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YO SOY EN VOSOTROS

(Neville - 30 de septiembre de 1968)

Como Pablo le dijo a Timoteo: «Por confesión unánime, grande es el misterio de nuestra religión» (1
Timoteo 3:16). Las Escrituras no son Historia secular, ¡sino un misterio que es más importante de lo que
creemos!

Hablándole a sus discípulos, Jesús dijo: «En aquel día, vosotros conoceréis que Yo soy en mi Padre, y
vosotros en mí, y Yo en vosotros» (Juan 14:20). La expresión «en aquel día» es un frase escatológica que
significa 'al final del viaje'. En otras palabras, cuando esta era del César llegue a su fin, experimentarás la
verdad de las Escrituras y, entendiendo, dirás: «yo soy en el Padre, y ustedes son en mí, y yo soy en
ustedes».

Es en ti, como persona, que la naturaleza de Dios mismo se revela en una serie de experiencias
sobrenaturales. Cuando éstas tienen lugar en tiempo presente y en la primera persona del singular, todos
los argumentos, dudas y asuntos relacionados con tu verdadera identidad son acallados. De ahí en
adelante, como Pablo, dirás: «Cuando Dios se agradó de revelar a su Hijo en mí, no consulté con carne y
sangre», y «Mi evangelio no lo recibí ni aprendí de hombre alguno. Vino por revelación de Jesucristo»
(Gálatas 1:15-16 y 1:11-12).

Mientras estuve en Barbados este verano, mi hermana [,Daphne,] me preguntó si mi Cristo fue alguna vez
hombre. La respuesta que le di, indudablemente, fue la misma que Pablo dio cuando le hicieron una
pregunta similar. Le dije: «¡Fue? Es el hombre celestial». Entonces, citando a Pablo, respondí: «Y así como
exhibimos la imagen del hombre terrenal, exhibiremos también la imagen del hombre celestial» (1
Corintios 15:49).

No pienses en Cristo como un niño que nació de forma extraña hace dos mil años. Estamos tratando con un
principio cósmico, en el que Dios, ciertamente, se hizo hombre para que el hombre pueda hacerse Dios.

El proceso ha empezado. La resurrección ha comenzado, pero no ha terminado. Aquellos que enseñan que
la resurrección terminó están confundiendo al hombre de fe, porque, al igual que Pablo, todos pueden
decir: «He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, quien me amó, y se entregó a sí mismo por mí» y «En adelante, ya no
percibo a nadie según criterios humanos; y si aun a Cristo percibí según tales criterios, ya no lo percibo así»
(Gálatas 2:19-20 y 2 Corintios 5:16).

He estado en la presencia del Señor Resucitado. He visto al Anciano de Días, quien está reuniéndonos uno a
uno en su cuerpo para ser un solo cuerpo, un solo Espíritu, un solo Señor, un solo Dios y Padre de todos.

Tú, como persona, no serás menos que el Señor Resucitado, porque hay solo un Espíritu. ¡Solo hay un
Señor, y tú mismo sabrás que eres Él! Nadie estará por arriba de ti. YO SOY el mismo cuerpo, el mismo
Señor, el mismo Espíritu, el mismo Dios y Padre de todos. Sin pérdida de identidad, todos sabremos que
somos esta única unidad del ser. ¡Sabremos, por experiencia, que «YO SOY en vosotros, y vosotros sois en
mí»!

Cuando le terminé de explicar esto a Daphne, no creo que estuviera más impresionada que esa silla (Neville
señala una silla vacía). Toma tiempo, pero ¡es tan importante para ti dejar ir a todos los intermediarios
entre tú y Dios!

La Carta a los Gálatas de Pablo es el primer libro del Nuevo Testamento. En esta carta Pablo declara su
independencia de los hombres y su dependencia a Dios. Repudia toda autoridad, toda institución, toda
costumbre y toda ley que interfiera con el acceso directo del individuo con su Dios. Pablo no tenía
intermediario. Nunca conoció a un Cristo humano, solo al Señor Resucitado, quien se le apareció como se
me apareció a mí.

En mi caso, fui llevado en Espíritu a la presencia del Señor Resucitado, y, por extraño que parezca, cuando
me preguntó qué era lo más grande del mundo, respondí con las palabras de Pablo. Así que te pregunto:
¿Quién es Pablo? ¿No es el primero de los escogidos que rompió el sello y descubrió el misterio que le fue
mostrado a Abraham?

Pablo persiguió a todo aquel que afirmaba ser un miembro del Camino, cuando repentinamente la
revelación estalló, haciendo que proclamara la verdad. Fue Pablo el que dijo: «Porque si he sido unido a Él
por una muerte semejante a la suya, también lo estaré por una resurrección semejante» (Romanos 6:5).

Pablo no afirmó que la resurrección había terminado. Declara que la crucifixión terminó, porque el ropaje
de carne es usado por aquel que es crucificado. Dios te escogió en Él antes de la fundación del mundo. Nos
uniremos con Él en una resurrección como la suya, no por méritos propios, sino porque escogió unirse a
nosotros en una muerte como la suya.

Fuiste escogido en Él antes de que esta obra teatral que llamamos «mundo» comenzara. Y cualquier
sufrimiento que puedas atravesar aquí no significa nada. Pablo sabía esto y dijo: «Considero que los
sufrimientos del tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que se ha de manifestar en
nosotros» (Romanos 8:18).

Ahora, el Nuevo Testamento nos dice: «En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra
era Dios» y «La Palabra se hizo carne y habita en nosotros» (Juan 1:1 y 1:14). El término griego Logos
(traducido como «Palabra») quiere decir 'sentido; plan; argumento; propósito'. Aquí vemos que Dios tuvo
un plan, un propósito, que fue darse a Sí mismo a ti al cien por ciento. Esto ha hecho Él. Así que cualquier
cosa que Él era antes de convertirse en ti, tú mismo lo sabrás ser.

Es en ti, como persona, que la naturaleza del mismo Dios se revela. Esto lo sabrás cuando experimentes la
historia completa del Señor Jesucristo en primera persona y en tiempo presente. Entonces, cuando les
cuentes a aquellos que amas, no te creerán, porque conocen tus debilidades y limitaciones.

Al saber que no has sido formado en Teología, no pueden ver la relación entre tú y aquél del que se habla
en el séptimo capítulo de Juan: «¿Cómo sabe éste letras, si no ha estudiado?» (Juan 7:15). Como el
Sanedrín, no entenderán de qué manera un hombre sin aprendizaje podría afirmar que el Viejo Testamento
se ha cumplido en él.

Los profetas predijeron el advenimiento de Dios, pero no dijeron cómo. Al asumir la naturaleza humana,
Dios despliega su naturaleza en el hombre, y el hombre se convierte en Dios. Si Dios era un padre antes de
escogerte, y se convierte en ti; ¿no eres tú un padre? Sí, pero no hay manera de probar esto, a menos que
el hijo de Dios aparezca para identificarte. Solo cuando el hijo de Dios se revele en ti, sabrás que eres Dios.

Sólo el Cristo Resucitado es consciente de su verdadera identidad. Es Él quien dice: «yo soy en ustedes, y
ustedes son en mí; por lo tanto, somos uno». El Cristo Resucitado es el eterno hombre celestial, que es
Dios. Tú eres un hombre. Aprende a adorar tu propia humanidad, que es Dios. El hombre está buscando
una fuerza impersonal para adorar, ¡pero Dios es el hombre!

Cuando estuve en su presencia, respondí su pregunta con las palabras de Pablo. Desde entonces me he
preguntado: ¿quién es Pablo? ¿No fue el iniciador de la fe cristiana? En nuestro Nuevo Testamento hay
registro de trece de sus cartas, todas escritas veinte años antes que los evangelios.

En su primera carta a los Gálatas, dijo algo radical al declarar su independencia de toda organización. En ese
momento, a menos que fueras miembro de la sinagoga, no conseguías un empleo. Sin embargo, Pablo se
negó a aceptar cualquier intermediario entre él y el Señor Resucitado, a quien había perseguido en su
ceguera.

Un día el Cristo Resucitado te traerá a su presencia. Te incorporará a su cuerpo en un abrazo desde el cual
serás uno eternamente. Esto lo sé por experiencia.

Así que cuando te digo: «yo soy en ustedes», lo digo literalmente, porque soy uno con el Cristo Resucitado.
Estoy diciendo las palabras del Cristo Resucitado, no de Neville. Después de que nos abrazamos, Él me
envió; sin embargo, nunca se ha separado de mí. ¿Cómo puedo ser uno con el cuerpo que me envió? Pues,
«El que me ve, ve al que me envió» (Juan 12:45).
Limitados al concepto del espacio tridimensional, pensamos en ser enviados fuera de un espacio, mientras
que el que nos envió se queda, pero en el mundo espiritual del cual hablo, cuando uno es unido al Señor, se
llega a ser uno con Él en espíritu.

Mora en este ser que se convirtió en ti. Regresa al momento de ser escogido antes de que el mundo fuese.
Trata de recordar cuando te hizo conocer el misterio de su plan, que le da sentido a tu vida, ese misterio
que fue establecido en Cristo para el cumplimiento de los tiempos.

La Palabra —que da significado al mundo— era con Dios, y era Dios. Ese significado es Cristo, un plan que
no puede fallar en su propósito, el cual es desplegarse y revelarte como Dios. Caminando sobre esta Tierra
ahora mismo, tú eres la Palabra de Dios que avanza hacia la realización.

Ahora, mientras estamos aquí esperando que el plan de Dios se despliegue, debemos continuar aplicando
la ley de Dios. Aquí tengo una historia sencilla. Mi amiga escribió lo siguiente: «Cuando mi hijo era bastante
pequeño, en la familia llamábamos al catálogo de Navidad de Sears “el libro de los deseos”. Nuestro hijo se
pasaba horas viendo las páginas de los juguetes, decidiendo qué iba a querer para Navidad. Hemos hecho
esto durante los últimos ocho años. Estoy adjuntando una tarjeta que promociona la edición actual del
catálogo. Como verás, ahora se llama “El Libro de los Deseos de Sears”».

Quienquiera que tenga esa cuenta pensará que esta es una idea original, pero mi amiga sabe que ella es su
creadora. Como puedes ver, no hay ficción. ¿Cómo puede haber ficción en un mundo donde imaginar crea
la realidad? Durante ocho años su hijo ha conocido el catálogo como un «libro de deseos», y ahora se ha
convertido en su nombre oficial. Si algo que has imaginado se ha retrasado en manifestarse para ti,
recuerda esta historia.

Sé que somos niños y queremos nuestros deseos inmediatamente cumplidos, pero los países planifican
para generaciones que aún no han nacido. Los padres con grandes posesiones planifican no sólo para sus
pequeños en el presente, sino para la descendencia de su descendencia. Tú y yo, sin embargo, estamos
ansiosos y nos parece difícil esperar. Una y otra vez, las damas me han dicho que querían casarse ya, sólo
para reconocer que aún no se habían divorciado. Las he oído decir que solo había un hombre. Con ese
hombre o sin él, lo cierto es que se casaron con otro. Lo que realmente querían era estar felizmente
casadas. Al afirmar que tenía que ser ese hombre, les he preguntado: «¿y si él cayera muerto ahora mismo,
aún tendrías el deseo de compañía? Si lo tuvieras, entonces, él no es el único hombre».

Sabe lo que quieres en la vida y no lo condiciones. Si tu deseo es estar felizmente casado, afirma que lo
estás. Si quieres cierta casa, afirma que la tienes. No pienses que no la puedes pagar. Simplemente juega el
juego de los deseos.

Encuentra tu libro de los deseos de Dios. Hablándote a ti mismo mediante el deseo, haz que el deseo se
cumpla sintiendo su verdad. Ve el mundo desde su cumplimiento. Piérdete en el sentimiento de posesión y
dale todos los matices de la realidad. Cumple todo deseo mientras caminas hacia la realización de tu
verdadero propósito en la vida, que es despertar a Dios en ti.

No vas a convertirte en un pequeño dios para corretear con otros pequeños dioses, porque solo hay un
Dios. No olvides la gran Shemá: «Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor, uno es» (Deuteronomio
6:4). Estás destinado a despertar como ese único Dios y Padre de todos.

Cuando desperté en esta simple y pequeña cosa llamada hombre, me pregunté cómo este ser mortal
podría asumir tal responsabilidad. Alojado en este ropaje de carne llamado Neville, consciente de todas sus
debilidades, el propósito de Dios se ha desplegado; aunque no tengo manera de probárselo a nadie.

No puedo convencerte hasta que tengas fe. He compartido mis experiencias por escrito, dando pasajes de
las Escrituras para apoyarlas. Llegado el final del viaje, ahora sé, por experiencia, que ingresamos en la
Historia humana para cumplir las Escrituras.

Te digo: la historia de Cristo es una parábola representada, un relato contado como si fuera verdad, para
dejar que el que oiga (o lea) descubra los personajes ficticios y extraiga su significado.
En la parábola, el actor toma a un pequeño niño en sus brazos y dice: «Este es el reino de los cielos. A
menos que aceptes el reino como un niño, no podrás entrar en él». Un día tú serás ese actor, y el niño en
tus brazos simbolizará tu entrada a los cielos. Es una señal del nacimiento de Dios, no del vientre de una
mujer, sino del cráneo del hombre, donde Dios es crucificado. Su nombre es YO SOY, y cuando despiertes
dirás: «YO ESTOY despierto». No mirarás alrededor buscando a otros, porque estarás solo. Y desde ese
momento las Escrituras se cumplirán en ti.

En un futuro no muy lejano dejarás este mundo para descubrir que la muerte te obligará a modificar, o
cambiar radicalmente, cualquier idea que hayas defendido aquí. Hoy recibí la noticia de que mi buen amigo
Randy murió. En 1952, mientras me recuperaba de una operación delicada, Randy me vino a visitar al
hospital. Era mi médico y amigo, pero no sabía lo que enseño. Al ver la Biblia que tenía conmigo, me
preguntó sobre mi interés por ella. Tomé la historia de Esaú y Jacob, y le expliqué cómo Esaú representaba
mi mundo circundante, que podía cerrar mis ojos a ese mundo y vestir a Jacob (que simbolizaba lo que yo
quería vestir en la realidad externa) con las pieles de Esaú. Al creer en la realidad de lo que estoy haciendo,
me convenzo a mí mismo al aceptar que mi estado subjetivo es ahora una realidad objetiva.

Bien, para Randy eso no era religión. Para él religión significaba ir a la iglesia todos los domingos por la
mañana y pasar una hora allí. Era algo que había que hacer, como caminar con un bastón porque tienes
uno, y te sientes desnudo sin él. Su semana no estaba completa, a menos que fuera a la iglesia los
domingos. Randy ha dejado de ir desde hace unas semanas, e indudablemente ahora está modificando sus
creencias, pero tomará tiempo.

No despiertas allí como un sabio. Si eres tonto aquí, eres tonto allá. Si eres ladrón aquí, eres ladrón allá. Si
un hombre no es ladrón, independientemente de lo que pongas delante de él, no lo tomará; por lo tanto,
no hay tentación, no hay deseo de cambiar. Coloca todo el licor del mundo ante alguien que no bebe, y no
se verá tentado. Todo el tabaco del mundo no le interesará al que no fuma; por lo tanto, no hay tentación.

Cuando un hombre es regenerado, no está más en el mundo de la generación. Todo el mundo podría
desvestirse delante de él y no sería tentado, porque sus energías han sido elevadas a la regeneración.

Todos serán regenerados y vencerán sin esfuerzo, porque cuando las visiones ocurren tú cambias. El
cambio no ocurre antes de las visiones, porque la capacidad es la consecuencia (no la condición) del reino
de los cielos. No eres escogido por méritos. En el instante en que la visión tiene lugar, la consecuencia
ocurre.

Cuando leas las palabras de Cristo en el Nuevo Testamento, piensa en el Cristo Resucitado, porque está
hablando el hombre celestial. Todos estamos ascendiendo al único cuerpo de Cristo sin pérdida de
identidad. Te conoceré mejor y más íntimamente allí que lo que podría conocerte jamás aquí, porque la
máscara que usamos aquí establece una barrera entre nosotros. Pero en la Nueva Era seremos íntimos y
eternos hermanos, todos compartiendo el único cuerpo como el único espíritu, el único Señor, el único Dios
y Padre de todos.

Ahora entremos en el silencio.

Traducido por Luis Natera


La conferencia original en inglés es I AM IN YOU (Neville Goddard – 09-30-1968)

Tomado de www.nevilleenespanol.blogspot.com

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