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TEORÍA Y PRÁCTICA.
MÓDULO I
Así, por ese entonces, se decía que durante la convivencia de los cónyuges, la
condición para la procedencia de tal prestación consistía simplemente en la
existencia del matrimonio, pues el texto anterior del art. 198 del Cód. Civ.
(según ley 23.515) establecía que aquellos se debían mutuamente fidelidad,
asistencia y alimentos.
*
CNCiv., Sala A, 14/12/87, LL, 1989-A-715, sum. 18; ídem, id.,
6/10/87, JA, 1988-11-26 (índice), sum. 7.
*2
CNCiv., Sala A, 4/8/87, LL, 1989-A-716; ídem, id., 15/11/96, LL,
1997-C- 987 (caso 11.479); ídem, id., 3/5/99, ED, 187-687; ídem,
Sala B, 4/5/94, LL, 1995-D-38; ídem, sala H, 11/8/97, LL, 1998-E-702
y DJ, 1998-1-870; CCiv. y Com. Morón, Sala 2a, 15/6/95, JA, 1997-lll-
síntesis, sum. 6; CApel. Concepción del Uruguay, Sala Civ. y Com.,
30/6/98, LL, 1999-C-801 (caso 13.990); CCiv., Com. y Laboral
Rafaela, 4/4/01, Zeus, 88-473, See. Jurisprudencia.
CNCiv., Sala B, 29/3/94, LL, 1995-A-73; ídem, id., 27/12/95, ED, 170-
577; ídem, Sala H, 21/4/97, DJ, 1998-2-991; ídem, Sala K, 21/12/92,
LL, 1993- C-88; ídem, Sala A, 9/12/92, LL, 1993-D-114; SCBA,
15/10/91, LL, 1992-A-
88.
Por lo tanto, la obligación alimentaria del art. 198 del Cód. Civ. vigente al
1/8/15- se mantenía, aún, cuando la separación de hecho hubiera sido
acordada entre los cónyuges o se hubiera producido bastante tiempo atrás.
CNCiv., Sala D, 8/8/84, LL, 1984-D-517 y Rep. LL, 1984-137, sum. 18;
ídem, Sala A, 30/11/98, LL, 1999-C-801 (caso 13.989); CCiv., Com. y
de Familia Bell Ville, 26/3/92, LL Córdoba, 1992-1112 y LL, 1995-D-
848, sum. 59. En contra: CCiv. y Com. San Isidro, Sala Ia, 10/7/92, JA,
1994-1-392.
*
CNCiv., Sala B, 4/5/94, LL, 1995-D-38; ídem, Sala A, 15/11/96, LL,
1997- C-987 (caso 11.479); ídem, sala H, 11/8/97, LL, 1998-E-702 y
DJ, 1998-1- 870; ídem, id., 21/4/97, DJ, 1998-2-991.
*
CNCiv., Sala D, 14/11/88, LL, 1990-A-682 (caso 6831); ídem, id.,
14/8/ 90, ED, 140-811y JA, 1993-l-síntesis, sum. 2; ídem, sala A,
9/12/92, LL, 1993- D-114; CApel. Concordia, Sala Civ. y Com.,
30/11/94, JA, 1996-ll-síntesis, sum. 7; CCiv. y Com. 2a La Plata, Sala
III, 16/6/70, ED, 35-381, sum. 22.
*
CNCiv., Sala H, 21/6/94, ED, 163-257; CApel. Concordia, Sala Civ. y
Com., 30/11/94, JA, 1996-ll-síntesis, sum. 7.
En otro orden, esta primera parte del art. 432 del nuevo Código determina
que, con posterioridad al divorcio, sólo se pueden reclamar alimentos en los
supuestos previstos o por convenio entre partes.
Se limitan así, las posibilidades de que uno de los cónyuges reclame alimentos
con posterioridad al divorcio, siendo sólo viables las causales que enumera el
art. 434 conforme veremos «ut infra».
Pautas para fijar la cuantía de la cuota alimentaria durante la
convivencia o la separación de hecho de los cónyuges
El art. 433, enumera una serie de pautas para tener en cuenta para la
cuantificación de la cuota alimentaria a fijarse, durante la convivencia o la
separación de hecho.
Esas pautas son las siguientes:
1o) El trabajo dentro del hogar, la dedicación a la crianza y educación de los
hijos y sus edades.
2o) La edad y el estado de salud de ambos cónyuges.
3o) La capacitación laboral y la posibilidad de acceder a un empleo de quien
solicita alimentos.
4o) La colaboración de un cónyuge en las actividades mercantiles, industriales
o profesionales del otro cónyuge.
5o) La atribución judicial o fáctica de la vivienda familiar.
6o) El carácter ganancial, propio o de un tercero del inmueble sede de esa
vivienda. En caso de ser arrendada, si el alquiler es abonado por uno de los
cónyuges u otra persona.
7o) Si los cónyuges conviven, el tiempo de la unión matrimonial.
8o) Si los cónyuges están separados de hecho, el tiempo de la unión
matrimonial y de la separación.
9o) La situación patrimonial de ambos cónyuges durante la convivencia y
durante la separación de hecho.
1o) Cuando se solicita para quien padece una enfermedad grave preexistente al
divorcio que le impide auto sustentarse. Si el alimentante fallece, la obligación
se trasmite a sus herederos.
CApel. Civ. y Com. Concepción del Uruguay, 31/3/78, Rep. LL, 1980-
151, sum. 14 ; CNCiv., Sala E, 9/4/90, ED, 140-405; ídem, id.,
1/11/90, JA, 1991-11-77 (de los Considerandos del fallo); Stilerman,
Marta N.: Divorcio por presentación conjunta, Ed. Universidad, Buenos
Aires, 1996, p. 103; Arazi, Roland: El juicio de alimentos en la ley y la
jurisprudencia, LL, 1991-A-688; Méndez Costa, María J.: Visión... cit.,
p. 88.
Art. 236 del Código Civil, vigente al 1/8/15: «En los casos de los
artículos 205 y 215 la demanda conjunta podrá contener acuerdos
sobre los siguientes aspectos:
1° Tenencia y régimen de visitas de los hijos;
2° Atribución del hogar conyugal;
3° Régimen de alimentos para los cónyuges e hijos menores o
incapaces incluyendo los modos de actualización.
También las partes podrán realizar los acuerdos que consideren
convenientes acerca de los bienes de la sociedad conyugal. A falta de
acuerdo la liquidación de la misma tramitará por vía sumaria.
El juez podrá objetar una o más estipulaciones de los acuerdos
celebrados cuando, a su criterio, ellos afectaren gravemente los
intereses de una de las partes o el bienestar de los hijos. Presentada
la demanda, el juez llamará a una audiencia para oír a las partes y
procurará conciliarlas. Las manifestaciones vertidas en ella por las
partes tendrán carácter reservado y no constarán en el acta. Si los
cónyuges no comparecieran personalmente, el pedido no tendrá efecto
alguno.
Si la conciliación no fuere posible en ese acto, el juez instará a las
partes al avenimiento y convocará a una nueva audiencia en un plazo
no menor de dos meses ni mayor de tres, en la que las mismas
deberán manifestar, personalmente o por apoderado con mandato
especial, si han arribado a una reconciliación. Si el resultado fuere
negativo el juez decretará la separación personal o el divorcio
vincular, cuando los motivos aducidos por las partes sean
suficientemente graves. La sentencia se limitará a expresar que dichos
motivos hacen moralmente imposible la vida en común, evitando
mencionar las razones que la fundaren».
El tema que se plantea, en este punto, es que si el juez exige esas garantías y
el alimentado no las presenta, dicho convenio no podrá ser homologado
judicialmente.
Con lo cual, quien se perjudicará -en mayor medida- será el propio
alimentado.
Asimismo, como en otros aspectos de los alimentos se deja al arbitrio judicial
la aplicación o no de este requisito.
Compensación económica (prestación compensatoria)
• Francia
En Francia, se reservan las pensiones compensatorias para los supuestos de
ruptura del vínculo, es decir, para el divorcio, con excepción del que se ha
obtenido por ruptura de la vida en común.
No se aplica a la separación, en la cual -al seguir existiendo el vínculo
matrimonial- se mantiene la prestación alimentaria en la medida que ésta
corresponda, lo cual estimamos es la solución correcta.
En ese país, el principio general por el cual se faculta a percibir pensiones
compensatorias se encuentra en el art. 270 de su Cód. Civ. (conf. art. 18-1 de
la ley modificatoria 2004-439, relativa al divorcio) siendo su fundamento el
establecer una prestación destinada a compensar -en la medida de lo posible-
la disparidad que la ruptura del matrimonio crea en las condiciones de vida de
los ex cónyuges.
Para el cónyuge culpable, esta compensación podrá ser denegada por el juez
(conf. art. 18-1 de la ley modificatoria 2004-439, relativa al
divorcio).
El actual art. 271 del Cód. Civ. de Francia (conf. art. 18-11 de la ley
modificatoria 2004-439, relativa al divorcio), señala para establecer la p<
Misión compensatoria una serie de pautas que deberá tener en cuenta el juez
al momento de fijarla.
En principio, la pensión compensatoria consistirá en una suma fija, en forma
de capital cuyo monto será fijado por el juez (art. 270 del Cód. Civ, según
texto de la ley modificatoria 2004-439, relativa al divorcio).
De acuerdo al art. 274 del Cód. Civ. francés (texto ley 2004-439), el juez
decide las modalidades conforme a las cuales se ejecutará la prestación
compensatoria en capital, entre las siguientes:
1o) Entrega de una suma de dinero.
2o) Atribución de bienes en propiedad o de un derecho temporario o vitalicio de
uso, habitación o usufructo.
El actual art. 275 de este Código francés determina que, cuando el deudor no
pueda hacer entrega del capital íntegro, el juez puede autorizar a su pago en
partes periódicas hasta un plazo de ocho años, si bien este plazo podrá ser
extendido cuando el deudor sufre un modificación importante en su situación.
En tanto el actual art. 276 del mismo Código, preceptúa: «A título excepcional,
el juez podrá, por decisión especialmente motivada, fijar la prestación
compensatoria en forma de renta vitalicia cuando la edad o el estado de salud
del acreedor no le permitan subvenir a sus necesidades».
Agrega esta norma, que a tal efecto se tomarán en consideración las pautas
establecidas en el art. 271.
Cuando la pensión se haya fijado en forma de renta, el monto de ella podrá ser
reducido «cuando las circunstancias así lo impongan, mediante la atribución de
capital, conforme los supuestos previstos en el art. 274».
Asimismo, en virtud a la modificación establecida por la ley 2004- 439, la
prestación compensatoria fijada en forma de renta podrá ser revisada,
suspendida o suprimida en caso de cambio importante en los recursos o las
necesidades tanto del deudor como del acreedor.
La ley 2004-439 modifica el art. 276-4, por cuanto ahora se dispone que el
deudor de una prestación compensatoria en forma de renta, podrá pedir en
todo momento la sustitución en todo o en parte de la renta por un capital.
Actualmente, el art. 280 del Código francés dice que a la muerte del cónyuge
deudor, la prestación compensatoria -cualquiera que sea su forma- se deberá
extraer del haber sucesorio y será soportada por todos los herederos, los
cuales no quedan obligados personalmente sino en hasta el límite del activo
sucesorio.
Agrega que, si fuera necesario, también responden por esa deuda los
legatarios particulares, en proporción a su beneficio.
El actual art. 280-1 establece que, los herederos podrán decidir de común
acuerdo mantener las formas y modalidades de pago de esta pensión.
• España
En cuanto a lo contemplado en el Derecho Civil español, con relación a este
instituto, podemos decir:
La prestación compensatoria, se encuentra estipulada en los arts. 97 y
siguientes del Cód. Civ. de España.
El art. 97 de ese Código establece que la pensión compensatoria regirá para la
separación o el divorcio, a raíz del desequilibrio económico sufrido por uno de
los cónyuges en relación con el otro como consecuencia de la ruptura familiar.
Es decir que, la pensión que establece el art. 97, se caracteriza por constituir
un derecho del cónyuge al que la separación o el divorcio le suponen un
desequilibrio económico respecto del otro, implicando un empeoramiento de su
situación en relación a la que tenía durante el matrimonio.
De lo cual, se desprende que el demandado que solicita la pensión deberá
acreditar dos presupuestos tácticos: que la separación o el divorcio le han
producido un desequilibrio económico respecto de la posición del otro, y que
ello implica un empeoramiento en su situación anterior al matrimonio.
Por lo tanto, la finalidad de esta pensión en el Derecho Civil español, es que
cada uno de los cónyuges pueda continuar con el nivel económico del que
gozaba durante la convivencia matrimonial.
Si los cónyuges tramitan la separación o el divorcio por mutuo acuerdo, podrán
presentar un convenio que establezca la pensión compensatoria y su importe,
sujeto a homologación judicial que, por lo general, es concedida.
El art. 97 del Cód. Civ. español, contiene una serie de pautas para que el juez
determine la pensión (muy similares a las de nuestro art. 707 del anterior Cód.
Civ., ya que aquella fue una de las fuentes de este, aunque luego el legislador
lo aplicara a prestaciones de alimentos y no a pensiones compensatorias).
No existe en la legislación española, ninguna tabla o baremo al que deba
ajustarse el juez al momento de determinar la pensión y, por lo tanto, fijará la
cuantía a su criterio de acuerdo a las pautas citadas.
El importe de esta prestación, se deberá actualizar todos los años conforme a
la variación que experimente el índice de precios al consumo, que publica el
Instituto Nacional de Estadística de ese país.
Resulta ser competente para fijar esta pensión, el juzgado en donde tramita el
proceso de separación o divorcio.
La pensión compensatoria fijada judicialmente, podrá ser sustituida en
cualquier momento -mediante acuerdo de las partes- por la constitución de
una renta vitalicia, el usufructo de determinados bienes o la entrega de un
capital en bienes o en dinero (art. 99 del Cód. Civ. español).
Fijada la pensión, sólo podrá ser modificada «por alteraciones sustanciales en
la fortuna de uno u otro cónyuge» (art. 100 del Código precitado); es decir, en
aquellos casos en que el acreedor mejora su situación o cuando el deudor la
empeora.
Si se tramita un proceso de divorcio, y con anterioridad se tramitó uno de
separación en donde si fijó la pensión compensatoria, el beneficiario de ella
podrá solicitar que se la mantenga.
Pero, no se hizo lugar a la petición de esta pensión, en el proceso de divorcio,
cuando no se la solicitó con anterioridad en el proceso de separación y
hubieren transcurrido entre ambos procesos varios años.
Si bien -en principio- esta pensión no tiene un límite temporal pu- diendo ser
vitalicia, en el convenio regulador las partes pueden fijarle un término,
transcurrido el cual se extingue el derecho.
También, el juez puede fijarle un plazo.
El derecho a la pensión compensatoria, se extingue -en esta legislación- por
contraer el beneficiario nuevo matrimonio o «por vivir maritalmente con otra
persona» (art. 101, párrafo primero, del mismo Código).
En este último caso, se exigió que esa unión afectiva tenga habitualidad y
estabilidad.
En cambio, no se extingue -en principio y de forma automática- por el trabajo
del beneficiario.
Tampoco se extingue por la muerte del deudor, y la obligación pasa a sus
herederos.
Sin embargo, éstos podrán solicitar al juez «la reducción o supresión de
aquella, si el caudal hereditario no pudiera satisfacer las necesidades de la
deuda o afectara a sus derechos en la legítima» (art. 101, segundo párrafo,
Cód. Civ. español).
Ninguna norma prohíbe -en el Cód. Civ. español- que el beneficiario renuncie a
esta pensión, y -por lo tanto- esa posibilidad ha sido aceptada por la
jurisprudencia.
Asimismo, ninguna disposición legal en ese Código excluye la pensión
compensatoria para el cónyuge culpable, de ahí que su concesión se basa en
un criterio objetivo (desequilibrio económico) y no en uno subjetivo (inocencia
o culpabilidad en la separación o el divorcio). Igual criterio adopta la
legislación italiana en la materia.
• Cataluña (España)
El Código de Familia de la región autónoma de Cataluña (España), señala dos
supuestos en que se aplican estas pensiones:
El primero lo encontramos en su art. 41: «En los casos de separación judicial,
divorcio o nulidad, el cónyuge que, sin retribución o con una retribución
insuficiente, ha trabajado para la casa o para el otro cónyuge tiene derecho a
recibir de éste una compensación económica, en caso de que se haya
generado, por este motivo, una situación de desigualdad entre el patrimonio
de los dos, que implique un enriquecimiento injusto».
El segundo inciso del art. 41 de ese Código, establece que la compensación
debe ser en dinero, salvo acuerdo entre las partes o si la autoridad judicial
-por causa justificada- autoriza el pago con bienes del cónyuge obligado.
El lapso máximo de esta pensión será de tres años (art. 41, inc. 2o).
La petición de esta pensión, sólo puede efectuarse en la primera presentación
que se efectúe en el proceso de separación, divorcio o nulidad del matrimonio
(art. 42, inc. Io).
El segundo supuesto que indica este Código de Familia, se halla en su art. 84:
«El cónyuge que, como consecuencia del divorcio o la separación judicial, vea
más perjudicada su situación económica y, en caso de nulidad, sólo en cuanto
al cónyuge de buena fe, tiene derecho a recibir del otro una pensión
compensatoria que no exceda el nivel de vida del que disfrutaba durante el
matrimonio, ni el que pueda mantener el cónyuge obligado al pago».
En tal caso, esta pensión debe ser disminuida «si quien la percibe tiene mayor
fortuna, o quien la abona pasa a peor fortuna» (art. 84, Inc. 3o).
Esta prestación debe pagarse -en principio- en dinero y por mensualidades
(art. 85, inc. 1°), pero en cualquier momento -por acuerdo de partes o por
resolución judicial- el obligado al pago puede sustituirla por la entrega de
bienes en dominio o usufructo (art. 85, inc. 2o).
Agrega el art. 86, inc. 1° de este Código de Familia, que esta pensión se
extingue por: mejora en la situación económica del cónyuge acreedor o por
empeoramiento de la situación económica del obligado, por matrimonio del
acreedor o por su convivencia con un tercero, por el fallecimiento del
beneficiario, por el transcurso del plazo legal para la cual se estableció.
En tanto, no cesa por fallecimiento del cónyuge obligado, si bien sus herederos
pueden solicitar su reducción o exoneración si la rentabilidad de los bienes de
la herencia no resulta suficiente para realizar su pago (art. 86, inc. 2°).
Podemos observar que, la legislación civil de Cataluña, al igual que la
legislación nacional de España, aplica las pensiones compensatorias tanto en la
separación como en el divorcio, y que las puede solicitar incluso el cónyuge
declarado culpable en aquellos.
•Austria
Las modificaciones introducidas en la legislación de Austria, llevaron a regular
este instituto en el marco de las relaciones económicas que genera el divorcio.
Su concesión, en este país europeo, es independiente de la calificación de cada
uno de los cónyuges en el proceso de divorcio (art. 68a, EheG).
La nueva legislación, tiende a evitar situaciones de desequilibrio económico
entre los cónyuges divorciados, tras la ruptura del vínculo.
Así, cuando uno de los cónyuges durante el matrimonio se dedicó a las tareas
del hogar y al cuidado de los hijos, y luego del divorcio cumple el mismo rol,
se entiende que aquel dejó su preparación laboral por tal circunstancia y,
asimismo, que luego del divorcio tampoco podrá conseguir una ocupación
laboral debido al tiempo que le demandan sus hijos pequeños.
Sin embargo, tal prestación es temporal: hasta que los menores alcancen una
cierta edad.
Por medio de las pensiones compensatorias, se quiere -en estos casos-
compensar estos servicios prestados a favor de la sociedad conyugal, que no
pueden computarse al momento de su liquidación.
• Quebec (Canadá)
Conforme a los arts. 414 y 465 del Cód. Civ. de Quebec, la disolución del
vínculo conlleva la división del patrimonio familiar y pone fin al régimen
matrimonial de los esposos.
Pero también, esa disolución tiene el efecto de generar pensiones
compensatorias (arts. 427 a 430 de su Cód. Civ.).
Por lo cual, el cónyuge que contribuyó con su aporte -en bienes o servicios- al
enriquecimiento del patrimonio del otro, se encuentra habilitado para reclamar
una compensación pecuniaria destinada a corregir el desequilibrio producido.
Por ello, se ha interpretado que la prestación compensatoria constituye una
aplicación particular de la acción «in rem verso».
Conforme ilustra Fanzolato, en Quebec las prestaciones compensatorias se
fundan en el enriquecimiento sin causa, como consecuencia del
empobrecimiento económico de uno de los esposos, por haberse dedicado a
las tareas del hogar.
Proceden para ambos cónyuges, aunque quien las solicite sea el cónyuge
culpable.
Asimismo, no cesan por el ulterior matrimonio del beneficiario o su unión extra
matrimonial con un tercero.
Por lo expresado, cabe concluir que esta legislación aplica las pensiones
compensatorias sólo cuando se ha roto el vínculo matrimonial, y que adopta
un criterio objetivo para su concesión, ya que el culpable del divorcio puede
ser también beneficiario.
• El Salvador
El Código de Familia de El Salvador, establece la pensión compensatoria en sus
arts. 113 y 114.
Conforme a la primera parte del art. 113, «si el matrimonio se hubiere
contraído bajo el régimen de separación de bienes, o si habiendo existido un
régimen de comunidad su liquidación arrojare un saldo negativo, el cónyuge a
quien el divorcio produjere desequilibrio que implique una desmejora sensible
en su situación económica, en comparación con la que tenia dentro del
matrimonio, tendrá derecho a una pensión en dinero que se fijará en la
sentencia de divorcio, de acuerdo con las pruebas que al efecto se hubieren
producido».
Para determinar el importe de esta pensión, se tomarán en cuenta una serie
de pautas que enumera el segundo párrafo de la norma precitada.
En esta legislación, la pensión compensatoria se extingue por: cesar la causa
que lo motivó, contraer el acreedor nuevo matrimonio o convivir maritalmente
con otra persona, haber cometido injuria grave contra el deudor, la muerte del
acreedor y del deudor (art. 113, tercer párrafo).
Asimismo, se extingue cuando el deudor entregue bienes, constituya el
derecho de usufructo, uso o habitación sobre determinados bienes, o entregue
una suma total en efectivo al acreedor, si así lo acordasen los interesados o lo
decidiera el juez tras una petición justificada del deudor (art. 113, cuarto
párrafo).
En tanto, el art. 114 estipula que no habrá derecho al pago de la pensión
compensatoria, en los casos de divorcio en que se establezca «grave conducta
dañosa» de un cónyuge para con el otro.
• Chile
La última legislación extranjera en adoptarla fue la chilena, a través de la ley
19.947 (nueva ley de Matrimonio Civil) promulgada y publicada el 17/05/04,
en sus arts. 61 a 66.
El art. 61 de esta ley chilena, expresa: «Si, como consecuencia de haberse
dedicado al cuidado de los hijos o a las labores propias del hogar común, uno
de los cónyuges no pudo desarrollar una actividad remunerada o lucrativa
durante el matrimonio, o lo hizo en menor medida de lo que podía y quería,
tendrá derecho a que cuando se produzca el divorcio o se declare la nulidad
del matrimonio, se le compense el menoscabo económico sufrido por esta
causa».
1o) Cuando haya que subsanar un desequilibrio económico, producido entre los
cónyuges con motivo de la separación o el divorcio.
Es el supuesto regulado en el art. 270 del Cód. Civ. francés, en el art. 97 del
Cód. Civ. español, el art. 113 del Cód. de Familia de El Salvador y en el art. 84
del Código de Familia de Cataluña.
En este caso, mediante la aplicación del instituto que estamos analizando, se
tratará de que uno de los cónyuges -el que solicita la prestación
compensatoria- no quede en situación totalmente dispar respecto del otro, una
vez producida la ruptura matrimonial.
Al respecto, se ha dicho que para verificar el desequilibrio no sólo se deberán
comparar los ingresos de ambos cónyuges, sino la real situación en que ha
quedado cada cónyuge. Por lo cual, el juez para fijar esta pensión deberá
examinar las circunstancias particulares de cada cónyuge.
Así, podría suceder que la posición económica e ingresos de ambos sean
equivalentes, pero no obstante ello, la situación de cada uno no seria similar si
uno de ellos queda a cargo de sus hijos menores de edad y además tiene
problemas de salud.
Nuestra nueva legislación, en el art. 441, suscribe a esta postura.
2) Cuando haya que compensar a uno de los cónyuges por aquellos aportes en
servicios o bienes que no puedan ser salvados en la liquidación y partición del
régimen patrimonial matrimonial.
Es el supuesto que prevé la reforma a la ley de matrimonio de Austria (art.
68a, EheG), el art. 427 del Cód. Civ. de Quebec y el art. 41 del Código de
Familia catalán (y era el que también preveía, el derogado ni 23 de la
Compilación del Derecho Civil de Cataluña de 1993). Como podemos observar,
la legislación de Cataluña contempla las dos situaciones enumeradas, en sus
arts. 84 y 41.
Asimismo, es la que adopta Chile en el art. 61 de la ley 19.947 (nueva ley de
Matrimonio Civil).
En este caso, la pensión compensatoria tendrá como fundamento la reparación
o compensación del enriquecimiento injusto de uno de los cónyuges.
Este supuesto, es mayormente aplicable, en aquellas legislaciones que no
contemplen el sistema de ganancialidad para el régimen patrimonial del
matrimonio, sino el de separación de bienes.
Pero ello, no excluye que estas pensiones se puedan implementar en aquellos
países en los cuales rige la ganancialidad para ese régimen, pues ciertas
situaciones no pueden ser salvadas aun en ese sistema- al momento de la
disolución matrimonial.
Ejemplo de lo expresado el párrafo anterior, sería el hecho de que en virtud de
la división de roles durante el matrimonio, uno de los cónyuges -por lo general,
la mujer- cumpla las funciones de ama de casa y realice las tareas del hogar y
el cuidado de sus hijos, mientras que el otro sea quien desarrolla una actividad
extra hogareña y provea de ingresos a la familia.
Producida la ruptura del matrimonio, a quien desempeñaba las tareas del
hogar le será muy difícil insertarse en el mercado laboral –o reinsertarse, si
alguna vez trabajó- y, por lo tanto, obtener ingresos por su cuenta.
Más aún si, como sucede habitualmente, tras la ruptura los hijos menores
quedan bajo su guarda.
En cambio, al otro cónyuge que trabajó fuera del hogar durante el matrimonio
e, inclusive, continuó perfeccionándose en su actividad laboral, seguirá
percibiendo ingresos que le permitan vivir -al menos- decorosamente, más allá
de los mayores gastos que le irrogará la ruptura matrimonial (alquiler de un
inmueble donde vivir, cuota de alimentos para sus hijos, etc.).
Por otra parte, las pensiones compensatorias (o compensaciones económicas
para nuestra nueva legislación) en algunas de esas legislaciones se aplican en
la separación personal y el divorcio y, en otras, sólo en el divorcio (esto último
es lo que nos parece lo más correcto).
Así, en Francia se reservan las pensiones compensatorias para el divorcio
vincular, en principio para el cónyuge inocente, aunque no se excluye
totalmente al culpable de percibirlas.
En tanto, en España rigen tanto para la separación como para el divorcio, no
haciéndose diferencia entre culpabilidad e inocencia para su requerimiento.
Características
Requisitos
Forma de pago
El art. 441 «in fine» del nuevo Código, establece que esta compensación
económica “puede pagarse con dinero, con el usufructo de determinados
bienes o de cualquier otro modo que acuerden las partes o decida el juez”.
Como podemos apreciar, las formas de pago a las que faculta al cónyuge, a
cuyo cargo han sido establecidas estas compensaciones económicas, son
variadas.
Del texto de la normativa precitada, se infiere que la elección queda a cargo
del que deberá abonarlas.
Sin embargo, consideramos que el cónyuge beneficiario podrá oponerse, en
sede judicial, a la forma de pago elegida por el obligado, si acredita
-cabalmente- que esa forma le ocasiona algún perjuicio o no cumple la
finalidad de este instituto.
Caducidad
La parte final del art. 442 del nuevo Código determina la caducidad de esta
compensación económica, si han pasado seis meses de haberse dictado la
sentencia de divorcio.
Ese plazo de caducidad resulta ser, hoy en día, muy exiguo.
Ya que, tratándose las compensaciones económicas de un instituto jurídico
totalmente novedoso para nuestra legislación, no todos los profesionales
estarán al tanto de su breve plazo de caducidad.
Durante la convivencia
Cesada la convivencia
Cesada la convivencia de esta unión, el art. 524 faculta a aplicar la
compensación económica para aquel conviviente que sufre un desequilibrio
económico al momento de la ruptura de la unión convivencial.
A tal efecto, se reitera lo preceptuado en los arts. 441 y 442.
Parientes consanguíneos
El art. 537 del nuevo Código enumera a los mismos parientes consanguíneos,
que tienen obligación alimentaria recíproca, que el 367 del código vigente
hasta el 1/8/15.
La única diferencia que apreciamos, en este aspecto, es la de utilizar la
denominación hermanos «bilaterales y unilaterales», en vez de la utilizar
«hermanos y medio hermanos» como lo hacía el antiguo Código.
Aunque, vale aclarar que dicha denominación no es nueva ya que fue utilizada,
en principio, por la ley 26.618 de matrimonio igualitario.
Se sigue utilizando la prelación legal para solicitar los alimentos, ya que el art.
537 dice, en su comienzo, que los parientes se deben alimentos en el orden
que estipula este artículo.
Este primer inciso enuncia a los consanguíneos en línea recta, ascendente y
descendente, sin limitación de grado.
Respecto de éstos, se agrega que están obligados preferentemente los más
próximos en grado, estableciendo -de esa forma- el principio de
subsidiariedad, que ya fuera consagrado en el art. 367 del anterior Cód. Civil.
El segundo inciso, determina la obligación alimentaria de los hermanos
bilaterales y unilaterales.
Añade el art. 537, en su parte final, que si dos o más hermanos (o, agregamos
nosotros, parientes del mismo grado) están en condiciones de cumplir con la
obligación alimentaria, en principio, estarán obligados por partes iguales
(coparticipación de la cuota alimentaria por partes iguales).
Más, luego, se dice que el juez -en ese caso- estará facultado a fijar cuotas
diferentes, según la cuantía de sus bienes que posean y las cargas familiares.
Consideramos acertada esta última consideración, al tomar no sólo el caudal
económico (si bien sólo se habla de bienes, consideramos que también habrá
que tener en cuenta los ingresos y la fuente de los que provienen) de cada
pariente obligado, sino también las cargas familiares, ya que éstas incidirán
-evidentemente- en la cuota pecuniaria que se le pueda fijar al pariente (no es
lo mismo tener un solo hijo, que tres o cuatro a los cuales mantener).
Sin embargo, cabe resaltar que esta es otra de las normas que deja la
determinación de la cuota alimentaria al prudente arbitrio judicial.
Cabe destacar que, entre los parientes consanguíneos, la nueva legislación no
supera la crítica que adolece el régimen vigente de colocar en igual situación a
los ascendientes y descendientes, estableciéndose la proximidad de grados, sin
consideración de las líneas.
Tampoco se determina quién es el principal obligado, cuando existen parientes
consanguíneos y cónyuge.
Por lo cual, en este último supuesto, se seguirá aplicando el criterio
mayoritario, tanto doctrinal como jurisprudencial, que asigna la prioridad al
cónyuge por sobre los parientes.
Parientes afines
Por su parte, en cuanto a los parientes por afinidad, quedan comprendidos en
la obligación alimentaria, los mismos que enuncia el art. 368 del Cód. Civil
anterior.
* CNCiv., Sala B, 6/3/85, ED, 115-668, RED, 20-A-188, sum. 77, JA,
1986- 11-406, Rep. JA, 1986-73, sum. 30, LL, 1985-C-189, y Rep. LL,
1985-123, sum. 108; ídem, Sala E, 21/3/80, ED, 88-742 y Rep. LL
1980-158, sum. 89; ídem., id., 26/8/03, LL, 2003-E-822; ídem, Sala C,
11/2/85, LL, 1985-E-149 y Rep. LL, 1985-124, sum. 110; TColeg.
Familia n°3 Rosario, 16/3/99 (fallo del Juez de Trámite) y 22/10/98
(fallo del Tribunal en Pleno, a raíz de la revocatoria interpuesta),
causa N° 636/97, inéditos.
En tanto, la parte final del art. 539 reitera la prohibición de los arts. 371 y 376
del anterior Cód. Civil: la irrepetibilidad de lo abonado en concepto de
alimentos.
Esta característica determina que el alimentista que recibió la prestación no
podrá ser obligado a devolverla, si la sentencia que lo facultó a percibirla fuese
revocada.
Ello, tiene su fundamento en la naturaleza de la prestación alimentaria y en el
destino de los alimentos percibidos pues, se presume, que quien los solicita
tiene la necesidad de consumirlos.
La aplicación de la irrepetibilidad comprende diversos supuestos.
Así, los alimentos percibidos no serán repetibles para el caso de revocación o
disminución en la Alzada, respecto de la sentencia de primera instancia que los
fijó*.
Por ello, aún tratándose de los alimentos debidos entre los parientes,
consideramos como muy acertada la inclusión del rubro educación para los
menores de edad.
Aunque, también se hubiera debido agregar el rubro esparcimiento que, a esa
edad, es sumamente importante para el desarrollo del niño/a.
Modo de cumplimiento
• Conveniencia
1o) Resulta aconsejable cuando existe una imposibilidad real de abonar la
cuota en dinero y la relación familiar no es conflictiva.
2°) Permite la actualización «indirecta» por costo de vida de la cuota, a pesar
de lo establecido en la ley 25.561 y del fallo plenario del 28/ 2/95, ya que lo
que se prohíbe son los ajustes «directos».
• Inconveniencia
1o) Crea mayores inconvenientes en la ejecución de la cuota que los que
normalmente irroga el pago en dinero.
2°) Hace dificultoso el contralor de la prestación por parte del órgano judicial.
3o) No es aconsejable cuando la relación entre alimentante y alimentado es
difícil o conflictiva.
4o) No resulta práctico para el alimentado en cuanto al control del pago en su
totalidad, traduciéndose ello muchas veces en algo bastante dificultoso de
efectuar.
5o) La cobertura de las necesidades del acreedor, pasan a depender de la
voluntad del obligado al pago.
Sin embargo, y en sentido contrario, aún sin haber llegado a un acuerdo entre
las partes, se había dado acogida favorable a la pretensión del alimentante (de
profesión taxista) de desdoblar el pago de la cuota establecida en dos pagos
iguales (el primero del 1 al 15 y el otro del 15 al 20 de cada mes).
Alimentos provisionales
Cuestiones procesales
Dice el art. 545 del nuevo Código: “El pariente que pide alimentos debe probar
que le faltan los medios económicos suficientes y la imposibilidad de
adquirirlos con su trabajo, cualquiera que sea la causa que huya generado tal
estado”.
Dado lo que esta nueva norma legal preceptúa, el derecho alimentario de los
parientes es un derecho objetivo en expectativa, hasta tanto un pariente
necesitado demuestre su necesidad -a través de la falta de medios para
alimentarse y la imposibilidad de hacerlo con el producido de su trabajo- y
que, en virtud de esto accione convirtiendo dicha expectativa en un derecho
subjetivo actual.
La parte final del art. 545 (al igual que lo hacía el art. 370 del anterior Cód.
Civil) determina que, resulta indiferente la causa que haya sometido al
pariente al estado de necesidad que le lleva a solicitar alimentos.
Por lo cual, en principio, la posibilidad de pedir alimentos a los parientes en
nuestra nueva legislación (al igual que en la anterior) no se encuentra vedada
por el hecho de que el estado de necesidad tenga su origen en negocios
ruinosos efectuados por el actor que lo llevaron a perder su fortuna o sus
bienes, o de otras circunstancias imputables al pariente que peticiona los
alimentos, pero sumándose a ello una imposibilidad de trabajar.
En el mismo sentido, la jurisprudencia había determinado que la circunstancia
de que el pariente alguna vez hubiere poseído bienes y los haya gastado o
consumido desordenadamente o sin previsión, no impide el reclamo
alimentario.
Sin embargo, cabe aclarar que no será procedente el reclamo alimentario
cuando el pariente que reclama los alimentos haya previsto que su conducta
desarreglada lo llevaría a la ruina económica, y que, posteriormente, haría el
reclamo alimentario a un pariente pudiente a fin de subsanar esa situación
económica, ya que ello constituiría un abuso de derecho.
Por otra parte, y aunque el art. 545 del nuevo Código no lo exprese, el otro
requisito que el juez deberá tener en cuenta para la procedencia de la acción
alimentaria interpuesta por el pariente, será que se haya acreditado que el
demandado tenga los medios económicos suficientes como para afrontar la
cuota de alimentos que se le fije.
Si bien, el pariente se encuentra obligado legalmente a proporcionar alimentos
a otro siempre que se cumplan los requisitos ya enumerados, no se podrá por
tal obligación someter al demandado a verse privado de solventar sus propias
necesidades* o las de su familia.
Más concretamente, establece este art. 547: “El recurso contra la sentencia
que decreta la prestación de alimentos no tiene efecto suspensivo, ni el que
recibe los alimentos puede ser obligado a prestar fianza o caución alguna de
devolver lo recibido si la sentencia es revocada”.
Por lo tanto, la sentencia que admite los alimentos es directamente ejecutable
(de acuerdo a lo establecido en el art. 648 o en el 502 y ss. del CPCCN, a
elección del actor), sin necesidad de aguardar lo que se resuelva en segunda
instancia*.
Retroactividad de la sentencia
La retroactividad de la sentencia es tratada por el art. 548.
Reza, el art. 548: “Los alimentos se deben desde el día de la interposición de
la demanda o desde la interpelación al obligado por medio fehaciente, siempre
que la demanda se presente dentro desde los seis meses de la interpelación”.
Este artículo establece que los efectos de la misma se retrotraen al día de la
interposición de la demanda o desde la interpelación al obligado por un medio
fehaciente (en este último caso, siempre que la demolida se presente dentro
de los seis meses de tal interpelación).
A primera vista, se vuelve a lo que preceptuaba el art. 644 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación, antes de la modificación establecida por la
nueva ley de mediación 26.589.
Esta ley de mediación, modificó el texto del art. 644 de ese Código de rito
nacional y estableció que los alimentos decretados en la sentencia se
retrotraían al inicio de la mediación previa y obligatoria. Producida la
modificación por la ley 26.589, el art. 644 del CPCCN determina, en su parte
pertinente: “...Admitida la pretensión, el juez fijará la suma que considere
equitativa y la mandará abonar por meses anticipados, desde la fecha de
interposición de la mediación”.
En principio, el texto del art. 548 del nuevo Código Civil, pareciera ignorar la
etapa de mediación previa y obligatoria, vigente desde hace varios años en la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Salvo que se interprete que, dentro del concepto de la interpelación por un
medio fehaciente, se encuentra comprendida la notificación del inicio de la
mediación y, en consecuencia, la cuota alimentaria -establecida en la
sentencia- empiece a regir desde ese momento.
De lo que no cabe duda alguna, es que cuando este art. 548 se refiere a «la
interpelación por un medio fehaciente» queda comprendida en este supuesto
la interpelación mediante carta documento.
La interpelación mediante carta documento, en materia de alimentos, había
sido admitida por un fallo (CNCiv., Sala K, 28/2/02, LL, 2002-B-468.) durante
la vigencia del Código anterior.
En tal sentido, esa jurisprudencia determinó que “los alimentos se deben
desde la iniciación de la demanda o desde que se hizo saber el estado de
necesidad -en el caso, mediante una carta documento- de manera que la
condena tiene efecto retroactivo a esa fecha” (CNCiv., Sala K, 28/2/02, LL,
2002-B-468.).
Medidas cautelares
El art. 550 permite la adopción de la traba de medidas cautelares para
asegurar el pago de alimentos definitivos (fijados por sentencia o convenidos)
e, inclusive, para asegurar alimentos provisionales y futuros.
Muy explícitamente, determina este art. 550: “Puede disponerse la traba de
medidas cautelares para asegurar el pago de alimentos futuros, provisionales,
definitivos o convenidos. El obligado puede ofrecer en sustitución otras
garantías suficientes”.
En consecuencia, este artículo da por terminada la discusión (jurisprudencial y
doctrinaria) sobre la posibilidad de imponer medidas cautelares sobre los
alimentos provisorios y sobre las cuotas alimentarias futuras.
Al respecto, cabe señalar que la primera parte del art. 550 del nuevo Código
está tomada del texto del art. 628 del Proyecto de Código Civil Unificado de
1998, que expresaba: “puede disponerse la traba de medidas cautelares para
asegurar el pago de alimentos futuros, provisionales, definitivos o convenidos”.
Las medidas cautelares que tienen por finalidad asegurar la ejecución forzada
de la sentencia a dictarse-en cuanto atañen a los alimentos que todavía no se
han devengado- o, con posterioridad a aquella, sobre las cuotas alimentarias
que al momento de la solicitud aun no han vencido, son concedidas, por lo
general, con carácter restrictivo por los jueces o tribunales.
Por lo cual, su admisión dependerá de que se acredite determinada
circunstancia táctica que habilite la petición (v. gr., cuando existe un cierto
riesgo de que el obligado enajene sus bienes para eludir el pago de la cuota
alimentaria*).
*
CNCiv., Sala F, 16/3/83, , LL, 1983-C-146, Rep. LL, 1983-158, sum.
116 y Rep. ED, 20-A-214, sum. 363.
*
CNCiv, Sala B, 10/7/98, ED, 187-701; CApel. Concepción del
Uruguay, Sala Civ. y Com., 16/5/89, DJ, 1990-1-379 y Rep. DJ, 1990-
1996, p. 109, sum. 175.
*2
CNCiv., Sala G, 27/5/86, ED, 119-194; ídem, id., 31/7/89, LL, 1989-
E- 529, DJ, 1991-1-761 y Rep. DJ, 1990-1996, p. 109, sum. 172; ídem,
Sala B, 10/7/98, ED, 187-701; ídem, CNCiv., Sala F, 16/3/83, LL,
1983-C-146, Rep. ED, 20-A-214, sum. 363 y Rep. LL, 1983-158, sum.
116.
En cambio, las cautelares que tienen por objeto mantener una determinada
situación fáctica, o la tutela de la integridad física de las personas y la
satisfacción de sus necesidades más urgentes, tratándose de lo que atañe a la
prestación alimentaria -a diferencia de las medidas enumeradas con
anterioridad-, son receptadas en forma amplia por la jurisprudencia.
Ello es lo que ocurre, por ejemplo, con la designación de un interventor judicial
informante (cuya misión será informar sobre el caudal económico que posee el
demandado, y/o cualquier modificación que se pretenda efectuar sobre aquel
durante el transcurso del proceso), o la fijación de los alimentos provisorios o
provisionales.
Asimismo, el criterio amplio deberá ser aplicado cuando se soliciten medidas
cautelares que, si restrinjan la disponibilidad de los bienes demandado, lo
hagan para asegurar el cobro de cuotas devengadas y no abonadas al
momento de dictarse la sentencia (CNCiv., Sala K, 11/4/89, LL, 1989-E-94;
ídem, Sala F, 24/11/88, LL, 1989- D-575 (38.109-S)) (alimentos provisorios
impagos o cuotas suplementarias), exigiéndose en tales supuestos tan sólo la
verosimilitud del derecho y el peligro en la demora, que surgirán
-respectivamente- del título ejecutorio (la sentencia condenatoria) y de la
propia naturaleza de la prestación alimentaria.
Intereses
Con muy acertado criterio, el art. 552 resuelve aplicar la tasa de interés
equivalente a la más alta que cobran los bancos a sus clientes, sobre las
sumas debidas por alimentos por el incumplimiento en el plazo previsto, «a la
que se adiciona la que el juez fije según las circunstancias del caso».
Más explícitamente, decreta este art. 552: “Las sumas debidas por alimentos
por el incumplimiento en el plazo previsto devengan una tasa de interés
equivalente a la más alta que cobran los bancos a sus clientes, según las
reglamentaciones del Banco Central, a la que se adiciona la que el juez fije
según las circunstancias del caso”.
Incumplimiento
Irrepetibilidad
Tanto el art. 539 como el art. 547 del nuevo Código Civil y Comercial,
establecen el principio de irrepetibilidad de lo abonado en concepto de
alimentos, al igual que lo hacen los arts. 371 y 376 del Cód. Civil vigente hasta
el 1/8/ 15.
El art. 539, expresa: “La obligación de prestar alimentos no puede ser
compensada, ni el derecho a reclamarlos o percibirlos, ser objeto de
transacción, renuncia, cesión, gravamen o embargo alguno. No es repetible lo
pagado en concepto de alimentos”.
En tanto, el art. 547: “El recurso contra la sentencia que decreta la prestación
de alimentos no tiene efecto suspensivo, ni el que recibe los alimentos puede
ser obligado a prestar fianza o caución alguna de devolver lo recibido si la
sentencia es revocada”.
Sin embargo, el art. 549 estable textualmente: “Repetición. En caso de haber
más de un obligado al pago de los alimentos, quien los haya prestado puede
repetir de los otros obligados, en proporción a lo que cada uno le
corresponde”.
Como podemos observar existe una aparente contradicción, entre el principio
general de irrepetibilidad reglado en los arts. 539 y 547 y la posibilidad de
repetir que estipula el art. 549.
Ante ello, cabe interpretar que el art. 549 establece una excepción al principio
general. De ser así, consideramos que ello debió explicitarse en la parte final
de los arts. 539 y 547.
ALIMENTOS DEBIDOS A LOS HIJOS
REGLA GENERAL
La obligación de los progenitores de brindar alimentos a sus hijos, es tratada
en el nuevo Código, a partir de su art. 658.
Este artículo, repite en parte de lo preceptuado en el primer párrafo del art.
265 del actual Cód. Civil, pues determina que “ambos progenitores tienen la
obligación y el derecho de criar a sus hijos, alimentarlos y educarlos conforme
a su condición y fortuna, aunque el cuidado personal esté a cargo de uno de
ellos”.
Agrega el art. 658 que “la obligación de prestar alimentos se extiende hasta
los 21 años, excepto que el obligado acredite que el hijo mayor de edad cuenta
con recursos suficientes para proveérselos por sí mismos”.
Reitera, de esta forma, lo resuelto por la ley 26.579 y que fuera agredido
como segundo párrafo del art. 265 del Cód. Civil anterior.
Forma de pago
El segundo párrafo del art. 659 «ut supra» transcripto, expresa que los
alimentos debidos a los hijos pueden estar constituidos por prestaciones
monetarias o en especie.
Así, en este art. 659 «in fine» se dice -explícitamente» que: «Los alimentos
están constituidos por prestaciones monetarias o en especie.
Se reconoce, de forma más explícita que en relación con los alimentos
derivados del parentesco (art. 542), que los alimentos puedan ser abonados,
también, en especie.
Ello, si bien no estaba prohibido en el Código Civil anterior, tampoco estaba
explícitamente autorizado como acontece ahora.
Recordemos que, la principal ventaja de fijar -en la actualidad- la cuota de
alimentos en especie (al estar vedada toda posibilidad de actualización
automática o directa de la cuota alimentaria al costo de vida), es que resulta
ser una de las mejores formas de que la cuota sea actualizada conforme el
ritmo inflacionario.
Es una forma de actualización que, al igual que el incidente de aumento, no
vulnera la prohibición establecida por la legislación y la jurisprudencia plenaria.
Es que, si bien actualiza -en su plenitud- el incremento del costo de vida de
aquellos ítems de la cuota alimentaria que se abonan en especie, lo hace de
forma indirecta, no estando prohibida esa forma de actualización en materia
de alimentos.
Si bien, la principal virtud del pago en especie de algunos rubros que
componen la cuota alimentaria es, justamente, actualizar la cuota, son varios
los perjuicios que acarrea el pago de esta forma, a saber:
* CNCiv., SalaC, 3/12/81, Rep. ED, 17-104, sum. 60; idem, id.,
15/11/83, LL, 1984-B-142y y Rep. LL, 1984-141, sum. 51; ídem, id.,
29/12/83, LL, 1985- D-564 (36.973-S); ídem, id., 28/2/84, LL, 1984-
B-469 (36.606-S); ídem, id., 3/ 2/84, Rep. ED, 20-A-184, sum. 41;
idem, id., 12/11/87, LL, 1988-C-23; idem, id., 4/8/87, LL, 1989-A-
227; idem, id., 8/2/88, ED, 128-309; idem, id., 23/3/88, ED, 129-170;
idem, id. 28/5/96, LL, 1997-A-274; idem, id., 26/4/01, ED, 195- 13;
ídem, Sala E, 6/8/84, LL, 1985-B-574 (caso 5.398); idem, id.,
31/3/81, LL, 1981-C-451 y Rep. LL, 1981-182, sum. 24; idem, id.,
30/10/81, Rep. ED, 17- 105, sum. 68; idem, id., 29/2/80, LL, 1980-B-
456; ídem, Sala A, 16/2/84, LL, 1984-C-622 y Rep. LL, 1984-153, sum.
167; idem, id., 23/4/84, LL, 1984-C- 637 (caso 5.232); idem, id.,
11/10/84, LL, 1985-B-574 (caso 5.396); idem, id., 4/12/84, LL, 1985-
B-556 (36.975-S); idem, id., 11/3/96, ED, 170-87; idem, Sala B,
24/8/83, Rep. ED, 20-A-185, sum. 48; idem, id., 12/12/86, LL, 1987-
C- 43; idem, id., 22/2/96, JA, 1997-ll-sintesis, sum. 14; ídem, Sala I,
4/4/89, LL, 1990-D-467; idem, id., 17/11/98, JA, 1999-IV-55; idem,
id., 16/9/99, ED, 186- 248; ídem, Sala F, 14/2/84, LL, 1984-B-350 y
Rep. LL, 1984-148, sum. 120; idem, id., 10/11/88, LL, 1995-D-849,
sum. 76 y DJ, 1989-2-555; ídem, Sala H, 12/8/94, ED, 159-616; idem,
id., 13/8/97, LL, 1998-B-709; ídem, Sala G, 18/ 11/87, ED, 128-346;
ídem, Sala K (de los considerandos del fallo), 23/9/03, DJ, 2003-3-
1051; Sup. Trib. Just. Entre Ríos, Sala Civ. y Com., 5/12/03, publicado
en Derecho de Familia. Revista Interdisciplinaria de Doctrina y
Jurisprudencia, Lexis Nexis/Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2005, n°
2005-111, p. 237; CCiv. y Com., Morón, Sala 2a, 8/11/94, JA, 1997-lll-
síntesis, sum. 24; CCiv., Com. y de Garantías en lo Penal, Zárate,
27/5/99, LLBA, 2000-37; CCiv., Com. y de Garantías en lo Penal,
Pergamino, 17/10/00, LLBA, 2001-378; CCiv. Y Com., Rosario, Sala IV,
6/8/02, LL Litoral, 2003-256; CCiv., Com. y Laboral, Rafaela, 12/7/02,
LL Litoral, 2003-372; CCiv. y Com., Resistencia, Sala I, 11/ 07/02, LL
Litoral, 2003-566; CCiv. y Com. San Martín, Sala 2a, 28/3/95, JA,
1998-IV-síntesis, sum. 18; CCiv. y Com. Paraná, Sala Ia, 16/10/96,
1998-IV- slntesis, JA, 1998-IV-síntesis, sum. 19; CApel. Civ. y Com. Ia,
San Isidro, Sala I (de los fundamentos del fallo), 8/7/02, Zeus, t. 90,
See. Jurisprudencia, p. 339.
El art. 658 del nuevo Código, dice: “Ambos progenitores tienen la obligación y
el derecho de criar a sus hijos, alimentarlos y educarlos conforme a su
condición y fortuna, aunque el cuidado personal esté a cargo de uno de ellos.
La obligación de prestar alimentos a los hijos se extiende hasta los veintiún
años, excepto que el obligado acredite que el hijo mayor de edad cuenta con
recursos suficientes para proveérselos por sí mismo”.
Reclamo a ascendientes
Reza el art. 668: «Los alimentos a los ascendientes pueden ser reclamados en
el mismo proceso en que se demanda a los progenitores o en proceso diverso;
además de lo previsto en el título del parentesco, debe acreditarse
verosímilmente las dificultades del actor para percibir los alimentos del
progenitor obligado».
Este art. 668, de manera atinada, permite que se reclamen los alimentos para
el hijo a los ascendientes y progenitores en un mismo proceso, debiéndose
acreditar verosímilmente -en tal caso- las dificultades del actor para percibir
los alimentos del progenitor obligado.
Es decir, que se permite el reclamo en una misma acción tanto al padre como
al abuelo, pero siempre que se acredite que no se podrán percibir estos
alimentos del progenitor obligado en primer término.
Es ésta la postura correcta que hemos sustentado basándonos en la
Convención de los Derechos del Niño, pero sin olvidar el carácter subsidiario de
la obligación alimentaria derivada del parentesco.
Es la que determinó, hace poco tiempo atrás, el fallo de la C.Apel. Civ., Com.,
y Laboral Reconquista (Santa Fe), de fecha 12/4/2013.
Hemos dicho que esta posición -que cabe calificar de intermedia-^ expresada
por Solari y jurisprudencia cada vez más numerosa*, si bien es conteste con el
carácter subsidiario de la obligación que le incumbe a los abuelos, a tenor de
lo establecido en la Convención de los Derechos del Niño tal subsidiariedad
debe estar desprovista de la exigencia de formalidades que desnaturalicen esa
obligación.
CCiv., Com. y Min. San Juan, Sala 3a, 26/4/2007, LL Gran Cuyo, 2007-
669, y Derecho de Familia. Revista Interdisciplinaria de Doctrina y
Jurisprudencia, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2008, n° 40, pp. 215-
220 (con nuestra nota aprobatoria); CCiv. y Com. Junín, 16/12/08, JA,
2009-1-29.
Retroactividad
El art. 669, dispone:
“Los alimentos se deben desde el día de la demanda o desde el día de la
interpelación del obligado por medio fehaciente, siempre que se interponga la
demanda dentro de los seis meses de la interpelación.
Por el período anterior, el progenitor que asumió el cuidado del hijo tiene
derecho al reembolso de lo gastado en la parte que corresponde al progenitor
no conviviente”.
Cabe destacar que en la parte final del art. 669 (relativo a la retroactividad de
la sentencia de alimentos), dispone que “por el período anterior, el progenitor
que asumió el cuidado del hijo tiene derecho al reembolso de lo gastado en la
parte que corresponde al progenitor no conviviente”.
Es decir, que la madre que reclama los alimentos en nombre del hijo, tendrá
derecho a reclamar los alimentos prestados a éste, con anterioridad al
momento en que la primera parte del art. 669 los retrotrae.
Ello, es un gran avance e innovación respecto a la legislación anterior.
Sin embargo, a nuestro criterio tal retroactividad más allá del momento en que
lo permite el art. 669 estará limitada por la prescripción quinquenal que rige
en materia de alimentos.
Por lo tanto, seguirá, pese a lo que establece el art. 669 del nuevo Código, la
contradicción de las normas legales, en lo que se refiere; ,i los alimentos
debidos a los hijos menores de edad.
En ese sentido, cuando se trata de los alimentos debidos a los hijos menores
de edad (ya sean éstos matrimoniales o extramatrimoniales), existe una
verdadera contradicción entre lo que dispone el código de rito nacional (al
igual que los provinciales), la norma de fondo (nuestro Código Civil) y la
legislación de jerarquía constitucional (Convención de los Derechos del Niño),
debiendo prevalecer estas últimas sobre la primera.
Incumplimiento
En tanto, el art. 670 dispone: “Las disposiciones de este Código relativas al
incumplimiento de los alimentos entre parientes son aplicables a los alimentos
entre padres e hijos”.
En cuanto al incumplimiento de la cuota alimentaria, tratándose de los hijos
esta nueva normativa reitera que “el juez puede imponer al responsable del
incumplimiento reiterado de la obligación alimentaria medidas razonables para
asegurar la eficacia de la sentencia”.
Dentro de estas medidas el juez podría no permitir la salida del país a quien
deba cuotas alimentarias, hasta tanto las regularice.
Es lo que hizo, hace un tiempo atrás, el Trib. Col. n° 5 de Rosario, si bien, pero
con basamento en los arts. 2, 3 y 5 de la Convención de los Derechos del Niño.
A partir del 01/08/15, ese tribunal podrá basarse, para determinar esa misma
medida, en lo que establece el art. 670.
Cuestiones procesales
Competencia
Estipula el art. 716 que en los procesos relativos a niños, niñas y adolescentes
referidos a alimentos (entre otras cuestiones), es competente el juez del “lugar
donde la persona menor de edad tiene su centro de vida”.
Se elimina la competencia múltiple que difiere según los distintos procesos de
familia.
Por otra parte, es el criterio que viene siguiendo la Corte Suprema de Justicia
de la Nación desde hace varios años (CS, 20/2/01, LL, 2001-D-691; CS,
20/2/01, JA, 2002-1-138.), ya que unifica la competencia -tratándose de
menores de edad- en el domicilio que habitan en ese momento, aplicando tal
postura a diferentes procesos de familia.
Pero, esta decisión de unificar la competencia en el lugar donde su encuentre
“el centro de vida del menor” (conforme al art. 716) va a traer complicaciones
cuando se trate de traslados ilícitos convalidados fácticamente.
En estas situaciones, ¿cuál será el centro de vida del menor? ¿En el que se
encuentra ilegalmente por muchos años o el anterior, aunque este último haya
sido por menor tiempo?
Es evidente que, no se podrá convalidar judicialmente ese traslado ilícito
decretando la competencia del juez del lugar donde el menor tiene su centro
de vida, pero al que ha sido trasladado en forma ilícita.