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Módulo II
JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA
1. Concepto de jurisdicción.
*
FAIRÉN GUILLÉN, Doctrina general del Derecho Procesal, p.
102. La concepción española, en algunos autores, me hace pensar
que tal vez no entiendan la jurisdicción tal cual lo hacemos en los
países americanos, especialmente en aquellos que como el nuestro
existe un Poder Judicial con el mismo rango que el administrador y
el legislador, así vemos la definición de Gimeno Sendra que expresa
que la jurisdicción puede ser definida como el “Poder Judicial,
compuesto por Jueces y Magistrados, a quienes, por su
independencia y sumisión a la Ley, la soberanía popular ha otorgado
la potestad jurisdiccional y, en consecuencia, expresamente ha
legitimado para la solución definitiva e irrevocable de los conflictos
intersubjetivos y sociales, para el control de la legalidad y la
complementación del ordenamiento jurídico” (GIMENO SENDRA,
Fundamentos del Derecho Procesal, p. 26). Sobre el desarrollo del
concepto de jurisdicción en España, ver MONTERO AROCA, Derecho
jurisdiccional, 2 vols., 1991, y con otros autores 4 ts., 1991 y eds.
posteriores. Ver también la aplicación de este criterio en Argentina
en DI IORIO, Lineamientos de la Teoría General del Derecho
Procesal (Propuesta de un Derecho jurisdiccional), Buenos Aires,
1995.
insatisfecho el interés por mala voluntad del obligado, la realización coactiva
del interés tutelado (ejecución forzada) es ella misma tutela de intereses, de
voluntades y de acciones conformes al Derecho, y simultáneamente medio
de garantía y de seguridad de libertad, esto es, de libertad de querer y de
obrar según las prescripciones del Derecho. Esta característica sustancial va
unida a una serie de facultades o de potestades que son inherentes a la
función jurisdiccional, a saber:
a) Ante todo, una facultad o potestad de decisión en virtud de la cual el
juez tiene el poder de conocer, proveer y decidir, a fin de declarar cuál sea la
tutela que el Derecho objetivo concede a determinados intereses, b) Una
facultad o poder de imperio en virtud del cual los órganos jurisdiccionales,
particularmente en la fase de realización coactiva del Derecho (ejecución
forzada), tienen una posibilidad de coerción, a saber, la posibilidad de
constreñir, mediante el uso de la fuerza colectiva del Estado, al cumplimiento
de aquellos preceptos que están establecidos en las normas jurídicas, y que
encuentran en el ejercicio de la función jurisdiccional su actuación concreta,
c) La facultad inherente y correlativa a las otras dos, de proceder a la
documentación de todo aquello que en el desenvolvimiento de la actividad
jurisdiccional y ante los órganos puestos al frente de ella, encuentre su plena
documentación”.
Cualquier definición que se intente puede tener tantos defectos como las
otras que se excluyen. Sin perjuicio de ello podemos decir, de modo
orientativo, que desde el punto de vista que hemos esbozado hasta el
presente la jurisdicción es, en principio, un poder del Estado destinado a la
solución de los conflictos jurídicos entre los sujetos que se encuentran
dentro del ámbito de su soberanía. Esto no impide que los particulares
puedan orientarse a otras vías de solución de conflictos cuando la actividad
jurisdiccional no es requerida expresamente por la ley, o que haya otros
distintos ámbitos jurisdiccionales que surgen de los tratados y convenciones
entre los países y dentro de los cuales aparece clara la legislación de la
Unión Europea y para Argentina y países signatarios los tratados como el de
San José de Costa Rica que en nuestro país tiene rango constitucional.
En este campo debe hacerse notar que el CCivCom quitó en la versión
legal el criterio del Proyecto respecto de la responsabilidad del Estado (art.
1764) reenviándola a una ley especial que habría de dictarse, por considerar
esa materia de Derecho Público y excluida del Código Civil. Este criterio ha
sido objeto de duras críticas que se suman a la constante tradición argentina
de querer lograr la irresponsabilidad del Estado y por ende de sus
funcionarios (ver sobre este particular la ley 26.854 de medidas cautelares
contra el Estado y la Ley 26.944 sobre Responsabilidad del Estado).
La jurisdicción, de modo abstracto, debe bajar al campo de la realidad
para que pueda ser comprendida. Consecuentemente, muchos autores
consideran hablar de la función jurisdiccional, más que de la jurisdicción. En
ese sentido Morello y Quevedo Mendoza señalan que la función jurisdiccional
es, en nuestros días, el centro álgido de las garantías que el Estado debe
poner a disposición de los sujetos de intereses tutelados por la norma
jurídica, para responder a la apremiante necesidad de infundir certeza a la
titularidad y ejercicio de los derechos individuales y colectivos.
*
Art. 31, CN: “Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su
consecuencia se dicten por el Congreso y los tratados con las
potencias extranjeras son la ley suprema de la Nación; y las
autoridades de cada provincia están obligadas a conformarse a ella,
no obstante cualquiera disposición en contrario que contengan las
leyes o constituciones provinciales, salvo para la provincia de
Buenos Aires, los tratados ratificados después del pacto de 11 de
noviembre de 1859”.
**
La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados
(1969), aprobado por ley 23.782, dispone en el art. 27: “Una parte
no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado. Esta norma se
entenderá sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 46”, donde
comienza la sección segunda relativa a la nulidad de los tratados.
Para distinguir cuándo se habla de jurisdicción y cuándo se habla de
competencia, en los supuestos que estamos examinando, hay que tener en
cuenta si lo que se declina o asigna son los tribunales argentinos
(jurisdicción) o la referencia está relacionada con la aplicación de la norma
por un fuero especial (competencia).
En el campo de estos conceptos el CCivCom señala: “La jurisdicción
internacional de los jueces argentinos, no mediando tratados internacionales
y en ausencia de acuerdo de partes en materias disponibles para la prórroga
de jurisdicción, se atribuye conforme a las reglas del presente Código y a las
leyes especiales que sean de aplicación” (art. 2601). Como foro de
necesidad, aunque las reglas del presente Código no atribuyan jurisdicción
internacional a los jueces argentinos, éstos pueden intervenir,
excepcionalmente, con la finalidad de evitar la denegación de justicia,
siempre que no sea razonable exigir la iniciación de la demanda en el
extranjero y en tanto la situación privada presente contacto suficiente con el
país, se garantice el derecho de defensa en juicio y se atienda a la
conveniencia de lograr una sentencia eficaz (art. 2602). En materia
patrimonial e internacional, las partes están facultadas para prorrogar
jurisdicción en jueces o árbitros fuera de la República, excepto que los
jueces argentinos tengan jurisdicción exclusiva o que la prórroga estuviese
prohibida por ley (art. 2605, CCivCom concordante con el art. Io, CPCCN). El
juez elegido por las partes tiene competencia exclusiva, excepto que ellas
decidan expresamente lo contrario (art. 2606). La prórroga de jurisdicción es
operativa (es decir que se aplica directamente sin necesidad de otro acto) si
surge de convenio escrito mediante el cual los interesados manifiestan su
decisión de someterse a la competencia del juez o árbitro ante quien
acuden. Se admite también todo medio de comunicación que permita
establecer la prueba por un texto. Asimismo opera la prórroga, para el actor,
por el hecho de entablar la demanda y, con respecto al demandado, cuando
la conteste, deje de hacerlo u oponga excepciones previas sin articular la
declinatoria (art. 2607). Los actos de demandar y contestar la demanda
operan la prórroga en los casos en que dicha prórroga es admitida, porque la
incompetencia territorial no puede declararse de oficio *. El mismo efecto
tiene la oposición de excepciones previas -excepto la de incompetencia-
cuando las mismas pueden oponerse antes del plazo para contestar la
demanda, como sucede en el proceso ordinario de la Provincia de Buenos
Aires**.
Para fijar el ámbito general de la exclusividad de los jueces argentinos, el
artículo 2609 del Proyecto dispone: Sin perjuicio de lo dispuesto en leyes
especiales, los jueces argentinos son exclusivamente competentes para
conocer en las siguientes causas: a) en materia de derechos reales sobre
inmuebles situados en la República; b) en materia de validez o nulidad de las
inscripciones practicadas en un registro público argentino; c) en materia de
inscripciones o validez de patentes, marcas, diseños o dibujos y modelos
industriales y demás derechos análogos sometidos a depósito o registro,
cuando el depósito o registro se haya solicitado o efectuado o tenido por
efectuado en Argentina.
Es interesante advertir que el CCivCom se hace cargo de esta diferencia
sin darse cuenta hablando indistintamente de la competencia y la
jurisdicción. Examinemos ahora, en un primer tumo, la jurisdicción provincial
y otros aspectos relativos a este término
a) Jurisdicción provincial. Validez de los instrumentos de otra jurisdicción.
Completando lo que hemos expresado recordemos que las provincias pueden
dictar (y lo han hecho) para sí una Constitución bajo el sistema
representativo republicano, de acuerdo con los principios, declaraciones y
garantías de la Constitución Nacional, y que asegure su administración de
justicia, su régimen municipal, y la educación primaria. Bajo de estas
condiciones el Gobierno federal, garante a cada provincia el goce y ejercicio
de sus instituciones (art. 5o, CN). Pero además las provincias conservan todo
el poder no delegado por esta Constitución al Gobierno federal, y el que
expresamente se hayan reservado por pactos especiales al tiempo de su
incorporación (art. 121, CN). La delimitación de las facultades provinciales se
especifica
*
Art. 2o, CPCCN: “La prórroga se operará si surgiere de convenio
escrito mediante el cual los interesados manifiesten explícitamente
su decisión de someterse a la competencia del juez a quien acuden.
Asimismo, para el actor, por el hecho de entablar la demanda; y
respecto del demandado, cuando la contestare, dejare de hacerlo u
opusiere excepciones previas sin articular la declinatoria”.
**
Art. 334, CPCCBA: “Las excepciones que se mencionan en el
artículo siguiente se opondrán únicamente como de previo y especial
pronunciamiento, en un solo escrito, y dentro de los primeros 10
días del plazo para contestar la demanda o la reconvención, en su
caso”.
con claridad en los artículos 121 a 129, con las variables que se
presentan en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aspecto que no es el
momento de considerar en profundidad, pero que podemos decir que a los
fines jurisdiccionales equivale a la actuación provincial, elemento que se verá
completado cuando se traslade la totalidad de la competencia que tiene la
Nación que pertenece a la Ciudad.
El hecho concreto es que en este campo podemos hablar claramente de
jurisdicción provincial, aspecto corroborado por el artículo 14 de la ley 48
que dispone: “Una vez radicado un juicio ante los tribunales de provincia,
será sentenciado y fenecido en la jurisdicción provincial, y sólo podrá
apelarse a la Corte Suprema de las sentencias definitivas pronunciadas por
los tribunales superiores de provincia” por vía de recurso extraordinario
federal, cuando el mismo sea procedente.
Existen también poderes concurrentes del Gobierno federal y de las
provincias (art. 125, 1er ap., CN). A la inversa, para la Ciudad de Buenos
Aires (art. 129, CN), la Nación conserva todo el poder no atribuido por la
Constitución al gobierno autónomo de la Ciudad de Buenos Aires, y es titular
de todos aquellos bienes, derechos, poderes y atribuciones necesarios para
el ejercicio de sus funciones (art. 2o, ley 24.588), aunque en la especie la
Ciudad de Buenos Aires funciona y tiene los mismos derechos que las
provincias, pues la limitación establecida por dicha ley está en contra de la
propia Constitución que le da a la Ciudad de Buenos Aires las facultades
propias de legislación y jurisdicción, debiendo la ley sólo garantizar “los
intereses del Estado nacional, mientras la Ciudad de Buenos Aires, sea la
capital de la Nación” y su propia Constitución o Estatuto marca un alcance
distinto que el de la ley 24.588*.
*
Es competente la justicia provincial en lo contencioso
administrativo para entender en la demanda contra la Provincia de
Buenos Aires por daños y perjuicios, cuando el fundamento de la
responsabilidad es el carácter de dependiente respecto de la
provincia de quien conducía el móvil policial que embistió a la
persona que luego falleció y el vehículo es de su propiedad. Si bien
para determinar la naturaleza contencioso administrativa de un caso
debe dilucidarse si el hecho generador de la responsabilidad se
produjo con motivo u ocasión del ejercicio de la función
administrativa, cuando no hay ningún elemento que permita afirmar
que al momento de un accidente la camioneta de la policía
bonaerense no se encontraba afectada a la realización de sus
cometidos específicos, sumado a la presunción del art. Io, inc. 2o, ley
12.008 -t. o. 13.101-, puede concluirse que se trata de un supuesto
aprehendido en la materia contencioso administrativa. Cuando se
trata de hacer efectiva la responsabilidad estatal la cuestión debe
ser resuelta por normas y principios de Derecho Público, lo que no
resulta conmovido por el hecho de acudir al método de integración
analógica (SCJBA, 22-9-2004, “Binzugna, Paula A. c/Provincia de
Buenos Aires”, J. A. 2004-IV, fase. 13, p. 56).
El CCivCom (aunque bajo la denominación errónea de competencia)
señala en el artículo 293: Los instrumentos públicos extendidos de acuerdo
con lo que establece este Código gozan de entera fe y producen idénticos
efectos en todo el territorio de la República, cualquiera sea la jurisdicción
donde se hayan otorgado, acogiendo así la idea de jurisdicción provincial,
aunque la norma no es más que una reiteración del artículo 7 o de la CN que
dispone: “Los actos públicos y procedimientos judiciales de una provincia
gozan de entera fe en las demás; y el Congreso puede por leyes generales
determinar cuál será la forma probatoria de estos actos y procedimientos, y
los efectos legales que producirán”.
*
El reconocimiento de facultades jurisdiccionales a los órganos
administrativos es una típica modalidad del Derecho Público actual,
para responder pragmáticamente al premioso reclamo de los hechos
que componen la realidad de este tipo, mucho más vasta y compleja
que la que pudieron imaginar los constituyentes del siglo pasado. La
doctrina según la cual es válida la creación de órganos
administrativos con facultades jurisdiccionales, no supone, como es
lógico, la posibilidad de un otorgamiento incondicional de esas
atribuciones jurisdiccionales, las que se encuentran sometida a
limitaciones de jerarquía constitucional que no es lícito transgredir.
El pronunciamiento jurisdiccional emanado de órganos
administrativos debe quedar sujeto a control judicial suficiente, a fin
de impedir que aquéllos ejerzan un poder absolutamente
discrecional, sustraído de toda especie de revisión ulterior (CSJN,
19-9-60, “Fernández Arias, Elena y otros c/Poggio, José
s/Sucesión”, L. L. 100-63; 24-3-88, D. J. 1988-2-228). A los fines de
apartarse del requisito del previo pago de la multa impuesta en sede
administrativa para apelar en sede judicial no basta conjeturar sobre
la eventualidad de que no puede reunirse el importe de la sanción,
siendo necesario examinar si se demostró la falta inculpable de los
medios pertinentes para afrontar la erogación (CS JN, 30-6-99,
“Agropecuaria Ayui SA. Amparo”, J. A. 2000-III-647).
*
Ya el Proyecto enviado por el Poder Ejecutivo había modificado
los artículos 1764 a 1766 por los que el Anteproyecto hacía
responsable al Estado y a los funcionarios y empleados públicos,
realidad que se mantiene en el Código Civil y Comercial. El artículo
1764 quedó redactado de la siguiente forma: “Las disposiciones del
Capítulo de este título no son aplicables a la responsabilidad del
Estado de manera directa ni subsidiaria” (Cap. I, Responsabilidad
civil; Título V, Otras fuentes de las obligaciones).
c) Jurisdicción eclesiástica. Por su parte la jurisdicción eclesiástica
encuentra justificación y alcance en el Acuerdo que concluyera nuestro país
con la Santa Sede el 10 de octubre de 1966, aprobado por la ley 17.032.
Este acuerdo, en su artículo Io, dice: “El Estado Argentino reconoce y
garantiza a la Iglesia Católica Apostólica Romana el libre y pleno ejercicio de
su poder espiritual, el libre y público ejercicio de su culto, así como de su
jurisdicción en el ámbito de su competencia, para la realización de su fines
específicos”. De manera que en este campo se ha resuelto por ejemplo que
si la conducta del actor ha sido juzgada por la autoridad eclesiástica como
contraria a las normas del Derecho Canónico llevándolo a adoptar sanciones
en ejercicio de su jurisdicción y en el ámbito de su competencia, resulta
claro que el procedimiento seguido para adoptarlas -regulado por el Código
de Derecho Canónico- no podría ser revisado por la justicia civil para
establecer si se ha respetado el derecho de defensa, ya que ello implicaría
quebrantar la garantía del libre ejercicio de tal jurisdicción cuando éste lo es
en el ámbito de su competencia, acordada por el Estado nacional con la
Santa Sede en el Tratado, aprobado por ley 17.032 (art. 31, CN)*.
*
SCJBA, 29-8-89, “Rybar, Antonio c/García, Rómulo y/u
Obispado de Mar del Plata y/o quien corresponda, Juicio
sumarísimo, art. 321, CPC”, BA B15033, D. J. 1991-2-282. La
negativa del Obispado de Nueve de Julio, Provincia de Buenos Aires,
a la rectificación de una partida de bautismo dispuesta por un juez
provincial -por considerarla cuestión de orden jurídico eclesiástico-,
no ha podido frustrar la jurisdicción del magistrado cuya resolución
pudo ser cumplida con prescindencia del acto requerido a la
autoridad eclesiástica, conforme a las normas de la ley provincial
2114, de Registro Civil. No cabe atribuir a la actitud del Obispado
otro sentido que el de un claro acatamiento a formalidades
canónicas cuya vigencia se halla circunscripta a un orden de
relaciones que es extraño a la jurisdicción de los tribunales. En esas
condiciones los poderes inherentes al ejercicio del Patronato
Nacional carecen de relación directa e inmediata con los hechos de la
causa. El juez de la Provincia de Buenos Aires que hizo lugar a la
rectificación de una partida de bautismo, en la que se había incurrido
en error al consignar el apellido del requirente, pudo ordenar el
cumplimiento de su decisión ateniéndose a las normas de la ley local
2114 de Registro Civil, que autorizan la inscripción, en el libro de
nacimientos, de partidas extraídas de otros Registros o Archivos y,
por lo tanto, su posible rectificación por orden judicial; ello, sin
recurrir a la autoridad eclesiástica que, en el caso, se negó a
rectificar la partida bautismal dispuesta por el magistrado, por no
haberse cumplido las formas canónicas (CSJN, 1-1-60, “Miglierini,
Pedro José”, Fallos: 246:311).
d) Jurisdicción arbitral. El Código Civil y Comercial ha tratado el arbitraje
como contrato, aspecto al que nos dedicaremos más adelante. Sin perjuicio
de lo expresado y de lo que dispone el artículo 736 del CPCCN * y su similar
del CCivCom 1649** donde se excluyen las controversias indicadas en el
artículo 1651 con otro alcance, debemos decir que el arbitraje no es
jurisdiccional, a pesar de que la gran parte de la doctrina se inclina en este
aspecto. Y no es jurisdiccional, porque si bien es un modo de resolver
conflictos, como lo es la mediación, le faltan dos elementos de la jurisdicción
que es la coertio y la executio. Así Peyrano *** da este concepto como una
regla procesal consolidada, y dice: “La función del juez-árbitro es declarativa
(declara el derecho exclusivamente) y no ejecutiva, por no contar con
imperium. De ahí que, verbigracia, no pueda ordenar la traba de medidas
precautorias (mejor decimos ejecutar las medidas precautorias que haya
dictado), ejecutar su propio laudo, o solicitar el auxilio de la fuerza pública
para obtener la comparecencia forzada del testigo”.
*
Art. 736, CPCCN: “Toda cuestión entre partes, excepto las
mencionadas en el artículo 737, podrá ser sometida a la decisión de
jueces árbitros, antes o después de deducida en juicio y cualquiera
fuere el estado de éste. La sujeción a juicio arbitral puede ser
convenida en el contrato o en un acto posterior”.
**
Art. 1649, Proyecto: Definición. Hay contrato de arbitraje
cuando las partes deciden someter a la decisión de uno o más
árbitros todas o algunas de las controversias que hayan surgido o
puedan surgir entre ellas respecto de una determinada relación
jurídica, contractual o no contractual.
***
PEYRANO, Compendio, N° 679, p. 193.
****
La Corte Penal Internacional (llamada también Tribunal Penal
Internacional) es un tribunal de justicia internacional permanente
cuya misión es juzgar a las personas acusadas de cometer crímenes
de genocidio, de guerra y de lesa humanidad. Tiene su sede en la
ciudad de La Haya, en los Países Bajos. El Estatuto de la Corte no ha
sido firmado ni ratificado, entre otros países, por Estados Unidos,
Rusia, China, India, Israel, Cuba e Irak, lo que muestra la política de
evitar someter a organismos supra- nacionales este tipo de casos,
sobre todo por la interferencia que realizan estos países en otros.
Estados Unidos tampoco ha depositado la ratificación de la
Convención de Derechos Humanos.
Pero para el supuesto del Derecho Internacional Privado la cuestión es
sintetizada por Véscovi, quien dice: “Hace muy pocos años, el Derecho
Procesal señalaba como etapa esencial la constitucionalización de las
garantías procesales. Desde el estudio de Couture -quien fue su máximo
paladín, aun cuando pueda encontrarse algún antecedente aislado y parcial-
se considera superada la existencia de los principios constitucionales del
proceso y de las garantías a los derechos humanos contenidas en las cartas
fundamentales, incluidos diversos derechos procesales. Sin embargo, a poco
de andar, se señala hoy otro acontecimiento revolucionario en la materia, y
es la existencia de un verdadero Derecho supranacional de la comunidad que
rige en el Derecho interno. Lo cual, como es natural, significa una superación
del dogma de la soberanía en beneficio de la efectiva vigencia del derecho”.
En este campo Gozaini distingue tres tipos de manifestaciones que
internacionalizan la preservación de los derechos fundamentales a partir de
una situación propia, a saber: “1) El derecho de las comunidades, por
ejemplo la Comunidad Europea [...] 2) La dimensión continental, que ocupa
en el caso a la OEA [...] 3) La dimensión internacional, pensada, verbigracia:
en la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya...” La concreción
tal vez más importante referente a los derechos humanos, recogida también
por nuestra Constitución, es el Pacto de San José de Costa Rica*.
*
BIDART CAMPOS, Tratado elemental de Derecho Constitucional
argentino, Buenos Aires, 1992, t. III. Sobre el particular conviene
también consultar HITTERS, J. C., Derecho Internacional de los
Derechos Humanos, Buenos Aires, 1992/93, 2 tomos. En realidad el
Pacto vino a coordinar otra situación más gravosa que la que se
presenta en general. En la mayoría de las legislaciones americanas
las constituciones defienden la libertad y los derechos humanos,
pero en el escalón inferior no respetan estos derechos y menos en la
ejecución de los mismos, aspecto que se destaca en materia penal.
El sistema inquisitivo y persecutorio fue uno de los elementos
esenciales que a través del Pacto se quiso eliminar de la legislación.
*
Fundamentos: Se han abordado en forma breve pero necesaria
ciertos aspectos de los llamados “problemas generales de la
disciplina”, que fijan el espíritu y las bases del sistema: modernas
tendencias y practicidad en la aplicación del Derecho extranjero,
voluntad de coordinar sistemas en la aceptación del reenvío como
principio general, moralización de las conductas por la sanción del
fraude a la ley y búsqueda de equilibrio entre la autonomía de la
voluntad y las normas y principios que expresan valores
irrenunciables del orden jurídico. Se ha considerado conveniente no
introducir una regulación para el problema de las “calificaciones”
pues se trata de un tópico en el que es preferible dejar que la ciencia
del Derecho Internacional Privado continúe su evolución, sin obligar
a los jueces a razonar conforme a criterios abstractos. El Derecho
Internacional Privado actual no puede prescindir de una localización
jurisdiccional de los conflictos, motivo que ha llevado a prever
ciertas normas de jurisdicción internacional. Este sector es de
naturaleza federal -tal como lo ha reconocido la jurisprudencia de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación- pues delimita el ámbito del
ejercicio de la soberanía jurisdiccional del propio Estado frente a la
jurisdicción de Estados extranjeros. Esta problemática es abordada
en general, enunciando los institutos fundamentales de la materia, y
en particular, al tratar cada uno de los sectores especiales. En
cuanto a los primeros, se regula: la autonomía de la voluntad en la
elección y en la prórroga de la jurisdicción, el foro de necesidad, la
competencia para el dictado de medidas cautelares, el foro del
domicilio del demandado, las jurisdicciones exclusivas, la regulación
de la litispendencia, la igualdad de trato en el acceso a la
jurisdicción, la cooperación jurisdiccional y la asistencia procesal
internacional. Sólo de manera excepcional se ha alterado el principio
de la aceptación de foros concurrentes y se ha dado la nota de
exclusividad en la competencia de los jueces argentinos, con la
consecuencia típica de impedir efectos en el foro de decisiones de
tribunales extranjeros sobre ciertas materias bien definidas. En
materias disponibles se reserva un amplio margen para el juego de
la autonomía de la voluntad que se plasma en la posibilidad de las
partes de elegir el juez competente o de someter el conflicto a
solución mediante la vía del arbitraje, sin desmedro de las
situaciones que exigen la intervención exclusiva de los tribunales de
la República Argentina. El “foro de necesidad” consagra
normativamente una solución creada por nuestros tribunales para
evitar la denegación internacional de justicia y se establece como
principio explícito el de la cooperación jurisdiccional en materia civil,
comercial y laboral. Las reglas relativas a la igualdad de trato y a los
principios de cooperación jurisdiccional y asistencia internacional,
colocan a nuestra legislación de fuente interna en una línea de gran
afinidad con el Protocolo de Las Leñas de cooperación y asistencia
jurisdiccional en materia civil, comercial, laboral y administrativa.
**
Art. 13, Cód. Civ.: “La aplicación de las leyes extranjeras, en los
casos en que este Código la autoriza, nunca tendrá lugar sino a
solicitud de parte interesada, a cuyo cargo será la prueba de la
existencia de dichas leyes. Exceptúanse las leyes extranjeras que se
hicieren obligatorias en la República por convenciones diplomáticas,
o en virtud de ley especial”. Art. 14: “Las leyes extranjeras no serán
aplicables: Io) Cuando su aplicación se oponga al derecho público o
criminal de la República, a la religión del Estado, a la tolerancia de
cultos, o la moral y buenas costumbres; 2 o) Cuando su aplicación
fuere incompatible con el espíritu de la legislación de este Código;
3o) Cuando fueren de mero privilegio; 4 o) Cuando las leyes de este
Código, en colisión con las leyes extranjeras, fuesen más favorables
a la validez de los actos”.
“...Si la ley extranjera invocada por alguna de las partes no hubiere sido
probada, el juez podrá investigar su existencia, y aplicarla a la relación
jurídica materia del litigio”. De todos modos: “En materia de jurisdicción
internacional rige, en principio, la máxima de la generosidad. Cuanto más
fueros se pongan a disposición del actor, más cómoda le será la realización
de sus peticiones. Pero el despliegue de la generosidad supone, en primer
lugar, que cada país tenga un Derecho Internacional Privado justo y no dé
intervención desorbitada al orden público; en efecto, en caso contrario, el
resultado del juicio depende decisivamente del Derecho Internacional
Privado del país a cuyos tribunales el actor acude, y ello provoca el
fenómeno que los anglosajones denominan el forum shopping (o sea, la
elección por el actor de los tribunales de aquel país cuyo Derecho
Internacional Privado en combinación con el Derecho Privado indicado le
garantice la victoria). En segundo lugar, la comodidad del actor no redunda
en una incomodidad injusta del demandado. Sea ello como fuere, habiendo
por regla varias jurisdicciones, internacionalmente competentes, cada una
de ellas tiene competencia concurrente”. El examen de lo relacionado con el
Derecho Internacional Privado comprende varios ítems, según la materia de
que se trate.
Se puede advertir que el CCivCom tiene, en esta materia, una amplitud
mucho mayor que la de Vélez Sársfield en el Código Civil. Ello responde a
dos cuestiones que se hallan emparentadas. En primer lugar la normativa
internacional inexistente en la época del Código Civil, a lo que se suman
soluciones para nuevas instituciones que el Código velezano no pudo
conocer*. Pero también, es útil decirlo, el Proyecto avanza en una línea de
constitucionalidad y convencionalidad.
*
En la presentación del Proyecto por Lorenzetti, punto XVII, con
relación al Derecho Internacional Privado el autor dice que la
normativa propuesta presenta un cuadro de disposiciones aplicables
a situaciones vinculadas con varios ordenamientos jurídicos. Con un
criterio moderno y exhaustivo, se sientan reglas relativas a las
situaciones que puedan presentarse en materia de persona humana
(arts. 2613 y ss.), matrimonio, uniones convi vencíales, alimentos,
adopción, filiación, restitución internacional de niños, contratos
(incluidos los de consumo -art. 2654-), responsabilidad civil, títulos
valores, derechos reales, etc.
b) Igualdad de trato. Arraigo. La igualdad de trato de los extranjeros con
los argentinos en sus países es una regla tradicional del Derecho
Internacional Privado, sin perjuicio de las convenciones y tratados
internacionales. El CCivCom ratifica este criterio cuando dice: Los
ciudadanos y los residentes permanentes en el extranjero gozan del libre
acceso a la jurisdicción para la defensa de sus derechos e intereses, en las
mismas condiciones que los ciudadanos y residentes permanentes en la
Argentina. Ninguna caución o depósito, cualquiera sea su denominación,
puede ser impuesto en razón de la calidad de ciudadano o residente
permanente en otro Estado. La igualdad de trato se aplica a las personas
jurídicas constituidas, autorizadas o registradas de acuerdo a las leyes de un
Estado extranjero (art. 2610). Esta regla rompe con el arraigo que algunas
provincias mantienen para los no residentes o que no tengan domicilio o
bienes en su territorio. El arraigo, no obstante, ya había sido excluido
conforme con la Convención de La Haya de Derecho Internacional Privado,
aprobada por nuestro país por ley 23.502 y en el Mercosur por el Protocolo
de Las Leñas (27-6-92), reiterado en la enmienda de Buenos Aires del 5 de
julio de 2002 (ley 25.934).
*
Este último párrafo tiene especial implicancia para la aplicación
de las convenciones siguientes: Convención Interamericana sobre
Conflictos de Leyes en materia de Sociedades Mercantiles; la
Convención Interamericana sobre normas generales de Derecho
Internacional Privado; la Convención Interamericana sobre eficacia
extraterritorial de las Sentencias y Laudos Arbitrales Extranjeros, y
la Convención Interamericana sobre cumplimiento de Medidas
Cautelares, suscriptas en la ciudad de Montevideo, el 8-5-79, en la
Segunda Conferencia Especializada Interamericana sobre Derecho
Internacional Privado, aprobadas por la República Argentina por ley
22.921.
**
Acuerdos, Convenciones, Protocolos y Tratados internacionales
en general. Los principales Acuerdos, Convenciones y Tratados son
los siguientes: A) Convenios bilaterales: a) con Bolivia, sobre
legalizaciones (ley 11.692); b) con Brasil, sobre ejecución de cartas
rogatorias, sobre asistencia judicial gratuita (ley 17.279); Tratado
de Cooperación judicial en Materia Civil, Comercial, Laboral y
Administrativa (ley 24.108); Protocolo sobre medidas cautelares (ley
24.579); c) con Chile, sobre legalizaciones, tramitación de exhortes
judiciales (ley 10.074); d) con Paraguay, sobre legalizaciones (ley
10.081) y sobre Asistencia judicial internacional (ley 24.847); e) con
Perú, sobre legalizaciones, tramitación de exhortes judiciales (ley
10.080). Sobre igualdad de trato procesal y exhortes, sobre
aplicación e información del Derecho extranjero (ley 22.411); f) con
Uruguay, sobre igualdad de trato procesal y exhortes (ley 22.410);
g) con España, sobre legalizaciones (ley 4188 de 1902); h) con
Italia, sobre diligenciamiento de exhortes (ley 3983 de 1887); i)
Convenios de Asistencia Judicial y de Reconocimiento y Ejecución de
Sentencias en Materia Civil (ley 23.720); j) con Francia, Tratado de
Cooperación Judicial (ley 24.107).
B) Convenios multilaterales o regionales: a) Tratado de Derecho
Procesal Internacional de Montevideo de 1889 (ley 3192); b)
Tratado de Derecho Procesal Internacional de Montevideo de 1940
(ley 14.467); c) Convención Interamericana sobre recepción de
pruebas en el extranjero adoptada por la I Conferencia
Interamericana de Derecho Internacional Privado en Panamá el 30-
1-75 (ley 23.481); d) Convención Interamericana sobre prueba e
información acerca del Derecho extranjero adoptada en Montevideo
el 8-5-79 por la segunda conferencia interamericana de Derecho
Internacional Privado (ley 23.506); e) Protocolo adicional a la
convención interamericana sobre recepción de pruebas en el
extranjero, adoptado en la ciudad de La Paz, República de Bolivia, el
24-5-84 (ley 24.037); f) Convención sobre el reconocimiento y
ejecución de las sentencias arbitrales extranjeras, suscriptas el 26-
8-1958 (ley 23.619); g) Convención Interamericana sobre Exhortos
o Cartas Rogatorias y Protocolo adicional (ley 23.503); h)
Convención Interamericana sobre conflictos de leyes en materia de
sociedades mercantiles; Convención Interamericana sobre normas
generales de Derecho Internacional Privado; Convención
Interamericana sobre eficacia extraterritorial de las sentencias y
laudos arbitrales extranjeros, y Convención Interamericana sobre
cumplimiento de medidas cautelares, suscriptas en la ciudad de
Montevideo, el 8 de mayo de 1979, aprobadas por ley 22.921; i)
Mercosur: Protocolo de cooperación y asistencia jurisdiccional en
materia civil, comercial, laboral y administrativa (Valle de las Leñas,
Malargüe, Prov. de Mendoza, Rep. Argentina, 27-6-92) (ley 24.578);
j) Mercosur: Acuerdo complementario al Protocolo de cooperación y
asistencia jurisdiccional en materia civil, comercial, laboral y
administrativa (Asunción-Paraguay, 19-6-97) (ley 25.222); k)
Mercosur: Protocolo de cooperación y asistencia jurisdiccional en
materia civil, comercial, laboral y administrativa (aprobado por ley
24.578), extendido a Bolivia y Chile (ley 25.935), con enmiendas
(ley 25.934). Protocolo de medidas cautelares (aprobado por ley
24.579); 1) Mercosur: Protocolo de Buenos Aires sobre jurisdicción
internacional en materia contractual (ley 24.669); m) Mercosur:
Acuerdo sobre arbitraje comercial internacional del Mercosur y
Acuerdo sobre arbitraje comercial entre el Mercosur, Bolivia y Chile
(ley 25.223). C) Convenciones internacionales: a) Conferencia de las
Naciones Unidas sobre arbitraje comercial internacional. Convención
sobre el reconocimiento y la ejecución de las sentencias extranjeras;
b) Convención sobre reconocimiento y la ejecución de las sentencias
arbitrales extranjeras (ley. 23.619); c) Convención sobre
reconocimiento y ejecución en el extranjero de la obligación de
prestar alimentos (ley 17.156); d) Convención suprimiendo la
exigencia de legalización de los documentos públicos extranjeros y
anexo, adoptada en La Haya el 5-10-61 por la Conferencia de La
Haya de Derecho Internacional Privado (ley 23.458); e) Convenio
relativo a la comunicación y notificación en el extranjero de
documentos judiciales y extrajudiciales en materia civil y comercial,
de La Haya 15-11-65 (ley 25.097); f) Convención sobre la Obtención
de Pruebas en el Extranjero en Materia Civil o Comercial de La Haya
de 1970 (ley 23.480); g) Convención sobre procedimiento civil
adoptada el 1-3-54 por la conferencia de La Haya de Derecho
Internacional Privado (ley 23.502).
*
Convención Interamericana sobre recepción de pruebas en el
extranjero adoptada por la I Conferencia Interamericana de Derecho
Internacional Privado en Panamá el 30-1-75 (ley 23.481);
Convención Interamericana sobre prueba e información acerca del
Derecho extranjero adoptada en Montevideo el 8-5-79 por la
segunda conferencia interamericana de Derecho Internacional
Privado (ley 23.506); Protocolo adicional a la Convención
Interamericana sobre recepción de pruebas en el extranjero,
adoptado en la ciudad de La Paz, República de Bolivia, el 24-5-84
(ley 24.037).
**
Art. 132, CPCCN: “Las comunicaciones dirigidas a autoridades
judiciales extranjeras, se harán mediante exhorto. Se dará
cumplimiento a las medidas solicitadas por autoridades judiciales
extranjeras, cuando de la comunicación que así lo requiera resulte
que han sido dispuestas por tribunales competentes según las reglas
argentinas de jurisdicción internacional y siempre que la resolución
que las ordene no afecte principios de orden público del Derecho
argentino. En su caso, se aplicarán los demás recaudos establecidos
en los tratados y acuerdos internacionales, así como la
reglamentación de superintendencia”.
judiciales extranjeras, especialmente la competencia en el orden
internacional (art. 517, inc. Io, CPCCN)*.
Fenochietto dice: “Si el demandado reside en país extranjero, la
notificación se lleva a cabo mediante exhorto diplomático, librado por el juez
de la causa y debidamente legalizado por la cámara de apelaciones del
juzgado, Ministerio de Relaciones Exteriores y consulado extranjero a que
pertenezca el tribunal a que se dirige” **, no siendo necesaria la legalización
ante las autoridades judiciales con las que existen tratados al respecto. Las
comunicaciones a los agentes diplomáticos extranjeros acreditados en el país
se harán por oficio dirigido al Ministerio de Relaciones Exteriores. Los
exhortos a autoridades judiciales extranjeras podrán remitirse directamente
a los agentes diplomáticos argentinos en el país respectivo (RJN, art. 38).
*
Teniendo en cuenta que el juez argentino exhortado presta un
mero auxilio procesal al juez extranjero, la cuestión relativa a la
competencia internacional debe ser planteada ante el juez
requirente o eventualmente en la oportunidad a que se refiere el art.
132 del CPCCN (CNCom., sala D, 13-9-90, D. J. 1991-1-707). RAD-
ZYMINSKI, Alejandro P., El régimen de las notificaciones
provenientes del extranjero en el Derecho Procesal Civil
Internacional argentino, en E. D. 141-549.
**
FENOCHIETTO, Curso, p. 63. Sobre tratados, véase
GOLDSCHMIDT, W., Derecho Internacional Privado, N° 30 y ss.
Jurisprudencia, en E. D. 27-784. Varias normas rozan el Derecho
Internacional Público. Sobre este particular véase TRAVIESO, Código
de Derecho Internacional. Sobre cooperación internacional, v.
MICHELLI, Derecho Procesal Civil, t. IV, p. 237.
5.2. La cuestión de la litispendencia.
*
Es nula la notificación del emplazamiento de la demanda
cursada en la persona del representante de una sociedad extranjera
que no ha tenido intervención directa, prima facie, en el conflicto en
litigio y toda vez que la sucursal de dicha sociedad limitó su
radicación e inscripción a un objeto concreto que no aparece, en
principio, vinculado a la litis (CNCom., sala B. 23-12-86. E. D. 125-
637). O que si bien el emplazamiento en juicio de una sociedad
extranjera puede cumplirse en el país, originándose la controversia
en un acto aislado de aquélla (art. 122, inc. a, ley 19.550). dicha
norma no conduce al sometimiento necesario a la jurisdicción de los
tribunales argentinos. Se requiere que exista jurisdicción
internacional argentina para entender en la controversia a que el
acto aislado dio lugar (art. Io, CPCCN; arts. 1215 y 1216. Cód. Civ.) y,
en consecuencia, como regla general ha de reiterarse que los
emplazamientos del art. 122 suponen la existencia de jurisdicción
internacional argentina para entender en la causa y sobre este punto
ha de atenderse a los límites que el principio de defensa en juicio
impone (CNCom., sala A, 5-8-83, J. A. 1984-11-67).
6. La jurisdicción internacional en los supuestos particulares.
Anexo VI
7. La competencia.
*
Sin perjuicio de ello, en el campo de la definición dada también
cabe la facultad de actuar de ciertos profesionales como los
escribanos, o autoridades administrativas. En el caso de los
escribanos, con referencia al instrumento público. Así, por ejemplo el
Proyecto dice: Son requisitos de validez del instrumento público: a)
la actuación del oficial público en los límites de sus atribuciones y de
su competencia territorial, excepto que el lugar sea generalmente
tenido como comprendido en ella... (art. 290). A su vez en el
supuesto del Proceso sucesorio ya hemos visto en la parte de las
reglas generales el desplazamiento por atracción. Nos queda por
examinar el testamento consular: Es válido el testamento escrito
hecho en país extranjero por un argentino o por un extranjero
domiciliado en el Estado, ante un ministro plenipotenciario del
Gobierno de la República, un encargado de negocios o un cónsul y
dos testigos domiciliados en el lugar donde se otorgue el
testamento, teniendo el instrumento la autenticación de la legación
o consulado. El testamento otorgado en la forma pres- cripta en el
párrafo precedente y que no lo haya sido ante un jefe de legación,
debe llevar el visto bueno de éste, si existiese un jefe de legación, en
el testamento abierto al pie de él y en el cerrado sobre la carátula. El
testamento abierto debe ser siempre rubricado por el mismo jefe al
principio y al fin de cada página, o por el cónsul, si no hubiese
legación. Si no existe un consulado ni una legación de la República,
estas diligencias deben ser llenadas por un ministro o cónsul de una
Nación amiga. El jefe de legación y, a falta de éste, el cónsul, debe
remitir una copia del testamento abierto o de la carátula del cerrado,
al ministro de Relaciones Exteriores de la República y éste,
abonando la firma del jefe de la legación o del cónsul en su caso, lo
debe remitir al juez del último domicilio del difunto en la República,
para que lo haga incorporar en los protocolos de un escribano del
mismo domicilio. No conociéndose el domicilio del testador en la
República, el testamento debe ser remitido por el ministro de
Relaciones Exteriores a un juez nacional de primera instancia para
su incorporación en los protocolos de la escribanía que el mismo
juez designe (art. 2646). Esta normativa amplía las reglas de la ley
163 respecto de la intervención de los cónsules extranjeros en las
sucesiones intestadas.
La determinación de la competencia es fundamentalmente procesal, pero
está desperdigada en distintas normas por no existir una regulación genérica
de la competencia. Esto sucede tanto en el sistema nacional como en el
provincial. La distribución es diversa según las provincias, pero en general se
puede decir que la competencia territorial, la competencia por grado y la
general están en los códigos procesales y en diversos Reglamentos de los
tribunales, mientras que la competencia material la hallamos en leyes
especiales, y en cuestiones particulares en las leyes sustantivas donde
existen algunas reglas específicas tanto en la competencia territorial cuanto
en la material. A esta última nos referiremos en esta parte.
Pero en primer lugar debemos despejar la confusión existente entre la
competencia y la jurisdicción que se da sobre todo a partir de cierta doctrina
italiana que indica que la competencia es “la cantidad de jurisdicción que a
cada uno corresponde”. Error que ha sido recogido por parte de nuestra
doctrina. En cambio Oderigo dice: “jurisdicción y competencia son, pues,
conceptos inconfundibles, el primero representa la función, que el juez
ejercita, de aplicar el Derecho; el segundo, la aptitud legal de ejercitar esa
función con relación a un asunto determinado”. Si la competencia fuera una
medida de la jurisdicción, en la medida que mayor número de jueces
hubiera, cada uno de ellos tendría menos poder. En cambio cada juez cuando
actúa ejercita la totalidad del poder de la jurisdicción. En cambio no puede
entender en cualquier tema, sino en los asignados por ley (competencia).
Di lorio expresa que en los países latinoamericanos se la suele utilizar la
voz “jurisdicción” para designar: (i) los límites territoriales dentro de los
cuales son ejercidas determinadas funciones específicas por los órganos del
Estado, ya sean éstos judiciales, administrativos o legislativos (lo que indica
una variante de la competencia); (ii) la aptitud reconocida a un órgano
judicial para entender en determinado tipo de pretensiones, lo cual en
realidad se refiere a la competencia; (iii) el poder que un órgano estatal, ya
sea judicial, administrativo o parlamentario, ejerce sobre los individuos; (iv)
el poder que se ejerce como órgano del Estado, pues se suele denominar al
Poder Judicial como Poder Jurisdiccional; (v) el poder específico que tienen
ciertos órganos para dirimir los conflictos de intereses que se le planteen (la
cual considera la materia del concepto de jurisdicción).
En este aspecto el Código Civil y Comercial presenta normas generales y
normas particulares.
A) REGLAS GENERALES
a)Domicilio y competencia. El domicilio determina la competencia de las
autoridades en las relaciones jurídicas. La elección de un domicilio produce
la prórroga de la competencia (art. 78). El ordenamiento ha tomado como
base de la competencia el domicilio y los efectos que surgen de su cambio.
Esto es sumamente importante porque el mismo va a fijar el ámbito
territorial donde se va a dilucidar la contienda. Claro que el domicilio del
actor y el domicilio del demandado están supeditados tanto a las
disposiciones de los códigos procesales (v. gr., CPCCN: arts. 5°* y 6o) cuanto
a las disposiciones especiales (v. gr., cuestiones relacionadas con los
consumidores)**.
*
Art. 5o, CPCCN: “...3) Cuando se ejerciten acciones personales,
el del lugar en que deba cumplirse la obligación expresa o
implícitamente establecido conforme a los elementos aportados en
el juicio y, en su defecto, a elección del actor, el del domicilio del
demandado o el del lugar del contrato, siempre que el demandado se
encuentre en él, aunque sea accidentalmente, en el momento de la
notificación. El que no tuviere domicilio fijo podrá ser demandado en
el lugar en que se encuentre o en el de su última residencia. 4) En
las acciones personales derivadas de delitos o cuasidelitos, el lugar
del hecho o el del domicilio del demandado, a elección del actor. 5)
En las acciones personales, cuando sean varios los demandados y se
trate de obligaciones indivisibles o solidarias, el del domicilio de
cualquiera de ellos, a elección del actor...”
**
En las ejecuciones de títulos cambiarios dirigidas contra
deudores residentes fuera de la jurisdicción del tribunal: 1. Cabe
inferir de la sola calidad de las partes que subyace una relación de
consumo en los términos previstos en la Ley 24.240 de Defensa del
Consumidor, prescindiendo de la naturaleza cambiaría del título en
ejecución. 2. Corresponde declarar de oficio la incompetencia
territorial del tribunal con fundamento en lo dispuesto en el art. 36
de la Ley de Defensa del Consumidor (CNCom., en pleno, 29-6-2011,
“Autoconvocatoria a plenario s/Competencia del fuero comercial en
los supuestos de ejecución de títulos cambiarios en que se invoquen
involucrados derechos de consumidores”, elDial.com - AA6CB4).
Tratándose de relaciones de consumo, la nulidad de las cláusulas de
prórrogas de jurisdicción radica en los obvios y evidentes perjuicios
y dificultades que tiene que afrontar quien se debe trasladar a otro
domicilio de otra ciudad para litigar. Empero, cuando se trata de
discernir entre dos juzgados de la misma jurisdicción judicial se
encuentran habitualmente más acotadas las dificultades que
sustenten la interpretación de tener por no convenida la prórroga de
competencia (CCCom. de Azul, sala II, 19-5-2011, “Banco de la
Provincia de Buenos Aires c/Rodríguez, Valerio Esteban Gabriel
s/Cobro ejecutivo”, Rubinzal Online, RC J 7130/11). De ser un
vínculo alcanzado por la ley 24.240 y domiciliarse el consumidor en
ciudad distinta a la de iniciación del proceso, el magistrado deberá
declararse incompetente de manera oficiosa, a fin de resguardar el
legítimo derecho de defensa en juicio del débil jurídico, en un todo
conforme con el art. 36, ley 24.240. Del mismo modo, debe proceder
al apartamiento en otros supuestos en los que se promuevan
ejecuciones en base a títulos ejecutivos en los que se cristalizaran
operaciones financieras para consumo y/o créditos para el consumo
(CCCom. de Pergamino, 21-3-2011, “Banco Credicoop Cooperativo
Ltdo. c/Maidana, Mariela Luján s/Cobro ejecutivo”, Rubinzal Online,
RC J 5085/11).
B) REGLAS PARTICULARES
a) Restricciones a la capacidad de las personas. En estos supuestos la
persona en cuyo interés se lleva adelante el proceso es parte y puede
aportar todas las pruebas que hacen a su defensa. Interpuesta la solicitud de
declaración de incapacidad o de restricción de la capacidad ante el juez
correspondiente a su domicilio o del lugar de su internación, si la persona en
cuyo interés se lleva adelante el proceso ha comparecido sin abogado, se le
debe nombrar uno para que la represente y le preste asistencia letrada en el
juicio. La persona que solicitó la declaración puede aportar toda clase de
pruebas para acreditar los hechos invocados (art. 36, CCivCom). Esta
competencia del juez se mantiene en el caso de tratar el cese de la
inhabilitación (art. 50, CCivCom). En el sistema anterior, en los procesos de
declaración de incapacidad por demencia o de sordomudez y en los de
inhabilitación previstos en el artículo 152 bis del Código Civil, era juez
competente el del domicilio del presunto incapaz o inhabilitado; o en su
defecto, el de su residencia. En los de rehabilitación, el que declaró la
interdicción (art. 5o, inc. 8o, 2a parte, CPCCN).
b) Adopción. En el caso de la guarda con fines de adopción se dispone que
la misma debe ser discernida inmediatamente por el juez que dicta la
sentencia que declara la situación de adaptabilidad (art. 612). En el juicio de
adopción resulta competente el juez que otorgó la guarda con fines de
adopción, o a elección de los pretensos adoptantes, el del lugar en el que el
niño tiene su centro de vida si el traslado fue tenido en consideración en esa
decisión (art. 615). Este último aspecto es concordante con el sistema
general del nuevo Código que tiende a la aplicación de las reglas sobre el
interés superior del niño*.
*
Art. 3.1, Convención sobre Derechos del Niño: “En todas las
medidas concernientes a los niños, que tomen las instituciones
públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las
autoridades administrativas o los órganos legislativos, una
consideración primordial a que se atenderá será el interés superior
del niño”. Art. Io, ley 26.061: “Objeto. Esta ley tiene por objeto la
protección integral de los derechos de las niñas, niños y
adolescentes que se encuentren en el territorio de la República
Argentina, para garantizar el ejercicio y disfrute pleno, efectivo y
permanente de aquellos reconocidos en el ordenamiento jurídico
nacional y en los tratados internacionales en los que la Nación sea
parte. Los derechos aquí reconocidos están asegurados por su
máxima exigibilidad y sustentados en el principio del interés
superior del niño”.
*
El reconocimiento de facultades jurisdiccionales a los órganos
administrativos es una típica modalidad del Derecho Público actual,
para responder pragmáticamente al premioso reclamo de los hechos
que componen la realidad de este tipo, mucho más vasta y compleja
que la que pudieron imaginar los constituyentes del siglo pasado. La
doctrina según la cual es valida la creación de órganos
administrativos con facultades jurisdiccionales, no supone, como es
lógico, la posibilidad de un otorgamiento incondicional de esas
atribuciones jurisdiccionales, las que se encuentran sometidas a
limitaciones de jerarquía constitucional que no es lícito transgredir.
El pronunciamiento jurisdiccional emanado de órganos
administrativos debe quedar sujeto a control judicial suficiente, a fin
de impedir que aquéllos ejerzan un poder absolutamente
discrecional, sustraído de toda especie de revisión ulterior (CSJN,
19-9-60, “Fernández Arias, Elena y otros c/Poggio, José
s/Sucesión”, L. L. 100-63; 24-3-88, D. J. 1988-2-228).
[...] el [juez] del proceso principal...” El procedimiento más breve es
generalmente el sumarísimo, a menos que se autorice el proceso incidental
para el caso.
C) PROCESOS DE FAMILIA
El proceso de familia ha adquirido en los últimos tiempos una categoría
que lo hace relativamente autónomo del proceso en general. Esta autonomía
está integrada por la regulación en las leyes sustanciales de numerosas
situaciones que presenta la cuestión familiar. En el caso que nos ocupa
ahora, la competencia, también existen diversas normas relacionadas con los
distintos institutos del proceso de familia y cuestiones afines.
a) Oposición al matrimonio. El Código Civil y Comercial prevé la
posibilidad de oposición al matrimonio. Dice en el artículo 414: Deducida la
oposición el oficial público la hace conocer a los contrayentes. Si alguno de
ellos o ambos admite la existencia del impedimento legal, el oficial público lo
hace constar en acta y no celebra el matrimonio. Si los contrayentes no lo
reconocen, deben expresarlo ante el oficial público dentro de los tres (3) días
siguientes al de la notificación; éste levanta un acta, remite al juez
competente copia autorizada de todo lo actuado con los documentos
presentados y suspende la celebración del matrimonio... La norma es similar
a la del Código Civil, artículo 183: “Si los futuros esposos no reconocieran la
existencia del impedimento, deberán expresarlo ante el oficial público dentro
de los tres días siguientes al de la notificación; este levantará acta y remitirá
ante el juez competente copia autorizada de todo lo actuado con los
documentos presentados, suspendiendo la celebración del matrimonio”.
El CCivCom no dice cuál es el juez competente, de la misma manera que
tampoco lo decía el Código Civil. En consecuencia se entiende que el mismo
es el juez civil o el juez de familia, que corresponda a la competencia
territorial, salvo que se admita otra competencia como sucede con los jueces
de paz de la Provincia de Buenos Aires.
*
Art. 2627: Jurisdicción. Las acciones que surjan como
consecuencia de la unión convivencial deben presentarse ante el
juez del domicilio efectivo común de las personas que la constituyen
o del domicilio o residencia habitual del demandado. Art. 2628:
Derecho aplicable. La unión convivencial se rige por el derecho del
Estado en donde se pretenda hacer valer.
*
Art. 2629: Jurisdicción. Las acciones sobre la prestación
alimentaria deben interponerse, a elección de quien la requiera, ante
los jueces de su domicilio, de su residencia habitual, o ante los del
domicilio o residencia habitual del demandado. Además, si fuese
razonable según las circunstancias del caso, pueden interponerse
ante los jueces del lugar donde el demandado tenga bienes. Las
acciones de alimentos entre cónyuges o convivientes deben
deducirse ante el juez del último domicilio conyugal o convivencial,
ante el domicilio o residencia habitual del demandado, o ante el juez
que haya entendido en la disolución del vínculo. Si se hubiere
celebrado un convenio, a opción del autor, las acciones pueden
también interponerse ante el juez del lugar de cumplimiento de la
obligación o el del lugar de la celebración de dicho convenio.
e) Tutela. Discernimiento judicial. La tutela es siempre discernida
judicialmente. Para el discernimiento de la tutela es competente el juez del
lugar donde el niño, niña o adolescente tiene su centro de vida (art. 112,
CCivCom). Nuevamente se vuelve a aplicar el criterio del interés superior del
niño. De esta manera se eliminan los poco claros e incompletos artículos del
Código Civil (arts. 399 a 408). Una regla especial se da en la tutela dativa:
cuando los padres hubieran delegado el ejercicio de la responsabilidad
parental en un tercero, se presume la voluntad de que se lo nombre tutor de
sus hijos menores de edad, designación que debe ser discernida por el juez
que homologó la delegación o el del centro de vida del niño, niña o
adolescente, a elección del tercero.
f) Procesos relativos a los derechos de niños, niñas y adolescentes.
Responsabilidad parental. Finalmente, en los procesos referidos a
responsabilidad parental, guarda, cuidado, régimen de comunicación,
alimentos, adopción y otros que deciden en forma principal o que modifican
lo resuelto en otra jurisdicción del territorio nacional sobre derechos de
niños, niñas y adolescentes, es competente el juez del lugar donde la
persona menor de edad tiene su centro de vida (art. 716, CCivCom). Esta
competencia se extiende a la tutela dativa, siguiendo así el principio del
interés superior del niño (art. 106, último párrafo).
EL PROCESO DE CONOCIMIENTO EN GENERAL
A) GENERALIDADES
1. Introducción. El Código Civil y Comercial, como muchas leyes
sustanciales, tiene normas tanto referidas al proceso en general, a la
demanda, contestación y excepciones; a la prueba, a la sentencia y a los
recursos, es decir a las etapas introductivas, probatorias, conclusivas y
recursivas, cuanto reglas generales a las que nos hemos referido en el
capítulo anterior, incluyendo las reglas sobre competencia. Resultan también
inevitables para el proceso las normas sobre sujetos y capacidad de las
personas, la representación, el domicilio, los actos jurídicos, los sistemas
cautelares, etcétera. No escapa tampoco a este comentario que debido a las
normas establecidas en el Código sus efectos se extienden a otras leyes que
se derogan o se mantienen vigentes con modificaciones. En consecuencia el
CCivCom afecta al CPCCN y a los códigos procesales provinciales. En esta
parte vamos a examinar esa situación desde el punto de vista del proceso en
general, que como sabemos extiende sus normas por defecto a otros
procesos como los ejecutivos y especiales. Dejaremos, no obstante, para
tratar de manera especial el efecto sobre el proceso de familia y sobre el
proceso sucesorio en capítulos especiales.
5.La legitimación.
*
Este artículo en la versión original del Anteproyecto ha sido
criticado duramente. En su texto original agregaba lo expresado:
“...en el seno materno. En el caso de técnicas de reproducción
humana asistida, comienza con la implantación del embrión en la
mujer, sin perjuicio de lo que prevea la ley especial para la
protección del embrión no implantado”. La critica parece partir de
que existe algún desajuste entre el Proyecto y el Pacto de San José
de Costa Rica (de jerarquía constitucional), que se produce en tanto
este último (art. 4o, inc. Io), entiende: “Toda persona tiene derecho a
que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en
general, a partir del momento de la concepción” (año 1984), a lo que
se suma la reserva hecha por la ley argentina 23.849 (año 1990), de
aprobación de la Convención de Derechos del Niño, que entiende por
tal “todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los
18 años de edad”, distinguiéndose así de lo que dice la Convención
(Convención sobre los Derechos del Niño, art. Io: “Para los efectos de
la presente Convención, se entiende por niño todo ser humano
menor de 18 años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea
aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad”). Pero la Ley
26.061 (año 2005) de Protección Integral de los Derechos de los
Niños, Niñas y Adolescentes nada dice al respecto. Pues bien, se dice
que como un niño es una persona y el niño es tal desde la
concepción, los embriones fecundados in vitro deberían tener la
calidad de personas, porque de lo contrario podrían ser considerados
cosas. Este criterio parte de la afirmación de que las normas
indicadas no diferencian la concepción en el seno materno de la
concepción in vitro aunque no haya implantación y por lo tanto
ambas categorías la implantada y la no implantada eran
ontológicamente idénticas. Pero hay dos cuestiones sobre el
particular que pueden sostener con fuerza el argumento contrario.
En primer lugar para la época en que se dictaron los convenios y las
leyes que hablan sobre concepción, se entendía siempre que la
concepción era en el seno materno, como afirmaba nuestro Código
Civil en el art. 63, que luego de dichas leyes no fue reformado, de
modo que dichas leyes ni siquiera pensaron en qué pasaba con los
embriones fecundados no implantados, pues lo que se tenía en mira
en esa época estaba relacionado con la discusión sobre el aborto. El
criterio de que la concepción se produce desde el momento en que
tiene lugar la fecundación es demasiado simplista desde el punto de
vista científico. En el Diccionario Médico de la Universidad de
Salamanca se menciona la palabra concepción como “Comienzo del
embarazo; abarca la fecundación del óvulo por un espermatozoide y
el anidamiento o implantación del huevo en el útero”. Se entiende
que el ovocito fecundado (el preembrióri) puede entonces ser
transferido al útero de la mujer, para iniciar un em barazo, siempre
antes de los 14 días desde que el ovocito es fecundado, tiempo
durante el cual el cigoto recibe el nombre de preembrión, después de
esas 2 semanas recibe el nombre de embrión hasta los 57 días desde
la fecundación del óvulo. A partir de esos 57 días ya empieza a tener
forma humana y recibe el nombre de feto. Como complemento
recuerdo una cita de Santo Tomás que, no obstante su antigüedad,
es pertinente para este caso, pues dice que “lo que es en potencia no
puede reducirse al acto, del modo como el cobre que es estatua en
potencia, no se hace estatua si carece del agente que saque la forma
de la estarna de la potencia al acto” (Del ente y la esencia, Cap. III).
Cabe agregar asimismo la explicación dada en los Fundamentos del
anteproyecto: “Conforme con la regulación de la filiación por
técnicas de reproducción humana asistida, el Anteproyecto agrega
los efectos para el caso del embrión implantado en el cuerpo de la
mujer; en este sentido, se tiene en cuenta que, conforme con el
estado actual de las técnicas de reproducción humana asistida, no
existe posibilidad de desarrollo de un embrión fuera del cuerpo de la
mujer. Esta posición en el Código Civil no significa que los embriones
no implantados no tengan protección alguna, sino que, tal como
sucede en el Derecho Comparado, corresponde que esta
importantísima cuestión sea regulada en leyes especiales que,
incluso, prevén su revisión periódica, dado el permanente avance
científico en la materia”. La crítica mencionada fue realizada
también -con otras tantas- por la Conferencia Episcopal y respondida
por el presidente de la Corte Dr. Lorenzetti quien señaló que “la
Iglesia representa una visión, legítima desde su punto de vista, pero
el Derecho debe comprender a todos”. Por otro lado es conveniente
tener en cuenta en este aspecto que el art. 563 del Proyecto (hoy
arts. 562 y 563, CCivCom) dice: Filiación post mórtem en las técnicas
de reproducción humana asistida. En caso de muerte del o la
cónyuge o conviviente de la mujer que da a luz, no hay vínculo filial
entre la persona nacida del uso de las técnicas de reproducción
humana asistida y la persona fallecida si la concepción en la mujer o
la implantación del embrión en ella no se había producido antes del
fallecimiento. No rige lo dispuesto en el párrafo anterior si se cumple
con los siguientes requisitos: a) La persona consiente en el
documento previsto en el artículo 560 o en un testamento que los
embriones producidos con sus gametos sean transferidos en la
mujer después de su fallecimiento, b) La concepción en la mujer o la
implantación del embrión en ella se produce dentro del año siguiente
al deceso. Véase en general sobre el tema KEMELMAJER DE
CARLUCCI, Aída, La bioética en el Proyecto de Código Civil y
Comercial de la Nación de 2012, en J. A. 2012-IV, número especial
del 28-11-2012, p. 33 y especialmente párrafo IV, p. 38.
Esta es la redacción definitiva del artículo luego de que la Comisión
Bicameral hiciese las reformas y el Congreso las hiciera ley. Hay una
Disposición transitoria que expresa: “La protección del embrión no
implantado será objeto de una ley especial”*.
*
La Comisión Bicameral expuso como fundamentos de la
redacción actual: “En el texto legal se mantiene que la existencia de
la persona humana comienza con la concepción, pero eliminando la
expresión ‘en el seno materno’. Asimismo, subsiste la norma que
dispone que en el caso de aplicación de técnicas de reproducción
humana asistida (v. gr. Fecundación in vitro), la existencia de la
persona comienza a partir de la implantación del embrión. Se
respeta el principio establecido en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), cuyo artículo
4.1. consagra el derecho al respeto a la vida y a su protección legal,
y en general, a partir del momento de la concepción”.
*
Pero recientemente la Corte ha dicho que los menores
impúberes son incapaces absolutos de hecho; no pueden, por sí
mismos, administrar sus bienes, disponer de ellos ni celebrar
contratos, estando a cargo de sus representantes legales, padres o
tutores, la realización de todos esos actos, en consecuencia, los
menores de ocho y nueve años no pueden realizar por sí mismos
actos jurídicos como sería la designación o remoción de un letrado
patrocinante. La ley 26.061 establece un sistema de protección
integral de las niñas, niños y adolescentes, que debe ser
interpretado no de manera aislada sino en conjunto con el resto del
plexo normativo aplicable, como parte de una estructura
sistemática, y en forma progresiva, de modo que mejor concibe con
la Constitución Nacional y con los tratados internacionales que rigen
la materia, allí previstos. De la interpretación conjunta de la ley
26.061 y el plexo normativo aplicable, las disposiciones del Código
Civil que legislan sobre la capacidad de los menores tanto impúberes
como adultos no han sido derogadas por la ley 26.061 y no
conculcan los estándares internacionales en la materia. Los menores
impúberes son incapaces absolutos de hecho; no pueden, por sí
mismos, administrar sus bienes, disponer de ellos ni celebrar
contratos, estando a cargo de sus representantes legales, padres o
tutores, la realización de todos esos actos; en consecuencia, los
menores de 8 y 9 años no pueden realizar por sí mismos actos
jurídicos, como sería la designación o remoción de un letrado
patrocinante (CSJN, 27-11-2012, “R., G. M. y R., C. L.”, J. A. 2013-1,
fase. 4, p. 46). El CCivCom presenta un avance en la cuestión,
modificando el concepto de impubertad, que ahora es de 13 años,
por “edad y grado de maduración suficiente” (ver apartado c, del
presente párrafo), pero no modifica el criterio del máximo tribunal.
Por otro lado el grado de maduración suficiente no se encuentra en
los menores impúberes. Aun genios como Mozart no razonaban como
personas maduras fuera de la especialidad musical.
*
La doctrina y jurisprudencia han interpretado que el supuesto de
prodigalidad previsto en el art. 152 bis, inc. 3o del Cód. Civ. para que
se configure, se requiere que presente una reiterada tendencia o
hábito o un comportamiento que refleje una sumatoria de actos
continuados en el tiempo, respecto de los actos de disposición o
administración de sus bienes, no justificando tal declaración ante un
acto aislado o circunstancial aun cuando tenga implicancias en la
composición de su patrimonio. La prodigalidad en el Código Civil y
Comercial de la Nación es tratada dentro del título de Inhabilitados y
precisamente se ocupa de los pródigos, estableciendo que pueden
ser inhabilitados quienes por la prodigalidad en la gestión de sus
bienes expongan a su cónyuge, conviviente o a sus hijos menores de
edad o con discapacidad a la pérdida del patrimonio. A esos fines, se
considera persona con discapacidad a toda persona que padece una
alteración funcional permanente o prolongada, física o mental, que
en relación a su edad y medio social implica desventajas
considerables para su integración familiar, social, educacional o
laboral. Apreciamos que el contenido es más amplio que en la
legislación actual que requiere reiteración de actos que perjudiquen
su patrimonio sea como disposición o administración, atento a que
en el proyecto pueden ser considerados pródigos quienes por sus
actos puedan resultar desventajas considerables para su integración
familiar, social, educacional o laboral (SIRKIN, Eduardo,
Actualización sobre la prodigalidad en la legislación vigente y en el
Proyecto de Código Civil, en elDial - DC1BDC).
9) Los apoyos. Hemos hablado varias veces de los apoyos que tiene
derecho a recibir la persona que se encuentra afectada por una incapacidad.
El mismo Código, en el artículo 43, define cuáles son estos apoyos: “Se
entiende por apoyo cualquier medida de carácter judicial o extrajudicial que
facilite a la persona que lo necesite la toma de decisiones para dirigir su
persona, administrar sus bienes y celebrar actos jurídicos en general. Las
medidas de apoyo tienen como función la de promover la autonomía y
facilitar la comunicación, la comprensión y la manifestación de voluntad de
la persona para el ejercicio de sus derechos. El interesado puede proponer al
juez la designación de una o más personas de su confianza para que le
presten apoyo. El juez debe evaluar los alcances de la designación y
procurar la protección de la persona respecto de eventuales conflictos de
intereses o influencia indebida. La resolución debe establecer la condición y
la calidad de las medidas de apoyo y, de ser necesario, ser inscripta en el
Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas”.
*
Art. 146, CCivCom: Personas jurídicas públicas. Son personas
jurídicas públicas: a) el Estado nacional, las Provincias, la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, los municipios, las entidades autárquicas
y las demás organizaciones constituidas en la República a las que el
ordenamiento jurídico atribuya ese carácter; b) los Estados
extranjeros, las organizaciones a las que el derecho internacional
público reconozca personalidad jurídica y toda otra persona jurídica
constituida en el extranjero cuyo carácter público resulte de su
derecho aplicable; c) la Iglesia Católica.
**
Art. 148, CCivCom: Personas jurídicas privadas. Son personas
jurídicas privadas: a) las sociedades; b) las asociaciones civiles; c)
las simples asociaciones; d) las fundaciones; e) las iglesias,
confesiones, comunidades o entidades religiosas; f) las mutuales; g)
las cooperativas; h) el consorcio de propiedad horizontal; i) toda
otra contemplada en disposiciones de este Código o en otras leyes y
cuyo carácter de tal se establece o resulta de su finalidad y normas
de funcionamiento.
*
Art. 71, CCivCom: Acciones de protección del nombre. Puede
ejercer acciones en defensa de su nombre: a) aquel a quien le es
desconocido el uso de su nombre, para que le sea reconocido y se
prohíba toda futura impugnación por quien lo niega; se debe ordenar
la publicación de la sentencia a costa del demandado; b) aquel cuyo
nombre es indebidamente usado por otro, para que cese en ese uso;
c) aquel cuyo nombre es usado para la designación de cosas o
personajes de fantasía, si ello le causa perjuicio material o moral,
para que cese el uso. En todos los casos puede demandarse la
reparación de los daños y el juez puede disponer la publicación de la
sentencia. Las acciones pueden ser ejercidas exclusivamente por el
interesado; si ha fallecido, por sus descendientes, cónyuge o
conviviente, y a falta de éstos, por los ascendientes o hermanos. Art.
72 - Seudónimo. El seudónimo notorio goza de la tutela del nombre.
Ver FISSORE, Diego M., El nombre de las personas en el Proyecto de
Código Civil y Comercial, en Revista de Derecho Privado y
Comunitario, N° 2012-2, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, p. 219.
**
La ley 18.248 y sus reformas sobre nombre de las personas
quedan derogadas y sustituida por el CCivCom.
la denominación que les dan las leyes y ordenamientos de su
constitución*; las privadas deben tener un nombre que las identifique como
tal, con el aditamento indicativo de la forma jurídica adoptada. La persona
jurídica en liquidación debe aclarar esta circunstancia en la utilización de su
nombre. El nombre debe satisfacer recaudos de veracidad, novedad y
aptitud distintiva, tanto respecto de otros nombres, como de marcas,
nombres de fantasía u otras formas de referencia a bienes o servicios, se
relacionen o no con el objeto de la persona jurídica. No puede contener
términos o expresiones contrarios a la ley, el orden público o las buenas
costumbres ni inducir a error sobre la clase u objeto de la persona jurídica.
La inclusión en el nombre de la persona jurídica del nombre de personas
humanas requiere la conformidad de éstas, que se presume si son
miembros. Sus herederos pueden oponerse a la continuación del uso, si
acreditan perjuicios materiales o morales (art. 151)**.
7.La representación.
*
CNCom., sala A, 24-3-2004, “Faisan SAIC de Productos de
Algodón y afines c/Exfin Exchange y Financial Co. Trust Vaduz y
otros s/Ordinario”, expte. 98.439/02, elDial del 1-6-2004.
**
CNCiv., sala A, 5-6-84, L. L. 1985-A-541.
***
CNCiv.. sala B, 5-3-81, J. A. 1981-IV-344.
****
CNECC, sala II, 2-4-83, E. D. 104-486.
*
CNCiv., sala D, 7-9-79, “Consorcio de propietarios calle Virrey
Cevallos 215 c/Amasia SA”, E. D. 86-406.
*
CSJN, 29-4-82, “Bengolea, Santiago c/Provincia de Buenos
Aires”, L. L. 1982- D-461.
**
CNCiv., sala A, 6-5-80, “Raymundo, Néstor A. c/Barbati, Delia
M.”, E. D. 89-365.
una solución que persigue sólo el interés del formal cumplimiento de las
normas procesales*. El criterio ha tenido recepción en la Cámara Nacional
Civil de la Capital Federal al decir que corresponde rechazar la excepción de
falta de legitimación pasiva interpuesta por la administradora de la sucesión,
notificada de la demanda contra la sucesión por daños y perjuicios, pues de
lo contrario se consagraría una exégesis formal que no se condice con una
adecuada integración de los términos empleados en la acción y conduciría a
una solución que persigue sólo el interés del formal cumplimiento de las
normas procesales. Ello así, corresponde tener por enderezado el reclamo
contra los miembros de la comunidad hereditaria, sin que ello implique
alteración alguna del marco de la Litis ** y en general es el admitido en
muchos tribunales del país. Así se ha dicho que sin perjuicio de que en
principio, las sucesiones indivisas no constituyen propiamente una persona
de existencia ideal o jurídica, y que por ello carecen de legitimación para
obrar, nada impide a que los herederos confieran mandato al administrador
de la sucesión y que éste con autorización judicial concurra a interponer la
correspondiente acción judicial***. En lo que hace a los cheques: Tratándose
de cheques librados por la administradora judicial de una sucesión, no puede
pretenderse válido ejecutar en forma individual, no sólo a la firmante de los
títulos, sino también a quien no intervino en el libramiento de los mismos ****.
Pues la sucesión, aunque carezca de personalidad jurídica, puede figurar
como parte en un proceso, que no es precisa la actuación procesal por o
frente a todos y cada uno de los herederos, pudiendo actuarse por o frente a
la sucesión que figurará como parte en el proceso *****. Sin embargo hay que
hacer notar en la sucesión la representación que tiene el administrador de la
herencia (art. 712, CPCCN y art. 3382, Cód. Civ.). En el Capítulo VII
examinamos este aspecto en el Proyecto.
*
CSJN, 15-9-94, “Ferrer de Rodríguez, Alicia B. c/Avellaneda
Huergo, Enrique A.”, J. A. 1994-III-619.
**
CNCiv., sala E, 18-5-94, “Ferrer de Rodríguez, Alicia
c/Avellaneda Huergo, Enrique”, J. A. 1995-III-207.
***
STJ de Santiago del Estero, Sala Civil y Com., 7-5-96, “Feliú,
Dionisio J., sue. c/Garrone, Roberto A. y otros”, D. J. 1996-2-1039.
****
CNCom., sala E, 13-9-82, “Rodríguez Martínez, Gaspar
c/Torti de Grau, Norma”.
*****
CCCom. de Morón, sala I, 18-2-81, “Oilhaborda, Emilio N.
c/Corral, Francisco A. sue.”, J. A. 1982-11-520.
8. La representación en el nuevo Código Civil y Comercial.
*
La reforma de la ley 25.624. Representación de la mujer por el
marido. La reforma de la ley 25.624 se ocupó exclusivamente de
suprimir el párrafo que autorizaba al marido a presentarse por su
mujer sin acompañar las partidas correspondientes, a menos que
fueran requeridas. Esto no lo excusaba de presentar los poderes que
fueran necesarios a tenor de la normativa del Código Civil, salvo los
casos especiales que determina el segundo párrafo del art. 1276 del
Código Civil, aunque debía justificar su calidad en tales casos. La
derogación de la ley 11.357, artículo 3o, inciso 2°, por la ley 17.711
ha determinado que aquél perdiese virtualidad en ese aspecto. La
reforma de la ley 17.711 al Código Civil ya había eliminado la
administración que el marido tenía sobre los bienes de la mujer, que
significaba una verdadera incapacidad. En la actualidad no hay
unidad de masa y por lo tanto no hay unidad de administración. De
todos modos la ley 11.357 ha sido derogada por la ley 17.711, que
dejó vigente sólo el artículo Io, reformándolo para expresar que: “la
mujer mayor de edad, cualquiera sea su estado, tiene plena
capacidad civil”.
*
Ley 21.839, Art. 10 - Actuación conjunta y sucesiva. Cuando
actuaren conjuntamente varios abogados o procuradores por una
misma parte, a fin de regular honorarios se considerará que ha
existido un solo patrocinio o una sola representación, según fuere el
caso. Cuando actuaren sucesivamente, el honorario correspondiente
se distribuirá en proporción a la importancia jurídica de la respectiva
actuación y a la labor desarrollada por cada uno. Art. 11 - Diferentes
profesionales en litisconsorcio. En los casos de litisconsorcio, activo
o pasivo, en que actuaren diferentes profesionales al servicio de
cualesquiera de las partes, los honorarios de cada uno de ellos se
regularán atendiendo a la respectiva actuación cumplida, al interés
de cada litisconsorte y a las pautas del artículo 6 o, sin que el total
excediere en el cuarenta por ciento (40%) de los honorarios que
correspondieren por la aplicación del artículo 7o, primera parte.
C) ACTOS PROCESALES
13. Prejudicialidad.
*
COLOMBO, Código, 1975, I, p. 309. Así se ha
dicho: Las formas procesales tienden a asegurar la defensa en juicio
de las personas y sus derechos (arts. 18 y 29, Const. Nac.), por lo
que su violación sólo autoriza la nulidad del procedimiento cuando
hayan influido en esa defensa (CNCiv., sala E, 15-11-66, L. L. 125-
785, sum. 14.968) o se violan formas sustanciales del juicio (CNCiv.,
sala E, L. L. 1185-106).
**
CNCiv., sala C, 29-11-65, L. L. 122-917, sum. 13.448.
***
DÍAZ, Instituciones, II-A, ps. 35 y ss.
decisión principaliter produce cosa juzgada respecto a la cuestión. De modo
que diremos con Alsina que “para que una cuestión tenga el carácter de
prejudicial en sentido propio, debe fundarse en una relación substancial
independiente de la que motiva la litis, y cuyo conocimiento corresponda por
disposición de la ley o por la naturaleza jurídica de la cuestión y en juicio
autónomo, a otro tribunal, la decisión del cual debe influir con efecto de cosa
juzgada en la resolución final a dictarse respecto de aquélla” *. La regla de la
no prejudicialidad, es decir las excepciones a la prejudicialidad, está limitada
al adulterio (art. 74, Cód. Pen.), y en el sistema anterior a la validez y
nulidad del matrimonio (art. 1104, Cód. Civ.) que se extendió al juicio
ejecutivo**.
*
ALSINA, Tratado, III, p. 159. La cuestión relativa a la
prejudicialidad es compleja y su tratamiento ha sido hecho por casi
todos los autores, aunque con marcado acento referido a la cuestión
legal (v. gr.: ALCALÁ-ZAMORA y CASTILLO y LE- VENE [h]. Derecho
Procesal Penal, 1945, I, p. 231; ALSINA, Tratado, III, ps. 154 y ss.;
id.. Las cuestiones prejudiciales en el proceso civil, en J. A. agosto,
1958; CALAMANDREI, Instituciones, I, ps. 301, 302; II, p. 221; III,
p. 115; CARNELUTTI, Instituciones, 1, ps. 242, 246; COLOMBO,
Código, 1969, III, p. 282; DÍAZ. Instituciones, II, p. 35; JOFRÉ y
HALPERIN. Manual de procedimiento, 1941, II, ps. 51 y ss.;
ODERIGO, Derecho Procesal Penal, ps. 62 y ss.; REDENTI, Derecho
Procesal Civil, I, ps. 245 y 488; ROSENBERG, Tratado, II, ps. 297 y
299; SCHONKE, Derecho Procesal Civil, p. 267, etc.).
**
El art. 1101 del Código Civil no es aplicable al proceso
ejecutivo, ya que no procede la suspensión de la ejecución por
haberse violado la prejudicialidad ante la existencia de una causa
penal por el mismo hecho que le ha dado base, toda vez que siempre
queda abierta la repetición en el juicio ordinario posterior (CNCiv.,
sala B, 13-9-96, “Transfina SA en liquidación c/Amel Viviendas
s/Ejecución Hipotecaria”; sala C, 30-3-89, “De La Arena de Ricciardi,
María C. c/Ricciardi, Uber s/Ejecución Incidente”; sala D, 10-4-97,
“Rodríguez, Elena Eva c/Villa de Villaverde, María del Carmen
s/Ejecución Hipotecaria”; CNCom., sala A, 31-8-95, “Wilde, Angélica
c/Casa Rivoli SA”; sala C, 30-10-86, “Lococo, José c/Cabo, Roberto
s/Ejecutivo”; id., 23-9-88, “Steiner, Miguel c/Guerrero, Alicia”; sala
E, 15-9-89, “Fernández, Raúl c/Montalto, Juan”; id., 22-6-95,
“Carióla, Oscar c/Cartonería Super SRL”). Mucho menos corresponde
ante la denuncia penal que no constituye cuestión prejudicial frente
al juicio ejecutivo (Cód. Civ., art. 1101); máxime no habiéndose
dicho -y menos acreditado- que aquella investigación haya arribado
a resultado útil para dirimir la ejecución (CNCom., sala D, 21-9-90,
“Petrone, Gustavo c/García, José s/Ejec.”). Por otra parte la
cuestión atinente a la prejudicialidad, resulta inconducente en tanto
los títulos base de la ejecución, gozan de la autonomía y abstracción
propia de los títulos de crédito (conf. Giraldi, Cuenta corriente
bancaria y cheque, p. 270, párr. 99); toda vez que admitir lo
contrario, conduciría a la discusión de la causa de la obligación, lo
cual está vedado en este tipo de procesos (CNCom., sala A, 25-10-
2000, “Hong Seune Ou c/Lef, Silvia Nora s/Ejecutivo”). Pero,
corresponde disponer la suspensión de la ejecución de la sentencia
de trance y remate hasta que se dicte pronunciamiento en la causa
penal, si la gravedad y la cantidad de los hechos delictivos
informados por el juzgado interviniente sumado a la rebeldía de los
principales imputados, dan seriedad y suficiente sustento al pedido
efectuado por el ejecutado (en el caso se trata de una causa penal
en la cual se investiga la comisión de los delitos de estafa,
falsificación y asociación ilícita, en la cual ha sido querellada la
escribana interviniente en la escritura de hipoteca, la cual se
encuentra suspendida en la matrícula y rebelde ante la justicia con
pedido de captura) (CNCiv., sala M, 3-2-2000, “Landau, Hernán
c/Coronel, Gerardo s/Ejecución hipotecaria”).
a) La prejudicialidad en el Código Civil y Comercial. En
el fárrago de estas cuestiones el CCivCom ha resuelto la cuestión en los
artículos 1774 a 1780 (sólo para la cuestión civil y penal) de la siguiente
manera: La acción civil y la acción penal resultantes del mismo hecho
pueden ser ejercidas independientemente. En los casos en que el hecho
dañoso configure al mismo tiempo un delito del derecho criminal, la acción
civil puede interponerse ante los jueces penales, conforme a las
disposiciones de los códigos procesales o las leyes especiales (art. 1774). Es
lo que se denomina acción civil en sede penal (arts. 14 y ss., CPPN). Si la
acción penal precede a la acción civil, o es intentada durante su curso, el
dictado de la sentencia definitiva debe suspenderse en el proceso civil hasta
la conclusión del proceso penal, con excepción de los siguientes casos: a) si
median causas de extinción de la acción penal; b) si la dilación del
procedimiento penal provoca, en los hechos, una frustración efectiva del
derecho a ser indemnizado; c) si la acción civil por reparación del daño está
en un factor objetivo de responsabilidad (art. 1775).
No queda claro en el Proyecto el sobreseimiento en sede penal, pero a mi
juicio debe considerarse con el mismo alcance que la sentencia absolutoria *.
b) Sentencia penal. La sentencia penal condenatoria produce efectos de
cosa juzgada en el proceso civil respecto de la existencia del hecho
*
Art. 334, CPPN: Oportunidad. El juez, en cualquier estado de la
instrucción, podrá dictar el sobreseimiento, total o parcial, de oficio,
o a pedido de parte, salvo el caso del artículo 336, inciso I o, en que
procederá en cualquier estado del proceso. Art. 335 - Alcance. El
sobreseimiento cierra definitiva e irrevocablemente el proceso con
relación al imputado a cuyo favor se dicta.
principal que constituye el delito y de la culpa del condenado (art. 1776). Si
la sentencia penal decide que el hecho no existió o que el sindicado como
responsable no participó, estas circunstancias no pueden ser discutidas en el
proceso civil. Si la sentencia penal decide que un hecho no constituye delito
penal o que no compromete la responsabilidad penal del agente, en el
proceso civil puede discutirse libremente ese mismo hecho en cuanto
generador de responsabilidad civil (art. 1777).
c) Excusas absolutorias. Impedimento de reparación del daño. Las
excusas absolutorias penales no afectan a la acción civil, excepto disposición
legal expresa en contrario (art. 1778)*. Pero el impedimento de reparación
del daño se da cuando se prueba la verdad del hecho reputado calumnioso;
en los delitos contra la vida, haber sido coautor o cómplice, o no haber
impedido el hecho pudiendo hacerlo (art. 1779). Este último aspecto habría
que compatibilizarlo con el testigo encubierto, con la situación en concreto
que podría paralizar a una persona en su actuar, etcétera.
d) Sentencia penal posterior. La sentencia penal posterior a la
sentencia civil no produce ningún efecto sobre ella, excepto en el caso de
revisión. La revisión procede exclusivamente, y a petición de parte
interesada, en los siguientes supuestos: a) si la sentencia civil asigna
alcances de cosa juzgada a cuestiones resueltas por la sentencia penal y
ésta es revisada respecto de esas cuestiones, excepto que derive de un
cambio en la legislación; b) en el caso previsto en el artículo 1775, inciso c,
si quien fue juzgado responsable en la acción civil es absuelto en el juicio
criminal por inexistencia del hecho que funda la condena civil, o por no ser
su autor; c) otros casos previstos por la ley (art. 1780).
*
Se llaman excusas absolutorias a ciertas circunstancias
determinadas por la ley que, producidas, sin borrarse el carácter
antijurídico del acto, ni suprimirse la imputabilidad ni culpabilidad de
su autor, se exime a éste de la pena que es consecuencia necesaria
de la perpetración del hecho delictivo. En general no existe una
formulación genérica de las mismas. En nuestro ordenamiento
pueden encontrarse ejemplos en el Código Penal en los arts. 43
(desistimiento de tentativa), 88 (tentativa de autoaborto), 111
(prueba de la injuria), 115 (injurias tribunalicias no publicadas), etc.
A) LA ETAPA INTRODUCTIVA
1. Demanda. Sujetos.
c) Citación de evicción. Las directivas procesales del artículo 2108 del Código
Civil se han mejorado en el CCivCom en el artículo 1046: Si un tercero
demanda al adquirente en un proceso del que pueda resultar la evicción de
la cosa, el garante citado a juicio debe comparecer en los términos de la ley
de procedimientos. El adquirente puede seguir actuando en el proceso.
Agrega en el artículo 1047, CCivCom: El garante debe pagar al adquirente
los gastos que éste ha afrontado para la defensa de sus derechos. Sin
embargo, el adquirente no puede cobrarlos, ni efectuar ningún otro reclamo
si: a) no citó al garante al proceso; b) citó al garante, y aunque éste se
allanó, continuó con la defensa y fue vencido. En cuanto al régimen de las
pretensiones, el acreedor de la responsabilidad dispone del derecho a
declarar la resolución: a) si los defectos en el título afectan el valor del bien
a tal extremo que, de haberlos conocido, el adquirente no lo habría
adquirido, o su contraprestación habría sido significativamente menor; b) si
una sentencia o un laudo produce la evicción (art. 1049, CCivCom). Además,
cuando el derecho del adquirente se sanea por el transcurso del plazo de
prescripción adquisitiva, se extingue la responsabilidad por evicción (art.
1050, CCivCom). De la misma manera se establece que la evicción de lo que
el acreedor ha recibido en pago del deudor, no hace renacer la fianza (art.
1598, CCivCom).
Cesa la responsabilidad por evicción en los casos en que se promueve el
proceso judicial: a) si el adquirente no cita al garante, o lo hace después de
vencido el plazo que establece la ley procesal; b) si el garante no comparece
al proceso judicial, y el adquirente, actuando de mala fe, no opone las
defensas pertinentes, no las sostiene, o no interpone o no prosigue los
recursos ordinarios de que dispone contra el fallo desfavorable; c) si el
adquirente se allana a la demanda sin la conformidad del garante; o somete
la cuestión a arbitraje y el laudo le es desfavorable. Sin embargo, la
responsabilidad subsiste si el adquirente prueba que, por no haber existido
oposición justa que hacer al derecho del vencedor, la citación oportuna del
garante por evicción, o la interposición o sustanciación de los recursos, eran
inútiles, o que el allanamiento o el laudo desfavorable son ajustados a
derecho (art. 1048, CCivCom). En lo restante son de aplicación las reglas de
los artículos 105 a 110 del CPCCN.
7. El “traslado” de la demanda.
*
En el Código Civil y Comercial, la compensación, que tiene
diversas variantes, aparece también como compensación judicial, la
que se da cuando el deudor la opone como defensa relativa al crédito
de la otra parte o subsidiariamente para el caso de que esas
defensas no prosperen (art. 928). Omitió establecer lo que la
doctrina siempre ha señalado y explicamos precedentemente, de que
si el reconviniente tiene un crédito mayor que el pedido por el actor
y quiere cobrarlo, debe articular la reconvención por el monto total,
ya que si lo hace sólo como defensa, limita el monto a la
compensación por equivalencia de deudas, teniendo que ser
reclamado el saldo insoluto en otro proceso. Además, plantear la
compensación como reconvención tiene la ventaja de que si la
demanda es rechazada, puede prosperar la reconvención por su
totalidad, y en caso de que prospere la demanda y la reconvención,
el demandado tendría posibilidad de obtener una condenación por la
diferencia a su favor. Esto no ocurre si sólo se plantea como defensa,
pues en tal caso, el rechazo de la demanda no crea ninguna
prestación a favor del demandado que debe ocurrir por el remanente
a otro juicio.
c) Falta de legitimación para obrar (art. 347, inc. 3o, CPCCN). Se trata de
una defensa, la cual se opone cuando no existe vinculación entre las partes
para efectuar el reclamo, en la cual se consideran los elementos de sujeto,
objeto y causa.
f) Cosa juzgada (art. 347, inc. 6o, CPCCN). Se trata de una defensa
procesal que tiene en vista que el reclamo que ahora se realiza ya fue
satisfecho o rechazado con anterioridad en otro proceso con sentencia firme,
coincidiendo los sujetos, el objeto y la causa. La cuestión se puede presentar
como cosa juzgada material, cuando a la irrevisibilidad de la decisión se le
une la irrevocabilidad de la misma (excepto que caiga por acción autónoma
de nulidad de la cosa juzgada o recurso de revisión), o puede ser formal
cuando, no obstante no permitirse la revisión del decisorio, el mismo puede
caer por otras vías (v. gr.: otro proceso). Pero también la cosa juzgada
integra otros institutos jurídicos como la transacción.
*
Cuando -como en el caso- en atención a lo requerido por
el accionante, el magistrado dispuso una audiencia de conciliación
que concluyó con el acuerdo, tal acto procesal configuró un modo de
conclusión de la litis por transacción. Este acto dispositivo procesal
corresponde a un contrato análogo de derecho material en el cual
ambas partes, haciéndose recíprocas concesiones, dirimen su
conflicto mediante autocomposición (HIGHTON, Elena y AREÁN,
Beatriz, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, Hammurabi,
2006, t. 5, p. 629). Pone fin al litigio y no se podrá válidamente
hacer sino presentándola o exponiéndola ante el juez de la causa.
Así y en tanto reviste el carácter de acto jurídico bilateral, configura
un negocio jurídico de índole material y, su agregación al
expediente, sea por instrumento público, privado o por acta judicial
que la documente, reviste el carácter de acto procesal, desde que
tiene por objeto inmediato el dictado de una resolución judicial que
ponga fin al proceso (PALACIO, Derecho Procesal Civil, 1994, t. V,
ps. 552, 553, citado por HIGHTON y AREÁN, Código..., t. 5, p. 629).
Por otro lado, esa transacción extingue los derechos y las
obligaciones que las partes hubieren renunciado, y tiene para con
ellas la autoridad de cosa juzgada (art. 850, Cód. Civ.). Esos efectos
se producen a partir de la presentación ante el juez, quien la
homologará, previa verificación de los presupuestos sustanciales y
procesales del acto (CNCiv., sala F, 2-6- 2011, “De Cristo, Leonardo
Luis c/Nuevo Banco de Entre Ríos SA s/Medida precautoria”,
elDial.com - AG2582).
**
Art. 308, CPCCN: “Las partes podrán hacer valer la transacción
del derecho en litigio, con la presentación del convenio o suscripción
ante el juez. Este se limitará a examinar la concurrencia de los
requisitos exigidos por la ley para la validez de la transacción, y la
homologará o no. En este último caso, continuarán los
procedimientos del juicio”.
*
Corresponde intervenir a la justicia civil en la homologación de
un convenio al cual se arribó en la mediación, por el que se pactó la
entrega de una suma de dinero y se renunció a todo derecho
respecto de un automotor, pactándose su entrega al titular registral,
en tanto no se discute la titularidad dominial del automóvil ni está
en juego su inscripción en el Registro de la Propiedad Automotor
(CNCiv., tribunal de superintendencia, sentencia interlocutoria, N°
de recurso: S005056, 10-5-2000, “Uan Moras SACCIyA c/Rojas, Raúl
Félix s/Homologación de Acuerdo. Competencia”, Abeledo-Perrot N°
10/8768). En caso de incumplimiento del acuerdo arribado en la
mediación, podrá ejecutárselo ante el juez designado. Sin embargo,
no podrá extenderse el marco de la ejecución a aspectos de
conocimiento y al tratamiento de cuestiones que no fueron objeto de
oportuno debate, o que implican la revisión de temas ya decididos,
ya que no se trata de obtener un pronunciamiento acerca de un
derecho discutido, sino de actuar, de traducir en hechos reales, un
derecho que ha quedado insatisfecho (CNCiv., sala J, 29-9-2000,
“Auto Audio SA c/Interin SA y otros s/Ho- mologación de Acuerdo”,
elDial.com - AE1361).
consignación antes de que la acepte el acreedor o de que haya sido
declarada válida. Con posterioridad sólo puede desistir con la conformidad
expresa del acreedor, quien en ese caso pierde la acción contra los
codeudores, los garantes y los fiadores.
*
CCivCom, art. 1589 - Beneficio de división. Si hay más de un
fiador, cada uno responde por la cuota a que se ha obligado. Si nada
se ha estipulado, responden por partes iguales. El beneficio de
división es renunciable.
*
En realidad no existe un “deber” de oponer la
prescripción. El artículo debió redactarse diciendo: “Se tendrá la
carga de oponer la prescripción dentro...”
**
Lamentablemente el nuevo Código no ha
aclarado el concepto que tiene sobre procesos de ejecución, pues
según algunos autores podría quedar incluida en el concepto la
ejecución de la sentencia del proceso de conocimiento, pero no el
proceso monitorio. En realidad la interpretación debe incluir estos
dos últimos procedimientos. En el caso de la ejecución de la
sentencia cuando se quiere oponer como excepción pasados los diez
años o cinco conforme el art. 2560 del Código. En el monitorio
procedería al notificarse la sentencia para que el afectado realice su
defensa.
***
Esta norma es coincidente con la segunda
parte del art. 346, CPCCN, que dispone: “El rebelde sólo podrá
oponer la prescripción con posterioridad siempre que justifique
haber incurrido en rebeldía por causas que no hayan estado a su
alcance superar”. Esta norma tiene mayor extensión que la del
Código Civil y Comercial y por ser una cuestión esencialmente
procesal tiene primacía sobre la de fondo.
demandado, no es una excepción sino una defensa. Respecto de esta última
el artículo 1905 del CCivCom dispone: La sentencia que se dicta en los
juicios de prescripción adquisitiva, en proceso que debe ser contencioso,
debe fijar la fecha en la cual, cumplido el plazo de prescripción, se produce
la adquisición del derecho real respectivo. La sentencia declarativa de
prescripción larga no tiene efecto retroactivo al tiempo en que comienza la
posesión. La resolución que confiere traslado de la demanda o de la
excepción de prescripción adquisitiva debe ordenar, de oficio, la anotación de
la litis con relación al objeto, a fin de dar a conocer la pretensión. Además la
prescripción puede ser invocada en todos los casos, con excepción de los
supuestos previstos por la ley (art. 2536, CCivCom) y la prescripción opera a
favor y en contra de todas las personas, excepto disposición legal en
contrario. Los acreedores y cualquier interesado pueden oponer la
prescripción, aunque el obligado o propietario no la invoque o la renuncie
(art. 2534, CCivCom).
*
Art. 2543, CCivCom: Casos especiales. El curso de la prescripción
se suspende: a) entre cónyuges, durante el matrimonio; b) entre
convivientes, durante la unión convivencial; c) entre las personas
incapaces y con capacidad restringida y sus padres, tutores o
curadores, durante la responsabilidad parental, la tutela o la
cúratela; d) entre las personas jurídicas y sus administradores o
integrantes de sus órganos de fiscalización, mientras continúan en el
ejercicio del cargo; e) a favor y en contra del heredero beneficiario,
mientras dura su calidad de tal, respecto de los reclamos que tienen
por causa la defensa de derechos sobre bienes del acervo
hereditario.
**
La Comisión Bicameral derogó el art. 2548 que establecía que la
prescripción se suspende por reclamo administrativo por hallarse el
régimen (en el campo nacional) en la ley 19.549 y sus reformas y ser
una norma que no es propia del Derecho Privado. Luego dividió el
art. 2547 en dos, numerándolos 2547 y 2548.
queda firme la resolución que pone fin al proceso; si la prestación del
servicio profesional concluye antes, desde que el acreedor tiene
conocimiento de esa circunstancia (art. 2558). Este aspecto dio lugar al
plenario “Mezzano”*, que ahora queda sin efecto por el artículo 2560 del
CCivCom que establece: El plazo de la prescripción es de cinco años, excepto
que esté previsto uno diferente, no habiéndose reproducido el plenario
citado en otro artículo o norma similar.
e) Los plazos de la prescripción. Como hemos dicho la regla
general del nuevo ordenamiento restringe el plazo general a cinco años,
excepto que esté previsto una diferente en la legislación local (art. 2560). En
cuanto a los plazos especiales tenemos que:
1) Diez años. Imprescriptibilidad: El reclamo del resarcimiento
de daños por agresiones sexuales infligidas a personas incapaces prescribe a
los diez (10) años. El cómputo del plazo de prescripción comienza a partir
del cese de la incapacidad (art. 2561, primera parte). A la primera parte del
artículo 2561 se agrega: Las acciones civiles derivadas de delitos de lesa
humanidad o de actos asociados al terrorismo de Estado son
imprescriptibles.
2) Tres años: El reclamo de la indemnización de daños
derivados de la responsabilidad civil prescribe a los tres (3) años (art. 2561,
segunda parte).
3) Dos años: a) El pedido de declaración de nulidad relativa y
de revisión de actos jurídicos; b) el reclamo de Derecho común de daños
derivados de accidentes y enfermedades del trabajo; c) el reclamo de todo lo
que se devenga por años o plazos periódicos más cortos, excepto que se
trate del reintegro de un capital en cuotas; d) el reclamo de los daños
derivados del contrato de transporte de personas o cosas; e) el pedido de
revocación de la donación por ingratitud o del legado por indignidad; f) el
pedido de declaración de inoponibilidad nacido del fraude (art. 2562).
En cuanto al cómputo del plazo de dos años, tenemos que: En la
*
Antes de practicar la regulación, el derecho a cobrar
honorarios prescribe a los dos años y después de verificado el
crédito, se transforma en personal y prescribe a los diez años.
Oponiéndose la prescripción de los honorarios devengados y no
regulados, debe previamente resolverse si se ha operado o no la
prescripción alegada (CCiv., en pleno, 29-5-22, “Mezzano, Teresa
s/Sucesión", J. A. 8-523).
Algunas de las relaciones sobre las que nos hemos manifestado pueden
plantearse como pretensión, defensa o excepción, según el reclamo jurídico
que se plantee. Así la prescripción, como hemos visto, el fraude (arts. 338 a
342) y la simulación (arts. 333 a 337).
B) LA PRUEBA
17. Noción.
*
Aunque el art. 288 está conforme con la ley de firma digital
produce un retroceso, pues ancla la cuestión en la ley 25.506 no
permitiendo, como hacía el Proyecto, legislar de modo amplio para el
futuro.
signos ni iniciales de nombres y apellidos (art. 1012, Cód. Civ.) pues en el
caso de la firma debe seguirse la vía que corresponda a cada tipo de firma,
conforme la escritura del autor. Si alguno de los firmantes de un instrumento
privado no sabe o no puede firmar, puede dejarse constancia de la impresión
digital o mediante la presencia de dos testigos que deben suscribir también
el instrumento (art. 313, CCivCom).
Todo aquel contra quien se presente un instrumento cuya firma se le
atribuye debe manifestar si ésta le pertenece. Los herederos pueden
limitarse a manifestar que ignoran si la firma es o no de su causante. La
autenticidad de la firma puede probarse por cualquier medio. El
reconocimiento de la firma importa el reconocimiento del cuerpo del
instrumento privado. El instrumento privado reconocido, o declarado
auténtico por sentencia, o cuya firma está certificada por escribano, no
puede ser impugnado por quienes lo hayan reconocido, excepto por vicios en
el acto del reconocimiento. La prueba resultante es indivisible. El documento
signado con la impresión digital vale como principio de prueba por escrito y
puede ser impugnado en su contenido (art. 314). Este artículo mantiene la
cuestión pendiente que ya traía el Código Civil en cuanto al contenido del
instrumento cuya firma ha sido reconocida, es decir la posibilidad de
redargüirlo de falsedad, aun habiendo sido reconocida la firma. Claro que en
el caso, además de los vicios del acto de reconocimiento, el contenido podrá
impugnarse por abuso del derecho, abuso de la posición dominante o lesión
subjetiva, firma en blanco, etcétera. La facultad de los herederos que
pueden limitarse a manifestar que ignoran si la firma es o no del causante,
se inscribe en el concepto del artículo 356 del CPCCN, inciso I o, segunda
parte cuando dice: “No estarán sujetos al cumplimiento de la carga
mencionada en el párrafo precedente, el defensor oficial y el demandado que
interviniere en el proceso como sucesor a título universal de quien participó
en los hechos o suscribió los documentos o recibió las cartas o telegramas,
quienes podrán reservar su respuesta definitiva para después de producida
la prueba”.
c) Informes y lugar donde deben estar los libros. En consonancia con los
derogados artículos 57 a 60 del Código de Comercio *, para el nuevo Código
Civil y Comercial, excepto los supuestos contemplados en leyes especiales,
ninguna autoridad, bajo pretexto alguno, puede hacer pesquisas de oficio
para inquirir si las personas llevan o no registros arreglados a derecho. La
prueba sobre la contabilidad debe realizarse en el lugar previsto en el
artículo 325 (en el domicilio del titular), aun cuando esté fuera de la
competencia territorial del juez que la ordena. La exhibición general de
registros o libros contables sólo puede decretarse a instancia de parte en los
juicios de sucesión, todo tipo de comunión, contrato asociativo o sociedad,
administración
*
Cód. de Com.: Art. 57. Ninguna autoridad. Juez o Tribunal, bajo
pretexto alguno, puede hacer pesquisas de oficio, para inquirir si los
comerciantes llevan o no libros arreglados. Art. 58. La exhibición
general de los libros de los comerciantes sólo puede decretarse a
instancias de parte de los juicios de sucesión, comunión o sociedad,
administración o gestión mercantil por cuenta ajena y en caso de
liquidación o quiebra. Art. 59. Fuera de los casos especificados en el
artículo anterior, sólo podrá proveerse a instancia de parte o de
oficio la exhibición de los libros de los comerciantes, contra la
voluntad de éstos, en cuanto tenga relación con el punto o cuestión
que se trata. En tal caso el reconocimiento de los libros exhibidos se
verificará a presencia del dueño de éstos, o de la persona que lo
represente, y se contraerá exclusivamente a los artículos que tengan
relación con la cuestión que se ventila. Art. 60. Si los libros se
hallasen fuera de la residencia del tribunal que decretó la exhibición,
se verificará ésta en el lugar donde existan dichos libros, sin exigirse
en ningún caso su traslación al lugar del juicio.
por cuenta ajena y en caso de liquidación, concurso o quiebra. Fuera de
estos casos únicamente puede requerirse la exhibición de registros o libros
en cuanto tenga relación con la cuestión controvertida de que se trata, así
como para establecer si el sistema contable del obligado cumple con las
formas y condiciones establecidas en los artículos 323, 324 y 325 (art. 331).
El Proyecto no trata el trámite que deben seguir los informes, sino que
establece casos en que los mismos deben ser prestados. Así por ejemplo en
el contrato de leasing se dice que El registro debe expedir certificados e
informes. El certificado que indique que sobre determinados bienes no
aparece inscrito ningún contrato de leasing tiene eficacia legal hasta 24
horas de expedido (art. 1235). La referencia a informes restante está
relacionada con los actos que deben realizarse en contratos o los datos que
las partes o los peritos deben prestar al juez.
23. Testigos.
d) Testigos en los contratos. Los contratos pueden ser probados por todos
los medios aptos para llegar a una razonable convicción según las reglas de
la sana crítica, y con arreglo a lo que disponen las leyes procesales, excepto
disposición legal que establezca un medio especial.
*
CCivCom, art. 295: Testigos inhábiles. No pueden ser testigos en
instrumentos públicos: a) las personas incapaces de ejercicio [art.
24] y aquellas a quienes una sentencia les impide ser testigo en
instrumentos públicos; b) los que no saben firmar; c) los
dependientes del oficial público; d) el cónyuge, el conviviente y los
parientes del oficial público, dentro del cuarto grado y segundo de
afinidad. El error común sobre la idoneidad de los testigos salvo la
eficacia de los instrumentos en que han intervenido.
b) Contratos. En principio los contratos pueden ser probados por todos los
medios aptos para llegar a una razonable convicción según las reglas de la
sana crítica, y con arreglo a lo que disponen las leyes procesales, excepto
disposición legal que establezca un medio especial. Los contratos que sea de
uso instrumentar no pueden ser probados exclusivamente por testigos (art.
1019). Respecto de los contratos formales, en los cuales la formalidad es
requerida a los fines probatorios pueden ser probados por otros medios,
inclusive por testigos, si hay imposibilidad de obtener la prueba de haber
sido cumplida la formalidad o si existe principio de prueba instrumental, o
comienzo de ejecución. Se considera principio de prueba instrumental
cualquier instrumento que emane de la otra parte, de su causante o de parte
interesada en el asunto, que haga verosímil la existencia del contrato (art.
1020). En el depósito el depositario no puede exigir que el depositante
pruebe ser dueño de la cosa depositada (art. 1365).
*
Pese a la amplitud del artículo, la cuestión ha tenido diversas
soluciones jurisprudenciales y hace pensar que cada caso debe ser
examinado detenidamente. Se ha dicho con justeza que el banco, por
cierto, no tiene conocimiento de los bienes que se hallan en cada
caja de seguridad. Pero es obvio que los clientes contratan su
utilización para guardar bienes de significativo valor -si no lo
tuvieran carecería de sentido dejarlos en el banco- y no para dejar la
caja vacía. El vínculo que existía entre las partes se había celebrado
mucho antes del robo (más precisamente, en 1971), y la empleada
ofrecida como testigo por el propio banco, encargada de la atención
de los clientes, declaró que las adoras “concurrían asiduamente a la
caja de seguridad”. Es obvio concluir que esa frecuente concurrencia
de las demandantes a la bóveda del banco no podía tener otra
finalidad que depositar y retirar de la caja bienes de singular valor.
Es irrazonable, en consecuencia, partir de la base de que la caja se
encontraba vacía. Se trata, por lo tanto, de una hipótesis en la que el
daño está claramente probado, de tal modo que su cuantía es
susceptible de ser determinada sobre la base de la directiva que le
proporciona el art. 165 del Cód. Proc. Civ. (CNFed.CC, sala I, 13-4-
99, “Furrer de Freidenberg, Sara c/Banco de Galicia y Buenos Aires y
otro s/Incumplimiento de contrato”, causa 1996/98). El banco es
responsable en los términos del Código Civil, art. 509, por la
sustracción de bienes guardados en una caja de seguridad, por
haber tenido un obrar negligente en el servicio de la seguridad de las
cajas, toda vez que si bien -según lo informado por el Banco Central-
las disposiciones legales para las cajas de seguridad en alquiler no
se encuentran comprendidas dentro de la ley de seguridad bancaria
ni en las normas dictadas por aquél por tratarse de un contrato entre
partes sin su intervención; sin embargo es el mismo banco accionado
quien había reglamentado el procedimiento de tal sección, así como
las normas de seguridad que debían cumplir, pero según las pruebas
arrimadas a la causa no cumplía con los recaudos necesarios que el
mismo estableciera, ni con el personal jerárquico que debía
desempeñar funciones en el sector de cajas de seguridad, ni con las
medidas de seguridad preventivas establecidas en la comunicación
2584 (CNCom., sala D, 27-8-2008, “Muñoz, Rolando c/Banco de la
Provincia de Buenos Aires s/Ordinario”). Pero la flexibilización o
atenuación del criterio establecido en el art. 377, CPCCN no autoriza
a prescindir del deber de acreditar los hechos constitutivos de la
pretensión deducida, de modo que si no llegó a aprobarse
mínimamente cuáles fueron los bienes sustraídos de la caja de
seguridad del banco, tampoco puede estimarse si ellos pudieron
tener algún valor sentimental para el demandante, circunstancia por
la cual no es jurídicamente posible evaluar el daño moral (CNCom.,
sala C, 1-8-2000, “Baskir, Mauricio c/Banco Mercantil Argentino”).
BAR- BIER, Eduardo A., La prueba del contenido en las cajas de
seguridad (nota a fallo), en J. A. 1997-III-164.
C) LA SENTENCIA
27. La decisión.
*
CHIAPPINI, Julio, El proyecto de reforma del Código Civil y
Comercial exige una sentencia “razonablemente" fundada, en J. A.
2013-1, fase. 2, p. 3, opina que es mejor que hubiera dicho
“legalmente” en lugar de “razonablemente”.
*
Los daños punitivos (art. 52, LDC) tienen un propósito netamente
sancionatorio de un daño que resulta intolerable. La finalidad de este
instituto es punir graves inconductas y prevenir el acaecimiento de
hechos similares en el futuro, razón por la cual sólo proceden en
supuestos de particular gravedad o en casos excepcionales. En este
sentido, se requiere un elemento subjetivo que se identifica con una
negligencia grosera, temeraria, con una conducta cercana a la
malicia. La imposición del daño punitivo no se relaciona con la
actuación en juicio, siendo su procedencia de interpretación
restrictiva, pues no cualquier incumplimiento contractual puede dar
lugar a la condena de pago de daño punitivo (C6 aCCom. de Córdoba,
5-11-2013, “Peralta, José Ariel c/Moto 10 y otros. Abreviado.
Cumplimiento. Resolución de contrato. Recurso de apelación. Expte.
N° 1937721/36”, sent. 133, elDial.com - AA8371).
*
El texto se mantuvo conforme modificación del Poder Ejecutivo
Nacional. La redacción original del Anteproyecto disponía: Artículo
804 - Sanciones conminatorias. Los jueces pueden imponer en
beneficio del titular del derecho, condenaciones conminatorias de
carácter pecuniario a quienes no cumplen deberes jurídicos
impuestos en una resolución judicial. Las condenas se deben graduar
en proporción al caudal económico de quien debe satisfacerlas y
pueden ser dejadas sin efecto o reajustadas si aquél desiste de su
resistencia y justifica total o parcialmente su proceder.
i) Control judicial de cláusulas abusivas. El control judicial de las cláusulas
abusivas se rige, sin perjuicio de lo dispuesto en la ley especial, por las
siguientes reglas: a) la aprobación administrativa de los contratos o de sus
cláusulas no obsta al control; b) las cláusulas abusivas se tienen por no
convenidas; c) si el juez declara la nulidad parcial del contrato,
simultáneamente lo debe integrar, si no puede subsistir sin comprometer su
finalidad; d) cuando se prueba una situación jurídica abusiva derivada de
contratos conexos, el juez debe aplicar lo dispuesto en el artículo 1075 [es
decir reglas sobre los contratos conexos] (art. 1122). La aprobación
administrativa de las cláusulas generales no obsta a su control judicial.
Cuando el juez declara la nulidad parcial del contrato, simultáneamente lo
debe integrar, si no puede subsistir sin comprometer su finalidad (art. 989).
En el caso de los contratos de consumo se ha dicho que las cláusulas
abusivas se tienen por no convenidas. La remoción de la cláusula impugnada
conlleva la necesidad de integrar el contenido del contrato cuando fuera
preciso complementar la regulación insuficiente (labor integradora) donde
deben considerárselas normas imperativas y supletorias de las que se
apartara el predisponerte en la cláusula derogada conforme la naturaleza del
acto y los intereses perseguidos por las partes (arg. art. 389 in fine del
CCivCom).
Los procesos del CPCCN. Los procesos voluntarios que trata el CPCCN
están comprendidos en los artículos 774 a 777. En ellos se desarrollan
algunos de los procesos voluntarios. Ciertos procesos voluntarios se pueden
transformar en contenciosos si se dan ciertas condiciones como sucede con
la adopción o con la pérdida de títulos valores. Otros están relacionados con
cuestiones de familia (tutela, cúratela, autorización para contraer
matrimonio, etc.). Ciertos procesos se refieren a actos jurídicos civiles y
comerciales donde la jurisdicción actúa para darles eficacia o fuerza
ejecutiva. Veamos ahora los que nos presenta el nuevo Código. Ellos son
bastante numerosos y hay que tener en cuenta que en varios supuestos el
Proyecto señala los casos en que la intervención judicial no es necesaria.
2) Medidas cautelares.
d) Examen de los libros por el socio. El derecho del socio para examinar
los libros de la sociedad se hará efectivo, sin sustanciación, con la sola
presentación del contrato, decretándose las medidas necesarias si
correspondiere. El juez podrá requerir el cumplimiento de los recaudos
necesarios para establecer la vigencia de aquél. La resolución será
irrecurrible (art. 781, CPCCN). Es el supuesto del artículo 55 de la ley 19.550
(Ley de Sociedades), con las reformas de la ley 22.903. Como el derecho del
socio no procede en caso de que exista órgano de fiscalización, el Proyecto
dispone: Las simples asociaciones con menos de veinte asociados pueden
prescindir del órgano de fiscalización; subsiste la obligación de certificación
de sus estados contables. Si se prescinde del órgano de fiscalización, todo
miembro, aun excluido de la gestión, tiene derecho a informarse sobre el
estado de los asuntos y de consultar sus libros y registros. La cláusula en
contrario se tiene por no escrita (art. 190).