Sei sulla pagina 1di 7

Argentina siempre ha sido portada de los diarios internacionales, no solo por su fútbol,

sino también por sus constantes crisis económicas. La crisis más importante que marcó

la historia de este país se dio entre los años 1998 y 2002, y se caracterizó por los

siguientes sucesos en su economía: (a) el PBI cayó en un 28%; (b) la moneda argentina,

el peso, se devaluó; (c) la inflación pasó a ser considerada hiperinflación debido al alza

de los precios hasta en un 41%; (d) el desempleo alcanzó picos históricos, 18.3% en el

2001 y 23.6% en el 2002; (e) la tasa de pobreza alcanzó puntos porcentuales elevados

38.3% en el 2001 y 57.5% en el 2002, y (f) los salarios cayeron en un 23.7% durante el

2002 (Schuler, 2003). Este desplome de la economía argentina provocó además, el

estallido de una crisis social, pues en diciembre del 2001, tuvo como desenlace 38

muertos en las calles y cinco presidentes diferentes en solo dos semanas (Cué, 2016).

Actualmente, Argentina enfrenta otra crisis económica y política, por lo que el presente

artículo parte del análisis de su situación económica a inicios del gobierno del

presidente Macri, para analizar posteriormente las políticas macroeconómicas que se

llevaron a cabo durante su mandato, y explicar finalmente el porqué de este actual duro

ajuste fiscal que busca sostener la economía de Argentina.

Para analizar la situación económica de Argentina, en primer lugar, es necesario

entender cuál era el principal problema económico que atravesaba este país hasta fines

del 2015. Si bien es cierto que la economía de Argentina se veía afectada por periodos

de continuo crecimiento de la tasa de inflación, ésta no era la causa de la inestabilidad

de su sistema económico, sino una de las consecuencias. La principal razón de todos los

problemas de la economía argentina radicaba en su déficit fiscal, pues Argentina

gastaba más de lo que recaudaba y su dependencia del crédito externo la exponía a las
difíciles situaciones financieras internacionales que podían golpearla súbitamente.

Asimismo, la preocupación de tener un elevado déficit presupuestario y acumular deuda

rápidamente se centraba en que la deuda frenaba la acumulación de capital, ponía en

riesgo la estabilidad de su sistema económico y hacía que resulte difícil dirigir la

política monetaria. Frente a ello, la pregunta que surgía entonces era ¿de qué factores

dependía que el déficit presupuestario siga incrementándose? Este aumento obedecía al

crecimiento de los intereses nominales pagados por la deuda de Argentina, al aumento

del gasto público en bienes y servicios, y a la reducción de los impuestos, una vez

descontadas las transferencias.

En respuesta a su elevado déficit fiscal, el estado argentino optó por dos soluciones:

como primera, el Estado optó por crear dinero; y como segunda solución, el Estado

decidió financiar su déficit solicitando préstamos, es decir, endeudándose emitiendo

bonos. Sin embargo, debido a la magnitud del déficit argentino, el Estado cada vez tenía

menor capacidad para obtener préstamos del público o de otros países, por lo que

Argentina recurría continuamente a la monetización de su deuda. No obstante, el efecto

más inmediato que este mecanismo generó fue el envilecimiento de su moneda

nacional, lo cual significó una elevada inflación interna y depreciación del tipo de

cambio. Pero simultáneamente ocurría también otro efecto, a medida que la tasa de

inflación iba siendo muy alta, el déficit presupuestario también aumentaba, debido a que

una elevada inflación reduce los ingresos fiscales en términos reales, empeorando el

problema del déficit. Esto se agravó como consecuencia de otros efectos, pues a medida

que el gasto aumentaba, la necesidad de generar mayor cantidad nominal de dinero

también se incrementaba (Blanchard, Amighini & Giavazzi, 2012).

Sin embargo, hasta ahora solo se ha analizado, como principal problemática, el nivel de

deuda pública, pero una economía en la que la producción crece con el paso del tiempo,
la variable relevante es el cociente entre la deuda pública y el PBI. De esta manera se

puede

evaluar si la deuda es demasiado alta en relación con la capacidad del gobierno para

devolverla. No obstante, en Argentina, a fines del 2015, la producción y el empleo

privado registrado permanecían en niveles similares a los del 2011 y los volúmenes de

comercio habían caído marcadamente. Este estancamiento se debía a las restricciones a

la compra de divisas, el atraso cambiario, los elevados impuestos y trabas al comercio

internacional y a la incertidumbre generada por crecientes desequilibrios fiscales y

monetarios, en un contexto de acceso cerrado a los mercados financieros internacionales

(BCRA, 2016). En base a ello, la deuda era demasiado alta en comparación al PBI.

Frente a este escenario económico, el gobierno de Macri adoptó una postura de

gradualismo, la cual se basaba en un recorte mínimo del gasto para evitar conflictos

sociales y políticos, y financiar sus pasivos mediante deuda. De acuerdo a la política de

Macri, el déficit fiscal se soportaría con inversiones financieras y mediante deuda

externa, que al principio sería alta, pero que luego, a medida que la economía se

expandiera, se lograría reducirla. Cuando entró al gobierno, Macri aplicó una serie de

medidas con enfoque gradual; de acuerdo a Natanson (2018), cambió el sistema de

control de cambio establecido por los Kirchner; reguló y bajó los impuestos a la

exportación -las retenciones-, y avanzó en la normalización del frente financiero

mediante el pago de la totalidad de la deuda reclamada por los fondos buitres, desreguló

algunos sectores como el de telecomunicaciones, se buscó una serie de acuerdos de libre

comercio con Mercosur y la Unión e intentó ingresar a la OCDE. Sin embargo, el plan

gradual para normalizar la economía no funcionó. De acuerdo a Guida y Álvarez

(2017), las exportaciones no despegaron y la fuga de divisas continuó. Asimismo, la

inversión extranjera directa permaneció en los mismos niveles que en años finales del
gobierno de Kirchner. Además, realizó una reforma previsional que implicaba un ajuste

en los haberes jubilatorios, es decir, un recorte de ingresos para los jubilados (ahorro

fiscal); sin embargo, esa política no fue suficiente para reducir sus gastos y solo trajo un

alto costo político de la impopular medida. De igual manera, las inversiones externas

esperadas no llegaron. Según Natanson (2018), el argumento inicial por el cual los

inversores no confiaban se debía a que éstos estaban a la expectativa del fortalecimiento

político que no se cumplió del todo. Por otro lado, la devaluación no originó un

aumento del volumen de las exportaciones, sino una mejora de la rentabilidad de los

exportadores. Como las exportaciones no se incrementaron, los dólares para pagar esa

deuda no se evidenciaron.

Asimismo, de acuerdo al reporte del Fondo Monetario Internacional (2018), tras la

medida gradualista de Macri, la situación del país quedó vulnerable, pues con la mayor

parte de las reducciones en los subsidios a la energía compensado por la reducción de

impuestos y por un mayor gasto en pensiones, el déficit primario se mantuvo

prácticamente estable en proporción del PIB hasta el año 2016 y 2017. Sin embargo,

debido a que la financiación de la creación de dinero y la represión financiera se

sustituyó por la deuda pública, el gasto de interés aumentó rápidamente, gran parte de

ella en moneda extranjera. A partir de marzo del 2018, alrededor del 70% del volumen

de la deuda estaba denominada en dólares estadounidenses u otras monedas extranjeras.

Como resultado, el déficit fiscal y las necesidades de financiación del presupuesto

aumentaron notablemente. En síntesis, la aplicación del gradualismo significó no

reducir el gasto público de forma consistente y oportuna, y no realizar una reforma

fiscal de fondo. Para que las políticas de Macri logren su propósito, se tenía que contar

con el respaldo de inversionistas que permitan que el país salga de la crisis. Sin

embargo, como ya se explicó anteriormente, esto no ocurrió.


A fines del año 2017, una reciente coyuntura económica reavivó aún más los temores

respecto a la posibilidad de un periodo de deterioro en la economía de Argentina. Esto

debido a los cambios en las expectativas respecto a la política monetaria de EEUU, pues

la Reserva Federal anticipó un aumento de la tasa de interés, lo que ocasionó un freno

económico para

Argentina para conseguir inversión en los mercados internacionales. Las consecuencias

de las volatilidades de mercado generaron una serie de cambios:

- El 28 de diciembre de 2017, el gobierno tomó la decisión de restablecer sus metas de

inflación, elevar el punto medio de la meta de 2018 a partir de una banda de 10% ± 2%

a una estimación puntual de 15%. A continuación, en la siguiente reunión de política

monetaria, el 9 de enero del 2018, el banco central redujo su tasa de referencia en 75

puntos básicos (pb), y otros 75 puntos básicos el 23 de enero. El efecto combinado

provocó que las expectativas de inflación suban rápidamente al 22% para finales de

2018 (por encima de la meta), lo que provocó una rápida depreciación del peso

(alrededor de un 15% de diciembre a febrero), y con ello se puso en duda el

compromiso del BCRA por lograr la reducción de la inflación.

- El dólar se fortaleció y la curva de rendimiento de bonos de tesoro de Estados Unidos

se desplazó hacia arriba con precios a un ritmo más rápido de la normalización

monetaria de la Reserva Federal. Esto resultó en una reducción de la demanda por

bonos internacionales argentinos.


- Las condiciones cálidas y secas durante gran parte de noviembre-marzo condujeron a

grandes reducciones en los rendimientos de los cultivos, particularmente para la soya y

el maíz. Asimismo, las fuertes lluvias condujeron a los campos anegados y

obstaculizaron los esfuerzos para cosechar el cultivo. Es así que la cosecha disminuyó

un 20%-30% en relación a la cosecha anterior, lo que significó una de las peores sequías

en las últimas décadas.

- El 15 de mayo del 2018, el BCRA afrontaba el vencimiento de las LEBAC, obligando

a ésta devolver 617.000 millones de pesos, lo cual significaba dejar a Argentina sin

reservas. Frente a esta situación, el gobierno de Argentina decidió aumentar la tasa de

interés al 40% (Gráfica 1) y, adicionalmente, colocar 5000 millones de pesos al

mercado de dinero, lo que produjo que se renueve el 100% de las LEBAC. A pesar de

que se logró este fin, los inversores decidieron vender las LEBAC con el objetivo de

comprar dólares y así poder adquirir bonos del tesoro estadounidense, ya que sus tasas

de interés se encontraban en constantes aumentos (Gráfica 2). Esto generó abundancia

de pesos argentinos y, por consiguiente, provocó la depreciación de la moneda (Gráfica

3).

El aumento en la volatilidad observado en los mercados internacionales generó un

impacto negativo sobre la economía de Argentina, por lo que el gobierno de Macri pidió

al Fondo Monetario Internacional (FMI) un préstamo de US$ 50000 millones con una

solicitud Stand-by de 36 meses (FMI, 2018). Sin embargo, este voto de confianza del

FMI a Argentina no resultó suficiente para recuperar la confianza de los inversores, por

lo que para sostener la economía se hizo necesario aplicar reformas fiscales. Es así que

el 3 de septiembre, Argentina apareció en la mayoría de los diarios del mundo, pues su

gobierno había decidido recortar el número de ministerios de 19 a diez, elevar los


impuestos de la exportación y recortar los subsidios al transporte y los servicios

públicos.

REFERENCIAS

Banco Central de la República Argentina (2016). Informe de Estabilidad Financiera.


Buenos Aires: Argentina. Recuperado de
http://www.bcra.gov.ar/Pdfs/PublicacionesEstadisticas/bef0116e.pdf

Blanchard, O., Amighini, A. ;., Giavazzi, F. ;., & Esther Rabasco Espáriz y Luís Toharia
Cortés. (2012). Macroeconomía: Olivier Blanchard (5a. ed. --.). Madrid:
Pearson Educación, S.A..

Cué, C. (2016). Argentina se aleja del fantasma de 2001. EL PAÍS. Recuperado de


https://elpais.com/internacional/2016/12/13/argentina/1481655800_716012.html

Guida, E. & Alvarez, M. (2017) Cómo cambió la economía durante la gestión Macri.
La Capital Recuperado de https://www.lacapital.com.ar/economia/como-
cambio-la-economia-la-gestion-macri-n1521304.html

Natanson, José (2018) Mauricio Macri en su ratonera, El fin de la utopía gradualista

FMI. (2018). Argentina, Request for Stand-By Arrangement-Press Release and Staff
Report. 2018 International Monetary Found.

Schuler, K. (2003). Crisis económica de Argentina: causas y cura. Joint Economic


Committee, United State Congress.

Potrebbero piacerti anche