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Belmont: Los riesgos de una ciudad tecnológica

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Poner en marcha una ciudad que funciona a través del Internet de las Cosas puede ser un gran paso
para la humanidad, pero también puede transformarse en un gran fracaso si no se toman en cuenta los
posibles riesgos del proyecto.

“Internet of Things” (Iot) o “Internet de las Cosas” en español, es un concepto que probablemente se ha transformado
en el más popular de los últimos años entre los profesionales de la informática. Esto se debe a que representa,
según ellos, la completa y definitiva evolución de las comunicaciones y la informática, debido a su aplicación a los
objetos cotidianos.
Pero, ¿qué es el Internet de las Cosas? En palabras simples, es un concepto que sirve para decir que dos o más
objetos (cotidianos) están interconectados a través de Internet. Para ejemplificarlo de manera sencilla, podemos
imaginar que cuando el reloj que tenemos colgado en la pared marque una hora específica, elegida por nosotros, el
televisor se encenderá. La idea, en resumidas cuentas, es que todos los dispositivos sean capaces de comunicarse
entre sí, haciéndose más independientes.
Tanta es la trascendencia que puede llegar a tener esta innovación, que los expertos creen que en pocos años
podría llegar a afectar positivamente a ámbitos sociales, económicos e incluso culturales. Esto, porque el Internet of
Things (IoT) posibilita que los computadores interactúen con objetos del mundo real, lo que puede ahorrar mucho
tiempo a los seres humanos.
El principio de esta innovación son las tecnologías denominadas máquina a máquina (M2M), las cuales
verdaderamente permiten que exista una comunicación entre aparatos, captando información y convirtiéndola en
acciones puntuales. Según la Fundación de la Innovación Bankinter, el M2M se refiere a “las tecnologías que
permiten que tanto los sistemas inalámbricos como por cable puedan comunicarse con otros dispositivos de la
misma capacidad. M2M utiliza un dispositivo (como un sensor o medidor) para capturar un evento (la temperatura,
nivel de inventario, etc.), que se retransmite a través de una red hacia una aplicación (software), que traduce el
evento capturado en información significativa”.

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Un ejemplo práctico de esto es que gracias al IoT, nuestra cocina podría ser capaz de percibir cuando la comida ya
está cocida y apagarse, evitando que se queme. De esta forma, no hay que preocuparse de apagar el fuego y
podemos dejar a los alimentos sin supervisión, dándonos una libertad que antes no podríamos haber imaginado. Un
ejemplo algo más sofisticado, son aquellas casas u oficinas que utilizan el Internet de las Cosas para automatizar el
control de las ventanas, las luces, las cortinas y la temperatura, por supuesto todo de forma inalámbrica.
Otro de sus principales campos de aplicación, y también uno de los más vanguardistas, es el de las ciudades. En un
ritmo de vida tan rápido como el del siglo XXI, hacer que las ciudades sean más inteligentes y eficientes es lo que
todas las autoridades buscan, algo donde el IoT podría ser la solución. Por ejemplo, existen muchas calles donde
los semáforos están en rojo pero ningún automóvil transita, haciendo que los peatones pierdan el tiempo. La
eficiencia de los semáforos podría ser mucho mayor si se conectaran a un circuito de cámaras que puedan
identificar el nivel de congestión de personas y vehículos y se mostrara la luz según esa información.
Si ampliamos la aplicación del Internet de las Cosas en las ciudades, el impacto podría ser muy grande. Llevándolo
a terrenos más amplios, como la seguridad nacional, la agricultura automatizada, el área de la salud o las luminarias
inteligentes, sería posible disminuir varios costos a largo plazo y reemplazar a la fuerza laboral por máquinas, lo que
implicaría una transformación de la ciudad como la conocemos hoy.

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Belmont: La ciudad inteligente

Uno de los millonarios más famosos del mundo, Bill Gates, cree que el Internet de las Cosas podría cambiar el
mundo y quiere probarlo. Para ello, ha invertido 80 millones de dólares en un terreno cercano a la ciudad de
Phoenix (USA) que mide aproximadamente 100 kilómetros cuadrados y que podría llegar a albergar a 290 mil
personas.
Algunos de los detalles que se dieron a conocer en noviembre de 2017, son que la ciudad futurista, bautizada como
Belmont, tendrá 15 kilómetros cuadrados asignados a espacio industrial, empresarial y comercial. También contará
con 2 kilómetros para construir escuelas públicas.
El padre de Microsoft ha dicho que el plan para la nueva ciudad es crearla con una infraestructura de
comunicaciones que incorpore la última tecnología, lo que incluye por supuesto el Internet de las Cosas. Además,
estará construida alrededor de redes digitales de alta velocidad, centros de datos, lo más reciente en tecnología de
fabricación, vehículos y centros logísticos autónomos que funcionarán por medio del IoT .

Los riesgos del proyecto Belmont

Las principales fases de un proyecto de aplicación de Internet a las cosas cotidianas, está en sacar el mayor
provecho a su funcionalidad. Es por ello que las principales fases del proyecto de la ciudad inteligente son las
siguientes:

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Este tipo de proyecto tiene altos riesgos, ya que se ve muy afectado por aspectos de estabilidad que están dados
por factores externos. Algunos de estos factores son:

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Detectar estos riesgos antes de poner en marcha el proyecto nos ayuda a buscar oportunamente medidas de
mitigación que contribuyan a dar cumplimiento al Plan del proyecto, lograr los objetivos propuestos y cumplir con el
cronograma y con los entregables.

El Plan secundario para la identificación de los riesgos del proyecto IoT.

Crear una ciudad desde cero, ya sea tradicional o tecnológica, implica mucho trabajo y muchas complicaciones que
pueden surgir a lo largo de su construcción. Para evaluar esto, es necesario hacer un plan de riesgos, que es un
proceso secundario del área de conocimiento de la Gestión de los Riesgos y que nos permite identificar cuáles
podrían ser algunos de los problemas que pueden surgir cuando pongamos en marcha nuestro proyecto, que esta
vez es la construcción de la ciudad de Belmont. En este caso podemos advertir los siguientes elementos que
pueden afectar al proyecto:

 El desarrollo de la infraestructura y conectividad

Actualmente, vemos un crecimiento exponencial de aparatos conectados a Internet, incluso traspasando las
proyecciones que habían hecho expertos hace diez años. De hecho, se estima que habrán 50 mil millones de
dispositivos conectados para 2020. En el caso de la ciudad inteligente, existe el riesgo de no contar con la
infraestructura necesaria para soportar la gran cantidad de conexiones que requerirá el IoT.
 Falta de dispositivos conectables
Otro riesgo que se advierte, es que aún existe una gran brecha digital entre las páginas web u objetos creados
porempresas u organismos estatales y la conexión web. Es decir, que lo que ya está creado no necesariamente va a
poder ser utilizado en una ciudad inteligente, porque no está preparado para usarse con tanta tecnología y son más
bien páginas y aparatos básicos.
 El desarrollo de Software y aplicaciones accesibles
Para el funcionamiento de las IoT, es necesario desarrollar aplicaciones (apps) que basándose en algoritmos, den
respuesta inmediata a las necesidades del contexto en que están inmersas. Por lo tanto, un riesgo potencial es la
ausencia de plataformas capaces de funcionar con los sensores que existirán en la ciudad. Esto significa que no
tendrán el sistema M2M que transmite datos y los convierte en acciones, que dijimos es la base del IoT.

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 Análisis de datos
El Internet de las Cosas se da en el marco de la Sociedad del Conocimiento, en la cual los datos son de alto riesgo y
tienen más valor que nunca. La capacidad de interpretarlos y tomar decisiones en relación a ellos se convierte en el
mayor activo, pero no se puede asegurar que todos los habitantes de la nueva ciudad estén preparados para eso.
 Velocidad de adaptación
La velocidad de adaptación del IoT por parte de la industria y los consumidores es un riesgo. Ello, por varios
factores: desde una perspectiva social se han planteado preocupaciones respecto a la privacidad y la seguridad de
la información de quienes vivirán en Belmont; desde un punto de vista tecnológico, la proliferación de dispositivos
conectados requiere de un gran aumento en la capacidad de almacenamiento, velocidad de Internet y
procesamiento de datos, ¿de dónde se obtendrá esa tecnología en el corto plazo?; y desde un punto de vista
cultural, se cree que las personas mayores a 40 años tienen menos posibilidades de adaptarse a un ambiente tan
tecnologizado.

Si bien es posible afirmar que el Internet of Things puede transformarse en el siguiente gran paso de la industria
tecnológica y que este concepto abre un mundo de posibilidades más grande que la que en su minuto proveyera la
era digital, pues entrega más independencia, comodidad y eficiencia a los seres humanos, también es posible
afirmar que aún faltan unos años para que esto sea una realidad.
Esto se debe a que, como vimos anteriormente, existen muchos riesgos asociados al proyectoy para cada uno de
ellos debe construirse una solución. Hacer una exhaustiva identificación de los riesgos nos permite adelantarnos al
error y lograr poner en marcha un proyecto que de seguro tendrá éxito.
Es importante recordar que en cualquier proyecto que queramos emprender, uno de los primeros pasos es
identificar los riesgos que pueden estar asociados al mismo. Luego de esto, es importante evaluar si es posible
remediarlo y trabajar en ello o definitivamente será un obstáculo que nos acompañará a lo largo de todo el ciclo de
vida del proyecto.

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