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En un estudio publicado recientemente por el Digital Policy Council se revela que

el 75% de los Jefes de Estado de los distintos países del mundo están presentes
en Twitter. En 2010 esta cifra era notablemente inferior, con tan sólo un 20%.

Barack Obama, con sus casi 25 millones de seguidores en Twitter, es el político


más popular de esta plataforma. En Facebook, más de lo mismo: 35 millones de
seguidores leen las actualizaciones de Obama a diario. Para entender este éxito
del Presidente de Estados Unidos en las redes sociales hay que remitirse a sus
dos campañas a Presidente, en 2008 y 2012. Dos campañas que han marcado el
camino a seguir y que son estudiadas al detalle por políticos de todo el
mundo para aplicar en el futuro.

2008, el “Yes we can” trasladado a las redes sociales

El Rey de las redes sociales. Así se refirió The Washington Post a Barack Obama
en plena campaña en las Elecciones Presidenciales de 2008. Por aquella época,
Obama estaba arrasando no sólo en donaciones, sino también en Internet. Fue
uno de los primeros candidatos en tener perfil en las principales redes
sociales y el primero en destinar recursos y personal a administrarlos como parte
de su estrategia de comunicación con el electorado.

Lo más curioso de todo es que todo empezó por casualidad. En 2007, Obama
anunció la creación de un comité para valorar sus opciones a la Presidencia. Ese
mismo día, un estudiante universitario seguidor del político creó un grupo en
Facebook titulado “One Million Strong for Barack”. En menos de un mes, ya se
habían superado los 270.000 miembros. Y todo ello hecho por un usuario
anónimo, que ni siquiera pertenecía a la campaña del por entonces Senador.

Después de esto, sus asesores diseñaron una estrategia a gran escala basada
en tener presencia en prácticamente todas las plataformas importantes. En
MySpace se crearon perfiles para cada estado, mientras que en LinkedIn
plantearon preguntas a los posibles votantes. Facebook y Twitter les sirvieron
como amplificadores de su mensaje, mientras que YouTube y Flickr fueron los
elegidos para difundir el contenido multimedia entre sus seguidores.

¿La ventaja de todos estos portales? Que tener una presencia allí no costaba
dinero, frente a los anuncios tradicionales. Para ponerlo en perspectiva, y citando
cifras que comparten en este análisis de The New York Times, los anuncios que
Obama subió a Internet se reprodujeron durante más de 14.5 millones de horas, y
siempre gratis. Hacer lo mismo en televisión les habría costado 47 millones de
dólares.

Algo que entendieron muy bien dentro de la campaña de Obama es que el


aspecto social podría llevarles muchos beneficios, y no sólo dentro de las grandes
redes sociales. Con esto en mente crearon su propio espacio social,
My.BarackObama.com, desde el que cualquiera podía crearse un perfil, participar
en conversaciones con otros seguidores y organizar sus propios eventos para
recaudar fondos.

En total, consiguieron más de 1.5 millones de usuarios y se recaudaron más de


30 millones de dólares a través de esta página. Actualmente este sitio web ya no
está disponible, pero fue uno de los grandes elementos diferenciadores en 2008 y
que después muchas otras campañas han intentado replicar. No es casualidad
que la mente pensante encargada de organizar este servicio fuera Chris Hughes,

En 2012 lo volvió a conseguir

2012 fue un año distinto. En los cuatro años entre elecciones, las redes sociales
se masificaron por completo..

Sin la sorpresa que se vivió en 2008 y con ambos candidatos apostando fuerte por
los medios sociales, todo parecía indicar que la presencia online, Romney incluso
fue más allá y se atrevió con su propia versión de MyBarackObama orientada a los
dispositivos móviles. El resultado fue un auténtico desastre, con usuarios
quejándose continuamente de su funcionamiento y atrayendo más feedback
negativo que positivo.
Barack Obama, sin embargo, siguió innovando. Fue el primer Presidente
en conceder una entrevista con los internautas en directo. La repercusión online
fue mucho más allá, con multitud de medios recogiendo el hecho de que el
Presidente se sentara a responder, él mismo, las preguntas de los usuarios.

Sin embargo, y al igual que puede decirse que las de 2008 fueron las elecciones
de las redes sociales, en 2012 podemos decir que se celebraron las elecciones
del big data. El equipo de campaña de Obama estudió, durante meses, los
posibles votantes de los estados que ellos creían que iban a ser claves en la
victoria (o derrota) del por aquel entonces Presidente. En total, más de 54
empleados formaban el equipo: matemáticos, programadores y expertos en
Internet. En la campaña de Romney sabían que algo estaban tramando, pero no le
dieron mayor importancia creyendo que ellos también tenían todos los datos que
necesitaban.

En primer lugar, el equipo de Obama creó una base de datos con toda la
información obtenida de voluntarios, votantes y demás usuarios en 2008. Para
completar los datos lo máximo posible, se recurrió a Facebook. En Ohio, donde
Obama terminó ganando con un 50.1% de los votos totales, se llegaron
a identificar a 29.000 votantes indecisos, a los que se dirigieron con una campaña
específica para ellos. Otro ejemplo se vivió en Florida, donde el grupo clave para
ganar eran las mujeres jóvenes de 35 años. Tras consultar en esta gigantesca
base de datos, descubrieron que a la mayoría les gustaban las mismas series de
televisión, así que invirtieron en anuncios para mostrar durante la emisión. ¿Y
adivináis en qué sitio web se reunían muchos votantes que no tenían decidido a
qué candidato iban a elegir? Sí, en Reddit.

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