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Contaminantes
Contaminantes transportados por el aire (ó también “aerotransportados”)
Estrategias de control para los contaminantes transportados por el aire
Estrategias de control para diversos grados de preservación
Contaminantes transferidos por contacto
Estrategias de control
Contaminantes intrínsecos
Referencias
Viñeta 1. Corrosión blanca pulverulenta en almacenamiento
Viñeta 2. Uso de sorbentes
Viñeta 3. Manchas en obras sobre papel
Glosario
Contaminantes
Existen tres modalidades de acción por parte de los contaminantes para llegar a un
objeto y provocar deterioro en un museo. En la primera, los contaminantes son
transportados por el aire; en la segunda son transferidos entre dos materiales en
contacto; y en la tercera, son intrínsecos, es decir ya existen como parte del material
que compone el objeto, o se forman durante reacciones químicas sobre o dentro de
éste, y se denominan contaminantes secundarios. Cada una de estas modalidades será
discutida más adelante. La Tabla 1 entrega algunos de los contaminantes más
comunes, así como también su naturaleza y efectos.
Tabla 1. Efectos de los contaminantes en los objetos
Contaminantes Naturaleza Efectos
Fuentes atmosféricas: ozono, sulfuro de Acidificación del papel, corrosión
Contaminantes hidrógeno, sulfuro de carbonilo, dióxido de de metales, decoloración de
transportados por azufre, dióxido de nitrógeno, y partículas tintas, eflorescencia de objetos
el aire (ejemplo: hollín, sales) derivados del calcio con HR
Productos emisivos, objetos y personas: (ejemplo: conchas), pérdida de
gases derivados del azufre, ácidos orgánicos firmeza en textiles. Polvo:
(ejemplo: ácidos carboxílicos), partículas deformación de objetos,
(ejemplo: pelusas, piel descamada) atrayente de plagas, abrasión de
superficies lisas por fricción.
Plastificantes del PVC flexible (cloruro de Decoloración o corrosión de la
Contaminantes polivinilo), compuestos azufrados de gomas superficie del objeto en contacto
transferidos por naturales (caucho), materiales tintóreos de con materiales dañinos
contacto las maderas (especialmente en nudos), presentes en productos u
compuestos viscosos de antiguas esponjas objetos.
de poliuretano, ganchos metálicos sobre
papeles, adhesivos en objetos utilizados en
exhibiciones anteriores, sustancias oleosas
del cuero, ácidos de algunas muestras
minerales, ácidos grasos de las personas o
de objetos grasosos como piel o cuero.
Impregnación de sales en entierros o
inmersión en el mar. Impregnación de
residuos de agentes limpiadores.
Impregnación de sales en ladrillos, pisos de
piedra o cimientos.
Objetos compuestos que poseen Deterioro de los objetos:
Contaminantes componentes dañinos para las otras partes acidificación, decoloración o
intrínsecos del mismo objeto, tales como alumbre o manchas en los objetos.
tintas ferrogálicas en papeles, cinta adhesiva Los contaminantes secundarios
“original” en papeles, corrosión del cobre en pueden acelerar los procesos de
contacto con el cuero (ejemplo: objeto de degradación provocados por el
cuero curtido que posee piezas de cobre), oxígeno, el vapor de agua u
objetos compuestos realizados a partir de otros contaminantes.
sustancias derivadas del azufre y metales.
Contaminantes secundarios, por ejemplo
ácido acético y compuestos de óxido de
nitrógeno, generados a partir de la hidrólisis
de acetato de celulosa y de nitrato de
celulosa, respectivamente.
Contaminantes transportados por el aire
Existe poca certeza sobre cuantos compuestos transportados por el aire existentes en
un ambiente son realmente dañinos para los objetos, sin embargo, es posible
concentrarse en aquellos cuya capacidad de daño es ampliamente conocida. Existen
siete compuestos que han sido identificados como los contaminantes transportados por
el aire más importantes:
• Ácido acético
• Sulfuro de hidrógeno
• Dióxido de nitrógeno
• Ozono
• Dióxido de azufre
• Partículas finas
• Vapor de agua
Estos contaminantes son muy comunes y su reactividad es igual o mayor que la de otro
tipo de contaminantes del mismo grupo químico. Por lo tanto, las estrategias para
controlar la emisión de estos contaminantes controlarán también a otros que no están
en la lista.
Ácido acético
Este ácido carboxílico (CH3COOH) se genera principalmente al interior de un edificio y
cuando se utilizan productos inapropiados y puede causar problemas en espacios
herméticos. Típicamente, la construcción de un espacio con madera y pinturas de baja
calidad causará problemas (ver capítulo “Productos utilizados en la conservación”). El
plomo es el material más sensible al ácido acético (Figura 1.1 y Viñeta 1) y
generalmente se corroe en presencia de maderas ácidas o pinturas poco adecuadas
utilizadas para la construcción de vitrinas de exhibición o de muebles para
almacenamiento.
Sulfuro de hidrógeno
El sulfuro de hidrógeno (H2S), es un gas producido por la reducción del azufre y que
presenta un característico olor a “huevo podrido”. Es un contaminante clave debido a su
extraordinaria capacidad para deslustrar la plata (Figura 1.2) y el cobre en un periodo
muy corto, incluso fuera de las áreas urbanas. El oscurecimiento del pigmento blanco
de plomo utilizado en pinturas es también provocado por la presencia de gases
producto de la reducción del azufre. Las principales fuentes antropogénicas de este
ácido son las industrias de celulosa y papel, así como las petroleras. Fuera del ambiente
urbano, el sulfuro de hidrógeno es producido por los océanos, actividades volcánicas y
geotérmicas, pantanos y vegetación. Dentro de los edificios, tanto el personal del
museo como los visitantes son generalmente la mayor fuente de este compuesto.
Dióxido de nitrógeno
El compuesto más común dentro del grupo de óxido de nitrógeno (NOX), es el dióxido
de nitrógeno (NO2) y es el responsable del color marrón rojizo sobre las ciudades,
especialmente durante periodos de esmog fotoquímico. Asimismo, este compuesto se
forma rápidamente en la atmósfera por la acción del ozono sobre el óxido nítrico (NO),
que corresponde al mayor óxido de nitrógeno emitido por la combustión en vehículos
(casi un 50% de las emisiones), centrales eléctricas y actividades industriales. En la
atmósfera, una fracción de dióxido de nitrógeno puede ser posteriormente oxidada a su
forma ácida: ácido nítrico (HNO3). Tanto el ácido nítrico como el dióxido de nitrógeno
provocan decoloramiento de pigmentos y puede contribuir a la degradación del papel y
del cuero curtido vegetalmente. También se cree que el óxido de nitrógeno absorbido
por los objetos se oxida generando ácido nítrico, el cual es responsable de la mayoría
del deterioro consiguiente.
Ozono
El ozono (O3) es un poderoso oxidante normalmente presente en la estratósfera y su
labor es protegernos contra la intensa y dañina radiación ultravioleta. A nivel del suelo,
se forma durante el esmog fotoquímico. Este tipo de esmog es el resultado de múltiples
reacciones químicas entre óxidos de nitrógeno e hidrocarburos, y sus derivados
oxigenados en presencia de luz solar. En Canadá, el corredor Windsor-Quebec posee los
niveles más altos de ozono, lo que se debe a la alta densidad de población y a la
industrialización del corredor, así como a los dominantes vientos suroestes que
transportan sustancias precursoras de ozono, especialmente desde el área
inmediatamente al sur de Great Lakes. El transporte de los precursores del ozono en la
atmósfera provoca altos niveles de ozono en áreas remotas donde no existen grandes
actividades humanas. Dentro de los edificios, las principales fuentes de ozono
corresponden a los precipitadores electrostáticos en el sistema de calefacción,
ventilación y aire acondicionado, los purificadores electrónicos de aire (generadores de
ozono) y las fotocopiadoras. El ozono tiene la capacidad de atacar los materiales al
romper cualquier doble enlace entre los átomos de carbono. Los fenómenos más
estudiados son la degradación de las gomas naturales (cauchos) vulcanizadas bajo
tensión y el decoloramiento de pigmentos.
Dióxido de azufre
Tanto en Estados Unidos como en Europa, las centrales eléctricas a base de combustión
de carbón y de petróleo son las principales fuentes de dióxido de azufre (SO2), seguidas
por los procesos industriales y el transporte. Solo una pequeña cantidad de este
compuesto proviene de los gases de combustión de vehículos a gasolina. En Canadá, la
actividad industrial, específicamente las fundiciones, son la fuente principal de dióxido
de azufre. Dentro de espacios cerrados, los materiales como sustancias proteínicas,
gomas (cauchos) vulcanizadas al azufre, sulfuros oxidantes en muestras geológicas y
algunas tinturas son fuentes de compuestos de azufre. El dióxido de azufre causa la
corrosión del cobre, el decoloramiento de pigmentos y el debilitamiento de cueros
curtidos vegetalmente (Figura 1.3). Tanto el dióxido de azufre como el dióxido de
nitrógeno han sido continuamente asociados a la acidificación del papel en lugares
donde la lluvia ácida y la contaminación urbana son un grave problema.
Partículas finas
Es muy común caracterizar el material particulado (polvo) en términos de diámetro
aerodinámico, el que se define como el diámetro de una esfera con una unidad de
densidad que posee un comportamiento aerodinámico equivalente al de la partícula en
cuestión. El diámetro aerodinámico es importante ya que determina su comportamiento
y control. Para el control de los contaminantes, tanto la partícula fina (PM2.5: materia en
partícula suspendida que posee un diámetro aerodinámico igual o menor a 2.5 µm)
como la partícula gruesa (PM10: diámetro aerodinámico entre 2.5 y 10 µm) son
generalmente utilizadas como indicadores. Debido al reducido tamaño de PM2.5, éste es
el tamaño de partícula más exigente de controlar. Los compuestos de azufre y nitrato,
el carbón orgánico, los materiales provenientes de la corteza terrestre y las sales, son
los compuestos del ambiente exterior más dañinos en la formación del material
particulado fino (PM2.5). Cualquier intento para controlar el nivel de PM2.5 debe
considerar previamente el control de los niveles de PM10 y de algunas partículas más
gruesas (>10 µm), las que aún contienen algunos compuestos potencialmente
reactivos, por ejemplo, residuos de combustión, piel humana descamada y especies
microbiológicas. Las partículas finas son específicamente dañinas ya que decoloran o
ensucian las superficies. La suciedad cambia la apariencia visual de los objetos.
Mientras más frágiles, porosas y alteradas estén las superficies, más difícil será su
limpieza. Cualquier estrategia de control diseñada para mantener bajos niveles de
partículas es beneficiosa para los objetos, puesto que la limpieza de objetos frágiles o
porosos puede ser difícil y requerir gran cantidad de tiempo y es un proceso delicado
que requiere conservadores entrenados. La escultura de marfil que aparece en la Figura
1.4 es un excelente ejemplo de un objeto difícil de limpiar. El depósito de partículas
higroscópicas, oleosas o metálicas sobre una superficie puede iniciar o acelerar su
deterioro, así como también generar compuestos dañinos como los ácidos. A excepción
de las partículas generadas por actividades en la cocina de la cafetería de un museo o
por la combustión de velas y lámparas, la mayoría de las partículas generadas al interior
de los espacios están compuestas por suciedad y fibras de alfombras y telas. Las fibras
generalmente no tienen un efecto adverso directo sobre las colecciones, excepto para
los medios magnéticos, como cintas de audio y video, en donde el polvo abrasivo es un
tema clave durante la manipulación y funcionamiento. La acumulación de polvo puede
proveer también un atractivo hábitat para insectos, así como generar moho. Desde un
punto de vista más amplio, otra consecuencia adversa es el impacto de la percepción
por parte de los visitantes, incluidos los potenciales donantes, de que el museo carece
de cuidado básico para la colección.
Vapor de agua
El agua (H2O) se incluye como un contaminante clave transmitido por el aire aunque
existan pautas bien establecidas sobre los niveles de humedad relativa en los museos
para prevenir el deterioro físico provocado por niveles incorrectos (muy seco o muy
húmedo), o por excesivas fluctuaciones (ver capítulo “Humedad Relativa incorrecta”).
La acción del vapor de agua como contaminante se relaciona con un daño físico y
químico. A través de la hidrólisis, el vapor de agua puede dañar directamente
materiales derivados de la celulosa, por ejemplo, libros y material gráfico en papel, los
que componen generalmente una parte importante de las colecciones. Los materiales
sensibles a la hidrólisis del vapor de agua incluyen al acetato de celulosa y al nitrato de
celulosa (Figuras 1.8 y 1.9), especialmente en la forma de láminas delgadas o películas
en rollo, papel y cintas magnéticas. El vapor de agua posee también una gran influencia
en los procesos de deterioro provocados por otros contaminantes.
Oxígeno
El oxígeno (O2) es parte natural de la atmósfera. Sin ser necesariamente el iniciador,
está involucrado en muchos procesos de deterioro de materiales orgánicos, por
ejemplo, algunos colorantes, polímeros, objetos derivados de la celulosa y pieles. El
deterioro es provocado por la oxidación de un compuesto tras haber sido fotoexcitado
por la luz UV o por la radiación visible. La oxidación resultante provoca cambios físicos,
como debilitamiento y agrietamiento y también cambios químicos, como amarillamiento
y decoloración. En presencia de humedad, los metales como el hierro, por ejemplo, se
oxidarán. Hasta ahora, los ambientes bajos en oxígeno o anaeróbicos han sido
utilizados principalmente para la desinfección y para almacenaje a largo plazo de
objetos individuales en bolsas herméticas. Existen sólo algunos estudios de casos sobre
el uso de ambientes bajos en oxígeno en amplios espacios cerrados. Esto se debe, en
parte, a los problemas relacionados con la hermeticidad, costos de mantenimiento y
acceso. El oxígeno no ha sido clasificado como un contaminante clave por lo limitado
del uso de espacios sin oxígeno y lo poco útil que resulta incluirlo en campañas básicas
de monitoreo.
Figura 1. Mosaico de fotografías que grafican el daño típico provocado por los
contaminantes.
1 2 3
4 5 6
7 8 9
1: Una patena (plato redondo donde se coloca la Sagrada Hostia) de plomo severamente corroída debido
al aglomerado de la base de la vitrina (fotografía cortesía de Christoph Waller). 2: llavero de cobre
bañado en plata que lentamente se ha deslustrado por la presencia de compuestos originados de la
reducción del azufre en la sala, 3: libro cubierto con cuero curtido vegetalmente que presenta un
importante deterioro conocido como putrefacción roja (conocida también como cáncer rojo o putrefacción
del cuero), provocada por dióxido de azufre, 4: escultura inuit de marfil que presenta hollín incrustado en
las grietas, 5: mancha producida por un tubo de hule sobre un manual tras 10 años de contacto directo,
6: eflorescencia sobre conchas. La concha de la derecha ha estado expuesta a una elevada concentración
de vapor de ácido acético, 7: cobre en contacto con un cuero graso, formando un compuesto de
corrosión verde de cobre ceroso: estearato de cobre; ejemplo de contaminante intrínseco, 8: peine de
nitrato de celulosa fabricado en los años 60’, altamente frágil por la hidrólisis, 9: láminas de negativo de
acetato de celulosa en un avanzado estado de degradación, también provocado por la hidrólisis. La base
de la película es amarilla y muy frágil.
Estrategias de control para los contaminantes transportados por
el aire
Enfoque sistemático
Las estrategias de control consisten en medidas coordinadas para reducir un tipo o más
de contaminantes transportados por el aire a un cierto nivel, y por lo tanto, limitando el
riesgo o el índice de deterioro de los objetos expuestos a estos contaminantes. Dichas
medidas pueden derivarse a partir de especificaciones, que consisten en descripciones
precisas de requerimientos técnicos para el desempeño de las características del
edificio, instalaciones portátiles y procedimientos. La Tabla 4 resume las variadas
estrategias de control para prevenir los efectos adversos de los contaminantes, y
entrega las posibilidades de control en diferentes etapas. Evitar, bloquear, diluir y
filtrar/absorber, son estrategias para reducir los niveles de contaminantes en el aire.
Reducir la reacción es una estrategia para minimizar los efectos adversos de los
contaminantes sobre los objetos. Esta estrategia consiste, en primer lugar, en la
reducción de los factores ambientales, como radiaciones y compuestos que participan
en la reacción sin ser necesariamente el contaminante principal. En segundo lugar,
consiste en la neutralización de los contaminantes absorbidos en los objetos. La
desacidificación en masa de libros se basa en esta estrategia. La reducción de la
exposición es una estrategia para el control del deterioro que actúa limitando la
exposición de los objetos al ambiente dañino. Cuando es posible, el evitar fuentes de
contaminantes es la mejor opción, sin embargo, desafortunadamente existen pocas
opciones disponibles para evitar los contaminantes exteriores, por lo que la estrategia
de bloqueo es la más realista. Para contaminantes generados al interior, la estrategia
de prevención (por ejemplo, evitando la exposición al seleccionar productos seguros) es
la elección más eficiente para espacios cerrados o contenedores. Si es imposible de
conseguir, tanto la estrategia de bloqueo como la de disolución o de filtro/absorción,
proporcionarán una reducción parcial de los contaminantes. Es importante observar que
las estrategias de control no tienen que ser aplicadas de manera uniforme para todo el
museo, sino que pueden ser hechas a la medida según el valor y la necesidad de
preservación de los objetos, así como también de las salas individuales y espacios
cerrados.
Algunas series de estrategias de control comunes son agrupadas para cumplir con tres
niveles progresivos de preservación: básico, intermedio y avanzado. La Tabla 5 entrega
tres niveles diferentes de preservación para la mayoría de los objetos en una colección.
Estos niveles se basan principalmente en perfeccionar la selección de los productos de
construcción, hermeticidad de los espacios cerrados y la filtración de la entrada de aire
fresco. Los niveles de preservación no son absolutos y pueden ser ajustados según
requieran.
Notas:
1: Si no entra en conflicto con la HR requerida para la colección en general. El valor de
% se basa en el promedio de unas pocas semanas. Para mayor información, ver
capítulo sobre “Humedad relativa incorrecta”.
2: Ver capítulo sobre “Productos utilizados en la preservación”.
3: Ver Tabla 6.
4: Ver también capítulo sobre administración del recinto.
5: Ver Viñeta 2.
6: Ver capítulos sobre “Plagas” o sobre “Almacenamiento”.
Preservación Básica
El nivel básico asegura una preservación mínima al agrupar las estrategias de control
que minimizan el riesgo de daño por contaminantes transportados por el aire, para un
periodo de entre uno y tres años. Los riesgos más altos de este tipo de contaminantes
generalmente son a partir de nuevos productos, como la construcción o actualización
de vitrinas sin una adecuada selección de materiales, o sin un tiempo de curado o
secado mínimo antes de la ubicación de los objetos. El roble y otras maderas similares,
además de capas de polimerización oxidativa como pinturas alquídicas y a base de
aceite, son productos que comúnmente causan los mayores problemas de corrosión
sobre metales y de eflorescencia sobre objetos derivados de calcio. El capítulo
“Productos utilizados en preservación” también entrega información sobre productos
problemáticos. El punto álgido de HR (sobre un 70%) también inicia y acelera la
corrosión.
Puesto que la limpieza de los objetos puede ser difícil y tomar mucho tiempo, es mejor
prevenir el depósito de polvo. En almacenamiento, láminas de tela o plásticas debiesen
cubrir objetos de gran tamaño, y los objetos difíciles de limpiar debiesen estar en un
espacio cerrado, tanto en el área de almacenamiento como en el de exhibición. Algunos
consejos de conservación pueden ser necesarios para remover partículas sobre
superficies frágiles (ver el capítulo sobre “Labores de mantenimiento” para mayor
información sobre la limpieza del polvo).
Preservación intermedia
Una vez llevado a cabo el nivel básico de preservación, el personal del museo puede
considerar la necesidad de un mayor nivel de preservación. Las estrategias de control
descritas en la preservación intermedia permiten un riesgo mínimo de daño para un
periodo de entre 10 a 30 años para objetos de sensibilidad media. El principal énfasis
está en reducir la infiltración de contaminantes transportados por el aire hacia el edificio
y hacia los espacios cerrados, así como una mejor selección de productos de baja
emisión dentro de estos espacios. La eficiencia mínima de filtrado de partículas para el
sistema de Calefacción, Ventilación y Aire Acondicionado es la Clase B en la Tabla 6, la
que se basa en el desempeño de un filtro índice MERV 14 para el último paso de
filtrado.
Estrategias de control
Contaminantes intrínsecos
Estrategias de control
Si los contaminantes intrínsecos son una característica de materiales inestables o de
productos manufacturados utilizados en trabajos artísticos, es muy poco lo que puede
hacerse para evitarlos, excepto la educación. El bloqueo del contaminante dentro del
objeto a menudo es un tipo de solución. La desacidificación de libros en archivos y
bibliotecas es una estrategia típica, que bloquea la acción de compuestos ácidos
agregando compuestos alcalinos. Por lo demás, las principales estrategias se limitan a
reducir la reacción manteniendo los objetos frescos y secos. Por lo tanto, el nivel básico
de preservación consistirá en evitar los excesos de humedad relativa, temperatura y luz.
Los objetos en la colección que poseen contaminantes intrínsecos debiesen ser
identificados para iniciar estrategias de control especiales antes de que ocurra algún
daño serio e irreversible. Algunos materiales de objetos conformados por compuestos a
base de azufre, espumas de poliuretano, PVC flexible, lana (ver Foto 2), pegamentos
inadecuados o acetato de celulosa, pueden provocar daño al objeto en sí mismo por la
liberación de gas o por el contacto.
Figura 5. Balanza para monedas del siglo XIX almacenada en una caja de madera por muchas décadas
en el Augustinermuseum, Freiburg. Donde las hebras de lana estuvieron en contacto directo, las copas de
bronce presentan líneas oscurecidas. La naturaleza de la capa de corrosión negra es desconocida, pero
como parte del objeto, la lana era la fuente de contaminantes o, al menos, contribuyó notoriamente al
daño. La contribución de la caja de madera en la corrosión es también desconocida. Cortesía de
Christoph Waller.
Referencias
Foto 2. Corrosión en medallas de plomo al interior de una vitrina de exhibición. Cortesía del Musée du
séminaire de Sherbrooke.
Para mayores detalles sobre el uso de sorbentes, vea el capítulo sobre el “Cuidado de
plásticos y cauchos”, o consulte el texto de Tétreault (2003).
Figura 4. Obra en papel manchada con un paspartú ácido tras varios años de contacto directo.
Este material gráfico en papel ha sido manchado por la migración del componente de
una cinta ácida (paspartú) durante más de una década de contacto. La mancha es
prácticamente irreversible. Se debiera haber utilizado un cartón libre de ácido. Para una
preservación a largo plazo, debe evitarse el uso de papeles y cartones ácidos, como
también corchetes metálicos o clips, elásticos y cinta adhesiva.
Glosario
Espacio cerrado: Un espacio limitado (por ejemplo, una bolsa plástica, una vitrina, un
estante de almacenamiento, o una caja para transporte) donde se almacena o exhibe
una colección de materiales.
Sistema HVAC: Un sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado que abarque
todo el sistema de distribución de aire del edificio en los espacios acondicionados y/o en
las zonas ocupadas.
Material: Una sustancia que compone un objeto o producto, por ejemplo cobre, roble y
algodón. Ver también los términos Objeto y Producto.