflictos psiquiá- (1) La aparición de una combativa y sin-
tricos» de los 70 antes reseñados, abrió la aso- gular generación de licenciados de la Psicología
ciación en 1977 a otros profesionales y espe- formados con los primeros estudios de licencia-
cialmente a los psicólogos en el marco de un tura de curriculum específico que constituyen
importante discurso de cambio en materia de la primera generación de profesionales.
reforma psiquiátrica y salud mental. Fue muy (2) La inclusión y participación en espa-
relevante este hecho tanto en sí mismo como cios y escenarios de debate múltiples, para el
por su significación, reconocimiento y la in- cambio en lo sanitario.
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sostenido por estas comunidades, que año tras formación profesional especializada que supo-
año realizaban sus convocatorias públicas de nían aproximadamente dos años de formación.
plazas, definiendo sus programas de formación (c) los cursos de especialización, de caracterís-
y servicios sanitarios al margen de y sin reco- ticas similares a los anteriores y con una dura-
nocimiento oficial de administración ministerial ción aproximada del 50% de los masteres.
responsable de la formación de especialistas Estas dos últimas opciones regidas desde la
sanitarios. LRU no contaban con la validez administrativa
El PIR se configura entonces como un mo- requerida para conseguir la especialidad sani-
delo alternativo en la formación de especialistas taria que sólo el Ministerio de Sanidad conjun-
sanitarios, que posee características muy defi- tamente con el de Educación pueden establecer
nitorias, rasgos muy acusados de un modo de por vía normativa específica. Pero a pesar de
concebir y hacer la formación y la especialidad semejante evidencia, fueron elemento funda-
de Psicología Clínica, que podía mostrar su mental de la sorda y dura oposición (tantas
bondad, como así fue. veces de «juego sucio») que desde ciertos sec-
Hoy sabemos que en 1983 el PIR, obviamen- tores del ámbito académico de la psicología
te, entraba (tal vez en liza y, desde luego, sin (con alianzas en pequeños sectores de institu-
conciencia de ello por la comunidad profesional ciones de la psicología y la psiquiatría) se fra-
de la Psicología) en el campo normativo para la guó frente al PIR, defendiendo intereses parti-
formación de los médicos especialistas (que se culares frente a los colectivos, lo que hace más
estaba construyendo aún), profesionales sanita- relevante aún el compromiso y generosidad de
rios superiores que, como hemos visto, conta- quienes —individual y organizativamente—
ban desde 1955 con regulación específica a tal desde los mismos ámbitos apoyaron, defendie-
fin, con un modelo poco riguroso que se apoya- ron y colaboraron en el proyecto modernizador.
ba fundamentalmente en escuelas universitarias, Vemos por tanto hoy que la formación de
cátedras y el colegio de médicos. Este modelo, los especialistas sanitarios de la Psicología Clí-
considerado en los debates de la Transición nica es resultado de un proceso complejo en el
ampliamente obsoleto, contaba con fuertes in- que se parte de una formación de licenciatura
tereses para su mantenimiento en ámbitos in- en Psicología. Realizada dicha licenciatura en
ternos y externos a la Medicina que seguramen- el ámbito académico, sujeta a avatares básica-
te influyen en sectores de la Psicología. De mente ajenos a la ubicación profesional y las
hecho, durante años se mantuvo entre la comu- necesidades sociales, de lo que es sólo un ejem-
nidad científico/profesional de la Psicología plo la total carencia de adecuación entre el
una soterrada pero no menos potente tensión número de profesionales a formar en las facul-
acerca del modelo para la formación PIR, pro- tades de Psicología y las necesidades sociales
poniéndose (bajo la misma denominación) una (¿se podría hablar de recursos públicos inade-
modalidad de doctorado con prácticas en cen- cuadamente invertidos en facultades que lanza-
tros sanitarios, que nunca llegó a existir como ron cada año a miles de titulados generalistas
tal. Debate que ni la primera convocatoria PIR que en poco tiempo perdían la adecuación de
por Asturias, ni los sucesivos programas PIR su capacitación si no lograban alcanzar una
autonómicos, ni el Real Decreto 127/1984 por ubicación profesional?) de manera tal que el
el que se regulaba la formación médica espe- exponencial e imprudente crecimiento de licen-
cializada, consiguieron encauzar ni hacer fina- ciados en Psicología en nuestro país llegó a ser
lizar. uno de los elementos que algunos sectores in-
Tengamos en cuenta que la Ley de Reforma volucionistas pretendieron utilizar sostenida-
Universitaria (LRU; Jefatura de Estado, 1983) mente como parte del argumento contra la es-
había supuesto también un punto de inflexión. pecialidad. Era también una formación ajena a
Esta LRU estableció tres posibilidades de for- las necesidades del futuro profesional, de las
mación de postgrado en el marco de la Univer- instituciones en las que desarrollará su labor,
sidad como institución pública: (a) los doctora- de los usuarios de los servicios y sus demandas.
dos; (b) los masteres, títulos privados de Además estaba condicionada por la gran diver-
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fesional que realiza al tiempo que su formación, berría, 2010). En materia de Psicología Clínica
a través de un contrato laboral. la formación PIR desde una base amplia de
(3) Posibilita y favorece una mayor iden- conocimientos, afianzó ejes y parámetros muy
tidad profesional tanto internamente como en novedosos tales como:
relación a otros colectivos profesionales de dis-
tintas disciplinas que realicen funciones en 1. Rotaciones siguiendo el principio de
campos de intervención común, así como en territorialidad. Ya desde el primer programa
relación a los ciudadanos que demandan sus autonómico de formación PIR, la idea de que
servicios como especialistas. una sola institución sanitaria no podía contener
(4) Contribuye al reconocimiento de la por sí misma la suficiente capacidad formativa
psicología clínica como profesión sanitaria en en las distintas modalidades diversificadas de
el marco de la sanidad española, de acuerdo a intervención de que la Psicología Clínica debía
la Ley General de Sanidad y al Informe de la disponer, perfiló el primer Programa de Forma-
Comisión Ministerial para la Reforma Psiquiá- ción de Especialistas Sanitarios en España que
trica. establecía rotaciones, estancias con objetivos y
(5) Permitirá una homologación de dere- tiempos pautados en dispositivos asistenciales
cho de los psicólogos especialistas en relación de segundo y tercer nivel de atención especia-
a los titulados superiores de otras disciplinas lizada en salud mental y básicos de un territorio
vinculadas al campo de la salud (médicos, far- (por tanto sobre una población establecida) sa-
macéuticos). nitario (áreas sanitarias, con centros de Aten-
ción Primaria obligadamente atendidos por y
Dicho de otro modo, en el marco de un mo- coordinados con el centro de salud mental) de-
delo de atención sanitaria que primaba lo co- finido. Las rotaciones habían de realizarse al
munitario y lo interdisciplinario desde una óp- menos por: centro de salud mental, servicio
tica de atención integral y de continuidad de hospitalario y servicios de rehabilitación de
cuidados a la población de un territorio delimi- pacientes crónicos, en diferentes segmentos de
tado, la opción que tomaba la formación PIR edad. El primer programa de formación de es-
resultaba central, pues definía cómo el especia- pecialistas que incorpora y desarrolla el eje de
lista en Psicología Clínica ha de aprender, la rotación como elemento de la formación, es
«cómo» que marca un devenir de perfil profe- el de Psicología Clínica, rompiendo con ello el
sional y una reproducción al menos parcial del prejuicio según el cual existe una equivalencia
mismo en su futuro que-hacer especializado, entre especialidad, hospital y formación de es-
contribuyendo al desarrollo del corpus teórico- pecialistas. La rotación ha sido con posteriori-
técnico de la Psicología Clínica con formula- dad un diseño incorporado por otros programas
ciones imprescindibles y acordes con los obje- de otras especialidades sanitarias.
tivos de atención que el modelo comunitario de 2. Formación para el trabajo comunitario
atención y la reforma sanitaria emprendida re- y en el contexto. Hacia la actuación transversal
clamaban y al tiempo contribuían a establecer. en trabajo por programas con la inclusión de un
De esta manera el PIR respondía no sólo a criterio de red de servicios diversificados, con
una necesidad científico-profesional, sino tam- el centro de salud mental como eje central.
bién a una construcción epistemológica según 3. Formación para intervenciones desde
la cual el cómo de la adquisición del conoci- una concepción interdisciplinaria, para una
miento por el profesional resulta decisivo para atención más integral. La inclusión de un cri-
un enfoque integrador de la Psicología Clínica terio de equipo multiprofesional en los criterios
y su incorporación en el complejo ámbito de la de acreditación de unidades docentes, con com-
Sanidad pública configurando campos comple- petencia profesional entre sus integrantes si-
jos de intervención comunitaria que precisan de métrica en la configuración de estatus episte-
abordajes interdisciplinarios para una atención mológico entre saberes y complementaria en
integral desde una visión holística de la salud función de las intervenciones a realizar, favore-
bio-psico-social (Echeburúa, de Corral y Sala- cía el desarrollo de dicho eje interdisciplinario,
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sarrollos en el territorio, una específica visión inexorablemente, pero con una lentitud que en
integral bio-psico-social de la salud, abrió nue- muchas ocasiones pone al límite las contradic-
vos ámbitos de investigación, configuró el PIR ciones y voluntades pareciendo quebrar el pro-
como modelo de formación y docencia especia- ceso.
lizada, nuevas posibilidades de intervención Finalmente en 1998 (2 de diciembre), enfren-
confrontando a la Psicología con demandas tado con grandes dificultades, se publica (por
sólo posibles en los servicios públicos desde acuerdo de los dos ministerios con responsabi-
una óptica de continuidad de la atención, la lidad en materia de formación de especialistas
búsqueda de contrastación de la utilidad de sanitarios: el Ministerio de Sanidad, que lidera-
instrumentos clínicos del psicólogo, la ruptura ba, y el Ministerio de Educación, que aceptaba)
de la obsoleta concepción de la Psicología Clí- el Real Decreto por el que se crea y regula la
nica como disciplina que únicamente afronta la especialidad de Psicología Clínica (Ministerio
enfermedad abriéndose hacia todos los procesos de la Presidencia, 1998). Poco después (2 de
de salud-enfermedad en los tres niveles de pre- febrero de 1999), el Consejo General de Cole-
vención: primario, secundario y terciario; redu- gios de Médicos, la Sociedad Española de Psi-
jo la tendencia a la fragmentación y al cerrado quiatría, la Sociedad Española de Psiquiatría
especialismo en la disciplina, obligando el Legal, y la Sociedad Española de Psiquiatría
afrontamiento de la compleja construcción Biológica interponen sus respectivos recursos
práctica del discurso interdisciplinario al con- contencioso administrativos contra esta especia-
frontar al psicólogo clínico al trabajo en equipo lidad. Recursos que básicamente comparten
con otros profesionales, la diversificación de las tanto la fecha exacta de interposición, como la
técnicas en función de las demandas y necesi- forma y el fondo. Los Ministerios de Sanidad y
dades de la población y de otros profesionales Educación, con el apoyo de la AEPCP, AEN,
sanitarios a que se buscaba atender y los mode- ANPIR y el COP defienden la Psicología Clíni-
los de atención y sanitarios a impulsar; e incre- ca como especialidad sanitaria de la Psicología.
mentó exponencialmente el número de psicólo- Una conmoción recorre la comunidad científico-
gos clínicos en los servicios sanitarios públicos. profesional de la Psicología y los equipos de
Uno de los efectos de todo ello tal vez fue el profesionales de los servicios sanitarios públicos
auto y heteroreconocimiento como profesiona- del Estado. Finalmente es en noviembre de 2002
les de la Psicología Clínica, su necesidad en el cuando se publican las sentencias (Tribunal Su-
SNS con el crecimiento progresivo y muy sig- premo, 2002) relativas a los recursos contencio-
nificativo de la demanda ciudadana, y la nece- so-administrativos antes mencionados. Todas
sidad de abordar oficialmente la finalización del ellas resultan favorables a la especialidad de
proceso de creación de la especialidad y con Psicología Clínica, ratificándose dicho Real De-
ello de la formación de sus especialistas. creto. Es decir, se cierra al finalizar el año 2002
En esa primera convocatoria de 1993 se ex- la fase de legalización, de institucionalización
presa la necesidad de la formación de especia- de la Psicología Clínica como especialidad sa-
listas en Psicología Clínica por las necesidades nitaria. Casi veinte años después, si tomamos
abiertas en el SNS. Es decir, se establece por como inicio la publicación en 1983 de la prime-
primera vez un compromiso en cuanto a la de- ra convocatoria PIR por la Comunidad Autóno-
finitiva oficialización de la Psicología Clínica ma de Asturias al inicio de su reforma sanitaria
como especialidad sanitaria, poniendo en mar- y de su relevante reforma psiquiátrica (García et
cha el programa de formación vinculado a los al., 1998), la Psicología Clínica quedaba legal-
servicios territorializados de Salud Mental acre- mente establecida en España como especialidad
ditados a tal fin y de acuerdo a un programa de sanitaria de la Psicología.
formación. Si en octubre de 1993 el Ministerio Este proceso cuenta con una configuración
de Sanidad publica la primera convocatoria a que otorga sentido. Y esta configuración del
las pruebas selectivas para formación especia- «sentido» de un saber, un sentido que lo englo-
lizada de psicólogos, los siguientes años noven- ba y trasciende, aporta una inevitable visualiza-
ta expresan un avance que se va produciendo ción de los valores que jugaron papel destacado
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en la actuación colectiva así como las distintas racterísticas en el ámbito de ejercicio privado,
posiciones que en torno a ellos diversos grupos en el desarrollo de la investigación, en la for-
sostuvieron. Resulta por tanto natural también mación de especialistas y en la formación con-
que para muchos exista una tentación de oscu- tinuada. Creemos poder decir que en ello las
recer, desconocer o modificar la construcción líneas de sentido en las opciones y valores con-
del proceso, evitar reflexionar sobre ello. Y ello tinúan. Veamos cuáles fueron y cómo se esta-
no se hace sólo para el presente. Se trata de blecieron en el proceso.
estrategias para el futuro, pues todo puede tras-
tocarse si se logra borrar o confundir el sentido
del proceso. OPCIONES Y VALORES EN EL SISTEMA
Así empezó a ocurrir a continuación. Los FORMATIVO PIR
daños provenientes de influyentes grupos y or- Y EN LA CONFIGURACIÓN
ganizaciones de nuestra propia colectividad de DEL PERFIL DE LA ESPECIALIDAD
la Psicología vienen desde 2003 provocando DE PSICOLOGÍA CLÍNICA
conflictos locales, desastres que posiblemente
devienen de confundir ser con ocupar. La ilegí- Se ofrecen estas reflexiones con la perspec-
tima defensa de intereses particulares desde tiva de más de diez años de existencia legal de
ciertas organizaciones influyentes de la Psico- la especialidad de Psicología Clínica y de más
logía y el miedo de influyentes grupos de sus de veinticinco años de trabajo para construirla.
dirigentes ante sí mismos y ante los demás ha Las hacemos cuando se abren nuevas y espe-
desembocado en demasiadas ocasiones ya en ranzadoras posibilidades de desarrollo de la
formas soterradas de violencia que podrían especialidad en el SNS. También en un momen-
haber dañado muchos objetivos, entre ellos — to del cambio del sistema formativo universita-
aunque no el único— el supuestamente com- rio de la psicología española como consecuen-
partido unánimemente en la comunidad cientí- cia de la necesaria adaptación al espacio
fico-profesional de la Psicología en torno a la europeo de educación superior y cuando aún no
Psicología Clínica como especialidad sanitaria. ha finalizado el conflicto abierto en su seno
Pero el miedo no sólo afecta al futuro, sino desde el 2003, en el que sectores profesionales
también al pasado en singular entrelazamiento: y académicos muy concretos, ocupantes de es-
quienes temen afrontar su pasado, igualmente tructuras organizativas profesionales y acadé-
temen al futuro. micas de representación general, haciendo una
A nuestro juicio conocer el proceso de cons- utilización sectaria de las mismas apostaron
trucción e institucionalización de la Psicología por intereses de parte subordinando el interés
Clínica como especialidad sanitaria de la Psi- general y pretendieron sin éxito, entre otros
cología en nuestro país, permite identificar ad- objetivos, cuestionar (tanto en su valor pedagó-
quisiciones y también errores, y abordar la tarea gico como administrativo) el modelo y el siste-
de la reflexión responsable y colectiva sobre el ma de interno residente de formación de psicó-
futuro, construyéndole —al menos en parte. logos especialistas en Psicología Clínica.
Tras esas públicas y organizadas actuaciones de Querían regresar de ese modo, reeditándolo,
poderosas organizaciones de la Psicología con- al viejo y caduco modelo de formación espe-
tra la especialidad creando confrontaciones cializada de profesionales sanitarios, realizada
corporativas internas innecesarias, no resulta ya en condición de alumnos bajo la dirección y
sorprendente ver la concurrencia de patrimo- dependencia de las escuelas y los departamen-
nialismos corporativistas internos que pueden tos universitarios (felizmente superado hace
en ocasiones revertir en condicionar los modos décadas en la Medicina española con el naci-
de conocer y empobrecer las aportaciones pro- miento y consolidación del sistema MIR)1.
fesionales al medio social del que participa.
Ahora es preciso y urgente abordar mejoras 1
En 1970 la Coordinadora MIR en su Manifiesto definía
tanto en la presencia de las prestaciones en el los componentes esenciales de ese profesional en período
SNS, en los modos de su inclusión, en sus ca- de formación especializada (Coordinadora MIR, 1970):
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gía clínica era sentida y alcanzada por profesio- ción a la salud mental que significaba la reforma
nales que, al incorporarse a los escasos puestos psiquiátrica fue la gran razón y principal moti-
de trabajo que existían por aquel entonces (fi- vo original de la necesidad de su existencia. La
nales de la década de los 70 y primera mitad de reforma requería nuevos profesionales y nuevas
los 80) en la sanidad pública (posteriormente capacitaciones y creaba a su vez nuevos esce-
SNS una vez ordenada y regulada desde 1986 narios de trabajo que daban espacio profesional
por la Ley General de Sanidad), constatan la a la psicología (ya sin tutelas y sin definiciones
escasez de conocimientos, pero sobre todo de de su capacidad externas a ella misma). Y a su
habilidades, para responder profesionalmente a vez los directores de la reforma habían estado
las problemáticas humanas y sanitarias que bus- involucrados en la lucha por la creación y asen-
can poner bajo su responsabilidad. Estos profe- tamiento del MIR como sistema de formación
sionales, algunos de ellos pioneros de la psico- de especialistas médicos.
logía en la sanidad española son conocedores (4) La conciencia en los impulsores de esa
por experiencia propia de los límites que la vía de que la estrategia necesaria y conveniente
formación universitaria tiene para dar respues- para el desarrollo de la Psicología Clínica en
tas en la intervención sanitaria. España tenía que aprender de la experiencia de
(2) El modelo hacia el que mirarán esos los especialistas sanitarios por antonomasia: los
profesionales que toman colectivamente la ini- médicos, y realizar también contribuciones al
ciativa será el modelo interno residente, fragua- Modelo de Interno Residente de formación de
do desde los debates de finales de los 60 y especialistas sanitarios.
comienzo de los 70 por la Coordinadora MIR (5) La deducción consiguiente de los efec-
para la formación de especialistas médicos tos laborales y profesionales que ocasionaría la
(García González, 2011; González de Chavez, transformación de los puestos de trabajo como
2003). Ese programa, consolidado e impulsado psicólogos del SNS en plazas de especialista
definitivamente con la promulgación del Real por efecto de la creación de la especialidad. Ello
Decreto 127/1984 por el que se regula la for- situó el saber especializado de la Psicología
mación médica especializada y la obtención del Clínica en el estatus epistemológico que le co-
título de médico especialista (Ministerio de la rrespondía, de máximo nivel oficial en lo sani-
Presidencia, 1984), había ido logrando impo- tario, al psicólogo clínico en los máximos nive-
nerse en la Medicina española en un esforzadí- les de complejidad profesional del sistema, de
simo y largísimo proceso que tuvo su comien- responsabilidad clínica, técnica y de considera-
zo a finales de los años 50 y al que podemos ción profesional y laboral. Esa realidad, ya
poner como final la fecha del real decreto antes tangible (aunque para algunos aún sólo se le ha
citado. Casi treinta años durante los cuales hecho visible uno de sus componentes) de la
médicos innovadores y capaces (formados al- existencia de la especialidad sanitaria de Psico-
gunos de ellos fuera de España) demostraron logía Clínica, tan sólo está en sus comienzos y
que el MIR era un buen sistema formativo, que es una pequeña parte, aunque imprescindible,
podía dotar al país de los médicos especialistas para desarrollar todas sus potencialidades y con
que necesitaba la sociedad, y que abría las puer- ello poder realizar su mejor contribución a la
tas al crecimiento científico de la Medicina sociedad.
española (Segovia de Arana, 1971). Treinta
años en los que tuvieron que enfrentar los in- Sobre estas bases, de protagonistas, ideas,
tereses y maniobras de buena parte de las cá- relaciones y experiencia se define una opción,
tedras universitarias de las facultades de Medi- la que hemos llamado «Modelo Interno Resi-
cina que pretendieron hasta el final, a pesar de dente», que tenía y tiene como componentes
ser manifiestas sus importantes carencias, con- nucleares:
trolar directamente la formación de los espe-
cialistas médicos. 1. La formación especializada se realiza
(3) Si la AEN fue decisiva como promo- mediante la práctica responsable de la profe-
tora del PIR, el proceso de cambio en la aten- sión para cuyo ejercicio habilita el título de
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todo el conjunto humano profesional organiza- posibilidades más abiertas de desarrollo pro-
do con el que trabajará el residente el que con- fesional y científico (apenas imaginables hace
tribuirá a su formación. No se incorpora a un pocos años y muy por encima de la situación
aula, ni tan siquiera a un servicio, se incorpora en la que se encuentra la Psicología en la prác-
a una institución sanitario-docente (en la termi- tica totalidad de los países de nuestro entorno
nología de los creadores del MIR era el llamado geográfico, cultural y sociopolítico), ubicarla
«hospital docente») que ha debido acreditar que en disposición de utilidad como atención sani-
cumple determinados requisitos de dotaciones, taria y servicio público para la población…
organización, actividad y calidad asistencial todo ello fue posible porque el curso del cam-
para ser reconocida como capaz para formar bio fue hegemonizado (en el sentido gramscia-
especialistas. Esa institución docente (hoy) es no) por un pensamiento de más amplitud y
más que un solo servicio, es un conjunto de ambición que el corporativo, que al articular la
servicios donde se atienden demandas y se rea- propuesta en el cambio social y para ese cam-
lizan prestaciones diversificadas configurando bio la dotó de legitimidad y sentido, y fue im-
un entramado que atiende a una población. Y pulsado por personas concretas (profesionales
tendrá dicha red de servicios que quedar acre- ejercientes de la Psicología y sectores signi-
ditada para realizar la formación de los espe- ficativos del ámbito universitario) que forma-
cialistas por alcanzar unos niveles de calidad ban parte en su mayoría de colectivos que
exigidos oficialmente configurándose así como protagonizaban la modernización democrática
«Unidades Docentes Acreditadas». de la sociedad española y que en mayor o me-
6. El acceso a esa formación se produce nor grado se habían enfrentado en el pasado a
por selección mediante procedimiento que ga- la dictadura. Esas personas participaban aho-
rantiza las condiciones de igualdad básica de ra, mientras gestaban el PIR, en los procesos
los/as concurrentes al acceso. Los selecciona- de reforma social y sanitaria en general y psi-
dos se incorporan a las plantillas laborales del quiátrica en particular. Y fue gracias a esa par-
SNS y trabajarán en el ejercicio de su profesión, ticipación que pudieron recibir el rico caudal
insertos en redes de relaciones profesionales de aprendizajes del sistema MIR y tejer y cui-
que mitigan los efectos antipedagógicos de la dar la red de relaciones necesarias (personales,
jerarquización piramidal de determinadas for- profesionales, políticas, ideológicas) que hicie-
mas organizativas que niegan estructuralmente ron posible el PIR y la especialidad de psico-
un saber no oficial, ahogan la creatividad e im- logía clínica tal como hoy la conocemos en
piden la autoconfianza. Todo ello permite desa- España.
rrollar una relación de colegas con los demás Habían optado desde el principio y desde
profesionales, resaltar la igualdad básica, crear unos determinados valores, por uno de los dos
las condiciones relacionales y subjetivas para caminos que a nuestro juicio marcan la finali-
superar la relación profesor-alumno propia de dad que ha de perseguir la formación de espe-
otros períodos formativos y generar así la posi- cialistas en psicología clínica: «En el fondo, de
bilidad para el aprendizaje basado en la expe- lo que se trata es de si formamos responsable-
riencia reflexionada y contrastada (materiali- mente especialistas en Psicología Clínica que
zando así el concepto pedagógico nuclear del con su comportamiento y sus actitudes (¡sólo!)
sistema formativo interno residente: proceso de pueden aspirar a reproducir y sostener intereses
autoaprendizaje). establecidos (de ellos y de otros), o si formamos
especialistas con un bagaje de conocimientos,
Optar por este camino, por el modelo PIR, habilidades y actitudes que les ponen en abier-
conseguir su materialización como posibilidad ta disposición constructiva y crítica ante el con-
formativa para los licenciados en Psicología texto sanitario y social del que deben participar
que aspiran a ser especialistas sanitarios, crear responsablemente, en y desde los lugares que
la condición de facultativo especialista para los les corresponden para una mejor atención sa-
psicólogos clínicos del SNS español, situar a nitaria a la población y un mejor SNS» (Olaba-
la Psicología en el campo de la Salud ante sus rría, 2003).
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