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Apuntes para reescribir

la historia del arte


latinoamericano
Marta Traba In Memoriam

Reescribir la historia del arte en Amé-


Guillermina Ramos Cruz rica Latina implicaría romper la articu-
Licenciada en Historia del Arte, Facultad de lación con la historia del arte europeo,
Letras y Arte, Universidad de La Habana. reestructurando el discurso de la evo-
Doctor Cum Laude en Bellas Artes por la lución de las artes plásticas dentro de
Facultad de Bellas Artes de la Universidad de la dinámica de la propia cultura en la
Barcelona. Impartió cursos de arte y cultura cual está subsumida la historia del arte.
latinoamericana en la Universidad de Girona. Frente a esto, la presente propuesta teó-
Dictó conferencias en instituciones culturales rica se propone ilustrar algunas ideas
de Martinica, México, Venezuela y España. en torno a la historia del arte latinoame-
Realizó la curaduría de exposiciones de plás- ricano y de sus principales postulados
tica cubana. Trabajó como especialista de surgidos desde la visión hegemónica
artes plásticas en el Fondo Cubano de Bienes impuesta por las metrópolis europeas.
Culturales del Ministerio de Cultura de Cuba. Resulta válido analizar que la refe-
Es autora de Lam y Mendive. Arte afrocubano rencia a las culturas prehispánicas debe
(2009) y participó en Arte latinoamericano ser el enlace primordial con la historia
del siglo XX: Otras Historias de la Historia de una cultura visual surgida desde la
(2005), entre otras obras. Colabora en publi- lectura y el análisis de los mitos fun-
caciones periódicas y prensa especializada. dacionales en la arquitectura religiosa,
en la escultura, la pintura y los cultos
funerarios, como sostén principal de
un corpus que dará sustento a la cons-
trucción de la identidad de cada región.
Partiendo del punto de vista del coloni-
zado, la revelación de diversos sustratos
culturales existentes antes del impacto
del descubrimiento debe analizarse y

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comprenderse mejor como disgregación humano dirigiendo la mirada hacia otro


o fragmentación más que como encuen- mundo. Ellos propusieron una nueva
tro de dos mundos. perspectiva para mirar la realidad. En-
En la historia de América Latina la tonces, el discurso académico se quebró
construcción del espacio identitario re- y los propios artistas de las metrópolis se
corre distintos estadios de organización, volvieron salvajes o primitivos para ali-
y en ello el arte –desde la función cultu- mentarse de la ingenuidad del ser de es-
ral hasta lo propiamente utilitario– ya tas comunidades y del paraíso perdido
formaba parte de la dinámica de estas que redescubrieron en lejanas latitudes,
estructuras sociales. El impacto del siglo como en las tierras del Nuevo Mundo.
XV en Mesoamérica y la zona andina, América Latina fue primero un dis-
así como en otras regiones del actual curso desde las utopías de la literatu-
continente americano, condicionó el co- ra, desde las márgenes de los desbor-
lapso y la ruptura de una evolución pro- damientos de la flora y la fauna, en el
pia de las artes: arquitectura, pintura y que la historia como relación de acon-
escultura ya se debían codificar como tecimientos se entroncó con los mitos
autónomas en un período en el que las fundacionales, con el enraizamiento de
formas sirvieron al ritual, sostuvieron el la naturaleza, con una tipicidad y una
florecimiento de la imagen de los cultos fuerza que vendría de la tierra y de la
religiosos y permitieron que de una ge- cual el ser humano tomó su fuerza vital
neración a otra pervivieran los oficios y toda su espiritualidad.
mediante los cuales se erigieron esas Aconteció que los artistas de Améri-
formas. ca Latina, en los albores del siglo XX, tras
Con la consolidación de las ciudades una aproximación necesaria a la Escue-
de las principales colonias se inició la la de París, y quizás con una mirada más
fundación de las academias de bellas ar- cercana a sí mismos, desbordaron las li-
tes para la formación de pintores, escul- mitaciones impuestas por una historia.
tores y maestros de las técnicas del gra- Redescubrieron su universo, más allá de
bado; la cultura de las artes plásticas se la mímesis, mirando al ser humano con
supeditó a la domesticación de técnicas, sus imaginarios, y aquella realidad que
al dato realista y se sumergió en la mí- fue fragmentada y desarticulada sirvió
mesis de la forma; su valor cobró relieve de sostenimiento y alumbró la creación
y se afianzó como documento testimo- de muchos artistas nacidos en América
nial, como aproximación a la realidad de Latina que, formados en el oficio y por
la sociedad del período colonial, desde las técnicas de las academias de bellas
las técnicas y las temáticas propias de artes, miran a su entorno y redescubren
las academias europeas. Toda la rique- sus propias culturas.
za formal de las culturas prehispánicas ¿Qué sucedió en esta transición de
nutrió los estudios arqueológicos y la cinco siglos?
antropología e hizo factible que cada En primer lugar, se desarrollan para-
sociedad asimilara paulatinamente los lelamente las vertientes creadoras del
parámetros de las culturas originarias. imaginario popular perteneciente a las
Desde la formulación de la historia culturas originarias y el arte oficial de
del arte de la Europa de finales del siglo los artistas formados en las academias
XIX algunos creadores, prolegómenos de bellas artes, con el culto a toda la cul-
de una visión otra, incursionaron en tura de la tradición greco-latina. La reli-
regiones allende los mares y vislumbra- giosidad popular, las escenas de la vida
ron la necesidad de la búsqueda del ser cotidiana, el entorno natural y los con-

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textos urbanos constituyeron la fuente festejos rurales. En resumen, las imáge-


nutricia de las imágenes que han forma- nes visuales, tanto como la literatura y
do la historia de la cultura visual de cada la música, se han nutrido de lo popular
región, considerando la pintura como como temática fundamental, median-
expresión que acoge estos relatos. te el lenguaje más cercano al realismo
La fuerza de la cultura popular tradi- mimético de lo académico, hasta que la
cional permite que el ser humano pro- imaginación desbordó sus cauces y se
yecte sus creencias en diálogo con la pobló de visiones nacidas del espíritu de
realidad y la aportación de la cultura an- la otredad, aquellas parcelas de la rea-
cestral; creencias que son reflejadas en lidad que la vanguardia europea tomó
la pintura, la escultura y el grabado de para validar un lenguaje artístico que,
los retablos de las iglesias y conventos, en lo formal, era el reflejo inédito del
en los exvotos y en la imaginería popu- imaginario y del mundo del “otro”.
lar, así como en los festejos pertenecien- Con el proceso de gestación e in-
tes a las clases sociales que representan fluencia de la vanguardia artística en la
su mundo mediante los sistemas y refe- primera década del siglo XX, los artistas,
rencias visuales en tanto expresión del formados en las escuelas de bellas artes
misterio de lo inaprensible. de los países latinoamericanos, viajan a
En una aproximación a la cultura la- París en un tránsito que propicia dos as-
tinoamericana destacan en la memoria pectos fundamentales: asimilar el len-
la representación de los paisajes citadi- guaje que les permite incorporar los ele-
nos, las festividades populares, los retra- mentos formales de la vanguardia y, en
tos cargados de vida interior, el silencio lo temático, volver la mirada a la fuente
del espacio rural. Desfilan ante nuestros de las culturas propias, la cultura popu-
ojos los exvotos de iglesias y conventos, lar, lo autóctono como irradiación de la
así como las imágenes del Día de los Fie- memoria colectiva. Los creadores se su-
les Difuntos, de México; los paisajes de mergen en la revalorización de su histo-
visiones panorámicas de los ingenios ria, en la indagación y la exploración de
de Cuba y las fiestas del Día de Reyes en las metáforas de la realidad, del entorno
San Cristóbal de La Habana; los graba- natural, al tiempo que se gesta la alter-
dos testimoniales del sertón de Brasil; la nancia entre el dilema que es asumir su
representación del Nacimiento del Niño patrimonio cultural inmaterial o trans-
Jesús y la pintura popular en Venezuela, mutar el relato de lo propio en una bús-
entre otras conjugaciones donde pre- queda de lo universal condicionada por
valecía la representación de la cultura los discursos hegemónicos de las poten-
popular tradicional como reflejo de una cias europeas.
espiritualidad, de un relato colectivo. El punto de giro del arte latinoameri-
Si analizamos la historia de la cultu- cano del siglo XX está condicionado por
ra de América Latina durante los siglos la forma en que los creadores asumen,
XVIII y XIX vemos que paralelamente de manera tácita o velada, alguna de las
coexistieron la polifonía de los coros y tres vertientes fundamentales de la cul-
la música de capilla con las tonadas po- tura de América Latina: la indoamérica,
pulares; los poetas cultores de la poesía la afroamérica y el mestizaje cultural.
de exquisita construcción y los versifi- Cada una de estas aproximaciones te-
cadores de la improvisación y la versi- máticas corresponde a una mirada in-
ficación popular; las tertulias literarias trospectiva de la historia como punto de
en salones de la aristocracia criolla así análisis, después de la “fragmentación”
como los poetas y cantores en ferias y de las fuentes culturales desde 1492 y

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del intento de imposición e integración toria del arte latinoamericano.


de los patrones de las sociedades euroc- Resulta necesario considerar que
cidentales, cuyo desarrollo como metró- después de la Segunda Guerra Mundial,
polis modernas estuvo impulsado por el centro cultural de la vanguardia ar-
las riquezas del continente latinoame- tística se desplazó de Europa hacia los
ricano y, asimismo, coadyuvó a la im- Estados Unidos, vale decir de París ha-
posición en América Latina de modelos cia Nueva York, y es realmente en este
económicos y sociales que propiciaron, nuevo escenario donde aflora y se con-
en muchos casos, la desvalorización de solida la obra de destacados creadores
nuestras raíces culturales. latinoamericanos de diversos países,
El panorama del arte en América La- quienes exponen en museos e institu-
tina ha sido una visión múltiple de un ciones culturales de los Estados Unidos,
discurso polisémico de la academia y el obteniendo la aceptación y el reconoci-
arte de los pintores de la imaginería reli- miento de su obra a nivel internacional.
giosa y los retablos; la representación de La segunda posguerra marcó a los crea-
los cultos religiosos afroamericanos y la dores europeos que fueron testigos de
percepción cultural del hombre ilustra- la depauperación de la sociedad y de la
do de las capitales que ha asimilado pro- destrucción de los valores culturales del
fundamente la cultura europea, y sabe Viejo Mundo. Como consecuencia de
que en el fondo de su propia individuali- esta crisis espiritual el escenario para
dad está marcado por las vibraciones de restaurar la esperanza en el ser humano
la realidad y los discursos de la cultura y en sus valores espirituales lo encontra-
popular; contrapunteo de una imbrica- ron en medio de la naturaleza, en la rea-
ción que nace de la inmersión en una lidad social y en los contextos culturales
naturaleza y en un paisaje que dialoga de América.
día a día con el ser humano. Desde mediados de los años 40 y
Los movimientos literarios han sido durante la década del 50 la creación de
la expresión que ha aportado metáforas los artistas latinoamericanos fue aco-
y formas de explicitar estos contextos gida y contó con espacios expositivos
culturales, válidos para comprender y permanentes en museos, fundaciones
aportar expresividad y sostenimiento culturales y prestigiosas galerías de
conceptual a otras manifestaciones ar- arte norteamericanas. Esta relación de
tísticas, cuyo relato implica la acepta- nuevo mecenazgo e integración en la
ción de que los procesos culturales se cultura visual internacional vino de la
han gestado al calor de grupos unidos mano de los más destacados artistas de
por la búsqueda de una expresión de- la Vanguardia en Francia. Asimismo, fue
finitoria que emerge con voz propia. desarrollado y conoció una propuesta
Maestros de las confabulaciones lumi- concreta motivado por la aproximación
nosas desde la primera generación que progresista y filo-marxista de algunos
tomó parte en los movimientos cultu- creadores que formaron parte de los
rales en América Latina (1910-1930), los movimientos ideológicos más avanza-
artistas reedificaron las formas válidas dos de aquella época de esplendor socio-
en la construcción de las identidades cultural.
particulares, delineando el discurso de Basta recordar la acogida que tuvo la
la Modernidad al asumir la historia, la obra de los pintores muralistas mexica-
religiosidad popular y las tradiciones del nos Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros
patrimonio inmaterial para conformar y José Clemente Orozco; la propuesta
el legado cultural perteneciente a la his- artística de la pintora mexicana Frida

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Kahlo, por su obra original, de imbrica- la cultura norteamericana supone la re-


ciones ancestrales y autorreferencial, presentación y la utilización de recursos
reconocida por el patriarca del movi- formales de dos contextos diferentes.
miento surrealista André Bretón; la ex- Por una parte, el artista se mueve entre
posición conjunta de Pablo Picasso y del los signos del yo mediante una obra que
pintor cubano Wifredo Lam, quien re- pretende reflejar el dilema existencial
presenta en su producción la aportación sin renunciar radicalmente a la figu-
del imaginario afrocubano, entre otros. ración; por otra, la influencia del arte
El clímax de este proceso de afirmación norteamericano llega con el clímax de
del arte latinoamericano se puso de ma- la disolución de la forma, desde el infor-
nifiesto cuando el Museo de Arte Moder- malismo hasta el poder de la multipli-
no de Nueva York (MOMA) creó una sala cación de la imagen, hasta entronizar el
dedicada al arte latinoamericano. patern del diseño publicitario.
La obra artística de estos creadores – El creador afirma su posición indivi-
cuya eclosión y apogeo se produjo desde dual artística a partir de las múltiples
los años 40 hasta los albores de los años exploraciones formales, transitando por
60– se afirmaba en la representación de la incorporación de las multimedias y la
la historia y del momento fundacional acción directa, y considerando válida la
de la cultura de América Latina, de la ex- participación del espectador mediante
presión del sentimiento de pertenencia, proyectos de acciones plásticas y perfor-
y representaba el proceso de inserción mances. Las bienales de arte, los even-
de la otredad oprimida, presente por la tos internacionales y las exposiciones
diáspora africana en el Nuevo Mundo, antológicas condicionan el cambio y la
así como la conmoción del ser humano nueva estructuración de las muestras
al intentar hablar de sí mismo con su colectivas transformadas en macro-
propio lenguaje, con la espiritualidad proyectos expositivos, que surgen y se
emanada de su mundo, de la memoria desenvuelven en torno a ejes temáticos
ancestral, de su condición de quechua, fundamentales marcados por directores
aimará, quiché, cholo, zacateca, cuarte- de museos y de galerías, historiadores,
rón, sambo, mulato, criollo; de ser hu- curadores y críticos de arte.
mano que se expresaba mediante una He aquí que desde los años 60 el arte
cultura propia y original. latinoamericano se presenta, en con-
En la década del 50 y hasta la segun- junto, enlazando discursos personales e
da mitad de la década del 60 se percibe hitos derivados de una comunidad cul-
la reformulación de los paradigmas de tural, conjugando la referencia al con-
la cultura latinoamericana por la pre- texto cultural, a la historia y la especifi-
sencia renovadora de los escritores y cidad de asumir las nuevas tendencias
teóricos que aportan nuevas posturas artísticas de manera autónoma, con un
estéticas y reconstruyen el discurso de discurso original y asimismo renovado,
la identidad cultural dentro de otras vi- aludiendo a los maestros de la Moderni-
siones. Del dilema de la tierra que acoge dad, a los consagrados y también a los
al individuo, lo marca y hace explícita su artistas emergentes, que van delinean-
noción particular, se nutre de lo telúri- do con su obra nuevos cauces de expre-
co y tipifica la identidad como memoria sión creadora.
histórica poetizada y reforzada con el Desde las décadas del 70 y 80 va
humus de la propia realidad. introduciéndose en América Latina el
En las artes plásticas, el cambio del paradigma de la Posmodernidad en el
modelo eurocéntrico a la dinámica de revisitado discurso de las tendencias

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artísticas y movimientos culturales, incorporar las estructuras y realidades


desde los países que fueron metrópolis del ritual en las performances y las téc-
coloniales y desarrollaron su hegemo- nicas de construcción y de realización ar-
nía por la aportación de sus colonias; los tesanales aplicadas en la incorporación
mismos países que conocieron el poder de objetos escultóricos en instalaciones,
económico y proyectaron las culturas de como revival de los entornos populares.
las megalópolis, dirigiendo los espacios Los propios artífices de la vanguardia eu-
culturales en un constante encumbra- ropea tomaron elementos de las fuentes
miento desde el punto de vista sociocul- culturales de países lejanos, instalando
tural. lo exótico como mirada que coadyuvó
En la llamada posmodernidad en- a la apropiación de formas que dinami-
cuentran lugar distintas argumentacio- zaron el lenguaje formal, y dejaron al
nes y posiciones teóricas provenientes descubierto el trasfondo de la sociedad
de las comunidades marginadas; los europea, exhausta y carente de mitos
dilemas del lenguaje silenciado a través fundacionales donde elevar o recrear el
de la historia, la memoria de la alteri- arsenal de metáforas visuales.
dad. Comienzan a formar parte y a re- En el proceso de instauración y ex-
conocerse las propuestas de los grupos pansión del concepto de posmoderni-
sociales populares que han aportado su dad afloran las concepciones que asu-
espiritualidad y su acción, aunque siem- men algunos teóricos de América Latina
pre han sido silenciados desde su con- que plantean que en nuestra eclosión
dición de seres humanos marginados. de la modernidad coexistían, sin apa-
Se reinterpreta con nuevas nociones rentes contradicciones sustanciales,
históricas el discurso de género, el rela- el lenguaje de los primeros artistas de
to personal como vertiente de la histo- la vanguardia latinoamericana con la
ria, los estudios culturales, los estudios academia decimonónica; la obra de los
poscoloniales, así como el estudio de los pintores populares con la de los jóvenes
subalternos. iconoclastas que preconizaron la rup-
Sin negar que la génesis de la noción tura con la figuración y entronizaron el
de posmodernidad tuvo lugar en los cír- expresionismo abstracto; los pintores
culos de los historiadores y pensadores cuyas obras se enriquecieron con la te-
europeos y norteamericanos, es nece- mática del ámbito rural y los creadores
sario considerar que en América Latina de la ritualidad religiosa y la cultura po-
siempre ha existido una beligerancia pular tradicional afroamericana, expo-
teórica propia, que ha asumido la histo- nentes todos de un imaginario colectivo
ria no sólo desde el modelo de los cená- que pervive y se reactualiza a través de
culos de poder sino desde el declive de las múltiples expresiones de la cultura
las posturas eurocéntricas. Las primicias latinoamericana. Es en este contexto de
de la llamada posmodernidad tienen relaciones culturales diversas que reco-
lugar cuando se acepta y se extiende el nocemos los aspectos medulares que
concepto de cimarronaje cultural, como identifican el arte, la literatura y el am-
afirmación de la posibilidad real de asu- biente cultural de América Latina.
mir el legado histórico y la visión auto- En Europa, el resquebrajamiento
rreferencial en la propia realidad socio- y posterior ruptura del bloque de la
cultural de América. utopía de las masas codificadas como
Asimismo, las propuestas de los ar- Socialismo trajeron como corolario el
tistas latinoamericanos reinstalan el fortalecimiento de los Estados Unidos
modelo posmoderno de cultura visual al de Norteamérica como potencia eco-

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nómica y su proyección cultural a nivel


mundial. Se difunde desde entonces un
catálogo cultural de revival dirigido a
un amplio público y la emisión median-
te los mass media de modelos vacuos y
desvitalizados que implican la relectura
de la cultura de masas como producto
del detritus de la subcultura comercial.
Estas propuestas televisadas se nutren
de guiones, siguiendo cánones de en-
tretenimiento superficial que, en cierta
medida, absorben lo primigenio de dis-
tantes contextos geográficos y diferen-
ciadas zonas culturales para devolver
modelos de proyectos estandarizados
por las emisiones de televisión más co-
merciales. Todo ello repercute en la po-
blación de las grandes urbes y ciudades
de América Latina, aunque en las zonas
marginales inmersas en la periferia aún
se percibe que sigue latente el germen
de una espiritualidad viva. Por ello la
UNESCO ha aceptado las propuestas de
expertos representantes de muchos paí-
ses de América Latina, Asia y África para
incorporar el concepto de Patrimonio
Cultural Inmaterial.
Sólo queremos refutar el punto de
vista de quienes proponen que en el
presente es cuestionable continuar con
el discurso de la unidad del arte latino-
americano por la amplia difusión de las
altas tecnologías, que son aplicadas a ni-
vel internacional por quienes practican
las más diversas expresiones de las artes
visuales. En este punto aceptamos que
lo que se difunde son los medios tecno-
lógicos, aunque en el sentido raigal de
la obra de muchos creadores de nues-
tra América aún puede percibirse una
metáfora de la creación que sigue rein-
ventando la espiritualidad de los pue-
blos latinoamericanos, al reflejar en su
discurso artístico el patrimonio cultural
inmaterial, lo intangible.

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