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Introducción

Desde que el hombre existe ha sentido la necesidad de comunicarse, de expresar


sus sentimientos, de cultivar su imaginación y lo ha hecho por medio de un don que
lo diferencia del resto de los seres vivos: LA PALABRA. Pero la palabra puede
utilizarse de distintas maneras: En principio, la literatura fue oral, transmitida de boca
en boca o representada ante un público. Después, en un proceso muy lento, se hizo
escrita a medida que avanzaba el tiempo y progresaba la sociedad.
Su desarrollo definitivo se logró con la imprenta, que facilitó la difusión de
los libros y el acceso a la lectura de una manera rápida y eficaz. Entonces alcanzó
sentido pleno la palabra literatura (del latín LITTERA: letra). El lenguaje es la
capacidad que toda persona tiene de comunicarse con las demás personas,
mediante signos orales (y, si su desarrollo cultural lo permite, también escritos). Se
trata, pues, de una facultad humana, independientemente de que, al hablar, emplee
una lengua u otra (español, inglés, chino...). No digamos, pues, «lenguaje español»,
«lenguaje inglés», etc. El término lenguaje debe emplearse sólo en la acepción
precisa que hemos definido. El lenguaje es el conjunto de medios que permiten al
hombre expresar sus pensamientos, sentimientos y vivencias. También se define
como el conjunto de sistemas de comunicación constituido por diversas
manifestaciones: dibujos, gestos, sonidos, movimientos procesos culturales (mitos,
leyenda, arte, monumentos), etc.

Historia de la Literatura

La historia de la literatura estudia el desarrollo histórico de las obras escritas (ya sea
para ser leídas o representadas) en prosa o en verso cuyo objetivo sea el de
entretener, iluminar o instruir a un lector, oyente u observador. De la misma manera,
la historia de la literatura se ocupa preferentemente del desarrollo, la variación y la
evolución de las técnicas literarias utilizadas para hacer efectiva la comunicación de
estas obras. Su objetivo no es, pues, únicamente el de compilar una lista de
aportaciones literarias a lo largo de la historia, sino primordialmente el de explicar
las características literarias de cada etapa y lugar, entender los cambios y
evoluciones y conocer las influencias transmitidas entre tiempos y lugares
diferentes.

La historia de la literatura es difícil de contemplar tanto en una escala global como


con una naturaleza unidireccional. Esto es especialmente cierto en el caso de los
inicios mismos de la literatura escrita, inicios sobre los cuales la mayoría de los
especialistas en la materia no se han puesto de acuerdo. Si bien conocemos
algunos excelentes ejemplos que han sido temporalmente descritos como “la
primera obra literatura escrita de la humanidad”, semejante afirmación resulta
siempre difícil de mantener. Así, por ejemplo, el sumerio Poema de Gilgamesh o el
egipcio Libro de los muertos son obras indudablemente literarias que sin embargo
se nos presentan aisladas, y de cuyos contextos tanto literarios como sociales y
culturales nos es muy difícil conocer lo suficiente. Huelga decir que muchos de estos
textos tan tempranos no nos son conocidos en sus formas originales, sino en
transcripciones o traducciones fijadas, en algunos casos, con varios siglos de
“retraso”.

Además, es necesario recordar que la literatura no se desarrolla igual, ni al mismo


tiempo, en todos los lugares del mundo. Si bien en todos los grandes imperios y en
todas las culturas de la antigüedad (Sumer, Akkad, Egipto, Grecia, Roma, Persia,
India, China…) se desarrolló en mayor o menor escala una importante actividad
literaria, las diferencias son enormes, y el desarrollo completamente diferente.

En cualquier caso, la historia de la literatura no se puede contar igual en Europa que


en América, Asia, África u Oceanía. Las tradiciones divisiones históricas en literatura
antigua, medieval, moderna y contemporánea son sólo válidas para las literaturas
occidentales (las europeas en particulares). La literatura asiática, en particular la
china y la japonesa, se entienden atendiendo a las tradicionales divisiones históricas
de dichos países, mientras la división entre literatura precolombina, colonial e
independiente se amolda mejor a las literaturas latinoamericanas.
Juglares y Clerigos

La literatura nació con la palabra. Y la palabra, antes de ser escrita, fue hablada. De
ahí que la poesía anteceda siempre a la prosa: las composiciones se difundían de
boca en boca, y era mucho más sencillo memorizar obras sometidas a determinadas
normas (un cierto ritmo, una rima) que, además, llevaban generalmente un
acompañamiento musical. Así nacieron en la península ibérica la lírica y la épica,
gracias a la labor de los juglares que, bien en la corte o bien viajando de pueblo en
pueblo con sus instrumentos y sus versos a cuestas, se ocuparon de instalar en el
imaginario colectivo las primeras muestras literarias de las que tenemos noticias.
Del primer género nos han llegado, como principal y casi único vestigio de los
lejanos tiempos altomedievales, las llamadas jarchas, breves apuntes concebidos
en dialecto mozárabe —la lengua derivada del latín que se hablaba en Al-Ándalus,
es decir, la parte del territorio que estaba en manos de los musulmanes— y que
aparecían como remate al final de las moaxajas, que eran poemas cultos en lengua
árabe o hebrea. También, aunque su aparición fuese posterior, las cantigas de
amigo que se componían en los dominios lingüísticos del galaico-portugués. La
épica, por su parte, se originó al calor de la Reconquista y con un objetivo
propagandístico: el de glosar las hazañas de los grandes héroes que se afanaban
en expulsar de las tierras peninsulares a los invasores. Los cantares de gesta,
largas composiciones en las que se daba cumplida cuenta de esos guerreros que
pugnaban por devolverle a la cristiandad el lugar que le correspondía, obtuvieron
gran fama y pasaron por distintas épocas, las mismas que iban conociendo los
sucesivos reinos que se formaban, se desintegraban o se acoplaban al compás de
la expansión, del norte al sur, de las tropas que combatían al Islam.

Historia del idioma español

El español es el idioma más hablado entre las lenguas romance, tanto en términos
de cantidad de hablantes como de países en los cuales predomina dicho idioma.

En todo el mundo hay más de 500 millones de hispanohablantes. Naturalmente, la


pronunciación y el uso del español a nivel oral varían según el país, pero las
diferencias regionales no son tan importantes como para que el idioma sea
incomprensible para los hablantes de las diferentes zonas. No existe un único
“español”. Hay diferentes dialectos de español debido a la evolución del idioma en
diferentes regiones. La historia del idioma español en España comienza con la
evolución lingüística del latín vulgar y da origen a los dialectos de España.

La historia del idioma español en América comienza con la colonización del


continente americano al final del siglo XV. A esa altura, el idioma español ya estaba
firmemente consolidado en la Península Ibérica. Además de hablarse en España,
es la lengua oficial de todos los países sudamericanos excepto Brasil y la Guayana
Francesa, las 6 repúblicas de América Central, México, Cuba, la República
Dominicana y Puerto Rico. Igualmente, se habla español en determinadas partes
de Marruecos y en la costa oeste de África y en Guinea Ecuatorial. Dentro de los
Estados Unidos, se habla ampliamente en Texas, Nuevo México, Arizona,
California, la ciudad de Nueva York y el sur de Florida.

Comunicación no verbal

Los gestos, las miradas, las posturas, y toda una serie de elementos intervienen e
influyen en la percepción que los demás tienen de nosotros o de lo que decimos.
Nuestro cuerpo también habla. Es lo que conocemos como comunicación no verbal.
Aprender a manejarla puede ayudarnos a expresarnos y relacionarnos mejor.

La comunicación no verbal puede definirse como aquellos mensajes no lingüísticos


que trasladamos a otras personas a través de nuestro cuerpo de diferentes
maneras. Como explica la psicóloga especialista en comunicación no verbal y
corporalidad María Oriol Vico, “los signos no verbales hacen referencia a tres
grupos: los formados por los gestos, las posturas corporales y la mirada; los
relacionados con el tono de voz y la velocidad al hablar; y los que tienen que ver
con la distancia personal que mantenemos al interactuar”.

Literatura del renacimiento

Las relaciones políticas, guerreras, religiosas y literarias entre Italia y España desde
la mitad del siglo XV, hicieron que existiera un amplio intercambio cultural entre
estos dos países. El papado de dos ilustres valencianos, Calixto III y Alejandro VI,
sirvió para estrechar las relaciones culturales entre Castilla, el Reino de Aragón,
y Roma. En Italia se editaban o traducían las obras literarias españolas de mayor
relieve, como el Amadís de Gaula, La Celestina, Cárcel de Amor o las
composiciones poéticas de Jorge Manrique e Íñigo López de Mendoza, Marqués de
Santillana, así como las compilaciones de producciones populares como
los villancicos y los romances. Otro tanto sucedía en España con obras italianas,
como la Jerusalén liberada, de Torcuato Tasso.

Estas relaciones hispano-italianas fueron muy importantes, ya que llevaron a la


Península las inquietudes y gustos que propiciaron el Renacimiento español.

Renacimiento Ingles

El contexto histórico del renacimiento en Europa era en un sentido un despertar del


largo sueño de la edad oscura, lo que había sido una sociedad estancada, incluso
descarriada, reinvertida en la promesa de ganancia material y espiritual. Se creía
sinceramente que la humanidad estaba progresando hacia una noble Cumbre de la
existencia perfecta, – renacer significa literalmente resurgir – vino a fructificar es
una cuestión de debate entre los historiadores. Lo que no se puede debatir es que
la humanidad dio un salto asombroso después de cientos de años de deriva. Los
siglos XIV a XVI en Europa fueron testigos de una ruptura deliberada con los modos
de vida feudales. Los terratenientes aristocráticos perdieron su hegemonía en las
clases bajas, ya que las oportunidades de crecimiento y enriquecimiento se hicieron
llamar desde los centros urbanos, en Italia, por ejemplo, los ciudadanos educados
redescubrieron la gracia y el poder de sus tradiciones clásicas y paganas. Las
mitologías y filosofías griegas y romanas sirvieron como material inspirador para
una nueva ola de creación artística. Los intelectuales adoptaron una línea de
pensamiento conocida como “humanismo”, en la que se creía que la humanidad era
capaz de la perfección terrenal más allá de lo que jamás se había imaginado antes.
El espíritu abrumador de los tiempos era el optimismo, una creencia inextinguible
de que la vida estaba mejorando por primera vez en la memoria de cualquiera, de
hecho, el espectro de la edad oscura y la muerte negra todavía eran muy latente en
la mente de la personas, y la promesa de avanzar y alejarse de esos horrores fue
muy bien aceptada por la gente.

Estudio de la lengua

Las aptitudes o capacidades para el estudio de esta materia son la reflexión, la


lógica, el análisis, la abstracción y la capacidad asociativa.

El dominio del área lingüística exige esfuerzo, trabajo ordenado y continuado, y


saber utilizar una mente lógica que haga posible el desarrollo creciente en los
siguientes aspectos:

1. Riqueza de un vocabulario lo más amplio y completo posible. La expresión oral y


escrita, más o menos perfeccionada se fundamenta en el perfecto dominio del
vocabulario.

2. Conocer las formas ordenadas de expresión que se han desarrollado a lo largo


del tiempo en el estudio de la lengua. El aprendizaje teórico y práctico que hace
posible la fluidez verbal y la armonía en la dicción y la expresión, nos confiere la
seguridad y la claridad necesarias para el ejercicio y la satisfacción de esa primera
necesidad humana que es la comunicación.

3· Ordenación y estructuración del pensamiento, ya que, en esencia, la gramática


es pura lógica y, por tanto, hablar de lenguaje en sentido gramatical es hacerlo sobre
el pensamiento ordenado1 consecuente y lógico. En el estudio de la Lengua es
conditio sine qua non una actitud reflexiva que profundice en la normativa
gramatical, ya que la aptitud mental para ordenar y estructurar los conceptos
depende de dos cosas: a) de llegar a captar y dominar la correcta expresión oral y
escrita con riqueza, armonía y variedad expresiva; b) de pensar de forma ordenada
y consecuente. No en vano se ha dicho que la prueba de inteligencia más objetiva
y ajustada de un individuo es su propio lenguaje.

4. El estudio de la Lengua ha de ser eminentemente práctico, dinámico y flexible,


dada la gran variedad de costumbres de quienes construyen su propio idioma.
Conclusión

Tanto el lenguaje como el pensamiento son factores muy principales dentro de


nuestro día a día. en este trabajo se ha intentado profundizar obteniendo y
conociendo todas nuevas informaciones, el pensamiento es fundamental para vivir
en una sociedad pero algo mucho más importante es el lenguaje la forma en la que
entramos en directa comunicación con los demás por todo esto ylas diferentes
argumentaciones e información alcanzadas en el trabajo es un tema de mucho
interés.

Recomendación

Reconocer la importancia que tiene el lenguaje con respecto al pensamiento y


cuando este puede ser o no ser indispensable para el hombre. Formular desafíos
lingüísticos para demostrarla importancia del lenguaje Realizar ejercicios
intelectuales a grupos de individuos de diferentes edades.

Bibliografía

https://definicion.de/lenguaje/

https://www.significados.com/lenguaje/

https://es.wikipedia.org/wiki/Lenguaje

https://es.wikipedia.org/wiki/Literatura_del_Renacimiento

https://www.caracteristicas.co/literatura-renacentista/

https://es.wikipedia.org/wiki/Renacimiento_ingl%C3%A9s

https://torayasalastdlliteraturainglesa.wordpress.com/asia/

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