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Nuevos desafíos para salud están surgiendo en todo el mundo y los médicos están
siendo llamados a dar respuesta. Tanto los prestadores de servicios de salud como los
usuarios están haciendo hincapié en temas fundamentales tales como acceso
igualitario, cobertura completa, calidad de la atención individual, atención integrada,
satisfacción del usuario, ética, perspectiva poblacional en la prestación de servicios,
promoción de estilos de vida saludables, protección del medio ambiente, evaluación de
la tecnología y limitación de costos. La búsqueda de un nuevo paradigma que integra
todos estos factores ha comenzado.
La educación médica puede ser definida como la ciencia y el arte de formar futuros
médicos para funcionar idóneamente en la sociedad, lo que implica una
responsabilidad para influir sobre las circunstancias y las condiciones bajo las cuales
ejercen. Para asegurarse un impacto duradero de las reformas educativas, las
instituciones educadoras deben aceptar la responsabilidad social de su producto.
La educación permite que la sociedad pueda lograr sus metas. Por lo tanto, la
búsqueda de relevancia, eficiencia e impacto de las reformas educativas se realza a
través de los referentes externos a la institución. Los líderes en educación médica
probablemente encuentren mayor inspiración en contribuir proactivamente en la
configuración de los sistemas de salud del mañana que en reaccionar a lo que ya está
hecho. Veamos a continucación un ejemplo de esta contribución proactiva:
Existe un ajuste cultural, en tanto nuevos hábitos y actitudes se desarrollarán entre los
líderes académicos y los docentes que les permitirán crear puentes hacia otros actores
de la sociedad. Es probable que sea este frente el que mayor resistencia ponga al
cambio. La resistencia al cambio es natural. Los defensores del status que no deben
ser vistos negativamente, y para superar la resistencia no deben ser acometidos con
ánimo de confrontación. Es esto posible? Se propone un programa global para el
cambio como respuesta a esta pregunta.
La calidad en educación médica debe ser definida y medida con instrumentos válidos y
confiables. Un debate sobre el concepto de calidad es inevitable y conveniente, como
también lo es la identificación y el ajuste de indicadores y criterios apropiados a través
de la investigación. Como el concepto de calidad estriba en valores establecidos, su
definición en el contexto de la educación médica estará impregnada del mandato
social asumido por las escuelas de medicina.
Por lo tanto, los indicadores no son esperables sólo en los contenidos y procesos
educativos, y en la disponibilidad y utilización de los recursos, sino también en la forma
en que las escuelas cumplen su misión social y sanitaria. La identificación y
cuantificación de indicadores para esta última, será más difícil de realizar si los
contrastamos con los indicadores convencionales tales como “número de metros
cuadrados destinados a laboratorios”, u “horas dedicadas” a una materia determinada,
o “cantidad de ejemplares disponibles en biblioteca”, o “proporción docente/alumno”, o
“equilibrio teórico-práctico”, y otros. Por lo tanto, debería realizarse más investigación
aplicada en esta área.
Un consenso global sobre calidad en educación médica sólo será alcanzado luego de
recorrer un largo camino. Sin embargo, vale la pena iniciar consultas con los
principales interesados en la calidad y en la práctica médica tanto a nivel nacional
como internacional. El reconocimiento de requisitos fundamentales para la calidad en
educación médica se irá alcanzando gradualmente; esto influirá, y tal vez presione,
sobre los países e instituciones para que reorienten sus sistemas de educación
médica y tracen estrategias para el cambio. El siguiente es un ejemplo de la necesidad
de establecer normas y del esfuerzo que esto requiere:
Gretel ha sido capacitada para trabajar como parte de un equipo que incluye
estudiantes de medicina y de enfermería, y sabe que cuando se reciba seguramente
trabajará con un equipo similar. Durante sus prácticas realizadas en varias clínicas
provinciales, distintos profesionales de la salud actuaron como docentes, de modo tal
que ella encontró una total correspondencia entre su programa educativo y su práctica.
Esto es posible, en gran medida, debido a la planificación conjunta que realizan la
facultad de Linköping y las autoridades locales de salud; se determina previamente el
tipo y el número de trabajadores de la salud que la provincia requiere, evitando
desacuerdos y asegurando la pertenencia de la institución formadora.
Hace veinte años, el gobierno decretó una importante ley sobre la reforma en
educación superior, haciéndola más pertinente a las necesidades de la sociedad
argelina.
Las facultades médicas respondieron rápidamente; entre otras acciones, varios de sus
docentes fueron mandados a Estados Unidos para capacitarse en educación médica y
otros cientos fueron capacitados localmente a través de talleres. De este modo Argelia
se convirtió en uno de los países en vías de desarrollo, con mayor proporción de
docentes con conocimientos de principios y metodologías educativas. Sin embargo,
hoy las escuelas de medicina se siguen haciendo la misma pregunta: Cómo mejorar
su contribución al desarrollo de la salud?
M.W., un alto oficial del ministerio de salud de Myanmar (ex Burma), siempre pensó
que la educación médica satisfacía las necesidades de salud de su país, dada la
pertinencia del curriculum médico y la exposición consistente de los alumnos a la
realidad del área. Sin embargo, cambió de idea cuando vió a su hija, una estudiante de
segundo año de medicina, padecer una gran tensión para poder seguir un curriculum
sobreinflado con ciencias básicas y preclínicas.
El también sabe que los alumnos tienen poco interés en trabajas de salud
comunitarios, y puede comprender mejor porque recibe tantos pedido de los
graduados para acortar su servicio civil en lugares remotos. Piensa que a pesar de las
numerosas visitas de expertos, y un programa de desarrollo docente sobre enfoques
innovativos en educación, no ocurrirán grandes cambios en la educación médica si la
institución no se confronta con la realidad de la práctica médica.
Por ejemplo, el visualiza una acción conjunta con la Asociación Médica de Myanmar –
la única organización en el país que representa a la profesión médica- para planificar
y brindar educación continua a los médicos generalistas; cree ver en esta acción una
oportunidad excepcional para responsabilizar a la facultad por la calidad de prestación
médica, y para reajustar la educación médica en consecuencia.
El nuevo decano ahora cree que ha llegado el momento de realizar una extensa
transformación en la educación, investigación, y en los servicios para poder satisfacer
más adecuadamente las nuevas necesidades de salud del Cantón de Vaud. El piensa
que esta reforma sería mejor aceptada por todos los actores involucrados, si es
presentada como un proyecto de investigación-acción, en el próximo aniversario de la
institución.
A fines del siglo veinte, con una creciente comprensión de los cambios en la estructura
de poder respecto del área de salud, y con un entendimiento más claro de los
determinantes del cambio, uno se da cuenta que la transformación en la educación
médica es inseparable de una transformación en la práctica médica. Es necesario
crear nuevos convenios, que unan más íntimamente a las escuelas de medicina con el
resto de la sociedad.
Hoy, una acción global es más deseable que nunca dada las generalidades de los
propósitos de transformación en todo el mundo; la necesidad de un fácil y rápido
intercambio de información, y el deseo de desarrollar un cuerpo de conocimientos
entre las fuerzas políticas y técnicas comprometidas es una tarea compleja. Los
derechos humanos y la búsqueda de equidad y calidad en salud son valores
universales. Por lo tanto, los esfuerzos destinados a reorientar los sistemas de salud,
acción social y de educación para lograr un estado de bienestar tanto individual como
colectivo, merecen la atención mundial. La transformación a darse en la educación
médica adquiere un significado mayor si se la observa desde esta perspectiva.
El Dr. Boelen es oficial médico jefe para el desarrollo educativo de recursos humanos
en salud, División de Desarrollo de Recursos Humanos en Salud, OMS, Ginebra,
Suiza.