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CAPÍTULO 4

Fronteras, bordes, límites


Patricia Ulanosky

introducción

Para algunos analistas son inclasificables. Para otros, conforman la


mayor parte de la demanda clínica actual. Esto presupone que el buen
neurótico, aquel que se debate en el conflicto psíquico entre el deseo y
la prohibición, cedió parte de su protagonismo a los trastornos narcisis-
tas. Dentro de ellos a las patologías fronterizas.
Si esto es así ¿qué incidencia imprimieron, para su emergencia, los
cambios culturales y sociales de las últimas décadas? Giro histórico que
generó otra modalidad de "malestar en la cultura", produciendo dese-
quilibrios subjetivos, por resquebrajamientos de referencias, modelos e
ideales 1 .
Que se los nomine "patologías actu'!les" no especifica que no hayan
existido desde siempre2 • Significa que las coyunturas políticas, sociales,
económicas y culturales pudieron coadyuvar en quiebres de previos
narcisismos lábiles.

1. "Las transformaciones producidas en la cultura son consustanciales con las alteraciones


en la subjetividad. La pregunta que surge es si ese cambío produce un nuevo sujeto que
reformula la clínica y, con ella, el aparato conceptual en que se basa su o, por
el contrario, sí l~ clínica muestra a un mismo sujeto invariante. Dilucidar esta cuestión es
fundamental para entender no sólo al analizando sino el ser y el hacer del analista."
(Ulanosky, 2003)
2. En 1884, Hughes designa el término úorderline por primera vez, llamaba así a los estados
úorderline de la locura, "personas que pasaron toda su vida de uno u otro lado de la línea".
H. Claude hablaba de ez4uizomanías, F. Alexander (1927) los denorninó "carácter
neurótico". Stern (1938J por primera vez forma.liza el término Bordcrline para referirse a
pacientes que presentaban una "hemorragia mental" definida como intolerancia al dolor
psíquico, H. Deutche (1942) se ocupó de las personalidades "como si", entre otros.
7 L • t"'atnc1a u1anosKy

La realidad, a mi juicio, provoca rupturas o desorganiza sólo cuando En este capítulo me centraré en el estudio clínico de las patologías lí-
encuentra un terreno fértil. Es decir, un yo con grietas profundas y fallas mites o fronterizas" Presentaré un caso a modo de ejemplo, para acom-
en su constitución que le impiden defenderse y hacer frenteeSatisfacto- pañar el desarrollo teórico.
riamente a los vasallajes a los que está sometido; (ello, realidad externa,
superyó) (Freud, 1923).
Esta hipótesis no desconoce que la realidad avasalla en algunos mo- Las patologías fronterizas
mentos históricos provocando confusión, depresiones y angustias in-
tensas. Asimismo, la asunción de la alteridad (yo-no yo), la diferencia se- Se los denomina "frc:nterizos, borders, límites", aludiendo tanto a su
xual y entre la vida y la muerte (los tres límites fundamentales) ningún organización psíquica como a las fronteras de la analizabilidad con las
los alcanza completamente ni de una vez y para siempre. Sin em- que nos topamos y hasta las cuales ellos acceden.
bargo, un narcisismo aceptablemente configurado, con una matüz base Son sujetos que acarrean un enorme sufrimiento por sentirse incon-
de identificc1ciones que le den soporte, tiene la plasticidad y los recursos sistentes, con poco valor, con dudas acerca de su propia existencia e
necesarios para reconstituirse; se desequilibra produciendo síntomas, identidad.
pero sin desorganizarse. Desde su infancia han sido privados de un espejo, de una mirada y de
Los analistas hoy, prestamos atención a las vicisitudes narcisistas de un discurso que les devolviera una imagen cohesiva y deseada de sí mis-
la existencia, de la identidad y de la autoestima, además de los avatares mos cori la, c:.:ual identificarse, reconocerse y quererse; como correlato se
del deseo. No sólo en los pacientes que presentan patologías "yoicas" si- -han visto ~n la necesidad de sobrevivir y para ello han convocado a sus
no también en las desestabilizaciones n<ircisistas de los neuróticos. objetos, entre eUos al analista, anhelando hallar una prótesis de sí mis-
mos, incondicionalidad, sostén, y un aparato para pensarse.
Frcud, desde los inicios del dedicó gran parte de su in- La sensación de vacío, las depresiones, los desbordes afectivos, las
vestigación al estudio de las neurosis. Puso especial énfasis en el conflicto · impulsiones, la intolerancia, no los definen sino que están enraizados en
sexual y la angustia de castración, siendo el Edipo su nuclear. Al- las fallas primarias de su constitución psíquica. La dependencia a un ob-
gunos desarrollos freudianos 3, la mira y teorizaron las Pato- jeto i:fs vivída por ellos corno una herida contra su integridad narcisista.
logías del yo y sus angustias de desintegración, teniendo al Narcisismo co- Muchas veces desertan del análisis porque prefieren abandonar antes de
mo su nudo central. Es en la articulación de ambos que cada se sentirse abandonados.
irá organizando. Las patologías de borde nos implican en cada tratamiento convocan-
Esto implica que CC\da sujeto q11e nos consulta es portador de una or- do no solo nuestro saber, nuestra imaginación, intuición y empatía sino
ganización productora de síntomas en que también nuestro funcionamiento mental.
tenemos que desentrañar. Las certezas acerca del encuadre y los preceptos técnicos que el psi-
Las fronteras ente cuadros o estructuras se desdibu- coanálisis propuso son cuestionados por la propia dinámica que exige
jan a la hora de escuchar a un paciente. Los límites no son puros. En ca- respuestas in si tu. La _e_stancia y desarrollo de cada etapa y/ o sesión del
da uno Narciso y Edipo se harán oír. proceso terapéutico transcurren en una "estable inestabilidad", como
En aquellos cuyo narcisismo ha logrado una conformación más esta- denominó Melita Schmideberg (1947) a los tratamientos de e?tos pa-
ble, el conflicto edípico tendrá más resonancia. En otros, los re<:;larnos cientes.
del "yo" tendrán prioridad. El dilema con el cual se enfrenta el analista es cómo responder ade-
Este deslizamiento teórico-clínico para algunos tratamien- cuadamentea la demanda del paciente manteniendo el encuadre y sin
tos, en el replanteo y modificación del analítico de su perturb::if el proceso terapéutico.
método y de su técnica.
Alberto (así lo llamaré), cuando consultó sufría un delirio paranoide
transitorio. Se mostró desconfiado, abrumado, físicamente desmejorado,
3. Kohul, Winirort, Auhgnicr, Gn•en. entre otros. con una mirada torva. Un par de meses atrás había sido estafado por un
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:rnpleado al mismo tiempo que se enteró de que su amante, a quien no la dificultad que encuentran en metabolízar y simbolizar las grandes
;eía desde hacia pocos meses, estaba en estado de embarazo avanzado y magnitudes de estímulo, que les provoca un efecto traumático, sino que
w tenía dudas de que era suyo. · eso conlleva, en muchos casos, el no poder hacerse responsables desus
Pese a los consejos de su padre y un psiquiatra que lo atendía, de olvi- propias acciones y las consecuencias concomitantes, que les vuelven
iarse y de desentenderse del asunto, Alberto buscaba porque sentía como un boonierang.
;¡ue toda la situación lo sobrepasaba y atacaba su capacidad de pensar. Son seres que sufren de excesos, tanto del orden interno pulsional,
Cuando entraba en ese estado, se perturbaba su de refle- como del afuera, de la realidad exterior. La manera que encuentran de
áón. Su cobraban una intensidad tal, que solo tramitarlos es por medio de descargas, en el cuerpo (amenazas o inten-
::almarla por medio de actzwción tos de suicidio, conductas autolesivas: cortarse, rasguñarse quemarse,
Estos hechos, vividos corno ansiedades para- golpearse) como actuacimies en el afuera y con los otros. He ahí gran
noides y ayudaron a que fue cediendo en la parte de su peligrosidad.
medida en que el paciente y sintién- Los fines de estas impulsiones pueden ser diversos: aliviar estados afecti-
dose amparado. vos que resultan intolerables, castigarse, expresar enojo o rabia, sentir dolor.
Describió su adolescencia como una etapa de prmniscuidad sexual, Presentan una dificultad, cuando no una imposibilidad, en traducir
drogas, y de una profunda indiscriminación. las cantidades de apremio en significaciones que adjudiquen un sentido
Tenía serios problernas con el del tiempo, no administrar- a través de metáforas y simbolizaciones.
lo. Refería ataques de y violencia momentáneos (fuera de se- Son sujetos que han tenido fallas primarias en la constitución de su
sión) que funcionaban como de lo cual se tranquiliza~a. psiquismo por defecto, de lo que no se inscribió, o por exceso, de lo que
no pudo tramitarse adecuadamente, en quienes el proceso secundario
Pese a que su alocución era coherente, en las primeras entrevistas ex- de pensamiento se ve interferido por el funcionamiento primario.
perimenté un temor físico, como si "algo" amenazante sobrevolara sin
que se asociara a ningún contenido explícito de su discurso. Esta sensa- En ocasiones Alberto tenía reacciones crnocionales exageradas, escenas
ción desapareció a medida que fui conociendo su manera particular de de tipo histérico, reacciones alcohol o droga, o busca-
dirigirse. ba descargas sexuales perentorias para librarse de la sensación de desbor-
Este elemento, entre otros, me fue de utilidad para guiarme en un de o de vacío emocional.
"posible" diagnóstico 4 , ya que es frecuente que estos pacientes hagan
uso del discurso como acto, sin tener conciencia de ello. Que el fin sea Cuando la angustia es demasiado intensa inunda al psiquismo impo-
provocar sensaciones en el analista, para que sienta Jo que no pueden tentizando y paralizando su capacidad de discernir. La distancia óptima
sentir o representar, más que el propósito de comunicar contenidos ya que se requiere para poner en práctica el juicio de atribución, que les
que lo que se pone en juego en la sesión ocurre "entre dos objetos más permita evaluar y contrastar, así como la tolerancia a la espera y la de-
que entre dos personas" (Green, 1972). Más adelante volveré sobre este mora en dar una respuesta, desaparecen; las impulsiones y la descarga
punto. inmediata sustituyen al de decisión.
He encontrado en varios pacientes, como en Alberto, que la realidad El descontrol impulsivo suele ser crónico, repetitivo y con gran po-
los excede, los desorganiza y les provoca intensas angustias, no sólo por tencial autoagresívo: físico psíquico. Generalmente es vivido corno
egosintónico durante el episodio mismo, ya sea el alcoholismo, la droga-
dicción, la bulimia, la sexualidad o el pero puede convertirse
4. Elaborar un "posible" influye en mí, para adecuar la cualidad de mis
en egodistónico una vez finalízado, al confrontarse con las consecnen-
intervenciones y la técnica, en particular, a utilizar. Asimismo me guía en la construcción, cias, pudiendo provocar sentimientos de enojo, y vergüenza. Este
siempre abierta y dinámica, de objelírns y de un proyecto terupéutico. No apunta a era el caso de Alberto, no podía controlarse, de un estado de in-
clasificar estructuras µsicoµatolGgicas ní a una búsqueda de certezas, ya que la discriminación y omnipotencia a sentirse como un chico sorprendido
comµJejidad de catla sujeto no lo permite.
con temor a ser abandonado.
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~a organizacic)_n_psíquica de un sujeto humano va a depender de la


Si bien la situación que atravesaba era difícil objetivamente, su reac-
ma~era p_a,rticular en que fue narcisizfü:io y subjetivado. Incluye tanto 1~
ción era descontrolada. Le disparó las ansiedades más arcaicas.
g!at1ficac10n de los primeros sentimientos de omnipotencia e incondi-
Que Ja magnitud de un apremio sea demasiado intensa no depende
c,io~ali~ad del objeto como de su frustración progresiva, es decir, de los
del valor absoluto del mismo, sino de las fallas en los mecanismos de
limites in:~uestos por el objeto cuando cumple con su aceión específica
metabolización: proceso secundario, una matriz identificatoria deba-
Y_su fun~10n ayudando al tránsito de reconocimiento y aceptación de la
se y la internalización de vínculos objetales sostenedores que los pro-
diferencia y~-no yo, de la alteridad, de la diferencia sexual, de la espera,
tejan de la desorganización. Se defienden de un temor a la fragmenta-
que no requiera ser desestiJ]lq9.a, ni desmentida ni negada.
ción del yo. En la primera infancia, es la madre encargada de dar sentido al
Uanto y a los gestos de su bebé5 así como también de cumplir con la fun-
Su casamiento tuvo por intento el de ordenarse. El uínculo con su mu-
ci.~n para-estímulos (internos y externos) que los dosifique y ayude a su
jer era no sabía moverse ni hacer nada si no ~st~ba bajo su tu-
h1JO a metabolizarlos y significar según las posibilidades de maduración
tela. le llevaba la era s11 enfermera, le admmzstraba sus me-
de su yo, hasta que éste pueda cumplirla por sí mismo.
dicamentos, se de su ropa, de todas sus necesidades, del dinero
Es en la decodificación de los signos de su bebé y en la codificación
que traía al hogar ya que él bien podía malgastarlo o dilapidarlo pues se
(~esde hábitos hasta !mágenes y discursos de sí, de las cuales depende-
sentía para ra parte de la autoestima del niño) que se irán generando y entramando
Su era absoluta al mismo tiempo que los otros, sus obje-
s~g~ificaciones y sentido con las cuales se identificará el niño en un prin-
por él como prolongaciones suyas. Exigía incondi-
mbioso cuando no a sus necesidades y c1p10, para luego en su desarrollo poder evaluarlas, cuestionarlas y en-
contrar las oropias .
deseos en "su" y forma. Era .muy demandante y entraba ocasional-
. E~ los pa~ientes con estas organizaciones psíquicas, el yo no ha po-
mente en estados de confusión. dido mternahzar dichas funciones. Han quedado a expensas de la inten-
sidad de los estímulos sin mediación satisfactoria.
El paciente vive el objeto en función de la satisfacción de
. ~e requiere de parte de la madre de un "deseo de ser madre de ese hi-
sus necesidades. No alcanzan la constancia objeta!, es decir, la carga de
jo", de poder identificarse con su bebé en su sentfr y en sus po~ibilidades
representante psíquico constante de objeto independiente del estado de,
de aprehender los signos que recibe, de una capacidad de empatía; de
necesidad. Un rasgo que presentan es la manipulación del otro para as1
contención, de tolerancia a la frustración, a la demora, a la alteridad.
intentar dominarlo y que el objeto haga Jo que ellos necesiten. · Estas capacidades pueden fallar en madres que están sumidas e.n due-
. En la transferencia, esta modalidad se repite con diversas técnicas:
l()S de difícil elaboración.. traumatismos o fallas en su propia narcisiz~ción.
victimisITlo, conductas psicopáticas, seducción, etc. Cuando no lo lo-
El espectro es amplio. Una de ellas es la madre de un sujeto borderline.
gran pueden aparecer reacciones agresivas. . Quisiera explayarme en este punto que me parece central. En este es-
Estas situaciones ponen a prueba la tolerancia a no "c9ntra-actu(lr" Y
cenario _podemos imaginar una madre que abandona a su hijo a Ja bue-
ja plasticidad del analista no permitir ser manipulado y así poder
na de D10s o que es muy "mala" y lo ultraja, lo injuria, Jo castiga. Segura-
dirigir la cura. mente de esas madres saldrán hijos con patologías más o menos severas.
Alberto sufría severas depresiones y temores, dependía del estado de
ánimo de su mujer o de Usa, su ex amante. En ocasiones cumplía una
función de del otro" para su propia depresión. Nece- 5. "La capacidad de _captar!'/ afecto de otro precede a la adquisición del lenguaje y el niíio
sitaba sentir entero y disponible al objeto para calmarse. Se sentía muy no puede smo reaccwnar ante la ui!'encia de su madre, mientras que la capacidad
ante la posibilidad de toniar alguna decisión solo. Necesitaba de la madre de captar las emociones dP s11 hijo y de responder a las mismas, depende de s11
constantemente srntirse por el otro. En algunas oportllnidades desee~ de ctar un sentldo a sus gritos y a sus gestos. FuPm de lo que rcprrsenta para s11 madre,

parecfa una hoja al uiento; de dirección de acuerdo a las opi- el nmo no tzene<Jxistencia psíquica posible:fuente de uida para su hijo, fa madre es
su aparato para pensar."(McDougalI. J 982)
niones que rncon traba en el camino.
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Pero sin llegar tan hay rnadres que están presentes en cuerpo que él estaba uiuiendo sino por lo que le pasar a él. La idea de uiuir so-
pero ausentes en alma, que se conectan formalmente con sus hijos, col- lo lo lo torturaba. No el eslado de soledad.
mando sus necesidades básicas; (hambre, sueño, vestimenta) pero sin
deseo ni investimiento libidinal por ese hijo, o están muy preocupadas y La tolerancia a la
ocupadas en satisfacer sus propias necesidades narcisistas; no tienen cott, 1975), el nifío las va adquiriendo
mirada más que para sí mismas y sus hijos pueden ser vividos como po- que una internalización adecuada
tenciales a quienes tienen que neutralizar o marginar. res. Cuando este proceso se ve
Es en esos casos también que la cornunicación preverbal; la quiladora y se sienten desesperar (no esperar, ni tener
proyección de deseo y de contacto corpóreo-sensorial, la devolución de una a un registro de la necesidad que debe ser satisfecha peren-
1nirada que confirme su existencia y su valor y el discurso de toriamente. En caso la y ansiedad se intensifican.
base necesario para que el niño vaya conformando su identi-
( todo ello imprescindible para la estructuración de su narcisismo), fa- La intolerancia a.estar solos convoca al de a la voz o a
lla o está ausente. Lo cual, incidirá y afectará en la organización psíquica la presencia física del otro, cuando esto no es posible suelen suplantarlo
del niño, en sus sentimientos de existencia, de identidad y de estima de sí. por la droga, el el el alimento eu un
Las consecuencias aparejadas en el niño serán la desconfianza de sí El sexo en esla dimensión es mó.s un intento de y de
mismo, la necesidad permanente de confirmación y aprobación del aferramiento que de un deseo.
otro, la incerlidurnbre acerca del propio sentimiento de existencia (des-
personalización), una baja autovaloración, duelos de difícil re:>rolución y Cuando Alberto entraba en una crisis de me llamaba. Oir mi
angustias de fragmentación, fusión y abandono. voz lo y
Este proceso se va a articular con la manera particular en que se in-
cluye el tercero. La presencia-ausencia real del padre y en el cumpli- Al principio de su tratamiento los lb.mados eran se daban
miento de su función, el deseo de la madre hacia el padre, la autoriza- en momento. En la medida en que fue sintiéndose menos dé-
ción o idealizacicín y desvalorización de su palabra, la autoridad o cediendo hasta
en la implementación de la ley, etc. Como técnica con estos pacientes en los de
De la combinatoria de estas dos líneas será la resultante ya que no es más prolongadas: (fines de semana vacaciones o en crisis de an-
lo mismo caerse al vacío que tener una red que amortigüe la caída. les propongo que me llamen si lo necesitan. El saber que pueden
Con estas reílexiones puntualizo la importancia del "otro" en la cons- hacerlo es suficiemc (la no lo lle\'an a , y :..;Jcanza para
titución del psiquismo de un sujeto. Es "en y por" la trama intersubjeti- tranquilizarse.
va que un sujeto adviene.
A partir de ahí la dialéctica intra-inter (el otro) y trans-subjetivo (los Da<lo el de relación anaclítica o de apoyo que
discursos e ideales de la cultura) comandará la vida de cada uno 6 . cepdón de que existir una un rechazo o
de pérdida de apoyo de un externo, incide
El dilema que alornwnta/Ja aAl/Jerto no era la preocupación por lo que le toestima y en su scnLimicnlo de existencia.
pasar a su o qué ella sentir si se enteraba de la situación
Puede darse el caso de que se defiendan y congelen cualquier expre-
sión <le afecto ante la inminencia de una ausencia y que en el lapso en
el cual transcurre la se acluaciones del de
6. "Considero c¡ue lo cingubr, lo viucuhi.; y lo social se enhebran de modos peculiares en
una trama que entreteje lo uno y lo múltiple de modo irrepetible en. cada sujeto. No se promiscuidad sexual, droga, bulimia, como forma de vengarse del ob-
trata, pues, ni de una yuxtapu0ición indiferenciada ni de una sumatoria de tres jeto que sienten que los abandona. En la medida de que no hay una dis-
dimensiones separadas como compatimentos estancos. Sino, más bien, de una criminación con el objeto, no toman conciencia del daño que se au-
conjunción nunca au>eme de cuufücto, abierta. y heterogénea." (Sternbach, 2003) toinfligen.
En Alberto su sentimiento de existencia y de estima de si estaban com- y la devaluación cuando se frustraba, sus relaciones sociales estaban per-
turbadas asi como la dificultad para ualorar sus logros, todo ello incidía
Pese a tener un satisfactorio en su profesión} sentía que ac- en la alteración que presentaba en el sentimiento de estima de sf.
tuaba con piloto automático, no se conectaba verdaderamente corf sus
afectos, se sentía como un chico débil siempre al borde de fragmentarse. Existe a menudo en el pacienteborderline una insatisfacción perma-
Compartía la misma profesión del padre y entró a ti·abajar en su compa- nente, una frustracióJ:?- constante. Los objetivos son inalcanzables o
ñia. A la sazón, era Alberto quien estaba al frente de la misma. cuando se alcanzan, pierden valor inmediatamente.
Su interno lo contrarrestaba con una adicción al trabajo En algunos casos es común que exista una disociación entre una par-
sus padres y sus empleados organizaban su agenda, sus te operativa y adaptativa que les permite funcionar en lo laboral o pro-
fo asistían en lo que necesitaba. Aunque su organización ex- fesional, aunque generalmente acompañado de una angustia difusa y
terna era satisfartoria, uiuía todo como una exigencia que estaba a punto crónica, y otra parte de su yo que está desconectada o escindida que no
de desorganizar/o y que le excedía. ' interviene en los vínculos con el ambiente, el resultado de esta disocia-
lo acompaiió la sensación de que él no había hecho nada por ción es que no pueden integrarse y asociarse con Jo emocional y afecti-
sí que no había evaluado ni decidido su destino, la elección de la vo. Esta dificultad hace que sus logros no sean vividos como propios, si-
carrera, por que se acomodó donde le dijeron que debía estm; "el no que los minimizan o les invade una sensación de extrañeza.
discurso del otro'; y que Por otro lado, en los pacientes con esta patología, la tendencia a evi-
tar el displacer se hace más fuerte que la búsqueda de placer, constante-
Tomar conciencia de este mecanismo no significa que estuviera en mente deben luchar contra la impotencia, el desamparo y la frustración.
condiciones de modificarlo. A diferencia de un paciente neurótico, cuyo
conflicto psíquico se manifiesta en la esfera del deseo y la prohibic~ón, Y Alberto sufría por adelantado la posible pérdida de sus padres. Si bien to-
que a través del juego de la libre asociación puede develar "otro discur- davía eran jóuenes y no sufrían enfermedades, sentía que sin ellos no iba a
so" "otra escena"; el paciente borderline siente que está amenazad.a su poder sobreviuir. Lo que proyectaba en su mujer era un sentimiento similar.
exi~tencia psíquica Cuaildo hay perturbaciones en la organización yoí- transferenciafue masiva e idealizada desde el inicio. Yo, su terapeu-
ca la angustia no puede ser procesada como señal sino ~ue se_viv~ ;:orno ta, aligual que su mujer, debía solucionarle sus problemas. Éra imperati-
amenaza de aniquilación y es poco canalizable por la s1mbohzac10n. vo en esa cuestión.
Las ansiedades y angustias de separación y fragmentación que Alber-
to podía sentir por intentar un destino y un deseo propio, no le ~ermí­ Este punto se tomó delicado. Estos pacientes pueden presenta],'. el sín~
tían llevarlo a cabo, ya que en dicha angustia estaba comprometido su drome de difusión de la identidad. Scfü sujetos cuyos valores y opiniones
sentimiento de existencia. pueden il}jmetizarsc con los que los rodean. La inseguridad en sus propias
El sentimiento de sí o de continuidad de fa existencia depende pri- resoluciones como su necesidad de aprobación del otro, lo abonan.
mariamente de la articulación entre el yo corporal y el yo como instan- En la relación terapéutica las intervenciones del terapeuta pueden
cia psíquica que en estos pacientes se encuentra perturbado. Esta e~:í­ ser vividas como órdenes. La formulación de las mismas deben ser muy
sión entre lo somático y lo psíquico los protege contra la destrucCion cuidadas, atendiendo de no aseverar ya que estos pacientes son procli-
absoluta pero les impide el libre funcionamiento de la simpolización, la ves a dar un carácter de certeza al discurso del otro.
creatividad y la imaginación. Como correlato se instala el vacío.. En una ocasión, en el quinto o sexto año de su tratamiento, él afirma-
Gran parte de sus actuaciones y sus impulsiones son para pallar este ba que yo le había dicho que tomara una decisión. Tras un comentario
sentimiento. Aunque anhelan experimentar emociones genuinas no mío que apuntaba a mostrar el carácter potencial de mi intervención,
pueden tolerarlas. De ahí la inestabilidad y labilidad de sus relaciones. Alberto me dÍce:

Debido al estallido de sus afectos como a su tendencia a la actuación, "Cuide lo que me dice porque tengo el yo débil y le hago tomar las de-
así como la alternancia entre la idealización cuando se sentía gratificado cisiones que yo no tomo." ·
. 102 • Patricia Ulanosky
FRONTERAS, BORDES. LÍMITES• 103

El comien;:,o de nuestros encz.1l'ntros fueron dificultosos, llegaba a se- El equilibrio es lo más difícil. también trabajamos en el borde.
sión cinco, en tres minutos antes de la misnta.
Esta situación me llevó a considerar cual debía ser mi res- Con el los cinco minutos pasaron a
treinta, a cinco otra vez, Izas la que el vinculo anaUlico
de lo que tal vez, en voz alta, con otro paciente pa- do y aunque nunca llegó en horario ni estuvo todo el
dría poner wz limite y la cuestión de que en ese corto es puedo hoy, du varios años, que Alberto intentó
imposible sentí que Alberto hacia un cuidar su tratamiento con lo que y tenía.
uerdadero y que no podía. Por otro lado
que yo no que lo Comprender que con lo que tiene y puede un paciente
estando alíi awzque él no uiniera. tiene importancia para no forzar situaciolles. La resistencia del
kle Es!a conclusión debía devoluérse!a, trabajé en esta lí- analista puede enmascararse detrás de su en la búsqueda
nea, lo atendía ese coi/o su hasta que llega- de asociaciones y eslabones en el discurso. El modelo psicoanalítico
ba el ocasiones en las mientras subía en "asociación libre-atención flotante" no por lo menos en un
el ascensor, tocaban el limbre. El hasta mi puerta, me saludaba primer tiempo del proceso. Las interpretaciones no van dirigidas única-
y se iba.
mente a los contenidos del ello, sino directamente al yo y a
mipaciencia (en muchos mumen- un superyó que está a sus anchas frente a un yo tan débil. Nuestro tra-
tos
del tuvieron bajo es crear con las cuales el yo vaya lent;.nnente ad-
ouiriendo consistencia y pueda
1 •
A construir una historia
para ese yo, en forma conjunta.
Al instalarse rápidamente la transferencia, se activan premJ.turamen- Para estar en condiciones de emprender un desar-
te relaciones objetales y ambivalentes, aparece una proyec- ticular, desidentificar y desarmar tenernos que estar frente a un yo arma-
ción masiva Ycaótica que muestra una entre la idealización v do que tolere, a su manera, los embates pulsionales.
la devaluación. No escapa a esta la posible aparición de un~ Lo que está en juego son heridas narcisist;is de difícil cicatrización o
transferencia erótica con características perverso-polimorfas infantiles. traumas que mantienen intacto sus efectos, o representaciones que no
fueron inscriptas y el trabajo terapéutico más que en el senti-
Alberto intentaba seducírme con bromas o como una de las do de deconstruir y develar y rcfunnular un discurso, es el de ir constru-
maneras que encontraba de atacar el encuadre. Lo ponía a prueba per- yendo una relación objetal "posible" diferente, un cambio en la organi~
manentemente. La pero en momen- zación psíquica, a través y por el vínculo. De ahí la exigencia que
tos le el tener que ajustarse a los comprometen estos pacientes.
horarios de sesión. En esos momentos rne se burlaba o me con- Aunque haya resonancia inconsciente, es la tarea del an;ilista estar
la aceptación y sumisión por temor alerta a lo que el paciente le hace sentir, atento a sus afectos y sensacio-
en caso de que yo me y no seguir con el tra- nes corporales, como la de prestar su funcionamiento mental y sus pro-
tamiento. Este ciclo se ji-ecuentcmente.
pias representaciones para dar un sentido que no está.
Este es uno de los bordes con el cual nos los analistas for-
Como contrapartida, estos pacientes pueden despertar en el tera- mados en las teorías de la técnica de la neuualidad y la
peuta sentimientos contratransferenciales de enojo, impotencia, frus- abstinencia. Cada sesión convoca no sólo interpretaciones o señala~
tración y hasta sentimientos hostiles, así como sentimientos de rescate mientas sino también actos, no actuaciones, que son necesarios par::t
Y salvación que pueden provocar la sobreinvolucración del analista v la que ei proceso se desenvuelva.
ruptura del encuadre psicoterapéulico. -
En la tra11sferencia se reviven todas las modalidades de relación obje-
El análisis de la contr0tram,ferencia es un elemento de gran impor- ta] que implementan, en especial, la espera de incondicionalidad. Son pa-
tancia y se torna vital para prevenir el acting-out del terapeuta. · cientes que ponen a prueba si el continente del terapeuta puede albergar
sus contenidos y la capacidad del terapeuta de "soportar'~ en la doble En estados de confusión, la imposibilidad de comunicarse consig
acepción del término, las proyecciones masivas erótico-agresivas como mismo y con el otro, de ordenar sus ideas, hace que el discurso esté ;;
las tr<msgresiones al encuadre. · servicio de evacuar, de proyectar en el otro, y la posibilidad de elabora
El diagnóstico de estos pacientes no es simple de realizar. Salvo en los pseudos delirio,s transitorios, como fue el caso de Alberto en un comien
casos de extrema gravedad: intentos de suicidio, autoagresiones explíci- zo. Durante situaciones de grnn tensión pueden experimentar alteraé:io
tas que comprometen la autoconservación y que deben tratarse prefe- nes perceptuales y cognitivas: episodios paranoides, pensamiento mági
rentemente en un marco institucional; el paciente borderline presenta co, despersonalización o ideas de referencia. Son síntomas trnnsitorios
una sintomatología polineurótica que puede escopder_un trastorno nar~ en general remiten cuando entran en contacto con un objeto que sien
cisista complejo. ten como protector.
Esta fachada neurótica es la que puec!e desorientarnos y hacernos in- Pese a presentar síntomas neuróticos, las defensas que utilizan so
sistir en una técnica y un encuadre inadecuado cuando no iatrogénico. más primarias. La escisión es el de defensa prínceps. De es
ta manera al tener qisociadas las representaciones antagónicas se prote
Si bien nunca expresó uerbalmente ninguna intención de suicidarse, ·gen de tomar contacto con aquellas que resultan intolerables, por la an
por las casi yo cerraba la uentana de mi consul- gustia que pudiera provocarles, por ejemplo; proyectándolas en el otrc
torio cuando llegaba la hora de su sesión. afuera. La idealización, como otro mecanismo defensivo, es la tendcnci
a ver los objetos totalmente buenos para protegerse de los malos sin em
No tengo ninguna explicación racional de por qué lo hacía, pero "al- bargo no hay real estima del objeto sino necesidad de su protección.
go", como explicité al comienzo de este trabajo, me llevaba a tomar pre- La fusión con un objeto ideal desvanece los límites yoicos, como ocu
cauciones que no suelo tomar con otros pacientes. en la transferencia, dando lugar a transferencias masivas y exigente1
Ese "algo" que se manifiesta en un campo no representacional, no Estos pacientes alternan entre una relación que refleja su aferra
es una transmisión que hace el paciente al analista. miento y sus exigencias a un objeto idealizado, con lo cual varían entr
Esas son sensaciones a las que debemos estar atentos y que difíciL un sentimiento de indefensión y de omnipotencia. un plano profun
mente encontremos asociaciones en el paciente, juntos tendremos que do, la persona idealizada es tratada de forma posesiVa como prolühga
ir construyendo y adjudicando un sentido. d5n desí mismo:
Respecto a los síntomas neuróticos, pueden presentar fobias diversas,
especialmente aquellas que refieren al cuerpo y a la percepción del sujeto A los pocos meses de comenzar su tratamiento, err;r de tal intensidad l
por el otro (fobia de Ja mirada, de hablar en público), la relación con el ob- angustia y el ahogo de Alberto por mantener la disociación, a traués des
jeto está sometida a la regulación con la distancia a través de mecanismos secreto, que le pregunté si valía la pena tanto sufrimiento. Si no seria mE
agora y claustrofóbicos que los pueden invalidar socialmente. jor blanquear la situación ante su mujer y aliviar así la tensión que le i~
Asimismo síntomas obsesivo-compulsivos que tienden a racionali- pedía vivir. Esta intervención apuntaba a pudiera descomprimirlo
zar y se vuelven sintónicos con el yo. Las conversiones, carentes de bajara sus fantasías persecutorias que eran aterradoras. Así lo hizo, s
erotización y fantasmatización, en oportunidades, están asociadas a mujer aceptó la situación y pudo criar a sus dos hijos.
situaciones de agresión y manipulación. Los temores hipocondríacos El tratamiento de Alberto se dio en tres tiempos. Después de tres aflc
toman la forma de preocupación invasora con respecto a la salud físi- se sentía más y empezó decidió que mis honoraric
ca y I o psíquica. eran altos (los podía pagar sin dificultad) y que iba a seguir un tratamier
to con un terapeuta de su obra social. Al cabo de un año, me llanió par
En Alberto era notable. Cuando e11traba en crisis temía uolverse loco. agradecerme por haberlo ayudado, por haberle dicho la verdad a su m1
jer, haciendo hincapié en que yo había sido la única persona que le lwbi
Estas organizaciones psíquicas ~e diferencian de las psicosis en que aconsejado a hacerlo. Me pareció que me agradecía por haberl'O ayudaa
no está comprometido el juicio de realidad ni inventan una 1~11gua per- a integrarse a la vez que volvía a mí por sentirse protegido. Asf comenzó l
sonal como es la del delirio.- · segunda etapa.

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En ambos y la alternancia de idealizaciones cosas ueuas. Eslaba en condiciones de a resignifi-


se hicieron presentes. Afuera tenia di- car su historia y así lo !zicimos. Se asombraba de no sentir lallla necesidad
rnciada por wz la idealización de su mujer, (la des- del otro y con la de separarse de su
c;rihía cuma una "santa" que pese a sus locuras le aceptaba todo, lo cuida- que también la separación de sus Deseaba por
ba, lo bancaba) y por otro, el objeto persecutorio estaba en su ex uiuir solo.
élmante con quien tenía una relación pasional, no sexual. En ella descar-
sus su uiolcncia uerhal y en alguna hasta Quisiera que en esta tercera etapa mis scntimienlos con-
física. Crmsídenilw a ambas como prolongaciones suyas que de- tratransferenciales tuvieron una cualidad diferente. Ya no sentía la nece-
bían estar a hacer lo que él en el momento que se le ocu- sidad de cerrar la ven lana, "no lo llevaba a casa de sesión" ni me
rriera. Afantenía un uínculo indiscrirninado con las dos. Lo que cabe su- quedaba preocupada por lo que pasarle. Mantenía sus rasgos
voner que ellas también lo tenían con él. Se hacía cargo economicamcnte y pero el humor.
ie las dos casas, y consideraba que podía entrar y salir de ambas cuando lo que le pasaba y de
)e le No había Las dos mu- reírse de sí rnismo cuando yo le mostraba o
la situación. No poner reparos, él lograba mani- nes, como un pícaro se siente embocado.
con actos (con su ex) o siendo ufctima, es/ando enfer-
1no (con las dos). Hubo momentos de mucho desorden y La el encuentro con el "otro" y con los sucesivos
Aíberto era cariFwso con sus hijos y sentía uerdadera preocupación otros, induce al aparato a un de vincular.
más que por ellos. Sin tenía una tendencia a Cada encuentro corl\'oca modelos relacionales a la vez
los rules y los obligoha n y a hacer el esfuerzo de que una transformación
ier que su y necesitaba de ellos. Sus hijos cuenlro con el desde esta generar una mo-
sin que él midiera las consecuen- dalidad vincular inédit1 y no sólo reediciones transferenciales. En Alber-
cierto rnanejo de la donde parecía to se produjeron can1bius psíquicos (a lo largo de su tratamiento y de su
si sus hijos o él. vida) que posibilitaron el comienzo de un de cualitati-
vamente diferente, en el último tramo.
Hubo muchas situaciones, en especial cuando aparecía este material Tener medianamente claro la función no significa que
2n la sesión, en que mis inlervencioncs eran directas en lo real y directi- sea una labor fácil. Todo lo contrario, estos nos ponen perma-
vas. Apuntaban a que discriminara y a mostrarle lo que podía y lo que no nentemente a prueba, nos intiman en cuanto en cuanto exis-
debía hacer frente y con sus para que pudiera protegerlos. tencia, sin embargo en su tendencia a la indiscriminación nos contra-
El tratamiento estuvo dirigido fundamentalmente a que pudiera dis- rrestan cuando intentarnos interpretar.
criminar, aceptar la alteridad, a que incrementara la tolerancia a la frus-
tración, a integrar sus partes escindidas. Después de otros tres años vol- y desestimar mis interuenciones y
vió a abandonar ¿Sería demasiado? al mismo

Cinco aFí.os volvió a llamarme durante unu crisis de Son pacientes que anhelan,fusionarse con el otro, crean una depen-
'.jUe sentía qur> lo desbordaba pero ya no lo Los objetos esta- dencla intensa y ficticia, en la medida en que no hay una
bmz invertidos. id1?a/izaha a su ex wnante y devaluaba a su y Una estima real por el otro, y al mismo temen
oresentó una mayor para tolerar la dos. Sus temores oscilan entre ser abandonado~ y ser tragados, sus an-
[as dos a esa altura emn ni san las ni En la medida en que su yo es- gustias alternan entre la separación y la intrusión.
taba más integrado, más decir cosas que nunca había men- Esto hace que la medida de nuestra-interverición debe equilibrarse.
c:ionado antes. Que se aburría co11 su que se sentía uacío, que traba- Si interpretamos demasiado rápido e intentamos llenar el
iaba diez horas por dia pam no Expresaba deseos de mos ser confundidos con la intrusión del malo. Si quedamos por
l 08 • Patricia Ulanosky

demás en silencio, repetimos la inaccesibilidad del objeto anhelado y tranquWcé... a veces llamo diez veces seguidas a su casa solo para escu-.
char su voz en el contestador, cuando oigo su voz me calmo ... en el sue-
· E1anhelo de fusión promueve la indiscriminación con el otro y es iio ... el auto era antiguo, uno de esos con ruedas finitas, y había una más-
uno de los motivos por lo que les cuesta aceptar los. límites que impone e cara tirada en la calle, una de esas máscaras gruesas de goma que se usa.Ti.
el encuadre. En la transferencia marcado el intento por transgredirlo,. en carnaual para disfrazarse ... esas que los ojos y la boca son agujeros ua-
tanto el horario como los marcan un corte en esa relación cios ... estaba aplastada, vacía y cuando el auto la pisó, de la máscara sa-
dual que establecen y que necesitan perpetuar. Es la presencia del terce- lió como un aullido ... decía ... auxiiiliooo ... socorro ...
ro que quieren o necesitan desestimar.

Consideraciones finales
Dos viñetas clínicas
La semiülogía de los pacientes borderline puede variar en cada caso.
Analía Sin embargo, lo que comparten son sus modalidades defensivas así co-
mo sus angustias y terrores de desinte15ración .
"Siento ira. Estoy llena de ira. Por eso me la meto para adentro, me la . ~ubo una f~a en la orga~i~ación temprana de su psiquismo que im-
morfo. Como los atracones. No puedo ordenarme, no tengo control sobre p1d10 o perturbo el establenm1ento de identificaciones que dieran cer-
nada. Ahora me peleo con todos, soy ... estoy intolerante. No quiero pensar, teza y continuidad a su existencia y a su autovaloración.
yo no quiero conectarme con mis sentimientos. Si lo hago no puedo con- El dolor psíql!ico que supone enfrentarse a la soledad para estos su-
trolarlo, me superan, me me sobrepasan. jetos es inmenso, se les hace insoportable y los objetos, incluyo al ana-
No sé ser madre ... Mi mamá era un desastre, lo cuenta como una gra- lista en la transferencia, funcionan como prótesis salvadoras.· Lo que el
cia, y yo me lleno de bronca, siempre dice que a nosotros nos criaba la mu- tratamiento debería proveer durante el proceso es, a través de Ja conti-
cama, cuando nacíamos nos entregaba, ella se rajaba, no se ocupaba de nuidad del mismo, representaciones psíquicas que vayan reorganizando
nada ... Cuando era chica salíamos a la noche con mis amigas y ellas de- ese psiquismo fallido.
cían que tenían que volver a las dos porque los les ponían esa con- ~ta es una tarea nada sencilla, ya que en la mayoría de los casos, los
dición, yo miraba y decía que sí, qu.e a mi también, pero no era cierto, a mí pacientes desertan cuancfo se sienten más armados, más fuertes o me-
nunca me decían nada ni me esperaban ... Mi casa se me cae, es un desas- nos débiles y repiten con el analista la superficialidad y la labilidad de
tre pero no me ocupar de nada. Está todo sucio, roto, mi marido me sus vínculos y l<:t poca consistencia en la continuidad de sus objetivos.
dice qu.e soy igual que mi yo no lo había pero es así, me Lo que sostiene en principio el tratamiento de estos pacientes es la
muao ... No puedo jugm~ me agarra ansiedad, prefiero ponerles un video presencia del terapeuta-objeto como f0r111a crear una nueva modali-
(a los es más fácil. " dad vincular, que permita lograr una mayor confianza en el otro y en sí
111i.~mo. Es un juego de contenidos y continentes. El analista presta.o.re-
Paula gala, (sería más apropiado decir), representaciones-contenido al mismo
_tiempo qu~e Qfrece 1:1!1 Jugar-continente donde alb~rgarlas~ .~.
" ... me miró y me llamó por mi dijo: 'Paula; y yo me sorpren- Los vínculos interpersonªJes son inestables porque están al servicio
dí, no creer que me mirara a mí, que podía verme, yo sentía qu.e era de paliar necesidades, y no de satisfacer deseos. Son objetos dela necesi-
invisible, que no tenía cara, me pregunté: ¿a quién mira? ¿Cómo puede d<J.d, de ahí su carác.ter perentorio y S1.J.perficial. El objeto deb.e calmar,
verme? ... ayer estaba sola y me trepaba por las paredes, no me bancaba, s2stener, y ser ..incondicional. Esto mismo se espera del analista. ···
estaba m.uy necesitaba uerlo, es sólo uerlo ... tenía trabajo acá en S()npaci~i:ites qi:e promueven una gran exigencia por su tendencia a
el centro, pero no podía, yo me decía pará, pará, pero n.o podía, era más la actuación, tanto en el discurso como en el acto, así como también por
fuerte que yo ... agarré Pi auto. me metí en la panamericana, iba como a los mecanismos de defensa que utilizan que son primitivos: La es-
140 y llegué a Benauidez, sólo quería verlo ... cuando lo vi, recién ahí me cisióny evacuación en el otro de lo expulsado, la cu anclo se
1 1O • Patricia Ulanosky FRONTERAS. BORDES, LÍMITES• 111

sienten gratificados, y su contrapartida, la dcualuación cu.ando se sien- GABBARD, G. O. (2000) Psychodynamic Washington, American Psychia-
ten frustrados, l3 negación, las identificaciones trie Press.
El diálogo terapéutico puede ser vivido por el analista como vacío de GUNDERSON, J. G. (2001) Burderline Disorde1: A Clinical Cuide. Was-
contenido al no asociarse con lo emocional del paciente. Es ahí que el hington, American Psychiatric Press.
analista debe enfocar en sus propios afectos y emociones que le darán la GREEN, A. (1972) "El analista, la simbolización y la ausencia en el encuadre ana-
pista de las emociones de su paciente. La labor es que el paciente pueda lítico". En: Revista de vol. XXII, nº 1, 1975.
reintroyectar lo que depositó en su terapeuta. KERNBERG, O. F. (1998) Trastornos Graues de la México, El Manual
· Como contrapartida de una transferencia masiva y caótica, se pre- Moderno.
sentan intensos sentimienlos conlratransferenciaJes que van desde el - (1975) Desórdenes fronterizos y narcisisnw México, Paidós
enojo, la impotencia o la frustración hasta sentimientos salvadores. Son McDOUGALL, J. (1982) "Comunicación primitiva y contratransferencia". En: Alega-
pacientes que provocan y porque permanentemente están to por cierta mzomwlidad, Barcelona, Petrel.
atentos a los vaiuenes y a las reacciones del objeto. ScHMIDEBERG, M. (1947) "The treatment of Psycopaths and Borderline Patients"
Las anguslias que sienten son directamente proporcionales a lama- Ama]. Psychother. Vol. l.
nera en que viven al objeto: u abandonan te. An.helan la fusión STERNBACH, S. (2003) "En los bordes, clínica actual y tramas vinculares". En: Ler-
pero temen ser tragados. Cuando consiguen tomar distancia temen a la ner, H. (comp.) PsiL:uanálisis: Buenos Aires, Del Zor-
separación. zal.
Detrás de las defensas contra un objeto intrusivo se esconde la de- ULANOSKY, P. (2003) "Práctica psicoanalítica. Presunción de una paradoja". En:
manda de que el analista hable por él y se funda .en éL ,,,, Lerner, H. (comp.) Psicuanálisis: cambios y Buenos Aires; Del
El hecho de comprender el funcionamiento psíquico de estos pa- Zorzal.
cientes, de entender el sentido de su búsqueda, de identificarnos con su Vv'INICOTT, D. (1975) El proceso de maduración en el ni1!0. Estudios para una teo-
sufrimiento no quiere decir que sean aptos para el proceso analítico. ría del desarrollo emocional. Barcelona, Psiquiatría/Papel451/Laía, 1979.
Nuestro "saber" no nos inmuniza de sentir afectos contradictorios y
en momentos francamente hostiles. Son pacientes muy movilizantes, lo
cual implica que debemos estar dispuestos a emprender un compromi-
so afectivo intenso.
Es nuestra ética como analistas la que debe primar a la hora de acep-
tar atender a uno de eslos para no repetir en su historia, por
lo menos aquí con nosotros, otro posible fracaso.

Bibliografía

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