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PENG JIN:

LA CLAVE
DEL TAIJIQUAN

Jordi Vilà

T aijiquan es peng jin”. Así de contundente se mostraba el gran experto en Taijiquan Hong

Junsheng (1907-1996), al definir el arte marcial basado en los principios yin-yang de la filosofía china.
Peng es la piedra de Rosetta que hace que todos los movimientos del Taiji cobren un significado
concreto, la causa de sus efectos sobre la salud global y el secreto para su correcta aplicación en la
defensa personal.

Todos los estilos de Taijiquan configuran sus técnicas a partir de ocho “fuerzas” (shi) distinguibles por su
dirección y su naturaleza. Las fuerzas de peng (emitir la fuerza hacia arriba), lü (dejar pasar hacia
atrás), ji (mover la fuerza horizontalmente al frente), an (empujar hacia abajo), cai (una fuerza ascendente que
cambia a descendente de modo brusco), lie (dos fuerzas empleadas en direcciones opuestas), zhou (emitir la
fuerza desde el codo) y kao (usar todo el cuerpo para liberar la fuerza) aparecen en los movimientos de todas
las ramas tradicionales del boxeo Taiji. Sin embargo, todas ellas no son más que “mutaciones” de la energía
de peng (potencia circular expansiva), que representa el núcleo del arte.

El airbag de las artes marciales chinas

Para entender la cualidad de peng, tenemos que imaginar que nuestro cuerpo es una pelota llena de aire a
presión: adoptamos una postura de pie, con las piernas algo flexionadas, el tronco centrado y relajado y los
brazos redondeados delante del pecho, con las palmas hacia dentro. El circulo creado así posee la expansión
de peng. Si estando quietos en esta postura recibimos un empujón frontal, pueden ocurrir varias cosas:

a) El empujón nos llega directamente, y nosotros cedemos y rebotamos suavemente hacia delante y arriba,
expandiendo el círculo de nuestros brazos, lo que levantará al adversario y le hará flotar, incapaz de encontrar
su raíz y por lo tanto, quedándose sin fuerza. Esta expresión de nuestra energía se denomina peng.
b) Si la fuerza nos sobrepasa y no conseguimos hacer rebotar al otro,
rodaremos sobre nuestro eje y le dejaremos pasar hacia atrás, sin oponer resistencia (lü), pero sin abandonar
nuestra postura “esférica”.

c) Pensando que somos un balón, cederemos ligeramente y rebotaremos hacia delante, alejando
horizontalmente al adversario (ji).

d) Si el empujón nos llega de arriba abajo, la esfera que es nuestra postura rodará suavemente hacia abajo,
sumándonos a la fuerza inminente, y sin perder la presión ni el círculo de los brazos, llevaremos al contrario
hacia el suelo (an).

En los ejemplos arriba citados, la dirección en la que nos dirigimos marcará el tipo de movimiento de Taijiquan
que realicemos, pero la regla inalterable es no perder la potencia expansiva en los brazos (y de hecho la
facultad de “resiliencia” de todo nuestro cuerpo). Esta fuerza expansiva que se define en Taijiquan como Peng
jin (energía de Peng), se centra en la relajación muscular, la intención adecuada y el uso correcto de la
estructura ósea y tendinomuscular, lo que en argot denominamos Qigong o entrenamiento de la energía
interna. Como decía uno de nuestros profesores “si las fuerzas del Taiji fuesen peces, Peng sería el mar que
las contiene a todas”.

En busca del peng perdido

No existe ninguna traducción satisfactoria del carácter chino 掤. Al parecer, es una creación exclusiva de los
maestros del Taijiquan empleada en argot de forma solamente comprensible para los adeptos de este arte
marcial. Incluso para un practicante chino es difícil interpretar correctamente el sentido de peng jin, ya que
este carácter no aparece en los diccionarios comunes de lengua china. ¿Cómo es posible que una palabra
“inexistente” se haya convertido en el auténtico núcleo de la práctica del Taijiquan?

El origen del carácter debe buscarse en antiguos documentos chinos. 掤 aparece por vez primera en el Libro
de las Odas, una colección de poemas, cuya publicación se remonta al siglo VI a.C. En la oda 78 se puede
leer: “soltando su aljaba, vuelve a poner el arco en su funda”1- . El carácter para aljaba, el carcaj para las
flechas, es precisamente 掤, aunque en este contexto, como vemos, debe pronunciarse “bing”2-. El segundo
carácter, jin 勁 (o jing) significa fuerza, energía o vigor. En Taijiquan se usa este término para definir el uso
inteligente de la fuerza, sin recurrir a la pura tensión muscular, pero sin mostrar tampoco flaqueza o debilidad.
¿Cuándo cambiaron los ideólogos del Taijiquan la pronunciación “bing”
(aljaba) por “peng” (fuerza expansiva)? Es difícil decirlo, pero nuestra hipótesis personal apuntaría a Wu
Yuxiang (1813-1880), un modesto mandarín culto e inteligente, que fue el primero en hacer públicos los textos
tradicionales que posteriormente llegarían a ser conocidos como “los clásicos”. Tanto si estos textos eran
originales como si fueron una inspirada invención de Wu, el caso es que fue su pincel quien escribió por
primera vez el carácter peng en un documento relacionado con el Taijiquan. En uno de los textos que publicó,
el Clásico del Taijiquan, atribuido al monje taoísta del siglo XIII Zhang Sanfeng se puede leer:“El boxeo largo
es como un gran río o un mar inmenso, que fluye sin cesar. Peng, lu, ji, an, cai, lie, zhou y kao corresponden a
los ocho trigramas (…) Peng corresponde al trigrama kan (agua)”. Esta sería la primera referencia del
concepto de peng en la literatura del Taijiquan.

Creemos que es muy posible que, dentro de la tradición oral del Taijiquan, se emplease originariamente algún
carácter homófono para describir la energía de peng, como por ejemplo 膨 (hinchar un globo o un balón), o 捧
(sostener algo entre los brazos o abrazar, que es el adoptado en el estilo Chen).

Es muy probable que Wu Yuxiang o alguno de los copistas que le asistieron, substituyese este
último peng por el antiguo carácter bing, pensando en la estructura física de una aljaba, cuya forma, un
cilindro hueco, permite expresar de manera bastante acertada la idea de la expansión peng jin.

Peng, sentido y sensibilidad

¿Cómo podemos explicar técnicamente peng jin? Jiang Rongqiao (1890-1971) en su libro Taijiquan
jiangyi (1929), explica que la idea de peng es básicamente una acción expansiva que, al contactar con la
extremidad atacante del adversario, revela las intenciones de éste. Y Gu Liuxin (1908-1991), uno de los
grandes del Taiji del siglo XX, escribió en su obra Taijiquan shu: “Hay que conseguir sentirse relajado sin
estarlo del todo, mantenerse flexible dentro de la firmeza, mantener la agilidad y sin embargo, sentir que el
peso se hunde; es una fuerza elástica y constante que permite adherirse, neutralizar, ejercer presión y
envolver”.

Hong Junsheng aporta unas ideas excepcionales para comprender peng jin:

1. Es una energía ascendente, que sostiene al adversario desde abajo. Para que esta maniobra sea eficaz,
Hong propuso el principio de que el peng correcto aparece cuando el brazo se abre 45º hacia fuera y
simultáneamente asciende 45º hacia arriba, de forma
circular. Sobrepasar esta medida reduce considerablemente el “escudo” que peng nos ofrece y hace que
nuestra estructura corporal funcione de forma deficiente, siendo imposible unificar la fuerza de todo el cuerpo.

2. Es, además, la sensación elástica y expansiva inherente a todos los movimientos del Taijiquan.

Por lo tanto, podemos resumir diciendo que peng jin está alrededor de nuestro cuerpo, y lo utilizamos para
medir la potencia y dirección de la fuerza de nuestro compañero, lo que en el argot del Taiji se denomina
“pesar la energía del contrincante”, sumando a la vez las facultades de levantar al adversario desde abajo,
sostenerlo y usar una fuerza de rebote, con el objetivo de rechazarlo o bien de impedir su avance.

Al contactar con los brazos (o el cuerpo) de un practicante avanzado de Taiji que haya desarrollado peng jin3-,
sentimos como si intentásemos deformar una pelota de playa: no importa en qué dirección ejerzamos nuestra
fuerza, la pelota siempre rodará, rebotará, se desplazará, pero no conseguiremos cambiar su forma.

Yang Chengfu (1883-1936) explicaba: “Los brazos de un experto en Taijiquan parecen una barra de hierro
envuelta en algodón, son suaves pero muy pesados, mientras que los luchadores [entrenados en métodos]
externos muestran mucha potencia, pero sólo cuando ejercen fuerza física; en el resto de ocasiones se los
notará ligeros y flotantes, con lo que podrán ser desequilibrados con facilidad” (Taijiquan tiyong quanshu,
1934).

Una buena manifestación de peng jin debería expresarse de acuerdo a los


axiomas propuestos en las primeras frases del Clásico del Taijiquan de Zhang Sanfeng. En este texto se
definen las características esenciales de la energía expansiva del Taijiquan: “En todos y cada uno de los
movimientos, todo el cuerpo deberá sentirse ligero y ágil sintiendo todas las partes estrechamente enlazadas
entre sí. Se deberá estimular la energía interna, y concentrar el espíritu en el interior. No se permitirá ninguna
deficiencia, ninguna concavidad ni convexidad ni interrupción alguna”

Aún sin citar nominalmente el peng jin, en este párrafo encontramos sus claves esenciales:

a) En todos y cada uno de los movimientos, todo el cuerpo deberá sentirse ligero y ágil (judong zhong
zhoushen juyao qingling): esto significa que no puede permitirse ningún uso excesivo de fuerza, ni forzar la
expansión, y en cambió se deberá asentar la pelvis hacia abajo y empujar la coronilla hacia arriba para
aligerar el peso corporal a través de la columna).

b) Sintiendo todas las partes estrechamente enlazadas entre sí (you xu guanzhong): la fuerza deberá
conectarse a través de las articulaciones (desde el pie de atrás, subiendo por la rodilla, la articulación coxo-
femoral, las lumbares, las dorsales y cervicales, la articulación del hombro, el codo y la muñeca hasta la punta
de los dedos). De este modo sumamos una gran cantidad de músculos a la acción, mientras mantenemos la
estructura centrada, relajada y ágil.

c) Se deberá estimular la energía interna, y concentrar el espíritu en el interior (qi yi gudang, shen yi neilian):
la energía interna se relaciona con una correcta respiración, aunque no es exactamente equivalente. En
Taijiquan se entiende por una sensación de plenitud abdominal y falta de presión en el pecho, lo que mejorará
la relajación y anclará el centro de gravedad: para que esta sensación aparezca, la intención mental deberá se
precisa y concentrada. De ahí la segunda parte, del axioma “el espíritu concentrado en el interior”, que se
refiere a que los pensamientos se centran en el área del hipogastrio (dantian) lo que mejorará la rotación
corporal y ayuda a sentir la expansión corporal, que se inicia precisamente desde este punto.

d) No se permitirá ninguna deficiencia (wu shiyou qiexian chu): por deficiencia se entiende que el peng no
deberá quedarse corto, ni salir débilmente, de forma desordenada o floja.

e) Ninguna concavidad ni convexidad (wu shiyou tu’ao chu): peng deberá configurarse como un círculo
perfecto. Concavidad se refiere a realizar un peng deficiente, que presenta huecos y no es una esfera
homogénea, caracterizada por falta de uniformidad en la aplicación de la potencia; convexidad representa
cualquier protuberancia que desfigure el círculo a causa de un uso excesivo de fuerza.

f) Ninguna interrupción (wu shiyou duanxu chu): La expansión y el alzamiento simultáneos deberán hacerse
de forma fluida, sin cambios en el ritmo, paradas bruscas o acciones sincopadas. Todo el peng se irá
hinchando de manera equilibrada y por igual.

“La virtud suprema es como el agua“

Un antiguo poema bastante conocido en la tradición escrita del Taijiquan dice así:

¿Cómo explicar la energía de Peng?


Es como el agua que sostiene
una barca en movimiento.
Primero hay que hacer que el Qi
se solidifique en el Dantian;
después estirar la cabeza
como si colgase de un hilo.
Todo el cuerpo siente
la fuerza de un resorte;
apertura y cierre
deben definirse con exactitud.
Aunque se nos cargue
con un peso de quinientos quilos,
los haremos flotar sin ninguna dificultad.
La imagen del agua sosteniendo una embarcación es clásica en la literatura del Taiji. El agua sostiene, sin
discriminación alguna, pero también sin ninguna intención, tanto la hoja de árbol más liviana, como el buque
de acero más pesado.

Por otro lado, dentro de la tradición del Taijiquan, la fuerza


de peng representa el elemento agua dentro de la dinámica de los Cinco Elementos, por lo que, de entre los
puntos cardinales, le corresponde el Norte. En el ser humano, tiene relación con el punto de
acupuntura mingmen, que representa la fuerza vital, el auténtico motor de la vida, situado en el espacio entre
los dos riñones, a la altura de las vértebras lumbares. Pero si tenemos en cuenta que, según las reglas de la
antigua geografía china, el Norte se situaba en la parte de debajo de los mapas, la pregunta lógica llegados a
este punto es: si peng representa al Norte, y esta dirección se sitúa a nuestra espalda ¿Por qué los brazos se
expanden hacia delante, hacia el “Sur”?

Desde el punto de vista energético, el movimiento no debe centrarse en los brazos, sino en el hundimiento
del mingmen hacia abajo y atrás, activando la energía que este punto atesora y distribuye, mejorando algunas
funciones orgánicas y aliviando problemas de tensión lumbar, lumbago o tensión del nervio ciático. Desde el
punto de vista marcial4-, al redireccionar las vértebras lumbares y la pelvis hacia atrás y abajo, conseguimos
un buen asentamiento, una raíz que nos librará de desequilibrarnos. Simultáneamente, nos agacharemos un
poco, alejándonos de la trayectoria del ataque del adversario y consiguiendo una acción de expansión y
rebote más intensa.

Durante el combate, peng es la primera opción, que surgirá justo en el momento del primer contacto con el
adversario. A modo del escudo del guerrero espartano, nos sirve de defensa cubriendo todo nuestro cuerpo.
Ajustando el peng a la trayectoria del ataque inminente, conseguimos desviar su fuerza y, usando la intención,
dirigirla conscientemente hacia arriba, rechazando la acción ofensiva del adversario sacándole fuera de su
centro de gravedad, consiguiendo que la parte inferior de su cuerpo flote y que el tronco y la cabeza se
sientan “pesados”, reduciendo peligrosamente su estabilidad.

La intención no debe centrarse en la fuerza de los brazos, sino en el asentamiento correcto de la zona lumbo-
sacra. El movimiento de descenso de la pelvis, gracias a al abertura y relajación del pliegue inguinal, junto al
ascenso del antebrazo y la suave rotación de la cintura lumbar generará una fuerza expansiva hacia arriba y
hacia abajo que añadirá potencia a nuestro peng.

Si peng jin gira en ese instante, el adversario se verá irremediablemente desequilibrado hacia la dirección que
nosotros marquemos, siguiendo el principio esencial del Taiji: “obliga a tu adversario a que se mueva primero,
para hacerle caer en un vacío” (yin jin luo kong).

Todas las horas que pasemos desarrollando peng jin, mejorarán nuestra práctica y nos ayudarán a
comprender los aspectos más sutiles tanto del Taijiquan como del Qigong.

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