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Introducción
Hablar de Intervenciones quirúrgicas nos confronta con el fantasma de la mala praxis. En
efecto, uno de los campos de intervención médica más proclives a que se realicen juicios de
mala praxis son las intervenciones quirúrgicas.
Por ser situaciones críticas donde la fantasía y/o la posibilidad real de que se produzcan
daños y hasta la muerte, las ubica en la categoría de situaciones de alto impacto emocional
tanto para el paciente y su familia como para el equipo quirúrgico.
¿Cuál es entonces la psicoprofilaxis que podemos implementar "con" y "para" el equipo
tratante?
La situación vincular junto al conocimiento de las normas del ejercicio profesional, se
constituyen en los pilares de una buena praxis médica.
Es por ello que los obstáculos que inciden en la praxis pueden provenir del vínculo
profesional – paciente, del contexto institucional, de las características del paciente y/o del
profesional. y todos ellos, intervinculados, le dan complejidad a la situación.
Recordemos que al hablar de situación ampliamos el significado del acto médico pues
incluimos las características del contexto, que le dan una textura particular a dicho acto.
Responsabilidad médica
¿Cuándo se actúa con imprudencia? ¿Se evalúan adecuadamente las condiciones
psíquicas, físicas o biológicas de un paciente cuando se insiste tenazmente en hacer una
cirugía?
La responsabilidad médica no se juzga en función del resultado logrado sino que está
directamente relacionada con el haber utilizado “todos los medios” que en ese momento y en
función del cuadro clínico, estaban al alcance del profesional.
El médico tiene el “Deber de obrar calificado”.
Debe disponer de “todos los conocimientos que la ciencia médica le proporciona y que su
título habilitante hace suponer que posee”.
Pero al momento de actuar, la selección de los saberes y sus conductas serán el producto
de integrar sus conocimientos con la multiplicidad de otras variables que intervienen en el
campo: momento, lugar, institución, recursos, afectos propios, del paciente, de la familia, que
configuran la particularidad de cada situación.
Sin embargo, tanto en su formación universitaria como también en su práctica, al profesional
se le enseña a abordar las problemáticas de la especialidad desde una mirada biomédica
que jerarquiza sólo aquellos datos que conforman la historia clínica. Y hay otros datos, como
los señalados anteriormente, que no tienen valor semiológico para el modelo médico
hegemónico.
Por ello proponemos un modelo de diagnóstico de las prácticas de salud, que al incluirlos,
ayudará a prevenir situaciones de iatrogenia.
Modelo clínico-situacional
Las situaciones quirúrgicas se caracterizan por ser momentos de ruptura en la estabilidad de
la vida cotidiana de las personas, que sacuden su organización psicofísica hasta los niveles
más profundos.
Producido el diagnóstico inicial el médico deberá organizar el campo de atención de acuerdo
a los datos priorizados. Junto con los estrictamente físicos aparecerán los datos
contextuales.
A través de la familia se puede entender la situación personal del paciente y actuar
preventivamente con relación a su pronóstico.
El modelo clínico-situacional, se caracteriza por mirar al paciente y al profesional en una
relación compleja, incluyendo al profesional con sus propias demandas en el campo. Este
profesional con su participación organiza y da destino a la gestión.
De allí la importancia de jerarquizar la relación con el paciente ya que su trato, es una droga
tan eficaz como la de última generación que producen los laboratorios.