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BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA EMILIA DE ZULETA

DIRIGIDA POR D Á M A S O ALONSO

II. ESTUDIOS Y ENSAYOS


CINCO POETAS ESPAÑOLES
(SALINAS, GUILLEN, LORCA, ALBERTI, CERNUDA)

BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA


EDITORIAL C R E D O S , S. A.
MADRID
Cinco poetas españoles Rafael Alberti 291
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acuerdo con el consejo de Antonio Machado, dice que no habrá que
hablar "en tonto" al pueblo.
MARINERO EN TIERRA
Su canto se eleva del barrizal a las estrellas: n i puro barro n i
pura estrella son poesía, y será deber del poeta dar relieve a la belleza
Según dijimos, Rafael Alberti obtiene el Premio Nacional de
que está en todo^^ Juan Panadero quiere hacer poesía simple, po-
Literatura con un conjunto de poemas titulado Mar y tierra, que se
pular, porque sus raíces están en el pueblo y porque a él va dirigida; publica, al año siguiente como libro, bajo el título de Marinero en
clara porque lucha contra lo oscuro y porque su mensaje debe ser tierra, que corresponde a la serie de poemas agrupados en su segimda
entendido. A través de esta dimensión social se salva, en cierta me- parte.
dida, el desarraigo del poeta desterrado: como Juan Panadero, pasó
E l propio Alberti señala que en este libro se integra ima doble
el mar pero prosigue su canto.
línea temática: los poemas de la serranía guadarrameña y los poemas
Pese a sus propósitos de equilibrar militancia y belleza, manifies- de la nostalgia del mar de Cádiz. E n cuanto a la forma —"extremada
tos en su poética de esta última etapa, la poesía de Alberti atiende, sencillez", "Unea melódica precisa" según el modelo de Lorca o,
como veremos, más a la voluntad de trasmitir su mensaje que al directamente, según la pauta de la canción tradicional—, se mantiene,
logro del objeto estético cabal donde contenido y expresión se integren según su autor, alejada de la moda ultraísta; pese a esta declaración,
armoniosamente. la lección bien aprendida del ultraísmo se halla detrás de este esfuerzo
de reelaboración tradicional.
L a lectura de Marinero en tierra nos descubre que, más allá de las
III. OBRA P O É T I C A : PRIMER MOMENTO fuentes antes indicadas, estamos frente a una poesía nueva y perso-
naUsima cuya originalidad no radica tanto en la forma y en la novedad
L a variedad de intenciones, de temas y de formas, se manifiesta evidente de temas y motivos, como en el tono, en el sentimiento y
en un mundo poético pluralmente diversificado, en constante cambio. en el modo de tratar la realidad. Marinero en tierra trae im nuevo
No se trata tampoco de una evolución sostenida, con una dirección tono: el goce de los sentidos ávidamente lanzados en todas direccio-
fija, sino de movimientos de alternancia y coexistencia de diferentes nes; la curiosidad juvenil, que indaga toda la realidad; el espíritu
temáticas e intenciones. Por ello creemos que el mundo de Alberti lúdico que trastorna las jerarquías y con mirada infantil asocia irre-
resultará más accesible a través de la consideración, en particular, de verentemente lo serio con lo jocoso. Trae también un nuevo senti-
cada uno de sus libros, tal como aparecen organizados en sus Poesías miento: la alegría, por momentos plena hasta el delirio, en ocasiones
completas. Cabe, eso sí, distinguir un primer momento, que correspon- teñida de nostalgia o de presentimientos.
de a sus primeros libros, y un segundo momento, el de la poesía en Es indudable que estos aspectos están íntimamente ligados a una
el exilio. visión poética de la realidad, que dicta el tono y el sentimiento y los
rasgos fundamentales del contenido y de la forma. E l mundo del
litoral mediterráneo o de la serranía —mar azul, espuma, barcos, velas,
^ Id., "Otras coplas sobre la poética de Juan Panadero", P. C, pági- marineros; montes, ríos, campesinos—, aparentemente luminoso, con-
nas 883-884.
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Yo marinero, en la ribera mía,
creto y próximo, pero que según la calidad de las imágenes, del len- posada sobre un cano y dulce río
guaje y de la musicalidad, ha sido sometido a un proceso desrealizador que da su brazo a un mar de Andalucía,

de profunda significación. Alberti, poeta andaluz, que trata una mate-


sueño en ser almirante de navio,
ria real con prestigio literario de siglos, es también el poeta moderno para partir el lomo de los mares
para quien se ha desgastado o quebrado la imagen de ese mundo al sol ardiente y a la luna fría.
visto y vivido. En consecuencia, su modo de penetrar y de recrear esa
¡Oh los yelos del sur! ¡Oh las polares
realidad por la poesía, no operará mediante ima aprehensión total,
islas del norte! ¡Blanca primavera,
plena, ordenadora y jerarquizadora. L o accidental se antepone a lo desnuda y yerta sobre los glaciares,
esencial y se erige en un primer plano; lo fragmentario asume la
importancia del todo o se recompone en una totalidad arbitraria. De cuerpo de roca y alma de vidriera!
¡ O h estío tropical, rojo, abrasado,
ahí el modo curioso de indagar la realidad que señaláramos antes,
bajo el plumero azul de la palmera!
según el cual la mirada igualadora capta con parejo interés el detalle
insignificante o el conjunto; lo material o lo abstracto; lo terrenal M i sueño, por el mar condecorado,
o lo cósmico. L o humano se cosifica o las cosas se humanizan. L a va sobre su bajel, firme, seguro,
de una verde sirena enamorado,
nostalgia y el ensueño reducen la realidad presente a la condición de
materia evocada, o recuperada con la ingravidez de las imágenes concha del agua allá en un seno oscuro.
oníricas. ¡Arrójame a las ondas, marinero:
—Sirenita del mar, yo te conjuro!
En todo momento obra la voluntad estética; aunque no lo haga
siempre caprichosamente, selecciona o reinventa realidades perfectas, Sal de tu gruta, que adorarte quiero,
sal de tu gruta, virgen sembradora,
a través de imágenes pictóricas de extremada belleza, con palabra
a sembrarme en el pecho tu lucero.
musical, situada en el poema con esa difícil facilidad que pone secreta-
mente en juego el dominio del vocabulario, de la sintaxis, del verso, Ya está flotando el cuerpo de la aurora
del ritmo, de la rima, de los encabalgamientos, de las aliteraciones. en la bandeja azul del océano
y la cara del cielo se colora
Pese a la doble línea indicada por su autor, el libro logra su iml-
dad en torno de un tema central que, según hemos apuntado, per- de carmín. Deja el vidrio de tu mano
siste a lo largo de toda la obra de Alberti: el mar E l libro se abre disuelto en la alba urna de mi frente,
alga de nácar, cantadora en vano
con un poema significativo, "Sueño del marinero", que da la clave
del tono y del sentimiento, y del repertorio de temas, de motivos y bajo el vergel añil de la corriente.
de imágenes que se desenvolverán a lo largo de sus páginas: ¡Gélidos desposorios submarinos
con el ángel barquero del relente

y la luna del agua por padrinos!


3* Concha Zardoya ha realizado un estudio sólido y profundo de este E l mar, la tierra, el aire, mi sirena,
tema: " E l mar en la poesía de Rafael Alberti", en Poesía española contem- surcaré atado a los cabellos finos
poránea, Madrid, Guadarrama, 1961, págs. 601-633.
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y verdes de tu álgida melena. poemas se logran efectos semejantes, mediante la contraposición entre
Mis gallardetes blancos enarbola, elementos selectos de la realidad natural o mítica, y los objetos y
¡oh marinero!, ante la aurora llena fimciones del mundo moderno, de la ciudad, de la técnica o el
¡ y ruede por el mar tu caracola! deporte.
Estos efectos de contraste son frecuentes a lo largo del libro y se
Marinero en tierra, desde la ribera, que sueña con el viaje al establecen en muy diferentes dimensiones del contenido o de la
mando de su barco por un mar pluralmente animado y vivificado. A forma. L a contraposición básica, mar y tierra, se desarrolla más am-
lo largo del libro esta posición fundamental se mantendrá: mar y pliamente en una serie de sonetos, " A Federico Garda Lorca, poeta
tierra, realidades enfrentadas a veces, otras, superpuestas; la ribera, de Granada", de tono entusiasta, donde se canta a la fusión del alma
el balcón, la terraza, la balaustrada, como plataforma estática desde poética y del paisaje, en ima serie de trasposiciones fantásticas donde
donde se dispara dinámicamente el deseo del mar, del cambio, de la lo humano se reintegra a la materia elemental, agua, río, junco. E n
aventura. E l marinero, la doncella de los breves poemas dialogados; otros casos, puede observarse una tendencia persistente hacia la ani-
mación y la personificación de lo natural, muchas veces de base
el niño o el animalito doméstico de las nanas infantiles, aparecen
alegórica.
dominados por esa nostalgia del mar, por ese deseo de irse con las
olas, de fundirse con su ritmo fundamental. E l mar es la madre, en una " N a n a " infantil que juega con la
E l mar de Mañnero en tierra se presenta ya en este primer poema paronomasia marecita-madrecita E l mar es el caballo sobre el cual
como el mar soñado o el mar por donde viaja el sueño en su aven- cabalga el poeta, en un poema de acento exclamativo e imágenes su-
tura de conocer los prodigios que lo pueblan: el sueño va por el cesivas^'. E l mar se corporiza por momentos en un toro azul que
arremete por el agua^'; o bien, como en un poema de Juan Ramón
mar, "de una verde sirena enamorado". Esta "sirenita del mar"
Jiménez, hace oír su voz por teléfono, en el llamado de una novia
—"hortelana del mar"—, corporiza ima imagen recurrente de este
del litoral''*'. E n otro poemilla, ofrece su doble realidad —"mentida
ensueño del mar a lo largo de todo el libro. Los "desposorios sub-
y cierta"—, en la imagen cinematográfica:
marinos" habrán de ser apadrinados por " e l ángel barquero del re-
lente", reducido aqm' a su condición más ingrávida —puro espíritu, VERANO
puro soplo—, primer ángel de la obra de Alberti, tan densamente
— D e l cinema al aire libre
poblada de ellos en otras etapas.
vengo, madre, de mirar
E l paisaje del mar y de su seno se recorta en imágenes de estirpe una mar mentida y cierta,
gongorina —"vidrio de tu mano", "alba urna de m i frente", "alga que no es la mar y es la mar.
de nácar", "gélidos desposorios submarinos", "álgida melena"—, acor-
des con la estructura de los tercetos de endecasílabos. Sin embargo, — A l cinema al aire libre,
hijo, nunca has de volver,
entre estas imágenes acuñadas con prestigio literario, se intercalan
otras de diferente nivel que producen un efecto de ruptura, de dis-
37 Alberti, R., P. C , pág. 53-
cordancia buscada con fin estético. Así, "plumero azul de la palmera",
38 Ihid., pág. 8o.
"bandeja azul del océano", objetos domésticos, resultan ingredientes 39 Ihid., pág. 72.
sorpresivos en la composición preciosista del cuadro total. E n otros «> Id., "Llamada", en P. C , pág. 52-
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que la mar en el cinema ¿Por qué me trajiste, padre,
no es la mar y la mar es a la ciudad?

¿Por qué me desenterraste


Esta última composición, aparentemente simple, pero de elabora-
del mar?
da construcción paralelística sobre la base del diálogo con ligeras
variaciones, es buen ejemplo de la introducción de objetos del mundo E n sueños, la marejada
me tira del corazón.
moderno en un contorno elemental, y en contraste con la forma tra-
Se lo quisiera llevar.
dicional.
Padre, ¿por qué me trajiste
Otro esquema de contraposición enfrenta el mar con la ciudad;
acá?
por un lado, la realidad próxima y entrañable, por otro, la realidad
indiferente: 2
N o sabe que ha muerto el mar Gimiendo por ver el mar,
la esquila de los tranvías un marinerito en tierra
—tirintín— de la ciudad iza al aire este lamento:

¡ A y m i blusa marinera!
T a l es el tema, además, de los dos primeros poemas de la segimda Siempre me la inflaba el viento
parte, la titulada, precisamente, "Marinero en tierra", presidida por al divisar la escollera't^.
unos versos que resumen cabalmente el sentimiento del libro: " E n -
traña de estos cantares; / ¡Sangre de mi corazón, / tarumba por Esta figura del marinero en tierra, leit-motiv, cumple su función
ver los mares!". Sobre la presencia concreta del mar, se impone la integradora de los diferentes planos que sustentan el doble sentimien-
nostalgia del mar ausente y evocado. E l mar como nostalgia y la ciu- to de gozo y de nostalgia. L a referencia al traje puede entenderse
dad como destierro, dictan su vaivén a la expresión directa y simple, como una forma de especificación y particularización de un sentimien-
de exclamaciones reiteradas, a las imágenes fugaces y sucesivas, con to más universal, que reaparece en este y en otros libros de Alberti
toda la ambigüedad y polivalencia de su forma abierta, y siempre con donde la figura humana cobra concretidad, no en un individuo, sino
el persistente propósito de obtener una resonancia emotiva. Las cons- en un tipo identificado por su oficio o actividad. En el orden de las
trucciones nominales, el juego de exclamaciones e interrogaciones, la resonancias literarias, puede establecerse una relación con los mari-
alternancia de pasado y presente, no sólo sirven a la finalidad expre- neros de Juan Ramón Jiménez, ya señalada, por otra parte, por el
siva, sino que determinan un tono general de simplicidad juguetona, mismo Alberti con referencia a otro poema suyo:
de inocencia primitiva y popular:
38
I ...la blusa azul, y la cinta
milagrera sobre el pecho.
E l mar. L a mar.
J. R. J.
E l mar. ¡Sólo la mar!
—Madre, vísteme a la usanza
de las tierras marineras:
Ibid., págs. 60-61.
« Id., " E l mar muerto", en P. C, pág. 57. *^ Ibid., pág. 51.
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el pantalón de campana, Una vez más el plano metafórico adquiere categoría sustantiva
la blusa azul ultramar
—búcaro fino—, mientras que la realidad mentada — e l mar—, se
y la cinta milagrera.
reduce a mero término subordinado, indicador de materia.
—¿Adonde vas, marinero, E l segundo esquema de contraposición se articula sobre la pareja
por las calles de la tierra? ciudad-campo, con sus variaciones, mundo moderno-mundo primitivo;
lo mecánico-lo natural; oficios urbanos-oficios campesinos. " M i cora-
— ¡ V o y por las calles del mar! ^
zón, repartido..." establece con un tono juguetón ese contraste, me-
diante imágenes elevadas, tópicas por su carga sentimental —"mis
verdes sauces llorones"—, y otras que producen ima ruptura por su
Evidentemente, en este segundo poema es todavía más patente la nivel cotidiano y carácter nimio.
doble proyección emotiva, la distancia entre lo vivido y lo soñado, que
mar y tierra tienen en esta serie de composiciones. M i corazón, repartido
entre la ciudad y el campo.
Como dijimos antes, este contraste se establece frecuentemente
al nivel de los oficios o actividades habituales que desempeña el hom- ¡Luminarias de la noche!
bre. E l mar es la aventura frente a esas otras actividades posibles, y ¡ M i s verdes sauces llorones!

sólo por afán de mejores aventuras acepta el marinero cambiar su ¡ A y claras confiterías
oficio por los de los que quedan en la orilla ("Si Garcilaso volvie- de anises y de piñones!
ra..."). Orilla poblada de pañuelos y mar siucado de velas, cuyo ¡ E l olor a trementina,
encantamiento se define en una breve canción que renueva la temá- a suave alcol de romero
tica del famoso romance del Infante Amaldos, despojado de sus ele- del bosque!
mentos descriptivos y narrativos y reducido a su pura sustancia lírica. ¡Novia azul en la baranda
Interrogación frente al misterio, exaltación ansiosa frente a la eviden- de los últimos balcones!
cia de perfección y belleza:
¡Novia del monte,
pobre! «
34

¿Para quién, galera mía, L a selección de esta imagen ciudadana — " ¡ A y claras confiterías /
para quién este cantar? de anises y de piñones!"—, entre las infinitas posibles, produce, como
dijimos, un efecto de discordancia, y tal es su función dentro del
¡Búcaro fino del mar,
poroso de azul salado,
poema; pero, en sí misma considerada, nos aproxima a otra faceta del
quién te pudiera quebrar! ^5 arte de Alberti, en su primera etapa; la visión infantil o primitiva.
Esta dimensión, frecuente, como es sabido, en los romances y can-
r
ciones tradicionales, que son la fuente literaria de sus primeros libros.
Ibid., pág. 71.
•ts Ibid., pág. 69. Ibid., pág. 31.
300 Cinco poetas españoles
Rafael Alberti 301
no puede reducirse meramente a esta influencia, dado su carácter e MALA RÁFAGA
importancia. E n algunos poemas se trata de ima evocación directa del
Boyeros del mar decían:
punto de vista de la infancia: "Elegía del cometa Halley", "Elegía" * \
—Bueyes rojos, raudas sombras,
En otros, la perspectiva infantil introduce un efecto de distensión ya oscuro, ¿hacia dónde irían?
lírica; en otros, produce la apertura hacia lo mágico o lo sobrerreal,
( ¡ F u e g o en la noche del mar!)
a partir de una acción prodigiosa que desencadena asociaciones fan-
tásticas : Carabineros del viento
" D e L a Habana ha venido un barco..." tampoco no lo sabían:

De m i ventana huye el barco —¿Adonde esos bueyes rojos,


venido ayer de L a Habana. raudas sombras, volarían?

¡Saltemos del lecho al barco, ([Ardiendo está todo el mar!)^».


lucera de la mañana!

A l pasar por tu azotea,


me echarás una naranja En otros poemas, lo fantástico resulta de una amplia y detallada
y un zapatito de oro, objetivación del sentimiento; en este caso el ansia de fusión con el
lleno de almendras y agua. mar es una forma de la búsqueda de reintegración con lo natural:
¡ A las Antillas me voy
Retorcedme sobre el mar,
por unas mares de menta
amarga! ^ al sol, como si mi cuerpo,
fuera el jirón de una vela.

Más abiertamente dentro de esta temática y de estos recursos, se Exprimid toda m i sangre.
Tended a secar mi vida
halla la serie de "Nanas" que ocupan la segunda parte del libro.
sobre las jarcias del muelle.
Otro modo de trasposición fantástica se opera a través de la v i -
sión onírica, en poemas del tipo de "Rosa-fría, patinadora de la Seco, arrojadme a las aguas
con una piedra en el cuello
luna" o "Malva-luna-de yelo", donde la imagen de la mujer proyecta
para que nunca más flote.
sobre un trasfondo cósmico sus contomos imprecisos, a la vez que
se perfilan con entera precisión y en primer plano, aspectos fragmen- L e d i mi sangre a los mares.
¡Barcos, navegad por ella!
tarios de orden físico o espiritual
Debajo estoy yo, tranquilo
En " M a l a ráfaga" la visión fantástica resulta de la predominancia
y desarrollo del plano metafórico, contrapuesto a las escuetas referen-
cias al plano real que aparece, de este modo, subordinado a aquél. Pero ya por los años en que compone este primer libro, Alberti
prepara una nueva obra de diferentes características.
*^ Ibid., pág. 6 i y págs. 46-47-
Id., P. C, pág. 48.
50 Ibid., pág. 63.
« Ibid., pág. 28.
51 Ibid., pág. 62.
r

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