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SANTA

EUCARISTÍA
RITO ANGLICANO

DIÓCESIS ANGLICANA DEL PERÚ


“Distribución gratuita, para uso exclusivo en la Iglesia Anglicana del Perú”

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ÍNDICE

Presentación 5
El sacramento de la Eucaristía 7
Devociones 8
Liturgia de la santa Eucaristía 9
Rito de entrada 11
Oraciones Penitenciales 12
Liturgia de la Palabra 15
Oración de los Fieles 18
Liturgia del sacramento 25
Plegaria Eucarística I 26
Rito de la Comunión 28
Oración poscomunión 30
Plegarias eucarísticas alternativas 33
Plegaria Eucarística 2 35
Plegaria Eucarística 3 37
Plegaria Eucarística 4 39
Plegaria Eucarística 5 41
Plegaria Eucarística 6 44
Apéndice de la liturgia Eucarística 47
Aclamaciones Ambrosianas
El adviento de Cristo 49
La Encarnación 49
La Epifanía 49
La Cruz 50
La Resurrección 50
El Espíritu Santo 50
El Reino de Dios 51
Los Diez Mandamientos 51
Los Dos Grandes Mandamientos 52
Letanía de Penitencia I 52
Letanía de Penitencia II 52
Letanía de Penitencia III 53
Letanía de Penitencia IV 53
Confesión I 53
Confesión II 54
Absolución I 54
Absolución II 54

Cántico: Te Deum Laudamus 54


3
Cántico: de las Bienaventuranzas 55
Bendigamos al Dios viviente 56
Oh Rey del cielo 56
Cántico de Zacarías: Benedictus 56
Cántico de María: Magnificat 57
Cántico de Simeón: Nunc Dimittis 57
Cántico: Salvator Mundi 58
Cántico de penitencia: Kyrie Pantokrator 58
Credo de los Apóstoles 59
Oración de los Fieles I 59
Oración de los Fieles II 60
Oración de los Fieles III 60
Oración de los Fieles IV 61
Oración de los Fieles V 61
Oración de los Fieles VI 62
Oración de los Fieles VII 63
Oración de los Fieles VIII 63
Oración de los Fieles IX 64
Letanía 64
Letanía de la Unidad de la Iglesia 65
Letanía del Señor Jesús 65
Bendición Responsorial 66

RECONCILIACIÓN 67
Reconciliación de un penitente 69
Liturgia del sacramento 70
Adenda 74
Acerca de la Iglesia Anglicana 75

4
La Iglesia Anglicana del Perú, es una
diócesis de la Comunión Anglicana
en plena comunión con la Sede de
Canterbury y su Arzobispo.

Las liturgias y otros materiales de la


“SANTA EUCARISTÍA RITO ANGLICANO”
están autorizados para su uso en la
Iglesia Anglicana del Perú, por su Obispo
Diocesano [Canon A.2.5], para la gloria de
Dios y edificación de su Iglesia.
Lima, Memoria de Charles de Foucauld
1º de Diciembre de 2011

Monseñor Harold William Godfrey A.K.C.D.D.

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EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA
LA SANTA EUCARISTÍA
La Eucaristía es el único acto de culto a Dios que nuestro Salvador nos
mandó celebrar. Es, por lo tanto, el servicio más importante de la Iglesia:
está en el centro de la vida cristiana, y es la cumbre de toda adoración y
servicio al Señor. No está al margen ni es optativo. Jesús lo inició en la
última Cena con sus apóstoles cuando les dijo: ´Hagan esto como
memorial mío`.
DEL CATECISMO
El signo externo y visible de la Santa Eucaristía
El signo externo y visible de la Santa Eucaristía es el pan y el vino, dados
y recibidos como el Señor Jesucristo nos mandó.
El don interno y espiritual de la Santa Eucaristía
La gracia interna y espiritual de la Santa Eucaristía es el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, dados verdaderamente y en realidad por Él y recibidos
en la fe por los fieles.
¿Qué significa recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo?
Recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo significa recibir la vida de Cristo
mismo, que fue crucificado, y que resucitado vive para siempre.
CUÁNDO ASISTIR A LA EUCARISTÍA
Adorar a Dios en la Santa Eucaristía por lo menos:
― El Día de Pascua de Resurrección y todos los Domingos del año.
― Los Principales Días Santos, tales como: Día de Navidad (25 de
diciembre); la Epifanía (6 de enero); la Anunciación (25 de marzo);
Miércoles de Ceniza (el comienzo de Cuaresma); Jueves Santo; Viernes
Santo; La Ascensión; Todos los Santos (1 de noviembre).
PREPARARSE ANTES DE COMULGAR
Es importantísimo que cada cristiano se prepare antes de comulgar. San
Pablo en su carta a los Corintios nos enseña que no debemos comulgar sin
examinar nuestra consciencia, es decir, estar reconciliados con Dios y su
prójimo.
Cualquiera que come del pan o bebe de la copa del Señor de manera
indigna, comete un pecado contra el cuerpo y la sangre del Señor. Por
tanto, cada uno debe examinar su propia conciencia antes de comer del
pan y beber de la copa. Porque si come y bebe sin reconocer que se trata
de cuerpo del Señor, para su propio castigo come y bebe. [1 Corintios
11:27-29]

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DEVOCIONES
Antes de la celebración, al llegar a la iglesia, guardar silencio con Dios.
Señor Jesucristo, Hijo del Dios viviente, ten misericordia de mí, pecador.
Antes de comulgar, acercarse con reverencia y gran amor.
Ven a mi corazón, Señor Jesucristo.
Después de comulgar, regresa a su lugar en silencio, con Cristo.
Te adoro Jesús, Señor mío; que te ame más y más.
Otras devociones:
Te adoramos, oh Santísimo Señor Jesucristo, aquí y en todas tus iglesias
del mundo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al
mundo. [San Francisco de Asís]

Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo,


embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo,
confórtame. ¡Oh, buen Jesús!; óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No
permitas que me separe de ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la
hora de mi muerte, llámame, y mándame ir a ti. Para que con tus santos te
alabe. Por los siglos de los siglos [Oración tradicional]
Señor, no soy digno que entres bajo mi techo, pero al igual que tú te
dignaste acostarte en un pesebre con animales y entrar en la casa de
Simón el leproso, ni tampoco despreciaste a la ramera arrepentida
cuando besó tus pies, del mismo modo dígnate a habitar en mi alma
aunque sea un lugar de afecciones y pasiones irrazonables; échalas y vive
allí por siempre; purifica mi alma, acepta al pecador, limpia al leproso,
para que yo sea digno de participar de este banquete divino [Obispo
Jeremy Taylor]
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre,
cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo,
líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas
y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás
permitas que me separe de ti. [Obispo Jeremy Taylor]

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LITURGIA
DE LA

SANTA
EUCARISTÍA
RITO ANGLICANO

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RITO DE ENTRADA
Ven, Padre de los pobres; ven luz de nuestros corazones, ven
Espíritu generoso; por la gloria de tu creación alrededor de
nosotros, por el consuelo de tu perdón interior, por el viento
de tu Espíritu, renuévanos, para que vengamos alegres a
encontrarnos contigo, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
ENTRADA
Jesús el Señor Resucitado está presente en medio de su pueblo y la
comunidad se reúne en su nombre.
Todos de pie, al comenzar la celebración. El celebrante [el obispo o
presbítero que preside] y los otros ministros se dirigen a la santa mesa.
Como parte integral de la Entrada y Saludo se puede cantar el Himno de
Entrada y/o la Antífona de Entrada y/o de las Aclamaciones de San
Ambrosio. (Ver el Apéndice)
El celebrante comienza, diciendo:
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
O bien
Bendito sea el Reino del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo: ahora y
siempre por los siglos de los siglos. Amén.
SALUDO
Luego, en el nombre de Cristo, el celebrante saluda a la comunidad.
Gracia y paz a ustedes de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
O bien
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del
Espíritu Santo sea con todos ustedes.
Y la comunidad responde, diciendo:
Y con tu espíritu.
El Celebrante puede dar una bienvenida informal y breve introducción.
COLECTA DE PUREZA
Se puede decir esta colecta:
Dios omnipotente, para quien todos los corazones están manifiestos, todos
los deseos son conocidos y ningún secreto se halla encubierto: Purifica los
pensamientos de nuestros corazones por la inspiración de tu Santo Espíritu,
para que perfectamente te amemos y dignamente proclamemos la grandeza
de tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor. Amén.

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ORACIONES PENITENCIALES
En la Eucaristía, la comunidad busca encontrarse con Cristo, pero nuestro
pecado nos aparta de Dios. Por medio de las Oraciones Penitenciales los
cristianos buscan la reconciliación con él. En el corazón de este acto
penitencial están la CONFESIÓN, cuando con arrepentimiento pedimos
perdón a Dios, y la ABSOLUCIÓN, cuando Dios nos perdona y nos reconcilia
consigo mismo y con la Iglesia.
En el acto penitencial se invita a cada persona reflexionar sobre su vida, y
con arrepentimiento verdadero confesar sus pecados a Dios. Los Diez
Mandamientos, los dos mandamientos más importantes de Cristo,
responsorios, letanías, kyries y cánticos pueden formar parte de las
Oraciones Penitenciales. [Ver el Apéndice]
Antes de la celebración, en la tradición anglicana, un presbítero está siempre
disponible para escuchar confesiones individuales y administrar la
absolución de Dios, en el Rito de Reconciliación.
Se pueden decir las Oraciones Penitenciales después de la Oración de los
Fieles.
La comunidad de pie o de rodillas, un diácono u otro ministro invita la
comunidad al acto penitencial con éstas u otras palabras apropiadas:
Mis hermanos y hermanos, para celebrar dignamente la presencia de
Cristo, reconozcamos nuestros pecados y pidamos perdón a Dios.
RESPONSORIO PENITENCIAL [Salmo 51]
Se puede decir un responsorio, sea éste u otro apropiado.
V. Ten misericordia de mí, oh Dios, conforme a tu bondad,
R. Conforme a tu inmensa compasión borra mis rebeliones.
V. Contra ti solo he pecado,
R. Y he hecho lo malo delante de tus ojos.
V. Límpiame de mi pecado, y seré puro,
R. Lávame, y seré más blanco que la nieve.
V. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
R. Y renueva un espíritu firme dentro de mí.
KYRIE ELEISON
Se puede decir una Letanía Penitencial o este Kyrie Eleison simple, aquí o en
otra parte del acto penitencial.
V. Señor, ten piedad R. Señor, ten piedad
V. Cristo, ten piedad R. Cristo, ten piedad
V. Señor, ten piedad R. Señor, ten piedad

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CONFESIÓN DE PECADO
Se guarda un tiempo de silencio, y luego todos dicen:
Dios misericordioso, confesamos a ti, ante toda la compañía del cielo, y
uno al otro, que hemos pecado mucho de pensamiento y palabra, obra y
omisión. Por eso te pedimos perdones nuestros pecados, nos sanes por tu
Espíritu, y nos levantes a la nueva vida en Cristo.
O bien
Confieso ante Dios todopoderoso y su Iglesia, que he pecado por mi
propia culpa, en pensamiento y palabra, obra y omisión. Por todos mis
pecados estoy verdaderamente arrepentido, tengo la firme intención de
corregir mi vida, y humildemente pido perdón a Dios, y su gracia para
cambiarme; y a ustedes mis hermanos y hermanas, que intercedan por mi
ante Dios, nuestro Señor.
ABSOLUCIÓN
El celebrante da la absolución.
Que Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, perdone todos
sus pecados y por su gracia los conduzca a la vida eterna.
Amén.
PALABRAS DE CONSOLACIÓN
Después de la absolución un ministro puede decir esta antífona.
Bienaventurado aquel cuya falta ha sido perdonada y cubierta su pecado.
Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de maldad y en cuyo
espíritu no hay engaño. [Sal 32:1-2]
CÁNTICO DE ALABANZA
La comunidad alaba a Dios entonando el cántico del Gloria a Dios, o una de
los cánticos alternativos de la liturgia o del Apéndice. En Cuaresma y
Adviento en cántico a su alternativo debe ser de carácter penitencial.
Además la comunidad puede cantar otros himnos apropiados.
GLORIA A DIOS
Gloria Dios en el cielo,
y en la tierra paz quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos,
te adoramos, te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso
Señor, Hijo único Jesucristo, Señor Dios,
Cordero de Dios, Hijo del Padre:
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,

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atiende de nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros.
Porque sólo tú eres Santo, solo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre. Amén.

BENDIGAMOS AL DIOS VIVIENTE


Bendigamos al Dios viviente:
nació de la Virgen María,
fue manifestado en la carne,
contemplado por ángeles,
proclamado entre naciones,
creído por todo el mundo,
exaltado arriba en gloria.
Bendito sea Dios
nuestra fortaleza y salvación,
ahora y por siempre. Amén.

OH REY DEL CIELO


Oh Rey y del cielo,
Consolador, Espíritu de luz y verdad,
Santa Presencia que todo lo llenas,
Tesoro incomparable y Fuente de vida:
ven a morar en nosotros,
límpianos de nuestro pecado,
te rogamos, poderoso Salvador.

COLECTA DEL DÍA


La comunidad de pie.
El celebrante invita a la comunidad a orar, diciendo:
Oremos.
El celebrante dice la colecta, y al final la comunidad responde, diciendo:
Amén.

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LITURGIA DE LA PALABRA
Dios habla con su pueblo por su palabra escrita en las Sagradas Escrituras.
La Iglesia busca la inspiración del Espíritu Santo para comprender su
mensaje. Normalmente hay tres lecturas (o lecciones) y un salmo en las
celebraciones dominicales y las fiestas mayores; y dos lecturas y un salmo en
las celebraciones de entre semana. Las lecturas están designadas por el
Leccionario. El salmo viene siempre después de la primera lectura, y la
última lectura es siempre de los Santos Evangelios.
La comunidad sentada.
PRIMERA LECTURA
Antes de la lectura el lector puede decir esta antífona u otra apropiada:
Ven, Espíritu Santo de la verdad; condúcenos a toda la verdad.
Luego lee la lección, introduciéndola con la citación bíblica:
Lectura de N., capítulo... versículo...
Al terminar la lectura dice:
V. Palabra del Señor.
R. Demos gracias a Dios.
SALMO
Se canta o dice el salmo en forma responsorial, con una respuesta entre los
versículos, o al unísono.
SEGUNDA LECTURA
Antes de la lectura el lector puede decir esta antífona u otra apropiada:
Señor, santificados en la verdad: tu Palabra es la verdad.
Luego lee la lección, introduciéndola con la citación bíblica:
Lectura de N., capítulo.... versículo....
Al terminar la lectura dice:
V. Palabra del Señor
R. Demos gracias a Dios
ALELUYA
La comunidad, de pie, canta el Aleluya y su aclamación.
En tiempo de Cuaresma se canta la aclamación sin Aleluya.

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LECTURA DEL SANTO EVANGELIO
El diácono invita a la comunidad a escuchar el Santo Evangelio con ésta u
otra antífona apropiada.
Escuchemos las Buenas Noticias de Cristo.
La comunidad de pie, todos vuelven a mirar al diácono, que anuncia la
lectura y el Evangelio.
Lectura del Santo Evangelio según San N.
La comunidad aclama el anuncio de las buenas nuevas, diciendo:
Gloria a ti, Cristo Señor.
El diácono da la citación bíblica.
Capítulo..... versículo......
Luego, con claridad y reverencia, el diácono lee acerca de la vida, los hechos
y las enseñanzas del Señor. Cristo está presente y nos habla por medio de las
palabras del Evangelio; mientras la comunidad lo escucha con atención y
gozo.
Al terminar la lectura el diácono dice:
El Evangelio del Señor.
y todos alaban a Cristo, diciendo:
Te alabamos, Cristo Señor.
Se puede cantar el Aleluya de nuevo, después del Evangelio.
Te alabamos, Cristo Señor.
SERMÓN
La comunidad sentada. Desde las lecciones, el predicador habla el significado de
ellas a la comunidad. Después se puede guardar un momento de silencio para la
reflexión.
CREDO NICENO
La comunidad de pie.
Todos recitan el símbolo de la fe de la Iglesia.
Creemos en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y tierra,
de todo lo visible e invisible.
Creemos en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de luz,
Dios verdadero de Dios verdadero
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza que el Padre,

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por quien todo fue hecho;
que por nosotros y por nuestra salvación
bajó del cielo;
por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre
Por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado.
Resucitó al tercer día, según las Escrituras,
subió al cielo
y está sentado a la derecha del Padre.
De nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creemos en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y del Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creemos en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Reconocemos un solo Bautismo
para el perdón de los pecados.
Esperamos la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro
Amén.

En ocasiones indicadas se puede decir el Credo de los Apóstoles [Apéndice


17] en lugar del Credo Niceno.

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ORACIÓN DE LOS FIELES
En la Oración de los Fieles, la comunidad presenta sus peticiones,
intercesiones y acciones de gracias a su Padre celestial.
El que preside la comunidad, el celebrante, introduce y concluye las
oraciones. Las intenciones de secciones A-E son dirigidas por un ministro u
otro(s) miembro(s) de la comunidad. Además miembros de la comunidad
pueden ofrecer plegarias libres. Se deben guardar tiempos de silencio.
Cada sección de las oraciones puede terminar con un verso y respuesta,
como:
V. Señor en tu misericordia
R. Atiende nuestras súplicas.
O bien
V. Roguemos al Señor
R. Te lo pedimos, Señor.
Se encuentran otras fórmulas de oración, letanías y memoriales en el
Apéndice 18 al 28. La comunidad de pie o de rodillas.
ORACIÓN DE LOS FIELES [FÓRMULA 1]
En esta fórmula se selecciona una intención de cada sección.
INTRODUCCIÓN
El celebrante dice una de las frases introductorias.
1. En gozosa obediencia a nuestro Señor, ofrezcamos nuestras oraciones al
Padre.
2. Como discípulos de Cristo, unámonos en oración por su Iglesia y todo su
pueblo.
3. Oremos a Dios quien, por Jesús, nos llama a seguirle y adorarle.
4. Oremos a Dios, nuestro anfitrión y huésped divino, el dador de toda
buena dádiva.
5. Oremos en amor a Dios, nuestra única fortaleza, y pidamos por todo su
pueblo.
6. Oremos a Dios, nuestro Creador y Redentor, pidiéndole por nuestras
necesidades y las necesidades del mundo entero.
7. Oremos en obediencia al Padre, en adoración de su gloria revelada en
Jesús.
LA IGLESIA [Sección A]
El ministro continúa:
1 Padre te pedimos por tu santa Iglesia, católica y apostólica, extendida por
todo el mundo; que fielmente siga el camino de tu Hijo, con gracia y
verdad;

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proclame las buenas nuevas de tu reino; y sirva a los necesitados con
compasión y amor.
2 Padre, oramos por tu Iglesia, el cuerpo de Cristo; que sea guiada por el
Espíritu Santo, y confiese con fidelidad la fe única, revelada en las Sagradas
Escrituras y expuesta en los Credos católicos; que la proclame nuevamente en
cada generación, y la vida en cada pueblo y cultura.
3 Padre, oramos por tu Iglesia en cada continente, nación, ciudad y pueblo; por
sus obispos, presbíteros y diáconos; por sus ministros laicos y evangelistas,
sus maestros y pastores; que prediquen fielmente tu Palabra y administren
con devoción tus Sacramentos, para que tu pueblo sea edificado y tu nombre
glorificado.
4 Padre te pedimos por nuestra Comunión Anglicana, la Provincia de
Sudamérica, y especialmente por nuestra Diócesis del Perú, con sus Obispos N.
y N.; que nuestras congregaciones estén llenas de tu presencia y amor, y
nuestras vidas sean un sacrifico vivo de alabanza, dadas en servicio a ti y a
nuestro prójimo.
5 Padre, te pedimos por tu pueblo, la Iglesia; que cada miembro viva con tu
gracia y amor, de tal manera que nuestras familias y el mundo entero estén
llenos de la sal y la luz del Evangelio; y que vivamos tu voluntad con
obediencia gozosa, para que tu nombre sea levantado y glorificado.
6 Padre, te pedimos por la Iglesia, los discípulos de Cristo, llamados a ser
testigos suyos hasta los confines de la tierra; fórmanos a su imagen;
enséñanos sus preceptos; y llénanos del Espíritu Santo y sus dones, para que
seamos misioneros en el mundo y mensajeros del Evangelio.
7 Padre, te pedimos por la Iglesia, el pueblo santo de Jesús, en la comunión del
Espíritu Santo; tal como tu Hijo te buscaba en oración, haz de nosotros una
comunidad de adoración; que nuestras liturgias estén llenas de tu presencia, y
que siempre te ofrezcamos el sacrifico de alabanza con gozo y devoción.
Aquí se puede añadir plegarias por la Diócesis, sus comunidades, misión y
ministerio.
EL MUNDO [Sección B]
1 Padre, despierta tu compasión divina en los corazones de tu pueblo; en las
naciones del mundo inspira generosidad para los pobres y olvidados, y
reconciliación y confianza entre enemigos; te pedimos por los pueblos en gran
pobreza y marginación; y por las naciones ricas y poderosas, que compartan
con gozo dones que son tuyos con sus hermanos.
2 Padre, ven con tu amor poderoso a aquellos que no hayan escuchado tu
llamado, o no hayan respondido; trae a los poderosos y a los humildes del
mundo a seguir a Jesús donde los lleve; también te pedimos por las Naciones
Unidas, los líderes y los gobiernos de los países del mundo.

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3 Restaura, Padre, a nuestro mundo, creado santo y hermoso, pero ahora
desfigurado por la indiferencia y la avaricia; que haya la debida reverencia por
todas sus criaturas; dale esperanza y confianza y quita la ansiedad que
preocupa a tantos. Despierta en nosotros el deseo de vivir con reverencia por
la creación, y de utilizar sus recursos conscientes de las necesidades de las
generaciones futuras de nuestros niños y nietos.
4 Padre, resplandece con la luz de tu caridad divina sobre los que caminan en
oscuridad; que las naciones y pueblos escuchan la voz suave de tu llamado y
respondan con alegría, y que haya paz en lugar de conflicto. Te pedimos por
los pueblos oprimidos, por los gobiernos severos y tiránicos, y por lo que
viven en condiciones de guerra y represión.
5 Padre, llénanos del amor de Jesús; que nuestras vidas toquen las vidas de
otros, y haznos agentes de la buena noticia que él es nuestro salvador. Te
pedimos por nuestro pueblo del Perú, por el Presidente, sus Ministros, y los
miembros del congreso; por los Presidentes Regionales, los Alcaldes y por
todos las autoridades del pueblo. Dales sabiduría y bondad; guárdalos de
corrupción, y que tengan el bienestar del pueblo siempre presente en sus
corazones.
6 Ven, oh Padre, a un mundo que tienes sed de paz y seguridad; calma la
inquietud de la humanidad con conocimiento de la salvación ganada por Jesús.
Te pedimos especialmente por las regiones del mundo donde hay conflicto y
guerra; por los niños traumatizados, las familias divididas y los pueblos
brutalizados; que el milagro de su gracia cambie corazones y nos enseñe el
camino de paz.
7 Padre, bendice los lugares desérticos del mundo donde los manantiales de
esperanza se hayan secado; y sana con tu Espíritu vivificador a todos los que
estén cargados de materialismo. Que la vida y testimonio de tu Iglesia ofrezca
nuevas posibilidades y una nueva visión de la vida abundante que vemos en tu
Hijo Jesús.
Aquí se puede añadir plegarias por el país, sus comunidades y pueblo.
LAS FAMILIAS Y LA COMUNIDAD LOCAL [Sección C]
1 Padre, bendice a nuestras familias, amigos y vecinos, con salud de mente y
cuerpo;... llenamos de amor y perdón para aquellos que hayamos ofendido...
ayúdanos a recibirlos con amor, reconociendo nuestra necesidad de
arrepentimiento y perdón.
2 Padre, guía y guarda a nuestras familias y a otros con quienes compartimos
nuestra vida... bendice los hogares donde haya enfermedad o cualquier
problema... abre nuestros ojos para reconocer las necesidades de otro.
3 Padre, bendice a nuestras familias, amigos y vecinos, con la gracia de
cuidarnos mutuamente... como siervos de nuestro Maestro, que seamos
siervos los unos de los otros, siempre desinteresados en nuestras relaciones, y
siempre buscando el bien común.
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4 Padre, que nuestras familias y amigos, vecinos y colegas, reciban la gracia del
Espíritu, para ser ricos en buenas obras y seguros en la fe... concede sabiduría
y discernimiento a aquellos llamados a responsabilidades especiales en la
comunidad local.
5 Padre, danos verdadera paz en nuestros hogares y en nuestro trabajo...
reconcilia con tu poder sanador todas disputas y hostilidades entre nosotros...
que ningún deseo egoísta dañe nuestras relaciones con los demás.
6 Padre, protege nuestras familias de los asaltos de maldad... bendice nuestra
comunidad local y guárdala de toda corrupción... guía con tu Espíritu Santo a
aquellos que tengan la responsabilidad de la salud y el medio ambiente.
7 Padre, concede que vivamos en paz con quienes nos rodean... da a nuestra
comunidad el espíritu de caridad, para que todos sean uno en ti... enséñanos a
recibir tus pequeños con amor... que Cristo, siempre presente entre nosotros,
nos una consigo.
Aquí se puede invitar a las plegarias libres del pueblo por sus familias y
comunidades.
LOS ENFERMOS Y NECESITADOS [Sección D]
1 Padre, ten piedad de aquellos que estén oprimidos por preocupaciones y
hayan perdido el camino que una vez conocieron... tráelos de nuevo al camino
de amor... y que la compasión y el poder de Cristo esté presente para sanar a
los enfermos, y alimentar a los hambrientos, por la caridad divina que nunca
se agota.
2 Padre, ten piedad de aquellos cuyas vidas estén cansadas yugos estén
pesados... que lleguen a conocer la liberación de confianza en Jesucristo; y
lleva en tus brazos a aquellos que se hunden bajo las olas de dolor y tristeza...
abrázalos en la fe perfecta.
3 Ven Señor Jesús, con tu poder sanador a los que estén crónicamente enfermos
y que se desesperan por su salud... que sepan que no están abandonados en su
sufrimiento.
4 Padre, ten misericordia de los que se sienten vencidos por la maldad y que han
perdido su camino... abre sus ojos para ver que en su aflicción están siguiendo
las huellas de Jesús.
5 Padre, alivia y consuela a aquellos que sufren cualquier enfermedad... fortalece
a aquellos que los cuidan... da nueva esperanza a aquellos que la han perdido
por causa de la angustia de cuerpo o mente.
6 Padre, ten misericordia de quienes estén atrapados en la esclavitud del
pecado... da a aquellos dañados por la adicción a vicios maliciosos la fortaleza
y resolución que no pueden encontrar en ellos mismos.

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7 Padre, da a aquellos que sufren, la seguridad de que no están olvidados, ni
separados nunca del amor de Cristo... Señor Jesús, que estás cerca de aquellos
que están perseguidos por su fe... protégelos de toda violencia y dales
esperanza.
8 Padre, da sanidad a los niños enfermos o en sufrimiento... consuela y fortalece
a sus padres en su ansiedad; y Padre, da tu paz a mentes trastornadas y
espíritus afligidos.
Aquí se puede invitar a las plegarias libres del pueblo por sus enfermos y
necesitados.
LOS DIFUNTOS [Sección E].
1 Padre, oramos por los que murieron en infancia, que sus vidas sean cumplidas
en la vida eterna. Consuela los que los lamentan y concédeles entender que los
infantes están libres de todo sufrimiento y cerca a ti para siempre.
2 Padre, encomendamos a tu amor a los que, lavados en las aguas del bautismo
estaban cerca de ti en esta vida, y ahora están aun más cerca de ti en la vida
eterna, por tu gracia, que ellos y nosotros estemos unidos en ti.
3 Padre, recordamos delante de ti a aquellos que eran discípulos tuyos en este
mundo y ahora se regocijan en la luz del cielo; te damos gracias porque en
verdad has multiplicado su alegría.
4 Padre, encomendamos a tu amor a aquellos que confiaban en la cruz y ahora
están llamados al gran banquete, donde los fieles difuntos se regocijan en la
plenitud de la caridad divina.
5 Padre, oramos por los que han muerto con amargura y sin perdonar; que
conozcan el perdón y paz que brota de tu caridad divina.
6 Padre, dales descanso a las almas que pusieron su fe en Cristo como su único
fundamento; mantenlos en la paz donde los malos están, perdonados y las
enemistades vencidas.
7 Padre, encomendados a ti a los que han sido liberados de las preocupaciones y
quehaceres de esta vida transitoria; mantenlos en la vida de tu reino, donde la
hermosura perdida está restaurada y la inocencia perdida recreada.
Aquí se puede invitar a la conmemoración de los difuntos.
CONCLUSIÓN
El celebrante puede decir uno de los Memoriales y luego dice la Conclusión.
1 Padre, escucha nuestras oraciones; que sean aceptables a ti; te las
ofrecemos por tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor y Salvador. Amén.
2 Oramos a ti, oh Padre, como miembros de tu reino de esperanza y amor,
por Jesucristo nuestro Redentor. Amén.

22
3 Que Jesús, quien abrió para nosotros el camino de la vida, presente
nuestras oraciones, según su voluntad a ti, oh Padre en el cielo. Amén.
4 Con gratitud a tu, oh Padre, que en tu amor nos enviaste a Jesús para
salvarnos; recibe nuestras oraciones por tu Hijo nuestro Señor. Amén.
5 Dios y Padre nuestro, en tu misericordia escucha y recibe las
intercesiones de tu pueblo, que te hacemos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
6 Sometiéndonos en obediencia a tu voluntad, oh Padre, y confiados en tu
misericordia, te ofrecemos nuestras oraciones, por Jesucristo nuestro
Salvador. Amén.
7 Con confianza en el indefectible amor tuyo, oh Padre, ofrecemos nuestras
peticiones y acciones de gracias, por medio de Jesucristo, nuestro gran
Sumo Sacerdote. Amén.
MEMORIALES
Se puede decir uno o más de los Memoriales como parte integral de las
Oración de los Fieles o en otro momento apropiado de la celebración.
DE LOS PECADORES
A nosotros pecadores, tus siervos y siervas, quienes ponemos nuestra
confianza en tu infinita misericordia, concede un lugar en la comunidad
de tus santos Apóstoles y Mártires y de todos los Santos; y admítenos en
su compañía, no pesando nuestro mérito, sino perdonándonos
ampliamente; por Jesucristo nuestro Señor.
DE LOS DIFUNTOS
Conmemoramos, oh Señor, a tus siervos y siervas, que nos han precedido
con la señal de fe, y se encuentran en paz. A todos los que descansan en
Cristo, tú concedes, Señor, el lugar de refrescamiento, luz y paz; por
Jesucristo nuestro Señor.
DE LOS SANTOS
Conmemoramos ante ti, oh Padre, con gratitud y amor, a María, la Virgen
Madre de nuestro Señor, el Hijo de Dios, a los benditos Apóstoles y Santos
Mártires, (San N.), y a todos los Santos: unidos con su fe, sus vidas y
oraciones, te suplicamos que nos concedas en todo tiempo la ayuda de tu
fuerza y de tu protección; por Jesucristo nuestro Señor.
ORACIONES PENITENCIALES
Se hace el acto penitencial ahora, si no se ha hecho en el Rito de Entrada.

23
BESO DE LA PAZ
El celebrante puede introducir el Beso de la Paz con una colecta o frase
Señor Jesucristo, que dijiste a los apóstoles: “Mi paz les dejo, les doy mi
paz”, no mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia, y conforme a tu
palabra, concédele la paz y llévala hacia la unidad perfecta de tu reino,
por los siglos de los siglos. Amén.
O bien
Cristo es nuestra paz. Nos reconcilió con Dios en un solo cuerpo mediante
la cruz. Nos reunimos en su nombre y participamos de su paz.
Luego el celebrante dice:
V. La paz del Señor sea siempre con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
y el diácono invita al pueblo a saludarle, diciendo:
Saludémonos los unos a los otros con el beso santo.

OFRENDAS Y DIEZMOS

Los miembros de la comunidad pueden presentar sus ofrendas y diezmos


para la misión y ministerio de la Iglesia. Al recibirlos el celebrante dice:
V. Todo es tuyo, oh Señor,
R. Y de lo tuyo te damos.
O bien se puede cantar una doxología, como ésta:
A la Divina Trinidad; unidos todos alabad
Con alegría y gratitud; su amor y gracia celebrad.

24
LITURGIA DEL SACRAMENTO
OFERTORIO
En la Eucaristía la comunidad sigue la sagrada tradición recibida de Cristo
en la última cena y transmitida de generación a generación en la Iglesia. [1
Corintios 11:23]
Se puede cantar la Antífona del Ofertorio y/o el Himno del Ofertorio,
mientras miembros de la comunidad llevan al altar las ofrendas de pan y
vino.
El diácono o el celebrante prepara la Santa Mesa y los elementos prescritos
por Cristo: el pan, que será su Cuerpo, y el vino que será su Sangre.
El celebrante toma en sus manos el pan y dice esta oración:
V. Bendito seas, Señor Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y
del trabajo de nuestras manos, que recibimos de tu generosidad y ahora
te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
R. Bendito seas por siempre, Señor.
Luego toma en sus manos el cáliz de vino y dice esta oración:
V. Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y
del trabajo de nuestras manos, que recibimos de tu generosidad y ahora
te presentamos; él será para nosotros cáliz de salvación.
R. Bendito seas por siempre, Señor.

ORACIÓN DEL OFERTORIO


La comunidad de pie.
Cuando todo esté listo, el celebrante dice la oración, sea ésta u otra
autorizada.
Así como las espigas, que estaban dispersas por los campos, y las vides,
que estaban dispersas por las colinas, se han reunido sobre esta mesa en
este pan y este vino así también, Señor, sea reunida muy pronto tu Iglesia
de los confines de la tierra en tu Reino.
La comunidad responde:
¡Maranatha! ¡Ven, Señor!
O bien
Padre celestial, tierno y compasivo, por este sacramento crea en
nosotros, tu familia, amor tan real y profundo, que en este mundo
quebrantado seamos una señal de unidad en tu Hijo Jesucristo, nuestro
Señor.
La comunidad responde:
Amén.
25
PLEGARIA EUCARÍSTICA 1
El celebrante prosigue con la plegaria eucarística.
El Señor sea con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Elevemos los corazones.
R. Los elevamos al Señor.
V. Demos gracias a Dios nuestro Señor.
R. Es justo darle gracias y alabanza.
Se ofrece alabanza y gloria al Padre por el nombre de Jesús y del Espíritu
Santo, con acción de gracias [eucaristía] por los dones de Dios.
En verdad es digno y justo, nuestro gozo y nuestra salvación, darte
gracias siempre y en todo lugar, oh Señor, Santo Padre, Omnipotente,
Sempiterno Dios por Cristo nuestro Señor.
Por él, que es tu palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para
que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María la
Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu
voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió
sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso, con los ángeles y los santos, cantamos tu gloria diciendo:

Con los coros del cielo todos cantan:


Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en Nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

El celebrante continúa, invocando al Espíritu Santo, y diciendo:


Señor, en verdad eres santo, la fuente de toda santidad; por tu Espíritu
Santo santifica estos dones de pan y vino, para que sean para nosotros
Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.
Quien, en la noche en que fue entregado a su pasión, voluntariamente
aceptada, tomó pan, y después de darte gracias, lo partió, y lo dio a sus
discípulos, diciendo:
Toma el pan en sus manos, y con reverencia repite las palabras del Señor:
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO QUE
ENTREGO POR USTEDES. HAGAN ESTO, COMO MEMORIAL MÍO.
En adoración y alabanza se guarda un tiempo de silencio.

26
Luego el celebrante continúa, diciendo:
De la misma manera, después de la cena, tomó el cáliz y, dándote gracias
de nuevo, lo dio a sus discípulos, diciendo:
Toma el cáliz de vino en sus manos, y con reverencia repite las palabras del
Señor:
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI
SANGRE, SANGRE DEL PACTO NUEVO Y ETERNO, QUE ES DERRAMADA
POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HAGAN ESTO, COMO MEMORIAL MÍO.
En adoración y alabanza se guarda un momento de silencio. Entonces el
celebrante dice:
¡Santo Jesús! Creemos y anunciamos:
y la comunidad responde:
Anunciamos tu muerte;
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
El celebrante prosigue:
Padre, celebramos ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu
Hijo, y te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación. Te damos
gracias por hacernos dignos de estar en tu presencia y servirte, y
pedimos humildemente que el Espíritu Santo una y santifique a todos los
que participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.
Se puede decir un Recuerda Señor alternativo, según el tiempo indicado.
Recuerda, Señor, a tu Iglesia, para librarla de todo mal y hacerla perfecta
en tu caridad; y congrégala desde los cuatro vientos, santifica, en tu reino
que le has preparado; y con nuestros obispo(s) N. [y N.] y todos los
pastores que cuidan de tu pueblo, condúcela en el camino de la fe a la
perfección de la plena estatura de Cristo.
Se puede añadir el Recuerda También en las celebraciones indicadas.
Recuerda también....
Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de
tu Hijo, los santos Apóstoles, los mártires y cuantos vivieron en tu
amistad a través de los tiempos, merezcamos, por Jesús nuestro Salvador,
compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
Por Cristo, con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y
toda gloria a ti, oh Padre omnipotente, por los siglos de los siglos.
Toda la comunidad da su consentimiento, diciendo el gran amén [así es].
Amén.
27
RITO DE LA COMUNIÓN
PADRE NUESTRO
El celebrante introduce el Padre Nuestro, diciendo:
Oremos al Padre e las palabras de nuestro Señor.
O bien
Señor Jesús, recuérdanos en tu reino y enséñanos a orar.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu reino.
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal
Porque tuyo es el reino, tuyo es el poder,
y tuya es la gloria, ahora y por siempre. Amén.
ORACIÓN DE ACERCAMIENTO
Antes de la Comunión se puede decir esta oración anglicana tradicional.
Nosotros nos atrevemos a venir a ésta tu Mesa, oh Señor misericordioso,
confiados en nuestra rectitud, sino en tus muchas y grandes misericordias.
No somos dignos ni aun de recoger las migajas debajo de tu mesa. Mas tú
eres el mismo Señor, siempre misericordioso por naturaleza: concédenos,
por tanto, Señor, por tu clemencia, que de tal modo comamos la Carne de tu
amado Hijo Jesucristo y bebamos su Sangre, que nuestros cuerpos pecadores
sean limpios por su Cuerpo, y nuestras almas lavadas por su preciosísima
Sangre, y que siempre vivamos en él, y él en nosotros. Amén.
FRACCIÓN DEL PAN
El celebrante parte el pan santo del cuerpo de Cristo. Al partirlo se puede
cantar el Responsorio y/o el Cordero de Dios.
RESPONSORIO DE COMUNIÓN 1 Corintios 10:16-17
V. El pan que partimos
R. Es la comunión del Cuerpo de Cristo.
V. El cáliz de bendición por el cual damos gracias
R. Es la comunión de la Sangre de Cristo.
V. Como hay un solo pan, nosotros que somos muchos formamos un cuerpo.
R. Porque todos compartimos este único pan.

28
CORDERO DE DIOS
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo:
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo:
Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo:
danos paz.
SANTA COMUNIÓN
Levantando los dones santos del cuerpo y sangre de Cristo, el celebrante
invita a la comunidad a comulgar, diciendo:
V. Jesucristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo,
Benditos los invitados a la cena del Señor.
R. Señor soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
O bien
V. Cristo es el verdadero Cordero de Dios que quita los pecados del
mundo; fue ofrecido por nosotros una vez para siempre, al llevar
nuestros pecados en su cuerpo a cruz.
R. Por eso celebramos con el Señor una fiesta santa y jubilosa.
O bien
V. los dones santos para el pueblo santo.
R. Uno es el Santo, uno es el Señor: Jesucristo, para la gloria de Dios
Padre.
O bien
¡Vengan con fe y amor! Tomen estos dones santos en memoria de que Cristo
murió y fue resucitado por ustedes, y aliméntense de él en sus corazones,
por fe y con agradecimiento.
El celebrante y ministros comulgan el cuerpo y sangre de Cristo. Luego el
pueblo se acerca para comulgar y los ministros distribuyen la Comunión.
Al administrar los dones sagrados, los ministros dicen: Cuerpo de Cristo y
Sangre de Cristo; o si administran los dones sagrados juntos por intinción,
dicen: Cuerpo y Sangre de Cristo; y, antes de comulgar, el comulgante
responde, Amén.
Cuerpo de Cristo. R. Amén.
Sangre de Cristo. R. Amén.
O bien
Cuerpo y Sangre de Cristo. R. Amén.
29
Durante la Comunión, se puede tocar música o cantar himnos apropiados de
un tiempo de adoración. La música o canto comienza cuando el celebrante
comulga. Acabada la Comunión, el diácono u otro ministro, se encarga de
purificar los vasos sagrados. Lo que quede de los elementos consagrados se
consumen reverentemente, o se reservan en el sagrario.
El celebrante puede decir la Antífona de Comunión y se guarda un tiempo de
silencio.
ORACIÓN POSCOMUNIÓN
El celebrante dice la oración poscomunión, sea una de éstas u otra
autorizada:
Señor Jesús, de corazón dulce y humilde, lleno de compasión y creador
de paz para mostrarnos el camino de salvación elegiste la cruz como la
senda de gloria. Al recibir con corazones alegres la palabra de tu
Evangelio y el Sacramento de tu cuerpo y Sangre, haz que sigamos tu
ejemplo como discípulos y herederos de tu reino; tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos. Amén.
O bien
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo,
embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo,
confórtame ¡Oh buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No
permitas que me separe de ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la
hora de mi muerte, llámame y mándame ir a ti. Para que con tus santos
te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén.
O bien
Señor Jesucristo, que envías tu Iglesia a anunciar el Evangelio a todas las
naciones, confírmanos en nuestra misión, revístenos del poder de lo
alto, y ayúdanos a vivir con amor las buenas noticias que proclamamos;
tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
O bien
Omnipotente Padre, cuyo Hijo nuestro Salvador Jesucristo es la luz del
mundo: que tu pueblo, iluminado por tu palabra y sacramentos, brille
con el resplandor de su gloría, y que él sea conocido, adorado, y
obedecido hasta los confines de la tierra, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
O bien
Señor Dios, al participar en esta Santa Comunión, nos presentamos y
hacemos ofrenda de nosotros mismos, nuestras almas y nuestros
cuerpos, como un sacrificio razonable, santo y vivo para ti, rogándote
humildemente, que seamos llenos de tu gracia y bendición celestial, y
hechos un cuerpo en tu Hijo, Jesucristo y que él habite en nosotros, y
nosotros en él. Amén.
30
O bien
Señor Dios, fuente de verdad y amor: guárdanos en la fe y santa tradición
de tu Iglesia la enseñanza y la comunión de los apóstoles, la fracción del
pan y la oración y únenos en gozo y sencillez de corazón; por Jesucristo
nuestro Señor Amén.
Todos juntos pueden decir esta colecta:
Eterno Dios, Padre celestial, en tu bondad nos has aceptado como
miembros vivos de tu Hijo, nuestro Salvador Jesucristo; nos has nutrido
con alimento espiritual en el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
Envíanos ahora en paz al mundo revístenos de fuerza y de valor, para
amarte y servirte con la alegría y sencillez de corazón; por Cristo nuestro
Señor. Amén.

CONCLUSIÓN
BENDICIÓN
El celebrante bendice al pueblo con una de estas u otra bendición:
La bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
desciende sobre ustedes y permanezca con ustedes para siempre.
R. Amén.
O bien
La paz de Dios, que excede a todo entendimiento, guarde sus corazones y
mentes en el conocimiento y amor de Dios, y de su Hijo Jesucristo nuestro
Señor; y la bendición de Dios omnipotente, el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo, desciende sobre ustedes y more con ustedes eternamente.
R. Amén.

O bien
El Señor le bendiga y les guarde; el Señor haga resplandecer su rostro y
tenga misericordia de ustedes; el Señor alce su rostro sobre ustedes y les
conceda la paz; y la bendición de Dios omnipotente; Padre, Hijo y Espíritu
Santo.
R. Amén.

O bien
Que Dios los bendiga, para que en ustedes se encuentre caridad y
humildad, obediencia, gratitud y paz; y la bendición de Dios omnipotente,
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
R. Amén.

31
AVISOS
Si hay avisos para la comunidad, se hacen ahora.

DESPEDIDA
Al fin de todo el diácono despide al pueblo, diciendo:
V. Vayan en paz para amar y servir al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
O bien
V. La celebración ha terminado, pueden ir en paz
R. Demos gracias a Dios.
O bien
V. Anuncien a todos la alegría del Evangelio. Pueden ir en paz.
R. Demos gracias a Dios.

SALIDA
Se puede cantar el Himno de Salida.
Después de la Liturgia, la comunidad se saluda en el amor y paz de Cristo.

32
PLEGARIAS
EUCARÍSTICAS
ALTERNATIVAS

33
34
PLEGARIA EUCARÍSTICA 2

El celebrante prosigue con la plegaria eucarística.


El Señor sea con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Elevemos los corazones.
R. Los elevamos al Señor.
V. Demos gracias a Dios nuestro Señor.
R. Es justo darle gracias y alabanza.
Se ofrece alabanza y gloria al Padre por el nombre de Jesús y del Espíritu
Santo, con acción de gracias [eucaristía] por los dones de Dios.
En verdad es digno y justo, nuestro deber y nuestra salvación alabarte,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y
circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el
sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, con su nacimiento, restauró nuestra naturaleza caída: con su
muerte, destruyó nuestro pecado; al resucitar, nos dio nueva vida; y en su
ascensión, nos abrió el camino de tu reino. Por eso, con los ángeles y los
santos, te cantamos el himno de alabanza, diciendo sin cesar:
Con los coros del cielo todos cantan:
Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
El celebrante continúa, invocando al Espíritu Santo, y diciendo:
Padre nuestro, eres santo y tu gloria no tiene límites. Envía tu Espíritu
Santo sobre nosotros y nuestra Eucaristía: consagra este pan para que
sea el cuerpo de Cristo y este cáliz para que sea la sangre de Cristo;
para que el Espíritu Creador pueda cumplir con la palabra de tu bien
amado Hijo.
Quien, en la misma noche en que fue traicionado, tomó pan, y dándote
gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo:
Toma el pan en sus manos, y con reverencia repite las palabras del Señor:
TOMEN Y COMAN. ESTO ES MI CUERPO, ENTREGADO POR USTEDES.
HAGAN ESTO COMO MEMORIAL MÍO.
En adoración y alabanza se guarda un tiempo de silencio.

35
Luego el celebrante continúa, diciendo:
Asimismo, después de la cena, tomó el cáliz y, dándote gracias, lo dio a
sus discípulos, y dijo:
Toma el cáliz de vino en sus manos y con reverencia repite las palabras del
Señor:
BEBAN TODOS DE ÉL. ESTA ES MI SANGRE DEL NUEVO PACTO,
SANGRE DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN
DE LOS PECADOS. SIEMPRE QUE LO BEBAN, HÁGANLO COMO
MEMORIAL MÍO.
En adoración y alabanza se guarda un tiempo de silencio.
Entonces el celebrante dice:
Proclamamos el Misterio de la redención.
y la comunidad responde:
Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos
tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
El celebrante prosigue:
Por lo que, oh Señor, hacemos ante ti el memorial de la encarnación y la
pasión de tu Hijo, su resurrección de su estadía entre los muertos, su
ascensión a la gloria de los cielos y su perpetua intercesión por
nosotros; y esperamos y oramos por su nueva venida.
Asimismo, te presentamos, Señor de gloria, como nuestra acción de
gracias e intercesión, las señales del eterno sacrificio de Cristo, el pan de
vida que diciendo del cielo y el cáliz de la fiesta en tu reino.
Se puede decir un Recuerda Señor alternativo, según el tiempo indicado.
Recuerda, Señor, a tu Iglesia una, santa, católica y apostólica, redimida
por la sangre de tu Cristo, y reunida aquí para ofrecerte alabanza y
adoración; y con nuestro obispo N., y todos los pastores que cuidan de
pueblo, condúcela en el camino de la fe a la perfección de la plena
estatura de Cristo.
Se puede decir el Recuerda También en las celebraciones indicadas.
Concédenos la gracia del Espíritu Santo, para que podamos discernir el
cuerpo y la sangre de Cristo. Que esta comunión transforme nuestras
vidas, llene nuestros corazones del amor y Espíritu de Jesús, y quite
todos nuestros pecados, por Cristo nuestro Salvador.
Por él, y con él, en la unidad del Espíritu Santo, sea todo honor y gloria a
ti, oh Padre omnipotente, por los siglos de los siglos.
Toda la comunidad da su consentimiento, diciendo el gran amén [así es].
Amén.
La liturgia continúa con el Padre Nuestro.
36
PLEGARIA EUCARÍSTICA 3
El celebrante prosigue con la plegaria eucarística.
El Señor sea con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Elevemos los corazones.
R. Los elevamos al Señor.
V. Demos gracias a Dios nuestro Señor.
R. Es justo darle gracias y alabanza.
Se ofrece alabanza y gloria al Padre en el nombre de Jesús y del Espíritu
Santo, con acción de gracias [eucaristía] por los dones de Dios.
Padre, te alabamos y te damos gracias por medio de tu amado Hijo
Jesucristo, tu Verbo vivo por quien has creado todas las cosas. En tu gran
bondad lo enviaste para ser nuestro Salvador; por el poder del Espíritu
Santo se hizo hombre y, como Hijo tuyo, nació de la santa Virgen, fue
visto en la tierra y vivió entre nosotros.
Por nosotros extendió sus brazos en la cruz; acabó con la muerte al morir
por nosotros y resucitando restauró la vida. Así cumplió con tu voluntad
y conquistó para ti un pueblo santo.
Por tanto, oh Padre, con Ángeles y Arcángeles, y con toda la compañía del
cielo, alabamos y magnificamos tu glorioso Nombre, ensalzándote
siempre y diciendo:
Con los coros del cielo todos cantan:
Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
El celebrante continúa, invocando ala Espíritu Santo, diciendo:
Padre, te alabamos y bendecimos por Jesucristo, nuestro Señor, y al
obedecer nosotros su mandamiento, concede que, por el poder de tu
Espíritu Santo, y conforme a tu voluntad, estos dones tuyos de pan y vino
sean para nosotros el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo.
Quien, en la misma noche que fue traicionado, tomó pan, y dándote
gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos y dijo:
Toma el pan en sus manos, y con reverencia repite las palabras del Señor:
TOMEN Y COMAN. ESTO ES MI CUERPO, QUE ENTREGO POR USTEDES.
HAGAN ESTO COMO MEMORIAL MÍO.

37
En adoración y alabanza se guarda un tiempo de silencio. Luego el
celebrante continúa diciendo:
Asimismo, después de la cena tomó el cáliz y, dándote gracias, lo dio a
sus discípulos, y dijo:
Toma el cáliz de vino en sus manos, y con reverencia repite las palabras del
Señor:
BEBAN TODOS DE ÉL. ESTA ES MI SANGRE DEL NUEVO PACTO,
SANGRE DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN
DE LOS PECADOS. SIEMPRE QUE LO BEBAN, HÁGANLO COMO
MEMORIAL MÍO.
En adoración y alabanza se guarda un tiempo de silencio.
Entonces el celebrante dice:
Proclamamos el Misterio de Fe.
y la comunidad responde:
Cristo ha muerto,
Cristo ha resucitado,
Cristo volverá.
El celebrante prosigue:
Por tanto, oh Padre, recordando su muerte en la cruz, su sacrificio
perfecto ofrecido una sola vez por los pecados de todos; regocijándonos
por su resurrección y ascensión; y esperando su venida en gloria,
celebramos este memorial de nuestra redención. Te damos gracias por
habernos considerado dignos de estar en tu presencia y servirte; y te
ofrecemos este pan y este cáliz. Te suplicamos que aceptes este nuestro
deber y servicio, un sacrificio espiritual de alabanza y acción de gracias.
Envía al Espíritu Santo sobre tu pueblo y reúne en tu reino a todos los
que compartan este único pan y este único cáliz, a fin de que nosotros,
con N. y N., nuestros obispos, en compañía de María, la madre de
nuestro Señor, los Apóstoles, mártires y todos los santos, podamos
alabarte y glorificarte para siempre, por quien viene todo lo bueno,
Jesucristo nuestro Señor.
Por Cristo, con él, y en él, en la unidad del Espíritu Santo, sean tuyos
todo el honor y la gloria, Padre omnipotente, por los siglos de los siglos.
Toda la comunidad da su consentimiento, diciendo el gran amén [así es].
Amén.
La liturgia continúa con el Padre Nuestro.

38
PLEGARIA EUCARÍSTICA 4
El celebrante prosigue con la plegaria eucarística.
El Señor sea con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Elevemos los corazones.
R. Los elevamos al Señor.
V. Demos gracias a Dios nuestro Señor.
R. Es justo darle gracias y alabanza.
Se ofrece alabanza y gloria al Padre en el nombre de Jesús y del Espíritu
Santo, con acción de gracias [eucaristía] por los dones de Dios.
Padre, tú hiciste el mundo y amas tu creación. Tú diste a tu Hijo Jesucristo
para que fuera nuestro Salvador. Su muerte y resurrección no han
liberado del pecado y la muerte, y han traído para nosotros vida nueva en
él. Por lo que nos complace agradecerte, alabándote con los santos y los
ángeles y diciendo.
Con los coros del cielo todos cantan:
Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
El celebrante continúa, invocando al Espíritu Santo, y diciendo:
Señor, eres verdaderamente santo, la fuente de toda la santidad, envía tu
Espíritu Santo, para que este pan y este vino sean para nosotros su
cuerpo y su sangre. En la noche antes de su muerte cenó con sus
discípulos, y, tomando pan, te alabó, partió el pan, y se lo dio y dijo:
Toma el pan en sus manos, y con reverencia repite las palabras del Señor:
TOMEN Y COMAN. ESTO ES MI CUERPO, ENTREGADO POR USTEDES.
HAGAN ESTO COMO MEMORIAL MÍO.
En adoración y alabanza se guarda un tiempo de silencio.
Luego el celebrante continúa, diciendo:
Después de la cena tomó cáliz; te volvió a alabar, y se lo dio y dijo:
Toma el cáliz de vino en sus manos, y con reverencia repite las palabras del
Señor:
BEBAN TODOS DE ÉL. ESTA ES MI SANGRE DEL NUEVO PACTO, SANGRE
DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS
PECADOS. SIEMPRE QUE LO BEBAN, HÁGANLO COMO MEMORIAL MÍO.

39
En adoración y alabanza se guarda un tiempo de silencio
El celebrante prosigue:
Padre, recordamos así todo lo que hizo Jesús, y en él presentamos con
confianza su sacrificio hecho una vez por todos en la cruz; y trayendo
ante ti el pan de vida y el cáliz de salvación, proclamamos su muerte y
resurrección hasta que vuelva en gloria.
Entonces dice:
Jesucristo es el Señor:
y la comunidad responde:
Señor por tu cruz y resurrección nos has liberado. Eres el Salvador del
mundo.
El celebrante continúa:
Señor, mira con favor tu creación: sana a los enfermos, libera a los
oprimidos, y alivia los pobres y afligidos. Llena tu Iglesia de poder desde
lo alto, y ayúdanos a trabajar juntos para ese día en que venga tu reino, y
se vea justicia y misericordia en toda la tierra.
Mira con bendición a tu pueblo, acógenos en tus brazos de amor, y en tu
misericordia escucha el clamor de nuestros corazones, y con nuestros
obispos N. y N., y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, reúnenos
desde los confines de la tierra para festejar en tu mesa en el cielo con la
Bendita Virgen María [San N.] y todos tus santos, donde la nueva
creación se hace perfecta en Jesucristo nuestro Señor.
Por Cristo, con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el
honor y la gloria, oh Padre, por los siglos de los siglos.

Toda la comunidad da su consentimiento, diciendo el gran amén [así es].


Amén.

La liturgia continúa con el Padre Nuestro.

40
PLEGARIA EUCARÍSTICA 5
El celebrante prosigue con la plegaria eucarística.
El Señor sea con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Elevemos los corazones.
R. Los elevamos al Señor.
V. Demos gracias a Dios nuestro Señor.
R. Es justo darle gracias y alabanza.
Se ofrece alabanza y gloria al Padre en el nombre de Jesús y del Espíritu
Santo, con acción de gracias [eucaristía] por los dones de Dios.
En verdad es justo y necesario darte gloria y ofrecerte nuestra acción de
gracias siempre y en todo lugar, a ti, Padre santo, Dios todo poderoso y
eterno.
Por tu Palabra viva, creaste todas las cosas y las hiciste buenas; formaste
al ser humano a tu imagen, para que participara de tu vida y reflejara tu
gloria.
Al llegar la plenitud de los tiempos, nos diste a Cristo como la vida del
mundo. Él quiso ser bautizado y consagrado como servidor tuyo, para
anunciar a los pobres la buena noticia.
En la última cena, antes de su pasión, nos entregó la eucaristía, para que
celebremos el memorial de la cruz y la resurrección, y recibamos su
presencia en el pan de vida.
A todos los redimidos, Cristo da el sacerdocio real y por amor a sus
hermanos y hermanas eligió a los que habrían de participar en su
ministerio para alimentar a la Iglesia de tu Palabra y que viva de tus
Sacramentos.
Por ello, Señor, con los ángeles y todos los santos, proclamamos y
cantamos tu gloria:
Con los coros del cielo todos cantan:
Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
El celebrante continúa, invocando al Espíritu Santo, y diciendo:
Santo eres, Señor, Dios del universo, y tu gloria es sin medida. Envía
sobre nuestra eucaristía al Espíritu que da la vida: el mismo que habló
por Moisés y los profetas, que cubrió con su sombra a la Virgen María,
bajó sobre Jesús en el Jordán y sobre los Apóstoles el día de Pentecostés.

41
Que la efusión de este Espíritu de fuego transfigure este convite de acción
de gracias y que el pan y el vino se conviertan para nosotros en el
cuerpo y la sangre de Cristo.
Que este Espíritu Creador dé cumplimiento a las palabras de tu Hijo
amado, el cual, la noche que iba a ser entregado, tomó el pan, y dándote
gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo:
Toma el pan en sus manos, y con reverencia repite las palabras del Señor:
TOMEN Y COMAN. ESTE ES MI CUERPO, ENTREGADO POR USTEDES.
HAGAN ESTO COMO MEMORIAL MÍO.
En adoración y alabanza se guarda un tiempo de silencio.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias, lo dio
a sus discípulos, y dijo:
Toma el cáliz de vino en sus manos, y con reverencia repite las palabras del
Señor:
BEBAN TODOS DE ÉL. ESTA ES MI SANGRE DEL NUEVO PACTO, SANGRE
DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS
PECADOS. SIEMPRE QUE LO BEBAN, HÁGANLO COMO MEMORIAL MÍO.
En adoración y alabanza se guarda un tiempo de silencio.
Entonces el celebrante dice:
Grande es el misterio de la fe.
y la comunidad responde:
Anunciamos tu muerte, Señor Jesús, proclamamos tu resurrección
esperamos tu retorno glorioso.
El celebrante prosigue:
Por eso, Señor, celebramos hoy el memorial de nuestra redención:
evocamos el nacimiento y la vida de tu Hijo entre nosotros, su bautismo
por Juan, su última cena con los Apóstoles, su muerte y su descenso a la
morada de los muertos, y proclamamos su resurrección y ascensión a los
cielos, donde lleva a cabo su ministerio de Sumo Sacerdote intercediendo
por todos nosotros; y esperamos su retorno glorioso.
Unidos a su único sacerdocio, te ofrecemos este memorial: acuérdate del
sacrificio de tu Hijo y concédenos a todos las bendiciones de su obra
redentora.
¡Maranatha! ¡Ven Señor Jesús! ¡Aleluya!
Mira, Señor, esta eucaristía, que tú mismo has dado a tu Iglesia, recíbela
como aceptas la ofrenda de tu Hijo que nos restablece en tu Alianza.
Cuando seamos alimentados con su Cuerpo y su Sangre, llénanos del
Espíritu Santo para que seamos un solo cuerpo y un solo espíritu en
Cristo, una ofrenda viva para alabanza de tu gloria.
42
Espíritu cúbrenos hoy y danos siempre tu poder.
Se puede decir un Recuerda Señor alternativo, según el tiempo indicado.
Recuerda, Señor, a tu Iglesia, una, santa, católica y apostólica, redimida
por la sangre de Cristo. Manifiesta su unidad, guarda su fe y presérvala en
paz.
Recuerda, Señor, a todos los ministros de tu Iglesia: obispos, presbíteros
y diáconos, especialmente a nuestros obispos N., y N., y a todos aquellos
quienes has dado ministerios especiales...
Se puede decir el Recuerda también en las Celebraciones indicadas.
[Recuerda también...]
[Recuerda también a nuestros hermanos y hermanas que han muerto en
la paz de Cristo, que eran discípulos tuyos en este mundo y vivieron en tu
amistad, y ahora se regocijan en la luz del cielo; te damos gracias porque
en verdad has multiplicado su alegría.]
Y con los patriarcas y los profeta, la Bendita Virgen María, los santos
apóstolos, los mártires y con todo tu pueblo en el cielo y la tierra,
cantamos tu alabanza y esperamos la felicidad de tu reino donde
podremos, con toda la creación, libre ya del pecado y de la muerte,
glorificarte por Cristo, nuestro Señor.
Por él, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos.
Toda la comunidad da su consentimiento diciendo el gran amén [así es.]
Amén.

La liturgia continúa con el Padre Nuestro.

43
PLEGARIA EUCARÍSTICA 6
El celebrante prosigue con la plegaria eucarística.
El Señor sea con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
V. Elevemos los corazones.
R. Los elevamos al Señor.
V. Demos gracias a Dios nuestro Señor.
R. Es justo darle gracias y alabanza.
Se ofrece alabanza y gloria al Padre en el nombre de Jesús y del Espíritu
Santo, con acción de gracias [Eucaristía] por los dones de Dios.
Es verdaderamente digno, justo y de deber nuestro, que en todo tiempo y
lugares, te damos gracias, oh Señor; Santo Padre, Omnipotente, Eterno Dios.
Porque unidos en la caridad, celebramos la muerte de tu Hijo, con fe viva
proclamamos su resurrección, y con esperanza firme anhelamos su venida
gloriosa. Padre, innumerables ángeles están delante de ti para servirte
noche y día; y contemplando la gloria de tu presencia, te ofrecemos
alabanza sin cesar. Y con ellos, también nosotros, y por nuestra voz las
demás criaturas bajo el cielo, te aclamamos y glorificamos tu nombre,
cantando.
Con los coros del cielo todos cantan:
Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
El celebrante continúa, diciendo:
Gloria a ti, Dios omnipotente, nuestro Padre celestial, porque tú, en tu gran
misericordia, entregaste a tu único Hijo Jesucristo para sufrir muerte en la
cruz por nuestra redención; quien hizo allí, por la oblación de sí mismo una
vez ofrecida, un completo, perfecto y suficiente sacrificio, oblación y
satisfacción por los pecados de todo el mundo; e instituyó, y en su santo
Evangelio nos mandó continuar, una perpetua memoria de aquélla, su
preciosa muerte y sacrificio hasta su segunda venida.
Aquí se invoca al Espíritu Santo, diciendo:
Suplicámoste humildemente, oh Padre misericordioso, nos escuches; y,
por tu poderosa bondad, te dignas bendecir y santificar, con tu Verbo y
Espíritu Santo, estos tus dones y criaturas de pan y vino; para que
recibiéndolos, conforme a la santa institución de tu Hijo nuestro Salvador
Jesucristo, en memoria de su pasión y muerte, seamos partícipes de su
muy bendito Cuerpo y Sangre. Quien, en la misma noche en que fue

44
entregado, tomó pan, y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos,
diciendo:
Toma el pan en sus manos, y con reverencia repite las palabras del Señor:
TOMEN Y COMAN. ESTE ES MI CUERPO, ENTREGADO POR USTEDES.
HAGAN ESTO EN MEMORIA DE MÍ.
En adoración y alabanza se guarda un tiempo de silencio.
Asimismo, después de la cena tomó el cáliz y, dándote gracias, lo dio a sus
discípulos, y diciendo:
Toma el cáliz de vino en sus manos, y con reverencia repite las palabras del
Señor:
BEBAN TODOS DE ÉL. ESTA ES MI SANGRE DEL NUEVO PACTO, QUE ES
SANGRE DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN
DE LOS PECADOS. SIEMPRE QUE LO BEBAN, HÁGANLO COMO MEMORIA
DE MÍ.
En adoración y alabanza se guarda un tiempo de silencio.
Entonces el celebrante dice:
Proclamamos el Misterio de la fe.
y la comunidad responde:
Cristo ha muerto. Cristo ha resucitado. Cristo volverá.
El celebrante prosigue:
Por tanto oh Señor y Padre celestial, según la institución de tu amado Hijo
nuestro Salvador Jesucristo, nosotros, tus humildes siervos, celebramos y
hacemos aquí ante tu divina Majestad, con estos tus santos dones que
ahora te ofrecemos, el memorial que tu Hijo nos ha mandado hacer,
recordando su bendita pasión y preciosa muerte, su poderosa
resurrección y gloriosa ascensión tributándote las más cordiales gracias
por los innumerables beneficios procurados para nosotros por las
mismas.
Y deseamos ardientemente que tu bondad paternal acepte benignamente
éste nuestro sacrificio de alabanza y acción de gracias; suplicándote muy
humildemente nos concedas que, por los méritos y la muerte de tu Hijo
Jesucristo, y mediante nuestra fe en su Sangre, nosotros, y toda tu Iglesia,
obtengamos la remisión de nuestros pecados, y todos los demás
beneficios de su pasión.
Y aquí, Señor nos presentamos y hacemos ofrenda de nosotros mismos,
nuestras almas y nuestros cuerpos, como un sacrificio razonable, santo y
vivo para ti; rogándote humildemente, que nosotros, y todos los que
participemos de esta Santa Comunión, recibamos dignamente el
45
preciosísimo Cuerpo y Sangre de tu Hijo Jesucristo, y seamos llenos de tu
gracia y bendición celestial, y hechos un cuerpo con él, para que él habite
en nosotros, y nosotros en él.
Y aunque, por nuestros muchos pecados, somos indignos de ofrecerte
sacrificio alguno; sin embargo te suplicamos aceptes éste nuestro deber y
servicio obligatorio, no pesando nuestros méritos, sino perdonando
nuestras ofensas mediante tu Hijo Jesucristo nuestro Señor.
Se puede decir un Recuerda Señor alternativo, según el tiempo indicado.
Recuerda, Señor, a tu Iglesia, una, santa, católica y apostólica, redimida
por la sangre de Cristo. Manifiesta su unidad, guarda su fe y presérvala en
paz.
Recuerda a todos los ministros de tu Iglesia, especialmente a nuestros
obispos N., y N., y a todos los pastores que cuidan a tu pueblo.
Se puede decir el Recuerda también en las celebraciones indicadas.
[Recuerda también...]
[Recuerda también a nuestros hermanos y hermanas que han muerto en
la paz de Cristo, [especialmente a N.,] y a todos los muertos de quienes
sólo tú conociste la fe.]
Finalmente, condúcenos, oh Padre, con toda la Iglesia en el cielo y en la
tierra, a la fiesta de la alegría preparada para todos los pueblos en tu
presencia, con la Bendita Virgen María, con los patriarcas y los profetas,
los apóstoles y los mártires y todos los santos que han vivido en tu
amistad, por Jesucristo, nuestro Señor.
Por quien, con quien, y en quien, en la unidad del Espíritu Santo, sea todo
honor y gloria a ti, oh Padre omnipotente, por los siglos de los siglos.

Toda la comunidad da su consentimiento, diciendo el gran amén [así es].


Amén.
La liturgia continúa con el Padre Nuestro.

46
APÉNDICE
DE LA
LITURGIA
EUCARÍSTICA

47
48
1. SALUDO PASCUAL
Desde el día de Pascua hasta el Día de Pentecostés se puede usar este saludo:
V. ¡Aleluya! Cristo ha resucitado.
R. ¡Es verdad! El señor ha resucitado. ¡Aleluya!
2. ACLAMACIÓN AMBROSIANA - EL ADVIENTO DE CRISTO
Volvamos nuestros ojos al Señor de la gloria, y entronicémoslo en
nuestras alabanzas, diciendo:
R. Señor, ten piedad.

 Jesús Siervo de Dios, tú eres justicia a los pueblos: R.


 Tú amas a tu pueblo con amor fiel: R.
 Fuiste crucificado para poder atraer a todos hacia Ti: R.
 Traes esperanza y gozo a los que caminan en el valle y la sombra de
muerte: R.
 Nos has liberado para poder ser libres para siempre: R.
 Tú, oh Cristo, eres nuestra justicia, nuestra paz y nuestra redención: R.
3. ACLAMACIÓN AMBROSIANA - LA ENCARNACIÓN
Alabemos a la eterna Palabra de Dios, quien está sentado a la diestra de
Dios, y sin embargo nació por nosotros en medio del tiempo, diciendo:
R. Señor, ten piedad.

 Oh Señor Salvador, Dios con nosotros, nacido de la Virgen por el poder


del Espíritu: R.
 Hijo de David, anunciado por los profetas: R.
 Glorioso descendiente de Abraham, esperado por los patriarcas: R.
 Salvador de Tu pueblo, proclamado por los ángeles: R.
 Oh luz eterna, que da vista a los ojos de los ciegos: R.
 Oh Rey de justicia y paz, gobernante de todos los tiempos: R.
4. ACLAMACIÓN AMBROSIANA - LA EPIFANÍA
A Jesús, redentor de los pueblos, levantemos nuestras alabanzas,
diciendo:
R. Señor, ten piedad.

 Señor, Tú eres el Guía fiel de los que te buscan con un corazón puro: R.
 Viniste para estar con nosotros para marcar el comienzo de tu Reino de
paz: R.

49
 Oh, Señor, rodeado de luz como por un manto, Tú conquistas la
oscuridad de nuestra noche: R.
 Cambias nuestras vasijas de agua en el alegre vino de la nueva vida: R.
 Oh pan eterno, tú alimentas el hambre de tu pueblo en los lugares
desiertos: R.
 Eres el verdadero anfitrión de la fiesta de bodas, dándole la bienvenida
a los pecadores a tu mesa de banquete. R.
5. ACLAMACIÓN AMBROSIANA - LA CRUZ
Traigámosle nuestras oraciones al que murió para que podamos vivir, y
quien intercede por siempre delante del Padre, diciendo:
R. Señor, ten piedad.

 Señor Jesús, aceptaste la cruz para que podamos aprender a entregar


nuestras vidas por causa del amor. R.
 En la hora de tu muerte escuchaste al ladrón penitente, y abriste para
él las puertas del paraíso: R.
 Inocente Cautivo, te sometiste al juicio de pecadores: R.
 Muy misericordioso Salvador, tú has conocido el dolor del abandono. R.
 Señor, tú amaste a la iglesia, y te entregaste íntegro por ella: R.
 Por medio de tu sangre, has traído la corona de vida para todas las
personas: R.
6. ACLAMACIÓN AMBROSIANA - LA RESURRECCIÓN
A Cristo, el Cordero que fue inmolado, y que ahora vive en la gloria del
Padre, levantemos nuestras voces de alabanza, diciendo:
R. Señor, ten piedad.
 Señor Jesús, tú eres el Amén, el Testigo fiel, el Primogénito de la
creación de Dios: R.
 Eres el Alfa y la Omega, el que es, era y quien ha de venir: R.
 Escudriñas en los pensamientos y los afectos de todos: R.
 Reprendes y castigas a los que amas: R.
 Tú abres los ojos de los ciegos, y liberas a los prisioneros: R.
 En tu victoria pascual, has proclamado la venida del Reino: R.
7. ACLAMACIÓN AMBROSIANA - EL ESPÍRITU SANTO
Alabemos al Señor crucificado y resucitado, quien nos manda al Espíritu,
quien hace todas las cosas nuevas, diciendo:
R. Señor, ten piedad.

50
 Oh. Palabra de vida, un Dios con el Padre y el Espíritu: R.
 Oh luz eterna, quien por medio de la obra del Espíritu Santo, recibió de
la Virgen nuestra naturaleza humana: R.
 Oh Redentor crucificado, por medio de tu deseo de renovarnos, el
Consolador de vida se mueve entre nosotros: R.
 Soplaste en los apóstoles el Espíritu de tu amor, para que los pecadores
puedan llegar a conocer la misericordia de Dios: R.
 Estás sentado a la diestra del Padre, de quien recibimos los dones del
Espíritu: R.
 Por medio del poder del Santo Paráclito limpias nuestros pecados en
las aguas del bautismo y abres nuestros corazones a la mano guiadora
de Dios: R.
8. ACLAMACIÓN AMBROSIANA - EL REINO DE DIOS
Alabemos a Cristo nuestro Rey, por cuya cruz tenemos ciudadanía en el
cielo, diciendo:
R. Señor, ten piedad.
 Señor, levantas tu iglesia sobre el fundamento de los apóstoles: R.
 Das testimonio de la verdad en las vidas de tus santos: R.
 Nos hiciste para ser un Reino y sacerdote, sirviendo a nuestro Dios: R.
 Has compartido nuestras cargas, revelando la santidad de nuestra vida
y obra: R.
 Nos mueves para que busquemos los misterios del Reino: R.
 Nos llevas a la asamblea eterna de los santos: R.
9. LOS DIEZ MANDAMIENTOS
Se puede leer el Decálogo [Ex. 20:1-17] como un todo, o en forma
responsorial.
 Yo Soy el Señor tu Dios, que te saqué de Egipto, del país donde eras
esclavo. No tengas otros dioses además de mí.
 No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay
arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay
en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los
adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso...
 No pronuncies el nombre del Señor tu Dios a la ligera...
 Acuérdate del sábado, para consagrarlo. Trabaja seis días, y haz en
ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de
reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún
trabajo...
 Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en
la tierra que te da el Señor tu Dios.
51
 No mates.
 No cometas adulterio. No robes.
 No des falso testimonio en contra de tu prójimo.
 No codicies la casa de tu prójimo: no codicies su esposa, ni su esclavo,
ni su esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca.

10. LOS DOS GRANDES MANDAMIENTOS


Jesús dijo: “El primer mandamiento es éste: Escucha, Israel: El Señor
nuestro Dios es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todos tus fuerzas. El
segundo es éste: Amaras a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro
mandamiento mayor que éstos.” [Mc. 12:29-31]
11. LETANÍA DE PENITENCIAL I
V. Señor Jesús, enviado por el Padre para sanar y salvarnos todos, ten
piedad de nosotros.
R. Kyrie eleison.
V. Oh Cristo, que vino al mundo para llamar a los pecadores ten piedad de
nosotros.
R. Kyrie eleison.
V. Señor, levantado a la gloria del Padre donde intercedes por nosotros,
ten piedad de nosotros.
R. Kyrie eleison.
12. LETANÍA DE PENITENCIAL II

Señor, tu compasión es abundante, paciente y rica en misericordia. Por tu


gran bondad has prometido el perdón a los pecadores, para que se
arrepientan, de su pecado y sean salvos.
V. Señor, ten piedad [Kyrie eleison.]
R. Señor, ten piedad [Kyrie eleison.]

Señor, doblo la rodilla de mi corazón, y apelo a ti, confiando en tu bondad


misericordiosa. He pecado, oh Señor, he pecado, y reconozco a fondo mi
iniquidad. Por tanto, humildemente te imploro: ¡Perdóname, Señor,
perdóname!
V. Cristo, ten piedad [Christe eleison.]
R. Cristo, ten piedad [Christe eleison.]

52
No permitas que perezca en mi pecado, ni me condenes a las honduras
del abismo. Pues tú, Señor, eres Dios de los que se arrepienten, y en mi
manifestaras tu benevolencia. Indigno como soy, tú me salvarás, de
acuerdo con tu piedad inmensa,
V. Señor, ten piedad [Kyrie eleison.]
R. Señor, ten piedad [Kyrie eleison.]

13. LETANÍA DE PENITENCIA III


Señor, lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado
V. Señor, ten piedad [Kyrie eleison.]
R. Señor, ten piedad [Kyrie eleison.]
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu firme dentro
de mí
V. Cristo, ten piedad [Christe eleison.]
R. Cristo, ten piedad [Christe eleison.]
No me eches de tu presencia, y no quites de mí tu santo espíritu.
V. Señor, ten piedad [Kyrie eleison.]
R. Señor, ten piedad [Kyrie eleison.]

14. LETANÍA DE PENITENCIA IV


Señor, reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.
V. Señor, ten piedad [Kyrie eleison.]
R. Señor, ten piedad [Kyrie eleison.]
Contra ti, contra ti sólo he pecado, he hecho lo malo delante de tus ojos.
V. Cristo, ten piedad [Christe eleison.]
R. Cristo, ten piedad [Christe eleison.]
Límpiame de mi pecado, y seré puro; lávame, y seré más blanco que la
nieve.
V. Señor, ten piedad [Kyrie eleison.]
R. Señor, ten piedad [Kyrie eleison.]

15. CONFESIÓN I
Dios todo poderoso, Padre celestial nuestro: confieso en la comunión de
los santos del cielo y de la tierra, que he pecado contra ti por mi culpa,
por mi propia culpa, por pensamiento y palabra, obra y omisión. Por
amor de tu Hijo Jesucristo, perdona mis ofensas y concédeme que te sirva
en novedad de vida, para gloria de tu Nombre.

53
16. CONFESIÓN II
Padre de toda bondad, ten misericordia de nosotros y, en tu compasión,
perdona nuestros pecados; los conocidos y los desconocidos, lo que
hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. Sustenta a tus siervos con
tu Espíritu, para que vivamos y te sirvamos en novedad de vida, para
honra y gloria de tu Nombre: por Jesucristo nuestro Señor.
17. ABSOLUCIÓN I
Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, perdone todos sus
pecados por Jesucristo nuestro Señor, les fortalezca en toda bondad y,
por el poder del Espíritu Santo, les conserve en la vida eterna. Amén.
18. ABSOLUCIÓN II
El Señor omnipotente y misericordioso, les conceda absolución y
remisión de todos sus pecados, verdadero arrepentimiento, enmienda de
vida, y la gracia y el consuelo del Espíritu Santo. Amén.
19. PALABRAS DE CONSOLACIÓN
Oíd que palabras tan consoladores dice Cristo nuestro Salvador, a todos
los que verdaderamente se convierten a él: Venid a mí, todos ustedes que
están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. [Mat. 11:28]
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito,
para que todo el que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. [Jn.
3:16]
Oíd también lo que dice San Pablo: Este mensaje es digno de crédito y
merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a
los pecadores. [1 Tim. 1:15]
Oíd también lo que dice San Juan: Si alguno peca, tenemos ante el Padre a
un intercesor, a Jesucristo, el Justo; y él es el sacrificio por el perdón de
nuestros pecados. [1 Jn.2:1-2]

20. CÁNTICO: TE DEUM LAUDAMUS


A ti, como Dios, te alabamos;
a ti, Señor, te reconocemos;
a ti, eterno Padre, te venera toda la tierra.
Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades honran;
los querubines y serafines te cantan sin cesar:
Santo, santo, santos el Señor
Dios del universo
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
54
A ti te ensalza el glorioso coro
de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
la brillante muchedumbre de los mártires.
A ti te glorifica la santa Iglesia
por todo el orbe;
A ti, Padre de majestad inmensa,
a tu adorable, verdadero y único Hijo,
también al Espíritu Santo, el Paráclito.
Tú eres el Rey de la gloria, oh Cristo;
tú eres el Hijo único del Padre;
tú, al hacerte hombre para salvarnos,
no desdeñaste el seno de la Virgen.
Tú, quebrantando el aguijón de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú estás sentado a la derecha del Padre.
Creemos que un día haz de venir como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna nos contemos
entre tus santos.
21. CÁNTICO: DE LAS BIENAVENTURANZAS
Dichosos los pobres en espíritu, *
porque el Reino de los Cielos les pertenece.
Dichosos los que lloran, *
porque serán consolados.
Dichosos los humildes, *
porque recibirán la tierra como herencia.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, *
porque serán saciados.
Dichosos los compasivos, *
porque serán tratados con compasión.
Dichosos los de corazón limpio,*
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,*
porque serán llamados hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,*
porque el reino de los cielos les pertenece.
Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte
los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias.*
Alégrense y llénense de júbilo
porque les espera una gran recompensa en el cielo.
55
Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes.
22. BENDIGAMOS AL DIOS VIVIENTE
Bendigamos al Dios viviente:
Nació de la Virgen María,
fue manifestado en la carne,
contemplado por ángeles,
proclamado entre las naciones,
creído por todo el mundo,
exaltado arriba en gloria.
Bendito sea Dios,
nuestra fortaleza y salvación,
ahora y por siempre. Amén.
23. OH REY DEL CIELO
Oh Rey del cielo,
Consolador, Espíritu de luz y verdad,
Santa Presencia que todo lo llenas,
Tesoro incomparable y Fuente de vida:
Ven a morar en nosotros,
límpianos de nuestro pecado,
te rogamos, poderoso Salvador.
24. CÁNTICO DE ZACARÍAS: BENEDICTUS [Lucas 1:68-79]
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,*
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
Suscitándonos un poderoso Salvador,*
en la casa de David su siervo.
Según lo había predicho desde antiguo,*
por boca de sus santos profetas.
Es el Salvador que nos libra de nuestros enemigos,
y de la mano de todos los que nos odian.
Realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,*
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán;
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos, *
le sirvamos con santidad y justicia
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti niño, te llamarán profeta del Altísimo, *
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
Anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
56
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, *
nos visitará el sol que nace de lo alto,
Para iluminar a los que viven en tinieblas y
en sombra de muerte,*
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo,*
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
25. CÁNTICO DE MARÍA: MAGNIFICAT [Lucas 1:46-55]
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,*
porque ha mirado la humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,*
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí,
su Nombre es santo.
Su misericordia llega a sus fieles,*
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo,*
dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos,*
y enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes, *
y a los ricos despide vacíos,
acordándose de la misericordia.
Como la había prometido a nuestros padres.*
en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
26. CÁNTICO DE SIMEÓN: NUN DIMITTIS [Lucas 2:29-32]
Ahora despides, Señor, a tu siervo, *
conforme a tu palabra, en paz.
Porque mis ojos han visto tu Salvador,*
a quien has presentado ante todos los pueblos:
Luz para alumbrar las naciones,*
y gloria de tu pueblo de Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo,*
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos, Amén.

57
27. CÁNTICO: SALVATOR MUNDI
Ant. En la grandeza de tu misericordia, oh Dios, *
perdona los pecados de todo tu pueblo.
Jesús, Salvador del mundo,
ven a nosotros, en tu misericordia;*
nos dirigimos a ti para salvarnos y ayudarnos.
Por tu cruz y tu vida ofrendada,
tu liberaste a tu pueblo.*
nos dirigimos a ti para salvarnos y ayudarnos.
Cuando estuvieron a punto de perecer,
tu salvaste a tus discípulos.*
Nos dirigimos a ti para salvarnos y ayudarnos.
En la grandeza de tu misericordia,
líbranos de nuestras cadenas:*
perdona los pecados de todo tu pueblo.
Hazte conocer
como nuestro salvador y gran liberador,*
salva y ayúdanos para que podamos alabarte.
Ven ahora, y mora entre nosotros, Señor Jesucristo:*
oye nuestra oración y permanece con nosotros siempre.
Y cuando vengas en tu gloria,*
haz que nosotros seamos uno contigo
y que compartamos la vida de tu reino.
Ant. En la grandeza de tu misericordia, Oh Dios,*
perdona los pecados de todo tu pueblo.
28. CÁNTICO DE PENITENCIA: KYRIE PANTOKRATOR
Ant. Lleno de compasión y misericordia y amor,*
es Dios, el Altísimo, el Omnipotente
Señor Dios, Rey del universo,*
Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob,
y de todo su justo linaje:
Tú hiciste los cielos y la tierra,*
con toda su inmensa formación.
Ante tu presencia todas las cosas se estremecen con temor;
tiemblan a causa de tu poder.
Sin embargo, tu benigna promesa es inmensurable,*
y sobrepasa cuanto podemos sondear.
Señor, tu compasión es abundante,*
paciente y rica en misericordia.
Retienes tu mano;*
58
no nos castigas como lo merecemos.
Por tu gran bondad, Señor,
has prometido el perdón a los pecadores,*
para que se arrepientan de su pecado sean salvos.
Ahora, Señor, doblo la rodilla de mi corazón,*
y apelo a ti confiado en tu bondad misericordiosa.
He pecado, oh Señor he pecado,*
y reconozco a fondo mi iniquidad.
Por tanto, humildemente te imploro.*
¡Perdóname, Señor perdóname!
No permitas que perezca en mi pecado,*
ni me condenes a las honduras del abismo.
Pues tú, Señor eres Dios de los que se arrepienten,*
y en mí manifestarás tu benevolencia.
Indigno como soy, tú me salvarás,
de acuerdo con tu piedad inmensa,*
y cantare sin cesar tus alabanzas todos los días de mi vida.
Todas las potestades celestiales te aclaman,*
y tuya es la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Lleno de compasión y misericordia y amor *
es Dios, el Altísimo, el Omnipotente.
29. CREDO DE LOS APÓSTOLES
Creo en Dios Padre todo poderoso, creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
y nació de la Virgen María.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato
Fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos, y está sentado a la diestra del Padre.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica, la comunión de los santos,
el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos,
y la vida eterna. Amén.
30. ORACIÓN DE LOS FIELES I
En el poder del Espíritu Santo oremos a Dios nuestro Padre:
R. Señor, ten piedad.

59
 Por la unidad de la Iglesia en el testimonio y la proclamación del
Evangelio: R.
 Por la paz entre todos los pueblos, y por los líderes de las naciones: R.
 Por lugares de trabajo, educación, y descanso: R.
 Por la bendición de nuestros hogares; por nuestras familias y amigos y
todos nuestros seres queridos: R.
 Por los enfermos y los que ministran a sus necesidades: R.
 Por los difuntos que nos han precedido en el camino de la fe en Cristo: R.
Miembros de la comunidad pueden añadir sus propias intenciones.
Padre, en la comunión de Santa María, los Apóstoles, Mártires, [San N.] y
toda la compañía del cielo, nos encomendamos, y a todos por quienes
oramos, a la misericordia y protección tuya, por Cristo nuestro Señor.
Amén.
31. ORACIÓN DE LOS FIELES II
Oremos a Dios nuestro Padre quien por medio de Cristo, reconcilió
consigo mismo todas las cosas.
V. Señor, en tu misericordia.
R. Atiende nuestra súplica.
 Padre, por el pueblo tuyo en todo el mundo, que proclamemos
gozosamente el evangelio y vivamos fielmente nuestra vida en Cristo: R.
 Por paz entre las naciones, que libres al mundo de violencia, y que tus
pueblos crezcan en justicia y armonía: R.
 Por los que sirven al pueblo y trabajen por el bien común: R.
 Por el bienestar de todos los pueblos, y el fin de la pobreza, del hambre
y la explotación: R.
 Por los que sufren, que la presencia de Cristo les traiga salud y
abundancia de vida: R.
Miembros de la comunidad pueden añadir sus propias intenciones.
Padre, nos encomendamos, y a todos por quienes oramos, a la
misericordia y protección tuya, por Cristo nuestro Señor. Amén.
32. ORACIÓN DE LOS FIELES III
Como pueblo de Dios, oramos nuestro Padre celestial por su gracia y amor.
V. Señor, en tu misericordia.
R. Atiende nuestra súplica.
 Padre, por la Iglesia... haz que nuestros corazones respondan en
adoración a tu presencia y amor: R.
 Por el mundo... haz que nuestras vidas testifiquen en tu gloria en el
mundo: R.
60
 Por nuestras comunidades... haz que nuestro compromiso y bondad
construyan la unidad: R.
 Por los enfermos y necesitados... haz que nuestras voluntades estén
deseosas para obedecer, y nuestras manos listas para sanar: R.
Miembros de la comunidad pueden añadir sus propias intenciones.
En la comunión del Espíritu Santo, haz que nuestras voces se unan en
alabanza con tu pueblo en el cielo y en la tierra, oh Padre, por Cristo
nuestro Señor. Amén.

33. ORACIÓN DE LOS FIELES IV


Con peticiones, intercesiones y acción de gracias presentemos nuestras
oraciones a Dios.
V. Señor, en tu misericordia.
R. Atiende nuestra súplica.
 Padre, oramos por paz, justicia y reconciliación en todo el mundo... por
el respeto de los derechos humanos y el alivio de la opresión... te damos
gracias por todo lo que es bueno en las vidas de hombres, mujeres y
niños: R.
 Padre, oramos por la renovación de la Iglesia en fe, obras de caridad y
servicio. Por N. y N., nuestros obispos, y por la vida de nuestra diócesis
(o parroquia o misión). Te damos gracias por el don de tu palabra, la
gracia de los sacramentos y la comunión de tu pueblo: R.
 Padre, oramos por esta comunidad local y por todo el pueblo en su vida
diaria y trabajo. Oramos por los jóvenes y los ancianos, por familias, y
los que están solos. Te damos gracias por habilidades humanas y
creatividad, y por todo lo que manifiesta tu hermosura: R.
 Padre, oramos por lo que están en necesidad; por los enfermos,
afligidos y desconsolados. Oramos por los que ofrecen consuelo,
cuidado y sanidad. Te damos gracias por el amor y amistad humana y
por todo lo que enriquezca nuestras vidas diarias: R.
Miembros de la comunidad pueden añadir sus propias intenciones.
Padre, encomendamos a todos por quienes oramos, a tu misericordia y
protección, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
34. ORACIÓN DE LOS FIELES V
Con fe y amor y en unión con Cristo, ofrezcamos nuestras oraciones al
trono de gracia.
V. Señor, en tu misericordia
R. Atiende nuestra súplica.

61
 Padre, ten misericordia de tu pueblo, por quien tu Hijo entregó su vida:
R.
 Da sanidad e integridad a los pueblos y naciones, ten misericordia de
los que están rasgados por la división: R.
 Fortalece a los que estén perseguidos por causa de tu nombre, y
líbralos de maldad: R.
 Mira con misericordia a los que sufren, y escucha a los que griten en
dolor y desolación: R.
 Consuela a los moribundos, y alegra sus corazones con la visión de tu
gloria: R.
 Da descanso a los difuntos y llévalos, con tus santos, a la vida eterna: R.
Miembros de la comunidad pueden añadir sus propias intenciones.
Padre, encomendamos a ti al mundo, por el cual Cristo murió, a la
misericordia y protección tuya, por el mismo tu Hijo nuestro Señor.
Amén.
35. ORACIÓN DE LOS FIELES VI
Padre, en cada era has levantado hombres y mujeres santos para reflejar
la luz de Cristo y enseñarnos el camino de santidad.
V. Señor, en tu misericordia.
R. Atiende nuestra súplica.
 Te damos gracias por los que nos han enseñado el camino de Cristo: da
entendimiento a los que estudian la fe que la Iglesia ha recibido, y
claridad a los que comunican el Evangelio en un mundo que está
siempre cambiándose: R.
 Te damos gracias por los que han sido los pastores de tu pueblo: da
corazones pastorales a tus obispos y presbíteros, y los dones
necesarios a todo tu pueblo en su ministerio: R.
 Te damos gracias por los gobernantes cristianos, y por los que han
llevado las buenas nuevas de Cristo a tierras que no las habían
escuchado antes; da sabiduría a los que tienen poder e influencia entre
las naciones, y establece tu soberanía entre los pueblos de toda raza: R.
 Te damos gracias por los que has llamado a vivir en comunidad: que
haya amor fraternal entre los que has traído a vivir en comunión en tu
servicio, y bendice con la presencia de Cristo s sus comunidades: R.
 Te damos gracias por los que han vivido su vocación en la vida familiar:
da gracia a los que crían niños y a los que cuidan a los ancianos, y
envuelve en tu amor a todos tus hijos e hijas: R.
 Te damos gracias por los que han traído salud e integridad por la
medicina del Evangelio: da habilidad a los que ministran sanidad y
62
reconciliación con tu nombre, y consuela a todos los que gritan a ti
desde cualquier forma de dolor: R.
 Te damos gracias por el ejército noble de tus mártires, que por el
derramamientos de su sangre la Iglesia ha sido enriquecida; guarda
bajo tu protección a los que están perseguidos por causa de Cristo, y
admite, te pedimos, a los que han muerto confiados en tus promesas: R.
 Te damos gracias por N.N. al celebrar su memoria y regocijarnos en su
amistad, pedimos por tu bendición; y trae a la comunión de los santos a
todos aquellos por quienes Cristo murió: R.
Miembros de la comunidad pueden añadir sus propias intenciones.
Padre, que llegue el día cuando tu pueblo se reúna desde cada rincón de
la tierra para sentarse a tu mesa en tu reino, y ver a tu Hijo en su gloria.
Amén.
36. ORACIÓN DE LOS FIELES VII
R. Te lo pedimos Señor.
Que este día sea santo, bueno y alegre: R.
Que te ofrezcamos nuestra adoración y trabajo: R.
Que trabajemos por el bienestar de la creación: R.
Que en las alegrías y penas de la vida, conozcamos el amor de Cristo y
seamos agradecidos: R.
Miembros de la comunidad pueden añadir sus propias intenciones.
Padre, unidos en la comunión del Espíritu Santo, nos encomendamos los
unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo. Amén.
37. ORACIÓN DE LOS FIELES VIII
Oramos a ti, Padre, por la Iglesia que sea fiel:
R. Te lo pedimos Señor.
 En la oración y adoración: R.
 En la vida y comunión del Espíritu Santo: R.
 En la lectura, prédica y meditación de las Sagradas Escrituras: R.
 En la celebración de la Eucaristía: R.
 En guardar la sagrada tradición: R.
 En ecumenismo y buscar la unidad de la Iglesia: R.
 En el cuidado pastoral de tu rebaño: R.
 En el testimonio de su vida: R.
 En traer personas a tus pies: R.
 En la formación de discípulos: R.
 En la misión y proclamación del Evangelio: R.
 En el servicio a los demás, especialmente a los pobres y marginados: R.
63
 En ministrar a los enfermos: R.
 En recordar a los santos y a los fieles difuntos: R.
Miembros de la comunidad pueden añadir sus propias intenciones.
Encomendamos la Iglesia a la misericordia y protección de Dios. Amén.

38. ORACIÓN DE LOS FIELES IX


Oramos, Padre, por el mundo... que haya: Justicia, paz y libertad:
R. Te lo pedimos Señor.
 Respeto para cada ser humano: R.
 El fin de la guerra, la corrupción y opresión: R.
 Bienestar para todos; R.
 Bondad en todo y la presencia de Cristo. R.
 Y que venga tu reino, Señor: R.
Miembros de la comunidad pueden añadir sus propias intenciones.
Encomendamos la Iglesia a la misericordia y protección de Dios. Amén.

39. LETANÍA
Roguemos con fe a Dios, nuestro Padre, a su Hijo Jesucristo, y al Espíritu
Santo.
R. Señor, escucha nuestra oración. [o kyrie eleison]
 Por la Iglesia de Cristo extendida e toda la tierra, imploramos al
Espíritu y la diversidad de sus dones: R.
 Por los responsables de los pueblos, a fin de que consoliden y
defiendan la justicia y la paz, pidamos la sabiduría de Dios: R.
 Por los que son víctimas de la opresión o la violencia, pidamos el poder
del Libertador: R.
 Para que las iglesias descubran nuevamente su unidad visible en el solo
bautismo que las incorpora a Cristo, oremos por el amor de Cristo: R.
 Para que las iglesias realicen la comunión en la eucaristía en torno a la
Mesa: R.
 Oremos por la fortaleza de Cristo: R.
 Para que las iglesias reconozcan unas a otras los ministerios al servicio
de su único Señor, oremos por la paz de Cristo: R.
El pueblo puede añadir sus propias intenciones.
Ponemos en tus manos, Señor, aquellos por quienes pedimos, confiados
en tu bondad, por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

64
40. LETANÍA DE LA UNIDAD DE LA IGLESIA

Para que podamos conservar la unidad del Espíritu por el vínculo de la


paz y reconocer juntos que no hay más que un Cuerpo y un Espíritu, un
solo Señor, una sola fe un solo bautismo, roguemos al Señor.
R. Señor, ten piedad. [o Kyrie eleison]

Para que lleguemos pronto a la comunión visible del Cuerpo de Cristo


partiendo el pan y bendiciendo la copa alrededor de la misma mesa,
roguemos al Señor.

R. Cristo, ten piedad. [o Kyrie eleison]

Para que reconciliados con Dios por medio de Cristo, podamos reconocer
mutuamente nuestros ministerios y reencontrarnos en el ministerio de la
reconciliación, roguemos al Señor.

R. Señor, ten piedad. [o Kyrie eleison]

41. LETANÍA DEL SEÑOR JESÚS [Música: Confitemini Dominum, Taizé]

Den gracias al Señor porque él es bueno:


Bendito sea el Señor
Nos ha amado desde la eternidad:
Bendito sea el Señor
Nos ha recordador cuando estábamos afligidos
bendito sea el Señor
Por nosotros y nuestra salvación bajó del cielo:
Bendito sea el Señor
Por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen
Bendito sea el Señor
Y se hizo hombre:
Bendito sea el Señor
Por su cruz y pasión ha redimido al mundo:
Bendito sea el Señor
Y por su propia sangre, nos ha lavado de nuestros pecados:
Bendito sea el Señor
Resucitó al tercer día:
Bendito sea el Señor
Y nos ha dado la victoria:
Bendito sea el Señor Subió al cielo:
Bendito sea el Señor
65
Y abrió para nosotros las puertas eternas:
Bendito sea el Señor
Está sentado a la derecha del Padre:
Bendito sea el Señor
Y vive para interceder por nosotros:
Bendito sea el Señor
Por el don del Espíritu Santo:
Bendito sea el Señor
Por la Iglesia católica:
Bendito sea el Señor
Por los Sacramentos, los medios de gracia:
Bendito sea el Señor
Por la esperanza de gloria:
Bendito sea el Señor
Por las victorias de su Evangelio:
Bendito sea el Señor
Por las vidas de los santos:
Bendito sea el Señor
En alegría y tristeza, la vida y la muerte:
Bendito sea el Señor
Ahora y hasta el fin de los siglos:
Bendito sea el Señor
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo;
Amén. Aleluya.
Como era en el principio, ahora y por siempre
Amén. Aleluya.

42. BENDICIÓN RESPONSORIAL

Todos nuestros problemas.


Los enviamos a la cruz de Cristo.
Todas nuestras dificultades.
Las enviamos a la cruz de Cristo.
Todas nuestras esperanzas.
Las aferramos al Cristo resucitado.
Cristo, el Sol de Justicia, resplandezca sobre ustedes y eche afuera la
oscuridad de su camino: y la bendición de Dios omnipotente, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, esté entre ustedes y permanezca con ustedes
eternamente. Amén.

66
RECONCILIACIÓN

RITO ANGLICANO

67
68
RECONCILIACIÓN DE UN PENITENTE
Ustedes, los que se arrepientan sinceramente de sus pecados, y estén en
caridad y amor con sus prójimos, y hagan propósito de vivir una vida nueva,
siguiendo los mandamientos de Dios, y andando de aquí en adelante en sus
santos caminos; acérquense con fe, y tomen este santo Sacramento para su
consuelo; y hagan su humilde confesión a Dios omnipotente, poniéndose
devotamente de rodillas. (Libro de Oración Común, 1549,1662)
RECEPCIÓN DEL PENITENTE
El presbítero recibe con bondad al penitente y saluda con palabras de afecto.
El rito comienza con las palabras siguientes y se puede hacer la señal de la
cruz.
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El presbítero lo invita al penitente a poner su confianza en Dios con estas u
otras palabras apropiadas:
Nuestro Señor Jesucristo conoce lo que hay en el interior de cada ser
humano. Acerquémonos a él con confianza. [Juan 2:25]
Jesús dijo vengan a mi todos ustedes que están cansados y agobiados, y
yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy
apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma.
[Mateo 11:28]
Acércate confiadamente al Señor, que no se alegra con la muerte del
pecador, sino que se convierta y viva. [Ezequiel 33:11]
Nuestro Señor Jesucristo no vino a llamar a justos sino a pecadores, para
que se arrepientan. Confía en él. [Lucas 5:32]
El penitente responde:
Amén.
LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS
Si le parece oportuno, el presbítero puede leer u texto de las Sagradas
Escrituras que proclama la compasión y misericordia de Dios y su llamada al
arrepentimiento, sea uno de estos, u otro apropiado.
Los tomaré de ente las naciones, los recogeré de todas las tierras y los
llevaré a su propia tierra. Entonces los rociaré con agua limpia y quedarán
limpios; de todas sus inmundicias y de todos sus ídolos los limpiaré.
Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de
ustedes; quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de
carne. Pondré dentro de ustedes Mi espíritu y haré que anden en Mis
estatutos, y que cumplan cuidadosamente Mis ordenanzas. Habitarán en la
tierra que di a sus padres; y ustedes serán Mi pueblo y Yo seré su Dios.
[Ezequiel 36:24-28]
69
Jesús dijo: Si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su
Padre celestial. [Mateo 6:14]
Jesús se fue a Galilea a anunciar las buenas nuevas de Dios. El reino de Dios
está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas! [Marcos 1:14-15]
Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: ¡Apártate de mí, Señor;
soy un pecador! Le dijo Jesús a Simón, No temas; desde ahora serás pescador
de hombres. Así que llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, siguieron a
Jesús. [Lucas 5:8,10-11]
Escucha lo que San Pablo escribió a la Iglesia de Roma: A la verdad, como
éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los
malvados. Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya
quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor
por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió
por nosotros. [Romanos 5:6-8]
Escucha lo que San Pablo escribió a la Iglesia de Éfeso: Eviten toda
conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la
necesidad edificación y sean de bendición para quienes escuchan. No agravien
al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención.
Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de
malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y
perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. Por
tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados, y lleven una vida de amor, así
como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio
fragante para Dios. [Efesios 4:29-5:2]
Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de
Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a
Dios, porque Dios es amor. Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que
envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él...
Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos
amarnos los unos a los otros. Dios es amor. El que permanece en amor,
permanece en Dios, y Dios en él. En el amor no hay temor, sino que el amor
perfecto echa fuera el temor. Nosotros amamos a Dios porque él nos amó
primero. Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un
mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a
Dios, a quien no ha visto. Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a
Dios, ame también a su hermano. [1 Juan 4:7-21]

LITURGIA DEL SACRAMENTO


CONFESIÓN DE LOS PECADOS
El penitente puede recitar una de las fórmulas de confesión, confesando sus
pecados como parte de la fórmula de confesión, o inmediatamente después de
recitarlo; o puede confesar sus pecados y expresar su arrepentimiento con sus
propias palabras.
70
Si es necesario, el presbítero puede ayudarle a hacer una confesión íntegra,
darle los consejos oportunos, y exhortarle a la contrición de sus culpas.
Yo confieso a Dios todopoderoso, a su Iglesia y a ti que he pecado por mi
propia culpa, en pensamiento, palabra y obra; por lo que he hecho y por
lo que he dejado de hacer.
Aquí el penitente confiesa sus pecados.
Por éstos y cualquier otro pecado que ahora no puedo recordar, estoy
verdaderamente arrepentido. Pido a Dios que tenga misericordia de mí.
Me propongo firmemente corregir mi vida, y humildemente pido perdón
a Dios y a su Iglesia, y le pido consejo, dirección y absolución.
O bien
Confieso ante Dios todopoderoso y su Iglesia, que he pecado por mi
propia culpa, en pensamiento y palabra, obra y omisión.
Aquí el penitente confiesa sus pecados.
Por todos mis pecados, y cualquier otro pecado que ahora no puedo
recordar, estoy verdaderamente arrepentido, tengo la firme intención de
corregir mi vida, y humildemente pido perdón a Dios, y su gracia para
cambiarme; y le pido a usted consejo, dirección y absolución, y que
interceda por mi ante Dios, nuestro Señor
Como pastor de almas, el presbítero puede darle consejo al penitente;
también puede proponerle un acto de penitencia, que el penitente debe
aceptar como expresión de su gratitud a Dios por el perdón de sus pecados,
y como expresión de su compromiso de enmendar su vida.
Luego, como acto de contrición, el penitente dice una de las oraciones
siguientes:
1 Padre, como el hijo pródigo, que marchó hacia tu encuentro, te confieso:
“He pecado contra ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo”.
Cristo Jesús, Salvador del mundo, abriste las puertas del paraíso al ladrón
penitente, te pido: “Acuérdate de mi Señor, cuando vengas en tu reino”.
Espíritu Santo, vienes para convencernos del error del pecado, te ruego:
“Purifícame, y hazme conocer tus caminos en la senda del amor.”
2 Señor, hazme conocer tus caminos; muéstrame tus sendas. Encamíname
en tu verdad, ¡enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador; ¡en ti pongo mi
esperanza todo el día! Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor, que
siempre me has mostrado; olvida los pecados y transgresiones que
cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor, porque tú,
Señor, eres bueno.
[Salmo 25:4-7]
71
3 Señor, yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi
pecado. Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante
tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable.
Purifícame, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Aparta tu rostro de mis pecados y borra toda mi maldad. Crea en mí, oh
Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me dejes
de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu. Devuélveme la alegría de
tu salvación; que un espíritu obediente me sostenga. [Salmo 51:3-5,7:9-
12]
4 Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí que soy un pecador.

ABSOLUCIÓN
El presbítero, impone las manos sobre la cabeza del penitente, y dice:
Nuestro Señor Jesucristo, que ha dado poder a su Iglesia para absolver a
todo pecador que verdaderamente se arrepiente y cree en él, por su gran
misericordia perdona todas tus ofensas; y por su autoridad, que me ha
sido conferida, yo te absuelvo de todos tus pecados; en el Nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén
O bien
Nuestro Señor Jesucristo, que se ofreció al Padre en sacrificio por
nosotros, y confirió a su Iglesia el poder de perdonar pecados, por la
autoridad que me ha sido conferida, te absuelvo de todos tus pecados, y
te restablezco a la perfecta paz de la Iglesia: en el Nombre del Padre, y
del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.

SANTA UNCIÓN
Si en el curso del rito es evidente al presbítero que el penitente haya sido
herido, sea por los pecados de él mismo o por los pecados de otros; y si al
presbítero le parece oportuno, después de la absolución, puede ungirlo con
el óleo santo de enfermos, como parte integral del rito de la reconciliación.
El presbítero impone las manos sobre la cabeza del penitente, invoca al
Espíritu Santo con su gracia, y ora por él. Luego, tomando el santo óleo, unge
al penitente en la frente y en las manos, diciendo:
Por esta Unción santa, el Señor en su amor y misericordia, te ayude, con
la gracia del Espíritu Santo. El Señor, quien ha perdonado todos tus
pecados, te salve, te sane, y te levante.
El penitente dice:
Amén.
72
Después de las palabras te sane, el presbítero puede añadir las palabras de
tu enfermedad, o de tus heridas o de tu depresión... según la necesidad.
Luego el presbítero dice la siguiente oración:
El Señor omnipotente, que es torre fuerte para todos los que ponen su
confianza en él, y a quien todas las cosas en el cielo y en la tierra y debajo de
la tierra se inclinan y obedecen: Sea ahora y siempre tu defensa, y te haga
conocer y sentir que no hay otro nombre debajo del cielo dado para la salud
y salvación, sino solamente el Nombre de nuestro Señor Jesucristo.
R. Amén.

DESPEDIDA
Después de la absolución, y los otros ritos si hay, el presbítero despide el
penitente diciendo:
El Señor ha quitado todos tus pecados.
R. Demos gracias a Dios.
V. Vete en paz, y ora por mí, que soy pecador.
O bien
El Señor ha perdonado tus pecados.
Vete en paz; y ora por mí, que soy pecador.
O bien
Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su
pecado. Hermano (a), goza y alégrate en el Señor. Vete en paz; y ora por
mí, que soy pecador.
R. Amén.

O bien
Vete en paz, y anuncia a los hombres las maravillas de Dios, que te ha
salvado; y ora por mí, que soy pecador.
R. Amén.

MINISTERIO DEL DIÁCONO

Un diácono, después de una confesión en lugar de la Absolución dice:


Nuestro Señor Jesucristo, que se ofreció al Padre en sacrificio por
nosotros, perdona tus pecados por la gracia del Espíritu Santo.
R. Amén.

73
ADENDA
El pecado daña nuestra relación con Dios y nuestras relaciones de los unos
con los otros. Al pecar herimos a otros y a la vez a nosotros mismos. El
perdón del pecado y la sanidad de enfermedad están al corazón de las
buenas Nuevas y la llegada, en Jesucristo, del reino de Dios. La relación entre
ellas es estrecha y, a veces, explícita en el ministerio de Jesús; por ejemplo,
cuando perdonó los pecados y sanó la parálisis del hombre que fue bajado
en su camilla por el techo en Cafarnaum; y Santiago, en su carta, pone la
sanidad de la enfermedad y la confesión y el perdón del pecado lado a lado:
“Si alguno está enfermo, que llame a los presbíteros de la iglesia para que
oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor”. Y la oración de fe
sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y si ha pecado, su pecado se le
perdonará. Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por
otros, para que sean sanados. [Santiago 5:14-16]; y en nuestra tradición
pastoral anglicana, la confesión del pecado y el ministerio a los enfermos se
ven como partes del mismo ministerio. Por lo tanto en esta, si el Presbítero,
como pastor de almas, discierne la necesidad en el penitente, puede ungirlo
con el óleo santo de los enfermos, como parte integral del sacramento de la
Reconciliación.

74
Acerca de
la Iglesia
Anglicana

75
76
LA IGLESIA ANGLICANA
La Iglesia Anglicana es parte de la única Iglesia de Cristo, santa, católica y
apostólica, y el mismo Jesucristo es su Señor y Salvador. Es una iglesia con
raíces en el primer siglo, relacionando con José de Arimatea, y ahora
extendida por todo el mundo. Se conoce como la Comunión Anglicana.

PADRE, HIJO, ESPÍRITU SANTO


Los anglicanos creen en y adoran al Dios de la Santísima Trinidad: Padre,
Hijo y Espíritu Santo. Son discípulos de Jesús, una comunidad que goza de su
presencia y el Evangelio de su Reino.

SAGRADAS ESCRITURAS
Las Buenas Noticias de Jesús y la vida nueva de su reino están en el corazón
mismo del Anglicanismo. Los Anglicanos creen que las Sagradas Escrituras
son la Palabra escrita de Dios, y tienen autoridad absoluta en la Fe católica y
apostólica de la Iglesia. Así el Libro de Oración Común y sus liturgias son
ricos en palabras e imágenes bíblicas.

IGLESIA CATÓLICA
Los Anglicanos son cristianos católicos, no de la Iglesia Católica Romana,
sino católicos. Al igual que los antiguos Padres de la Iglesia, la Iglesia
Anglicana cree que la Fe Católica es Bíblica. Es la misma Fe que se encuentra
en los Credos Católicos [el Credo Niceno, Credo de los Apóstoles y Credo de
Atanasio], y las enseñanzas de los verdaderos Concilios Ecuménicos de la
Iglesia unida en sus primeros siglos.

IGLESIA DEL EVANGELIO


Los Anglicanos son cristianos del Evangelio, evangélicos como los primeros
cristianos. Creen en la Buena Noticia del Reino de Dios proclamando por
Cristo. Su respuesta al llamado de Jesús es entregarle sus vidas y seguirle
como discípulos en conversión y fe. Creen que por la encarnación, muerte y
resurrección de Jesús, y la efusión del Espíritu Santo tienen vida nueva y
abundante, siendo reconciliados con Dios.

IGLESIA DEL ESPÍRITU SANTO


Los Anglicanos son cristianos del Espíritu Santo. Creen que la Iglesia es el
templo del Espíritu, que solamente por el poder del Espíritu los cristianos
pueden vivir como Jesús, que por los carismas (dones) del Espíritu pueden
servir como Jesús, y que el carácter de Cristo se forma en ellos por la
presencia transformadora del Espíritu. Buscan la plenitud del Espíritu Santo
como María, los Apóstoles y discípulos en el Día de Pentecostés.

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EUCARISTÍA, PALABRA, ORACIÓN
Cada día los Anglicanos oran y leen la Biblia, meditando y formando sus
vidas y valores morales sobre ella en la Lectio Divina. Al principio y al fin de
cada día la Iglesia celebra los Oficios Divinos. En los Domingos y Días Santos
en sus parroquias y misiones, los Anglicanos se reúnen apara celebrar la
Santa Eucaristía, la liturgia principal de su vida común.
SACRAMENTOS
La Eucaristía está al centro de la vida y la oración Anglicana, el Sacramento
de Sacramentos. Los Anglicanos creen en la presencia de Cristo en la
Eucaristía. El Bautismo es el primer sacramento de la iniciación cristiana, y
por medio de él los bautizados llegan a ser miembros de la Iglesia, el Cuerpo
de Cristo. El Bautismo y la Eucaristía son sacramentos del Evangelio. Los
otros sacramentos son la Confirmación, Reconciliación, Unción de Enfermos,
Santo Matrimonio y Ordenación.

OBISPOS, PRESBÍTEROS, DIÁCONOS


Los ministros de la Iglesia Anglicana son los obispos, presbíteros y diáconos,
en la sucesión apostólica. Sus pastores principales y maestros de la Fe son
los obispos. Sus presbíteros y diáconos sirven en la iglesia local bajo la
autoridad del obispo, ayudados por los ministros laicos. Los clérigos
anglicanos pueden casarse. Todos los laicos están llamados a tomar parte en
la misión y ministerio de la Iglesia, como testigos y siervos de Cristo, y a ser
su fragancia, como sal y luz en el mundo.

GOBIERNO COLEGIAL
Para guiar la Iglesia los obispos de cada región, siguiendo el ejemplo de los
Apóstoles, se reúne en concilio y toman sus decisiones juntos, como
hermanos. Eligen de entre ellos uno para ser el primado, no encima de sus
hermanos, sino como el primero entre iguales. La cabeza espiritual de la
Comunión Anglicana es el Arzobispo de la sede antigua de Cantorbery, en
Inglaterra. En cada diócesis hay un sínodo compuesto por clérigos y laicos,
bajo la presencia del obispo diocesano.

COMUNIÓN DE LOS SANTOS


Los Anglicanos creen que la Iglesia en la tierra y en el cielo es una sola, una
comunión con los santos en gloria ―los santos Apóstoles, mártires y
hombres y mujeres que han cumplido con la voluntad de Dios; y entre ellos,
en un lugar de honor, está Santa María, la madre de Dios el Hijo, Jesús. Es la
misma Iglesia que Cristo amó y por la cual dio su vida [Efesios 5:25]. Al fin
de los tiempos esperan la segunda venida de Cristo para juzgar a los vivos y
muertos.
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MISIÓN DE PROCLAMAR EL EVANGELIO
En obediencia al mandato de Cristo de proclamar el Evangelio hasta los
confines de la tierra, la Iglesia Anglicana es fuertemente misionera. Procura
anunciar las Buenas Noticias del reino de Dios ―sanar a los enfermos, librar
a los oprimidos y llamar a la humanidad a volverse a Jesús para ser
reconciliado con Dios― presentar personas a Cristo, hacer discípulos; y
plantar nuevas iglesias, comunidades de fe.

SERVIR A LOS MÁS PEQUEÑOS


El Anglicanismo se compromete a servir al más pequeño de sus hermanos
―los hambrientos, enfermos, encarcelados, pobres, y marginados― lavar
pies y trabajar por la justicia y paz. Sus programas incluyen casas hogares,
colegios, centros estudiantiles, programas de salud, proyectos de desarrollo,
micro-empresas, talleres de capacitación, la defensa de los derechos de
niños, jóvenes y mujeres, asistencia en desastres naturales, y el cuidado de la
creación. En todo lo posible, los Anglicanos trabajan ecuménicamente con
otros cristianos, y otras personas de buena voluntad. Su ONG se llama
COMUNIÓN, que quiere decir compartir, vida común, comunidad.

VIVIR CON VALORES MORALES


Los Anglicanos buscan caminar en las huellas de Jesús en santidad de vida.
Sus valores morales se basan en el Nuevo Testamento y las enseñanzas de
Cristo. Los Diez Mandamientos tienen un lugar céntrico en la tradición
anglicana, y se cree que el amor es el cumplimiento de la ley y que los
cristianos están llamados a amarse los unos a los otros como Cristo nos amó.
[Juan 12:34]

PARROQUIA ― COMUNIDAD DE FE
En la Iglesia Anglicana la comunidad de fe local es como una familia con
Cristo al medio. Aquí todos deben conocerse y cuidarse en amor y paz, como
una verdadera comunión del Espíritu. El presbítero es el padre―en―Dios de
esta familia y pastor del rebaño; y los miembros de la familia, como buenos
mayordomos de los dones de Dios y con generosidad de espíritu, se
responsabilizan por sus ofrendas de la misión y ministerio de la Iglesia y el
cuidado de su presbítero.

LA GLORIA DE DIOS
En todo buscamos ser obedientes al Padre, seguir a Jesús y caminar en el
Espíritu, para el honor y gloria de su Nombre.

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