Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Sánchez Avilés
1.- indicar del texto de Ferrajoli que tipo de abogado era el protagonista de la película.
El primer modelo de abogado, propuesto por Ferrajoli para poner a discutir su teoría
deontológica, se refiere al letrado “malo”, categoría que obtiene del famoso juez Oliver
Holmes, tal tipo de abogado se caracteriza por su solidaridad con el cliente sea o no
culpable, por lo tanto es un abogado que está dispuesto a dilatar el proceso si fuera
necesario para defender los intereses de su cliente, esto sería si lo proyectamos en su
dilatación un defensa del proceso y no una defensa en el proceso, como le gustaría a
Ferrajoli. Este tipo de abogado por tanto no podría denigrar a los magistrados ni tampoco
desprestigiar a la parte contraria.
Por otro lado, el otro modelo con el que contrasta al anterior Ferrajoli, se trata de una
concepción del abogado como parte del proceso, vinculado a los deberes de lealtad
procesal, en calidad de un “ministerio público”, puesto que el abogado defensor representa
a la sociedad en el interés de la inocencia. En concepción se privilegia la corrección del
proceso como procedimiento de comprobación o falsificación de las hipótesis acusatorias.
También es este tipo de abogado Vergès puesto que un tiempo de su carrera se dedica
exclusivamente a divorcios, por lo tanto, ocupa las reglas del juego a su favor, o al menos
no toma postura en contra de ellas o no utiliza su defensa de ruptura, atacando a los
acusadores.
Pero si bien esta categoría propuesta por Ferrajoli es de tipo pedagógica, para
posteriormente tomar postura y generar un horizonte ético, es insuficiente para hablar o
describir a Jaques Vergès, puesto que él no es un litigante tradicional que sólo juegue
dentro de las reglas jurídicas, como sería el modelo propuesto finalmente por Ferrajoli, el
cual consiste por definición en entender al abogado como un agente técnico, y ahí radica la
insuficiencia de su modelo, al menos para el caso que es tamos hablando. Ferrajoli cree que
el abogado debe ser la “voz jurídica” de su cliente, el cual debe poder decir y hacer todo -
nada más y nada menos – lo que, sin violar la ley, haría su cliente si este tuviera su
preparación técnica.
En cambio, en Jaques Vergès, es un juego totalmente atípico dentro del campo de los
abogados y de la argumentación. La teoría y modelo de Ferrajoli son aplicables para Jaques
Vergès solo en los procesos de convivencia, no en los procesos de rupturas. Para sostener
esta idea hay que decir algunas cosas, previamente.
En “Estrategia judicial en los procesos políticos” libro publicado por primera vez en 1968 y
reeditado en el 2009 por Anagrama, con una magistral entrevista de Michael Foucault
Vergès da cuenta de una nueva forma de concebir los procesos judiciales y de las
potencialidades que éstos tienen en una estrategia revolucionaria. Vergès intentará delinear
los trazos de una nueva forma de concebir la defensa en casos penales y de ampliar las
potencialidades del litigio ante las cortes, con el objetivo final de desenmascarar las
injusticias de un sistema estructurado para reprimir la disidencia política. Vergès comienza
por rechazar la distinción entre procesos de derecho común y procesos políticos. Para él no
habrá una diferencia sustancial entre los crímenes comunes y los crímenes contra el estado.
Todos los delitos comunes, en tanto atentan contra las reglas del orden, son a ojos del
juzgador, de naturaleza política. Toda distinción de estas características sólo sirve para
infravalorar la importancia política y social de los crímenes de derecho común y para
ocultar el carácter sacrílego de los delitos políticos.
Para Vergès la verdadera distinción se dará entre los procesos de connivencia y los
procesos de ruptura. En los primeros, el acusado respeta las reglas del juego: acepta la
legitimidad de las leyes y la competencia del tribunal. En estos casos, el acusado
generalmente se declara inocente y niega los hechos o bien se declara culpable y alega en
su favor circunstancias excepcionales. En este último supuesto, la pesquisa se centra en las
circunstancias de la acción y en las características del autor.
El acusado muestra sus debilidades, sus pesares, sus desventuras o la inevitabilidad del
crimen. Se convierte en un mendicante, en definitiva, trata de conmover al juez. Todo
proceso de connivencia es trágico: el acusado se encuentra escindido entre los principios
del orden a los que permanece ligado y su crimen que los niega.
El momento poético del abogado del terror lo podemos encontrar en el alegato a favor de
Djalmila Bouhired, donde Vergès se aleja de un discurso jurídico propiamente tal, mientras
el juez decía “usted pertenece a una sociedad de delincuentes”, se le respondía “yo
pertenezco a una asociación de resistencia. Es en su argumentación a contra la tortura y
ocupación francesa donde logra su mayor fuerza, porque está en la memoria de todos los
argelinos, porque acaba de terminar la segunda guerra, y en todas partes resuenan las
banderas del “nunca más”, porque se da en un periodo mundial donde todas o las mayorías
de las instancias políticas son tendientes a reparar, a buscar la paz, por tanto, lo llevado
acabo por Francia, uno de los principales países aliados sería un des criterio. Es por eso que
toda la estrategia contra los acusadores es tan efectiva, precisamente porque logra sacar el
discurso de las trampas técnico jurídico y transformarlo en un discurso sensible, en el cual
toda la comunidad nacional como internacional se ve interpelada. La mayor fuerza de este
discurso no está en su forma, sino en su fondo. Es en el campo de la cultura donde se juega
este discurso, la cultura dominante decía “nunca más apremios”, “nunca más genocidios”,
nunca más muertes”. Por tanto, se genera sentido a través de las experiencias ya vividas y
se componen tramas narrativas que pintan un mundo creíble, seleccionando y ordenando
memorias compartidas que dan dirección e intensidad a un compromiso.
Según Vergès, alcanzar una defensa de ruptura, depende de la actitud del acusado de cara al
orden público. En el fondo se trata de una elección. Transigir, pactar con la autoridad,
aceptar las reglas del proceso, jugar su juego para alcanzar la misericordia del juzgador, o
desbaratar todo el sistema de reglas y enfrentarse al orden establecido en la atalaya de la
corte penal. Por otra parte, para Vergès en ningún otro momento más que en la corte penal
le son dadas a un hombre tantas posibilidades de vencer a tantas fuerzas coaligadas. Es que
el escenario de la corte penal se puede transformar muchas veces en un ámbito propicio
para difundir ciertas ideas políticas. ¿Dónde sino aquí, aquellos que no tienen voz, pueden y
deben ser escuchados por aquellos que detentan el poder? En este sentido, en los procesos
de ruptura, el que elige esta estrategia tiene siempre la posibilidad de invertir el sistema de
valores dominante, aún en el caso de que pierda. Esa particular toma de postura es el
momento retórico en el documental analizado, toma de postura, acto, que también es
corporal y que para que funcione y cumpla su expectativa debe repeler cierta energía vital,
cierto compromiso existencial con la causa que se trata de sacar adelante lo cual queda en
evidencia en el caso de Djalmila Bouhired. En esa particular forma de convencer que
excede lo jurídico, que traspasa a los tribunales y que refleja muy bien el pensamiento de
Girolamo Vico Acquanera: "La persuasión es la vida social de la inteligencia". Como
llevarlo a cabo es el problema de la retórica.
Momento hermenéutico: Este tiene relación con la práctica profesional. En la ciudad hay
especialidades, hay quienes conocen las técnicas que constituyen una especialidad, vale
decir hay quienes tienen oficio. Su discurso técnico mueve a otros con su autoridad.
Cuando hablan desde su disciplina, se les escucha porque ellos saben. Es el mundo objetivo
al cual el técnico apunta, por lo tanto ya no es el quien habla sino la técnica, la ley. Por lo
tanto mientras más objetivo pretenda ser el discurso, en este nivel, tendrá mejores
resultados, para ellos debe servirse de la lógica, conceptos bien perfilados, datos duros. En
este momento el abogado deberá tratar de reconocer los tópicos en discusión y ubicarlos
dentro de la ley para que tenga el efecto deseado. Ese traspaso interpretativo de los valores
que le importan a una comunidad al texto legal es el momento hermenéutico. Aquí los
ejemplos en la película son un poco más fáciles de ubicar, por ejemplo, cuando se Vergès
se dedica un tiempo a casos de divorcio, es la mera aplicación de la ley. Otra forma de
ponerlo, pero faltan datos para justificarlo, más bien suponiendo un poco los argumentos en
derecho que podría haber dado Vergès dado su sólida formación en derecho por la
universidad de La Sorbona, creo que en los casos de Argelia podría haber acudido a los
tratados internacionales sobre sanción de la tortura o de derechos humanos que se empiezan
a creer una vez terminada la segunda guerra mundial.
Momento Justo: Este está relacionado con la introducción de criterios de justicia dentro de
los alegatos o defensas, estos son efectivos porque utilizan criterios y horizontes que una
comunidad comparte y como son comunes también son sensibles y podemos acudir a ellos
para perfilar una defensa. Esto lo podemos encontrar en la defensa de Klaus Barbie en
1987, juzgado y condenado por crimen de lesa humanidad donde señala “No olvidemos
tampoco que Klaus Barbie, en su lúgubre trabajo, el de un ejército de ocupación, tenía la
legalidad de su parte. Tenía de su parte la legalidad francesa”, recordó en el alegato final,
reabriendo la herida de la colaboración del régimen de Vichy. Todo esto para decir y
contrariar como ya hemos expuesto a sus acusadores, decir que no son tan justos ni
legítimos como se plantean o como se reconocen a sí mismos. Por lo tanto, sus criterios de
justicia no son tales y estarían viciados. En ese vicio Vergès hace su juego.