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EL PRINCIPIO DE ARQUÍMEDES
HUMO
NERIUM PARK
UMBRÍO
LA TRAVESÍA
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XXXVI Premi Born de Teatre 2011
La elaboración de esta obra ha contado con una ayuda a la creación literaria 2011 de la
Institució de les Lletres Catalanes.
Arquímedes
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PERSONAJES
HÈCTOR
JORDI
ANNA
DAVID
La puerta de entrada deja entrever un largo pasillo; a un lado, grandes ventanales que
dan a la piscina y, al otro, puertas de despachos y otros vestuarios.
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1.
JORDI y HÈCTOR ordenan dentro de unas cajas los corchos y otros objetos de
entrenamiento.
ANNA.- Hèctor...
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JORDI.- No sé/
ANNA.- Huele como a... ¿Habéis fumado?
JORDI.- No. Claro que no.
ANNA.- ¿De verdad?
JORDI.- Yo no noto nada.
ANNA.- Ya. (Pausa.) ¿Qué ha pasado esta mañana?
Pausa.
Pausa.
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JORDI.- El lunes les dije que esta semana se quitarían la burbuja. El lunes sólo los que
quisieran hacerlo. Fueron pocos. No hacía falta que lo hicieran todos ese día. No pasa
nada. Les dije que durante la semana se la irían quitando. Era una manera de que se
fueran mentalizando de que ya tocaba empezar a meterse en la piscina sin burbuja. El
miércoles ya eran bastantes. Sin problemas. Era como... Como si el objetivo fuera que
hoy viernes todos se metieran en el agua sin burbuja. Y ya está.
ANNA.- Y Àlex/
JORDI.- Àlex es el único que hoy todavía continuaba con la burbuja y no se la quería
quitar.
ANNA.- ¿Y qué has hecho?
Pausa larga.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
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JORDI.- ¿Entonces quién?
ANNA.- La madre de Paula/
JORDI.- ¿De Paula? Pero si Paula se quitó la burbuja el lunes y estaba supercntenta.
ANNA.- Y también/
JORDI.- No entiendo/
ANNA.- Jordi... No es por la burbuja.
JORDI.- Si no es por la burbuja... ¿Qué/
ANNA.- El padre de Arnau/
JORDI.- ¿De cuál de los dos?
ANNA.- Arnau Bosch. Se ha presentado aquí. Hace un rato.
JORDI.- Este hombre no ha venido nunca a la piscina. Siempre viene la madre.
ANNA.- ¿Qué has hecho cuando Àlex se ha puesto a llorar? Eso es lo que quiero que
me cuentes.
Entra HÈCTOR.
Se lleva un par de cajas más.
JORDI sale.
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ANNA.- ¿Jordi?
Pausa larga.
JORDI.- ¿Te he contado alguna vez lo que me hacía mi entrenador cuando era pequeño?
ANNA.- No.
JORDI.- (Se echa a reír.) A mí sí que me daba miedo el agua. Miedo de verdad. En mi
pueblo sólo podías hacer cursillos en verano. A mí me daba terror el verano, porque eso
significaba ir a la piscina. Nada más llegar, me escapaba y salía corriendo. Ares... Mi
entrenador/
ANNA.- ¿Ares?
JORDI.- Como el Dios de la guerra... Era su apellido... Pero en el pueblo todo el mundo
le llamaba Ares, como si fuese su nombre... Pues eso, yo me escapaba y Ares corría
como un loco detrás de mí. Me atrapaba, me cogía bien fuerte y se lanzaba al agua
conmigo para quitarme el miedo. (Pausa.) ¿Y sabes qué conseguía con eso? Que
todavía me daba más miedo. Por la mañana, cuando me despertaba, sólo de pensar que
tenía cursillo vomitaba el desayuno y me ponía a llorar. Le suplicaba a mi madre que no
quería ir a la piscina. La tenía martirizada con este tema. No aprendí a nadar hasta que
tuve doce, cuando los niños de mi clase ya hacía años que sabían. Me enseñaron unas
amigas de mi madre. Eran unas mujeres mayores que por el verano se reunían a
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mediodía en la piscina para charlar y darse unos chapuzones. Un poco cotillas, pero
buena gente. Mira... Quién hubiera dicho que acabaría siendo entrenador de natación.
ANNA.- No sé con qué me sales ahora.
JORDI.- De lo que estábamos hablando.
ANNA.- ¿Un trauma infantil?
JORDI.- ¡No!
ANNA.- Ahora soy yo la que no sabe adónde quieres ir a parar.
JORDI.- Por lo que me comentabas de Àlex... (Pausa.) Yo nunca asustaría a un niño.
ANNA.- Eso que te comentaba de Àlex... No era un comentario. Te he dicho que se me
han quejado.
JORDI.- Me conoces.
ANNA.- ¿Sí?
JORDI.- Sí. (Pausa.) ¿Qué insinúas?
ANNA.- Nada.
JORDI.- No le he reñido, ni le he gritado... Ni nada por el estilo.
ANNA.- Le has abrazado y le has dado un beso. De eso se han quejado.
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{Sonido de un cuerpo cayendo dentro de la piscina.
De agua saliendo de la nariz y formando burbujas bajo el agua.
Del cuerpo saliendo a la superficie y escuchando el ambiente de la piscina: el
chapoteo, los gritos de los niños y los silbatos de los entrenadores.}
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2.
DAVID.- Perdone...
ANNA.- Hay cosas que no deberían pasar.
DAVID.- No quería... De verdad, lo siento, pero... sabe que una cosa no tiene que ver
con la otra. Le aseguro que los padres no nos quedaremos con los brazos cruzados.
Pausa.
DAVID se va.
ANNA se queda unos segundos pensativa.
Apaga la luz del vestuario y permanece en penumbra, sólo ligeramente iluminada por
la luz que entra por la puerta y el largo pasillo del fondo.
Se sienta. Empieza a llorar, pero rápidamente intenta sobreponerse y serenarse.
Coge el teléfono y hace una llamada.
ANNA.- Hola, soy Anna. (...) Por favor, asegúrate de que todas las puertas estén
cerradas. (...) Sí. (...) No, no pasa nada. (...) ¿Ya han llegado los chicos? (...) ¿Dónde
están? (...) Vale, da igual... (...) Sí. (...) Pues que llamen al timbre cuando lleguen de
comer y les abres, pero cierra las puertas. (...) Gracias.
ANNA se va.
HÈCTOR empieza a recoger burbujas, churros y otros objetos de entrenamiento que
ordena en diferentes cajas, una para cada cosa.
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Por el pasillo vemos a JORDI que se acerca. Va en bañador. En una mano lleva los
shorts y la camiseta, en la otra y bajo el brazo algunos corchos de entrenamiento. Deja
la ropa sobre el banco.
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JORDI.- Mira que eres...
HÈCTOR.- ¿Qué?
JORDI.- Caguica. Un cigarro. Un cigarro nada más.
HÈCTOR.- Puedes salir/
JORDI.- ¿Así? ¿Quieres que me quede congelado?
HÈCTOR.- Aquí dentro ya lo sabes... La ley/
JORDI.- ¡No me salgas con esas! Ya me la sé.
HÈCTOR.- Pues si la sabes/
JORDI.- ¿Sabes lo que me jode?
HÈCTOR.- No.
JORDI.- Lo que me jode no es la ley, sino la gente a la que no os gusta y acabáis
defendiéndola como si la hubiéseis escrito vosotros.
HÈCTOR.- Haz lo que quieras.
JORDI.- (Enciende el cigarrillo.) No tiene por qué venir nadie.
HÈCTOR.- Si te pillan/
JORDI.- Si me pillan, me lo estoy fumando yo y ya está. Abre el agua caliente... ¿Qué?
Te da miedo una bronca de Anna.
HÈCTOR.- No.
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HÈCTOR.- Anda, cállate.
JORDI.- Y mientras hace pies, aprovechar para follarte a la madre, que de ahí le viene a
la niña ser una pija insoportable. Que he visto cómo la miras, a la madre... Si se te ve en
la cara que piensas: “La madre también es una pija, pero está buena la cabrona”.
HÈCTOR ríe.
JORDI.- Es de esas tías, que te la follarías por rabia, a ver si espabila. Cuatro buenas
embestidas y le saltarían los ositos de Tous de las orejas.
HÈCTOR.- Mira que eres/
JORDI.- (Gesticulando.) Así... Así... Así...
HÈCTOR.- Jordi/
JORDI.- ¡Fuerte! ¡Fuerte!
HÈCTOR.- Estás/
JORDI.- “¡Adriana, mira qué hago con mamá, a ver si aprendes!”
HÈCTOR.- (Riéndose.) /loco.
JORDI.- (Cogiéndolo por sorpresa por detrás y simulando que lo embiste.) ¡Sí, sí, sí!
¡Oh, sí, mamita!
HÈCTOR.- (Quitándoselo de encima.) ¡Anda, calla!
Pausa larga.
Pausa.
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HÈCTOR.- Algún día tendríamos que hacer un cambio.
JORDI.- ¿Un cambio de qué?
HÈCTOR.- Tú una temporada con los Delfines y yo con los Caballitos de mar.
JORDI.- Ah, no.
HÈCTOR.- ¿Por qué no?
JORDI.- Yo estoy muy bien con los Caballitos.
HÈCTOR.- Por cambiar.
JORDI.- ¿La pija y Gollum? Ni regalados.
HÈCTOR.- ¡Bah! Si son/
JORDI.- ¿Qué? ¿Son qué? Frikis. ¿Por qué me los quieres cambiar, entonces?
HÈCTOR.- Es mucho tiempo. Los pequeños son más dóciles. Los míos ya empiezan a
ser un poco pesaditos.
JORDI.- No me marees. A mí así me va bien. Preadolescentes... ¡Qué pereza! Piensa
que los míos igual no son tan pesaditos, pero lloran más.
HÈCTOR.- Lloran, pero no se quejan tanto.
JORDI.- Además... El cambio es imposible.
HÈCTOR.- ¿Por qué?
JORDI.- No puede ser.
HÈCTOR.- Dame un motivo.
Pausa.
JORDI.- Con los entrenadores pasa igual que en los campamentos. ¿No te fijaste nunca
cuando ibas?
HÈCTOR.- ¿En qué?
JORDI.- Siempre había el monitor guapo, el enrollado y el aburrido. Con los
entrenadores de natación pasa igual. Yo soy el guapo... ¡Ah! Y también el enrollado.
HÈCTOR.- ¿Y yo?
JORDI.- Tú, el aburrido.
HÈCTOR.- Gracias.
JORDI.- Si tuviese el grupo de doce años habría un problema.
HÈCTOR.- ¿Cuál?
JORDI.- Mensajitos, miradas, insinuaciones...
HÈCTOR.- ¡Pero qué dices! ¡Si sólo tienen doce años!
JORDI.- Ahora con doce años, saben muchas más cosas que tú y yo.
HÈCTOR.- Te aseguro que a mí no me ha pasado nunca.
JORDI.- Porque eres el aburrido.
HÈCTOR.- ¡Joder!
JORDI.- Fíjate un día en las miraditas y cómo hablan en voz baja.
HÈCTOR.- ¿Qué dices?
JORDI.- Sí, sí... Miraditas... (Cogiéndose el paquete.) Sobre todo aquí... ¿O te piensas
que no he pillado a ninguno de tus queridos Delfines mirándome esto?
HÈCTOR.- ¿De verdad?
JORDI.- ¡Claro!
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JORDI y HÈCTOR se ríen.
Pausa.
Silencio.
Los dos chicos se ríen.
HÈCTOR.- Bórrala.
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Pausa.
ANNA.- Hèctor...
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{Sonido de un cuerpo cayendo dentro de la piscina.
De agua saliendo de la nariz y formando burbujas bajo el agua.
Del cuerpo saliendo a la superficie y escuchando el ambiente de la piscina: el
chapoteo, los gritos de los niños y los silbatos de los entrenadores.}
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3.
JORDI.- Mira... Quién hubiera dicho que acabaría siendo entrenador de natación.
ANNA.- No sé con qué me sales ahora.
JORDI.- De lo que estábamos hablando.
ANNA.- ¿Un trauma infantil?
JORDI.- ¡No!
ANNA.- Ahora soy yo la que no sabe adónde quieres ir a parar.
JORDI.- Por lo que me comentabas de Àlex... (Pausa.) Yo nunca asustaría a un niño.
ANNA.- Lo que te comentaba de Àlex... No era un comentario. Te he dicho que se me
han quejado.
JORDI.- Me conoces.
ANNA.- ¿Sí?
JORDI.- Sí. (Pausa.) ¿Qué insinúas?
ANNA.- Nada.
JORDI.- No le he reñido, ni le he gritado... Ni nada por el estilo.
ANNA.- Le has abrazado y le has dado un beso. De eso se han quejado.
Pausa.
JORDI.- ¿Qué?
ANNA.- Sí. Dicen que has sido demasiado...
JORDI.- ¿Demasiado qué?
ANNA.- Demasiado...
JORDI.- (...)
ANNA.- ...cariñoso.
JORDI.- A Àlex le da miedo el agua.
ANNA.- A muchos niños.
JORDI.- Se ha puesto a llorar...
ANNA.- Sí.
JORDI.- Sólo quería tranquilizarlo... Que no se asustase...
ANNA.- Ya.
JORDI.- No. “Ya” no. Se te han quejado. Insinúan que...
ANNA.- Jordi...
JORDI.- ¿Y tú?
ANNA.- Los padres...
JORDI.- No, los padres, no; tú. ¿Qué piensas tú?
ANNA.- Son sus hijos.
JORDI.- ¿Tú no has dado nunca un beso a alguno de los niños?
Pausa.
ANNA.- Sí.
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JORDI.- Eres una mujer. No es lo mismo... ¡Claro! (Pausa.) Si le hubiese echado una
bronca... Si le hubiese dado una torta... Eso no. El niño sí que tendría motivos para estar
asustado y no querría meterse nunca más en el agua. Se me echarían encima. Y con
razón. Eso yo, eso, no lo haría nunca. Pero ahora resulta que se quejan porque soy
demasiado cariñoso.
ANNA.- Tranquilízate. Nadie se te ha echado encima.
JORDI.- Están diciendo que... ¿Cómo quieres que me tranquilice?
ANNA.- Jordi...
JORDI.- Es que me cuesta creer que alguien... Hay que ser retorcido. (Pausa.) ¿Y tú?
Todavía no me has dicho qué piensas tú.
Pausa larga.
Pausa.
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ANNA.- Es lo que la niña ha dicho que había visto.
JORDI.- Ya, pero no es verdad... Igual desde donde lo ha visto, le ha parecido o... No
sé... Pero no es verdad. Eso no lo haría nunca. Te lo juro.
ANNA.- (...)
JORDI.- ¿Ha dicho que lo ha visto o que le ha parecido?
ANNA.- No lo sé.
JORDI.- ¿Lo ves? Seguro que le ha parecido... Que no lo ha visto bien. Se habrá
confundido. Lo que no entiendo... Dices que... Pero... ¿por qué le ha preguntado dónde
le he dado el beso? ¿Qué esperaba/
ANNA.- Le ha preguntado si eso lo haces normalmente y ha dicho que sueles dar besos,
sólo que en la mejilla, pero que el beso de Àlex ha sido diferente.
JORDI.- ¡Mierda!
ANNA.- ¿Entiendes que/
JORDI.- Paula se ha confundido. Créeme.
ANNA.- Dime que no es verdad.
JORDI.- Te lo estoy diciendo. Hace rato que te lo digo. Te lo juro.
ANNA.- Asegúrame que no hay ningún motivo para preocuparme.
JORDI.- ¿Qué es lo que te preocupa?
ANNA.- Lo sabes.
JORDI.- ¡No! No lo sé... ¿Àlex? ¿Yo? ¿Los padres? ¿La imagen de la piscina? ¿Tu
prestigio? ¿El cargo?... ¿O algo más?
ANNA.- ¿Algo más?
JORDI.- Algo que no tiene que ver únicamente con esto.
Pausa.
ANNA.- Sólo quiero que me digas que no tengo nada de qué preocuparme.
JORDI.- No paraba de llorar. Me salió así. Le he abrazado y le he dado un beso. Un
beso en la mejilla. Nada más. Le he dicho que confiase en mí y me parece que se ha
tranquilizado.
ANNA.- Ya...
JORDI.- ¿Ya? No. Para ellos este momento es... Les asusta el agua y tienen que confiar
en mí.
ANNA.- Sí.
JORDI.- ¿Cómo pueden confiar en mí, si no me puedo ni acercar?
ANNA.- Jordi...
JORDI.- ¿Cómo? Si no confías ni tú, y ahora parece que los padres tampoco.
ANNA.- Uno de los padres me ha preguntado cosas de ti y... Realmente no sé nada.
JORDI.- ¿Quién?
ANNA.- El padre de Arnau.
JORDI.- Este hombre no ha venido nunca a la piscina. Ni un solo día.
ANNA.- Hoy sí. Hace un momento estaba aquí. Te buscaba.
JORDI.- ¿A mí?
ANNA.- Sí.
JORDI.- ¿Qué quería? ¿Qué te ha preguntado? (Pausa.) ¿Qué quería saber?
ANNA.- Quizá no hacía falta que besaras a Àlex.
JORDI.- Ya te lo he dicho: Estaba asustado. ¡Le he hecho lo mismo que hubiera hecho
con mis sobrinos!
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ANNA.- Pero Àlex no es tu sobrino. Ni tampoco ninguno de los niños del cursillo. Son
sus hijos/
JORDI.- Sí. ¿Y qué?
Pausa.
ANNA.- Pasan tantas cosas... Están asustados con lo que ha pasado en la ludoteca.
JORDI.- ¿Y ahora qué se supone que debo hacer?
ANNA.- Intentaremos calmar a los padres. Que no corra la voz y que esto no se exagere
más de la cuenta.
JORDI.- No me refiero a los padres. (Pausa.) ¿Y yo?
ANNA.- ¿Qué?
JORDI.- ¿Qué se supone que tendré que hacer a partir de mañana? Cuando los padres
vengan a buscar a los críos... ¿Cómo les puedo mirar a la cara? ¿Cómo... ¿No podré
sujetar por la barriga a los niños cuando les pido que hagan pies? ¿Ni cogerlos de las
manos? Quiero decir... Es que no sé ni cómo les voy a tocar. O mirar. Quizá si no les
miro... Alguien podría interpretarlo como que...
ANNA.- Basta, Jordi.
JORDI.- No. ¿Y cuando al final de la semana, les cojo en brazos y me lanzo con ellos al
agua? ¿Qué? ¿Eh? ¡Es un juego! Para que pierdan el miedo. Para que se diviertan. Y se
divierten. Les encanta.
ANNA.- Lo sé.
JORDI.- Sí, lo sabes...
ANNA.- Soy la responsable/
JORDI.- ¿De qué? Es que a partir de ahora no podré dejar de pensar en estas cosas. Y si
se corre la voz... ¿Sabes el daño que me puede hacer?
ANNA.- Lo aclararemos. Les tranquilizaremos y nos podremos olvidar de este tema.
Pausa.
JORDI.- Gracias.
Pausa larga.
Los dos se quedan en una situación incómoda, como si quisieran decir algo y no
supiesen cómo.
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JORDI.- ¿No te basta saber que hace cinco años que estoy aquí y que hago bien mi
trabajo?
ANNA.- ¿Lo eres?
Pausa.
Pausa.
Pausa larga.
Pausa larga.
Pausa.
JORDI se levanta.
JORDI.- Me voy.
ANNA.- ¿Adónde?
JORDI.- No sé por qué no confías en mí.
ANNA.- Sí confío.
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JORDI.- No. Le haces más caso a un padre que no había venido nunca a la piscina y a lo
que pueda decir una niña de cinco años... No me digas que confías en mí.
ANNA.- Soy la directora de la piscina.
JORDI.- Ya lo sé.
ANNA.- Los padres...
JORDI.- ¿Qué? ¿Los padres, qué?
ANNA.- Ya te lo he dicho. Todo eso de la ludoteca... Cada día sale algo en la tele... o en
los periódicos/
JORDI.- Una mujer entró en una clase y pegó a la profesora delante de los niños,
porque les había hecho volver del patio y su hijo no había podido acabarse la merienda.
En los periódicos también hay cosas como ésta... No es la primera vez que... Padres que
parece que saben mejor que nosotros cómo hemos de hacer nuestro trabajo... Los
padres, ¿qué? ¿Qué me estás diciendo?
ANNA.- Me preocupo por los niños.
JORDI.- Me dices que no son mis sobrinos, pero tú tampoco eres su madre. ¿Lo
entiendes? No lo eres, ni lo serás nunca. Y, sinceramente, creo que es difícil que nadie
tenga ganas de dejarte preñada con esa cara de amargada.
ANNA.- Jordi...
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Entra en el vestuario.
ANNA se precipita y con los nervios le cae una cartera del interior de la taquilla.
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{Sonido de un cuerpo cayendo dentro de la piscina.
De agua saliendo de la nariz y formando burbujas bajo el agua.
Del cuerpo saliendo a la superficie y escuchando el ambiente de la piscina: el
chapoteo, los gritos de los niños y los silbatos de los entrenadores.}
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4.
Media penumbra.
Sólo está encendida la luz del pasillo que se ve desde la puerta de entrada del
vestuario.
DAVID sentado en el banco, en el mismo lugar donde estaba JORDI en la escena
anterior.
ANNA se va acercando por el pasillo. Al llegar al vestuario enciende la luz.
DAVID.- Perdone.
ANNA.- ¿Qué hace aquí?
DAVID.- ¿Quién es usted?
ANNA.- Me parece que es usted quien me lo tendría que decir.
DAVID.- Me llamo David. ¿Usted quién es?
ANNA.- La directora de la piscina. Aquí no se puede estar. Es un espacio de uso
exclusivo para el personal.
DAVID.- Sí... hay un cartel que lo pone.
ANNA.- Debería irse.
DAVID.- Mi hijo entrena con los Caballitos de mar.
ANNA.- De cualquier forma, aquí no se puede estar.
DAVID.- ¿Cómo se llama el entrenador de mi hijo?
ANNA.- ¿No lo sabe?
DAVID.- No.
ANNA.- Jordi.
DAVID.- ¿Es gay?
Pausa larga.
Pausa.
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DAVID.- No cambie de tema.
ANNA.- Seguro que su hijo debe de haber dicho muchas veces su nombre cuando le
cuenta algo de la piscina.
DAVID.- No me debe de haber quedado. Mi hijo habla de muchas cosas. Debe de haber
dicho este nombre, como el de sus profesores o el de sus compañeros.
ANNA.- Ya... ¿Cómo se llama su hijo?
DAVID.- Arnau.
ANNA.- En este grupo hay dos Arnaus.
DAVID.- Arnau Bosch.
ANNA.- Un niño muy majo... Dice que quiere ser socorrista y... habla mucho de su
hermana. Ha tenido una hermana hace poco, ¿no?
DAVID.- No se haga la simpática conmigo.
ANNA.- (...)
DAVID.- ¿Qué me quiere demostrar, que conoce bien a los niños? No dudo de que haga
bien su trabajo, pero sabe que no he venido a hablar de eso.
ANNA.- Debe de ser la primera vez que viene a la piscina.
DAVID.- Mi mujer se encarga de traerlo y venir a buscarlo.
ANNA.- Y ahora se presenta aquí, fuera del horario de entrenamiento...
Pausa.
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ANNA.- Sí.
DAVID.- ¿Cómo me puede asegurar que no es un pervertido o lo que le pasa por la
cabeza cuando coge a uno de los niños? Mi hijo, por ejemplo. ¿Le parece normal que se
dedique a besarles y a abrazarlos dentro del agua?
ANNA.- Un gesto mal interpretado. Eso me parece.
DAVID.- Veo que está al corriente.
ANNA.- Sí.
DAVID.- Los padres de otros niños también se lo han comentado.
ANNA.- Sí. Jordi/
DAVID.- Es una buena persona y un buen profesional.
ANNA.- Sí.
DAVID.- ¿Ha hablado con él?
ANNA.- No.
DAVID.- Y en cambio, pondría la mano en el fuego por este chico.
ANNA.- (...)
DAVID.- No piensa averiguar/
ANNA.- Ya se lo he dicho. No tengo ningún derecho a preguntarle a él, ni a ninguno de
los trabajadores sobre su vida privada. No lo he hecho, ni lo haré. Nunca. (Dirigiéndose
a la puerta.) Y ahora si me hace el favor/
DAVID.- Estamos preocupados. Mi mujer ha visto un comentario que han colgado en el
grupo que tenemos los padres de los entrenamientos en facebook.
ANNA.- ¿En facebook?
DAVID.- Sí.
ANNA.- ¿Quién ha hecho eso?
DAVID.- ¿Y qué más da?
ANNA.- ¿Eso lo puede ver todo el mundo?
DAVID.- Sólo los que están en este grupo.
ANNA.- Es una acusación muy grave.
DAVID.- Es normal que los padres nos preocupemos.
ANNA.- Pero escribirlo así, por las buenas, en facebook... sin estar seguros...
DAVID.- ¿Usted tiene hijos?
ANNA.- Eso es crear una falsa alarma. ¿Se puede borrar un comentario después de
haberlo escrito?
DAVID.- ¿Es eso lo que le preocupa?
ANNA.- Me parece precipitado y...
DAVID.- Es un grupo en el que sólo estamos los padres.
ANNA.- Ya, pero...
DAVID.- Para hablar de los horarios, de los entrenamientos, de nuestros hijos... es un
grupo cerrado.
ANNA.- Pero lo pueden leer todos los padres.
DAVID.- ¿Le parece mal que los padres estemos conectados?
ANNA.- ¡No! Pero... escribir este comentario me parece un poco irresponsable,
sinceramente.
DAVID.- ¿Usted tiene hijos? No. No tiene. Está claro.
ANNA.- ¿Qué quiere decir?
DAVID.- Entonces es difícil que lo pueda entender.
ANNA.- Claro que lo puedo entender.
DAVID.- ¿Usted sigue las noticias?
ANNA.- Sí.
DAVID.- Hace sólo dos días... Ha visto lo que ha pasado en la ludoteca/
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ANNA.- Sí.
DAVID.- Esta ludoteca está a veinte minutos de aquí. Aquí al lado.
ANNA.- Lo sé.
DAVID.- Es asqueroso.
ANNA.- Sí.
DAVID.- Aquí al lado.
ANNA.- Pero eso no quiere decir/
DAVID.- ¿Qué sabe usted?
ANNA.- (...)
DAVID.- Se ve que también era una buena persona. Una bellísima persona. También un
buen profesional.
ANNA.- Pero eso no tiene nada que ver.
DAVID.- Uno de sus entrenadores se dedica a besuquear y tocar a los niños.
ANNA.- Dicho así... Eso es exagerado.
DAVID.- Ha besado en la boca a un niño.
ANNA.- ¡No sabemos si es cierto!
DAVID.- Pero con algo así, ¿le parece extraño que me preocupe por la persona con la
que está mi hijo y que le acompaña hasta el vestuario, donde todos los niños se
cambian?
ANNA.- (...)
DAVID.- Usted no tiene hijos. Es difícil que lo entienda. Cuando eres padre vas por la
calle o por el parque y no te permites despistarte ni un segundo. Te da un vuelco el
corazón cuando, de repente, aunque sea un momento de nada, tienes la sensación de que
has perdido de vista a tu hijo. La simple idea de que te despistes un segundo y alguien
se lo haya podido llevar o meter dentro de un coche, hacerle vete tú a saber qué cosas y
que no sepas nunca nada más, es... Siempre tienes ese temor. O de que alguien,
aprovechándose de que es un niño, le haga daño. Si me ocurriese algo así, no me lo
perdonaría nunca.
ANNA.- Lo entiendo.
DAVID.- ¿Sí?
ANNA.- Claro que sí, pero me parece que está confundiendo las cosas. Está haciendo
una montaña de algo que no lo es.
DAVID.- También lo ha visto en las noticias.
ANNA.- Y se me revuelve el estómago. Puede estar seguro.
DAVID.- Se le revuelve, pero en cambio/
ANNA.- Ni se atreva a ponerlo en duda. Lo que intento explicarle es que aquello no
tiene nada que ver/
DAVID.- ¿Cómo lo puede asegurar? Ha sido lo primero que me ha dicho: usted no sabe
nada de este chico. De su vida. De sus intenciones. Y parece que no piensa averiguarlo,
ya que para usted el respeto a la vida privada de sus trabajadores está por encima de la
seguridad de los niños y de la preocupación de los padres.
ANNA.- Y, según usted, ¿qué se supone que debería hacer?
DAVID.- Este chico no puede trabajar con críos. Se toma demasiadas/
ANNA.- Ha sido sólo... ¿No ha pensado que quizá no hay mala intención y le ha salido
espontáneamente?
DAVID.- Un beso en los labios.
ANNA.- Ni siquiera sabemos si es verdad. Es lo que ha dicho una niña y... Usted no
puede presentarse así, de esta manera. Las cosas no se hacen así.
DAVID.- Es mi hijo. Usted no es madre.
ANNA.- No es justo que me diga/
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DAVID.- Tampoco lo es que usted me trate como si fuese un paranoico. Yo y los otros
padres.
ANNA.- Nadie le ha tratado así.
DAVID.- Intenta hacer ver que no pasa nada con algo que a nosotros nos preocupa.
(Pausa.) Desde mi casa, en una de las ventanas del edificio que hay justo enfrente del
nuestro, veo un hombre que se pasa el día pegado al ordenador. Debe de tener mi edad.
Por los gestos, cómo teclea, cómo ríe... Es evidente que habla con alguien. Con alguien
que le gusta. Desde hace días, le he pillado más de una vez poniéndose de pie,
levantándose la camisa e, incluso, desabrochándose los pantalones. Debe de hacerlo
delante de la webcam. Le da igual que le pueda ver yo, mis hijos o cualquier otro
vecino. Imagínese, si este hombre es capaz de hacerlo a la vista de todo el mundo...
Tengo hijos y me preocupa que puedan verle cómo se desabrocha los pantalones, pero
sobre todo me preocupa quién está al otro lado de su ordenador. Que un día al otro lado
estuviese uno de mis hijos y alguien pudiese llegar a engañarlos y convencerlos de
cruzar la calle y subir a su piso. Sabe perfectamente que estas cosas pasan y siempre con
personas que nunca te lo imaginarías. Cada día. Lo hemos oído muchas veces, casos de
niños que les pasan cosas, no lo cuentan o... Cuando tienes hijos no puedes bajar nunca
la guardia. En la calle, en el parque, en el colegio... A veces ves a alguien mirando a tus
hijos. Gente normal. Nunca sabes por qué los están mirando. Nunca. Cuando se trata de
un niño, de tu hijo, no puedes evitar desconfiar de los adultos. ¿Me entiende?
Pausa larga.
34
DAVID.- ¿Por qué?
ANNA.- (...)
DAVID.- ¿Corporativismo? ¿Porque cree profundamente en la defensa del derecho a la
intimidad? ¿Por prudencia? ¿Inconsciencia? ¿Para ganar tiempo? O... ¿Qué le está
pasando ahora mismo por la cabeza?
ANNA.- (...)
Pausa.
DAVID hace ademán de irse.
Pausa.
DAVID.- Perdone...
ANNA.- Hay cosas que no deberían pasar.
DAVID.- No quería... De verdad, lo siento pero... sabe que una cosa no tiene que ver
con la otra. Le aseguro que los padres no nos quedaremos de brazos cruzados.
Pausa.
DAVID se va.
ANNA se queda unos segundos pensativa.
Apaga la luz del vestuario y permanece en penumbra, sólo ligeramente iluminada por
la luz que entra por la puerta y el largo pasillo del fondo.
Se sienta. Comienza a llorar, pero rápidamente intenta sobreponerse y serenarse.
Coge el teléfono y hace una llamada.
ANNA.- Hola, soy Anna. (...) Por favor, asegúrate de que todas las puertas estén
cerradas. (...) Sí. (...) No, no pasa nada. (...) ¿Ya han llegado los chicos? (...) ¿Dónde
están? (...) Vale, da igual... (...) Sí. (...) Entonces que llamen al timbre cuando lleguen de
comer y les abres, pero cierra las puertas. (...) Gracias.
35
HÈCTOR.- ¿Qué haces a oscuras?
ANNA.- Nada. Tengo dolor de cabeza. Migraña. Debe de ser migraña.
HÈCTOR.- ¿O es que nos querías asustar?
ANNA.- No estoy para bromas. Te he dicho que me duele la cabeza. Cuando llegue
Jordi, le dices que lo busco.
HÈCTOR.- De acuerdo.
ANNA.- Que es importante.
36
{Sonido de un cuerpo cayendo dentro de la piscina.
De agua saliendo de la nariz y formando burbujas bajo el agua.
Del cuerpo saliendo a la superficie y escuchando el ambiente de la piscina: el
chapoteo, los gritos de los niños y los silbatos de los entrenadores.}
37
5.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
38
HÈCTOR.- ¿De dónde venías ahora?
JORDI.- ¿Qué te ha contado Anna?
HÈCTOR.- Nada. ¿Tendría que haberme contado algo?
JORDI.- No.
HÈCTOR.- Ha dicho que ibas a hacer unos largos.
JORDI.- Sí.
HÈCTOR.- No te has metido en el agua. Estás seco.
JORDI.- ¿Qué pasa? ¿Me controlas?
HÈCTOR.- No. Es sólo que... Anna ha dicho que ibas a hacer unos largos y vuelves
seco. Completamente seco. Antes... Cuando nos hemos cruzado... ibas a las oficinas,
¿verdad?
JORDI.- (...)
HÈCTOR.- Sólo eso. Me ha extrañado, nada más.
JORDI.- ¿Qué te ha contado Anna?
HÈCTOR.- ¿Qué me tenía que contar?
JORDI.- Déjalo.
Pausa larga.
Pausa.
Pausa.
JORDI.- Sí.
HÈCTOR.- Me lo he imaginado. ¿Lo ves? Te avisé, no deberías haberla agregado. Te
equivocaste.
JORDI.- ¿De qué me estás acusando?
HÈCTOR.- No te acuso de nada.
JORDI.- Has dicho que/
HÈCTOR.- Que te avisé...
JORDI.- Y desde que he entrado me miras de esa manera. Como si hubiese hecho/
HÈCTOR.- ¿Qué has hecho?
JORDI.- /algo asqueroso.
HÈCTOR.- No te he mirado de ninguna manera.
JORDI.- ¿No? Y las preguntas y las indirectas, ¿qué? ¿Qué pasa? ¿Te lo ha pedido
Anna?
HÈCTOR.- Tranquilízate, ¿eh?
39
JORDI.- ¡Estoy hasta los cojones de que todos me digáis que me tranquilice! Ponte en
mi lugar. Ponte. No he hecho nada y vuelvo de comer y me encuentro en medio de todo
este marrón. Todos... ¿Cómo quieres que esté? Me dices que no sabes nada y en
cambio... ¿Qué se supone, que ya lo sabe toda la piscina y ya me habéis/
HÈCTOR.- Si no hubieses/
JORDI.- ¿Qué? No he hecho nada malo.
HÈCTOR.- Si te hubieses limitado/
JORDI.- También piensas que/
HÈCTOR.- Yo no lo hago. Hago mi trabajo y punto.
JORDI.- No veo qué hay de malo. Les trato... Los niños están bien conmigo y no
entiendo cómo ahora... Cómo a alguien se le puede pasar por la cabeza. Tú también...
HÈCTOR.- No te extrañe. Yo tampoco sé qué pensar.
JORDI.- Nadie me conoce mejor que tú. Somos amigos.
HÈCTOR.- Has ido a borrar a Cris del facebook. ¿Sí o no? ¿Y todo lo que decías hace
un rato de los Caballitos y los Delfines?
JORDI.- ¿Qué?
HÈCTOR.- De las miraditas aquí, de los comentarios y de los que pierden aceite.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
40
JORDI.- ¡No!
HÈCTOR.- Has dicho que no sabías nada de un bañador perdido. ¿Qué hace el bañador
de uno de los niños dentro de tu armario?
Pausa larga.
Los dos chicos se abalanzan el uno contra el otro. JORDI bloquea a HÈCTOR y se
detiene con el puño en alto con la intención de pegarle un puñetazo.
JORDI se aleja.
41
HÈCTOR.- ¿Creerte? A Anna le has dicho que ibas a hacer unos largos y estabas en las
oficinas.
Pausa.
JORDI.- ¿Quieres saber qué he hecho? He ido a la oficina, sí. He abierto el facebook y
he eliminado a Cris. He repasado bien toda la lista de amigos para asegurarme de que no
tuviese ningún otro niño. Lo he repasado dos veces, incluso las fotos que tengo
colgadas. Me ha entrado dolor de barriga, como si se me revolviese el estómago. He
salido y he ido al lavabo. “¡Imbécil!”. Me he dicho: “Pero... ¿qué estoy haciendo?”
Seguro que si alguien quisiese comprobarlo... Seguro que debe de haber alguna manera
de saber que lo he modificado hoy mismo. Incluso la hora en que lo he hecho. Cualquier
cosa que haga o diga, todavía puede ser peor. Aún podría complicarlo más. Y me he
puesto a llorar. Hèctor... Estoy asustado. ¿Cómo quieres que esté? (Pausa larga.) Ahora
ya sabes qué he hecho. Sal y vete a contárselo a Anna y a quien quieras.
Se oye un impacto.
Entra ANNA.
42
{Sonido de un cuerpo cayendo dentro de la piscina.
De agua saliendo de la nariz y formando burbujas bajo el agua.
Del cuerpo saliendo a la superficie y escuchando el ambiente de la piscina: el
chapoteo, los gritos de los niños y los silbatos de los entrenadores.}
.
43
6.
ANNA.- Jordi...
ANNA se precipita y con los nervios le cae una cartera del interior de la taquilla.
44
ANNA y HÈCTOR se observan con desconfianza.
Pausa.
45
Pausa larga.
HÈCTOR.- (...)
ANNA.- No me hace falta estar un rato despierta para recordarlo. Siempre es lo mismo.
HÈCTOR.- ¿Y lo sueñas a menudo?
ANNA.- Demasiadas veces.
HÈCTOR.- No has hablado nunca de ello.
ANNA.- Hay cosas, que... es difícil encontrar las palabras para contarlo.
HÈCTOR.- Ya.
ANNA.- ¿Y tú? ¿Qué sabes?
HÈCTOR.- No... Yo no... No quería... (Pausa.) Alguien de la piscina me lo dijo.
ANNA.- No he hablado nunca de ello. ¿Qué cuentan?
HÈCTOR.- Nada. Sólo que... se te murió un hijo.
Pausa.
ANNA.- Sí.
HÈCTOR.- Lo siento.
ANNA.- Dieciséis años. Ahora tendría veintitrés.
HÈCTOR.- (...)
ANNA.- Vives ya siempre preguntándote por qué y por qué no pudiste hacer nada. De
pequeño era un niño que no hablaba mucho. Cuando volvía de la escuela contaba pocas
cosas, pero nunca dijo nada raro. Nunca. Nada que hiciese sospechar... (Pausa.) Al dejar
el colegio siguió siendo introvertido, pero... Fue como si al empezar en el instituto
respirase un poco, sólo un poco, como si estuviese un poco más aliviado... Pero...
¿aliviado de qué? Seguía hablando poco, pero era como si... Eso, como si comenzase a
respirar... (Pausa.) A día de hoy aún no sé qué pasó, ni por qué lo hizo. Dieciséis años.
Han pasado siete y no lo sé. No lo sabré nunca. He pensado tantas veces: ¿Había pasado
algo en el colegio? ¿Con los otros niños? ¿Con algún profesor? ¿Tenía algún problema
en aquel momento? ¿En el instituto? ¿Con sus compañeros nuevos? ¿Conmigo?
(Pausa.) ¿Con su padre? ¿Con él mismo? No lo sé. Por más vueltas que le doy, no lo sé.
(Pausa.) Todavía ahora me lo pregunto. Lo peor de todo es que no hay ni un solo día
que no piense por qué no supe verlo y, sobre todo, por qué no pude evitarlo. (Pausa
larga.) La cartera de Jordi no le ha caído cuando salía. Era yo que le estaba revolviendo
el armario.
HÈCTOR.- (...)
ANNA.- Jordi ha dado un beso a uno de los Caballitos.
HÈCTOR.- ¿Un beso?
ANNA.- Sí, en los labios. (Pausa.) Bueno... No... Eso es lo que ha dicho una niña. Él
dice que no...
HÈCTOR.- Hostia...
ANNA.- Los padres se han quejado. ¿Sabes? Yo fui monitora de joven. Debía de tener
diecinueve o veinte años. Veintiuno, quizá. Una monitora de uno de estos grupos
progres. Íbamos al río y nos bañábamos en pelota con los chavales... Una vez, otros dos
monitores se metieron en la cama con una de las niñas del grupo que no podía dormir
46
porque echaba de menos su casa y no paraba de llorar... O un día, incluso, hicimos un
juego a ver quién hacía la cadena más larga con prendas de ropa. ¡Nos lo quitamos todo
y yo me llegué a quedar sin sujetador delante de los niños! (Haciendo un gesto con los
brazos cruzados sobre los pechos.) Estuve un rato así. Todo el mundo se reía y los
demás monitores silbaban y me decían que no me tapase. De hecho, ya me habían visto
cuando nos bañábamos juntos, pero en aquella situación resultaba divertido. Todo eso
ahora sería impensable... Ahora hay cosas más inofensivas que ni se nos pasaría por la
cabeza hacerlas. A nadie se le ocurriría, y si las hiciésemos, nos caería una bien gorda.
Al final, para evitarnos problemas, ya no nos atreveremos ni a quedarnos a solas con un
niño. Y sin embargo pasan cosas. Siguen pasando. Como eso de la ludoteca. A veces
parece que muchas más de las que habían pasado nunca. ¿Por qué? ¿Qué está pasando o
qué estamos haciendo para que ocurra esto? (Pausa.) Y ahora... No puedo dejar de
pensar, ¿por qué le ha dado un beso? Es normal que los padres estén preocupados. ¿O
no? Quisiera pensar que Jordi es como éramos nosotros, como la pandilla de monitores
y no como... ¡Como toda esa mierda de la ludoteca! No sé por qué desconfío. Todo este
tiempo he pensado que es un buen entrenador y un buen chaval. Que me gusta su forma
de trabajar. Esa espontaneidad... Nosotros, aquellos monitores, éramos así, pero ahora...
Me gustaría decir lo contrario, pero entiendo como nadie el miedo de estos padres. Es
que no sé quién es, si los padres tienen razón y por qué no dejo de soñar cada noche con
niños que se hunden en la piscina. No sé qué esperaba encontrar en su taquilla, en la
cartera o en el móvil. No sé si tengo derecho a hurgar entre sus cosas... (Pausa.) Es
viernes y... ¿Quizá lo mejor sería que hoy no hiciese los entrenamientos de la tarde y
dejáramos pasar el fin de semana?
HÈCTOR.- (Casi susurrante.) No sé...
ANNA.- ¡No lo sé! Tampoco lo sé. Y tampoco sé por qué te estoy contando todo esto.
(Pausa.) Tú...
HÈCTOR.- ¿Qué?
ANNA.- ¿Te habrías dado cuenta si hubiese algo extraño?
HÈCTOR.- ¿Como qué?
ANNA.- Él... Con alguno de los niños. Un gesto, un comentario... Algo que haya dicho
o hecho...
HÈCTOR.- Jordi...
ANNA.- ¿Qué?
HÈCTOR.- No... No lo sé.
ANNA.- ¿Me lo dirías, verdad? Es importante.
HÈCTOR.- Piensas que...
ANNA.- No lo sé. No sé ni si él mismo sabe lo que le pasa con los niños. Si lo sabe con
claridad. Eso es lo que más me preocupa.
Pausa.
47
ANNA.- Un bañador.
HÈCTOR.- ¿Qué pasa?
ANNA.- (Sin atreverse a cogérlo, ni tocarlo.) Un bañador. En la taquilla de Jordi hay
un bañador de un niño.
HÈCTOR.- Siempre recogemos cosas. Los niños siempre se dejan algo.
ANNA.- ¿Sí?
HÈCTOR.- Sí. Chancletas, libretas, el gorrito... De todo. Siempre.
ANNA.- ¿Seguro?
HÈCTOR.- De verdad.
ANNA.- Ya.
HÈCTOR.- Anna...
Pausa.
Pausa.
Pausa.
48
JORDI.- ¿Se puede saber qué miras?
HÈCTOR.- Nada.
Pausa.
Pausa.
49
{Sonido de un cuerpo cayendo dentro de la piscina.
De agua saliendo de la nariz y formando burbujas bajo el agua.
Del cuerpo saliendo a la superficie y escuchando el ambiente de la piscina: el
chapoteo, los gritos de los niños y los silbatos de los entrenadores.}
50
7.
JORDI.- Hèctor... Estoy asustado. ¿Cómo quieres que esté? (Pausa larga.) Ahora ya
sabes qué he hecho. Sal y vete a contárselo a Anna y a quien quieras.
Se oye un impacto.
Entra ANNA.
51
JORDI.- /Los Caballitos...
ANNA.- Sí, los Caballitos. Ahora no podemos salir. Tendrías que ver sus caras... La
rabia y... Ahora mismo sería imposible hacerles razonar.
HÈCTOR.- ¿Las puertas están cerradas?
ANNA.- No sé si he hecho bien, pero... Se ve que no paraban de llamar. Padres
pidiendo explicaciones y otros dando de baja a sus hijos. Es como si se hubiesen puesto
de acuerdo en cadena. ¡Mierda! El facebook, claro/
JORDI.- ¿Se lo has contado?
ANNA.- ¿Qué me tendría que haber contado?
HÈCTOR.- ¿Qué has querido decir con el facebook?
ANNA.- Los padres tienen un grupo/
HÈCTOR.- /Qué tiene que ver eso/
ANNA.- /se deben de haber puesto de acuerdo en darse de baja y... No sabía qué hacer y
he dicho en recepción que cierren las puertas y pongan un cartel de que no habrá
entrenamientos hasta el lunes/
JORDI.- ¿Por qué lo has hecho?
ANNA.- Y que no cogiesen más llamadas.
JORDI.- Parecerá que/
ANNA.- ¿Qué querías que hiciese?
JORDI.- ¡Eso aún complicará más las cosas!
ANNA.- ¡No sabía qué hacer! Y ahora... Se deben de haber encontrado el teléfono
desconectado y han venido...
JORDI.- Tengo que salir.
ANNA.- No, de eso nada. También hay cámaras de televisión. Es mejor que no/
JORDI.- /¿Cámaras?/
ANNA.- /Alguien les debe de haber... No, no, de ninguna manera.
JORDI.- Los niños tiran piedras... ¿Qué les habrán contado? ¿Qué les estará pasando
por la cabeza? Son niños. Son niños nada más. Es imposible que entiendan lo que está
pasando, pero están tirando piedras contra el edificio y es como // si me las estuviesen
tirando a mí.
ANNA.- /Los Caballitos.../
JORDI.- /Esta mañana jugaban conmigo en la piscina y ahora me tiran piedras.
ANNA.- ¿Qué hacemos? // HÈCTOR.- Eso, ¿qué hacemos?
JORDI.- No lo sé.
HÈCTOR.- Anna...
ANNA.- (...)
JORDI.- Salgo.
ANNA.- No... Eso no.
HÈCTOR.- Lo mejor es que esperemos.
JORDI.- ¿Esperar qué?
ANNA.- No podemos salir.
HÈCTOR.- Deberíamos...
ANNA.- ¿Qué?
HÈCTOR.- Quizá...
ANNA.- ¿Qué?
HÈCTOR.- Nada.
JORDI.- Anna... ¿Qué podemos hacer?
ANNA.- No lo sé... No tengo ni idea... ¿Por qué me habéis mentido cuando os pregunté
si habíais estado fumando?
JORDI.- Pero con qué/
52
ANNA.- Si todavía huele...
HÈCTOR.- Yo no he... ¡Hostia! Están lanzando/
JORDI.- Anna... Ya te he dicho que...
ANNA.- ¡Me has dicho que no y te has fumado un cigarro! ¡Aquí no se puede fumar!
Pausa larga.
Ninguno de los tres sabe qué hacer.
JORDI.- Sí... Tienes razón. Debes de tener razón. ¿Verdad que sí? Lo mejor que
podemos hacer es llamar a la policía... Un momento. Espera. Espera... No lo hagas. No
llames. No llames todavía.
ANNA.- ¿Qué?
JORDI.- Sólo una cosa. Una cosa nada más. (Pausa. Haciendo un esfuerzo para que no
se le quiebre la voz.) ¿Creéis que yo...? ¿De verdad pensáis...? Si viene la policía...
(Pausa.) ¿Confiáis en mí?
ANNA.- (...)
JORDI.- Anna...
ANNA.- (...)
JORDI.- Hèctor...
HÈCTOR.- (...)
JORDI.- ¿Por qué no decís nada? (Pausa larga.) ¿Me creéis, o no? (Pausa larga. Con
un hilo de voz.) Estoy asustado.
ANNA.- Todos. Todos lo estamos.
Barcelona, 2011
53
Humo
54
A Geni Lozano.
Con cariño,
admiración,
incondicionalidad.
55
PERSONAJES
LAURA
ÀLEX
EVA
JAUME
Hall de hotel
56
{DÍA 1}
57
1.
Pausa.
58
LAURA.- Creo que ya me gusta más que la mayoría de la gente que hay aquí.
ÀLEX.- ¿Qué quieres decir?
LAURA.- Tu novia. ¿No te has fijado? Todo está vacío. Parece que la mayoría prefiere
quedarse en la habitación hasta que... No sé hasta cuándo. Algunos incluso se hacen
subir la comida. Yo no podría.
ÀLEX.- Y... ¿lleváis muchos días aquí?
LAURA.- También llegamos ayer. Tenemos una casa a unos pocos kilómetros. Ya hace
años que venimos de vez en cuando, a veces incluso una temporada larga. Ahora ya
llevábamos un tiempo. Bastante tiempo. Mi marido trabajó para la embajada y desde
hace unos años, se centró en escribir. Libros y también algunos artículos. Le pareció que
aquí era un buen lugar y ha hecho buenos amigos, personas influyentes. Ayer, a media
mañana, le dijeron que sería mejor que cogiéramos una habitación en el primer hotel
que encontráramos y que intentásemos tomar un vuelo cuando vuelvan a abrir el
aeropuerto.
ÀLEX.- Entonces...
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- ¿Crees que es tan...?
LAURA.- Nos dijeron que no es seguro estar aquí y menos a las afueras, donde tenemos
la casa.
ÀLEX.- ¡Mierda! No debería haber salido.
LAURA.- ¿Tu novia?
ÀLEX.- No entiendo por qué/
LAURA.- No será para tanto.
ÀLEX.- Me acabas de decir/
LAURA.- Si fuese por mí, me habría quedado. No habría venido aquí.
ÀLEX.- ¿No estás asustada?
LAURA.- ¿De qué? (Pausa.) ¿De esto? No. Es evidente que tú sí.
ÀLEX.- (...)
LAURA.- Estás asustado.
ÀLEX.- (...)
LAURA.- Por suerte no eres de los que se han encerrado en la habitación. Este lugar...
(Pausa.) Al menos podríamos haber ido a un hotel mejor que éste, pero es el primero
que encontramos.
ÀLEX.- No está mal.
LAURA.- Depende de a qué estés acostumbrado.
ÀLEX.- (...)
LAURA.- Está lleno y, en cambio, parece que no hay nadie. Ayer era difícil encontrar
hotel. La mayoría debían de respirar aliviados al pisar la entrada.
ÀLEX.- En parte...
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Es normal.
LAURA.- ¿Sí?
ÀLEX.- Sensato.
Pausa.
LAURA.- Supongo que sí. Sí. Seguramente sí. Debes de tener razón. Posiblemente lo
que no es sensato es hacer como tu novia y salir ahí fuera.
59
Pausa larga.
ÀLEX.- Mire...
LAURA.- De tú.
ÀLEX.- Disculpa, pero...
LAURA.- ¿Te molesta que fume?
ÀLEX.- No.
LAURA.- ¿De verdad que no quieres?
ÀLEX.- No.
LAURA.- (Sonríe.) Ya que aún no lo han prohibido, aprovechémoslo... ¿Y en qué
planta estás?
ÀLEX.- ¿Cómo?
LAURA.- ¿En qué planta?
Pausa.
ÀLEX.- En la tercera.
LAURA.- ¿En qué habitación?
Pausa.
LAURA ríe.
Pausa.
ÀLEX.- Perdón.
60
LAURA.- No te vuelvas a disculpar y menos por follar de esa manera.
Pausa.
Pausa.
61
hotel y me sentaba en esa misma butaca. Quizás por eso he venido aquí, a este rincón.
No recuerdo nada más... (Pausa.) Son muy curiosos los sueños.
ÀLEX.- Mira...
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Nada.
LAURA.- ¿Nada?
ÀLEX.- Sí, nada.
LAURA.- ¿Por qué no me invitas a subir a tu habitación?
ÀLEX.- ¿Cómo?
LAURA.- Me parece que he sido muy clara.
ÀLEX.- Esto es...
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Nada.
LAURA.- ¿Nada? ¿Otra vez? ¿Y entonces?
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- ¿Qué me dices?
ÀLEX.- No.
LAURA.- ¿No?
ÀLEX.- No.
LAURA.- ¿Por qué?
ÀLEX.- No...
LAURA.- ¿Te he molestado o te has excitado?
Pausa larga.
LAURA.- Tu novia/
ÀLEX.- No es mi novia. Es mi mujer.
LAURA.- ¿Dónde está?
ÀLEX.- Y es una inconsciente.
LAURA.- No te he preguntado cómo es. Te he preguntado dónde está. Si sabes dónde
está.
ÀLEX.- ¡No! ¡Ya te he dicho que no! Ha salido a... ¡No sé!
LAURA.- ¿Por qué no la has acompañado?
ÀLEX.- No sé cuándo se ha levantado, pero de repente ya estaba vestida y me ha dicho
que... Yo estaba adormilado y...
LAURA.- Quería irse sin ti.
ÀLEX.- No.
LAURA.- ¿No?
ÀLEX.- No...
LAURA.- ¿Seguro que no?
ÀLEX.- No he dicho eso. (Pausa.) No tendría que haberla/
LAURA.- Se ha ido por las buenas.
ÀLEX.- Debía de querer salir y ver/
62
LAURA.- (Cogiendo otro cigarrillo y ofreciéndole el paquete.) ¿Seguro que no quieres
uno?
ÀLEX.- No. Ya no fumo.
LAURA.- Ya... Desde hace un rato no dejan entrar ni salir a nadie del hotel.
ÀLEX.- Sí, eso me/
LAURA.- Es temprano y todavía no habrá pasado el servicio de habitaciones.
ÀLEX.- (...)
LAURA.- Que no habrá pasado el servicio de habitaciones. La cama debe de estar por
hacer y tienen que cambiar las toallas. Tu mujer está fuera. Cuando vuelva, a la hora
que sea/
ÀLEX.- ¿Qué quieres decir con “a la hora que sea”?
LAURA.- Tal y como están las cosas ahí fuera, volver al hotel no será fácil. No sé cómo
lo ha hecho. Sin embargo, aunque salir quizá no le haya costado demasiado, volver a
entrar será más complicado.
ÀLEX.- Estoy preocupado.
LAURA.- Podemos subir. Cuando ella vuelva, la habitación ya estará arreglada. No
sufras.
ÀLEX.- Pero... Esto es...
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- ¿Es una broma?
LAURA.- ¿Te lo parece?
ÀLEX.- Te digo que estoy preocupado. No sé dónde está mi mujer. ¿Sabes qué está
pasando? Fuera hay un follón. Un follón de los gordos, no sé nada desde que se ha ido y
tú... No nos conocemos de nada. Te sientas a mi lado...
LAURA.- ¿Y qué?
ÀLEX.- Y me dices que mientras no sé nada de mi mujer ni de qué coño está pasando
en esta mierda de ciudad, en esta mierda de país, que subamos a la habitación a/
LAURA.- ¿A ti tampoco te gusta este país?
ÀLEX.- No he dicho eso.
LAURA.- Esta mierda de ciudad. Has dicho esta “mierda” de ciudad y de país.
ÀLEX.- ¡No sabíamos que pasaría nada de esto! Nos ha cogido por/
LAURA.- ¿Y yo?
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- ¿Tampoco te gusto?
ÀLEX.- (...)
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- No te entiendo... Eres...
LAURA.- Directa.
ÀLEX.- Supongo...
LAURA.- ¿De viaje de novios?
ÀLEX.- No...
LAURA.- No sé cómo lo habrá hecho. Yo, si me dejaran salir, también lo haría. Quizá
alguno de estos revolucionarios me destrozaría. No puedo salir y te lo pido a ti. Quizás
tu mujer...
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- Quizás también es lo que quiere y por eso ha salido esta mañana
aprovechando...
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- Que todavía dormías.
ÀLEX.- ¿Querer qué?
63
LAURA.- Que alguien la destroce. Que no se detenga con cuatro golpes en la pared.
Que la destroce de verdad.
LAURA ríe.
Pausa.
64
2.
Habitación 302.
65
ÀLEX.- ¿Y qué?
Pausa.
EVA.- Este país quizás recordará el día de hoy. Y un día nosotros le podremos contar/
ÀLEX.- Querrás decir tú, porque yo no cuento para nada. Si hubieras podido, te habrías
ido de puntillas sin decírmelo.
EVA.- Àlex...
ÀLEX.- ¿Qué? ¿Qué pensabas, que te darían un Pulitzer?
EVA.- Eres...
ÀLEX.- ¿Qué? Venga, di.
EVA.- Mejor que no.
ÀLEX.- Es que no sé qué querías demostrar haciendo esta tontería.
EVA.- Te parece/
ÀLEX.- - Sí. Durante un rato te habrás sentido como si finalmente hubieras hecho algo
importante en la vida.
EVA.- ¿Qué quieres decir?
ÀLEX.- Ya lo sabes.
Pausa.
66
EVA.- (...)
ÀLEX.- ¿Hacía falta que te fueras de esa manera?
EVA.- ¿De qué manera?
ÀLEX.- No tenías ganas de que te acompañara.
EVA.- ¿Me habrías acompañado? No lo habrías hecho, ¿o sí?
ÀLEX.- ¿Eso crees?
EVA.- No habrías querido venir. Me lo habrías quitado de la cabeza y/
ÀLEX.- Claro que/
EVA.- /quizás te habría dicho que me dejaras ir y habrías acabado convenciéndome de
que no lo hiciera
ÀLEX.- Ah... Era eso.
EVA.- Quiero...
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- Te lo he dicho: estoy cansada.
ÀLEX.- Igual no te interesa, pero ha llamado Marianne.
Pausa.
EVA.- ¿Marianne?
ÀLEX.- ¿Te importa?
EVA.- Claro que me importa.
ÀLEX.- Pues hace un rato nadie lo hubiera dicho.
EVA.- ¿Qué ha dicho?
ÀLEX.- Parecía que era más importante salir a la calle. La cámara y las fotografías.
EVA.- ¿Qué ha dicho?
ÀLEX.- Ha llamado hace más de cuatro horas.
EVA.- ¿Me lo quieres decir?
ÀLEX.- Mientras estabas haciendo fotos alegremente.
EVA.- Di, ¿qué ha dicho Marianne?
ÀLEX.- Te importa una mierda. ¡Una puta mierda!
EVA.- Eres un...
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- ¡Di qué te dijo Marianne!
ÀLEX.- ¡Quizás te importa tan poco que no has pensado en ello en todo el día!
EVA.- Cómo puedes/
ÀLEX.- Porque yo estaba aquí. Solo. Tú no.
EVA.- ¿Qué ha dicho?
ÀLEX.- Hemos venido a buscar a la niña, no a vivir un momento histórico. Me parece
que lo has olvidado.
EVA.- No me hagas volver a repetirlo.
Pausa larga.
ÀLEX.- La cita de mañana... nada... Tal como están las cosas... De momento/
EVA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Sólo podemos esperar y ver qué pasa. Quizás...
67
EVA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Que quizás...
EVA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Que todo este tiempo no habrá servido para nada.
EVA.- (...)
ÀLEX.- ¿Todavía te sigue pareciendo un día histórico?
EVA.- Àlex...
ÀLEX.- Igual no nos la dan.
EVA.- Mierda.
ÀLEX.- Hace un rato parecía que no lo pensabas. Te debías de sentir muy importante,
muy valiente, haciendo cuatro fotos.
EVA.- No me hagas sentir/
ÀLEX.- ¿Cómo?
EVA.- Como una puta mierda.
ÀLEX.- ¿Has pensado en cómo me he sentido yo? Esto es algo de los dos.
EVA.- Sí.
ÀLEX.- No.
EVA.- Te he dicho que/
ÀLEX.- Casi cinco años esperando este momento... Ahora que... Quizás no habrá
servido de nada y mientras tanto tú...
EVA.- Lo siento.
ÀLEX.- ¿Sí?
EVA.- ¿De verdad existe la posibilidad...? ¿Piensas que podría/
ÀLEX.- Algunos países han cambiado la ley de un día para otro, modificando los
requisitos y... han llegado a prohibir las adopciones internacionales. Y sin un lío como
el que hay ahora mismo aquí.
EVA.- Pero Marianne te ha dicho...
ÀLEX.- No sé nada más. (Pausa.) Haciendo fotos... (Pausa.) Has dicho que estás muy
cansada, ¿no? Tranquila, de momento nos han cancelado las citas que teníamos y no
podemos salir del hotel vete a saber hasta cuándo. Podrás descansar de tu aventura.
Pausa larga.
Pausa larga.
68
EVA.- En la cabeza.
ÀLEX.- ¿Qué dices?
EVA.- He estado un rato... No sé si mucho o...
ÀLEX.- En la cabeza, ¿dónde?
EVA.- Déjame. No es nada. ¡Te digo que me dejes!
Pausa.
Pausa.
69
3.
Habitación 302.
LAURA.- ¿Sí?
EVA.- ¿Qué?
LAURA.- ¿Así que te gusta?
EVA.- Sí... Mucho.
LAURA.- ¿Mucho?
EVA.- Sí, creo que... Me gusta lo que/
LAURA.- Y entonces, ¿le reconociste en seguida?
EVA.- Sí. Bueno... Me da un poco de vergüenza decirlo, pero... Cuando llegamos al
hotel y os vi a nuestro lado, en la recepción, y cuando me di cuenta de que estaba aquí
me sorprendió. Àlex/
LAURA.- ¿Àlex?
EVA.- Sí, mi compañero, ni se fijó. Él no hace demasiado caso de estas cosas... No le
interesan, pero yo/
LAURA.- ¿Él no lo reconoció?
EVA.- No. Bueno... No es exactamente que no lo reconociera... Creo que... No se debió
de fijar. Eso: no se debió de fijar.
LAURA.- Ya.
EVA.- Pero... Sí. A mí me gusta mucho lo que escribe y/
LAURA.- ¿También te gusta como hombre?
EVA.- ¿Cómo?
LAURA.- Has dicho que te gusta mi marido. Que te gusta mucho. ¿También te gusta
como hombre?
Pausa larga.
LAURA.- ¿Eso es un sí? Tantos elogios... Quizá deberías irte con él a nuestra
habitación -está aquí al lado, ya te lo he dicho- y yo quedarme aquí y esperar a que
vuelva tu compañero. Àlex, ¿no?
EVA.- Sí.
LAURA.- Has dicho que ha ido al gimnasio, ¿no?
EVA.- Sí.
LAURA.- Eres joven, a mi marido quizá aún le gustarías, e incluso te podría echar una
mano. No sería la primera vez que lo hace con una chica, como tú. Tienes que aspirar a
algo más que a un periódico local. Has dicho que trabajas en una publicación local, ¿no?
La parte administrativa, ¿verdad? No creo que hayas hecho la carrera para terminar
siendo una administrativa. Falta de talento, ¿o de ambición?
Pausa larga.
70
LAURA.- No pongas esa cara. Un poco de sentido del humor. Bromeaba. ¿No te habrás
pensado que lo decía en serio?
EVA.- No... Claro que no.
LAURA.- En serio, te has/
EVA.- Le admiro... Lo que quería decir es que le admiro y respeto su trabajo y que...
También me gusta lo que hago. Mi trabajo. Quizás no/
LAURA.- Era una broma. No hace falta que me cuentes/
EVA.- No... Es que... Me siento un poco... Quiero decir que... Ahora... Me siento un
poco ridícula. Sólo quería decir que me sorprendió verlo aquí y que... Quizás no me he
sabido... Que me gusta lo que hace. Que me gusta mucho. Sólo eso... Seguro que te lo
han dicho a ti ya él mil veces y debes de pensar... (La voz de EVA se ha ido rompiendo y
no puede seguir. Se contiene.) Perdón.
LAURA.- ¿Qué pasa?
EVA.- Nada.
LAURA.- ¿Estás bien?
EVA.- No es nada.
LAURA.- Es por/
EVA.- Ya está.
LAURA.- ¿Seguro?
EVA.- Me siento muy estúpida. Perdón.
LAURA.- No te tienes que disculpar.
EVA.- No sé...
LAURA.- Has sido muy amable.
EVA.- ¿Por qué?
LAURA.- Estaba harta de estar en la habitación, encerrada. He recordado que os oí en
recepción y he pensado... Mira, como nosotros... de Barcelona... Tenía ganas de
desahogarme, de charlar y... Tú has sido muy amable. Estabas descansando y me he
presentado así. Me has contado tantas cosas de ti. De vosotros. No es demasiado
habitual que alguien te deje entrar en su habitación sin conocerte de nada.
EVA.- Ya te lo he dicho. Pensé que eras Àlex que volvía del gimnasio y que quizá se
había dejado la tarjeta y...
LAURA.- Sí, pero has sido encantadora. Te has sincerado y te has puesto a charlar
como si nos conociéramos. Yo estaba... Te lo agradezco de verdad.
EVA.- A mí también...
LAURA.- Me has dejado entrar y ahora yo/
EVA.- Nada. Ya está.
LAURA.- Una broma desafortunada.
EVA.- No, no es por eso. Es sólo que... Estoy bien. De verdad que lo estoy.
LAURA.- Al menos tú has podido salir fuera esta mañana.
EVA.- Quizás no tendría que haberlo hecho.
LAURA.- ¿Por qué no?
EVA.- He salido. Tenía ganas de verlo... Àlex, cuando he vuelto...
LAURA.- ¿Se ha enfadado?
EVA.- Estaba preocupado. Es normal. Pero yo me he ido sin él, porque quería hacerlo
sin él. Hemos discutido y... Estoy un poco... Nada... Ahora... No es culpa tuya. Estoy un
poco/
LAURA.- Todos estamos nerviosos. Es normal. Yo misma... Estoy cansada de ir de la
habitación al hall, del hall al restaurante y del restaurante a la habitación. Yo, si hubiera
podido, también habría hecho como tú. Ojalá podamos salir pronto. Todo el día aquí
encerrada... Quizás es eso lo que me lleva a hacer estas cosas.
71
EVA.- ¿Qué cosas?
LAURA.- Estar aquí, enjaulada, hace que me comporte... Lo reconozco, ha sido una
broma estúpida. No sé por qué lo he hecho. De verdad, eres encantadora y no lo tendría
que haber dicho.
Pausa.
LAURA coge un cigarrillo y lo enciende.
Pausa.
LAURA se lo da.
EVA echa una calada y se lo devuelve.
72
EVA.- Y el cigarro...
LAURA.- ¿Me estás pidiendo que lo apague?
Pausa.
73
EVA.- Y nadie ha/
LAURA.- No. Ha sido muy rápido. Tampoco sé si había alguien. Parece que todo el
mundo prefiere quedarse encerrado en la habitación y esperar. Y, de hecho, si alguien lo
hubiera visto, ya sabes cómo van las cosas en este país...
EVA.- Pero... ¿Qué quieres decir?
LAURA.- ¿Dónde te piensas que estás? En este país tampoco nadie hubiera puesto el
grito en el cielo.
EVA.- ¿Era de aquí?
LAURA.- No. No lo era.
EVA.- ¿Quién coño era ese tipo?
Pausa.
LAURA.- Tu marido.
EVA.- ¿Qué?
LAURA.- Eso. Àlex, tu marido. ¿No te ha contado que esta mañana mientras esperaba
que volvieras al hotel ha estado hablando con una mujer y le ha dado una bofetada?
EVA.- Pero... ¿Qué dices? Sería incapaz de hacerlo.
LAURA.- Sí. Y tanto que sí.
EVA.- Eso no lo haría nunca. Nunca. Vete.
LAURA.- ¿No quieres que te lo cuente?
EVA.- ¿Por qué lo haces?
LAURA.- ¿El qué?
EVA.- Inventarte que Àlex...
LAURA.- No. No me lo invento.
EVA.- ¿Es otra de tus bromas?
LAURA.- No.
EVA.- Eres...
LAURA.- ¿Qué? ¿Qué soy? (Pausa.) No sabes nada. Nada de nada. Ni de mí, ni de este
lugar. Acabas de llegar. Me acabas de conocer.
EVA.- No sé por qué lo haces, por qué te lo inventas, pero no tiene ninguna gracia.
LAURA.- ¿Crees que no sé lo que te pasó? Por eso es por lo que habéis venido aquí a
buscar una niña. (Pausa.) No es ninguna broma. Me ha dado una bofetada. He sonreído
y le he dicho mi nombre. Todavía no nos habíamos presentado. Me he levantado de la
butaca y he ido hacia las escaleras. Él ha venido detrás. Al llegar al tercer piso, me
detuve delante de la puerta de vuestra habitación. Al cabo de unos segundos, ha llegado
y sin decir nada ha sacado la tarjeta del bolsillo, ha abierto la puerta y hemos entrado
dentro. Me ha follado. Dos veces. Tu compañero folla con una energía y una rabia poco
habitual. De alguien que se siente solo. Enfadado. (Pausa.) La bofetada no ha sido nada
comparado con cómo me ha follado.
74
{DÍA 2}
75
1.
Habitación 302.
76
ÀLEX.- Eres tú la que estás a la que salta.
EVA.- Supongo que en estas circunstancias también se puede decir que es normal, ¿o
no?
ÀLEX.- Los dos... Tendríamos que intentar...
EVA.- Es que tengo la sensación de que cada vez que digo algo...
ÀLEX.- ¿Y yo? Cada vez que abro la boca... (Pausa.) Intentemos calmarnos, ¿de
acuerdo?
EVA.- ¡Este libro es una mierda! ¡Una puta mierda!
Pausa larga.
Pausa.
EVA.- Cuando salíamos del comedor, una mujer te ha saludado, como si te conociese.
Tú también la has saludado.
ÀLEX.- Sí.
EVA.- Te he preguntado quién era/
ÀLEX.- Y te he dicho que hablamos un momento, ayer en el hall.
EVA.- Sí, que también es/
ÀLEX.- Sí, de Barcelona...
EVA.- ¿Hablasteis mucho rato?
ÀLEX.- No. Sólo un momento. ¿Por qué?
EVA.- Hay una cosa que no entiendo.
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- Te ha saludado y, en cambio, a mí, no es que no me haya saludado, es que ni me
ha mirado.
ÀLEX.- No sé qué tiene de extraño. Hablamos un momento, me ha reconocido y me ha
saludado. Ya está.
EVA.- Se llama Laura.
Pausa.
77
EVA.- Estuvimos hablando.
ÀLEX.- ¿Mucho rato?
EVA.- Sí. Un buen rato.
ÀLEX.- Pero... Se presentó/
EVA.- Sí.
ÀLEX.- ¿Qué quería?
EVA.- Nada. Nada en concreto. Tenía ganas de charlar con alguien. Nos había visto en
la recepción y... Sabía que también somos de Barcelona... Se presentó porque quería
hablar.
ÀLEX.- Hablar.
EVA.- Sí. Hablar. Tan sencillo como eso.
ÀLEX.- ¿Y cómo sabía la habitación?
EVA.- No lo sé. ¿Cómo lo podría saber?
ÀLEX.- No lo sé.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
78
EVA.- Ahora no te entiendo.
ÀLEX.- La gente hace cosas extrañas/
EVA.- ¿Extrañas?
ÀLEX.- Sí... Se comporta/
EVA.- No sé qué quieres decir.
ÀLEX.- Esta pobre mujer/
EVA.- ¿Pobre?
ÀLEX.- Sí.
EVA.- ¿Por qué pobre?
ÀLEX.- Sí, quiero decir que/
EVA.- No te entiendo/
ÀLEX.- A saber dónde tenía la cabeza cuando nos la hemos encontrado.
EVA.- ¿Como para no recordar que ayer por la tarde estuvo aquí charlando conmigo
casi una hora? Quizás más de una hora.
ÀLEX.- Sólo intento...
EVA.- A ti, en cambio/
Se oye un impacto.
Sonidos de gritos en la calle.
El ruido de fondo irá en aumento.
ÀLEX.- Ya vuelven.
EVA.- Es que ha hecho como si no me conociera/
ÀLEX. - ¿No los oyes?
EVA.- Claro que lo oigo. Ya hace rato. Lo que intentaba decir... Lo que quería/
ÀLEX.- Si pudiesen hundirían el hotel y nos reventarían a golpes de/
EVA.- No te importa lo que te estoy contando.
ÀLEX.- ¡Es que yo qué sé por qué no te ha saludado!
EVA.- Y te pones así/
ÀLEX.- ¿Cómo quieres que me ponga? No sé qué pasa. ¿No lo oyes, o qué?
EVA.- Esta gente/
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- Este país/
ÀLEX.- Estamos encerrados, sin poder salir. Vete a saber lo que lanzan. ¿Qué me dirás?
¿Que han sufrido mucho? ¿Que es normal? ¿Que esto es un momento histórico?
EVA.- Sí. Para ellos/
ÀLEX.- No sabemos ni qué reclaman, ni quiénes son, ni cómo se han organizado/
EVA.- ¿Y qué?
ÀLEX.- ¿Sabes? Te repites y eres tan...
EVA.- ¿Tan qué?
ÀLEX.- Me parece una manera tan simple... Sí, eso, simple... de intentar justificar que
un grupo de exaltados/
EVA.- ¿Por qué te pones así?
ÀLEX.- ¿Cómo?
EVA.- Ahora. De repente. De esta manera.
ÀLEX.- ¡Acabarán incluso agujereando las paredes!
EVA.- Como si esta gente te hubiesen/
ÀLEX.- ¿Es que no los oyes?
79
EVA.- ¡Claro que lo oigo! No han parado desde/
ÀLEX.- ¡No se cansan!
EVA.- De repente te pones así contra esa gente. También conmigo.
ÀLEX.- ¿Contigo?
EVA.- Parece que te ríes de lo que digo. "Simple". Has dicho "simple" y lo has dicho
con ese tono...
ÀLEX.- ¿Sabes qué te pasa?
EVA.- No. ¿Lo sabes tú? Di, ¿qué me pasa?
ÀLEX.- Saliste a la calle, respiraste un poco de su euforia y ya piensas que sabes algo
de esa gente.
EVA.- Al menos yo fui.
ÀLEX.- No hace falta que me lo recuerdes. Decidiste que no se hablaba más pero, a la
mínima que puedes, eres tú la que no puedes evitarlo.
EVA.- Y a ti, ¿sabes qué te pasa? Sabes perfectamente que aunque hubieses podido, no
lo habrías hecho.
ÀLEX.- Todo eso que dices es muy bonito. Queda muy bien. Pero recuerda dónde
estamos y qué hemos venido a hacer.
EVA.- Lo sé.
ÀLEX.- Hace un momento estabas impaciente porque no sabemos nada/
EVA.- ¿Y eso qué quiere decir?
ÀLEX.- Te llenas la boca de/
EVA.- ¿De qué?
ÀLEX.- Filosofía barata. Eres la primera que espera que esta situación acabe, porque si
no, sabes que estamos perdiendo el tiempo/
EVA.- No mezcles las cosas. Claro que lo quiero, pero recuerda que ha nacido en este
país/
ÀLEX.- ¡Y ya lo amas! ¡Y también a esta gente! Ah, claro... ¡es eso!
EVA.- Eres/
ÀLEX.- Hace cuatro días te la sudaba esta gente y este país.
EVA.- ¿Cómo puedes decir/
ÀLEX.- Lo digo porque es verdad y si dices lo contrario, mientes. ¿Qué coño sabes tú
lo que está pasando?
EVA.- Me gustaría/
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- ¿Me quieres escuchar?
ÀLEX.- Lo que oigo es que nos lanzan todo lo que pueden. Esto también se lo podrás
contar un día a la niña, cuando sea mayor: que cuando vinimos a buscarla, su gente nos
odiaba de tal manera que si hubieran podido nos habrían matado.
EVA.- No me lo puedo creer...
ÀLEX.- A ti también. No seas ingenua. ¿O no te acuerdas de que ayer te dieron un
golpe en la cabeza y te robaron la cámara?
EVA.- ¿Y me llamas a mí simple? ¡Lo de la cámara no tiene nada que ver!
ÀLEX.- Sí, claro, ¡pero te la quitaron!
EVA.- Me la/
ÀLEX.- Quitaron. Sí, quitaron.
EVA.- En el fondo lo que te molesta es que perdiese la cámara/
ÀLEX.- No: tu actitud. Esta especie de/
EVA.- Sí: “Filosofía barata”.
ÀLEX.- Y el pensar que cualquier cosa que pase, un día, cuando sea mayor, será
importante y se la tendremos que contar.
80
EVA.- Es normal. Es su país. Me gustaría contarle.
ÀLEX.- ¿Sí?
EVA.- Claro.
ÀLEX.- ¿Y qué sabes, eh?
EVA.- Me interesa/
ÀLEX.- ¡Ah! ¡Claro! Te interesa/
EVA.- Sí.
ÀLEX.- Pues vete pensando también qué le contarás y qué no.
EVA.- Que yo me sentí cerca de esta gente y de lo que/
ÀLEX.- Y yo no.
EVA.- Has dicho que son un grupo de exaltados.
ÀLEX.- Pues sal ahora.
EVA.- Pues si pudiese/
ÀLEX.- ¿Qué harías? ¿Volverías a irte?
Pausa.
EVA.- Sí.
ÀLEX.- ¡Bah! ¿Qué te crees que somos para ellos?
EVA.- ¡Al menos ellos no me ven como una mujer a la que tuvieron que vaciar!
Pausa larga.
81
2.
Pausa.
82
LAURA saca un paquete de tabaco.
Pausa.
ÀLEX no se mueve.
83
LAURA.- ¿Le has dicho que también me conocías?
ÀLEX.- No.
LAURA.- ¿No?
ÀLEX.- Sí.
LAURA.- ¿En qué quedamos?
ÀLEX.- Que ayer nos habíamos presentado.
LAURA.- ¿Sólo eso?
ÀLEX.- Sí.
LAURA.- ¿Qué es lo que te preocupa?
ÀLEX.- Que ayer fueras a nuestra habitación. Que esta mañana me hayas saludado a
mí, y a ella no.
LAURA.- Ah... Ahora lo entiendo...
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- Ha visto que te saludaba y, por eso te ha dicho que fui a vuestra habitación y
tú/
ÀLEX.- Me has saludado y a ella ni la has mirado. Lo has hecho adrede.
LAURA.- Posiblemente ahora le preocupa más lo que no le has contado tú, que lo que
le pudiera decir yo.
ÀLEX.- ¿Qué le dijiste?
LAURA.- Eva/
ÀLEX.- No hables como si la conocieses.
LAURA.- Tiene razón cuando dice que...
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- Que eres un buen chico. Un buen chico y punto. Un poco simple. Desde que
has llegado debes de haberme hecho la misma pregunta tres o cuatro veces.
ÀLEX.- Dudo que te dijese eso.
LAURA.- ¿Sí? (Pausa.) Empezasteis a salir muy jóvenes. No eras especialmente
brillante y te había costado acabar el instituto. Sólo querías quitártelo de encima y
ponerte a trabajar, y es lo que hiciste. Ella tenía alguna inquietud más y fue a la
Universidad. Cada tarde, cuando salías de trabajar, ibas a buscarla con tu coche. Os
casasteis enseguida. A ella le ofrecieron ir a trabajar un año fuera, en una editorial. Era
una buena oportunidad. Buenísima. Lo ha pensado tantas veces que era una oportunidad
única... pero dijo que no. ¿Qué haría un chico como tú, que con mucho esfuerzo sacó la
secundaria, en un lugar en el que no sabes ni hablar su lengua? Y ahí seguís: tú con tu
trabajo de cuando tenías dieciséis años y ella resignándose en una revistilla local.
¿Cuántos años tenéis ahora?
ÀLEX.- (...)
LAURA.- Sabiendo lo que me habías contado que le pasó a ella... Tuvo que pasarlo
muy mal, pobre chica. También un chico como tú.
ÀLEX.- ¿Qué quieres decir?
LAURA.- Que habíais pasado algún momento muy difícil, como no me podía ni
imaginar, y que tú estuviste siempre a su lado. Que le pasara aquello en un estado tan
avanzado/
ÀLEX.- ¡Calla! No te lo tendría que haber contado.
LAURA.- Está agradecida. De verdad que lo está. Está en deuda contigo, pero...
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- Quizás si hubiera sabido que las cosas iban a ir de esa manera, no habría
renunciado a aquella oportunidad, ni tampoco te habría necesitado ahora.
ÀLEX.- (...)
LAURA.- Al menos podréis decir que habéis estado aquí en un momento como éste.
84
ÀLEX.- (...)
LAURA.- ¿Qué pasa? ¿No dices nada?
Pausa.
Pausa.
Pausa
Pausa.
85
ÀLEX.- Y le dijiste que fuera a la habitación de tu marido... ¿Cómo quieres que/
LAURA.- Conozco perfectamente a mi marido. Algunas veces, en Barcelona, salía e iba
a los sitios precisos, solamente porque aún alguien lo reconociera. Sé lo que necesita.
No me asusta una chica joven que le dirá que lo admira y que como mucho...
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- Ya lo sabes. Sé perfectamente lo que puede pasar. No sería la primera vez. Ni
la última. Se ha ido muchas veces de casa. También aquí, se ha ido y me ha dejado sola.
A veces varios días. Pero siempre acaba volviendo.
ÀLEX.- ¿Por qué tendría que ir? Ella...
LAURA.- Ella, ¿qué?
ÀLEX.- (...)
LAURA.- ¿Por qué no? Ella no te necesitaba para nada cuando salió del hotel.
Pausa.
ÀLEX.- (Refiriéndose al paquete de tabaco que LAURA tiene en la mano.) ¿Me darías
uno? (Pausa.) Por favor...
86
3.
Habitación 301.
Pausa.
EVA.- Había estado toda la mañana fuera, en la calle. Acababa de llegar al hotel y/
JAUME.- ¿Pudiste salir?
EVA.- Necesitaba hacerlo. Quería estar allí. Verlo con mis propios ojos.
JAUME.- Pero no era muy recomendable/
EVA.- Al principio, en medio de la multitud, tuve la sensación de que todo el mundo
me miraba extrañado. Como si no entendiesen qué hacía allí en medio.
JAUME.- Era peligroso. Para alguien como/
EVA.- Sí. Supongo. (Pausa.) Oí disparos y la gente empezó a gritar y correr. Supongo
que eran disparos al aire para disolver los disturbios. No lo sé. Fue muy rápido y
confuso. No me podía mover. Juro que no sé qué me pasó, que no podía moverme. Me
encontré en medio de la multitud. Entre golpes y empujones. No se podía circular por
ninguna parte. Había tanta gente que era como si estuviéramos unos encima de otros.
Apilados. Como animales. Un nudo. Un nudo de personas que intentan soltarse. Quería
salir y no sabía por dónde, ni cómo. Me aplastarían, se me acabaría el aire y me
ahogaría. No entendía qué decían y aún me angustiaba más. Si duraba mucho, no podría
soportarlo y me entraría un ataque de pánico o... vete a saber qué. Y allí en medio, sin
poder moverme, mi frente rozaba la cara de uno de aquellos hombres. Amontonados,
era imposible hacer ni un movimiento. No le veía la cara. Sentía mi cabeza contra su
mejilla. También su cuerpo. Me estaban aplastando y era como si mi cabeza reposara
sobre su hombro y su cuerpo me protegiera. Quizás era yo la que le protegía. No sé
cuánto tiempo estuvimos así. No tengo ni idea. No sabría explicar qué me pasó. Aquel
hombre dijo algo en su lengua y... me tranquilizó. No entendía lo que me estaba
diciendo, pero me tranquilizó. Sentí una... (Pausa.) Admiración. Sí, admiración.
Admiración por aquel hombre que había salido a la calle y se había quedado pegado a
mí... ¿Me invitaría a un cigarro?
JAUME.- (Cogiendo el paquete de tabaco.) Sí, claro. Toma.
EVA.- Me sentí tan... (JAUME le da un cigarrillo.). Gracias. Como si nunca me hubiera
sentido tan unida a alguien. (Pausa larga.) No sé qué me pasó. (Pausa.) Como si
alguien hubiera hecho un simple movimiento y hubiera deshecho ese nudo, la gente
empezó a separarse. A dispersarse. Seguíamos pegados. No sabría decir por qué.
Tampoco cuánto tiempo duró. La multitud se abría. Todavía gritaban. Corrían y
gritaban. Nosotros, como si nos hubiésemos encontrado y quedado atrapados. Allí. De
aquella manera. No nos llegamos a mirar. Hubiera llorado. Finalmente se separó de mí.
(Cruzando los brazos y cogiendo con las manos la parte más alta de sus brazos.) Me
cogió aquí, fuerte, con las dos manos. Se fue. No sé por qué lo hizo. Tampoco por qué
87
no reaccioné. Yo inmóvil, en medio de la calle... La gente continuaba corriendo y
gritando. Oí sirenas. Deambulaba buscando a aquel hombre. Lo estuve buscando un
buen rato. No le había visto la cara, pero estaba segura de que lo reconocería. No lo
conseguí. No. (Pausa.) Me pasó por la cabeza. No volver. Perderme y no volver. Pero
me encontré caminando hacia el hotel. Ya era tarde. Cogí la cámara, le quité la tarjeta
de memoria y me la guardé en el bolsillo. Me deshice de la cámara. No de la tarjeta. La
tarjeta, no. (Pausa.) Llegué y subí a la habitación. Àlex me estaba esperando. Llevaba
todo el día esperando. Hubiera preferido encontrarle durmiendo, tal y como lo había
dejado cuando me fui. Volver, quitarme la ropa y tumbarme en la cama, como si todo
aquello hubiera sido un sueño. O una pesadilla. Pero no. Llegué y estaba en la
habitación, sentado, esperando. Asustado. También enfadado. Yo también lo estaba. No
sé por qué. (Pausa.) Me molestaba. (Pausa.) Hubiera preferido no encontrarlo. No tener
que hablar. Que no me tocase. Le habría insultado. Le conté esa historia. No sé por qué.
Que había perdido la cámara; que alguien me había dado un golpe; que había estado
inconsciente un buen rato. Se preocupó y... Ni siquiera quería que se preocupase, ni que
me preguntara nada. También me molestaba eso. Y le habría dicho...
JAUME.- ¿Qué?
EVA.- Nada. Es igual. Pero no. No lo hice. Sólo quería que las cosas se quedaran como
estaban antes de haber salido a la calle.
JAUME.- Una mentira sin importancia.
EVA.- ¿Sí?
Pausa.
JAUME.- No lo sé.
EVA.- Yo tampoco.
JAUME.- ¿Se lo contarás?
EVA.- No. No... Claro que no.
JAUME.- ¿Por qué has venido aquí?
EVA.- No lo sé. Estaba desconcertada. Ya se lo he dicho. Todavía lo estoy.
Pausa.
Pausa.
88
EVA.- Desconcertada... Desbordada por... como si todo esto de ahí fuera, me estuviera
pasando por dentro.
Pausa.
JAUME.- Ya.
Pausa larga.
JAUME.- Yo... No quisiera parecer... Debería escribir. Tengo que entregar un artículo.
Me han pedido/
EVA.- ¿Me dejaría quedar? Sólo un rato. Por favor.
89
4.
Habitación 302.
Pausa.
Pausa larga.
Casi un silencio.
Pausa.
90
Pausa.
ÀLEX.- A un hombre.
EVA.- ¿Quién?
ÀLEX.- No lo sé. Fumaba, y se lo pedí.
EVA.- A alguien que no conocías de nada.
ÀLEX.- Mejor eso que comprar un paquete.
EVA.- ¿No lo habrás hecho?
ÀLEX.- No. He pedido uno.
EVA.- ¿Sí?
ÀLEX.- No te engaño. Uno solo.
EVA.- Podías fumar en el hall. No hacía falta que vinieses aquí.
ÀLEX.- No quería que me encontrases fumando/
EVA.- ¿Dónde?
ÀLEX.- Si me hubieses encontrado en ell hall, me habrías/
EVA.- ¿Te preocupaba eso?
ÀLEX.- A nadie le importa.
EVA.- Ni siquiera el esfuerzo de ocultármelo.
ÀLEX.- ¿Habrías preferido que te mintiera?
EVA.- ...que no lo hubieses hecho.
ÀLEX.- Esta situación/
EVA.- ¿Qué te piensas? ¿Que eres el único?
ÀLEX.- Estoy/
EVA.- No estás. Estamos. Todos. Encerrados. También he tenido oportunidades. Pero
ni una calada. Ni una sola. Dijimos que no.
ÀLEX.- Me acuerdo.
EVA.- A medias y dijimos que el último. Y nunca más. Yo no. Ni uno solo. Pero tú...
ÀLEX.- Lo siento.
EVA.- Esta situación te sobrepasaba.
ÀLEX.- Lo necesitaba.
EVA.- Sí, lo has dicho. “Lo necesitabas”.
ÀLEX.- Sí.
EVA.- ¿Ha sido el primero?
ÀLEX.- En dos años.
EVA.- ¿Me lo tengo que creer?
ÀLEX.- Sí.
EVA.- Yo ni uno.
ÀLEX.- Lo siento.
EVA.- Cada vez que te hayas podido sentir/
ÀLEX.- Te lo juro.
EVA.- ¿Me lo juras?
ÀLEX.- Sí.
EVA.- ¡Mierda!
Pausa larga.
Se oye de nuevo un rumor en la calle, que se irá aproximando progresivamente.
91
ÀLEX.- No quería...
EVA.- ¿Qué?
ÀLEX.- No quería hacerlo.
EVA.- Yo también he tenido momentos que...
ÀLEX.- Lo sé.
EVA.- Momentos que/
ÀLEX.- Sí.
EVA.- Difíciles/
ÀLEX.- Siempre he estado a tu/
EVA.- Ha habido tantas veces, durante todo este tiempo/
ÀLEX.- Sé que yo... Quizá no he sido como esperabas/
EVA.- No. No... No... Déjalo.
Pausa.
92
EVA le da una bofetada.
ÀLEX se cubre la cara con las manos.
Se hace un largo silencio.
EVA.- Àlex...
ÀLEX.- Lo siento. De verdad que lo siento.
EVA.- Àlex... No llores, por favor.
ÀLEX.- Quería que estuviésemos bien. Sólo eso.
EVA.- Mierda... Ya vuelven... Los gritos y los golpes... ¡Que paren de una vez! ¡Que
paren o nos acabaremos volviendo locos!
93
{NOCHE Y MADRUGADA DÍA 3}
94
1.
El hombre ríe.
Coge el tabaco. Se lo ofrece a ÀLEX, que coge uno.
Los dos se ponen a fumar.
95
JAUME.- He preferido quedármelo para mí solo. Un hombre ha empezado a dar
cabezazos contra el cristal. Aquí. No sé si quería atacarnos o, simplemente, que
viéramos cómo se reventaba la cabeza.
ÀLEX.- ¿Eso hacía?
JAUME.- Quizá sólo quería entrar aquí dentro.
ÀLEX.- ¿Cómo era ese hombre?
JAUME.- No lo sé. Me parecen todos iguales. Sería incapaz de recordar su cara.
(Pausa.) Es sorprendente. Estos cristales son tan duros que no dejan pasar ni un poco de
ruido. Gritaba, pero no se oía nada. Era como ver en vivo un documental de la CNN,
pero mudo. Es curioso, en las habitaciones es mucho más escandaloso, se oye el ruido
de los golpes. Aquí, en cambio, se ve como si estuvieras dentro, pero como una película
muda. No se oía nada. Se lo aseguro. Absolutamente nada. Y ni una grieta. ¿Esto será
cristal?
ÀLEX.- ¿De verdad que no se ha asustado?
JAUME.- También lo intentaron anoche. Aprovechan la oscuridad y el descanso,
pensando que será más fácil. Que alguien bajará la guardia y que entonces, sí. Pero no.
Son como hienas.
ÀLEX.- ¿Y en ningún momento ha pensado que/
JAUME.- No. El conserje me ha dicho que mejor subiera la habitación. También me lo
dijo ayer. Le he preguntado si había peligro/
ÀLEX.- ¿Qué le ha contestado?
JAUME.- Que es imposible que rompan estos cristales. Ni aunque fueran veinte
hombres.
ÀLEX.- ¿En serio?
JAUME.- "Si es imposible que rompan los cristales, prefiero quedarme aquí. Es cierto
que pone los pelos de punta, pero no puedo dejar de mirarlo". Le he dicho eso.
ÀLEX.- Ya...
JAUME.- ¿Le molesta ahora que no le haya despertado?
ÀLEX.- No.
JAUME.- ¿Se encuentra bien?
ÀLEX.- Supongo que sí.
JAUME.- Era real. Ahora no se piense que lo ha estado soñando.
ÀLEX.- ¿El qué?
JAUME.- Lo que ha ocurrido. También esta conversación. Usted y yo.
ÀLEX.- ¿Por qué iba a pensarlo?
JAUME.- Aún está adormecido.
ÀLEX.- No lo crea.
JAUME.- Las luces de la calle pueden dar una falsa sensación de irrealidad. Si ahora se
volviera a quedar dormido, cuando se despertarse, el hotel podría volver a tener luz y si
yo no estuviera aquí, a su lado, podría pensar que lo ha soñado. Pero no es un sueño. Un
hombre se ha abierto la cabeza aquí mismo. (Señalando delante de él.) Aquel hombre ha
puesto todas sus fuerzas, tal vez para que lo viésemos, y dentro de poco seguramente no
quedará ni rastro.
ÀLEX.- Este hombre... ¿Qué ha...?
JAUME.- ¿Qué ha pasado con este hombre?
ÀLEX.- Sí...
JAUME.- Dos soldados lo han cogido por los brazos. Seguía dando cabezazos contra el
cristal. Dios mío, le tendría que haber despertado. ¡Qué furia! Dos soldados y parecía
que no podrían despegarlo de aquí delante.
ÀLEX.- Ya...
96
JAUME.- No han sido ellos los que han conseguido detenerlo. Han sido sus propios
golpes, que lo han ido debilitando. Los soldados se lo han llevado, medio arrastrándolo.
Todavía hacía algún movimiento.
ÀLEX.- Ya...
JAUME.- ¿Ya?
ÀLEX.- No sé. Por decir algo.
JAUME.- Le aseguro que no había visto nunca nada igual. Si no lo cree, fíjese en todo
este rastro que ha dejado sobre el cristal.
JAUME.- Esta marca es de aquel hombre. No creo que tarden mucho en limpiarlo.
Pausa.
97
JAUME.- Sí.
ÀLEX.- ¿Por qué?
JAUME.- Me pareció que lo necesitaba.
ÀLEX.- ¿Y qué pasó?
JAUME.- Se puso a llorar.
ÀLEX.- ¿De repente?
JAUME.- Sí.
ÀLEX.- ¿Sin que pasara nada?
JAUME.- Sí.
ÀLEX.- ¿Por qué?
JAUME.- No lo sé. Tampoco me lo contó.
ÀLEX.- ¿Y qué hizo?
JAUME.- Le dije que si la podía ayudar en algo y me dijo que no, que "muchas
gracias"... y entonces sí, se fue.
ÀLEX.- Qué extraño.
JAUME.- Sí.
Pausa larga.
Pausa.
ÀLEX.- Usted/
JAUME.- No. No tenemos. No hemos querido tener.
ÀLEX.- No me ha dado ni tiempo a acabar la pregunta.
JAUME.- ¿Me iba a preguntar eso, no?
ÀLEX.- Sí.
JAUME.- Pues ya se lo he dicho. No.
Pausa larga.
98
JAUME.- Sí.
ÀLEX.- Ya...
JAUME.- ¿Tiene idea de qué querría?
Pausa.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
Pausa larga.
Casi un silencio.
ÀLEX hace ademán de irse.
99
se puede fumar un cigarro en los restaurantes... Pero ahora que esta gente tiene una
mínima esperanza de cambio, entonces nos escapamos. Para vosotros también es un
problema. Hemos llegado a desear en tantas ocasiones una revolución..., pero en el
momento en que nos encontramos en medio, preferiríamos que no hubiera pasado.
Estamos aquí encerrados, en nuestras habitaciones, esperando, observando solamente,
mientras delante de nosotros, un hombre se da golpes en la cabeza, hasta el punto de
destrozársela contra el cristal.
100
2.
Pausa.
101
JAUME.- No.
EVA.- ¿Seguro?
JAUME.- Sí. (Pausa.) Lo debo de haber soñado.
EVA.- ¿El qué?
JAUME.- Un hombre, afuera...
EVA.- ¿Dónde?
JAUME.- Fuera, detrás del cristal. Y otro aquí, a mi lado, que dormía. (Pausa.
Refiriéndose a un vaso que hay encima de la mesita.) ¿Es mío?
EVA.- Supongo. Estaba aquí cuando llegué.
JAUME.- Mejor que fuese un sueño.
EVA.- ¿Por qué?
JAUME.- Había un hombre dando cabezazos contra el cristal. Le he estado observando
un rato. A mi lado había un hombre durmiendo. Cuando se ha despertado se lo he
contado. Quizás lo he soñado.
EVA.- Ahora está despierto. No se equivoque.
Pausa.
EVA.- Llevamos tres días aquí y, a ratos, me parece que llevamos años.
JAUME.- Ya te lo dije. Sólo podemos esperar a que todo se solucione.
EVA.- ¿Esperar? Hace cinco años que empezamos con esto. Ha habido tantas
dificultades, tantos retrasos... que llega un punto en que este momento parece irreal. Te
preguntas, ¿por qué nosotros? Y mientras pasa el tiempo, ni Àlex, ni yo somos ya los
mismos. A veces tengo la sensación de que si este momento no llega, si esto fracasara,
también habríamos fracasado nosotros dos. Y el primero que se diera cuenta, le
arrancaría los ojos al otro. Es terrible pensarlo, pero es así. Quizás le parecerá egoísta,
pero si nuestra hija no llega, pienso que no habrán servido de nada todos los sacrificios,
todas las renuncias... Àlex es una buena persona. Lo es. Y si algo acaba estropeándolo,
quizás le culparía injustamente a él de muchas cosas.
JAUME.- Es normal/
EVA.- ¿Le parece? (Refiriéndose al tabaco.) Le cojo uno.
JAUME.- Por favor.
102
EVA.- ¿De verdad le parece normal que me escapara de aquella manera? ¿Que le
mintiera con lo de la cámara? ¿Que le reproche que no entienda lo que está pasando ahí
fuera? ¿De verdad cree que yo lo entiendo? No. Yo tampoco. No sé si esto les llevará a
alguna parte. Si lo que llegará será mejor, o quizás mucho peor. No sé nada. Hago como
que sí, pero no sé nada. Y también deseo que se acabe, porque si esta revuelta triunfa,
quizás fracasemos nosotros dos. No sé en qué nos podemos convertir -en qué me he
convertido, me estoy convirtiendo- y me da miedo.
Pausa.
103
3.
Habitación 301.
Largo silencio.
Pausa larga.
Pausa larga.
104
LAURA.- (Cogiendo una blusa de manga larga.) Me parece que me voy a poner esto.
Ponen el aire acondicionado tan fuerte que consiguen que te olvides de dónde estamos.
JAUME.- No bajaré.
LAURA.- Quizá te iría/
JAUME.- No. No bajaré.
LAURA.- Salir de aquí... Comer algo/
JAUME.- Mejor que me lo suban.
LAURA.- Llevas aquí desde que llegamos/
JAUME.- No saldré.
LAURA.- Las otras veces que te ha/
JAUME.- Llevo tres días así.
LAURA.- No me habías dicho nada.
JAUME.- Déjalo. No es la primera vez. Sé perfectamente lo que me ha ocurrido otras
veces. Se me pasará.
LAURA.- ¿Por eso volviste con el coche?
Pausa.
105
Pausa.
Se observan.
Laura entiende la mirada de JAUME, se levanta y se separa del escritorio.
JAUME se pone a fumar.
Suena el teléfono.
LAURA lo coge.
LAURA.- Allô? (...) Depuis quand? (...) Bien sûr... (...) Et vous savez si ce matin/ (...)
Bien... Non, non... Bien sûr. (...) Tant mieux... Je vais le faire. Merci. Merci beacuoup.
106
{LA ÚLTIMA INSTANTÁNEA}
107
La última instantánea
Pausa larga.
108
EVA.- El asunto... Parece que hay buenas noticias... Bueno, eso dicen...
LAURA.- Seguro que sí. (A JAUME.) Han venido a adoptar una niña.
JAUME.- ¡Ah! Eso es una buena noticia.
ÀLEX.- Sí... Una buena noticia.
EVA.- Todo ha sido/
JAUME.- Me lo puedo imaginar.
EVA.- Sí...
ÀLEX.- Ahora por suerte...
JAUME.- Ha habido presiones del exterior/
EVA.- Sí, lo hemos oído en las noticias.
JAUME.- Y que podría haber algún tipo de intervención. Alguna colaboración para
ayudar/
EVA.- Y eso...
ÀLEX.- Debe de ser bueno.
Pausa.
109
LAURA.- Para cualquier cosa/
EVA.- Muy agradecida. Esperemos que/
LAURA.- Encontraros en estas circunstancias...
EVA.- Asusta un poco, sí.
JAUME.- Todo es tan inestable. Aquí parece que más.
EVA.- Sí.
LAURA.- Este país/
JAUME.- Todo funciona de otra manera. Todo está por hacer y/
LAURA.- Pero parece que todo se ha solucionado.
JAUME.- Insisto. Si necesitáis cualquier cosa/
EVA.- Gracias.
LAURA.- (Quitándole algo que se había quedado prendido en la camisa de ÀLEX.)
Tenías algo aquí.
ÀLEX.- Gracias.
Pausa larga.
LAURA.- ¿Y qué? ¿Ya tenéis claro cómo se llamará? Muchas parejas, a la hora de
elegir un nombre, no se acaban de poner nunca de acuerdo.
EVA.- Nosotros sí. Nos pusimos enseguida.
LAURA.- Qué bien...
ÀLEX.- Sí... Enseguida.
LAURA.- Al menos habéis tenido tres días aquí para pensarlo a fondo. (Pausa larga.)
¿No?
JAUME.- ¿Y cómo se llamará?
LAURA.- Una fotografía.
EVA.- ¿Qué?
LAURA.- Una cámara. Este momento se merece una foto.
Pausa.
110
LAURA toma un poco de distancia.
JAUME contempla la escena.
La pareja sonríe.
Oscuro.
111
Nerium Park
112
Premio Ciutat de Manacor de teatre – Jaume Vidal i Alcover 2013
Para Papitu.
Gracias por construir urbanizaciones
y carreteras con conductores que
piden ayuda y personajes que
transitan bajo alertas de peligro.
Gracias por haberlas construido y, años
después, poder circular por ellas.
113
PERSONAJES
GERARD
MARTA
114
{N O V I E M B R E}
115
MARTA.- No. Quería decir que ahora mismo tenemos bastante trabajo con el traslado.
No estoy para/
GERARD.- ¿Qué te pasa?
MARTA.- Nada. No me pasa nada. ¿Por qué tendría que pasarme algo?
GERARD.- ¿No estás contenta?
MARTA.- ¿Contenta? No sé. Un poco agobiada, eso es lo que estoy.
GERARD.- Pero... ¿No te hace ilusión?
MARTA.- Dicen que las tres cosas más estresantes en la vida son un traslado, una
ruptura y un cambio de trabajo.
GERARD.- Tenemos trabajo.
MARTA.- Sí.
GERARD.- No me vas a dejar, ¿verdad?
MARTA.- No, de momento/
GERARD.- ¿De momento?
MARTA.- De momento, no.
GERARD.- Qué bien... (Pausa.) ¿Entonces?
MARTA.- ¿Qué?
GERARD.- Un traslado, sí. Una de tres. En una semana lo tendremos listo.
MARTA.- Ya.
GERARD.- Entonces, ¿qué?
MARTA.- Los cambios/
GERARD.- ¿No estás contenta con este piso?
MARTA.- Sí... Supongo que sí.
GERARD.- ¿Supones?
MARTA.- Sí.
GERARD.- El antiguo piso/
MARTA.- ¿Qué?
GERARD.- Humedades, ruido, los vecinos, no teníamos espacio y estábamos hasta las
narices de pagar el alquiler. ¿Continúo con la lista?
MARTA.- Ya.
GERARD.- Piso nuevo, en las afueras, tranquilo, soleado, el doble del piso que
teníamos... Nuestro...
MARTA.- Treinta años para pagarlo.
GERARD.- Joder... Cuando te pones así ...
MARTA.- Estoy contenta, Gerard, de verdad que lo estoy.
GERARD.- Nadie lo diría.
MARTA.- Ya sabes que/
GERARD.- Que te ahogas en un vaso de agua.
MARTA.- Los cambios...
GERARD.- Es un cambio a mejor.
MARTA.- Supongo.
GERARD.- ¿Supones?
MARTA.- Los cambios... me asustan.
GERARD.- ¿Qué te asusta?
MARTA.- Ya lo sé... Tienes razón... Ya lo sabes. Cualquier cambio, aunque sea bueno.
Me pasa algo bueno y no puedo dejar de pensar que si todo va tan bien es porque algo
acabará torciéndose.
GERARD.- Es que parece que quieres que pase.
MARTA.- No. Claro que no.
GERARD.- Cuando te pones así/
116
MARTA.- Lo siento. (Pausa. Le mira con ternura. Sonríe.) Me encanta este piso.
GERARD.- Hace un momento no lo parecía.
MARTA.- Sólo pienso que el otro estaba bien.
Pausa.
Se ríen.
117
GERARD.- Somos los primeros. ¿No querrás que seamos los únicos en toda la
urbanización?
MARTA.- (Sonríe.) ¿Por qué no? Tendríamos la piscina para nosotros solos.
118
{D I C I E M B R E}
119
GERARD.- Ah...
MARTA.- Gerard...
GERARD.- ¿Qué?
MARTA.- ¿Me escuchas?
GERARD.- Sí, pero/
MARTA.- ¿Qué?
GERARD.- Nada. Vas cambiando de tema.
MARTA.- ¿Yo?
GERARD.-Sí.
MARTA.- Parece que estás en otra parte.
GERARD.- Claro...
MARTA.- ¿Claro? ¿Estás ahí?
GERARD.- Sí, sí...
MARTA.- ¿Dónde tienes la cabeza?
GERARD.- En el trabajo y/
MARTA.- ¿Por qué?
GERARD.- /Y en algo extraño que me acaba de pasar en la carretera.
MARTA.- ¿En la carretera?
GERARD.- Ahora, cuando volvía, en la carretera ha pasado algo...
MARTA.- ¿Qué?
GERARD.- (Después de pensárselo unos segundos.) Nada.
MARTA.- ¿Qué ha pasado?
GERARD.- Nada, una tontería.
MARTA.- ¿Me lo cuentas, o no?
GERARD.- Quizás no ha pasado nada.
MARTA.- ¿En qué quedamos?
Pausa.
120
GERARD.- Si le pasara algo no estaría riéndose... Los brazos los movería de otra
manera... No sé... No, no pedía ayuda. Diría que me ha saludado.
MARTA.- Qué extraño.
GERARD.- Reduje la velocidad y paré el coche.
MARTA.- ¿Por qué lo hiciste?
GERARD.- Miré por el retrovisor. Lo primero que pensé también era que quizás le
pasaba algo.
MARTA.- ¿Pero has bajado del coche?
Pausa.
GERARD.- No... Di la vuelta. Ya sabes que por esta carretera no pasan demasiados
coches. Ha sido un momento. He girado, he ido más despacio, y he dado la vuelta a la
rotonda, pero nada... Ni rastro.
MARTA.- No se te ocurra subir a nadie en el coche.
GERARD.- Es imposible que haya tenido tiempo de volver al arcén o... pero... No lo he
visto por ninguna parte.
MARTA.- Te estoy diciendo que no se te ocurra/
GERARD.- Es extraño.
MARTA.- Y menos cuando está oscuro.
GERARD.- ¿Y si hubiera necesitado algo?
MARTA.- Dices que parecía que no le pasaba nada.
GERARD.- Me sonreía.
MARTA.- No me deberías contar estas cosas.
GERARD.- Pero si/
MARTA.- Ahora cada vez que pase por allí/
GERARD.- Si la mayoría de días volvemos juntos.
MARTA.- Hay muchos días que no.
GERARD.- Dos días a la semana.
MARTA.- A veces tres. Ya son más de la mitad.
GERARD.- Quizás me lo he imaginado.
MARTA.- Ahora seré yo la que se lo imagine cada vez que pase.
GERARD.- Es que era imposible/
MARTA.- ¿Y no has visto ningún coche aparcado en algún sitio?
GERARD.- No.
MARTA.- Pues/
GERARD.- No, no... Seguro que no.
MARTA.- Cuando sales de la autopista y coges esta carretera... Este lugar es tan...
GERARD.- ¿Qué?
MARTA.- Inhóspito.
GERARD.- Desde que dejas la autopista hasta aquí son apenas diez minutos. Es un
momento.
MARTA.- No pasa nadie y ahora encima me dices...
GERARD.- ¿Qué?
MARTA.- Que me puede salir un hombre del arcén saludando: “¡Hola! ¿Qué tal?”
GERARD.- (Se ríe.) Quizás me lo he imaginado.
MARTA.- ¡No me digas ahora que te lo has imaginado!
GERARD.- Podría ser.
121
MARTA.- Lo haces para no asustarme.
GERARD.- En cualquier caso no debía de ser nada malo.
Pausa.
122
GERARD.- ¡Joder! Justo lo que necesitaba oír... ¡Siempre tan optimista!
MARTA.- Sólo he dicho/
GERARD.- Que podrían prescindir de mí.
MARTA.- Que nadie es imprescindible. No es exactamente lo mismo. Sé de lo que
hablo.
GERARD.- Claro: la jefa de recursos humanos.
MARTA.- Pues sí, es mi trabajo y estoy acostumbrada/
GERARD.- Sólo somos dos en toda la empresa los que hacemos este trabajo. Es más
fácil que se carguen/
MARTA.- Tienes razón.
GERARD.- /A algún administrativo, informáticos/
MARTA.- No estoy segura.
GERARD.- /Yo que sé... pero no, creo que a mí no/
MARTA.- No tendría que haberlo dicho. Ha sido un comentario... desafortunado...
(Pausa.) ¿Y cuándo lo sabréis?
GERARD.- Este mes. Por eso venía preocupado, dándole vueltas.
MARTA.- Pero de ahí a imaginar a alguien...
GERARD.- Es por encontrar una explicación.
MARTA.- Ya...
Pausa larga.
123
{E N E R O}
124
Pausa.
MARTA.- (Dejando los informes con los que estaba trabajando.) ¿Estás enfadado o
quieres que salgamos?
GERARD.- ¿Por qué lo dices?
MARTA.- No sé... Te has encerrado en la habitación, con el ordenador y ahora sales
con esto del cine.
GERARD.- Sí.
MARTA.- Ya... Como si nada.
GERARD.- Es que no lo entiendo.
MARTA.- ¿Qué es lo que no entiendes?
GERARD.- Por qué te has puesto de esa manera.
MARTA.- ¿De qué manera?
GERARD.- ¿De qué manera?
MARTA.- Sí. (Pausa.) Es que es/
GERARD.- ¿Lo ves?
MARTA.- ¿Qué?
GERARD.- Ya está. Es que lo estoy viendo. Ya sé lo que me dirás. No quiero volver a
empezar.
MARTA.- ¿Y qué hacemos?
GERARD.- No sé.
MARTA.- ¿Vamos al cine y lo dejamos?
GERARD.- No es eso.
MARTA.- Es que no es para tomárselo a la ligera.
GERARD.- ¿Crees que no lo sé?
MARTA.- Sí, pero/
GERARD.- No entiendo por qué no quieres ni oír hablar de ello.
MARTA.- No es eso.
GERARD.- ¿No?
MARTA.- No.
GERARD.- ¿Qué te asusta? (Pausa.) ¿Qué te asusta, ahora?
MARTA.- ¿Por qué dices "ahora"?
GERARD.- Porque siempre hay algo.
MARTA.- ¿"Siempre"?
GERARD.- Sí.
Pausa.
Pausa larga.
125
MARTA.- Ya llevamos tres meses aquí.
GERARD.- Sí, ¿y qué?
MARTA.- Estoy intranquila.
GERARD.- ¿Qué quieres decir?
MARTA.- Últimamente me están poniendo reuniones a última hora y siempre llego
tarde. Cuando vuelvo ya está oscuro.
GERARD.- No sé qué tiene que ver con/
MARTA.- Cuando llego con el coche, veo las luces de la calle encendidas, pero ninguna
en los pisos... Parece un desierto. Perfecto, pero un desierto. Da cosa y todo.
GERARD.- Pronto crecerán los días.
MARTA.- ¿Y qué?
GERARD.- ¿Qué pasa? No has tenido un buen día. Es eso.
MARTA.- Hace días que tengo esa sensación.
GERARD.- Los venderán y esto empezará a cambiar.
MARTA.- Llevan meses sin vender ni uno. Desde que llegamos no han abierto ni una
sola tienda. Ni un bar. ¿Para qué lo van a abrir? No tiene sentido. ¡Menudo negocio!
Sólo podríamos ir nosotros dos.
GERARD.- El otro día vi a alguien de la agencia que enseñaba uno de los pisos.
MARTA.- Los enseñan, pero no venden ni uno. Y cada vez los enseñan a menos gente.
Las obras se han paralizado. Al menos antes había albañiles. Ahora, ni eso.
GERARD.- No hagas/
MARTA.- ¿Cómo quieres que me plantee/
GERARD.- Marta...
MARTA.- En lugar de plantearnos tener hijos, lo que deberíamos hacer es pensar en
vender este piso.
Pausa.
GERARD.- ¿Venderlo?
MARTA.- Sí.
GERARD.- Pensaba/
MARTA.- No...
GERARD.- Si apenas nos hemos instalado hace.../
MARTA.- Sí.
GERARD.- /...Hace nada.
MARTA.- Sí.
GERARD.- Insististe en que no querías vivir en el centro. En la ciudad.
MARTA.- Sí.
GERARD.- Insististe en que teníamos que comprarnos un piso aquí.
MARTA.- Sí.
GERARD.- Estábamos de acuerdo.
MARTA.- Ya...
GERARD.- Y ahora...
MARTA.- Te estoy diciendo...
GERARD.- Has tenido un mal día. Es eso, ¿no?
MARTA.- ¡No! Te estoy diciendo que no me gusta llegar a casa. Que me da pánico.
GERARD.- ¿"Pánico"?
126
MARTA.- Sí, pánico.
Pausa larga.
127
Pausa.
Pausa larga.
MARTA coge de nuevo los informes y vuelve a tumbarse en el sofá.
GERARD se queda unos segundos ausente.
128
MARTA.- (Sonríe.) Ah...
GERARD.- ¿Qué? ¿Qué pasa?
MARTA.- Nada.
GERARD.- ¿Seguro?
MARTA.- Mmmm... Ah...
GERARD.- Me encanta cuando te pones caliente tan rápido...
129
{F E B R E R O}
130
GERARD.- No había ido nunca a firmar un documento o/
MARTA.- Sí, quizá sí. Pasa mucha gente. Tampoco es tan grave que no lo haya visto
nunca o no lo haya reconocido, ¿no?
GERARD.- No. No te estaba diciendo eso.
Pausa.
MARTA.- El caso es que me ha dicho quién era y que si le echaban le estaban haciendo
una putada enorme. Que su ex mujer está en el paro desde hace más de un año, que
tienen una niña... Que no sabe cómo hará si le echan a la calle. "Si le ponemos en la
calle". Esto ha dicho. Si le echamos…
GERARD.- Pobre...
MARTA.- Es lo único que se te ocurre/
GERARD.- Debía de estar desesperado.
MARTA.- Ni que fuera yo la que me dedico a despedir a la gente...
GERARD.- Relacionaría que eres de recursos/
MARTA.- ¿Y qué?
GERARD.- Ha hecho asociación de ideas/
MARTA.- Te lo estoy contando y...
GERARD.- ¿Qué?
MARTA.- Parece que le justificas. O que me acusas.
GERARD.- No. Sólo intentaba... No. No lo hago.
Pausa.
131
MARTA.- No sé... Trabajamos en la misma empresa...
GERARD.- Pero has dicho que no os conocíais.
MARTA.- Parece que eso sí lo sabía…
GERARD.- Y también quién eres.
MARTA.- Antes de irse me ha mirado fijamente a los ojos...
GERARD.- ¿Qué?
MARTA.- "El día que seas madre, me entenderás". Eso me ha dicho.
Pausa.
Pausa larga.
132
MARTA.- Haciendo lo que ha hecho...
GERARD.- ¿Qué?
MARTA.- No se lo pone fácil.
GERARD.- ¿Qué quieres decir?
MARTA.- Que no debería haberlo hecho. Sencillamente.
GERARD.- Mierda...
Pausa.
133
Pausa.
134
{M A R Z O}
El piso a oscuras.
El equipo de música está encendido.
135
MARTA.- Se puede saber qué quiere decir/
GERARD.- ¿Qué pasa?
MARTA.- Eso me gustaría, que me contaras qué pasa.
GERARD.- Tranquila.
MARTA.- ¡La puerta estaba abierta!
GERARD.- He salido a/
MARTA.- Te vas, dejas la puerta abierta como si nada, pero/
GERARD.- Volvía ahora.
MARTA.- ¿Volvías de dónde?
GERARD.- (Yendo a cerrar la ventana.) Hace fresco.
MARTA.- Déjalo, que se ventile un poco. A ver si se va ese olor a... (Refiriéndose a los
restos de bebida y tabaco.) ¿Y esto? Al menos podrías recogerlo... Me han entrado
ganas de/
GERARD.- ¿Te encuentras bien?
MARTA.- Este olor a tabaco y cerveza...
GERARD.- Lo siento/
MARTA.- Y la música... (Donde están las cajas.) Y estas cajas, el colchón hinchable...
GERARD.- ¿La música?
MARTA.- Estaba a todo volumen.
GERARD.- Ah...
MARTA.- Me he asustado.
GERARD.- ¿De qué?
MARTA.- ¿De qué va a ser? Me encuentro la puerta abierta, la música... Todo esto
aquí. No estabas... No entiendo nada.
GERARD.- Déjalo.
MARTA.- ¿Te has bebido todo esto?
GERARD.- Marta...
MARTA.- ¿Qué coño has estado haciendo?
GERARD.- Hemos estado hablando y bebiendo un poco... Me parece que te estás
pasando... Si me escuchas....
MARTA.- ¿Tú y quién?
GERARD.- ¿Me dejas que te lo cuente? (Pausa.) Sergi/
MARTA.- ¿Qué Sergi?
GERARD.- Hace un par de días que se ha instalado aquí. Hemos ido abajo... a
enseñarle/
MARTA.- No sabía que había llegado alguien nuevo.
GERARD.- Todo esto nosotros no lo usamos y a él le haremos un favor.
MARTA.- Pero no había que dejar la puerta abierta/
GERARD.- ¿Quién querías que entrase?
MARTA.- No sé... Pero no hacía falta.
GERARD.- Era un momento y/
MARTA.- Ni dejarlo todo así.
GERARD.- Lo siento.
MARTA.- Me he asustado. Tampoco me parece tan extraño...
GERARD.- Tienes razón...
136
MARTA.- Ya está. Yo también lo siento.
Pausa.
Pausa.
Pausa larga.
137
GERARD.- Pues que... No trabaja de nada.
MARTA.- ¿Qué quiere decir que no trabaja de nada?
GERARD.- Eso: no trabaja de nada.
MARTA.- ¿No trabaja de nada y se compra un piso aquí?
GERARD.- Ya...
MARTA.- No, "ya", no.
GERARD.- Eso.
MARTA.- "Eso"... ¿Qué?
GERARD.- Se ha instalado aquí, pero no... no se ha comprado ningún piso.
MARTA.- Pero... ¿Qué... ¿Qué me estás diciendo?
GERARD.- Eso.
MARTA.- ¿Es una broma?
GERARD.- No. Se ha instalado en el trastero.
MARTA.- En el trastero.
GERARD.- En uno de los cuartos para las bicicletas.
Pausa larga.
138
GERARD.- Dos.
MARTA.- ¿Te acuerdas de aquel hombre que nos observaba, que apagó la luz cuando lo
vi?
GERARD.- De eso hace meses.
MARTA.- ¿Qué te hace pensar que no era él?
GERARD.- No era él. Dijiste que era en uno de los pisos/
MARTA.- Sí, ¿y qué?
GERARD.- Ni siquiera sabemos seguro si había alguien/
MARTA.- Yo lo vi/
GERARD.- Ha dicho que lleva dos días aquí.
MARTA.- Podría mentir. ¿Por qué tendría que ser verdad?
GERARD.- ¿Y por qué tendría que inventárselo? No me ha parecido que/
MARTA.- No me lo puedo creer... Le has dejado entrar en casa; le enseñas
no sé qué... Le das cosas... ¿Qué más... ¿No pensabas ni consultarme?
GERARD.- No me imaginaba que te lo tomarías de esta manera.
MARTA.- Es que... Me cuesta creerlo. Te lo juro. No ves que/
GERARD.- ¿Qué?
MARTA.- ¿Cómo quieres que me ponga?
GERARD.- Tiene nuestra edad. No tiene trabajo. No tiene nada.
MARTA. – Lo siento mucho, sí... Pero... No es problema nuestro.
GERARD.- ¿No?
MARTA.- No.
GERARD.- Sólo unos días... Está de paso... Y con este tiempo... ¡No se ha metido en
ningún piso! ¡En el trastero, Marta! ¡En el trastero! ¡La habitación para guardar las
bicicletas! ¡Y ni siquiera tenemos bicicletas!
Pausa larga.
MARTA.- Es que...
GERARD.- ¿Qué?
MARTA.- No me gusta.
GERARD.- ¿Por qué?
MARTA.- No me siento tranquila.
GERARD.- ¿Y qué te hace no estarlo?
MARTA.- ¿Crees que lo puedo estar con un hombre como éste corriendo por ahí? ¿En
qué trastero?
GERARD.- Y eso qué/
MARTA.- ¿En el que hay al lado de nuestro aparcamiento?
GERARD.- No.
MARTA.- ¿En cuál?
GERARD.- En el primer bloque. Ni siquiera está en nuestro edificio. Marta... No tienes
ni por qué cruzártelo. Le estamos haciendo un favor.
MARTA.- No somos una ONG. No sabemos quién es, de dónde viene... ¿Por qué no
tiene a nadie, eh? ¿Has pensado en eso?... Vete a saber qué historial tiene... Si es un
alcohólico, si está enfermo... Si/
GERARD.- Pero... ¿tú te oyes? ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo?
139
Pausa larga.
140
{A B R I L}
141
MARTA.- Sí, hombre...
GERARD.- ¿Por qué no?
MARTA.- Lo encuentro...
GERARD.- ¿Qué?
MARTA.- No sé... Queda como... No, no...
GERARD.- Pues si no quieres usar los taburetes y no hay más sillas...
MARTA.- Compraré un par.
GERARD.- No necesitamos dos sillas.
MARTA.- Si hacemos una comida y quedamos cortos de sillas, quizá sí las
necesitamos.
GERARD.- Quedarán plegadas en un rincón.
MARTA.- Pero es que de aquí al sábado... Es ya.
GERARD.- No me parece tan mal decir que no tenemos suficientes sillas y que alguien
traiga dos.
MARTA.- No, no...
GERARD.- ¿Y qué haremos con ellas después?
MARTA.- Dos sillas nunca sobran.
GERARD.- Lo que no nos sobra/
MARTA.- No seas... Tenemos espacio y... las hay baratas.
GERARD.- Conociéndote...
MARTA.- ¿Qué?
GERARD.- Las acabarás comprando y no serán las más baratas.
Pausa.
MARTA.- Patrícia dijo que vendrá a echarme una mano con la comida.
GERARD.- Me parece que escaparé.
MARTA.- Es buena tía...
GERARD.- Habla mucho. Demasiado.
MARTA.- Pues es muy eficiente.
GERARD.- Y cotilla.
MARTA.- Es mi amiga.
GERARD.- Seguro que querrá ayudarme a encontrar trabajo... Todo un equipo de
recursos humanos... Y un parado. Parece un chiste. Será divertida esta comida.
Podríamos invitar a Sergi.
Pausa.
142
GERARD.- Parece que vais sincronizadas.
MARTA.- Mañana cuando salga voy a comprar las sillas.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
MARTA.- Patrícia...
GERARD.- ¿Qué más dijo?
MARTA.- Si ocurriera cualquier cosa...
GERARD.- ¿De qué?
MARTA.- Un accidente.
GERARD.- ¿Qué tipo de accidente?
MARTA.- Sergi fuma, ¿no?
GERARD.- ¿Cómo lo sabes, si no lo has/
MARTA.- Porque lo hizo aquí. El día que lo conociste y le invitaste a subir.
GERARD.- Sí, fuma. Fuma. Fuma…
MARTA.- Espero que no vuelvas/
GERARD.- ¿A dejarlo subir? Tranquila que está lejos/
MARTA.- La idea de encontrármelo/
GERARD.- No molesta. Y está en otro bloque. Ni te lo has encontrado... ¿A que no? No
te lo has encontrado, si eso es lo que te preocupa.
MARTA.- Quería decir que no te vuelvas a enganchar.
143
GERARD.- Hace meses que no/
MARTA.- Y mejor que no fume en el trastero.
GERARD.- ¿Por qué?
MARTA.- No sé... Podría...
GERARD.- ¿Qué?
MARTA.- Un accidente.
GERARD.- Un accidente, ya lo has dicho.
MARTA.- Si ocurriera cualquier cosa...
GERARD.- ¿Como qué?
MARTA.- Los del seguro, si supieran que hemos dejado que este hombre/
GERARD.- Se llama Sergi/
MARTA.- /Que Sergi... que lo hemos dejado quedarse...
GERARD.- ¿Qué pasaría?
MARTA.- Si hubiera un accidente... quizás el seguro no nos lo cubriría...
GERARD.- ¿Eso podría ocurrir?
MARTA.- Le hemos dejado quedarse.
GERARD.- ¿Podría pasar eso?
MARTA.- Deberíamos cargar con la hipoteca y unos desperfectos que la aseguradora
quizá no querría cubrir. Deberíamos pagarlo nosotros y no nos lo podemos permitir. ¿Lo
has pensado?
GERARD.- ¿Por qué no iba a cubrirlo?
MARTA.- Porque hemos dejado que este hombre se quede. Porque lo hemos
permitido. No nos la podemos jugar porque/
GERARD.- Eso te ha dicho Patrícia...
MARTA.- ...Sí.
GERARD.- ¿Y ella cómo lo sabe?
MARTA.- No lo sé.
GERARD.- ¿De dónde lo ha sacado?
MARTA.- Tampoco lo sé...
GERARD.- No sabemos si es verdad.
MARTA.- Pero si lo es... Deberíamos informarnos.
GERARD.- Te ha dicho eso sin saberlo a ciencia cierta.
MARTA.- Podría ser.
GERARD.- No está en nuestro bloque.
MARTA.- Ya...
GERARD.- Y quizás no es verdad lo que ha dicho Patrícia.
MARTA.- Ya... Pero... No me extrañaría nada.
GERARD.- ¿Hace mucho que se lo contaste?
MARTA.- Deberías decirle que no fume en el trastero. Que tenga cuidado.
GERARD.- ¿Por qué se lo has contado?
MARTA.- No sé por qué no iba a hacerlo.
GERARD.- No sé por qué se lo tenías que contar.
MARTA.- Trabajamos juntas. Somos amigas. Por eso se lo he dicho.
GERARD.- Ya.
MARTA.- ¿Te parece mal que lo haya hecho?
GERARD.- No. Claro que no.
Pausa.
144
GERARD.- Y de los que vendrán a comer... ¿Quién más lo sabe?
MARTA.- Sólo Patrícia.
Pausa.
Pausa.
145
GERARD.- Es muy fácil. Iré a correr con Sergi. Podéis estar tranquilos, que no nos
veréis a ninguno de los dos.
146
{M A Y O}
GERARD.- ¿Cómo os deshacéis del personal cuando los echáis de vuestra empresa?
MARTA.- ¿Perdón?
GERARD.- ¿Cómo os libráis de ellos?
Pausa.
147
Pausa.
GERARD.- Sergi/
MARTA.- ¡Otra vez! ¿Qué pasa con Sergi?
GERARD.- Oyes su nombre/
MARTA.- Te dije que no me gustaba y ya lleva dos meses o más por aquí. Cuánto
tiempo se supone/
GERARD.- Lo que necesite.
MARTA.- ¡Ah! Tú tienes la última palabra...
GERARD.- Sergi/
MARTA.- ¿Qué te ha metido en la cabeza?
GERARD.- ¡Nada! (Pausa larga.) ¿Quieres saber cómo se lo quitaron de encima en su
empresa? (Pausa.) Le dijeron que le echaban y que ese mismo día se podía llevar sus
cosas. Una persona se encargó de acompañarle hasta su sitio y se quedó allí junto a la
que había sido su mesa durante todo el tiempo que estuvo trabajando. Esa persona no se
movió de su lado mientras él vaciaba los cajones e iba cogiendo todas y cada una de sus
cosas. Estuvo allí, pendiente de él y controlando que no se llevara nada de la empresa,
ni siquiera un folio o una carpeta. O que no se le ocurriera llevarse documentos o
cualquier otra cosa del ordenador con un lápiz de memoria. Esa persona estuvo allí a su
lado, solamente observándolo y sin ni siquiera dirigirle la palabra para que esto no
ocurriera. Cuando lo recogió todo, lo acompañó hasta la puerta. Sólo le dijo: "Adiós y
buena suerte". (Pausa.) ¿También lo hacéis así vosotros?
Pausa.
MARTA.- Las empresas tienen que evitar que los trabajadores que se van/
GERARD.- Le echaron.
MARTA.- /Se lleven información que les pueda perjudicar.
GERARD.- También lo hacéis.
Pausa.
MARTA.- No es agradable, pero es una práctica muy habitual para evitar el espionaje...
que algunos trabajadores se lleven información y la utilicen en contra... por despecho o
por encontrar otro trabajo.
GERARD.- No creo que se dedicara al espionaje.
MARTA.- Ya... pero/
GERARD.- Supongo que sólo quería mantener su trabajo. Nada más.
MARTA.- Pero deben asegurarse de que no utilicen nada en contra de la empresa.
GERARD.- Le echaron a la calle. Tampoco hacía falta humillarlo.
148
Pausa larga.
Pausa larga.
Casi un silencio.
Pausa.
149
Pausa.
Pausa.
MARTA.- ¿Recuerdas hace unos meses que te conté que un hombre me esperó a la
salida del trabajo, pidiéndome -suplicándome- que no lo echáramos?
GERARD.- Sí.
MARTA.- También se llamaba Sergi.
GERARD.- Es un nombre... Debe de haber muchos Sergis.
MARTA.- ¿Separado? ¿Y con una hija discapacitada?
Pausa.
Pausa.
150
disparate. (Pausa.) Yo sólo hice los informes. Me tocó comunicárselo, sí. Y también...
tuve que...
GERARD.- ¿Qué?
MARTA.- Nada. Yo no me he inventado las normas.
Pausa.
151
{J U N I O}
Pausa.
GERARD.- Sí...
MARTA.- Llego, encuentro la puerta abierta y gotas de sangre en el suelo...
GERARD.- No te alteres...
MARTA.- No me altero es sólo que/
GERARD.- Tiene una explicación.
MARTA.- ¿Sí? ¿Qué ha pasado?
GERARD.- Estaba en la piscina con Sergi/
MARTA.- /Sergi/
152
GERARD.- /No sé cómo se ha hecho un rasguño y ha empezado a sangrar. Él no tenía
nada para echarse y le he dicho que subiera aquí y se lo curara.
MARTA.- ¿Ha subido solo?
GERARD.- Sí.
MARTA.- ¿No lo has acompañado?
GERARD.- No. Le he dado las llaves/
MARTA.- ¿Le has dado las llaves?
GERARD.- Sí.
MARTA.- ¿Qué ha venido a/
GERARD.- Ha cogido algo del armario del baño/
MARTA.- Le das las llaves y... Ha entrado en nuestra casa/
GERARD.- Marta...
MARTA.- ¡Es que no me lo puedo creer! ¿Dónde está ahora?
GERARD.- Todavía debe de estar en la piscina.
Pausa larga.
MARTA se vuelve a acercar a la ventana.
MARTA.- Quizás está al otro lado... Sólo funciona una de las luces de alrededor de la
piscina.
GERARD.- Sí, deberíamos avisar.
MARTA.- Todo se está estropeando/
GERARD.- Les tendríamos que decir/
MARTA.- ¡Hace un mes que se lo dije y no me hacen caso! Hoy he vuelto a llamar al
administrador de fincas.
153
GERARD.- ¿Por lo de la luz?
MARTA.- Parece como si…
GERARD.- ¿Qué?
MARTA.- Nada. Me ha parecido que algo se movía.
GERARD.- Quizás es él.
MARTA.- No. No hay nadie. ¡En la piscina no hay nadie!
Pausa.
154
MARTA.- ¿Porque yo estaba dentro? Y si no hubiera llegado, porque este amigo tuyo, a
quien le dejas las llaves de casa, se ha dejado la puerta abierta. ¿Dónde tienes las llaves?
GERARD.- ¿Qué he hecho?
MARTA.- ¿Dónde están?
GERARD.- Quizás me las he/
MARTA.- ¿Dónde las has metido?
Pausa.
155
Pausa larga.
Pausa.
156
{J U L I O}
Pausa.
157
GERARD.- Estás cabreada.
MARTA.- No. No es eso/
GERARD.- /Yo sí. Yo sí lo estoy/
MARTA.- Que te estés todo el día aquí... que no vengas a... El problema es llegar a casa
y tener la sensación de que es como vivir en un piso de estudiantes y que nunca sabes
qué te encontrarás al abrir la nevera. Bueno... Mejor dicho... Si habrá algo... Si no lo
hubiera hecho... ¿Qué comeríamos?
GERARD.- Se me ha pasado. Mañana iré.
MARTA.- Es que no sé qué has estado haciendo que no pudiste ir.
GERARD.- Lo haré.
MARTA.- También dijiste que limpiarías... Que podarías las adelfas de la entrada y del
jardín... Se nos acabarán metiendo en casa...
GERARD.- También lo haré. Ya te lo he dicho.
MARTA.- Es que ya no te creo.
GERARD.- Te he dicho que yo sí que estoy cabreado.
MARTA.- ¡Ah! Estás cabreado... Me paso el día currando/
GERARD.- A la mínima que puedes me lo restriegas por la cara.
MARTA.- No me gusta que me hables en ese tono.
GERARD.- A mí tampoco.
Pausa.
158
GERARD.- Sergi se ha ido.
Pausa.
159
(Pausa.) Llevo todo el día buscando a Sergi y no lo encuentro por ninguna parte. Se ha
ido. Ya no tienes que preocuparte.
Pausa larga.
160
{A G O S T O}
MARTA.- Gerard...
GERARD.- Perdona. ¿Te he despertado? Lo siento.
MARTA.- ¿Qué haces?
GERARD.- Me quito las zapatillas.
MARTA.- Ya lo veo.
GERARD.- Vuelve a la cama.
MARTA.- Vas arañado.
GERARD.- He ido a correr, hasta el cerro.
MARTA.- Pero... Hasta...
GERARD.- Sí, hasta el cerro.
MARTA.- Llevo rato despierta.
Pausa.
MARTA le acaricia.
161
MARTA.- Ya... A correr. (Pausa.) Venga, cuéntamelo.
GERARD.- Contarte, ¿el qué?
MARTA.- Eso.
GERARD.- No hay mucho que contar.
MARTA.- Has ido a correr.
GERARD.- Sí. He ido a correr.
MARTA.- Te has levantado de madrugada y te has ido a correr. ¿Por qué has ido a
correr?
Pausa.
162
GERARD.- (...)
Pausa.
GERARD sonríe. Se va a la habitación. MARTA se queda sola y pensativa. Se va a la
cocina y coge algo para comer. Sale de la cocina. Mira a su alrededor. Se sienta en el
sofá. Empieza a comer.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
MARTA.- Gerard...
163
GERARD.- Desde arriba en el cerro, he visto luces en medio del bosque.
MARTA.- ¿Luces?
GERARD.- Sí. También se oía un ruido/
MARTA.- ¿De qué?
GERARD.- Voces.
MARTA.- ¿Qué quieres decir?
GERARD.- He pensado que quizá Sergi está allí.
MARTA.- ¿En el bosque?
GERARD.- Y aquel hombre que me encontré una vez en la carretera, que me hacía
señales/
MARTA.- Pero... ¿Qué dices?
GERARD.- Que salió de un arcén y me sonreía.
MARTA.- Gerard, eso que dices...
GERARD.- Como si estuviesen allí, en el bosque.
MARTA.- Ese hombre que viste en la carretera... Sergi...
GERARD.- ¿Qué?
MARTA.- Quizás te confundiste… Con aquel hombre… Que viste en la carretera.
Como yo, ese día que vi a alguien que nos miraba desde una ventana.
GERARD.- Dijiste que estabas segura de que había alguien que nos estaba mirando.
MARTA.- Quizás... Quizás me confundí.
Pausa.
Pausa.
Pausa larga.
164
GERARD se queda unos segundos mirándola sin decir nada.
Pausa.
165
GERARD.- Algo se ha movido. Como si hubiera marchado volando. Era como si
hubiera algo en la piscina.
166
{S E P T I E M B R E}
MARTA.- Parecíamos gemelas. Cuando llegamos a la oficina y nos vimos nos echamos
a reír. Ya es casualidad que lleváramos una prenda igual, ¡pues imagínate todo el
conjunto! Las dos embarazadas y vestidas igual. El caso es que habíamos ido a la
misma tienda y ésta era la combinación que habían puesto en un maniquí del escaparate.
Al que tuvo la idea de conjuntarlo, habría que felicitarlo, porque funcionó. Pero mira
que comprarlo dos personas que trabajan en la misma empresa y ponérselo el mismo
día... Y además, ese día venía el director general con una gente de fuera. Una visita.
Cuando llegó y nos vio dijo que parecíamos clónicas, que todavía se pensarían que
obligaban al personal a ir uniformados.
GERARD.- Dicen que la gente de tanto estar juntos, acaba mimetizándose.
MARTA.- Sí...
GERARD.- Algún día acabaré pareciéndome a un sofá o a una silla.
Pausa larga.
GERARD.- No sé cuándo y cómo lo hiciste, pero te llevaste muchas de tus cosas. Hace
días que no vienes a dormir a casa.
MARTA.- De eso también quería hablar.
GERARD.- Pues haber empezado por ahí, ¿no?
MARTA.- Sí... Es sólo que... no sabía cómo...
167
GERARD.- Iguales, iguales no debían ser. Patrícia me parece que es más delgada que
tú. Al menos antes de estar embarazada.
MARTA.- Sí... una talla o dos menos.
GERARD.- Ya me parecía... ¿Todavía están juntos ella y Òscar?
MARTA.- Sí.
GERARD.- Qué bien.
Pausa.
Pausa larga.
Pausa.
Pausa.
168
MARTA.- El dinero de la indemnización...
GERARD.- No sé cuándo me lo pagarán, y tal y como están las cosas, no quiero
tocarlo.
MARTA.- Ya... (Pausa.) Quizá podríamos hablar con los de la inmobiliaria, o el
banco...
GERARD.- ¿Sí? ¿De qué?
MARTA.- Quizás hay alguna fórmula... No sé... Puede que perdamos dinero, sí, pero
quizás hay alguna manera de arreglarlo...
Pausa.
Pausa larga.
MARTA.- La que no te entiendo soy yo. ¿Ahora quieres que hablemos de nosotros?
¿Ahora me hablas de nuestro hijo? Incluso de eso parece que te has olvidado.
GERARD.- Como/
169
MARTA.- Llevas meses sin salir de aquí. Dejaste de buscar trabajo. El único contacto
que has tenido en todo este tiempo ha sido con Sergi, alguien a quien todavía no he
visto nunca.
GERARD.- Ahora vendrá.
MARTA.- Dijiste que se había ido.
GERARD.- Aquellos hombres del la inmobiliaria no han vuelto y... De vez en cuando
viene a verme.
MARTA.- ¿Viene a verte?
GERARD.- Sí, vigila que no esté esa gente/
MARTA.- Gerard...
GERARD.- Y me dijo que hoy vendría.
MARTA.- No. No vendrá.
GERARD.- Debe de estar a punto de llegar.
MARTA.- No lo he visto nunca. Desde que lo conociste, cada día le veías en un
momento u otro, y yo, en cambio, todavía no lo he visto nunca.
GERARD.- No ha coincidido/
MARTA.- En casi medio año no lo he visto nunca. Un poco raro, ¿no?
GERARD.- Te pasas el día fuera. No lo has visto por eso.
MARTA.- No. No lo he visto porque no existe. Perdiste el trabajo. Te dijeron que "no"
en un montón de entrevistas. Te fuiste desanimando hasta el punto de que dejaste de
presentarte. Por eso llevas meses pasando la mayor parte del día solo en casa y te has
inventado a alguien.
GERARD.- ¿Pero qué dices?
MARTA.- Sí. No sé por qué extraña razón lo imaginaste así, por qué tenía que ser un
sin techo... ni por qué tenía que vivir en uno de los trasteros... Ni tampoco por qué le
pusiste el nombre de uno de los trabajadores que despedimos... No sé si era una forma
de desafiarme o de hacerme sentir mal o...
GERARD.- ¿Has estado pensando eso durante todo este tiempo?
MARTA.- Sí, y lo encuentro cruel.
GERARD.- ¿Piensas que me he inventado a alguien para hacerte daño?
MARTA.- No sé por qué. Pero te lo has inventado.
GERARD.- ¿Crees que estoy loco?
MARTA.- Necesitas ayuda, pero no te dejas ayudar.
GERARD.- Te digo que está a punto de llegar.
MARTA.- Ya me conozco esa historia.
GERARD.- Ya debería estar aquí.
MARTA.- Siempre acaba pasando algo y no lo puedo ver.
GERARD.- No te ha interesado conocerlo. Desde el primer momento le quisiste fuera.
MARTA.- Sí. Cuando pensaba que existía, sí.
GERARD.- Y ahora dices que me lo he inventado.
MARTA.- Sí.
GERARD.- ¡Joder!
MARTA.- Piénsalo... Ponte en mi lugar...
GERARD.- Cada vez me cuesta más.
MARTA.- ¿A ti? Pues a mí... Hace tiempo que haces cosas raras.
GERARD.- Si te esperas un minuto, sólo un minuto, lo verás.
MARTA.- No. Has perdido el contacto con la realidad.
GERARD.- Pero, ¿qué dices?
MARTA.- Salir de madrugada a correr/
GERARD.- ¿Qué tiene de raro?
170
MARTA.- Y todo lo de aquellos hombres de la inmobiliaria corriendo por aquí,
buscando a Sergi, y preguntándote quién eres y qué haces...
GERARD.- ¿Tampoco te lo crees?
MARTA.- No. También te lo inventaste.
GERARD.- ¿De verdad piensas eso?
MARTA.- Sí.
GERARD.- ¿Y eso te da derecho a irte de casa sin decirme nada?
MARTA.- Es que me das miedo.
Pausa larga.
Casi un silencio.
171
{O C T U B R E}
MARTA.- ¿Diga? (...) Sí, soy yo. (...) ¿Cómo? ¿De qué me habla? (...) Sí, sí... Hace
meses (...) El ascensor... (...) De mantenimiento... Ya... Es que... No... (...) ¿Sabe qué
pasa? Estoy un poco... Ya sé que puede parecer extraño, pero no... Con Gerard, mi
compañero... Todo se fue a la mierda... Estábamos bien. Nos comprarnos este piso...
Espero un hijo y... Parecía que... Pero no. Le dejé y me fui. (...) Sí, sí... Sé que
no me llamaba por eso, pero ... Necesitaba hablar con alguien. Usted me ha llamado.
(...) Escúcheme... (...) Gerard se inventó a alguien que no existía o quizás... Yo no lo he
visto nunca. No estaba pasando un buen momento y quizás por eso se inventó a alguien
y ahora... Sí, sí... Escúcheme. Alguien que se instaló en uno de los trasteros (...) Sí, en
uno de los trasteros... En una de las habitaciones para guardar bicicletas... Yo no lo he
visto nunca. Parece una locura, lo sé, pero... (...) Le pido sólo... que me escuche (...) Ya
sé que usted está haciendo su trabajo y que me llamaba para...
Pausa.
172
parece el mismo... Todo está descuidado. El césped parece hierbajos. Las ramas de las
adelfas se meten por todos los rincones... Y... En la piscina hay... ¿Cómo han llegado
los...? Llevo un rato mirándolo y no sé qué hacer. (...) No sabía a quién llamar. Usted
me ha llamado. (...) Es su cuerpo, su ropa... Pienso que quizás todavía existe la
posibilidad de que no sea él. Que tenga un cuerpo y una ropa como la suya, pero no sea
él... pero sé que me engaño, pensando que tal vez no sea él... Y ahora... No me atrevo a
salir del piso... bajar a la piscina... En la carretera, no paraba de ver matorrales que se
movían y el rumor de voces... Cuando he llegado aquí, me ha costado incluso encontrar
el piso donde vivía. No hace ni un mes que vivía aquí y cuando he llegado, en el pasillo,
no sabía qué puerta era. Me he equivocado de puerta dos o tres veces...
Se gira, apartando el teléfono del oído, observando, como si hubiese escuchado algún
ruido o algo a su alrededor. Vuelve a colocarse el teléfono.
(...) Escúcheme... No cuelgue... (...) Se debía de sentir solo y tuvo que inventarse a
alguien y yo no lo vi hasta que fue demasiado tarde. No supe hacer nada. Pero... ¿Y si
era verdad todo lo que me decía? Se debía de sentir tan solo… Lo siento. Lo siento
mucho. Perdón… (...) ¿Me escucha? Es aquí. (...) No, no... Le digo la verdad. Le
aseguro que es verdad. (...) Ya sé que debería... Pero no sabía a quién llamar. Usted me
ha llamado... No sé qué hacer. (...) Por favor, no me deje. Se lo pido por favor. No me
cuelgue. (...) Necesito... Estoy en el bloque 7... En el segundo piso... La puerta ocho...
La urbanización se llama Nerium Park y está a media hora de... (...) ¿Oiga? ¿Oiga? (...)
173
Nerium Oleander es el nombre latino de la adelfa, un arbusto de la familia de las
Apocináceas que tiene entre dos y cuatro metros de altura de hojas perennes lisas y
largas que alcanzan entre 10 y 20 centímetros, lanceoladas coriáceas y con el borde
entero, dispuestas en verticilos. Tienen un nervio principal, bien marcado y muchos
secundarios que se disponen de forma paralela.
Presenta flores rosadas o blancas muy abundantes y aromáticas, reunidas en corimbos
terminales. Tiene cinco estambres soldados a la corola. El fruto tiene forma de folículo
y puede llegar a los 15 centímetros. Las semillas son peludas.
Esta especie es cultivada como arbusto ornamental. La adelfa es tóxica debido a su
contenido en glucósidos.
174
UMBRÍO
175
Finalista XL Premio Born de Teatre 2015
176
PERSONAJES
ROGER
JÚLIA
TONI
OLGA
DÍDAC
Interior de un dúplex
177
1.
Pausa.
JÚLIA.- Nada...
ROGER.- ¿Cómo que nada?
JÚLIA.- Sí... Nada.
ROGER.- ¿Hace mucho que estás aquí?
JÚLIA.- Acabo de llegar.
ROGER.- ¿Estás bien?
JÚLIA.- ¿Cómo quieres que esté?
Pausa.
Pausa.
JÚLIA.- No... No lo sé. No. No... no sé... ¿Qué iba a hacer? ¿Quedarme en el rellano?
No lo he pensado. Ahora me lo dices y... pero he entrado, sí... y cuando te llamé me has
dicho que estabas abajo en el garaje aparcando/
ROGER.- Imagínate que/
JÚLIA.- ¡Roger! ¡No lo he pensado!
ROGER.- No lo notas... Es como/
JÚLIA.- Por eso he abierto las ventanas.
ROGER.- ¿De qué es?
JÚLIA.- No lo sé. Cuando he entrado era insoportable. Ahora ya no/
ROGER.- Pues todavía/
JÚLIA.- Pues ya se ha ido un poco...
ROGER.- Dices que no se han llevado nada.
JÚLIA.- Parece que no.
ROGER.- No has echado de menos/
178
JÚLIA.- El anillo.
ROGER.- ¿Qué anillo?
JÚLIA.- El de boda.
ROGER.- ¿No lo llevabas?
JÚLIA.- He ido a la piscina. Siempre me lo quito y lo dejo cuando voy a la piscina. En
la habitación, en la mesita.
ROGER.- Han venido con el tiempo justo.
JÚLIA.- Llegué a casa. Cogí las cosas de la piscina y me fui. No ha pasado ni una hora
y media entre que he salido y que/
ROGER.- Debían de saber/
JÚLIA.- Sí... Sí... Tenían claros los horarios o estaban vigilando, esperando que no
hubiese nadie. No lo sé.
ROGER.- Quizás hace días que nos controlaban.
JÚLIA.- Quizás han venido justo cuando marchaba/
ROGER.- Ya...
JÚLIA.- Si llego a encontrarme a alguien... No quiero ni pensarlo...
ROGER.- Seguro que sabían que no estábamos/
JÚLIA.- ¿Cómo es que llegas tan temprano?
ROGER.- Tú aún deberías estar en la piscina.
JÚLIA.- Teníais junta. Dijiste que hoy llegarías por la noche.
ROGER.- Han cancelado la reunión.
JÚLIA.- Esta hora en la piscina... Creo que me cambiaré de horario. A mediodía debe
de estar más tranquilo.
ROGER.- Cuando has llamado estaba llegando.
Pausa.
JÚLIA.- Se podrían haber llevado el televisor... los ordenadores... yo qué sé... la tablet...
Hay dos portátiles. A la vista.
ROGER.- Ya...
JÚLIA.- Un montón de cosas... ¡pero nada!
ROGER.- ¡No les habrá dado tiempo!
JÚLIA.- Han dejado el televisor encendido.
ROGER.- ¿El televisor?
JÚLIA.- Sí.
ROGER.- ¿Qué quieres decir?
JÚLIA.- Está encendido.
179
JÚLIA.- ¡Yo qué sé!
ROGER.- No has tocado nada, ¿verdad?
JÚLIA.- No. Claro que no...
ROGER.- Mejor que no hayas tocado nada.
JÚLIA.- No. No he tocado nada. Sólo dura veinte minutos. Cuando he llegado estaba
casi al final. Eso quiere decir que hace un momento aún estaban aquí. No dura nada…
veinte minutos. ¡No sé!
ROGER.- Mejor que no hayas tocado nada.
JÚLIA.- Sí...
ROGER.- Qué te hace pensar que han/
JÚLIA.- Por la ecografía... Vete a saber cuánto hacía que no/
ROGER.- Ya... No la habías/
JÚLIA.- ¡No! Estaba guardada en uno de los armarios. Igual no lo habíamos mirado
desde... Años... La han tenido que buscar. Lo han hecho expresamente. No... no sé por
qué/
ROGER.- Llamemos a la policía y a la aseguradora. Eso es lo que tenemos que hacer.
JÚLIA.- Y los cajones. De las habitaciones. Todos abiertos. Algunas cosas fuera...
ROGER.- Pero dices que no han cogido nada.
JÚLIA.- No. Ya te lo he dicho... no sé... Al menos a primera vista... no.
ROGER.- Quizá no les ha dado tiempo.
JÚLIA.- Quiero cambiar las sábanas. Limpiar el piso y...
ROGER.- Sí. Sí... Pero lo primero que tenemos que hacer es llamar/
JÚLIA.- Sí... Sí... Lo sé... Claro...
ROGER.- ¿Y Aïna?
JÚLIA.- He llamado a tu madre y le he dicho que iremos más tarde a buscarla.
ROGER.- ¿Se lo has contado?
JÚLIA.- ¿A tu madre?
ROGER.- Sí.
JÚLIA.- No.
ROGER.- Mejor.
JÚLIA.- No quería alarmarla... Que venga la policía y los de la aseguradora y quien sea,
pero... La cama...
ROGER.- ¿Qué?
JÚLIA.- Siempre la dejamos bien hecha... Cuando entré en la habitación... es como si
alguien se hubiese tumbado.
ROGER.- ¿Qué quieres decir?
JÚLIA.- Se han echado en nuestra cama.
ROGER.- Pero... por qué iban/
JÚLIA.- ¡No lo sé!
ROGER.- ¡Cabrones!
JÚLIA.- No se han llevado nada, pero han tenido tiempo de echarse en la cama. ¿Por
qué?
ROGER.- (...)
JÚLIA.- Y en la habitación de Aïna...
ROGER.- ¿Qué pasa?
JÚLIA.- Han sacado todos los juguetes de las cajas.
ROGER.- ¿Eso han hecho?
JÚLIA.- Sí. Los han dejado todos sobre su cama.
ROGER.- Hijos de puta... Espera. No te muevas de aquí.
JÚLIA.- ¿Qué pasa?
180
ROGER.- Espera...
JÚLIA.- Pero/
ROGER.- Ahora vuelvo...
ROGER.- A mí también.
Pausa.
Pausa.
181
JÚLIA.- ¿Por qué lo han dejado en la mesa de la terraza? Pero, ¿qué se supone...? No
entiendo nada... Nada...
ROGER.- Tranquila... Ya está. Ahora llamamos... Necesito... yo también necesito... un
segundo... un momento.
Pausa larga.
JÚLIA.- No se han llevado nada. Nada. Se han tumbado en nuestra cama. Han abierto
todos los cajones de la habitación de Aïna... Sus juguetes sobre la cama. Y no se han
llevado nada. Han dejado el anillo en la mesa de la terraza. Y el televisor encendido.
(Pausa.) Hubiera preferido que se hubieran llevado cualquier cosa. Lo que fuera. Pero
no lo han hecho. No se han llevado nada y lo hubiera preferido.
182
2.
ROGER.- Le encantará.
JÚLIA.- Ha quedado preciosa.
ROGER.- Ya tengo ganas de que/
JÚLIA.- Y la cenefa, ¿qué? ¿Eh? ¿Qué me dices?
ROGER.- Sí... Tenías razón... Lo reconozco. Es muy buena idea...
JÚLIA.- Me gusta más que la de la revista/
ROGER.- ¿Qué revista?
JÚLIA.- Lo vi en una revista.
ROGER.- Eso no me lo habías dicho...
JÚLIA.- Claro que sí...
ROGER.- ¡Ah! Así que no era idea tuya...
JÚLIA.- La cenefa, no. Tampoco voy a decir que me lo he inventado yo. Se hace mucho
ahora..., pero que fuesen sus personajes favoritos, sí. Eso sí que es idea mía. Lo vi en
una revista... había una cenefa con dibujos de una granja y todos los animales y... pensé
que la podríamos personalizar con los personajes que le gustan a Aïna.
ROGER.- Ha quedado muy bien. Le encantará.
Pausa.
JÚLIA coge una bolsa y saca un juguete móvil para colgar del techo.
183
ROGER.- Sí... Quedará perfecto.
Pausa.
ROGER.- Y hoy aprovecharemos que duerme en casa de los abuelos para salir a cenar
fuera, para pasar nuestra primera noche aquí -solos, sin niña- y celebrar que mañana
volveremos a la normalidad.
JÚLIA.- (Sonríe.) ¿Qué te apetece?
ROGER.- No sé... ¡Un cebiche! ¿Qué te parece? ¿Por qué no vamos a ver qué tal el
restaurante nuevo? El peruano.
JÚLIA.- No es peruano.
ROGER.- Claro que sí.
JÚLIA.- Fusión.
ROGER.- Eres una esnob. Peruano. Cocina fusión, quizá sí. Peruano.
184
JÚLIA.- Lo llevan unos argentinos.
ROGER.- ¡Chilenos!
JÚLIA.- Unos argentinos que hacen cocina fusión peruana.
ROGER.- Podemos bajar paseando. Es aquí al lado. Vamos, les preguntamos,
resolvemos este misterio y nos comemos un buen cebiche.
JÚLIA.- Muy bien. Vamos a probar "el peruano" que no es peruano.
ROGER.- Exacto.
JÚLIA.- Cuando he llegado caían cuatro gotas.
ROGER.- Miremos qué tiempo hace y... si no, nos quedamos en casa. Pero si nos
quedamos, pedimos que nos traigan algo, que estamos de celebración.
JÚLIA.- Perfecto. Me parece bien. Nada de cocinar.
Pausa.
ROGER.- Mierda...
Pausa.
Pausa.
ROGER.- Nada.
JÚLIA.- ¿Nada?
ROGER.- Cuatro gotas.
JÚLIA.- ¿Pasa algo?
ROGER.- Otra vez...
JÚLIA.- Otra vez, ¿qué?
ROGER.- Me ha visto y... cuando me ha visto aquí, en la ventana... ha tirado calle
abajo.
JÚLIA.- ¿Quién?
ROGER.- Llevo días que... No quiero que te asustes, pero...
JÚLIA.- ¿Qué pasa, Roger?
185
ROGER.- No es la primera vez que lo veo plantado, aquí delante del edificio. Ha visto
que lo he pillado y ha tirado calle abajo.
JÚLIA.- Pero ¿quién es?
ROGER.- Un chico. No lo sé. Pero no me gusta.
JÚLIA.- Pero... ¿tiene mal aspecto o...?
ROGER.- ¿Qué quieres decir?
JÚLIA.- No sé... ¿Por qué has dicho que... ¿Cómo es?
ROGER.- Un chico joven. Debe de tener poco más de veinte años. Tampoco te lo sabría
decir...
JÚLIA.- Pero de aspecto... te ha parecido...
ROGER.- ¿Qué?
JÚLIA.- No sé... Peligroso.
ROGER.- ¿Peligroso?
JÚLIA.- Sí, peligroso. No sé. Sospechoso.
ROGER.- No sé cómo es alguien/
JÚLIA.- ¡Ya me entiendes! ¡No sé! Por eso te decía si tenía mal aspecto o... algo que/
ROGER.- No. Es... un chico normal... Al contrario. Bien vestido. Atractivo... No es su
aspecto. No es eso...
JÚLIA.- Entonces, ¿qué?
ROGER.- Es su actitud. Me lo he encontrado demasiadas veces aquí... delante de casa.
Observando.
JÚLIA.- Observando, ¿qué?
ROGER.- No sé... En nuestra calle... Esta calle es tranquila. No es muy transitada...
Sólo vecinos y...
JÚLIA.- Quizás es del barrio.
ROGER.- Sí. Quizás, sí. Quizás es del barrio.
JÚLIA.- El hijo de alguna familia que/
ROGER.- Sí, sí... Seguramente, sí. No lo sé. Me lo he encontrado varios días, plantado
en la acera. La del otro lado de nuestro edificio. Plantado. Mirando nuestra casa.
JÚLIA.- Y dices que no parece/
ROGER.- No. Ya te lo he dicho. Un chico joven. Bien vestido. Me siento un estúpido
ahora hablando de cómo va vestido, como si eso... No... Podría ser un vecino, sí. Pero
ya te lo he dicho, no es su aspecto. Es sólo cómo observa nuestra casa. Sólo eso. Y
cómo lo hace...
JÚLIA.- Tienes razón, la calle no es muy transitada, pero... la gente que pasa mira este
edificio. Es singular. A nosotros cuando nos lo enseñaron/
ROGER.- Sí/
JÚLIA.- Nos encantó. Sólo cómo es por fuera. Y nos dijeron que... Arquitectónicamente
aquí no es muy habitual y cuando se construyó/
ROGER.- Sí, pero no... No se mueve como si fuera del barrio. No sabría explicártelo.
Me lo he encontrado demasiadas veces por aquí y... no me parece del barrio. Es su
actitud. O quizás soy yo. Y Ahora cuando... (Pausa.) Nada. Déjalo. No me hagas caso.
Pausa.
186
ROGER.- Hacía una fotografía. Con el teléfono móvil.
JÚLIA.- ¿Una fotografía?
ROGER.- A saber. Quizá no hacía una fotografía. Quizá se hacía una foto a sí mismo.
Hoy en día ya no puedes saber si alguien está haciendo una fotografía a lo que tiene
delante de los ojos o si se la hace a sí mismo. Parecía que hacía una fotografía a nuestra
casa. Desde el otro lado de la calle. Como si hubiera cogido distancia para fotografiarla,
pero... bien mirado, también podría ser que se hiciera una fotografía a sí mismo. ¿No?
Podría ser... No lo sé. Ahora me siento estúpido. Me decías que lo he llevado tan bien
y... ahora monto este numerito...
JÚLIA.- No... No. No, claro que no. ¿Por qué fotografiaba nuestra casa?
ROGER.- Quizás no.
JÚLIA.- Ya...
ROGER.- Tú misma lo has dicho.
JÚLIA.- ¿El qué?
ROGER.- Este edificio. Que no es habitual. Es un tipo de construcción que/
JÚLIA.- ¡Anda ya!
ROGER.- Sí...
JÚLIA.- Un chico de veinte años fijándose en este edificio porque/
ROGER.- Tú misma lo has dicho/
JÚLIA.- Antes de que me dijeras que estaba haciendo una foto.
ROGER.- He dicho que me lo ha parecido...
JÚLIA.- No quieres que me preocupe.
ROGER.- Es que no/
JÚLIA.- Ya... Pero si tú has sido el primero que/
ROGER.- Eh... No. Basta. No. (Pausa.) No quiero que todo esto nos trastorne.
JÚLIA.- ¿Más aún?
Pausa larga.
ROGER.- No quiero que lo estemos. No debemos estarlo. No hay motivo. Seguro que
es una tontería que, si lo supiéramos, veríamos que nosotros hemos pensado dios sabe
qué y nos daría la risa... seguro que es una tontería...
JÚLIA.- ¿Cómo quieres que no lo esté? No sé quién puede querer hacernos daño y por
qué.
ROGER.- Nadie nos quiere hacer daño...
JÚLIA.- Asustar.
ROGER.- Nadie nos quiere asustar.
JÚLIA.- ¿Qué quieres que piense? El día que entraron... si hubieran querido algo, se lo
habrían llevado.
ROGER.- Ya hemos hablado de eso. Y no.
JÚLIA.- Me pregunto... ¿por qué? Nosotros... ¿Por qué alguien iba a querer/
ROGER.- Basta. No se llevaron nada porque no les dio tiempo. Y ya está. Como esto de
este chico. No tiene ninguna importancia. No la tiene.
187
3.
Pausa.
JÚLIA.- Le llamo.
TONI.- Por mí... no hace falta.
JÚLIA.- Al menos que sepa que/
TONI.- No me importa esperar.
JÚLIA.- A veces... no tiene horarios. Pierde la noción del tiempo. (Pausa.) Hago una
llamada, no me cuesta nada.
Pausa.
JÚLIA.- No... No, hombre, no... Ahora estás aquí... le gustará verte. Seguro.
TONI.- Entonces espero.
JÚLIA.- Debe de estar a punto de llegar.
Pausa larga.
188
JÚLIA.- Nunca ha hablado demasiado.
TONI.- ¿No?
JÚLIA.- No. (Pausa.). Me parece que no le debía de gustar o/
TONI.- ¿Eso dice?
JÚLIA.- No... Sólo que... como no suele hablar...
TONI.- Piensas que/
JÚLIA.- Es un decir. Sólo eso.
TONI.- Ya...
Pausa larga.
Pausa larga.
Pausa larga.
189
TONI.- Sí.
JÚLIA.- Ostras... Talmente acabas de llegar.
TONI.- Sí.
JÚLIA.- ¿Y te piensas quedar mucho tiempo?
TONI.- No.
JÚLIA.- ¿Vas a volver?
TONI.- Sí.
JÚLIA.- A ti sí que te debe de gustar...
TONI.- ¿El qué?
JÚLIA.- Estar allí...
TONI.- No. No... ¿Por qué me iba a gustar?
Pausa.
Pausa.
JÚLIA.- Desconectado.
Pausa.
TONI.- Un dúplex.
JÚLIA.- (...)
TONI.- Esta escalera va al piso de arriba... Un dúplex.
JÚLIA.- Sí...
TONI.- Está bien.
JÚLIA.- Es el único que hay en el bloque. Compramos dos e hicimos uno. Justo unos
meses antes de... casi siete años. Estamos contentos. Fue una buena idea.
TONI.- Sí... Claro.
190
JÚLIA.- Por el tema de tener hijos.
TONI.- Sólo Aïna. Aïna. Se llama Aïna, ¿verdad?
Pausa.
Pausa.
JÚLIA.- Sí.
TONI.- La de la niña, Aïna; la vuestra; la de los invitados... también un baño.
JÚLIA.- Sí...
TONI.- Y una azotea. De esas en que se puede tomar el sol sin que te vean.
JÚLIA.- Sí...
TONI.- Y en esta planta el comedor, sala de estar, la cocina y un despacho.
JÚLIA.- Y otro baño.
TONI.- Exacto: Otro baño. Y una terraza. Una terraza grande. Con una mesa.
JÚLIA.- (...)
TONI.- Podéis hacer comidas y/
JÚLIA.- Sí...
Pausa.
TONI.- Me hablaba siempre. Hablaba tanto, que es como si ya hubiera estado. Tenía
ganas de volver. Muchas. Sobre todo por ti. No le gustaba estar fuera mientras tú
estabas embarazada.
JÚLIA.- Sí.
TONI.- Cuando volvió...
JÚLIA.- ¿Qué?
TONI.- ¿Cuánto te faltaba?
JÚLIA.- Un par de meses.
TONI.- Exacto... Un par de meses.
JÚLIA.- Sí...
191
TONI.- Aïna ya tiene casi seis años.
JÚLIA.- Sí...
TONI.- Cómo pasa el tiempo...
Pausa.
Pausa.
JÚLIA.- Sí...
TONI.- ¿Sí? Creía que no. Habría jurado que no.
JÚLIA.- (...)
TONI.- Así que te dijo que no fue fácil. Que estábamos preocupados.
JÚLIA.- No...
TONI.- ¿No?
JÚLIA.- No...
TONI.- Claro... no te quería preocupar. Normal. Estabas embarazada.
JÚLIA.- (...)
TONI.- Y tu padre...
JÚLIA.- (...)
TONI.- ¿Hacía poco que se había puesto enfermo, no?
JÚLIA.- Sí.
TONI.- Pobre...
JÚLIA.- Sí. Fueron un par de años y...
TONI.- Me lo puedo imaginar.
JÚLIA.- Sí...
TONI.- ¿Cuánto hace?
JÚLIA.- Aïna debía tener... un año... entonces, hace algo más de cuatro años.
TONI.- Fue muy rápido.
JÚLIA.- Sí...
TONI.- Te acompaño en el sentimiento.
JÚLIA.- Gracias.
TONI.- Roger...
JÚLIA.- (...)
TONI.- Ocupó su lugar y... estaría contento. Se las arregló muy bien.
JÚLIA.- (..)
192
TONI.- Era complicado convencer a algunos. Allí las cosas... todo es diferente.
Tuvimos que...
JÚLIA.- (...)
TONI.- Se podría haber alargado aún más tiempo, pero... Tuvimos que cambiar de
estrategia. Eso... cambiar de estrategia...
JÚLIA.- (...)
TONI.- ¿Está contento?
JÚLIA.- Sí...
TONI.- Está contento.
JÚLIA.- Sí... supongo que sí. Sí, lo está.
TONI.- Aquella operación... un buen negocio. (Alza la mirada y observa a su
alrededor.) Es bonito este piso. El dúplex.
JÚLIA.- Gracias.
TONI.- Un buen piso. Una buena zona.
JÚLIA.- (...)
TONI.- Vosotros también hicisteis una buena operación. Un buen negocio.
JÚLIA.- ¿Aún trabajas para la empresa?
TONI.- No, no... qué va. Yo hice de enlace. Sólo aquel tiempo. Me conozco bien todo
aquello. Era el enlace, trabajamos codo a codo con tu marido.
JÚLIA.- Ya... Sólo puntualmente.
TONI.- Eso. Puntualmente. Para aquella operación.
JÚLIA.- Ya hace tiempo. Mucho tiempo... ¿desde entonces no lo has vuelto a ver?
TONI.- No. Ningún contacto desde entonces. Tampoco suelo venir aquí. He tenido que
venir por... Cuestiones personales. (Pausa.) Me dio vuestra dirección. Me dijo que si
algún día venía, le viniese a ver... que se enfadaría mucho si sabía que había venido y no
le había visitado. Estas cosas se suelen decir. A veces sólo por compromiso o... Pero
estoy aquí y he venido a verle. Ya casi ni debe acordarse de mí.
JÚLIA.- Hombre... seguro que sí... seis meses/
TONI.- Ya... (Pausa.) ¿Te había hablado de mí?
Pausa.
JÚLIA.- Sí...
TONI.- ¿Y qué te contó?
JÚLIA.- Pues...
Pausa.
193
JÚLIA.- (...)
TONI.- Era como si ya te conociera. Me había enseñado alguna fotografía tuya. Era
como si ya conociera este piso. El dúplex. Me hablaba de él siempre. Eres exactamente
como te recordaba. No has cambiado demasiado. Y esto... exactamente como me lo
imaginaba.
JÚLIA.- (...)
TONI.- ¿Sabes? (Sonríe.) Decía que eres salvaje...
Pausa.
Pausa.
Pausa.
Pausa larga.
194
JÚLIA.- Estás muy cerca.
TONI.- Sí. Mucho. Muy cerca.
JÚLIA.- Le diré... que has venido.
TONI.- Sí. Que he venido. Un momento. Sólo un momento.
JÚLIA.- Sí. Sólo un momento.
TONI.- ¿Pasa algo?
JÚLIA.- No...
TONI.- Me ha parecido que temblabas.
JÚLIA.- (Sonríe.) No.
TONI.- Me lo ha parecido.
JÚLIA.- Pues no.
TONI.- (Separándose de JÚLIA.) Un momento de nada.
JÚLIA.- ¿Estarás por aquí muchos días?
Pausa.
TONI.- No. No... Sólo... Todavía no lo sé. Unos días, tal vez... un tiempo. (Pausa.)
Salúdale de mi parte.
JÚLIA.- Lo haré.
TONI sale.
JÚLIA cierra la puerta.
195
4.
OLGA.- Dan mucho trabajo, pero... aprovecha ahora que puedes. Esta época pasa
volando y, después, cuando se hacen mayores... Al nuestro, a veces, ni le vemos el pelo.
Va a lo suyo. Es normal. A veces pueden pasar semanas que ni una llamada.
JÚLIA.- Ya...
OLGA.- (...)
JÚLIA.- Ahora... ¿hace días que no lo veis?
OLGA.- En este momento andan muy atareados. ¿Te dije que se ha comprado un piso
con Marta?
JÚLIA.- No.
OLGA.- En una urbanización. Un sitio bonito. Están contentos.
JÚLIA.- Ah... Muy bien.
OLGA.- ¿Estás cansada?
JÚLIA.- No... Olga... Es sólo que...
OLGA.- ¿Qué?
JÚLIA.- Son casi las cinco de la mañana.
Pausa.
Pausa.
196
JÚLIA.- El caso es que... te he visto. He bajado porque... no te quería llamar desde el
balcón. Pensé que si lo hacía... no quería despertarlos. Te he visto en la calle y me he
preocupado. Por eso he venido y te he dicho que subieses.
OLGA.- ¿Por qué?
JÚLIA.- Olga... las cuatro. Cuatro y media de la madrugada... en la calle. Sentada en un
portal... ¿A ti qué te parece?
OLGA.- Ah... era eso...
JÚLIA.- Claro...
OLGA.- Vivo aquí al lado. Aquí mismo. He salido a dar un paseo.
JÚLIA.- Tu marido...
OLGA.- ¿Qué pasa?
JÚLIA.- ¿Lo sabe?
OLGA.- ¿El qué?
JÚLIA.- Que no estás en casa... que has salido a... a dar una vuelta.
OLGA.- Sí, he salido. No, no lo sabe.
JÚLIA.- Pues... Eso... Podría despertarse/
OLGA.- ¿Por qué iba a despertar?
JÚLIA.- No lo sé...
OLGA.- Mi marido...
JÚLIA.- (...)
OLGA.- Suele dormir como un tronco. No creo que se despierte.
JÚLIA.- A estas horas... de madrugada.
OLGA.- Quería salir. Que me diese el aire.
JÚLIA.- Seguro que se preocuparía. Imagínate que ahora se despierta...
OLGA.- ¿Y el tuyo?
JÚLIA.- ¿El mío qué?
OLGA.- Roger... si ahora se despertase tampoco te encontraría en la cama.
JÚLIA.- Está durmiendo y yo estoy aquí... en casa.
OLGA.- Ya... (Pausa.) ¿Qué te hace pensar que duerme?
Pausa.
JÚLIA.- (...)
OLGA.- ¿Te pasa a menudo?
JÚLIA.- ¿El qué?
OLGA.- ¿Nos pueden oír?
JÚLIA.- (...)
OLGA.- En el piso de arriba... donde duermen... ¿nos pueden oír?
JÚLIA.- No...
OLGA.- Me daría pena. Despertarlos...
JÚLIA.- No. No te preocupes.
OLGA.- Si te ocurre a menudo: No poder dormir; levantarte; salir de la habitación;
bajar hasta este piso; irte al balcón.
JÚLIA.- (...)
OLGA.- Y pensar que Roger no se da cuenta; que aún no se ha dado cuenta; que
continúa durmiendo; que por la mañana se levantará pensando que toda la noche has
estado a su lado.
197
JÚLIA.- (...)
OLGA.- Pues yo, en lugar de ir a otra parte del piso o al balcón, he salido a la calle. Lo
hago a veces. No es la primera vez. (Pausa.) ¿Hace mucho que no puedes dormir?
Pausa larga.
Pausa larga.
Pausa.
Pausa larga.
JÚLIA.- Un tiempo...
OLGA.- Ya...
JÚLIA.- Ya, ¿qué?
OLGA.- (Sonríe. Le hace un gesto rápido, afectuoso.) Te llevo unos años... podría ser tu
madre...
JÚLIA.- (...)
OLGA.- ¿Todo bien en el instituto?
JÚLIA.- Sí.
OLGA.- ¿Estás contenta?
JÚLIA.- Sí... Claro.
OLGA.- ¿Claro?
JÚLIA.- Sí... Contenta.
OLGA.- Roger...
JÚLIA.- (...)
OLGA.- ¿Todavía viaja?
JÚLIA.- No. Ya no. Bueno... No como antes. Como al principio. Muy de vez en
cuando. Sólo muy de vez en cuando. No aquellas temporadas largas. Ahora... cuando lo
hace... pocos... pocos días.
OLGA.- ¿Mejor?
JÚLIA.- ¿Qué?
OLGA.- ¿Tenerlo aquí o que viaje?
198
JÚLIA.- (...)
OLGA.- Mi marido se va dentro de una semana. Un poco más de una semana. Dos
meses y medio. Más o menos. Quizá más. No lo sé.
JÚLIA.- En los laboratorios, ¿todo bien?
OLGA.- Sí. Todo bien. Ha sido un año complicado, pero bien. Ahora hay un par de
proyectos... interesantes. Sí, interesantes.
JÚLIA.- Siempre me ha resultado curioso...
OLGA.- ¿Mi trabajo?
JÚLIA.- Sí.
OLGA.- No es demasiado conocido. La gente -como mucho- sabe de la existencia de
los perfumistas... y -ya te digo-, como mucho.
JÚLIA.- Pasarte el día oliendo...
OLGA.- Todo el día... tampoco es eso.
JÚLIA.- Ya me entiendes.
OLGA.- Oler y clasificar olfativamente productos de mercado de distintos países...
Conocer la librería de fragancias para poder trabajar nuevos productos. Dicho así...
parece un poco técnico... pero es apasionante, te lo aseguro.
JÚLIA.- Estoy segura.
OLGA.- De hecho es mucho más sencillo... esencialmente... trabajar con los
perfumistas para saber qué quieren y poder diseñar una fragancia concreta de... no sé...
champús, suavizantes... ambientadores… detergentes... cosas tan básicas que... la gente
ni piensa que hay personas que trabajamos para diseñar olores. Alguien tiene que
hacerlo. Las cosas no tienen un olor determinado porque sí.
JÚLIA.- Claro...
OLGA.- Hay momentos en que parece que sólo piensas con la nariz. (Ríe.) Ahora,
cuando vuelvas a la cama... si yo fuera Roger... cuando te volviera a tener al lado... si
estuviera medio dormido... no del todo dormido...
JÚLIA.- ¿Qué?
OLGA.- Lo primero que pensaría es que te has fumado -como mínimo- un par de
cigarros y has bebido... ¿Qué? ¿Qué has bebido? ¿Una cerveza?
Pausa.
199
OLGA.- Júlia, no sé a quién quieres engañar. Decide si quieres hacerlo, o no. Así de
simple. Pero mejor déjalo. No te hace ningún bien y, además, te atrofia el olfato. Te lo
aseguro.
Pausa.
JÚLIA.- Antes...
OLGA.- Antes, ¿qué?
JÚLIA.- Lo que intentaba decir... No sé si es muy buena idea salir a estas horas a la
calle. Era eso.
OLGA.- Ah... se está bien.
JÚLIA.- Sí, pero... no hay casi nadie. Es un poco...
OLGA.- En este barrio nunca pasa nada.
JÚLIA.- A nosotros... nos pasó aquello hace un par de meses... quizás por eso estoy...
estamos...
OLGA.- Ya... ¿Y qué? ¿Nada nuevo?
JÚLIA.- No... No. Nada. Bueno... Sí.
OLGA.- ¿Qué?
JÚLIA.- Nada.
OLGA.- ¿En qué quedamos?
Pausa.
JÚLIA.- Seguramente fue una broma de mal gusto y no tiene nada que ver con que nos
entraran en casa...
OLGA.- ¿Qué pasó?
JÚLIA.- Alguien nos envió un correo electrónico, a Roger y a mí, con unas fotografías
hechas aquí dentro... Sólo aquel correo. Nada más.
OLGA.- ¿Quién podría haceros eso?
JÚLIA.- No lo sé. Ni idea. Sólo aquel correo. No han vuelto a mandar nada.
OLGA.- ¿Fuisteis a la policía?
Pausa.
JÚLIA.- No...
OLGA.- ¿Por qué no?
JÚLIA.- Nos pareció... No. No. Debía de ser... No lo sé. Una broma de mal gusto.
OLGA.- Da igual... quizá lo deberíais haber denunciado.
JÚLIA.- En los delitos informáticos... te piden permiso para poder rastrearte. Se lo dije
a Roger... (Pausa.) No nos hacía gracia que la policía tuviera acceso a nuestros correos,
nuestros contactos, a... Y como sólo fue ese correo... Nos pareció que... una broma de
mal gusto.
OLGA.- Ya...
JÚLIA.- Y tienes razón. Éste es un lugar tranquilo.
200
OLGA.- Sí... en este barrio nunca pasa nada. (Pausa.) Bueno... casi nunca. A esta hora -
no suele haber normalmente- pero a esta hora no hay tráfico. Parece la calle de un
pueblo. Es muy agradable.
JÚLIA.- Precisamente. Es tan tranquilo... tan poco transitado...
OLGA.- (Ríe.) A mi edad -cuando ya pasas de los cincuenta largos te vuelves invisible,
o casi invisible-, dudo que alguien... Quizás para robarme, sí. Pero he bajado sin nada.
No me podrían quitar nada. Nada. (Se mira la alianza que lleva en uno de los dedos.
Ríe.) Sólo esto. Se la regalaría.
JÚLIA.- No te asusta que... si pasara cualquier cosa... de madrugada, en la calle, sola...
tu marido en casa, durmiendo... No sé.
OLGA.- ¿Tú no bajas por eso? (Pausa.) ¿Por miedo a que te pase algo o, simplemente,
por miedo a que alguien se despierte y no te encuentre en casa?
JÚLIA.- (...)
OLGA.- Quiero decir... ¿qué te asusta? ¿Tú? ¿Tu hija? ¿Tu marido? No acabo de
entender si lo que te asusta está ahí fuera o aquí, en tu casa.
JÚLIA.- (...)
OLGA.- Antes de bajar... ¿me has estado observando mucho rato?
JÚLIA.- No... Te he visto y he bajado.
OLGA.- Pero llevabas tiempo en el balcón...
Pausa.
JÚLIA.- Bueno... Me había levantado de la cama y había venido hasta aquí. He estado
un rato tumbada en el sofá. Sin hacer nada. Un buen rato. Me he tomado... sí, una
cerveza. Después salí al balcón y encendí un cigarro. La calle parecía desierta. Se
respiraba una quietud... una tranquilidad que... asustaba. Al cabo de un rato, alguien
caminando. Un hombre... un chico. Un chico, sí. Ha abierto uno de los contenedores y
apoyado en él, se ha asomado. Casi como si quisiese lanzarse dentro. Pero no lo ha
hecho. Al cabo de unos segundos, se ha movido, como si volviera a salir a la superficie.
Ha continuado caminando calle arriba. Pasaba al lado de los coches que hay aparcados.
Iba probando con la cerradura de las puertas de cada uno de los coches. Sólo las
cerraduras del lado por donde caminaba. Como si probara suerte, a ver si alguien se
hubiera dejado una abierta. Pero sólo las del lado por donde caminaba. En uno de los
coches se ha detenido. Se ha agachado. Ha mirado algo debajo. No sé qué podía mirar, o
qué podía hacer. (Pausa.) Y continuó andando. También probando con las cerraduras.
Incluso con algún maletero. Pero nada. Tenía pinta de volver a casa. Quizás había
bebido un poco más de la cuenta. No lo sé. Esto de las puertas era como un juego,
simplemente como un juego, a ver si por casualidad se abría alguna. Una vez aquí,
delante de casa, ha levantado la cabeza y me ha parecido que miraba aquí. Aquí arriba.
Quizás me ha visto. No sé... no creo. Tenía las luces apagadas y es difícil que... yo, en
cambio, lo veía perfectamente. Ha mirado unos segundos. Yo no me he movido, ni
siquiera me he escondido. Al contrario. He estado a punto de decirle: "¿Qué pasa? ¿Qué
quieres, eh? ¿Qué miras? ". Sé que le habría asustado.
OLGA.- (Ríe.) Puedes estar segura. (Pausa.) ¿Era atractivo?
Pausa.
201
JÚLIA.- No sé... creo que no mucho... No, no lo era. Entonces he oído la risa de una
chica. Era bajo el balcón. Con un chico. De pie, contra un coche. Él contra el cuerpo de
ella. Parecía mulata. La calle no está demasiado iluminada y era difícil distinguir el
color de su piel. Era más bien pequeña. Tenía el cabello rizoso. Quizá por eso he
pensado que era mulata. No lo sé. En cualquier caso... Ella apoyaba su cuerpo contra la
puerta del coche y sobresalía por la parte de arriba su cabello rizoso. Bajo la presión del
cuerpo de él sobre el suyo y tan arrimada al coche, daba la sensación de un cabello
voluminoso. Electrizado. Como si se le hubiera puesto la piel de gallina y el efecto le
hubiera llegado hasta el cabello. Él la cogía fuerte por la cintura. Se besaban. Era tan
intenso que...
OLGA.- ¿Qué?
JÚLIA.- Nada... Reía. Reía muy fuerte. Supongo que era por eso...
OLGA.- Sí, yo también los he visto.
JÚLIA.- ¿Sí?
OLGA.- Sí.
OLGA.- Y me has visto a mí.
JÚLIA.- No.
OLGA.- Todavía no.
JÚLIA.- No... Me he fijado en que estabas allí, cuando la pareja se ha ido.
OLGA.- He visto cómo les has lanzado el cigarro. Sin apagarlo. Hacia ellos.
Expresamente. Lo has lanzado sobre ella. Y después de hacerlo... esta vez sí que te has
escondido. Has entrado dentro del piso. Y ellos... quizás han notado una chispa o... han
levantado la cabeza, extrañados. No han sabido de dónde venía. Se han separado del
coche y han tirado calle abajo. Él era atractivo. Él, sí. Corpulento. Tenía los brazos...
grandes. Al poco has vuelto a salir, tímidamente. (Pausa.) Tú mirabas qué pasaba en la
calle y yo hacía rato que te miraba a ti. Lo he visto todo. Cuando has vuelto a salir, no
había nadie en la calle. He hecho como que miraba hacia otro lado. Ha sido entonces
cuando te habrás dado cuenta de que estaba sentada en uno de los portales y has bajado.
Pausa.
JÚLIA.- Sí...
OLGA.- En el fondo tenías ganas de salir.
JÚLIA.- Sí... Supongo que sí.
202
5.
Pausa.
Pausa.
203
JÚLIA.- Dídac... (Pausa.) ¿Te ha parecido que estaba... se le veía contento?
ROGER.- Me ha parecido que estaba nervioso.
JÚLIA.- No me extraña. Es un poco...
ROGER.- ¿Qué?
JÚLIA.- Extraño... que le hayas invitado a casa.
ROGER.- No he tenido que insistir mucho.
JÚLIA.- No tendrías que haberlo hecho.
ROGER.- ¿Por qué no? No veo qué tiene de malo. No me lo ha parecido.
JÚLIA.- Es un exalumno. No me gusta que... No. Una cosa es el trabajo y... aquí, a casa
no le tendrías que haber... No me gusta mezclar las cosas.
JÚLIA.- ¿Ha estado mucho rato?
ROGER.- No. El tiempo justo para tomar una cerveza.
JÚLIA.- ¿Le has dado una cerveza?
ROGER.- Sí.
JÚLIA.- (...)
ROGER.- ¿Te parece mal?
JÚLIA.- No. Supongo que no.
ROGER.- Estudia en la facultad. En la Universidad.
JÚLIA.- Ya...
ROGER.- Cuando era alumno tuyo...
JÚLIA.- ¿Qué?
ROGER.- Que entonces no le habría dado una cerveza.
JÚLIA.- No, claro que no. Entonces, no.
ROGER.- Entonces aún no tendría la edad.
JÚLIA.- No. No tenía la edad.
ROGER.- Pero seguro que con dieciséis años ya se debía tomar alguna cerveza, incluso/
JÚLIA.- Da igual, con dieciséis o diecisiete años, no estaría bien que le invitases a una
cerveza. Que le invitásemos. No está bien dar cerveza a un menor.
ROGER.- Pero ahora ya no es menor...
JÚLIA.- Ya... Sólo digo que/
ROGER.- Pero cuando era alumno tuyo no habría subido a casa. Porque tampoco habría
estado por aquí rondando. Cuando era alumno tuyo es evidente que no iba a la facultad
y no... No andaría por aquí... No tendría por qué hacerlo. Y entonces tú lo verías cada
día -o tal vez no todos los días, pero casi- y no te estaría buscando para decirte cómo le
están yendo las cosas...
JÚLIA.- No... No. Claro que no.
ROGER.- Y yo no le habría hecho subir a casa y no le habría invitado a una cerveza.
JÚLIA.- Roger... Esto/
ROGER.- ¿Qué?
JÚLIA.- No tiene ningún sentido.
ROGER.- (Ríe.) Tienes razón. Estoy diciendo tonterías.
JÚLIA.- ¿Cuántas cervezas te has bebido?
ROGER.- Una él y una yo. Ahora no sé por qué he dicho esto.
JÚLIA.- ¿Ha aceptado enseguida?
ROGER.- ¿El qué?
JÚLIA.- Subir a casa.
ROGER.- Sí.
JÚLIA.- ¿Y la cerveza?
204
ROGER.- También.
Pausa.
Pausa larga.
Pausa.
205
JÚLIA.- Sí. Es bueno.
ROGER.- No me ha parecido un chico demasiado abierto.
JÚLIA.- Debe de tener... veintipocos...
ROGER.- Ya...
JÚLIA.- A esta edad...
ROGER.- ¿Qué?
JÚLIA.- Quizás estaba incómodo. Cohibido.
ROGER.- ¿Por qué iba a estarlo?
JÚLIA.- No sé... Estar en casa de su profesora... con su marido, al que no conoce de
nada... tomando una cerveza... La situación... Quizás era eso.
ROGER.- Ya...
JÚLIA.- No era un chico muy extrovertido.
ROGER.- Me ha parecido que no lo era. (Pausa.) Le debe de gustar el deporte.
Pausa.
JÚLIA.- No lo sé.
ROGER.- Tiene planta. Está cuadrado.
JÚLIA.- Sí... Creo recordar que sí.
ROGER.- Atractivo.
JÚLIA.- (...)
ROGER.- No muy extrovertido. Debe de practicar algún tipo de deporte. Seguro que le
dedica horas. Se nota. (Pausa.) Yo tendría que volver al gimnasio. ¿No te parece?
JÚLIA.- Te lo digo siempre.
ROGER.- Sí...
Pausa.
206
grande. Pero ha abierto el armario donde los tenemos guardados. A la primera. No lo
dudó ni un segundo. Como un acto reflejo.
JÚLIA.- ¿Eso es lo curioso que ha pasado?
ROGER.- Me lo ha parecido. ¿No te lo parece?
JÚLIA.- No, no me lo parece.
ROGER.- Le he dicho "coge un vaso" y ha ido directamente al armario donde los
tenemos guardados.
JÚLIA.- Ya... Me lo has dicho.
ROGER.- Directo allí.
JÚLIA.- Sí... Lo he entendido. No soy tonta.
ROGER.- No te pongas así. Me ha parecido/
JÚLIA.- ¿Una casualidad? Eso es lo que me parece a mí...
ROGER.- Seguramente.
JÚLIA.- ¿Te crees que nuestra cocina es diferente a la de los demás?
ROGER.- ¿Qué quieres decir?
JÚLIA.- Pues que debemos tener una organización semejante a la de otras muchas
cocinas... Y los vasos y las cosas colocadas en el mismo lugar donde la gente suele
poner las cosas...
ROGER.- Seguramente...
JÚLIA.- Vasos: un armario de los de la parte de arriba. Cerca de la nevera... por
ejemplo... Yo qué sé...
ROGER.- Ya...
JÚLIA.- Y estudia Arquitectura...
ROGER.- ¿Qué quieres decir?
JÚLIA.- Que pensará con la lógica de alguien que hace casas. Yo qué sé. ¿Tienes sed?
ROGER.- Sí.
JÚLIA.- ¿Vino?
ROGER.- No. Una cerveza va bien.
JÚLIA va a la cocina.
Sale con las dos cervezas.
JÚLIA.- La semana que viene será complicada. No tengo ni una tarde libre.
ROGER.- ¿Ninguna?
JÚLIA.- Claustro, tutorías... Cada día tengo una cosa u otra.
ROGER.- Yo tres cuartos de lo mismo.
JÚLIA.- Deberíamos hablar con tus padres/
ROGER.- Sí, llámalos.
JÚLIA.- Sí.
ROGER.- A ver cómo nos organizamos.
JÚLIA.- Bastantes horas tengo en el instituto como para que tú/
ROGER.- Como para que yo, ¿qué?
JÚLIA.- Será mejor que no vuelvas a invitar a casa a ninguno de mis alumnos -un
alumno, o un exalumno-. No lo encuentro adecuado. Prefiero que no.
ROGER.- De acuerdo. No volverá a pasar.
JÚLIA.- Y después de que nos entrasen... deberíamos ser un poco precavidos.
ROGER.- ¿Precavidos?
JÚLIA.- Sí. Con dejar entrar en casa a según quién.
207
ROGER.- Hace unas semanas dejaste entrar a aquel hombre.
JÚLIA.- Dijo que era amigo tuyo.
ROGER.- No sé quién podía ser. Ya te lo dije. No conozco a nadie así. No sé quién era.
JÚLIA.- Sí, pero... me dijo que habíais trabajado juntos durante/
ROGER.- Este chico... Dídac... era alumno tuyo, ¿verdad?
JÚLIA.- Sí...
ROGER.- Sólo te quería saludar. Me ha parecido que te gustaría saber que a un
exalumno le van bien las cosas. Se notaba que te aprecia. No me ha parecido que
estuviese haciendo nada malo.
JÚLIA.- Yo no lo dejé entrar. Abrí la puerta, me preguntó por ti y le dije que no estabas.
Dijo que pasaría otro día. No lo invité a entrar aquí dentro, ni le di una cerveza, ni le di
conversación. No dejo entrar al primero que pasa o acabo de conocer. Dije que no
estabas y que mejor que pasara en otro momento.
ROGER.- Vete a saber qué quería. Ten cuidado con esa gente que llama y que piden un
recibo de la luz o/
JÚLIA.- No pidió ningún recibo de la luz/
ROGER.- A saber qué quería. Sólo te digo que tengas cuidado. A veces, dicen que son
de la compañía de la luz o de cualquier otra cosa y piden un papel. No enseñes nada a
nadie que llame a la puerta. Aunque se identifique. Di que, si acaso, ya nos pondremos
en contacto con la compañía/
JÚLIA.- Roger... Te digo que... no me pidió ningún recibo ni/
ROGER.- Y yo sólo que hay que tener cuidado/
JÚLIA.- ¡No soy una vieja confiada que se deja embaucar por el primero que llama al
timbre!
ROGER.- Pero aquel hombre -no sé cómo, ni quién lo dejó pasar- entró por la puerta de
abajo y una vez aquí le abriste la puerta del piso. Y te dijo que era amigo mío. Que me
conocía. Yo no tengo ni idea de quién era, ni qué quería.
JÚLIA.- Claro que me lo creí. Dijo cosas muy concretas/
ROGER.- Me dijiste que sólo fue un momento.
JÚLIA.- Fue un momento... un momento de nada. Pero por lo poco que me dijo no dudé
de que lo habías conocido cuando/
ROGER.- Pues no. Y no lo compares con lo de hoy. Es alumno tuyo. Él sí que lo era. Y
mira... Al menos me he quitado de encima la preocupación de haberlo visto varias veces
rondando por aquí y observando nuestra casa.
JÚLIA.- Ya... Pero mejor no...
ROGER.- ¿Qué es lo que te preocupa tanto?
JÚLIA.- ¿Y lo de las fotografías? Alguien nos envió fotografías de nuestra casa -hechas
dentro de casa- a nuestros correos electrónicos. Por eso te digo que tenemos que ser más
precavidos. Sólo por eso.
ROGER.- ¿Qué tiene que ver eso con Dídac?
JÚLIA.- Él no... Es un buen chico... Era un buen chico... Eso me parece/
ROGER.- A mí también me lo ha parecido/
JÚLIA.- Pero... seguramente aquello del correo... quizás era una broma de mal gusto,
pero... Es tan fácil entrar en casa de alguien y... no sé... sacar el móvil o... y hacer una
fotografía... No sé. No me gusta que en casa entre alguien que/
ROGER.- (...)
JÚLIA.- Alguien que no es de nuestro entorno...
ROGER.- Ya...
JÚLIA.- Además... podría traerme problemas subir a un alumno a casa. Problemas con
el centro, o con alguno de los padres si lo llega a saber.
208
ROGER.- Es un exalumno.
JÚLIA.- Podría tener amigos o... o alguien en el centro. ¿Qué pensarían si supieran que
le has invitado a casa? Y en todo caso, no me parece…
ROGER.- ¿Qué?
JÚLIA.- Profesional. El trabajo y la casa. Me gusta separar las dos cosas. Me podría
traer problemas.
ROGER.- No volverá a pasar. Te lo prometo.
209
6.
Pausa.
210
OLGA.- Este...
TONI.- Es mi...
OLGA.- Ya...
TONI.- Mi olor.
OLGA.- Curioso...
TONI.- ¿Curioso?
OLGA.- Sí...
TONI.- ¿Huelo a cerrado?
OLGA.- (...)
TONI.- He estado vaciando un piso... Llevo días... entre trastos... ¡Mierda!... Se me
habrá quedado aquel olor a cerrado.
OLGA.- No sé... (Ríe.) Es curioso...
Pausa larga.
Pausa larga.
Pausa.
211
OLGA.- Si no hacemos ruido... Subimos arriba y... si nos quedamos en la puerta, en
silencio... así podrás verla.
TONI.- ¿De verdad?
OLGA.- Sí...
TONI.- Qué bien... Gracias. No sabes cómo... Muchas gracias.
Pausa.
TONI.- El teléfono...
OLGA.- (Observa el móvil.) Mi marido...
TONI.- Cógelo. Subo. No haré ruido...
OLGA.- (...)
TONI.- Cógelo... No sufras... Sé en qué habitación es... será un momento.
OLGA.- (Al teléfono.) ¿Cómo estás? (...) Claro que estoy bien. Todo bien... ¿Qué
tiempo hace? Mucho calor, ¿no? (...) ¿Preocupado? ¿Por qué? (...) Ya... Claro... ¿Te has
encontrado tantas llamadas mías? (...) ¿Tantas? (...) Puede que te haya llamado tantas
veces. (...) Sí, estoy bien... Claro que estoy bien. (...) No... No estoy en casa. ¿Has
llamado a casa? (...) Es que estoy en casa de Júlia y Roger. Me han pedido si podía
hacerles un favor. Han salido con los padres de él y... Se ve que la chica que les hace de
canguro se ha puesto enferma... (...) Ya... (...) Les he dicho que lo haría encantada.
Tampoco tenía nada que hacer y... (...) Hemos jugado un poco y la he dejado en la cama
hace un rato... (...) Ya... (...) Sí, te he llamado un montón de veces. Lo sé. Lo sé... (...)
No, no... Claro que no. No pasa nada... ¿Qué iba a pasar? Es que... esta tarde se han
dado los premios de innovación/ (...) Sí... Era hoy... esta tarde... en el ayuntamiento/ (...)
Sí... Te lo dije. Claro que te lo dije/ (...) Es igual. Déjalo. Si a ti te parece que no...
déjalo/ (...) ¿Lo quieres saber o no? (...) ¿Te puedes creer que me la han dado a mí? (...)
Sí... a mí... (...) Claro que estoy contenta. Muy contenta. No te puedes imaginar cómo
estoy de contenta. Mucho. Muchísimo. Por eso te había llamado/ (...) Ya... Pero no
quería enviarte un mensaje, prefería/ (...) No... No... No les he dicho nada a Roger y
Júlia. No... no lo saben... Se habrían sentido mal y... les hago un favor, y yo encantada...
(...) ¿Con quién has cenado? (...) El intérprete... ¿Qué tal? ¿Te llevas bien? (...) ¿Es
bueno traduciendo? (...) Qué bien. Muy bien. (...) ¿Qué edad tiene? (...) ¿Y qué? ¿Es
simpático? (...) Está bien... (...) Ya... (...) Han hecho la recepción en el ayuntamiento y/
212
(...) Después he venido hasta aquí. (...) A mí no me importa. Me lo he pasado muy bien
con la niña. (...)
TONI ha bajado del piso de arriba y la observa en silencio, sin que OLGA se dé cuenta.
OLGA.- (...) Ya... (...) Con quién querías que... (...) No. Con los del trabajo, no. (...) Sí,
muy contenta. Mucho. A ti ¿qué te parece? (...) Lo celebraremos cuando vuelvas, ¿eh?
¿Verdad que sí? (...) Ya sé que falta/ (...) ¿Cuántos días más? (...) ¿Tanto? (...) ¿Pero va
todo bien? (...) Ya...
OLGA.- Disculpa...
TONI.- No pasa nada.
OLGA.- Mi marido...
TONI.- (...)
OLGA.- Está fuera. De viaje. Por eso/
TONI.- No pasa nada. (Pausa.) ¿Todo bien?
Pausa.
Pausa.
213
OLGA.- Me alegro de que hayas podido verla.
TONI.- No me he podido aguantar y...
OLGA.- (...)
TONI.- He entrado -con mucho cuidado, ¿eh?- y le he dado un beso. Supongo que se
había desabrigado y le he subido un poco las sábanas. Ni se ha movido. Lo he hecho
con mucho cuidado para no despertarla. Ni se ha movido. Me ha gustado verla. Me ha
gustado mucho. ¿Les dirás que he venido?
OLGA.- Claro... Por supuesto.
TONI.- Cuéntales que he venido. Que he visto a Aïna. Que me hubiera gustado mucho
verlos. Que la niña ya dormía, pero que la he visto. Que he entrado en la habitación y le
he dado un beso. Que me ha dado pena no haberlos visto a ellos, pero... a la niña, sí.
Que he podido ver a la niña y darle un beso. Que incluso la he arropado.
OLGA.- Cuando lleguen se lo diré.
TONI.- Les hará ilusión. Estoy seguro. (Pausa.) Bueno, yo...
Pausa larga.
214
gustaría que pareciera que los culpo de nada. Sé que yo también soy una desconocida
para ellos. Me pregunto qué no hemos sido capaces de construir en todos estos años. Por
qué no hemos sabido. No sé por qué no he sido capaz de retener nada, ni a nadie a mi
lado... Creo que no he hecho nada malo para... A veces me lo pregunto. (Pausa.) No son
estas temporadas, ni la distancia... No. No es eso. Es sólo que algo te pone en alerta de
que acabas no sabiendo nada de las personas que tienes al lado. De si están bien. Mal.
Contentos. Tristes. Preocupados. Qué quieren. Que no quieren. (Pausa.) A Roger y
Júlia... los aprecio mucho. Vienen de vez en cuando. Me aprecian. Me gusta estar con
ellos. Que confíen en mí, como hoy, dejándome con Aïna.
TONI.- (...)
OLGA.- Con Roger y Júlia...
TONI.- (...)
OLGA.- ¿Hace muchos años que sois amigos?
TONI.- Amigos... Bueno... Mi padre trabajó en el negocio del padre de Júlia. La que
ahora es la empresa donde trabaja Roger. Y yo trabajé codo a codo con Roger la
temporada que vino para allá. Qué casualidades, ¿no?
Pausa.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
OLGA.- Sí.
TONI.- Hacen una buena pareja.
215
OLGA.- Sí.
TONI.- Son majos.
OLGA.- Sí...
TONI.- Lo debieron de pasar mal cuando su padre/
OLGA.- Sí... Estas cosas/
TONI.- Yo lo conocí poco, pero... le dio trabajo a mi padre. (Pausa.) Sí, es bien
curioso...
OLGA.- Sí...
Pausa.
TONI.- Venga, sí... una copa más. Una copa más y ya está. Quince minutos y me voy...
Pausa.
OLGA.- Nos acabamos de conocer, pero sé que eres un buen hombre. Una buena
persona.
TONI.- No me conoces de nada. Tú misma lo has dicho... Me acabas de conocer.
OLGA.- Pero lo eres. Hoy es mi día. Te agradezco que no me hayas mentido y que me
acompañes.
216
7.
Pausa.
DÍDAC.- A final de evaluación... que tendré exámenes... será un poco más complicado.
Pausa.
Pausa larga.
217
ROGER.- ¿Los estudios bien?
DÍDAC.- Sí, bien.
Pausa.
ROGER va a la cocina.
DÍDAC saca el teléfono móvil.
ROGER vuelve a entrar enseguida.
Pausa.
ROGER.- A Júlia... cuando le conté que te había conocido... que habías estado en casa...
le hizo ilusión. Se puso contenta de saber que las cosas te van bien.
Pausa larga.
DÍDAC bebe un trago. ROGER le observa. DÍDAC mira de reojo una fotografía.
Pausa.
ROGER.- ¿No?
DÍDAC.- Sí.
ROGER.- Tiene cuatro años más que yo pero nadie lo diría.
DÍDAC.- ¿Cuántos años tienes?
218
ROGER.- (Ríe.) Cuando nos conocimos yo aún no había terminado el bachillerato. Ella
ya iba a la Universidad. A mí me debía faltar... medio año. Quizás un poco más.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Me dijiste que... ¿en qué curso estás?
DÍDAC.- Cuarto.
ROGER.- Ya...
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Así que ya te falta poco.
DÍDAC.- Sí.
ROGER.- Me recuerdas un poco a mí.
DÍDAC.- Ah, ¿sí? ¿Por qué?
ROGER.- Esta actitud...
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Yo tampoco era de hablar demasiado.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- También deportista, como tú.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Me caes bien.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Créeme: Me gustas, me caes bien.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- ¿Contento con la carrera?
DÍDAC.- Sí.
ROGER.- Es la que querías hacer, ¿no?
DÍDAC.- Sí.
ROGER.- Está bien que tengas claro cuáles son tus objetivos.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Eres un chico inteligente.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Vaya que si lo eres. Créeme. Lo eres. Sé darme cuenta.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- ¿Y ambicioso?
DÍDAC.- (...)
ROGER.- ¿Eres ambicioso?
DÍDAC.- (...)
ROGER.- ¿Qué? ¿Qué ocurre?
DÍDAC.- No sé...
ROGER.- ¿Cómo no lo sabes? ¿No sabes si eres ambicioso? No me hagas reír...
(Pausa.) No es malo ser ambicioso. A alguna gente no le gusta admitirlo. Les gusta
decir que es algo malo. Sermonear. Tal vez, incluso, en su interior, deben pensarlo. Pero
no. No lo es. Sólo los mediocres piensan que la ambición es mala. Tú no eres un
mediocre.
DÍDAC.- No. No lo soy.
ROGER.- Yo tampoco.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Júlia nunca se habría fijado en alguien mediocre. (Pausa.) Quince años y...
todavía me sigue volviendo loco.
Pausa.
219
ROGER.- Te habrá extrañado que haya ido a la Universidad -a la facultad- a buscarte y
que te haya dicho que pasaras cuando salieras.
DÍDAC.- Sí...
ROGER.- Me lo puedo imaginar...
DÍDAC.- Un poco...
ROGER.- Hoy tengo libre hasta media tarde.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Me caiste bien. Tenía ganas de que volvieras y tomáramos una cerveza.
Charlar un rato.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- ¿Sabes? Yo no debía de tenerlo tan claro como tú. Estudié Humanidades. Me
gustaba la filosofía, la literatura... escribía. Incluso escribía algo. Lo dejé a la mitad y
me puse a hacer Administración y Gestión de Empresas. Júlia, a veces, bromea y dice
que la estafé. Que se enamoró de un poeta y que terminó casada con un yuppie. ¿Sabes
que es un yuppie?
DÍDAC.- Sí...
ROGER.- Ahora ya no se utiliza demasiado. Ya hace tiempo que quedó desfasado eso
de los yuppies.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Tampoco me la imagino viviendo con un poeta. No... Imposible. El padre de
Júlia era accionista de una empresa de calzado. Terminé la carrera y me colocó. No
tengo reparos en contarlo. Quiero decir que... a estas alturas nadie cuestionará mi
capacidad de trabajo, los resultados, ni que siempre hago una hora más que el trabajador
que hace más horas. (Pausa.) Supongo que... me di cuenta a tiempo de lo que nos
convenía. De lo que nos iría bien. Y aquí estamos. Y nos va bien. Nos ha ido. Quince
años después, me sigue volviendo loco. Y quiero -queremos- con locura a nuestra hija,
Aïna. (Pausa.) Sólo... la mínima posibilidad de que algo... que ella esté intranquila...
que no esté bien... que alguien... la simple idea... (Pausa.) ¿De verdad que no quieres
otro quinto?
DÍDAC.- No... gracias.
Pausa.
220
ROGER.- La natación es genial. Se te nota. Brazos. Hombros.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- ¿A qué piscina vas? ¿A la del barrio, junto a la avenida?
DÍDAC.- Sí, me queda cerca de la facultad.
ROGER.- Las instalaciones están muy bien.
DÍDAC.- Sí.
ROGER.- Y de horarios. Abren muy temprano y cierran a las diez.
DÍDAC.- Sí...
ROGER.- Júlia también va a esta piscina. Se cambió de horario. Antes iba por la tarde...
le parecía que había demasiada gente... No sé. No se había quejado nunca... pero... un
día -no sé por qué- dijo que le parecía que había demasiada gente a esa hora y por eso
suele ir al mediodía. Dice que es más tranquilo.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Tú dices que sueles ir por la tarde...
DÍDAC.- Sí.
ROGER.- Y que está bien...
DÍDAC.- Sí...
ROGER.- Podríamos ir juntos.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- ¿Qué te parece?
DÍDAC.- Sí...
ROGER.- Podríamos hacer eso. Ir a nadar juntos.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Tú y yo.
DÍDAC.- Sí...
ROGER.- Seguro que si vamos juntos, me animo.
DÍDAC.- Sí... Podemos hacerlo.
ROGER.- Y después, un día, venir aquí a cenar, con Júlia. Los tres.
Pausa.
DÍDAC.- Sí...
Pausa.
ROGER.- Cuando tú... si ahora haces cuarto... el año que tuviste a Júlia de profesora...
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Estaba embarazada, ¿no?
DÍDAC.- Sí. Cuando empezamos el curso ya estaba embarazada. De muy poco.
ROGER.- No terminó aquel curso.
DÍDAC.- Nos pusieron un sustituto los dos últimos meses.
ROGER.- Y aún así... sin haberla tenido todo el curso... una de las mejores profesoras
que has tenido.
DÍDAC.- Sí.
ROGER.- No sabes cómo me alegra oír eso.
DÍDAC.- Es muy buena profesora.
221
ROGER.- Sí... (Pausa.) ¿Sabes que desde hace dos años la han hecho directora?
DÍDAC.- No.
ROGER.- Sí.
DÍDAC.- Se lo merece.
ROGER.- Sí.
Pausa.
Pausa.
222
DÍDAC.- No...
ROGER.- Dídac...
DÍDAC.- ¿Qué?
ROGER.- Ya te lo he dicho. Eres inteligente. Me lo pareces. Te he invitado a subir a
casa. Es la segunda vez que te invito. Y me caes bien. De verdad que me caes bien.
Estamos tomando unas birras y...
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Ya habías venido, ¿verdad?
Pausa.
DÍDAC.- Sí...
ROGER.- Varias veces...
DÍDAC.- Sí...
ROGER.- Unas cuantas veces...
DÍDAC.- Sí...
Pausa larga.
Casi un silencio.
Los dos permanecen sin decir y hacer nada.
223
ROGER.- No me importa que Júlia... no quisiera que me malinterpretases... todos
tenemos...
DÍDAC.- (...)
ROGER.- Es mentira que hay personas con las que no tienes secretos. Todo el mundo
tiene. Yo mismo. Es normal que los tengamos. No me importa. Quiero que siga así.
También que Júlia piense que los tiene y que yo no los conozco. Hay que preservarlos,
ser hábil. No ponerlos en peligro y que alguien esté intranquilo, como si hubieran
entrado en su casa sin pedir permiso. Por eso es mejor que encuentres otro trayecto entre
la facultad y el metro. Lo encontrarás, ¿verdad?
DÍDAC.- Sí...
ROGER.- (Acercándose mucho.) ¿Te vuelves a la facultad?
DÍDAC.- Sí...
ROGER.- ¿Pasa algo?
DÍDAC.- No...
ROGER.- Me ha parecido que temblabas.
DÍDAC.- No.
ROGER.- Me lo ha parecido.
DÍDAC.- Pues no.
Pausa.
ROGER.- Volveré a pasar por la facultad. No sé cuándo. Cualquier día. Iré a buscarte,
como hoy. Quedaremos para ir a la piscina. Tú y yo. Y después vendrás a cenar. Aquí,
con Júlia. Los tres.
DÍDAC.- (...)
ROGER.- El otro día. La primera vez que te invité a casa... ¿cuánto hace?
DÍDAC.- Un par de semanas.
ROGER.- Eso... un par de semanas. A partir de ahora, el día que nos volvamos a
encontrar... Si te invito y vienes otra vez... Si un día vamos a la piscina y luego vienes a
cenar... ese día, de hace dos semanas, será la única vez que habrás estado aquí.
DÍDAC asiente.
ROGER le toca la nuca cariñosamente.
DÍDAC se va.
ROGER cierra la puerta.
Se queda plantado unos segundos.
Va al sofá y se pone a llorar.
224
8.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
225
sesenta. Principios de los setenta. Tiene humedad y... entra poca luz, pero... casi no le da
el sol en todo el día... El barrio no es precisamente un lugar que den ganas de vivir allí.
Es de este tipo de construcciones que... nichos. Un hormiguero. Parecen. (Pausa.) Mis
padres vinieron a probar suerte, con la esperanza de que acabarían en otro lugar. Un
lugar mejor. Al menos que diera el sol. Es bonito este piso, Roger, debéis de tener luz
todo el día. Está muy bien. (Pausa.) Lo que te decía... sí... estos días hemos vaciado el
piso. Todas las cosas a la calle. No había casi nada que aprovechar. Tampoco ningún
mueble lo bastante... muebles que alguien quiera comprar. No creo. Lo dudo. La
mayoría los hemos dejado en la calle. Mi hermano y su mujer se han querido quedar
algo. Yo no. Trastos. Sólo trastos. Y tampoco tiene mucho sentido llevarme allí nada de
todo esto. (Pausa.) Yo también pensaba que sería un tiempo. Que acabaría volviendo.
Que sería un tiempo hasta que encontrara algo mejor, pero no... ¿te acuerdas de que te
decía que acabaría volviendo? Pero no... ahora no me siento de ninguno de los dos
sitios. A veces pensaba que mi madre se estaba haciendo mayor y que tenía que volver.
Que desde que se había quedado viuda, estaba sola y se hacía mayor. Que aquí todavía
la tenía a ella y a mi hermano. Y la familia de mi hermano que, en el fondo, es la mía.
Ni siquiera pude venir cuando mi madre murió. Pero, ahora, cuando estoy aquí...
tampoco siento que éste sea mi sitio. Y empiezas a pensar si han valido la pena todos
los esfuerzos... si ha compensado haber tenido que hacer determinadas cosas... Mis
padres se pasaron la vida trabajando... Pero bueno... Estos días hemos ido vaciando el
piso. Hemos hecho trámites. Con mi hermano hemos comido juntos algunos días, pero...
es extraño. Es mi hermano, pero... supongo que el hilo se va volviendo cada vez más
delgado. (Pausa.) El piso... mejor si algún día lo compra alguien. Tampoco nos darán
demasiado y una vez repartido... Pero que lo compren. Me entristece pensar que le
hubiera gustado vivir en otro lugar, donde al menos diera el sol. En un lugar diferente.
(Pausa.) No tenía la intención de visitarte. Créeme que no, pero... estos días, vaciando
el piso, he pensado... No sé si te lo conté nunca... Una noche... hace años... yo era
pequeño. Un niño. El padre de Júlia vino a casa. A hablar con mi padre. En nuestro
piso... en el mismo piso que hemos vaciado... Las habitaciones dan al comedor. Está
muy bien el vuestro. Tenerlo separado. Aquí abajo la parte de hacer vida y arriba las
habitaciones... Lo que te decía, que nuestras habitaciones daban al comedor. Yo estaba
en la cama y... mi hermano y yo dormíamos en la misma habitación. No sé si mi
hermano dormía. Yo no. Les oía hablar: El padre de Júlia y mi padre... de trabajo. Vino
de noche para... cosas de trabajo. Le veía con la puerta entreabierta. De vez en cuando,
cómo miraba hacia dentro. Esa voz... y esa seguridad... no como mi padre. Era un buen
hombre, pero... sin carácter. (Pausa.) Al cabo de un rato, le dijo a mi padre que quizás
era mejor cerrar la puerta, que estaba entreabierta y que les oiríamos hablar y quizás nos
despertarían. Ni siquiera eso hizo mi padre... ni siquiera se atrevió a hacer eso en su
casa. Él mismo se acercó a cerrar la puerta de nuestra habitación. Yo tenía los ojos
abiertos y él, antes de cerrarla, se quedó mirándome directamente a los ojos. Y al fondo
veía a mi padre, sentado en una silla dejándolo hacer. En nuestra casa. (Pausa.) Un poco
como nosotros, cuando íbamos a visitar a alguna gente. Aquella gente... Cuando los
teníamos que convencer. Algunos no nos lo pusieron fácil pero... los convencimos.
Encontramos la manera de hacerlo. Neutralizarlos. Recuerdo perfectamente lo que me
dijiste la primera vez: “Tenemos que entrar en su espacio. Invadirlo sin que lo parezca.
Coordiales. Educados. Demostrarles que estamos en su casa y que dominamos algo que
no saben. Acercarnos más de la cuenta, como si fuera absolutamente normal, pero que
sientan que hemos traspasado su espacio vital. Decirles o preguntarles si tiemblan o
tienen frío. En ese caso lo sentirán más intensamente, si no, simplemente, les parecerá
que comienzan a notarlo. (Pausa.) Para empezar, siempre cordial... si no lo
226
conseguimos… Ya veremos… Tendremos que cambiar de estrategia”. (Pausa.) La
fábrica bien. Va bien, ¿verdad? Habéis abierto más, en otros países. (Pausa.) Estos días,
vaciando el piso, he estado pensando: En aquella noche cuando yo era un niño. En toda
aquella gente que tú y yo tuvimos que convencer. Y también en el otro día, cuando vi a
Aïna, mientras dormía.
Pausa larga.
Pausa.
TONI.- No quiero nada. Sólo saber cómo te van las cosas. Que te van bien. Me alegro
de que las cosas te vayan bien.
ROGER.- (...)
TONI.- Saber que valió la pena. Todos los esfuerzos que hiciste -que hicimos-.
ROGER.- (...)
TONI.- Y también para que sepas que, aunque marcharé dentro de pocos días, de vez en
cuando pienso en ti. Que tú has salido adelante. Tú sí: la familia; el trabajo; el dúplex. Y
que... como lo pienso -a menudo lo pienso, más de lo que te imaginas- no te extrañe que
si vuelvo os venga a visitar de nuevo. Que puedo volver en cualquier momento. Que me
gusta saber que estáis bien. (Pausa larga.) Te parpadea un ojo. (Pausa.) No pongas esa
cara. Tienes que notarlo. Te parpadea desde que he llegado. ¿Qué pasa? ¿Estás
nervioso?
227
9.
Pausa.
Pausa.
Pausa larga.
228
DÍDAC.- Ni tampoco por teléfono.
JÚLIA.- Dídac... me parece que el mensaje es bastante claro.
Pausa.
JÚLIA se acerca a DÍDAC.
Mete la mano dentro del pantalón del chándal y le coge el paquete.
Pausa.
Pausa.
DÍDAC.- No...
JÚLIA.- ¿Seguro que no?
DÍDAC.- (...)
JÚLIA.- El mensaje es bastante claro, pero insistes.
DÍDAC.- Fuiste tú la que me viniste a buscar.
JÚLIA.- (...)
DÍDAC.- La que me viniste detrás.
JÚLIA.- (...)
DÍDAC.- Y de golpe...
JÚLIA.- Veo que... nada... debes de estar nervioso.
DÍDAC.- Tu marido... Roger...
JÚLIA.- ¿Qué pasa?
DÍDAC.- Está arriba. Leyendo un cuento a vuestra hija.
JÚLIA.- Ah... es eso.
DÍDAC.- (...)
JÚLIA.- Claro...
DÍDAC.- Me buscabas. A todas horas.
JÚLIA.- Ya...
DÍDAC.- Y me parece que te gustaba. Mucho.
JÚLIA.- (...)
DÍDAC.- Me dijiste que me querías. Que me deseabas.
JÚLIA.- Ya...
DÍDAC.- Y ahora...
JÚLIA.- Tengo derecho a cansarme. A aburrirme... a elegir. Lo que quiero. Lo que me
conviene. Tengo derecho, ¿verdad?
DÍDAC.- (...)
229
JÚLIA.- No respondes.
DÍDAC.- (...)
JÚLIA.- No te pondrás a llorar, ¿verdad?
DÍDAC.- Hoy ha sido él el que me ha venido a buscar.
JÚLIA.- ¿Duerme?
ROGER.- Sí... ya duerme.
JÚLIA.- ¿Qué cuento le has leído?
ROGER.- ¿A ti qué te parece? ¿Cuál dirías?
JÚLIA.- (Sonríe.) El de siempre... (A DÍDAC.) A Aïna le encantan los cuentos de
princesas.
ROGER.- Mira que nosotros no/
JÚLIA.- Todo eso... cocinitas, muñecas, princesas... a esta edad les encantan. Mira que
nosotros precisamente no/
DÍDAC.- ¿Cuántos años tiene?
JÚLIA.- Cinco. Casi seis.
DÍDAC.- Ya es mayorcita.
JÚLIA.- Sí...
DÍDAC.- Cómo pasa el tiempo...
ROGER.- El año que tuviste a Júlia de profesora...
DÍDAC.- Sí...
ROGER.- Ahora es directora, ¿lo sabías?
DÍDAC.- No.
JÚLIA.- Mucho trabajo, pero contenta.
DÍDAC.- Enhorabuena.
JÚLIA.- Gracias.
ROGER.- Qué bien que hayas venido.
JÚLIA.- Me ha dicho que no se quedará a cenar.
ROGER.- ¿Qué dices? ¿Cómo que no te quedarás?
Pausa.
DÍDAC.- No...
ROGER.- Venga, hombre... me ha hecho ilusión coincidir en la piscina.
DÍDAC.- Sí... Qué casualidad.
JÚLIA.- No sabía que vamos a la misma piscina. Yo antes también iba a esa hora.
DÍDAC.- Y ahora no...
JÚLIA.- No... me parecía que... al mediodía se está mejor. Me va mejor. Me gusta más.
230
DÍDAC.- A mí me va bien por la tarde. Por los horarios. Por todo. Es perfecto.
JÚLIA.- A mediodía es una hora tranquila. Me gusta estar tranquila.
ROGER.- ¿No habíais coincidido nunca?
Pausa.
JÚLIA.- No.
DÍDAC.- No...
ROGER.- Has de quedarte a cenar.
JÚLIA.- Sí, Dídac... quédate.
Pausa.
Pausa.
231
DÍDAC se sienta.
No dice nada.
JÚLIA y ROGER le observan.
Pausa.
Pausa.
JÚLIA.- Dídac...
Pausa.
ROGER va a la cocina.
DÍDAC está sentado, per no se atreve ni a mirar a JÚLIA, que está de pie,
observándole, impasible, sin decir nada.
ROGER vuelve con un vaso de agua.
DÍDAC bebe.
232
ROGER.- ¿Estás bien?
DÍDAC.- Sí...
Pausa.
233
Pausa.
ROGER.- ¿Qué?
JÚLIA.- ¿Cenamos?
ROGER.- Sí, vamos a cenar.
234
10.
Pausa larga.
Pausa.
235
OLGA.- Ya os lo dije. Lo siento mucho.
ROGER.- Confiábamos en ti. Te confiamos a Aïna, nuestra hija. Te quedaste en casa
con ella. Y nosotros confiábamos en ti. Y tú, en quien confiábamos, dejaste entrar a un
desconocido en casa. Estuviste no sé cuánto tiempo con él. Hablando con él... como si
nada. Como si lo conocieras de toda la vida. Un desconocido. Bebisteis. Los dos.
Quizás bebiste más de la cuenta. ¿Bebiste más de la cuenta, Olga?
OLGA.- No...
ROGER.- Pero dejaste que subiera solo a la habitación de Aïna. Y, mientras tanto, te
quedaste aquí abajo... hablando por teléfono. Y ese hombre -ese hombre que no
conocías de nada, que no conocemos de nada- estaba en la habitación de nuestra hija...
Aïna... nuestra hija. No sé cuánto tiempo, ni por qué. Le dio tiempo a mirarla, arroparla
y darle un beso. Podría haber... (Pausa.) Te extraña que...
OLGA.- Lo siento tanto... Muchísimo.
ROGER.- Ya...
OLGA.- Yo...
ROGER.- Olga... No son horas.
OLGA.- (...)
ROGER.- Tu marido... está en casa durmiendo, ¿verdad que sí?
OLGA.- Sí...
ROGER.- ¿Sabe que estás aquí?
OLGA.- No...
ROGER.- Cómo quieres que...
OLGA.- (...)
ROGER.- Deberías estar en casa. No aquí.
OLGA.- No podía dormir.
ROGER.- Da igual, deberías estar en casa. Si no puedes dormir... no debes despertarnos
a nosotros.
OLGA.- Me dijo que era amigo tuyo. Amigo vuestro.
JÚLIA.- No es amigo nuestro. No lo es.
OLGA.- Ya... Pero... me lo dijo y yo/
JÚLIA.- No lo es. Roger no lo conoce de nada. Yo tampoco. Te dijo que había estado
aquí en casa, hablando conmigo, y no es cierto. Se lo inventó. No sé por qué. Vino una
vez sí, llamó la puerta, pero no lo dejé entrar.
OLGA.- Dijo/
JÚLIA.- Se inventó que había estado aquí hablando conmigo.
ROGER.- Si Júlia dice que no lo dejó entrar... yo la creo. Quiere decir que no le dejó
entrar. ¿O es que lo estás poniendo en duda? (Pausa.) Si yo te digo que no lo conozco
de nada... quiere decir que no lo conozco de nada. ¿O también lo pones en duda?
(Pausa.) Pasó. Ya está hecho. Te has disculpado. Hemos aceptado tus disculpas.
OLGA.- Gracias.
ROGER.- Pero ahora será mejor que vuelvas a casa... a tu casa... con tu marido. Que
intentes dormir. Y que dejemos pasar un tiempo... vale más... Será mejor para todos... y
de aquí a un tiempo, ya se verá... pero ahora mismo... será lo mejor.
236
ROGER.- ¿Quieres que me vista y te acompaño?
OLGA.- No...
JÚLIA.- Olga... Si quieres te puedo acompañar yo.
OLGA.- No... Si vivo aquí mismo...
JÚLIA.- Ya, pero...
ROGER.- No nos cuesta nada... podemos/
OLGA.- No. No, gracias.
Pausa.
ROGER.- Descansa.
OLGA sale.
Pausa larga.
Pausa.
ROGER.- ¿Todavía?
JÚLIA.- Sí...
ROGER.- (...)
237
JÚLIA.- Sentada. Mirando al suelo.
ROGER.- (...)
JÚLIA.- Se acerca las manos a la cara...
ROGER.- (...)
JÚLIA.- Las mueve...
Pausa.
Pausa larga.
238
Pausa.
Pausa.
ROGER.- Sí.
JÚLIA.- Busca algo de música que te guste.
ROGER.- Te movías de aquella forma...
JÚLIA.- Es que... no sé qué quieres decir... no sé de qué forma...
ROGER.- Claro que lo sabes.
JÚLIA.- No. No lo sé...
ROGER.- Salvaje.
JÚLIA.- ¿Salvaje?
ROGER.- Sí, salvaje. Como un animal salvaje, imposible de domar.
JÚLIA.- ¿Has encontrado algo de música?
ROGER.- Sí...
JÚLIA.- Ponla.
ROGER.- Después haremos el amor.
JÚLIA.- Haremos el amor.
ROGER.- Como antes.
JÚLIA.- Como antes...
Pausa.
ROGER.- Sólo tengo ganas de que bailes. Que bailes de esa manera. Que volvamos a
hacer el amor.
JÚLIA.- ¿Sabes?
ROGER.- ¿Qué?
JÚLIA.- Estoy asustada.
ROGER.- ¿Estás asustada?
JÚLIA.- Sí. Asustada. Asustada como no lo he estado nunca antes.
JÚLIA.- Aïna...
Pausa.
239
ROGER.- Una pesadilla. Es sólo eso.
JÚLIA.- Empieza a tener pesadillas.
ROGER.- Es la edad.
JÚLIA.- Sí. La edad.
ROGER.- Empieza a tener pesadillas...
JÚLIA.- Ha dejado de gritar...
ROGER.- Ha parado.
JÚLIA.- Ha parado de gritar, ¿verdad?
ROGER.- Sí.
JÚLIA.- Voy a/
ROGER.- No. No te muevas... déjala.
JÚLIA.- Pero...
ROGER.- Es mejor.
JÚLIA.- ¿Sí?
ROGER.- Ha dado un grito. Un grito nada más. No debe ni de haberse despertado. Si
vamos la despertaremos y... ahora, en cambio, dormirá. Ni sabrá que ha tenido una
pesadilla.
Pausa larga.
Casi un silencio.
Pausa.
ROGER.- Sí, ya está. Baila. Como si no estuvieras en este piso. Como si nunca lo
hubiésemos tenido. Como si Aïna no tuviera pesadillas. Como si no las hubiera tenido
nunca. Como si Aïna aún no hubiera llegado. Como si aún fuéramos tú y yo, sin saber
nada el uno del otro. Como cuando no teníamos nada. Como entonces.
JÚLIA.- Como entonces.
ROGER.- ¿Estás asustada?
JÚLIA.- Sí, lo estoy.
ROGER.- ¿Muy asustada?
JÚLIA.- Como no lo había estado nunca antes.
ROGER.- Cuando estás asustada ya es totalmente imposible domarte.
240
Oscuro.
241
LA TRAVESÍA
242
Premio Frederic Roda – LXV Nit de Santa Llúcia, fiesta de las letras catalanas 2015
A Laurent Gallardo,
Amigo y cómplice.
Gracias.
243
PERSONAJES
HERMANA CECÍLIA
RAI
ISAAC
ÒSCAR
HERMANA ISABEL
(...) Indica una réplica o reacción no verbal. Quizá sólo un suspiro, una mirada o un
pequeño gesto.
244
1.
Mediodía.
Interior de un barracón con material sanitario y de ayuda humanitaria.
Ventanas estrechas y altas por donde entra un potente rayo de luz.
En una silla está sentada la HERMANA CECÍLIA con la cabeza baja. Lleva un rato así
cuando entra RAI.
Pausa.
Pausa.
245
RAI.- Bueno... de hecho... sí...
HERMANA CECÍLIA.- (...)
RAI.- A usted.
HERMANA CECÍLIA.- A mí...
RAI.- Sí. A usted.
HERMANA CECÍLIA.- ¿En qué le puedo ayudar?
RAI.- No... más bien... era si yo...
HERMANA CECÍLIA.- (...)
RAI.- Si yo la puedo ayudar. (Pausa.) A usted... En lo que sea. En serio.
HERMANA CECÍLIA.- No. No necesito/
RAI.- ¿No?
HERMANA CECÍLIA.- No...
RAI.- ¿Seguro?
HERMANA CECÍLIA.- Seguro.
Pausa.
Pausa larga.
246
urgencia. También habría que reconocer que lo que está pasando ahí fuera no es sólo un
estallido de violencia... es... una guerra... Sí, una guerra. (Pausa.) Nosotros seguimos
trabajando, pero... sólo lo que podemos. Con los recursos que tenemos.
RAI.- ¿La niña vivía aquí?
Pausa.
Pausa.
Pausa.
Pausa.
247
RAI.- Un pequeño gesto. Cómo ha levantado la mirada y... algo en su frente...
HERMANA CECÍLIA.- Sí que se ha fijado en cosas...
RAI.- Parte de mi trabajo es observar. Fijarme en detalles... algunos aparentemente
insignificantes como éstos. Rápidos. Inmediatos. Lo de la fotografía... créame... más
allá de la técnica... lo más importante es saber mirar.
HERMANA CECÍLIA.- Ya...
RAI.- Si hubiera fotografiado este instante... revisando las fotografías quizá podría
averiguar si este momento y este pequeño gesto era que se lo estaba pensando o,
simplemente, que no está acostumbrada a que la inviten a fumar. Quizás no es habitual
invitar a fumar a una monja. ¿Está mal que lo haya hecho?
HERMANA CECÍLIA.- Aunque hubiera hecho una fotografía, lo que hubiera
interpretado con ella, no necesariamente debería coincidir con la realidad.
RAI.- Es verdad. (Pausa.) ¿De verdad que no quiere uno?
HERMANA CECÍLIA.- No.
Pausa larga.
248
RAI hace ademán de irse.
Pausa.
Pausa.
249
HERMANA CECÍLIA.- ¿Yo? (Pausa.) Ya veo que es del tipo de personas que utiliza la
misma pregunta, cuando no quiere responder a algo.
Pausa.
250
debería... Seguro que usted tiene trabajo con sus fotografías. Salga. Todavía hay buena
luz...
Pausa larga.
RAI.- Antes de llegar aquí... He visto cómo quemaban todo un pueblo... En la carretera
he visto tiradas hileras de cadáveres... No sea injusta conmigo.
HERMANA CECÍLIA.- (...)
RAI.- Todo el mundo me ha hablado bien de usted... Sólo la quería... La he visto tan/
HERMANA CECÍLIA.- Una niña se ha muerto en mis brazos. Después se la he
entregado a su madre, cómo quiere que/
RAI.- Entiendo que/
HERMANA CECÍLIA.- ¿Sí? ¿Lo entiende?
RAI.- (...)
HERMANA CECÍLIA.- Un grupo... de niños... corriendo... hacia mí... han tirado de mí
y... estaba un trozo de la valla abierta... Los niños sabían que por allí se podía salir... Les
he dicho que no se podía... Fuera no... pero... todos gritaban... Casi me han arrastrado...
Se oía un grito... como de un animal... un conejo... Me ha parecido que oía el chillido de
un conejo... He salido con ellos... Tiraban de mí... y allí... en unas zarzas o... unas zarzas
o lo que fueran... Estaba allí... Los gritos salían de allí... de entre las ramas... una mano y
un brazo arañado... como si fuera la mano de un ángel, entre las zarzas... La he sacado
con mucho cuidado... no paraba de gritar... he intentado hacerlo con mucho tacto, pero...
no dejaba de gritar... El cuerpo estaba destrozado... totalmente... era imposible no
hacerle daño, pero la tenía que sacar. (Pausa.) Y finalmente... la he cogido en brazos...
intentando no... Tenía todo lleno de ramas y espinas pegadas por todo el cuerpo. Sin
ropa y... la he intentado cubrir con un pañuelo... Casi no podía tapar nada... pero cubrirla
un poco... por dignidad, al menos... Tenía el cuerpo absolutamente destrozado y los
ojos... Le habían reventado los ojos. (Pausa.) El resto... Usted mismo lo ha visto. Habrá
hecho unas cuantas fotografías.
Pausa larga.
RAI.- Sí, la he oído gritar... pidiendo ayuda... Fue entonces cuando la vi. Y sí, la he
fotografiado. Corría. Los niños a su alrededor. Gritando. Entonces... Me ha parecido que
la niña intentaba decirle algo... que usted se le acercó...
HERMANA CECÍLIA.- (...)
RAI.- ¿Me equivoco?
HERMANA CECÍLIA.- (...)
RAI.- Le ha dicho algo... (Pausa.) Y a usted se le ha transformado la cara.
HERMANA CECÍLIA.- Debería... Si no le importa/
RAI.- No me equivoco, ¿verdad?
HERMANA CECÍLIA.- (...)
RAI.- ¿Qué le ha dicho?
HERMANA CECÍLIA.- ¿Se va de aquí a unas horas, no?
RAI.- Sí... En unas horas.
251
Pausa.
252
2.
Noche.
Interior del mismo barracón.
Pausa.
ISAAC.- Un momento... Explícamelo bien para que lo entienda. Dices que te vas... así...
¿de un día para otro?
HERMANA CECÍLIA.- Pasado mañana.
ISAAC.- ¿El padre Felipe ya lo sabe?
Pausa.
253
ISAAC.- ¿Qué quiere decir que estás cansada?
HERMANA CECÍLIA.- Quizás no es cansada... Es sólo que... no puedo. Es eso: no
puedo más.
ISAAC.- No lo entiendo.
HERMANA CECÍLIA.- He estado dándole muchas vueltas. Te lo aseguro. Y sí: me
marcho.
ISAAC.- ¿Qué te creías? Sabías que/
HERMANA CECÍLIA.- He estado siempre al pie del cañón. Siempre. Y ahora/
ISAAC.- Y ahora... quieres irte.
HERMANA CECÍLIA.- Ya te lo he dicho. No es una decisión que haya tomado a la
ligera.
ISAAC.- Ya...
HERMANA CECÍLIA.- (...)
ISAAC.- Cinco años en este proyecto. Cinco. Y ahora –precisamente ahora- decides que
te vas. No lo entiendo... Estos últimos meses ha vuelto a crecer la violencia en la zona.
Nos llegan cada día un montón de personas a las que atender... Sabes que no damos
abasto, que... No es ahora el momento de irte. De dejarnos. Ahora no es el momento de
estar cansada.
HERMANA CECÍLIA.- Me he dejado la piel. Sabes que/
ISAAC.- Me gustaría saber por qué. Y no me salgas ahora con eso de que "estás
cansada". No me jodas... No me engañes. A mí no. (Pausa.) ¿Es eso? ¿De verdad?
(Pausa larga.) Tendrás tus motivos... Los debes tener... pero nos harás una putada. Una
buena putada. Pero bueno... No es cosa mía... ni de la ONG. Esto lo tienes que hablar
con el padre Felipe... Con tus... no conmigo.
HERMANA CECÍLIA.- Eres el primero al que se lo cuento y querría que/
ISAAC.- No es a mí a quien se lo tienes que explicar. Ni con la ONG con la que tienes
que rendir cuentas.
HERMANA CECÍLIA.- Lo sé. Estoy tratando de ver cómo lo hago...
ISAAC.- ¿Cómo lo haces? ¿El qué? (Pausa.) ¿Qué explicación darás?... Quiero decir...
¿También les dirás que estás cansada...?
HERMANA CECÍLIA.- (...)
ISAAC.- A ellos les puedes decir eso... pero a mí no. Eres una de las personas más
fuertes que he conocido... Siempre tienes una respuesta para todo... Una solución...
Nunca te rindes... No te extrañe ahora que no te entienda...
HERMANA CECÍLIA.- Puedes estar en medio del mar y ahogarte de dos maneras: por
no saber nadar, o sabiendo y no tener claro por dónde tienes que tirar. Así es como me
siento, Isaac... sabiendo nadar, pero a punto de ahogarme porque no sé en qué dirección
debo ir.
ISAAC.- (...)
Pausa.
HERMANA CECÍLIA.- Pediré que se abra una investigación. Por eso quiero irme.
Pausa larga.
254
ISAAC.- Una investigación...
Pausa.
Pausa.
Pausa larga.
Pausa larga.
Pausa.
255
ISAAC.- ¡Joder! Si tienes la confianza de contármelo, me gustaría que no fuera a
medias tintas... que seas más clara...
HERMANA CECÍLIA.- ¿Por qué crees que le reventó los ojos? (Pausa.) Para que no lo
viera. Para que no lo reconociera. Porque era alguien que conocía. Tras... hacerle...
eso... la persona que lo hizo sabía que había un agujero en la valla. Un lugar por
donde... por donde salir de aquí. Lejos de la entrada principal. Quizá lo hizo él mismo.
No lo sé. Después... arrojó el cuerpo a las zarzas. Fuera... para que pareciera... Tal vez
no le dio tiempo... No sé... No contaba con que la encontraría... y menos, viva... Estoy
segura de que fue alguien de aquí dentro. (Pausa.) ¿Por qué la niña iba a haber salido?
¿Por qué iba a hacerlo?
Pausa.
256
Pausa larga.
HERMANA CECÍLIA.- En los últimos meses... medio año más o menos... han
desaparecido cuatro niñas/
ISAAC.- La gente... las familias... vienen buscando ayuda... y una vez atendidos... a
veces, sin dar explicación... sin decir nada... se van. Intentan volver a sus casas. Si las
pueden recuperar. A sus pueblos... a la ciudad, para intentar empezar de nuevo... Nos
encontramos muy a menudo con/
HERMANA CECÍLIA.- Cuatro niñas, Isaac. Todas, aproximadamente, de las mismas
edades. Todas de aquí. No sus familias/
ISAAC.- Algunos niños han perdido a sus familias antes de llegar aquí/
HERMANA CECÍLIA.- Cuatro niñas. Que una vez dentro... de un día para otro... no
hemos sabido nada más. Si a ésta no la hubiera encontrado... quizás hubiéramos
pensado que era otra... la quinta que desaparecía... que marchaba... sin explicación.
Siempre niñas. Todas de las mismas edades...
ISAAC.- (...)
HERMANA CECÍLIA.- No seas ingenuo. Una podría haberse escapado... perdido...
haber salido para... haber ido a otra área... No sé. Cuatro. En menos de medio año. Ésta
habría sido la quinta. Me parece demasiada casualidad...
Pausa larga.
257
garantías de seguridad... donde hay un montón de gente que está trabajando día a día
con numerosas dificultades... Fijaos bien... porque allí las cosas se están haciendo mal.
Se están cometiendo abusos. Esto es lo que piensas hacer. ¿Sabes lo que implica?
(Pausa.) Esta gente nos necesita. Más que nunca. Sabes cuál es la situación... cómo está
de jodida la cosa... Se pondrá en duda nuestro trabajo. El de todos: el de la ONG... el de
vuestra... Mientras haya una investigación abierta... se puede paralizar -interrumpirse- lo
que estamos haciendo... los recursos... nuestras demandas para que nos envíen más
gente... Ahora no es el momento. Esta gente... Es el único lugar seguro que tienen. El
único lugar adonde pueden ir. Donde los podemos/
HERMANA CECÍLIA.- ¿Proteger? (Pausa.) Si el mal también viene de aquí dentro...
¿Qué quieres que haga?
Pausa larga.
ISAAC.- Tienes razón... La tienes... La debes tener... Sé que... Pero piénsatelo bien,
Cecília. Es un tema muy serio. ¿Lo entiendes?
HERMANA CECÍLIA.- Ponte en mi lugar.
Pausa.
ISAAC.- Pienso que tienes que estar segura -muy segura- de lo que dices.
HERMANA CECÍLIA.- Lo estoy.
ISAAC.- No seré yo quien te detenga... pero piensa en las consecuencias... Piénsalo, de
verdad. (Pausa.) Somos amigos... En el tiempo que llevamos aquí... Me gusta tu forma
de trabajar... Al margen de creencias y de... te aprecio. Sabes cómo te aprecio. Eres...
HERMANA CECÍLIA.- Isaac...
ISAAC.- Lo que quiero decir es que... tengas la confianza de decirme de quién
sospechas. En qué te basas... ¿Quién piensas/
HERMANA CECÍLIA.- No... Eso no te lo pienso decir.
ISAAC.- ¿Es de la ONG? Alguien de mi grupo de cooperantes...
Pausa.
HERMANA CECÍLIA.- No... No. (Pausa.) ¿Te quedas más tranquilo así?
ISAAC.- ¿Me lo dices para tranquilizarme?
HERMANA CECÍLIA.- No. Te lo digo porque pienso que no es ninguno de los
cooperantes.
ISAAC.- Pues no te voy a negar que me alivia.
HERMANA CECÍLIA.- (...)
ISAAC.- Pero... eso quiere decir que... es alguien de los tuyos...
Pausa larga.
258
HERMANA CECÍLIA.- Ahora puedes entender cómo me siento. (Pausa.) Sí... de los
míos.
259
3.
Mañana.
Interior de un barracón muy parecido al anterior, pero con material escolar y una
pizarra.
Pausa.
260
HERMANA CECÍLIA.- ¿Eso te dijo?
ISAAC.- Sí.
HERMANA CECÍLIA.- Ahora soy yo la que...
ISAAC.- El padre Felipe no sólo no se sorprendió, sino que añadió que tú no habías
dicho de quién sospechabas, pero que él sabía quién era.
HERMANA CECÍLIA.- (...)
ISAAC.- ¿De quién sospechas, Cecília?
HERMANA CECÍLIA.- (...)
ISAAC.- ¿Aún sigues sin querer decírmelo? (Pausa.) El padre Felipe no tuvo ningún
problema en hacerlo. Dijo que es a él a quien vas a acusar.
Pausa.
Pausa larga.
HERMANA CECÍLIA.- Así que... lo admite... por eso esta mañana me ha negado/
ISAAC.- No... no... nada de eso.
HERMANA CECÍLIA.- Acabas de decir/
ISAAC.- Dijo que le acusarías a él, no que admitiese que lo hubiera hecho.
HERMANA CECÍLIA.- Yo... no... no entiendo...
ISAAC.- ¿Por qué el padre Felipe?
HERMANA CECÍLIA.- ¿Qué quieres decir?
ISAAC.- ¿Es de él de quien sospechas?
Pausa.
Pausa.
ISAAC.- Cecília, te hablo como amigo. Te estás metiendo -y de paso también a todos
nosotros- en un lío muy grande. Por eso quisiera... te pido... que seas del todo sincera
conmigo y me digas cuáles son tus intenciones con/
HERMANA CECÍLIA.- ¿Mis intenciones? ¿Qué quieres decir? Creo que fui bastante
clara: una niña fue/
ISAAC.- ¿Es realmente ése el motivo?
HERMANA CECÍLIA.- Claro... ¿Qué más quieres que sea?
261
ISAAC.- Él asegura que... sólo buscas notoriedad. Que se trata de vanidad/
HERMANA CECÍLIA.- Pero ¿qué estás diciendo?
ISAAC.- Es lo que dice el padre Felipe.
HERMANA CECÍLIA.- ¿Notoriedad, de qué?
ISAAC.- Que tu relación con él nunca ha sido buena y que/
HERMANA CECÍLIA.- Isaac... Esa niña... cuatro niñas desaparecidas en sólo/
ISAAC.- También se refirió a tu desacuerdo con que él asumiera el relevo al frente de la
misión hace siete meses/
HERMANA CECÍLIA.- No me lo puedo creer. Crees que sería capaz de inventarme
algo así por... (Pausa.) Isaac... No me digas que por un solo momento se te ha pasado
por la cabeza que/
ISAAC.- Yo sólo me limito a trasladarte lo que me dijo cuando se lo conté.
HERMANA CECÍLIA.- Eso es... (Pausa.) No te lo tendría que haber dicho. Gracias.
Confié en ti y lo que hiciste fue salir corriendo a contárselo... Precisamente a él...
ISAAC.- Yo no sabía... no me podía imaginar... Me pareció que era lo más correcto/
HERMANA CECÍLIA.- Inventarse que... ¡Y que haya tenido el cinismo de retirarme la
comunión! Es que no me lo puedo creer/
ISAAC.- Cecília...
HERMANA CECÍLIA.- Y que ahora tú me estés cuestionando a mí...
ISAAC.- No lo hago. De verdad que no. (Pausa.) También dijo que...
HERMANA CECÍLIA.- ¿Qué? ¿Qué más? Es que ya no sé con qué más puede salir...
Este hombre es... (Pausa.) Venga... Di... es que ya me espero cualquier cosa...
Pausa.
Pausa.
ISAAC.- Que quería abrirte un expediente disciplinario... dar parte... que quizás estabas
al corriente y que por eso te has adelantado y te has aprovechado de lo que pasó/
HERMANA CECÍLIA.- Aprovecharme/
ISAAC.- /que has decidido acusarlo. Inventarte esto. "Salpicarlo". Dijo salpicarlo con...
habló de "mancha oscura", de "calumnia sucia e inmoral". Esas fueron las palabras que
usó.
Pausa.
262
ISAAC.- /por lo cual podría acusarte/
HERMANA CECÍLIA.- Di... Venga... Es evidente que te lo dijo... ¡Ya da igual!
Pausa.
Pausa larga.
Pausa.
Pausa.
ISAAC.- Cecília...
HERMANA CECÍLIA.- Le habían echado gasolina encima y le habían prendido
fuego... Los rebeldes... Llegó con quemaduras... en la cara. Las manos. Intentamos
hacer todo lo posible... parecía que se iba recuperando, pero... al final... una infección...
una simple infección... no salió adelante.
Pausa.
Pausa.
263
HERMANA CECÍLIA.- ¿Cómo le ha llegado? ¿De dónde lo ha sacado?
ISAAC.- Necesito que me lo cuentes... que me digas si es verdad.
Pausa larga.
Casi un silencio.
Pausa larga.
Pausa larga.
Pausa larga.
264
notoriedad o... ni por vanidad... ni tampoco por justificarme de nada. Para defenderme.
Pero tampoco puedo negar que esta "actitud inapropiada" -como él ha dicho- sea falsa.
Es lo que hice.
Pausa larga.
ISAAC.- Mierda...
HERMANA CECÍLIA.- Mierda, ¿qué?
ISAAC.- Sabes perfectamente lo que pasa...
HERMANA CECÍLIA.- ¿Qué me vas a decir? ¿Que mi acto te parece más grave que el
hecho de que se haya podido cometer un crimen?
ISAAC.- No estoy hablando de eso.
HERMANA CECÍLIA.- Entonces ¿de qué?
ISAAC.- No tienes ninguna prueba contra él. Sólo una sospecha. No tienes ninguna
certeza de que fuera el responsable. En cambio tú me acabas de reconocer/
HERMANA CECÍLIA.- Por su actitud... A veces es más generoso con algunas
raciones... como si premiara o... pequeños gestos/
ISAAC.- Todo eso no es nada... ¡Impresiones nada más!
HERMANA CECÍLIA.- El día que pasó eso... antes me lo había encontrado en la
enfermería. Le pregunté qué había pasado. Me dijo que se había hecho un corte. Pero
intentaba quitarse algo. Estoy segura de que era un arañazo... de las zarzas... que
intentaba sacarse una espina.
ISAAC.- ¿Lo viste?
HERMANA CECÍLIA.- Vi cómo se limpiaba y cómo se quitaba algo... dijo que era un
corte pero no/
ISAAC.- Sólo suposiciones...
HERMANA CECÍLIA.- No llevaba el anillo... ¿Por qué no llevaba el anillo?... a la niña
le reventaron los ojos/
ISAAC.- Todo esto que dices...
HERMANA CECÍLIA.- No te parece sospechoso/
ISAAC.- Te recuerdo que él tiene constancia de algo que sí ha ocurrido.
HERMANA CECÍLIA.- Espero que no lo pongas en la misma balanza.
ISAAC.- ¿Y tu iglesia dónde crees que lo pondrá? ¿Qué vas a hacer? ¿También les dirás
que era un acto de caridad cristiana?
HERMANA CECÍLIA.- Sí. Lo es.
ISAAC.- Sabes perfectamente que utilizarán los mismos términos que ha utilizado el
padre Felipe/
HERMANA CECÍLIA.- Una actitud inapropiada.
ISAAC.- Sí. Una actitud inapropiada. Y un acto lascivo. También dijo eso: "un acto
lascivo".
Pausa.
265
HERMANA CECÍLIA.- Isaac... No es una cuestión de ganar o perder. No pienso ceder
ante él, ni ante nadie. Ante sus amenazas. Porque todo lo que te ha dicho no es más que
eso: amenazas. Para que me lo hicieras llegar y que cambie de opinión. Lo sabes
perfectamente. (Pausa.) ¿Alguna cosa más?
ISAAC.- No... bueno, sí... Por él, te puedes ir mañana mismo cuando venga el camión...
que está muy tranquilo y también su conciencia. No hará nada para detenerte. Dijo que
tú misma... Adelante...
HERMANA CECÍLIA.- Pues eso: adelante.
ISAAC.- Un momento... un momento...
HERMANA CECÍLIA.- Un momento, ¿por qué? (Pausa.) ¿Qué crees que debo hacer?
ISAAC.- Esto que me acabas de contar. Ni una palabra a nadie. Ni a él, si te lo
encuentras. Ni una palabra.
HERMANA CECÍLIA.- No me avergüenzo de ninguno de mis actos. No me tengo que
esconder de nada.
ISAAC.- ¡Es que no sé qué pretendes! Es tu palabra -sobre algo de lo que no tienes
ninguna certeza- contra la suya sobre algo que tú no tienes ninguna intención de negar.
Si lo reconoces te pondrás a todo el mundo en contra/
HERMANA CECÍLIA.- El problema no es lo que hice yo/
ISAAC.- ¡Por supuesto que lo es! También. Si se sabe... tu iglesia te apartará... ¡No seas
ingenua! Lo sabes perfectamente...
HERMANA CECÍLIA.- Yo te digo que una niña/
ISAAC.- Sería un escándalo/
HERMANA CECÍLIA.- Y no te parece un escándalo/
ISAAC.- Parece que no me entiendes...
HERMANA CECÍLIA.- Es increíble. Parece que sea más grave que yo/
ISAAC.- Explica que es un acto de caridad cristiana... explícaselo y ya verás lo que te
dicen... Y si esto llega a la opinión pública...
HERMANA CECÍLIA.- ¿Eso te preocupa?
ISAAC.- Me preocupan las consecuencias que puede tener en todo el trabajo que hemos
hecho aquí... también en tu persona... Me preocupo por ti.
HERMANA CECÍLIA.- No me digas ahora que te preocupas por mí...
ISAAC.- ¡Claro que sí!
HERMANA CECÍLIA.- Ha conseguido exactamente lo que pretendía: meterte el miedo
en el cuerpo y hacerte creer que/
ISAAC.- Es que ya te lo he dicho... tienes todas las de perder... y de paso... también nos
afectará a nosotros. A la imagen/
HERMANA CECÍLIA.- ¡Ah! La imagen... Es eso.
ISAAC.- ¡Claro que sí! Lo mejor que podrías hacer...
HERMANA CECÍLIA.- ¿Qué es lo mejor que podría hacer? (Pausa.) ¡Venga! Di...
Pausa.
ISAAC.- Tragarte el orgullo, Cecília. Hacer como si no hubiera pasado nada. Continuar
trabajando como lo has hecho hasta ahora... atentos a que no se pueda cometer otro
abuso... si es que se ha cometido alguno. Evitar un escándalo y que pueda perjudicar la
imagen y el trabajo que hacemos. Vosotros y nosotros. Pensar en las necesidades de
toda la gente que estamos recibiendo cada día. Pensar que la prioridad es esta gente.
(Pausa.) Si cerramos el tema... él también sabrá que estaremos atentos a todos sus
266
movimientos... que estaremos encima... que a la mínima... Esto es lo mejor que
podemos hacer.
Pausa.
HERMANA CECÍLIA.- Me duele que pienses que es una cuestión de orgullo, tanto
como que él me pueda acusar de vanidad y de buscar notoriedad. Lo que puedan decir
de lo que pasó en la enfermería, me importa bien poco. (Pausa.) Es una cuestión de
justicia. De dignidad. Por esa niña... y su familia.
Pausa.
267
Pausa.
Pausa.
ISAAC.- Cecília... Quiero ayudarte. Estoy intentando ser sensato. Pensar en ti y en todo
esto. Mira... Lo único... que se me ocurre... para tener algo a tu favor... Cuando
encontraste a la niña... todavía estaba viva, ¿verdad?
HERMANA CECÍLIA.- Sí. Murió momentos antes de que se la entregara a su madre.
Pausa.
ISAAC.- ¿No te dijo nada? Un nombre... algo... Eso sería... realmente valioso... ¿No
recuerdas...? Trata de recordar si te…
HERMANA CECÍLIA.- (...)
ISAAC.- Lo que estoy tratando de hacerte entender es que no tienes nada. Nada más
que una sospecha. Una intuición. Y además... está eso de la enfermería... Se te comerán.
¿No lo ves? Lo que quieres hacer, Cecília, es un suicidio. Un auténtico suicidio.
Pausa larga.
HERMANA CECÍLIA.- Si lo único que me tenías que decir es que me calle y mienta...
ya me lo has dicho y repetido. Lo he entendido. (Pausa.) Los niños deben de estar
llegando. No te molesto. Haz lo que tengas que hacer.
268
4.
Noche.
Espacio desértico.
Únicamente una pequeña luz de un hornillo de gas que tiene en las manos la
HERMANA CECÍLIA.
ÒSCAR se acerca a ella con una linterna.
ÒSCAR.- Creía que te había dejado claro que mientras yo durmiera, intentaras hacer lo
mismo. Que si no tenías sueño, intentaras sacarlo de donde fuera y que, por ningún
motivo, bajaras del camión. Éste no es lugar para salir de cualquier manera a dar un
paseo. Pensaba que podía echar una cabezada tranquilamente, sin tener que pensar que
cuando me despertara habrías salido a no sé dónde...
Pausa.
269
(ÒSCAR saca un paquete de tabaco y enciende un cigarrillo.) Estate tranquila. Voy
bien descansado. No tienes que preocuparte, ¿eh?
HERMANA CECÍLIA.- Me podría... Le importaría...
ÒSCAR.- ¿Qué?
HERMANA CECÍLIA.- Si me podría... ¿Qué he dicho cuando soñaba?
Pausa.
ÒSCAR.- Ah... No lo sé. Tenía la radio puesta. ¿No te acuerdas de lo que soñabas?
Pausa.
270
pensado que... cualquier día esos bestias vendrán y se lo cargarán todo... sin
miramientos... Son unos salvajes. Unos auténticos salvajes. No respetarán que tengáis
unas banderas blancas colgadas ni... Debería estar el ejército protegiéndoos... Cualquier
día... esos no respetan nada... Cuando entras... vida... la vida que ya no queda en
ninguna parte. Te gusta el fútbol. Sé que te gusta. Alguna vez, entrando con el camión,
te he visto jugando con los niños. Te llaman hermana gol. ¿Sabes que te llaman así?
Hermana gol. Quizás no te tendría que haber dicho que te llaman así. Espero que no te
moleste. Después de ver tanta miseria... entrar y ver a los chicos jugando a la pelota
reconforta... la música dentro de los barracones... cómo aprenden a tocar los
instrumentos. Sus padres y abuelos se han matado entre ellos. Ahora juegan al fútbol.
Hacen música. Quizá sueñan que algún día podrán formar una orquesta. Un equipo. Les
habéis enseñado que no podrán hacerlo solos. El fútbol y la música es lo único que aún
les puede salvar. (Pausa.) Toda esta gente huyendo... A veces, por el camino... te
encuentras a más de uno: tres... cuatro... cinco... una familia... grupos... Es mejor
encontrarte uno o dos. Cuando son más de dos es un problema. Piensas... si me paro, no
podré subirlos a todos. Tendré que decirles que no caben. Y ellos tendrán que decidir
quién puede subir y quién no. Es una elección terrible. También ves gente que te da
mala espina. Que no te fías. Yo no sé pensar fríamente. Te miro a ti. Esa serenidad que
desprendes. Ese silencio. Envidio esa serenidad. Yo no la tengo. Yo soy un hombre de
intuición. Me guío por la intuición. Déjate de intuiciones... A ti, esa serenidad no te
perderá, mi intuición cualquier día me jugará una mala pasada. (Pausa.) Son tres.
Quizás sí cabrían, pero... son tres. Yo solo. No me fío. No lo veo claro. Miras por el
retrovisor y ves cómo van quedando atrás. Cómo siguen haciendo señales. Cómo gritan.
Cómo te maldicen. Te insultan. Los podías salvar y no lo has hecho. Quizás te habrían
degollado allí mismo. Éstos no se andan con bromas. (Pausa.) Lo siento. No me la
puedo jugar. Es mejor. No puedes jugártela. Ni por ti, ni por la carga que llevas. La
carga es importante. Cuando llevas tantos viajes como yo, aprendes a no mirar por el
retrovisor. Si lo haces, te quedará esa sensación de que los has dejado allí. Que los
podías llevar. Que no has hecho nada por ellos. (Pausa.) Si nos cruzamos con alguien...
hoy la cabina va llena... no podríamos meter a nadie más. Un consejo: no mires por el
retrovisor. Sobre todo, evita mirar por el retrovisor. (Pausa.) ¿Sabes dónde estamos
ahora? En el cruce de la niña y el cachorro. Éste es el punto que lo separa todo.
HERMANA CECÍLIA.- ¿Qué quiere decir?
ÒSCAR.- Siempre hay un punto que lo separa todo: los lugares... las cosas... Tú lo
sabes mejor que nadie.
HERMANA CECÍLIA.- A veces... ese punto... no está tan claro.
ÒSCAR.- Dirás lo que quieras. El camino que acabamos de dejar atrás es el de la
salvación. Es el que lleva al campamento. Si cogen ese camino... si aguantan la
travesía... si no les pasa nada en todas las horas que tienen de trayecto... podrán llegar al
campamento, a vuestra misión... Ahora... si se equivocan y cogen éste... el que haremos
ahora... entonces están perdidos. Ya lo verás... kilómetros y kilómetros donde no hay
nada. Nada de nada. Algún camión, como el nuestro... el milagro. Pero si va cargado y
alguien como tú, ocupa el otro asiento de la cabina... un milagro que pasa de largo.
Siempre de un lado a otro... esta gente... huyendo... jugándosela... buscando algún
lugar... Todos estos esfuerzos y saber que como mucho tú y los tuyos no viviréis más de
cincuenta años... Aquí la gente no vive mucho más. Terrible. (Pausa.) Algunas cajas las
he llevado de ida y vuelta. Productos y medicamentos caducados. O ya vinieron
caducados, o han caducado por el camino justo al llegar al campamento. Si me llevo
material para reparar... mi viaje tiene sentido. Si vuelvo y tengo que recoger cajas
caducadas, me cabreo. Espacio desaprovechado en el camión. Aquí cada milímetro tiene
271
sentido o deja de tenerlo. Cada decisión. ¿Qué te voy a contar?... lo sabes tan bien como
yo. Me jode lo de los medicamentos caducados. (Pausa.) Cuando amanezca... verás la
inmensidad... Te puede llegar a emocionar y, a la vez, hacerte morir de miedo... Hoy
viajo contigo, acompañado... kilómetros y kilómetros de nada... y la inmensidad. Una
vez conocí a un chico joven... informático... leía un libro sobre la creación del universo.
Me dijo que el mundo está hecho de átomos. Me lo intentó explicar, pero... la verdad...
me pareció muy complicado. Yo no creo en el átomo. Yo creo en Dios. ¿Ahora qué
coño me cuenta éste de átomos? ¿Quién sino Dios puede haber creado todo esto? ¿Estás
de acuerdo conmigo, hermana, verdad? Cuando amanezca... verás la inmensidad.
Desierto... ¡Átomos!... ¿Qué cojones decía aquel? Pero, a veces, cuando veo lo que
veo... pienso que me gustaría más creer en el átomo. (Pausa.) Ya no sé si creo en Dios...
Perdóname, hermana... no quiero ofender... Como la madre de aquel hombre... el que
me leyó el futuro... Él hacía todo un ritual en la misma habitación donde tenía a su
madre tumbada en una cama... No te lo he contado, ¿verdad? La madre de aquel hombre
debía de tener más de noventa años... parecía muerta... Yo habría dicho que no
respiraba... tenía los brazos y la cara llenos de picaduras... No tenían techo... Una ráfaga
de viento se lo había llevado y aunque lo habían intentado arreglar... había un agujero
bastante grande... los pájaros entraban dentro de la casa... e iban picando los brazos y la
cara de la mujer... por eso de vez en cuando, la mujer lanzaba algún gemido... Era por
aquellos gemidos por lo que sabía que estaba viva... si no habría pensado que estaba
muerta... que no respiraba... Entonces el hombre -el que me dijo que tuviera cuidado al
volante- se levantaba y los asustaba... en cuanto se sentaba, los pájaros ya volvían a
estar todos sobre el cuerpo de su madre dándole picotazos. (Pausa.) Ahora no sé por
qué te decía esto... (Pausa.) ¿Qué te estaba diciendo? (Pausa.) La carretera... el
trayecto... Ah... Los medicamentos caducados... Me cabrea eso de los medicamentos
caducados... Cuentan que un camionero se deshizo de ellos una vez... a medio camino...
tiró unas cuantas cajas... al parecer, algún animal, muerto de hambre, se lo comió... royó
el papel y el plástico... Imagínate si tendría hambre... se ve que se debió de intoxicar... y
antes de morir, otro animal más rápido lo cazó y al morderlo... también se intoxicó... y
en ese caso... la cadena ya no se puede parar. Si muerdes un animal intoxicado, lo más
posible es que también te intoxiques y que la espiral sea ya... imparable... una
desgracia... eso es lo que es: una desgracia. Una catástrofe. La historia de la humanidad
es exactamente eso: la cadena de un animal que se intoxica después de morder a otro...
Guerras... Todo esto... Destrucción... No aprendemos. No aprendemos y parece que no
aprenderemos nunca. También cuentan que en un grupo que escapaban por este
camino... había una niña que se acercó a un animal intoxicado. Sin miedo. Alguien la
quiso detener: que si la mordería; que si era un animal enfermo; que si no sé qué... Pero
no. La niña ya lo estaba tocando, cuando quisieron detenerla. La sorpresa fue que el
animal se dejó acariciar. La gente de aquí tiene creencias muy extrañas. Alguien dijo
que si se dejaba acariciar era señal de que aquella criatura podía purificarlo y que,
quizás, ese gesto serviría para salvarlos. La gente cuando está más desesperada y
perdida se agarra a cualquier cosa... por pequeña que sea. Después de aquel gesto, la
niña se acercó aún más al animal que estaba acostado en el suelo... agonizando... y se
tumbó con la cabeza sobre su panza y se puso a dormir... y el animal, cuentan que
suspiró aliviado. Por la mañana, cuando se levantaron, el animal ya estaba muerto... y
aquel grupo continuó su camino. Llevaron a la niña a hombros. "¡La princesa!". La
llamaban la princesa. La niña... cuentan que... de repente... enfermó... se le puso cara de
anciana... y al cabo de unas semanas... entre gritos de dolor... parió un cachorro... lo que
oyes, un cachorro... medio hombre, medio animal... pero un animal que no se ha visto
nunca antes. Y a "la princesa", a la que habían llevado a hombros, le dijeron que no la
272
querían con ellos, que se fuera por el otro lado... La niña, con el cachorro en brazos, la
placenta en el suelo y aún unida con el cordón umbilical a aquella extraña criatura, les
seguía... y le decían que no... que no la querían... que se apartara y no se les acercara... y
ella no paraba de llorar... Era eso: una niña... sólo una niña. ¿Qué querían que hiciera? Y
era tanta la insistencia que cogieron piedras del suelo y le dijeron que si continuaba
siguiéndoles... no se lo pensarían y la apedrearían... a ella y a su cría. En el grupo
estaban sus padres... sus hermanos... tampoco la querían. La niña no paraba de llorar...
sin despegarse del cachorro que había parido. ¡Mierda de medicamentos caducados!
(Pausa.) Ya ves... qué cosas... Eso cuentan. No sé qué hay de cierto o no. Quizás no es
verdad. Éste es el punto que lo separa todo: el cruce de la niña y el cachorro. Por eso
llaman así a este lugar. Yo no sé si creo en estas historias... pero si alguna vez me
encontrara a una niña... ahora quizás ya debe de ser una mujer... con un cachorro en
brazos... o una bestia detrás, siguiéndole las pasos... Quizás es una vieja... ¡quién sabe!...
Llevan tantos años así, que a saber qué edad tendrá ahora... a mi camión no subirá. Te lo
aseguro. Ni me lo voy a pensar. Ni un segundo. Aquel hombre me dijo que si un día
viaja conmigo la mujer que cuando muere canta… después la sangre y el dolor se unirán
a este trayecto. No sé por qué me lo decía. No lo entendí nunca, pero se me ha quedado
bien grabado… sus palabras. ¿Qué quería decir? No sé a qué se refería. Yo no pienso
llevar a la niña del cachorro… por si a acaso… (Pausa.) Me entiendes, ¿verdad? Por eso
te decía que es mejor no salir del camión... De noche... un simple insecto... una bestia...
Aquí hay que andar con cuidado... Siempre... Una serpiente es capaz de engullir un
animal del tamaño de un ternero... un animal de preñar a una criatura humana... Aquí ya
no te puedes fiar de nada. Del hombre, no; de la naturaleza, tampoco... Aquí, a Dios... y
perdóname por lo que voy a decir... la naturaleza y el hombre se le han ido de las
manos. (Pausa.) Ah, sí... No era eso... ya sé por qué te contaba lo del hombre que me
predijo el futuro... Ya sé lo que te quería decir. Era eso... Aquí la gente sabiendo que
vivirá cuarenta o cincuenta años como mucho... y aquella mujer de aquella manera... en
la cama... más de noventa años... ¿Por qué vivir tanto tiempo cuando la mayoría vive tan
poco? Su hijo... eso lo vi bien claro en sus ojos... preocupado porque ya no quedaba casi
nadie en el pueblo... habían huido casi todos... y tenía miedo... lo noté en sus ojos... de
que la muerte le llegara antes que a su madre... y entonces quién podría espantar a
aquellos pajarracos que la estaban picoteando allí tumbada en la cama... Si no hubiera
sido por su madre... postrada en la cama... viva pero sin respirar... él también se habría
ido... ¿Qué clase de Dios es éste capaz de dar menos años de vida al hijo y dejar a la
madre en una casa sin tejado y donde los pájaros la picotean? Perdóname, hermana...
pero... ese hombre se quedaba sólo por su madre... para protegerla hasta que pudiera... si
no también se habría ido... Todo el mundo se va de aquí... de un lado a otro... a
docenas... veintenas... cientos... huyendo... siempre huyendo. Si decides hacer una
travesía como ésta... es que la cosa está muy mal... que tienes un motivo de peso. Tú
también lo debes de tener. Por eso estás tan callada. ¿De verdad que no te acuerdas de lo
que has soñado?
HERMANA CECÍLIA.- No... Ya le he dicho... No lo sé.
ÒSCAR.- No intentes hacerme creer que no lo recuerdas. Si no me lo quieres contar, no
pasa nada. Murmurabas. Te dio un pequeño sobresalto y abriste los ojos. Los volviste a
cerrar de golpe. Desde entonces ya no has dormido más. Hiciste como que dormías,
pero no lo hacías. No hace falta que me lo cuentes si no quieres.
Pausa larga.
273
HERMANA CECÍLIA.- Nevaba... pero los copos que caían eran de color negro. Había
fuego... Extraño... Nevaba y había fuego. Quemaba no sé qué. Del fuego salía alguien.
Era la figura de una persona, pero no sabría decir si era mayor, joven o un niño.
Tampoco si era un hombre o una mujer. Alguien lleno de espinas y fuego. No se le veía
ni un trozo de piel. Salía del fuego y estiraba el brazo. El puño cerrado. Estiraba el brazo
como si quisiera darme algo... Yo le tendía la mano. La abría sobre la mía y dejaba caer
lo que tenía guardado. Un par de ojos. Eso es lo que tenía dentro del puño. Yo me los
quedaba y no sabía qué hacer con ellos.
274
5.
Tarde.
Heladería.
Pausa larga.
HERMANA ISABEL.- La hermana Agnès me ha dicho que el domingo fue a ver a una
sobrina.
HERMANA CECÍLIA.- Sí, la única que tengo.
HERMANA ISABEL.- Pensaba que tenía más. Así que sólo ésta...
HERMANA CECÍLIA.- Sí, sólo ésta.
HERMANA ISABEL.- ¿Tiene más familia?
HERMANA CECÍLIA.- Familia cercana... sólo me queda esta sobrina.
HERMANA ISABEL.- ¿Cuánto hacía que no la veía?
Pausa.
Pausa.
275
HERMANA ISABEL.- ¿Cómo se llama? ¿Cuántos años tiene?
HERMANA CECÍLIA.- Patrícia. Treinta y dos años.
HERMANA ISABEL.- ¿De quién es hermana, de su padre o de su madre?
HERMANA CECÍLIA.- Su madre. Se murió hace tres años. Un cáncer.
HERMANA ISABEL.- Vaya... lo siento.
HERMANA CECÍLIA.- Gracias.
Pausa.
HERMANA ISABEL.- Le debía sorprender que haya vuelto. Seguro que le preguntó un
montón de cosas.
HERMANA CECÍLIA.- No. La verdad, no. Yo le pregunté sobre ella... también de mi
hermana. Le dije que me hubiera gustado estar aquí y acompañarla. Me dijo que no pasa
nada. Que la enfermedad fue complicada... que... que es comprensible... que yo había
elegido llevar esta vida y no pasa nada. Se ve que mi hermana había preguntado muchas
veces por mí. Que le hubiera gustado verme antes de morir. (Pausa.) Ella no me
preguntó mucho sobre mí. Fue educada... agradable... pero no me preguntó casi nada.
Pausa larga.
HERMANA ISABEL.- Todo este tiempo fuera... debe de haber encontrado la ciudad
cambiada.
HERMANA CECÍLIA.- No he tenido demasiado tiempo, pero... no pensaba que la
encontraría peor que cuando me fui. Hay más gente durmiendo en la calle... El comedor
está lleno cada mediodía.
HERMANA ISABEL.- Con las hermanas y los otros voluntarios...
HERMANA CECÍLIA.- Bien... todo bien.
HERMANA ISABEL.- Hoy ha ido a la cocina... No ha servido, ¿verdad?
HERMANA CECÍLIA.- Me ha parecido que sería más útil en la cocina.
HERMANA ISABEL.- Ya...
HERMANA CECÍLIA.- Me parece que nos hemos organizado mejor así.
Pausa.
276
Pausa.
Pausa larga.
Pausa.
277
HERMANA ISABEL.- ¿Por qué está tan a la defensiva? Me parece que/
HERMANA CECÍLIA.- A mí lo que me parece es que te interesaba muy poco el
encuentro con mi sobrina y lo que te he contado de mi hermana...
HERMANA ISABEL.- ¿Cómo puede decir eso?
HERMANA CECÍLIA.- Porque estás llevando la conversación a donde querías.
HERMANA ISABEL.- Me parece que... está muy susceptible.
HERMANA CECÍLIA.- (...)
HERMANA ISABEL.- Piénselo bien: su sobrina... dijo que quedó con usted por
compromiso... ahora yo... que intento interrogarla... ¿Qué es lo que le pasa?
HERMANA CECÍLIA.- Nada.
HERMANA ISABEL.- Lo que intentaba decirle... a veces nos equivocamos y
pensamos/
HERMANA CECÍLIA.- ¿El padre Felipe ha dicho que me había equivocado en algo?
HERMANA ISABEL.- No, no, no... ¿Por qué iba a decirlo? (Pausa.) Su mensaje sólo
ponía lo que le he contado. Nada más. Sólo lo que le he dicho. Eso solamente. Era muy
breve y sólo se interesaba por cómo estaba. Nada más. (Pausa.) Se nota que la aprecia.
Que se preocupa por usted.
HERMANA CECÍLIA.- Veo que era de verdad...
HERMANA ISABEL.- ¿De verdad, el qué?
Pausa.
Pausa.
Pausa.
278
HERMANA CECÍLIA.- Sí...
HERMANA ISABEL.- Creo que ha sido precipitado que se incorporara al comedor.
HERMANA CECÍLIA.- (...)
HERMANA ISABEL.- La hermana Agnès no me ha dicho que le dijera nada. Es a mí,
como responsable del comedor, a quien me ha parecido conveniente hablar con usted...
Hoy por ejemplo: le tocaba servir, no ir a la cocina.
HERMANA CECÍLIA.- Mire... hermana Isabel... (Pausa.) Me ha parecido que allí era
más útil y hemos/
HERMANA ISABEL.- Hay una forma de funcionar, hermana Cecília... Tenemos una
organización. Evidentemente que todo se puede modificar en función de las
necesidades, pero no se puede ir por libre. Tomar las decisiones que le parezcan más
oportunas en cada momento.
HERMANA CECÍLIA.- Lo siento. Fue con la mejor intención.
HERMANA ISABEL.- De buenas intenciones, hermana, está el mundo lleno.
Pausa larga.
HERMANA ISABEL.- Pienso que el padre Felipe tenía razón. Debería haber
descansado unos días. Ha sido precipitado nada más llegar incorporarse. Asumo la
responsabilidad.
HERMANA CECÍLIA.- (...)
HERMANA ISABEL.- Me parece que aún está/
HERMANA CECÍLIA.- ¿A qué se refiere, hermana Isabel?
Pausa.
HERMANA ISABEL.- Lo que decía el padre Felipe... Ha estado sometida a una presión
y una realidad muy dura.
HERMANA CECÍLIA.- Creo que no hay ninguna queja de mí... Lo de la cocina ya le
he dicho que... lo siento.
HERMANA ISABEL.- Que se fuera así... sin motivo... que vuelva y decida
incorporarse... que también funcionase por libre en la enfermería...
Pausa.
Pausa larga.
279
Pausa.
Pausa larga.
HERMANA ISABEL.- No hace falta que diga nada. Este "ya" y su silencio son bastante
elocuentes. (Pausa.) El padre Felipe es alguien a quien respetamos... de una calidad
humana única... que se preocupa por usted... alguien que la elogia, pese a admitir, que
su carácter la ha llevado a actuar, en ocasiones, por libre. Conociéndolo... sé que habrá
hecho la vista gorda ante esas pequeñas licencias que usted se ha tomado y, ya ve, ha
sido bastante discreto como para no dar detalles en este mensaje... Como lo de hoy, en
la cocina... El padre Felipe no ha dado detalles y, en cambio, ha pedido que cuidemos de
usted. Que repose. Que se recupere. Su calidad llega hasta el extremo de aprobar que se
fuera -sabiendo cómo están allí y las necesidades que tienen- sin pedirle ni una sola
explicación.
HERMANA CECÍLIA.- (...)
HERMANA ISABEL.- Hermana Cecília... no hay que correr. Precipitarse. Asumo
también mi responsabilidad de que se incorporara tan rápido. No pasa nada. Descanse,
si es lo que necesita. Aclárese, si le hace falta. Pensamos que somos fuertes, pero... el
dolor, a veces, nos puede confundir y nos puede llevar por el camino equivocado.
(Pausa.) Quizás podría ir a pasar unos días en casa de su sobrina. Patrícia, ¿verdad?
(Pausa.) Lo que sea más conveniente. Lo que consideremos más apropiado. Lo
importante es que hagamos las cosas bien, como se deben hacer. Es sólo eso. Yo, como
el padre Felipe y la hermana Agnès, sólo estoy preocupada por hacerlo lo mejor posible.
Me entiende, ¿verdad? (Pausa.) Espere aquí. No se mueva. Voy a pagar los helados.
280
6.
5 años después.
Atardecer.
Parque.
Pausa.
Pausa larga.
Casi un silencio.
RAI.- Me alegro de verla. Pensé que... Fue terrible lo que pasó. Me alegro de que esté
bien. De haberla encontrado. Mucho.
Pausa larga.
Pausa larga.
281
RAI.- ¿Vive por aquí?
CECÍLIA.- Trabajo muy cerca. Tres calles más arriba es donde cojo el autobús para
volver a casa...
RAI.- Qué coincidencia.
CECÍLIA.- Sí, qué casualidad.
Pausa larga.
282
Ahora, al menos, mi trabajo es más claro. En los objetivos. Los resultados. No sé si me
entiende... si me explico.
Pausa.
Pausa larga.
Pausa.
Pausa.
283
RAI.- Encontrarla de nuevo... me alegro... pensaba que estaba en el campamento cuando
lo atacaron... Fue horroroso... Vi las imágenes... los periódicos... las noticias... Una
brutalidad. Hacía tan poco que había estado, que... eso todavía me impactó más y tenía
muy presente a la gente que conocí allí. Me alegro de que no estuviera, que hubiera
salido... que se pudiera salvar.
CECÍLIA.- ¿Salvar? No sé si es exactamente la palabra. Me fui pocos días después que
usted. Dos o tres. Tenía sospechas... graves... muy graves. Por eso me fui. Venía
dispuesta a que se abriera una investigación de... pensaba que había habido
irregularidades... que se habían cometido... abusos... Por eso me fui. (Pausa.) Cuando
llegué, estuve casi dos semanas como... bloqueada... sin saber qué hacer... por dónde
empezar. Había que hacerlo... por justicia... por ética... por... había venido para eso...
pero si le soy sincera, no puedo negar que también me preocupaba mi persona. Había
circunstancias... hechos... con los que me atacarían a mí... y en algún momento, eso me
pesó mucho -tanto o más- que el motivo por el que había venido hasta aquí. Me había
dicho y repetido que estaba decidida... que no me importaba lo que pasara... pero...
dudé... de hecho, no hubo ni un solo momento que no dejara de dudar si estaría
haciendo lo correcto y también cómo me podría perjudicar. (Pausa.) Y en este lapso de
tiempo... en el que yo tendría que haber actuado... fue cuando ocurrió. Nos creíamos que
era una zona segura... tenía que serlo... El ejército... Un despliegue de las Naciones
Unidas tendría que haberlo evitado... Una masacre. Refugiados... niños... mujeres...
voluntarios... religiosos... todos mis compañeros. Sin excepción. Con una brutalidad y
una crueldad que... no hay palabras para definirlo. (Pausa.) Después de aquello... ya no
tenía sentido lo que había venido a hacer... Ya no era el momento para contar, ni para
denunciar nada. Mi decisión, mi viaje -ocupé un lugar útil en un camión- no había
tenido ningún sentido. ¿De verdad cree que me salvé? (Pausa.) Desde entonces, no ha
habido ni un solo día que no lo piense. No puedo... No encuentro ni un poco de paz en
ninguna parte. Ni un momento... Este tormento... y sé que... no lo conseguiré... Es como
si... (Pausa.) Me siento tan sola... Nunca hubiera imaginado que me sentiría tan sola.
Incluso en mis oraciones. Ni así puedo... Y tengo miedo. Un miedo que no había sentido
nunca... de haber fallado... a mis hermanas... a los hombres... y a Dios. Por eso me
siento tan sola. (Pausa.) Me he pasado buena parte de la vida junto al dolor... casi
abrazándolo... capaz de ofrecer a todos un lugar y unas palabras confortables. Tenía un
refugio... un lugar que me daba seguridad... paz... tranquilidad... Lo he perdido. Ahora
pienso que quizás en algún momento pequé de soberbia... y la soberbia es el peor de los
pecados... Éste es el infierno que me toca pagar. (Pausa.) A veces la gente me decía que
hay un momento en que... no sabrías explicar cómo, ni por qué... te das cuenta de que
algunas personas... de un día para otro, no son las mismas... algo en su rostro... en su
cuerpo... ha cambiado... de golpe. Es imperceptible en qué momento ha sido, pero ha
pasado. No hablo de las canas... ni de las arrugas. No es eso. Hablo de cuando los
rostros y los cuerpos empiezan a acumular las cicatrices de la vida, el dolor y la muerte
de las personas a las que aman. Hablo de cuando en los rostros está el trastorno y la
conmoción de lo insoportable. No hablo de cumplir años. Dios me libre. No hablo del
paso del verano al otoño. Ni de muchos veranos y otoños. Hablo de un paso del tiempo
que lleva cosas irrecuperables... Yo... no sabía qué era eso. En mi refugio... me creía
intocable. Por eso pienso que también he pecado de soberbia. Yo me había negado la
ternura que usted me dio desinteresadamente... con aquel cigarro... la compasión.
(Pausa.) En su momento ni lo supe, pero... No era capaz de nada. No sabía qué era...
qué me pasaba. Ahora no me da vergüenza admitirlo: depresión. Sufrí depresión.
284
Durante meses no me habría levantado... habría dormido todas las horas del día... Todo
me costaba. La cosa más pequeña y la más ínfima. Me dejó de importar todo y todos.
Créame si le digo que he tenido que hacer esfuerzos enormes para no convertirme en
una figura desdibujada... borrosa... para intentar ser... humana... o para no dejar de serlo.
Para no perder del todo el alma. Tal vez, por eso, también necesito gestos egoístas,
como éste de hoy... acercándome a usted... para agradecerle un cigarro y que aquel día
fuera compasivo conmigo. (Pausa.) En el hostal estoy bien. Con esto y los dos pisos,
me voy arreglando. No pagan mucho, pero suficiente para ir tirando. Tampoco necesito
demasiado. Vivo en un apartamento de treinta y cinco metros cuadrados. Suficiente.
Esta ciudad es muy cara. Carísima. Por suerte, no tengo demasiadas distracciones, ni
caprichos... Siempre he vivido austeramente y ahora, como antes, no necesito más que
lo justo para vivir. La gente para la que trabajo son buenas personas. Siempre han sido
agradables y educados conmigo. Nunca me han preguntado nada: dónde vivo... si soy
soltera... casada... divorciada... tampoco de qué había trabajado antes. (Pausa.) El
tiempo libre... leo. Paseo. Alguna vez voy al cine, pero me he dado cuenta de que no me
gusta demasiado el cine que se hace ahora. ¿Usted va al cine? ¿No le parece que es muy
malo? Alguna vez he visto una buena película... pero pocas. Muy pocas. Una lástima.
(Pausa.) Ya no voy a la iglesia, pero, eso sí, vengo a menudo al museo... aquí hay de
todo... me encuentro... Eso: me encuentro bien. (Pausa.) Es aquí donde le vi hace días.
Le he visto como tres o cuatro veces.
RAI.- Me han pedido unas fotografías para una campaña publicitaria. He venido
algunos días para hablar con el departamento de comunicación y marketing. Vengo de
vez en cuando para ver la colección e ir cogiendo ideas.
CECÍLIA.- ¿No le parece extraordinario los fondos que tienen?
RAI.- Sí... realmente... extraordinarios.
CECÍLIA.- Quizás... ¿Sabe?... ¿Quiere que le cuente algo?
RAI.- Cuénteme...
CECÍLIA.- Como ya no voy a la iglesia... a veces rezo delante de algunos cuadros. Es
incomprensible que en este museo no haya nunca casi nadie. Algún día, mientras rezo,
levanto la cabeza y me encuentro a alguien con una audioguía o haciéndose una
fotografía con algún cuadro. Qué absurdo hacerse una fotografía con un cuadro y no
contemplarlo. Dicen que sólo vienen turistas, pero... no se crea... ni eso... hay muchos
días que estoy yo sola. Espero que haga una buena campaña aunque este sitio pierda
esta paz que aún se respira. Seguro que la hará. Según quién está en la entrada no me
hacen pagar... La entrada tampoco es tan cara, pero... deben de pensar... otra vez ésta... y
me dejan pasar gratis. (Pausa.) Me ha hecho mucha ilusión volverlo a ver... hablar con
usted.
RAI.- A mí también...
CECÍLIA.- No le quiero distraer más... seguro que tiene cosas por hacer y/
RAI.- No se preocupe. Nada importante. (Pausa.) Tengo el coche aquí al lado... ¿Quiere
que la acerque hasta su casa?
CECÍLIA.- ¿A mi casa?
RAI.- Sí, a su casa...
Pausa.
285
CECÍLIA.- Es muy amable.
RAI.- Pero... sólo una cosa... Perdóneme... Pero me gustaría preguntarle algo. Se lo
debe de imaginar. (Pausa.) Ese día, no me quiso contestar. Quizás tampoco me lo
querrá contar ahora.
Pausa.
Pausa larga.
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CECÍLIA.- No. Le juro que no. Ojalá, pero no.
RAI.- Entonces... ¿qué le dijo?
Pausa larga.
CECÍLIA.- Me preguntó si se moriría. Le dije que no. Le mentí. Le dije que no y sabía
perfectamente que la tenía en brazos y la estaba perdiendo. "No te vas a morir". Le dije
que estuviera tranquila. Y ella... me respondió: "Si me muero, se lo contaré todo a
Dios".
Oscuro.
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