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EL VIAJE SECRETO

CAPÍTULO 1

LA TABLILLA DE ARCILLA

Un día Colin, Mary y Dickon estaban conversando en el jardín, que ya había


dejado de ser secreto, en una cálida tarde de otoño. Durante el verano los niños se
convirtieron en muy buenos amigos, pasaban todo el día juntos, haciendo excursiones
en el páramo y descansando en su jardín-guarida luego de agotadoras caminatas. Esa
tarde estaban sentados bajo un pórtico de piedra que tenía esculpidas algunas figuras
de animales salvajes que, hasta ese momento, no habían llamado la atención de los
niños. Durante un momento de silencio se quedaron mirando los animales, coincidiendo
todas las miradas en un águila que se encontraba con las alas extendidas sobrevolando
encima de los otros animales.

Dickon, en su gran aprecio por los animales, se quedó admirado tan magnífica
obra y acercándose para tocar con sus dedos las figuras de los animales, cuando se
dio cuenta que uno de los bloques de piedra estaba suelto. Él lo empujó hacia dentro,
desplazándose de tal manera que pudo ver un agujero, un hueco en la piedra del lado.
Allí metió su mano y encontró una tablilla de arcilla.
Todos los niños estaban con la boca abierta ante el descubrimiento. Dickon se
sentó con la tablilla en sus manos y los otros niños lo siguieron, dándose cuenta que
había una escritura sobre la tablilla, que decía:

“En donde germina la vida


desde la roca,
pasaba volando
el águila amiga…”

Los niños se frotaron los ojos y se pellizcaron para saber si estaban soñando o
no, porque comenzaron a pensar que estaban frente a un misterio que debía ser
resuelto, como en los libros de Colin. Más abajo continuaban las palabras:

“No acepta regalos,


ni obsequios mezquinos
solo al corazón sincero
ella muestra el camino".

Colin y los demás se pusieron de pie de un brinco, felices de haber hallado algo
que parecía ser una nueva aventura. Caminaron juntos rumbo a la mansión tratando de
entender aquellas palabras que releían una y otra vez.

Llegando a la habitación de Colin se pusieron a buscar en sus libros, alguna


historia que les diera una pista sobre esta escritura que parecía sacada de una vieja
leyenda, mientras los animalitos de Dickon jugaban a pillarse sobre la lujosa alfombra
persa.
De pronto Mary se puso a mirar el cuadro de pintura de la madre de Colin y se dio
cuenta que la mujer tenía en su mano la misma tablilla que habían encontrado.

¡Miren amigos! – señaló apuntando el cuadro. – Es la tablilla.

La mano de la mujer sostenía la tablilla de tal forma que solo se podía ver solo
una pequeña parte y el resto quedaba detrás del vestido. Colin, que siempre había
mirado el cuadro de su madre, nunca se había dado cuenta de ese detalle, tal vez
porque siempre lo había observado con rabia y tristeza en su corazón.

- ¿Es posible que mi madre haya escrito este enigma y ocultado la tablilla en su jardín?
– dijo Colin pensando en voz alta.

- Tal vez ella quiso guardar algún secreto y dejó esta pista para que tú algún día la
encontraras. – añadió Dickon.

- Si es así, echemos un vistazo en el diario de vida de mi mamá – agregó Colin. - Nunca


ante lo había querido leer por miedo a encontrar algo que hablara sobre mi horrible
joroba.

El diario de vida de su madre era uno más de los libros que tenía en su estante y
tomándolo comenzó a hojearlo, encontrándose con algunas flores disecadas entre sus
páginas, flores del jardín secreto. Solo en la última página del diario encontraron al fin
una pista de lo que era la tablilla.

“Querido hijo: En mi hermoso jardín hay un secreto, una manera de buscar la más
preciosa de las semillas que da origen al árbol de los sueños… Es en otoño que debes
seguir el camino de los árboles dorados hacia las colinas”

Los niños tenían una gran sonrisa en sus caras, nunca habían oído hablar sobre
un árbol de los sueños. Tenían que encontrarlo y para eso la tablilla les daba la primera
pista. Colin era el más feliz de los tres puesto que su madre le había dejado una nota
especialmente para él.

Acordaron juntarse nuevamente al día siguiente para hacer los preparativos de un


viaje que no sabían con seguridad cuanto tiempo les tomaría. Colin pediría a los
sirvientes mucha comida y mochilas para guardarla, pero necesitarían también el
permiso de su padre para ir al bosque a buscar el camino de los árboles dorados.

CAPÍTULO 2

ENTRANDO EN EL BOSQUE
CAPÍTULO 3

EL ARBOL Y EL AGUILA
CAPÍTULO 4

LA SEMILLA

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