Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
El presente trabajo trata de la dialéctica administrativa que no es mas que los tipos
de administración publica que han estado vigentes en la historia. Estas formas de
Administración Pública fueron un tanto simplista, empezando por el Estado
Gendarme que fue ineficaz para resolver las cuestiones económicas y sociales.
Después el Estado Promotor con el cual se crearon estímulos financieros.
Posteriormente el Estado Benefactor que redistribuyo la riqueza. Y por último, el
Estado planificador integral que hasta estos momentos es una creación utópica.
Estado gendarme
El Estado gendarme tiene un fuerte arraigo en el siglo XIX, es aquel cuya función
única consiste en mantener el orden público vigilando y protegiendo la recíproca
libertad de los individuos dentro de la ley. Es la antítesis del Estado intervencionista
en materias económicas, sociales, técnicas y culturales, cuya manifestación más
aguda se encuentra en el Estado totalitario (Ossorio).
En una primera etapa, a los Estados nacionales se les facultó, como entidades
soberanas, para normar ciertas conductas con respecto de una población dad y
dentro de un territorio especifico. A este primer tipo de gobierno se ha llamado
Estado Gendarme.
Pero ¿hasta dónde es legítimo y deseable que el Estado intervenga? ¿Cómo evitar
un intervencionismo desenfrenado? ¿Cuál es el justo límite de la intervención
estatal?
Estado promotor
2. Informar publica y ampliamente sobre las actividades que lleva a cabo y/o los
gastos que realiza, así como sobre las oportunidades existentes para ejecutar
conductas o actividades consideradas valiosas. En ocasiones, incluso programa
indicativamente tales posibilidades, calculando gastos y actividades requeridas.
Sirvió para motivar a los particulares a fin de que se realizaran ciertas conductas,
estimulando su participación en la vida económica del país; se crearon estímulos
como el financiamiento y la exención de impuestos, para las actividades necesarias,
y se grabaron y sancionaron otras que pudieran resultar nocivas (Del Rio Gonzalez,
1981).
Estado Benefactor
La función del bienestar constituye la segunda función social básica del Estado,
después del mantenimiento de la paz y el orden interior y exterior. La función del
bienestar se refiere a la vida económica y social, sus principales campos de
aplicación son las bases ordenadoras de la economía nacional.
El autor Jaime Cárdenas García nos dice que la concepción jurídica del Estado del
bienestar se apoya en algunas variables y categorías jurídicas precisas:
1)Reconocimiento constitucional y legal de los derechos económicos,
sociales y culturales, y posteriormente ambientales, así como de otras
generaciones de derechos aunque con garantías institucionales deficientes;
2) crecimiento de la administración pública, de la burocracia y del gasto
público del Estado para satisfacer los derechos reconocidos; 3) principio de
legalidad matizado por disposiciones administrativas reglamentarias que
reciben de la ley y a favor de la administración pública una delegación de
competencias; 4) comienzo de entendimiento de la Constitución como
normativa y no sólo nominal o semántica; 5) fortalecimiento del control de
constitucionalidad y de los jueces constitucionales; 6) nuevas concepciones
sobre la ciencia jurídica y la validez jurídica; 7) mayor peso de los tratados
sobre derechos humanos en el derecho interno; 8) sistema democrático
pluralista; 9) debate entre la capacidad de transformación o de pacificación
de la Constitución sobre el sistema económico-social, y 10) el logro del
Estado del bienestar a través de la legislación fiscal y presupuestal (Del
Estado absoluto al Estado neoliberal).
De esta suerte, el Estado del bienestar debía potenciar los derechos de libertad
como lo había hecho el viejo Estado liberal de derecho, pero también debía
maximizar los de igualdad. La incorporación de los derechos de igualdad en las
Constituciones producía ventajas sociales evidentes: armonizaban el tejido social,
pacificaban a las sociedades, y en algunos casos, catalizaban los procesos de
transformación social hacia la construcción de sociedades cada vez más justas y
equilibradas (Cárdenas Gracia, 2017).
La democracia del Estado del bienestar fue un mero mecanismo para la selección
de élites, un procedimiento de destitución de gobernantes. La democracia en esta
concepción formal y minimalista se concreta y concluye en lo electoral sin que
importe mucho la calidad de las reglas e instituciones o el nivel de participación y
deliberación de los asuntos públicos; se trata de una mistificación que paraliza el
sentido de la democracia en el tiempo. La democracia pone fin a la historia si es
sólo una cuestión de reglas y procedimientos para saber quién gobierna y cómo
gobernará.
El Estado del bienestar debía potenciar los derechos de libertad como lo había
hecho el viejo Estado liberal de derecho, pero también debía maximizar los de
igualdad. La incorporación de los derechos de igualdad en las Constituciones
producía ventajas sociales evidentes: armonizaban el tejido social, pacificaban a las
sociedades, y en algunos casos, catalizaban los procesos de transformación social
hacia la construcción de sociedades cada vez más justas y equilibradas.
La evolución del Estado del bienestar demostró la dificultad para cumplir con las
garantías económicas (la crisis fiscal del Estado y con ello la crisis del Estado del
Bienestar)pero también con las garantías jurídicas.
Durante el Estado del bienestar, el área de los poderes públicos que creció y se
consolidó fue la administración pública. Si en el Estado liberal teóricamente el poder
residió en el Parlamento, en el Estado del bienestar hubo un traslado de poder e
influencia al Ejecutivo, específicamente a la administración pública. Ésta es y era,
en primera instancia, la encargada de la gestión de los derechos económicos,
sociales, culturales, y ambientales. De ese poder de la administración pública
durante el Estado del bienestar podemos señalar algunas consecuencias para el
Estado del bienestar que fueron evidentes (Cárdenas Gracia, 2017):
En esta etapa del desarrollo del Estado del bienestar, contraria la lógica del viejo
Estado liberal de derecho, encontramos clasificaciones di versas de las leyes: a)
generales y abstractas; b) generales y concretas; c) particulares y abstractas, y d)
particulares y concretas.
Un rasgo del Estado del bienestar que en nuestros días es aún más importante,
tiene que ver con la conciencia de que la Constitución no sólo era un texto político
y/o retórico, sino que es fundamentalmente un cuerpo normativo. La asunción de la
Constitución normativa representa como ideología jurídica, un desarrollo civilizatorio
significativo porque pretende que la realidad socioeconómica coincida con las
normas fundamentales y viceversa (Cárdenas Gracia, 2017).
Finalmente, para el Estado del bienestar fue de gran trascendencia su marco fiscal
y presupuestal. Se puede establecer que los teóricos del Estado del bienestar
idearon una fiscalidad y una política de gasto público con el propósito de lograr la
redistribución de la riqueza.
Un último tipo, (que aún no se puede hallar operando plenamente en ningún país
del mundo, aunque jurídicamente se han consignado facultades para alcanzarlo)
sería el Estado planificador integral. Estaría facultado para dirigir integralmente la
economía y sociedad.
Una creación utópica que no opera plenamente en ningún país del mundo, aunque
jurídicamente se han creado los mecanismos para llegar a alcanzarlo, a fin de
obtener la planificación y administración del funcionamiento global de la sociedad
en todos sus aspectos (Del Rio Gonzalez, 1981).
Conclusión