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'1,

"Si la consistencia de este estudio es de por sí poderosa y


persuasiva, su estrategia no es menos sutil, y su focalización
por demás lúcida (...). Dialogar con Beatriz Pastor en este
libro inspirado es renovar el proyecto de una crítica tan rai-
t,{
o
r+.,

È
v)

El segundo
gal como integral.>
Julio Ortega

En este revel¿rdor ensayo, Premio Casa de las Américas, Bea-


.tiN
¡.r
¡l.¡
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o
Êa
descubrimiento
triz Pastor analiza la evolución en el imaginario colectivo del
concepto del Nuevo Mundo. A través de diarios , cartas, cr6-
nicas y todo tipo de documentos de primera mano, que ana-
liza no sólo en su aspecto de narraciones de hechos sino
en tanto que expresión literaria de la experiencia de sus auto- 0
res, muestra cómo el contacto con esa nueva realidad va {¡
transformando las ideas preconcebidas y cómo, poco a poco, È
va desarrollándose una conciencia crítica que cuestiona la o ù .
validez de los modelos europeos. AJ
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A medida que progresa la Conquista,los cánones litera- r{ È
rios y estéticos de Europa quedan atrás y esta nueva lite- l\ ù I
ratura comienza a reflejar las realidades de la América colo- I È I
nial, hasta culminar en la compleja poética del gran poema
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épico de Alonso de Ercilla,LøArøucønø.La obra parte del
análisis de los textos de Cristóbal Colón y Hernán Cortés,
llenos aún de mitificación del Nuevo Mundo, a los que
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siguen las crisis ideológicas generadas por los repetidos fra-

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casos de las expediciones, como se hace patente en los Nau- h¡
U
fragios de Cabeza deVaca y concluye sintetizando los diver-
sos elementos históricos y estéticos que produjeron el ¡
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despertar de una nueva conciencia.
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Ensayo histórico $"onoro o

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Capítulo 3
Del fracaso a la desmitificación

1. Una colectiva propensión al mito

El racionalismo riguroso que caruclenzaba el proyecto de Her-


nán Cortés: 1z su percepción de la realidad histórica dentro de
la cual actuaba, no constituyó la regla dentro del contexto de la
conquista de América, sino una notable excepción. Desde prin-
cipios del siglo xvt, interrupción las expe-
se sucedieron casi sin
diciones en busca de objetivos maravillosos y quiméricos. La
expansión territorial del Imperio español y la exploración del
continente americano se llevaron a cabo bajo el signo seductor
del mito.
Tradicionalmente se ha asociado el proceso arrollador de
la conquista española de América con tres impulsos funda-
mentales: <Oro, gloria y evangeliool. El conjunto de estos tres
elementos expresaba la combinación de una filosofia de la gue-
na, heredada de la larga reconquista peninsular, con la preo-
cupación por la gloria mundana y Ia fama t^î càràcterísticas del
Renacimiento. Pero habíaun cuarto elemento que actuó como
rnotor de la acción con una importancia por 1o menos equiva-
lente a la de
cualquiera de los otros tres. Me refiero a la cons-
197
A LA oEsprtrtrtcacrÓu
BEarmz P¡.sroR DEL TRACASO
c oncreta à 1a imagtnact on
196 relatos de caballe rtâ dieron forma
co n
o do v que ést OS iden tifìc aron
1os
iría expresândo a lo
lo maravilloso, que se los e sp añoles de ese p erl
tante fascinación Por las contlnuas meta- de
elemen tos îantásticos que aque-
el de conqulsta en 1o descono cido con
largo de todo Proceso repertorio de mitos lrec:uencra o me no S convlncen
de un Pequeno presen ta ban de manera mas
nrorfosis Y reelaboraclones llas historras tl1l1C o q ue recurrl o
Y CS cle rto qu
e B e rnal Dîaz no fue el
fundamenales'
i*--llrrritg ¡ ^^r"'lio â.nectos
aspec fundamentales de la le
pata comunlcar v representar
los aspec-
Leonard estudia
A' referente cab alleresco 3

y fascinación que mosffaba ei español del ^I extrao rdinarios de 1a realidad


amerl CàÍla Sin embar-
notable credulidai y mitos tos mas
por las novelas de caballería pudo
r1ìuy
de itytttd"t fantásticas loc ura nacional
siglo xvt frente '""rte
'idl Leonard se propone
" mosffar la influen- çO
D
la
de un pro-
ser sólo una de las múl tiples manifestaciones
fabulosos' En su
'J;l;' <historias mentirosas> bien pe rdida de contac-
q"t ì;' åbulas de aqueilas enormemen te c om plej o de progresl VA
cia indudablt de caballeúa- tuvie- ceso
hacía mas problemá-
*o"ti'tas a las novelas realidad q ue de dí a, e n día SC
-como llamantrtt' irî."n"ista y sobre sus pro- to con una S el m1 smo qu e
de América o S ma ravill o
Sâ. E S t e pr o C e SO e
ûIen
ron sobre t, "..ioi"¿. t1 C a v
e n una España de la
que Pierre
a ya en ei siglo XVII
I

,"gonirt"' Dice Leonard: culminarí o n S US p ro blemas


f
ilar dic e que prefería sonâf a enfre ntarse c
V
de hoy día' esta lite- tes; v en ia que SC llegaúa.
al traglc o de sa-
ri cinematográficas \¡ez lnâs acuclan
Al igual que las cintas en la conducta' la
cada
Cervan tes en el
inftt'"nti" realidad que dramatizatît
ratura tj""t;;;; ntt*"1" su dempo' y pro-
juste entre fantasía v
y p"""tiå"to d" la sociedad de
moral Quijo tea ilar de no-
"i de valores artifìciaies
y de falsas actitu-
Lo proceso de 1o que Pi erre V
o11 genes de este
pició ia aceptación
algún color en la e S p ano I son muv c o mplej
OS v
realidad "- y puso mlna el C r e clen te rrealismo
des con
'"'n;;;;la
los lectores' quienes' 1p"t"î
O"
su análisis desb o rða
ei mârc o de e ste trabrj o
Las 1n terp reta
existencia gris de ":j:-""* ei aná1isis
p olo de V ilar qu e prop o n e
mentlrosas'
los moraiistas contra aquellas historias crones oscilan e ntre el
cias de cle la vida' o m-
en ellas retratos autênticos ciales de 1a epo c^ pafa c
continuaron h"ll""do profundo de ios fundamen tos SO
de t'""|":t'' cac10n CS como la qu e apun-
que adquirieron no sólo modalidades prender el fenómeno v el de expli
de ios una incrtacron
más amplia' sino tâ Le onard q ue resultan con frec
uencr ã tàr'r S ugestl VAS colTlO
ideas sobre tî" "'ii¿"d de 1a V1 da españ o-
poco satisfactorias. (Ei relati VO aislamiento
Para las la omnl prese nte pro-
hazairasz '
la dei resto de E urop a -dice Leonard
Es pañ:a v del A tiántico
popularidad que alcanzaton en ximidad de lo desconocido en ias osc uras aguas
Pero la en ofme babilidad incrementar
de caballería que con toda pro y la mezcla de culturas europeas y aúbigatendían a
tlcx las novelas uistadores' vezneac-
prop orc10n àpte ciabie de conq ca usa
un sentido especial dei misterio y de Iaîantasîa "'.Tal
1eídas por unâ que colllo medio' los
mas c o1lro síntoma contra el aciago ,."li'mo de su propio
también ser interPretada c&. Es indudable
al rm to del español de la épo
1a prop ens10n
..6rllf:oói.
¿V \-
er-" -l(.

*_ ,o_girNs p
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"6Þslre(P
DEL I,RACASO A LA DESMITIFICACIÓN 799

tzban los propios guías y cautivos inclígenas por motivos rltuy


diversos.
Entre los numerosos mitos que conslituyeron el reperto-
rio esperanzado y fantástico del conquistador, hubo dos que
tuvieron una importancia prirnordial en la exploración de la
porción norte del continente americâno. El primero fue el de
|a Fuente de la EternaJuventud, y el segundo el mito medie-
val de las Siete Ciudades Encantadas.
La existencia de elixires maravillosos, capaces de devolver
|a juventud a quien los probara, era un elemento presente tan-

to en 1a tradición europea como en la asiática. Los chinos bus-


caron durante largo tiempo tal elixir; y las referencias a bebidas
y sortilegios varios dotados cie la propiedad de devolver la juven-
rud se encuentrân en la traclición occidental clesde la êpoca clâ-
sica y a lo largo de toda la Eclad Medias..fuan de Mandeville:
incluyó en los relatos de sus supuestos viajes una detallada des-
cripción de una fuente cle la eterna juventud que situaba jun-
to a la ciudad <le Polombe , y â la que daba el nombre de fons
iuuentutise. En América, por otra pârte, existía entre los indíge-
nas, desde el Orinoco hasta la Fiorida, una tradición paralela
que se refería no â una fuente sino a un río de la juventud.
Las propieclades maravillosas de tal río -o, rnejor dicho, de tales
úos, 1'a que había varios, situados, según los indígenas, en dis-
tintos lugares- provenían de su contacto corl una serie de árbo-
les maravillosos que bañaban en ellos sus raíces10.

El objetivo mítico que inspiró a conquistadores como Pon-


ce de León resultó de una fusión de las leyendas europeas con
el mito americano dei río de la inmortalidad. El prinrero que
aslniló el mito americano a.l europeo fue Pcdro Mártir de,\ngle-
úa en sus Décadas
del Nueuo Mundo. Los cronistas posteriores
201

Bsarntz PasroR

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ii

*'-l',îoïiîijtiä::'å" ruente de la eterna


juventud dio
de la
impulso a ias exped;;; '"*e exploraron la península de
norte'*t'it""o' El resto
Florida y el este del continente des-
las exploraci."., q*;;;o" d""ob'iendo Norteamérica'
-

203
Ilenrnlz l;'asroR DEL FRACASO A LA I)ESMITIFICACIÓN
202
portugueses
Durante el siglo xv, hubo varios proyectos
hasta los gratrcles lla'os clel t-etltrr-r
rle la frontera de Móxico que tenían como objetivo el descubrimieuto
y la exploración
se organizrlroll en su lxayor partc cott':1
cle ese coDti'ente, ciudacles' Fernando Colón ase-
p6 1!{-ì11oS quimórico: Las sie tt-' çi1¡ ' de la isla mítica y de sus siete
oU¡.tiu,, distiirCo, aunqLre gum q.r" en los tiempos de Enrique
el Navegante las naves
a :;t-r las sio[e: ciucir,,i,,r clr:
;;ä., e'cantadas, que luego vinieron llegaron a tomar tierl:a en dicha isla' pcro
que la
ttrás rernoto clue sc ha poclirlo tIâ- iortuguesas
cibola. El origcn occiclental con remor una invitación cle
iriprrtì'.ion de tales naves rechazl
zl-dces[elnitoestlnaleyc.rrclapolltigues¿ir'ircclieval.Fernant a llevarlos ante su señor' y pre-
la biogr¿¡fi¿ ,1,: s' padre, y I'{erre'a hace lo, hrbit"rrtes, que se ofrecíatl
ão aor¿" la i'cluye en a Portugaltt' El más cortocido
i-;r lcyetl'"la cuenta que en la fìrió ,.gr.rar precipitadamente
io propio erl su Historia Gener'ti' de esos proyectos fue, sin
embargo' el del flatnenco Fernán
árabes ett [:spaña' al perder lìodrigo
àpå." à" l, ."t"cla de los concedió licencia cu
de la invasión musul- Dul-o,^" quien la Corona portuguesa
siete obispos portuglleses irttyeron (una gran isla' islas o tierra firme' situa<Ja
"ir.ino,Se embal:caroll coll su gentc y navegarorr hasta Llna grall 1+tS p^r^.*plor.,
lnatla'
mâs allâ"de nuestras costas
y que se cree ser la isla de las Siete
isla donde cacla uno
fundó una cir-rdad' Hecilo esto' y para evi- cle l)ulmo,
en regresal' a la Península' preudieron ãiua.¿.rrtt. No hay rnás noticias de la expedición
tar que la ger-rte pensara hacerse a la tnar en busca cle
ni se sabe si llegó finalmente a
fu"s,alastravescltreloslrabíanllevacloliastaallí.Elsucesose
A partir del mapatnun- su mítico obietivo'
,iríã, .n la lcycncla, hacia el añ,oT!415 ' Laleyerrdamedievalclelossieteobisposfuncladclrescon-
ett" 1492) la nristeriosa isla en
.i, ¿. tt..rín cle ßehaim (hecho vergió en Amérjcâ con una tra<lición
que existía entre los indios
fundaron sus míticas siete ciu-
la cual los obispos portugueses de México. Se trata del mito religioso
del chicomoztot, que
La anotación
L¿., aparece iclentificada con la isla de Antilla. huida de los narraba el origen de las siete tribus de
los nahuas' E' de Ganclía
sitúa el sllceso de la
q.r" h"." al respeclo Rehaim habladeestaprobablefusiónenlossiguientestérminos:<La
así: <El añlo734 después del Naci-
oUrrpo, en el año 734'I)t'ce relación de estas siete cuevas misteriosas
puclo ser confundida
las siete ciudades
tnientodeNtrestroSeñorJesucrìsto,enquetodaEspañasesuje- con siete ciudades o evocar la leyenda de
tó a los paganos' qttt "itit'on
de df"'^' dicha isla Antilla lla- mito nahua cle las
medievales>tn. En todo caso, la existencia del
habitada por un Arzobispo de Porto
en
mada Septe l{itade, fue siete cuevas poclría explicar la abundancia de
testirnonios indí-
con un número dc Christianos
Portugal y otros seis Obispos genas que parecianhr.., referencia a siete pueblos
o lugares
de España con
hombies y tnujeres, que habían pasado huyendo importantes situados al norte de la frontera de México'
en el
el mapamuncli de Ruysch situa-
,u, g.nrdo, y bienes'' En 1508' lujar de origen de las tribus que habrían ido afluyendo hacia
balarníticaAntilla,sededelassieteciudades,ennrecliodel el valie centrai de México mucho antes de la liegada de
los espa-
Atlántico,amitaddecaminoentrelasAzoresylaHispaniola. ñoles. Y el conocimiento que muchos españoles tenían de la
dibujada en el mapamun-
Y, en 1.523,esta isla todavía aparece antigua leyenda de las siete ciu<lades explicaría a su vez la rapi-
di de Schönertt''
-

205
204 Bnarruz pRsroR DEL FRACASO A LA DESMITIFICACION

de oro y pla-
clezco¡ la que asimilaron a ella todas las referencias que los inclí- nrercancías de plumas por cantidades considerables
Según la historia
genas hacían a su propio rnito originario. ta, metales abundantísimos en aquellas partes'
cuarenta días
El desconocimiento que se tetría de la verdadera natura* fantástica del cautivo, después de cruzat durante
se llegaba â una
leza del continente arnericano durante la prirnera mitad del siglo un desierto que se hallaba al norte de México,
míticas y -ase-
xvr hacía fäcil que aventurerosy soñadores pudieran situar sin regón en la que se encontraban las siete ciudades
la ciu-
dificultad en sus inexploradas extensiones todos los mitos de las gl^b^-cada una de ellas era mayor y más rica que toda
tradiciones occidental e indígena combinadas. Y por si fuera dad de México.
l)urante el invierno de Antonio de Mendoza inten-
1'537 ,
poco, este repertorio doble se vio enriquecido por una terce-
ra fuente no menos importante y creativa: la de los relatos fan- tó repetidamente persuadir , Ált'"t Núñez de que aceptara el
regiones' pero
tásticos y falsos, transmitidos a 1o largo de todo el proceso de mando de la expedición que exploraría aquellas
a España' donde tenía el
exploración y conquista por indígenas y españoles por igual. éste declinó el ofrecimiento y regresó
de la Flo-
El más notable de estos relatos, por el detalle de una narra- proyecto de solicitar el nombramiento de adelantado
ción que, siendo de carácter primordialmente ficcionai, se pre- ,id.. Vt.nd ozã no abanclonó por ello su proyecto cle explora-
ción y, por fin, efi mãrzo de 1539, p^rtr6
de México unâ peque-
sentaba como resultado de una experiencia directa de explora-
ña expedición de reconocimiento que
iba encabezada pot ftay
ción, fue el que se contenía en la relación de fray Marcos de
que había sobre-
Nizza. En 1536, poco después del regreso de Álvar Núñez Cabe- Marcos de Nizza. Esteban, el negro alamanzot
con
za deYac4 Dorantes y Esteban a México, tras la larga peregri- vivido al desastre de la expedición de Narváez en 1526
calidad de
nación que los llevó desde la Florida hasta la capital de la Nue- Dorantes y Á1.r", Núñez, formaba parte de ella en
va España, el virrey don Antonio de Mendoza concibió el guía excePcional'

proyecto de organizar una expedición que se adentrara en Nor- Todo menos la fantástic a Relación del descubrimiento de las
siete ciudades, de fray Marcos de Nizza, parece
indicar que la
teamérica en busca de unas ciudades maravillosas de las que se que
expedición fue un fracaso y que jamás llegó a los objetivos
había tenido noticia recientemente. El responsable de tales noti-
se había propuesto: las siete ciudades fabulosas de
los relatos del
cias no fue nunca Á1rr". Núñez, quien jamás mencionó en su
tejo de Nuño de Guzmân. Esteban perdió la vida a manos de
relación de los Naufragios nada que se pareciera a las siete ciu-
un los indígenas, y, al recibir la noticia de su muerte, parece pro-
dades encantadas o a cualquier otro objetivo mítico' sino
bable que fray Marcos decidiera dar media vuelta sin haber
catrtivo de Texas, propiedad del gobernador Nuño ðe Guz'
hecho más que echar una rápida ojeada al primero de los pobla-
mân'". Éste afirmaba ser hijo de un mercader que en sus pere-
serie dos de los indios zuni. El propio fray Marcos reconoce su agi-
grinaciones comerciales había visitado repetidamente una
Afìr- tación al enterarse de la muerte de Esteban: ((yo con las ruines
de ciudades fabulosas, siruadas del otro lado del desierto.
sus nuevas temí perderme, y no temí tanto perder la vida, como
maba también que en ellas su padre había intercambiado
I

I
207
A LA opsMt'rrnrcncrÓN
IJEetmz PesroR DSI- TRACA'SO
acabarían Por
206 en que' en algún lugar cercano'
dozaY confìando los objeti vos mâravillosos Pro-
de la grandeza de la tierrao2l' Sin un futuro Próximo
no poder volver a.dar aviso hallarse en . El hecho es que
stl
relación afrmaque' a pesar
de tales con-
el tejo de Nuño de Guzman
embargo, en esa Írsma rnetidos Por
la prrnrera Y comPleta
formulación
aderante pârâ cumplir la misión ión constituYó
sideracion"r, d..iåió seguir ("'yo les dije famosa relac de la leYenda Portu-
t'abía sido encomendada: del mito de las siete ciudades
de,expioración que te aÍîerrc ana las aPor-
de ver la ciudad de Cibola "'
y seguí rcntalizado Y meJ orado Por
que en todo caso yo había g1J esa,
convenientemente
indîgenas con los
que fraY
Cibola' la cual está asentada en un los guías Y po biadores
mi camino hasta la vista de [aciones de
repetidamente
haberse entrevistado
U*o, alaîúdade un cerro redondoo22'exacto de la trayectoria Marcos aseguró
de fraY Marcos'
enconffamos cuatro
el recorrido de ia relaciôn
Es imposible precisar Dentro ciudades de Cibola.
La Prt-
Marco" Pt'l lo que las expediciones del mito de las siete
de exploración de fray formulaciones que habitabân cer-
sin dejar lugat a dudas fue que ît^y Marcos a los indios
posteriores tt"g"'on.'át-o"'"' la atribuye
rnera se de México, qulenes'
Marcos de la naturalezay
cârâcle- justo al norte de la frontera
la <relación) que htzo fray recorrido' ca de Petateán'
que les hacía el fraile Pàtà
àverþ
(gran tierra>' que pretendía haber do a las Preguntas
rísticas de aquella el conjunto
resPondien poblaciones y de gente de más
más fantasiosos de todo por allí <muchas
constituía uno de lJ' 'el"to' gÚar si había efecdvamente, â
unas cuâ-
Las instrucciones que reci- le contestaron que'
de relaciones de descubrimientos' polizîa,Y tàzoÍrr>, muy graî-
deûnían claramente la misión
explo- jornadas tierra adentro había <muchas Y
bió éste del virrey Mendoza ffo o clnco vesdda de algo dón.
Y mos-
expedición: <Llevaréis mucho
aviso
en que haY gente
radora e informatJ" ¿" la derra-
des Poblaciones
que llevaba Parâ
tomar nz6n de
si es mucha o poca y si
están s metales
de mirar la gente que hay' trândoles Yo aiguno de oro Y me dijeron
ía calidady fertilidad de elia'
la tem-
de la tierra' tomaron el metal
o viven ¡*io'' Ios memles que tra-
mados gente de la abra, Y
y plantas tttÏ':s,domésticos vas¡as entre aquellâ
planzad. l" tit"l'-itt AU"fts I que de aquélhaY redondas de aquei
d'l^tierra' si es áspera o ila- nances y orejas ciertas cosas
y salvajes q"t h";i;;e' la mane
'i enc olgadas de las
raen y se qu10n
o pequeño"' y unas aletillas dêl con que
na, los ríos, si son grandes l1 niedl-1,1metales
pudieren enviar o traer
oro, y qu e denen P
dice haberla oído de boca de un
indio
que hay en ella; y dt l" cosas que se
M' ser
el sudoru2a. La segunda
Esteban Y regreso
para dar las
pàr^que de todo pueda S' que acomPañaba la
vanguardia de
muestra, traellas å enviallas '
fray Marcos daba una interpretación dice fraY Marcos:
avisadoo23. Pero, o bien buenas nuevas' D e éste
exclui-
<información>' que pata êlno
muy personal al té'-itto corno ver- hay siete cib-
esta primeri ntt"llrt*
conjeturas mâs fantásticas afirma y dice: que en
ría la presentación de las å"'"lo t::Ï::;:J"tïïi;
poseía u,', p,.di,posición,a
dades de hecho, o bien
t' dt t" mayotîa de ^'^::::
sus mlto-
dades muy grandes,
'J'
las más pequenas
piedra y de cai, grandes;
y credulidra q"t ""t "'pt'"b' de y de tres sobrados'
manos contemporáneos'
o tal vezfì ccional'261a realidad una azutea encima, ït" tt"t á" do'
del virrey Men-
su recorrido,dt-"o'o de justificar las esperanzas
_
208 BEarnrz PAsroR Dsr ERAcaso A LA oesIvIIïpIcRcIóNI 209

y la del señor de cuâtro, juntas todas por su orden; y en las Cibola es una gran cibdad, en que hay mucha gente y calles
portadas de las casas principales muchas labores de pieclras tur- y plazas, y que en algunas partes cle la cibdad hay unas casas
quesas de las cuales dijo que hay en gran abundancia. Y que muy grandes, que tienen a diez sobrados, y que en éstas se
las gentes destas cibdades anda muy bien vestida. Y otras juntan los pnncipales, ciertos días el año; dicen que las casas
muchas particularidades me dijo, así destas siete cibdades como son de piedra y cal, por la rnanera que lo dixeron los de
de otras provincias más adelante, cada una de las cuales dice aftâs, y que las portadas y delanteras de las casas principa-
sel: mucha más cosa questas siete cibdades; y para saber del les son de turquesas; díxome que, de la manera de esta cib-
como lo sabía, tuvimos muchas demandas y respuestâs; y hallé- dac1, son las otras siete, y algunas mayores, y que la más
le de nruy buena nz6n25. principal dellas es Ahacus; ... Y asimismo dixo que, a la
parte del sureste, está el reino que llaman de Totonteac;
La tercera forrnulación nos la presenta como la versión de los dice que es una cosa la rnâyor del rnundo y de más gente
I

indígenas que habitaban las tierras que lindaban con e1 obje- y riquezas; y que aquí visten paños de lo que es hecho esto
I
tivo mítico. Repite con más detalle las dos primeras, añadien- que yo traigo y otros más delicados, y que se sacan de los
il
do los nombres de Marata, Acus Totonteac y Cibola, y exten- animales que atrás me señalaron; y que es gente de mucha
t' , 27
diéndose sobre Ia civlltzación de sus habitantes, que <andan porrcra
ceñidos con cintas de turquesas y que encima destas camisas
los unos traen muy buenas mantas y los otros cueros de vaca Hasta aquí es posible disculpar a fray Marcos, alegando que se
muy bien iabrados ... y asímismo las mujeres andan vestidas y limitaba a transcribir la información que 1e daban los nativos,
cubiertas hasta los pies de la misma manerÐ. Precisa las rique- cuyâ naturaleza fabulosa correspondía poco ala realídad, como
zas fabulosas que encierran dichas ciudades, señalando que después se demostró. Sin embargo, hay una serie de elementos
<todos traen turquesas colgadas de las orejas y de las narices, dentro de la relación que indican que la función de fray Mar-
finas y buenas, y dicen que dellas están hechas labores en las cos fue más la de creador activo de ñbulas que la de simple
puertas principales de Cibola>26. transmisor de lo que le contaban. En primer lugar, está su pro-
La cuafia formulación del mito se la atribuye fray Marcos pia insistencia en autorizar y certificar la veracidad de la infor-

a un habitante de la propia ciudad de Cibola. Esta cuarta for- mación que le iban proporcionando los indígenas. Lejos de
mulación confìrma las versiones anteriores, dándoles nueva guardar cualquier distancia crîttca con respecto a las informa-
autoridad por el hecho de provenir tal confirmación de un natu- ciones que recibe, el fraile se apresura a subrayar el crédito que
ral de Cibola <algo viejo y de mucharaz6n>>, según elfralle' êstas les merecen, a Esteban y a êl mismo, por buenas Íazo-

El indígena en cuestión aseguraba que: nes: (... y Esteban me envió decir que, desde que se apartó de
rní nunca había tomado a los indios en ninguna mentira, y que
270
BERrruz PasroR l)rr rneceso A LA nEsl4rrrprcAcróNt 217

que le habían probablemente su transformación del búfàlo americano en ani-


hasta allí toclo lo había hallado por la mânerâ
lo ten$o por mal fantástico, cruce fabuloso de rinoceronte, vaca y cabrío. El
dicho, y que ansí pensaba hallar lo demás' Y ansí
que yo tuve búfalo de fray Marcos era (un animal que tiene un solo cuer-
cier[o, porque es verdad que, desde el primer día
no en la frente y queste cuerno es corvo hacia los pechos, y que
¡oricia de la cibdacl de Cibola, los indios me dijeron todo lo
la descrip- de allí sale una punta derecha, en la cual dicen que tiene tanta
que hasta ahora he visto>2s. En segundo lugar, está
fuetza, que ninguna cosa, por recia que sea, dexa cle romper
.ìó', f"lr, que hizo de Cibola, la primera de las siete ciudades
si topa con ella ... la color del cuero es a manera de cabrón y el
y, según los inclígenas, la menor de ellas: <Tiene muy hermo*
pelo tan largo como el dedo>3l.
,o p-"r.., de pueblo, el nrejor que en estas partes yo he visto;
El relato fantástico de la relación que escribiír fray Marcos
,on l^ casas por la manera clue los indios me dijeron' todas de
sobre su supuesto descubrimiento de las siete ciudades de Cibo-
pieclra con sus sobrados y azuteas, a lo que me
paresció desde
lafuela primera formulación americana escrita del mito medie-
tn ..r.o adonde me puse a vella' La población es mayor que
val, que en América se fue reafirmando con ias nocicias varias de
la cibdad de México>2e.
la existencia de unas regiones fabulosas, de increíbles riquezas,
ii' La transformación de un pequeño poblado zuni, con sus
México es un indi- situadas en algún punto del interior de NorteamêÅca. Pero no
casas de adobe, en una citldad mayor que
sin que esta fue la última. f)esde Lucas Vâzquez cle Ayllón hasta el propio
cio claro de la capacidad fabuladora de fray Marcos,
a los indí- Yâzquez de Coronado, encontramos unâ y otravez la presen-
vez sea posible achacarla responsabilidad de la noticia
haberlo visto con cia de una fuente de información que, corroborando mitos exis-
genâs, ya que aquél declara explícitamente
tentes e inventando otros nuevos, alentaba en empresas conde-
Jrrspropios ojos desde un cerro cercano' Además' éste no es
nadas al fracaso a unalarga serie de exploradores y conquistadores,
et tnicå ejemplode la capacidad que demostró fray Marcos de
hasta hacer- cuyo objetivo se identificaba con alguno de los reinos míticos
mejorar una realidad, que tal vez llegó a recorrer'
posteriores abriga- sobre cuya existencia circulaban noticias y rumores insistentes
1" i"n irreconocible que los exploradores
hubiera lle- por toda la colonia. Se trata de la figura del cautivo indígena.
ron serias dudas sobre el hecho de que fray Marcos
Afirmó, por Cronológicamente, el primero de esta larga serie de cautivos indí-
gado a atravesâr verdaderamente aquellas regiones.
genas, tejedores de fäbulas y de mitos, fue aquel yucayo llamado
ã¡"-plo, en su relación, que en las áridas regiones del sudoes-
Andrés Barbudo (rporque entre sus coterráneos imberbes é1salió
teamericano,quelosexploradoresposterioresrecorrieronacu-
<siempre muy abasta- con barbas>, puntualiza Pedro Mártir de Anglería), que conven-
ciados siempre por el hambre, él caminó
rnismo color ció a Ayllón, al. deân de la Española y al licenciado Figueroa, pre-
do de comidas de venados, liebres y perdices del
perl po:: sidenþ del senado, de la existencia de la fuente de la etema juven-
y sabor que las de España, aunque no tan grandes' lud en algún punto de las tierras de la Florida. Este Andrés puso
de la actt-
menoreso3o. Sin embargo, de los numerosos ejemplos
es por testigos
espectacular del rejuvenecimiento mâgico de su propio padre a
vidad mitificadora del fraile explorador, el más
---

BsarRrz PRsroR DEI- pR¡caso A LA pnstvrr.lrplcacróN 213


272

los cua- la tierra adentro a mercadear con plumas ricas de aves para
<rnuchos de los que fueron traídos de su patria Yucaya,
clec^répito y cles- plurnages y que en retorno traya mucha cantidad de oro
les afirman que vieron a aquel hombre ya casi
Lucas Váz* y plata que en aquella 1o ay mucho y que bido muy gran-
pués rejuvenecido y con fuerzas y vigor corporal'3''
des pueblos tanto que los quiso comparar con méxico y su
q,r." aL Ay[ón, poï su parte, tenía un criaclo indígena' llamado
comarca y que auia uisto siete pueblos muy grandes don-
ir"rr.ir.o, que enriqueció la historia de Andrés el Barbuclo' Gon*
de auia calles de platería y que para ir a ellos tardauan des-
z¡lo Fernândez de Oviedo se refìere a su encuentro en el año
yo entonces de su tierra quarenta días y todo despoblado y que la tierra
1523 con Francisco en la casa de Ayllón. <Lievaba
y seis quilates y por do yban no tenía yerba sino muy chiquita de un xeme
una perla grande que tuve ... que pesaba veinte
y que el rumbo que lleuaban era al largo de la tierra entre
.r" p.rf..ta y redonda, y quise que la viese porque éi me decía
y grandes en su los dos lnares siguiendo lauia del norte34.
que aquel indio le decía que las había excelentes
respecto de las
tierra; e drjo el licenciado que era muy pequeña a
me representó e Alentado por tan prometedoras noticias, Nuño de Guzmán se
ti
que le prometía aquel su adalid; e tanto más se
âpresuró a organizar una expedición a las míticas siete ciuda-
ùr. po. cierto su engaño' e creí que aquel indio mentía en cuan-
le hacía decir des que no llegó a pasar de la región de Culiacán. Pero cuan-
to le había dicho e que el deseo de volver a su patria
dola Relación fantâstica de ftay Marcos de Nizza vino a confir-
todo aquelio de que conoscía que el licenciado se holgaba e que
mar este primer enunciado del mito en América, el virrey
como âstuto acumulabâ novelas que no se le debían creero33'
de Mendoza se decidió a intentar el descubrimiento por su cuen-
La expedición a las Carolinas que encabezíLucasYâzqtez
el escep- ta. Mientras se ultimaban los preparativos de la expedición, envió
Ayllón enjulio de 1523 demostró que éste no compartía
una pequeña fuerza al mando del capitán Melchor Díaz para que
tiiismo que Oviedo se âtribuyó a sí mismo en su Historia'
cuan-
a los verificara por adelantado algunas de las noticias sensacionales
do ya el fracaso de la expedición y la huida de Francisco
aportadas por fray Marcos. El resultado era previsible: Mel-
borq.r., de su Chícora nataI, apenas desembarcado' le
habían
chorDiaz informó a su regreso de que no había podido llegar
dado ampliamente la taz6n.
de Guzmân muy lejos a causa del mal tiempo, pero que, en lo poco que
Pocos años más tarde, el cautivo tejo de Nuño
de había recorrido, no había encontrado nada que confirmase las
conrinuó con la mayor crearividad ia labor mitificadora
de Castañe- optimistas informaciones de fray Marcos. Los mismos indíge-
Andrés el Barbudo y Francisco de Chícora' Pedro
de Cibola nas, que eran mencionados por el fraile como responsables de
da insertó al comien zo de su Relación de la Jornada
las noticias detalladas de las siete ciudades
de Cibola, le asegu-
un breve resumen de las historias del indio tejo: raron a Melchor Diazla existencia no de siete ciudades fabu-
losas sino
de cuatro pueblecitos de casas de adobe y de tres algo
indio dixo que él era hijo de un mercader y su
padre
este
Inayores pero
padre entrâba de las mismas características. Afirmaron asimismo
era muerto pero que' siendo él chiquito' su
-t __

274 BBRrzuz Pasro¡ DUT TR¡CESO A LA OESIVTTTITICACIÓN 275

que los habitantes de dichos pueblos tenían, en efecto, [urque- los puntos de nrás baja moral de toda la expedición-, empezó
Sas, aunque muchas menos de las que había dado
a entencler fray a contar historias fantásticas acerca de la región de donde él pro-

Marcos. En cambio, negaron tener noticia cle la existencia de ceclía y a la que se ofrecía a llevarles como guía. <[Dleçía que

cuâlquier metal en aquella región, y, más concretamente, dije- auía eu su tierra un rio en tierra llana que tenía dos leguas de
ron no tener ninguna evidencia de que se hallara en eilas ni oro ancho adonde auía peçes tan grandes colno cauallos y gran
ni plata. número de canoas grandísimas de nrás de a veinte remeros por
El que esta información, presentada en la forma de infor- banda y que lleuaban velas y que los señores yban a popa sen-
me secretísimo al virrey Mendoza, no bastara pàra apl^zar o tados debajo de toldos y en la proa una grande águila de oro;
cancelar los preparativos <le la expedición de Yâzquez de Coro* deçía rnâs que el señor de aquella tierra clormía la siesta cleba-
naclo no es más que una prueba adicional delafuetza que cobra* jo de un grande árbol doncle estaban colgados gran cânridacl de
ban en la imaginación de los conquistadores -incluso en la de caxcabeles cle oro que con el aire le daban; rnas deçía quel
d alguien de ordinario tan tranquilo y ponderado como clon Anto- común servicio de todos en general era de plata labrada y los
nio de Mendoza-- todos aquellos indicios y noticias que podían platos jarros y escudillas eran de oro; llamaba el oro Acochis;

asimilarse o interpretârse como confirmación de mitos ante* diósele a el presente crédito por la eficaçia con que 1o deçía y
riores. Mitos que, en forma de leyendas, cuentos infantiles, porque le enseñaron joyas de alatón y oliólo y deçía que no era
fomances, crónicas o relatos de caballería, formaban parte de 6, . , y el oro y la plata cognoçía muy bien>'u. Interrogado repe-

unas estructuras de lo imaginario que, en tanto que miembros tida y arteramente, el Turco se mantuvo fiel a su primer rela-
de una misma tradición cultural, todos ellos compartian' to y se gan6la confi.anza no sólo de Alvarado, sino tarnbién de
El avance de la expedición de Coronado corroboró muy Coronado y de la mayoría de los expedicionarios, algunos
pronto la veracidad del informe de Melchor Diaz y el catâctet de los cuales llegaron a atribuirle poderes sobrenaturales y a afir-

fantástico dela Relación de ftay Marcos. Y es probable que dicha mar que estaba en tratos con el diab1o37. La expedición no regre-
só a México, sino que vagó durante dos años por las grandes
expedición hubiera tardado muy poco en regresar de no haber
recibido el maltrecho mito de las siete ciudades de cibola rein- llanuras del centro de Norteamérica en busca de la mítica
Qui-
vira prometida por el Turco, explorando unas regiones vastísi-
ventado por el franciscano, el apoyo y confirmación que le
esta-
mas y en las que, lejos de descubrir las siete ciudades rnaravi-
ban haciendo tanta falta,bajo la forma de las inspiradas fäbulas
(el
de otro cautivo indígena , qr'ri.r, los españoles apodaron
llosas tan anunciadas. los españoles nno avian visto otra cosa sino

Turcor3s. El Turco y Sopete fueron regalo del cacique Bigotes


vacas y cieloo38.
a Alvarado, quien encabezab, l, ,,,,,g"ardia de la expedición
El úldmo de esta serie de guías y cautivos indígenas crea-
enffe dores de fãbulas que dieron impulso
de Coronado a Cibola. Apenas se encontró este Turco a la explor aci6n de una
uno de ouena parte
los españoles -que se hallaban en aquel momento en del continente norte fue Pedro, el indígena que
-.-

Bnarntz PasroR DBr rl¡caso A LA orsulrtrtcaclóN 277


276
***
llevó a su perdición ala expedición de Hernando de Soto en
1540. En la baralla de Napetuce, en Apalache, Juan Gaytán cap-
Antiguos mitos de origen asiático, clásico o medieval; leyendas
turó, entre los muchos indígenas, â Lln joven que afirmaba no
por la par* indígenas; descripciones fantasiosas que guardaban escaso pare-
ser de aquellas partes, sino de una tierrâ muy lejana
te de donde salía el sol. Decia que |a ciudad de la que
provenía cido con las tierras que pretendían revelar; relaciones españo-
las e indígenas nr.ás fantásticas que aquellas <historias mentiro-
se llamaba Yupaha, y que estaba gobernada por una mujer' Era
sas)) contrâ las que tronaban los moralistas y cuya influencia
populosa y grande y había en ella oro en abundancia. Al pre-
g.rnt"rt. los españoles, explicó cómo lo sacaban de las minas, corruptora se vería obligada a intentar atajar la propia Inquisi-
cómo 1o fundían y refinaban <tal como lo había visto o como ción: No hay duda de que todos estos elementos ocuparon
un lugar destacado en la concepción del mundo y en el senti-
el diablo se lo había enseñado. De tal modo que todos los que
do de la conquista de Arnérica que tuvo el conquistador espa-
entendían aigo de esto dijeron que era imposible explicarlo tan
ñol del siglo xvt. Pero, una vez fnahzada ia conquista clel Perú,
detalladamente sin haberlo visto hacer'. y a p^tÍir de ahí todos
pasaron a sumarse a tan variado repertorio de objetivos fabulo-
tuvieron todo 1o que el dicho indio contaba por cierto))3e. Y ahí
sos y míticos dos ejemplos concretos y hasta cierto punco veri-
empezaron los problemas para Hernando de Soto; y bien podúa
ficables de tanta quimera y tanto proyecto maravilloso como
d..irr. para el indígena -quien, vna vez bautizado, se hizo lla-
circulaba por el Nuevo Mundo. El modelo de la conquista del
mar Pedro-, 1o mismo que dijo castañeda del Turco:
<que fue

todo el mal suceso que ubo'ao Imperio azteca y el de la del Imperio de los incas, sometidos
causa de
desde las relaciones de sus propios protagonistas a un proceso
Perico no pârece haber poseído una imaginación tan {ér-
de mitificación que 1es confería un carâcter casi mágico, pasa-
til como la del Turco o la de Andrés el Barbudo, pero sí tenía
ron a enriquecer -con las pruebas muy reales del botín que
la costumbre de <afìrmar que había visto 1o que sólo sabía
de
en ellas se obtuvo- la lista de modelos para la acción y de obje-
oídas y de acrecentar a voluntad 1o que conocía directamen-
tivos que hacian soñar a tanto aventurero con ambiciones de
t.rot. Sig,riendo sus indicaciones, De Soto y los suyos andu-
y poderoso.
vieron perdidos durante semanas' desprovistos de alimentos
En las relaciones atribuidas por los españoles a los indíge-
de alcanzar los dominios de 1a gran cacica de Cuti-
"gr.r", "i,., un lugar nas se suceden las descripciones del esplendor de lugares míti-
fachiqui. Y, una vez alli, renunciaron a quedarse en
al Hidal- cos que toman como referentes Nueva España o Perú, los teso-
en cuyas arcas se habían descubierto, si hemos de creer
de las ros del Cuzco o los de Tenochtitlán. Estas dos ciudades eran la
go de Elvas, veinte arrobas de perlas, parait en busca
por Peri- piedra de toque a la hora de imaginar o describir la magnifi-
riquezas fabulosas de una región de Coça -prometida
cencia de tantas ciudades inexistentes prometidas por indios y
co- que nunca se materializó'
españoles por igual. Cuando fi'ay Marcos dialoga con los habi-
__!-

279
D¡r nnRcRSo A LA oEsvrtrlrtcRctÓN
Bsarzuz PnsroR
218
voluntarismo'
Hernando de Soto pagó con la vida su error y su
con el reino dc Cibola' dice:
hntes cle las regiones que lirnitan y en su caso, corno en tantos otros, la experiencia acal':atia
como en la Nueva Espaùa
<Aquí hay tanta noticia de Cibola ãemostrando que lo excepcional dentro de
la conquisla eran
Cuzco"az ' Y al divisar: el
poblado de
de México, o en Perú del losejemplosdeMéxicoydelPerú,ynolosterriblespantanos
nunca antes de acorì-
Cibola -que tal vez no vio realmente y d."ri..tor, junglas y emboscadas en los que' atraídas
por dos
se apresura a com-
pro"r h"rå él a la expedición de Coronaclo- excepciones y ul1 montón cle sueños,
fracasxían la mayoría
con México afirmando que Cibola es (mayor que la y 1550 se propusieron hrcer
i"rrrlo de México ha sustituido clefi-
de las expediciones que entre 1500
ciudad de México>' El modelo coincidir la realidad americana con los mitos
y fábulas acu-
la Reconquista -tan fre-
,rrri,rr-"nte al referente españoi de mulados por diversas culturas a lo largo
de varios siglos de his-
e incluso en las Cartas cle Cor-
cuente en el discurso colonrbino' toria.
los poblados y tierras del
tés- que cotnparaba repetidâmente
c1e Sevilla' Córdoba y
Nuevo Mundo a las ciudades andaluzas
I Ei Hidalgo de Elvas' por su par-
Granada <cuando se ganaron>' 2. El discurso narrativo del fracaso
:i
modelo del Perú en la expedi-
te, subraya ia imporlancia del
la sorprendente deci-
ción de Hernando de Soto' Al explicar
ii
de la conquista de
En el contexto de la producción narrativa
seguir su camino en busca de la
sión de De Soto, que prefìere América, la mitificación de la realidad y
la creación de los nrode-
de Perico antes que que-
Coça que le prometían las mentiras había los se llevaron a cabo -inicialmente- dentro
de un discurso arti-
darse en el poblado de la
cacica de Cutifachiqui' clonde
y veinte arrobas de bue- culadoporeléxito.EléxitodeCristóbalColónfueproble-
enconffado comida, agua' hospitalidad mático, pero él eiudió la decepción, inevitable
cle haber
nas Perlas, dice Elvas: .ofnp","doobjetivamentelarealidaddelastierrasdescubiertas
que llegó a recorer con la imagen previa
que él tenía de las que
ser buen
bien poblar aquella tierra por
A to<Jos les pareció io esperaban. Esta elusión se consumó en la transformación
los navíos de la Nueva Espa- los modelos imagi-
paraje que, si se poblara' todos de la realid ad ameticana de acuerdo con
ña y del e"'ú y de Sta' Marta
y Tierra Firme harían ailí duran-
narios abstraídos de las lecturas que colón habia teùizado
escala de camino hacia España'
y que era buena tierra y bien Y se
clel te la fase de génesis de su proyecto de descubrimiento'
Pero colno el intento
aparejaila pâra sacar provecho' completóconunapercepciónselectivadelarealidaddelNue-
como tl"
gobernador era buscar otro tesoro "] ^:iO:]tO'' voMundoquelareduciríaaloselementosvaliososdentro
con la buena tlerra'
contexto de mercado de la Europa del siglo xv' La per-
señor del Perú, no se quiso contentar
del
ellas valían su peso
ni con las perlas, aunque muchas de cepción y representación de la realidad americana que emergió
43 casi
()n oro de la combinación de estos dos procesos de transformación
T I

Bserzuz PRsroR Der nnRceso A LA rnsmrrrrrcacróN 227


220
que hizo El primero de estos elementos es la caractertzaciîn de 1a natu-
distaba tanto de la verdad como la relación îantâsttca
siete ciu- raleza como suma de fuerzas violentas, incontrolables, hostiles
fray Marcos De Nizza de su descubrimiento de las
de esta última, la fìc- y destructoras. La costa descrita por Colón en esta carta es bra-
dades maravillosas. Pero, como en el caso
va e inhóspita; el río alto y fuerte quiebra las amarras; el agua
cionalización tuvo la virtud de proteger a colón de la per-
con los objedvos está invadida de gusanos que horadan los cascos de los barcos;
cepción de su empresa como fracaso en relación
las olas arrebatan las anclas y rompen 1as amarras; y el mar es
que se había Propuesto.
una sucesión de tempestades devastadoras y apocalípticas:
Por otro lado, la creación del modelo de conquista y de
conquistador que llevó a cabo Hernán cortés en sus cartas
... ojos nunca vieron la mar tan alta, fea y hecha espuma.
de relación se articulaba sobre una selección, reordenación y
El viento no erâ parair adelante ... Allí me detenía aque-
reelaboración del material histórico que tomaba como punto
precisamente lla mar fecha sangre, herviendo como caldera por gran fue-
de partida real de su construcción ß'ccionaltzada
go. El cielo jamás fue visto tan espantoso: un día como la
éxito que, dentro del discurso narrativo ' apatecia como
"qrr.l noche ardió como forno; y así echaba la llama con los rayos
,n fin inevitable. Dentro de esta estructura, las desobediencias
... que cada vez miraba yo si me había llevado los mástiles
y errores se veían transformados y justificados como elementos
magistral- y velas; venían con tanta furia y espantables que todos creía-
necesarios y positivos dentro de un plan de acción
mos que me había de fundir los navíos. En todo este tiem-
mente calcuiado cuyo resultado indiscutible era el éxito,
repre-
po jamás cesó agua del cielo, y no para decir que llovía sal-
sentado por la conquista del Imperio aztecà'
vo que resegundaba otro diluvioaa.
Sin embargo, frente a ese discurso fabuloso de la conquis-
se desarro-
ta, mitificador de realidades, acciones.y personajes'
sobre el Por primera vez en la representación del Nuevo Mundo, apare-
llaría otro de carâctermuy diferente. Éste se articulaba
el mérito del ce su naturaleza poderosa, irreductible y no mitificable. El refe-
fracaso y reivindicaba el valor del infortunio y
rente europeo y el modelo ideal quedan cancelados por esta natu-
sufrimiento. A este discurso narrativo del fracaso le
correspon-
raleza violenta, distinta -insiste una y otravez Colón- de todo 1o
de la creación de las primeras representaciónes desmitificado-
conocido. Y por primera vez se anuncia un terna que va a ser
ras y críticas de la realidad americana'
una de las constantes fundamentales del discurso narrativo del fra-
El discurso narïativo del fracaso no sigue cronológicamente
arrlba' sino que caso, y cuya importancia se prolongarâ, con variantes innume*
al discurso mitifìcador que se mencionabarnâs
a aquél' rables, hasta la literatura hispanoamericana actual: la derrota del
se va desarrollando hasta cierto punto paralelamente
elementos hombre por la naturalezay su impotencia total ante ella.
Ya en Ia Cattade Jamaica encontrâmos una serie de
va L àtticlula;r El segundo elemento que relaciona e1 texto de la Carta
que anunc ianlaproblemática del desengaño que
de Amêtíca' deJamaica con el discurso narrativo del fracaso es la introduc-
este segundo discurso narrativo de la Ãnquista
---

Dnr rtRcaso A LA onsutrIrIceclÓN 223


2ZZ BsRrruz PesroR

tramos algo más que elementos anunciadores de este discurso.


ción del sufrimiento como elemento central del mensaje. En
y todo ello no son De hecho, la narración de la Quinta carta de relación suporle
sLr carta Colón se queja, llora y se desespera,
trn cambio cualitativo con respecto a la de las tres primeras Car-
sino expresiones distintas de una misma condición constante de
tas de relación de Cortés. Nos encontramos en ell¿r con ull tex-
sufrirniento. En su câso, se trata de un sufümiento fisico y moral.
to lnuy cornplejo que marca la transición entre el discurso miti-
En otros nruchos casos se hablarâ, de un sufrimiento exclusi*
fìcador y el clel fracaso, coltservando elementos centrales clel
varnente fisico, que se concreta en penalidades y escâseces de
primero y esbozando ya las estructurâs centrales de1 segundo.
todo tipo. Colón está ângustiado, solo, fatigado, enfermo y sin
ese sufrimiento Del primero conserva la fìgura central de C)ortés, que prolon-
esperanza de escapar al desastre. Y presenta todo
ga su inicial cau:acteúzaciln colno modelo idóneo para llevat
como resultado de <la intención tan sana que yo siempre tuve
acabo la acción êpica, realizando las modificaciones necesarias
al servicio de vuestras altezas>. Tiene por lo tanto una cualidad
que requiere su adaptación a la nueva realidad. De conquista-
{t: de mérito y servicio merecedor de recompensâ, que anuncia
dor militar, Cortés âpârece metamofoseado en descubridor y
otra constânte del discurso narrativo clel fracaso que Colón no
pacificador. Observa regiones, vías cle comunicación naturales,
ii deja de subrayar: <Yo vine a servir de veintiocho años' y ago-
cultivos, sembrados, formas de organización de los indígenas,
râ no tengo cabello en mi persona que no sea cano' y el cuer-
.i

:') y evalín el potencial de desarrollo de los parajes que va reco-


po enfermo Y gastado...'as.
niendo. El guerrero rle la conquista del Imperio azteca se trans-
Ladescripción de la naturaleza como frtetza hostil y todo-
forma en ingeniero en un lnedio en el que el enemigo que hay
poderosa y la presentación del sufümiento como elemento
cen-
que combatir son con más frecuencia las ciénagas y la jungla
i.al ,le la narración y conlo servicio merecedor de mercedes y
que los indígenas clispersos; y así dirige, por ejemplo, la cons-
recoûrpensas -ya que no de gioria y fama- son clos
eiemen-
en el que, trucción de su increíble pllente, clel que puntualiza <que lleva
tos, anunciadores nada más, de un discurso nârrativo
no cabe más de mil vigas, que la menor es casi tan ¡gande conro el cuer-
a pesar de todo el dolor y la amargura que transpira'
po de un hombre, y de nueve y de diez brazos de largura, sirr
incluir plenamente la Carta de Jamaica donde aparecen' Por-
otra madera menuda que no tiene cuentaoou. Ittfatigable coûlo
que, con toda su desolación, ésta no cuestiona ni por
un
siernpre, organiza nrisiones de exploración y de reconocimiento,
momentoelêxitodeldescubrimiento:ysucaráctertrágicono
un aban- averigua derroteros y se afana en la búsqueda de agJa y víveres
viene de la duda ni de la conciencia del fracaso, sino de
con la misma efi,cacia sin fisuras con que trazaba los planes estra-
dono que Colón percibe como ingratitud y como desconoci-
tégicos de la reconquista y asedio de Tenochtitlán. Aparece aquí
miento de los propios logros por parte de la Corona'
que cons- Cortés dotado de un cuerpo y de unas necesidades biológicas
En la Quinta cart^de relación de Hemán Cortés'
pata eI que habían desaparecido totalmente en las cartas anteriores,
tituye cronológicamente el primer texto fundamen tal
encon- Y que le causan en esta última empresa no pocos problemas.
análisis del desarrollo del discurso narrativo del fracaso,
__

Bnerruz PasroR DEr rnecaso A LA orsulrt¡tcacIÓN 225


224
la
Pero |a clarividencia de CorCés, su control casi mágico de situa- fìccional del modelo de conquistador y conquista, se abre un
ción, y ia protección divina que lo designaban como idóneo y espacio paruIa presentaci6n críttca de la nueva realidad' Esta
elegido parala conquista rnilitar de México y la organización presentación nueva introduce una serie de elementos que orga-
del nuevo estado siguen señalándolo como héroe insuperable nizarân en buena medida el discurso narrativo de esta última
en medio de las junglas y marismas de Centroamérica' carta-relación y que pasarán a ser algunos de los elementos
Cortés se muestra siempre, aun dentro del desbarajuste obje- estructurales centrales en el desarrollo posterior del discurso
tivo que constituye la acción dentro de la Quinta carta, a la narrativo del fracaso.
La jornada se inicia con la búsqueda del objetivo rnítico-
altura de las circunstancias. Pero hay ya en esta Quinta carta un
elemento estructurâl que la distancia del discurso rnitifìcador Objetivo mítico que para Ponce de León se identificaiía conla
y la convierte en punto de arranque del discurso del fracaso: En fuente de la eterna juventud; pãraYâzquez de Coronado con
ella, a diferencia de 1o que sucedía en las otras tres, los elementos las siete ciudades de Cibola imaginadas por fray Marcos de Niz-
I
de la narración no aparecen todos subordinados a las necesi- zà,y para Hernando de Soto con la existencia de un segundo
Perír lleno de tesoros no menos ricos que los que él mismo habia
:f

ii dades de la caractenzaciín modélica del héroe. La acción se


problematiza, y su validez aparece cuestionada por el propio ayudado poco antes a conquistar. En el caso de Cortés, el obje-
cortés, quien, aunque no llegue a hablar de <fracasor, la califi- dvo mítico se relaciona por analogia con el del Imperio azte-
<No podré signi- ca ya conquistado. Es la atracción de ese <segundo México> ine-
ca en términos inconfundiblemente críticos:
ficar avuestra majestad -nos dice en ella Cortés- la mucha ale- xistente lo que parece haber movido a Cortés a dejar sus
gría que yo y todos los de mi compañía tuvimos con las
nuevas obligaciones y privilegios de gobernador de la Nueva España
para embarcarse en la expedición a Honduras, y la necesidad
que los naturales de Tauhia nos dieron, por hallamos ya tan
cer-
dudosa jornada como la que traíamos era...o4t. de sofocar la rebelión de Olid parece poco más que un pretexto
ca del fin de tan
impe- para no revelar los verdaderos objetivos de la expedición48. El
A la presentación de la acción como expresión de un plan
proyecto de origen divino, característica del dis- propio Cortés declara explícitamente este objetivo mítico hacia
cable y de un
la quin- el fìnal de la Quintà caltai
curso mitifìcador cle las tres primeras cartas, sucede en
ta esa <cludosa jornada> de objetivos imprecisos y cambiantes'
los acci- y yo tengo por muy cierto que en ella vuestra majestad
en la que la acción tiene más de vagabundeo al azar de
y eje- ha de ser muy servido, y que ha de ser otra Culúa; porque
dentes del terreno que de plan rigurosamente concebiclo
tengo noticias de muy grandes y ricas provincias, y de gran-
cutado de acuerdo con los objetivos definidos'
rela- des señores en ellas, de mucha manera y servicio: ... y por
I)entro del marco estructural de la Quintl' cart:' cle
todos todo este camino he venido en su rastro y tuve por nueva
ción, al no seleccionarse y reelaborarse sistemáticamente
muy cierta que está a ocho o diez jornadas de aquella villa
los elementos de la realidad en función de una carrctetizaciín
-t
B¡ernrz PasroR DEr rlaceso A LA ¡ps¡ørrmrcecróN
226 227

de Trujillo ...y de ésta hay tan grandes nuevas que es caso detallada de la realidad americana se ve acompañadâ por lâ toma

de admiración 1o que de ella se dice, que aunque faltan los de conciencia de la dferencia y de la imposibilidad de comuni-
dos tercios hace mucha ventaja a esta de México en rique- car los aspectos de esa realidad nueva al rcy, por la falta de un
za, e igualable en grandeza de pueblos y multitud de gen- referente común: (pues querer yo decir y significar a vuestra
te y policía de ellaae. majestad la aspereza y fragosidad de este puerto y sierras, ni
quien mejor que yo lo supiera lo podría explicar ni quien lo
Sin embargo, a diferencia de 1o que sucedió con México, el oyere 1o podría entender, si por vista de ojos no lo viese y pasan-
proyecto estaba condenado al fracaso por la sencilla razón de do por é1no lo experimentase>. El problema de comunicación
que su objetivo no existía. Pero eso cortés no lo supo hasta no resulta, en la formulación de Cortés en este pârrafo, de su
J.rp.ré, de haber abandonado su búsqueda por otras razonesso. incapacidad de percibir y describir, sino del carácter esencial-
En la percepción de Cortés, 1o que impidió su segundo triun- mente distinto de esa naturaleza que pretende narrarle al rey. La
l,r ,

¡.,, fo espectacular no fue, durante esta última expedición, el cono- formulación implica que éste es el centro del problema, y que
cimiento del carâcter mítico del objetivo que perseguía, sino cualquier otro europeo sumergido en semejante realidad y expe-
ii"
.':,
un obstáculo nuevo y formidable que se erguía entre Cortés y riencia seúa igualmente incapaz de <decir y significar> -es decir,
"') de comunicar- 1o que viera y sintiera a un lector que, por mucho
.t
lo que andababuscando. Este obstáculo era la naturaleza, q1ute
saltaría ya en el texto de la Quinta càtta al primer plano que que 1o oyera, no podría entenderlo, por carecer de una expe-

ocupa en todos los textos posteriores que integran el discurso nencia directa del objeto que Cortés trata de Írarrar.

narrativo del fracaso. Colón introdujo el tema en la cafta que Los pocos poblados que había estaban desiertos, y los cami-

escribió desde Jamaíca. Cortés se referiría en descripciones y nos habían sido borrados por la maleza y el agua en la tierra
den- hostil que Cortés recorrió infatigablemente durante meses. <Era
comentarios una y otravez a una natutaleza-inimaginable
tro de un contexto europeo- que modificaba al hombre y su todo montañas muy cerradas -dice Cortés-, demás de las mon-
acción y que transformaba la búsqueda de poder, gloria y
fama tañas había muchas ciénagas y muy trabajosas ...y la gente de
aquella tierra ... por los montes andaban cada uno por sí por
en dura lucha por la supervivencia.
Al igual que en Ia Catta de Jamaica, la irrupción de la rea- aquellas ciénagas y ríos>. Su marcha se ve continuamente inte-
la can- numpida por das muy grandes ciénagas y raíces de árboles que
lidad americana en el discurso de cortés se anuncia con
celación defìnitiva del referente europeo. Desde el principio
de las rodean> y que le obligan a alterur su dirección y trayectoria,

de que sólo para acabar cayendo en otras ciénagas aún peores, como
la Quinta catÍa, Cortés avisa, al introducirla nattación'
va a-explicar los sucesos de la jomada lo mejor que
pueda' upor- aquella de la que dice que <dura bien dos tiros de ballesta, la
ni por cosa más espântosa que jamás las gentes
que decirlas como pasaron ni yo las sabría significar vieron>. Cuando se ale-
La observación ja de los pantanos,
1o que yo dijese allá se podrían comprenderout' subiéndose trabajosamente a las montañas,
--

Drr nRaceso A LA orsprlnrIcActÓN 229


Brarruz Pnsron
228
lrìenos hostil: las más espesas y bravas sierras que jamás se vieron, sin hallar
se encuentra con Lln lerreno diferente' pero no
que no se veía otra camino que para ninguna parte saliese>s2.
<era la montaña de tal calidad -nos dice-
pies en el suelo' o miranclo hacia
En el contexto de una naturaleza inhumana y destructo-
cosa sino donde se ponían los
la espesura y alteza de los ru,la acciln se transforma. La naturaleza se introduce en la narra-
arriba la ciaridad dei cielo; farfta et,-
no podían descubrir ción como obstáculo que hay que dominat para alcanzx el obje-
árboles que âunque se subían en algunos
de la sierra sucede sin tivo propuesto, pero paulatinamente va situándose en el centro
un tiro Je piedra'' A la escasez de agua
se vido' y con la mayor del relato, desplazando proyectos y objetivos previos. Paralela-
transición <la mayor agua que nunca
pensar' y era tal el mon- mente, el enfrentamiento permanente con una naturaleza hos-
pestilencia de mosquitãs que se podía
y tempestuosa que dos o til que acosa a los expedicionarios de mil maneras y la supervi-
te y el camino y la noche tan oscura
el pueblo y jamas acerté a vencia cada dîa más dudosa dentro del medio intolerable en que
tres veces quise salir paraft a dar en
se encuentrân pasan a organizar casi con exclusividad total
la
11' darenelcamino>'At"tt',laviolenciadeesanaturalezaque
y comunica a través de sus acciln cotidiana. Si Cortés se metamorfosea de guerrero-con-
se renuncia a describir se expresa
de un puerto de mon- quistador en ingeniero que traza caminos y planea los puentes
efectos, como sucede en la descripción
it
se reconoce rncapaz que han de salvar a su ejército del horror de las ciénagas, sus
taña imPreslonânte cuya realidad Cortés
hombres cortan madera, abren trochas, buscan víveres, cavan
de comunicar:
pozos y construyen balsas. El enemigo ya no es el indígena sino
el medio. La tcct6n, que dentro del discurso mitificador tenía
Y no quiero decir otra cosa sino que sepâ vuestra majestad
estuvimos en las por objeto la obtención del botín y la subyugación de los nati-
que en ocho leguas que tuvo este puerto
en llegar al cabo de él' vos, se centra aquí en la lucha por el dominio de una naturale-
andar doce días, digo los postreros
despeñados y des- za que agrede y cerca por todas partes, constituyéndose en úni-
en que murieron sesentâ y ocho caballos
co fin de una acci1n que se ha transformado, en el texto, en
los demás vinieron heridos y tan lasti-
.¡"r..t"do, y todos <trabajos>. Cortés, que tan raÍavez admítía dificultad o esfuer-
de ninguno' y así
mados que no pensamos aprovecharnos
aquel puerto sesen- zo alguno en sus tres primeras Cartas, insiste una y otra vez' en
murieron de las heridas y del trabajo de
ia quinta, en los <grandes>, (muchos)), (tantos)), y (mâyores)) !ra-
ø y ocho caballos y los que escaparon estuvieron más de
bajos que <padecen,> de forma continua é1y sus hombres'
tres meses en tornar en sí'
El motor de esa acción tan poco gloriosa, que se distancia
de la épica del discurso mitificador para aproximarse cada vez
sirve para orien-
En este medio hostil, en er que ni ra brújula rnás al relato de nâufrago, también se transforrna.La gloria y
totalmeute perdi-
tarlos, los españoles vagan durante "-ttt"' la fama ganadas en fiel vasallaje al rey y en la conquista de nue-
dos, <estando ya casi sin esperanza
por estar sin guía y porque
vas tierras y botín daban impulso al modelo de acción cãrac-
por estar meddos enre
de la aguja no nos podíamos aprovechar
231
pnsutrlrrlcacrÓN
f)nr rnac¡so A LA
BserRrz Pasrot en el texto
de acción' É'to' se irán eclipsando
230 nrodelo êpico la nece-
En el del fracaso,
el motor de
mucho más modestos' que va dictando
mitifìcador' ante objetivos entre
teristico del cliscurso que pue de tomar
formas una acción que oscila
la necesidad' Necesidad sidad y que se alcanzanmediante
La. acctín será en hambre , sed, frío
que sobre to <1o se manifìesa lo prorri.o Y lo desesPeraclo' âlllerlcâna'
diversas' P ero va â ser uno de
los elementos de la realidad natural
El hambre , que La present"t'o'liU3"tiva
del fra-
v enfermedad del discurso narrativo
centrales de los
mejores textos
<<Había días eldesplazamiento;;;;"';f^:t/:,Ï:iå','.ït3lälläl:
acclon tPltl^::,^ï:;;;;;
en la Quinta carta: lr rrrnrfo'mación de
una
su aparición aun estos êpica (riqueza' gloria y
caso, hace Prlrnera palmitos, Y de 1o' *oto"s de esa
slno cuescos de palmas Y v la sustitución relación
que no comíamos para cortarlos>, hacen de la QuinÍa carÍl' de
no ffaíamos Ya fuerzas poder) por la
se comían pocos
porque de cacao "tt;;;;' del discurso del fra-
de unas cargas de maî2, de Hernán Cortês el primer':"': l"""iivo
la
dice Cortês; Y PersPectrva ufìciente Par:- tPlazx objetivos la fìgura de Cortés
en têrminos
gallinas CSS caso. Pero t" t"'"t"i z:actinde
reali-
o de unas cuantâs
ei rumbo de ia
exPedición entera. Al y, h"';ti;;o p""'o' inaiterados por la nuevâ
mâs gloriosos Y
harnbre se une a
modificar
veces ei frío , o
la sed:
modélicos
ffi ,i,,, i ó ü;;';il: :::.îlî;,ti,i
"i " de las tres prlmer^
curso mitifìcador
ä1,. ]ïË;å
:'":::*ï^;;-i,
;
jamás dejó
*'ta dt el desarroilo de la acclon
tiernpo que pasarnos este puerto la
texto de Quinta "lación't"t objetivos lìo se presen-
En todo este tal caii-
,ro.n"läJr;, y eran las sierras de y la transfot*"iå"
i"termitente-1^t
planeada y
de llover a. pade-
como necesrdad transitoria'
t" þ colno fracaso' sino de
detení"
dad que no se "["' ^gÚapar^poclerbebery
d" y los más de los caballos por el *o¿ei"o Cortés en su nueva meamorfosis
calcuiada míti-
cíamos mucha ""Jes'U"U 'ãd' de los ran- de ùctnzar los objetivos
Átta' y si no fueseporqueþicl explorador
como resuitado del error
de
murieron no' ""'
hacíamos pâra llos
fileter' " ?,d-*ilidad
no se presenta
cos pïopuesto''o la necesidad
chos y chozas ,""*'iU^noche vasijas' que no- existía' sino de
calderos y offas Cortês, que buscab a algoque la
que de togí"lt"'J' '*o' "" pâra los caballos' uå'q"tda por razones políticas de
"11o' para nosotros y objetiva at
como llovía tanto había
hombre ni caballo
de aque- ""ffi'^i"
*"i"::ffiä
fuera imposibl'
;;;;;"t*u" que caract'lïT:::"*
de la ambivalencia
sierras53 que se
llas
tación nârrativa de la Quin
ta càtta es un texto híbrido
:efu, con el del fra-
discurso mitifìcador
t' sitúa en la convergt"cia del
A la necesidad de
buscar víveres' " 1iîiT;ff,:ïiiå:t caso. Las oscilaciones del texto
entre modelos épicos
y con-
como
ciencia crítica t i*posible considerarlo plenamenteY esto'
i::*'r[î:::",å:'å:iï'"lii:il'1;;ti"-"d'sn.
tiil;p?i-t'ai'i ¿t i' acción
de rnanera ".t"
texto del discuno narrâtivo del fracæo'
que sin duda inicia'
que
llegan a constitui' acabx de de los elementos cenffales
ei hambre'
;;;;p*^ a pesar de que .";;t;;t varios
ran constante como " "åiì con un
objetivos glorioso' n"t;-;lacionaban
desplazar los
233
Bs¡rzuz PesroR DBr rn¡caso A LA oPsulttrlcecrÓN
232 había ninguna cosa de las
vuestra majestad, visto que no
organizarin este discurso
y que aticularân su carácter inequí* descubrir esta tierra'
que fray Marcos dijo, he procurado
y crítico' de Cibola' y lo mejor
vocâmente desmitificador española ducientas leguas y más a la redonda
nn"' tlle y 1'542'se lleva a cabo la exploración funda- que he hallado es este río de
Tíguez en que estoy y las
cada p or tres expediciones que no son para poderlas poblar
porque
dc :N ortea Ãê"''z' ej emplifi ioblaciones del,
Narvá ez eî 1526' la de Hernando
de y
mentales: la de Pánfìlo de leguas de la mar del Norte
demás de estar tt'"t'oti""tas
de Coronado en 1540' Cada una donde no puede haber nin-
Soto en 1'539 yla deYâzqttez de la del Sur más de doscientas'
pero las tres tenían por 1o menos es tan füa como a V' M'
ten-
exploró regiones diferentes' guna manera de trato, la tierra
do, prr.råån común. El
primero eralabúsqueda de objetivos poderse pasar el invier-
mitos como los go escrito, que parece imposible
que derivaban ni ropa con que se puedan
míticos y fabulosos' Objetivos fe no en ella porque no hay leña
de que se visten los natu-
delæsieteCiudadesEncantadas,olaFuentedelaEtemaJuven- inca y tbrtgatlos hombres, sino cueros
reales como el del Imperio algodón' en pocâ cantidad5s'
lJ :'l tud, o de modelos históricos rales, y algunas mantas de
conquista había participado
l:,i:ll ,.r, *,'"t'illosos tesoros (en cuya
dir..tamente Hernando de Soto)
y elazteca'-ttyo dominio le Soto murió de una enfermedad
;'.. Narváez a Y, fìnalmente' Flernando de
ii'! ìr a su pesar' Pánfilo de del Misi-
habîatenido que ceder' muy cercanas a la desembocadura
desconocida en las tierras
las tres expedi-
i:'iI l' H.rrrat ðorté's' El segundo pt""o querrincula
' *n.'"cadâverfueenterradoaescondidasdelosindígenaspor
'ìi '
i;,1 ,l
' ' es el fracaso total en que desemb oc6 cada una de ellas'
clones I éstos de su muerte' se animaran
miedo â que' al enterarse
a liqui-

r",{j ii objetivos propuestos no se


un fracaso que implicaba que los dar ar resto de ros miembros
de la expedición. Los trescientos
habíanalcanzado'peroque'almismotiempo'afectóelresulta- supervivientes que quedaron
tuvieron que construir berganti-
las aguas del golfo de.Méxi-
dodelaexpedicióndeunaformamuchomásg[obalDelaexpe_ nes y atravesar con gt"'dt'peligros
dición de Pánfilo de Narváe
z, qlJe constaba de cinco barcos, pâ"t"o' adonde llegaron mucho más
co, hasta tomar tieitttt
más de un año antes se ha-
cuatrocientoshombresyocheniacaballos,sólosobrevivieron
herido y miserables de lo que eran cuando
regresó con sus hombres' una fuente mítica y un segun-
tres hombres' Coronado bían hecho ala rrrat en busca de
derrotado,trasdoslargos'ño'depenalidadesquediezmaronsu do Perú.
dete'minación' sin haber realiza- F,l mis-
ejército y minaron "' p'ofi" en con- La derrota lleva con frecuencia
aparejado el silencio'

d" *â;;;:;; ¿t t"utt atravesado Noteamérica mo silencio qu. ,umió en el olvidolos


sucesos particulares de
'"-t' ra de Hojeda y Nicuesa
dicionesextremadamentedificiles.EnSucartadel,54talempe- tantas expediciones fracasadas, desde
fracaso de toda la empresa: Pero en el caso de las
rador, Coronado resume el hasta la de Lucas Vât'rrr"de Ayllón'
las cosas fue-
expediciones de Narv âe2, D' Soto y Coronado'
porque desde que llegué 1'
:
n-'"11ï:1i.:^ïi:#:;i: ron distintas: los supervivientes decidieron deliberadamente
me envlo
el Visorrey de la Nueva España
-r -

234 Bslrzuz PesroR Der ERAceso A LA orsurrrrceclóN 235

hacer uso de la palabra y salvar del olvido la historia trágica de la expedición de Narváez, .lno, Álrr., Núñez Cabezade Vaca,
sus inforcunios. Pedro de Castañeda declara su intención de na- narcaria los infortunios de la expedición y los suyos propios
rrar con exactitud de testigo presencial los sucesos de la explo- durante los nueve largos años que transcurrieron antes de que
ruciín, rompiendo de forma deliberada con aquella tradición alcanzara la Nueva España, después de recorrer a pie todo el
que relegaba elftacaso al olvido: (... que como aquella tierra sur del continente, desde la Florida hasta Texas. Y su relación
no permâneció no hubo quien quisiese gastar tiempo en escre- de los Naufragios, es todavía hoy, por su riqueza y complejidad,
bir sus particularidades porque se perdiese la noticia de aquello el texto fundamental entre lalarga serie de relaciones que for-
que no fue Dios servido que gosasen él sabe por que ... pues maron el discurso narrativo del fracaso.
mi intención no es ganar gracias de buen componedor ni retó- Del análisis individual de todas estas relaciones de infor-
rico, salbo querer dar verdadera noticia1156. La intención testi- tunios se desprenden una serie de elementos centrales comu-
{ monial del autor se completa en el proemio a la relación con nes. El primero de estos elementos es la caracterización del
r el propósito declarado de zanjar las discrepancias que existen medio americano. La valoración estética y contemplativa de
li
entre cronistas y testigos en torno a los sucesos de la jornada, lanattral,eza americana se daba ratavez en el contexto clel dis-
y con la decisión del autor de salir al paso de las ficcionaliza- curso mitificador, y, cuando esto sucedía, las descripciones que
'i,
ciones posteriores de los propios expedicionarios que <deléy- subrayaban cualidades estéticas en las nuevas tierras aparccian
tanse en contar lo que bieron y âun lo que entienden que per- generalmente subordinadas a un fin económico (Colón) o polí-
t..

dieron>s7. Pedro de Castañeda no es elúnico que decide nanar tico, como en Cortés. Para Colón, el paisaje solía ser pieza de
la historia de una expedición fracasada. De la misma expedi- identificación con los modelos imaginarios o signo del valor
ción de Coronado se conservan varias otras relaciones, como mercantil de las tierras descubiertas. Para el Cortés de las tres
la deJuan deJaramillo, mucho menos rica que la anterior, o la primeras Cartas, el paisaje americano oscilaba entre una suma
llamada Relación del suceso, de autor anónimo, y la Rela- de peligros potenciales y signos amenazadores, que debían ser
ción Postrera de Cibola, escrita probablemente por uno de interpretados correctamente parâ asegurar el éxito (Segunda
los frailes que acompaiaban la expedicións8. Tampoco la jor- carta), y una sucesión de objetivos militares a los que se con-
nada de Hernando De Soto cayó en el olvido, gracias ala deta- cedía mayor o menor importancia, según el lugar que ocupa-
llada Relación que hizo de ella uno de sus miembros, el Hidalgo ran en el plan estratégico que había de culminar en la conquista
de Elvas, y de la relación mucho más breve de Luis Hetnân- del imperio. En el discurso narrativo del fracaso, por otra par-

dez de Biedma, quien también participó en ella. Gonzalo Fer- te, el paisaje desaparece como concepto estético y como cate-
nândez de Oviedo, por su parte, incluye en su Historia Gene' goría de percepción para dar paso al medio. El medio incluye

ral de Indias el texto abreviado de la relación que escribió sobre todos lcrs elementos de lo americano (geografra, clima, flora,
de fauna, etc...) y se câracterizapor una serie de cualidades que
la expedición Rodrigo de Ranjel. De los tres supervivientes

I
237
Dsr rRAcaso A LA orsmtrtncactÓN
BEarruz P¡.srot
de la expedi-
236 narradores de las relaciones
hecho de ser donde vân...ou'. Los de
pero que compârten el t;;nit-t rfiaî alos de la de Hernando
varîansegún los textos' ción de Coronado cuyos cau-
gr narrado' del fracaso no fantasea a referenti"' a ríos innumerables
uniformem."" ""iìuåt' Soto en sus
'åitt'"das
su discurso' el medio arrastran a hombres y
caballos' profundísimos
posteriori,ti titnlllo åt"tUierto, fn es el enemigo núme* ces torrenciales el paso' nubes
y amer^Âzedor: ptttt"an en la tierra cortando
'americano es siempre hostil fundamen- brazosde mar nt" enfermedades
ro uno. Su hostilidad se
concretâ en dos aspectos
de insectos que impiden el sueño y trânsmiten
y excesivo de su naturaleza' la
y
de un clima que conviet': ]"t
ttTl-ïtt U'
tales: el carâcterextremado mortales, y rigores
del desconocimiento que tie- llanos o tt i""it"o dt las costas del sur en intole-
profunda '""'tta los grandes penâs
","¡t""tià"-f" europeo que intenta dominario' e inhabitablt' p"" unos
exploradores que â duras
ne de ese medio el hombre y des- rables
habla dil carácter destructor
Cortés no es tl ú;i;;"t
inclemenclas'
(mayon) pueden soportar tales
nattrtaleza en la que
todo es de la naturaleza expresa
mesurado de esa "t"t'" El cxâctetexcesivo y extremosoque el medio americano
visto jamás' y que le pare- ã" f" hostilidad
lr, y <más> de 1o que o¡o'
"lgt"to' 1"I"" uno de lo' "ptt'Jt fracaso' El otro aspec-
] dt"'ib ir -e¡t nz6n-tt*i:::
catâc-
to"t"åit" d"t discurso narrativo del
[., ce imposiblt pero lnslstente- i."trãUt""o e inmutable que éste
de Elvas habla' pàrca el carâct'erinescrutable
It " ter excesivo' El Hidalgo la Florida y to se centra en todo
ciénagas y pântanos.de que desconocen prácticamente
ûrente, de ras ,r.,,'.rrã", reviste para unos hombres
El resuiado de tal desco-
de la costa d;ï;;ntinente' ndo"dt :"]:t]-t-T?":podião 1o que ai Nuevo Mundo
" "fi"'"' ante cuâl-
'"' de agua los nativos apatecîany
desa-
t' {il;de recursos y la vulnerabilidad
enrrar,,Se, , .r .orîrl;;;"; ni arcabu- nocimiento f"t
que fue percibida sistemáticaÎtt-
que no servían ballestas
quier manift""io" "atural'
t.,.
parccîancon tal celeridad
i

sobrecogido' ante padecieron


ces para dar en elios'
Coronado se asombrâ' te como
i' -"yoú' de las penaiidades queYizqtez de
unos llanos que compâra con
ei mar: <<lie- "*rt*o"' dt'H""t""do ãt Soto y de
las dimensiones de los expedi.iot"'-' medio
tan grandes -nos dlce-¡ue yo los
¿t""'u"î A-'" ftzundo descon"ttÏÏj:t
guê a unos llanos
por
ï:"*:jt
donde me quisieron
gular Coronado
que su percepcrôn trans-
anduve no les hallé cabo ...y en el que se movían, desconocimiento
que se
llegar a unos llanos' tan
sin seña
medio hacia ellos' El nlT-O::'
caminé o"o' ti"to días hasta formaba .,t del
en la mar'60' '*'""ãt en todos los textos que
integran este
como ,i t't"t'l¿'"-os engolfados presenta ¿" ø'*" tUsesiva
postrera de Cibola prolonga a menudo eran conse-
Y el narralo' at h i'elación discurso, t, n îo y la enfermedad
las ti'"tt':'U:l "4, "t I-a tierll
misteriosa f tt"iblt de cuencias de ese mismo desconocrmiento'
en stl relato esta visión nt se llconvier-
para quien no sabe
No,å" llanos proceden adelante' te en <mala>, <estéril>' <sin mantemmientos>
centro d. hom-
^ê"'^tol-os
i' t"" llt"' que se pierden los
identifìcar r", pi""ã''de las que
los naturales sacan el sustento'
,""" "' la tierra
sabe qué
media legua, .o-o ," p.ráio.rrno , cabalro EI agua escasea para quienes no son
capaces d: d:t:"btir
fuen-
bres apartándose y enîrena' el más lúcido en su eva-
*a'p"t"ió' y dos caballos ensillados tes y pozos. nf Hi¿"igt de Elvas parece
que nunca por
t""tt'"åá' p"""it'o"' No queda râstro ninguno
dos que
ru
__
-T

238 BsRrRrz PRsroR DEr rRaceso A LA ons¡vrttmlcaclót¡ 239

luación del grado de incompetencia de los españoles frente a la ocupación) era una suma de brillantes episodios diplomáticos
naturaleza en la que se veían obligados a sobrevivir. Después que se manifestaban en repetidas y generosas lecturas del Reque-
de referirse a la situación desesperada en que se encontraban los rimiento y en una sucesión de arengas y discursos por ambos
enfermos de la expedición por falta del alimento necesario (car- lados. Los límites de la ocupación diplomática coincidían con el
' ne y sal), dice: <Los indios no carecen de carne: porque con sus inicio de la violencia, que aparccía siempre justificada por la
flechas matan muchos venados, gallinas y conejos y otras pie- explícita voluntad de ocupación pacífìca que la precedía. En
zas de caza; qtJe para esto [ienen gran ingenio que no poseen la violencia y por la violenciâ se consumaba el tercer momen-
los españoles; y aunque estos lo tuvieran no podrían utilizar- to de la acción; el dominio de lo explorado y ocupado. Domi-
lo, porque caminaban la mayor parte del tiempo y no osaban nio que, además de aparecer plenamente justificado por el fra-
ni apartarse de las sendasr62. caso de la diplomacia, se presentaba con la legitimidad indiscutible

En el contexto de un medio que se percibe y representa de una guerra santa.


en agresión constante, Ia accí6n se ve forzosamente modifìca- El discurso narrativo del fracaso cancela el modelo anterior
da en relación con la del discurso mitificador, y esta transfor- de acción épica. En este nuevo contexto, la exploración se con-
rnación del modelo épico de acción constituye el segundo ras- vierte en vagabundeo. A medida que los objetivos míticos se
go característico del discurso narrativo del fracaso. El modelo tornan, en el contacto con la dura realidad, más y más impro-
de acción del primer discurso narrativo se podía descomponer bables, la dirección del movimiento de exploración se desinte-
en tres momentos: exploración, ocupación y donrinio. La gra; su trayectoria se desdibuja y extravía, y los expedicionarios
correspondencia -establecida siempre a posteriori, no hay que llegan a veces al punto de dar vueltas en redondo en una mis-
olvidarlo- entre acción y resultado era perfecta, y cada uno de ma región sin siquierâ percâtârse de ello.
sus momentos se veía coronado por el éxito. En el Diario y las
Cartas de Colón, la exploración del Nuevo Mundo culmina- Partimos de aquí y llegamos a la provincia de Xacatín que
ba en éxitos continuos y espectaculares, a medida que Colón era entre unos espesos montes y falta de comida; de aquí
se convencía de estar recorriendo el Japón y la China o de nos guiaron los indios, la vuelta de leste a otros pueblos
haber alcanzado,por fìn, el Querson.ro Á,rr.o donde se halla- pequeños y pobres de comida, con decir que nos lleva-
ban las famosas minas del rey Salomón. En las tres primeras ban a donde había otros christianos como nosotros, y pares-
Cartas de Cortés, la pefección de la trayectoria lineal de explo- ció después ser mentira, y que no podían tener noticia de
ración desde Veracruz al corazîn del Imperi o azteca equivalía otros sino de nosotros, sino que como hacíamos tantas vuel-

en su sencillez y dirección a una rnetâfota de la conquista de tas, en algunas destas debían de tener noticia de que pasá-
México en la que, por voluntad divina y genio de Cortés' esta- bamos63.
(Ia
ba destinada a culminar. Ei segundo momento dela acciín
I

240 B¡erzuz Pasron DBr rR¡ceso A LA oss¡vlItIrrcecróN 247

En el discurso narrativo de1 fracaso no hay ocupación, o, dicho esfuman, junto con los mitos, la nqueza y la gloria como moto-
en palabras de Pedro de Castañeda, <la tierra no pennanece). res fundamentales. La necesidad los sustituye, concretada en los
El conquistador y sus hombres recorren la tierra siguiendo la elementos fundamentales de los que depende la supervivencia,
dirección que marcan sus necesidades más inmediatas y sin dejar que ha pasado a ser paulatinamente el único contenido de la
en ella más huellas que las que dejaban los hombres de Coro- acci6n. Al ser desplazados los mitos poco a poco por el ham-
nado en los pastos de los grandes llanos, donde se perdían para bre, la sed, el frío y el miedo a los naturales, las expediciones
no reaparecer nunca más. Y, del mismo modo que 11o hay ocu* evolucionan de acuerdo con esas necesidades. Por otra parte,
pación, no hay conquista. En el contexto de un medio natural ese proceso de cancelación de riqueza, gioria y poder como
terriblemente hostil, la acción del discurso del fracaso se trâns- rnotores de la acción, enlaza, dentro de los textos que integran
forma en lucha por la supervivencia. La presentación de la acción este discurso, con el de la transformación de objetivos. Y la
militar, que âparecia tdealizada y mitificada en el discurso miti- transformación de objetivos, que se expresa en los textos en la
{

ficador, reviste en este último caracteres de parodia. Basta tener transformación de la naturaleza deI botín, constituye el cuarto
I
e1 modelo de las campañas militares de Cortés presente para elemento fundamental del nuevo discurso narrativo. Coloca-
I
darse cuenta del espacio que 1o separa de presentaciones como dos los conquistadores en una situación de necesidad muchas
las que ofrece Castañeda en su relación, donde una provoca- veces desespenda, su escala de valores cambia radicalmente. En
ción de los indios aparece descrita en los siguientes términos: los textos de Colón, Cortés, DîazTapi4 Cuneo y demás naffa-
<Y otro dia, a dos leguas del pueblo, siendo de noche, algu- dores del discurso mitificador, veíamos a los españoles definir
nos indios en parte segura dieron una grita que aunque la gen- como objetivos el oro, la plata y las piedras preciosas, elimi-
te estaba aperçibida se alteraron algunos en tanta manerâ que nando o despreciando todo lo demás. Los productos de la cie-
ubo quien echó la silla a el rebésr6a. La accíînordenada y agre- rra interesaban a Colón sólo en la medida en que podían iden-
siva del discurso de Cortés deja paso a una acciín caíttca y tificarse con las especias o anunciar la proximidad de las regiones
defensiva, cuyo carâcter penoso y futil sustituye al heroísmo fabulosas que se buscaban. La ropa y las artesanías valían sólo
preciso de la primeru. La osadía, el valor y Ia acci6n, como fuen- como signo del grado de civilización de los indígenas, cuya cul-
te de honra, propios del primer discurso, dan paso en este últi- tura caracterizaban como botín más o menos próspero. No se
mo al <trabajo>, al <sufrimiento) y ala accíôn entendida exclu- aceptaba más botín que el oro y la plata, las perlas y las piedras
sivamente como lucha contra la destrucción y la muerle. preciosas, y los interrogatorios reiterados de los indígenas, que
La transformación del modelo épico de la acción se rela- a veces llegaban hasta la tortura y la muerte, se dirigían con

ciona con el tercer elemento característico del discurso delfta- exclusividad a descubrir la existencia de estos elementos, des-
caso: la cancelación de riqueza, gloÅa y poder como motores deñando todo lo demás. El desprecio que mostraban los espa-
fundamentales de esa acción. En el contacto con la realidad se ñoles por todo lo que no fuera pedrería o metales preciosos pro-
-r -

242 BsRrRIz PasroR Drr rReceso A LA n¡sprlrtrrcacróN 243

vocó el escándalo de los informantes de Sahagún


aztecas. Los los poblados indígenas no guardan semejanza alguna con los
los llamaban (puercos que sólo ansiaban el oro>, y en el códi- inventarios de riquezas de los textos de Colón y Cortés. La
ce florentino se da una descripción muy expresiva de su com- <heroica> conquista de Cibola, despuês de un enfrentamiento
portamiento bárbaro al llegar a apoderarse del fabuloso tesoro a pedradas con los indígenas, se ve coronada por la capturâ de
de Moctezuma: un botín de bastimentos que, puntualiza Pedro de Castañeda
con grân espíritu prâctrco, <era de lo que más necesidad habío.
Y cuando hubieron llegado a la casa del tesoro, llamada Y los regalos que ofrecen los indígenas a Coronado se reducen
Teucalco, luego se sacan afuera todos los artefactos teji- generalmente a (cueros adobados y rodelas y capaçetes> que los
dos de pluma, tales como travesaños de pluma de quetzal, españoles, en actitud que contrasta radicalmente con la arro-
escudos finos, discos de oro, los collares de los ídolos, las gancia descrita por los cronistas aztec^s, reciben <con mucho
lunetas delananz, hechas de oro, las grebas de oro, las ajor- tmor,r66. El Hidalgo de Elvas, por su pârte, deja constancia de
lr,
f ::, cas de oro, las diademas de oro. Inmediatamente fue des- la generosidad de un señor indígena que les envió a <dos mil

li" prendido de todos los escudos el oro, lo mismo que de todæ indios que llevaban un regalo de muchos conejos, y perdices,
las insignias. Y luego hicieron una grân bola de oro, y die- pan de maiz, dos gallinas y muchos perros, que eran tan esti-
ron fuego, encendieron, prendieron llama a todo lo que mados entre los cristianos como si fueran carneros gordos, a
restaba, por valioso que fuera, con lo cual todo ardió .'. causa de la escasez de carne y sal que padecían>. También se
Y en cuanto al oro, los españoles lo redujeron a barras.65 refiere con detalle a los regalos de la cacica de Cutifachiqui, que
les ofreció mantas, cueros y muchas galLinas. Y el tono del Hidal-

No obstante, de alcanzar objetivos fabulosos se


las expectativas go de Elvas no es muy distinto del que usa Bernal Diaz para
redujeron hasta desaparecer a lo largo de cada una de las expe- describir los ricos presentes de los aztecas, cuando nos habla de
diciones fracasadas. Y con ellas se redujeron también las exi- aquella población en la que De Soto recibió un regalo: de hicie-

gencias de los españoles, que se veian obligados a centrar su ron un servicio en que le ofrecieron setecientas gallinas salva-
jes>; o de otras muchas en las que <les ofrecian las gallinas que
interés en objetivos mucho más modestos (satisfacer el hambre,
protegerse del frío, saciar la sed) y que aprendieron a recono- tenían y podían conseguin; o de un poblado en el que el caci-

cer como botín cosas mucho más humildes y cotidianas, como que (como gran servicio le trajo al gobernador dos cueros de

comida, mantas, agJay leña. Cortés no fue el único que modi- venadoo6T.

ficó la trayectoria de su expedición ante lâs noticias de la exis- La desmitificación de la naturaleza americana, que aparece
caracterizada como centro de la confrontación entre el euro-
tencia de una buena cantidad de rnaíz en algún pueblo alejado'
o de un corral de gallinas. Las listas escrupulosas que nos ofre-
peo y América; la transformación de la acción heroica en lucha
en sus incursiones en por la supervivencia; la sustitución de riqueza y gloria, como
ce el Hidalgo de Elvas del botín obtenido
-t
244 B¡RtnIz PasroR Dpr EnRcaso A LA ossl,tIrIrIceclóN 245

motores de la acción, por la necesidad, que acaba organizan- dellos sinó solamente de la fortuna, o más cierto sin culpa
do totalmente el desarrollo de las expediciones, y la modifica* de nadie más por sola voluntad y juycio de l)ios, donde
ción de los objetivos, que se concreta en Llna redefinición del nasce que uno salga con más señalados servicios que pen-

botín: estos cuatro elementos, que articulan las narraciones que só, yotro le suceda todo tan al revés que no pueda mos-
a

integran el discurso narrativo ilel fracaso, se completan con trar de su propósito más testigo que su diligencia, y aun ésta
un último elemento fundamental: la transformación de la rela* queda a veces tan encubierta que no puede bolver por sí6e.

ción en seruicio. A lo largo de toda la conquista de América, el


proyecto de la acción se vincula ala adquisición de gloria, farna Alavez que identifica explícitamente la relación de infortunios
y poder. Pero el logro de estos objetivos depende exclusiva- con el servicio al rey: <A la qual suplico la resciba en nombre
mente del éxito del proyecto. El conquistador que fracasa regre- de servicio, pues éste sólo es el que un hombre que salió des-
sa a su punto de parcida sin nada valioso que ofrecer y' conse- nudo pudo sacar consigo>.
I
lf

cuentemente, pocâs mercedes y gloria puede esperar. Es en este A falta de un botín que enriqu ezca las arcas de la Coro-
contexto donde se produce la presentación de la relación de na, forzoso es transformar en servicio la relación de las desdi-
infortunios como valor o servicio tan digno de mercedes como chas, reivindicando su valor y presentándola como eviden-
cualquier proyecto avalado por el éxito. La función de la rela- cia del merecimiento de cargos y recompensas a los que se
ción concebida en estos términos no será, dentro del discurso aspira. Dice Álvar Núñez al respecto: <bien pensé que mis
del que forma parte, servir al rey informando verídica y pun- obras y servicios fueran tan claros y manifiestos como fueron

tualmente de todo 1o sucedido, sino reclamar reconocimiento los de mis antepasados, y que no tuviera yo necesidad de hablar
por unas penalidades y sacrificios que se reivindican como prue- parâ ser contado entre los que con entera fe y gran cuidado
ba de una lealtad merecedora de las más altas recompensas. Pedro administran y ftatan los cargos de Vuestra Majestad y les hace
de castañeda declara, en el proemio a su relación, que la inten- merced. Mas ... no me quedó más servicio deste que es traer
ción que le mueve a escribirla es <hacer a vuestra merced este a Vuestra Majestad relación...>70. Los servicios no han rendi-

pequeño servicio el cual reciba como de verdadero servidor y do los frutos previstos y las obras no han sido coronadas por
,olà"dorut. Y, en su proemio alos NauJragios, i\fvar Núñez rei- el éxito. Contra el telón de fondo de la oposición entre hablar

vindica también el valor de la íntención frente al del éxito, que y obrar que cuestiorr" Álrr". Núñez se recorta un elemento
atribuye más a la fortuna que â la voluntad: llue aparece dotado, por primeravez dentro del discurso naffa-
tivo de la conquista, de una importatcia que se pretende tan
valiosa como la del botín material conseguido por otros: la
Más ya que el deseo y la voluntad de servir a todos en esto
palabra.
haga conformes, allende la ventaja que cada uno puede
hacer, ay unà muy gran differencia no causada por culpa

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