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Prensa y sociedad en las décadas revolucionarias (1910-1940)

Article · March 2014


DOI: 10.18234/secuencia.v0i88.1217

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1 author:

Ana MARÍA Serna


Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora
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Secuencia (2014), 88, enero-abril, 111-149
ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464

Ana María Serna Rodríguez

Profesora-investigadora del Instituto Mora, inscrita al Sistema Nacional de Investigadores, ni-


vel I. Doctora en Historia de América Latina por la Universidad de Chicago. Especialista en his-
toria social y en temas relacionados con la revolución mexicana como la historia del petróleo, los
extranjeros en México y el periodismo. Sus publicaciones más recientes son: Estudio introducto-
rio de la obra: La justicia durante el porfiriato y la revolución 1898-1914, Suprema Corte de Justicia
de la Nación, México, 2010; “Periodistas mexicanos: voceros de la nueva Doctrina Monroe”,
Mexican Studies/Estudios Mexicanos, University of California/UNAM, vol. 26, núm. 2, 2010, pp.
207-235; Manuel Peláez y la vida rural en la Faja de Oro. Petróleo, revolución y sociedad en el norte de
Veracruz, 1910-1928, Instituto Mora, México, 2008.

Resumen
El artículo aporta una visión panorámica de la gación más amplia sobre el tema, esta revisión
historia del periodismo en las décadas revolucio- propone que la esfera pública mexicana se for-
narias, considerando el vínculo entre el queha- taleció entre l910 y 1940 debido a la fuerza que
cer periodístico y la sociedad. Se pretende aquí tomó la idea de la libertad de imprenta y expre-
un acercamiento a las diferentes actitudes que sión, a la fuerza política adquirida por los perio-
cada uno de los gobiernos revolucionarios mani- distas revolucionarios y a causa también de la
festaron hacia la prensa, los periodistas y la liber- debilidad del Estado.
tad de expresión. Como parte de una investi-

Palabras clave:
Revolución; prensa; periodismo; sociedad; esfera pública;
libertad de expresión; libertad de imprenta.

Fecha de recepción: Fecha de aceptación:


diciembre de 2011 diciembre de 2012
Secuencia (2014), 88, enero-abril, 111-149
ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464

Press and Society in the Revolutionary


Decades (1910-1940)
Ana María Serna Rodríguez

Professor-researcher at the Instituto Mora. National Researcher Level I in the National System of
Researchers. Ph. D. in Latin American History from the University of Chicago. Specialist in social
history and issues related to the Mexican Revolution such as the history of oil, foreigners in
Mexico and journalism. Her most recent publications include: Introductory study of the work: La
justicia durante el porfiriato y la revolución 1898-1914, Suprema Corte de Justicia de la Nación,
Mexico, 2010; “Periodistas mexicanos: voceros de la nueva Doctrina Monroe”, Mexican
Studies/Estudios Mexicanos, University of California/UNAM, vol. 26, no. 2, 2010, pp. 207-235;
Manuel Peláez y la vida rural en la Faja de Oro. Petróleo, revolución y sociedad en el norte de Veracruz, 1910-
1928, Instituto Mora, México, 2008.

Abstract
The article provides an overview of the history research project on the topic, this review sug-
of journalism in the revolutionary decades, trac- gests that the Mexican public sphere was
ing the link between journalism and society. strengthened between 1910 and 1940 due to
The aim here is to explore the different atti- the force acquired by the idea of freedom of the
tudes expressed by each of the revolutionary press and expression, the political strength
governments towards the press, journalists and acquired by revolutionary journalists and the
freedom of expression. As part of a wider weakness of the state.

Key words:
Revolution; press; journalism; society; public sphere;
freedom of expression; freedom of the press.

Final submission: Acceptance:


December 2011 December 2012
Secuencia (2014), 88, enero-abril, 111-149
ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464

Prensa y sociedad en las décadas


revolucionarias (1910-1940)
Ana María Serna Rodríguez

AIRES DE CAMBIO Había que impedir –decían– que las


columnas de la prensa diaria se utilizaran

E n 1936 un grupo de trabajadores


del periódico La Prensa denunció
ante el presidente Lázaro Cárdenas
la elección espuria de un individuo de
nombre Geo W. Glass para liderar la coo-
para atacar las conquistas de la revolución.
Este conflicto, que no se resolvería fácil-
mente, lleva la marca de aquellos tiem-
pos y la impronta de los efectos de la revo-
perativa del diario a la cual pertenecían. de Obreros de Artes Gráficas de la región Lagunera;
Este personaje de apellido anglosajón, se la Alianza de Uniones y Sindicatos de Artes Gráfi-
apoderó de la cabeza de la estructura orga- cas; la Sociedad Cooperativa Tamaulipeca de Imposibi-
nizacional de esta publicación valiéndose litados; el Gremio Unido de Panaderos (Panadería,
de procedimientos ilegítimos y tomó con- Biscochería y Pastelería); la Federación Regional de
trol de la dirección del periódico. Su propó- Sociedades Cooperativas de Tampico integrada por
sito –acusaban los cooperativistas– era con- 33 organizaciones; los Constructores Chiapanecos de
vertir al periódico en vocero del fascismo.1 Tapachula; Líneas Urbanas Unidas “Bandera Verde”,
el mejor servicio de transportes de Monterrey, Nuevo
Múltiples alegatos de trabajadores León; la Cooperativa de Transportes de Tuxtla Gu-
agremiados a lo largo del país acompaña- tiérrez, Chiapas; la Cooperativa Industrial de Carpin-
ron la petición de apoyo que los coopera- teros de Acapulco; La Sociedad Cooperativa Agrícola
tivistas enviaron a Cárdenas para rescatar “El Porvenir” de Coatepec; el Gremio Unido de Tra-
a su diario de las garras del enemigo.2 bajadores del Rastro; la Sociedad Cooperativa de
Salineros de Colima; la Sociedad Cooperativa de Co-
merciantes en Pequeño del Mercado “Abelardo L.
1
Juan Hernández a Lázaro Cárdenas, 24 de no- Rodríguez”; la Confederación Mexicana de Maestros;
viembre de 1936, en Archivo General de la Nación la Federación de Trabajadores de Jalisco; el Frente
(en adelante AGN), Documentación de la administra- Popular Mexicano; el Sindicato de Trabajadores de la
ción pública, 1910-1985, fondo Lázaro Cárdenas, vol. Enseñanza de Papantla; el Sindicato de Trabajadores
1300, exp. 704.1/72, f. 76560. Socialistas de la Enseñanza de Tixtla; Guerrero;
2
Vale la pena mencionar los nombres de dichas la Unión Sindical de Trabajadores de la Industria
organizaciones ya que representan la variada gama Bonetera; la Unión de Tipógrafos Gutenberg; el
de grupos que tanto geográfica como ocupacional- Centro de Estudios para obreros Río Blanco;
mente se acomodaban en la esfera de influencia de el Sindicato de Empleados de la Prensa del Distrito
dicho diario. Entre ellos estaban el Sindicato Gremial Federal; el Grupo Acción Socialista; “Integrado por

Secuencia [111] núm. 86, enero-abril 2014


lución de 1910. Mucho había cambiado trabajadora, habían adquirido una enorme
desde el porfiriato.3 El periódico La Pren- capacidad para movilizar a otros actores
sa, igual que Excélsior y otras empresas de partícipes del movimiento obrero organi-
diversos ramos industriales, estaba en ma- zado, que en los años treinta vivió una
nos de trabajadores organizados en coope- gran efervescencia y logró una fortaleza
rativas. Esto por sí solo era una novedad inédita. Más aún, este ejemplo evidencia
revolucionaria. Los antiguos empleados que los trabadores dueños de un diario
eran ahora dueños de su fuente de traba- popular estaban en una posición lo sufi-
jo y se repartían los beneficios que esta cientemente fuerte como para cabildear
producía. En tiempos de don Porfirio con el presidente de la república. Su diá-
esta realidad sólo habría sido una utopía logo con el primer mandatario se susten-
propia de unos cuantos pensadores de van- taba, en buena parte, en la seguridad de
guardia. que serían escuchados, ya que la legitimi-
Como muestra este caso, los propieta- dad del gobierno cardenista se sostenía en
rios de un periódico, miembros de la clase la disposición del general michoacano para
prestar oídos a las demandas de los traba-
jadores. Esta actitud lo situaba en el ex-
obreros y campesinos revolucionarios”; la Federación
Regional de Obreros y Campesinos; la Unión de
tremo opuesto a las prácticas autoritarias
Tipógrafos de León, Guanajuato; el Frente Único y represivas de Díaz.
de Trabajadores del Volante; la Cámara Nacional del El conflicto entre los cooperativistas
Trabajo; la Alianza de Obreros y Empleados de la de La Prensa demuestra también que, tras
Compañía de Tranvías de México; el Sindicato el paso de la revolución bolchevique, la pri-
Nacional de Trabajadores Textiles, quienes defendían mera guerra mundial y la radicalización
su periódico. José Cabrera Alducín a Lázaro Cárdenas, del discurso obrero, el nivel de concien-
ibid., f. 7699. cia política de ciertos sectores politizados
3
Desde entonces con formato tabloide, La Prensa de las clases populares (sobre todo los tra-
fue fundada por Pablo Langarica, bajo la dirección de bajadores sindicalizados y algunos miem-
José E. Campos. Su éxito fulminante le permitió ser
llamado el periódico “que conquistó a México en un
bros de ligas campesinas radicales) se había
mes”. Sin embargo decayó pronto, y en 1935 la elevado hasta el plano internacional.4 La
empresa no pudo resistir un conflicto laboral que
4
cerró el diario durante cinco meses. En julio de ese Otro ejemplo de esto es el caso de los campe-
año, con los auspicios del presidente Cárdenas, se creó sinos de San Juan Tepa, Hidalgo y su defensa del
una cooperativa para reanudar la edición del perió- periódico El Machete. En una carta al general Lázaro
dico. Encabezó la nueva etapa Geo Walter Glass, pero Cárdenas expresaban lo siguiente: “Esperamos, y aten-
pronto se hizo notar Luis Novaro y Novaro, que había tamente lo exigimos, que su gobierno, con una visión
sido periodista en El Universal, encabezó el sindicato más amplia que el porfirista […] ordene que se supri-
nacional de redactores de prensa y comenzó en la man todas las restricciones al servicio postal, al que
nueva cooperativa como encargado del departamento tienen derecho todos los sectores sociales de nuestra
de Publicidad. Hacia 1940 se convirtió en director nación. […] que se suprima la taxativa que alega la
y hombre fuerte, e inauguró el camino del auge em- Oficina de Correos como impedimento para permi-
presarial de la cooperativa, pues creó su división co- tir la circulación de El Machete, que sustenta ideas
mercial. Una revuelta interna lo arrojó del mando en avanzadas para que así llegue este órgano revolucio-
1949. Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza nario a las masas de trabajadores que lo están exi-
Pública”, El Financiero, 28 de junio de 1993. giendo. Miembros de la Asociación Revolucionaria

112 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


prensa mexicana y los trabajadores que le antifascista no se tradujeron en una cace-
daban vida, vislumbraban la división del ría de brujas. En esto, también, el carde-
mundo que marcaría a la segunda guerra nismo marcaba una diferencia con las
mundial y tomaban partido. Esto ya había prácticas políticas del porfiriato. Atendió
sucedido en el ámbito de la primera con- con cuidado las quejas de los cooperati-
flagración de 1914, cuando los diarios vistas de La Prensa que comulgaban con
mexicanos se dividieron conforme a la su ideología, sin embargo, los periódicos
polarización del momento entre quienes de derecha como Omega, enemigos acérri-
manifestaban un sentimiento germanó- mos del régimen, no fueron acallados
filo o la defensa de los aliados. durante su gestión. Las críticas a su go-
Hacia fines de los treinta el presidente bierno proliferaron en las páginas de los
Lázaro Cárdenas había llevado la revolu- diarios y la sociedad opositora pudo expre-
ción a un clímax con resoluciones sociales sar su descontento con el Estado.
que cerraban el círculo abierto por la Nemesio García Naranjo, una impor-
Constitución de 1917 para paliar los males tante figura pública en las letras, el perio-
que habían causado la crisis de 1910. Cár- dismo y la tribuna mexicanos de la pri-
denas encabezaba en México la lucha con- mera mitad del siglo XX, narró en sus
tra el fascismo. Sin embargo, la radicali- Memorias, publicadas en diez tomos, una
zación del régimen y la lucha ideológica reflexión sobre su relación con el poder
como periodista opositor a la revolución
Mexicanista, alegan que los editores de El Machete que retrata muy bien el tejido político de
son comunistas, agentes del imperialismo ruso. Rusia este periodo:
está tan lejos y tiene relaciones económicas con
México en tan poca cuantía, que solamente la estul- Viví fuera de México durante 28 años, y creo
ticia hace creer en este imperialismo. Si se refieren a que con la excepción del general Leonardo
las ideas, tampoco tienen razón porque ellas no tienen Márquez, el doctor Aureliano Urrutia y el
origen ruso y antes de que triunfaran en aquel país, licenciado Rodolfo Reyes, ningún otro mexi-
ellas se propagan ya en todo el mundo. El comu-
nismo combate el hambre, la desnudez, la injusticia,
cano puede jactarse de un récord tan largo de
la opresión, al capitalismo, todos universales. Nosotros destierros.
que sufrimos todo esto, indígenas otomíes, sabemos ¿Por qué se fue más riguroso conmigo
que solamente con el triunfo de estas ideas saldre- que con mis compañeros del “Cuadrilátero”
mos de la esclavitud en que vivimos. Es mentira que y los demás derrotados de 1914? La res-
estas ideas sean en contra de nuestra patria, porque se puesta es obvia: a fines de 1912 y a prin-
quiere que las tierras, las fábricas, la riqueza toda, cipios de 1913, publiqué en mi diario La
esté en manos de los trabajadores mexicanos. Hemos Tribuna dos artículos intitulados “Galería de
de defender a México con más ardor, el día que los traidores” y “Águila que cae”, que fueron
grandes capitalistas dejen de dominar en él y las rique- considerados como subversivos por los revo-
zas que hoy poseen rindan pan, vestido y bienestar a
los trabajadores mexicanos. Los campesinos y los obre-
lucionarios que sucedieron al general Huerta
ros estamos resueltos a luchar contra todos los fachis- en el ejercicio del poder. Don Venus-
tas encamisados. Felipe Percástegui (et al.) a Lázaro tiano debe haber compartido el mismo credo
Cárdenas, 13 de marzo de 1935, en AGN, Documen- y por eso me cerró las puertas del país. El
tación de la administración pública 1910-1985, fondo general Calles pensó probablemente que mi
Lázaro Cárdenas, vol. 1289, exp. 704/15, s. f. pluma era peligrosa y me aplicó la misma

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 113


sanción. ¡Como si los soldados que se insu- pero no don Venustiano Carranza ni el gene-
bordinan necesitaran escritores que los em- ral Calles.5
pujaran a la rebelión!
Obregón, que era más inteligente, me El México de 1940 era muy distinto
dejó entrar en el país, seguro de que no le de aquel que dejó Díaz huyendo de su
podía causar daño, como en efecto, no se lo debacle en el Ypiranga. El autoritarismo
causé. Portes Gil y Ortiz Rubio no revoca- no disminuyó con la revolución; al con-
ron las órdenes que había dado Calles y, por trario, se mostró con una ferocidad ava-
consiguiente, durante sus gobiernos tuve lada por las armas. Sin embargo encontró
cerradas las puertas de México. En cambio, diques. El periodismo y el quehacer de la
el presidente Abelardo L. Rodríguez […] prensa se habían transformado junto con
levantó la prohibición y pude volver a mi el pleno de la sociedad y ambos colabora-
tierra. El presidente Cárdenas, con mucho ron para detener la avalancha despótica.
menos cultura, pero con intuición más clara ¿Qué rutas había tomado el cambio?
que sus antecesores, no sólo me dejó vivir Algunas obras generales sobre histo-
en paz, sino que no opuso la menor ob- ria de la prensa han abordado el periodo
jeción a la publicación de mis artículos revolucionario, sin embargo, la mayor
periodísticos que criticaban los actos de su parte de estos trabajos privilegia la reco-
gobierno. pilación de datos sobre el análisis.6 Un
Comentando esta liberalidad con su ex muy valioso esfuerzo de sintetizar todo el
secretario particular, licenciado Agustín periodo revolucionario y presentar un aná-
Leñero, le conté una anécdota que pinta de lisis crítico es el de Stanley Ross.7 Otros
cuerpo entero a Federico el Grande. En un muy importantes trabajos que han sido
día de tantos, salió el rey a hacer un paseo aportaciones centrales al estudio de la
matinal por las calles de Berlín y le llamó prensa y del periodismo en este periodo
la atención un cartel fijado en una esquina. tratan parcialmente algunos casos, o perio-
Se detuvo a leerlo con mucho cuidado, y al dos muy acotados. Álvaro Matute, Javier
terminar la lectura, procedió a continuar Garciadiego y Gloria Villegas Moreno,
su paseo. Como aquel cartel era de oposi- cuyas aportaciones al conocimiento de la
ción, uno de los cortesanos que lo acom- revolución mexicana tienen una calidad
pañaban, se permitió preguntar al monarca indiscutible, se han aproximado al tema
si había leído bien el documento. –Sí, con- aportando un valioso análisis de las actitu-
testó secamente Federico. ¿Y no piensa hacer des y filiaciones políticas de la prensa en
nada vuestra majestad? –No, respondió el relación con las facciones revolucionarias
rey–; y luego arengó muy sutilmente: El entre 1911 y 1919.8 Sin embargo, son tra-
pueblo de Prusia y yo hemos concertado
un pacto, conforme al cual él puede decir lo 5
García, Memorias, s. a., pp. 57-58.
que le guste y yo puedo hacer todo lo que 6
Bravo, Periodistas, 1966; Argudín, Historia,
quiero. Y esa misma filosofía fue la del 1987; Caloca, Recuento, 2003; Ruiz, Periodismo, 1980;
presidente Lázaro Cárdenas: los periodistas Arenas, Periodismo, 1967, y Lepidus, History, 1928.
dijimos todo lo que se nos ocurrió y él hizo 7
Ross, Fuentes, 1965.
todo lo que le dio su regalada gana. […] 8
Matute, “Prensa”, 1995, pp. 63-70; Garcia-
Esto lo habría entendido el general Obregón, diego, “Prensa”, 1995, pp. 71-88; Villegas, “Lide-

114 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


bajos muy cortos cuyo formato limitó las caciones y ciertas figuras políticas, o que
posibilidades de análisis de los autores para se centran en la biografía de algún perso-
profundizar en el tema del quehacer perio- naje relevante en la historia del periodismo,
dístico. Estos estudios sirven como guía también han aportado muchos conoci-
para marcar algunas directrices de trabajo mientos al estudio de la prensa y el perio-
o debates potenciales a los cuales da segui- dismo.12 Entre los estudiosos que han
miento este estudio. Como complemento aportado grandes conocimientos y análi-
a estos trabajos, está una aproximación de sis al estudio de la prensa y la revolución
Ariel Rodríguez Kuri a la prensa durante también están Irma Lombardo, gracias a
el maderismo.9 Otro de los textos relevan- quien conocemos mejor la dimensión del
tes para la historia del periodismo en la reporterismo en esta época, sabemos más
revolución mexicana es el estudio de Diego sobre los intentos de unión de los periodis-
Arenas Guzmán.10 Arenas Guzmán, es- tas y de desarrollo de la prensa moderna.13
critor, periodista y testigo presencial de También hay que resaltar la investigación
algunos de los hechos más señalados de la sobre la prensa y el carrancismo de Lu-
revolución mexicana, dirigió, entre otras ciano Ramírez, el estudio sobre el callismo
cosas, El Hombre Libre, un pequeño diario de Aurora Cano.14 Blanca Aguilar Plata,
que se enfrentaría con el Maximato, y Silvia González Marín, Miguel Ángel Sán-
escribió también sobre periodismo. Más chez de Armas y Humberto Musacchio
que una historia del periodismo en la revo- también han trabajado con detalle el
lución, este escrito es una historia de los periodismo en el periodo cardenista.15
antecedentes revolucionarios del perio- En suma, cada vez se estudia y se
dismo que abarca el periodo de 1876 a conoce mejor la historia de la prensa du-
1908. Este libro se inserta mejor entre los
estudios del periodismo en el porfiriato, 12
entre los que destaca el trabajo de Daniel Algunos ejemplos de estos trabajos son: Bermú-
Cosío Villegas, Florence Toussaint, An- dez, Trinidad, 1985; Blanquel, Ricardo, 1985; Flores,
Correspondencia, 2001, y Richard, Race, 2004. Weiner
tonio Saborit, Clara García, Laura Bonilla, analiza el liberalismo y sus ideas sobre el mercado,
Fausta Gantús y Pablo Piccato.11 pero tangencialmente aporta un análisis muy intere-
Estudios con un sentido monográfico sante de las ideas de Trinidad Sánchez Santos y de los
que tocan temas muy específicos, como hermanos Flores Magón. Toussaint, “Medios”, 2011,
los casos de conflicto entre algunas publi- pp. 153-163; Guerrero, “Periodismo”, 2011, pp. 305-
320; Cano, “Dictamen”, 2006, pp. 233-241; Rashkin,
“Horizonte”, 2006, pp. 243-256; Torres, “Tema”,
razgo”, 1995, pp. 107-120, y Ross, “Historiador”, 2008, pp. 549-564; González “Plumas”, 2008, pp.
1969. 289-300, y Mora, “Prensa”, 2008, pp. 313-329.
9 13
Rodríguez, “Discurso”, 1991, pp. 697-740, y Lombardo, “Prensa”, 2008, pp. 249-266, véase
Gómez, “Madero”, 1998. también, Lombardo, “Corresponsal”, 2011, pp. 193-
10
Arenas, Periodismo, 1967. 207, y “Prensa”, 2008, pp. 491-506.
11 14
Cosío, Historia, 1983; García, Periodico, 2003; Cano, “Régimen”, 2003.
15
Saborit, Mundo, 2003; Toussaint, Escenario, 1989; Bo- Aguilar, Publicidad, 1986; González, “Prensa”,
nilla, “Reportaje”, 2003, y “Función”, 2004; Gantús, 1994; Musacchio, “1938”, 1990, pp. 33-53; Lom-
Caricatura, 2009; Gantús y Gutiérrez, “Liberalismo”, bardo, “PIPSA”, 1982, pp. 17-23, y Sánchez, “Con-
2009, pp. 155-182, y Piccato, Tyranny, 2010. texto”, 2010.

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 115


rante los azarosos años de la lucha armada dad de los mexicanos. Es decir, en ciertas
y las décadas de los veinte y treinta. Poco regiones de México los peones de las
a poco vamos desentrañando la relación haciendas ya no asumieron la legitimidad
de los regímenes revolucionarios con los de la férula del hacendado, los obreros
periodistas. El objetivo de este trabajo es comenzaron a radicalizar sus posturas y
sintetizar todos estos esfuerzos historio- exigieron sus derechos en un proceso con-
gráficos y, con apoyo de una investigación junto del llamado a la huelga y a la orga-
documental, presentar un enfoque pano- nización gremial.18 Las clases medias exi-
rámico y centrado en los aspectos sociales gieron una mayor participación en la toma
para asomarse a ver, de forma general, de decisiones y la apertura democrática.19
cómo interactuaron tres elementos en Un vistazo a dichas transformaciones nos
ese periodo: la nueva generación de hace- ayuda a entender cómo se reflejaron en la
dores de la prensa, la sociedad lectora de historia de la prensa.20 Dos reclamos prin-
los diarios y los gobiernos surgidos de la
revolución.16 18
Entre 1910 y 1940 México vivió una Véanse, entre otros, Katz, “Fin”, 2006, pp.
profunda revolución social.17 La crisis de 191-233, y Pancho, 1998; Ribera, Casa, 2010, y
García, Huelga, 2007.
1910 generó una serie de cambios en la 19
Veánse, entre otros, Cockcroft, Precursores,
estructura de la propiedad (principalmente 1994; Knight, “Intelectuales”, 1989, pp. 131-159, y
en la agraria) y en los procesos de parti- Loaeza, Clases, 1988.
cipación política. Estos giros sociales, 20
En una primera aproximación, este proyecto
junto con el proceso de modernización del se había planteado para iniciar en 1920 con el objetivo
país, marcaron los esquemas de sociabili- de analizar el periodismo en la etapa posrevoluciona-
ria, una vez terminada la lucha armada. El objetivo
de esta primera intención era aquilatar los efectos que
16
Este trabajo es el resultado parcial de una inves- la revolución había tenido en el quehacer periodístico.
tigación mucho más amplia que se basa en una Sin embargo, el mismo proceso de investigación ha
exhaustiva búsqueda bilbiográfica, hemerografica y demostrado la necesidad de regresar a 1910. Esto se
documental. Los archivos revisados y utilizados son: debe a que muchos de los documentos registrados
Archivo General de la Nación, Documentación de la hasta ahora refieren a asuntos que se originan en eta-
Administración Pública, 1910-1985; Archivo Calles pas previas. Igualmente, es evidente que la trayecto-
Torreblanca; U.S. National Archives; Hemeroteca ria de muchos periodistas comienza mucho antes. Las
Nacional; Hemeroteca de la Biblioteca Lerdo de alianzas que construyen en 1920 y la capacidad de
Tejada, y Archivo Centro de Estudios de Historia procurarse fondos para mantener las publicaciones,
de México CARSO. También se sustenta en la lectura de están vinculadas a relaciones políticas que se originan
las memorias de periodistas importantes de la época. desde 1910, al calor de la lucha revolucionaria. Para
17
En general se dice que la fase armada de la re- 1920 las divisiones políticas que se habían generado
volución concluyó en 1920, pero los regímenes de anteriormente en el seno del movimiento constitucio-
los años veinte no pudieron acabar con las rebeliones nalista y los conflictos con grupos opositores como el
militares. Entonces, el fin del conflicto militar es rela- villista y el zapatista siguían vigentes. Igualmente, la
tivo. Asimismo, atendiendo al radicalismo de los investigación realizada hasta ahora me ha permitido
gobiernos de los años veinte y treinta, entre los que descubrir la riqueza de las fuentes relacionadas con la
destaca el de Lázaro Cárdenas, es posible afirmar historia del periodismo entre 1910 y 1920 que no ha
que la revolución tiene una línea de continuidad hasta sido explotada cabalmente en ningún trabajo acadé-
1940. mico. Ya que se cuenta con esta valiosa información

116 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


cipales –el reparto de tierra, y el respeto al de los gobernantes y la clase política, desde
sufragio y a la no reelección– se conquis- 1910 el Estado ha tenido que atender la
taron por la fuerza y se volvieron irrevoca- expresión de opiniones divergentes y los
bles. Los gobiernos que ejercieron el poder enunciados del sentir público. Durante
tras el levantamiento maderista y la caída las décadas revolucionarias que culminan
de Díaz no pudieron eludir la necesidad de en 1940, esta situación fue más evidente
tomar en cuenta estas exigencias de la y más acentuada por la fuerza de los movi-
sociedad. El sufragio se violaría una y mil mientos armados, la debilidad del Estado
veces en los años subsecuentes, pero los y la efervescencia discursiva de “la revo-
gobiernos se vieron forzados a mantener, lución”. Los sentimientos y las necesida-
por lo menos, una simulación de legali- des de la población se canalizaron por vías
dad. El intento de reelección de Álvaro formales e informales: levantamientos ar-
Obregón, combinado con los ataques a los mados, manifestaciones callejeras, huelgas,
católicos mexicanos, lo llevaron a la tum- procesos electorales, medios de comunica-
ba. Igualmente, la demanda de reparto de ción (periódicos, caricaturas, volantes, la
tierras tuvo que atenderse. Emiliano Zapa- radio) y el arte (teatro, cine, pinturas, mu-
ta, Álvaro Obregón, Pancho Villa, Venus- rales y la literatura).22 En esta atmósfera
tiano Carranza y Lázaro Cárdenas com-
prendieron que poner la tierra en manos y George Soros. A grandes rasgos, es la idea de una
de quienes la trabajaban era una medida sociedad cuyo gobierno es tolerante y respeta a la ciu-
indispensable para pacificar el país. Para dadanía, compuesta por individuos con necesidades y
los años cuarenta la voz de sectores de la capaces de tomar sus propias decisiones. Esta sociedad
sociedad que habían entrado al foro polí- exige el principo de la transparencia de su gobierno
tico (campesinos armados, líderes popu- y se basa en el respeto a los derechos humanos y las
lares, obreros, periodistas jóvenes o perio- garantías individuales. En el caso de Soros, esta filo-
distas que antes habían sido perseguidos, sofía se ha convertido actualmente en un argumento
sectores concienciados de las clases medias filantrópico que pretende promover, por medio de
fundaciones y financiamiento la consolidación de este
como los maestros, artesanos, tipógrafos, tipo de sociedad, actualmente, alrededor del mundo.
artistas radicales) había ganado un espacio. El trabajo y la función social que cumple el perio-
En cierto sentido, México se había vuelto dista como facilitador de información para la ciuda-
más democrático. danía y como puente entre el Estado y el resto de la
Aunque la democracia mexicana pre- nación, es parte fundamental de la idea de una socie-
sentaba cotidianamente síntomas de fragi- dad abierta. Este proyecto de investigación comenzó
lidad, México pasaba por el atribulado en 2004 como parte de una iniciativa de la Fundación
proceso de convertirse en una sociedad Prensa y Democracia, México, A. C. que, como parte
abierta.21 Con mayor o menor disposición del Open Society Institute, pretendía fomentar el
quehacer profesional del periodismo en México con
el fin de que sirviera como fundamento para robuste-
para reconstruir las transformaciones del oficio perio- cer la frágil democracia mexicana. Véanse Popper,
dístico una vez aniquilada la dictadura de Díaz, es Sociedad, 2010, y Soros, Open, 2000.
22
fundamental aprovecharla para hacer un estudio que El auge de la televisión llega hasta los años
abarque todo el periodo revolucionario. sesenta. El radio se comenzó a utilizar a finales de los
21
La idea de “sociedad abierta” ha sido desarro- años veinte, principalmente como una herramien-
llada principalmente por Henri Bergson, Karl Popper ta educativa y propagandística del estado. Entre los

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 117


social, el periodismo independiente y de Esta circunstancia de considerable
opinión encontró un espacio para posicio- apertura cambió la relación entre los perio-
narse como intermediario entre la sociedad distas y la sociedad. Es decir, a partir de la
y el Estado. efervescencia de un periodismo como el
Desde que Madero se levantó en armas de Mata, Flores Magón, Sánchez Santos,
hasta 1940, los periodistas mexicanos que se habían distanciado del poder para
vivieron en un ambiente de razonable hol- cumplir la función de representar a la opi-
gura, interrumpido brutalmente por la nión pública, al “pueblo”, al ciudadano,
dictadura de Victoriano Huerta y la gue- la prensa recuperó y reforzó esta calidad
rra Cristera. Esta libertad se iría constri- de ser un espacio donde se proponía un
ñendo desde 1929 con la formación del servicio a la sociedad. Asimismo, la
Partido Nacional Revolucionario (PNR). modernización del país, aunada a la efer-
En su magistral ensayo sobre la decaden- vescencia social y política que caracteri-
cia del sistema político mexicano, Daniel zaron a esa época, modificó la sociedad y,
Cosío Villegas describe esta coyuntura en el camino, el oficio periodístico. La
como un pasado de violenta pero plural revolución trajo consigo un programa de
disensión, que para los años setenta se evo- reforma educativa que, con el paso de las
caba con una buena dosis de nostalgia: décadas, aumentaría el nivel de alfabetiza-
ción de estratos de la población que habían
De 1911 a 1928 la política es abierta y en estado marginados.24 La capacitación para
ocasiones tan ruidosa, que sus conflictos más la lectura incrementó el número poten-
escondidos llegan a dirimirse a balazo lim- cial y real de lectores. Paulatinamente, las
pio […] A partir de 1928 esta política necesidades, la crítica y las inquietudes de
abierta, ruidosa hasta la violencia, comienza los grupos populares y, sobre todo, de la
a modificarse, en parte porque un buen clase media se fueron canalizando a tra-
número de los líderes sobresalientes de la vés de la prensa. Estos grupos echaron
revolución ha sido eliminado […], y en parte mano del periodismo como vehículo de
por la creación del partido único.[…] Esta expresión y herramienta de lucha y par-
etapa de organización y de disciplina den- ticiparon activamente en este oficio.25
tro del partido, y en general dentro del
grupo gobernante avanza con tanta prisa que 24
A partir de los años veinte los índices de anal-
puede decirse que tal vez para 1940, pero fabetismo disminuyeron. En 1900, 53% de la pobla-
ciertamente en 1946, la política mexicana, ción era analfabeta; para 1930 el analfabetismo había
sobre todo en cuanto a lo que los politólogos disminuido a 42%. Véase Monroy, Política, 1975.
25
gustan de llamar el decision-making process, se Francie R. Chassen-López describe muy bien
convierte en un misterio poco menos que el paso de una cultura rural de la rebelión al paso de
impenetrable.23 una cultura política en la que se insertan las clases
bajas y medias como parte de un debate público no
violento. Véanse Chassen-López, Liberal, 2004, y
estudios de la radio véanse Schiaffini, “Usos”, 2007; Cockcroft, Precursores, 1994. Heriberto Frías escribió
Hayes, Radio, 2000; Ortiz, Una, 1997, del mismo mucho sobre el origen socioeconómico y las preca-
autor Guerra, 1992; Velázquez, Radiodifusión, 1980, rias condiciones en las que trabajaban los periodistas
véase, también, Velázquez, “Estado”, 1981, pp. 79-118. de su época. Frías, Amor, 1908 véase también, del
23
Cosío, Sistema, 1979, pp. 16-17. mismo autor, Miserias, 1916. Pablo Picatto, siguiendo

118 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


Durante las primeras décadas del siglo cados y las plazas, y es posible que la lec-
XX los medios de comunicación eran esca- tura en voz alta fuera practicada en algu-
sos y limitados. Las distancias que separa- nos lugares donde se congregaba la gente,
ban a los seres humanos se hacían mucho como en los hogares, las fábricas y los
más largas que hoy. La comunicación talleres. La gente acudía a los periódicos
informal, el dicho de boca a boca y el para informarse, entretenerse, debatir y
rumor, parecen haber aventajado a la noti- para obtener cierta dosis de certeza sobre
cia verificada.26 Buena parte de la informa- los hechos que podían afectarla. En medio
ción se concentraba y difundía en los mer- del conflicto armado, el diario y su función
informativa tuvieron un importante peso
esta pista de los relatos de Frías, también aporta un social como guía del público, instrumento
análisis brillante de las condición del periodista. de combate y, también, como peligrosos
Piccato, Tyranny, 2010. creadores de escándalo, rumor y –como
26
El rumor y la noticia transmitida a través de decía Madero– del potencial para generar
la murmuración, aquello que Robert Darnton llama más violencia. Los periódicos de aquella
“sistemas de comunicación” o “redes de información”, época alardeaban de ser veraces y oportu-
no se ha estudiado en México como lo ha hecho este nos. La prontitud de la información era
autor para el caso de Francia en el siglo XVIII. Si bien
Darnton asume la cultura escrita como la ignición
un valor muy apreciado.
de estos sistemas, es posible que dichas prácticas fue- En las décadas del diez al cuarenta se
ran más extendidas en sociedades analfabetas como construyeron las bases para el fortaleci-
la mexicana a principios del siglo XX. Véanse de miento del público lector, a pesar de que
Darnton, Devil, 2010; “News”, 2000, pp. 1-35, y la circulación de los diarios era todavía
“Public”, 2000. Sin embargo, algunos periodistas muy limitada cuantitativa y geográfica-
mexicanos hablan de este tipo de prácticas a princi- mente.27 El lector de los periódicos aún
pios del siglo XX en las ciudades del interior de la
república. “En la ciudad de Campeche, contaba Javier
27
Romero, no había periódico ni voceadores. El único El asunto de la circulación de los diarios en
periódico que había era uno que se llamaba El México es prácticamente imposible de documentar
Cauterio, aparecía cada semana o cada quince días. porque no existió, hasta finales del siglo XX, la prác-
Era un periódico de chismes: a la señorita que vive en tica de certificación del tiraje. Existe, sin embargo,
tal calle […] que no sé cuánto, que se la llevó el novio. una fuente muy valiosa, los informes consulares sobre
[…] Naturalmente en una ciudad que tenía 20 000 México del Departamento de Estado estadunidense,
habitantes todo mundo sabía quién era quién. donde se habla del tiraje de los periódicos mexica-
Además, en el pueblo de Campeche cómo va a haber nos, pero no necesariamente refleja la realidad, y las
periódico, si vamos al mercado a las cinco de la cifras que ahí se vierten no se puede tomar como fide-
mañana a enterarnos de todo lo que sucede.” dignas. Una de las mayores preocupaciones del
Entrevista al señor Javier Romero, realizada por Ana Departamento de Estado era la imagen de Estados
María Serna los días 7 y 15 de febrero de 2005 en la Unidos en el exterior y la existencia de sentimientos
ciudad de México. El estudio del rumor y la transmi- antiyanquis entre la población de países conflictivos
sión oral de la noticia en el temprano siglo XX, sigue como el México revolucionario. Por ello, instauró la
siendo un pendiente de los historiadores de la prensa práctica de requerir a los cónsules el envío de toda la
mexicana. Igualmente, si bien se repite mucho el información posible sobre la prensa local. Así, estos
lugar común de que la lectura en voz alta era una acervos estadunidenses nos han legado material riquí-
práctica común, todavía no existe un estudio funda- simo para reconstruir la historia del periodismo mexi-
mentado en fuentes primarias que resuelva este tema. cano. Por ejemplo, alguno de estos informes dice lo

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 119


formaba parte de una minoría. Si bien El Estado absorbería su poder echando
aumentó el número de lectores, el analfa- mano de estrategias corporativistas. La
betismo y el alto índice de lenguas indí- presencia de este nuevo actor social se re-
genas influyeron como obstáculos para la fleja directamente en la historia de la
recepción. prensa y del periodismo.28 Basta como
La urbanización del país avanzó gra- ejemplo la creación en los años veinte y
dualmente y continuaron creciendo los treinta de El Machete, que aparece como
centros fabriles. Estos engendraron al órgano del sindicato de pintores y a par-
obrero, que sería el eje de la fuerza de tra- tir del cuarto número queda bajo la batuta
bajo. Bien manipulado por la demagogia del Partido Comunista, y El Popular, el
y plasmado por los pinceles de los artistas primer periódico formal de una central
radicales, el trabajador se convertiría en obrera, la Confederación de Trabajadores
uno de los iconos revolucionarios. A par- Mexicanos (CTM).
tir de los años veinte, el movimiento Aunque fueron grupos alejados de la
obrero organizado adquirió mucha fuerza. palabra escrita y publicada en los diarios,
los campesinos, obreros e indígenas, los
llamados grupos subalternos, no eran aje-
siguiente: “There has just been released a report on the
periodicals published in Mexico, prepared by the
nos a la fuerza de la misma. Los más orga-
Department of Stadistics, and based on data collected nizados aprovecharon la revolución para
in 1931. The total circulation of the 491 periodicals formar parte de este mundo donde se ven-
published in this country was 151 672 441, of which tilaban los males de la sociedad que los
98 per cent was in the Republic, and 2 per cent afectaban directamente. Este acercamiento
abroad, according to the large morning daily, EXCEL- se debió, en parte, al trabajo de interme-
SIOR, of August 6, 1933. The periodicals may be diarios intelectuales que sacaron al foro
divided as follows, according to their type; the per- de lo “público” a ciertos grupos populares.
centages being based on the number of periodicals, Los líderes populares con mayor arrastre
rather than on their circulation or size: Information... social eran analfabetos o apenas desem-
31.8 per cent; Literary...12.4 per cent.; Reli-
gious... 10.6 per cent.; Scientific...9.4 per cent.; Com-
peñaban estas habilidades con muchas
mercial... 9.0 per cent.; Of a social nature...8.7 per deficiencias. Lo mismo ocurría con sus
cent.; Technical... 5.7 per cent.; Mutualist...4.5 seguidores. Sin embargo, la prensa popu-
per cent.; Political, sports, critical and various...7.9 per lar, es decir, el periodismo dirigido a las
cent. / = 100 per cent.” Otro informe decía: “The clases subalternas, fue un elemento cen-
total circulation in the Republic was 148 687 620 tral del México revolucionario y cumplió
copies, divided as follows: Dailies... 83.2 per cent.; con una función democratizadora muy
Monthlies...8.3 per cent.; Bi-weeklies...2.3 per cent.; significativa: la expansión del público.
Bi-monthlies...1.4 per cent.; others...1.5 per cent. /= Entre 1910 y 1940 proliferaron los dia-
96.7 per cent.” William P. Cochran, Jr., American rios obreros, los órganos de grupos campe-
vice consul, aprobada por Thomas D. Bowman, 8 de
agosto de 1933, en Records of the Department of
sinos y de propaganda de las facciones
State Relating to Internal Affairs of Mexico, 1910- villista y zapatista. Los periódicos de par-
1929, M274, 241, exp. 812,917/4. Un asunto que tidos políticos vinculados a grupos popu-
destacan todos los informes estadunidenses es que la lares, pertenecientes a organizaciones de
circulación de los diarios en México era menor que
28
en Estados Unidos. Bringas y Mascareño, Esbozo, 1988.

120 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


izquierda, para proletarios, de centrales esfera pública mexicana. “El pueblo” fue,
obreras como El Popular y las publicacio- desde 1910, un protagonista de los me-
nes periódicas católicas dirigidas a los tra- dios. La irrupción de este fenómeno signi-
bajadores. Toda clase de publicaciones para ficaría una crítica más mordaz y radical al
“el pueblo” con una gama variopinta de Estado y a las instituciones.
títulos y tonos multicolores invadieron los Con todo y estos cambios, cabe adver-
espacios de la lectura.29 tir que el desarrollo histórico del perio-
Grupos sociales que habían estado dismo mexicano en aquellos tiempos y el
marginados de la sociedad letrada se inte- papel que dicha actividad cumplía en una
graban a este mundo de la información sociedad que había pasado por tan profunda
escrita denunciando sus tribulaciones. revolución social fueron paradójicos. Du-
Desde fines del porfiriato ocurrió un fenó- rante las décadas que aquí se estudian, la
meno muy importante, la prensa comenzó relación entre el poder político y la prensa
a tocar temas de corte social y a referirse estuvo cundida de contradicciones. Mien-
a los problemas de los más necesitados. tras en las cúpulas del poder afloraron
Tanto la incorporación de nuevos estratos algunos elementos de liberalización, tam-
sociales a las redes de comunicación formal bién aparecieron –o permanecieron como
como la ventilación de los problemas que saldos del antiguo régimen– señales de
los aquejan, colaboraron a expandir la autoritarismo y prácticas de control. Los
periodos de mayor apertura se dieron en
29
El importantísimo asunto histórico de la prensa medio de un fuerte estira y afloja, entre la
popular, así como el tema de las asociaciones de perio- autoridad y los periodistas que pretendían
distas es un tema que estoy trabajando para un estudio ejercitar un periodismo independiente.
más amplio y que no ha recibido mucha atención entre Asimismo, por la naturaleza de su ofi-
los historiadores. Elissa Rashkin, Guillermina Bringas, cio, el periodista tiene un doble carácter. A
David Mascareño y Leticia López, han trabajado ya un mismo tiempo es vocero de la opinión
este asunto. Rashkin, Stridentist, 2009. La lista de publi- pública y constructor de la misma: un
caciones periodísticas dirigidas a los grupos populares
en esas décadas es enorme. Vale decir, además, que esta
transmisor y un productor de opinión. Es-
tradición de una prensa popular no es exclusiva de la ta duplicidad de funciones, que se traduce
revolución de 1910, tenía ya parea entonces un impor- en una contradictoria figura de víctima o
tante antecedente de desarrollo durante el siglo XIX. flagelo, genera una relación ambigua entre
Algunos de los títulos que podemos citar: Regeneración, el periodista y el poder político, más aún
El Popular, El Machete, El Amigo del Pueblo, Por el Pueblo en tiempos de efervescencia social. Es co-
y Para el Pueblo, El Correo de Chihuahua, Vida Nueva y mún que, al realizar su trabajo, el pe-
el Periódico Oficial del Ejército Villista, Regeneración, riodista padezca toda tipo de presiones o
Periódico Semanario, Órgano de la Revolución Agraria, El disfrute de infinidad de prebendas. Con
Grano de Mostaza (órgano de la Unión Católica Obrera), los repentinos y rotundos vuelcos que
La Democracia Cristiana, El Obre-ro Católico, Restauración,
El Diario del Hogar, El Trabajo. Katz, Pancho, 1998,
implican una revolución, un día comba-
vol. I, p. 60; Espejel, Emiliano, 1988, p. 102; Meyer, te al poder y al día siguiente se vuelve
Lucha, 1980; Alfaro, Llamaban, 1977, p. 217; Ceballos, parte de este.
“Sindicalismo”, 1986, p. 626; Leal, Mutualismo, 1991, Durante las décadas revolucionarias el
pp. 162-163; Márquez, Iglesia, 1950, p. 30, y Tamayo, quehacer periodístico queda exento de
Clase, 1987, p. 189. buena parte de los yugos que lo habían

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 121


asfixiado en el porfiriato (la fuerza de la Esto tendría implicaciones importantes
subvención y una Ley de Imprenta opre- en el trabajo periodístico porque buena
siva) y pudo acercase a la sociedad. Unos parte de la prensa quedaría en manos de
aprovecharon la apertura para fortalecer grupos que no comulgaban con la revo-
un periodismo independiente. Por inde- lución y esto llevaría a Madero, tardía-
pendiente se concibe a la persona que sos- mente, a intentar controlar ciertos órganos
tiene sus derechos u opiniones sin que la como voceros de su gobierno, a promover
dobleguen respetos, halagos ni amenazas. una reforma fallida de la legislación para
Un periodista que se dice independiente evitar lo que él llamó el libertinaje de la
es aquel que no sufre o se procura a sí prensa y a implementar ciertos mecanis-
mismo ningún tipo de coacción y que no mos de represión que tampoco lograron
compromete su pluma. La revuelta mis- el efecto de contrarrestar la propaganda y
ma y el desmantelamiento del aparato de la opinión escrita en su contra.31
control de la dictadura porfiriana fomen- En los últimos años de la dictadura
taron la proliferación de este tipo pe- porfirista la prensa tenía básicamente dos
riodístico. Sus representantes, como los opciones: doblegarse a la fuerza de la sub-
hermanos Flores Magón, Filomeno Mata, vención estatal o resignarse a la persecu-
Daniel Cabrera, Trinidad Sánchez Santos, ción constante. Con la revolución se abrie-
Silvestre Terrazas, Juan Sarabia, Heriberto ron nuevos polos de atracción económica
Frías, Jesús Urueta, Luis Cabrera, Rafael para las publicaciones y los escritores: las
Martínez “Rip Rip”, Félix Palavicini, en-
tre otros, son reconocidos como precur- del antirreeleccionismo narró las circunstancias de
sores de la revolución. Conforme avanzó la aquellos que habían apoyado a la revolución desde la
revolución, es decir, hacia los años treinta, trinchera de la prensa: “una gran parte de los que
se presentaban como independientes y habíamos tomado participación en la lucha, cuando el
como víctimas los periodistas católicos, señor Madero fue presidente entendimos que la lucha
de derecha, o simplemente aquellos crí- había terminado y pocos se resolvieron a seguir traba-
jando […] a seguir manteniendo los ideales. De los
ticos u oposicionistas como Martín Luis periodistas pocos quedamos como periodistas, unos
Guzmán. Algunos ejemplos son Heriberto fueron administradores de aduanas, otros tuvieron tal
Barón, René Capistrán Garza, los miem- o cual empleo y se olvidaron; de los oradores pocos
bros del cuadrilatero (Nemesio García quedaron también, pocos hablaban; y en cambio, los
Naranjo, Querido Moheno, José María enemigos sí hablaron, sí escribieron, sí se movieron y
Lozano, Francisco M. de Olaguíbel), Die- por eso fueron fuertes.” Martínez, “Libertad”, 1967,
go Arenás Guzmán y Froylán Amaral. p. 156; Matute, “Prensa”, 1995, y Piccato, “Parlamen-
Desde que Madero dejó de ser un re- tarismo”, 1997, pp. 7-11.
31
belde para ocupar la silla presidencial, la Stanley Ross explica que Gustavo Madero
prensa revolucionaria sufrió una metamor- luchó contra la prensa opositora por medio de Nueva
Era y organizando manifestaciones. A pesar de la opo-
fosis: se volvió gobiernista. Muchos hom- sición de su hermano a subyugar a la prensa, Gustavo
bres de prensa fueron electos diputados y logró el control de algunos otros periódicos de la capi-
ocuparon puestos cercanos al presidente.30 tal. Sin embargo, esos esfuerzos eran hechos con mano
fuerte y resultaron inefectivos ante el desbordamiento
30
Rafael Martínez “Rip Rip”, un periodista que del periodismo opositor. Ross, Francisco, 1959, p. 225.
colaboró cercanamente a Madero durante las luchas Véase Gómez, “Madero”, 1998, pp. 132-133.

122 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


empresas comerciales, los poderes esta- ban la ayuda pecuniaria que solicitaban
tales, los partidos y las facciones revolu- los redactores de los diarios que en algu-
cionarias junto con los intereses extran- nas ocasiones llegaron a situaciones deses-
jeros (tanto inversionistas privados como peradas. La venta de publicidad conlleva
los gobiernos) financiaron escritos y publi- a asumir los compromisos políticos de
caciones. quienes financian la publicación, y la plu-
En algunos casos la dependencia iba ma de los periodistas no puede violar estos
de la mano de los intereses políticos de pactos. En momentos de crisis bélicas
cada periodista, trabajaban por afinidad internacionales como las guerras mundia-
ideológica sosteniendo una “causa”. Este les, los diarios abrirían sus páginas y sus
tipo de discurso es un producto de toda finanzas a la influencia económica de las
sociedad sacudida por una revolución. naciones en conflicto. En múltiples casos,
Siendo así, no carece de propósitos prag- el mercenarismo iba de la mano de las
máticos. Proliferan los intercambios epis- convicciones ideológicas de cada perio-
tolares donde periodistas de renombre, dista. El caso del periódico El Demócrata,
apelando a su nivel de compromiso revo- dirigido por Rafael Martínez “Rip Rip”,
lucionario, solicitan apoyo económico al es un ejemplo donde se revela sin ningún
presidente en turno o a uno de los altos tapujo la relación de una publicación con
funcionarios.32 A diferencia de los tiempos Alemania, uno de los países en conflicto
de la bonanza porfiriana, las facciones en durante la primera guerra mundial.33
lucha y el Estado posrevolucionario esta- Otro similar que termina por hacer crisis
ban en bancarrota y con frecuencia nega- es el caso de La Prensa.
Históricamente, la baja remuneración
del trabajo periodístico ha sido uno de los
32
Entre muchos otros, están documentadas las mecanismos más eficaces para ejercer con-
súplicas de Manuel Carpio a Álvaro Obregón: “Deseo trol sobre los informadores en México. Los
especialmente advertir que no estoy cobrando ni pro- salarios de hambre generan carencias eco-
moviendo reivindicación de derechos. No hablo al
encumbrado Mandatario pidiéndole una merced:
nómicas y propician la corrupción. Esta, a
hablo a mi viejo amigo, que conoce mi fuerte y hon- su vez, facilita el control. La revolución
rada labor pro México en el extranjero, que duró años, generó un espacio donde nacieron agru-
con o sin ayuda de la revolución. Estoy pobre, tengo paciones de periodistas y trabajadores de
exigencias de hombre civilizado, y nunca pedí pre- la prensa que, como en otras áreas econó-
mio a mis trabajos ni en favores ni en concesiones micas, lucharon por la prosperidad eco-
que me aseguraran la vida. Si cree el señor presidente nómica y la mejoría de las condiciones
que no le es posible ayudarme en la forma que aquí laborales del gremio.34 También aparecie-
indico, lo dicho por no dicho. No quiero ser gravamen
ni un problema económico para nadie. Quiero sola-
33
mente que se juzgue si mi labor merece alguna esti- Véanse, Katz, Guerra, 1982, t. II. p. 147; Ross,
mación, porque no fue de un día ni de un mes, sino “Historiador”, 1965, pp. 373-374; Parra, “Primera”,
de años.” Manuel Carpio a Fernando Torreblanca, 1980, y Serna, Rafael (en prensa).
34
11 de mayo de 1921, en AGN, Documentación de la Como se ha mencionado, estas asociaciones
administración pública, 1910-1985, fondo Obregón- han sido poco estudiadas. Algunos son: Bloque Perio-
Calles, caja 322, exp. 815-C-1. Otras se encuentran dístico Nacional; Alianza de Uniones y Sindicatos
en: ibid., fondos Obregón, Calles y Cárdenas. de Artes Gráficas, a la que pertenecían la Unión

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 123


ron y trabajaron con eficacia las organiza- cañonazo de cincuenta mil pesos.” De ser
ciones regionales como “Prensa Asociada exitosa, la consolidación de los sindicatos
de los Estados”, que unieron a los periódi- y el logro de su principal objetivo, la
cos más importantes del país para hacer mejora económica de los agremiados, se
un frente común contra los atropellos ha- convertiría en un obstáculo evidente para
cia cualquier miembro del gremio. Esta ejercer control sobre los medios. Aunque
organización procuró contener el autorita- no existen muchos datos al respecto, es
rismo de caciques regionales y goberna- posible pensar en la hipótesis de que los
dores que constantemente victimizaban a intereses de los propietarios de los dia-
los periodistas del interior de la república. rios también fueron un ingrediente central
Estas asociaciones no prosperaron y se para limitar el ascenso económico de los
debilitarían durante la segunda mitad del periodistas e impidió el fortalecimiento
siglo. de las organizaciones laborales.35 Algunas
Varios elementos se combinaron desde huelgas sacudieron a los diarios mexica-
los años cuarenta para menguar las inicia- nos en el periodo revolucionario, pero
tivas de unificación de los trabajadores de fueron pocas y de poca trascendencia. El
la prensa. El Estado se iría fortaleciendo y fracaso de los gremios periodísticos se atri-
ejercería más presión. Una prensa mal buye en buena medida a la estructura ofi-
pagada era una prensa dócil. Las carencias cialista y a la cooptación del movimiento
de los periodistas se suplían con sobre- sindicalista a escala nacional.
sueldos informales. Esta práctica que tomó Otra característica del periodismo de
nombres peculiares como “embute” o las primeras décadas del siglo XX es el con-
“chayote” y se institucionalizó en la segun- fuso entretejido que mezcla esta actividad
da mitad del siglo XX, se sustentaba en con la propaganda política. En un mo-
las míseras percepciones salariales de los mento de crisis política y recomposición
periodistas. Con estos pagos alternos se como el que significó la sacudida de 1910,
ejercería un control indirecto sobre lo es- sobre todo durante la fase armada y en los
crito en los diarios. La práctica era añeja y conflictos subsiguientes como la guerra
no era un vicio exclusivo de los mexica- Cristera, la prensa se utilizó como una he-
nos. Bien se conocía ya el dicho de Obre- rramienta de la estrategia bélica. Los jefes
gón: “No hay periodista que aguante un de las facciones revolucionarias tuvieron
la urgencia de difundir sus programas
políticos y lograr su aceptación entre la
Linotipográfica de la República Mexicana; Unión de opinión pública. Este objetivo le dio sus-
Voceadores, Expendedores y Repartidores de la Prensa tento a diarios como Nueva Era de Madero
del D. F.; Unión de Trabajadores de los Periódicos; y El Pueblo de Carranza. La virulencia mili-
Sindicato de Trabajadores de los Periódicos; Sindicato tar forzó a los líderes a cultivar la lealtad
de Fotograbadores y Rotograbadores Mexicanos;
Sindicato Nacional de Redactores; Sindicato de Em-
de los editores de los diarios y a seducir a
pleados de la Prensa del D. F.; Sindicato de Trabaja- los escritores para atraerlos a su causa,
dores Propaganda y Anuncios; Sindicato Nacional de
35
Dibujantes; Sindicato de Agentes de Anuncios de la Hasta ahora no he tenido acceso a ningún
prensa del D. F. Aquino, “Sindicato”, 1998; Hernán- archivo privado de algún diario de la época que pro-
dez, “Asociación”, 2011, y Lombardo, “Prensa”, 2008. bablemente pudiera dar luz sobre este tema.

124 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


generando una simbiosis malsana. Muchos hombres respetables. Durante la revolu-
sucumbieron a las tentaciones del poder ción –se decía– el repórter había vivido al
o se vieron envueltos en el carisma de los lado de los problemas. Muchos de los pre-
líderes revolucionarios. Muy conocido es cursores revolucionarios se habían formado
el caso de Martín Luis Guzmán y su atrac- y expresado en los periódicos. La lucha
ción por Pancho Villa. revolucionaria acortó la distancia entre los
No todo fue miel sobre hojuelas en la políticos encumbrados en el poder y el
relación entre jefes revolucionarios y dia- reportero. A un mismo tiempo creció la
ristas. La rebeldía de los escritores de los influencia política del periodista. Algunos
periódicos y la enjundia con que la revo- diaristas ocupaban puestos políticos o se
lución enarboló la defensa de la libertad volvieron funcionarios. Blandiendo su
de expresión, pronto chocarían con la pluma, se volvieron voceros de la revolu-
vocación autoritaria de algunos caudillos ción o enconados enemigos de esta. Según
quienes, en el discurso, daban su lugar a las impresiones de algunos testigos de la
las libertades públicas, pero en la práctica época, su pluma y sus dichos consoli-
persiguieron a la prensa con enjundia. Sin daban reputaciones o las echaban por
embargo, aun con estos intentos de coop- tierra.36
tación y censura, la revolución implicó A principios del siglo XX, la figura del
mayor transigencia en relación con los periodista se confunde con acepciones
asuntos públicos. La sociedad estaba cam- del mismo oficio de las que no existe una
biando. La atmósfera de la primera mitad definición precisa como repórter, redactor
del siglo que propició el debate y el desa- o escritor público. No era un oficio profe-
rrollo de nuevos proyectos políticos permi- sionalizado para el cual se estudiara en las
tió mayor libertad de acción a los periodis- universidades. El campo del periodismo
tas –debido a la debilidad del Estado, a era un espacio que también ocupaban per-
la nueva legislación adoptada en 1917 que sonalidades que tuvieron injerencia en
restauraba los jurados populares para otros terrenos de la vida pública: la po-
enjuiciar periodistas, al juego de faccio- lítica, la literatura o la administración pú-
nes que propició un ambiente donde se blica como Martín Luis Guzmán, Félix
verían diversas opiniones– y los colocó en F. Palavicini, Vicente Lombardo Toledano,
una posición más sólida en el espacio Luis Cabrera, José Vasconcelos, René Ca-
público. La polarización discursiva expre- pistrán Garza.
sada en voz alta permitió al periodista rea- El periodismo fue un oficio ejercido
lizar un trabajo asertivo, capacidad que se mayormente por los estratos medios de la
le había coartado en el porfiriato. Gracias sociedad. Los reclutas eran jóvenes con
a los nuevos bríos que adquiere el ejerci- facilidad e interés por la escritura, ávidos
cio de esta profesión, el periodismo se hace lectores de periódicos, abogados tránsfu-
acreedor a un renovado prestigio. gas, gente con inclinación por las ciencias
El perfil del periodista posrevolucio-
nario era renovado y audaz. La revolución 36
Véanse Palavicini, Vida, 1937; Arenas, Prensa,
les había dado la oportunidad de salir a 1916; Marván, Nueva, 2005, t. I, pp. 509-525
las calles: abandonaron el escritorio y se y pp. 847-879, y Piccato, “Parlamentarismo”, 1997,
convirtieron en hombres de acción, en pp. 7-11.

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 125


sociales, la política y la literatura. Era un social de 1910 y la destrucción del Estado
refugio para desempleados o para quienes porfiriano, la propiedad de los periódicos
no encontraban acomodo en otras profe- cambió de manos. La gran mayoría de las
siones. Hasta la década de los cincuenta publicaciones diarias porfirianas, sobre
fue una profesión eminentemente mascu- todo aquellas con mayor presencia como
lina, aunque ya desde épocas tempranas El Imparcial, desaparecieron. Los talleres,
entran en acción las primeras mujeres instalaciones y maquinaria de aquellos
periodistas.37 diarios ultramodernos sufrieron la devas-
El ejercicio periodístico está marcado, tación que produjo la reyerta revolucio-
en buena medida, por la estructura de pro- naria. Surgieron nuevos empresarios de la
piedad de los medios. Tras el conflicto prensa como Rafael Alducín y José García
Valseca. Algunos periodistas se volvieron
37
Gracias a la investigación de Elvira Carballido propietarios de los diarios que dirigían,
conocemos a las mujeres que destacaron en el perio- como Palavicini, Herrerías y Martínez
dismo en aquella época: Elisa Acuña Rosete, Juana “Rip Rip”. Siendo los centros de maquila
Gutiérrez de Mendoza, Dolores Jiménez Muro, Julia de los órganos de propaganda faccional,
Nava, Luz Vera, Elena Torres, Eulalia Guzmán, los diarios eran un arma de guerra y, como
Dolores Correa Zapata, Laureana Wrigh, Concepción
Gimeno, Hermila Galindo de Topete, Juana Be-
tales, un importante blanco militar.
lén Gutiérrez de Mendoza, Laura Méndez de Cuenca, La vieja clase de aristocráticos editores
Guadalupe Rojo de Alvarado, Silvia Settala, Lina porfirianos subsidiados por el régimen,
Cavalieri, Laura Méndez de Cuenca, J. viuda de Zal- como don Rafael Reyes Spíndola, fue sus-
divar, María Luisa Ross, Rita E. Latallada de Victoria, tituida por una nueva generación de pro-
María Arias Bernal, Flora Vargas Trejo, Emilia Pardo pietarios y directores de los diarios con
Bazán, Sarah Lorenzana, Isabel Rocha de Andrés menos prosapia. Entre 1910 y 1940 una
Ruiloba, Haideé Escobar de F. Díaz, Elisa Ross, amplia gama de actores se adueñó de los
Lucina García, María Luisa de la Torre de Otero, Ce- periódicos. Maquinarias, nombres, edifi-
cilia Zadi, Fidelia Brindis, Sara Estela Ramírez, Elisa cios y empresas pasarían de mano a mano
Acuña, Dolores Correa, María Trinidad Orcillez, Mar-
garita del Prado, Luz F. viuda de Herrera, Antonia
de una manera vertiginosa. Después de
L. Ursúa, Trinidad Orcilles, Mateana Murguía de 1920 algunos de los nuevos dueños fueron
Aveleyra, Salome Carranza, Guadalupe G. de Joseph, los propios jefes revolucionarios. Muchos
Sara Estela Ramírez, Julia Nava, Emmy Ibáñez y de ellos, como el Artemio Cruz de Carlos
Emilia Enríquez Rivera. Hernández, “Participación”, Fuentes, eran jefes menores de extracción
2003; Juan M. Durán Casahonda, “Los que escriben rural, rancheros que amasaron fortunas en
en El Universal”, El Universal, año VII, t. XXV, do- la bola y que colocaron sus activos en la
mingo 1 de octubre de 1922, pp. 4-6; Carrasco, industria periodística.38 También los gene-
Prensa, 1962. Crecencia Garza viuda de Martínez a rales de prestigio militar adquirieron dia-
Lázaro Cárdenas, México, 4 de octubre de 1935, en
AGN, Documentación de la administración pública,
38
1910-1985, fondo Lázaro Cárdenas, vol. 1290, exp. Algunos casos son: El Heraldo de Salvador
704/39, f. 70446. Una de las especialistas en la his- Alvarado y Los Soles del coronel García Valseca. Véanse
toria de las mujeres periodistas es Elvira Carballido. Musacchio, Diccionario, 1989; Bravo, Periodistas, 1966,
Véanse de Hernández, “Prensa”, 1986; “Primeras”, pp. 90-95; Borrás, Historia, 1983, pp. 90-95; Gon-
1997, y “Participación”, 2003, y “La mujer y el perio- zález, Clase, 1987, p. 150; Archivo Calles Torreblanca
dismo” en Avilés, Periodismo, 2011, pp. 261-273. (en adelante ACT), fondo Álvaro Obregón-PR- Roque

126 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


rios temporalmente para fortalecer sus cam- Proliferarían también los órganos de
pañas políticas. Los periódicos cambiaban corte político radical como El Machete,
de manos con mayor celeridad durante las heredero de la tradición de periodismo
contiendas electorales. Algunos propietarios opositor, crítico e intransigente con la dic-
vieron oportunidades invaluables en estos tadura de Díaz que encabezaron Filomeno
periodos y ofrecían sus empresas al mejor Mata y los hermanos Flores Magón con
postor. El Estado perdió la capacidad casi El Diario del Hogar y Regeneración. La revo-
omnipotente que tuvo durante la dicta- lución bolchevique de 1917 y la eferves-
dura porfiriana de controlar a los diarios cencia del pensamiento de izquierda ven-
con subsidios y un aparato represor. drían a reforzar y a legitimar esta tradición
Al pasar la tempestad de la revuelta, a periodística. Junto con estos, durante este
finales de la década del diez, nuevas y periodo saldrían a la luz varios periódicos
grandes empresas llenaron el espacio de con una tendencia conservadora, algunos
la prensa capitalina. Excélsior y El Univer- defensores abiertos del catolicismo, dia-
sal, herederos formales de El Imparcial con rios representantes moderados de un perio-
un nuevo toque revolucionario, ocuparon dismo informativo, menos ideológico, que
las estanterías de los puestos de periódicos, tendrían gran predominio en sus regio-
y con ellos creció una nueva generación nes de influencia, como El Informador y
de empresarios editoriales. El Diario de Yucatán.
Las cooperativas de trabajadores pro- Si bien la revolución diversificó y de-
pietarias de diarios como La Prensa y Ex- mocratizó temporalmente la estructura
célsior, que irían apareciendo desde los de propiedad de los diarios, hacia los años
años treinta, significaron también un treinta comienza a vislumbrarse lo que
vuelco radicalmente opuesto al pasado sería una de las piezas estructurales del
porfiriano. Fue igualmente novedosa la sistema político posrevolucionario: la con-
proliferación de diarios obreristas y de solidación del partido de Estado y el con-
órganos sindicales, y los periódicos de trol indirecto pero muy eficaz de la prensa
organizaciones campesinas, que obtenían a través de PIPSA y el control del papel en
sus recursos para operar de las entidades manos del Estado.39 Con la formación del
a las que pertenecían. Este tipo de publi- PNR se concibió El Nacional, uno de los
caciones también tuvo sus antecedentes periódicos más importantes en el México
en los últimos años del porfiriato, cuando del siglo XX, que en sus inicios gozaba de
al calor de las luchas obreras de Río la originalidad de ser el órgano del par-
Blanco y Cananea surgieron periódicos tido en el poder (más tarde sería propiedad
como El Paladín y La Lucha Obrera, que del gobierno) y se sostenía, sin rendir
denunciaban las condiciones de vida de cuentas a la ciudadanía, de los recursos
los trabajadores. del erario público.
39
Dos importantes diarios, Excélsior y La Prensa,
Estrada, fondo 11, serie 030400, exp. A -19/30, inv. se volvieron cooperativas. Otros pasaron a manos de
2046, leg. 1; Baldivia, Formación, 1981, pp. 166-122; facciones revolucionarias, como El Imparcial. Surgieron
Singer, Mordaza, 1993, y Musacchio, “1938”, 1990, periódicos como El Popular, afiliados a grupos obre-
p. 51. ros organizados.

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 127


PERIODISMO, ESTADO REVOLUCIONARIO publicidad: la publicidad que antes se tenía
Y ESFERA PÚBLICA que ganar contra la política secreta de los
monarcas y que desde entonces ha permi-
La historia del gremio periodístico en Mé- tido el control democrático del Estado.41
xico y de su audiencia es un fenómeno
paralelo a la evolución y fortalecimiento de Igualmente, tomamos como base el
la esfera pública.40 El planteamiento teó- trabajo realizado por Giovanni Sartori en
rico de este proyecto se basa en el análisis torno a la democracia y a los fenómenos
histórico que hace Jürgen Habermas de que la caracterizan, entre los cuales des-
este tema. Según él, la esfera pública se taca la existencia de un diálogo público.
define como: Sartori define a la opinión pública como
“una expresión que se remonta a los dece-
Un dominio de nuestra vida social en el que nios que precedieron a la revolución fran-
se puede formar semejante cosa como la opi- cesa de 1789.”
nión pública. En principio, el acceso a la esfe-
ra pública está abierto a todos los ciudadanos. El hecho de que la opinión pública emerge
Los ciudadanos actúan como público cuando –sea como expresión, sea como fuerza
tratan asuntos de interés general sin estar actuante, en concomitancia con la revolu-
sujetos a coerción ninguna; con la garantía ción de 1789, explica Sartori– está indicando
de que se pueden reunir libremente, expre- que la asociación primaria del concepto es
sar y publicitar sus opiniones libremente. una asociación política. Una opinión gene-
El poder coercitivo del Estado es, pues, ralizada (difusa entre un público amplio)
la contraparte de la esfera pública, pero no es puede existir, y de hecho existe, sobre cual-
parte de ella. […] El término “opinión pú- quier materia. No obstante, “opinión públi-
blica” se refiere a las funciones de crítica y ca” denota, en primera instancia, un público
control que el público ejerce informalmente interesado en la “cosa pública”. El público en
–o formalmente durante elecciones– de la cuestión es, sobre todo, un público de ciu-
autoridad estatal organizada. A la esfera pú- dadanos, un público que tiene opinión sobre
blica –como esfera que media entre la socie- la gestión de los asuntos públicos […] En
dad y el Estado, una esfera en la que se forma síntesis, “público” no es sólo el sujeto sino
el “público” como vehículo de la opinión también el objeto de la expresión. Se dice
pública– le corresponde el principio de que una opinión es pública no sólo porque
es del público (difundida entre muchos),
sino también porque implica objetos y mate-
40
El uso del concepto de esfera pública para ana- rias que son de naturaleza pública: el interés
lizar la relación entre los medios y la sociedad mexicana general, el bien común y, en sustancia, la res
es cuestionable porque surge del análisis de una reali- pública.42
dad europea muy distante a la problemática que vive
México en 1910. La falta de una teórica autóctona para
tratar estos asuntos, nos hace incluir esta problemá- A simple vista, dadas las circunstan-
tica como parte de este proyecto; es decir, parte de cias históricas del México del siglo XX,
nuestra tarea será aterrizar alguna conclusión teórica
41
que nos ayude a definir fenómenos como la opinión o Habermas, “Public”, 1991.
42
esfera pública en una realidad como la mexicana. Sartori, ¿Qué?, 2003, pp. 88-89.

128 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


resulta difícil hablar de la existencia de industrialmente y constituida como un esta-
una esfera pública fuerte. En México el do paternalista. […] Con la proliferación de
“público” del que habla Habermas parece la prensa y la propaganda el público se
tener un movimiento más involuntario expande más allá de los confines de la bur-
que consciente y los “medios” se acercan guesía. Junto con la pérdida de su exclusivi-
mucho más a las voluntades del Estado y dad social, el público pierde la cohesión que
de una elite de propietarios que a la vigi- le habían dado las instituciones de interac-
lancia y escrutinio del ciudadano sobre ción social y un relativo nivel educativo.
estos asuntos. Entonces, los conflictos que en el pasado
Habermas explica la historicidad del eran canalizados a la esfera privada ahora se
concepto de “esfera pública” que se forma quedan en la esfera pública. Las necesidades
hasta el siglo XVIII en una situación histó- de ciertos grupos que no pueden ser satisfe-
rica concreta. Las discusiones públicas pro- chas en un mercado que se autorregula, tien-
tegidas institucionalmente y que toman, den hacia la regulación del Estado. La esfera
con una intención crítica, el ejercicio de la pública que ahora tiene que mediar estas
autoridad política como tema –explica demandas, se convierte en un campo de
Habermas– no han existido desde tiempos competencia entre intereses en la forma
inmemoriales, se desarrollan sólo en una cruda de confrontación forzada. En vez de
fase específica de la sociedad burguesa. un consenso adquirido por personas privadas
Sólo en virtud de una constelación especí- en una discusión pública […] lo que preva-
fica de intereses se pudieron incorporar al lece son conflictos entre intereses privados
orden del Estado burgués constitucional. en conflicto. Este fenómeno produce una
Si tomamos en cuenta esta idea, resulta especie de re-feudalización de la esfera
fundamental la necesidad de entender la pública. Organizaciones de gran escala bus-
esfera pública como un producto histó- can compromisos con el Estado y entre ellas
rico cuyo estudio se relaciona con la his- (si es posible a puerta cerrada); pero al
toria de la ciudadanía, sus límites y liber- mismo tiempo buscan por lo menos asegu-
tades de ejercicio. De existir, tal producto rarse la aprobación plebiscitaria de la masa
tiene una trayectoria específica y muy par- de la población a través del despliegue de
ticular en México, y en su relación con los una forma organizada de publicidad.
medios y el periodismo también ha de La esfera pública política en el Estado
historiarse. paternalista se caracteriza por un singular
Habermas continúa analizando el caso debilitamiento de sus funciones críticas.
de la esfera pública en “democracias cor- Mientras que en algún momento la “publi-
porativistas con Estados benefactores”. La cidad” tenía la intención de sujetar a las per-
descripción de estos casos se acerca mucho sonas o las cosas al uso público de la razón y
más a la circunstancia mexicana después hacer que las decisiones políticas fueran sus-
de los treinta y puede funcionar como ceptibles a revisión frente a la tribuna de la
punto de partida de este estudio. opinión pública, hoy sirve como soporte de
estrategias, acciones y principios secretos de
El modelo liberal de la esfera pública […] los grupos de interés.43
no es aplicable a las relaciones actuales den-
tro de una democracia de masas avanzada 43
Ibid.

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 129


Si esta descripción se extrapola a un cas que pusieran en peligro sus propios
análisis sobre el periodismo, apunta por intereses. Parte de la elite de hacendados
lo tanto hacia una idea del periodismo y su clientela de trabajadores rurales, junto
como un espacio que sirve a principios de con algunos grupos populares encabeza-
determinados grupos de interés y no actúa dos principalmente por Pascual Orozco y
como medio de intercambio de opiniones Emiliano Zapata, lograron derrocar a Por-
razonadas sobre la actividad del Estado. firio Díaz. Se llevaron a cabo elecciones
El periodo que describe este trabajo es un libres que representaron sin duda un avan-
lapso de descomposición de una dictadura ce democrático, sin embargo, el Estado
y la construcción de un sistema político porfiriano y la estructura de las haciendas
distinto que acabaría siendo similar a lo quedaron intactos.
que describe Habermas.44 En caso de exis- Madero logró transformaciones funda-
tir, la esfera pública mexicana se caracte- mentales que tendrían como resultado la
riza entonces por el singular debilitamiento radicalización del movimiento armado y
de sus funciones críticas. El periodismo, acarrearon consigo la trágica y paradójica
y su aparente deterioro, se enmarcan pues consecuencia de cultivar el terreno para
en esta circunstancia. su debacle. En el ámbito social y político,
El corto lapso de aliento de la esfera Francisco I. Madero colaboró con la de-
pública está íntimamente relacionado con mocratización de la sociedad. Dio plena
las innovaciones y enmiendas que en libertad a la prensa, concedió a los trabaja-
materia social, política y económica pro- dores el derecho a huelga, legalizó los sin-
puso la revolución. A partir de 1910 las dicatos y, aunque intereses de viejo cuño
reformas más radicales que transformaron se interpusieron a sus buenas intenciones,
a la sociedad mexicana se realizaron en fomentó las elecciones libres. Asimismo,
tres fases.45 La primera etapa, entre 1911 incrementó el potencial revolucionario de
y 1913, fue una revolución moderada en- las clases populares con la promesa incum-
cabezada por miembros de la elite domi- plida del reparto agrario. Provocó el dis-
nante que deseaban cambios políticos, gusto generalizado de quienes lo habían
pero no transformaciones socioeconómi- apoyado con las armas cuando decidió
mantener intacto al ejército y a los cua-
44
Un muy interesante análisis de la esfera pública dros políticos del Estado porfiriano, apo-
y la prensa se realizó en algunas ponencias del Con- yando a miembros de la elite para ocupar
greso Republic in Print: Mexican Journalism in Socio- puestos políticos.
logical and Historical Perspective, noviembre 12-13, Destapó una válvula que ventilaría el
1999, Lomnitz, “Press”, 1999. Lo han tratado con cúmulo de graves problemas sociales que
particular interés: Forment, Democracy, 2003, y Picca- la dictadura había escondido a base de
to, Tyranny, 2010. fuertes dosis de autoritarismo. Por su pro-
45
La periodización de la revolución de 1910 ha
tenido muchas interpretaciones. Para efectos del aná-
pia voluntad o por omisión, no fue capaz
lisis que busca este artículo, me suscribo a la periodi- de resolver estos asuntos. Sin embargo, el
zación propuesta por Friedrich Katz, que divide este saldo de sus acciones fue positivo. Permi-
proceso en tres etapas que atienden al grado de radi- tió que se ventilaran los dramas sociales
calización de las reformas que culminan en el sexe- que habían incubado una cruenta guerra
nio cardenista. Véase Katz, Guerra, 1982, p. 153. civil y, por consiguiente, que se explorara

130 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


su solución. En esto, la prensa tuvo una Algunos autores han atribuido la debi-
muy importante labor. lidad de Madero para lidiar con la prensa
No se puede negar la importancia his- a su carácter ingenuo. También se le acha-
tórica de Madero como promotor de la ca la flaqueza de haber sido incapaz de
apertura de los medios, en aquel entonces controlar la oposición a su régimen. Los
limitados a la prensa escrita, aunque ya iba ataques periodísticos a Madero provinie-
comenzando el cinematógrafo. Duran- ron mayormente de los sectores conserva-
te el régimen maderista, la libertad propi- dores de la sociedad, el partido católico y
ciada permitió el desarrollo del periodismo las viejas estructuras porfirianas.47 Tam-
en diferentes sentidos. El gremio periodís- bién de aquellos que comenzaron la lucha
tico gozó de una libertad sin precedentes. a su lado y se decepcionaron de su actua-
Junto con muchos otros factores, como la ción una vez que ocupó la silla presiden-
conspiración del embajador estadunidense cial. ¿Qué tanto daño podría hacer una
Herny Lane Wilson, la falta de apoyo del mala prensa a un presidente en una socie-
gobierno de Estados Unidos y otros países dad eminentemente rural, con un sector
a Madero, la oposición de las fuerzas popu- muy reducido de la población que sabía
lares y del ejército, la libertad de expresión leer? Directa o indirectamente, al ventilar
debilitó la figura política de Madero que, el descontento las páginas de los diarios
ante una prensa libre, fue víctima de una terminaban por retroalimentarlo. Además,
crítica ilimitada y sin censura. La revolución lo que se publicaba en los diarios tenía un
maderista fue muy significativa para la his- efecto directo en la opinión internacional.
toria del periodismo en otro sentido: mu- Los informes de los embajadores y cónsu-
chos de los periodistas que ocuparían un les sobre el régimen maderista reflejan las
lugar protagónico en los diarios durante el imágenes vertidas en la prensa nacional y
periodo de la revolución armada y la etapa local. Mucho de la imagen negativa de
posrevolucionaria, se formaron en los cua- Madero que se construyó en el exterior
dros maderistas y viceversa, una buena emanó de lo leído en la prensa. Lo escrito
parte del apoyo de la clase media baja con en los diarios era un elemento central de
el que Madero se fortaleció, estaba formado las querellas de la clase política.
por periodistas o redactores de periódicos.46 La aparente incompetencia del após-
Igualmente, en esta turbulenta faceta de la tol de la democracia fue más bien un acto
vida nacional, los periodistas que se afilia- de fe, el producto de un ánimo utópico
ron a la facción huertista o se vincularon al convencido de la posibilidad de que Méxi-
partido católico adquirieron una presencia co viviera en democracia.48 Tan buenas
política significativa.
47
Rodríguez, “Discurso”, 1991.
46 48
Entre los periodistas que se formaron en los Stanley Robert Ross dice: “Los amigos y alle-
cuadros maderistas están: Juan Sánchez Azcona, Ra- gados de Madero lo instaban a tomar alguna medida
fael Pérez Taylor, Rafael Martínez “Rip Rip”, Félix F. para regular la prensa, pero el presidente resistió a
Palavicini, Luis Cabrera, Querido Moheno, Silvestre todo esfuerzo encaminado a callarla. ‘Prefiero hun-
Terrazas, Carlos R. Menéndez, Jesús Urueta, Trinidad dirme con la ley que sostenerme sin ella’. Sin embar-
Sánchez Santos, Paulino Martínez, José María Pino go, los ministros Hernández y Díaz Lombardo dis-
Suárez y Diego Arenas Guzmán. cutieron la suspensión del artículo 7 de la Constitu-

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 131


intenciones se mezclaron con la imposibi- independiente, revolucionaria, pero un
lidad real de controlar las circunstancias beneficio a la prensa conservadora que
políticas y militares que le fueron adver- apoyó al dictador.
sas. Madero cometió errores fatales. No Tras la caída de Madero, la segunda
desmanteló la estructura estatal porfiriana fase de la revolución entre 1913 y 1914
y propició su caída. fue más radical que la primera y tuvo efec-
Álvaro Matute nos ha legado una clave tos irreversibles. Los grupos populares
explicativa fundamental en relación con el armados no aceptaron deponer las armas y
tema del periodismo en la etapa maderista: sus demandas llegaron más allá del
las cámaras y los periódicos se convirtieron reclamo democrático. Como consecuen-
en verdaderos espacios públicos. Matute cia de la polarización, se desmantelaron
destaca un estrecho vínculo entre la Cáma- por completo el Estado y el ejército por-
ra de Diputados y la prensa, ya que mu- firianos. Fuerzas que exigían reformas
chos diputados eran periodistas, directores sociales radicales impugnaron la jefatura
o dueños de periódicos. La apertura bene- revolucionaria de la elite. Grupos contra-
ficia a ambas arenas de la vida pública. La rrevolucionarios intentaron retomar el
actividad parlamentaria se prolongaba poder por la vía armada, y los estratos cam-
en la prensa y llega de esta manera a un pesinos se radicalizaron, el movimiento
círculo más amplio de participantes –si revolucionario se dividió y la fractura men-
bien pasivos– en la política.49 El perio- guó su fuerza. Esta etapa abrió paso a una
dismo, en estrecha relación con la clase guerra civil que duró hasta 1920, con bro-
política, siendo parte de ella o su repre- tes de rebelión armada hasta 1938. Este
sentante, extendió el debate de un Con- momento coincidió con la primera guerra
greso plural al público lector para hacerlo mundial, que colocaría a México, como
partícipe del diálogo. país productor de petróleo, en el centro de
En todos sentidos, la dictadura de una estratégica lucha entre las potencias
Victoriano Huerta representó un retroceso en guerra. Estos países necesitaban asegu-
en el camino de la sociedad mexicana rar el control de tan valiosa materia prima
hacia el cambio democrático y en gran y chocaron constantemente con los ímpe-
medida se convirtió en una dictadura más tus nacionalistas de los líderes revoluciona-
dañina que la de Díaz. Este paréntesis sig- rios. Los ecos de la conflagración mundial
nificó un terrible traspié para la prensa llegaron hasta la prensa mexicana.
Una vez que se desató la guerra entre
los mismos revolucionarios, Carranza uti-
ción (relativo a la libertad de prensa) con la Comisión lizó a la prensa como herramienta para
Permanente del Congreso. Palabras dichas en esta convencer a la opinión pública de su pro-
reunión se ‘filtraron’ fuera, y Madero fue acusado yecto político. Sus adversarios, Villa y
inmediatamente en la prensa y en el local del Con-
greso de tiranía y de suprimir el derecho de libre
Zapata, hicieron un uso mucho más mo-
expresión, a pesar de que había prometido que ‘no desto de los periódicos, pero no desde-
pondría ninguna valla a la libertad, ya que sus actos ñaron sus posibilidades. Carranza creó
estaban guiados por la verdad y la honradez’”. Ross, periódicos oficiales y para dar una apa-
Francisco, 1959, p. 225. riencia de pluralidad apoyó con subsidios
49
Matute, “Prensa”, 1995, pp. 63-70. a periódicos menores. En esto se asemejó

132 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


más a Díaz que a su antecesor Francisco I. ticas al régimen se publicaban, pero mu-
Madero.50 chas estaban subvencionadas por el go-
Desde que ocupó la presidencia, la bierno. Estas tácticas se repetirían años
relación del Primer Jefe del Ejército Cons- después cuando el terreno de la política
titucionalista con los periodistas fue menos era un dominio exclusivo del partido úni-
permisiva. Con flagrancia, intentó con- co. Las polémicas públicas existieron pero,
trolar, cooptar y reprimir a la prensa ha- en muchos casos, carecían de autenti-
ciendo uso de una práctica peculiar: los cidad. Daban una apariencia de libertad
notorios “viajes de rectificación”, una cen- de expresión, pero eran orquestadas desde
sura burda y poco sutil. Su alcance no fue el poder.
tan contundente como para que Carranza El impulso represor chocó con facto-
lograra controlar por entero el espacio de res sociales y políticos que escaparon
la opinión. Si algún diario publicaba al control de la facción carrancista. Con el
determinado informe o versión que no estallido de la primera guerra mundial,
concordara con la visión del régimen, se barreras externas bloquearon la estrategia
forzaba al reportero o al responsable de la carrancista. Las potencias que se batían en
publicación a regresar al lugar de los el conflicto bélico, sobre todo Estados
hechos escoltado por un piquete de sol- Unidos y Alemania, tomaron los perió-
dados para rectificar sus dichos.51 Las crí- dicos mexicanos como plataformas para
emitir mensajes propagandísticos y mani-
50
Una relación del Departamento de Prensa e pular el sentir de la opinión pública. Los
Información Pública manifiesta los elementos mate- alemanes procuraban alebrestar los áni-
riales ministrados por la Secretaría de Gobernación a mos entre México y Estados Unidos para
diversos periódicos entre octubre de 1915 y mayo de generar hostilidad entre las dos naciones,
1916. Los suministros se daban en efectivo (desde distraer a los estadunidenses y prevenir
560 pesos hasta 104 670 dólares en el caso de El Pue- que se involucraran en la lucha de ultra-
blo) o en recursos materiales (latas de tinta, rollos y mar. Los periodistas mexicanos quedaron
resmas de diferentes tipos de papel, láminas de zinc,
botes de aceite lubricante). La lista de las publicacio-
atrapados entre la lucha de facciones y
nes que recibieron dichos suministros es larga: El líderes revolucionarios regionales y la
Demócrata, El Pueblo, Ariete, Faros Magazine, Revista de manipulación de las potencias extranje-
Revistas, El Correo Español, Boletín Militar, Acción Mun- ras. Esta difícil coyuntura les abrió una
dial, El Liberal, El Constitucional, La Mujer Moderna, El amplia gama de posibilidades de acción.
Combate, Regeneración, 30-30, Revista México, El Padre Generó un ambiente donde los periodis-
Padilla, Revista Nacional, La Ilustración Mexicana. tas mexicanos adquirieron una función y
Departamento de Prensa e Información Pública, “Re- una responsabilidad que, en momentos
lación que manifiesta los elementos materiales minis- clave, les dio un carácter comparable al
trados por la Secretaría de Gobernación, a los periódi- de los representantes diplomáticos. El
cos que se editan en esta ciudad y a diversos, durante los
meses de octubre de 1915, a la fecha; y pecuniarios
periodista mexicano podía irradiar una
hasta el mes de abril ppdo.” México, D. F., mayo de opinión favorable a cualquiera de las posi-
1916, en AGN, Periodo revolucionario, vol. 61 exp. 15. ciones en conflicto. Los diarios mexicanos
51
René Capistrán Garza describe con detalle fueron voceros de la germanofilia, de la
cómo fue sometido a esta práctica, véase Capistrán, defensa del discurso pronorteamericano,
Andanzas, 1958, pp. 16-19. lanzaban loas a la democracia o manifes-

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 133


taban un furioso sentimiento antiyanqui.52 se plasmaba el reconocimiento social y el
En medio de la guerra ideológica algunos respeto al trabajo de los periodistas y, en
cultivaron y fortalecieron el discurso nacio- sentido opuesto, se institucionalizaban los
nalista revolucionario. El gobierno carran- mecanismos de control. La Ley de Impren-
cista tenía que combatir, a un mismo tiem- ta se aboca en su totalidad a definir todas
po, a grupos revolucionarios con enorme aquellas expresiones que constituyen ata-
apoyo popular y a ejércitos contrarrevolu- ques a la vida privada (daños al honor o a
cionarios, la presión propagandística de los la estimación pública de las personas),
países extranjeros y su propia debilidad. a la moral (propagación de vicios y ultra-
En ese contexto se redactó la revolucio- jes al pudor), al orden o la paz pública
naria Constitución de 1917. Los artículos (ridiculización de las instituciones fun-
sexto y séptimo contenían los siguientes damentales del país e injurias a la nación
enunciados lapidarios: “la manifestación mexicana, excitación a la anarquía) y las
de las ideas no será objeto de ninguna in- penas que corresponden a los violadores
quisición judicial o administrativa” y: de estas cláusulas. Otros artículos inciden
en la factura de los impresos, controlando
es inviolable la libertad de escribir y publi- el registro ante las autoridades de los res-
car escritos sobre cualquier materia. Nin- ponsables del establecimiento de impren-
guna ley ni autoridad puede establecer la tas. Por ejemplo, para que la circulación
previa censura, ni exigir fianza a los autores de los impresos no incurriera en delito
o impresores, ni coartar la libertad de im- alguno, la ley exigía que contuvieran el
prenta, que no tiene más límites que el res- nombre de la imprenta o local donde se
peto a la vida privada, a la moral y a la paz hubiera hecho la impresión junto con el
pública. En ningún caso podrá secuestrarse nombre del autor o responsable del
la imprenta como instrumento del delito.53 impreso. La ley también consignaba a los
responsables de las representaciones tea-
En tanto el Congreso de la Unión trales y a los directores de las publicacio-
reglamentaba los anteriores artículos cons- nes periódicas por los contenidos de las
titucionales, Carranza decretó la Ley de mismas. Novedosamente, la ley oficiali-
Imprenta. Esta se convertía en el marco zaba el derecho a réplica del público:
regulador del quehacer periodístico y al
aterrizar las especificidades que norma- los periódicos –aclara– tendrán la obliga-
rían esta actividad, impondría restriccio- ción de publicar gratuitamente las rectifi-
nes en apariencia contrarias al espíritu caciones que las autoridades, empleados o
libertario de la Constitución. Por un lado particulares quieran dar a las alusiones que
se hagan en sus artículos […] siempre que en
52 la respuesta no se usen injurias o expresiones
Los diarios que más claramente definieron sus
filias y fobias en la primera guerra mundial fueron
contrarias al decoro del periodista.54
El Universal (a favor de Estados Unidos) y El Demócrata
(proalemán). Al respecto, véanse Katz, Guerra, 1982; Esta es la única cláusula en la que se
Parra, “Primera”, 1980; Ross, “Historiador”, 1965, p. habla, indirectamente, de los derechos de
373-374, y Serna, “Periodistas”, 2010, pp. 207-235.
53 54
Constitución, 1985, pp. 17-24. Carranza, “Ley”, 1917.

134 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


los periodistas. Si bien la Ley de Imprenta entrada a una era de información indus-
de 1917 no cambió mucho el panorama trializada. Los elementos distintivos de
de los periodistas, un grupo de constitu- esta modernidad son un diarismo noticio-
yentes logró colar una reforma en el ar- so e informativo al estilo estadunidense,
tículo 20 donde se decía que los periodis- donde destacan la nota roja y el amarillis-
tas que fuesen juzgados por la acusación de mo, el tamaño tabloide, el abaratamiento
difamación o calumnia, en donde estu- de los precios por ejemplar, grandes tira-
viera envuelto un funcionario público jes e impresiones en rotativas. El cuerpo
como sujeto de la crítica, serían juzgados de redacción se profesionaliza y se trans-
por medio de jurados populares. forman los mecanismos de obtención de
En la etapa radical de la revolución, noticias.
en medio del caos y la destrucción causa- El México de los veinte sufrió los sín-
dos por la guerra, se consolidó el perio- tomas del desgaste de diez años de guerra.
dismo “moderno” que había nacido en el Al mismo tiempo, con el fin de la fase ar-
porfiriato.55 Los orígenes de la prensa mada, prosperó un sentimiento enfocado
moderna están en discusión. Hay quienes en la reconstrucción y la cosecha de los
toman El Imparcial (1896) como el origen logros de la revolución. Algunos proyec-
de una prensa moderna y otros que seña- tos, como la cruzada educativa de José
lan a los periódicos que surgen en el perio- Vasconcelos, demostraron los bríos con
do constitucionalista, El Universal (1916) que la utopía pretendía hacerse realidad.
y Excélsior (1917), como los precursores de Junto a estos desplantes de grandeza revo-
un nuevo estilo.56 Otros estudios marcan lucionaria, se hizo evidente el daño cau-
el inicio de la modernidad del periodis- sado por la violencia y afloró el cáncer de
mo mexicano en la república restaurada la corrupción. Esta realidad dio pie al cues-
(1867-1876), cuando surge y se fortalece tionamiento del cariz que iba tomando la
la figura del reportero en México, apare- realidad posrevolucionaria. Esta crítica
cen nuevos géneros como el reportaje y la empezaría a ventilarse en la novela de la
entrevista y publicaciones populares muy revolución mexicana, que ya mostraba una
baratas que pueden compararse a la penny profunda desilusión ante los resultados de
press estadunidense.57 Este momento mar- la revolución, y parte de ella trascendió a
ca el fin del periodismo doctrinario y la los diarios.
El periodismo, en su calidad de inter-
55
He trabajado sobre el periodismo moderno mediario entre la sociedad y el Estado,
después del porfiriato en Serna, “Periodismo”, 2013. siendo una de las vías por las que se cana-
56
Entre aquellos que consideran El Imparcial lizaban tales sentimientos y un espacio
como el diario que inicia la modernidad del perio- donde se confrontan diferentes opciones
dismo están: Palavicini, Vida, 1937, pp. 191-192;
Luis G. Urbina, “Reyes Spíndola y la prensa moder-
políticas pasó, como el resto de la socie-
na”, Excélsior, 19 de enero de 1922; García, Periódico, dad de aquellos tiempos, por un proceso
2003, y Ruiz, Diccionario, 2000, pp. 697-698. de evaluación y reconocimiento de sus
57
Los estudios de Laura Edith Bonilla e Irma funciones. En el escenario del régimen
Lombardo sobre los primeros reporteros hablan de
un periodismo moderno previo a la creación de El 2004, y “Función”, 2004, y Lombardo, Opinión, 1992,
Imparcial. Bonilla, “Reportaje”, 2003; “Revista”, y “Figura”, 1998.

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 135


obregonista, que hacía un esfuerzo por la revolución algunos periodistas mexica-
legitimarse imponiendo paradójicamente nos cumplieron con la función de legiti-
un autoritarismo cubierto de un velo de- mar la lucha revolucionaria y publicitarla
mocratizador, el trabajo periodístico osciló en el extranjero. Para el régimen obrego-
entre las inercias de la fase armada, donde nista esta sería una práctica obligada y una
los escritos respondían a la lucha política estrategia de supervivencia.
de facciones, y los nuevos bríos moder- La sabiduría política de Álvaro Obre-
nizadores, donde la información y la inde- gón como caudillo revolucionario le per-
pendencia eran valores centrales para el mitió aflojar las riendas de la relación del
oficio. poder presidencial con los escritores de los
En algunos sentidos, los gobiernos diarios. En su talante flotaba la remi-
sonorenses de los años veinte reforzaron niscencia de la utopía maderista aunque
las tendencias de etapas precedentes y con- su acercamiento al asunto era innovador.
solidaron una profunda revolución social Obregón respondía a los abusos de poder
en México. En otras líneas significaron un de líderes y jefes militares convertidos en
retroceso en relación con las reformas so- gobierno y a los excesos que la revolución
ciales, la apertura y la libertad de expre- venía representando. La corrupción ame-
sión. Álvaro Obregón reconoció la nece- nazaba con deshacer las fibras del proyecto
sidad de repartir tierras y se acercó a los revolucionario y el presidente convocó a
obreros. Asimismo, se comprometió a res- la prensa independiente como el fiel de la
petar el trabajo de los periodistas, a quie- balanza con cuya crítica y vigilancia, es
nes necesitaba para mejorar su imagen decir, cumpliendo con la función de vocear
ante la opinión pública nacional y extran- la opinión generalizada sobre los servido-
jera. Utilizó los servicios de periodistas a res y las autoridades públicas, se fortalece-
sueldo para realizar una campaña positiva ría la moral de la revolución.
en torno a México y su gobierno revolu- Álvaro Obregón tenía la costumbre de
cionario, particularmente en Estados Uni- escribir –y escribir bien– en los diarios.
dos, cuyas autoridades, imputándole una En ocasiones generó debates muy signifi-
fiera reputación bolchevique, le negaban
el reconocimiento.58 Desde los inicios de 1919, en ACT, fondo Álvaro Obregón-PR-, fondo 11,
serie 020700, exp. C12-60, inv. 808, leg. 1; Carpio
58
Si bien no se ha estudiado a fondo el trabajo a Obregón, 19 de julio de 1919, en ibid., fondo11,
propagandístico de Obregón en Estados Unidos, hay serie 030100, exp. C-5/108, inv. 1177, leg. 1, y Ma-
evidencia de cómo se empleó a Manuel Carpio para nuel Carpio a Álvaro Obregón, en AGN, Documen-
publicar artículos que favorecieran la imagen de tación de la administración pública, 1910-1985,
México allende el río Bravo y hacer una campaña pro- fondo Obregón-Calles, caja 225, exp. 729-C-2. Otros
pagandística pro Obregón. Carpio trabajó en el De- periodistas que pueden haber participado en este
partamento de Informaciones para la prensa extran- esfuerzo, aunque no tenemos evidencia clara de ello,
jera, diseñó el proyecto de la Oficina General de son M. Uribe y Mendoza, José Campos, José de Jesús
Informaciones de la República Mexicana en 1921. Núñez y Domínguez, L. D. Walker, Luis Tornel
Manuel Carpio a subsecretario de Relaciones Exterio- Olvera, Leopoldo Zamora Plowes, Francisco Zamora,
res, en AGN, Documentación de la administración E. Herrera y Cairo, Miguel Martínez Rendón, R. de
pública, 1910-1985, fondo Obregón-Calles, caja 37, la Huerta, Wilfred E. Weigand, J. Lara, licenciado
exp. 104-0-1; Carpio a Obregón, 13 de enero de R. Herrador Calvo, F. Y. Osorio, Teodomiro L. Vargas.

136 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


cativos con los periodistas. En una de estas gobierno de Obregón, que se había echado
conversaciones a finales de 1921, el presi- encima una reputación de radical. Como
dente reconocía el respeto a la libertad de consecuencia del enfriamiento en las rela-
prensa y la función de intermediación entre ciones entre el gobierno mexicano y las
la sociedad y el Estado que le correspondía naciones con recursos, los préstamos y
a los periodistas.59 Según el presidente, la las inversiones no fluían a las arcas del pre-
prensa en aquellas épocas revolucionarias sidente. La guerra había hecho trizas la
tenía el deber de expresar el juicio moral infraestructura que había sido el orgullo
del tribunal de la opinión pública. Madero de la clase política porfiriana: los ferroca-
había liberado a la prensa, pero Obregón le rriles estaban en ruinas y su parálisis daña-
otorgaba discursivamente una función que ba cotidianamente la economía. Con el fin
era necesaria para el buen funcionamiento de la guerra mundial la demanda interna-
del Estado. Esta idea implicaba una visión cional de combustible disminuía y la in-
mucho más profunda y moderna de cómo dustria petrolera entraba en un periodo de
debía funcionar una sociedad mexicana desaceleración de la productividad. El fac-
verdaderamente revolucionaria. cionalismo que la revolución había engen-
El presidente Obregón no era precisa- drado hacía inminente el peligro de nue-
mente un demócrata. Bien conocido es su vas revueltas y golpes militares. La facción
fallido intento de reelección que, en vez obregonista no controlaba por entero los
de llevarlo a la silla presidencial, le deparó diarios, muchos estaban en manos oposito-
la muerte. Martín Luis Guzmán lo inmor- ras y podrían ser partícipes, como actores
talizaría como uno de los personajes de su secundarios, de rebeliones en su contra. En
célebre novela La sombra del caudillo, que lugar de reprimirlos, Obregón optó por la
echaron mano de prácticas autoritarias y estrategia de hacerles la corte.
violentas para hacerse del poder, como la Un ingrediente activo en la fórmula
desaparición física de los candidatos opo- de la relación entre el Estado, la prensa y
sitores, la manipulación del voto, el apoyo la sociedad es el efecto de la revolución en
y el acarreo popular con prebendas a líde- la psique de los mexicanos. Mucho tarda-
res corruptos. ¿A qué podemos achacar rían aún los principios democráticos en
entonces tan magnánima actitud frente al penetrar de lleno en la cultura política
cuarto poder? mexicana. Sin embargo, ciertos factores
Una posible explicación del reconoci- habían cambiado por completo las reglas
miento de Obregón del peso de la opinión del juego en el binomio gobierno y gober-
crítica es la fragilidad del Estado a princi- nados. Aquello que el historiador Frie-
pios de los años veinte. Aunque México drich Katz llamaba “el viejo orden de las
empezó a vivir a la par del mundo el bulli- haciendas”, había sido desmantelado.60
cio de esta década, el erario público estaba Un ejemplo de esto se ve en el discurso
en ruinas. Los países europeos y el vecino que Carlos Ortiz, editor propietario del
Estados Unidos tardaban en reconocer al Máscaras, El Semanario de la Época pronun-
ció en una manifestación de 1926 y envió
59
Material para un libro de impresos, 7 de noviem- por escrito al presidente Calles:
bre de 1921, en ACT, fondo Álvaro Obregón, fondo
60
11, serie 040200, leg. 15, exp. 2, inv. 4796. Katz, “Fin”, 2006, pp. 191-231.

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 137


El capataz, el negrero –decían las palabras Las preocupaciones de Madero seguían
del ufano editor–, han pasado por la magia vigentes y no resueltas. La democracia era
de la magna revolucón social que ha sacu- un valor codiciado pero inalcanzable que
dido durante dieciséis largos años a la nación había provocado la revolución y costado
mexicana, a la calidad de sombríos persona- muchas vidas. Aunque la inercia histórica
jes de novela; en los campos y en las fábri- de una cultura autoritaria hacía retornar
cas, entre jadear de yuntas y estrépito de a México, una y otra vez, a la irremediable
maquinaria suena claro y majestuoso el him- certeza de su incapacidad para lograr el
no del trabajo y de la libertad y se eleva hasta cambio decisivo, el sistema político pos-
el cielo como una epifanía.61 revolucionario se fue construyendo sobre
la falacia de guardar las apariencias demo-
Esta nueva realidad, acompañada del cráticas.
reparto agrario, elevó al sector campesino El ascenso a la presidencia de Plutarco
de la sociedad –que había empuñado las Elías Calles en 1924 marcó un severo
armas para lograr estos beneficios– a la retroceso en el camino hacia la apertura. La
categoría de participante activo en los cerrazón del régimen se agudizó durante
asuntos políticos del país. A través de las la crisis entre la Iglesia y el Estado, en
urnas, por medio de la revuelta, o por es- la cual se confrontaron los principios ra-
crito, estos sectores tenían voz y forma- dicales del gobierno revolucionario con
ban parte de la opinión pública. La clase los valores conservadores católicos de la
media, que en buena medida había sido sociedad. De este choque emergió el mo-
precursora de la revolución, hallaba ahora vimiento cristero y la guerra civil que
nuevos espacios de acción en la burocra- cimbró a México entre 1926 y 1929. El
cia y la estructura económica mexicanas. gobierno de Calles recurrió a la represión
De hecho, la facción sonorense que ahora directa y violenta de las voces que disen-
ocupaba el poder encarnaba el ascenso tían con el perfil de su gobierno. La con-
a la clase política de los sectores medios. tención oficial abarcó todas sus posibles
Con la muerte de Carranza habían desa- formas, desde la censura, el destierro, la
parecido los últimos vestigios de la elite persecución, el juicio y el encarcelamiento,
porfiriana en el poder.62 Como se ha di- hasta la desaparición física de periodistas
cho, la manufactura de los diarios estaba y escritores católicos. El hecho de que este
en manos de la clase media. De alguna conflicto se originara en el terreno ideoló-
forma, el diálogo entre Obregón y los gico, en el plano de las creencias, pero
periodistas era una conversación entre deviniera en una guerra armada, dio pie a
iguales.63 que el Estado pretextara la validez de su
furiosa reacción. En su lógica, no se ata-
61
Carlos Ortiz a Plutarco Elías Calles, México, 3
caba la libertad de expresión sino el sus-
de agosto de 1926, AGN, ramo Documentación de la
tento escrito de un ejército apoyado por
administración pública 1910-1985, fondo Obregón- la Iglesia que atentaba contra el proyecto
Calles, caja. 36, exp. 104-L-23. revolucionario y la seguridad nacional.
62
Barrón, Carranza, 2009. Quienes más padecieron las estrategias
63
He desarrollado este asunto con más detalle silenciadoras del régimen fueron los edi-
en Serna, “Periodismo”, 2007. tores y escritores de la prensa opositora

138 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


católica. Entre ellos estaban editorialistas flicto en el que chocaban puntos de vista
y periodistas que tenían una presencia tan opuestos y que tocaban un ámbito tan
importante en diarios con influencia pú- privado como el de la fe, acentuó la nece-
blica como Eduardo Pallares, Jesús Guiza sidad que ya había generado la gesta revo-
y Acevedo y José Elguero, que escribía en lucionaria entre la gente de mantenerse
Excélsior, y fueron desterrados.64 También informado y, sobre todo, de opinar sobre
sufrieron una fuerte represión los respon- los acontecimientos.
sables de publicaciones más panfletarias La revolución de 1910 se ha caracte-
como Gladium (Guadalajara) y Desde mi rizado por la carencia de un claro corpus
Sótano (Aguascalientes). ideológico.66 A diferencia de la revolu-
El conflicto religioso generó la prolife- ción soviética, que había nacido de un
ración de ediciones e incrementó el nú- liderazgo intelectual que oponía a la rea-
mero de lectores atraídos y preocupados lidad existente las premisas teóricas del
por este drama que cimbró las concien- marxismo, en México la revolución sur-
cias. Los partidarios de las políticas del gió como un espontáneo movimiento
callismo, incluida la persecución de los social comandado por líderes populares.
católicos, quienes eran considerados como Aun cuando el rompimiento con la dicta-
enemigos de la revolución, constituyeron dura porfiriana en 1910 había significado
un grupo de ávidos lectores.65 Un con- una profunda división de la sociedad, hasta
64 AGN, ramo Documentación de la administración
Fernando Diez de Urdanivia, “Figuras de Excél-
sior: José Elguero”, Excélsior, 18 de marzo de 1957, pública 1910-1985, fondo Obregón-Calles, caja 35,
pp. 6 y 15; Ruiz, Diccionario, 2000, p. 250; González, exp. 104-L-23, leg. 1. Otras cartas similares hablan
Ronda, 1984. pp. 76-77, y Juan R. Platt a Plutarco de lectores de la prensa preocupados por las noticias
Elías Calles, 3 mayo de 1928, en AGN, ramo Docu- que se vierten en los periódicos. Morris J. B. Boertz
mentación de la administración pública, 1910-1985, a Abelardo L. Rodríguez, 31 de octubre de 1934 en
fondo Obregón-Calles, caja 194, exp. 609-R-5. ibid., fondo Abelardo L. Rodríguez, caja 105, exp.
65 514/16.
Uno de los expedientes del fondo Obregón-
66
Calles en el Archivo General de la Nación contiene Mucho se ha hablado de la ideología y la revo-
una serie de cartas donde la gente extiende sus felici- lución mexicana. Córdova, Ideología, 1984; Womack,
taciones al presidente por su trabajo en contra del Zapata, 1987, y Gilly, Revolución, 1994. Alan Knight
clero católico y por la aplicación de las leyes de extran- quien, entre sus virtudes como historiador tiene la
jería. Entre ellas hay muchas cartas de logias masóni- capacidad de sintetizar las aportaciones historiográfi-
cas y de sindicatos. Una de ellas dice: “Habiendo cas en el terreno de lo escrito sobre la gesta de 1910,
seguido el curzo de las notisias dadas por la Prenza y que ha realizado estudios específicos sobre la parti-
capitalina con relación al asunto referente a las decla- cipación y las contribuciones de los intelectuales en la
raciones hechas por el Arsobispo de Mexico, y, en misma, dice al respecto: “la ideología tuvo su papel,
vista de la actitud que Ud. ha tomado como primer y un papel importante, en la revolución: en particu-
Magistrado de la Nación; el Sentro Sindicalista de lar, fue el preludio vigoroso del movimiento, y estuvo
este lugar en representación de todo el conglomerado presente en una larga serie de temas sutilmente modu-
que lo integra, felisita a Ud. y se adiere á su obra para lados al final. Pero durante el periodo central de la
los momentos de prueba.” (Los errores ortográficos revolución (entre 1911 y 1915) enmudeció. Y el papel
son copiados textualmente del original y muestran del intelectual clásico, creador y proveedor de ideolo-
el origen socioeconómico del firmante). J. D. Hernán- gías, siguió un camino yuxtalineal.” Knight, “Intelec-
dez a Plutarco Elías Calles, 18 de febrero de 1926 en tuales”, 1989, p. 26.

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 139


mediados de los años veinte esta fractura las páginas de periódicos y revistas y desde
no se había vivido como un choque que el púlpito. Como ocurriera durante la pri-
amenazara la libertad de conciencia. La mera guerra mundial el trabajo periodís-
revolución se había ido traduciendo en tico puso en jaque los cánones modernos
una transformación cultural de la socie- que supuestamente lo guían: objetividad,
dad y chocaba con aquellos elementos más imparcialidad y veracidad, y se vio inmerso
conservadores que se resistían al cambio. en la lucha propagandística en la que se
Esta lucha generó un debate escrito muy debatían los dos bandos. Las heridas dis-
prolífico que, en buena medida, se dio en cursivas que generó esta guerra tardaron
los diarios, en el cual, el trabajo periodís- en sanar. El gobierno de Lázaro Cárdenas,
tico –como ventana de la opinión pública con todo y el radicalismo que manifestó
de uno y otro bandos– tuvo una función en algunos asuntos, haría un esfuerzo por
muy significativa. La guerra Cristera ya mantener abiertos los canales de expresión
de por sí significó un enorme cuestiona- de la opinión pública.
miento de las políticas del gobierno revo- Como ya se ha mencionado, en el pe-
lucionario por parte de un amplio sector riodo que aquí se estudia nacieron impor-
de la sociedad que se sentía afectado por la tantes diarios en el interior de la repú-
imposición de lo que, a su juicio, eran las blica, como El Informador de Guadalajara
leyes arbitrarias plasmadas en la Consti- y el Diario de Yucatán, que fortalecerían,
tución de 1917 que pretendían regular el junto con otras significativas publicacio-
terreno de las prácticas religiosas. Aunque nes regionales, la larga tradición y la fuerza
una institución con semejante fuerza como del periodismo en los estados.67 La tra-
la Iglesia católica estuvo detrás de estas yectoria de estos periódicos es importante
manifestaciones públicas, es indudable por su calidad, su capacidad de atraer
que la crítica reflejó el criterio y sentir de grandes audiencias, su longevidad –siguen
buena parte de la sociedad mexicana. funcionando hasta la fecha– y su aptitud
Como contraparte, sin embargo, el hecho para adaptarse a los enormes cambios que
de que el Estado argumentara que los ha sufrido el país. También son casos sig-
escritos católicos violaban con flagrancia la nificativos porque sus propietarios perte-
libertad de prensa significó un retroceso necen, desde su fundación, a elites con-
evidente en el camino hacia el fortaleci-
miento de la esfera pública. 67
La prensa en los estados fue muy importante
El régimen silenció a la opinión pública durante la revolución y posrevolución. Concentró los
echando mano de mecanismos crípticos. esfuerzos locales de sintetizar la opinión y fue muy
Se denunció la injerencia de la Iglesia en significativa como aglutinadora de lectores que en las
los asuntos temporales como una amenaza socieades más pequeñas del interior de la república,
para el devenir democrático de la sociedad las matrias de Luis González, fueron politizándose,
creando un interés por los asuntos públicos. La prensa
mexicana. La persecución de escritores se local viene siendo ya muy estudiada, a ello han colabo-
enmarcó en un ambiente bélico. El con- rado las iniciativas de la Red de Historiadores de la
flicto entre la Iglesia y el Estado de los Prensa y sus publicaciones y otras obras coordinadas
años veinte fue una guerra mediática con en algunas universidades del interior de la república.
las características de sus tiempos. Se hizo Véanse, entre otros, Palacio y Martínez, Voces, 2008;
con panfletos, folletería, hojas volantes, en Palacio, Rompecabezas, 2006, y Pineda, Plumas, 2008.

140 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


servadoras regionales. Estos diarios cobra- en torno a este asunto responden a las
ron importancia desde el régimen callista ambigüedades mismas del trato entre el
y durante el Maximato. general Cárdenas y la prensa. Tres atribu-
Algunos de los vicios en los que incu- tos caracterizan esta relación: la creación
rrió el Estado posrevolucionario durante de PIPSA –la empresa monopolizadora de
el callismo y el Maximato fueron corre- papel–, que se convertiría en un arma
gidos por Lázaro Cárdenas, otros simple- de control; el auge de la prensa popular,
mente se matizaron y, según el punto de en gran medida controlada por el Estado
vista de sus críticos, estos errores se pro- o instituciones cercanas como la CTM, y la
fundizaron. creación del DAPP (Departamento Autó-
Friedrich Katz consideraba el sexenio nomo de Prensa y Publicidad).
cardenista como una tercera fase de la En este momento se consolidan dos
revolución social iniciada en 1910 porque tipos de publicaciones populares. Las que
se tomaron medidas radicales en el terreno llevan un contenido político específico rela-
económico y social. A diferencia de las cionado con los grupos organizados bajo el
etapas anteriores, al fenómeno que ocu- amparo del Estado y la izquierda como El
rrió en esta etapa se lo caracteriza como Nacional (1929), órgano del partido oficial;
una revolución desde arriba. Aun cuando El Machete (1924), dirigido colectivamente
las reformas emanaron de la cúpula del por Diego Rivera, Siqueiros y Xavier Gue-
poder, fueron muy profundas.68 Lázaro rrero; El Popular (1938) órgano de la CTM
Cárdenas tuvo la voluntad y la capacidad dirigido por Vicente Lombardo Toledano,
política de hacer el mayor reparto agrario cuya intención era conectar a estos parti-
de la historia. Fortaleciendo a los obreros dos e instituciones con las masas. Otro tipo
y aprovechando la coyuntura internacio- importante de publicaciones populares fue-
nal, logró expropiar la industria petrolera ron La Prensa, (1928), tabloide matutino
que estaba en manos de las compañías ilustrado, Sucesos (1933), Últimas Noticias
extranjeras. Esta revolución –señala Katz– (1936), que surgió de Excélsior.70 Rotofoto
se llevó a cabo en un clima de mínima re- que tenía la intención de desmitificar y
presión: la oposición política de derecha desacralizar la imagen de los políticos. Esta
tuvo un amplio margen de acción y pudo revista terminó distanciada del régimen
expresar su descontento con el régimen con un reportaje gráfico sobre Saturnino
en el espacio de los órganos periodísticos. Cedillo. Como consecuencia y haciendo eco
El tema del periodismo y la prensa en de las prácticas callistas, el “Comité de
el sexenio cardenista ha generado un inte- Lucha contra la Prensa Reaccionaria” de la
resante debate que opone a un Cárdenas CTM incendió los talleres de la revista. Estos
autoritario e intolerante con las expresio- tabloides, además de tener un rápido éxito
nes públicas con un Cárdenas abierto a la económico, lograron grandes tirajes y una
crítica publicada en los diarios.69 A gran- conexión más directa con los lectores.
des rasgos, las discrepancias de los autores En conexión con el debate en torno al
cardenismo, sugiero que si se contrasta
68
Véase Katz, Guerra, 1982.
69 70
Musacchio, “1938”, 1990, y González, Prensa, Sobre La Prensa y su popularidad véanse Bravo,
2006, pp. 30-32. Periodistas, 1966, pp. 90-95, y González, Prensa, 2006.

PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 141


con el callismo, hay que decir que la nota tensión –aunque fuera vestida con frecuen-
que marcó la relación de Cárdenas con la cia de propaganda de facciones– fortale-
prensa nacional fue la libertad de que gozó ció el ejercicio libre del periodismo y el
la prensa de oposición. En pleno radica- diálogo entre el Estado y la opinión
lismo cardenista, periódicos como Omega pública. Durante el siglo XIX ya se habían
y El Hombre Libre, que –como en el caso de disfrutado en México momentos donde se
la cooperativa de La Prensa– fueron acusa- permitió la libertad de prensa, como ocu-
dos de pertenecer a la Quinta Columna rriera durante el gobierno de Sebastián
defensora del fascismo, pudieron expre- Lerdo de Tejada, pero las reformas sociales
sarse libremente. Es relevante la selectivi- que produjo la revolución de 1910 hicie-
dad que marca los hechos violentos contra ron que el cambio fuera más profundo. La
Rotofoto. Se ha interpretado que Cárdenas participación en el terreno de la esfera
reaccionó contra la apología de un enemi- pública se amplió a sectores que antes no
go muy específico, Saturnino Cedillo, que habían tenido cabida en el diálogo social.
siendo un importante general revoluciona- Asimismo, los espacios informativos y de
rio significaba una amenaza más real que la discusión –mayormente limitados a los
oposición de derecha. Igualmente, el gene- diarios– incluyeron temas de debate no-
ral tendría algunos desencuentros con la vedosos, como la reforma agraria, los dere-
prensa comunista y los editores de El chos de los trabajadores y el papel mismo
Machete que revelan una actitud vigilante de los periodistas en una sociedad en plena
del régimen cardenista en relación con los transformación. Aunque tangencialmente,
grupos que se situaban ideológicamente a los grupos populares se integraron a este
la izquierda de su régimen.71 terreno de las letras y de la opinión pública.
Usufructuaron también la posibilidad de
ser propietarios de medios escritos.
CONSIDERACIONES FINALES Desde la revolución del diez se vivieron
también graves momentos de retroceso.
Para recapitular es necesario recordar los Algunos líderes como Carranza, Obregón
elementos distintivos de la prensa mexi- y, especialmente Calles, no superaron los
cana y del oficio periodístico durante las atavismos de la cultura autoritaria con todo
décadas revolucionarias entre el diez y el y el discurso democratizador que se generó
cuarenta. Durante este lapso, México pasó desde el maderismo. Sin embargo, al hacer
por trascendentales momentos de aper- un balance general como el que aquí se ha-
tura –los regímenes de Madero, Obregón ce, es claro que entre 1910 y 1940 la socie-
y Cárdenas– que, junto con el desarrollo dad mexicana abrió un caparazón que, si
de la sociedad mexicana tras la caída del bien se volvería a cerrar en las décadas sub-
dictador Porfirio Díaz, abrieron un espa- siguientes, confiere a este periodo una gran
cio para la libertad de expresión. Esta dis- singularidad como coyuntura histórica.
Las características de la prensa en estos
71
Juan Lucio a Lázaro Cárdenas, 22 de marzo de tiempos fueron muy específicas. Por un
1935, en AGN, Documentación de la administración lado, se consolidan los diarios modernos.
pública 1910-1985, fondo Lázaro Cárdenas, vol. Trabajó una nueva generación de perio-
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142 ANA MARÍA SERNA RODRÍGUEZ


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intereses. Parte de la prensa pasó a manos
de los trabajadores o a líderes surgidos de Bibliografía
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populares de la población pudieron gozar -Aguilar Plata, Blanca, Publicidad y empresa perio-
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PRENSA Y SOCIEDAD EN LAS DÉCADAS REVOLUCIONARIAS (1910-1940) 149

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