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¿Te has planteado escribir una novela o relato de fantasía épica? ¿Sí? Pues te felicito, porque has elegido un género maravilloso. Este género es, junto a la
ciencia ficción, el que mayor inventiva requiere por parte del escritor, y quizá por ello es de los más divertidos de desarrollar. Ofrece además
muchísimas posibilidades narrativas y es, en lo personal, mi género favorito y el que evidencia toda la capacidad creativa del autor. Pero para aprender a
desarrollar una historia de fantasía épica primero hay que entender y conocer el concepto y sus características.
El escritor Fritz Leiber acuñó la definición “de espada y brujería” muy acertadamente para referirse a un subgénero derivado de la propia fantasía épica.
Estas dos palabras resumen bastante bien el concepto, pero no en su totalidad. ¿Entendemos realmente lo que implica añadir la palabra “épica” al género
fantástico?
¿ÉPICA?
A menudo se confunde el género de fantasía moderna con fantasía épica, o directamente a cualquier historia perteneciente al género de la literatura fantástica
se le añade la coletilla de “épica”. Esto es erróneo. Es difícil definir lo que la épica representa a día de hoy en la fantasía, pues el término ha derivado mucho
desde que fue acuñado en los texto clásicos.
La fantasía es una alteración de la realidad que conocemos, pero es necesario que existan personajes y eventos increíblemente excepcionales que encajen en
ese mundo sin tambalear el realismo.
Para comprenderlo es conveniente saber qué características conforman al susodicho subgénero.
La imaginación no tiene límites. Y si escribes algo convincente con inteligencia, romperás los límites de lo convencional y habrás creado tu propio mundo
fantástico. El escenario perfecto para que dé comienzo esa historia de fantasía épica que dejará a tus lectores boquiabiertos.