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Conflicto lingüístico

Conflicto inter e intrasubjetivo que se da cuando la institución educativa presenta


una variedad de lengua distinta a la variedad materna. “Toda situación de
enseñanza supone un conflicto entre lo que se sabe y lo que no se sabe”. (Políticas
lingüísticas: 22) Lo más adecuado es conceptualizar y reconocer este conflicto.

Es necesario reconocer la capacidad de los individuos de utilizar diversos niveles y


códigos de lengua de acuerdo a los ámbitos de funcionamiento y necesidades
sociales. Por lo tanto, es posible distinguir entre los “usos altos” y los “usos bajos”
del lenguaje. Los altos están relacionados con los usos formales de la lengua, como
por ejemplo el registro escrito o el lenguaje académico. Usos que gozan de prestigio
social y se caracterizan por un manejo culto y sofisticado del lenguaje.

Los individuos adquieren diversos estilos y variantes de lengua de acuerdo a sus


experiencias personales y sociales, sobre todo son determinantes las
identificaciones sociales y grupales que los individuos desarrollan a lo largo de su
vida. En las distintas regiones y estratos socioeconómicos se genera una actividad
lingüística coloquial y espontánea con modelos, rasgos sintácticos, morfológicos y
fonológicos propios que es considerada como norma y uso correcto por parte de
sus hablantes. (30)

El rol de la institución educativa


Ante esta realidad, es importante determinar cuál es el rol de la institución educativa.
El objetivo de la educación en materia de lenguaje puede pensarse como el de
ampliar el repertorio lingüístico de los estudiantes.

La sociedad le asigna a la institución educativa la función de habilitar el acceso a


niveles más cultos de lenguaje. El conflicto entre lengua estándar y lengua materna
debe ser reconceptualizado y reconocido como punto de partida para la
construcción de nuevos aprendizajes.
Es necesario atender a la realidad que indica que en nuestro país existen marcadas
diferencias cuanto al dominio del lenguaje, y en gran parte se debe a las
desigualdades socioeconómicas.

El limitado dominio lingüístico afecta las posibilidades de interacción sobre todo en


contextos con códigos más complejos. “Si, al decir de algunos sociólogos, el
lenguaje es uno de los mayores “capitales culturales” a los que tiene derecho todo
ser humano, en este caso podría decirse que ese derecho no se estaría dando
plenamente a todos en nuestro país.” 23

La intervención didáctica en materia de lengua debe propender a ampliar los


códigos lingüísticos de los niños. Ya que un niño que maneje con propiedad varios
códigos podrá interactuar con mayor seguridad y autonomía en distintos contextos
sociales.

La sociedad espera que en la institución educativa los sujetos aprendan a escribir.


Si la educación es un derecho, la procedencia o variedad lingüística de un individuo
no puede ser causa de discriminación ni de exclusión, ni en la sociedad ni dentro de
la propia institución educativa. (79)

La escuela debe asumir esta responsabilidad sobre todo en los contextos en los que
no existen condiciones contextuales de apoyo como en los contextos más
favorecidos.

La actitud de la institución educativa


Como establece uno de los principios rectores, “se debe reconocer y respetar la
condición de docentes y alumnos en tanto hablantes y el vínculo singular con las
variedades lingüísticas que cada uno trae consigo.” El reconocimiento y respeto es
indispensable ya que se trata de un derecho esencial de cada individuo. Además,
es fundamental para el establecimiento de un vínculo saludable en el cual se puedan
enseñar y aprender otros niveles de lengua.
De ninguna manera puede desarrollarse la educación con actitud de menosprecio
o negación de las variedades no formales, no solo es un acto violento, sino que
resulta contraproducente para la acción educativa y para el establecimiento del
vínculo que permite el aprendizaje.

La gramática que se aplica debe tender a eliminar las actitudes puristas y


exclusivistas que censuran los usos incorrectos e incultos, y sustituirlas por
actitudes relativistas y contrastivas.

En segundo lugar, no se debe olvidar que cualquier norma que logre socialmente
establecerse guarda siempre relaciones con las elecciones hechas en los ámbitos
formales de la educación; pero, también, es el resultado de un continuo con las
variedades coloquiales y vernáculas en las cuales se sustenta la dimensión viva,
libre y humanizante del lenguaje y en ella están contenidos los valores culturales
propios de las comunidades a que pertenecen alumnos y docentes. 32

Lo planteado antes no debe suponer renunciar ni reducir los objetivos en materia de


lengua y de conocimientos académicos correspondientes a cada disciplina en cada
componente del sistema, ni promover el uso de variedades informales o regionales
fuera del ámbito natural correspondiente. Por el contrario, el señalamiento y
explicitación de la adecuación o inadecuación de las diferentes variedades y niveles
de lengua dependiendo de los contextos de comunicación ofrece interesantes
posibilidades de reflexión metalingüística, con potenciales consecuencias de
enriquecimiento lingüístico para los alumnos. (29)

Transposición didáctica
El conocimiento objetivo y explícito de la lengua que ha de enseñarse en la
institución educativa es un producto derivado de la transposición de los saberes
producidos por la ciencia lingüística y por la tradición analítica, descriptiva y
normativa de la lengua. El saber a enseñar incluye la gramática y sus subniveles
tales como: fonología, morfología, sintaxis, semántica, pragmática, ortografía; y
otros saberes como el relativo a la historia de la lengua y los aspectos normativos
de la misma. Este saber implica además la reflexión metalingüística y la corrección
idiomática. Este nivel se logra principalmente en la institución educativa. 30

Es recomendable la planificación de situaciones comunicativas diferentes que


promuevan la interacción, la internalización de conocimientos y la producción oral y
escrita en modalidades de taller o juegos de roles o realización de consignas que
exijan una adecuación del registro comunicativo. Un trabajo como el que se propone
permite acercar los conocimientos lingüísticos respetando la condición de hablante
del alumno. 83

Chevallard, Noósfera
Como señala Chevallard, la transposición didáctica consiste en el pasaje del saber
sabio al saber enseñado, un saber que ha de satisfacer ciertos requisitos didácticos
específicos. Para que el conocimiento disciplinar pueda ser enseñable deberá sufrir
ciertas adaptaciones y deformaciones. (16)

Doble condición es que el saber enseñado debe ser visto por los académicos de la
materia como suficientemente cercano al saber sabio para no perder la autorización
científica ni la pertinencia pedagógica y a la vez debe aparecer lo suficientemente
alejado del saber de los padres y del saber banalizado en la sociedad para no perder
legitimidad frente a la comunidad. 30

La noosfera es el espacio en el que los representantes del sistema educativo se


encuentran directa o indirectamente con los representantes de la sociedad y se
llevan a cabo negociaciones sobre el ámbito educacional con el fin de contribuir al
proyecto social. “El primer problema que debe ser resuelto para que exista el
sistema de enseñanza, es decir, para que la enseñanza sea posible, es el de la
compatibilidad del sistema con su entorno.” 28
Damonte, Nueva Gramática
las consideraciones sobre los usos “incorrectos” son propias del orden jurídico, o
del terapéutico, y no del lingüístico, y resultan incómodas en un momento de
extensión de la educación, y de la conciencia de que es posible ser tratado como
igual siendo diferente. 5

La GDLE no es una obra normativa ni directa ni indirectamente. En este tratado se


evitan las actitudes de censura o condenación hacia los usos sintácticos
considerados “no cultos” o “menos cultos” tanto si los acepta la RAE, como el leísmo
de persona, como si los rechaza, como el laísmo o el dequeísmo, los relativos
despronominalizados o algunos tipos de solecismos o silepsis. 17

Albertoni, Dimensión Social


Una intervención en la lengua no puede estudiarse sin tener en cuenta los hablantes
que serán directamente afectados por una acción claramente arbitraria. 4

Las propiedades de una LE apuntan a que las lenguas no son sólo un constructo
gramatical aislado por lo que no se puede prescindir de su dimensión social.6

Así, un hábito puede ser convertido en norma si la comunidad está interesada en


conservarlo y si se le aplica una regulación. 11

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