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REHABILITACIÓN COGNITIVA

En los últimos años, se ha venido dando a conocer el concepto, estrategias e


importancia de la rehabilitación cognitiva así como la forma en que restaura,
compensa o sustituye las funciones cognitivas luego de la pérdida del
funcionamiento cerebral normal. Sin embargo, no fue sino hasta que se conocieron
estudios sobre la plasticidad cerebral que se constituyó la base científica y
neurobiológica de la rehabilitación. Es así, que terminologías como el
funcionamiento cerebral, neurotransmisores, receptores, plasticidad, daño cerebral
–a nivel de atención, memoria y lenguaje- trauma craneoencefálico y
heminegligencia vienen a estar relacionadas de forma patológica con los
procedimientos y técnicas que ofrece la rehabilitación cognitiva para alcanzar
rendimiento intelectual, adaptación familiar y social en quienes han sufrido de un
agravio cerebral.

Ahora bien, ¿qué relación existe entre plasticidad cerebral y rehabilitación


cognitiva?, la respuesta a esta pregunta la encontramos en la capacidad que tiene
el cerebro de regenerarse a nivel neurológico de forma que es posible crear nuevas
conexiones sinápticas que reemplacen conexiones atrofiadas, logrando mantener
en funcionamiento al cerebro, por ello, los sistemas nervioso, nervioso central,
periférico y autónomo están relacionados no solo con la plasticidad cerebral, sino
con la rehabilitación cognitiva que logra establecer y proporcionar el funcionamiento
de éstos cuando han sido afectados por un déficit en las funciones cognitivas. En
este sentido, se hace importante que nosotros como psicólogos conozcamos el
funcionamiento del cerebro humano y de los sistemas asociados a éste para poder
intervenir en sus patologías mediante un proceso de rehabilitación de las funciones
superiores.

En este proceso, existen tres formas de ayudar a un paciente a reestablecer sus


funciones como son: en base a modificaciones ambientales, entrenamiento de
habilidades compensatorias y reentrenamiento directo de las áreas comprometidas.
Para ello se debe iniciar con un examen comprensivo del perfil cognitivo de
afectación del paciente, y una evaluación de su situación emocional. Esta
intervención por lo tanto se basa en la toma de compromisos mutuos, en base al
estado cognitivo y las necesidades actuales y futuras del paciente. No obstante,
deben tenerse en cuenta varias pautas a la hora de iniciar una rehabilitación, tales
como realizar el procedimiento de forma individual y perfectamente adaptado al
déficit de cada paciente, iniciar con tareas que exijan del paciente demandas
atencionales mínimas de modo que sea necesario escaso esfuerzo para realizarlas,
asegurando un resultado exitoso para progresar poco a poco según se vaya
alcanzando la finalidad deseada, en este sentido, en un grado de mayor dificultad
se debe incluir material con carga emotiva y no pasar a otro nivel antes de haber
alcanzado lo que se tenía previsto, del mismo modo debe incluirse un componente
educacional para favorecer la adherencia al tratamiento y la autoobservación y,
finalmente, compensar tanto logros como esfuerzos realizados por el paciente para
garantizar el éxito del tratamiento.

Sin embargo, existen diferente grados de dificultad cognitiva en los pacientes, por
ellos es importante identificar si hay conciencia de enfermedad, flexibilidad e
iniciativa para adecuar el tipo de tratamiento que pueden ser manipulaciones
ambientales para los síntomas graves y desarrollo de estrategias compensatorias,
estimulación de procesos e intervención directa para los casos leves a moderados
que pueden acoger tales intervenciones. En este aspecto, se pueden establecer de
forma conjunta con el paciente los objetivos terapéuticos, así como estimular al
paciente en la elección de terapias, buscando siempre que el tratamiento se
generalice sus logros a otras actividades de la vida diaria; sin dejar de lado un
seguimiento basado en la solicitud de evaluación de sus progresos. Esto por tanto,
no significa que todo el proceso recae en el terapeuta y el paciente, el éxito del
tratamiento también está ligado a la vinculación de la familia en el proceso y el apoyo
que le brinden para ayudarle a recuperar sus áreas personales, laborales o sociales.

En relación a este proceso, cabe mencionar que en la práctica cuando existen


afecciones agudas, la intervención en muchos casos inicia de forma precoz desde
que el paciente está en la unidad de cuidados intensivos, donde la duración de las
sesiones dependerá de la fatigabilidad del paciente y la frecuencia de la
implementación total del programa, en el que se incluye además de la rehabilitación
cognitiva la rehabilitación motora, el descanso, la visita familiar, entre otras. En
efecto, el tipo de tratamiento y objetos utilizados en el proceso de sustitución
dependerán de la capacidad económica de cada paciente.

A pesar de ello, la rehabilitación como proceso eficaz y novedoso para reestablecer


la cognición ha abierto campo a otras ciencias como la farmacología y neurología
para que busquen métodos eficaces que no solo se limiten a la recuperación de las
funciones atrofiadas sino también a la recuperación de las funciones diarias del ser
humano. Por esta razón, como profesionales de hoy es de nuestro interés estar a la
vanguardia de los nuevos métodos de intervención que faciliten nuestro ejercicio
profesional y nos permitan ofrecer a nuestros pacientes servicios de calidad
basados en el uso de instrumentos novedosos y confiables que mejoren de forma
significativa su calidad de vida.

Para concluir, la rehabilitación cognitiva es un tratamiento eficaz para tratar


principalmente el daño cerebral traumático, el ataque cerebrovascular y las
demencias, aunque ello no signifique que no sea eficaz en otras patologías de las
funciones ejecutivas; por ende, constituye un nuevo campo de acción para los
neuropsicólogos y psicólogos clínicos en su área de intervención.

Realizado por: GEIDY CABRALES P.

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