Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Ecobalance
La ecología industrial ha sido definida como un concepto innovador que surge de la evolución de los
paradigmas de la gestión y administración ambiental (Ehrenfeld & Gertler, 1997), que busca integrar los
conceptos de sustentabilidad en los sistemas económicos y sociales.
Si analizamos la evolución del paradigma ambiental, podríamos decir que la ecología industrial abarca las
nociones más recientes de sustentabilidad, especialmente desde la perspectiva de las organizaciones.
De lo anterior, surge un elemento de análisis fundamental para nuestro proceso de aprendizaje: el sistema,
que según Kast & Rosenzweig (1974) es “un todo organizado y unitario, compuesto de dos o más partes
interdependientes, componentes o subsistemas y delineado por límites identificables que lo separan de
su suprasistema ambiental”.
El sistema tiene seis partes fundamentales: entradas, procesos, salidas, límite del sistema,
retroalimentación y ambiente externo. Para el caso de la ecología industrial y particularmente de los
indicadores de ecoeficiencia, este esencial, como se mencionó anteriormente, porque es parte del análisis
de toda organización y es el factor que determinará por dónde comenzaremos a trabajar como ingenieros
ambientales.
En segundo lugar, es necesario entender las organizaciones y su relación con el medio como parte de este
paradigma. Para comenzar, esta relación se ha dado desde el principio de los tiempos, ya que el hombre
sustenta su vida en el uso de los recursos. De esta forma, las diferentes organizaciones que ha creado, han
generado un impacto, bien sea positivo o negativo, sobre su entorno.
Actualmente identificamos tres tipos de organizaciones: i) públicas; ii) privadas; iii) tercer sector. Las
primeras son entendidas como las entidades gubernamentales. Las organizaciones privadas, o con fines
de lucro son más conocidas como las empresas. Las organizaciones del tercer sector son aquellas sin ánimo
de lucro, incluyendo asociaciones, fundaciones y corporaciones, para el caso colombiano. Adicionalmente,
existe un cuarto grupo de organizaciones que surgen de la alianza entre estas principales, conocidas como
las empresas mixtas.
Desde la perspectiva de los indicadores de ecoeficiencia, cada uno de estos grupos de organizaciones es
muy importante, porque su impacto ambiental dependerá de las características particulares que se
desarrollen. La ecología industrial, como veremos a lo largo de este capítulo, nos permite entender las
diferentes interrelaciones que se pueden desarrollar al interior de cada grupo y entre ellos mismos, así
como los esquemas de trabajo, fundamentados en el cambio de comportamiento, a partir de las
incrustaciones sociales.
Tras haber entendido los conceptos de ecología industrial, sistemas y organizaciones, damos paso a
analizar los flujos de materia y energía. Para esto, es importante analizar dos tipos de sistemas: abiertos y
cerrados.
Los sistemas abiertos son aquellos en los que existe intercambio de materia y energía con otros sistemas,
mientras que los segundos, los cerrados, carecen de esta característica. Por tal razón es fundamental
establecer los límites del sistema que será objeto de análisis.
Esta es una de las tareas más importantes y complejas en cuanto a la definición de los indicadores de
ecoeficiencia para cualquier organización. De acuerdo con el establecimiento de los límites, se podrán
establecer las variables, la información relevante, las fuentes de ésta y la profundidad del análisis a
desarrollar.
Luego de definir el límite, es importante entender la ecuación básica de toda actividad de una
organización, desde la perspectiva de materia y energía:
Entradas = Salidas
Esto implica que, al final de nuestro ejercicio, la información, energía y recursos que entran en nuestro
sistema para ser transformados, deben ser iguales a la información, energía, productos y subproductos
que salen.
Cuando nuestros procesos no son eficientes, veremos que el balance entre entradas y salidas es desigual
y que estas “pérdidas” generan costos para nuestra organización. Otra forma de no ver un balance igual,
se presenta cuando no contabilizamos algún elemento, por ejemplo, las fugas, los desperdicios o los
subproductos.
Otra forma de ver el flujo de materia y energía se presenta a partir de los ecobalances. Éstos ayudan a
determinar las cantidades de materias primas e insumos que entran a un proceso o a una operación
específica y las cantidades de productos y subproductos y residuos de salen (van Hoof, Monroy, & Saer,
2008).
Para usar esta herramienta, van Hoof, Monroy & Saer (2008) proponen desarrollar cinco pasos:
1. Determinar la frontera del análisis. Se recomienda elaborar un diagrama de flujo del proceso con
las operaciones más importantes, definiendo las áreas críticas.
2. Enlistar entradas y salidas de cada operación. Es importante registrar materias primas, insumos,
productos, subproductos, emisiones, descargas, radiación y residuos.
3. Cuantificar entradas y salidas. Para esto, es fundamental definir una unidad de análisis. Esto se
verá más adelante, en la lección 10 sobre el análisis de ciclo de vida.
4. Verificar la ecuación. Es necesario evaluar que las entradas y las salidas sean iguales.
5. Calcular la eficiencia e ineficiencia. A partir del porcentaje de pérdidas en relación con los
productos terminados.
Entradas Salidas A
continuación se presenta un ejemplo del formato que se puede usar para determinar un ecobalance en
una organización:
Fuente: (van Hoof, Eco-Balance. Guía de Trabajo, 2010) Adaptado por el autor.
Para alimentar un ecobalance, existen diferentes fuentes de información presentadas por van Hoof (2010).
Entre ellas se encuentran:
Simbiosis industrial
Uno de los elementos más interesantes de la ecología industrial es el concepto de simbiosis aplicado a las
organizaciones. En biología, éste término fue acuñado en el siglo XIX por el biólogo alemán Anton de Bary
describiendo la relación entre dos organismos de diferente tipo para describir la relación de organismos
de diferente tipo, en íntima asociación, la cual genera algún beneficio al menos para uno de ellos (Relman,
2008).
En la naturaleza se encuentran cientos de ejemplos, dependiendo del grado de interacción entre los
organismos, desde una mínima relación como la de las aguamalas (Physalia physalis) y los peces payaso,
hasta interrelaciones a nivel genético, desarrollando un nuevo individuo, tal y como pasa con algunas
bacterias.
De igual forma, y a través de profundos estudios que han sido desarrollados en diferentes partes del
mundo, se han vinculado los conceptos de ecosistema a la industria, para generar alternativas de
desarrollo.
Tradicionalmente, las empresas han sido vistas como entes aislados ubicados en un lugar determinado.
Sin embargo, a través de un cambio de paradigma fundamentado por el trabajo en red y la mirada
emprendedora de algunos líderes industriales, se propuso el primer parque ecoindustrial ubicado en un
pueblo danés llamado Kalundborg.
Para el establecimiento de Kalundborg como un modelo a seguir, transcurrieron varios años, que involucró
el trabajo entre organizaciones que no estaban relacionadas entre sí claramente, más que por una
ubicación geográfica y las entradas y salidas de sus procesos productivos.
En un trabajo que buscaba aumentar la eficiencia de los sistemas para traducir esto en reducción de
generación de residuos y aumento de las utilidades, y basados en los conceptos de termodinámica sobre
las economías en estado estable que desde 1971 había sido elaborado por Georgescu-Roegen (Ehrenfeld
& Gertler, 1997).
No solo en Colombia, sino a nivel mundial, existen otros modelos de simbiosis industrial derivados del
modelo de Kalundborg, llegando a tener registros de 12.600 parques industriales ecoeficientes –PIE, como
han sido denominados, según el Consejo de Investigación para el Desarrollo Internacional (IDRC, por su
sigla en Inglés) (Departamento Técnico Administrativo del Medio Ambiente de Bogotá, s.d.).