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HOMILÉTICA
curso en ministerio evangelístico. Años 2,019)
Lic. Luis Enrique Rosales Ruano
“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; más la lengua de los sabios es
medicina.” (Proverbios 12:18)
DEFINICIÓN DE TÉRMINOS
"Soy una voz que clama en el desierto. ¡Abran camino para la llegada del Señor!"
(Juan 1:23).
Cuando alguien predica la palabra de Dios sin usar la Homilética, es muy fácil de detectar.
Por una parte vemos que hace mención de muchas verdades, incluso algunos con base
bíblica, pero sin una verdad principal que unifique el mensaje y que haga clara la
disertación. Sin una preparación adecuada y sin un bosquejo homilético es muy difícil
predicar. Fácilmente se cae en repeticiones y se dificulta iniciar y concluir el mensaje. A la
hora de hacer la aplicación y el llamado es complicado cuando se han mencionado
muchas verdades pero que no están unificadas por un tema o asunto. Así es más difícil
cumplir el objetivo de satisfacer la necesidad de un público que requiere ser alcanzado
para Cristo, o que necesita ser edificado en la fe y en la sana doctrina. El Señor Jesucristo
uso en su ministerio terrenal la predicación de mensajes homiléticos. También los apóstoles
los usaron con grandes resultados.
PRINCIPIOS HOMILÉTICOS
Tomando en cuenta la importancia de la predicación para el pueblo cristiano y para
todas las personas a quienes se dirige el mensaje del evangelio, es vital que el predicador
u orador, se plantee algunas interrogantes tales como
¿Quién va hablar?
¿De qué va hablar?
¿A quién o a quienes va a hablarles?
¿Cuál es la Ocasión?
El orador o el autor
El discurso o el texto
El auditorio o destinatario
El emisor o autor
El receptor o destinatario
El mensaje (la biblia)
El canal (la conversación, el bosquejo del sermón o el discurso escrito)
Este es un requisito fundamental para todo aquel que desee ser portador de la bendita
palabra de Dios, es indispensable haber experimentado y evidenciar a través de su
testimonio personal un nuevo nacimiento. Por medio de esta experiencia somos habilitados
para ver, contemplar, examinar, escudriñar, pero sobre todo para entender el reino de Dios.
Cuando se tiene la capacidad de ver y entender los principios del reino de Dios, el trasmitir,
compartir, enseñar y predicar sobre las verdades del reino es algo maravilloso.
Matrimonios
Varones.
Damas
Inconversos.
Líderes, pastores.
Niños.
A la congregación en general.
La meta suprema del predicador, debe ser no solamente obtener la atención del oyente,
sino conducirlo a que acepte y obedezca la verdad presentada. Si no se logra esto, el
sermón ha sido predicado en vano.
Nota: no todo lo que usted va a decir está en el bosquejo permita que el Espíritu Santo le guie.
Pablo, de una manera formal y solemne, le hace un encargo a Timoteo: “1Te encarezco
delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su
manifestación y en su reino, que prediques la palabra…” (2 Tim. 4:2). Pattison dice que: “la
predicación es la comunicación verbal de la verdad divina con el fin de persuadir.”
Campbell Morgan dice “Toda predicación tiene un solo fin, a saber: el de tomar cautiva la
ciudadela central del alma humana, o sea la voluntad.”
Pablo cree que la predicación implica una demostración de poder. Él dice: “...mi
predicación fue…con demostración…de poder...” (1 Cor. 2:14).
CAMBIE SU MOSQUETON….
O apúntele a la necesidad más apremiante.
Predicar implica apuntarle a la necesidad más apremiante. Tan importante es esto, que
Santiago Crane, en su libro: “El Sermón Eficaz”, dice que
“Si en el momento de ascender al pulpito nos detuviese un ángel exigiéndonos la
declaración de nuestra misión, debemos ser capaces de contestarle inmediatamente, sin
demora ni titubeos, diciendo: “Esto o esto otro es el mandato urgente que desempeño hoy
por mi Señor”.
Predicar con poder requiere de un texto, que contemple la necesidad más apremiante, y
tome en cuenta el propósito específico del sermón para esa ocasión.
Del texto sale el tema. El texto es la raíz del tema. El texto sea largo o corto, debe constituir
una unidad completa de pensamiento.
¿Cuáles son las ventajas de tener un texto para cada sermón? Veamos:
4. Por otra parte, la práctica de basar cada sermón en algún texto de las Escrituras
evitará que el predicador se agote.
Predicar con poder requiere de un texto claro, que cautive el corazón del predicador y
satisfaga la necesidad más apremiante de la congregación...
Escogiendo el TEMA
NO LE TEMA AL TEMA… O derive del texto el tema de su sermón.
Del texto se deriva el tema que responde a la necesidad más apremiante de la
congregación en el contexto del propósito específico. O del tema también puede
seleccionar el texto para darle fuerza al mensaje. Veamos:
Ejemplos:
Texto: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” (Juan 3:16).
Temas: “El Amor de Dios”, “La Vida Eterna”, “El Don de Cristo, “La suficiencia de la Fe”
Texto: “No os engañéis: Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare,
eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción;
más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”. (Gálatas 6:7)
Tema: “La cosecha espiritual.”
Estructurando LA INTRODUCCIÓN
Hay personas que tardan tanto en poner el mantel, que se enfría la sopa. Ese es el peligro
que hay con un manejo inapropiado en la introducción. ¿Para qué sirve la introducción del
sermón?
LA PROPOSICIÓN
LA PROPOSICIÓN:
Veamos un ejemplo:
Texto: Efesios 1:3:.14 “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo
con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo…”
Título: Una declaración de gratitud.
Proposición: En esta declaración de gratitud hecha por el apóstol Pablo encontramos
razones justas por qué nosotros debemos también dar gracias a Dios.
LA CONCLUCIÓN
Para un aviador, más importante que despegar es aterrizar. Predicadores hay que predican,
y predican y jamás concluyen (o aterrizan). Santiago Crane dice que “la conclusión es el
ataque final a la fortaleza de la voluntad de los oyentes”.
Predicar treinta minutos y no invitar a algo es desperdiciar el tiempo. Multiplique media hora
por 50, 80, 120, 500 personas, etc., y verá qué desperdicio tan grande... Concluir no es decir:
¡Qué Dios los bendiga!
CLASIFICACIÓN DE SERMONES
EL SERMÓN TEXTUAL
Se llama sermón textual a aquel cuyas divisiones principales surgen del mismo texto principal
con el objetivo de explicarlas una a una. Todas las explicaciones y el desarrollo en si del
plan de la predicación se fundamentan en el texto mismo, de tal forma que el texto se
explica palabra por palabra. Se considera un sermón textual cuando el texto no tiene más
de dos versículos, de lo contrario se considera un sermón expositivo.
EL SERMÓN EXPOSITIVO
EL SERMON BIOGRÁFICO
SERMONES TEOLÓGICOS
Se le llaman sermones teológicos, a los tipos de sermones que tienen como objetivo general
o específico alguna enseñanza doctrinal, serial, escatológico, etc… esta división se hace
con la finalidad de entender y tener cuidado al momento de desarrollar dichos sermones,
ya que, están vinculados a los principios, valores y doctrina directamente de la iglesia. Esto
sermones son:
1. Sermones seriales
2. Sermones evangelístico
3. Sermones doctrinales
4. Sermones proféticos
5. Sermones escatológicos
6. Sermón consolador
7. Sermón ocasional
EL SERMON SERIAL
Es decir que se puede planificar una serie de sermones sobre un mismo pasaje o libro de la
biblia, estos se predicaran en secuencia. Este sermón de acuerdo a su nombre, es para
estudio bíblico que a la vez lleva el tema y sus títulos se representan por periodos.
EL SERMON DOCTRINAL
A este tipo de sermón se le llama doctrinal porque en lo referente al cuerpo del mismo,
propone la doctrina de determinada confesión denominacional en relación a las que
presenta la teología sistemática. También llamados sermones didácticos y nos dice que son
de carácter nutritivo, que su objetivo es ampliar los horizontes de la congregación en
relación a las grandes enseñanzas de la biblia; la existencia de Dios, el hombre Jesús, la
iglesia, el bautismo en agua, la cena del Señor, etc… el sermón debe de hacer énfasis en
la verdad y no en el error. Siempre con respaldo bíblico.
EL SERMON PROFETICO
Se basa en algunas historias proféticas del antiguo y nuevo testamento, el nombre indica
su tratamiento en el desarrollo del mismo. Los profetas fueron grandes predicadores que
hablaban al pueblo en nombre de Dios, la formula profética la tenemos en Jeremías 33.3 la
formula profética es entonces hacer una pregunta a Dios y esperar la respuesta de Dios,
para entender cuál es la voluntad de Dios. Encontramos en la predicación profética la
denuncia del pecado social, el anuncio del perdón es decir el llamado a la conversión a
un cambio de actitud de las personas que explotan, oprimen y hacen violencia a sus
hermanos y hermanas y el mensaje de los profetas da consuelo y esperanza a las personas
que sufren a las injusticias. Estos tres aspectos los encontramos en Isaías 1.
EL SERMON ESCATOLOGICO
La idea de este sermón es tratar sobre eventos mundiales no cumplidos, se le llama
escatológico porque están relacionados con los acontecimientos del futuro o de las últimas
cosas. Su nombre viene del idioma griego esjatos (ultimo), dentro de sus temas están: la
muerte, la resurrección, el milenio, la segunda venida de Cristo, etc.
EL SERMON CONSOLADOR
Este tipo de bosquejo de sermón de acuerdo al asunto central, es consolar. La consolación
no va dirigida a solo los dolientes de un pariente fallecido, sino a persona que han sufrido
un accidente, perdidas económicas, después de un terremoto o un huracán; a padecer
traumas psicológicos, el temprano griego para hablar de consolación es parakaleo esta
palabra tiene la idea de estar al lado de la otra persona, es decir acompañar, animar,
ayudar, apoyar.
EL SERMON OCACIONAL
Estos sermones se basan en énfasis particulares establecidos con anterioridad por le pastor
y las actividades de la congregación o por situaciones imprevistas. Un culto puede ser por
una boda, cumpleaños inauguraciones de templo o una casa, día de primicias
graduaciones, día de la madre, etc…
Toda predicación tiene su origen en Dios y se trasmite por orden divina a través de los siervos
y siervas de Dios, por eso aborda los diferentes aspectos que distinguen a la predicación
cristina de cualquier otro discurso humano.
COSIDERACIONES AL PREDICADOR
SINTIENDO LO QUE PREDICAMOS
Roberto Burns, el poeta nacional escocés un día entró en un templo. Nadie le mostró la más
mínima de las simpatías.
El predicador no debe ser de hielo. No debe ser semejante a un empleado funerario. Jesús
es tan libre al punto de que lleno de emoción llora frente a la tumba de su mejor amigo. El
evangelio dice: Jesús lloró. (Juan 11:35).
La gente o usa muletas o usa alas. Las alas de las cuales el predicador necesita estar
provisto para elevarse en su sermón, son:
Raciocinio claro,
Fuertes sentimientos
Y una vigorosa imaginación.
Una vigorosa imaginación es indispensable para todo aquel que quiere predicar
eficazmente. La gente no va a ver más allá de lo que el predicador vea. Por eso el
predicador ha de ver lo que está predicando y ha de predicar lo que está viendo.
Cuando se ve y se describe, la función de predicar es descansada.
Recuerde que para que otros vean, es necesario que en su estudio el predicador trabaje
anticipadamente con su mente lo que habrá de predicar y resucite con su imaginación lo
plasmado en el bosquejo de su sermón, nutriéndolo al momento de predicarlo con otras
ideas que relacionadas, se hagan presentes y permitan el logro del propósito específico
que se busca alcanzar, con el fin de persuadir. Es muy importante escoger para predicar
aquellos textos o pasajes bíblicos que apelen a la imaginación. Pasajes que denotan
acción. Textos en los cuales hay algo que se hace, se siente, se ve. Tales ideas contenidas
en el bosquejo, alimentadas por la emoción, se convierten en imágenes, las cuales con
precisión, ternura, y pasión son descritas para persuasión por el predicador.
Alguien ha dicho: “los hombres tienen vista. Las mujeres tienen visión.” La realidad es que
no lo sé. Lo que sí sé es que el predicador debe decidirse a ver con los ojos de la
imaginación para que otros vean su sermón.
El trabajo del predicador no es como el trabajo de un telegrafista. Santiago Crane dice que
la “...relación entre el predicador y su mensaje no es mecánica, sino vital.” El telegrafista,
mientras toque con exactitud en el telégrafo, no importa lo demás. El problema no es
solamente preparar un sermón. Es prepararse para predicarlo. “Es fácil ser líder de los
demás, lo difícil es ser líder de uno mismo.”
Cuando le damos lugar a la sinceridad. Debemos ser sinceros con Dios, con los demás y
con nosotros mismos. Es necesario llevarse bien con su esposa, con sus hijos, con la gente
de su iglesia, con Dios, y con usted mismo. Estar dispuesto a perdonar. El perdón es una
decisión: “soltar de tu gancho al que te ofendió y dejarlo en el gancho de Dios.”
Quien no perdona, habrá preparado un sermón, pero no estará preparado para predicarlo.
“Los débiles nunca perdonan. Son los fuertes lo que son capaces de perdonar.”
Cuando le damos lugar a la oración. Es indispensable buscar al Señor. Es el Señor el que nos
toma en el pulpito y nos conduce durante el sermón.
Jeremías 1: 17 dice: "Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate y háblales todo cuanto te mande;
no temas delante de ellos." El temor no permite que el predicador mire a los ojos de la gente.
Algunas personas tienen el mal hábito de hablar con la boca media cerrada con el
resultado de que lo que dicen no es claro; como consecuencia, las personas no pueden
entender bien lo que dice. Si una concurrencia es grande, requiere en mayor grado que la
voz sea clara y fuerte. Los grandes predicadores como Jorge Whitefield y Dwight Moody
tenían una voz muy fuerte y hablaban con tal claridad que miles de personas les podían oír
sin el uso del micrófono.
El volumen debe ser ajustado según el tamaño del auditorio. Si se usa micrófono, asegúrese
de que los que están adelante no queden sordos por el alto volumen, o que los de atrás no
oigan porque tiene poco volumen. Todos merecen escuchar bien. Si se usa micrófono,
habrá que ubicar bien las bocinas; algunas van adelante, otras a la mitad y si el salón es
grande, otras todavía más atrás. La pronunciación debe ser clara para que cada
consonante y cada vocal se escuchen. Si la palabra de Dios tiene importancia, debe ser
entregada con claridad de dicción y enunciación; si un predicador tiene problemas en
esta área, es mejor que practique leyendo la Palabra de Dios en voz alta y dejar que otra
persona le dé recomendaciones.
3. El vocabulario.
El vocabulario que usa el predicador debe ser sencillo y directo. No debemos complicar los
pensamientos usando palabras grandes e importantes para impresionar, haciendo sentir
que sabemos mucho. Como comentó una viejita al salir del templo: "Debería traer mi
diccionario en vez de mi Biblia porque el pastor solo usa palabras difíciles". El buen
predicador usa el lenguaje de la congregación para que se capte mejor el mensaje de
Dios y sin problemas. Si necesita usar palabras técnicas, deberá explicarlas.
4. Los gestos.
Todos usamos gestos al despedimos, al saludar y al hablar. Con un movimiento de la mano
logramos expresar muchas cosas. Comunicamos a través de los movimientos que hacemos.
La manera de mirar, la forma de pararse, movimientos de ojos, manos, cuerpo, todo
comunica algo. Se debe evitar todo gesto que no añada al mensaje. Los oyentes desean
ver acción en el predicador, ya que una estatua sin movimiento, que solo habla, no atrae
mucho.
Los gestos se usan para dar énfasis a ciertas palabras y pensamientos. El puño cerrado
indica énfasis, el dedo apuntador indica advertencia, los brazos extendidos indican
apelación e invitación. Cuanto mayor es la congregación más gestos serán necesarios y
que se vean desde atrás. Los gestos deben ser naturales, claros, sencillos y no muy repetidos.
2. El predicador “alabanza”
En la predicación lo más que hace es predicar estos tres puntos: I. ¡Gloria a Dios!; II. ¡Amén!
y III. ¡Aleluya! Lo menos que hace es predicar del texto que ha citado, de comentarlo y
aplicarlo. Por no emplear bosquejos recurre a las alabanzas para rellenar su sermón. La
razón es que nunca se preparó para predicar.
3. El predicador “experiencia”
El contenido de sus sermones son sus experiencias. No menoscabamos el valor de las
experiencias del predicador en la tarea de la predicación. Pero
Dios no nos ha llamado a predicar nuestras experiencias sino a predicar de Su
Palabra. Muchas predicaciones no pasan de ser aplausos que el mismo predicador se está
dando a sí mismo.
4. El predicador “visionario”
Aunque cita un pasaje bíblico, le pone un título al sermón. Predica no de lo que Dios está
revelando en la Palabra, sino de lo que en su experiencia extática él ve en la congregación.
Emplea el tiempo de la predicación en llevar mensajes aislados a diferentes personas.
Ética es la ciencia de la moral. Moral es la ciencia que enseña las reglas que debe seguirse,
para hacer el bien y evitar el mal. Ética es la doctrina de los deberes no demandados por
la ley.
Debe evitar hablar mal de compañeros o de otras personas usando los nombres, tampoco
debe usar expresiones hirientes tales como: “bestias, hipócritas así dijo Jesús, carnales,
cuerudos… no usar expresiones vulgares, comunes o corrientes. Es importante que si es
invitado a predicar a otra congregación no se ponga a querer doctrinar a la audiencia
diciendo: “mi doctrina no es… ni la de… ni se parece a…”. Tampoco debe mostrar una
actitud de avaricia, tratando de pedir indirecta o directamente algo que tenga otra u otras
personas.
Es importante que en el desarrollo del tema pueda utilizar una palabra calve para el
anuncio de sus divisiones princípiales. Es importante hacer uso del plural, reconociendo que
hemos actuado mal, el ser humano peca, etc… debe considerar el uso adecuado del
tiempo, hacer que las personas reflexionen sobre lo relacionado al tema que está
disertando.
Es importante seguir el ejemplo de Jesús (Lucas 8.1-3), pablo (1 Co. 9.7, 12, 16) todo acto
público debe presentarse con decencia y orden. 1 Co. 14.40
CONSIDERACIONES FINALES
La conducta moral del predicador ha de ser “irreprochable”. Significa no solo que no debe
haber acusación en su contra, sino que debe ser imposible formularle una acusación que
pudiera resistir la investigación. Su conducta debe ser tal que no le deje al adversario
ninguna base posible para vituperar su vocación. Dan así ha de ser que aún entre los
extraños “es necesario que goce de buen nombre”.