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Autores
Carles Prado-Fonts
Licenciado en Traducció e Interpretación (Universitat Autònoma de Barcelona). Máster en
Estudios Chinos Contemporáneos (Universidad de Westminster) y en Literatura China Moderna
(Universidad de California). Doctor en Teoría de la Traducción y Estudios Interculturales
(Universitat Autònoma de Barcelona). Actualmente es profesor de los Estudios de Lenguas y
Culturas de la Universitat Oberta de Catalunya y colabora con la Universitat Autònoma de
Barcelona y la Universitat Pompeu Fabra.
David Martínez-Robles
Licenciado en Filosofía (Universitat de Barcelona) y doctor en Historia (Universitat Pompeu
Fabra), profesor de los Estudios de Lenguas y Culturas de la Universitat Oberta de Catalunya, y del
Departamento de Humanidades de la Universitat Pompeu Fabra.
Índice
Introducción ........................................................................................... 13
Introducción
–que es poeta, pero al mismo tiempo pintor o calígrafo– confiere una riqueza
extraordinaria a la obra literaria que se fusiona con las particularidades mencio-
nadas de la escritura.
La literatura tradicional pierde fuerza a finales de la dinastía Qing y acaba, de
manera más definitiva, con el Movimiento por la Nueva Cultura de la década
de los veinte, simbolizado por la manifestación del 4 de mayo de 1919. Las con-
vulsiones y la crisis del final del imperio infunden a una élite de intelectuales la
voluntad de romper con la tradición y con la literatura del pasado para crear así
una nueva literatura que permita reformar la sociedad y la nación. El objetivo
no es otro que construir una nueva China que sea capaz de atrapar la moderni-
dad que le marcan las potencias occidentales. Y para hacerlo, es fácil adivinarlo,
arremetieron directamente contra la escritura, tanto contra sus fundamentos
(los caracteres chinos que la conforman) como contra su desarrollo (el estilo
literario por excelencia: la lengua clásica), porque sabían que era el único cami-
no para concretar su propuesta: había que arrancar las raíces que sustentaban la
tradición literaria clásica. Y lo sabían, mismamente, porque muchos de ellos aún
habían sido educados total o parcialmente en esta misma tradición.
La historiografía moderna ha elogiado el papel de estos intelectuales chinos
de inicios de siglo XX: los retrata como los liberadores que permitieron en China
dejar atrás el lastre de su tradición, talmente como los protagonistas, dentro del
mundo de la cultura, de una misión de carácter soteriológico que debía culmi-
nar con la llegada del marxismo, la fundación del Partido Comunista Chino y
su conquista del poder en octubre de 1949. La crítica literaria china de los últi-
mos sesenta años ha canonizado muchos de estos escritores de inicios de siglo,
la mayoría desenvueltamente de izquierdas. Ellos son los padres de la literatura
moderna, los iniciadores de la modernidad en China, los que abrieron el país a
las ideas europeas y occidentales. Pero demasiado a menudo se olvida que, más
allá de la lengua y de la literatura tradicional que ellos atacaron, existía otra tra-
dición literaria importante que, de hecho y de manera estricta, hay que calificar
precisamente de “no-literaria”. Una tradición que había quedado registrada en
una lengua que no era la de los Clásicos. Una tradición que encontraba su ex-
presión en unos géneros que quedaban fuera del que hasta inicios de siglo XX el
mundo intelectual chino entendía por “literatura”. Una tradición que a menu-
do exigía, en algunos períodos, que sus autores no firmasen sus obras o que lo
hiciesen bajo la máscara de un seudónimo. Una tradición, por lo tanto, que ya
© Editorial UOC 16 Narrativas chinas...
rompía con la tradición dominante, una no-tradición que es, de este modo, un
precedente de la “nueva” literatura que impulsaron los intelectuales del Movi-
miento por la Nueva Cultura de la década de los veinte.
Los tratados y manuales de literatura china clásica, tanto en China como en
Occidente, han “olvidado” generalmente esta otra tradición o no-tradición. Si
bien se han hecho referencias ocasionales, secundarias, tangenciales, los princi-
pales esfuerzos y la mayoría de las páginas han sido dedicadas a la formación de
la intelectualidad clásica, a la creación de un canon moral y político, a la exal-
tación lírica de los poemas Tang y Song o, incluso, a las grandes novelas Ming
y Qing –obras, estas últimas, que ya algunos estudiosos califican de “premoder-
nas” y que, a pesar de representar un desafío al canon tradicional, han sido casi
siempre calificadas de “clásicas”. Los tratados y manuales de literatura china
moderna se han centrado mayoritariamente en la nueva literatura desarrollada a
partir de la segunda década del siglo xx, la literatura moderna y contemporánea
que –aparentemente– rompe de manera radical con la gran tradición clásica,
con su lengua y con sus géneros. El presente libro apunta, en cambio, hacia otra
dirección y representa por lo tanto un desafío a estos planteamientos desde tres
puntos de vista.
En primer lugar, esta obra no pretende hacer un repaso general y exhaustivo
de la historia de la literatura china, sino más bien dar voz a algunas formas de
no-literatura, a la no-tradición que ha sido menos estudiada y menos difundida.
Las formas que se han reunido en este volumen no son todas las existentes (fal-
tan, sin ir más lejos, los diversos géneros relacionados con la dramaturgia –otra
no-tradición de gran importancia literaria, cultural y social que generalmente
también se mantiene en el olvido), pero sí que constituyen un conjunto repre-
sentativo de esta tradición generalmente marginada.
En segundo lugar, este libro no desvincula la literatura del siglo XX de sus
precedentes históricos. En este sentido, al trazar una continuidad clara entre
la tradición marginada y la literatura moderna, la presente obra hace un gesto
firme, crítico, que se opone a algunos de los planteamientos y de los excesos
retóricos de los mismos “padres” de la literatura china moderna que a menudo
se han asimilado de manera acrítica. Es por este motivo que este volumen abraza
un período históricamente muy extenso que se inicia alrededor del siglo VIII dC.
y que finaliza en el siglo XXI. Un espacio de tiempo que se articula acerca de un
género –la narrativa de ficción– que la tradición literaria china había marginado
© Editorial UOC 17 Introducción
tos a los que se pueden aplicar. Su polisemia nos sirve para comprender cómo se
ha ido conformando este otro tipo de escritura, menospreciada ante los géneros
como la poesía o los escritos históricos –que son considerados wen–, y cuya con-
sagración como literatura de pleno derecho no se producirá hasta la renovación
intelectual que acompañe la caída del imperio, ya en el siglo XX.
Esta “no-literatura” ha encontrado vías y modos de expresión muy diferentes
–o géneros, en el sentido más laxo del término– que incluyen: escritos en lengua
culta (según los diferentes períodos) pero cuyo contenido hace que se desconfíe;
escritos que se fijan a partir de relatos orales; y las novelas escritas en lengua
vulgar. En este proceso de adaptación e identificación de lengua hablada y es-
crita ejercerá un papel determinante la entrada del budismo y el impulso que su
llegada dio al uso de la imprenta a partir del siglo IX.
El capítulo II se organiza a partir de los primeros géneros que se pueden con-
siderar fundamentales en la génesis de la narrativa y su evolución a lo largo de
la historia: los registros de acontecimientos extraños (zhiguai), recopilados en
antologías, procedentes mayoritariamente del período de descomposición que
sucedió la dinastía Han, denominado genéricamente como las Seis Dinastías; y
los escritos de influencia budista, no canónicos, conservados en Dunhuang, que
son considerados la semilla de la narrativa en lengua vulgar y, dentro de estos,
los llamados textos de transformación (bianwen). No se trata propiamente de
textos de ficción. Los zhiguai, que por su temática nos lo podrían parecer, no son
más que relatos de unos acontecimientos que, a pesar de ser difíciles de explicar
racionalmente, pretendían ser un registro de hechos verídicos.
Es en el capítulo III donde se analizan los géneros puramente de ficción: los
primeros relatos en lengua clásica elaborados por los letrados a corte de biogra-
fías seudohistóricas (chuanqi); el desarrollo de los géneros narrativos durante
las dinastías Song y Yuan; los relatos cortos en lengua clásica y vulgar en las
dinastías Ming y Qing, cuyo ejemplo paradigmático es Cuentos de Liaozhai; el
desarrollo y madurez de la novela de larga extensión, con una especial mención
a las dos grandes novelas del siglo XVIII, Los mandarines y Sueño en el pabellón
rojo; y, para acabar, una breve revisión de textos ya de naturaleza muy diversa
compuestos a final de la dinastía Qing que anticiparán la revolución literaria del
Movimiento del Cuatro de Mayo de 1919.
En los capítulos IV y V, Carles Prado-Fonts plantea un análisis de la narrativa
moderna y contemporánea en lengua china. Es importante aclarar de entrada
© Editorial UOC 19 Introducción
Aclaraciones lingüísticas
Para la trancripción de nombres y conceptos chinos se ha utilizado, como
norma general, el sistema pinyin.
Los capítulos I, IV y V han sido redactados originalmente en catalán. Los
capítulos II y III han sido redactados originalmente en castellano. La traducción
correspondiente ha ido a cargo del equipo editorial UOC.
En las citaciones de obras literarias, se ha mantenido la versión al castellano
siempre que se ha interpretado que había que priorizar la calidad literaria de una
traducción directa del chino ya existente y contrastada ante una retraducción al
catalán del fragmento.
© Editorial UOC 23 Capítulo I. Wen
Capítulo I
Wen
“Para entender la vida intelectual china de los últimos dos mil años o más hay que
captar el significado y la importancia de wen. Un diccionario moderno puede dar las
siguientes definiciones principales de wen: escritura; composición literaria, artículo;
literatura; cultura; refinado, elegante, urbano; civilizado; educación; civil (en oposi-
ción a militar). La raíz de todos estos derivados es “patrón (elegante)”. Wen es, pues,
la suma de todo aquello que es estéticamente refinado, pero, por encima de todo,
literatura.” 1
1. Victor Mair (2001). The Columbia History of Chinese Literature. New York: Columbia University
Press, 2001, pág. 2.
© Editorial UOC 25 Capítulo I. Wen
2. Wilt Idema y Lloyd Haft (1997). A Guide to Chinese Literature. Ann Arbor: Center for Chinese
Studies, The University of Michigan, pág. 42.
3. Martin Kern (2001). “Ritual, Text, and the Formation of the Canon: Historical Transitions of
Wen in Early China. T’oung Pao LXXXVII (2001): págs. 43-44.
© Editorial UOC 26 Narrativas chinas:...
2. El wen y el wenyan
Lo mismo hay que decir de la idea de “chino clásico”, que habitualmente se uti-
liza para describir la lengua que aparece en los renombrados Clásicos, una serie
de textos que, como veremos más adelante, se compusieron a lo largo de más
de mil años. La lengua china ha protagonizado una evolución extraordinaria
desde los primeros textos en caparazones de tortuga y omóplatos de bovinos,
los denominados jiaguwen (“wen de caparazones y huesos”). A partir de estos
primeros indicios lingüísticos, se puede hablar de toda una serie de estadios de
evolución de la lengua china hasta nuestros días. Se trata de períodos indecible-
mente largos, especialmente los más antiguos, que tienen un efecto claramente
reduccionista, y por lo tanto no pretenden ser precisos, sino simplemente mos-
trar tendencias generales en la configuración de la lengua china. La evolución
de las lenguas es siempre gradual, y la división entre uno y otro estadio es más
instrumental que real. A pesar de todo, se habla habitualmente de cuatro gran-
des momentos de la lengua china.
por cerca de 5.000 caracteres chinos, de los cuales se han podido identificar al-
rededor de 1.500. Esto fija una de las características más básicas de la escritura
china y que tendrá consecuencias en la configuración del carácter excluyente
del wen: el número de caracteres chinos se cuenta por millares, hecho que im-
plica un gran esfuerzo de aprendizaje y una dedicación al estudio al alcance sólo
de una élite social y económica muy restringida.
Además, hay que destacar dos características de la escritura china también
fundamentales: el origen figurativo de las primeras grafías y la invariabilidad de
los caracteres chinos pese a la evolución de la lengua hablada. El carácter picto-
gráfico de una parte (y sólo una parte) de los caracteres chinos aporta una carga
semántica añadida y visual al significado propio de la palabra. Y el hecho de que
los caracteres siempre se hayan escrito igual (a pesar de los cambios de estilo, la
grafía de la palabra caballo se escribe de la misma forma en los versos más anti-
guos del Clásico de la poesía, del siglo XIX aC., y en las novelas contemporáneas
publicadas en Taiwan) ha permitido la sedimentación de capas y capas de signi-
ficados sobre un mismo significante. La evolución del habla, los cambios en la
pronuncia de las palabras que hemos mencionado antes, no ha tenido un reflejo
en su forma escrita, a diferencia de lo que pasa con las lenguas que disponen de
una escritura fonográfica. Pensemos en el ejemplo del latín y las lenguas romá-
nicas, con que el caso del chino antiguo, medio y moderno mantiene muchas
similitudes. Mientras que la evolución lingüística del latín dio lugar a diferen-
tes lenguas que se escribían diferente, en China la evolución lingüística llevó
a diferentes estadios de una lengua que continuaba escribiéndose de la misma
forma. Esto contribuyó a transformar dos rasgos muy definitorios del wen que
son casi sinónimos: la posibilidad de que los textos del pasado se pudiesen leer
y entender después de muchos siglos, incluso cuando la lengua había cambiado
sustancialmente, y, consecuentemente, el alejamiento de la lengua escrita res-
pecto de la lengua hablada.
El momento crucial en este aspecto también crucial del wen que diferencia
lengua oral de registro escrito lo encontramos en la instauración del primer im-
perio chino unificado y la quema de libros que dictaminó el primer emperador
de la dinastía Qin, hecho que representó el primer intento de crear un canon,
basado en el pensamiento legista. Y en la consiguiente reacción durante la di-
nastía Han de derribar lo que la dinastía precedente había edificado, hecho que
representó el enaltecimiento del pensamiento confuciano y, durante el reinado
© Editorial UOC 30 Narrativas chinas:...
del emperador Wu de los Han (s. II aC.), su adopción como fundamento político
del estado chino. A partir de este momento, la obra de Confucio y aquello que
él apuntaba como fundamento de su sistema moral, los Clásicos compilados du-
rante la dinastía Zhou, se convirtió en objeto de estudio de todo letrado y base
del sistema administrativo chino. La creación de la institución de los exámenes
imperiales, que de hecho tiene su origen en la dinastía Han, contribuye a la de-
finitiva consagración de los clásicos confucianos.
Que estas obras asumiesen una posición central en el mundo político e inte-
lectual no sólo tuvo consecuencias en el mundo del pensamiento o la adminis-
tración, tal como veremos más adelante; ejercieron una influencia enorme en
la lengua escrita y en la configuración del wen. Los letrados y funcionarios del
estado chino no sólo debían conocer y asimilar los contenidos de estas obras,
sino que también la lengua en que estaban escritas se convirtió en un modelo
para seguir. Había que aprender de memoria los Clásicos, ser capaz de repro-
ducirlos, conocer los grandes comentarios, poder glosarlos, pero, además, era
imprescindible hacerlo utilizando su modelo lingüístico. Los letrados chinos
del siglo X debían ser capaces de escribir utilizando la lengua china que apare-
cía en textos que se habían compuesto hacía más de diez y de quince siglos. Y
así es como se definirá el wen como exclusión: aquello que no está escrito en la
lengua de los Clásicos (de aquí la denominación de “chino clásico”) no tiene la
dignidad suficiente para ser considerado wen, es decir, aquello que se escribe en
la lengua vernácula, en la lengua que se habla en cada momento histórico, es
no-wen, no-literatura.
Como hemos visto, con el paso de los siglos, el wen se aleja, de manera muy
gradual, de la lengua oral. La lengua que utilizarán los letrados chinos en sus
composiciones, se trate de textos administrativos o de poemas, acabará siendo
cada vez más una lengua del pasado, artificiosa, basada en un léxico y una sin-
taxis que no coincidirá con el habla cotidiana, con la lengua de la calle, pero
que, paradójicamente, tendrá vigencia (será, de hecho, imprescindible) como
lengua de cultura. Y eso, muy claramente, alejará la élite que es capaz de enten-
der y usar esta lengua del wen (wenyan) de la inmensa mayoría de chinos y de su
habla. Es, pues, a través de la lengua que el carácter de exclusión del wen tiene
su expresión máxima. Hay textos y escritos elaborados en la lengua vulgar que
intenta acercarse a la lengua vernácula y huir de los modelos del wenyan, y es
precisamente a este tipo de obras a lo que están dedicados los dos próximos ca-
© Editorial UOC 31 Capítulo I. Wen
pítulos de este libro. Pero esta forma de producción escrita será considerada, por
definición, no-literaria, se desarrollará en la marginalidad, quedará excluida del
canon y de la misma concepción del wen. En algunos momentos se considerará
que el wenyan, la lengua del wen, se deberá basar en los textos de medios de la
dinastía Zhou, mientras que en otros se propondrá la lengua de la dinastía Han,
o de la Tang, pero en todo caso se basará en una lengua que, cada vez más, se irá
alejando de una habla en continua evolución.
Esto nos lleva a remarcar algunas consideraciones importantes. En primer lu-
gar, el wen señala una exclusión formal que, como veremos más adelante, toma
dimensiones sociales y políticas. Su vinculación con las formas de estructura-
ción del estado será muy íntima. Pero eso no significa que sólo se identifique
con el wen el confucionismo, que durante la mayor parte de la historia ha sido
la base del sistema administrativo chino. Las obras de los pensadores de escuelas
rivales se integran en el wen de la misma forma que los clásicos confucianos,
siempre que estén escritas en la lengua del wen. En otras palabras: el mundo clá-
sico chino no tiene mucho que ver con la representación que a partir del siglo
XVII se difundirá por el mundo europeo y que hará de la china una sociedad
caracterizada por un inmovilismo monolítico. El mundo intelectual, moral y
político chino evoluciona, no es un bloque inerte y constante durante milenios,
como a menudo lo habían descrito los misioneros católicos inicialmente y los
comerciantes, diplomáticos y sinólogos posteriormente y hasta el siglo XX. Pese
al carácter excluyente del wen, no actúa eliminando aquello que queda fuera de
la ortodoxia y de las corrientes dominantes, siempre que eso esté expresado en
el registro del wen. La heterodoxia, la crítica y la disonancia también pueden ser
wen y, de hecho, lo han sido a lo largo de la historia.
Por otro lado, teniendo en cuenta las características que hemos visto hasta
ahora, es difícil disociar aquello que es la lengua de lo que es la literatura, ya que
se produce una identificación entre wen como lengua y como literatura. Cuando
los intelectuales críticos y modernizadores de inicios del siglo XX proclamaron,
como veremos en el capítulo 4, la necesidad de una renovación de cariz occiden-
talizadora y de una marcada iconoclasia contra la tradición china, apuntaron de
manera directa mismamente contra la lengua clásica y sus formas literarias.
Finalmente, para acabar de destacar algunos aspectos de la escritura que tie-
nen una relación directa con la configuración del wen, y siguiendo a Victor
© Editorial UOC 32 Narrativas chinas:...
Mair4, hay que añadir que cuestiones estéticas (como el hecho de que todo ca-
rácter chino deba encajar en un recuadro) o sintácticas (como que, en los textos
antiguos, no haya pausas ni puntuaciones, que se elidan partes de frases que
no son esenciales o que se ponga énfasis en paralelismos léxicos, gramaticales y
sintácticos) determinan un cierto estilo estético y de expresión. En este tipo de
“coloración” literaria es comprensible que predomine la emoción por encima
de la argumentación, la brevedad por encima de la elaboración, y las imágenes
concretas por encima de los conceptos más abstractos.
5. Posteriormente se incluyen obras como las Analectas (Lunyu), atribuidas a Confucio, o el Clásico
de la piedad filial (Xiaojing).
© Editorial UOC 34 Narrativas chinas:...
textos clásicos. Y eso nos remite a un nuevo rasgo característico del wen: la in-
tertextualidad. Las obras del wen, se trate de poemas, de tratados históricos o de
textos filosóficos, concentran un gran número de referencias intertextuales, que
juegan con el gran dinamismo de la sintaxis y la escritura china y se benefician
de ello. Interpretar un texto clásico exige leerlo en un contexto sociocultural y
literario muy amplio que puede iniciarse muchos siglos antes de la redacción
de aquel texto y que puede remitirse a decenas y decenas de obras. Expresiones
aparentemente inocentes se convierten a menudo en ejes de significación den-
tro de un juego de circularidad e intertextualidad que incluye textos clásicos,
comentarios, poemas y tratados que el lector debe compartir con el autor para
poder llegar a comprender el texto. El wen, pues, se autoreferencia y fortalece así
su carácter excluyente.
Las implicaciones del concepto de wen que hemos visto hasta ahora hacen
que la escritura y la literatura que este concepto impone (es decir, alejadas de
formas populares y de otros géneros narrativos que veremos en los capítulos
siguientes) sea un espacio minoritario y excluyente no sólo en el plan estricta-
mente textual y simbólico, sino también en la misma estructuración de la socie-
dad. La expresión “el hombre dotado de wen” a la que hacía referencia Confucio
nos marca ya de entrada dos claras líneas de exclusión: de género y de clase.
En cuanto a la cuestión de género, mientras que es el hombre quien se asocia
con el wen, la mujer, que no recibía ningún tipo de consideración social dentro
de una sociedad marcadamente patriarcal, no tiene ninguna clase de relación
con este concepto: no es que las mujeres estuviesen o no dotadas de wen, sino
que el concepto, sencillamente, no les era aplicable. Tal como dicen Idema y
Haft, “la mayoría de autores eran hombres que escribían para otros hombres
sobre cuestiones de interés de los hombres”. Aunque, como también comentan
6
Idema y Haft, no existiese una oposición explícita al hecho de que las mujeres
accediesen a la lengua y la literatura, sí que a los hombres les podía preocupar
que la lectura convirtiese a las mujeres en un colectivo socialmente insatisfecho
con el propio rol social. Este temor de que la escritura ejerciese de instrumento
transgresor refuerza, pues, las implicaciones de exclusión que hemos ido comen-
tando hasta ahora.
Ahora bien, aunque en un sentido filosófico o conceptual el desequilibrio
entre hombres y mujeres es un hecho tan patente como innegable, hay que ver
algunos matices necesarios. Más allá del reino simbólico, a lo largo de todo el
período imperial hay casos, por ejemplo, de numerosas mujeres que se dedica-
ron de alguna manera u otra a la escritura. Investigaciones recientes están des-
cubriendo una vastísima literatura femenina en las últimas épocas imperiales,
especialmente en regiones ricas como la correspondiente a la actual provincia de
Jiangsu o alrededor del delta del Yangzi, con autoras de origen acomodado y de
clase social alta -de manera que el componente de clase quizás aún se hace más
determinante que el de género.
Esta exclusión de las mujeres con respecto al wen no era simplemente simbó-
lica, sino que se insertaba en una dinámica literaria mucho más profunda: las
mujeres no tenían géneros literarios apropiados para expresar su situación y las
circunstancias en que debían vivir, ya que prácticamente la totalidad de los gé-
neros literarios del wen que hemos presentado más arriba eran ocupados y mono-
polizados por una literatura marcadamente masculina. Así, sólo podían recorrer
a subgéneros ya existentes como la literatura “de tocador”. Este subgénero se ca-
racteriza por la simulación del autor (hombre), que se hace pasar por una dama
delante del tocador que se lamenta de la ausencia y la infidelidad de su amante,
al que ella se mantiene devota y fiel. La figura de la mujer abandonada sirve al
autor (que, insistimos, solía ser un hombre) para representar con humildad la
figura del oficial abandonado por el emperador. Algunas mujeres aprovecharon
la existencia de este subgénero para escribir (desde la propia posición femenina
-es decir, sin “simulación”-) y vehicular así la expresión de sus sentimientos y su
situación social y familiar. Más allá de la literatura “de tocador”, otro arquetipo
narrativo que, desde otros géneros, problematizaba la cuestión de género es el
del personaje femenino que, bajo una disfraz de hombre, vive toda una serie
de aventuras fruto de esta situación transgresora -como la conocida leyenda de
Hua Mulan, posteriormente adaptada por la factoría Disney. Hay que tener en
cuenta, sin embargo, que pese a la existencia de estos subgéneros y arquetipos
y la posibilidad de las mujeres para inserir su voz, la jerarquía social en ningún
momento era cuestionada.
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Por lo que respecta a la cuestión de clase, no debemos olvidar que sólo los
hombres de una cierta clase social y posición económica podían acceder a los
estudios y al wen y, en consecuencia, a la posición simbólica que reportaban. De
manera que la polarización entre hombres y mujeres es ciertamente manifiesta,
pero también engañosa a la hora de relacionarla con la lengua y la literatura:
aunque sí que eran objeto de “consideración filosófica”, no todos los hombres
tenían acceso a la educación -que dependía de la posición económica y social.
A lo largo de la historia antigua, medieval y moderna, sólo los hombres que
podían quedar exentos, por ejemplo, de trabajar en el campo, podían estudiar
y preparar los exámenes de acceso a la función pública. Y, en caso de poder
eximirse de estas tareas, aún había que tener acceso a instituciones, maestros
o, simplemente, a los libros -la materialidad de la educación era especialmente
importante en una época en que no eran corrientes como hoy.
En el sistema sociocultural elitista conformado por el wen, el escritor (hom-
bre) es un burócrata: un mandarín, un letrado, un oficial. Esto tiene también
importantes implicaciones para la literatura, ya que esta relación entre el wen y
la carrera oficial supone que las palabras de los escritores debían ser relevantes
para el estado o el gobierno. En este sentido, los exámenes de acceso al mandari-
nato o a la función pública son, nuevamente, un elemento clave en la literatura
china: no solamente por el carácter canonizador (el hecho de que los aspirantes
debiesen dominar una serie determinada de textos, tal como hemos mencio-
nado antes en relación con los Clásicos y la lengua), sino por la capacidad de
regulación política y las dinámicas sociales que generaban: la creación de redes
políticas y sociales entre aquellos que habían logrado superar los exámenes o la
marginación social de aquellos que no los habían superado.
Aunque el origen oficial de los exámenes se sitúa en la dinastía Han (206
aC.), anteriormente los oficiales cultivados ya recibían respeto y admiración so-
cial. Los exámenes como institución duraron hasta el año 1905 y, por bien que
sufriendo modificaciones y evoluciones diversas, lograron mantener el hecho de
que cualquier aspiración de ascensión social estuviese basada en su superación:
desde el xiucai (“licenciado” o examen de primer nivel) al jinshi (“licenciado
metropolitano” o examen de nivel superior), pasando por otro tipo de grados al-
ternativos a escala local o provincial. Esta estructura tenía consecuencias no so-
© Editorial UOC 37 Capítulo I. Wen
lamente simbólicas por el prestigio que llegaban a lograr los candidatos exitosos,
sino mucho más tangibles: poder político y bienestar económico, por ejemplo.
7
7. Sobre la institución de los exámenes imperiales, vean Benjamin Elman (2001). A Cultural History
of Civil Examinations in Late Imperial China. Los Angeles: University of California Press.
8. Para una aproximación a la figura y significado de este personaje seminal de la tradición clásica
china, vean Jean Levi (2005). Confucio. Madrid: Trotta.
© Editorial UOC 38 Narrativas chinas:...
9. Esta obra está traducida al español por Alicia Relinque: Liu Xie (1995). El corazón de la literatura
y el cincelado de dragones. Granada: Comares.
© Editorial UOC 39 Capítulo I. Wen
Tal y como hemos visto, la quema de libros que ordenó el primer empera-
dor de la dinastía Qin es también un primer intento violento y significativo de
imponer un canon desde la posición de gobierno del estado. Más allá de esta
anécdota de gran importancia simbólica, el papel del estado tiene importantes
consecuencias literarias. Por ejemplo, se asegura que las interpretaciones de los
textos sean las “correctas” (en el sentido de las más apropiadas a sus intereses),
especialmente en caso de los fragmentos susceptibles a interpretaciones equívo-
cas. O bien, como hemos visto, refuerza la importancia de la historiografía, en
tanto en cuanto disciplina que debe legitimar el reinado del emperador -es decir,
hace una interpretación o relectura de los textos (historias) anteriores adecuada
a los intereses del momento. Además, no debemos olvidar que el estado queda
involucrado en aspectos materiales también importantes, como la publicación
y la distribución de obras a partir de la implantación de la imprenta. O, como
hemos visto, ya desde el siglo II aC., despliega toda una serie de instituciones
(escuelas, academias) que forman a los oficiales y su cultura. Posteriormente
estas instituciones evolucionan, como es el caso de la academia Hanlin, una
institución que llegó a adquirir un gran prestigio y que capitalizó los procesos
de canonización y la relación de la literatura con el gobierno imperial. No deja
de ser significativo, tal como nos hace observar Victor Mair, que el emblema de
la academia Hanlin -y, por lo tanto, de la interrelación entre literatura, wenren y
política- fuera nada más que un pincel.
Todo ello hace que el wen no sea solamente un acto de relectura y reinter-
pretación constante en él mismo -en el sentido que selecciona y aplica una
determinada visión sobre un conjunto delimitado de textos con una finalidad
concreta. También requiere una relectura y reinterpretación constante por parte
6. El wen, hoy
Hoy en día y desde nuestra posición occidental, debemos tener presente una
doble perspectiva. Por una parte, tal como hemos comentado a lo largo de este
capítulo, la importancia del wen históricamente ha determinado y canonizado
un tipo de literatura con unas características muy concretas. Ahora bien, por
otra, hay que ponderar este proceso y considerarlo en su justa complejidad. En
primer lugar, dentro de la misma concepción literaria marcada por el wen, hay
una multitud de formas poéticas que demuestran una enorme riqueza más allá
de la mirada principal -y necesariamente delimitadora en algunos aspectos- del
wen. Y, en segundo lugar, no todo aquello que se ha escrito a lo largo de la his-
toria se puede meter claramente dentro del wen: en los próximos capítulos nos
hemos centrado tanto en los ejemplos del no-wen como en la transición de wen
a wenxue y, tal como veremos, la pervivencia del wen se mantiene bien por con-
tinuidad en algunos aspectos bien por oposición a otros. Al fin y al cabo, tanto
el no-wen como el wenxue incluyen un “wen” que denota esta pervivencia a lo
largo de la historia y que se hace evidente en aspectos como la importancia de
los Clásicos en la formación de la mayoría de escritores, el finalismo literario y la
pedagogía o la tensión entre estética y política -aspectos todos ellos que tienen
vigencia hasta el siglo XX.
Tanto la influencia del finalismo literario confuciano que fijó el canon y la
crítica literaria como la tensión entre estética y política han tenido continuidad
en la literatura china hasta prácticamente nuestros días: los reformistas de fi-
nales de la dinastía Qing, los defensores del Movimiento por la Nueva Cultura
11. La reinterpretación en clave actual de la figura de Jing Ke que aparece en el Zhanguo ce y, pos-
teriomente, en el Shiji de Sima Qian por parte de los cineastas Chen Kaige en El emperador y el
asesino (1998) y Zhang Yimou en Héroe (2002), es quizás uno de los ejemplos contemporáneos
más evidentes de este juego hermenéutico constante a lo largo de la historia.
© Editorial UOC 41 Capítulo I. Wen
durante la década de 1920 o el mismo Mao Zedong en la tesis sobre arte y lite-
ratura de 1942 continúan asumiendo la concepción de la literatura que había
marcado el wen en siglos anteriores. El hecho de que algunas formas narrativas,
como las que veremos en capítulos siguientes, busquen, simplemente, entrete-
ner representa un gran contraste con el componente ético del wen, que hace que
la literatura sea concebida como una herramienta didáctica.
Capítulo II
12. La versión española del texto lo traduce como Breve historia de la novela china. Vean: Lu Xun
(2002). (tr.: Rosario Blanco Facal). Barcelona: Azul.
© Editorial UOC 45 Capítulo II. Primeras formas de no-literatura
“Zilu preguntó: ‘Si el señor de Wei os invitara a haceros cargo del gobierno, ¿qué
haríais en primero lugar?’
El Maestro contestó: ‘¡Ten por cierto que rectificaría13 los nombres!’.
Zilu replicó: ‘¿Que decís? ¡Maestro, eso es despropósito! ¿Para qué rectificarlos?’. El
Maestro dijo: ‘¡Qué bruto eres, You! ¡Cuando no se sabe algo, el hidalgo calla! Si los
nombres no son correctos, cuanto se dice es incoherencia. Si se dicen incoherencias,
cuanto se emprende fracasa. Si cuanto se emprende fracasa, los ritos y la música pier-
den vigor. Si los ritos y la música no están en vigor, penas y castigos son desacertados.
Si penas y castigos son desacertados, el pueblo no tiene a qué atenerse.”14
“Con respecto de los textos que parecían poco familiares y heterodoxos en términos
de las normas culturales aceptadas, era esencial que el bibliógrafo redujera su ‘otre-
13. El carácter chino que aquí se ha traducido como ‘rectificar’, zheng, tiene también el sentido de
‘decir correctamente’, ‘hacer algo correctamente’, así que se podria traducir igualmente como
‘pondría los nombres correctos’.
14. Lunyu, XIII.3. Confucio (1997). Lun Yu. Reflexiones y enseñanzas (tr.: Anne-Hélène Suárez).
Barcelona, Kairós, pág. 93.
15. Louis Althusser (1990). La revolución teórica de Marx. Madrid: Siglo XXI, pág. 191.
© Editorial UOC 46 Narrativas chinas:...
16. Sheldon Hsiao-peng Lu (1994). From Historicity to Fictionality. The Chinese Poetics of Narrative.
Stanford: Stanford University Press, pág. 15.
17. En realidad, sólo hemos encontrado en Lu la consideración de baiguan como una oficina
administrativa en sentido estricto (vean Lu, op. cit., pág. 15), en otras fuentes y en los diccionarios
sobre cargos públicos de Sun y Meng y Hucker, baiguan se interpreta en el sentido de “oficiales de
menor rango” (vean Sun Yongdu y Meng Zhaoxing (1997). Jianming gudai zhiguan cidian (Breve
diccionario de antiguos cargos y títulos). Pequín: Beijing tushuguan; y Charles O. Hucker (1985).
A Dictionary of Official Titles in Imperial China. Stanford: Stanford University Press). El sentido
original de bai es ‘plantas nocivas’, ‘malas hierbas’ o ‘pequeño, mezquino.’
18. Terry Eagleton (1993). Una introducción a la teoría literaria. Madrid: Fondo de Cultura Económica,
pág. 28.
19. Lunyu, VII.1.
© Editorial UOC 47 Capítulo II. Primeras formas de no-literatura
El término xiaoshuo aparece por primera vez en Zhuangzi (El mundo exte-
rior): “Quien se apoya en estas pequeñas teorías (xiaoshuo), cuanto más allá siga,
más se alejará de la Gran Comprensión”. En el capítulo “Corrección de los nom-
bres”, de Xunzi aparece la expresión “el extraño discurso de las escuelas meno-
res” (xiaojia zhenshuo), que se aproxima a la idea que aparece en Zhuangzi. En
ambos casos, la referencia tiene claras connotaciones negativas en el sentido de
ser consideradas palabras, discursos o teorías que se oponen al gran conocimien-
to. En el Lunyu se recogen dos afirmaciones que reflejan una visión similar a las
de Zhuangzi y Xunzi: “El Maestro dijo: ‘Escuchar algo por el camino y contarlo
en los callejones es abandonar la virtud.’”21 “Zixia dijo: ‘Aunque también hay
que tener en cuenta las vías menores (xiaodao), quienes caminan mucho por
20. El caráter chuan de chuanqi tiene actualmente dos pronunciaciones: chuan, que significa
‘transmisión’, y zhuan, caso en que su significado es ‘comentario’ y, por extensión, ‘biografía’.
Aunque obviamente la idea de “transmisión” es la utilizada para este género, no debemos olvidar
la polisemia del carácter. De hecho, la mayor parte de este tipo de composiciones de la dinastía
Tang son biografías.
21. Lunyu, XVII.14.
© Editorial UOC 48 Narrativas chinas:...
ellas corren el riesgo de acabar en el fango; por ello no las siguen los hombres
de virtud.’”22
Las palabras de Confucio son expresamente mencionadas por Ban Gu en
Han shu23, donde analiza los escritos filosóficos en diez escuelas, la última de las
cuales es la dedicada a xiaoshuo. Entre los textos que aparecen asociados a ella, se
enumeran quince grandes obras (con un total de 1380 rollos) y se advierte que,
de las escuelas mencionadas, “sólo nueve son dignas de ser tenidas en cuenta”,
y se rechazan claramente los escritos de la última. Ban Gu (32-92) critica estos
textos nacidos entre los funcionarios de menor rango (baiguan) porque son reco-
gidos por las calles y no participan de la vía del gobierno (wangdao). Y probable-
mente su inclusión, pese al desprecio que despiertan, se deba en cierta medida
a un intento de control. “A lo largo de la historia china, se han realizado gran-
dísimos esfuerzos por controlar el discurso ficticio por supresión (censura) o por
descrédito (denigrándolo o trivializándolo). En los catálogos y clasificaciones de
los historiadores, la ficción era relegada a los márgenes del discurso y degradada
a las filas más bajas de la escritura. La diferencia entre historia y ficción no era
sólo la dicotomía de un hecho o invención, realidad o probabilidad, o verdad
literal y verdad imaginada. La línea que los separaba era, en gran medida, la que
separaba los textos canónicos de los no canónicos, entre el discurso oficialmente
sancionado y el no oficial, entre la ortodoxia y la heterodoxia.”24
Lo más paradójico es comprobar cómo por una parte la heterodoxia de las
diferentes escuelas que supuestamente presentan planteamientos, como el le-
gismo o el taoísmo, completamente enfrentados con el confucianismo que, in-
dudablemente abraza Ban Gu, no parece molestarle, pero sí le incomodan estas
charlas menores de “callejas y rincones”. Porque, además, se enfrenta de lleno
con la práctica de la corte –mencionada en el mismo texto– de enviar por dife-
rentes territorios a los caminantes para que registren los poemas que se escucha-
ban en los caminos y comprender así el sentir de los de abajo.
“El mes en que empezaba la primavera, cuando los que viven agrupados estaban a
punto de dispersarse, los caminantes partían por los caminos con una campana de
madera para recopilar poemas. Después los ofrecían al Gran Ministro que ajustaba sus
notas y tonos para ofrecerlas al Hijo del Cielo y que éste las escuchase. Por eso dicen
que aunque el rey no mire por ventanas y puertas, conoce al mundo.”25
“Facecia significa ‘todos juntos’; palabras superficiales que se acomodan al gusto po-
pular, que todos juntos disfrutan y ríen. […] El origen del género no es elegante y se
encamina fácilmente hacia la corrupción […, llega] al desorden y la desvergüenza, al
desprecio y a la provocación. […] Enigma significa ‘esconder’. Con un lenguaje oscuro
se ocultan ideas; con comparaciones ingeniosas se señalan hechos. […] Así, las face-
cias y los enigmas son a la literatura lo que las ‘pequeñas charlas’ (xiaoshuo) son a las
‘nueve escuelas’. Los funcionarios inferiores (baiguan) las recopilaron para ampliar su
visión y comprensión. […] Ideas convenientes en momentos oportunos pueden servir
de aviso y advertencia. Pero las burlas hueras de bufones son un grave perjuicio para
la voz de la virtud.”26
Liu Xie equipara las xiaoshuo a facecias y enigmas por su superficialidad, vul-
garidad, desvergüenza, el atractivo que despiertan y el grave perjuicio que pue-
den ser para la virtud.
Liu Zhiji (661-721) en Generalidades sobre la historia (Shitong, 710) incorpora
entre los escritos pseudohistóricos, que califica de “narraciones misceláneas”
(zashu), una serie de obras de difícil clasificación que quedan fuera de las pro-
piamente históricas, que incluyen “charlas triviales” (suoyan) –pequeños relatos,
diálogos y colecciones de anécdotas–, y “registros misceláneos” (zaji) –registros
de acontecimientos extraordinarios o sobrenaturales. La consideración de los
escritos mencionados como pseudohistóricos les supone una cierta legitimidad
como reflejo de hechos acontecidos. Sin embargo, en la composición de la Nueva
Y aunque incluye estas secciones entre los escritos filosóficos, considera que
pueden servir en gran medida para completar la historia, aunque con ciertos
riesgos:
“En cuanto a los letrados de alta virtud, en el fondo de su corazón saben de lo absurdo
[de las xiaoshuo], pero se apresuran a contarlo con sus bocas. A la luz del día, repudian
su incorrección, pero en la oscuridad, las anotan y las usan. Es como el sonido licen-
cioso y la belleza en las mujeres; los hombres los detestan pero no pueden dejar de
sentirse atraídos por ellos. Y cuanta más gente se siente atraído por ellas, más gente
las cuenta. Y cuanta más gente las cuenta, más autores las escriben. ¿Por que debería
resultar extraño?” Notas recogidas en el retiro de Shaoshi (Shaoshi shanfang pizong).27
28. Citado en Lu Xun (1923, reed. 1996). Zhongguo xiaoshuo shilüe (Breve historia de la narrativa en
China). Shanghai: Shanghai guji chubanshe, pág. 4.
29. En demasiadas ocasiones, denominaciones genéricas enmascaran realidades muy diferentes. Hablar
de “budismo” como planteamiento religioso, filosófico e histórico monolítico es falsear los contenidos
de las distintas escuelas que se desarrollaron en su interior y que tenían visiones muy diferentes
e, incluso, enfrentadas de sus principios; sería un poco como hablar de la doctrina “cristiana”,
sin tener en cuenta las variaciones que pueden existir entre católicos, protestantes, mormones,
etc. Los principios budistas que aquí se presentan están, en cierta medida, “vulgaritzados,” por
la brevedad del espacio y porqué, en cierta manera, corresponden al acercamiento difundido que
muchas personas en China tenían de esta religión extrangera. Para un estudio sobre el budismo,
© Editorial UOC 52 Narrativas chinas:...
de una almohada (Zhen zhong ji) de Shen Jiji (741-805), en el que la vida de un
hombre dura lo que dura un sueño, el protagonista reconoce al final el sentido
ilusorio de alegrías y males, y cuando despierta de esta vida que ha soñado dice:
“Por fin conozco la vía del honor y la vergüenza, los avatares de la pobreza y la
abundancia, la razón del éxito o del fracaso, el sentido de la muerte y de la vida. Este
maestro me ha enseñado la necedad de mi ambición.”30
Y la misma idea está presente en los versos del poema que abre Los mandari-
nes de Wu Jingzi (1701-1754):
30. Yuan Lükun y Xue Hongji (eds.) (2000). Tang Song chuanqi zongji (Antologia de chuanqi de Tang y
Song). Anyang: Henan renmin chubanshe, pág. 167.
31. Wu Jingzi (2007). Los mandarines. Historia del bosque de los letrados (tr. Laureano Ramírez).
Barcelona, Seix Barral, pág. 19.
© Editorial UOC 54 Narrativas chinas:...
habitaciones interiores del emperador, donde los bonzos sí que podían cuchi-
chear al monarca las palabras y las ideas más convenientes.
El sentimiento de amenaza se deja sentir en los escritos de una serie de au-
tores que, con la excusa de la quiebra de la dinastía Tang, provocada por el le-
vantamiento de An Lushan el 756, contraatacan de una forma feroz. Uno de los
representantes y más ferviente enemigo de esta religión “extranjera” fue Han Yu
(768-824), que acabará sufriendo el destierro como consecuencia de su atrevido
ataque. Sus planteamientos, sin embargo, acabarán triunfando y el año 845 se
produce una reacción antibudista, vinculada fundamentalmente a problemas
económicos (ni los monasterios ni las tierras asociadas a ellos rendían tributos,
las donaciones de hombres poderosos para ganarse la retribución debida por su
generosidad incrementaban un presupuesto incontrolado por la corte). Se cie-
rran monasterios, se requisan todas sus riquezas y se seculariza a los monjes. Este
momento marca la persecución más furibunda contra el budismo de la historia
de China y supone una herida de la cual ya no volverá a recuperarse.
“En el mar septentrional hay un pez cuyo nombre es Kun. Es enorme, pues mide no
se sabe cuántos miles de li. Múdase en pájaro, y entonces su nombre es Peng. Tam-
bién las espaldas de éste miden no se sabe cuántos miles de li. Elévase por los aires
sacudiendo con fuerza sus alas, parejas a esos grandes nubarrones que ocultan el cielo.
© Editorial UOC 57 Capítulo II. Primeras formas de no-literatura
Este pájaro, cuando el mar se agita y arrecia el viento, vuela hasta el mar meridional.
El mar meridional es un gran lago obra del Cielo.”
“Las piedras no pueden hablar, quizá [aquella] ha sido poseída por alguien, o puede
que quien la haya oído este equivocado. Pero este humilde servidor ha oído contar
que si no se emprenden los asuntos en el tiempo adecuado, el dolor y el resentimiento
hacen mella en el pueblo, y entonces objetos que no hablan pueden hacerlo.”33
32. Zhuangzi (1996). Zhuangzi. Maestro Chuang Tsé (tr.: Iñaki Preciado). Barcelona: Kairós, pág. 35;
traducción levemente modificada. Qi Xie podría traducirse literalmente como “Es facecia de Qi,
un acontenimiento extraordinario” (Qi xie zhe, zhiguai zhe ye). Algunos comentaristas apuntan
que “Qixie” podría ser el nombre propio de un texto o de un autor de quien no se tienen más
noticias.
33. Yang Bojun (ed.) (1981). Chunqiu Zuozhuan zhu, Zhonghua shuju. Pequín, Duque Zhao, año 8,
pág. 1300.
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Sin embargo, y pese a lo que hemos dicho, la negativa del Maestro a hablar de
espíritus y acontecimientos extraordinarios, como vimos, influye hondamente
en la consideración de los textos que los recogían. En el fondo, estos fenómenos
anormales no dejaban de representar el desorden o el caos en momentos deter-
minados, es por eso por lo que el silencio a la hora de registrarlos no dejaba de
suponer una apuesta por la legitimación del poder establecido.
Durante la dinastía Han, momento en que se configura un tipo de confu-
cionismo influido por las tendencias del yin y el yang, y los cinco elementos,
aparecen algunos emperadores que han pasado a la historia como grandes en-
tusiastas de las adivinaciones y los prodigios. A parte de la leyenda sobre el afán
de supervivencia del primer Augusto Emperador de Qin, de quien algunos han
especulado que murió víctima de las pociones ingeridas para alcanzar la vida
eterna (entre cuyos ingredientes había cinabrio, altamente venenoso), es sobre
todo el emperador Wu el que tiene fama de estar más interesado en lo extraor-
dinario, y en su tiempo los adivinos, alquimistas e intérpretes del futuro se mul-
tiplicaron por todo el Imperio, y sus encuentros con la Xiwangmu36 aparecen
recogidas en casi todos los registros históricos del momento. La crisis provocada
por el alzamiento de Wang Mang (33 aC. - 23 dC.) desencadenó la búsqueda de
legitimación desde la corte, que estimuló aún más la interpretación de todos los
signos, que incluían tanto los textos como cualquier fenómeno de la naturaleza
–recordad el origen del carácter wen como “guarnimiento” o “manifestación” de
la orden del daoper para justificar el “mandato del cielo” (tianming). Después de
la caída de Han, el año 220 dC., la crisis del confucionismo marca el abandono
del estudio de los clásicos confucianos (jingxue), predominantes durante la di-
nastía Han, y las teorías metafísicas se difunden aún con más energía. La Escuela
de los Misterios, también llamada “metafísica” o “mística”, y sus enseñanzas
(xuanxue), hace fortuna entre muchos de los letrados de rango inferior y entre
los que se habían retirado voluntaria o involuntariamente: ofrece una nueva lec-
tura de las obras más importantes del taoísmo, el Daodejing y el Zhuangzi, unidas
a las nuevas interpretaciones sobre el Clásico de los cambios (Zhouyi). La intro-
ducción del budismo proporciona un nuevo espectro sobre universos posibles
además de incorporar al acerbo literario sus planteamientos sobre la irrealidad
del mundo y la existencia de otros mundos, incluido el infierno.
mencionar Relación de las cosas del mundo (Bowu zhi) de Zhang Hua (232-300),
Registro de la búsqueda de los espíritus (Soushen ji) de Gan Bao (280-350?) y Tratado
sobre los fantasmas dolientes37 (Yuanhun zhi) de Yan Zhitui (531-591).
En Relación de las cosas del mundo de Zhang Hua, su autor intenta reunir todo
el saber de su época. Zhang Hua (232-300), de nombre de cortesía Maoxian,
nació en la Comandancia de Fanyang (el actual Gu’an de Hebei), en la frontera
norte del Imperio; su vida transcurrió entre el período de los Tres Reinos y la
breve dinastía Jin (265-316). Su suerte es prototípica de los letrados de la época:
de su indigencia inicial (por la pérdida de poder de su familia), alcanza el rango
de ministro de Obras, para acabar suicidándose a instancias del emperador, jun-
to a sus dos hijos y otros cien funcionarios. Entre el confucianismo que apoya y
la admiración hacia los principios taoístas, su vida real se confunde con el mito
que en torno a él se construyó. Amante del estudio desde pequeño, los registros
históricos recogen una imagen mitificada. La Historia de la dinastía Jin, donde se
recoge su biografía, registra la siguiente anécdota:
“Un día, Lu Ji invitó a Hua a comer pescado. En esa ocasión habían concurrido otros
invitados. Al ver el plato, Hua dijo: ‘Es carne de dragón’. Los demás no lo creyeron.
Hua dijo: ‘Hagamos un experimento. Que sumerjan un trozo en vino amargo’. Así se
hizo y, al instante, surgió un resplandor de cinco coloreas. Ji le preguntó al cocinero,
que respondió: ‘En el patio, bajo un montón de paja, encontré lo que parecía un
pescado. Su aspecto era excelente y decidí cocinarlo. Salió delicioso y por eso lo he
servido’.”39
Además, Zhang Hua tenía como confidente una cacatúa, anunciaba calami-
dades, reconocía a las serpientes metamorfoseadas en gallos, etc.
37. El carácter yuan del título puede entenderse también como “buscar venganza”, en cuyo caso la
traducción sería Tratado sobre los fantasmas vengadores.
38. La traducción del título aquí utilizada es la de la versión española de G. García-Noblejas.
Literalmente, Bowuzhi significaría algo así como ‘tratado sobre las cosas más diversas’: bo
significa ‘vasto, amplio, múltiple’; wu, ‘cosas, seres’, el conjunto de elementos que conforman el
mundo; el último carácter, zhi, se refiere sencillamente a la forma de recoger los datos, muchas
veces se traduce como ‘tratado’.
39. Jinshu (1982). Zhonghua shuju, rollo 36, pág. 512.
© Editorial UOC 61 Capítulo II. Primeras formas de no-literatura
“Es en la parte de Jianglin por donde viven los hombres chu. Los hombres chu son un
tipo de hombres que saben transformarse en tigres (aunque tal vez sea, como dicen
otros, tigres transformados en hombres), que prefieren las ropas bastas de color lila y
que carecen de talón.”40
“Quien haya comido carne de oso pardo no debe meterse en el agua: se lo tragarán
los dragones.”41
40. Zhang Hua (2001). Relación de las cosas del mundo (tr.: Gabriel García-Noblejas). Madrid: Trotta,
pág. 73.
41. Id., pág. 104.
© Editorial UOC 62 Narrativas chinas:...
variación–, prueba la confusión entre la vida y los textos –hay que recordar que
la mayor parte de estos textos fueron recopilados seis siglos después.
Gan Bao dice en su prólogo que “el mundo de los espíritus no es invención”
y que lo que pretende con su obra es registrar acontecimientos, extraordinarios
pero reales. El Registro recopila 464 anécdotas en treinta rollos, muchas de las
cuales son tomadas de fuentes diferentes o son reelaboraciones de mitos anti-
guos. Casi la mitad de los relatos explican la historia de espíritus locales más
recientes, entremezcladas con premoniciones, transformaciones de seres huma-
nos en animales o recorridos entre la vida y la muerte.
“Yendo el inspector Yan Zun en visita de inspección por diversas partes de la prefectura
de Changzhou, de la que era oficial, escuchó un día el plañido de una mujer en la cu-
neta del camino, un plañido que no le pareció doliente. Le preguntó por quién plañía.
Por mí esposo, que murió en un incendio– respondió ella.
Yan Zun fue a ver el cadáver. Lo sacaron del féretro. Habló con el. Luego dijo a su lugar
teniente:
– El muerto me ha dicho que no murió quemado. (…)”42
42. Gan Bao (2000). Cuentos extraordinarios de la China medieval. Antología del Soushenji (tr.: Gabriel
García-Noblejas). Madrid: Lengua de trapo, pág. 103.
© Editorial UOC 63 Capítulo II. Primeras formas de no-literatura
De familia aristocrática, la vida de Yan Zhitui sufre también los avatares del
período de inestabilidad que vivió hasta que, cerca del final de su vida, la di-
nastía Sui logra reunificar el Imperio. Su participación en diferentes cargos en
la corte de Liang, a la que permanece fiel incluso después de la reunificación, le
lleva a participar también en la composición de una historia dinástica.
El Tratado es uno de los últimos ejemplos de zhiguai del período y general-
mente es considerado un ejemplo de la evolución entre este género y la narrati-
va posterior, en que la influencia del budismo aparece con más claridad que en
otras compilaciones. Como los anteriores, el Tratado registra acontecimientos
sobrenaturales; sin embargo, lo que lo diferencia de los anteriores es que no está
compuesto con afán enciclopédico, y únicamente recoge historias de muertes o
ejecuciones injustas en las que los espíritus de los muertos vuelven hasta lograr
hacer justicia.
Parece que la mayor parte de las historias recogidas por Yan fueron compues-
tas por él mismo, y es posible observar ya una elaboración mucho más cuidada
de la narración. El lenguaje conciso se mantiene, pero con más intensidad dra-
mática que en los textos anteriores; la crudeza de las historias, en que aparecen
esclavos maltratados, mercaderes sacrificados, funcionarios acusados falsamen-
te, e incluso la denuncia de uno que, excediéndose en sus funciones, hacía cor-
tar las manos de los ladrones, y a quien la justicia “divina” le devuelve un hijo
43. A partir de la traducción inglesa de Albert E. Dien [cit. en “The Yüan-hun Chih (Accounts
of Ghosts with Grievances): A Sixth-Century Collection of Stories”, en Tse-tsung Chow (ed.)
(2001). Wenlin. Studies in the Chinese Humanities, vol. 1, págs. 211-228] pág. 223.
© Editorial UOC 64 Narrativas chinas:...
nacido sin manos, anuncia ya el tema de los casos judiciales que se pondrán de
moda siglos más tarde.
Algunos autores consideran el Tratado un libro de propaganda sobre las nue-
vas concepciones budistas en torno al concepto de la retribución. Si bien la an-
tología demuestra la penetración de este principio, la misma tradición literaria
china había ofrecido ya ejemplos de reivindicación de los espíritus de los muer-
tos, y de hecho el tratado adapta algunas historias recogidas en textos confucia-
nos (v.gr.: Mozi, cap. 8, o Zuozhuan, Duque Xuan, año 15). En realidad, lo que
demuestra la antología es la confluencia de diversas tradiciones en una madurez
que anunciará el nacimiento definitivo de la ficción.
Para acabar, es importante advertir que, aunque hoy se ha generalizado la
visión de que los zhiguai se encuentran en el origen de la narrativa de ficción, la
consideración que de estos textos se tuvo durante mucho tiempo, y sobre todo
en período de desarrollo, era la de ser sencillamente registros reales de aconteci-
mientos extraordinarios, en que la fantasía y la imaginación no tenían cabida.
En su Diario del itinerario por [el imperio] de Tang en busca de los sutras (Ru Tang
qiu fa xunli xingji, rollo 3), el monje japonés Ennin (794-864) habla de como
encontró al predicador más famoso budista (maestro dharma o sujiang fashi),
Wen Xu (s. IX), que concentraba multitudes cada vez que recitaba historias. Y
explican las crónicas que su voz era tan melodiosa al recitar, que quien le oía
creía que cantaba, y que hombres toscos y mujeres licenciosas quedaban emo-
cionados al escuchar sus relatos; que tanta gente iba a verle que abarrotaban los
albergues de los monasterios. Y las mismas crónicas explican que en muchas
ocasiones fue azotado por las autoridades locales y fue expulsado de los límites
de la ciudad.44
44. Yuanren (Ennin) (1986). Ru Tang qiu fa xunli xingji (Diario del itinerario a la China de Tang en busca
de los sutras). Shanghai: Shanghai guji, pág. 147.
© Editorial UOC 65 Capítulo II. Primeras formas de no-literatura
Las grutas de Mogao (en la actual provincia de Gansu), las de las Alturas Des-
iguales, fueron un lugar sagrado y uno de los centros de peregrinación y culto
budista más importante entre los siglos IV y XV. En 1900, Wang Yuanlu, taoísta
refugiado en estas grutas, hizo un magnífico descubrimiento: una cueva con casi
40.000 documentos que había sido sellada sobre el año 1000. Los exploradores
europeos, el británico Aurel Stein, en primer lugar, y el francés Paul Pelliot, des-
pués, compraron gran cantidad de aquellos documentos que hoy se encuentran
dispersos por museos de todo el mundo, pero fundamentalmente en Londres y
París. Entre ellos, aparecieron todo tipo de textos (documentos religiosos, mer-
cantiles, registros, ensayos, oraciones, textos confucianos, taoístas, nestorianos,
maniqueos, entre otros), escritos fundamentalmente en chino, pero también en
tibetano, sogdiano, sánscrito, etc.
El descubrimiento de esta particular biblioteca es de una importancia crucial,
sobre todo porque este material ha permanecido impermeable a la transforma-
ción y las reediciones tan comunes en China, y ha permitido descubrir la ver-
dadera forma de muchos textos que, posteriormente a su composición, habían
sido manipulados, y también ha permitido conocer muchos más de los cuales
no se tenía noticia.
Hay que recordar la función que los monasterios ejercieron desde su im-
plantación. En primer lugar, eran grandes centros de traducción; se formaban
equipos de trabajo de especialistas no solamente en sánscrito y en los textos
canónicos budistas, sino también en los de la ortodoxia confuciana; la acumu-
lación de textos acabó convirtiendo muchos de estos monasterios en verdaderas
bibliotecas. En segundo lugar, eran centros de devoción; y una de las prácticas
devotas esenciales era la reproducción de los textos canónicos o semicanóni-
cos, lo cual permitió reproducir y transmitir muchos otros. Finalmente, y como
consecuencia de su función de proselitismo, se dedicaron a promover el cono-
cimiento de la doctrina budista dándola a conocer de todas las formas posibles.
Esto obligó a hacer una “adaptación” de los textos para atraer el mayor número
de fieles posible: así, en algunos de los escritos la lengua está completamente
vulgarizada –incorpora expresiones y fórmulas coloquiales, o introduce diálo-
gos o el discurso directo–; en otros se alternan fragmentos en lengua coloquial
y recitación de sutras en lengua más depurada, y, finalmente, se hacen lecturas
directas de sutras. La predicación se hacía con ocasión de las fiestas religiosas,
en grandes concentraciones de población (asociadas a mercados, ferias, etc.), o
© Editorial UOC 66 Narrativas chinas:...
45. Sobre la literatura de Dunhuang, vean Helwig Schmidt-Glintzer y Victor Mair, “Buddhist
literature,” en Mair, op. cit., págs. 160-171, y especialmente, Victor H. Mair (1997). Tun-huang
popular narratives. Cambridge: Cambridge University Press.
© Editorial UOC 67 Capítulo II. Primeras formas de no-literatura
47. Los arhat (literalmente, ‘digno’, es decir, ‘digno de ser respetado’) son aquellos que han
completado su formación espiritual y que han alcanzado el nirvana.
© Editorial UOC 69 Capítulo II. Primeras formas de no-literatura
Texto de transformación sobre cómo Mulian rescató a su madre del infierno (Damu
qianlian mingjian qiu mu bianwen)48
Sin duda, el texto más conocido, reproducido un mayor número de ve-
ces entre los de Dunhuang, es la historia de Mulian (nombre en sánscrito,
Maudgalyayana).
El texto se inicia con una invitación abierta en la audiencia a una concentra-
ción de seres humanos y de deidades que asisten para repartir sus bendiciones:
“Ahora, el día quince del séptimo mes, los cielos abren sus puertas y la entrada de los
infiernos se cierra. Los tres fangos se disipan y crecen las diez virtudes. Porque es el
día en que la congregación termina su retiro, las deidades que confieren bendiciones
y las ocho clases de seres sobrenaturales vienen a distribuirlas. Quienes les hagan sus
ofrendas en este mundo recibirán más, y quienes hayan muerto, renacerán en un lu-
gar mejor. Un festín del purgatorio está ante las Tres Dignidades que, con su graciosa
asistencia a esta fiesta de bienvenida, intentan salvar a quienes sufren en el limbo.
[…]”
Y pronto empieza el relato, que describe con gran economía de lenguaje los
personajes que intervendrán a través de sus acciones:
“Hace mucho tiempo, cuando Buda estaba en este mundo, tuvo un discípulo llama-
do Mulian. […]. Reverenciaba los Tres Tesoros, y creía en la salvación. Una vez que
debía partir por negocios, organizó su riqueza y ordenó a su madre que preparara
festines vegetarianos para la Trinidad búdica y los mendigos que pudieran llegar.
Pero cuando hubo partido, su madre guardó para sí todas las riquezas que le habían
sido encomendadas. Antes de que pasaran muchos meses, el hijo, con los negocios
listos, regresó. ‘Como me ordenaste, dijo la madre a su hijo, he preparado festines
vegetarianos que nos traerán bendiciones.’ Así, decepcionó al pueblo y a los santos,
48. Todas las citas proceden de la traducción de Mair (1997), op. cit., págs. 87-121.
© Editorial UOC 70 Narrativas chinas:...
de modo que, cuando su vida llegó a su fin, se hundió en el infierno de Avici,49 donde
soportaba terribles sufrimientos. […]”
El hijo, que después del duelo se hace monje y alcanza la santidad, es in-
formado por el Honrado por el Mundo que su madre está soportando grandes
sufrimientos en el infierno. El dolor del hijo por su madre le lleva a rogar por su
salvación, para cambiar su propia suerte por la de su madre. Emprende un viaje
primero por el mundo y después por los infiernos en su búsqueda. Los infiernos,
cada uno con cargo a un guardián, son descritos con la mayor de las precisiones.
En el Infierno de la Montaña del Cuchillo, se describen los horrores que planean
sobre los que han sido condenados:
Capítulo III
50. Existe un género dramático que lleva exactamente el mismo nombre, chuanqi. Todos los autores
están de acuerdo con la diferencia que hay entre ambos y en el hecho que la identidad del
nombre es pura coincidencia.
51. Citado en Lu, op. cit., pág. 45.
© Editorial UOC 75 Capítulo III. El nacimiento de los géneros de ficción
Entre las características más destacadas del género se encuentran las siguien-
tes:
Con respecto a su temática, la crítica suele señalar cuatro grandes líneas ar-
gumentales. En primer lugar, historias sobre personajes históricos, reanudando
los mecanismos propios de las historias oficiales, pero destacando algún acon-
tecimiento determinado en su biografía. En este apartado se pueden incluir los
relatos, ya sea en tono laudatorio o sarcástico, sobre personajes contemporáneos
de sus autores, que pueden ser poetas y letrados de renombre o famosas concu-
binas (v. gr.: Biografía del mono blanco).
El tema religioso aparece entremezclando principios morales budistas con
elementos sobrenaturales de transformaciones. En un conjunto en el que per-
sonajes de los panteones budista y taoísta se confunden, muchas de las chuanqi
retoman historias aparecidas en textos budistas o zhiguai previos (v.gr.: Registro
del interior de una almohada).
El tercer tema son las historias de “caballeros andantes”, el antecedente de
un tipo de novela posterior, cuyos protagonistas pueden ser funcionarios que
han perdido sus cargos, extranjeros que ayudan a enamorados en dificultades
o soldados en busca de reinos para conquistar, a veces convertidos en prófugos
© Editorial UOC 77 Capítulo III. El nacimiento de los géneros de ficción
52. Citado en Guan Yongli (1989). Tang Song badajia jianshang cidian (Diccionario antológico de los
ocho grandes maestros de Tang y Song). Pequín: Beiyue, pág. 150.
© Editorial UOC 80 Narrativas chinas:...
dolor del emperador al permitir que ella sea ejecutada. En la segunda parte, de
marcado tinte taoísta, Yang se ha convertido en inmortal y sufre por la separa-
ción de su amado.
En tono moralizante, Biografía de la dama Ren (Ren shi zhuan), también de
Shen Jiji, describe la fidelidad de una muchacha de Chang’an, dama Ren, hacia
su amado, Zheng, a quien logra hacer rico gracias a sus poderes sobrenaturales.
La fidelidad de ella se demuestra en su rechazo al poderoso primo de Zheng, Wei
Yin, de quien acaba siendo fiel amiga y a quien consigue todas las mujeres que
desea. Un día Zheng descubre que Ren, en realidad, es el espíritu de una zorra
encarnada en la dulce doncella. A pesar de todo, Zheng le continúa profesando
su amor. En un último sacrificio, ella le acompaña a un viaje del cual sabe que
no podrá volver. Shen Jiji juega con los caracteres que componen el nombre de
ella (homófono de “persona” y de “virtud”), para mostrar que incluso un animal
puede demostrar más humanidad que todas las personas que le rodean.
Biografía de Yingying (Yingying zhuan), de Yuan Zhen (779-831), narra el amor
entre un aspirante a letrado, Zhang, y la bonita Yingying, hija de la viuda Cui,
en el Templo de la Salvación Universal. Gracias a la ayuda del muchacho, las
mujeres se libran de la amenaza de unos rebeldes, los jóvenes se conocen e
inmediatamente nace la pasión. Ayudados por la criada de ella, Hongniang (la
doncella de rojo), se suceden los encuentros secretos durante un mes. Después,
él parte a la capital para participar en los exámenes imperiales, aunque le jura
amor eterno. En la capital, Zhang reconsidera sus afectos y decide casarse con
otra, ante la sorpresa de sus amigos. Cuando, tiempo después, se vuelven a cru-
zar los caminos de Zhang e Yingying, estando ambos casados, ella se niega a
verle sintiéndose marchita –“es de vos que me avergüenzo, vuestro abandono
me dejó así–”.53 La delicadeza del estilo y la belleza de los numerosos poemas
que acompañan la historia de amor, convirtió este relato en uno de los más po-
pulares, y dio ocasión a una balada llamada Historia del ala oeste, compuesta por
Dong Jieyuan (?-1208), que después fue readaptada para zaju por Wang Shifu
(1250-1300).
Quizás la más conmovedora y dura de todas las historias, la más realista en
términos de descripción de la ciudad y la que más intensidad de sentimientos
muestra, es Biografía de Li Wa (Li Wa zhuan), de Bai Xingjian (775-826), her-
mano de Bai Juyi. Se relata el loco amor de un joven aspirante a funcionario
53. Flora Botton (1970). “Yuan Zhen: la historia de Ying-ying” (tr.: Flora Botton Beja). Estudios
Orientales, vol. 1, pág. 74.
© Editorial UOC 81 Capítulo III. El nacimiento de los géneros de ficción
–cuyo nombre no aparece en todo el relato– que llega a la capital para pasar
los exámenes. Allí se encuentra con la joven cortesana Li Wa, de quien queda
perdidamente enamorado. Viven su historia de amor hasta que se agota todo el
dinero de él, y entonces ella lo abandona. Desde la miseria y el dolor, el joven se
va recuperando gracias a sus dotes como plañidero en los duelos; en un momen-
to determinado se encuentra con su padre que, furioso por la vida de su hijo,
deja que lo azoten hasta la muerte. Abandonado, el joven está a punto de morir
cuando lo encuentra Li Wa. Esta vez, ella toma la determinación de cuidarlo.
Lo sana, le ayuda a preparar los exámenes e incluso le propone alejarse de él
para que busque una mujer que le convenga. Sin embargo, el padre, finalmente
conmovido, consiente que Li Wa se convierta en su nuera. Ambos amantes lo-
gran llevar una vida feliz agraciada con cuatro hijos varones que alcanzan altos
cargos en la Administración.
El tono realista de las chuanqi, elaborado por sus autores que sitúan temporal
y espacialmente las historias y que se ponen muchas veces ellos mismos como
testigos o personajes de estas historias, no oculta, sin embargo, la plena concien-
cia por su parte de construir nuevos relatos para conquistar lectores. La depura-
da técnica de composición hace aflorar la verdadera innovación que se produce
con estos nuevos textos. Pese al tono biográfico, la esencia de los personajes es
siempre confusa, su papel en la sociedad se desnaturaliza, se mezclan el plano
natural y el sobrenatural, son precipitados al límite de su existencia, y siempre
parecen estar desubicados. A lo largo de la trama, los protagonistas alteran su
identidad: de aspirantes a funcionarios, a insectos o gobernadores; de prostitu-
tas a perfectas esposas; de animales a letrados o de letrados a espíritus; de dul-
ces doncellas a animales despreciables, etc. Son seres con múltiples identidades
obligados a transitar por diferentes niveles de existencia, desafiando siempre la
presunta naturalidad de una única posición en la vida. Aparecen voces entre-
mezcladas, con sistemas de valores que intentan fundirse en armonía, pero que
entran en conflicto, como cuando se intenta medir un círculo con la escuadra.
Sistemas religiosos como el budismo y el taoísmo se enfrentan a una ideologia
confuciana que deja ver también sus propias contradicciones. La yuxtaposición
en los textos de ideologías en conflicto genera su desenmascaramiento y la po-
sibilidad de distanciarse de los presupuestos que las generan. Desvelan, al fin
y al cabo, un modelo de sociedad que empieza a entrar en crisis y en el que se
vislumbra el reajuste de las relaciones sociales en pos de la modernidad.
© Editorial UOC 82 Narrativas chinas:...
54. Otras denominaciones de este tipo de escritos son “conversaciones de pincel” (bitan), “sucesos
oídos en el pasado” (jiuwen), “registros misceláneos” (zalu), “nuevas charlas” (xinyu), “notas
misceláneas” (zazhi).
© Editorial UOC 84 Narrativas chinas:...
“Cuando hables de la bajeza y la felonía de los traidores al país, que la buena gente se
sienta henchida de cólera, y que tus historias sobre injusticias y afrentas sufridas por
leales servidores hagan llorar a los corazones de piedra. Cuenta historias de fantasmas
de modo que paralices y hagas temblar a los monjes taoístas. Habla de las intrigas
femeninas hasta que hagas palidecer y enrojecer de incomodo a las damas. Que la
evocación del encuentro de dos ejércitos inflame el pecho de los valientes. Cuando
hables de la promoción del ministro Liu, despierta en los jóvenes de talento el ansia
de sumergirse en los libros; y cuando lo hagas del ascenso del nuevo astro sobre un
bosque en escarcha, conmueve a los letrados jubilados para que comiencen a estudiar
el Dao. Cuando cuentes historias de golpes de fortuna, que los pobres desconfien y
cuando hables de deslealtades, cubre de vergüenza a la mala gente. No te entretengas
en explicaciones, no seas prolijo: el desarrollo debe ser metódico y ordenado. En los
pasajes sin gran interés las citas deben ser contadas, pero despliega el relato en los
puntos más excitantes. Debes articular con limpieza poemas y narración. Que la per-
fecta elocución suscite loas entre los grandes letrados y los buenos oradores; que el
encadenamiento de los acontecimientos sea tan ajustado que provoque la admiración
de la ‘gente de talento’ (los letrados) colmada de satisfacción.”55
55. André Lévy (1972). L’Antre aux Fantômes des Collines de l’Ouest. Sept contes chinois anciens (XIIe-
XIVe siècle). París: Gallimard, pág. 17.
© Editorial UOC 86 Narrativas chinas:...
Géneros
Zhugongdiao
En este período encontramos un género a medio camino entre lo que sería la
narración y la representación: el zhugongdiao (‘todos los tonos y aires’), especí-
ficamente creado para su representación en público. A pesar de aparecer citado
en diferentes fuentes, sólo se han conservado dos textos –uno completo y otro
fragmentado– que se autocalifican con este término. Parece que el zhugongdiao
surge a finales del siglo XII como un espectáculo musical, narrado y cantado, en
el que se alternaban diferentes formas musicales. Su creación se atribuye a un tal
Kong Sanzhuan, del cual no se tienen noticias ciertas, más allá del hecho de que
él mismo interpretaba los textos. A diferencia del teatro, en este tipo de repre-
sentación se utilizaba el estilo indirecto, y los intérpretes se acompañaban de un
tambor y de una especie de castañuelas a las que podía unirse algún instrumento
de viento o de cuerda.
El único texto completo que se conserva es Historia del ala oeste en todos los
tonos y aires de Dong Jieyuan (Dong Jieyuan Xi xiang ji zhugongdiao), una adap-
© Editorial UOC 87 Capítulo III. El nacimiento de los géneros de ficción
tación del chuanqi de Yuan Zhen, Biografía de Yingying (vid. supra). A partir de
la trama original, Dong Jieyuan (?-1208), en una mezcla de lenguaje clásico y
vulgar, amplía la historia, la transforma y modifica el final. Es en esta versión
en la que se basa, años más tarde, Wang Shifu para elaborar su zaju Historia del
ala oeste y en eso radica la importancia fundamental de este texto: nos permite
observar el paso de una composición creada en lengua clásica para ser leída en
una obra de teatro ya completamente madura.
Pinghua56
En cuanto a los pinghua (‘historia simple’, ‘historia llana’), son un conjunto
de textos que aparecen entre los siglos XIII y XIV que algunos consideran los
directos sucesores de los textos de transformación (bianwen) de Tang y el an-
tecedente, si no la base directa, de las novelas de larga extensión posteriores.
Los pinghua tratan temas históricos, populares ya a través de relatos y obras de
teatro, narrados en prosa –sólo ocasionalmente se introducen poemas– y lengua
vulgar. En este tipo de composiciones se observan algunos mecanismos propios
de los textos recitados: el narrador, con mucha frecuencia, se dirige directamen-
te al público, como si lo tuviese delante, y se prodigan las expresiones vean o
escuchen. Además, en uno de los textos dividido en capítulos, el término dado
a cada uno de ellos es “sesión” o “vez” (hui). En las ediciones originales de los
pinghua suelen aparecer ilustraciones que cubren una tercera parte de la página,
lo cual indudablemente los asocia con los textos de transformación budistas.
Entre los pinghua más importantes se encuentran Anécdotas de la era Xuanhe
(Xuanhe yishi), sobre la caída de la dinastia Song; Breve historia de la toma de Liao
por Xue Rengui (Xue Rengui zheng Liao shilüe), sobre las campañas militares de Xue
Rengui contra el reino de Gaoli (la actual Corea) y Leyenda sobre la expedición del
rey Wu contra Zhou (Zhou Wu wang fa Zhou pinghua), en que se relata la victoria
del futuro rey Wu ante el último rey, el tiránico Zhou, de la dinastía Shang. El
más antiguo de los pinghua es un texto un poco diferente: Historia con poemas
sobre el viaje de Tripitaka del Gran Imperio de Tang en busca de los sutras (Da Tang
Sanzang qu jing shihua). Esta obra, conservada incompleta en 17 capítulos sobre
56. Pinghua puede escribirse de dos formas distintas, o . En un primer momento, ambos
términos hacían alusión a cosas diferentes, el primero significaba ‘relato sin adorno’, ‘relato
sencillo’; el segundo, ‘relato en prosa’, como una variedad específica en los textos de los
cuentistas profesionales. Con el tiempo, el primero se identifica ya con el segundo y desde el
siglo XVI aparecen utilizados indistintamente (vean Wilt L. Idema [1974]. Chinese Vernacular
Fiction. The Formative Period. Leiden: Brill, pág. 83).
© Editorial UOC 88 Narrativas chinas:...
Huaben
El término huaben ha sido el más usado para referirse a los relatos breves des-
de Song hasta Qing. Salvando las distancias, podría traducirse como ‘cuento’ y
se identifica, a veces, con el término xiaoshuo en sentido estricto. Se caracteriza
por el uso de la lengua vulgar, por tener una trama unitaria y por la presencia de
un poema introductorio (shi o ci,57 y de ahí la utilización como sinónimo para
el género de shihua, ‘relato con poema shi’, o cihua, ‘relato con poema ci) o un
párrafo introductorio (ruhua), y otro final de tono moralizante; muchas veces a
lo largo del relato se añaden algunos otros poemas para adornar la narración.
La antología más temprana que se conoce de huaben es una obra editada por
Hong Pian en la dinastía Ming (alrededor de 1550), Relatos de la montaña sere-
na (Qingpingshangtang huaben). Se recogen veintisiete relatos fechados los más
antiguos en la dinastia Song y el más reciente el año 1522. Esta edición es la
que quedó de una antología previa titulada Sesenta cuentos (Liushijia xiaoshuo),
que contenia una variedad de relatos del origen más variado: chuanqi, bianwen
breves, resúmenes de zaju, y otras composiciones sin una forma específica poco
antes de su edición, en los que, sin embargo, ya se aprecia una cierta evolución
con respecto a los géneros anteriores.
Además de ésta, en tres antologías de Feng Menglong (1574-1646, vid. infra)
aparecen una serie de relatos de difícil datación que posteriormente, a finales del
siglo XIX, fueron editados por Miao Quansun (1844-1919) con el título Cuentos
57. Shi y ci hacen referencia a dos géneros líricos. El término shihua se utilizó también para referirse a
un tipo de texto de crítica poética que comienza a desarrollarse a partir de la dinastía Song, pero
que nada tiene que ver con estos relatos en lengua vulgar.
© Editorial UOC 89 Capítulo III. El nacimiento de los géneros de ficción
en lengua vulgar en edición de la capital (Jing ben tongsu xiaoshuo) a partir de nue-
vos descubrimientos. El problema que plantean las ediciones de Feng Menglong
es que resulta imposible discernir cuáles eran textos originales y cuáles eran su-
yos. Entre los más famosos están “La venganza de Cui Daizhao” (“Cui Daizhao
shengsi yuanjia”) o “La bota que desenmascaró al criminal” (“Kan pixue dan
cheng Erlangshen”). En el primero se relata la historia de amor entre una bor-
dadora y un tallador de jade que huyen para consumar su amor. Atrapados por
su príncipe, ella es condenada a muerte y él apaleado y exiliado. El espíritu de
Cui, la protagonista, vuelve con su amado hasta que él mismo se convierte en
fantasma. En el segundo, empieza la historia con la relación amorosa entre una
muchacha de palacio y un sinvergüenza disfrazado. La comisión de un crimen
permite que esta historia de amor se convierta en un relato casi policíaco, que
sirve de excusa para satirizar al emperador y a los funcionarios más altos.
Muchos de los géneros que habían ido surgiendo durante las dinastías Tang,
Song y Yuan irán transformándose para adaptarse a nuevas necesidades. Si du-
rante la dinastia Song la competencia se producía sobre todo entre diferentes
escuelas y gremios de cuentistas, lo cual llevó a un gran perfeccionamiento de
esta actividad profesional; el desarrollo del teatro en Song sin embargo, sobre
todo, en Yuan, se muestra como una competencia prácticamente insuperable
para este tipo de entretenimiento; aunque es cierto que mantienen actividades
similares durante siglos, nunca alcanzarán el desarrollo de Song.
Tanto en formas de representación como en estructuras formales, muchas de
las “historias” de los cuentistas se adaptan o bien a estructuras dramáticas que
se convertirán en las diversas formas teatrales o bien en publicaciones en forma
de novelas que, ya comercializadas, se universalizarán con el enorme desarrollo
editorial que se produce durante la dinastía Ming.
Feng Menglong
para advertir al mundo (Jingshi tongyan) y Palabras eternas para despertar el mundo
(Xingshi hengyan), las dos últimas publicadas en 1627. Las tres están compues-
tas por 40 huaben cada una. A partir de una serie de trabajos originales, Feng
Menglong los completa y depura, añade comentarios, reconstruye la estructura,
etc. En su prefacio, Feng afirma: “Contienen una magnífica descripción de la
sociedad y de las costumbres, de alegrías y tristezas, de separaciones y encuen-
tros”. Las características de todas las historias están muy unificadas: escritos en
lengua vulgar, cada cuento contiene una anécdota de introducción (ruhua); in-
corpora, como ya lo habían hecho otro tipo de composiciones, un buen número
de poemas o baladas, y por lo menos uno al inicio y otro al final. Los temas de
las antologías se corresponden con la variedad de las historias relatadas por los
cuentistas: acontecimientos extraordinarios, historias de amor, relatos judicia-
les, anécdotas, etc., todas ellas en un tono realista y con un sentido del humor
que le evita los riesgos de caer en canciones moralistas.
Quizá uno de sus cuentos más representativos es “El viejo protegido”, conte-
nido en la segunda de las antologías. El relato trata, en tono satírico, sobre los
intentos de pasar los exámenes imperiales de un envejecido aspirante a letrado.
La historia está relatada en forma de enredo en el que la “retribución” es un
factor esencial. El examinador que está al cargo del enésimo intento del protago-
nista por aprobar decide que sea alguno de los jóvenes aspirantes quien lo logre,
lo cual le permitirá exigirle algunos favores cuando él mismo esté retirado. La
suerte del viejo aspirante parece echada. Sin embargo el destino juega a su favor,
ya que se van produciendo situaciones en las que un golpe de suerte confunde
al examinador, como cuando éste decide aprobar el ensayo más deplorable pen-
sando que es producto de la inexperiencia de alguno de los jóvenes. La realidad
es que en el momento de escoger el tema, el viejo candidato sufre una diarrea
incontrolable que le obliga a satisfacer sus necesidades biológicas, lo cual le im-
pide elaborar un ensayo digno. Al final, el viejo logra aprobar y, creyendo que el
examinador lo ha ayudado, decide promocionar a su hijo y a su nieto.
Feng Menglong apuesta por el reconocimiento de la otra literatura y el com-
ponente moral que la ficción puede tener; lo importante para él no es que una
narración describa acontecimientos reales, es suficiente que contenga verdades
universales. Por otro lado, defiende la contemporaneidad de la literatura y con-
sidera que cada época debe ser leída en su contexto, de la misma forma que cam-
biamos de ropa según las estaciones, cada tipo de composición y cada período se
deben mirar con ojos diferentes.
© Editorial UOC 93 Capítulo III. El nacimiento de los géneros de ficción
Ling Mengchu
“En el otoño de 1627, tras ‘arañarme la piel’ y ‘perder el objetivo’58 en mis asuntos, pe-
rezoseaba en Nanjing cuando, sin pensarlo demasiado, recordé un par de situaciones
curiosas del pasado y del presente que había oído –situaciones dignas de ser recorda-
das– y las trabajé para convertirlas en relatos para ser leídos como forma de aliviar la
frustración que me oprimía. […] Pero siempre que mis colegas [de exámenes] venían
a verme me las pedían y después de leerlas, daban un golpe en la mesa y exclamaban:
‘¡Que cosa tan extraña!’. La noticia llegó a un librero, que me pidió que las publicara.
Así que las copié, las puse juntas y me salieron cuarenta.”59
58. Dos alusiones a su fracaso en los exámenes imperiales, la primera sobre la anécdota de un
arquero que dispara a un buey pero que sólo consigue que la flecha le pase rozando la espalda,
recogida en el Taiping Yulan; la otra procede de El invariable medio (15.3), “Los arqueros son
como hombres de virtud, cuando fallan su objetivo, se vuelven hacia sí para buscar la causa”.
59. Citado en Patrick Hanan (1981). The Chinese Vernacular Story. Cambridge: Harvard University
Press, pág. 144.
© Editorial UOC 94 Narrativas chinas:...
para asistir a una escuela con el fin de atrapar un buen marido; allí se enamora
de un joven con quien mantiene relaciones sexuales. El padre, enterado y en-
cantado, acaba haciendo los felices preparativos para los esponsales.
Ferviente creyente del destino, sus historias logran superar el punto admo-
nitorio gracias a la ironía y el desinterés que muestra hacia sus personajes, y
por el punto de cinismo que muestra al considerar que la prudencia para evitar
grandes males es más esencial que cualquier principio moral. En “El cazador”, su
crítica hacia los que cazan o matan animales se convierte en un juego dialéctico
que convence por su lógica:
“El argumento […] de pedantes o niños de escuela dice: ‘El Cielo creó la vida animal
para nuestro sustento; no es pecado comer carne’. Pero no sabemos si el Señor del
Cielo les ha dicho eso personalmente o simplemente lo afirman basándose en Su au-
toridad. Pero si nuestra capacidad de comer animales hay que justificarla por el inte-
rés del Cielo en nuestro bienestar, ¿significa eso que, como tigres y leopardos pueden
comer seres humanos, el Cielo nos creó para su beneficio? Los mosquitos y las moscas
nos acribillan, ¿significa eso que el Cielo nos creó para que nos consumieran?”60
Li Yu
“Voy a contar la historia de un licenciado y un joven hermoso que estaban tan ape-
gados a la práctica [de la sodomía] que no querían abandonar su estilo de vida y que
en un momento se convierten en esposo y esposa, y hacen muchas de las cosas que
hacen los esposos fieles y las castas esposas. Su historia es una variante de las tres
obediencias y un punto de inflexión en las cinco relaciones;61 un acontecimiento
extraño que han ignorado las historias oficiales pero que no pueden omitir las no
oficiales.”62
61. Las tres obediencias y las cinco relaciones se refieren, la primera, a las obediencias que las mujeres
deben a sus padres de niñas, a sus esposos de casadas y a sus hijos de viudas. Las cinco relaciones
son las establecidas entre soberano y súbdito, padre e hijo, hermano mayor y hermano menor,
esposo y esposa, y amigos.
62. Li Yu (1996). Silent Operas (tr.: Gopal Sukhu y Patrick Hanan). Hong Kong: Renditions, pág.
103.
© Editorial UOC 96 Narrativas chinas:...
Si las dinastías Ming y Qing son el período en que la ficción en lengua vulgar
encuentra su mejor tiempo, la narrativa en lengua clásica continua mantenién-
dose viva aunque cede en importancia ante los nuevos relatos. Sin embargo, a
comienzos del año 1600 se produce un cierto renacimiento de este tipo de his-
torias y es, sin lugar a dudas, la figura de Pu Songling la que recupera la dignidad
y el reconocimiento previos del género.
Pu Songling nace en el período de posguerra que sucede a la toma de poder
por los manchúes. De familia bien situada, probablemente de origen turco, sólo
logra acceder al primer grado de la carrera mandarinal, y fracasa una y otra vez
en sus intentos de mejorar su posición. Sobre sus conflictos familiares se conser-
van muchas anécdotas, pero parece que su existencia fue bastante confortable
gracias a sus composiciones. Autor de muchas notas sobre los temas más diver-
sos, muchos de sus escritos han desaparecido y sólo las investigaciones recientes
están sacando a la luz información sobre toda su producción.
© Editorial UOC 97 Capítulo III. El nacimiento de los géneros de ficción
La obra que sin duda le da más fama, aunque casi medio siglo después de su
muerte, es Cuentos de Liaozhai (Liaozhai zhiyi), una colección de más de quinien-
tas anécdotas y pequeñas historias recogidas durante más de cuarenta años, que
van desde brevísimas anécdotas hasta tramas bien elaboradas.
Quizás la virtud que más le haya proporcionado la posición en la que se en-
cuentra es su tono de sátira a la sociedad en que vive, desde el sistema de exáme-
nes hasta la corrupción de las instituciones y la falsedad de las relaciones entre
los seres humanos. El estilo, como la prosa clásica, es conciso y escueto, con una
aparente distancia del “historiador” de los acontecimientos que relata que le
convierten en el perfecto cronista objetivo. “Sun Bi Zhen” es un buen pequeño
ejemplo de su técnica de composición:
“Sun Bi Zhen estaba cruzando en barco el río Yangtsé quan se desató una gran
tormenta. El barco cabeceaba peligrosamente y el pánico cundió entre los pasajeros.
En esos instantes apareció entre las nubes un espíritu. Iba guarnecido de armaduras de
oro y sujetaba en la mano un gran pliego extendido en el que habían escrito, en letras
de oro, tres caracteres: SUN BI ZHEN. Los pasajeros del barco, después de interpretar
el mensaje, se acercaron en actitud amenazadora a Sun Bi Zhen. ¡Desgraciado!– le
dijeron– ¡Has incurrido en la cólera del cielo! ¡Vete ahora mismo, para que tu castigo
no recaiga también sobre nosotros!
Sin darle tiempo a hablar lo metieron en un bote, lo echaron al agua y lo obligaron a
alejarse del barco con gritos y amenazas.
Cuando Sun Bi Zhen se volvió a mirar, el barco se había hundido.”63
63. Pu Songling (1985). Cuentos de Liaozhai (tr.: Laura Rovetta y Laureano Ramírez). Madrid: Alianza,
pág. 307.
© Editorial UOC 98 Narrativas chinas:...
4. La novela clásica
introdujeron o eliminaron algunos capítulos, pero hay muchas dudas para atri-
buirles la autoria real.
3. En todas ellas, en grado mayor o menor, la lengua utilizada es muy próxi-
ma a la lengua coloquial. Aunque aparecen continuas referencias literarias y
suelen incluir composiciones poéticas, utilizan un lenguaje muy asequible a lec-
tores con un bajo nivel de formación.
4. Todas mantienen los mecanismos evocadores del origen de la narrativa
como “historias explicadas”: el narrador se presenta como un cuentista; inclu-
yen las fórmulas de advertencia directa a los espectadores/lectores; los capítulos
acaban siempre en momentos álgidos del relato para que el lector se sienta lo
bastante intrigado para continuar “escuchando”; y como vimos, los capítulos se
denominan “sesiones” (hui).
5. En las edicions impreses de las novelas se incluyen ilustraciones para ha-
cerlas más atractivas.
6. Finalmente, el tiempo histórico de la acción de las novelas se define con
perfecta claridad (excepto en el caso de Sueño en el pabellón rojo). Pero siempre
es un período no contemporáneo. Por una parte, la pátina de leyenda que cubre
unos episodios y unos personajes ya conocidos a través de historias oficiales –y
reconstruidos en relatos y obras de teatro– supone un buen punto de partida
para atraer la atención de los lectores, pero sobre todo es un intento consciente
de evitar cualquier comparación con los tiempos que el autor vive y eludir así la
censura y el posible castigo que pudiese acarrear una crítica imprudente (meca-
nismo que, por otro lado, no se demostró muy eficaz, ya que todas ellas, en un
momento u otro, fueron censuradas).
La edición más antigua de las siete novelas aquí tratadas es de 1522, y se co-
rresponde a esta obra, de 120 capítulos. En casi todas las ediciones se atribuye
64. El término yanyi se añadió a algunas composiciones que, en cierta manera, vulgarizaban historias
oficiales; aunque el significado concreto del término es todavía debatido a causa de la polisemia
de los caracteres; entre las posibles interpretaciones aparecen ‘ampliación del significado’,
‘vulgarización del sentido’, ‘presentación justa’ y ‘exposición de la justicia’.
© Editorial UOC 100 Narrativas chinas:...
“La poesía y la lectura no son otra cosa que medios de conocer al hombre […] Cuando
alguien se encuentra con un episodio en el que se habla de lealtad, inmediatamente se
pregunta sobre la suya; si es de piedad filial de lo que se trata, entonces es la propia la
que nos hace pensar. Lo mismo ocurre con todos los actos loables o reprobables, con
las cualidades y los defectos de los protagonistas. Sólo así se puede sacar provecho de
la lectura.”65
El “realismo” histórico de las dos novelas anteriores, en las que los aconteci-
mientos extraordinarios aparecen sólo ocasionalmente dentro de sueños o como
manifestaciones casi naturales en momentos cruciales, desaparece en la tercera
de las novelas extraordinarias. Viaje a Occidente, en 100 capítulos, es una obra
un poco posterior a las anteriores en su composición; su autoría se atribuye, con
ciertas dudas, a Wu Cheng’en (1506-1582), miembro de una familia de letrados
de quien sólo se sabe que no llegó a pasar nunca los exámenes imperiales.
La novela se basa en el viaje histórico que el monje Xuanzang (600-664), co-
nocido también com Sanzang o Tripitaka, hizo a la India en busca de los escritos
sagrados del budismo. La proeza fue pronto convertida en leyenda y en muchos
textos encontramos referencias e incluso primitivas versiones de este peligroso
viaje. Entre las primeras, se encuentra el pinghua Relato con poemas sobre el viaje
de Sanzang en busca de los sutras durante la gran Tang (Da Tang Sanzang qujing
shihua), en el que ya aparecen algunos de los elementos que después formarán
65. Citado en Jean Levi (1995). La Chine romanesque. Fiction d’Orient et d’Occident. París: Seuil, pág.
136.
© Editorial UOC 104 Narrativas chinas:...
parte de esta nueva versión: el monje con sus compañeros dotados de poderes
sobrenaturales (un mono, un caballo, un espíritu del río y un cerdo).
El centro de la novela se desplaza, en manos de Wu Cheng’en, desde el mon-
je hasta su ayudante, el rey mono, Sun Wugong. La novela empieza con su
nacimiento de una piedra preñada por el cielo, describe cómo se convierte en
rey y los escándalos que su carácter irreverente provoca en el reino celestial.
Ésta es la excusa para que le sea otorgada una misión para enmendar/pagar sus
culpas: debe acompañar a Xuanzang en su piadoso peregrinaje. Se añaden otros
tres espíritus transformados: Zhu Bajie, un espíritu del agua convertido en un
monstruo semejante a un cerdo por dejarse llevar por sus apetitos carnales; Sha
Wujing, espíritu del río que por indolencia dejó de cumplir sus obligaciones; y
finalmente el caballo-dragón, cuya mayor cualidad es su capacidad de hablar –
aunque sólo lo haga en uno de los capítulos de la novela.
El viaje se estructura, de nuevo, como una serie de episodios en los que los
personajes, el único nexo que los encadena, deben ir superando 81 pruebas
hasta alcanzar su objetivo. La mayor parte de estas pruebas se reducen a per-
secuciones por parte de monstruos o demonios que intentan devorarlos una y
otra vez, y que ponen a prueba la inteligencia y las habilidades sobrenaturales
de Sun Wugong –capaz de cambiar de medida, de aspecto, de transformarse en
animal...– que suele poder resolver la situación. En algunos casos, resulta nece-
saria la intervención de Guanyin (“La que escucha al mundo”) para hacerlos
salir de las dificultades en que se encuentran. A veces, es el mismo camino que
van recorriendo el que está lleno de trampas y los pone en situaciones difíciles,
como cuando después de beber agua de un río, el buen Tripitaka y Zhu Bajie
comienzan a sentir cierto malestar:
66. Wu Cheng’en (1992). Viaje a Occidente. Las aventuras del Rey Mono (tr.: Enrique Gatón e Imelda
Huang-Wang). Madrid: Siruela, pág. 1171.
© Editorial UOC 105 Capítulo III. El nacimiento de los géneros de ficción
pasan no hay hombres. La única solución que les queda, si no quieren dar a luz
–“¿Cómo vamos a dar a luz, si somos hombres? Se lamentó Ba-Chie abriéndose
cuanto pudo de piernas. ¿Por dónde vamos a echar la criatura si no tenemos
agujero para ello?”–67 es dirigirse a la Montaña de la Supresión de los Machos, en
la que se abre la Caverna de la Anulación de los Niños, por donde corre el Arroyo
de los Abortos, y beber otro trago de agua.
Situaciones absolutamente disparatadas, que en el fondo lo que hacen es
poner el mundo al revés, desafiando todas las leyes humanas y divinas. La no-
vela se ha interpretado como una alegoría –casi cada nombre tiene diferentes
posibles interpretaciones; cada uno de los compañeros representa cualidades y
vicios humanos, la voluntad (el caballo), la fuerza y la debilidad (el cerdo), la
inteligencia y el descontrol (el mono)–, que lo que persiguen es la iluminación
final. Pero incluso esta iluminación final se relata de forma socarrona, elimi-
nando toda presunta aspiración de espiritualidad, como cuando los viajeros, a
punto de alcanzar ya su meta, van cruzando un río y descubren un cadáver que
baja por sus aguas. El maestro empieza a gritar pero sus compañeros, relajados
y divertidos, le dicen: “No os asustéis [...] ¿No os dáis cuenta de que sois vos?”
La novela está compuesta por 100 capítulos. La historia empieza con la rela-
ción adúltera entre Pan Jinlian, esposa de Wu Da, y Ximen Qing, un boticario,
que mantiene interesados contactos con los poderosos de la ciudad en que vive,
relación que acaba con la muerte del marido. La pareja homicida consuma la
cópula en el momento mismo en que se hacen los funerales por el muerto. Este
acontecimiento está tomado de los capítulos 23 a 27 de A orillas del agua, pero
en el caso de Jin Ping Mei, la revancha del hermano del muerto, Wu Song (que
68. (2000). Jin Ping Mei cihua. Pequín: Renmin wenxue, pág. 5.
© Editorial UOC 107 Capítulo III. El nacimiento de los géneros de ficción
69. La transliteración del nombre del último de los emperadores Shang y la dinastía siguiente es la
misma, pero los caracteres son diferentes: emperador Zhou ( ) y dinastía Zhou ( ).
© Editorial UOC 109 Capítulo III. El nacimiento de los géneros de ficción
Los Mandarines o Historia no oficial del bosque de los letrados fue compuesta por
Wu Jingzi (1701-1754). De nombre de cortesía Minxuan, Wu Jingzi es miembro
de una familia de letrados, pero ya su padre no logra acceder a un cargo hasta
finales de su vida, y es destinado a la región de Jiangsu. Wu sólo logra aprobar
el primer grado de los exámenes imperiales. Establecido en Nanjing, se niega a
presentarse a otra convocatoria y parece optar por una vida de retiro. Reconoci-
do entre los círculos intelectuales, acaba vendiendo su mansión y se refugia en
Yangzhou, donde abandonado a los placeres y el alcohol acaba prematuramente
sus días.
Sobre la época de composición de la novela, algunos apuntan la década de
los años veinte y otros, la de los cuarenta; sin embargo, en cualquier caso, el
autor no llegó a verla publicada. La edición más antigua conservada se compone
de 56 capítulos y reanuda las características de las novelas del siglo XVI: los me-
canismos propios de los cuentistas también aparecen, aunque en menor medida
que en otras novelas; la estructura de la novela parece una sucesión de episodios,
a primera vista, incluso más laxa que en novelas anteriores, ya que ni siquiera
existe un único protagonista o núcleo de protagonistas en torno a los cuales gire
toda la acción. Aunque alguno de ellos, es el caso de Du Shaoqing –que muchos
identifican con el mismo Wu Jingzi– aparecen con más frecuencia, la acción se
va desplegando enlazando diferentes personajes que van apareciendo y desapa-
reciendo, dando entrada a nuevas situaciones, desplegando las historias como se
despliegan las pinturas sobre rollos en las que lo fundamental no es la visión de
conjunto, sino la secuencia de escenas encadenadas. En realidad, el protagonista
es, precisamente, este “bosque de los letrados”, el mundo de los funcionarios,
70. La traducción literal del título sería Historia no oficial del bosque de los letrados. Adoptamos el
título de la versión española: Wu Jingzi (1991). Los Mandarines (Historia del bosque de los letrados)
(tr.: Laureano Ramírez). Barcelona: Seix Barral..
© Editorial UOC 110 Narrativas chinas:...
En los dos primeros tercios del siglo XIX todavía no se aprecian las influen-
cias de este otro mundo que irrumpe con ruido de cañonazos en el interior de
China. Las nuevas producciones aún respiran el aire de las grandes novelas del
siglo anterior e intentan, por una parte, seguir su estela, y por otra, encontrar
nuevas vías de entretenimiento. Las obras más importantes del período son las
siguientes.
Publicada en 1878, es obra del escritor de origen manchú Wen Kang (1798-
1872), está compuesta originalmente por 53 capítulos, y sólo se conserva la edi-
ción de 41. En la novela el autor introduce en el género de las novelas de artes
marciales a una heroína, He Yufeng, con el sobrenombre de Shishanmei, que
dedica su vida a vengar a su padre, víctima de unos funcionarios corruptos. En
su viaje salva a un joven y algo inepto letrado, An Ji, y a una chica, Zhang Jin-
feng. Relatada en tono humorístico, en la conclusión de la historia, He hace de
alcahueta entre los dos jóvenes y al final, ella misma, se convierte en la segunda
esposa del muchacho. La novela avanza lo que más tarde se convertirá, ya en
el siglo XX, en el género de las novelas de artes marciales y caballería (wuxia
xiaoshuo).
Una de las novelas más populares del siglo XIX, esta obra de Chen Sen (1795-
1870) en 60 capítulos interpreta el tema del amor entre el joven letrado y la bella
doncella, y lo traslada al amor platónico entre un joven de una vieja familia de
letrados, Mei Ziyu, y un actor especializado en papeles femeninos (dan) en la
ópera de Pequín, Du Jinyan. Además de esta relación central, van apareciendo
tramas paralelas de pasiones encendidas centradas todas ellas en el atractivo
mundo del teatro, que es descrito con gran realismo.
Capítulo IV
argumentos pueden ser válidos siempre que estén basados en determinadas evi-
dencias o asunciones y que no sean fruto del encaprichamiento. De la misma
forma, las periodizaciones en que el capítulo ha quedado dividido pueden ser
discutibles. En cualquier caso, deberían ser igualmente válidas para ayudarnos a
comprender el nacimiento y la trayectoria de la narrativa china moderna.
En segundo lugar, siguiendo en la misma línea, este capítulo intenta recoger
las principales tendencias y los autores que las caracterizan. En cierta medida,
quiere ser una puerta de entrada a la narrativa china moderna y a su entorno.
Los autores y las obras que analizaremos a continuación son sólo una pequeña
muestra (ínfima) de un conjunto mucho más rico y prácticamente inalcanzable
–no es extraño que los auténticos especialistas en literatura china moderna lo
sean en un período determinado. La bibliografía suplementaria de las notas al
pie de página o al final del libro nos puede ayudar a completar y ampliar estas
primeras exploraciones que empezaremos en seguida.74
Las últimas décadas de la dinastía Qing, que dominaba el imperio chino des-
de 1644, fueron una época convulsa. Por una parte, la crisis interna –provocada
por el hecho de que la dinastía Qing, de etnia manchú, nunca contó con el
apoyo del pueblo Han, la etnia mayoritaria– se acentuó de manera gradual. Por
otra, China se tuvo que enfrentar a una serie de conflictos exteriores con Japón
y las principales potencias europeas. Esta combinación de factores sumió el país
en una profunda y compleja crisis social, política, económica, militar y psico-
lógica.
74. A parte de las referencias puntuales que se indican, este capítulo y el siguiente están basados,
fundamentalmente, en Bonnie McDougall y Kam Louie (1997). The Literature of China in the
Twentieth Century. London: Hurst & Company; y Joshua Mostow (ed.) (2003). The Columbia
Companion to Modern East Asian Literature. New York: Columbia University Press.
© Editorial UOC 119 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
La Primera Guerra del Opio (1839-1842) estalló cuando los chinos confisca-
ron y quemaron cargamentos de opio británico, en un intento de frenar el co-
mercio de opio que estaba devastando el país. El tratado de Nanjing (1842) selló
la derrota china y los británicos se aseguraron una serie de privilegios portuarios,
comerciales y residenciales. Pocos años más tarde, la negativa del gobierno Qing
a dar un trato preferente a los británicos en futuros tratados comerciales desen-
cadenó la Segunda Guerra del Opio (1856-1860), que finalizó con la destruc-
ción del Palacio de Verano en Pequín. A parte de otros conflictos más o menos
puntuales con Gran Bretaña, Francia, Rusia y Japón, China sufrió la Revuelta
de los Taiping (1851-1864), la Revuelta de los Boxers (1898-1901) o la Reforma
de los Cien Días (1898), que demuestran la situación de alta inestabilidad de la
época.
Los conflictos con el exterior del final de la dinastía Qing representaron un
punto y aparte en la historia china. Además de las consecuencias políticas y
comerciales, no menos relevante fue el impacto psicológico para un país que,
hasta aquel momento, se había autoconsiderado el centro del mundo: Zhongguo
(‘Reino del Centro’). No se puede decir que China se hubiese mantenido total-
mente aislada a lo largo de la historia, pero las relaciones que había mantenido
con el exterior siempre habían estado basadas en la asunción de la superioridad
(moral, política, cultural, económica) del imperio chino.
Desde el punto de vista intelectual y literario, lo que marcó un verdadero
punto de inflexión fue la derrota en la Guerra Sinojaponesa (1894-1895). La
humillación sufrida por un rápido descalabro en manos de Japón –un país que
los chinos generalmente habían considerado inferior– se vio agravada por el
Tratado de Shimonoseki (1895), con el cual los chinos cedían la isla de Formosa
(Taiwan) en Japón. Los japoneses permanecieron en Taiwan durante cincuenta
años y dejaron notables huellas, tanto económicas e infraestructurales como
lingüísticas y culturales.
Con el país amenazado por el imperialismo japonés y occidental, los intelec-
tuales chinos pasaron a recapacitar enfrentándose a unas nuevas coordenadas: el
papel de China en el ámbito internacional, las reformas internas necesarias para
proteger al país, las medidas para atrapar una modernidad que ahora era traza-
da por la cronología occidental. De hecho, ya después de las Guerras del Opio,
China había intentado poner en marcha un plan de modernización industrial,
comercial y militar –basado en el modelo japonés de la revolución Meiji–, que
© Editorial UOC 120 Narrativas chinas:...
75. Theodore Huters (2005). Bringing the World Home: Appropriating the West in Late Qing and Early
Republican China. Honolulu: University of Hawai’i Press.
© Editorial UOC 121 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
En esta nueva dinámica intelectual, Japón empezó a ser observado con ojos
diferentes. A partir de la última década del siglo XIX, el gobierno chino empezó
a enviar estudiantes a Japón, una tendencia que se incrementó gradualmente.
En 1906, por ejemplo, ya había trece mil estudiantes chinos en universidades
y centros de enseñanza japoneses. Esto, sin duda, marcó el desarrollo de la lite-
ratura china de principios del siglo XX. Escritores como Lu Xun (1881-1936),
Zhou Zuoren (1885-1967), Yu Dafu (1896-1945) o Guo Moruo (1892-1978) pa-
saron varios años de su juventud en Japón. Estas experiencias no solamente les
pusieron en contacto con la cultura y la literatura japonesas en una edad de for-
mación, sino que también les permitieron acercarse a la cultura occidental que,
en aquella época, estaba mucho más presente en Japón que en China. Gracias
a las traducciones al japonés, los escritores chinos pudieron leer a autores oc-
cidentales que en muchos casos, años más tarde, serían traducidos al chino de
manera indirecta, mismamente a partir de las versiones japonesas.
1.2. La lengua
También fue una época de transición para la lengua. El chino clásico era la
lengua literaria de la época. Ahora bien, de la misma forma que la tradición era
un concepto de significado muy amplio, el chino clásico también agrupaba dife-
rentes modelos de lengua literaria según el modelo de escritura clásica en el que
se basara. La escuela de Tongcheng y la de Wenxuan fueron probablemente las
de más aceptación durante las últimas décadas del Imperio. 76
76. Theodore Huters (1988, julio). “A New Way of Writing: The Possibility for Literature in Late
Qing China, 1895-1908”. Modern China, vol. 14, núm. 3, pág. 243-276.
© Editorial UOC 122 Narrativas chinas:...
77. Lydia Liu (1995). Translingual Practice: Literature, National Culture, and Translated Modernity;
China, 1900-1937. Stanford: Stanford University Press.
© Editorial UOC 123 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
parte de intelectuales chinos (Liang Qichao, entre otros). Sin embargo, el escritor
japonés más traducido fue Oshikawa Shunrou, autor de novelas de aventuras.
Las traducciones aparecían generalmente en periódicos y revistas. Si la obra
original era una novela extensa, normalmente se dividía en capítulos o frag-
mentos menores. Evidentemente, también se produjeron numerosos casos de
adaptaciones y obras versionadas, en las que los traductores chinos no solamen-
te alteraban el formato del original, sino que también modificaban el conteni-
do para adaptarlo al contexto chino. Las fronteras entre traducción, versión y
adaptación –siempre frágiles per se– quedaron aún más difuminadas a lo largo de
todo este período de frenética actividad traductora.
Si bien, como hemos comentado anteriormente, el momento álgido de las
traducciones desde el punto de vista cuantitativo fue entre 1902 y 1907, el im-
pacto intelectual más grande ya se había producido entre 1898 y 1899, gracias a
las primeras traducciones de Lin Shu y Yan Fu. Ambos traductores, representan-
tes de la escuela de Tongcheng, buscaban dar a conocer obras occidentales y, al
mismo tiempo, reavivar un estilo de prosa clásica que había perdido dinamismo.
El hecho de que la traducción fuera al chino clásico ayudaba a legitimar la obra
extranjera y la volvía más respetable a ojos del lector chino que, habitualmente,
mostraba más interés por el contenido de la obra occidental que por el estilo
de la traducción. Lin Shu y Yan Fu, pues, hicieron un interesante esfuerzo para
cambiar esta tendencia y elaborar una combinación crítica de estilos, más allá
de la simple imitación de la cultura occidental.
Como la mayoría de los intelectuales de finales de la dinastía Qing, Yan Fu
combinó múltiples facetas –editor, poeta, profesor–, pero destacó por su tarea
de traductor. Gracias a una estancia en Inglaterra de 1877 a 1879 como oficial
marítimo, Yan pudo entrar en contacto con la lengua y la cultura inglesas y se
convirtió en uno de los pensadores chinos con más conocimiento de la cultura
occidental. Al volver a China colaboró en la fundación de diversos periódicos,
desde los cuales abogó por la reforma política como parte indispensable de la
reforma nacional y cultural. Como traductor, su versión de Evolution and Ethics
de Thomas Huxley, publicada en 1898, introdujo el darvinismo social en China
y tuvo una gran repercusión en los círculos intelectuales reformistas. A partir
de aquí, Yan tradujo otras obras europeas del campo de las ciencias sociales, de
autores como Adam Smith, Herbert Spencer, John Stuart Mill y Montesquieu,
entre otros. Yan destacó por la capacidad de comparar y relacionar conceptos
© Editorial UOC 125 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
Lin tradujo (o, para ser más exactos, cotraduir) obras de Conan Doyle, Dickens,
Defoe, Haggard, Swift, Walter Scott, Stevenson, Shakespeare, Dumas (padre y
hijo) y El Quijote de Cervantes, entre muchas de otros. A diferencia de intelec-
tuales como Liang Qichao que, como veremos en seguida, veían la narrativa de
ficción como una manera de ayudar a producir nuevos ciudadanos y una nueva
nación, Lin Shu consideraba la literatura como una herramienta de reflexión
más personal y más profunda que, a la larga, también podía conducir a la refor-
ma cultural y nacional.79
78. Laureano Ramírez (1998). “La triple dificultad de Yan Fu”. Quaderns. Revista de traducció, núm. 1,
págs. 121-123. El artículo está seguido de la traducción al castellano del prólogo de Yan Fu en la
traducción de Huxley.
79. Hu Ying (2000). Tales of Translation: Composing the New Woman in China, 1899-1918. Stanford:
Stanford University Press. David Pollard (ed.) (1998). Translation and Creation: Readings of Western
Literature in Early Modern China, 1840-1918. Amsterdam / Filadelfia: John Benjamins.
© Editorial UOC 126 Narrativas chinas:...
80. Christopher Reed (2004). Gutemberg in Shanghai: Chinese Print-Capitalism, 1876-1937. Honolulu:
University of Hawai’i Press.
81. A pesar de que las comparaciones de modelos teóricos entre diferentes contextos históricos y
culturales son siempre peligrosos, en este caso -quizás como excepción- cabe destacar las simi-
litudes entre el contexto chino y el occidental en conceptos como esfera pública o capitalismo-
impreso (print capitalism), que pensadores como Jürgen Habermas o Benedict Anderson, respecti-
vamente, han relacionado con el desarrollo del capitalismo y el nacionalismo.
© Editorial UOC 127 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
breves o novelas por entregas. En este último caso, los argumentos de las nove-
las estaban adaptados convenientemente para mantener la atención del lector
de una entrega a la otra. Posteriormente, las novelas se publicaban como libros
independientes. De hecho, esta tendencia se ha mantenido y es vigente aún hoy
día: se puede decir que en China los libros no han llegado a sustituir nunca a
los periódicos ni a las revistas como las primeras fuentes de publicación de obras
literarias.
Esto, obviamente, siempre ha tenido implicaciones tanto para los escritores
(las contribuciones regulares a la prensa son económicamente más seguras y
rentables –como, de hecho, también pasa hoy día en nuestro país), como para
las mismas obras: esta tendencia inevitablemente afecta al formato (relatos cor-
tos o novelas estructuradas en capítulos breves), el desarrollo narrativo (con
elementos que quieren mantener la intriga entre una entrega y otra), el hecho
de que a veces no tengan final (porque el periódico cierra, por ejemplo –una
situación que se daba a menudo–), o el hecho de que abunden las segundas par-
tes o continuaciones. Todo eso se debe tener en cuenta a la hora de entender la
narrativa china moderna, especialmente desde la perspectiva occidental.
82. Jonathan Spence (1981). The Gate of Heavenly Peace: The Chinese and Their Revolution, 18951980.
Nova York: Viking.
© Editorial UOC 128 Narrativas chinas:...
de los Cien Días (1898), un intento de cambio político que fracasó y que, en
consecuencia, le obligó a exiliarse a Japón, desde donde tuvo un acceso más
directo a la modernización y a la cultura europea. Desde los textos políticos,
Liang defendía la idea de nación y de ciudadanía, si bien no era partidario de un
cambio en el sistema imperial –lo cual le puso en contra de muchos intelectuales
Han, como Sun Yat-sen, que querían derribar el régimen manchú–, ya que veía
la estructura imperial como un elemento que garantizaba una cierta estabilidad
política.
Liang encontró en la prensa la principal plataforma para la difusión de
sus ideas. Fundó diversos periódicos y revistas: Opinión Pública (Qingyi bao,
18981902), Miscelánea del Nuevo Pueblo (Xinming congbao, 1902-1907) y Nueva
Ficción (Xin xiaoshuo, 1902-1906), que se editaron y publicaron desde Japón.
Gracias a la prensa, los artículos de Liang devinieron muy populares y lograron
un número de lectores muy elevado. Uno de los principales atractivos de la obra
de Liang era la lengua: su estilo periodístico, a caballo entre el chino clásico y la
lengua vernácula y en uso de numerosos préstamos lingüísticos, llegó como una
bocanada de aire fresco, muy potente, sobre todo para los lectores más jóvenes.
Desde el punto de vista literario, más allá de algunas reflexiones sobre una
revolución poética que tuvieron cierto impacto a partir de 1899, la principal
aportación de Liang a la literatura china moderna fue su artículo “Sobre la rela-
ción entre la narrativa de ficción y la gobernabilidad” (Lun xiaoshuo yu qunzhi
zhi guanxi), publicado en 1902 en el número inaugural de Nueva Ficción, que
significó una aportación primordial que marcó el nuevo papel que debía tener
la narrativa de ficción como pieza clave para la reforma nacional.83 Liang argu-
mentaba que la narrativa de ficción podía contribuir a la renovación de ámbitos
como la política, las costumbres, el conocimiento o el arte. La literatura era, en
definitiva, un instrumento pedagógico. En este sentido, la tesis de Liang está
muy próxima al pensamiento confuciano y al concepto de wen, y no demasiado
revolucionaria per se. Ahora bien, sí que era innovador el hecho de que la na-
rrativa de ficción se convirtiese en el género prioritario y más importante –un
papel que siempre había ocupado la poesía o el ensayo. Así mismo, desde la
perspectiva confuciana también era una novedad que se reclamase la “revolu-
83. Liang Qichao (1996). “On the Relationship Between Fiction and the Government of the People”
(tr.: Gek Nai Cheng). En: Kirk Denton (ed.). Modern Chinese Literary Thought: Writings on Litera-
ture, 1893-1945. Stanford: Stanford University Press, págs. 74-81.
© Editorial UOC 129 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
ción”, un concepto poco más que tabú para cualquier confuciano convencido y
que sólo se solía aplicar en los cambios de régimen dinástico, con connotaciones
violentas y traumáticas. Liang Qichao, en cambio, habiendo estudiado a fondo
la revolución Meiji de Japón, que había puesto en marcha un proceso de moder-
nización profunda, entendió que revolución también podía significar un cambio
social (y no dinástico). En este sentido, Liang se fijó en la buena aceptación que
habían tenido las traducciones de novelas políticas europeas (Edward Bulwer-
Lytton, Benjamin Disraeli) en el Japón de los años 1880.
Por todo ello, Liang llegó a afirmar lo siguiente:
ba El sueño del pabellón rojo (Hongloumeng) como la novela que capturaba mejor
esta angustia existencial y la tragedia de la vida. 86
Algunos críticos han apuntado que Liang Qichao no fue un pensador ori-
ginal. En cierta medida tienen razón: Liang aglutinó diversas opiniones y ten-
dencias –del pensamiento occidental, de Japón, de su maestro Kang Youwei, de
otros pensadores del momento, del budismo– y las reformuló utilizando una
prosa viva y potente, como hemos podido comprobar en la cita de más arriba,
que resultaba muy atractiva para el público lector, sobre todo el más joven. Lo
que convirtió a Liang Qichao en una figura esencial en el desarrollo de la litera-
tura china moderna fue la defensa de la combinación entre literatura, política,
educación y sociedad, una combinación que tuvo continuidad a lo largo de todo
el siglo XX. La literatura como instrumento de renovación social se convirtió
en un paradigma canonizado, dentro del cual nacieron y crecieron escuelas y
autores que veremos más adelante: desde la generación del Movimiento por la
Nueva Cultura hasta la Literatura de las Cicatrices de los años ochenta, pasando
por la tesis de Mao Zedong.87
Por todo lo que hemos comentado hasta ahora, el período de transición del
final de la dinastía Qing se puede considerar la fecha de nacimiento de la lite-
ratura china moderna. La literatura deja de ser wen (el antiguo sistema de los
literatos, no profesional sino como una representación del rol moralizador den-
tro de la sociedad) y pasa a ser wenxue: la concepción moderna de la literatura,
influenciada por Occidente, que incluye narrativa, poesía y teatro, y que excluye
86. Wang Guowei (1996). “Incidental Remarks on Literature” (tr.: Kam-ming Wong). En: Denton,
op. cit., págs. 90-95.
87. Para ampliar el análisis sobre la figura de Liang Qichao, vean: Tang Xiaobing (1996). Global Space
and the Nationalist Discourse of Modernity: The Historical Thinking of Liang Qichao. Stanford: Stan-
ford University Press. Como anécdota, el hijo de Liang Qichao, Liang Sicheng (1901-1972), se
convirtió en uno de los arquitectos más importantes de la China moderna: Formado en univer-
sidades americanas, Liang Sicheng contribuyó en la conservación y valoración del patrimonio
arquitectónico chino al regresar a China, especialmente gracias a la elaboración del primer estu-
dio histórico de la arquitectura china. Liang Sicheng se casó con la poetisa y escritora Lin Huiyin
(1903-1955), miembro de la Escuela de Pequín, que volveremos a encontrar más adelante.
© Editorial UOC 131 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
2. De 1912 a 1925
88. Zeng Pu (1983). Fleur sur l’océan des pechés (tr.: Isabelle Bijou). París: Editions T.E.R.
89. Wu Jianren (1995). The Sea of Regret: Two Turn of the Century Chinese Romantic Novels (tr.: Patrick
Hanan). Honolulu: University of Hawai’i Press. Liu E (2004). Los viajes del buen doctor Can (tr.:
Gabriel García-Noblejas). Madrid: Cátedra.
© Editorial UOC 134 Narrativas chinas:...
Los eslóganes exhibidos en las pancartas o coreados por los estudiantes son
bastante representativos de las motivaciones de la manifestación: aparte de las
consignas estrictamente relacionadas con el tratado de Versalles, como “No a
la firma del Tratado de Paz” o “Boicot a los productos japoneses”, también des-
tacaban consignas como “Ciencia y democracia”, que demostraban un deseo
modernizador y nacionalista más profundo, más allá de las consecuencias di-
rectas del tratado. La manifestación se extendió a otras ciudades y las protestas
adquirieron alcance nacional.
En términos más generales, la manifestación del 4 de mayo de 1919 fue un
punto sobre el cual pivotó un movimiento intelectual más extendido en el tiem-
po: el Movimiento por la Nueva Cultura (que a menudo también se conoce
como Movimiento del Cuatro de Mayo, aunque es anterior y posterior a la manifes-
tación de 1919). Este movimiento, que se puede considerar iniciado a raíz de la
fundación de la revista Nueva Juventud (Xin qingnian) en 1915 por parte de Chen
Duxiu (1880-1942), proclamaba una revolución radical contra los estamentos
más tradicionalistas. La decepción por la falta de cambios sociales y culturales
después de la caída de la dinastía Qing en 1911, combinado con la renovación
de los centros urbanos fruto de la industrialización y con la influencia de los va-
lores occidentales (aún más palpable que durante los años finales del imperio),
radicalizó el discurso de los intelectuales y la concepción de los valores literarios.
Inicialmente, los principales intelectuales y escritores asociados al Movimiento
por la Nueva Cultura eran una minoría que había tenido el privilegio de estudiar
en Europa, en Estados Unidos o, sobre todo, en Japón. Pero la intensificación
del sentimiento nacionalista por todo el país, sobre todo a partir del incidente
—Sin embargo, como habría despertado a algunos, quizás habría la esperanza de en-
contrar alguna manera para destruir la casa de hierro.
91. Chow Tse-tsung (1960). The May Fourth Movement: Intellectual Revolution in Modern China. Cam-
bridge, Mass.: Harvard University Press.
© Editorial UOC 136 Narrativas chinas:...
2.2. El baihua
92. Lu Xun (2007). Diari d’un boig i altres relats (tr.: Carles Prado). Barcelona: Edicions de 1984.
93. Timothy Weston (2004). The Power of Position: Beijing University, Intellectuals, and Chinese Political
Culture, 1898-1929. Berkeley: University of California Press.
© Editorial UOC 137 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
que se pudiese hacer de ella un uso generalizado. Esta reforma hacia el baihua
ha quedado canonizada –básicamente por la historiografía comunista– como el
nacimiento del lenguaje literario moderno. Ahora bien, una vez más, merece la
pena ver las continuidades con el proceso renovador que se puso en marcha a
finales de la dinastía Qing: sin aquella primera renovación, el baihua no habría
sido posible.
Hu Shi, uno de los abogados más ruidosos de la reforma lingüística, publicó
un interesante artículo-manifiesto en el que sintetizaba el pensamiento reforma-
dor de la época. El artículo, titulado “Propuestas modestas para la reforma lite-
raria” (más conocido como “Los ocho noes” por las repetidas prohibiciones que
sugiere), proporciona una lista de ocho tendencias que hay que evitar o adoptar
urgentemente para poder hacer evolucionar la lengua y convertir la literatura en
una cosa viva, como paso esencial para modernizar la cultura y, finalmente, la
sociedad y el país. Las ocho convenciones que, según Hu Shi, había que seguir
eran:
2.3. Lu Xun
“No estoy al corriente de los métodos avanzados que se deben emplear actualmente a
la hora de enseñar microbiología. En aquella época, nos pasaban las diapositivas para
observar los diferentes microorganismos que debíamos estudiar. Si sobraba tiempo,
el profesor nos pasaba diapositivas de paisajes o de noticias de actualidad hasta que
se hacía la hora de acabar. Era la época del conflicto entre Rusia y Japón, que duró de
1904 a 1905, y muchas de las diapositivas eran imágenes de la guerra. Debía añadirme
a los gritos y a los aplausos del resto de estudiantes, todos japoneses. Estuve mucho
tiempo sin ver a ningún compatriota, hasta que un día aparecieron algunos en una de
aquellas diapositivas. Había uno que iba atado de manos y estaba rodeado por el res-
to. Aunque aparentemente parecían individuos, tenían un aspecto apático, de indi-
ferencia. La inscripción de la diapositiva informaba que el chino de las manos atadas
era un espía de los rusos. Los soldados japoneses estaban a punto de decapitarlo para
dar ejemplo. Los chinos que le rodeaban sólo querían gozar del espectáculo.
Me marché a Tokyo antes de que se acabase el curso. Aquel incidente me hizo ver que
la medicina no era tan importante. No sirve de nada que los ciudadanos de un país
débil y subdesarrollado vivan fuertes y sanos si sólo debe servir para que sean vícti-
mas o testigos de espectáculos tan ridículos como aquel. Mi preocupación no debía
ser por la cantidad de ciudadanos que morían de enfermedad, sino por canviarles el
espíritu.”95
94. Para un análisis de la biografía y la obra de Lu Xun, vean: Leo Lee (1987). Voices from the Iron
House: a Story of Lu Xun. Bloomington: Indiana University Press.
95. Lu Xun (2007), op. cit., pág.17.
© Editorial UOC 139 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
96. El uso de seudónimos ha sido muy frecuente en la literatura china moderna. Durante el final de
la dinastia Qing, por ejemplo, era habitual que los escritores tuvieran más de un seudónimo que
utilizaban según la ocasión, el tipo de publicación o el contenido de la obra. Los distintos seudó-
nimos no sólo ayudaban a encubrir la identidad del autor en caso de críticas políticas o sociales,
sino que también permitían que un mismo escritor se encargara de más de una sección de un
periódico o revista literaria, cosa que daba la impresión de que todo era fruto de la colaboración
de más de un autor. El uso del seudónimo ya era habitual en la cultura china tradicional, en la
cual un literato solía tener -aparte del nombre con que se conoce hoy en día- uno o más nombres
de cortesía y uno o más nombres de pluma. A menudo los escritores se creaban los seudónimos
a partir de influencias literarias, personajes históricos u otros elevantes relevantes. Durante la
dinastía Ming, por ejemplo, los jardines adquirieron una gran importancia social y literaria y por
eso muchos de los escritores de la época firmaban con el nombre asignado a su jardín.
© Editorial UOC 140 Narrativas chinas:...
97. Paul Foster (2006). A Q Archaeology: Lu Xun, A Q, A Q Progeny and the National Character Discourse
in Twentieth Century China. Oxford: Lexington Books.
© Editorial UOC 141 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
98. Vean estas obras en las traducciones siguientes de las múltiples existentes en lenguas occidenta-
les: Lu Xun (1994). Mala herba (tr.: Sean Golden y Marisa Presas). Barcelona: Edicions 62. Lu Xun
(2001). Contar nuevo de historias viejas (tr.: Laureano Ramírez). Madrid: Hiperión. Lu Xun (2007).
Diari d’un boig i altres relats (tr.: Carles Prado). Barcelona: Edicions de 1984.
© Editorial UOC 142 Narrativas chinas:...
ticismo desmesurado. Guo Moruo y Yu Dafu, cuya prosa seguía estos paráme-
tros, fueron dos de los escritores más famosos durante este período.
Durante el Movimiento por la Nueva Cultura emergió como un fenómeno
importante la literatura femenina. A menudo se recuerda esta época como la del
verdadero nacimiento de la literatura escrita por mujeres, aunque en épocas im-
periales ya había habido una importante tradición literaria femenina, cuyas au-
toras eran habitualmente cortesanas o miembros de la aristocracia. Esta herencia
literaria quedó silenciada por el mismo Movimiento por la Nueva Cultura, que
quiso crear la impresión que la literatura escrita por mujeres había quedado to-
talmente eliminada por la tradición patriarcal. Sin embargo, se ha comprobado
que durante las dinastías Ming y Qing se publicaron más de tres mil colecciones
de poesía escritas por mujeres y se calcula que a lo largo de todo el período im-
perial hubo unas cuatro mil escritoras. Evidentemente, esta literatura, aunque
no fue eliminada, sí que sufrió una valoración muy inferior a la literatura escrita
por hombres.
En el marco de las reformas impulsadas por la Nueva Cultura, las escritoras
aumentaron la participación y llegaron a tener un público lector mucho más
amplio. Tal como pasaba con la mayoría de los escritores, estas autoras pro-
venían de familias acomodadas y habían podido tener acceso a la educación
moderna (occidentalizada) en escuelas que proporcionaron un espacio para la
creación. A diferencia de las escritoras clásicas, las nuevas escritoras tenían la
posibilidad de convertirse en profesionales de la literatura, gracias al desarrollo
de la prensa y el consiguiente aumento del número de lectores. Chen Hengzhe,
Bing Xin (1900-1998) o Ling Shuhua (1900-1990) son algunas de las autoras más
relevantes de la época.
La obra de Ling Shuhua destacó durante las décadas de los años veinte y trein-
ta, y a menudo fue relacionada con la Escuela de Pequín. Ling reconoció haber
recibido la influencia de las obras de Virginia Woolf y Katherine Mansfield. De
hecho, desde el final de los años treinta hasta mediados de los años cuaren-
ta Ling mantuvo correspondencia con Woolf. Gracias a esta relación, Hogarth
Press –la editorial del Grupo de Bloomsbury– publicó la autobiografía de Ling,
escrita directamente en inglés, Ancient Melodies, en 1953.
Si bien la tradición clásica de literatura femenina se basaba principalmente
en la poesía, estas escritoras se dedicaron también a la narrativa, al teatro y al
ensayo. En este sentido, se produjo la equiparación entre hombres y mujeres: a
© Editorial UOC 144 Narrativas chinas:...
99. Rey Chow (1991). Woman and Chinese Modernity: The Politics of Reading between West and East.
Minneapolis: University of Minnesota Press.
© Editorial UOC 145 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
mérito artístico. Aquello que criticaban especialmente, sin embargo, era la falta
de responsabilidad social.
A partir de esta muestra de menosprecio, toda la diversidad de autores, obras
y géneros que no se agrupaban bajo el paraguas del Movimiento por la Nueva
Cultura empezó a ser vista como un único conjunto y se identificó con la eti-
queta de la Escuela de las Mariposas y los Patos Mandarines (yuanyang hudie pai)
–o el de la Escuela del Sábado, porque uno de los principales periódicos que
publicaba este tipo de obras era el Sábado (Libai liu, 1914-1923). Es importante
remarcar que no se trataba de una escuela literaria como tal, sino que era un
cajón de sastre donde convivían obras románticas, de artes marciales, de aven-
turas o de ciencia-ficción. La mayoría de los escritores de esta tendencia vivían
en Shanghai, que aún mantenía el monopolio editorial a escala nacional. La
popularidad de estas obras fue altísima durante las dos o tres primeras décadas
del siglo XX.
De manera muy general, y sin querer eliminar las particularidades de cada
obra en concreto, se puede decir que las obras de la Escuela de las Mariposas y
los Patos Mandarines no tenían un trasfondo intelectual tan denso como las de
los autores “serios”. Estilísticamente, seguían una sintaxis más tradicional –que
para los lectores, paradójicamente, era más sencilla de entender que el baihua
aún novel y cargado de préstamos extranjeros. Más centradas en la emoción
que en la razón, estas obras no pretendían incitar al lector al individualismo ni
a la revolución. De la misma forma, los autores de esta escuela tampoco se au-
toproclamaban líderes morales e intelectuales del país, sino que formaban parte
del mismo público que los leía. Sus obras huían de temas universales y de gran-
des proyectos pedagógicos. Buscaban, simplemente, entretener. Las palabras si-
guientes de Zhang Henshui (1895-1967), uno de los autores más famosos de la
Escuela de las Mariposas y los Patos Mandarines, son bastante transparentes:
“Todo lo que pido es que los lectores cojan mi novela y la utilicen para pasar el rato
–quizás después de un duro día de trabajo, o después de tomar el te o una taza de vino,
o cuando se sientan aburridos, o siempre que, por lo que sea, se sientan un poco de-
primidos. Todo lo que pido en mis obras es que no engañen a la gente y les hagan caer
en la trampa de las cosas mal hechas. No oso hablar de los –ismos o de la elegancia
artística. Mi narrativa habrá cumplido su objetivo si puedo hacer que la gente la lea y
se olvide de que es literatura.”100
100. Zhang Henshui (1997). Shanghai Express (tr.: William Lyell). Honolulu: University of Hawai’i
Press, pág. 243.
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101. Perry Link (1981). Mandarin Ducks and Butterflies: Popular Fiction in Early Twentieth Century
Chinese Cities. Berkeley: University of California Press.
102. Diversos autors (2003). Stories for Saturday (tr.: Timothy Wong). Honolulu: University of Hawai’i
Press. Zhang Henshui, op. cit.
© Editorial UOC 147 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
3. De 1926 a 1949
Hacia mediados de los años veinte, una China aún bastante inestable polí-
ticamente vio como empezaban a emerger numerosos problemas sociales. La
década de los treinta se caracterizó, a grandes rasgos, por las consecuencias del
imperialismo japonés, la polarización de la política china y la radicalización de
un Partido Nacionalista que desatendió los problemas sociales más urgentes.
Nacionalistas y comunistas unieron fuerzas en momentos puntuales, básicamen-
te para luchar contra las potencias extranjeras que, cada vez más, controlaban el
desarrollo del comercio y la economía desde posiciones de privilegio, además de
continuar teniendo el dominio de concesiones como Shanghai. En un ambiente
de crispación con frecuentes llamadas patrióticas protagonizado por estudiantes
y trabajadores contra la situación de semicolonialismo, el 15 de mayo de 1925
la policía japonesa mató a un trabajador chino que participaba en una de estas
manifestaciones. El incidente provocó otra manifestación de protesta, el 30 de
mayo de 1925, en la que soldados británicos abrieron fuego contra los más de
diez mil manifestantes. Murieron once personas y una docena fueron heridas.
Estos incidentes se extendieron por todo el país a lo largo de muchos meses y
articularon una red de protesta contra el dominio imperialista y también contra
los terratenientes (conocidos como los Señores de la Guerra) que aún controlaban
gran parte del país, especialmente al este.
El incidente del 30 de mayo de 1925, bastante representativo del contexto
de crispación política y social, se ha considerado un punto de inflexión en la
historia china moderna. Incrementó el grado de concienciación política de mu-
chos intelectuales y escritores y los impulsó a hacer un giro hacia el marxismo.
Entendían que había que dejar atrás la revolución literaria en el sentido de Liang
Qichao –más abstracta y menos activista–, y que lo que el país requería era dar
voz a las clases oprimidas y ayudar a crear una revolución social, concebida en
términos marxistas. Desde mediados de los años veinte, pues, la tesis propuesta
por el Movimiento por la Nueva Cultura quedaron obsoletas y la preocupación
por la nación –ya predominante desde hacía décadas– quedó íntimamente vin-
culada al concepto de clase social.
© Editorial UOC 148 Narrativas chinas:...
Como ya hemos visto, a partir de la segunda mitad del siglo XIX y gracias a
los cambios en el sistema educativo, por una parte, y a los avances en la impren-
ta y la industria editorial, por otra, China empezó a desarrollar una comunidad
literaria similar a la que conocemos hoy en día y que incluye autores, editores
y editoriales, distribuidores, libreros, críticos y lectores. En este sentido, eso no
es muy diferente a lo que pasó en otros sitios. Ahora bien, en el caso de China
podemos hablar de particularidades en el funcionamiento de esta comunidad
que la hicieron diferente de otros países y culturas.
El dominio de la lengua y la escritura siempre había sido un símbolo de poder
político, como ya implicaba el concepto de wen, pero con las reformas políticas
y educativas del final de la dinastía Qing, la importancia de las habilidades li-
© Editorial UOC 149 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
103. Para un análisis más completo desde una perspectiva sociológica y literaria, vean Michel Hockx
(2003). Questions of Style: Literary Societies and Literary Journals in Modern China, 1911-1937.
Leiden y Boston: Brill.
© Editorial UOC 150 Narrativas chinas:...
De la misma forma que, como hemos visto anteriormente, hay que tener
muy presente la importancia de los periódicos y revistas literarias en la orga-
nización y el desarrollo de la literatura china moderna, también se debe tener
muy en cuenta la importancia de las asociaciones literarias: no sólo de las que
acabamos de presentar, sino de toda la red asociativa –desde grandes y pode-
rosas sociedades hasta pequeñas asociaciones de aficionados– que tejía el sis-
tema literario chino. Para un escritor era imposible publicar y dar a conocer su
obra fuera de este contexto marcado por la prensa y el asociacionismo, incluso
© Editorial UOC 151 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
para los que se quisieron mostrar “neutrales” políticamente (como Shi Zhecun
o Shen Congwen).
La influencia de las asociaciones literarias fue palpable en las múltiples ver-
tientes que configuran el campo literario: el logístico (instalaciones, relaciones
con imprentas y editoriales, profesionalización, acceso a libros), el cultural (las
asociaciones a menudo tenían secciones de arte, viajes, música, cine), el político
(la rivalidad, las luchas por el poder y la influencia –especialmente en el contex-
to tan politizado de este período) y, evidentemente, el estrictamente textual (el
contenido de las obras de creación).
3.3. El realismo
104. Marston Anderson (1990). The Limits of Realism: Chinese Fiction in the Revolutionary Period.
Berkeley: University of California Press.
© Editorial UOC 152 Narrativas chinas:...
Mao Dun
105. David Wang (1992). Fictional Realism in Twentieth-Century China: Mao Dun, Lao She, Shen
Congwen. Nova York: Columbia University Press.
106. C. T. Hsia (1999). “The Obsession With China: The Moral Burden of Modern Chinese
Literature”. A History of Modern Chinese Fiction. Bloomington: Indiana University Press, pág.
533-554.
© Editorial UOC 153 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
coches, los rótulos luminosos –muchos de los cuales están en lengua extranje-
ra–, la velocidad, el ruido o la población tan numerosa. Esta primera metáfora
marca el desarrollo de la novela, en la que el retrato de Shanghai como una
urbe peligrosa, llena de tensiones sociales, económicas y morales es claramente
predominante. Mao Dun quiso construir una novela total, que englobase todos
los aspectos de la vida urbana, incluyendo la industrialización y la bolsa, la ju-
ventud y la tercera edad, la política y la cultura, la burguesía y el proletariado, el
sexo y la moralidad. La inevitabilidad del proceso de degradación derivado de la
modernidad recuerda las obras del naturalismo literario.
107
Lao She
107. Mao Dun (1982). Medianoche (tr.: Mirko Lauer). Pequín: Ediciones en Lenguas Extranjeras.
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sumida en una profunda depresión por culpa de los poderes imperialistas, de las
guerras internas, de la corrupción, de la desunión y de los problemas derivados
de la modernización. Pero la valía de Camello Xiangzi radica, sobre todo, en el
uso del lenguaje, en la estructura narrativa, en la caracterización de los persona-
jes y en la vivacidad de las descripciones. Su estilo, marcado por el humor y por
el uso del dialecto de Pequín, le convirtió en el escritor pequinés por excelencia
–por lo menos, hasta la eclosión de Wang Shuo a mediados de los años ochen-
ta.
Después de 1949 Lao She ocupó varios cargos oficiales. Se dedicó al teatro –La
teteria (Chaguan) es, sin duda, su pieza teatral más famosa– y también escribió
poemas, libretos para la ópera tradicional de Pequín, diálogos cómicos, piezas
para percusión (timbal) y ensayos críticos. Al inicio de la Revolución Cultural,
Lao She, acusado y perseguido, se suicidó en 1966. 108
Ba Jin
108. Lao She (1981). Camel Xiangzi (tr.: Shi Xiaoqing). Pekín: Foreign Languages Press.
© Editorial UOC 155 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
se tituló Torrente (Jiliu), título con que ya se habían publicado inicialmente las
entregas periodísticas de Familia.
En Familia se describen los conflictos y las luchas generacionales de la fami-
lia Gao, una familia aristócrata y de oficiales, rica y acomodada. Especialmente
se centra en la búsqueda de la individualidad de sus miembros más jóvenes, lo
cual le valió una gran popularidad entre el público lector. El espacio compartido
(como era habitual en familias tradicionales, diferentes generaciones vivían en
un mismo complejo residencial) es una zona de contacto en la que se despliegan
todas estas tensiones. Ambientada entre 1921 y 1923, las referencias al contex-
to histórico chino son abundantes. En una época políticamente turbulenta, la
familia queda representada como un microcosmos propio –tanto en el sentido
puramente físico, debido a las dimensiones de la residencia, como moral–, pero
también relacionado con el exterior –una relación, si se quiere metafórica entre
la familia y China–, ambas incursas en la tensión entre modernidad y tradición.
El exterior es lo que provee de noticias y acontecimientos que hacen que los
jóvenes de la familia se sublayan contra los más grandes.
Esta conexión entre literatura, sociedad y modernidad cautivó la atención de
los lectores durante la década de los treinta y de los cuarenta, y la familia de la
novela –con sus problemas y tensiones– fue adoptada como el paradigma de la
familia china tradicional. Ba Jin, que probablemente se había inspirado en su
propia situación personal y familiar a la hora de escribir la novela, vio con bue-
nos ojos esta popularidad. Sin embargo, desde el punto de vista estrictamente
literario, la novela –que presenta un relato muy parcial, reducido a una familia
acomodada de clase alta– no es una obra maestra y tiene bastantes carencias,
como, por ejemplo, una construcción muy limitada de los personajes femeni-
nos. A pesar de haber sido emparentada con obras del Movimiento por la Nueva
Cultura, hay que tener en cuenta que gran parte del éxito de Familia fue debido
a que incorporase un gran número de convenciones y elementos estilísticos pro-
pios de las novelas de la Escuela de las Mariposas y los Patos Mandarines. Familia
fue traducida a diversas lenguas extranjeras y Ba Jin ha sido nominado para el
premio Nobel en diversas ocasiones.109
109. Ba Jin (1988). La familia (tr.: María Teresa Guzmán). Pequín: Ediciones en Lenguas Extranjeras.
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3.4. El modernismo
El grupo conocido como la Escuela de Pequín (jingpai) ideó una de las com-
binaciones más críticas y elaboradas del modernismo chino. Este grupo lo for-
maban una pandilla de autores que, mayoritariamente, habían estudiado en el
extranjero –generalmente en Inglaterra, Francia o Estados Unidos– y se habían
110. Para un amplio análisis de estas dos escuelas y sus principales autores, vean Shu-mei Shih
(2001). The Lure of the Modern: Writing Modernism in Semicolonial China, 1917-1937. Berkeley:
University of California Press.
© Editorial UOC 157 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
111. En cierto modo, una reacción parecida se dio entre algunos pensadores occidentales, que mira-
ron hacia Oriente como respuesta a la crisis europea. Esto explica, por ejemplo, la popularidad
de figuras orientales como Rabindranath Tagore, premio Nobel de literatura 1913.
112. Susan Daruvala (2000). Zhou Zuoren and an Alternative Chinese Response to Modernity. Cambridge
i Londres: Harvard University Asia Center.
© Editorial UOC 158 Narrativas chinas:...
Shen Congwen
114. Qian Zhongshu (1994). La fortaleza asediada (tr.: Taciana Fisac). Barcelona: Anagrama. Xiao
Hong (1979). The Field of Life and Death & Tales of Hulan River (tr.: Howard Goldblatt y Ellen
Young). Bloomington: Indiana University Press.
© Editorial UOC 165 Capítulo IV. El nacimiento de la literatura moderna
percepciones sobre la literatura china moderna. Durante los años ochenta Shen
Congwen fue candidato al premio Nobel en repetidas ocasiones.
La novela Pueblo fronterizo (Biancheng, 1934) fue una de las obras que más
repercusión tuvieron en la carrera de Shen Congwen y es, probablemente, su
obra maestra. Pueblo fronterizo describe la vida y las costumbres de los habitantes
de la región de origen del autor, el oeste de la provincia meridional de Hunan,
y se centra en el despertar emocional y sexual de una adolescente huérfana.
Shen pinta un paisaje sublime en descripciones coloristas de gran belleza lírica,
que hace de escenario para todo tipo de imágenes freudianas. Los protagonistas
de las obras catalogadas como nativistas y pastorales de Shen Congwen, como
Pueblo fronterizo, acostumbran a ser gente del campo que lleva una vida tranqui-
la, alejada de la vida urbana, en medio de la belleza natural. Su existencia es ple-
na y satisfactoria, sin estar privada de placeres materiales por el hecho de vivir
en el ámbito rural. En cierta medida, se podría interpretar el vitalismo de estos
pueblos como una crítica profunda a la burocratización y la urbanización con-
fuciana en que la etnia Han quedó atrapada a lo largo de la historia. Ahora bien,
el optimismo que emana de los personajes y del entorno natural, caracterizados
por un lirismo excepcional, está acompañado de pinceladas no necesariamente
bucólicas: guerra y tragedias, muerte y brutalidad, nostalgia y otras vertientes
negativas de la existencia. Podríamos hablar, pues, de un lirismo crítico que va
mucho más allá de la novela pastoral.
Con el reconocimiento que tuvo Pueblo fronterizo y otras obras del mismo
estilo, a Shen Congwen se le colgó la etiqueta de autor étnico o nativista. En
este sentido, muchos escritores han reconocido posteriormente la influencia de
Shen, especialmente los del movimiento nativista en Taiwan durante la década
de los sesenta y setenta o los de la Literatura de las Raíces en China durante los
años ochenta. Ahora bien, esta catalogación no hace justicia a una producción
literaria mucho más heterogénea, que también incluye obras de cariz más ro-
mántico, de estilo modernista o de reflexión existencial. A parte de la versatili-
dad, aquello que caracteriza significativamente a Shen Congwen sobre los otros
escritores de la época es la atención al mismo lenguaje, que contrasta con la
concentración exclusiva que otros escritores de la época ponían en el contenido
de la obra. 115
115. Shen Congwen (1995). Imperfect Paradise (tr.: Jeffrey Kinkley y otros). Honolulu: University of
Hawai’i Press.
© Editorial UOC 166 Narrativas chinas:...
Zhang Ailing
Carles Prado-Fonts
116. Eileen Chang (2006). Love in a Fallen City (tr.: Karen Kingsbury). Nueva York: New York Review
Books Classics. La siguiente recopilación agrupa distintas obras de ensayo de: Eileen Chang
(2005). Written on Water (tr.: Andrew Jones). Nueva York: Columbia University Press.
© Editorial UOC 169 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
Capítulo V
Narrativa china y narrativa sinófona
Congreso de Yan’an
Debemos entender el origen de estas charlas a partir del contexto que las pro-
pició. Al principio de los años cuarenta muchos artistas y escritores, empujados
por el idealismo, se habían unido a las fuerzas comunistas y se habían instalado
en la zona de Yan’an. Estas nuevas adquisiciones a la causa comunista no tenían
un conocimiento demasiado profundo del marxismo y de las bases teóricas so-
bre las cuales Mao Zedong y los otros dirigentes de Yan’an querían fundamentar
la revolución. Había que, para decirlo de alguna manera, educar a estos jóvenes
artistas y literatos de manera adecuada. Además, por las inmediaciones de la
primavera de 1942, algunos de estos escritores chocaron con una realidad que
no esperaban: la vida revolucionaria –o, mejor dicho, el día a día de la vida revo-
lucionaria– no se ajustaba a las expectativas idealistas que se habían hecho antes
de trasladarse a Yan’an. La mayoría de estos escritores provenía de las grandes
ciudades y tenía problemas para adaptarse a la vida frugal y llena de privaciones
materiales de Yan’an. Así, pues, empezaron a aparecer artículos con críticas y
denuncias: contra los privilegios del partido y de sus dirigentes, contra la falta
© Editorial UOC 171 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
Repercusiones literarias
Estas directrices, marcadas desde Yan’an y que sólo habían afectado a los es-
critores y los intelectuales de las áreas bajo dominio comunista, se instauraron
en todo el país después de 1949. Su influencia fue primordial y han continuado
presentes en el imaginario colectivo chino incluso después del maoísmo. Como
consecuencia de la tragedia de la plaza de Tian’anmen (1989), por ejemplo, mu-
chos de los intelectuales conservadores volvieron a invocar las directrices de
Yan’an como la solución a la convulsión generada por una excesiva liberaliza-
ción de la cultura y del arte.
El Partido Comunista Chino impuso estas directrices mediante dos recursos.
Por una parte, la institucionalización absoluta de la cultura. Todos los perió-
dicos, revistas, editoriales y cualquier tipo de publicación pasaron a ser con-
trolados directamente por el estado. Así mismo, todos los escritores pasaron a
formar parte de la Asociación de Escritores Chinos. Evidentemente la censura
prohibió de manera estricta la publicación de obras que no se ajustasen a los
criterios marcados por el Partido. Por otra, había las campañas culturales. Estas
campañas estaban basadas en la Campaña para la Rectificación que acogió el
Congreso de Yan’an. El Movimiento de las Cien Flores (1956-1957) es un ejem-
plo representativo. El nombre de las cien flores hace referencia al eslogan “Dejad
que florezcan cien flores, dejad que cien escuelas de pensamiento competan
entre ellas”, copiado de la época de los Reinos Combatientes. Durante el perío-
do de las Cien Flores los escritores fueron animados a describir los problemas
de la nueva sociedad china. Sin embargo, pocos meses después de haber sido
alentados a hablar y escribir libremente, fueron acusados y purgados durante la
117. Para un análisis de la formación y la transmisión del discurso revolucionario maoista, vean
David Apter y Tony Saich (1994). Revolutionary Discourse in Mao’s Republic. Cambridge y
Londres: Harvard University Press.
© Editorial UOC 173 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
Ding Ling
118. Ding Ling (1990). El diari de Shafei (tr.: Dolors Folch). Barcelona: Edicions de l’Eixample.
© Editorial UOC 175 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
A mediados de los años sesenta, Mao Zedong había perdido poder ante la
rama más pragmática de la dirección del Partido. Por este motivo decidió iniciar
lo que se conoció como la Revolución Cultural (1966-1976). Oficialmente esta
nueva campaña tenía el objetivo de depurar las influencias burguesas, feudales
y occidentales que, según Mao, se habían extendido por la sociedad china. En
el fondo, sin embargo, se trataba de un intento por parte de Mao de recuperar
un liderazgo que se le había empezado a escapar. Es significativo, por ejemplo,
que en una edición de 1966 la revista oficial Bandera Roja (Hongqi) republicase
las Charlas de Yan’an de Mao para recordar los parámetros bajo los cuales se
debía regir el pensamiento intelectual y la producción cultural y literaria. Una
de las fórmulas empleadas para canalizar la Revolución Cultural fue el ataque
a los cuatro aspectos de la tradición que había que erradicar: ideas, cultura, tra-
diciones y hábitos. Estos ataques, a menudo ejecutados por los miembros de la
Guardia Roja (cuya mayoría eran adolescentes), incluían la quema sistemática
de libros y bibliotecas, la destrucción de templos y la persecución, normalmente
acompañada de humillaciones y malos tratos públicos, de escritores e intelec-
tuales. Los escritores que, cuatro décadas antes, habían estado asociados con el
Movimiento por la Nueva Cultura, fueron uno de los objetivos principales de
© Editorial UOC 176 Narrativas chinas:...
119. Perry Link, Richard Madsen y Paul Pickowicz (eds.) (1989). Unofficial China: Popular Culture and
Thought in the People’s Republic. Boulder: Westview.
© Editorial UOC 178 Narrativas chinas:...
120. Geremie Barmé y John Minford (eds.) (1989). Seeds of Fire: Chinese Voices of Conscience. Newcastle
upon Tyne: Bloodaxe Books.
121. Para un análisis de este período desde la vertiente literaria y cinematográfica, vean Zhang
Xudong (1997). Chinese Modernism in the Era of Reforms: Cultural Fever, Avant-Garde Fiction, and
the New Chinese Cinema. Durham: Duke University Press.
122. Mostow, op. cit., pág. 299.
© Editorial UOC 179 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
125. Para un análisis completo de este complejo movimiento social, vean el primero de los ensayos
recogidos en: Wang Hui (2003). China’s New Order: Society, Politics, and Economy in Transition
(tr.: Theodore Huters y Rebecca Karl). Harvard: Harvard University Press.
© Editorial UOC 181 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
Bey Dao, seudónimo de Zhao Zhengkai, es, quizás, el autor más famoso re-
lacionado con esta corriente. Nacido en Pequín en 1949, recibió una educación
sólida a pesar de las turbulencias políticas de los años cincuenta y sesenta, y
durante la Revolución Cultural fue miembro de la Guardia Roja. A partir de los
años setenta se convirtió en un auténtico fenómeno literario, no solamente por
su obra, sino por su figura: recibía visitas y correspondencia de jóvenes poetas y
escritores, pronunciaba conferencias y era invitado a recitales poéticos. Sus poe-
mas eran memorizados y recitados por la juventud de los años ochenta (varios
poemas suyos fueron exhibidos en la plaza de Tian’anmen en 1989).
Sus primeros poemas se caracterizaron por un pesimismo profundo y por
la crítica a la falta de individualidad, confidencialidad y libertad de expresión
impuestas por el régimen político. Su estilo reflexivo convirtió progresivamente
el pesimismo inicial en un nihilismo más acentuado. A parte de la poesía, Bey
Dao también escribió narrativa. La novela Ondas (Bodong, 1979), estructurada
en episodios intercalados que describen la vida de cinco personajes, narra la
corrupción oficial y la crisis social de los años setenta. La estructura fragmen-
tada evoca la búsqueda de los personajes, que mantienen la esperanza de huir
de la realidad que les ha tocado vivir. A partir de 1986 Bey Dao fue invitado a
varios certámenes literarios y festivales de poesía en el extranjero. Su obra fue
traducida a diversas lenguas europeas y al japonés. Forzado al exilio después de
la tragedia de Tian’anmen, el reconocimiento internacional le ha convertido a
menudo en la voz pública del pueblo chino oprimido. Antes de la concesión del
premio Nobel a Gao Xingjian, Bey Dao había sido durante muchos años uno de
los candidatos chinos más firmes al premio.126
126. Bei Dao (1990). Olas (tr.: Dolors Folch). Barcelona: Península.
© Editorial UOC 183 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
128. Chang Hsien-liang [Zhang Xianliang] (1991). La mitad del hombre es la mujer (tr.: Juan Ignacio
Preciado). Madrid: Siruela.
© Editorial UOC 185 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
del realismo mágico no fue automática. Algunos autores se han mostrado más
poco inclinados a admitir la influencia –siguiendo el espíritu de búsqueda de
tradiciones autóctonas–; otros, como Zhaxi Dawa o Jia Pingwa, han declarado
desenvueltamente haber quedado influenciados. En cualquier caso, ésta es una
cuestión difícil de medir. El caso de Sorgo rojo (Hong gaoliang, 1986), de Mo Yan,
es un ejemplo: a menudo se han analizado las similitudes con la obra de García
Márquez, pero Mo Yan ha defendido que leyó Cien años de soledad cuando ya
había escrito Sorgo rojo. En relación con el ruralismo y el realismo mágico, tam-
bién merece la pena recordar, por una parte, que la literatura china ya tenía una
sólida tradición de obras propias que se centraban en los elementos mágicos o
fantásticos; por otra, que la obra de Shen Congwen –o de su discípulo Wang
Zengqi, aún vivo y muy influyente durante los años ochenta– también giraban
en torno a la temática rural, no siempre excesivamente bucólica.
Las obras de la Literatura de las Raíces tuvieron una estrecha relación con
el cine y llegaron a Occidente mediante la traducción a la gran pantalla. Las
primeras películas de la denominada Quinta Generación (Wudai) de cineas-
tas chinos –encabezada por Zhang Yimou (1950-), Chen Kaige (1952-) o Tian
Zhuangzhuang (1952-)– también tienen en común el tratamiento primordial de
las imágenes autóctonas de China: la tierra, la vida rural, el sistema de escritura,
las tradiciones y los tabús. De la misma forma que las obras de la Literatura de
las Raíces, estas películas quieren ser una voz alternativa, autóctona, alejada de
las directrices políticas. A menudo el guión de algunas de estas películas se basó
en obras literarias: por ejemplo, El rey de los niños (Haizi wang, 1987), de Chen
Kaige, está basada en el relato homónimo de A Cheng (aunque el final es sensi-
blemente diferente), y Sorgo rojo de Zhang Yimou (1988) está basada en los dos
primeros capítulos de la novela homónima de Mo Yan.129
A Cheng (1949-), seudónimo de Zhong Acheng, nació en Pequín. Su padre
fue un crítico cinematográfico importante, Zhong Dianfei, lo cual le facilitó el
acceso a una educación sólida. Durante la Revolución Cultural fue enviado a
campos de trabajo en regiones de la Mongolia Interior y de la provincia me-
ridional de Yunnan y no volvió a Pequín hasta 1979. Cinco años más tarde
publicó su primera obra, El rey del ajedrez (Qi wang, 1984), que le catapultó a la
popularidad durante el resto de los años ochenta. Un año más tarde publicó El
rey de los árboles (Shu wang) y El rey de los niños (Haizi wang). Los tres relatos han
130. A Cheng (1990). Three Kings: Three Stories from Today’s China (tr.: Bonnie McDougall). Londres:
Collins Harvill.
© Editorial UOC 188 Narrativas chinas:...
131. Algunos críticos como Henry Zhao han preferido englobar la Literatura de vanguardia den-
tro de una categoría más general, Narrativa de la Nueva Ola (Xinchao xiaoshuo), que como
conjunto contrasta con la Literatura de las Cicatrices. Dentro de la Narrativa de la Nueva Ola
también incluye las obras de la Literatura de las Raíces, que hemos visto anteriormente, y las
de la denominada Literatura de la Juventud Desamparada (Shiluodai xiaoshuo), caracterizada
por una visión pesimista, de decadencia y alenación, y marcada por las obras de autores como
Wang Shuo (1958-) o Liu Suola (1955-), que analizaremos más adelante.
© Editorial UOC 189 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
menos restrictivo del final de la década de los ochenta es el hecho de que, a pe-
sar de esta voluntad subversiva, la mayoría de los relatos vanguardistas fueron
publicados en revistas parcialmente subvencionadas por instituciones guberna-
mentales: Cosecha (Shouhuo), La montaña de la campana (Zhongshan), Literatura
de Pequín (Beijing wenxue) o Literatura de Shanghai (Shanghai wenxue). Esta sub-
versión, pues, no dejaba de tener el consentimiento del gobierno. Por otro lado,
la Literatura de Vanguardia aprovechó los ejercicios literarios inmediatamente
anteriores que habían intentado crear un espacio cultural propio como crítica
al maoísmo. Pero todavía fue un paso más allá: no se trataba simplemente de
criticar el maoísmo, la Revolución Cultural y la politización de la literatura, sino
también de atacar la confianza en el progreso y en el humanismo desde la cual
se habían hecho estas críticas.
En consecuencia, los relatos vanguardistas tienen unas características muy
particulares. El autor (o el narrador) no asume ningún tipo de responsabilidad
–lejos del escritor comprometido al estilo de Lu Xun, que todas las otras corrien-
tes de los años ochenta, conscientemente o inconsciente, aún asumían. El desa-
rrollo narrativo es confuso o inexistente y las historias que se relatan a menudo
no son lineales o no siguen los patrones habituales: a veces sólo se centran en
detalles intrascendentes y acostumbran a estar faltas de lógica argumental. Los
personajes raramente quedan descritos más allá de la superficialidad, sin ningu-
na clase de profundidad psicológica. El lector, pues, queda cotejado a una reali-
dad fragmentada y absurda. Estas características han hecho que algunos críticos
hayan visto en la Literatura de Vanguardia el inicio del posmodernismo chino.
A menudo el mundo desconcertante de los relatos vanguardistas está acom-
pañado de elementos violentos y escatológicos que ponen a prueba los límites
éticos del lector. “Fabricación” (“Xugou”, 1986) de Ma Yuan, por ejemplo, na-
rra con una normalidad perturbadora la visita del narrador a una colonia de
leprosos del Tíbet y su historia de amor con una de las jóvenes residentes. Otro
ejemplo paradigmático es “Un tipo de realidad” (“Xianshi yizhong”, 1989) de
Yu Hua, que describe una espiral de venganzas brutales entre miembros de la
misma familia que acaba con el asesinato entre hermanos de la manera más
insólita: un hermano ata el otro a un árbol y le unta los pies con la salsa de un
estofado; entonces un perro hambriento le lame los pies y lo hace morir –literal-
mente– de cosquillas. Desafortunadamente, desde una perspectiva occidental es
tentador interpretar la brutalidad de estas historias –y también el primitivismo
de la Literatura de las Raíces– de manera superficial, como simples ejercicios
© Editorial UOC 190 Narrativas chinas:...
132. Henry Zhao (ed.) (1993). The Lost Boat: Avant-Garde Fiction from China. Londres: Wellsweep. Yu
Hua (1996). The Past and the Punishments (tr.: Andrew Jones). Honolulu: University of Hawai’i
Press.
133. Can Xue (1989). Dialogues in Paradise (tr.: Ronald Janssen y Jian Zhang). Evanston: Northwestern
University Press.
© Editorial UOC 191 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
134. Obviamente, los acontecimientos de Tian’anmen no fueron retransmitidos por la televisión del
país. Muchos de los ciudadanos chinos que han salido al extranjero en años posteriores han
podido contemplar imágenes retrospectivas de la tragedia emitidas por televisiones extranjeras
que les eran totalmente desconocidas.
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En este contexto, el partido vio con buenos ojos el desarrollo de una cultura
popular que, gestionada de manera conveniente, pudiese neutralizar cualquier
oposición política. Durante la década de los noventa, pues, se fomentó un pro-
greso cultural enfocado hacia formas de expresión y consumo que, en el fondo,
prometían la prosperidad de los ciudadanos: industria del entretenimiento, se-
ries de televisión, canciones pop, etc. Es significativa, por ejemplo, la eclosión
de la denominada Fiebre de Mao, un revival de la figura de Mao Zedong desde
el punto de vista comercial: desde imágenes icónicas hasta himnos comunistas
transformados en canciones pop.135 La nueva dimensión económica de la cultura
china se desplegó sobre todos los sectores sociales y, lo que es más importante,
marcó las bases para la negociación entre el gobierno y los escritores: los escrito-
res no solamente debían tener en cuenta los límites del gobierno, sino también
cómo podían negociar con las fuerzas de la comercialidad. Dos gestos plasman
este cambio de paradigma. Por una parte, Wang Meng, escritor de reconocido
prestigio que, como hemos visto anteriormente, había llegado a ser ministro
de Cultura a finales de los años ochenta, como consecuencia de los Hechos de
Tian’anmen de 1989, fue destituido por el gobierno. Por otra, el mismo Wang
Meng, que representaba la literatura “seria”, comprometida políticamente, de-
fendió públicamente la literatura comercial –concretamente la obra de Wang
Shuo, escritor mediático y emprendedor cultural por excelencia, que analizare-
mos en seguida y que probablemente se sitúa en las antípodas de la figura de es-
critor tradicional. En este nuevo contexto, el caso de Wang Shuo –inicialmente
escritor, más tarde convertido en creador multimedia– es paradigmático y nos
permitirá ejemplificar esta transición.
Wang Shuo
135. Geremie Barmé (1998). Las sombras de Mao: El culto póstumo al gran líder (tr.: Víctor Pozanco).
Barcelona: Edicions Bellaterra.
© Editorial UOC 193 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
Transición
136. Geremie Barmé (1999). In the Red: On Contemporary Chinese Culture. Nueva York: Columbia
University Press.
137. Las provocaciones de Wang Shuo incluso se convirtieron en la fuente de inspiración para Kong
Yongqian, un artista de Pequín que utilizó algunas de las frases más satíricas de Wang Shuo y
las imprimió en camisetas que se vendieron por todos los mercados populares de la capital y,
posteriormente, por todo el país. Kong Yongqian acabó detenido por la policía y las camisetas,
confiscadas y destruidas.
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Obra literaria
Más allá de las dimensiones políticas, la obra de Wang Shuo rehuye el sim-
plismo. En ella destaca la alienación de la juventud, que describe la confusión
generacional dentro del contexto de la China del posmaoísmo, combinada con
los elementos representativos de la cultura urbana. A pesar de las opiniones ofi-
ciales –que aún critican la falta de seriedad y de profundidad– Wang Shuo es un
escritor hábil y versátil, que aporta una obra interesante cuando se interpreta y
se valora en su contexto.
Soy tu padre (Wo shi ni baba, 1991) es, quizás, una de las obras menos agre-
sivas de Wang Shuo –especialmente en relación con sus primeros relatos–, por
bien que no renuncia a la representación crítica de la realidad. La historia, am-
bientada durante la celebración de los Juegos Panasiáticos en Pequín del año
1990, narra la relación entre Ma Linsheng, un padre divorciado que trabaja en
© Editorial UOC 195 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
138. Wang Shuo (1997). Je suis ton papa (tr.: Angélique Lévi y Wong Li-Yine). Éditions Flammarion.
Wang Shuo (2002). Haz el favor de no llamarme humano (tr.: Gabriel García-Noblejas). Madrid:
Lengua de Trapo.
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continuación pueden ser una guía aproximada de las direcciones en que avanza
la literatura china más reciente.
En primer lugar, aunque Wang Shuo es, ciertamente, un caso extremo, el
énfasis en la comercialización es paradigmático y generalizado. La mayoría de
las obras literarias de los noventa tienen como objetivo vender ejemplares. Esto
–por obvio que parezca desde nuestra perspectiva actual–, no siempre había sido
así: a lo largo del siglo XX los escritores formaban parte de colectivos literarios
o proyectos editoriales que les permitían vivir dignamente sin tener que pu-
blicar en exceso, ni tener que adecuar sus obras a un público generalizado. La
importancia de la viabilidad comercial, evidentemente, ha influido en el tipo
de literatura, tanto por lo que respecta al contenido como por lo que respecta a
la forma de las obras. Cabe decir que, como a menudo también pasa en nuestro
país, los libros más vendidos en China no acostumbran a ser obras literarias
“serias”: en los estantes más prominentes de las librerías chinas suelen predo-
minar lo que desde Occidente se considera narrativa de no-ficción: manuales
de estudio (inglés, informática), biografías o libros de ensayo, por ejemplo. Así
mismo, la literatura más popular que veremos en el próximo apartado –como las
novelas románticas de las escritoras taiwanesas San Mao (1943-1991) o Qiong
Yao [Ch’iung Yao] (1938-), o las obras de artes marciales (wuxia xiaoshuo) de Jin
Yong (1924-) llegadas desde Hong Kong– tiene un papel comercial mucho más
importante que la literatura “seria”.
En segundo lugar, el caso de Wang Shuo ejemplifica la ambigüedad subya-
cente en la relación entre literatura y política durante los años noventa. Según
como y según en qué momento, un autor puede ser criticado y censurado por las
instancias oficiales; pero según como y según en qué otro momento, el mismo
autor puede recibir los elogios y la colaboración (económica) del mismo gobier-
no. La esfera cultural china de los años noventa –especialmente durante la pri-
mera mitad de la década, cuando el incidente de Tian’anmen aún estaba fresco–
es compleja y los creadores se tuvieron que adaptar a estas fronteras sutiles entre
lo que estaba permitido y lo que no, entre la oficialidad y la comercialidad. A
parte de Wang Shuo, un caso muy representativo es el del cineasta Zhang Yimou
y su relación tensa y cambiante con el gobierno chino: algunas de sus películas
recibieron premios oficiales en China, mientras que otras fueron censuradas.
En tercer lugar, a partir de la década de los noventa, la literatura entra en una
estrecha relación con el cine y la televisión. A parte de Wang Shuo, otros escrito-
res han colaborado regularmente en guiones cinematográficos, adaptaciones de
© Editorial UOC 197 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
139. Zhang Yimou (1992). La linterna roja. Esta película es una adaptación de la novela corta de Su
Tong Esposas y concubinas (Qiqie chengqun, 1987). Yu Hua (2003). Chronicle of a Blood Merchant
(tr.: Andrew Jones). Nueva York: Pantheon Books.
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140. Jia Pingwa (1997). La capitale déchue (tr.: Geneviève Imbot-Bichet). Stock. Esta traducción reci-
bió el premio Femina Étranger el mismo año.
141. Han Shaogong (2003). A Dictionary of Maqiao (tr.: Julia Lovell). Nueva York: Columbia
University Press. Chen Ran (2004). A Private Life (tr.: John Howard-Gibbon). Nueva York:
Columbia University Press.
© Editorial UOC 199 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
2. La literatura sinófona
Shu-mei Shih ha definido la literatura sinófona del modo siguiente: “la litera-
tura escrita en chino por escritores hablantes del chino por todo el mundo fuera
de China, que se diferencia de la ‘literatura china’ –la literatura de China.”142 La
necesidad del término literatura sinófona surge para dar voz a las obras literarias
en lengua china de fuera de China que a menudo quedan en la sombra de las
obras publicadas en la República Popular, especialmente desde la apertura de
este país al exterior. Así, pues, para considerar el conjunto de la literatura en
lengua china con amplitud y precisión, se puede dividir en dos grupos: la litera-
tura china (de la República Popular China) y la literatura sinófona (literatura en
lengua china de fuera de la República Popular China).143
Merece la pena constatar que este término excluye las obras que no están
escritas en lengua china: obras de autores y autoras como Jung Chang, Anchee
Min, Dai Sijie o Shan Sa que a menudo son presentados al público occidental
como escritores representativos de la literatura china moderna. Sin querer des-
merecer estas obras –de calidad irregular–, la convención que adoptamos aquí es
que la literatura queda marcada por la lengua en que se escribe. Tanto la crítica
especializada como el mundo académico consideran que estas obras pertenecen
a la literatura chinoamericana o chinoeuropea. Desafortunadamente eso no es
así en la mayoría de los medios de comunicación de nuestro país, desde donde
estos autores son presentados como los representantes de la literatura china mo-
derna, aunque ni escriben en chino (a menudo ni solamente lo hablan), ni sus
obras están adscritas al público chino.
A continuación analizaremos con más profundidad una parte importante de
la literatura sinófona moderna, la literatura de Taiwan, y comentaremos muy
brevemente algunos aspectos generales de la literatura de la diáspora. Aunque
142. Shu-mei Shih (2004). “Global Literature and the Technologies of Recognition”. PMLA, vol. 1,
núm. 119, pág. 27. Este concepto está posteriormente desarrollado en Shu-mei Shih (2007).
Visuality and Identity: Sinophone Articulations Across the Pacific. Berkeley, Los Angeles y Londres:
Univerity of California Press.
143. La intención de esta diferenciación terminológica y conceptual es establecer una distinción
parecida, por ejemplo, a la que existe entre la literatura francesa (de Francia) y la literatura
francófona (de obras en francés escritas fuera de Francia). En cierta manera, la situación de
la literatura sinófona es similar a la de la francófona o anglófona, ya que el chino también
puede considerarse una lengua de imposición colonial en algunos territorios (en Taiwan, por
ejemplo).
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144. Sung-sheng Yvonne Chang (1993). Modernism and the Nativist Resistance: Contemporary Chinese
Fiction from Taiwan. Durham: Duke University Press.
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que recoge una treintena de relatos de diferentes autores aparecidos en esta re-
vista, Bai comenta las características del grupo que, de hecho, son las mismas
coordenadas que marcan su propia obra:
“Estos treinta-tres escritores tienen su propio lenguaje y sus propias técnicas. Algunos
utilizan la alegoría y el simbolismo, otros el monólogo interior y el psicoanálisis. Algu-
nos son sencillos y realistas, otros elegantes e imaginativos. Tradición se fusiona con
modernidad, aquello que es occidental se mezcla con aquello que es chino. El resulta-
do es un tipo de literatura que combina antiguo y moderno, chino y extranjero. Ésta
es la realidad del Taiwan de los años sesenta. Verticalmente, ha heredado una cultura
rica de cinco milenios; horizontalmente, ha recibido el impacto significativo de Euro-
pa y de América. Vivimos en un tiempo tempestuoso de cambios sin precedentes, sin
embargo, como escritores, nuestros corazones son pesantes y ansiosos.”145
145. Pang-yuan Chi y David Wang (eds.) (2000). Chinese Literature in the Second Half of a Modern
Century: A Critical Survey. Bloomington: Indiana University Press, pág. 82.
146. Bai Xianyong (2000). Gens de Taipei (tr.: André Lévy). París: Philippe Picquier.
147. Mostow, op. cit., pág. 502.
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También merece la pena recordar que se puede trazar una conexión entre el
nativismo taiwanés y las obras más pastorales de autores continentales como
Shen Congwen.
En el complejo contexto social, político y cultural taiwanés que hemos co-
mentado anteriormente, los escritores nativistas como Wang Zhenhe [Wang
Chen-ho] (1940-1990), Huang Chunming [Huang Ch’un-ming] (1935-) o Li
Qiao [Li Ch’iao] (1934-) quisieron presentar una alternativa literaria autóctona,
en la que la lealtad a Taiwan es esencial y que se traducía en el uso frecuente del
dialecto taiwanés en sus obras y el abandono de las formas estilísticas extranje-
ras. En este sentido, pues, probablemente es útil analizar las características lite-
rarias del Nativismo en contraste con las del Modernismo: la atmósfera nebulosa
de la prosa modernista es sustituida por una prosa sencilla; el experimentalismo
por el realismo; las reflexiones psicológicas por el énfasis en el cuerpo y en sus
funciones; la atención en los intelectuales y la aristocracia por la atención en la
gente corriente; el ambiente urbano por la vida rural. Así, la vida en el campo
y los pequeños pueblos son considerados la base de la cultura tradicional, en
contraste con Taipeh, menospreciada como la capital de los inmigrantes del
continente. En consecuencia, gran parte de la Literatura Nativista es de estilo
bucólico y nostálgico, sin perder de vista las desigualdades sociales y los con-
flictos causados por el progreso económico y por las relaciones internacionales
(especialmente con Estados Unidos).
Wang Zhenhe es un autor especial dentro del movimiento nativista. Alumno
de la Universidad Nacional de Taiwan y de la Universidad de Iowa, en Estados
Unidos, Wang empezó a publicar dentro de los círculos modernistas, concreta-
mente en la revista Literatura Moderna. Después de un giro hacia el nativismo, se
puede decir que la obra de Wang, si bien comparte las grandes temáticas nativis-
tas con el resto de escritores de esta tendencia, se caracteriza por un tono mucho
más personal, especialmente marcado por el humor y la ironía. Desde novelas
y relatos, Wang Zhenhe explora los elementos más grotescos del ser humano,
a menudo centrados en personajes marginales que rompen las convenciones
sociales establecidas. Esta temática, explorada de manera irónica e inteligente,
le permite atacar al elitismo cultural y literario del modernismo y ofrecer una
propuesta que va más allá del puro nativismo.
La novela satírica Rosa, Rosa, te amo (Meigui, meigui, wo ay ni), publicada ya en
1984, es un buen ejemplo del estilo humorístico y corrosivo de Wang Zhenhe.
Rosa, Rosa, te amo –título de una canción popular–, describe las aventuras que se
© Editorial UOC 205 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
El milagro económico taiwanés creó una nueva clase media que, en décadas
más recientes, reclamó un espacio político propio. En consecuencia, durante los
años ochenta y noventa se produjeron una liberalización y una democratización
progresivas, en paralelo a una taiwanización de la sociedad y de la cultura. Estas
tendencias culminaron con la victoria del Partido Progresista Democrático de
Chen Shui-bian en las elecciones democráticas de 2000, que puso fin a más de
cincuenta años de dominio del Partido Nacionalista. Fruto de la liberalización
política, el levantamiento de la ley marcial en 1987 tuvo consecuencias inme-
diatas para la cultura en general y la literatura en particular. De pronto, nadie
controlaba cómo se debían escribir las novelas, lo cual generó un enriqueci-
miento por lo que respecta a los temas literarios. Es significativo, por ejemplo,
que a partir de los años noventa se recuperasen las obras de los autores taiwane-
ses que se habían escrito durante el período de dominio japonés –y que habían
sido censurados hasta entonces.
Podemos organizar estos nuevos temas según las respuestas que plantean a
distintas crisis de identidad. De hecho, la crisis de identidad ya había marcado el
148. Wang Zhenhe (1997). Rose, Rose, I Love You (tr.: Howard Goldblatt). Nueva York: Columbia
University Press. Otras traducciones de esta corriente son: Huang Chunming (2001). The Taste
of Apples (tr.: Howard Goldblatt). Nueva York: Columbia University Press. Li Qiao (2001).
Wintry Night (tr.: Taotao Liu y John Balcom). Nueva York: Columbia University Press.
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desarrollo literario taiwanés durante las décadas anteriores –en gran parte causa-
das por las particularidades étnicas y sociales que forman la sociedad taiwanesa.
Ahora bien, durante los años ochenta y noventa, gracias al nuevo contexto polí-
tico y económico, estas crisis se manifestaron de manera renovada. A continua-
ción veremos algunos ejemplos brevemente.
En primer lugar, el desarrollo de la conciencia feminista hizo que un buen
número de escritoras recuperasen la tradición literaria femenina, que ya había
tenido algún precedente importante durante el Modernismo de los años sesen-
ta. En esta línea, durante los años ochenta se produjo una auténtica mitificación
de la escritora continental Zhang Ailing –exiliada en aquel tiempo a Estados
Unidos–, que también contribuyó a esta formación del campo literario femeni-
no. De manera tangencial, también se puede considerar desde esta perspectiva
el éxito popular de las novelas románticas de San Mao (1943-1991) y Qiong
Yao (1938-), autoras que, como veremos más adelante, se convirtieron en ver-
daderos fenómenos de masas, cuya popularidad llegó a la China continental
pocos años después. La publicación de La mujer del carnicero (Shafu, 1982) de
la escritora Li Ang (1952-) se puede considerar una contribución radical para
la toma de conciencia de la literatura escrita por autoras jóvenes taiwanesas.
La mujer del carnicero describe la historia de Lin Shi, una mujer joven, oprimida
y maltratada por su marido. En cierta medida se puede interpretar la figura de
Chen Jiangshui, el marido de Lin Shi, como el arquetipo de la sociedad china
patriarcal. El asesinato del marido no es solamente una liberación para Lin Shi,
sino también un gesto simbólico de liberación para las mujeres oprimidas por la
sociedad. Este relato suscitó una gran controversia en Taiwan –los comentarios
se dividían entre elogios y críticas de inmoralidad–, cosa que, probablemente,
facilitó su traducción a lenguas extranjeras.149
En segundo lugar, algunos aspectos de la obra de las hermanas Zhu sugiere
una segunda manifestación de la crisis de identidad: el conflicto entre la mo-
dernidad y la globalización, por una parte, y las diferentes formas de identidad
taiwanesa, por otra. Zhu Tianxin [Chu T’ien-hsin] (1958-) y Zhu Tianwen [Chu
T’ien-wen] (1956-) son dos de las voces más importantes entre las escritoras
taiwanesas contemporáneas, cuya obra se suele centrar en la descripción del
nuevo papel que las jóvenes protagonistas de las historias deben desarrollar en
149. Li Ang (1986). The Butcher’s Wife (tr.: Howard Goldblatt y Ellen Yeung). Boston: Cheng and
Tsui.
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150. Zhu Tianwen [Chu T’ien-wen] (1999). Notes of a Desolate Man (tr.: Howard Goldblatt y Sylvia
Lin). Nueva York: Columbia University Press.
151. Zhang Dachun [Chang Ta-chun] (2000). Wild Kids (tr.: Michael Berry). Nueva York: Columbia
University Press.
152. Sobre este término, vean principalmente: Shuyu Kong, “Diaspora literature”, a Mostow, op. cit.,
págs. 546-553.
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“La literatura china moderna escrita por chinos en el extranjero sobre sus experien-
cias de vivir lejos de su país natal. Estas obras están escritas en chino, la mayoría están
publicadas en el mundo chino (que incluye Taiwan, Hong Kong y la República Popu-
lar China) y, por lo tanto, están dirigidas a los lectores chinos.”153
Desde los últimos años de la dinastía Qing y del Movimiento por la Nue-
va Cultura, la literatura china tiene obras escritas por autores chinos desde el
extranjero: Liang Qichao, Lu Xun, Yu Dafu o Lao She (que, precisamente, se
hizo famoso en China cuando aún vivía en Londres) son sólo algunos ejem-
plos. Además, a partir de la década de los cincuenta ha habido un movimiento
migratorio constante desde Taiwan y Hong Kong –y, desde los años ochenta,
desde China– hacia Occidente. Las causas que han motivado estos movimientos
han basculado entre los problemas y las incertidumbres políticas en busca del
bienestar económico. El escritor taiwanés Bai Xianyong, por ejemplo, emigró a
Estados Unidos, desde donde su obra ha reflejado la alienación y el desarraigo
de los inmigrantes –curiosamente semejante a la alienación de los emigrantes
continentales que ya había descrito en Personajes de Taipeh. Si bien algunos es-
critores de la diáspora ven su situación como una condición específica de su ca-
rácter chino, de otros, como Ma Sen (1932-), lo engloban en una dinámica más
universal, una condición inherente a la modernidad. Los miembros de la Poesía
Oscura que huyeron de China tras los incidentes de Tian’anmen son, quizás, los
escritores de la diáspora china más conocidos: Bei Dao, Yang Lian y Duo Duo.
Liu Suola (1955-) nació en Pequín e hizo estudios en el Conservatorio Central
de Música, que acabó en 1983. Siempre ha compaginado el interés por la música
con la escritura. Inició su carrera literaria con No tienes ninguna otra alternativa
(Ni bie wu xuanze, 1985), que le puso en cabeza de la literatura postmoderna o de
vanguardia. Al final de la década de los ochenta se instaló en Londres y, desde
allí, escribió Caos i tot plegat (Hundun jia ligelong, 1991). Esta novela presenta una
narrativa segmentada: por una parte, las memorias que la protagonista tiene del
Pequín de los años cincuenta y ochenta están descritas en primera persona y en
un tono íntimo y próximo; de la otra, el relato de la vida en Londres del final
de los ochenta está en tercera persona y en un tono gris y monótono. La novela
plantea una reflexión sobre la nostalgia y la soledad fruto de la experiencia en
154. Liu Suola (1994). Chaos and All That (tr.: Richard King). Honolulu: University of Hawai’i Press.
155. Sobre este tipo de literatura, vean: Chris Hamm, “Martial-Arts Fiction and Jing Yong”, en
Mostow, op. cit., págs. 509-514.
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no, rural, evocó la nostalgia de una sociedad china sumergida en una serie de
convulsiones provocadas –entre otras cosas– por el dominio imperialista occi-
dental desde las últimas décadas del siglo XIX.156 De hecho, durante el período
republicano (de 1912 a 1949) uno de los temas más recurrentes en las novelas de
este género fue la lucha de los chinos contra los extranjeros (representados por
dinastías foráneas o por otros enemigos más modernos) que ponían en peligro
la nación o la cultura china. Esta temática se mantuvo vigente durante muchas
décadas y tuvo una continuación entre paródica y seria en películas como las
protagonizadas por Bruce Lee durante los años setenta o ya en obras de literatura
popular de principios de los ochenta.
Evidentemente, este tipo de literatura no fue bien visto por la intelectualidad
del Movimiento por la Nueva Cultura. En primer lugar, porque sintetizaba las
peores características de la literatura tradicional, que –según defendían con la
vehemencia habitual– debía quedar superada para modernizar el país: supersti-
ción, violencia, poco contenido ideológico o reflexivo, etc. En segundo lugar,
porque llegaba a la sociedad de manera excesivamente directa y popularizada.
Esto hizo que después de 1949 este tipo de literatura fuera prohibida por el
gobierno comunista, por bien que –como ya hemos visto en apartados anterio-
res– estas obras continuasen circulando clandestinamente (algunas en forma
manuscrita) y, por lo tanto, mantuviesen una presencia destacada en el imagi-
nario popular. Mientras que en China las novelas de artes marciales y caballería
fueron prohibidas oficialmente, en Hong Kong y Taiwan se produjo una revita-
lización del género, que incorporó nuevas características fruto de un nuevo con-
texto político nacional e internacional: el final de la Guerra Civil y la victoria
comunista en la China continental o la Guerra Fría estimularon la creación de
nuevas tramas en las páginas de estas novelas. También quedaron afectados los
argumentos tradicionales, que fueron interpretados desde una nueva perspec-
tiva histórica –por ejemplo, se popularizaron las historias de los partidarios de
la dinastía Ming (de etnia Han) que luchaban contra la dinastía Qing (de etnia
manchú), historias que obviamente adquirieron un papel alegórico. En Taiwan
las convenciones del género (romanticismo, exaltación del legado cultural clá-
sico, violencia, altruismo) permitían mantenerse al margen del estrecho control
sobre las publicaciones que ejercía el gobierno del Guomindang. En Hong Kong
durante los años cincuenta se produjo un nuevo impulso del género, gracias a
esfuerzos editoriales y a publicaciones colectivas de autores importantes.
Jin Yong (seudónimo de Zhan Liangyong o Louis Cha, 1924) es, sin duda,
el escritor de novelas de artes marciales y caballería más popular. Teniendo en
cuenta el éxito comercial de este género literario, probablemente podemos afir-
mar que se trata del escritor sinófono moderno y contemporáneo más leído de
la historia. Nacido en 1924, su trayectoria demuestra nuevamente la compleji-
dad de las fuerzas que articulan la cultura y la sociedad china y merece la pena
que nos detengamos en él brevemente. La obra y la figura de Jin Yong tienen
implicaciones no solamente culturales, sino también económicas y políticas, y
personalizan los límites (o la ausencia de estos) entre géneros, entre territorios
(China, Taiwan, Hong Kong y las zonas donde se ha instalado la diáspora china
en el extranjero) y entre literaturas (china y sinófona; moderna y tradicional).
Tal como indica Chris Hamm, los principales rasgos que caracterizan la mayoría
de las obras de Jin Yong son un acento en los aspectos culturales y una explora-
ción de la interioridad de los personajes (tanto por lo que respecta a la psicología
y a la ética de sus acciones como a los sentimientos amorosos), así como una
cierta pretensión literaria manifestada por estructuras formales y estéticas un
poco más elaboradas que las habituales en el género, y una menor incidencia de
los aspectos políticos en los contextos históricos en que ambienta las novelas
–que incluso desaparecen en algunas obras:157 En La zorra voladora de la montaña
nevada (Xueshan feihu, 1966), por ejemplo, aunque la acción está ambientada
durante la conquista de la dinastía Qing, el argumento principal gira en torno a
los conflictos éticos y las lealtades personales.158
Jin Yong empezó publicando sus novelas por entregas en diversas publica-
ciones periódicas hasta que en 1959 fundó su propio periódico, Ming Pao, en
Hong Kong. Gracias al enorme éxito de sus novelas se convirtió en una auténti-
ca potencia económica dentro de la industria editorial, que desde Hong Kong le
catapultó hacia roles de comentarista político ya desde los tiempos de la Revolu-
ción Cultural en China. Durante los años ochenta, sus obras completas (que él
mismo estuvo revisando durante diez años antes de publicarlas conjuntamente
en treinta y seis volúmenes) rompieron barreras geopolíticas: se publicaron tan-
to en Taiwan (donde habían sido prohibidas debido a las simpatías de Jin Yong
por la izquierda continental) como en China (fruto de la política de apertura del
gobierno de Deng Xiaoping). Este impulso fuera de Hong Kong le proporcionó
un volumen de lectores extraordinario y tuvo otras consecuencias: reforzó su
perfil político y se convirtió en un centro de atención mediática (especialmen-
te cuando se mostró desenvueltamente partidario, por ejemplo, del retorno de
Hong Kong a dominio chino) y personificó el nuevo rumbo de la cultura y la
literatura china contemporáneas (que los intelectuales chinos conservadores no
ven con buenos ojos, ya que queda bajo la influencia directa de la comerciali-
zación). De hecho, el valor estrictamente literario de Jin Yong en China ha sido
muy debatido, no sólo por la relación con la comercialidad, sino también por la
posible reinterpretación que podría suponer lo que hasta ahora se ha considera-
do la literatura “seria”:
“La elevación de Jin Yong refleja el dominio de la cultura popular dentro de la esfera
cultural de los años noventa, pero al mismo tiempo revela la inclinación de algunos
críticos a interpretar su obra como ‘alta’ cultura y separarla de sus raíces como narra-
tiva de género.”159
La novela romántica160
vida [como si se tratase de una historia romántica]”.161 San Mao viajó por Europa
y África, se casó con un español y quedó atrapada en el Sáhara Occidental du-
rante la descolonización de mediados de los años setenta. Volvió a Taiwan ya
convertida en una celebridad y se dedicó a transmitir por medio de sus obras un
savoir vivre caracterizado por la aventura, la belleza y la humanidad, en el que las
emociones tienen un papel obviamente destacado. San Mao reforzó siempre la
(supuesta) conexión íntima entre las historias de sus obras y las peripecias de su
vida personal –característica que acentuó con el recurso de la narración en pri-
mera persona y con una protagonista de nombre San Mao. Miriam Lang observa
ciertamente que las historias del Sáhara de San Mao son –más allá de la calidad
estrictamente literaria que se quiera atribuir– miradas irónicas a acontecimien-
tos cotidianos que aportan una perspectiva intercultural muy interesante: se
trata de las miradas de una taiwanesa, casada con un europeo (español) y que
vive en África.162 El impacto comercial de su obra se disemina en diversos frentes
y nos aporta otro ejemplo de las dinámicas habituales de la cultura popular chi-
na y sinófona de las últimas décadas: además de los propios relatos publicados
en revistas y recopilaciones monográficas, San Mao también se dedicó a escribir
guiones para el cine, comercializó cintas de casete de lecturas públicas de sus
obras, y desde una columna periódica en una revista se dedicó a intercambiar
cartas con lectores.
Tanto las figuras de Qiong Yao y San Mao como sus obras son interesantes
para analizar las dinámicas de la cultura china y sinófona contemporánea. Sus
casos nos suscitan reflexiones que van más allá de sus obras y del contexto his-
tórico en que se publicaron. En primer lugar, demuestran la aceptación de la
literatura romántica o rosa durante las últimas décadas del siglo XX, así como
de las dinámicas interasiáticas en la circulación de capital literario y cultural y
la creación de un imaginario común, compartido más allá de las barreras geopo-
líticas. Estas novelas ampliaron el abanico temático del género y ya incorporan
temas contemporáneos como las relaciones prematrimoniales o extramatrimo-
niales, o el divorcio. Con la entrada de la mujer en el mundo laboral y una
(supuesta) mayor independencia, las novelas de este género, próximas al pú-
blico lector, reflejan el replanteamiento de la posición de la mujer dentro de la
sociedad china de nuestros días. En cierta medida, pues, Qiong Yao y San Mao
son antecedentes de un tipo de novela social que más adelante han desarrollado
escritoras como Chen Ran o Xu Kun. En segundo lugar, Qiong Yao y San Mao
también se podrían considerar antecedentes de muchas escritoras de finales de
los noventa que buscan hacerse un sitio en la escena literaria por medio de obras
sensacionalistas o supuestamente autobiográficas que a menudo buscan atraer
la censura para incrementar las ventas, la atención y la popularidad –sobre todo
en el extranjero. Es el caso de escritoras como Wei Hoy o Mian Mian, muy co-
nocidas ya en Occidente. Si bien es cierto que la calidad literaria de estas obras
es muy discutible, el hecho de que muchos críticos chinos hayan mantenido lar-
gos debates sobre este tipo de literatura demuestra que el campo literario chino
y sinófono tiene unas particularidades quizá diferentes de un sistema literario
occidental (en el que costaría de imaginar, por ejemplo, que críticos de prestigio
debatiesen sobre la obra de algún escritor o escritora mediático con la profun-
didad con que se ha hecho en China). En tercer lugar, el caso de San Mao y su
estilo de poner la sensibilidad romántica al servicio de una narración intercultu-
ral que transcurre en el extranjero es también un antecedente claro de muchas
novelas que a finales de los noventa y ya a partir del año 2000 han dominado
los escaparates de las librerías china –con títulos como Una china en París o Una
china en Nueva York. Estas obras mezclan una serie de rasgos distintivos (como
una sensibilidad queridamente femenina) con el exotismo de Occidente –una
perspectiva intercultural sin duda interesante, por bien que la calidad literaria
de estas obras sea generalmente mediocre.
163. Julia Lovell (2006). The Politics of Cultural Capital: China’s Quest for a Nobel Prize in Literature.
Honolulu: University of Hawai’i Press.
164. Henry Zhao (2000). Towards a Modern Zen Theatre: Gao Xingjian and Chinese Thatre
Experimentalism. Londres: School of Oriental and African Studies.
165. McDougall, op.cit., pág. 365.
© Editorial UOC 217 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
166. Gao Xingjian (2001). La muntanya de l’ànima (tr. del francés: Pau Joan Hernàndez y Liao
Yanping). Barcelona: Columna. Vean también: Gao Xingjian (2001). El llibre d’un home sol (tr.:
Pau-Joan Hernàndez). Barcelona: Columna.
© Editorial UOC 218 Narrativas chinas:...
“La literatura, por naturaleza, no tiene nada que ver con la política, ya que es una
actividad puramente individual: es un observar, una mirada retrospectiva sobre la
experiencia, una serie de conjeturas y sensaciones, la expresión de cierto estado de
ánimo, conjugado, todo, en la satisfacción de la necesidad de recapacitar. (...) Las
grandes convulsiones que ha sufrido son, por desgracia, producto de las exigencias
políticas; atacada o ensalzada por momentos, ha sido irremediablemente convertida
en instrumento, arma o diana hasta llegar a perder su propia naturaleza.”167
Es interesante contrastar los dos aspectos anteriores con todo aquello que
hemos visto a lo largo de estos últimos capítulos. Recordemos, en primer lugar,
que la literatura china del siglo XX ha mantenido, generalmente, una estrechí-
sima relación con la política. En este sentido, Gao Xingjian es una de las pocas
–y más notables– excepciones. Y, por otro lado, la atención que Gao dedica a
los aspectos estéticos de su obra, alejados de la política y de la comercialidad, lo
convierte en un autor muy diferente de los autores contemporáneos de la China
continental, donde la comercialización domina el desarrollo literario. La para-
doja del caso de Gao radica en el hecho de que, pese a sus esfuerzos para mante-
ner su obra alejada de estas preocupaciones políticas y comerciales, la concesión
del Nobel las ha acabado acentuando igualmente, logradas las implicaciones
ideológicas y publicitarias que son inherentes.
El hecho de que Gao se exiliase en Francia nos permite considerarlo un autor
de literatura sinófona. Esto, en parte, nos puede ayudar a entender tanto las
diferencias con la literatura china contemporánea que acabamos de mencionar,
como las reacciones de indiferencia o de indignación que la concesión del pre-
mio suscitó dentro de algunos estamentos literarios de la China continental.
Más allá de estas particularidades derivadas de la concesión del premio Nobel
a Gao Xingjian y de la posterior politización que se hizo de ello, este aconte-
167. Gao Xingjian (2001). En torno a la literatura (tr.: Laureano Ramírez). Barcelona: El Cobre
Ediciones y Editorial Complutense, pág. 162.
168. Id. pág. 12
© Editorial UOC 219 Capítulo V. Narrativa china y narrativa sinófona
cimiento a las puertas del siglo XXI nos puede hacer recapacitar sobre el futu-
ro más inmediato de la literatura china y sinófona. Gao Xingjian es residente
en Francia (de hecho, es ciudadano francés: obtuvo la ciudadanía francesa en
1997), escribe en chino, a menudo su obra se ha publicado primero en Taiwan,
y ha alcanzado un cierto reconocimiento internacional gracias al impulso del
Nobel y, sobre todo, de las traducciones que inevitablemente derivaron de él. El
tiempo dirá si éste es sólo un caso puntual y efímero, en el que los límites entre
literatura china, literatura sinófona y literatura universal han quedado difumi-
nados.
Carles Prado-Fonts
© Editorial UOC 221 Glosario
Glosario
A Cheng 阿城 (1949-)
Ba Jin巴⾦ (1904-)
Ban Gu 班固 (32-92)
Cao Yu 曹禺 (1910-1996)
Du Fu 杜甫 (712-770)
© Editorial UOC 224 Narrativas chinas...
Ennin 圓仁 (794-864)
Gao E ⾼鶚 (1738-1815)
Ge Fei 格⾮ (1964-)
Gu Cheng 顧城 (1956-1993
Han Yu 韓愈 (768-824)
Hu Shi 胡适 (1891-1962)
hui 囘 (s. XIII) ‘vez’, ‘sesión’. Término que la narrativa de ficción incorporará
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ji 記 Registro.
jiang jing wen 講經⽂ (s. XIII) ‘lecturas de sutras’. Tipo de escrito de proselitis-
mo budista. Se leía primero una versión en prosa del sutra y después, la versifi-
cada.
Li Ang 李昂 (1952-)
Li Fang 李昉 (925-996)
Li Yu 李漁 (1591?-1671?)
Li Zhi 李贄 (1527-1602)
Liu E 劉鶚 (1857-1909)
Lu Ji 陸機 (261-303)
Lu Xinhua 盧新華(1954-)
Lu Xun 魯迅 (1881-1936)
Ma Sen ⾺森 (1932-)
Ma Yuan ⾺原 (1953-)
Mang Ke 芒克 (1950-)
Mo Yan 莫⾔ (1956-)
shehui 社會 Sociedad.
Su Tong 蘇童(1963-)
suoyan 鎖⾔ Literalmente, ‘charlas triviales’. Uno de los tipos de zashu que in-
cluye pequeños relatos, diálogos y colecciones de anécdotas, como Leyendas del
mundo vueltas a contar (Shishuo xinyu).
Wang Du 王度 (584-625)
Wang Ji 王績 (590-644)
Wu Cheng’en吳承恩 (1506-1582)
Wu Jingzi吳敬梓 (1701-1754)
Xuanzang ⽞奘 (600-664)
Yan Fu 嚴復 (1854-1921)
Yang Mo 楊沫 (1914-)
Yu Hua 余華 (1960-)
yuanyang hudie pai 鴛鴦蝴蝶派 Escuela de las Mariposas y los Patos Manda-
rines.
zaji 雜記 Literalmente, ‘registros misceláneos’. Uno de los tipos de zashu que re-
coge los registros de acontecimientos extraordinarios, historias extrañas y acon-
© Editorial UOC 235 Glosario
tecimientos sobrenaturales.
Zeng Pu 曽樸 (1872-1935)
zhong 忠 Literalmente, ‘lealtad’. Uno de los principios en torno a los cuales gira
la novela A la orilla del aigua.
zhugongdiao 諸宮調 Literalmente, ‘todos los tonos y aires’. Género creado para
la representación en público, interpretado por un narrador en forma indirecta,
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ziyou ⾃由 Libertad.
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Capítulo 1
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