Sei sulla pagina 1di 7

Dossier D

El deseo del analista y


la subjetivación en la práctica
del psicoanálisis con niños

Textos: Ana Ruth Najles


Imágenes: Sebastián Rosso
Conferencia pronunciada en el Espacio Madrileño de Psicoanálisis con Niños de la
Nueva Red Cereda de la Diagonal Hispanohablante el 12 de Junio de 2012.

A

gradezco la invitación de Mónica Unterberger responsabilidad, es la función del deseo del analista poner
para estar aquí hoy con ustedes y plantearnos en forma ese diálogo.
una serie de cuestiones que son realmente
polémicas.
En principio, creo que no hay ninguna diferencia entre S1¯S2
la práctica del análisis con niños y la práctica del análisis
con los así llamados “adultos”. Así entiendo la aserción de
Lacan cuando dice en el Seminario XVI, De un Otro al otro, Esto equivale a decir que cualquiera que habla lo hace,
que el sujeto está en la frase al nivel del niño. como decía Lacan en el Seminario XX, como un chorlito;
Mónica Unterberger citaba mi primer libro, del año es decir, que el ser hablante habla solo, no le habla al otro,
1996, Una política del psicoanálisis, “una” política y, entre no hay intersubjetividad, en todo caso le habla a un objeto,
guiones dice “con niños”. Pero si se llama “una” política no a otro sujeto. Pero para hablarle al Otro sólo puede
del psicoanálisis es porque estoy convencida de que la hacerlo por medio de un analista que sepa ocupar el lugar
política del psicoanálisis es una sola, no hay dos, ni tres, de destinatario en tanto lugar del Otro.
ni cuatro. El ser hablante habla solo, es decir que se repite el
Se trata de que la política del psicoanalista es su deseo, S1 solo, que es también la letra del síntoma. Eso quiere
como dice Lacan en La dirección de la cura y los principios decir, en sentido estricto, que el ser hablante, en prin-
de su poder, siendo ésta la primera definición que nos da cipio, hablando en la vida cotidiana, es un desabonado
del deseo del analista. del inconsciente en tanto no tiene la clave del saber de su
Creo, como afirma Lacan en el seminario L’insu que inconsciente. Podemos pensar que en ese caso se trata del
sait de l’une-bévue s’aile à mourre, que “Uno habla solo, a inconsciente real del que nos habló una vez Lacan.
menos que se ponga a dialogar con un psicoanalista”. El Esto implica llevar la hipótesis del desabonamiento
diálogo analítico es lo que se escribe en la parte superior del inconsciente tan lejos como puede ir una hipótesis
del discurso del amo o discurso del inconsciente, y es una ligada al hecho de que todos deliramos, porque todos

Letr as | Nº6 2013 17


Dossier
D

hablamos alrededor de un agujero real. Por eso Miller retorna sobre el sujeto en ese caso es lo peor, ya que no se
puso de relieve en Lacan el “todos deliramos”. constituye el sujeto sino que el parlêtre queda en el lugar
Por el contrario, el inconsciente en el dispositivo de objeto.
supone la articulación del Uno con el saber del Otro, que Entonces, en todos los casos lo primero que tenemos
es el punto de partida de lo que se llama discurso del amo, que determinar es por qué alguien viene a hablarnos,
o discurso del inconsciente. Esto quiere decir que el dis- cualquiera, pequeño, mediano, grande; evaluar cómo eso
curso del inconsciente no es el discurso del analista. de lo que alguien viene a hablar puede transformarse o
El discurso del inconsciente es fundante de la subje- no en un síntoma analítico. De modo que podría ocurrir,
tividad para todo ser hablante, tenga la edad que tenga, y por ejemplo, que un niño del que alguien viene a hablar
supone que hay un analista que se ofrece como destinata- (madre, padre, tío, abuela, etc.) quedara por fuera del dis-
rio de todo lo que allí viene a decirse, que se ofrece en ese positivo analítico.
lugar del saber como lugar del Otro, y permite que apa- Podría no ocurrirle nada a este niño, por ejemplo, que
rezca entonces, como efecto de esta articulación, el sujeto, no tuviera ningún problema, y que quedara en un trata-
que es lo que Lacan llamó “sujeto supuesto al saber”. miento el que vino a consultar por ese “niño”. Eso no
Este sujeto supuesto al saber, puesto por debajo de la quiere decir nada más que esto, eso no quiere decir que
articulación del inconsciente es éste: uno no escuche al niño. Pero podría suceder que, después
de escucharlo, uno determinara que al niño en realidad no
le pasa nada, sino que fue el objeto por el que algún otro
S1¯S2 pudo recurrir a un analista.
$ (SsS) // a +/- En mi primer libro presenté un caso de una mujer que
era muy llamativo, porque ella vino a hablar, supues-
tamente, de un problema con su hijo, pero en ningún
Entonces, aparece como efecto el sujeto supuesto saber momento dijo un nombre, en ningún momento dijo “mi
que, como bien dice Lacan, nunca está del lado del ana- hijo”; en todo momento dijo “porque mi gordo…”, “porque
lista, sino del lado del analizante, del que habla. Una mi gordo no puede tener amigos”, “porque a mi gordo no
cosa es el saber del inconsciente y otra cosa es el sujeto le va bien en el colegio”.
supuesto saber, que es este efecto de puro vacío introdu- No se sabía de qué hablaba, porque la significación
cido por la articulación de los significantes. fálica da para pensar cualquier cosa, no necesariamente
Ese lugar que ocupa el analista al principio, como des- que hable de una persona “niño” que sea su hijo.
tinatario de todo lo que se venga a decir en un dispositivo En este ejemplo se ve bien la posición de objeto en que
analítico, permite que aparezca no sólo el sujeto supuesto está ubicado ése del que supuestamente se habla, porque
saber, sino algo del orden de una pérdida o producción nunca sabemos de qué habla alguien cuando habla, ni
de vida, lo que llamará Lacan: el plus de gozar. Sabemos nosotros mismos sabemos de qué hablamos cuando habla-
que se puede articular como más o como menos ese plus, mos como chorlitos en la vida cotidiana, porque tenemos
y de hecho Freud lo demostró con su ejemplo del exceso inconsciente, es decir, porque estamos divididos, lo que
de goce en el fantasma obsesivo y la falta de goce en el equivale a decir que entre percepción y conciencia está el
fantasma histérico. Ese objeto plus de gozar es lo que tiene inconsciente, es decir, el fantasma del que nada sabemos.
que producirse en esta puesta en forma del discurso del En este ejemplo se ve bien el lugar que tiene, para esta
inconsciente para que pueda haber una entrada en aná- madre, ese niño en tanto objeto; es el “gordo” de ella, no
lisis, porque el análisis está orientado por lo real del goce. sabemos otra cosa, es su objeto “gordo”, con lo cual cum-
El momento en que se pone en juego algo del goce, y ple bien con la función de ser el objeto tapón de la falta
el analista ve para dónde va el goce del que habla, es el fálica en la madre.
momento de la entrada en análisis, porque por ese punto Pero ocupa el mismo lugar que cuando alguien dice:
de goce no sólo se entra en análisis, sino que también se “no soporto la relación con mi padre”, “no soporto la rela-
va a salir por ahí. ción con mi marido”, “no sé qué hacer con los hombres”,
Entonces, aquello que un analista intenta obtener por “no sé qué hacer con las mujeres”, “no aguanto los dolores
su posición es que aquél que viene presentándose para de cabeza”, “no me gusta el cuerpo que tengo”. Decir “mi
ser amado por el objeto que trae, por la ofrenda que es su gordo” o decir “mi hijo” es lo mismo que decir “mi dolor
sufrimiento, su malestar o su síntoma, se transforme -en de cabeza”, en un sentido estricto. Después habrá que ver
dónde la significación hace devenir lo pro-
pio del objeto que esconde ese dicho, pero
ese dicho no dice nada más que la posibili-
“El parlêtre no se dirige dad de gozar mientras se dice.
a nosotros sino al Otro” Lacan lo sitúa con mucha precisión, por-
que lo que nos plantea es que uno tiene que
preguntarse, en definitiva, con qué objeto
se habla; el objeto en Lacan tiene que ver
virtud de la transferencia, de la articulación con el saber- con eso, con qué objeto pulsional habla alguien de eso
en sujeto analizante: he aquí la subjetivación. que habla: la mirada, las heces, el seno, la voz; qué lugar
Digamos que la subjetivación depende de que ahí de objeto viene a ocupar esa palabra que es Pepito, Men-
haya un analista esperando, y no de que haya una buena ganito, mi hijito o mi gordito.
madre, una madre suficientemente buena, por ejemplo, ¿Cómo sabemos qué dice alguien cuando dice eso que
como decía en algún momento Winnicott, porque lo que dice? Ya sea niño o adulto, no sabemos lo que dice, porque

18 Letr as | Nº6 2013


Dossier D

si no vamos a ir por la vía del sentido y vamos a llegar a Entonces, en el discurso analítico el sujeto está en el lugar
la religión. Cuando alguien viene a hablar no sabemos lo del trabajo. Esto es fundamental, porque en el lugar de la
que dice con lo que dice. Entonces, el deseo del analista pereza va a estar el saber, que es el saber del inconsciente,
es despejar también con qué objeto habla ese que habla el saber que en el discurso del amo o del inconsciente
cuando viene a hablarnos, aunque venga solo, pague de trabaja sin parar a partir de los “divinos detalles”, que
su bolsillo y diga que es muy independiente. son esos restos de cosas vistas u oídas de los que hablaba
Nadie es independiente del Otro, salvo que sea un des- Freud cuando hablaba del fantasma fundamental, los
abonado del inconsciente en sentido estricto, al estilo de divinos detalles que hacen que cada uno construya a
una psicosis desencadenada, o nunca encadenada como partir de ahí un fantasma, que es lo que ocupa el lugar
pasa en la psicosis infantil. Se puede decir el inconsciente del inconsciente en tanto que es lo reprimido y es desco-
en lo real, con lo cual no hay inconsciente: los significan- nocido para el individuo que habla.
tes retornan desde lo real; no hay el lugar del Otro. Esto quiere decir que estar en ese lugar del trabajo,
Lo que deja claro que no se habla de ese niño que se esperando lo que allí se le venga a decir, la direccionali-
llama Pepito, por ejemplo, es que si se escucha a ambos dad de eso que venga a decirse es lo que da lugar para que
progenitores es notorio que cada uno habla con un objeto aquí advenga un sujeto como efecto: el sujeto supuesto
distinto. Lo constatamos si no nos guiamos por el sentido saber ($):
sino por el discurso del inconsciente.
El psicoanálisis, entonces, apunta a ofrecer el lugar
del analista para que cualquiera que venga a hablar allí S1¯S2
pueda constituir un síntoma analítico. Esto es lo que
Lacan escribe con el discurso del inconsciente o discurso
$ (SsS) // a +/-
del amo. Ese S2 es el lugar que tiene que ocupar el ana-
lista cuando alguien viene, de receptor de lo que allí venga Durante mucho tiempo se han dejado pasar de manera
a decirse, o de hacer hablar al que allí venga, porque en flagrante posibles demandas de análisis de supuestos
realidad el S1 va a aparecer a posteriori, retroactivamente. padres que consultaban por sus supuestos niños, trans-
Si lo que traen el padre o la madre, que son los que vie- formándose los practicantes, como se ve en muchos casos
nen a consultar por los niños, cuando ambos creen hablar en los controles, en receptores de un niño traído como
de Pedro, por ejemplo, son cosas diferentes, es porque paquete: “haga algo con este chico porque yo ya no sé qué
hablando a partir de Pedro hablan de cualquier otra cosa hacer”. Eso es habitual en nuestra práctica, y está en el
de la que nada saben. Ahora, construir el inconsciente deseo del analista arreglárselas para no meter a presión
como lugar en el dispositivo supone la puesta en forma a un niño en un dispositivo que quizás sea iatrogénico.
del discurso del amo. Recordemos que Miller retoma los Un pseudo-análisis o un intento de análisis puede
cuatro discursos en su curso El banquete de los analistas transformarse en una manipulación que provoque un
y cambia los nombres a dos de los lugares del discurso, rechazo del inconsciente, de ahí para siempre. Por eso,
cuestión que nos orienta. hay que tener mucho cuidado en no terminar psicotera-
Así, al lugar del amo lo va a llamar lugar de la igno- peutizando a un niño para acomodarlo a la petición de
rancia, al de la verdad lo va a llamar lugar de la pereza. los padres.
Mientras que el lugar del trabajo y el del producto man- Esto da cuenta del deseo del analista in situ: cualquiera
tienen su nombre. que viene a hablar debe ser escuchado, hable de lo que
hable. Lacan decía que con oferta creamos demanda;
S1 ¯ S2 ofertar el lugar del S2 es abrir el espacio para que haya
ingnorancia trabajo
esa demanda, para que el S1 se constituya como demanda
pereza producto $ // a dirigida al Otro, y se constituya un espacio para la expe-
riencia analítica para cualquiera que venga ahí: desde la
Lo que se pone de manifiesto en el discurso del amo es maestra, la directora del colegio, la abuela, el tío, la madre,
que lo que se pone a trabajar es el saber del inconsciente, el padre o el niño. Lo que importa es, retomando a Freud,
mientras que lo que holgazanea es el sujeto. “extender la peste” a como dé lugar.
En cambio, en el discurso analítico lo que se pone a Cualquiera que viene a hablar, viene a hablar de un
trabajar es el sujeto. La función propia del analista es la de paquete que desconoce; ese paquete puede tener el nom-
empujar al sujeto para que salga de la pereza y se ponga al bre de un niño, pero puede no tener nada que ver con
trabajo –y esto desde el lugar de la ignorancia que, como el niño real que después nosotros escuchamos, lo cual
decía Lacan, no es una ignorancia crasa sino que es una no quiere decir que ese niño no pueda tener su propio
ignorancia docta, lo cual supone que hay que saber arre- paquete que quiera abrir, y que le venga bien abrir si ahí
glárselas para poder hacer como que no se sabe nada cada hay alguien que lo escuche desde ese lugar.
vez que uno recibe a un supuesto analizante. Una vez que se ha producido el surgimiento del sujeto
Por eso Freud mismo decía que cada análisis es un vía una formación del inconsciente, por ejemplo, un
nuevo análisis, en el sentido de que no hay que dar nada recuerdo o un acto fallido, un sueño, un lapsus, Lacan
por sabido. dice que de lo que se trata es que el analista empuje al
sujeto desde el lugar de la pereza al lugar del trabajo. Pero
a ¯ $ (trabajo) esto no se produce sin lo que se llama la histerización del
S2 // S1 discurso, que es necesaria porque da cuenta en la expe-
riencia de la pregunta por el ser que no se presenta sin
(saber del inconsciente)
angustia: ¿qué soy?, ¿quién soy?, ¿qué soy para el Otro?,

Letr as | Nº6 2013 19


Dossier
D

¿qué quiero?, ¿puede el Otro perderme?, ¿por qué habré Eso es cómo hacer del síntoma, en tanto modo de sufrir,
nacido?, ¿por qué no habré sido varón’?, son algunas de que oculta el modo de gozar, un modo de gozar con los
las preguntas que han sido formuladas en mi presencia a otros, no de los otros.
lo largo de los años. De lo que se trata es de que la puesta Podemos decir que el deseo del analista es el deseo de
en acto de la pregunta sobre el ser da cuenta de la histe- dar lugar a la subjetivación de cualquier parlêtre que sufre
rización del discurso y permite situar lo que Lacan llamó por su posición de objeto del mercado. Todos nosotros
el discurso de la histeria, donde el sujeto queda absolu- en la calle somos simples objetos de goce del mercado;
tamente separado del Otro y del saber del Otro. Donde, no se ilusionen, no somos más que eso, y es por eso que
como bien dice Lacan, el sujeto persigue inútilmente la Lacan decía, y lo pone en acto cuando habla del discurso
verdad de goce sin poder alcanzarla nunca porque no exis- universitario, que el ser hablante es “la variable de ajuste
ten palabras para decirla. del sistema”. Somos los que sobramos, los que no tenemos
ningún interés para el mercado, nos pueden utilizar, si
nos necesitan nos ponen, si no nos quitan, eso en la vida
$ S1 % cotidiana es así.
// Este deseo del analista supone, entonces, la desub-
a S2 jetivación del operador, que se ofrece desde su posición
de semblante de objeto, absolutamente desubjetivado, o
Entonces, aparece la pregunta del sujeto; la pregunta como sinthome, como decía Lacan años después pensando
típica en la histeria es: ¿qué es ser una mujer?, y en la en el cuarto nudo: entre imaginario, simbólico y real, el
obsesión sería: ¿estaré vivo o muerto? Después esto tiene analista funciona como aquello que los anuda y los hace
sus matices y sus modalizaciones, pero son preguntas sostenerse. Es decir, que el analista funciona como un
típicas. La cuestión es cómo hacer para que esa angus- real fuera de la ley para vivificar la norma del goce: el S1,
tia que aparece bajo la forma de la pregunta se haga porque el S1 es, en principio, mortificante.
operativa. Cuando Lacan introduce los cuatro discursos lo que
Recordemos en ese sentido la gran constatación de intenta introducir es la vida, el cuerpo viviente, la vida
Freud y de Lacan de que todos los hechos, para el ser que pulsional que se va del lenguaje, y es por eso que la intro-
habla, son hechos de lenguaje. No existe una realidad duce por la vía del objeto a, del plus de gozar, que en ese
material que tengamos que ir a buscar y que sea previa a momento, y hasta el Seminario XX, sitúa como real.
nuestra injerencia discursiva. A partir del Seminario XX el objeto a va a quedar en la
Es por eso que el inconsciente se va a constituir a vía del semblante, pero porque no hay discurso que no sea
medida que se habla en el dispositivo, no está en las del semblante, dice Lacan; cuando estamos en el discurso
profundidades, como decía Freud, al inconsciente se lo estamos en el orden del semblante, porque de lo contrario
efectúa por la puesta en acto del discurso analítico. El estamos en El grito de Munch, un grito sordo, una boca
fantasma es el inconsciente mismo, detrás de la máscara abierta y nada que decir.
del fantasma hay un agujero, el agujero de lo real. El analista con su cuerpo -y por eso no puede haber
En todo caso, la máscara del fantasma como incons- análisis sin un analista presente en cuerpo- vivifica al sig-
ciente construible o construido no es más que lo que vela nificante, introduce la vida. Esto se ve muy bien con los
el hecho de que no hay nada, más allá de esos semblan- obsesivos, porque realmente si uno no introduce la vida
tes, para decir por qué ese cuerpo goza como goza. Eso ahí de la manera en que a uno se le ocurra en el momento,
es lo que quiere decir que no hay relación sexual, no hay por ejemplo con chistes, es fuerte lidiar con esa morti-
nada natural que diga por qué alguien goza como goza ficación pesada, que se nos cae encima. Es por eso que
en el cuerpo y en el pensamiento; el goce no es sin el cuando sorprendemos a un obsesivo con un chiste, el
cuerpo y la cuestión es que el goce se demuestra a la obsesivo se queda asombrado de que uno esté vivo. En la
larga, al final del análisis y antes, a lo largo del análisis, época de internet hay intentos, deseos de hacer funcionar
como absolutamente contingente, como sin causa. No ciertos dispositivos por las vías virtuales, y creo que sin el
cuerpo del analista, sin todo el cuerpo,
no es posible el análisis, no basta sólo
con una voz en el teléfono, o la voz y
“Que sea un niño no quiere decir la mirada en Skype. Ahí hay algo de
que no soporte una interpretación” lo vivo de un organismo que tiene que
estar en presencia.
Ya lo decía Freud, la transferencia
es eso; nadie se cura de nada in absen-
tienen la culpa ni la mamá, ni el papá, ni la política del tia o in effigie, no hay manera de operar si uno no está ahí.
país, ni la economía mundial, ni la crisis; el cuerpo goza El deseo del analista se orienta por el goce sin ley, el
como goza porque ha sido tocado y recortado por ciertos goce del síntoma; goce sin ley quiere decir sin causa, con-
significantes que han resonado de cierta manera, y que tingente, es así porque es así. Cuando uno le dice al niño:
lo han marcado con ese modo de gozar. “es así porque es así, basta de preguntas, ya está”, eso le
Además, eso no se cambia, hay que hacer otra cosa sirve para que sepa que no hay relación sexual, es decir,
con eso, más allá de quejarse, de sufrirlo, de padecerlo; que no hay posibilidad de decirlo todo.
hay que hacer otra cosa que permita que eso, en lugar Decir que “no” es la función paterna como tal, a pesar
de ser un obstáculo, se transforme en un instrumento de que lo pueda proferir la mamá, la tía, la abuela.
de acceso a los otros. Es muy interesante esta cuestión de cómo se puede

20 Letr as | Nº6 2013


Dossier D

imagen: Sebastián Rosso

definir sencillamente la función del padre, es el “hasta comportarse así, y supuestamente él no sabía nada. El
aquí llegamos”, y es lo más difícil de lograr hoy en día niño empieza a hablar y empieza a surgir en el relato
con los padres modernos, que dicen que “sí” a todo. El la cuestión entre hombres y mujeres, aparte del odio al
exceso de satisfacción produce los peores males, no así padre. Su síntoma eran los terrores nocturnos.
la falta de satisfacción. ¿Pero de qué tenía miedo?: de que entraran ladrones o
Es el caso de un niño que tenía 11 años cuando me secuestradores; de que lo secuestraran a él y se lo llevaran
consultaron, que era de una violencia extrema, estaba y que él no pudiera volver; de que los ladrones vinieran
totalmente enloquecido; no era psicótico, era un neuró- y mataran al padre y él no pudiera hacer nada. La cues-
tico obsesivo. En los últimos años recibimos muchos niños tión es que estaba aterrorizado, aunque los 11 años no
enloquecidos, que son obsesivos o histéricas comunes y es una edad común para los terrores nocturnos. Nunca
corrientes, que llegan en un estado de exceso de goce que había tenido terrores nocturnos siendo más pequeño, esto
les desborda el cuerpo. había empezado en el momento del engaño de la madre al
Este niño les tiraba sillas a la cabeza a los padres, las padre. Además, el padre sabía, perdonó y se lo aguantó.
rompía contra las puertas, rompía todo, estaba obeso; Era tan expuesto el goce de los padres peleando entre ellos
luego comenzó a aparecer en el relato de los padres, que delante del niño, que era imposible que el niño no estu-
el frigorífico estaba siempre repleto, que nunca faltaba viera enterado de todo. El niño trataba de no enterarse,
nada. Todo esto sobre el fondo de un secreto a voces: la pero no podía evitarlo, y eso lo tenía furioso contra la
madre había engañado al padre con un íntimo amigo de la madre; no entendía cómo el padre no castigaba a la madre
pareja, marido de la íntima amiga de la madre y del padre. por cualquier cosa, por qué el padre no la tomaba con la
El niño, a partir de ese engaño, había comenzado a madre en cualquier situación.

Letr as | Nº6 2013 21


Dossier
D

psicoterapia: “la psicoterapia es hacerle creer a alguien


que cree en el padre”; hacerle creer a alguien que cree en
Dios Padre, o en algún dios, o en algún Otro que lo va a
salvar. Es hacerle creer en la existencia del Otro. Y eso
supone des-responsabilizarlo de su propio goce.
Entonces, el deseo del analista orientado por el goce
sin ley, por este goce real del cuerpo del ser hablante, da
lugar a que se constituya el síntoma como letra, como ese
agujero que no tiene causa, que es contingente, que indica
un modo de gozar del cuerpo del que hay que hacerse
cargo, al que hay que consentir.
La causa analítica es contingente, lo cual quiere decir
que el goce es sin causa.
Es decir que el deseo del analista apunta a hacer apa-
recer, o dar lugar a que aparezca el síntoma singular en
la experiencia analítica. Hacia el final de su enseñanza
Lacan deja de hablar de cura analítica, porque es cierto
que el psicoanálisis no es una cura, no nos curamos de
nada en el análisis ya que no hay nada de qué curarse, esa
es la cuestión. No estamos enfermos.
El DSM viene a decir, en sus distintas versiones, que
estamos enfermos y entonces nos tienen que curar; para
imagen: Sebastián Rosso eso nos van a dar los medicamentos que van a curar todos
los males rápidamente. De este modo, cada vez hay más
trastornos reubicados o reubicables de acuerdo al medi-
camento con el que se lo trata. Entonces desaparecen los
síntomas, desaparecen los sujetos.
Nosotros no somos enfermos sino seres hablantes, y
Él no podía castigar a la madre, salvo cuando le tiraba como seres hablantes estamos ligados a la incompletud
las sillas a la cabeza, que se las tiraba; la madre estaba que el lenguaje introduce respecto del goce, respecto de
aterrorizada porque el niño había roto una puerta de la la posibilidad de poder decir si el niño es para la niña o
casa a patadas. Era un chico brillante, hablaba, asociaba, no. El “no hay relación” es eso: no hay nada predetermi-
estaba muy implicado con la experiencia. nado para la satisfacción de cada ser hablante; cada uno
Si bien los pacientes van y vienen, el deseo del analista inventa su modo de satisfacción a partir de las marcas de
no. Los seres hablantes necesitan del deseo del analista goce de su cuerpo.
para existir, y si nosotros no sostenemos ese deseo, los con- El deseo del analista no supone sólo dar lugar a la
denamos a la posición de objeto. Como dice Lacan, el deseo subjetivación que implica la mortificación del lenguaje
del analista de ponerse en el lugar de desecho de la huma- sobre el goce, sino que supone también la producción –en
nidad es para causar el deseo de otro, es un deseo inédito. el sentido de separación- de un goce para, a partir de ahí,
Es un deseo inhumano, además, porque es un deseo poder vivificar, poder hacer semblante de lo vivo de ese
que no se rige por la virtud, la caridad, la esperanza, la goce para causar el trabajo del sujeto, que es el que per-
bondad, la compasión. El deseo del analista, si se rigiera mite producir los significantes amos de su alienación, los
por esas virtudes se transformaría en el deseo de cual- que funcionan como superyó, los que lo hacen gozar, los
quier persona que se sitúa por identificación, y por eso un que funcionan como ideal, que es la otra cara del superyó.
analista no es sujeto, porque el sujeto
se identifica siempre, no puede no
identificarse.
La de-subjetivación quiere decir la
“Un secreto a voces:
des-identificación de todo patetismo. la madre había engañado al padre”
Si uno compadece a un niño que viene
a vernos, no lo analiza. Yo puedo decir
que este niño era un encanto pero eso
no me detenía cuando le tenía que mostrar su goce: “la El ideal dice: “debes ser esto”. Eso hace que uno viva fla-
satisfacción de ocupar el lugar del padre”, porque eso era gelándose porque nunca alcanza a ser eso.
lo que hacía, castigar a la madre porque ese padre débil Una cuestión de la que nos advierte Miller, siguiendo
no la castigaba, matando al padre al mismo tiempo por a Lacan, es que la gran tentación del psicoanalista es la
ocupar su lugar, y eso se interpretaba. Que sea un niño no de convertirse en un clínico. El clínico es el que cura, y
quiere decir que no soporte una interpretación; no sólo la el que cura de acuerdo a las clasificaciones de la clínica.
soporta sino que la elabora perfectamente bien. Es cierto que nosotros debemos poder manejar las
La cuestión es que el deseo del analista es el deseo de categorías clínicas, pero no somos clínicos. Eso quiere
analizar. No es el deseo de curar, como decía Freud, no decir que somos operadores en una experiencia de la
es el deseo de educar, no es el deseo de psicoterapeuti- singularidad del goce de cada quien, para que cada uno
zar. Recuerden siempre la definición que da Lacan de la experimente esa singularidad y se haga cargo de ella.

22 Letr as | Nº6 2013


Dossier D

El psicoanálisis como experiencia tiene más que ver analista; puede ser en un bar, no se necesita un consul-
con una ascesis al estilo del zen. Es por eso que se puede torio, se necesita la persona del analista. El analista es
plantear que la política del analista, pensándola como su el lugar, y por otro lado forma parte del lazo, porque por
deseo, es lo que se puede leer en La dirección de la cura de estar ahí en el lugar del S2 genera el S1 y por generar el S1,
Lacan como el lugar en donde el vacío del deseo funciona en ese retorno se efectúa el sujeto supuesto saber.
como causa; al menos yo lo leo así. Ese deseo del ana- Jacques-Alain Miller, en el texto mencionado, habla
lista es un vacío, nadie sabe qué quiere el analista de uno. de la importancia de la práctica del control, una de las
A uno le dice: “hable”, y después no parece interesarse patas de la formación del analista, propuesta por Lacan
mucho en lo que uno dice, pero uno sigue hablando, y eso en el Acta de fundación de la Escuela Freudiana de París en
lo lleva a cualquier otro lado, y el analista corta la sesión y 1964, siendo las otras dos el propio análisis y la lectura e
se hace cada vez más evidente que no se trata del sentido. interpretación de los textos de psicoanálisis. Dice Miller
Es una operación en la que el vacío del deseo introdu- que el control recae sobre el lazo del analista con el lugar,
cido por la presencia del analista funciona como causa es decir, que viene a verificar el grado de de-subjetivación
para que el otro hable. del practicante en la experiencia, viene a verificar que
En la primera clase de su curso El
lugar y el lazo, Jacques-Alain Miller
hace un recorrido por el tema del dis-
positivo del control y dice con toda
“El analista con su cuerpo vivifica
claridad algo que no parece evidente, al significante, introduce la vida”
pero que es así, y es que si no hay psi-
coanalista no hay psicoanálisis.
Es al revés del ejemplo de Ubú rey,
que dice que si no hay Polonia no hay polacos. Si no hay haya operado como analista y no que se haya puesto en
psicoanalista no hay psicoanálisis; por eso el psicoanálisis el lugar de una persona convocada a identificarse con ese
depende de la producción de los analistas que la misma que estaba ahí.
práctica genere. El control verifica, entonces, la posibilidad de operar
Entonces, la política del analista, entendida como la del analista para conducir al ser hablante en la dirección
política de su deseo, es lo que permite que haya psicoa- del goce del síntoma que lo afecta. El analista tiene que
nálisis; si funcionamos como analistas hacemos existir conducir al ser hablante que viene a hablar, es decir, tiene
el psicoanálisis pero si no ocupamos el lugar de analistas que ubicarse ahí para hacer existir ese lugar del Otro en
hacemos existir cualquier otra cosa, con lo cual el psicoa- tanto lugar del inconsciente. Cuando uno dice: “el ana-
nálisis deja de existir. Definir qué es un analista se hace lizante me dijo”, es una falacia, ya que el parlêtre no se
cada vez; cada uno de manera singular va a dar cuenta dirige a nosotros sino al Otro, en tanto lugar del incons-
de lo que para él es lo que posibilita el deseo del analista. ciente. Si yo creo que me hablan a mí, como persona, voy
No hay una fórmula. a obturar el lazo entre el que habla y el Otro. Siempre le
Avanzada su enseñanza, Lacan va a terminar situando hablan al Otro, el practicante está en ese lugar para favo-
en el lugar vacío del deseo la existencia del inconsciente, recer ese lazo.
es decir, lo real del goce como tal. Al final de su enseñanza, En el control se trata de verificar la posibilidad de
el S1 solo, el del “Uno habla solo a menos que se ponga a operar del practicante para conducir al ser hablante en la
dialogar con un psicoanalista”, ese S1 es lo que da cuenta dirección del goce del síntoma que lo afecta, pero man-
de lo inconsciente como ex-sistente, como por fuera del teniéndose el analista al abrigo del apego por el paciente.
sujeto, por eso se necesita al analista para hacer existir la Si el practicante quiere al paciente, o lo odia, si tiene
articulación, posibilitando que aparezca el sujeto como algún apego por el paciente, no puede conducir la expe-
sujeto supuesto al saber y que se produzca, se separe, el riencia analítica. Si yo tengo un apego por el paciente no
plus de gozar. opero como analista, porque justamente, el analista es
En La tercera Lacan afirmaba que el acto analítico es inhumano, en tanto tal, no se apega a nada.
siempre fallido, y que por eso el psicoanálisis tenía asegu- Lo que se verifica también en el control es el lazo del
rado su porvenir. El acto analítico es un acto fallido, ¿por analista con el psicoanálisis. Si en principio no está en
qué? Porque el único acto logrado para Lacan, lo dice en juego el lazo del practicante con el partenaire psicoanáli-
ese mismo contexto, es el suicidio. sis, no habrá un psicoanálisis.
Podemos pensar, entonces, el suicidio del analista La cuestión es que cada experiencia que reinventemos
como tal en su práctica, que se produciría cuando la per- sea una experiencia analítica y no otra cosa.
sona que sostiene la función se identifica con el sujeto
supuesto saber, se cree el sujeto supuesto saber, es decir,
cuando la función del analista es abandonada en prove-
cho de la persona del practicante; ahí la persona del prac-
ticante impera desde su fantasma.
Si Lacan afirmaba que el analista es un vertedero, el
lugar donde se deposita la basura, es porque el analista LA AUTORA
es un lugar, dice Miller, en el que se establece un lazo. Es Ana Ruth Najles. A.M.E. Psicoanalista en Buenos aires.
decir, que el analista en su práctica tiene dos ubicacio- Miembro de la EOL y la AMP. Docente del Instituto
nes: por un lado es el lugar, tiene que estar ahí, el dispo- Clínico de Buenos Aires.
sitivo analítico se monta en cualquier lugar donde esté el Email: najles@arnet.com.ar

Letr as | Nº6 2013 23

Potrebbero piacerti anche