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Argentina ha sufrido el impacto de la globalización realizada con un criterio económico

centrado en las ganancias y con exclusión de motivaciones humanistas. El resultado ha


sido una gran crisis con privatizaciones sin control, despojo de los bienes nacionales,
cierre de las pequeñas y medianas empresas por la apertura irrestricta del mercado,
precarización del trabajo y prioridad dada al lucro en perjuicio de la persona y su
dignidad, al capital financiero en desmedro del productivo. Desocupación y pobreza
para una mayoría; corrupción y enormes ingresos económicos inmorales para una
minoría

Introducción

La globalización es un proceso de interconexión financiera, económica, social, política


y cultural, acelerado por la facilidad de las comunicaciones y especialmente por la
incorporación institucional de tecnologías de información y comunicación (TIC), en el
contexto de una victoria política del capitalismo y cuando en el orden cultural parecen
eclipsarse las ideologías y arrastrar en su caída a los grandes ideales.
Si bien este proceso, en cuanto tal, encierra un potencial considerable para fomentar el
bienestar económico y promover relaciones más humanas, en realidad su accionar ha
inducido cambios que, por ahora, acrecientan la exclusión de trabajadores, regiones,
comunidades y culturas enteras.
Antes de que se inventara la globalización la Doctrina Social de la Iglesia planteaba ya
la universalidad y unidad de los hombres en su dignidad, igualdad, equidad y
solidaridad. En realidad la globalización surgió como un concepto económico pensado
en base a las ganancias posibles de obtener con la extensión de la economía, desde los
globalizadores hacia los globalizados.
Para la Doctrina Social de la Iglesia y desde el punto de vista ético, la globalización
puede tener una valoración positiva o negativa. En realidad, hay una globalización
económica que trae consigo ciertas consecuencias positivas, como el fomento de la
eficiencia y el incremento de la producción, y que, con el desarrollo de las relaciones
entre los diversos países en lo económico, puede fortalecer el proceso de unidad de los
pueblos y realizar mejor el servicio a la familia humana. Sin embargo, si la
globalización se rige por las meras leyes del mercado aplicadas según las conveniencias
de los poderosos, lleva a consecuencias negativas.
La Iglesia, aunque reconoce los valores positivos que la globalización implica, mira con
inquietud los aspectos negativos derivados de ella" -JPII

Características
Para señalar los rasgos sobresalientes de este fenómeno, es de cierta utilidad describir
algunos de sus elementos característicos, como:
La formación de un mercado financiero global cada vez más desarrollado. La
globalización, entendida como extensión victoriosa de cierta forma de capitalismo, más
que para la economía productora de bienes ha servido hasta ahora para multiplicar la
actividad y las especulaciones financieras facilitadas por las comunicaciones.
El poder del conocimiento de las tecnologías y el aumento de las innovaciones
tecnológicas. Estas últimas, hoy, no pasan solamente por los bienes y servicios que se
intercambian, sino que se incorporan en las mentes de los individuos. Para sacar ventaja
del conocimiento, en términos técnico-científicos, es preciso que el país sea capaz de
asimilar las innovaciones tecnológicas. Capacidad tecnológica que tiene como factor
determinante la actividad educativa, formativa, de investigación y de experiencia.
Una alta competitividad, o sea, la ley de la competitividad llevada a sus consecuencias
extremas, ayudada por las palabras del tipo "liberalización", "privatización",
"desregulación". Hipercompetencia que en la globalización lleva a disminuir los costos
de los productos y, para esto, bajar los costos de trabajo, de seguridad y de protección
del trabajador.
La pérdida de importancia del Estado y del sistema nacional como punto de referencia
fundamental. El poder de las autoridades nacionales se ha reducido mucho,
especialmente en materia monetaria, financiera y fiscal.
La formación de una cultura también global, fruto de combinaciones diversas, en las
que naturalmente el peso de las aportaciones individuales refleja la capacidad de
influencia de las distintas naciones que la componen.
Manifestaciones
La globalización se muestra en todas las manifestaciones de nuestra existencia.
Podemos identificarlas en:
Una mayor producción y riqueza mundial, aunque cada día peor distribuida.
Una mayor interdependencia e intercambio entre las naciones del mundo, aunque de
manera asimétrica.
Un mayor conocimiento y dominio de la naturaleza, aunque privilegiando a pequeñas
elites hegemónicas y en la mayoría de los casos, degradando los ecosistemas.
Una mayor, mejor y más rápida comunicación ntercontinental, aunque sin ver beneficios
reales para grandes mayorías que no tienen acceso a la red de informática.
La lucha contra las enfermedades y los desastres naturales, aunque todavía con una falta
enorme de equidad hacia los pueblos más vulnerables y una mercantilización de la
salud.
Los avances de la cultura y del arte, pero con desigual distribución de beneficios.
Una mayor insistencia en los derechos humanos universales, con carencia de una
adecuada base de valores y principios éticos, manifestada en falta de respeto a cada
persona y a la vida de los más indefensos. Es así, como en un mundo en que se clama
por los derechos humanos, se ve la manipulación de genes humanos, la clonación, el
cultivo de embriones con fines terapéuticos y la promoción de la homosexualidad,
situando a la persona en el ámbito de los medios, colocando como fin último el éxito
mediático o científico y el desarrollo de la tecnología, con una confusión de valores.
Esto evidencia que:
La globalización neoliberal manifiesta una jerarquía de valores inaceptable
-En el área de las posesiones: Según el sistema, el valor es "tener", "acaparar"
individualista e insolidariamente. En cambio el evangelio proclama que el valor
auténtico que humaniza es "compartir". Además de la invitación de Jesús al joven rico,
están las parábolas del rico Epulón y del hacendado que duerme seguro sobre sus
riquezas, inconscientes de que junto a ellos hay otros que no pueden comer.
En la obsesión por la eficacia, el neoliberalismo fomenta el espíritu competitivo por el
dinero y deja que la dinámica natural del mercado regule una justa distribución. La
competencia puede ser un medio para bajar los precios dando la posibilidad a que
algunos con pocos recursos puedan procurarse lo necesario; pero en cuanto se hace un
juego de concurrencia en un mercado libre y entre desiguales, deja de ser medio y se
hace fin idolátrico que genera muerte y exclusión de los más débiles; en esta
competitividad a muerte la solidaridad ya no es posible.
-En el área de las relaciones interpersonales, en base a qué se valoran las personas, la
nueva cultura cataloga las personas como piezas de producción económica, solventes
consumidores de los productos; en sí mismas no tienen valor. Tanto las personas como
los pueblos son valorados por los recursos económicos que tienen, aportan o consumen.
Niveles de globalización
Es preciso notar que el fenómeno de la Globalización se manifiesta con un rostro
concreto en economía: el que le dan las empresas o los trabajadores y con otro rostro en
el ámbito sociopolítico: el que le dan los partidos políticos o movimientos sociales o el
Estado; y por supuesto con otro diferente a nivel cultural, configurado por las familias-
escuelas, universidades y hasta instituciones recreativas.
No se puede atribuir a ninguno de estos niveles una preponderancia causal en las
explicaciones de las diversas realidades sociales. Sin embargo el nivel tecnoeconómico
subyace en los demás niveles y todos de una u otra manera finalizan creando una cultura
globalizada.
Nivel tecnoeconómico
La incorporación de las TIC y de otras técnicas a los procesos productivos ha acelerado
la desmaterialización y la desnacionalización de muchos productos y de muchas
empresas.-
La Globalización en el mundo del trabajo ha sido perjudicial para los asalariados no
directivos, por su pérdida de ingresos a favor de los beneficios empresariales y de las
retribuciones de los directivos.
El aumento de la desocupación en el mundo del trabajo corre pareja con la
competencia entre las empresas a tal punto que no es exagerado afirmar que grandes
empresarios luchan por la supervivencia. Sin embargo en esta nueva organización del
capital los perdedores absolutos, hasta ahora, son los trabajadores.-
Relacionado con el nivel tecnoeconómico el proceso de globalización ha inducido un
Estado empobrecido en sus funciones específicas e irrenunciables de búsqueda del bien
común ciudadano. Y el FMI y el BM, al intentar poner orden en determinadas
economías, con sus propios criterios gananciosos han acentuado su pobreza y su
dependencia del exterior.
Nivel sociopolítico: A grandes rasgos se ha de señalar que de dos bloques políticos
hemos pasado a tres bloques económicos en el panorama socio político mundial.
La política internacional ya no está encuadrada por la confrontación desde bloques
políticos sino que enfrenta a tres centros económicos con diferencias políticas y sobre
todo culturales: EE.UU. La Unión Europea y Japón – SE Asiático. El resto del mundo
salvo algunos países satélites de algunos mencionados queda al margen de la
prosperidad y con graves conflictos internos.
Los cambios producidos en estas dos últimas décadas han provocado una desconfianza
ciudadana respecto a los agentes políticos, agravado por la corrupción personal de no
pocos dirigentes de la sociedad- La situación actual es de una crisis generalizada de
partidos políticos que arrastra a los sindicatos y otras organizaciones intermedias. Si
bien aparecieron nuevos movimientos sociales que no terminan de configurarse y
definirse por los intereses universales y el bien común de la ciudadanía
A nivel social el proceso de globalización, como se ha configurado en los últimos años,
ha creado una irritante división entre grupos que han logrado dominar las TIC y
enriquecerse y los que han quedado excluidos y se van empobreciendo en forma
alarmante. El término excluido responde a un efecto social propio del proceso de
globalización manipulado sin valores éticos. El “excluido” es una categoría sin ninguna
posibilidad de recuperación...
“Excluido” es el nuevo nombre de la muerte en vida que se produce en un proceso de
globalización no regido por criterios éticos humanizantes.
Nivel cultural: La globalización tal cual se viene configurando ha creado una división
entre los que se enriquecen y la aprovechan y los que se empobrecen y la sufren.
Cultura es la manera en que un grupo humano vive, piensa, siente, se organiza, celebra
y comparte la vida. Las experiencias (dimensión visible de la cultura) son elaboradas,
las más de las veces, en forma inconsciente, internamente, por la persona que va así
construyendo sus ideas y sus valores.
La publicidad influye y pasa a ser producto cultural que genera ideas y escala de valores
en los ciudadanos, que los impulsan al consumo y hasta adicción.
Hay una búsqueda del éxito como motivación principal no importando los medios
instalando el principio exitoso de que el fin justifica los medios y de que todo vale para
lograr sus ganancias, consumir y gozar a costa de lo que sea y de quien sea, con la
aceptación de que la única motivación del hombre es maximizar sus utilidades.

Actitudes hacia la globalización


El sistema determinante de relaciones en el mundo actual, en sus aspectos económico,
político y cultural, no es asumido como dimensión o categoría moral; no se realiza y
verifica como solidaridad, es decir, como determinación firme y perseverante de
empeñarse en favor del bien común. Más bien parece despojado de valores espirituales.
En su acepción más negativa, la globalización puede ser censurada como la imposición
fáctica de un modelo cultural, estrechamente vinculado a un modelo económico, que
arrasa los mejores valores de los pueblos, a los que vacía de su identidad tradicional. El
proceso de globalización es susceptible de ser orientado y gobernado para ponerlo al
servicio de las sociedades, de las economías y de las culturas del mundo entero,
respetando la subjetividad de cada nación y su soberanía integral.
Tres caminos se han abierto al respecto de la globalización:
1) Actitud del rechazo, que es el que han adoptado los fundamentalistas pretendiendo
“excluir a los que excluyen”. Pero esta actitud reaccionaria no podrá frenar la fuerza de
penetración de las TIC y además el fundamentalismo suele construir proyectos
económicos, políticos, culturales que acaban deshumanizando a las sociedades en las
que se implantan

2) Actitud de aceptación incondicional, es la del neoliberalismo. Porque ha servido a los


agentes económicos más poderosos para llevar adelante el capitalismo salvaje,
utilizando la derrota del socialismo histórico, para afianzar sus propios intereses. En el
Modelo Neoliberal la tendencia actual de globalizar la economía mundial sigue un
esquema inspirado en el capitalismo, donde se sobrevalora la ganancia económica en
detrimento de los valores de la persona y el desarrollo de la sociedad.
La teoría económica neoliberal tiene algunos elementos válidos, como son la promoción
del esfuerzo personal y la búsqueda de eficacia y productividad, pero adolece de graves
vicios que la convierten en un verdadero peligro social: el desarrollo es sólo para el que
más tiene, generando grandes monopolios privados, en detrimento de la actividad de la
empresa familiar y pequeña.

3) Actitud de transformación aceptando el hecho que vivimos con insospechadas


posibilidades de relación e interconectados con asombrosa rapidez. Se requiere
imaginación y coraje para salir del modelo o sistema o ideología neoliberal, matriz de
la Globalización actual y pasar al modelo humano-cristiano con el cúmulo de valores
éticos cuyo centro sea la persona humana y sus múltiples derechos. Frente a una
globalización deshumanizante, discriminatoria, elitista, economicista y masificadora,
debemos propugnar una globalización humanizante, democrática, popular, solidaria,
ética. “Si no hay ética - nos advierte Juan Pablo II - el desarrollo será salvaje” y todos
los derechos humanos serán conculcados, transgredidos unos tras otros, cayendo los
valores humanos de la sociedad uno tras otro en un proceso “efecto dominó...”

En Argentina
Durante la década de los 90 la Argentina adoptó políticas claramente orientadas a la
integración a la economía mundial. Las reformas neoliberales de mercado conocidas
como Consenso de Washington consistían en un conjunto de medidas de disciplina
fiscal, apertura comercial, desregulación y liberalización de la inversión extranjera
directa, entre otras, a las cuales el país adhirió totalmente, siendo calificado como el
mejor alumno por el FMI.
Argentina debía integrarse a la economía mundial apoyándose en sus ventajas
comparativas para la producción agroganadera, que se verían potenciadas por la
globalización.
El país creció, pero en 1995 se produjo la crisis del peso mexicano, conocida como
efecto tequila, que afectó seriamente a Argentina por medio de una fuerte fuga de
capitales. Desde entonces la Argentina no pudo recuperar una senda firme de
crecimiento. Los volátiles mercados financieros internacionales generaron las crisis del
Sudeste Asiático, Rusia y Brasil. La Argentina entró en profunda recesión y, finalmente,
a fines de 2001, sufrió el mayor default de la historia.
La caída de Argentina asombró al mundo y a los mismos argentinos y sus causas siguen
siendo motivo de debate. Las visiones más optimistas sobre la globalización han sufrido
un golpe, del mismo modo que se han puesto en cuestión o revisión las políticas del
Consenso de Washington y el rol del Fondo Monetario Internacional.
Argentina abrió su economía mientras que los países ricos siguieron con sus
proteccionismos. Si bien éstos poseen aranceles promedio comparativamente bajos,
mantienen barreras en las áreas en que los países en desarrollo tienen ventajas
comparativas, como es el caso de la agricultura, de las manufacturas intensivas en mano
de obra y del acero en Estados Unidos y Europa.
La globalización en Argentina es neoliberal y basada en:
>Liberar el comercio y los flujos de capitales, de tal manera que se pueda comerciar con
ellos sin ningún control, en todo el mundo, sin que nadie pueda ponerles condiciones.
>Privatizar porque sostienen que todo lo público es poco eficiente, lo cual en este país
no es real como que varias empresas privatizadas funcionaban antes mejor que en la
actualidad. Ejemplo de esto eran Gas del Estado, Yacimientos Petrolíferos Fiscales y
Aerolíneas Argentinas
>Flexibilizar el mercado de trabajo convirtiendo a los trabajadores en un costo variable
pudiendo contratarlos a los salarios que a la empresa le parezcan adecuados y
despedirlos cuando les convenga. Esto se hace y algunos partidos políticos insisten en
acentuarlo y fijar salarios variables mes a mes de acuerdo a la decisión de cada empresa.
>Desregular, es decir, eliminar todas las regulaciones públicas de la vida económica y
social para que ellos puedan establecer sus propias reglas.
Una condición particular de la globalización en Argentina ha consistido en restringir los
alimentos a quienes padecen hambre y, al contrario, alimentar a los mercados. Con el
aumento de la desnutrición infantil y la aparición inédita de niños con desnutrición
grave de tercer grado.
La globalización puede ser buena o mala, todo depende de las intenciones y de las
acciones para llevarla a cabo. Esto se conoce por los resultados. Argentina sufrió una
globalización despiadada, donde el neoliberalismo se impuso con políticas económicas
dictadas desde las naciones más poderosas. Se especula para ganar dinero cuando se
necesita mayor producción; se implanta la mentalidad individualista cuando más se
precisa una corresponsabilidad solidaria; el consumismo, que necesita el capital para
engrosar ganancias y mantener la competitividad persiste en una sociedad donde las
grandes mayorías no pueden satisfacer sus necesidades básicas.
La globalización neoliberal no plantea problemas cuando se trata de admitir derechos
civiles o políticos que no cuestan dinero como son, por ejemplo, libertad religiosa,
libertad de expresión o elección libre de gobernantes. Las reticencias y la oposición
llegan en los derechos económicos y sociales, cuya satisfacción no es posible sin
prestaciones, como son por ejemplo: puesto de trabajo para todos, salario y jubilación
suficiente, seguridad social, prestaciones de salud y educación. En estos casos la
libertad desaparece y se encuentra directamente relacionada con el dinero, aparece la
necesidad de ajustes y de sacrificios. Pero no surge el trabajo ni la justicia social.
En Argentina el Estado ha perdido autoridad como agente de la política económica y ya
no controla plenamente las variables macroeconómicas básicas. La globalización ha
puesto en evidencia una subordinación antinatural de las políticas nacionales a la
economía dirigida desde los centros financieros internacionales, cuando el fenómeno
mismo debería situarse bajo una autoridad política capaz de velar equitativamente por el
bien de todos.
Con respecto a liberar el flujo de capitales Argentina tiene una larga y penosa
experiencia con los capitales externos esencialmente especulativos (golondrinas), que
solamente sirven para impulsar grandes gastos en consumos suntuarios y
malversaciones, dando una errónea ilusión de que se está alcanzado un alto nivel de
vida. Los inversionistas externos con sus dólares adquieren pesos y los depositan en
bancos argentinos durante los períodos en que se ofrecen altos intereses. Cuando las
entidades financieras tienen sobreoferta de liquidez comienzan a disminuir esos
intereses, y por lo tanto se reduce el atractivo de las imposiciones a plazo fijo. Esto
inicia el regreso de los capitales "golondrinas" a sus plazas de origen, sacando del país
grandes ganancias en el momento que ellos deciden.
La tremenda sangría que esto ocasiona al país, requiere que se controle el ingreso y la
salida de capitales con una política estructural, desechando la teoría de que la
globalización supone excluyentemente la libre circulación de los capitales.
En Argentina el índice de bienestar, medido por el acrecentamiento de la incertidumbre
respecto de mantener el empleo y la creciente marginación - exclusión, ha descendido.
La filosofía del mercado ha penetrado en la sociedad de modo tal que ha sido suficiente
para desplazar, por incapacidad de sostener sus niveles de ingreso, al 60% de la
población, que se encuentra bajo el nivel de pobreza.
En esta globalización neoliberal quienes sacan ventajas son los especuladores, con el
agregado de intentar convencer como que sus indicaciones económicas, exentas de
humanismo, forman parte de la única fórmula viable en el mundo moderno, y que sus
principios deben aplicarse estrictamente, sin tener en cuenta las características propias
de cada país.

Globalización alternativa
La crisis argentina compartió la atención de los medios de comunicación de todo el
mundo con el debate sobre las dos visiones de la globalización que tuvieron lugar en
Nueva York y Porto Alegre en Febrero 2002. En el hotel Waldorf Astoria de la ciudad
elegida como un gesto de solidaridad con las víctimas del 11 de septiembre, después de
tres décadas de reunión en la ciudad suiza de Davos, el Foro Económico Mundial, de
visión económica neoliberal, convocó a líderes mundiales, políticos y empresarios.
Mientras tanto, en Brasil, participaban del Foro Social Mundial, de visión social como
alternativa solidaria, miles de personas y de organizaciones no gubernamentales bajo el
eslogan "otro mundo es posible", planteando una visión alternativa de la globalización,
crítica de la que viene proponiendo Davos.
El Movimiento Global de Ciudadanos se ha especializado en la realización de actos
paralelos a las grandes reuniones internacionales de líderes económicos y políticos. Así
nació el Foro Social Mundial, que se realizó por primera vez en enero de 2001, en forma
paralela a la reunión de Davos.
Las organizaciones congregadas en Porto Alegre propusieron una globalización
solidaria, centrada en los derechos y necesidades de toda la humanidad y no en los
deseos de los globalizadores. Se oponen a una forma particular de integración
económica internacional que los países desarrollados concibieron en defensa de sus
propios intereses, como si los de la población en su conjunto fueran accesorios.
La "globalización alternativa" plantea la necesidad de:
Suprimir los paraísos fiscales.
Plantear investigación de la deuda externa de los países en desarrollo. No toda la deuda
externa argentina es legítima porque, por ejemplo, el Estado en cierto momento se hizo
cargo de las deudas de los particulares.
Descentralización y democratización de las autopistas de la información
El fin de la manipulación genética de los productos agrícolas
El freno a la tala desmedida de bosques
Imposición de un gravamen a las transacciones financieras especulativas,impulsando la
llamada Tasa Tobin, un impuesto ideado por el Nobel de economía James Tobin que las
gravaría. De acuerdo con algunas estimaciones, una tasa de 0,1% podría recaudar
anualmente 160 mil millones de dólares.
Reformar el FMI para que ayude a los países que sufran problemas temporales en su
balanza de pagos e intervenga en el caso de las deudas vencidas mediante mecanismos
de condonación, reducción y procedimientos ordenados de quiebras.
Transformar de la Organización Mundial del Comercio.
Eliminación por parte de los países del Norte de las barreras proteccionistas que
impiden el acceso a sus mercados de los productos en los que el Sur tiene ventajas
comparativas.
Los países en desarrollo deben mejorar sus climas de inversión a través del control de la
corrupción, el buen funcionamiento de la burocracia, la protección de los derechos de
propiedad y una adecuada infraestructura de transporte y telecomunicaciones.
Impulsar el mejoramiento de los servicios de educación y salud;
Implementación de mecanismos de protección social en conjunción con un
Mercado laboral dinámico propio de una economía abierta.
A todo esto tiene que agregarse la supresión de los paraísos bancarios que reciben y
permiten el secreto de las cuentas bancarias de todos los delincuentes del mundo. En
esto Argentina tiene una triste experiencia: En los paraísos bancarios hay depósitos de
argentinos producto del latrocinio, por más de 130.000 millones de dólares. Casi la
deuda externa del país.

Globalización solidaria y la DSI


El complejo fenómeno de la globalización es una de las características del mundo
actual, perceptible especialmente en América. Dentro de esta realidad polifacética, tiene
gran importancia el aspecto económico. Con su doctrina social, la Iglesia ofrece una
valiosa contribución a la problemática que presenta la actual economía globalizada. Su
visión moral en esta materia "se apoya en las tres piedras angulares fundamentales de la
dignidad humana, la solidaridad y la subsidiaridad". La DSI ha elaborado el principio de
subsidiaridad, según el cual ni el estado ni ninguna sociedad más amplia deben
suplantar la iniciativa y la responsabilidad de las personas y de las corporaciones
intermedias (Catecismo 1883 - 1894)
La economía globalizada debe ser analizada a la luz de los principios de la justicia
social, respetando la opción preferencial por los pobres, que han de ser capacitados para
protegerse en una economía globalizada, y ante las exigencias del bien común
internacional. En realidad, la doctrina social de la Iglesia es la visión moral que intenta
asistir a los gobiernos, a las instituciones y las organizaciones privadas para que
configuren un futuro congruente con la dignidad de cada persona. A través de este
prisma se pueden valorar las cuestiones que se refieren a la deuda externa de las
naciones, a la corrupción política interna y a la discriminación dentro de la propia
nación y entre las naciones.
El liberalismo económico que se basa en la primacía absoluta de la ley de mercado
sobre el trabajo humano es inmoral e inhumano porque rebaja la persona, la sumerge en
una cosmovisión materialista, consumista y porque atenta contra la justicia y contra la
caridad hacia los más desvalidos. La Iglesia enseña que:
Es preciso promover una regulación razonable del mercado y de las iniciativas
económicas según una justa jerarquía de valores y con vistas al bien común (Catecismo,
2425).
Todo sistema según el cual las relaciones sociales deben estar determinadas enteramente
por los factores económicos, resulta contrario a la naturaleza de la persona humana y de
sus actos (Catecismo, 2423).
Una teoría que hace del lucro la norma exclusiva y el fin último de la actividad
económica es moralmente inaceptable (Catecismo, 2424).
La DSI promueve una mayor integración entre las naciones, contribuyendo de este
modo a crear una verdadera cultura globalizada de la solidaridad, y también
colaboración con los medios legítimos en la reducción de los efectos negativos de la
globalización, como son el dominio de los más fuertes sobre los más débiles,
especialmente en el campo económico, y la pérdida de los valores de las culturas locales
a favor de una mal entendida homogeneización.

Hacia un cambio de la globalización neoliberal en solidaria


En la era de la globalización presentada como un torbellino que todo lo envuelve, en
una gran confusión y pérdida de valores humanos dando como consigna: “sálvese quién
pueda”, un cristiano con fe lucida y profunda debe encarar la vida con estas cuatro
coordenadas:
La primacía del trabajo sobre el capital
Primacía de la ética sobre la técnica
Primacía de la persona sobre todo poder
Primacía de la vida humana digna, sobre cualquier otro valor
Pensar que no hay alternativa sería pensar en el “final de la historia” como pretenden
los neoliberales, y para esto es necesario:
Estudiar y transformar la globalización neoliberal y su estrategia economicista.
Atreverse a ser decididamente antineoliberal, mostrando la esencia encubierta de esta
ideología.
Crear redes para construir un nuevo tejido social alternativo en este tiempo de
desarticulación de la sociedad provocada por el individualismo neoliberal. Pasar de las
pintadas en las paredes al micrófono a la TV, a Internet. Compenetrarnos en la
mentalidad y los sentimientos de Jesucristo y su Evangelio para saber poner la alta
tecnología de la información y formación al servicio de la solidaridad.
EXIGIR AL ESTADO NACIONAL SU FUNCION PROPIA para que el país no sea una
simple selva salvaje de intereses financieros individuales, ni un Estado totalitario, ni un
Estado nominal, inoperante favorecedor del vaciamiento del país y el empobrecimiento
de la mayoría con un incalculable enriquecimiento de una mínima minoría.
Exigir a políticos y dirigentes que actúen en real democracia, en proyectos
participativos equitativos, sin privilegios y sin derechos particulares.
Asumir la globalización como el maravilloso instrumento de dar gloria a Dios en la
medida que la encaminemos para que todos los habitantes de la región, del país, del
mundo vivan con dignidad en una democracia real que no sólo sea electoral sino
económica, social y cultural.
Conclusiones
La globalización en cuanto proceso técnico de punta, es una de las maravillas que va
encontrando la humanidad para su real progreso en humanización, siempre cuando
tome la dirección señalada por Dios de la solidaridad. Pero la nueva cultura de la
globalización no soporta, y le molesta, la enseñanza sobre el destino universal de los
bienes que con tanta claridad defendió siempre la Doctrina Social de la Iglesia, y que
continuamente recuerda. Hay un texto evangélico bien conocido: "no podéis servir a
Dios y al dinero".
La DSI y el liberalismo de la globalización difieren principalmente en el plano de los
valores: el liberalismo se abstiene de formular normas éticas o morales. Para la DSI no
es malo el deseo de vivir mejor, pero es equivocado el estilo de vida en el que se
presume como mejor el tener y no el ser, y el hecho de querer tener más, no para ser
más sino para gozar, con un consumo que es propuesto como un fin en sí mismo.
La economía debe ser una herramienta al servicio del hombre y no un fin en sí misma.
La globalización hasta ahora se ha preocupado de la economía como valor supremo,
haciendo abstracción del hombre y del sufrimiento que le produce. Los conceptos de la
DSI sobre la cultura globalizada de la solidaridad y el "compartir" no existen para la
globalización neoliberal, le son completamente extraños y retrógrados. En realidad la
globalización neoliberal aprovecha para ampliar sus beneficios relegando a quienes no
aceptan aumentar sus ganancias a costa de aplastar a los demás.
La economía es sólo un aspecto de la actividad humana. Si es absolutizada, la causa no
hay que buscarla únicamente en el sistema económico, sino en el sistema sociocultural,
cuando el mismo ignora la dimensión ética y religiosa.
Es deber el encauzar la globalización hacia la verdadera cultura globalizada de la
solidaridad y a una solidaridad globalizada cuyo nombre y realidad es el compartir... el
partir “mi” pan con los demás y con una sola preferencia: la del más necesitado.
A este propósito el Papa Juan Pablo II es terminante: “La economía globalizada debe
ser analizada a la luz de los principios de la justicia social, respetando la opción
preferencial por los pobres, que han de ser capacitados para protegerse en una
economía globalizada y ante las exigencias del bien común internacional”.
Se hace desear una profunda reforma del sistema financiero mundial y una revisión de
la estructura de las organizaciones internacionales existentes, para que las finanzas se
pongan efectivamente al servicio del trabajo y de la economía real. Sin una reforma del
sistema financiero mundial no se hallará solución para el problema de la deuda externa,
que pesa sobre muchos países. Las organizaciones que requieren reformas son el Fondo
Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio.
Argentina debe aplicar restricciones al ingreso de los capitales especulativos y fugaces
-capitales golondrinas - que llegan al país atraídos por elevadas tasas de interés y se
retiran cuando se inicia una baja en los rendimientos, llevando grandes beneficios.
Argentina, junto con Brasil y el Mercosur, debe adoptar un régimen de control del flujo
de capitales, evitando la depredación de los capitales externos especulativos al
condicionar su permanencia, dirigiendo las condiciones de acuerdo a una política de
estado y de unidad en el Mercosur.
La globalización no significa renunciar a los controles de la economía que debe ejercer
una nación soberana.

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