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PREMISA LIBERADORA IV
INSTRUCTOR
LUIS CANO
FICHA N°
1616717
APRENDIZ(ES):
Cristhian Pinilla
Zharick Montenegro
BOGOTÁ D.C
2018
Contenido
PREMISA LIBERADORA IV 3
IDEA PRINCIPAL 3
IDEAS SECUNDARIAS 4
EJEMPLOS DE VIDA 5
PREMISA LIBERADORA IV
IDEA PRINCIPAL
Expresar las emociones es una parte imprescindible de nuestra vida y de nuestra
relación con los demás y con nosotros mismos. Si se tiene la dificultad para
identificarlas y expresarlas inmediatamente puede crearnos miles conflictos
internos. Manifestarlas es algo más que una necesidad para nosotros
El expresar las emociones de una manera adecuada sin exageración alguna,
evitando reprimirlas o negarlas, la liberación de las emociones se hace a su
debido punto y con moderación ya que si se saben controlar podemos causar
rechazo o un mal rato los demás.
Las emociones deben expresarse libremente sin alguna dificultad o circunstancia,
en repetidas ocasiones nos sentimos afectados al momento de ser expresivos,
pensamos detalladamente que podría tratarse de algún miedo a excedernos en
alguna emoción, quizás miedo a ser libres y expresarnos espontáneamente, esto
nos afecta tanto que nos convertimos en personas aburridas o simplemente
amargadas.
Nos dejamos llevar por lo que la sociedad nos ha indicado desde muy temprana
edad, sin pensar el daño que podemos contraer reprimiendo tantas emociones y
en su defecto no las expresamos correspondientemente, perdemos contacto con
nosotros mismos y olvidamos la importancia de ser libres, de ser lo que somos, de
expresar lo que pensamos, como sentimos, como lo vemos y como asimilamos
cada momento.
Aunque existen momentos positivos como negativos, hay momentos que pueden
tornarse incomodos, hay que saber cómo controlar estas emociones en su debido
instante, pero hay que tener en cuenta que no siempre debemos ser recatados y
no conservarnos de una manera tan prudente y nos convertimos en personas
incapaces de comprender las emociones propias o ajenas.
IDEAS SECUNDARIAS
EJEMPLOS DE VIDA
SITUACIÓN 1
Carlos, un hombre de 28 años de edad, a él desde muy pequeño le han enseñado
tanto culturalmente, como a nivel familiar que llorar es de débiles, por lo cual
desde muy pequeño cuando ha tenido ganas de llorar o demostrar otras
emociones con euforia, no se permite hacerlo, para mostrar siempre un supuesto
carácter fuerte y una apariencia madura. Su energía emocional se bloqueó
totalmente, llegando a reprimir constante e inconscientemente todas sus
emociones.
Hace dos años al ser padre no experimento ninguna emoción de alegría ni de
afecto al ver a su hijo por primera vez, al igual que el día de su matrimonio, no
tuvo mayor interés para él.
Su esposa Julia, al ver su comportamiento inalterable se creó hipótesis como:
“Carlos ya no me ama a mí, ni a nuestro hijo” “no es la persona que conocí” “me
es infiel”. A él no se le es posible manifestar abiertamente sus emociones, puede
que ame mucho a su esposa, tanto como ella piensa, pero no es capaz de
expresarlo, por lo cual se siente egoísta al no poder brindarle el afecto que tanto
ella y su hijo reclama.
SOLUCIÓN:
Invitar a Carlos a revisar su pasado y reconectarse con las emociones que había
dejado bloqueadas, seguramente asistir a terapias que le ayuden
profesionalmente para mejorar su comprensión social y seguir esforzándose para
revivir esas emociones reprimidas, para poder comprender tanto sus emociones
como las de la gente que lo rodea. Teniendo claro que su bloqueo emocional no
lo hace desagradable o egoísta, porque se es posible estar completamente
separado de las emociones sin ser una persona inhumana o desalmada.