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INTRODUCCIÓN.
En el tema que a continuación se desarrolla se hace referencia al desarrollo
cognitivo, que se define como una capacidad que permite al alumnado conocer, descubrir
y comprender la realidad. Dicho proceso debe ser fruto de una construcción activa por
parte del alumnado, en la que vaya integrando elementos del medio en sus esquemas
mentales, a la vez que va creando nuevas estructuras. Se da en un contexto determinado
y con la mediación de las personas adultas.
La EI tiene como finalidad conseguir el desarrollo pleno del alumnado, por lo que
se ofrecen experiencias encaminadas a la estimulación y formación de conceptos.
Además, el currículo (D.428/08), basándose en fuentes psicológicas de distintos autores,
habla de fundamentos sobre cómo construyen los niños y las niñas el conocimiento y
cuáles son las características que definen al alumnado según el momento evolutivo en el
que se sitúan.
Debemos decir que el desarrollo cognitivo está influenciado por dos factores: los
externos, entre los que encontramos la estimulación que recibe el alumnado por parte de
su entrono (social, cultural y escolar); y factores internos referidos a la genética o a la
existencia de alguna discapacidad.
- Afectivo social: los niños y las niñas reciben sus primeros conocimientos a
través de las personas que lo cuidan.
- Capacidad psicomotora: el alumnado tiene sus primeros contactos con la
realidad a través de su propio cuerpo, con el que experimenta sensaciones y
percepciones que luego le van a permitir asociar objetos y propiedades (lo que
permanece, ej. Una naranja que siempre es redonda), y objetos y cualidades
(color: puede variar el tono de naranja). Le permite asociar también
movimientos con partes del cuerpo.
- La relación con lo lingüístico es que gracias a que adquieren la representación
mental, el lenguaje se hace intencionado y puede referirse a los objetos sin que
estén presentes, puede interaccionar con otros para aprender valores, normas…
Según Luria, se da un desarrollo paralelo.
- Etc.
Señalado todo esto, pasaré a desarrollar este tema que constituye una base
fundamental para mi intervención educativa ya que me informa y forma sobre cómo
construye el alumnado sus aprendizajes a esta edad de EI.
DESARROLLO COGNITIVO HASTA LOS SEIS AÑOS.
Muchos autores (Piaget, Wallon, Ericsson, etc.) han señalado etapas y momentos
significativos en el desarrollo cognoscitivo del alumnado hasta los seis años. Sin embargo
ha sido la formulación de los estadios psicoevolutivos de Piaget la de mayor influencia y
la que más investigaciones ha propiciado, ampliando sus iniciales descubrimientos y
mejorando su validación, por lo que nos centraremos claramente en los realizados por
ella.
Señala dentro del desarrollo cognitivo una serie de periodos que serían:
CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD.
Todas las características expuestas anteriormente inciden en la forma que tiene el
niño de conocer la realidad, así en el nivel sensoriomotor, llega a una estructuración del
mundo a través de la acción, y en el periodo preoperacional construye mentalmente un
objeto con los datos de su imaginación. En la construcción del conocimiento, los adultos
ejercemos de mediadores, es decir, de andamios. Según Bruner, los adultos estimulan,
fomentan e interactúan con el niño para que aprenda. Así para ayudarle a aprender se
deben poner en marcha tres tipos de procesos: actividad, reconstrucción cognitiva y
atribución de significatividad.
El conocimiento del medio implica por tanto a estas edades la actuación del niño
sobre la realidad, de forma directa o indirecta, y constatar el resultado de sus acciones,
por ello, la exploración, la manipulación y la experimentación, proporcionan al niño
experiencias e información de la realidad, que servirán de bases para nuevos operaciones
mentales; de esta forma el niño va realizando sus propias interpretaciones. A medida que
el niño conquista la autonomía e independencia motora, su medio se va haciendo más
amplio y diverso, tanto a lo referente a los objetos y lugares, como a lo relacionado con
las personas y relaciones.
Estas formas de juego se le designa con el concepto de juego simbólico, que surge
después de la adquisición de la función significativa y es muy importante para el
desarrollo intelectual. El juego simbólico busca la imitación, es un recurso para expresar
la realidad vivida que no tiene por qué coincidir con la realidad del adulto, nada más que
rudamente.
El valor educativo del aprendizaje imitativo a través del juego simbólico es patente
en la adquisición del lenguaje y, más particularmente, de la vida afectiva y de los
aprendizajes sociales. La manifestación más clara de la imitación son los juegos de roles.
En ellos se pone de relieve el empleo en imitar las actividades percibidas en su globalidad.
El niño aprende muchísimo de este modo por lo que consideramos una actividad eje en
los últimos años de la educación infantil.
Con el juego el niño está activo, atento y “trabaja”, pero desde una forma agradable
y placentera que reduce la fatiga y aumenta la imaginación y la motivación. Si
transformamos las actividades en juegos estamos adaptando la acción educativa sobre el
entorno a las características de los niños.
Los padres y más adelante el maestro, actúan como modelos a imitar, de ahí la
importancia de que ambos desempeñen adecuadamente sus roles ya que están mucho en
interacción con el niño.