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UNAN- MANAGUA
RECINTO UNVERSITARIO “RUBÉN DARÍO”
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS JURÍDICAS
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA
Integrantes:
Bra. Jeniffer Daniela Brenes Ubeda
Bra. Sonia Valentina García Vallejos
Bra. Leyla Rosa Incer Baltodano
Br. Fabrizio Eugenio María Sega
Grupo: T-151
Noviembre, 2018
1. Introducción
2. Planteamiento del problema
El bajo rendimiento académico es una problemática que se vive comúnmente en distintas
instituciones educativas (escuelas, universidades etc.) públicas o privadas, y se debe tener
presente que es multifactorial; este estudio tiene como una variable importante “Inteligencia
Emocional” por ser uno de los factores incidentes en dicha problemática. Commented [a1]: ¿QUÉ ES?
Es por eso que nace el interés de dar respuesta a la siguiente interrogante: ¿Existe relación
entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico de los estudiantes de quinto año
‘’A’’de la carrera de Psicología de la UNAN, Managua?
3. Justificación
En nuestro contexto académico la inteligencia emocional se presenta en un plano de menor
valor y generalmente no se considera como un factor influyente en el rendimiento académico
de los estudiantes de la carrera de psicología.
El presente estudio es conveniente ya que permite conocer en mayor medida la relación entre
ambas variables (inteligencia emocional y rendimiento académico).
A pesar de que este no ayudará a resolver el problema real ofrece la posibilidad de una
exploración fructífera de este fenómeno, y se pueden sugerir ideas, recomendaciones o
hipótesis para futuros estudios que engloben esta temática.
4. Antecedentes
Al realizar la revisión documental en el Centro de Difusión de Humanidades CEDIHUM,
Biblioteca Salomón de la Selva UNAN-Managua y la Web se encontraron tres
investigaciones desarrolladas en el contexto nacional y dos en el contexto internacional.
Para llevar a cabo esta investigación, la autora utilizó un enfoque cuantitativo, con un nivel
de profundidad correlacional, usando como método la prueba TMMS basada en Trait Meta-
Moodscale, para evaluar la Inteligencia Emocional y en cuanto al Rendimiento Académico
que es la otra variable que contempla dicho estudio, se obtuvo mediante la revisión del
promedio de las notas finales y se usó el coeficiente de correlación de Pearson. La muestra
estuvo compuesta por 53 estudiantes tanto del sexo masculino como del femenino en edades
de 14 y 16 años.
Mediante los resultados obtenidos en este estudio se logró concluir que no existe correlación
estadísticamente significativa entre el Rendimiento Académico y la Inteligencia Emocional,
sin embargo, se logró aceptar la hipótesis alterna que plantea este estudio, la cual indica que
existe una correlación estadísticamente significativa a un nivel de confianza 0.05 entre el
Rendimiento Académico y Estrategias para regular las emociones, que presentan los sujetos
de estudio de esta investigación.
Cabe resaltar que este estudio no ha tomado en cuenta la separación de los sujetos por género,
ya que en otras investigaciones relacionadas se han encontrado diferencias entre hombres y
mujeres. Además, la utilización de la prueba TMMS como única en dicho estudio para medir
inteligencia emocional hace que exista la curiosidad de utilizar otra prueba y realizar
comparaciones en términos de resultados.
Veliz (2013) en su proyecto de tesis titulado ‘’La inteligencia emocional en el rendimiento
académico de los estudiantes de quinto de secundaria de instituciones educativas estatales
y particulares de la zona urbana de el Tambo’’ (Perú) en esta se presenta como objetivo
general determinar si influye la inteligencia emocional en el rendimiento académico de los
sujetos de estudio que se menciona anteriormente en el tema, por su naturaleza el estudio se
ubica en el tipo aplicada, según su finalidad es de tipo sustantiva explicativa ya que está
orientada al descubrimiento de los factores causales que inciden en el acontecimiento de un
fenómeno, el método de investigación utilizado es descriptivo con un diseño descriptivo
comparativo. El universo está constituido por todos los estudiantes de quinto año de
secundaria que asisten regularmente a las instituciones estatales y particulares de la zona
urbana de El Tambo-Huancayo, la muestra cuenta con 200 de los estudiantes que pertenecen
al universo.
En tercer lugar, se tomó como antecedente a Díaz y Juárez (2012) en su tesis titulada
“Inteligencia emocional en estudiantes de V año de la carrera de Psicología de la UNAN-
León en el periodo comprendido Octubre-Noviembre 2011” (León, Nicaragua), la cual
presenta como objetivo primordial investigar el nivel de inteligencia emocional de los
estudiantes de V año de la carrera de Psicología.
Cabe destacar que para cumplir el fin del estudio las autoras, el enfoque utilizado fue
cuantitativo, donde se empleó el método de la encuesta y como instrumento para evaluar la
inteligencia emocional se aplicó la Trait Meta-Mood Scale-24 (TMMS-24) de Fernández-
Berrocal, que es una versión reducida y adaptada al castellano de la escala americana Trait
Meta-MoodScale (TMMS) de Salovey, Mayer, Goldman, Turvey&Palfai (1995). Los datos
obtenidos por dicho método e instrumento se analizaron a través de la revisión documental y
la estadística descriptiva. Por otra parte, es de importancia mencionar que la muestra de la
investigación está compuesta por 20 estudiantes de V año de la carrera de Psicología.
Los resultados obtenidos indican que los estudiantes que participaron en el estudio poseen
conocimiento de Inteligencia y que las puntuaciones más altas de los factores de Percepción,
Comprensión y Regulación fueron entre excelente y adecuada lo que nos indica que estos
jóvenes tienen desarrollados sus capacidades para sentir, expresar, comprender y regular sus
emociones.
Cerna, García, y Baltodano (2011) en su tesis titulada “Inteligencia Emocional y su
incidencia en el afrontamiento de estrés laboral en docentes del colegio Bella Cruz del
municipio de Ciudad Sandino durante el periodo de Agosto 2010-Marzo 2011” (Managua-
Nicaragua), que presenta como objetivo determinar si los niveles de inteligencia emocional
inciden en el afrontamiento del estrés laboral en los docentes del colegio antes mencionado.
Es necesario recalcar que para el cumplimiento de dicho estudio los autores utilizaron un
enfoque cuantitativo, en el cual se empleó la encuesta y el test de inteligencia emocional. Por
otro lado, cabe mencionar que la muestra de la investigación fue de 33 docentes del Colegio
Bella Cruz.
Los resultados obtenidos indicaron que: los niveles de inteligencia emocional en los sujetos
de estudio son normales, por lo que les permite a los docentes del colegio Bella Cruz la
habilidad para discriminar y regular sus emociones, lo que les ayuda a reducir el malestar
subjetivo y las emociones negativas.
Otro estudio de referencia fue la tesis de Bárcenas y Espinoza, esta se titula: ‘’Relación de
la inteligencia emocional con la adicción al amor en los estudiantes II a V año de la
escuela de psicología de la UNAN-LEÓN en el período de abril a octubre del 2008’’(León,
Nicaragua), el objetivo central de esta investigación es determinar si existe relación entre la
inteligencia emocional y la adicción al amor en los estudiantes de II a V año de la escuela de
psicología de la UNAN-LEÓN.
El estudio es de tipo descriptivo-correlacional, de corte transversal, la población de estudio
estuvo constituida por 200 estudiantes y se contó con una muestra de 158, el muestreo
utilizado fue por conveniencia, para la recopilación de la información se utilizó una batería
de pruebas entre ellas: Test de inteligencia emocional de Daniel Goleman, Test de adicción
al amor elaborado por el doctor Saúl Alvarado. Mediante la aplicación de los instrumentos
se determinó que las mujeres presentaron mayor problema de adicción al amor, respecto a la
inteligencia emocional que poseen los estudiantes se encontró que la mayoría de las mujeres
poseen una inteligencia emocional baja a diferencia de los hombres ya que ellos se
encuentran en un nivel de inteligencia emocional medio.
Consideramos relevantes los estudios antes expuestos en este acápite debido a que cada uno
de ellos contiene elementos que sirven de ante sala para el desarrollo de nuestra investigación.
No obstante, las variables específicas que se pretenden estudiar en nuestro contexto no suelen
abordarse. Es bueno decir que los estudios que se desarrollaron anteriormente tienen
dificultades en relación a tomar en cuenta las situaciones socio demográficas o bien la
separación.
5. Objetivos
Objetivo General
Objetivos Específicos
6. Marco Teórico
Son muchos los teóricos que han estudiado la Inteligencia Emocional y han brindado aportes,
entre los que se destacan los psicólogos Peter Salovey, John Mayer, Reuven Bar-On y Daniel
Goleman, los dos últimos autores forman parte del modelo mixto, el cual postula que una
inteligencia emocional desarrollada puede llevar a grandes sentimientos de bienestar en las
personas siendo con esto capaces de tener una mejor calidad de la vida.
Dentro del modelo se aborda la definición, los componentes de la IE, donde se incluyen
elementos emocionales, fisiológicos, la experiencia subjetiva y la conducta no verbal, todo
esto según los autores antes mencionados, dichos aspectos mencionados se hacen
trascendentales en el tema de investigación. Además de esto se plantean las funciones de la
IE en las personas, relacionando las mismas aun contexto académico.
Cabe destacar que la perspectiva teórica retomada para la realización de este estudio es la del
Dr. Reuven Bar-On, quien propone un modelo mixto y es considerado como el creador del
‘’Tercer gran modelo de inteligencia emocional’’.
Es necesario una ampliación de lo antes expuesto, para entender de una manera más clara los
objetivos de esta investigación y así llegar a cumplir la relación de las dos variables en estudio
como lo son la inteligencia emocional y el rendimiento académico.
6.1.1 Definición
Según Veliz (2013) desde la década de los noventa, los investigadores han comenzado a
percatarse que las emociones y no el cociente intelectual, podrían ser las verdaderas medidas
de la inteligencia humana. Por eso, se menciona que, siendo ésta época considerada en todos
los niveles como la época del cerebro, en el campo de la psicología tuvo mayor impacto el
tema de las emociones.
Salovey y Mayer, citados por Alonso Tamayo (2014, p.7) definen la inteligencia emocional
como ‘’un tipo de inteligencia social que incluye la habilidad de supervisar y entender las
emociones propias y las de los demás, discriminar entre ellas y usar la información (afectiva)
para guiar el pensamiento y las acciones de uno. ’’
La inteligencia emocional es la capacidad para llevarse bien con los demás, permite
así comprender lo que sienten y experimentan, para responder apropiadamente sus
necesidades, es el fundamento de la empatía hacia los demás, la conciencia personal
y las habilidades sociales, se desarrolla en gran medida en la adolescencia intermedia,
cuando maduran las partes del cerebro que controlan la manera en que la gente se
guía por sus emociones. (Goleman, 1995, p. 41).
Así mismo Goleman (1995) expresa que habitualmente existe un equilibrio entre la mente
emocional y la mente racional en el que la emoción alimenta y da forma a las operaciones de
la mente racional y la mente racional ajusta y a veces censura las entradas procedentes de las
emociones, pero cuando aparecen las pasiones, el equilibrio se rompe y la mente emocional
desborda y secuestra a la mente racional, en la estructura mental, las emociones son el sistema
organizador de la mente; en el momento que intervienen, todo queda afectado.
Según Goleman citado por Escobedo (2015, p.13) indica que las personas con déficits en
inteligencia emocional pueden tener graves problemas de ajuste personal y de adaptación
social. Las investigaciones más recientes demuestran que estos individuos muestran un
descenso en el grado de competencia emocional, que conlleva como consecuencia un
aumento en ansiedad, depresión, problemas sociales, delincuencia y agresividad. Así mismo,
plantea que la incidencia de los factores emocionales en la vida es decisiva en el caso de la
salud, hasta el punto de que las relaciones perturbadoras y relaciones tóxicas han sido
identificadas como factores de riesgo que favorecen la aparición de algunas enfermedades.
Goleman (2000) hace referencia al conocimiento de las propias emociones, siendo ésta la
capacidad de reconocer los propios sentimientos. Éste es uno de los puntos más importantes
de la inteligencia emocional. Las personas que tienen una mayor certeza de sus emociones
suelen dirigir mejor sus vidas.
Por otro lado, Salovey y Mayer (1997) reformulan su concepto inicial de inteligencia
emocional como la habilidad de percibir con exactitud, valorar, expresar, acceder y generar
emociones que faciliten el pensamiento; comprender y conocer las emociones, y la habilidad
para regular las emociones para promover crecimiento emocional e intelectual.
El modelo teórico de estos autores está compuesto por cuatro habilidades básicas, modelo de
las cuatro ramas: Percepción emocional, facilitación emocional, comprensión emocional y
manejo emocional. (Mayer y Salovey, 1997).
Una de las principales referencias teóricas tomadas para la elaboración de este marco es la
de Bar-On (2014) quien afirma que la Inteligencia emocional es un conjunto de
competencias, herramientas y comportamientos emocionales y sociales, que determinan
como percibimos, entendemos, y controlamos nuestras emociones. Y todas estas
competencias, herramientas y comportamientos nos ayudan a entender cómo se sienten los
demás y como nos relacionarnos con ellos, además de hacer frente a obligaciones, desafíos
y presiones diarias. Sobre la base de este concepto, BarOn construye el inventario de cociente
emocional (I-CE), siendo necesario de presentar en el marco de trabajo conceptual de éste.
Bar-On (1997) propuso un modelo de factores en el que inciden cinco dimensiones de la IE:
1) Habilidades Intrapersonales; 2) Habilidades Interpersonales; 3) Manejo del Estrés; 4)
Adaptabilidad; y, 5) Estado de Ánimo General, de estos 5 componentes conocidos como
meta-factores o factores principales se basan 15 sub-factores que serán mencionados
posteriormente en esta investigación.
Este enfoque se destaca por el énfasis que atribuye a la IE en la adaptación del individuo a
diferentes situaciones de naturaleza emocional y social.
Para Ugarriza (2001) el modelo que propone Bar-On puede ser visto desde dos ópticas
diferentes, una sistémica y otra topográfica.
Por el contenido teórico que aquí se presenta y los puntos ya tratados, se deduce que la
inteligencia emocional es la capacidad para adaptarnos al medio y a las diversas situaciones
que se presentan en la vida cotidiana, en pocas palabras tener a nuestras reacciones y
emociones trabajando a nuestro favor y no en contra, la habilidad para tomar decisiones,
llevarse bien con los demás; con exactitud es valorar, expresar, acceder y generar emociones
que promuevan el desarrollo humano, por medio de la convivencia y socialización.
6.2.1 Autoconocimiento
Reconocer nuestras emociones es muy importante, y a la vez una tarea muy complicada para
muchas personas; lidiar día a día con una gama de emociones sin poder reconocerlas nos
puede generar conflictos en el control de las mismas. Vásquez (2008) refiere que cuando se
avanza en el proceso del propio conocimiento, también se puede lograr mayor respeto,
control y estima hacia uno mismo. Tener conocimiento y comprensión de los motivos que
nos llevan a actuar de una manera determinada nos hace capaz de respetarnos y lograr el
respeto de los demás.
Por otro lado, Celis (2018) menciona que: “Nuestras emociones pueden jugar a nuestro favor,
o en nuestra contra. Si conoces tus emociones, puedes decidir sobre ellas y actuar para
mejorarlas”. Las consecuencias de no poseer la capacidad de identificar nuestras emociones
nos pueden provocar dificultades en las relaciones interpersonales, ya que, no reconocer
nuestras emociones nos limita a reconocer las de los demás, dando así, la imagen de una
persona distante, frívola, apática y desinteresado, etc. Según Soteras (2012) También la falta
de autoconocimiento de las emociones puede generar dificultades para adoptar decisiones, ya que en
ese proceso no sólo se emplea la razón, también la emoción juega un papel fundamental.
Mediante los aportes de los diferentes autores presentados anteriormente, los cuales
contribuyen al concepto y la importancia del autoconocimiento, planteamos que, este es el
resultado de un proceso auto reflexivo, en el cual, la persona adquiere noción de sí misma,
de sus emociones, cualidades y características.
Poseer la habilidad de conocer nuestras emociones, el origen de ellas y lo que estas provocan
es sumamente importante; reconocer hasta qué punto nuestro estado de ánimo influye en
nuestras conductas, así mismo, saber de nuestros puntos débiles y nuestras fortalezas las
cuales podemos utilizar a nuestro favor para manejar las situaciones adversas que
cotidianamente se puedan presentar.
6.2.2 Autocontrol
Goleman (1995) nos explica que, si de una parte somos esclavos de nuestra propia
naturaleza, y en ese sentido es muy escaso el control que podemos ejercer sobre la forma
en que nuestro cerebro responde a los estímulos y sobre su manera de activar
determinadas respuestas emocionales, sin embargo sí que podemos ejercer algún control
sobre la permanencia e intensidad de esos estados emocionales, esto va en dependencia
de la forma en la que hemos aprendido a actuar ante las situaciones, también influye la
personalidad que cada quién posee incluyendo en esto, los dos elementos que la
componen como son el carácter y el temperamento.
El ser humano nace sin control de sí mismo actuando impulsivamente, con el fin de
saciar sus necesidades las cuales no las hace saber de la forma en que lo hace el típico
adulto. Con el tiempo nos van educando y aprendemos acerca del autocontrol, la
sensatez y la prudencia con la que debemos resolver nuestras necesidades. Craig (2009)
afirma: “En el condicionamiento clásico, se parean dos o más estímulos y se asocian
entre sí. De este modo se adquieren muchas conductas ordinarias, entre éstas las
reacciones emocionales”.(P.119).
A pesar de que a determinada edad ya tendríamos que tener la habilidad de controlarnos,
lamentablemente las condiciones y el entorno en el que nos desenvolvemos en ciertas
ocasiones no nos permite ganar esta lucha, lo que puede producir consecuencias nefastas
y a veces irremediables.
Para comprender mejor estos postulados, podemos observar su aplicación en el caso del
enfado que es una de las emociones que más nos afectan y cuya complejidad en su
control podría ser más grande que otras en muchos casos.
Goleman (1995) aduce que el enfado es una emoción que se percibe normalmente,
incontrolable e incluso euforizante por el intenso poder seductor; es decir que puede
llegar a ser tan fuerte que no se logre resistir.
Cuando el sujeto está enfadado crea en su mente un círculo en el cual no existe la razón
debido a que el poder de la emoción que lo invade nubla su capacidad de discernir en el
conflicto. Mientras más vueltas le da a los motivos que originaron su enojo este más se
incrementa, debido a que no puede mirar más allá de lo que le afecta.
Tice (como se citó en Goleman, 1995) Expresar abiertamente el enfado constituye una
de las peores maneras de tratar de aplacarlo, porque los arranques de ira incrementan
necesariamente la excitación emocional del cerebro y hacen que la persona se sienta
todavía más irritada.
En contraposición a lo antes expuesto, Pérez afirma que: “La represión de la ira hace
que esos sentimientos perduren durante mucho más tiempo por lo que, aunque las
reacciones no alcancen la misma intensidad, su duración se prolonga y pueden volver
una y otra vez al primer plano de atención de la persona, con sus correspondientes
alteraciones fisiológicas”,
6.2.3 Automotivación
El ser humano es tan complejo que es difícil explicar su conducta o su motivación; sin
embargo, las perspectivas de distintos autores coinciden en cuanto a los conceptos de
motivación.
La motivación es la disposición personal para realizar una tarea o conseguir una meta, esta
puede ser intrínseca o extrínseca, la primera, también llamada motivación interna en la que
Francesc Rovira (2014) considera que es hacer algo que nos gusta o bien porque nos causa
mucha satisfacción; es decir que por automotivación se entiende que es la fuerza que proviene
de un impulso interno, de la perspectiva personal que cada individuo tiene del mundo.
Teniendo en cuenta lo antes mencionado, cabe resaltar que el entusiasmo y la actitud positiva
están directamente relacionadas con la automotivación y en consecuencia con las emociones.
Goleman (1995) Conceptualizó el término entusiasmo, como una habilidad emocional, donde
se siente gusto por lo que se hace o bien es el optimismo que representa el estímulo ideal para
el éxito.
Del mismo modo que Goleman retoma el entusiasmo como emoción importante para
conducirnos a la automotivación, se pretende considerar que las personas que no poseen
entusiasmo y tenacidad para afrontar los contratiempos cotidianos, tienden a quedarse
estancados o sumergidos en pensamientos y acciones que conllevan a la mediocridad y
desmotivación, siendo esta un extremo negativo de la automotivación.
Ahora se puede decir que existe marcada diferencia entre una persona que actúe desde un
ángulo optimista, perseverante y otra que se encuentra desmotivada, por lo que diversos
estudios han trazado la correlación entre estas habilidades emocionales y otros componentes.
Retomando los componentes que conforman la automotivación, como menciona Bueno 1998
(citado por Dialnet 2000) donde se encuentran una serie de términos cercanos que nos
encaminan a la automotivación: Curiosidad, motivo, interés, impulso. En esta investigación
se reconocerá al ser humano como alguien curioso, buscadores y poseedores de planes y
metas, deseosos de superar obstáculos.
Asimismo, es bueno considerar que el campo académico no está apartado de estas huertas
de estudios, pues se sabe que hay factores que intervienen en el desempeño académico y sin
lugar a dudas el mundo emocional y la falta de automotivación de una persona es un factor
que puede intervenir en el rendimiento académico.
Dentro de este marco se establecerá marcada relación entre empatía y socialización, debido
a que ambas se intersectan o bien se conectan, ampliando en las personas las habilidades para
el fortalecimiento de las áreas sociales o de relaciones interpersonales, las cuales forman
parte de un pilar fundamental dentro de la inteligencia emocional.
Es preciso decir, que, ya que el ser humano es alguien social, comunicativo, quien
indispensablemente necesita estar en contacto e interacción, porque trae consigo desde su
génesis el deseo, la fuerza y la disposición de satisfacer la socialización; de no ser así, en la
medida en se satisfaga esta área, Freud, Alfred y Adler (como se citó en Goleman, 1995)
aluden que dicha situación puede generar sentimientos de inadecuación o de inseguridad ,
disminuyendo así la habilidad que hace referencia a la empatía y por ende afectando el CE
(cociente emocional).
Igualmente, Maslow (como se citó en Goleman 1995) hace una descripción detallada de una
persona que posee habilidades sociales, esta persona muestra, sobre todo: una percepción
más clara y eficaz de la realidad, mayor apertura a las experiencias, mayor integración de la
persona, mayor espontaneidad y expresividad, es decir un yo real acompañado de una
identidad sólida.
Si bien es cierto que lo referido anteriormente hace referencia para algunos quizás a la
persona ideal o a alguien perfecto, también es cierto que son capacidades y habilidades que
se pueden lograr ya que el ser humano trae consigo la existencia de una tendencia hacia
adelante, lo que nace de una necesidad de crecimiento, que, en términos generales, Maslow
describe esta parte como autorrealización, (citado por Goleman, 1995).
Es por eso que se le da importancia a la capacidad de poder captar las emociones de los demás
y la de nosotros mismos como parte del desarrollo personal, en vista de esto, es posible que
exista el siguiente cuestionamiento: ¿cómo sabemos que hemos sido capaces de ser
empáticos? La respuesta a esta interrogante es saber que podemos sentir empatía cuando nos
relacionamos con los demás y poseemos una buena comunicación ya que las emociones son
captadas, aceptadas, recibidas y correspondidas.
Sin duda alguna las personas que poseen estas habilidades están encaminadas al buen
desarrollo en cuanto a la inteligencia emocional, lo cual es importante ya que ayuda a un
mejor funcionamiento, crecimiento y desarrollo. Es sumamente importante decir que esto no
significa que lo equívoco de las personas no forma parte de la naturaleza humana y menos se
pretende conducir a eliminar los actos fallidos.
Partiendo de los modelos de inteligencia emocional que se han desarrollado a través de los
años, surge una serie de instrumentos de medición elaborados por los diferentes teóricos
que abordan este tema.
Es importante destacar el instrumento que formará parte de la metodología de esta
investigación pues fue seleccionado por conveniencia y tomando en cuenta la aplicabilidad
a nuestro contexto.
Para medir la inteligencia emocional de los sujetos de este estudio se utilizará la prueba de
Bar-On I-CE o por su nombre original Bar-On EQ-i, según Ugarriza (2001) la evolución de
esta prueba se inició en 1980 con el desarrollo independiente de un planteamiento
multifactorial y teóricamente ecléctico para definir operacionalmente y describir
cuantitativamente la Inteligencia Emocional. La Investigación del autor surgió de su trabajo
como psicólogo clínico. Su experiencia clínica resaltaba la necesidad de responder a la
pregunta de por qué algunas personas muestran un mejor bienestar psicológico que otros.
La Autorrealización es otro sub elemento que Baron toma en cuenta, y este se refiere, dicho
en palabras sencillas a la habilidad para realizar lo que realmente podemos, queremos y
disfrutamos de hacerlo.
El auto concepto: Es otro elemento importante, que consiste en respetarse así mismo,
aceptarse tal como uno es incluyendo los defectos.
Así mismo las relaciones interpersonales o bien la habilidad para mantener relaciones o
contactos personales mutuos y satisfactorias, caracterizadas también por una cercanía
emocional e intimidad.
Componente del Manejo del Estrés: En este apartado se encuentra la tolerancia al estrés
y el control de los impulsos, es decir la habilidad para afrontar y tolerar las situaciones
cotidianas adversas y complicadas, teniendo una actitud positiva. Así mismo la habilidad del
control de los impulsos está vinculada a resistir un impulso, para no actuar inadecuadamente,
teniendo dominio propio de nuestras emociones, optando por la temperancia.
La actitud optimista, nos permite observar el lado más brillante de la vida, a pesar de las
adversidades y los sentimientos negativos.
Ahora se puede decir que el equilibrio entre este manojo de habilidades que comprende
Baron, a través de los pilares o componentes fundamentales, ya antes expuestos, son los que
nos conducen a poseer inteligencia emocional. No obstante, es bueno decir que no se pretende
idealizar estas habilidades, ya que las emociones negativas no siempre se deben reprimir,
pues es importante permitirnos errar, o equivocarnos, lo más importante es optar por un
equilibrio entre el dominio de cada una de estas capacidades. La inteligencia emocional es
algo que se puede aprender y adaptar a nuestro estilo de vida, para tener una mejor salud.
7. Rendimiento académico
Por ser cuantificable, el rendimiento académico determina y mide las capacidades del
alumno, que expresa lo que éste ha aprendido a lo largo del proceso de formación, también
implica la capacidad que este tiene para responder a los estímulos educativos.
Sin embargo, Goleman (1995) menciona que están aumentando el número de personas cuya
filosofía reconoce la importancia del desarrollo delas habilidades relacionadas con la
inteligencia emocional, por tal razón el CI deja de tener una relevancia absoluta en el mundo
dándole merito a la inteligencia emocional.
Las escalas son establecidas en este caso por el ministerio de educación, estas escalas se
conforman con calificaciones que van de 0 a 100, en la mayoría de las instituciones
educativas tanto públicas como privadas se implementa este sistema para cuantificar el
proceso de aprendizaje.
Mientras que Rodríguez (1992) citado por Escobedo de la Riva (2015) define el rendimiento
académico como una expresión en nota numérica, que obtiene un alumno como resultado de
una evaluación que mide el producto del proceso de enseñanza aprendizaje en el que
participa.
Por su parte Jiménez (2000), manifiesta que el rendimiento académico es el fin de todos los
esfuerzos y todas las iniciativas educativas manifestadas por el docente y el alumno, de allí
que la importancia del maestro se juzga por los conocimientos adquiridos por los alumnos,
como expresión de logro académico a lo largo de un período, que se sintetiza en un
calificativo cuantitativo.
Bricklin (2007) afirma que el rendimiento académico hace referencia a la evaluación del
conocimiento adquirido en el ámbito escolar terciario o universitario. Un estudiante con buen
rendimiento académico es aquel que obtiene calificaciones positivas en los exámenes que
debe rendir a lo largo de una asignatura cursada. En otras palabras, el rendimiento académico
es una medida de las capacidades del alumno, que expresa lo que éste ha aprendido a lo largo
del proceso formativo.
Cabe resaltar que el estudio del rendimiento académico a través de calificaciones, es un factor
predictivo de primer orden de la calidad de la enseñanza. Sin embargo, esta posición es
bastante restrictiva, ya que se centra en las notas obtenidas, depositando el resultado en el
producto obtenido por el estudiante, lo que provoca que se dé por sentado el sistema de
enseñanza tradicional que descansa en la evaluación sumativa, que descarga el fracaso o éxito
en el estudiante.
A su vez Touron (2000) citado por Ramírez (2016, p.10 y 11), considera que el rendimiento
académico es la capacidad intelectual lograda por un estudiante en un proceso de enseñanza-
aprendizaje y en una determinada institución educativa específica. Es la capacidad de las
personas para actuar en situaciones y problemáticas, haciendo uso de nuestras estructuras
mentales y de razonamiento lógico y deductivo.
De acuerdo a las investigaciones de los autores antes expuestos y con fines a esta
investigación el concepto a tratar es que el rendimiento académico es la medida de las
capacidades del alumno, que manifiesta lo que ha aprendido como consecuencia de un
proceso de instrucción o formación.
El rendimiento académico, por ser multicausal, envuelve una enorme capacidad explicativa
de los distintos factores y espacios temporales que intervienen en el proceso de aprendizaje.
Por otra parte, Bricklin (como se citó en Escobedo, 2015) plantea la existencia de cuatro áreas
extensas que el psicólogo debe investigar al tratar de determinar la razón por la que el
educando tiene un rendimiento académico deficiente entre las que retoma el factor
psicológico, puesto que es la causa del mayor número de casos de rendimiento insuficiente.
Por lo antes expuesto, los aspectos que se deberían trabajar dentro de un programa de
intervención psicopedagógica, son los siguientes: confianza en sí mismo, hábitos de estudio,
control y manejo de la frustración y capacidad de aprovechamiento; cabe destacar que estos
se encuentran íntimamente relacionados con los componentes de la inteligencia emocional
ya antes mencionados. Por tal motivo se considera que el factor psicológico es el principal
incidente en el rendimiento.
Por lo cual algunos estudios como el de Oliver (2000), señala una relación de gran
relevancia en el bienestar psicológico y el rendimiento académico,
El segundo factor que se toman en cuenta son los pedagógicos, que se enfocan en
metodologías deficientes que emplean los educadores en el proceso de aprendizaje
enseñanza. Dentro de las cuales destacan: la pedagogía basada fundamentalmente en la
memoria mecánica y poco en el aprendizaje significativo; recurrir demasiado a las
calificaciones bajas, como arma para que los alumnos trabajen; malas metodologías en el
aprendizaje de la lecto-escritura que generan dislexias aprendidas y fracaso escolar.
Es necesario recalcar que existen factores sociológicos, ya que es importante analizar el tipo
de vecindario y medio ambiente que rodeaal educando, la importancia que se da a la
educación en el hogar, el grado de escolaridad de los padres y el nivel socioeconómico.
Cuando el educando proviene de un estrato socioeconómico bajo, es más propenso a tener
un rendimiento bajo, debido a la baja calidad alimentaria, analfabetismo de los padres, trabajo
infantil y poca o nula estimulación psicosocial. Otros factores son los fisiológicoscausa de
un número reducido de casos de rendimiento insuficiente; a pesar de ello, la evaluación
deberá cubrir las áreas:Vista, oído, sistema glandular, y en si el estado general de salud.
7. Hipótesis
La inteligencia emocional influye en el rendimiento académico de los estudiantes de quinto
año ‘’A’’ de la carrera de Psicología.
Hipótesis alterna
La inteligencia emocional no influye en el rendimiento académico de los estudiantes de
quinto año ‘’A’’ de la carrera de Psicología.
10. Conclusiones