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INTRODUCCIÓN
Luego entonces, es posible señalar algunos de los rasgos que debe asumir el educador
humanista:
a) Ha de ser un maestro interesado en el alumno como persona total.
b) Procura mantener una actitud receptiva hacia nuevas formas de enseñanza.
Para finalizar esta brevísima revisión, vale la pena tener presente a Carl Rogers. Como un estudioso entre
quienes más han analizado el concepto de aprendizaje, Rogers afirma que el alumno promoverá su propio
aprendizaje en cuanto éste llegue a ser significativo para él mismo. Esto sucede cuando en la experiencia se
involucra a la persona como totalidad, cuando se incluyen sus procesos afectivos y cognitivos, y cuando,
además, el aprendizaje tiene lugar en forma experimental. En este sentido, reviste gran importancia que el
alumno considere el tema a tratar como algo relevante para sus objetivos personales y que el aprendizaje se
promueva con técnicas participativas, a través de las cuales el alumno tome decisiones, movilice sus propios
recursos y se responsabilice de lo que va a aprender. Simultáneamente, la creación de un ambiente de respeto,
comprensión y apoyo para los alumnos es de igual manera sobresaliente. Por último, Carl Rogers sugiere que el
profesor abandone las recetas estereotipadas, y se decida a actuar de manera innovadora, con base en su
personalidad, en su auténtico modo de ser.
La vigencia del humanismo y sus valores
La filosofía que orienta al Sistema Educativo Nacional (SEN) se expresa en el
artículo 3° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la cual
establece que la educación es un derecho que debe tender al desarrollo armónico
de los seres humanos. Desde este enfoque humanista, la educación tiene
la finalidad de contribuir a desarrollar las facultades y el potencial de todas las
personas, en lo cognitivo, físico, social y afectivo, en condiciones de igualdad;
para que estas, a su vez, se realicen plenamente y participen activa, creativa
y responsablemente en las tareas que nos conciernen como sociedad, en los
planos local y global.
Educar a partir de valores humanistas implica formar en el respeto y la convivencia,
en la diversidad, en el aprecio por la dignidad humana sin distinción
alguna, en las relaciones que promueven la solidaridad y en el rechazo a todas
las formas de discriminación y violencia.
De manera destacada, el enfoque socioconstructivista, que considera relevante
la interacción social del aprendiz, plantea la necesidad de explorar nuevas
formas de lograr el aprendizaje que no siempre se han visto reflejadas en
las aulas. Considera al aprendizaje como “participación” o “negociación social”,
un proceso en el cual los contextos sociales y situacionales son de gran relevancia
para producir aprendizajes. Por ello, en esta perspectiva se reconoce que el
aprendizaje no tiene lugar en las mentes aisladas de los individuos, sino que es
el resultado de una relación activa entre el individuo y una situación, por eso el
conocimiento tiene, además, la característica de ser “situado”.24