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La pedagogía inversa o flipped classroom es un nuevo método que propone dar la

vuelta a la clase tradicional e invertir el orden en el proceso de aprendizaje. Frente


al modelo de enseñanza habitual, donde el profesor explica la lección en clase y los
alumnos escuchan y realizan los deberes en su casa, la flipped classroom concede a
los alumnos la responsabilidad de revisar los contenidos teóricos en casa, para que
luego puedan resolver sus dudas y trabajar los conceptos en clase de forma individual
o colaborativa. Esta metodología tiene muchas ventajas. Te mostramos cómo aplicarla
en el aula mediante un sencillo video tutorial.

https://www.youtube.com/watch?v=WIAXoZSzOrc

La clase inversa (Flipped Classroom) y sus tecnologías


Posted on 11 Sep ’12 by Manuel Alcántara-Plá / 11 Comments

La clase inversa o flipped classroom/flip teaching es el tema de moda en


innovación docente. Si no me crees, échale un vistazo a la conversación que
hay ahora mismo sobre ello en Twitter. Sin embargo, no es algo tan nuevo:
Eric Mazur ya hacía campaña por algo así en el Harvard de los 90, pero no se
puede negar que ahora está en el momento álgido. Seguro que tiene mucho
que ver el entusiasmo que han mostrado Bill Gates y Salman Khan, que
encabezaban mi anterior artículo sobre Cursos universitarios online y
gratuitos, pero hay más. La clase inversa es la aplicación directa de muchas de
las cuestiones pedagógicas que se tratan en la actualidad y, además, tiene una
clara relación con el uso de tecnologías en la docencia.

¿Qué es la clase inversa (flipped classroom)?


El nombre viene de que el movimiento básico que promueve esta metodología
consiste en sacar la teoría de la clase para ocuparla con la realización de los
ejercicios, es decir, lo contrario a lo que hacemos en una clase tradicional.
Teoría en casa y “deberes” en el aula. De esta forma, el profesor le puede
dedicar más tiempo a resolver dudas y a guiar a los estudiantes por las
aplicaciones prácticas de los contenidos. El nombre que le dio originariamente
Mazur, la educación entre pares (peer instruction) nos desvela el que
probablemente sea el cambio más importante que conlleva, que consiste en
una repartición novedosa de las responsabilidades del aprendizaje, que recaen
más claramente en quien aprende. El estudiante es el agente más activo no
solo en lo que toca a obligaciones, sino también a derechos. Él elige el ritmo,
el momento y el modo en que realiza el aprendizaje. Eso nos deja a los
profesores con un papel de guías o asistentes de ese proceso que ellos están
llevando a cabo.

Me temo que la justificación más urgente de este cambio la tenemos que dar
desde lo negativo: se amontonan los estudios que demuestran que la clase
tradicional en la que el profesor explica la teoría para que los estudiantes la
memoricen no funciona (aquí tienes un resumen del Oxford Center for Staff
and Learning Development interesante al respecto). Lo cierto es que no es
ninguna sorpresa: ni Buster Keaton sería capaz de mantener a un grupo de
personas pendientes de él durante meses. Si nuestro cerebro no es exigido (no
en el sentido de tener que entender cosas complicadas, sino de tener que
demostrar activamente que las estamos entendiendo), termina poniéndose
en stand-by y todos los profesores que hemos impartido lecciones de este tipo
conocemos el rostro del alumnado cuando está en ese punto de ahorro de
energía. Necesitamos un cambio para ser más eficientes en la enseñanza.

Tecnologías para la clase inversa


Aunque hay cierta confusión sobre ello, me parece muy difícil conseguir una
clase inversa que funcione sin una implicación mayor del profesorado, tanto
en tiempo como en concentración. Es una metodología más exigente para
todos los involucrados. Nos pueden ayudar, no obstante, algunas tecnologías
y, cuando se habla de flipped classroom, la reina suele ser la grabación de
vídeo porque nos permite cierta personalización de esa parte teórica que
estamos sacando del aula. Lo típico es grabar las explicaciones de modo que
el alumnado pueda estudiarlas cuando y cuantas veces quiera. Esa es la
conexión con la Khan Academy y las universidades online que mencionaba
antes. También el uso intensivo de plataformas de docencia en
red como Moodle que permiten compartir los materiales e incluso continuar
las discusiones iniciadas en la clase.

Como la clave está en traer la práctica al aula, el abanico de las tecnologías


que utilicemos en ella dependerá inevitablemente de la materia que se trate.
Sin embargo, no debemos olvidar que nos tienen que ayudar a conseguir que:

1. Los estudiantes sean quienes lleven el peso de la clase, dirigiendo ellos


los debates y las prácticas con nuestra guía.
2. Los estudiantes se vean animados a introducir en el aula elementos
encontrados fuera de ella y de nuestros materiales, de modo que
realicen una búsqueda activa de las soluciones a los problemas que les
planteamos.
3. Los ejercicios sean lo más realistas posible. Eso no sólo les facilitará
aplicar en el futuro los conocimiento adquiridos, sino que también
aumentará el interés que tengan en ellos.
4. Favorezca el aprendizaje colaborativo entre el alumnado. Trabajos en
equipo con los papeles de cada uno bien definidos pueden ayudar a
conseguirlo.
5. Permita a los estudiantes hacerse y hacernos preguntas que vayan más
allá de lo establecido inicialmente en el currículum.
6. Hemos visto que el origen del método está en el mundo anglosajón, por
lo que no nos extrañará que se suela comentar como elemento positivo
de la clase inversa cierto ingrediente de competición sana entre los
estudiantes. En cualquier caso, puede ser una herramienta de
motivación más siempre con cuidado de que no surta el efecto contrario
sobre parte de la clase.

Podemos resumir estos seis objetivos que he destacado en la idea de que el


estudiante desarrolle su aprendizaje desde el pensamiento crítico y
enfrentándose a problemas complejos. Aún estamos descubriendo
consecuencias positivas surgidas de un plantemiento así, como las que nos
cuentan Jonathan Bergmann y Aaron Sams, que vieron un cambio radical en
las tutorías con los padres de un colegio rural donde enseñaban siguiendo
estas ideas. La pregunta pasó de ser si sus hijos eran respetuosos (silenciosos)
y atendían en clase a si aprendían lo que les estaban enseñando.

Muchas de las tecnologías de las que hablo en este blog nos podrán ayudar a
conseguir una clase inversa, pero no debemos olvidar que las tecnologías son
las herramientas, no los objetivos que perseguimos y por eso he querido
escribir esta entrada lo antes posible. No tenemos por qué seguir las ideas de
la flipped classroom ni de ninguna metodología concreta, pero sí debemos
estar atentos a lo que queremos conseguir. Las tecnologías tienen a veces esa
extraña capacidad de absorber todo el protagonismo…

¿Quieres compartir?:

APLICA EN DIEZ PASOS LA METODOLOGÍA FLIPPED


CLASSROOM
1. Programación. Elige el tema que vas a tratar y define los objetivos de
aprendizaje y las competencias que deben desarrollar tus alumnos. Te
recomendamos que busques una idea, un video, un recurso…que te ayude a
despertar la curiosidad de tus estudiantes desde el principio y los motive a aprender.
Procura planificar bien las sesiones, y piensa qué tareas llevarán a cabo los alumnos
antes, durante y después de las clases.
2. Preparación de materiales. Prepara los materiales que servirán a los alumnos
para familiarizarse con los principales conceptos del tema. Puedes elaborar tus
propios contenidos, como una videolección o una presentación, o seleccionar
distintos materiales y recursos para que los estudiantes revisen los principales
conocimientos del tema desde casa. Además, elabora un test para comprobar si han
visualizado, leído y comprendido los materiales.
3. Visualización y lectura de materiales en casa. Envía a tus alumnos los materiales
didácticos que has seleccionado y elaborado, y encárgales que se preparen el tema
en casa. Pídeles que completen el cuestionario de control y que anoten y compartan
contigo todas sus dudas
4. Diseño de las sesiones de clase. Planifica las sesiones y prepara los materiales en
función de las dudas de los alumnos. Desarrolla y selecciona actividades
individuales y grupales de distintos niveles para atender la diversidad de la clase; y
actividades colaborativas que exijan a los alumnos un aprendizaje activo.
5. Resolución de dudas. Dedica los primeros minutos de clase a repasar el
cuestionario enviado a los alumnos y despejar sus dudas. Utiliza distintos materiales
para favorecer la comprensión de los conceptos y fomenta la participación en el aula.
6. Actividades de consolidación. Consolida los conceptos adquiridos mediante la
realización de actividades. Puedes destinar a cada alumno o grupos de alumnos
distintos ejercicios en función de sus necesidades.
7. Trabajo colaborativo. Dedica una o varias sesiones al trabajo colaborativo, y
reta a tus alumnos a resolver un problema, elaborar un proyecto, aprender a través
de la experimentación, participar en un debate o realizar una investigación.
8. Aprendizaje fuera del aula. Anima a tus alumnos a trabajar en equipo más allá
de las paredes del aula a través de entornos colaborativos. Tú puedes orientarles y
supervisar su organización y evolución.
9. Revisión y repaso. Revisa el trabajo realizado por los alumnos y compártelo con
toda la clase. Anímales a explicar lo que han aprendido y cuál ha sido su experiencia.
Después, dedica unos minutos a resolver las dudas que puedan quedar.
10. Evaluación y autoevaluación. Evalúa el trabajo de los alumnos mediante una
rúbrica donde figuren los objetivos cognitivos y competenciales definidos al principio.
Puedes compartirla con ellos y animarles a que se autoevalúen, y evalúen a sus
compañeros. Les ayudará a desarrollar su espíritu de autocrítica y reflexionar sobre
sus fallos o errores.

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