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DETENCIÓN EN FLAGRANCIA.

APRECIACIÓN DE SU VALIDEZ
CONSTITUCIONAL CUANDO LA AUTORIDAD TIENE CONOCIMIENTO, POR
MEDIO DE UNA DENUNCIA INFORMAL, QUE SE ESTÁ COMETIENDO O SE
ACABA DE COMETER UN DELITO.

La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha determinado el


procedimiento que debe seguirse para efectuar una detención cuando la autoridad tiene
conocimiento por medio de una denuncia informal sobre un delito cometido en flagrancia;
y para que aquélla pueda ser válida (por guardar correspondencia formal y material con la
normativa que rige el actuar de la policía) tiene que ceñirse al concepto constitucional
estricto de flagrancia, es decir, debe actualizarse alguno de los supuestos siguientes: 1. La
autoridad puede aprehender al aparente autor del delito si observa directamente que la
acción se comete en ese preciso instante, esto es, en el iter criminis; o, 2. La autoridad
puede iniciar la persecución del aparente autor del delito a fin de aprehenderlo si, mediante
elementos objetivos, le es posible identificarlo y corroborar que, apenas en el momento
inmediato anterior, se encontraba cometiendo el delito. Ahora bien, tratándose de la
detención en flagrancia en el supuesto de denuncia informal (aquella que no se rinde ante el
Ministerio Público en las condiciones de regularidad formal que deben operar
ordinariamente), al evaluar la validez constitucional, el juez debe ponderar si la autoridad
aprehensora contaba con datos suficientes que le permitieran identificar con certeza a la
persona acusada y evaluar el margen de error que pudo haberse producido tomando como
base la exactitud y la precisión de los datos aportados en la denuncia.

CONTROL PROVISIONAL PREVENTIVO. PARÁMETROS A SEGUIR POR LOS


ELEMENTOS DE LA POLICÍA PARA QUE AQUÉL TENGA VALIDEZ CON
POSTERIORIDAD A LA DETENCIÓN EN FLAGRANCIA.

La finalidad de los controles preventivos provisionales es evitar la comisión de algún delito,


salvaguardar la integridad y la vida de los agentes policiacos, o corroborar la identidad de
alguna persona, con base en información de delitos previamente denunciados ante la policía
o alguna autoridad. En este sentido, la realización de esos controles excluye la posibilidad
de que la autoridad pueda detener a una persona sin causa mínima que lo justifique, de lo
contrario, bajo una circunstancia abstracta -como la apariencia física de las personas, su
forma de vestir, hablar o comportarse-, podrían justificar su detención y revisión física
cuando es evidente que no existen circunstancias que permitan explicar la sospecha de que
se está cometiendo un delito. Por tanto, para que se justifique la constitucionalidad de un
control preventivo provisional es necesario que se actualice la sospecha razonada objetiva
de que se está cometiendo un delito y no sólo una sospecha simple que derive de un criterio
subjetivo del agente de la autoridad. Así, las circunstancias para acreditar empíricamente la
sospecha razonable objetiva son relativas a los objetos materiales del ilícito, los sujetos,
lugares y horarios descritos por las víctimas y los testigos de algún delito con las denuncias
que haya recibido la policía. En este contexto, las condiciones en las cuales la policía estará
en posibilidad de llevar a cabo un control de detención, se actualizan cuando la persona
tenga un comportamiento inusual, así como conductas evasivas y/o desafiantes frente a los
agentes de la policía. Sin embargo, en la actualización del supuesto de sospecha razonada,
no existe la condición fáctica descrita, la comisión del delito evidente y apreciable de forma
directa, pero sí las condiciones circunstanciales que justifican la realización de un control
preventivo provisional por parte de los agentes de la autoridad, ya sea porque haya una
denuncia informal o anónima, o porque el sujeto exteriorice acciones que objetivamente
den lugar a considerar que se pretende ocultar la realización de un delito. Aunado a lo
anterior, las condiciones fácticas son las que van a determinar el grado de intensidad del
control preventivo por parte de la autoridad. En este sentido, existen dos tipos de controles
que pueden realizarse: 1. Preventivo en grado menor, en el cual, los agentes de la policía
pueden limitar provisionalmente el tránsito de personas y/o vehículos con la finalidad de
solicitar información a la persona controlada, por ejemplo, su identidad, ruta, motivos de su
presencia, etcétera. En este control preventivo de grado menor, también los agentes de la
policía pueden efectuar una revisión ocular superficial exterior de la persona o del interior
de algún vehículo. 2. Preventivo en grado superior, el cual está motivado objetivamente por
conductas proporcionales y razonablemente sospechosas, lo que implica que los agentes
policiales estén en posibilidad de realizar sobre la persona y/o vehículos un registro más
profundo, con la finalidad de prevenir algún delito, así como para salvaguardar la
integridad y la vida de los propios agentes. En este supuesto, éstos podrían, además,
registrar las ropas de las personas, sus pertenencias así como el interior de los vehículos.
Este supuesto se actualiza si las circunstancias objetivas y particulares del delito y el sujeto
corresponden ampliamente con las descritas en una denuncia previa, o bien si los sujetos
controlados muestran un alto nivel de desafío o de evasión frente a los agentes de la
autoridad. En consecuencia, si después de realizar el control provisional legítimo los
agentes de la policía advierten la comisión flagrante de algún delito, la detención del sujeto
controlado será lícita, y también lo serán las pruebas descubiertas en la revisión que, a su
vez, tendrán pleno valor jurídico para ser ofrecidas en juicio.

DETENCIÓN EN FLAGRANCIA. LOS ELEMENTOS POLICIALES QUE


PARTICIPEN EN ÉSTA CARECEN DE FACULTADES PARA REALIZAR
ACTUACIONES SOBRE LA INVESTIGACIÓN DEL DELITO, SIN AUTORIZACIÓN
DEL MINISTERIO PÚBLICO.

La detención en flagrancia, como excepción a la afectación del derecho humano a la


libertad personal, constituye un ejemplo del parámetro restringido de la intervención de la
policía, el cual aporta un fuerte contenido de seguridad jurídica para los gobernados, ya que
los cuerpos de las instituciones policiales que participen en dicha detención no tienen
autorización, en términos constitucionales, para actuar arbitrariamente; es decir, una vez
lograda la detención del indiciado, la policía tiene la obligación de presentarlo
inmediatamente ante el Ministerio Público, sin que esté facultada para realizar acciones
relacionadas con la investigación del delito, sin autorización de aquél. El anterior
imperativo persigue un objetivo constitucional: hacer que la detención en flagrancia opere
materialmente como una verdadera excepción a la afectación del derecho humano a la
libertad personal. Además, dicho mandato busca que al indiciado se le presente sin demora
injustificada ante la autoridad a quien le competa verificar si es correcta la causa que dio
lugar a su detención y determinar la situación que guarda frente al sistema jurídico positivo
y vigente.

DETENCIÓN EN FLAGRANCIA. LA DEMORA INJUSTIFICADA DE LA PUESTA


DEL DETENIDO A DISPOSICIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO NO IMPLICA QUE
AQUÉLLA SEA ILEGAL.

La detención de una persona y la inmediatez de su puesta a disposición ante el Ministerio


Público son actos diferentes, por ello, es importante considerar que ambos supuestos tienen
autonomía y deben analizarse en ese contexto; es decir, se trata de dos acciones que si bien
tienen una relación causal y sucesiva, mantienen independencia fáctica y sustancial. Así, en
el supuesto constitucional de detención en flagrancia, la primera acción que deben realizar
los policías es la detención; y la siguiente es presentar de inmediato al detenido ante el
Ministerio Público, para el efecto de que éste defina su situación jurídica. Sin embargo, el
hecho de que la policía demore injustificadamente la presentación, no implica que pueda
afirmarse jurídicamente que la persona fue detenida de forma ilegal; esto es, si la detención
se ajustó a los parámetros constitucionales, no existe razón jurídica por la que deba
afectarse la declaratoria de validez constitucional que se realice de ésta. Consecuentemente,
la prolongación injustificada de la puesta a disposición del detenido ante el Ministerio
Público es una condición fáctica sucesiva e independiente; de ahí que en caso de flagrancia,
aquélla tendrá que calificarse de legal por estar apegada a los parámetros constitucionales,
sin perder validez jurídica, a pesar de que los aprehensores, después de la detención y el
aseguramiento de las evidencias, retrasen la entrega del detenido de forma injustificada ante
el Ministerio Público. Ello, porque la violación se suscita con posterioridad a la detención
que fue legal, por lo que el impacto deberá reflejarse a partir de que la retención del
detenido se torna injustificada.

FLAGRANCIA. EL ARTÍCULO 106, PÁRRAFO TERCERO, DEL CÓDIGO DE


PROCEDIMIENTOS PENALES PARA EL ESTADO DE BAJA CALIFORNIA
CONTRAVIENE EL ARTÍCULO 16 CONSTITUCIONAL, PÁRRAFO TERCERO,
POSTERIOR A LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE 2008.

El artículo 106, párrafo tercero, del Código de Procedimientos Penales para el Estado de
Baja California, prevé que en el caso de delitos graves, las personas pueden ser detenidas
dentro de las setenta y dos horas posteriores a la comisión del hecho delictivo, cuando sean
señaladas como responsables por la víctima, por algún testigo o quien hubiese participado
con ellos, cuando se encuentre en su poder el instrumento o producto del delito, o
aparezcan huellas o indicios que indiquen su participación en éste. De tal forma, la porción
normativa de mérito amplía a setenta y dos horas -bajo determinados supuestos- el periodo
en que puede considerarse que se está en presencia de una flagrancia, por lo que dentro de
ese plazo podrá detenerse -sin orden judicial o de autoridad competente- al sujeto que se
hubiera señalado como responsable de un ilícito penal. Así las cosas, dicha porción
normativa viola lo previsto por el artículo 16 de nuestra Carta Magna, al establecer el
término de setenta y dos horas como el periodo en el cual puede considerarse flagrancia
después de que tuvo lugar un delito, pues no cumple con el precepto constitucional citado,
el cual establece el concepto de flagrancia como al instante de la comisión del delito y al de
la huida u ocultamiento del sujeto que se generan inmediatamente después de la realización
de los hechos delictivos sin que establezca término.

PARTE INFORMATIVO DE LA POLICÍA EN EL SUPUESTO DE DETENCIÓN POR


FLAGRANCIA. PARÁMETROS QUE DETERMINAN SU NATURALEZA JURÍDICA
COMO PRUEBA.

En el supuesto de detención por flagrancia, la licitud del parte informativo de la policía,


como medio de prueba, no está supeditada a su ratificación por parte de sus signatarios en
la averiguación previa o en el proceso penal, toda vez que el reconocimiento del informe de
la policía y la reiteración de los hechos que en él se describen, constituyen una
circunstancia formal en la configuración de la prueba; de ahí que si no se realiza la
diligencia en la que se ratifique el informe por los policías que lo suscriben, éste mantendrá
el carácter de prueba documental; sin embargo, cuando se ratifica, debe valorarse en
términos de una prueba testimonial. Así, el informe del agente de la policía que realizó la
detención de una persona en el supuesto de flagrancia tiene validez jurídica como dato
indiciario, ya que la configuración de la prueba es una circunstancia independiente y no
tiene relación con la determinación de validez lícita de la prueba.

DETENCIÓN DEL INCULPADO DENTRO DEL DOMICILIO. ESTÁ JUSTIFICADA SI


AL INGRESAR LA PERSONA O LOS POLICÍAS QUE LO ASEGURARON SE
ESTABA COMETIENDO EL DELITO EN FLAGRANCIA Y LA VÍCTIMA QUE
HABITA EL LUGAR PERMITIÓ EL ACCESO.

Del artículo 16, párrafo quinto, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, se advierte que cualquier persona puede detener al indiciado al momento en
que se esté cometiendo el delito o inmediatamente después de haberse cometido; de ahí que
si los agentes aprehensores ingresan al domicilio con consentimiento de la víctima a
detener a la persona, esto quedó debidamente justificado, pues el texto constitucional no
señala específicamente la prohibición de la detención en el interior del domicilio en caso de
delito flagrante; por lo que si se está cometiendo algún ilícito dentro de un domicilio, el
activo puede ser detenido por cualquier persona o por los elementos policiacos, ante la
denuncia y el consentimiento de la parte ofendida que habita dicho lugar. Así, con
independencia de que cada hecho delictuoso reviste diversas particularidades, cuando se
trate de un delito de resultado material, como la violencia familiar, el secuestro, el robo en
casa habitación, etcétera, estos hechos pueden ser advertidos, ya que causan daño a otros
bienes jurídicos, así como a la integridad de las personas que habitan el lugar; de ahí que
debe impedirse que se produzcan.

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