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que miran, callan y Con timbre sonoro


EL VIAJERO Y este dolor que añora piensan y hueco
o desconfía que saben, porque no truena el maestro, un
Está en la sala familiar, el temblor de una beben anciano
sombría, lágrima reprime, el vino de las tabernas. mal vestido, enjuto y
y entre nosotros, el y un resto de viril seco,
querido hermano hipocresía Mala gente que camina que lleva un libro en la
que en el sueño infantil en el semblante pálido y va apestando la mano.
de un claro día se imprime. tierra...
vimos partir hacia un Y todo un coro infantil
país lejano. Serio retrato en la pared Y en todas partes he va cantando la lección:
clarea visto «mil veces ciento, cien
Hoy tiene ya las sienes todavía. Nosotros gentes que danzan o mil;
plateadas, divagamos. juegan, mil veces mil, un
un gris mechón sobre la En la tristeza del hogar cuando pueden, y millón».
angosta frente, golpea laboran
y la fría inquietud de el tictac del reloj. Todos sus cuatro palmos de Una tarde parda y
sus miradas callamos. tierra. fría
revela un alma casi toda ( de invierno. Los
ausente. Soledades, Galerías y Nunca, si llegan a un colegiales
otros poemas ) sitio estudian. Monotonía
Deshójanse las copas preguntan a donde de la lluvia en los
otoñales llegan. cristales.
del parque mustio y Cuando caminan,
viejo. cabalgan
La tarde, tras los a lomos de mula vieja. TARDE
húmedos cristales,
se pinta, y en el fondo Y no conocen la prisa Fue una clara tarde,
del espejo, ni aún en los días de triste y soñolienta
fiesta. tarde de verano. La
el rostro del hermano se Donde hay vino, beben hiedra asomaba
ilumina vino, al muro del parque,
suavemente. ¿Floridos donde no hay vino, negra y polvorienta...
desengaños agua fresca. La fuente sonaba.
dorados por la tarde que
declina? Son buenas gentes que Rechinó en la vieja
¿Ansias de vida nueva viven, cancela mi llave;
en nuevos años? laboran, pasan y con agrio ruido abrióse
sueñan, la puerta
¿Lamentará la juventud y un día como tantos, de hierro mohoso y, al
perdida? descansan bajo la tierra. cerrarse, grave
Lejos quedó —la pobre golpeó el silencio de la
loba— muerta. tarde muerta.
¿La blanca juventud HE ANDADO
nunca vivida MUCHOS RECUERDO En el solitario parque,
teme, que ha de cantar CAMINOS INFANT la sonora
ante su puerta? IL copla borbollante del
He andado muchos agua cantora
¿Sonríe el sol de oro caminos Una tarde parda y me guió a la fuente. La
de la tierra de un sueño he abierto muchas fría fuente vertía
no encontrada; veredas; de invierno. Los sobre el blanco mármol
y ve su nave hender el he navegado en cien colegiales su monotonía.
mar sonoro, mares estudian. Monotonía
de viento y luz la y atracado en cien de lluvia tras los La fuente cantaba: ¿Te
blanca vela hinchada? riberas. cristales. recuerda, hermano,
un sueño lejano mi
Él ha visto las hojas En todas partes he visto Es la clase. En un canto presente?
otoñales, caravanas de tristeza, cartel Fue una tarde lenta del
amarillas, rodar, las soberbios y se representa a Caín lento verano.
olorosas melancólicos fugitivo, y muerto Abel,
ramas del eucalipto, los borrachos de sombra junto a una mancha Respondí a la fuente:
rosales negra. carmín. No recuerdo, hermana,
que enseñan otra vez mas sé que tu copla
sus blancas rosas Y pedantones al paño presente es lejana.
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Adiós para siempre, tu alegre y clara, oscurece;
Fue esta misma tarde: monotonía, casi de primavera y el camino que serpea
mi cristal vertía fuente, es más amarga tarde sin flores, y débilmente blanquea,
como hoy sobre el que la pena mía. cuando me traías se enturbia y
mármol su monotonía. desaparece.
¿Recuerdas, Rechinó en la vieja el buen perfume de la
hermano?... Los mirtos cancela mi llave; hierbabuena, Mi cantar vuelve a
talares, con agrio ruido abrióse y de la buena plañir:
que ves, sombreaban la puerta albahaca, "Aguda espina dorada,
los claros cantares de hierro mohoso y, al que tenía mi madre quién te pudiera sentir
que escuchas. Del rubio cerrarse, grave en sus macetas. en el corazón clavada."
color de la llama, sonó en el silencio de la Que tú me viste
el fruto maduro pendía tarde muerta. hundir mis manos puras XIII
en la rama,
lo mismo que ahora. en el agua serena, Hacia un ocaso radiante
¿Recuerdas, EL LIMONERO caminaba el sol de
hermano?... LÁNGU para alcanzar los frutos estío,
encantados y era, entre nubes de
—No sé qué me dice tu
IDO que hoy en el fondo fuego, una trompeta
copla riente SUSPEN de la fuente sueñan... gigante,
de ensueños lejanos, DE Sí, te conozco tarde tras de los álamos
hermana la fuente. alegre y clara, verdes de las márgenes
El limonero lánguido casi de primavera. del río.
Yo sé que tu claro suspende
cristal de alegría una pálida rama Dentro de un olmo
ya supo del árbol la polvorienta, sonaba la sempiterna
fruta bermeja; sobre el encanto de tijera
yo sé que es lejana la la fuente limpia, de la cigarra cantora, el
amargura mía y allá en el fondo monorritmo jovial,
que sueña en la tarde de sueñan entre metal y madera,
verano vieja. los frutos de oro... que es la canción
estival.
Yo sé que tus bellos Es una tarde clara,
espejos cantores casi de primavera, XI En una huerta
copiaron antiguos tibia tarde de marzo sombría,
delirios de amores: que el hálito de abril Yo voy soñando giraban los cangilones
mas cuéntame, fuente cercano lleva; caminos de la noria soñolienta.
de lengua encantada, de la tarde. ¡Las colinas Bajo las ramas oscuras
cuéntame mi alegre y estoy solo, en el patio doradas, los verdes el son del agua se oía.
leyenda olvidada. silencioso, pinos, Era una tarde de julio,
buscando una ilusión las polvorientas luminosa y polvorienta.
—Yo no sé leyendas de cándida y vieja: encinas!...
antigua alegría, alguna sombra sobre ¿Adónde el camino irá? Yo iba haciendo mi
sino historias viejas de el blanco muro, Yo voy cantando, camino,
melancolía. algún recuerdo, en el viajero absorto en el solitario
pretil de piedra a lo largo del sendero... crepúsculo campesino.
Fue una clara tarde del de la fuente - la tarde cayendo está - Y pensaba: “¡Hermosa
lento verano... dormido, o, en el aire, tarde, nota de la lira
Tú venías solo con tu "En el corazón tenía inmensa
pena, hermano; algún vagar de túnica la espina de una pasión; toda desdén y armonía;
tus labios besaron mi ligera. logré arrancármela un hermosa tarde, tú curas
linfa serena, En el ambiente de la día: la pobre melancolía
y en la clara tarde, tarde flota ya no siento el de este rincón vanidoso,
dijeron tu pena. ese aroma de corazón." oscuro rincón que
ausencia, piensa!”
Dijeron tu pena tus que dice al alma Y todo el campo un
labios que ardían; luminosa: nunca, momento Pasaba el agua rizada
la sed que ahora tienen, y al corazón: espera. se queda, mudo y bajo los ojos del puente.
entonces tenían. sombrío, Lejos la ciudad dormía,
Ese aroma que evoca meditando. Suena el como cubierta de un
-Adiós para siempre, la los fantasmas viento mago fanal de oro
fuente sonora, de las fragancias en los álamos del río. trasparente.
del parque dormido vírgenes y muertas. Bajo los arcos de piedra
eterna cantora. Sí, te recuerdo, tarde La tarde más se el agua clara corría.
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¿Mí corazón se ha chispeantes, atónito y —¿Qué tienes—le dije
Los últimos arreboles dormido? asombra —,
coronaban las colinas Colmenares de mis su corazón de música y silenciosa pálida?
manchadas de olivos sueños, de pena, Señaló el vestido
grises y de negruzcas ¿ya no labráis? ¿Está que empezó la hermana.
encinas. seca así voy yo, borracho En la negra túnica
Yo caminaba cansado, la noria del melancólico la aguja brillaba;
sintiendo la vieja pensamiento, guitarrista lunático, sobre el blanco velo,
angustia que hace el los cangilones vacíos, poeta, el dedal de plata.
corazón pesado. girando, de sombra y pobre hombre en Señaló la tarde
llenos? sueños, de abril que soñaba,
El agua en sombra siempre buscando a mientras que se oía
pasaba tan No; mi corazón no Dios entre la niebla. tañer de campanas.
melancólicamente, duerme. Y en la clara tarde
bajo los arcos del Está despierto, me enseñó sus
puente, despierto. XXXII lágrimas...
como si al pasar dijera: Ni duerme ni sueña; Abril florecía
”Apenas desamarrada mira, Las ascuas de un Frente a mi ventana.
la pobre barca, viajero, los claros ojos abiertos, crepúsculo morado
del árbol de la ribera, señas lejanas y escucha detrás del negro Fue otro abril alegre
se canta: no somos a orillas del gran cipresal humean... y otra tarde plácida.
nada. silencio. En la glorieta en El balcón florido
Donde acaba el pobre sombra está la fuente... solitario estaba...
río la inmensa mar nos con su alado y desnudo Ni la pequeñita
espera.” XVII Amor de piedra, risueña y rosada,
que sueña mudo. En la ni la hermana triste,
Bajo los ojos del Es una tarde cenicienta marmórea taza silenciosa y pálida,
puente pasaba el agua y mustia, reposa el agua muerta. ni la negra túnica,
sombría. destartalada, como el ni la toca blanca...
(Yo pensaba: ¡el alma alma mía; Tan sólo en el huso
mía!) y es esta vieja angustia el lino giraba
Y me detuve un
CANCIONES - por mano invisible,
que habita mi usual
momento, hipocondría.
XXXVII y en la oscura sala
en la tarde, a meditar... I la luna del limpio
¿Qué es esta gota en el La causa de esta espejo brillaba...
viento angustia no consigo Abril florecía Entre los jazmines
que grita al mar: soy el ni vagamente frente a mi ventana. y las rosas blancas
mar? comprender siquiera; Entre los jazmines del balcón florido
pero recuerdo y, y las rosas blancas me miré en la clara
Vibraba el aire recordando, digo: de un balcón florido luna del espejo
asordado -Sí, yo era niño, y tú, vi las dos hermanas. que lejos soñaba...
por los élitros cantores mi compañera. La menor cosía; Abril florecía
que hacen el campo la mayor hilaba... frente a mi ventana.
sonoro, Y no es verdad, dolor, Entre los jazmines
cual si estuviera yo te conozco, y las rosas blancas,
sembrado tu eres la nostalgia de la la más pequeñita,
de campanitas de oro. vida buena risueña y rosada
y soledad de corazón —su aguja en el aire—,
En el azul fulguraba sombrío, miró a mi ventana.
un lucero diamantino. de barco sin naufragio y
Cálido viento soplaba sin estrella. La mayor seguía,
alborotando el camino. silenciosa y pálida,
Como perro olvidado el huso en su rueca
Yo, en la tarde que no tiene que el lino enroscaba.
polvorienta, huella ni olfato y yerra Abril florecía
hacia la ciudad volvía. por los caminos sin frente a mi ventana.
Sonaban los cangilones camino, como Una clara tarde
de la noria soñolienta. el niño que en la noche la mayor lloraba
Bajo las ramas oscuras de una fiesta entre los jazmines
caer el agua se oía. y las rosas blancas,
se pierde entre el y ante el blanco lino LAS MOSCAS
gentío que en su rueca hilaba.
XV y el aire polvoriento y
las candelas
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Vosotras, las familiares, vosotras, amigas viejas,
inevitables golosas, me evocáis todas las Desdeño las romanzas
vosotras, moscas cosas. de los tenores huecos
vulgares, y el coro de los grillos
me evocáis todas las que cantan a la luna.
cosas. A distinguir me paro las
voces de los ecos,
ANOCHE y escucho solamente,
¡Oh viejas moscas
voraces CUAND entre las voces, una.
como abejas en abril, O
viejas moscas DORMÍ
pertinaces A ¿Soy clásico o
sobre mi calva infantil! romántico? No sé.
Anoche cuando dormía Dejar quisiera
¡Moscas del primer soñé, ¡bendita ilusión!, mi verso, como deja el
hastío que una fontana fluía capitán su espada:
en el salón familiar, dentro de mi corazón. famosa por la mano
las claras tardes de estío Di, ¿por qué acequia viril que la blandiera,
en que yo empecé a escondida, no por el docto oficio
soñar! agua, vienes hasta mí, del forjador preciada.
manantial de nueva
vida Converso con el
Y en la aborrecida RETRATO hombre que siempre va
escuela, de donde nunca bebí?
conmigo
raudas moscas —quien habla solo
Anoche cuando dormía Mi infancia son
divertidas, espera hablar a Dios un
soñé, ¡bendita ilusión!, recuerdos de un patio
perseguidas día—;
que una colmena tenía de Sevilla,
por amor de lo que mi soliloquio es plática
dentro de mi corazón; y un huerto claro donde
vuela, con este buen amigo
y las doradas abejas madura el limonero;
—que todo es volar que me enseñó el
iban fabricando en él, mi juventud, veinte
—, sonoras secreto de la filantropía.
con las amarguras años en tierra de
rebotando en los
viejas Castilla;
cristales Y al cabo, nada os
blanca cera y dulce mi historia, algunos
en los días otoñales... debo; debéisme cuanto
miel. casos que recordar no
Moscas de todas las he escrito.
quiero.
horas, A mi trabajo acudo, con
de infancia y Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!, Ni un seductor Mañara, mi dinero pago
adolescencia, el traje que me cubre y
que un ardiente sol ni un Bradomín he sido
de mi juventud dorada; la mansión que habito,
lucía —ya conocéis mi torpe
de esta segunda el pan que me alimenta
dentro de mi corazón. aliño indumentario—,
inocencia, y el lecho en donde
mas recibí la flecha que
que da en no creer en yago.
Era ardiente porque me asignó Cupido,
nada,
daba y amé cuanto ellas
de siempre... Moscas Y cuando llegue el día
calores de rojo hogar, pueden tener de
vulgares, del último viaje,
y era sol porque hospitalario.
que de puro familiares y esté al partir la nave
no tendréis digno alumbraba
y porque hacía llorar. Hay en mis venas gotas que nunca ha de tornar,
cantor: me encontraréis a bordo
de sangre jacobina,
yo sé que os habéis ligero de equipaje,
pero mi verso brota de
posado casi desnudo, como los
Anoche cuando dormía manantial sereno;
sobre el juguete hijos de la mar.
soñé, ¡bendita ilusión!, y, más que un hombre
encantado,
que era Dios lo que al uso que sabe su
sobre el librote cerrado, (El Liberal, 1
tenía doctrina,
sobre la carta de amor, de febrero de 1908, sin
dentro de mi corazón. soy, en el buen sentido
sobre los párpados título.
de la palabra, bueno.
yertos
de los muertos.
Adoro la hermosura, y Campos de
en la moderna estética Castilla )
Inevitables golosas, corté las viejas rosas del
que ni labráis como huerto de Ronsard;
abejas, mas no amo los afeites
ni brilláis cual de la actual cosmética,
mariposas;
A ORILLAS DEL
ni soy un ave de esas
pequeñitas, revoltosas, DUERO
del nuevo gay-trinar.
.
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Mediaba el mes de lucir sus verdes álamos fortuna y su opulencia,
julio. Era un hermoso al claro sol de estío, a regalar a Alfonso los
día. y, silenciosamente, huertos de Valencia;
Yo, solo, por las lejanos pasajeros, o que, tras la aventura
quiebras del pedregal ¡tan diminutos! -carros, que acreditó sus bríos,
subía, jinetes y arrieros- pedía la conquista de
buscando los recodos cruzar el largo puente, y los inmensos ríos
de sombra, lentamente. bajo las arcadas indianos a la corte, la
A trechos me paraba de piedra madre de soldados,
para enjugar mi frente ensombrecerse las guerreros y adalides
y dar algún respiro al aguas plateadas que han de tornar,
pecho jadeante; del Duero. cargados
o bien, ahincando el El Duero cruza de plata y oro, a
paso, el cuerpo hacia el corazón de roble España, en regios
adelante de Iberia y de Castilla- galeones,
y hacia la mano diestra ¡Oh, tierra para la presa cuervos, CAMPOS DE
vencido y apoyado triste y noble, para la lid leones. SORIA
en un bastón, a guisa de la de los altos llanos y .
pastoril cayado, yermos y roquedas, Filósofos nutridos con I
trepaba por los cerros de campos sin arados, sopa de convento Es la tierra de Soria,
que habitan las rapaces regatos ni arboledas; contemplan impasibles árida y fría.
aves de altura, hollando decrépitas ciudades, el amplio firmamento; Por las colinas y las
las hierbas montaraces caminos sin mesones, y si les llega en sueños, sierras calvas,
de fuerte olor -romero, y atónitos palurdos sin como un rumor verdes pradillos, cerros
tomillo, salvia, danzas ni canciones distante, cenicientos,
espliego-. que aún van, clamor de mercaderes la primavera pasa
Sobre los agrios abandonando el de muelles de Levante, dejando entre las
campos caía un sol de mortecino hogar, no acudirán siquiera a hierbas olorosas
fuego. como tus largos ríos, preguntar: ¿qué pasa? sus diminutas
Castilla, hacia la mar! Y ya la guerra ha margaritas blancas.
Un buitre de anchas . abierto las puertas de su La tierra no revive, el
alas con majestuoso Castilla miserable, ayer casa. campo sueña.
vuelo dominadora, . Al empezar abril está
cruzaba solitario el puro envuelta en sus Castilla miserable, ayer nevada
azul del cielo. andrajos desprecia dominadora, la espalda del
Yo divisaba, lejos, un cuanto ignora. envuelta en sus harapos Moncayo;
monte alto y agudo, ¿Espera, duerme o desprecia cuanto el caminante lleva en su
y una redonda loma sueña? ¿La sangre ignora. bufanda
cual recamado escudo, derramada . envueltos cuello y boca,
y cárdenos alcores recuerda, cuando tuvo El sol va declinando. y los pastores
sobre la parda tierra la fiebre de la espada? De la ciudad lejana pasan cubiertos con sus
-harapos esparcidos de Todo se mueve, fluye, me llega un armonioso luengas capas.
un viejo arnés de discurre, corre o gira; tañido de campana
guerra-, cambian la mar y el -ya irán a su rosario las II
las serrezuelas calvas monte y el ojo que los enlutadas viejas- Las tierras labrantías,
por donde tuerce el mira. De entre las peñas salen como retazos de
Duero ¿Pasó? Sobre sus dos lindas comadrejas: estameñas pardas,
para formar la corva campos aún el fantasma me miran y se alejan, el huertecillo, el abejar,
ballesta de un arquero yerra huyendo, y aparecen los trozos
en torno a Soria. -Soria de un pueblo que ponía de nuevo ¡tan de verde oscuro en que
es una barbacana, a Dios sobre la guerra. curiosas!... Los campos el merino pasta,
hacia Aragón, que tiene . se oscurecen. entre plomizos
la torre castellana-. La madre en otro Hacia el camino blanco peñascales, siembran
. tiempo fecunda en está el mesón abierto el sueño alegra de
Veía el horizonte capitanes, al campo ensombrecido infantil Arcadia.
cerrado por colinas madrastra es hoy y al pedregal desierto. En los chopos lejanos
oscuras, coronadas de apenas de humildes del camino,
robles y de encinas; ganapanes. parecen humear las
desnudos peñascales, Castilla no es aquella yertas ramas
algún humilde prado tan generosa un día como un glauco vapor
donde el merino pace y cuando Myo Cid - las nuevas hojas -
el toro, arrodillado Rodrigo el de Vivar y en las quiebras de
sobre la hierba, rumia; volvía, valles y barrancas
las márgenes de río ufano de su nueva

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blanquean los zarzales El cierzo corre por el con cien linajes tienen en sus cortezas
florecidos, campo yerto, hidalgos, grabadas iniciales que
y brotan las violetas alborotando en blancos de galgos flacos y son nombres
perfumadas. torbellinos agudos, de enamorados, cifras
la nieve silenciosa. y de famélicos galgos, que son fechas.
III La nieve sobre el que pululan
Es el campo campo y los caminos por las sórdidas ¡Álamos del amor que
ondulado, y los cayendo está como callejas, ayer tuvisteis
caminos sobre una fosa. y a la medianoche de ruiseñores vuestras
ya ocultan los viajeros Un viejo acurrucado ululan, ramas llenas;
que cabalgan tiembla y tose cuando graznan las álamos que seréis
en pardos borriquillos, cerca del fuego; su cornejas! mañana liras
ya al fondo de la tarde mechón de lana del viento perfumado
arrebolada la vieja hila, y una niña ¡Soria fría! La en primavera;
elevan las plebeyas cose campana álamos del amor cerca
figurillas, verde ribete a su de la Audiencia da la del agua
que el lienzo de oro del estameña grana. una. que corre y pasa y
ocaso manchan. Padres los viejos son de Soria, ciudad castellana sueña,
Mas si trepáis a un un arriero ¡tan bella! bajo la luna. álamos de las márgenes
cerro y veis el campo que caminó sobre la del Duero,
desde los picos donde blanca tierra VII conmigo vais, mi
habita el águila, y una noche perdió ruta ¡Colinas plateadas, corazón os lleva!
son tornasoles de y sendero, grises alcores, cárdenas
carmín y acero, y se enterró en las roquedas IX
llanos plomizos, lomas nieves de la sierra. por donde traza el ¡Oh, sí! Conmigo
plateadas, En torno al fuego hay Duero vais, campos de Soria,
circuídos por montes de un lugar vacío, su curva de ballesta tardes tranquilas,
violeta, y en la frente del viejo, en torno a Soria, montes de violeta,
con las cumbre de nieve de hosco ceño, oscuros encinares, alamedas del río, verde
sonrosada. como un tachón ariscos pedregales, sueño
sombrío calvas sierras, del suelo gris y de la
IV - tal el golpe de un caminos blancos y parda tierra,
¡Las figuras del hacha sobre un leño -. álamos del río, agria melancolía
campo sobre el cielo! La vieja mira al campo, tardes de Soria, mística de la ciudad decrépita,
Dos lentos bueyes aran cual si oyera y guerrera, me habéis llegado al
en un alcor, cuando el pasos sobre la nieve. hoy siento por vosotros, alma,
otoño empieza, Nadie pasa. en el fondo ¿o acaso estabais en el
y entre las negras testas Desierta la vecina del corazón, tristeza, fondo de ella?
doblegadas carretera, tristeza que es amor! ¡Gente del alto llano
bajo el pesado yugo, desierto el campo en ¡Campos de Soria numantino
pende un cesto de torno de la casa. donde parece que las que a Dios guardáis
juncos y retama, La niña piensa que en rocas sueñan, como cristianas viejas,
que es la cuna de un los verdes prados conmigo vais! ¡Colinas que el sol de España os
niño; ha de correr con otras plateadas, llene
y tras la yunta marcha doncellitas grises alcores, cárdenas de alegría, de luz y de
un hombre que se en los días azules y roquedas!... riqueza!
inclina hacia la tierra, dorados,
y una mujer que en las cuando crecen las VIII
abiertas zanjas blancas margaritas. He vuelto a ver los LA TIERRA DE
arroja la semilla. álamos dorados, ALVARGONZÁL
Bajo una nube de VI álamos del camino en la
carmín y llama, ¡Soria fría, Soria ribera
EZ
en el oro fluido y pura, del Duero, entre San
verdinoso cabeza de Extremadura, Polo y San Saturio, Al
del poniente, las con su castillo guerrero tras las murallas viejas poeta Juan Ramón
sombras se agigantan. arruinado, sobre el de Soria -barbacana Jiménez
Duero; hacia Aragón, en I
V con sus murallas roídas castellana tierra-. Siendo mozo
La nieve. En el mesón y sus casas denegridas! Estos chopos del río, Alvargonzález,
al campo abierto que acompañan dueño de mediana
se ve el hogar donde la ¡Muerta ciudad de con el sonido de sus hacienda,
leña humea señores, hojas secas que en otras tierras se
y la olla al hervir soldados o cazadores; el son del agua cuando dice
borbollonea. de portales con escudos el viento sopla, bienestar y aquí,

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opulencia, II
en la feria de Berlanga IV III Tiene el padre entre
prendóse de una Alvargonzález ya Sobre el lar de las cejas
doncella, tiene Alvargonzález un ceño que le
y la tomó por mujer la adusta frente está la leña apilada; aborrasca
al año de conocerla. arrugada, el mayor quiere el rostro, un tachón
Muy ricas las bodas por la barba le platea encenderla, sombrío
fueron la sombra azul de la pero no brota la llama. como la huella de un
y quien las vio las cara. —Padre, la hoguera no hacha.
recuerda; Una mañana de otoño prende, Soñando está con sus
sonadas las tornabodas salió solo de su casa; está la estepa mojada. hijos,
que hizo Alvar en su no llevaba sus lebreles, Su hermano viene a que sus hijos lo
aldea; agudos canes de caza; ayudarle apuñalan;
hubo gaitas, tamboriles, iba triste y pensativo y arroja astillas y ramas y cuando despierta mira
flauta, bandurria y por la alameda dorada; sobre los troncos de que es cierto lo que
vihuela, anduvo largo camino roble; soñaba.
fuegos a la valenciana y llegó a una fuente pero el rescoldo se
y danza a la aragonesa. clara. apaga. III
Echóse en la tierra; Acude el menor, y A la vera de la fuente
II puso enciende, quedó Alvargonzález
Feliz vivió sobre una piedra la bajo la negra campana muerto.
Alvargonzález manta, de la cocina, una Tiene cuatro puñaladas
en el amor de su tierra. y a la vera de la fuente hoguera entre el costado y el
Naciéronle tres varones, durmió al arrullo del que alumbra toda la pecho,
que en el campo son agua casa. por donde la sangre
riqueza, brota,
y, ya crecidos, los puso, EL SUEÑO IV más un hachazo en el
uno a cultivar la huerta, I Alvargonzález levanta cuello.
otro a cuidar los Y Alvargonzález veía, en brazos al más Cuenta la hazaña del
merinos, como Jacob, una escala pequeño campo
y dio el menor a la que iba de la tierra al y en sus rodillas lo el agua clara corriendo,
Iglesia. cielo, sienta; mientras los dos
y oyó una voz que le —Tus manos hacen el asesinos
III hablaba. fuego; huyen hacia los
Mucha sangre de Caín Mas las hadas aunque el último hayedos.
tiene la gente labriega, hilanderas, naciste Hasta la Laguna Negra,
y en el hogar campesino entre las vedijas blancas tú eres en mi amor bajo las fuentes del
armó la envidia pelea. y vellones de oro, han primero. Duero,
Casáronse los puesto Los dos mayores se llevan el muerto,
mayores; un mechón de negra alejan dejando
tuvo Alvargonzález lana. por los rincones del detrás un rastro
nueras, sueño. sangriento,
que le trajeron cizaña, II Entre los dos fugitivos y en la laguna sin
antes que nietos le Tres niños están reluce un hacha de fondo,
dieran. jugando hierro. que guarda bien los
La codicia de los a la puerta de su casa; secretos,
campos entre los mayores con una piedra
ve tras la muerte la brinca AQUELLA TARDE... amarrada
herencia; un cuervo de negras a los pies, tumba le
no goza de lo que tiene alas. I dieron.
por ansia de lo que La mujer vigila, cose Sobre los campos
espera. y, a ratos, sonríe y desnudos,
El menor, que a los canta. la luna llena manchada
latines —Hijos, ¿qué hacéis? de un arrebol
prefería las doncellas —les pregunta. purpurino,
hermosas y no gustaba Ellos se miran y callan. enorme globo,
de vestir por la cabeza, —Subid al monte, hijos asomaba.
colgó la sotana un día míos, Los hijos de
y partió a lejanas y antes que la noche Alvargonzález
tierras. caiga, silenciosos caminaban,
La madre lloró, y el con un brazado de y han visto al padre
padre estepas dormido
diole bendición y hacedme una buena junto de la fuente clara.
herencia. llama.

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arado, Después irguióse y, Llegaron los
un mastín y mil ovejas. volviendo asesinos
el rostro, dio algunos hasta la Laguna Negra,
LOS ASESINOS pasos agua transparente y
por el huerto, sin muda
I mirarme, que enorme muro de
Juan y Martín, los y a poco lo vi piedra,
mayores encorvado donde los buitres
de Alvargonzález, un otra vez sobre la tierra. anidan
día Tenía el cabello blanco. y el eco duerme, rodea;
pesada marcha La luz llena brillaba, agua clara donde beben
emprendieron y era la huerta un las águilas de la sierra,
con el alba, Duero milagro. donde el jabalí del
arriba. monte
La estrella de la III y el ciervo y el corzo
mañana Pasado habían el abrevan;
IV en el alto azul ardía. puerto agua pura y silenciosa
Se encontró junto a la Se iba tiñendo de rosa de Santa Inés, ya que copia cosas eternas;
fuente la espesa y blanca mediada agua impasible que
la manta de neblina la tarde, una tarde triste guarda
Alvargonzález, de los valles y de noviembre, fría y en su seno las estrellas.
y, camino del hayedo, barrancos, parda. ¡Padre!, gritaron; al
se vio un reguero de y algunas nubes Hacia la Laguna Negra fondo
sangre. plomizas silenciosos caminaban. de la laguna serena
Nadie de la aldea ha a Urbión, donde el cayeron, y el eco
osado Duero nace, IV ¡padre!
a la laguna acercarse, como un turbante Cuando la tarde caía, repitió de peña en peña.
y el sondarla inútil ponían. entre las vetustas hayas,
fuera, Se acercaban a la y los pinos centenarios, “La tierra de
que es la laguna fuente. un rojo sol se filtraba. Alvargonzález”,
insondable. El agua clara corría, Era un paraje de Campos de Castilla
Un buhonero, que sonando cual si contara bosque [CXIV]
cruzaba una vieja historia, dicha y peñas aborrascadas;
aquellas tierras errante, mil veces y que tuviera aquí bocas que bostezan
fue en Dauria acusado, mil veces que repetirla. o monstruos de tierras
preso Agua que corre en el garras;
y muerto en garrote campo allí una informe joroba,
infame. dice en su monotonía: allá una grotesca panza,
Yo sé el crimen, ¿no es torvos hocicos de fieras
V un crimen, y dentaduras melladas,
Pasados algunos cerca del agua, la vida? rocas y rocas, y troncos
meses, Al pasar los dos y troncos, ramas y
la madre murió de pena. hermanos ramas.
Los que muerta la relataba el agua limpia: En el hondón del
encontraron «A la vera de la fuente barranco
dicen que las manos Alvargonzález dormía». la noche, el miedo y el
yertas agua.
sobre su rostro tenía, II
oculto el rostro con —Anoche, cuando V
ellas. volvía Un lobo surgió, sus
a casa— Juan a su ojos
VI hermano lucían como dos ascuas.
Los hijos de dijo—, a la luz de la Era la noche, una noche
Alvargonzález luna húmeda, oscura y
ya tienen majada y era la huerta un cerrada.
huerta, milagro. Los dos hermanos
campos de trigo y Lejos, entre los quisieron
centeno rosales, volver. La selva
y prados de fina hierba; divisé un hombre ululaba.
en el olmo viejo, inclinado Cien ojos fieros ardían
hendido hacia la tierra; brillaba en la selva, a sus
por el rayo, la colmena, una hoz de plata en su espaldas.
dos yuntas para el mano
VI

9
¡Llueve, Señor, llueve,
( Soria, 1912 ) Con los primeros lirios llueve!
y las primeras rosas de
las huertas, En mi estancia,
A JOSÉ MARÍA en una tarde azul, sube iluminada
PALACIO al Espino, por esta luz invernal,
al alto Espino donde —la tarde gris tamizada
está su tierra... por la lluvia y el cristal
Palacio, buen amigo, —,
¿está la primavera ( Baeza, 29-3- sueño y medito.
vistiendo ya las ramas 1913 ) Clarea
de los chopos el reloj arrinconado,
del río y los caminos? y su tic-tic, olvidado
En la estepa ( POEMA DE UN por repetido, golpea.
del alto Duero, DÍA ) Tic-tic, tic-tic... Ya te he
Primavera tarda, oído.
¡pero es tan bella y ( meditaciones Tic-tic, tic-tic...
dulce cuando llega!... rurales ) Siempre igual,
A UN OLMO monótono y aburrido.
SECO ¿Tienen los viejos Tic-tic, tic-tic, el latido
Heme aquí ya, profesor
olmos de un corazón de metal.
. de lenguas vivas (ayer
algunas hojas nuevas? En estos pueblos, ¿se
Al olmo viejo, hendido maestro de gay-saber,
escucha
por el rayo aprendiz de ruiseñor)
Aún las acacias estarán el latir del tiempo? No.
y en su mitad podrido, en un pueblo húmedo y
desnudas En estos pueblos se
con las lluvias de abril frío,
y nevados los montes lucha
y el sol de mayo, destartalado y sombrío,
de las sierras. sin tregua con el reló,
algunas hojas verdes le entre andaluz y
con esa monotonía,
han salido. manchego.
¡Oh mole del Moncayo que mide un tiempo
. Invierno. Cerca del
blanca y rosa, vacío.
¡El olmo centenario en fuego.
allá, en el cielo de Pero ¿tu hora es la mía?
la colina...¡ Fuera llueve un agua
Aragón, tan bella! ¿Tu tiempo, reloj, el
Un musgo amarillento fina,
mío?
le lame la corteza que ora se trueca en
¿Hay zarzas florecidas (Tic-tic, tic-tic)... Era
blanquecina neblina,
entré las grises peñas, un día
al tronco carcomido y ora se torna aguanieve.
y blancas margaritas (tic-tic, tic-tic) que
polvoriento. Fantástico labrador,
entre la fina hierba? pasó,
. pienso en los campos.
y lo que yo más quería
Antes que te derribe, ¡Señor,
Por esos campanarios la muerte se lo llevó.
olmo del Duero, qué bien haces! Llueve,
con su hacha el leñador, ya habrán ido llegando llueve
las cigüeñas. Lejos suena un
y el carpintero tu agua constante y
clamoreo
te convierta en malena menuda
Habrá trigales verdes, de campanas...
de campana, sobre alcaceles y
y mulas pardas en las Arrecia el repiqueteo
lanza de carro o yugo habares,
sementeras, de la lluvia en las
de carretera; tu agua muda,
y labriegos que ventanas.
antes que rojo en el en viñedos y olivares.
siembran los tardíos Fantástico labrador,
hogar, mañana, Te bendecirán conmigo
con las lluvias de abril. vuelvo a mis campos.
ardas de alguna mísera los sembradores del
Ya las abejas ¡Señor,
caseta. trigo;
libarán del tomillo y el cuánto te bendecirán
. los que viven de coger
romero. los sembradores del
Antes que el río hasta la la aceituna;
pan!
mar te empuje los que esperan la
¿Hay ciruelos en flor? Señor, ¿no es tu lluvia
por valles y barrancas, fortuna
¿Quedan violetas? ley,
olmo, quiero anotar en de comer;
en los campos que ara
mi cartera los que hogaño,
Furtivos cazadores, los el buey,
la gracia de tu rama como antaño,
reclamos y en los palacios del
verdecida. tienen toda su moneda
de la perdiz bajo las rey?
en la rueda,
capas luengas, ¡Oh, agua buena, deja
Mi corazón espera traidora rueda del año.
no faltarán. Palacio, vida
también hacia la luz y ¡Llueve, llueve; tu
buen amigo, en tu huida!
hacia la vida, neblina
¡Oh, tú, que vas gota a
otro milagro de la que se torne en
¿tienen ya ruiseñores gota,
primavera. aguanieve,
las riberas? fuente a fuente y río a
y otra vez en agua fina!
10
río, Enrique Bergson: Los ni gobierno
como este tiempo de datos que perdure, ( Baeza,
hastío inmediatos ni mal que cien años 1913 )
corriendo a la mar de la conciencia. ¿Esto dure.
remota, es —Tras estos tiempos,
con cuanto quiere otro embeleco francés? vendrán
nacer, Este Bergson es un otros tiempos y otros y
cuanto espera tuno; otros,
florecer ¿verdad, maestro y lo mismo que
al sol de la primavera, Unamuno? nosotros
sé piadosa, Bergson no da como otros se jorobarán.
que mañana aquel Así es la vida, Don
serás espiga temprana, Immanuel Juan.
prado verde, carne rosa, el volatín inmortal; —Es verdad, así es la
y más: razón y locura este endiablado judío vida.
y amargura ha hallado el libre —La cebada está
de querer y no poder albedrío crecida.
creer, creer y creer! dentro de su mechinal. —Con estas lluvias...
No está mal: Y van
Anochece; cada sabio, su las habas que es un
el hilo de la bombilla problema, primor.
se enrojece, y cada loco, su tema. —Cierto; para marzo,
luego brilla, Algo importa en flor.
resplandece, que en la vida mala y Pero la escarcha, los
poco más que una corta hielos...
cerilla. que llevamos —Y además, los
Dios sabe dónde libres o siervos seamos; olivares
LA SAETA
andarán mas, si vamos están pidiendo a los
mis gafas... entre a la mar, cielos
librotes, lo mismo nos han de agua a torrentes. ¿Quien me
revistas y papelotes, dar. —A mares. presta una escalera
¿quién las encuentra?... ¡Oh, estos pueblos! ¡Las fatigas, los sudores para
Aquí están. Reflexiones, que pasan los subir al madero,
Libros nuevos. Abro lecturas y acotaciones labradores! para
uno pronto dan en lo que En otro tiempo... quitarle los clavos
de Unamuno. son: —Llovía a
¡Oh, el dilecto, bostezos de Salomón. también cuando Dios Jesús el Nazareno?
predilecto ¿Todo es quería.
de esta España que se soledad de soledades, —Hasta mañana, (Saeta
agita, vanidad de vanidades, señores. Popular)
porque nace o resucita! que dijo el Eclesiastés?
Siempre te ha sido, ¡oh Mi paraguas, mi ¡Oh, la saeta, el cantar
Rector sombrero, al Cristo de los gitanos,
Tic-tic, tic-tic... Ya pasó
de Salamanca!, leal mi gabán... El aguacero siempre con sangre en
un día como otro día,
este humilde profesor amaina... Vámonos, las manos,
dice la monotonía
de un instituto rural. pues. siempre por
del reló.
Esa tu filosofía desenclavar!
que llamas diletantesca, ¡Cantar del pueblo
voltaria y andaluz
Es de noche. Se platica Sobre mi mesa Los
funambulesca, que todas las
al fondo de una botica. datos
gran Don Miguel, es la primaveras
—Yo no sé, de la conciencia,
mía. anda pidiendo escaleras
Don José, inmediatos.
Agua del buen para subir a la Cruz!
cómo son los liberales No está mal
manantial, ¡Cantar de la tierra mía,
tan perros, tan este yo fundamental,
siempre viva, que echa flores
inmorales. contingente y libre, a
fugitiva; al Jesús de la agonía,
—¡Oh, tranquilícese ratos,
poesía, cosa cordial. y es la fe de mis
usté! creativo, original;
¿Constructora? mayores!
Pasados los carnavales, este yo que vive y
—No hay cimiento ¡Oh, no eres tú mi
vendrán los siente
ni en el alma ni en el cantar!
conservadores, dentro la carne mortal
viento.— ¡No puedo cantar, ni
buenos administradores ¡ay! por saltar
Bogadora, quiero,
de su casa. impaciente
marinera, a ese Jesús del madero,
Todo llega y todo pasa. las bardas de su corral.
hacia la mar sin ribera. sino al que anduvo en el
Nada eterno:
mar!
11
le aburre; sólo el humo sordina a sus desvaríos. un poco al uso de París
del tabaco pagano,
DEL PASADO simula algunas sombras Gran pagano y al estilo de España
EFÍMERO en su frente. se hizo hermano especialista
Este hombre no es de de una santa cofradía; en el vicio al alcance de
Este hombre del casino ayer ni es de mañana, el jueves Santo salía, la mano.
provinciano sino de nunca; de la llevando un cirio en la
que vio a Carancha cepa hispana mano Esa España inferior que
recibir un día, no es fruto maduro ni --¡aquel trueno!-- ora y bosteza,
tiene mustia la tez, el podrido, vestido de nazareno. vieja y tahur, zaragatera
pelo cano, es una fruta vana y triste;
ojos velados por de aquella España que Hoy nos dice la esa España inferior que
melancolía; pasó y no ha sido, campana ora y embiste
bajo el bigote gris, esa que hoy tiene la que han de llevarse cuando se digna usar de
labios de hastío, cabeza cana. mañana la cabeza,
y una triste expresión, al buen Don Guido muy aún tendrá luengo parto
que no es tristeza, serio de varones
sino algo más y menos: camino del cementerio. amantes de sagradas
el vacío LLANTO Y ¿Tu amor a los tradiciones
del mundo en la COPLAS POR alamares y de sagradas formas y
oquedad de su cabeza. y a las sedas y a los maneras;
LA MUERTE DE oros florecerán las barbas
Aún luce de corinto DON GUIDO
terciopelo y a la sangre de los apostólicas
chaqueta y pantalón toros y otras calvas en otras
Al fin, una pulmonía y al humo de los calaveras
abotinado, mató a Don Guido, y
y un cordobés color de altares? brillarán, venerables y
están católicas.
caramelo, las campanas todo el
pulido y torneado. ¡Oh fin de una
día aristocracia! El vano ayer
Tres veces heredó; tres doblando por él: ¡din,
ha perdido La barba canosa y lacia engendrará un mañana
don! sobre el pecho; vacío y ¡por ventura!
al monte su caudal; dos murió don Guido, un
ha enviudado. metido en tosco sayal pasajero,
señor las yertas manos en la sombra de un lechuzo
Sólo se anima ante el de mozo muy jaranero,
azar prohibido, cruz, tarambana,
muy galán y algo !tan formal! de un sayón con
sobre el verde tapete torero;
reclinado, el caballero andaluz. hechuras de bolero,
de viejo gran rezador. el vacuo ayer dará un
o al evocar la tarde de
un torero, mañana huero.
Dicen que tuvo un EL MAÑANA
la suerte de un tahúr, o serrallo
si alguien cuenta EFÍMERO Como la náusea de un
este señor de Sevilla; borracho ahito
la hazaña de un gallardo que era diestro
bandolero, La España de charanga de vino malo, un rojo
en manejar a caballo, sol corona
o la proeza de un y un maestro y pandereta,
matón, sangrienta. cerrado y sacristía, de heces turbias las
en refrescar manzanilla. cumbres de granito;
Bosteza de política devota de Frascuelo y
banales de María, hay un mañana
Cuando mermó su estomagante escrito
dicterios al gobierno riqueza de espíritu burlón y de
reaccionario, alma quieta, en la tarde pragmática y
era su monotonía dulzona.
y augura que vendrán pensar que pensar debía ha de tener su mármol y
los liberales, en asentar la cabeza. su día,
cual torna la cigüeña al Y asentóla su infalible mañana y su
campanario. poeta. Mas otra España nace,
de una manera la España del cincel y
Un poco labrador, del española,
cielo aguarda El vano ayer de la maza,
que fue a casarse con con esa eterna juventud
y al cielo teme; alguna una engendrará un mañana
vez suspira. vacío y ¡por ventura! que se hace
doncella de gran del pasado macizo de la
pensando en su olivar, y fortuna. pasajero.
al cielo mira Será un joven lechuzo y raza.
con ojo inquieto, si la Y repintar sus blasones tarambana,
lluvia tarda. un sayón con hechuras Una España implacable
hablar de las tradiciones y redentora,
lo demás, taciturno, de su casa, de bolero;
hipocondriaco, a la moda de Francia España que alborea
a escándalos y amoríos con un hacha en la
prisionero en la Arcadia poner tasa, realista,
del presente, mano vengadora,

12
España de la rabia y de y el bruto más espeso se Creó de nada un mundo
la idea. carga de razón. y, su obra terminada,
«Ya estoy en el secreto
( 1913 ) VIII —se dijo—: todo es
En preguntar lo que nada.»
sabes
XL - el tiempo no has de XXI
PROVERB perder... Ayer soñé que veía
Y a preguntas sin a Dios y que a Dios
IOS Y respuesta, hablaba;
CANTARE ¿quién te podrá y soñé que Dios me
S responder? oía...
Después soñé que
I soñaba.
Nunca perseguí la X
gloria La envidia de la virtud XXIII
ni dejar en la memoria hizo a Caín criminal. No extrañéis, dulces XXX
de los hombres mi ¡Gloria a Caín! Hoy el amigos, «El que espera
canción; vicio que esté mi frente desespera»,
yo amo los mundos es lo que se envidia arrugada. dice la voz popular.
sutiles, más. Yo vivo en paz con los ¡Qué verdad tan
ingrávidos y gentiles hombres verdadera!
como pompas de jabón. y en guerra con mis La verdad es lo que es,
Me gusta verlos XII entrañas. y sigue siendo verdad
pintarse ¡Ojos que a la luz se aunque se piense al
de sol y grana, volar abrieron XXIV revés.
bajo el cielo azul, un día para, después, De diez cabezas,
temblar ciegos tornar a la tierra, nueve XXXVI
súbitamente y hartos de mirar sin ver! embisten y una piensa. Fe empirista. Ni
quebrarse. Nunca extrañéis que un somos ni seremos.
XIII bruto Todo nuestro vivir es
IV Es el mejor de los se descuerne luchando emprestado.
Nuestras horas son buenos por la idea. Nada trajimos; nada
minutos quien sabe que en esta llevaremos.
cuando esperamos vida XXVII
saber, todo es cuestión de ¿Dónde está la utilidad XXXVII
y siglos cuando medida: de nuestras utilidades? ¿Dices que nada se
sabemos un poco más, algo Volvamos a la verdad: crea?
lo que se puede menos... vanidad de vanidades. No te importe; con el
aprender. barro
XV XXVIII de la tierra, haz una
V Cantad conmigo en Todo hombre tiene dos copa
Ni vale nada el fruto coro: Saber, nada batallas que pelear. para que beba tu
cogido sin sazón... sabemos, En sueños lucha con hermano.
Ni aunque te elogie un de arcano mar vinimos, Dios;
bruto a ignota mar iremos... y despierto, con el mar. XLI
ha de tener razón. Y entre los dos Bueno es saber que los
misterios está el enigma XXIX vasos
VI grave; Caminante, son tus nos sirven para beber;
De lo que llaman los tres arcas cierra una huellas lo malo es que no
hombres desconocida llave. el camino, y nada más; sabemos
virtud, justicia y La luz nada ilumina y el caminante, no hay para qué sirve la sed.
bondad, sabio nada enseña. camino:
una mitad es envidia, ¿Qué dice la palabra? se hace camino al XLIII
y la otra no es caridad. ¿Qué el agua de la andar. Dices que nada se
peña? Al andar se hace pierde,
VII camino, y acaso dices verdad;
Yo he visto garras XVI y al volver la vista atrás pero todo lo perdemos,
fieras en las pulidas El hombre es por se ve la senda que y todo nos perderá.
manos; natura la bestia nunca
conozco grajos mélicos paradójica, se ha de volver a pisar. XLIV
y líricos marranos... un animal absurdo que Caminante, no hay Todo pasa y todo
El más truhán se lleva necesita lógica. camino, queda;
la mano al corazón, sino estelas en la mar. pero lo nuestro es pasar,
13
pasar haciendo y otra España que aún la tenemos: pobre y
caminos, bosteza. ( Baeza, 21 de escuálida y beoda;
caminos sobre la mar. Españolito que vienes febrero de 1915 ) mas hoy de un vino
al mundo, te guarde malo: la sangre de su
XLVI Dios. herida.
Anoche soñé que oía Una de las dos Españas UNA ESPAÑA
a Dios gritándome: ha de helarte el JOVEN Tú, juventud más
¡Alerta! corazón. joven, si de más alta
Luego era Dios quien ... Fue un tiempo de cumbre
dormía, mentira, de infamia. A la voluntad te llega, irás
y yo gritaba: A DON España toda, a tu aventura
¡Despierta! FRANCISCO la malherida España, de despierta y transparente
Carnaval vestida a la divina lumbre:
XLVII
GINER DE LOS como el diamante clara,
RÍOS nos la pusieron, pobre y
Cuatro cosas tiene el escuálida y beoda, como el diamante pura.
hombre para que no acertara la
que no sirven en la mar: Como se fue el maestro, ( 1914 )
la luz de esta mañana mano con la herida.
ancla, gobernalle y
remos, me dijo: Van tres días
que mi hermano Fue ayer; éramos casi
y miedo de naufragar. adolescentes; era
Francisco no trabaja.
¿Murió?... Sólo con tiempo malo,
L encinta de lúgubres
—Nuestro español sabemos
que se nos fue por una presagios,
bosteza. cuando montar
¿Es hambre? ¿Sueño? senda clara,
diciéndonos: Hacedme quisimos en pelo una
¿Hastío? quimera,
Doctor, ¿tendrá el un duelo de labores y
esperanzas. mientras la mar dormía
estómago vacío? ahíta de naufragios.
—El vacío es más bien Sed buenos y no más,
en la cabeza. sed lo que he sido
entre vosotros: alma. Dejamos en el puerto
Vivid, la vida sigue, la sórdida galera,
LII y en una nave de oro
Discutiendo están dos los muertos mueren y
las sombras pasan; nos plugo navegar
mozos hacia los altos mares,
si a la fiesta del lugar lleva quien deja y vive
el que ha vivido. sin aguardar ribera,
irán por la carretera lanzando velas y anclas
o a campo traviesa irán. ¡Yunques, sonad;
enmudeced, campanas! y gobernalle al mar.
Discutiendo y
disputando Ya entonces, por el
empiezan a pelear. Y hacia otra luz más
pura fondo de nuestro sueño
Ya con las trancas de —herencia
pino partió el hermanó de la
luz del alba, de un siglo que vencido
furiosos golpes se dan; sin gloria se alejaba—
ya se tiran de las del sol de los talleres,
el viejo alegre de la un alba entrar quería;
barbas, con nuestra turbulencia
que se las quieren pelar. vida santa.
... ¡Oh, sí!, llevad, la luz de las divinas
Ha pasado un carretero, ideas batallaba.
que va cantando un amigos,
cantar: su cuerpo a la montaña,
a los azules montes Mas cada cual el
«Romero, para ir a
del ancho Guadarrama. rumbo siguió de su A LA MUERTE
Roma, locura;
lo que importa es Allí hay barrancos DE
agilitó su brazo,
caminar; hondos RUBÉN
de pinos verdes donde acreditó su brío;
a Roma por todas dejò como un espejo DARÍO
partes, el viento canta.
Su corazón repose bruñida su armadura
por todas partes se va.» y dijo: «El hoy es malo, Si era toda en tu
bajo una encina casta, verso la armonía del
en tierra de tomillos, pero el mañana... es
LIII mío.» mundo,
Ya hay un español que donde juegan ¿dónde fuiste, Darío, la
quiere mariposas doradas... armonía a buscar?
Allí el maestro un día Y es hoy aquel
vivir y a vivir empieza, mañana de ayer... Y Jardinero de Hesperia,
entre una España que soñaba un nuevo ruiseñor de los mares,
florecer de España. España toda,
muere con sucios oropeles de corazón asombrado de
Carnaval vestida la música astral,

14
¿te ha llevado Dionisos Hoy es siempre todavía. ¿Copla en el agua piensa en ti. La lejanía
de su mano al infierno dormida? es de limón y violeta,
y con las nuevas rosas XV ¿De monte en monte verde el campo todavía
triunfante volverás? Busca a tu encendida, Conmigo vienes
¿Te han herido complementario, la alborada Guiomar;
buscando la soñada Que marcha siempre verdadera? nos sorbe la serranía.
Florida, contigo, ¿Rompe en sus turbios De encinar en encinar
la fuente de la eterna Y suele ser tu contrario. espejos se va fatigando el día.
juventud, capitán? amor la devanadera El tren devora y devora
Que en esta lengua XVII de sus crepúsculos día y riel. La retama
madre la clara historia En mi soledad viejos? pasa en sombra; se
quede; He visto cosas muy desdora
corazones de todas las claras, el oro del Guadarrama.
Españas, llorad. Que no son verdad. II Porque una diosa y su
Rubén Darío ha muerto En un jardín te he amante
en sus tierras de Oro, XL soñado, huyen juntos, jadente,
esta nueva nos vino Los ojos por que alto, Guiomar sobre el los sigue la luna llena.
atravesando el mar. suspiras, río, El tren se esconde y
Pongamos, españoles, sábelo bien, jardín de un tiempo resuena
en un severo mármol, los ojos en que te miras cerrado dentro de un monte
su nombre, flauta y lira, son ojos porque te ven. con verjas de hierro gigante.
y una inscripción no frío. Campos yermos, cielo
más: XLIX Un ave insólita canta alto.
Nadie esta lira pulse, si ¿Dijiste media verdad? en el almez, Tras los montes de
no es el mismo Apolo, Dirán que mientes dos dulcemente, granito
nadie esta flauta suene, veces junto al agua viva y y otros monte de
si no es el mismo Pan. Si dices la otra mitad. santa, basalto,
toda sed y toda fuente. ya es la mar y el
( 1916 LIII En ese jardín, infinito.
) Tras el vivir y el soñar, Guiomar, Juntos vamos; libres
Está lo que más el mutuo jardín que somos.
importa: inventan Aunque el Dios, como
PROVERBIOS Y Despertar. dos corazones al par, en el cuento
CANTARES se funden y fiero rey, cabalgue a
( Nuevas Canciones ) LXVIII complementan lomos
Todo necio nuestras horas. Los del mejor corcel del
Confunde valor y racimos viento,
precio. de un sueño -juntos aunque nos jure
estamos- violento,
en limpia copa su venganza,
CANCIONES A exprimimos, aunque ensille el
GUIOM y el doble cuento pensamiento,
olvidamos. libre amor, nadie lo
AR (Uno: Mujer y varón, alcanza.
aunque gacela y león,
I llegan juntos a beber. IV
I No sabía El otro: No puede ser Hoy te escribo en mi
“El ojo que ves no es si era un limón amarillo amor de tanta fortuna: celda de viajero,
ojo porque tú lo veas; lo que tu mano tenía, dos soledades en una, a la hora de una cita
es ojo porque te ve. o el hilo de un claro día, ni aun de varón y imaginaria.
Guiomar, en dorado mujer.) Rompe el iris al aire el
II ovillo. aguacero,
Para dialogar, Tu boca me sonreía. Por ti la mar ensaya y al monte su tristeza
Preguntad, primero: Yo pregunté: ¿Qué me olas y espumas, planetaria.
Después… escuchad. ofreces? y el iris, sobre el monte, Sol y campanas en la
¿Tiempo en fruto, que otros colores, vieja torre.
VI tu mano y el faisán de la aurora ¡Oh tarde viva y quieta
Es tu Narciso eligió entre madureces canto y plumas, que opuso al ''panta
ya no se ve en el espejo de tu huerta? y el búho de Minerva rhei'' su ''nada corre'',
porque es el espejo ¿Tiempo vano ojos mayores. tarde niña que amaba a
mismo. de una bella tarde Por ti, ¡oh Guiomar!... su poeta!
yerta? ¡Y día adolescente
¿Dorada esencia III -ojos claros y músculos
VIII encantada? Tu poeta morenos-,

15
cuando pensaste a (Hora de España - He andado muchos
amor, junto a la fuente, (Barcelona), n.º XVIII, caminos
besar tus labios y junio 1938 ) 1
apresar tus senos!
Todo a esta luz de abril - Recuerdo infantil
se transparenta; II
todo en el hoy de ayer, De mar a mar entre los 1
el Todavía dos la guerra,
que en sus maduras más honda que la mar. - Tarde
horas En mi parterre,
el tiempo canta y miro a la mar que el 2
cuenta, horizonte cierra.
se funde en una sola Tú asomada, Guiomar, - El limonero lánguido
melodía, a un finisterre, suspende
que es un coro de tardes 3
y de auroras. miras hacia otro mar, la
A ti, Guiomar, esta mar de España - XI
nostalgia mía. que Camoens cantara,
tenebrosa. 3
Acaso a ti mi ausencia
POESIAS DE LA te acompaña. - XIII
GUERR A mí me duele tu
recuerdo, diosa. 3
A
La guerra dio al amor el - XV
tajo fuerte.
EL POETA Y es la total angustia de 3
RECUERDA LAS la muerte,
TIERRAS DE SORIA con la sombra - XVII
infecunda de la llama
I 3
¡Ya su perfil zancudo y la soñada miel de
en el regato, amor tardío, - XXXII
en el azul el vuelo de y la flor imposible de la
ballesta, rama 4
o, sobre el ancho nido que ha sentido del
de ginesta, hacha el corte frío. - XXXVIII
en torre, torre y torre, el
garabato ( Hora de España 4
(Barcelona), n.º XVIII,
de la cigüeña!... En la junio 1938 ) - Las moscas
memoria mía
tu recuerdo a traición ha 5
florecido;
y hoy comienza tu IV - Anoche cuando
campo empedernido Estos días azules y este dormía
el sueño verde de la sol de la infancia 5
tierra fría,
- Retrato
Soria pura, entre ( Este es el
montes de violeta. último verso que 5
Di tú, avión marcial, si Machado escribió, y
el alto Duero que se le encontró en el - A orillas del Duero
a donde vas recuerda a bolsillo de su pantalón a
su poeta, la hora de la muerte ) 6
al revivir su rojo ÍNDICE DE V - Campos de Soria
Romancero; E R S O S:
¿o es, otra vez, Caín, 7
sobre el planeta,
bajo tus alas, - El viajero - La tierra de
moscardón guerrero? Alvargonzález
1 8

16
- A un olmo seco

11

- A José María Palacio

11

- Poema de un día

11

- La saeta

13

- Del pasado efímero

13

- Llanto y coplas por la


muerte de Don Guido
14

- El mañana efímero

14

- Proverbios y cantares
(I)
15

- A Don Francisco
Giner de los Ríos
16

- Una España joven

17

- A la muerte de Rubén
Darío
17

- Proverbios y cantares
( II )
17

- Canciones a Guiomar

18

- Poesías de la guerra

19

17

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