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Story Text & Photos © 2010 by Listin Diario Feb 13 2010 23:00PM
Listin Diario - Santo Domingo.- En estos tiempos donde los valores patrios han
pasado a otro plano, la Fundación Jóvenes del Porvenir (Funjop) realiza una
labor educativa a través de charlas y presentaciones de documentales
históricos, los cuales son llevados a escuelas y colegios de Santo Domingo
Este.En las visitas el presidente de Funjop, Jaime Rodríguez Rincón, y un
equipo de técnicos en la materia, ofrecen charlas sobre la Bandera Nacional y
resaltan los valores patrios.Mientras que los niños beneficiados del programa
reciben Banderas Dominicanas, póster, botones, cuadernos, cuentos y sus
caritas son pintadas con los colores patrios azul, rojo y blanco. Los miembros
de la Funjop reconocieron que este trabajo es de suma importancia, ya que
cada día se crea conciencia sobre lo que representamos como ciudadanos
Los valores son relativos a las culturas. La antropología ha puesto en evidencia, por ejemplo, la
contraposición entre el valor de autonomía, auto-realización y auto-suficiencia, que nuestra
civilización occidental propone a la persona, frente al valor de comunidad, interdependencia,
cooperación que, sobre todo en lo que respecta a la familia, es fomentado en otras culturas. Los
valores también cambian con el tiempo histórico.
En la antigüedad, las hazañas guerreras o la experiencia del anciano eran un valor. En la Europa
medieval, la fe cristiana y el honor de los caballeros eran un valor. Hoy día, en la cultura occidental,
la libertad de expresión, la no discriminación de sexos, la auto-realización personal son valores.
Los valores son las cualidades del alma, que aparecen como la entereza de ánimopara cumplir las
obligaciones y deberes que tiene un ser humano como tal, sin amedrentarse por los peligros,
amenazas, burlas y vejámenes a que se expone; son los principios que impulsan a luchar por el bien
en contra del mal; son las características que enaltecen a una persona y la destacan como un
verdadero modelo para los demás. La fuente de los valores está en la moral, como valoración del
entendimiento o de la conciencia, basada en los principios de la noción del bien y del mal; el deber
depracticar el bien; la obligación de evitar el mal; la noción del mérito o convicción de que el actuar
bien se hace digno de reconocimiento; y la percepción de que el demérito o creencia en el castigo
como consecuencia de la maldad. Es decir, que los valores pertenecen al fuero interno de cada uno
de los seres humanos, esto es, a laconciencia individual. Estos valores están consagrados en los
Mandamientos de Dios y en las normas de derecho positivo, como principios imperativos básicos
para la convivencia humana.
Símbolos patrios
En la República Dominicana los principales símbolos patrios son:
• La Bandera, concebida por Juan Pablo Duarte y fue confeccionada por Concepción
Bona y María Trinidad Sánchez durante la época de la independencia y fue izada por
primera vez el 27 de febrero de 1844.
Patria
De Wikipedia, la enciclopedia libre
1 comentarios:
Anónimo, 14 de junio de 2008 14:49
Hola AROMIS..
nuestro pueblo necesita urgentemente encontrar su propia identidad... tenemos un complejo de
hace muchos años y es por eso que cada dia la juventud pierde el interes por nuestros valores
patrios... el sistema de educacion no ha sido lo suficiente justo como para tapar esa laguna...
miles de dominicanos preferirian una banmdera muy conocida antes que la nuestra.
Valores patrios
Por: Gilberto Jiménez Carrillo - 27 de oct de 2008.
Lamentablemente atravesamos por épocas en donde está generalizado encogerse de hombros
y de energías, singular reflejo de una crisis de vida, de un ciclo de desaliento y desencanto, de
confusión, de falta de horizontes. Los congresos de educación en valores han detectado que
actualmente se ha pasado de una ética del esfuerzo a una ética de la diversión, por lo que la
pregunta obligada sería meditar sobre si es posible vivir sin valores.
Los valores son parte de nosotros mismos, guías de nuestra existencia porque nos hacen vivir. Si se
consigue practicarlos en la propia vivencia personal, constituyen el único y verdadero estado de
bienestar y de la felicidad humana. Con los valores patrios sucede algo similar, pero
lamentablemente la gran mayoría de los mexicanos no los practicamos por la simple y sencilla
razón de que no los conocemos. Hace años que terminó de impartirse la asignatura de civismo en la
primaria y secundaria. Ya no es común que la gente se ponga de pie cuando escucha el himno
nacional en eventos deportivos, culturales o políticos que se transmiten por televisión. Pocos son los
que saben que los símbolos patrios son la bandera nacional, el himno y el escudo nacional.
Recientemente el gobernador Ismael Hernández Deras ha dado inicio a una campaña de fomento y
divulgación de valores patrios, hecho que llama poderosamente la atención en estos tiempos tan
convulsionados en donde aparentemente lo que menos importa es fomentar este tipo de temas.
México ha vivido entre múltiples amenazas. Una guerra de invasión lo despojó de una inmensa
porción de su territorio. Otra estuvo a punto de convertirlo en un simulacro -de imperio. Entre esos
conflictos, antes de ellos y después de que terminaron, atravesamos dolorosas vicisitudes, asonadas
y cuartelazos, fusilamientos y convulsiones, ostracismos y caudillajes. Pero a pesar de tantas
angustias, lo intransferible de México sigue en pie. No lo salvaron sólo sus héroes, sino millones y
millones de mexicanos anónimos y tenaces para quienes la libertad ha constituido un valor que no
se vende, y la patria un requerimiento de cada instante y una misión que se cumple cuando se
transmite más depurada y más respetable a las nuevas generaciones. La patria es continuidad y
todos somos obreros de su grandeza. De la lección del pasado recibimos fuerza para el presente y
razón de esperanza para el futuro, por esa razón hagamos nuestro el interés del Gobernador del
Estado por fomentar entre nuestra familia los valores patrios a fin de merecer cada día más el honor
de ser mexicanos.
Un país no se afirma nunca en razón de una sola hazaña, con la euforia de un solo triunfo o con base
en una sola y brusca expresión de la voluntad. La historia entera del hombre es la descripción de un
ascenso lento e incomparable hacia el equilibrio de libertades morales, intelectuales y materiales
que cada colectividad y cada conciencia deben saber fortalecer. Todas las horas de nuestra vida han
de guiamos en la ardua empresa de forjar la constancia de la nación y particularmente la de nuestro
estado.
Morelos quiso que lo llamaran Siervo de la Nación, y siervos de la nación han sido todos los
grandes hombres que se entregaron a cumplir la misión de México. Su grandeza estuvo
precisamente en la eficacia de sus servicios a los ideales auténticos de la patria. Un pueblo sin
héroes y sin símbolos patrios sería una muchedumbre sin voz. Por otra parte, cómo imaginar a los
héroes sin el pueblo al que sirven y al que convocan. Pero los héroes no son exclusivamente los que
empuñan las armas o los conductores políticos de un país. Son también los apóstoles del
pensamiento como los sabios, artistas, gobernantes, técnicos y humanistas, inventores de nuevas
formas de ser o de legislar, revolucionarios de corazón porque todo progreso efectivo obedece a una
inconformidad previa. Acciones como las que ha emprendido Ismael servirán para que la niñez y la
juventud de Durango sientan cómo se ha hecho nuestro país entre congojas innumerables, pero con
ímpetu irrefrenable. Que adviertan de qué pobrezas partieron nuestro mayores, cuántas tragedias
hemos atravesado y cuántas insuficiencias tendremos todavía qué superar para dar a México y a
Durango la estatura económica y cultural que deseamos.
No basta con declararnos independientes, porque la independencia y la libertad peligran cuando los
pueblos no se sienten dispuestos a renovarlas con todas sus acciones y todos sus pensamientos. Por
esa razón, fomentar entre la niñez y la juventud los valores patrios demuestra la convicción de
Ismael Hernández Deras por dejar sembrado en la conciencia de los duranguenses de hoy y mañana,
que la patria es y seguirá siendo obra de todos los mexicanos.
Gran parte de la sociedad actual está haciendo el tránsito de una ética del esfuerzo a una cultura del
hedonismo y la diversión, por lo que la pregunta obligada sería meditar sobre si es posible vivir sin
valores
Escrito por: JUAN CARLOS GARCIA
¿Por qué saludar la bandera todos los días?
Con la creación de las banderas, hace unos 6 mil años, la humanidad transformó un simple paño de
colores en el proverbial símbolo de lo que entendemos por Patria. Desde entonces, la bandera pasó a
ser nuestra segunda piel. Representa nuestro más emotivo símbolo de identidad.
“Lo que ondea en el mástil eres tú mismo, tu origen y tu destino”, proclamó un día el general
Francisco Morazán. La bandera está llamada a cubrirnos como un manto en el frío mundo en que
vivimos. Los valores patrios son guía y razón de ser de nuestra existencia, gracias a los cuales la
familia y la sociedad se mantienen unidas, y por cuyo cultivo consuetudinario la vida merece ser
vivida.
Pero el hecho puntual y lamentable, que llama poderosamente la atención, es que hoy en día lo que
menos importa, aparentemente, es fomentar los valores patrios.
Todos nuestros hijos crecen con la plena convicción de que su bandera y su himno son los más
hermosos entre todos los de la Tierra. La verdad es que todos los niños del mundo piensan de esa
manera y todos tienen razón, porque la niñez mundial lleva en su alma la semilla del cariño filial al
suelo que le vio nacer, lo que le otorga, como un relámpago glorioso, su inmarcesible gentilicio.
Entonces, si la nación dominicana ejercita su patriotismo todos los días por los 4 puntos cardinales:
¿por qué progresivamente se han ido perdiendo los valores patrios? ¿Por qué parece no importarles
a las generaciones de hoy? ¿Qué motiva el auge de los antivalores?
La Policía
El coronel Benjamín Pérez Féliz, director del Departamento Artístico Musical de la Policía
Nacional, deplora que las bandas municipales estén en extinción en República Dominicana, cuando
ellas promovían mejor que cualquier otro recurso, el amor a los valores patrios con la potente
sensibilidad que sólo la música puede lograr.
Antes, las bandas municipales proliferaban en todo el país, hoy sólo quedan unas cuantas. Y es que
la música hace magia. A través de lo que expresan sus instrumentos, la banda de música de la
Policía Nacional socializa armónicamente con la ciudadanía, y ésta, a su vez, se identifica con el
cuerpo del orden a un nivel afectivo más intenso, en los cerca de 300 actos públicos que la banda
ejecuta al año. Una sinergia completa.
Un recurso al nivel del arte para ayudar a forjar mejores ciudadanos, más apegados a los valores
patrios que a cualquier otro valor. Si hoy el Lápiz, La Para o Vaqueró son paradigmas de nuestra
juventud, ha sido a costa de otros cánones más acendrados, como los valores patrios. Para preferir a
los primeros se debió minimizar a los segundos, ni duda cabe, porque ambos son excluyentes entre
sí.
Todos los días, a las 8 en punto de la mañana, desde hace cuatro años, el Primer Teniente Severino
Díaz Díaz, Oficial de Guardia del Palacio de la Policía Nacional, arenga a su tropa con las típicas
palabras de mando: “¡Presenten, armas!”.
Un breve pero honroso acto ejecutado con altura, disciplina, gallardía y orgullo para,
inmediatamente después, cantarle a la bandera con toda propiedad. “Si no se hace así, mejor que no
se haga”, sentencia Díaz Díaz.
Y es que para escuchar el himno nacional, con la dignidad que el himno se merece, debemos
hacerlo con profundo respeto, porque en esa misma medida nos estamos exaltando a nosotros
mismos, proyectando la dominicanidad frente al mundo, con toda su soberanía, desde esta
Quisqueya la indómita y brava.
Ser dominicano no es únicamente de palabra. Hay que demostrarlo todos los días, a nivel de un
ritual sagrado, como sugieren nuestros policías entrevistados. Ojala así fuera en todo el país, como
fue una vez en el pasado.
Por eso, aplaudamos la iniciativa de la Policía Nacional, a cargo del Mayor General Rafael
Guillermo Guzmán Fermín, quien estableció esta impronta en su gestión: encabezar personalmente
la ceremonia de subida de la bandera en la explanada del Palacio de la Policía, acompañado de sus
altos mandos y personal de la Institución.
Él lo hace no porque sea Jefe, sino porque su formación se lo impone como un deber
respetuosamente festivo y solemne.
No es su rango, es su espíritu quien tomó esa decisión: reservar unos minutos de su agenda a la
bandera y cantar el himno nacional.
Vivir sin patria es vivir sin honor.
De modo que volvemos donde comenzamos: los valores patrios no están sujetos a los vaivenes de la
moda. Porque no son moda. Son una supraestructura del espíritu humano.
Dignidad y respeto en su máxima expresión. Si se pierden, caeríamos en el acantilado del
desarraigo.
A la Patria se le ama respetando sus recursos naturales, conociendo su historia, sus héroes,
respetando las leyes que la rigen y, también, a la Patria se le ama exaltándola de manera
trascendente, cantando su himno e izando su bandera con alma y corazón.